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Identificando el fin del tiempo 2002-02-27 1 Torreón Coahuila MX 01:08:51 false

Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes; es para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final. Reciban todos saludos de mi esposa y también de mis niñas América y Yahannah Gabriela.

Para esta ocasión leemos en Daniel, capítulo 12, versos 4 en adelante:

Pero tú, Daniel, cierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin. Muchos correrán de aquí para allá, y la ciencia se aumentará.

Y yo Daniel miré, y he aquí otros dos que estaban en pie, el uno a este lado del río, y el otro al otro lado del río.

Y dijo uno al varón vestido de lino, que estaba sobre las aguas del río: ¿Cuándo será el fin de estas maravillas?

Y oí al varón vestido de lino, que estaba sobre las aguas del río, el cual alzó su diestra y su siniestra al cielo, y juró por el que vive por los siglos, que será por tiempo, tiempos, y la mitad de un tiempo. Y cuando se acabe la dispersión del poder del pueblo santo, todas estas cosas serán cumplidas

Y yo oí, mas no entendí. Y dije: Señor mío, ¿cuál será el fin de estas cosas?

El respondió: Anda, Daniel, pues estas palabras están cerradas y selladas hasta el tiempo del fin.

Muchos serán limpios, y emblanquecidos y purificados; los impíos procederán impíamente, y ninguno de los impíos entenderá, pero los entendidos comprenderán.”

Y el capítulo 16 de San Mateo, verso 1 al 4, dice:

Vinieron los fariseos y los saduceos para tentarle, y le pidieron que les mostrase señal del cielo.

Mas él respondiendo, les dijo: Cuando anochece, decís: Buen tiempo; porque el cielo tiene arreboles.

Y por la mañana: Hoy habrá tempestad; porque tiene arreboles el cielo nublado. ¡Hipócritas! que sabéis distinguir el aspecto del cielo, ¡mas las señales de los tiempos no podéis!

La generación mala y adúltera demanda señal; pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás. Y dejándolos, se fue.”

Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.

Nuestro tema es: “IDENTIFICANDO EL FIN DEL TIEMPO.”

Tomamos las palabras del capítulo 12,verso 9 de Daniel, que dice:

El respondió: Anda, Daniel, pues estas palabras están cerradas y selladas hasta el tiempo del fin.”

“IDENTIFICANDO EL TIEMPO DEL FIN.”

Conforme al Programa Divino hay tiempo para todo, o sea, que Dios tiene tiempo para llevar a cabo todo Su Programa, lo que va primero le toca realizarlo primero.

Ahora, a través de los tiempos encontramos que hay señales, cuando llega el tiempo para Dios realizar ciertas cosas, las cuales ya están profetizadas que Dios ha de hacer. Y entonces vienen señales para ese tiempo que también identifican el tiempo que corresponde en el Programa de Dios, para Dios realizar ciertas cosas que El ya prometió realizar.

Y ahora, encontramos por ejemplo para la liberación del pueblo hebreo de la esclavitud en Egipto, Dios tenía un tiempo señalado para llevar a cabo esa liberación. Ya esa liberación estaba prometida desde el Génesis, desde el capítulo 15 del Génesis, cuando todavía Abraham no tenía hijos, Dios ya le está diciendo que Su simiente va a ser esclava en una tierra ajena.

Vean, capítulo 15 del Génesis, versos 12 al 21, dice:

Mas a la caída del sol sobrecogió el sueño a Abram, y he aquí que el temor de una grande oscuridad cayó sobre él.

Entonces Jehová dijo a Abram: Ten por cierto que tu descendencia morará en tierra ajena, y será esclava allí, y será oprimida cuatrocientos años.

Mas también a la nación a la cual servirán, juzgaré yo; y después de esto saldrán con gran riqueza.

Y tú vendrás a tus padres en paz, y serás sepultado en buena vejez.

Y en la cuarta generación volverán acá; porque aún no ha llegado a su colmo la maldad del amorreo hasta aquí.

Y sucedió que puesto el sol, y ya oscurecido, se veía un horno humeando, y una antorcha de fuego que pasaba por entre los animales divididos.

En aquel día hizo Jehová un pacto con Abram, diciendo: A tu descendencia daré esta tierra, desde el río de Egipto hasta el río grande, el río Eúfrates.”

Aquí tenemos la promesa de una liberación, de un éxodo que Dios ha prometido a Abraham que llevaría a cabo. Pero todavía Abraham no tenía hijos, pero ya, vean ustedes, en el Programa de Dios está que Abraham tenga un hijo y luego ese hijo tenga otro hijo; Abraham tendría un hijo que se llamaría Isaac, e Isaac tendría (entre los hijos que tendría), tendría uno que se llamaría Jacob; y Jacob tendría doce hijos.

Vean, y luego esos hijos de Jacob tendrían más hijos, y así se formaría una nación poderosa. Pero vean, fueron a Egipto buscando alimento, porque en la tierra de Canaán no hubo alimento en aquellos días, por la sequía; y en Egipto estaba José, hermano de los hijos de Jacob; y siendo un hijo de Jacob y con la bendición de Dios, y estando como príncipe en Egipto ocupando la segunda posición del imperio egipcio, dio a sus hermanos alimento, trigo; aunque sus hermanos no sabían que era José, pero luego en otra ocasión cuando se reveló a ellos, entonces ellos le reconocieron, porque él se dio a conocer a ellos, y entonces dijo a ellos que buscaran a su padre y vinieran a morar en la tierra de Egipto en Gosén, que era la mejor parte de la tierra de Egipto.

Y allí vivieron bien mientras José estuvo vivo, pero luego que José murió, luego vino un rey que no conocía a José; y luego viendo que los egipcios se multiplicaban, y en una guerra podían unirse a la nación contraría a Egipto, y Egipto entonces perder la guerra, el rey ordenó, el faraón ordenó que las parteras al ver en cada parto de cada mujer hebrea, qué era lo que iba nacer, si era niña la dejarían nacer, si era varón no lo dejarían nacer vivo. Eso era el control de la natalidad allá en Egipto contra el pueblo hebreo.

Y ahora, vean ustedes, en esos días llegó el tiempo para nacer el que sería el instrumento de Dios para la liberación del pueblo hebreo. Y no importan las circunstancias existentes, lo que Dios ha prometido, El lo cumplirá.

Ahora, Dios iba a visitar a Su pueblo (Israel), y por consiguiente tenía que nacer un niño, el cual crecería y sería el Profeta de Dios, para Dios a través de ese hombre, Moisés, visitar a Su pueblo: Israel, y libertarlos de la esclavitud en Egipto; porque cuando Dios visita a Su pueblo, lo hace por medio de un Profeta.

Por eso cuando también Jesús estuvo predicando en su ministerio terrenal, y resucitó al hijo de la viuda de Naín, la gente llena de gozo y también de temor de Dios decían: “Dios ha visitado a Su pueblo, porque un gran Profeta se ha levantado entre nosotros.” Siempre Dios visita a Su pueblo a través de un Profeta.

Y ahora, vean lo que sucedió al pueblo hebreo cuando Dios los visitó allá en Egipto, fue por medio del Profeta Moisés, en el cual la Columna de Fuego se veló y se reveló a través de él, y llevó a cabo la liberación del pueblo hebreo; y eso fue la visitación de Dios para el pueblo hebreo allá en Egipto, donde estaba esclavizado.

Vean, en el capítulo 3 del libro del Exodo, versos 13 en adelante, donde dice:

Dijo Moisés a Dios: He aquí que llego yo a los hijos de Israel, y les digo: El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros. Si ellos me preguntaren: ¿Cuál es su nombre?, ¿qué les responderé?

Y respondió Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros.

Además dijo Dios a Moisés: Así dirás a los hijos de Israel: Jehová, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob, me ha enviado a vosotros. Este es mi nombre para siempre; con él se me recordará por todos los siglos.

Vé, y reúne a los ancianos de Israel, y diles: Jehová, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, me apareció diciendo: En verdad os he visitado, y he visto lo que se os hace en Egipto;

y he dicho: Yo os sacaré de la aflicción de Egipto a la tierra del cananeo, del heteo, del amorreo, del ferezeo, del heveo y del jebuseo, a una tierra que fluye leche y miel.

Y oirán tu voz; e irás tú, y los ancianos de Israel, al rey de Egipto, y le diréis: Jehová el Dios de los hebreos nos ha encontrado; por tanto, nosotros iremos ahora camino de tres días por el desierto, para que ofrezcamos sacrificios a Jehová nuestro Dios.”

Ahora, vean cómo Dios visitó a Su pueblo, el Israel, la descendencia de Abraham esclavizada en Egipto: enviando un Profeta llamado Moisés, al cual se reveló y en el cual se veló y se reveló a través de él. No fue Moisés el que libertó al pueblo hebreo, sino Dios a través de Moisés, fue el Angel de Jehová, el Angel del Pacto, en el cual está el Nombre de Dios, el que libertó al pueblo hebreo, pero usó un instrumento humano, un hombre, un Profeta con las dos conciencias juntas.

Para aquel tiempo todos tenían que estar identificando el tiempo que estaban viviendo, porque ya se habían cumplido los 400 años, y ya estaban viviendo en el año 430, desde que habían ido a Egipto hasta ese tiempo en que Moisés apareció al pueblo hebreo; diciéndoles que Dios le había aparecido y que le había hablado acerca de que los libertaría.

Ahora, ellos tenían que reconocer que ese era el tiempo preciso para la liberación del pueblo hebreo; cuando una persona no reconoce el tiempo en que está viviendo conforme al Programa de Dios, vive en ignorancia y no puede ver lo que Dios está llevando a cabo. Esto sucedió con el pueblo hebreo en la Primera Venida de Cristo; en San Lucas, capítulo 19, versos 41 en adelante... versos 41 en adelante, dice, del capítulo 19 de San Lucas; esto fue en la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén, dice:

Y cuando llegó cerca de la ciudad, al verla, lloró sobre ella,

diciendo: ¡Oh, si también tú conocieses, a lo menos en este tu día, lo que es para tu paz! Mas ahora está encubierto de tus ojos.”

Ellos no habían reconocido el día que estaban viviendo, que era el día para el cumplimiento de la promesa mesiánica para el Mesías estar en medio del pueblo hebreo.

...Mas ahora está encubierto de tus ojos.

Porque vendrán días sobre ti, cuando tus enemigos te rodearán con vallado, y te sitiarán, y por todas partes te estrecharán,

y te derribarán a tierra, y a tus hijos dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, por cuanto no conociste el tiempo de tu visitación.”

En la visitación de Dios en carne humana en la persona de Jesús, estaba la bendición de Dios para el pueblo hebreo; pero por cuanto ellos no conocieron ni reconocieron el tiempo que estaban viviendo como el tiempo mesiánico para el cumplimiento de la Venida del Mesías, y que la Venida del Mesías estaba cumplida en Jesús de Nazaret; estas cosas ellos no las vieron, no las comprendieron y no las creyeron, por lo tanto no pudieron recibir la bendición de Dios, sino que Jerusalén fue sentenciada a la destrucción; y los hijos, el pueblo que vivía en Jerusalén también fue sentenciado a la destrucción.

Por eso en el año 70 el general romano Tito destruyó a Jerusalén, destruyó al templo, y mató miles de hebreos, dicen que ya no cabían más cruces alrededor de las murallas de Jerusalén, de hebreos crucificados por el ejército romano.

Y ahora vean, pidieron que Cristo fuera crucificado, que Pilato lo mandara a crucificar, y ahora vean el juicio que le viene al pueblo hebreo con la destrucción de Jerusalén, miles de hebreos son crucificados por el imperio romano.

Ahora, de ahí en adelante el pueblo hebreo ha estado sufriendo grandes calamidades, grandes persecuciones, persecuciones a muerte. Hitler por poco los extermina, y durante el tiempo también de la inquisición por poco exterminan al pueblo hebreo. Pero estos son los juicios que han estado cayendo sobre el pueblo hebreo, por cuanto no conocieron el día de su visitación, el día de la visitación divina, de la visitación de Dios en Jesús de Nazaret, manifestado en toda Su plenitud. Ellos no reconocieron el día, no identificaron el día, aquel tiempo, como el tiempo mesiánico para el Mesías estar en medio de ellos. Y ese tiempo del ministerio de Cristo de tres años y medio corresponde a los primeros tres años, a los primeros tres años y medio de la semana número setenta de la profecía de Daniel, del capítulo 9.

Así que, encontramos que en la semana número setenta, a la mitad de esa semana la vida le sería quitada al Mesías, fue el imperio romano el que crucificó a Cristo a petición del pueblo hebreo. Por lo tanto, el que pidió la muerte de Cristo, como también el que ejecutó a Cristo, el imperio romano, ambos son culpables de homicidio, de la muerte de Jesucristo nuestro Salvador. Por lo tanto, ambos reciben la sentencia del juicio divino.

Ahora, vean ustedes lo que sucede cuando las personas y el pueblo de Dios no identifica el tiempo en que está viviendo. Tenemos que ver lo que Dios ha prometido para el tiempo que nos toca vivir, porque de otra forma Dios cumple lo que El ha prometido y se nos pasa por encima, y no nos damos cuenta que Dios ya ha cumplido lo que El prometió.

Ahora, siempre encontramos que Dios usa a un ser humano, un Profeta, para visitar a Su pueblo y traer las bendiciones de Dios para ese tiempo.

Y ahora, siendo que nosotros nos encontramos viviendo en el tiempo final, nos encontramos viviendo en el último de los días postreros; los días postreros delante de Dios para los seres humanos son los milenios postreros. Y ya la raza humana de los días postreros ha vivido ya dos de los días postreros, que son el quinto milenio y el sexto milenio, pues un día delante del Señor es como mil años, y mil años como un día (dice Segunda de Pedro, capítulo 3, verso 8, y el Salmo 90, verso 4, el cual es un salmo del Profeta Moisés).

Y ahora, siendo que los días postreros comenzaron cuando ya Jesús tenía de tres a diez años de edad, la humanidad ha estado experimentando el cumplimiento de lo que Dios prometió para los días postreros. Vean lo que nos dice el Apóstol San Pedro en el libro de los Hechos, capítulo 2, versos 14 en adelante, esto fue el día de Pentecostés, dice:

Entonces Pedro, poniéndose en pie con los once, alzó la voz y les habló diciendo: Varones judíos, y todos los que habitáis en Jerusalén, esto os sea notorio, y oíd mis palabras.

Porque éstos no están ebrios, como vosotros suponéis, puesto que es la hora tercera del día.

Mas esto es lo dicho por el profeta Joel:

Y en los postreros días, dice Dios,

Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne,

Y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán;

Vuestros jóvenes verán visiones,

Y vuestros ancianos soñarán sueños;

Y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días

Derramaré de mi Espíritu, y profetizarán.”

Aquí podemos ver que lo que Dios había prometido para los postreros días, comenzó a darlo allí el Día de Pentecostés. El bautismo del Espíritu Santo, el cual Dios prometió en el Antiguo Testamento para derramarlo sobre los creyentes, y Cristo también lo prometió, ahora el Día de Pentecostés Dios está cumpliendo esa promesa. Y San Pedro dice que esto fue prometido para los días postreros, lo cual identifica aquellos días de Jesús y los Apóstoles como los días postreros en su comienzo. Y Jesús y los Apóstoles estuvieron allí en su ministerio en el primer siglo del primer milenio, del primer milenio que delante de Dios es el primero de los días postreros.

Y ahora, encontramos que para los días postreros, Dios había prometido derramar de Su Espíritu Santo. Los días postreros delante de Dios son quinto milenio, sexto milenio y séptimo milenio.

Ahora, Dios ha estado derramando de Su Espíritu Santo sobre toda persona que recibe a Cristo como su Salvador, lava sus pecados en la Sangre de Cristo y es bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo.

Vean, Pedro aquí hablando en el mismo capítulo 2, verso 34 en adelante del libro de los Hechos, capítulo 2, dice:

Porque David no subió a los cielos; pero él mismo dice: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra,

Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies.

Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo.

Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos?

Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.

Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.”

Para los días postreros es la promesa del bautismo del Espíritu Santo, para todos aquellos que reciben a Cristo como su Salvador.

Y ahora, se requiere que las personas arrepentidos de sus pecados reciban a Cristo como su Salvador, laven sus pecados en la Sangre de Cristo, sean bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y entonces Cristo le da Su Espíritu Santo a esas personas que han creído en El, y esto es para los días postreros, los cuales comenzaron en los días de Jesucristo nuestro Salvador. Los días postreros delante de Dios para los seres humanos son los milenios postreros: quinto, sexto y séptimo milenio.

El séptimo milenio comenzó hace muy poco tiempo conforme al calendario gregoriano, pues estamos en el año 2002, y por consiguiente estamos en el siglo XXI, y en el tercer milenio de Cristo hacía acá, o sea, en el Día Postrero delante de Dios, que es el milenio postrero para los seres humanos.

Y ahora, Cristo sigue derramando de Su Espíritu Santo sobre aquellos que lo reciben como su Salvador. Vean, Pablo nos dice en Hebreos, capítulo 1, verso 1 al 3:

Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas,

en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo.”

¿Cuándo dice que Dios habló por medio de Jesucristo? Dice Pablo: “En estos postreros días.” Y eso fue unos dos mil años atrás aproximadamente, porque ya los días postreros habían comenzado cuando Cristo estaba en Su ministerio terrenal.

Ahora, nosotros nos encontramos en el Día Postrero delante de Dios, que es el Tercer Milenio de Cristo hacia acá, en donde grandes cosas Dios ha prometido que llevará a cabo. En este tiempo final tenemos la promesa que Cristo, el Hijo del Hombre envía a Sus Angeles con gran Voz de Trompeta, para juntar, llamar y juntar a Sus escogidos. Eso está en San Mateo, capítulo 24, verso 31.

Y en la parábola del trigo y de la cizaña también encontramos que para el tiempo del fin, para el fin del siglo o Día Postrero o tiempo final el Hijo del Hombre envía Sus Angeles, ¿por qué? Porque se tiene que llevar a cabo la cosecha del trigo, y el trigo que son los hijos de Dios, tienen que ser llevados a la presencia de Dios. Por lo tanto, los ministerios de los Angeles del Hijo del Hombre, que son los ministerios de los Dos Ungidos que están delante de la presencia de Dios, los cuales son los Dos Olivos, Moisés y Elías.

Con el Mensaje del Evangelio del Reino, que es el Mensaje de la gran Voz de Trompeta, llaman y juntan a los escogidos de este tiempo final. ¿Dónde los llaman y dónde los juntan? En el Cuerpo Místico de Jesucristo nuestro Salvador, y ese Cuerpo Místico de Jesucristo es Su Iglesia. Es ahí en la etapa de la Edad de la Piedra Angular donde viene el llamado de la gran Voz de Trompeta del Evangelio del Reino, bajo los ministerios de los Angeles del Hijo del Hombre, bajo los ministerios de Moisés y Elías.

Y esto es lo que también fue mostrado en la parábola del trigo y de la cizaña, y también en la parábola de la red, fue dicho que así será en el fin de este siglo: enviará a Sus Angeles, dice Jesucristo.

Ahora, veamos en la parábola de la red, dice capítulo 13, verso 47 al 50, dice:

Asimismo el reino de los cielos es semejante a una red, que echada en el mar, recoge de toda clase de peces.”

Y la red - recuerden: la red del evangelio se tira para pescar peces para el Reino de Cristo. Cristo representó a los creyentes en El en peces, y a Sus Apóstoles y predicadores en pescadores. Por eso dijo en una ocasión: “Venid en pos de mí y yo os haré pescadores de hombres.”

Ahora, dice:

Asimismo el reino de los cielos es semejante a una red, que echada en el mar, recoge de toda clase de peces;

y una vez llena, la sacan a la orilla; y sentados, recogen lo bueno en cestas, y lo malo echan fuera.

Así será al fin del siglo: saldrán los ángeles, y apartarán a los malos de entre los justos,

y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes.”

Bajo el ministerio de los Angeles del Hijo del Hombre, cuando ya se haya completado el Cuerpo Místico de Cristo, y hayan sido transformados los escogidos de Dios, luego la cizaña, que son los peces malos serán echados al horno de fuego, que es la gran tribulación, donde fuego atómico y volcánico y todo tipo de fuego destruirá la cizaña.

Ahora, podemos ver que esto está prometido para el tiempo del fin; para la gran tribulación será que la cizaña será echada a la gran tribulación, al horno de fuego, pero el trigo será llevado al Alfolí de Dios, será llevado al Reino de Dios, será llevado a la presencia de Dios, con cuerpos glorificados y eternos; y entonces ya no tendremos más problemas en la Tierra, no tendremos más problemas en nuestros cuerpos, no se pondrán viejos, no se enfermarán y nunca morirán, serán jovencitos para toda la eternidad, porque serán cuerpos glorificados igual al cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador.

Ahora, todo esto está prometido para este tiempo final, para el Día Postrero, que es el Tercer Milenio de Cristo hacia acá. Y ya comenzó ese Tercer Milenio, ya comenzó ese Día Postrero delante de Dios. Por lo tanto, tenemos que estar identificando el Día Postrero como el último de los milenios para la humanidad. Luego en ese mismo Tercer Milenio de Cristo hacia acá, Cristo va a establecer Su Reino Milenial.

Por lo tanto, el Día Postrero delante de Dios está marcando el fin del reino de los gentiles; el Día Postrero delante de Dios, que es el Tercer Milenio de Cristo hacia acá, es señal que el reino de los gentiles ha llegado al milenio donde será quitado y será establecido el Reino de Jesucristo nuestro Salvador.

En Apocalipsis, capítulo 11, verso 15 en adelante, nos habla del Reino de Cristo y nos dice:

El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos.”

Y nosotros decimos: Amén, así sea.

Ahora, el reino de los gentiles que comenzó en Babilonia con Nabucodonosor, ha estado pasando por sus diferentes etapas, fue representado en una estatua que vio el rey Nabucodonosor y que le interpretó el Profeta Daniel, tenía la cabeza de oro, lo cual representaba el reino babilónico, del cual Nabucodonosor era el rey.

Luego la segunda parte de ese imperio, que es el pecho o los pechos y los brazos de plata, lo cual es el imperio Medo-persa.

Luego la Tercera Etapa es el vientre y los muslos de bronce, lo cual es el imperio de Grecia.

Y luego las piernas de hierro, lo cual es el imperio romano allá de los césares. Y luego esa cuarta etapa, la cual tiene dos partes: las piernas de hierro y los pies de hierro y de barro cocido. Los pies de hierro y de barro cocido es el imperio o reino del anticristo, el cual será quitado en este tiempo final, en este Día Postrero, que es el tercer día de los días postreros delante de Dios; y entonces los reinos de este planeta Tierra vendrán a ser de nuestro amado Señor Jesucristo.

Y ahora, el reino de los gentiles se encuentra en la etapa de los pies de hierro y de barro cocido, y el Profeta Daniel, como también el rey Nabucodonosor vieron una piedra no cortada de manos que vino y dio, hirió, a la imagen en los pies de hierro y de barro cocido, y los desmenuzó, fueron desmenuzados como vaso de alfarero, y también fueron desmenuzados el hierro, el bronce, la plata y el oro también; y se los llevó el viento y no quedó rastro de ellos; y la piedra que hirió a la imagen en los pies de hierro y de barro cocido, creció y vino a ser un gran Reino que llenó toda la Tierra.

Por lo tanto, gobernará toda la Tierra, el planeta Tierra completo será gobernado por Cristo y Su Reino. Es un Reino que no está solamente limitado a la Tierra de Israel, sino que gobernará el mundo entero.

Y ahora, todas las naciones serán dadas a Cristo por heredad, para que gobierne, reine sobre ellas, ¿y desde dónde va a gobernar? ¿Desde dónde va a reinar? Porque tiene que tener un Trono, y Cristo está en el Trono del Padre en el Cielo. El Trono de Cristo aquí en la Tierra es el Trono de David, del cual el Arcángel Gabriel le dijo a la virgen María que Dios le daría el Trono de David a ese niño que nacería a través de ella, y se sentará sobre el Trono de David y reinará para siempre.

Así que vean, hay un Programa determinado por Dios para ese glorioso Reino Milenial de Cristo, en donde será establecido el Reino de Dios en la Tierra, y se cumplirá la petición que Cristo hizo y que nos dijo que nosotros hiciéramos también a Dios, cuando en la oración que enseñó a Sus discípulos, entre las cosas que enseñó fue: “Venga Tu Reino, hágase Tu voluntad como en el Cielo aquí en la Tierra.”

Y ahora, la voluntad de Dios será hecha en la Tierra como en el Cielo, en el glorioso Reino Milenial de Cristo.

Y ahora, nosotros hemos llegado al Día Postrero, que es el Tercer Milenio de Cristo hacia acá, por lo tanto hay grandes profecías que tienen que ser cumplidas en este tiempo final. Y si tienen que ser cumplidas, entonces nosotros tenemos que tener nuestros ojos bien abiertos para identificar esas profecías correspondientes a este tiempo final siendo cumplidas, tiene que en la Tierra Cristo enviar Sus Angeles con gran Voz de Trompeta, con la gran Voz de Trompeta del Evangelio del Reino, llamando y juntando a Sus escogidos en este tiempo final en el Cuerpo Místico de Cristo, en la etapa de la Edad de la Piedra Angular. Y por cuanto Cristo todas las cosas las cumple, las hace en forma sencilla, tenemos que ver esas promesas divinas siendo cumplidas en forma sencilla.

Y ahora, para este tiempo final los escogidos de Dios, el Cuerpo Místico de Cristo, tiene que ser completado con esas personas que son llamadas y juntadas por la gran Voz de Trompeta del Evangelio del Reino, bajo el ministerio de los Angeles del Hijo del Hombre, que son los ministerios de los Dos Olivos, los ministerios de Moisés y Elías, los cuales estarán operando en la Tierra en un Profeta que Dios enviará a la Tierra en este tiempo final, llamado en el Libro del Apocalipsis: El Angel del Señor Jesucristo.

En ese Angel Mensajero, que es un Profeta enviado por Cristo para dar a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, estarán operando esos ministerios.

Ahora, para poder identificar las cosas que deben suceder en este tiempo final, tenemos que obtener la revelación de esas cosas. Cristo tiene que darnos a conocer esas cosas; y en Apocalipsis, capítulo 4, El lo promete, dice:

Después de esto miré, y he aquí una puerta abierta en el cielo; y la primera voz que oí, como de trompeta, hablando conmigo, dijo: Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas.”

Tenemos la promesa de que Cristo nos mostrará todas estas cosas que deben suceder pronto. Y para eso Cristo tiene que visitar a Su Iglesia en este tiempo final para cumplir esa promesa, y Cristo está en Espíritu Santo en medio de Su Iglesia, y El tiene que manifestarse en Espíritu Santo en este tiempo final en un Profeta para visitar a Su Iglesia, en el Día Postrero en la Edad de la Piedra Angular, y darnos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto.

En Apocalipsis 22, verso 6, está la forma en que Jesucristo nos dará a conocer todas estas cosas que deben suceder, dice:

Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto.”

¿Cómo serán dadas a conocer todas las cosas que deben suceder pronto en este tiempo final? Por medio del Angel del Señor Jesucristo, para eso El lo envía a Su Iglesia en este tiempo final.

Y Apocalipsis 22, verso 16, dice también:

Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana.”

¿A quién dice Jesucristo que envía? A Su Angel, para dar testimonio de estas cosas en las Iglesias, dar testimonio ¿de qué cosas? De estas cosas que deben suceder pronto.

Y ahora, en San Juan, capítulo 13, verso 20, dice:

De cierto, de cierto os digo: El que recibe al que yo enviare, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió.”

Y ahora, el que recibe al enviado de Jesucristo, al Angel de Jesucristo, estará recibiendo a Cristo, porque Cristo en Espíritu Santo estará en Su Angel, y estará revelándonos por medio de Su Angel Mensajero todas estas cosas que deben suceder pronto. Pero el Angel de Jesucristo no es el Señor Jesucristo, él solamente es un Profeta Mensajero dispensacional enviado por Jesucristo a Su Iglesia, la Iglesia de Jesucristo, para darle a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto en este tiempo final, y así todos los creyentes en Cristo puedan estar identificando el fin del tiempo, puedan estar identificando el tiempo final que nos ha tocado vivir.

Y ahora, la gran tribulación son los últimos tres años y medio del reino de los gentiles; para el reino de los gentiles es el fin del tiempo para ellos, los tres años y medio de la gran tribulación. Para la Iglesia del Señor Jesucristo, el fin del tiempo para la iglesia gentil, es cuando se complete Su Cuerpo Místico de creyentes, o sea, se complete la Iglesia de Jesucristo.

Y entonces se tornará Cristo a los hebreos, para comenzar los tres años y medio que le faltan a la semana número setenta, o sea, para comenzar los últimos tres años y medio de la semana número setenta; porque esa semana número setenta de la profecía de Daniel se detuvo en la mitad, Cristo tuvo un ministerio de tres años y medio, y ahí se detuvo esa semana. Esa semana consta de siete años, y el ministerio mesiánico de Jesús cumplió la primera mitad de esa semana, y falta la segunda mitad de esa semana.

Cuando Cristo fue crucificado Dios dejo de tratar con el pueblo hebreo, y el pueblo hebreo vino a ser motivo de juicio divino por haber rechazado a Cristo. Pero Dios volverá a tratar con el pueblo hebreo. Pero El ha estado tratando con Su Iglesia, que es el Israel Celestial, y ha estado llevando el Exodo espiritual a cabo, sacando a los escogidos de Dios del Israel Celestial del reino del maligno, del diablo, que es el reino de las tinieblas y que es el Egipto espiritual que cautivó a los hijos e hijas de Dios, con la caída del ser humano en el Huerto del Edén.

Y ahora, Cristo nos ha libertado del poder de las tinieblas y nos ha colocado en el Reino de Dios, que es el Reino de Cristo. Ese éxodo espiritual lo ha llevado a cabo Jesucristo nuestro Salvador, y llevará a cabo el éxodo físico para el cuerpo físico que será la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de nosotros los que vivimos, y entonces tendremos los beneficios de los dos éxodos: del espiritual y del físico, y entonces iremos con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo.

Luego regresaremos a la Tierra después de tres años y medio de la Cena de las Bodas del Cordero, luego regresaremos a la Tierra para estar con Cristo en el Reino Milenial, y así entraremos a la tierra prometida del Reino Milenial de Cristo. Como también al ser transformados y los muertos en Cristo ser resucitados, todos entramos a la tierra prometida del cuerpo físico, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado; una nueva tierra, un nuevo cuerpo para cada uno de ustedes y para mí también. Por eso es tan importante estar siempre identificando el tiempo en que le toca vivir a la persona.

Y ahora, hemos identificado el tiempo del fin, hemos identificado el milenio postrero, hemos identificado la Edad de la Piedra Angular como la última y edad eterna de la Iglesia, y también hemos identificado a los escogidos de Dios, los Primogénitos de Dios del Día Postrero, que son los que estarán escuchando la gran Voz de Trompeta en el Día Postrero, y estarán siendo llamados y juntados en el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo. Y luego seremos todos transformados y estaremos identificados como los escogidos del Día Postrero, como también los escogidos de cada edad pasada estarán identificados como los escogidos del tiempo en que ellos vivieron, ¿por qué? Porque recibirán el cuerpo glorificado.

Ahora, esa es la identificación física para el Día Postrero.

Ahora, es tiempo de identificación del fin del tiempo, es para el tiempo final o fin del tiempo en que los Angeles del Hijo del Hombre Cristo prometió que los enviaría con gran Voz de Trompeta. Y así la cosecha o recogimiento del trigo, de los hijos de Dios, será llevado a cabo y seremos llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero. Pero recuerden: se requiere escuchar la gran Voz de Trompeta del Evangelio del Reino, que es el Mensaje con el cual vienen los Angeles del Hijo del Hombre.

Y ahora, hemos identificado también el misterio del Día Postrero que son - que es el ministerio del Angel de Jesucristo con los ministerios de Moisés y Elías. Hemos identificado por consiguiente el Profeta Mensajero del Día Postrero con el Mensaje postrero de la gran Voz de Trompeta, para anunciar todas estas cosas que deben suceder pronto en este tiempo final.

Y ahora, nuestro tema ha sido: “IDENTIFICANDO EL FIN DEL TIEMPO.”

Le preguntaron a Jesús: “Dinos, ¿cuándo serán estas cosas y que señal habrá de Tu Venida y del fin del mundo o fin del siglo?” Eso está en San Mateo 24, verso 3.

Y ahora, las señales han estado siendo cumplidas, señales en el Cielo, la aparición de una nube formada por siete Angeles que le aparecieron al Rvdo. William Branham en febrero 28 de 1963. Mañana se cumple años de la aparición de esos siete Angeles al Rvdo. William Branham. 39 años se cumplen en el día de mañana.

También hemos visto platillos voladores, a través de la televisión y la prensa han anunciado que han estado apareciendo. Esas son señales en el Cielo. Y también en la Tierra angustia por el temor de las ondas del mar, de las olas, de los maremotos, y también de los terremotos, los cuales Cristo dijo que estarían ocurriendo en este tiempo final. Y en la Iglesia de Jesucristo la señal es:

Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las Iglesias.” Apocalipsis 22, verso 16, y Apocalipsis 22, verso 6:

Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto.”

Esa es una señal grande para la Iglesia de Jesucristo: Cristo enviando Su Angel para darnos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto en este tiempo final. Y Cristo estará en Su Angel, Cristo en Espíritu Santo hablándonos a través de Su Angel todas estas cosas que deben suceder pronto. Por eso el que recibe al que Jesús envía, recibe a Jesucristo, porque Cristo en Espíritu Santo viene en Su enviado; y el que recibe a Profeta en nombre de Profeta, recompensa de Profeta recibe, recibe los beneficios para los cuales Cristo lo ha enviado; y lo envía para darnos a conocer todas estas cosas, y darnos así la fe para ser transformados y raptados, la revelación para ser transformados y raptados en este tiempo final, en este Día Postrero en el cual nos ha tocado vivir.

Por eso es tan importante identificar el fin del tiempo, identificar el milenio postrero, identificar la edad correspondiente a este tiempo, identificar el Mensaje correspondiente a este tiempo e identificar el Mensajero correspondiente a este tiempo, y el pueblo es también identificado, porque el que es de Dios la Voz de Dios oye. “Mis ovejas oyen mi Voz y me siguen.”

Cristo ha estado hablando por medio de Sus Angeles Mensajeros, y las ovejas del Señor han escuchado la Voz de Cristo en cada edad, y así es para este tiempo final: estarán escuchando la Voz de Cristo por medio de Su Angel Mensajero, y estarán obteniendo el conocimiento de todas estas cosas que deben suceder pronto en este tiempo final.

Por lo tanto, adelante sirviendo a Cristo con toda nuestra alma e identificando el fin del tiempo, identificando las cosas que Cristo prometió que estarían sucediendo en este tiempo, y lo que Cristo estaría enviando a Su Iglesia en este tiempo final.

IDENTIFICANDO EL FIN DEL TIEMPO.” Ese ha sido nuestro tema para esta ocasión.

Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes, dándoles testimonio de nuestro tema: “IDENTIFICANDO EL FIN DEL TIEMPO.”

Ya ha sido identificado, y nosotros lo hemos también identificado, sabemos que estamos viviendo en el Día Postrero delante de Dios, que es el Tercer Milenio de Cristo hacia acá, y hemos identificado las cosas que Cristo ha prometido en Su Palabra, y hemos identificado las que ya están cumplidas, y estamos esperando el cumplimiento de las que faltan.

Por lo tanto, adelante sirviendo a Cristo con toda vuestra alma y esperando vuestra transformación.

Que las bendiciones de Cristo, el Angel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también; y pronto se complete el Cuerpo Místico de Cristo, entre hasta el último escogido al Cuerpo Místico de Cristo, Cristo se levante del Trono del Padre, tome el Título de Propiedad, lo abra en el Cielo, y haga Su Obra de Reclamo, resucite a los muertos creyentes en El en cuerpos glorificados, y a nosotros nos transforme y nos lleve con El a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.

Muchas gracias por vuestra amable atención, amados amigos y hermanos presentes, y dejo nuevamente al joven José Benjamín Pérez, para finalizar nuestra parte, y él pasará al ministro, luego pasará la parte al ministro.

Que Dios les bendiga, que Dios les guarde, y muchas gracias por vuestra amable atención.

IDENTIFICANDO EL FIN DEL TIEMPO.”