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El único refugio seguro 2002-02-17 1 Austin Texas US 01:26:46 false

Muy buenos días amados amigos y hermanos presentes; es para mi un privilegio y bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final. Reciban también saludos de mi esposa Erica y de mis niñas América y Yahannah Gabriela.

Para esta ocasión leemos en el Salmo 91, versos 1 al 4, donde dice:

El que habita al abrigo del Altísimo

Morará bajo la sombra del Omnipotente.

Diré yo a Jehová:

Esperanza mía, y castillo mío;

Mi Dios, en quien confiaré.

El te librará del lazo del cazador,

De la peste destructora.

Con sus plumas te cubrirá,

Y debajo de sus alas estarás seguro;

Escudo y adarga es su verdad.”

Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entender Su Palabra.

Nuestro tema para esta ocasión es: “EL UNICO REFUGIO SEGURO.”

En tiempos de guerras hacen refugios para protegerse la gente; y en este tiempo hacen refugios también para protegerse de la radioactividad; pero, vean ustedes, esto es porque el ser humano quiere vivir, si no quisiera vivir no buscaría refugios.

Encontramos también que en tiempo de tormentas también hay lugares de refugio.

En medio del pueblo hebreo Dios estableció refugios en ciertas ciudades: seis ciudades de refugios, donde las personas que habían matado a alguna persona (no porque deseaban matarla), y por consiguiente esas personas estaban en peligro de muerte, porque los familiares del muerto podían vengar la sangre de ese familiar que había muerto.

Y para evitar que el vengador de la sangre se vengara de un inocente (el cual sin intención había dado muerte a una persona), esa persona que había dado muerte sin intención a esa persona que había muerto, se iba, corría y se iba a esa ciudad de refugio, ahí era recibido por el sacerdote o los sacerdotes que allí estaban, y a ese lugar el vengador de la sangre y familiares del muerto no podía ir para vengar la sangre del que había muerto.

Pero si esa persona que había entrado a ese refugio (el cual sin intención había matado a la otra persona), si se salía de esa ciudad de refugio y lo encontraba el vengador de la sangre, el familiar, un familiar del muerto y lo encontraba fuera de la ciudad y lo mataba, quedaba sin culpa el vengador de la sangre, había vengado la sangre de su familiar que había muerto, aunque era inocente la persona, porque había ocurrido sin intención de la persona matar.

Ahora, encontramos que la raza humana está bajo sentencia de muerte, a causa de que el ser humano pecó en el Huerto del Edén, por consiguiente el ser humano necesita un refugio porque de otra forma corre peligro.

Encontramos que en el tiempo de Noé el juicio divino estaba ya dictado sobre la raza humana a causa del pecado del ser humano, y por ese juicio divino la raza humana moriría, los animales también, y las aves, los reptiles también, pero Noé halló gracia delante de Dios, pues Noé ofrecía a Dios los sacrificios por el pecado, los sacrificios de los animalitos, y por consiguiente la sangre de esos animalitos cubría el pecado de Noé y de su familia.

Y Dios no veía pecado en Noé y su familia, porque estaban cubiertos con la sangre de aquellos animalitos, por consiguiente el juicio divino no podía caer sobre Noé y su familia, por lo tanto Dios tenía que hacer una vía de escape para Noé y su familia; y Dios le reveló entonces a Noé cómo escapar, le mostró un lugar de refugio para escapar del juicio divino del diluvio que vendría sobre la Tierra, le dijo cómo construir el arca, las medidas y los materiales que usaría, y Noé comenzó a construir el arca.

Ahora, la Biblia dice que Noé fue hallado justo delante de Dios; no era que Noé no cometía errores, no era que Noé no llegó a pecar, sino que Noé estaba cubierto con la sangre de los sacrificios que él ofrecía a Dios por el pecado.

Los pecados de Noé y su familia no estaban quitados, pero estaban cubiertos; por lo tanto Dios no los veía, eran pasados por alto, Dios no los veía.

¿Y por qué la sangre de esos animalitos tenía ese efecto? Porque tipificaba la Sangre de Cristo, y esos animalitos representaban a Cristo y Su Sacrificio en la Cruz del Calvario.

Y si el tipo y figura de Cristo y Su Sangre derramada en la Cruz del Calvario hacía eso, cuanto más la Sangre de Cristo. La Sangre de Cristo no cubre el pecado sino que lo quita.

Así que, vean ustedes la bendición tan grande que tiene el ser humano de tener a su disposición la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador para quitar nuestros pecados, pues la Sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado y por consiguiente somos vistos delante de Dios sin pecado, somos vistos justos delante de Dios, somos justos, estamos justificados ante Dios; o sea, como si nunca en la vida hubiésemos pecado.

Cuando cometemos algún error o falta, confesamos a Cristo nuestros errores, faltas o pecados y la Sangre de Cristo nos limpia de todo pecado, está 24 horas al día disponible para cada uno de los creyentes en Cristo.

Ahora vean, Noé tenía que escapar porque Dios no destruye al justo con los injustos. El juicio divino venía sobre los injustos y por consiguiente Dios le dio una vía de escape a Noé.

Noé comenzó a construir el arca, y vean ustedes, ya Dios había dicho que iba a destruir la raza humana y Noé comenzó a predicar que Dios iba a destruir a la raza humana con un diluvio; y para ese tiempo no llovía y está anunciando Noé que viene un diluvio, una lluvia pero muy grande que va a inundar la Tierra y va a destruir la raza humana.

Noé predicaba y también construía el arca, y a medida que iban pasando los años las personas decían: “¿Ven? El año pasado dijo que iba a venir un diluvio, que Dios iba a destruir la raza humana (aunque Noé no dijo el año, pero decían:) ¿ven? Ha estado diciendo que viene un diluvio, que Dios va a destruir la raza humana y ya lo dijo el año pasado, no vino, y lo está diciendo este año y tampoco va a venir.” Pues miren, no iba a venir el diluvio, hasta que Noé terminara el arca y entrara dentro del arca.

Ahora, ¿qué pasaba entonces con Dios que había dicho que iba a destruir a la raza humana y no la acaba de destruir? ¿Pero tanta prisa tenía la gente de ver el diluvio? ¿Para qué? Si el mejor nadador no puede resistir tantas horas nadando, cuanto menos tantos días como iba a durar el diluvio.

Ahora, Noé continuaba predicando y continuaba construyendo el arca, y la ira de Dios ya estaba dictada; o sea, el juicio de Dios ya estaba dictado y faltaba caer el juicio divino sobre la raza humana. Pero por amor a Noé y su familia, Dios detuvo, atrasó el día de la ira. ¿Dios puede hacer eso? Claro que sí.

Cuando Dios ordenó a Jonás que fuera a Nínive a predicar que dentro de 40 días Dios destruiría a Nínive, el rey lo escuchó, se arrepintió el rey y todo el pueblo de Nínive, y se vistieron de cilicio y echaron cenizas sobre sus cabezas y ayunaron tres días (hasta los animales ayunaron), y pidieron perdón a Dios por sus pecados, y pidieron que la Misericordia de Dios fuera extendida, y Dios extendió Su Misericordia sobre el rey y su reino y detuvo el juicio divino.

Y cuando llegaron los 40 días *Jonás estaba debajo de un árbol esperando que el juicio divino llegara y no llegó, y *Jonás se molestó; en vez de ponerse contento y decir: “Gloria a Dios que el pueblo se humilló delante de Dios y Dios tuvo Misericordia del pueblo.”

Pero Jonás se enojó, se molestó porque pensó: “Bueno, ahora yo la pasé diciendo que Dios iba a destruir a Nínive dentro de 40 días, y ahora Dios no lo va a destruir, por eso es que yo no quería venir a traer el Mensaje a Nínive, porque yo sé que Tú eres un Dios misericordioso.” Pues miren, debió de ir más rápido a anunciar que vendría el juicio para que el pueblo se arrepintiera y alcanzara la Misericordia de Dios.

Ahora, Dios detuvo el juicio, no lo trajo al finalizar esos 40 días, sino que lo detuvo y lo dejó para otro tiempo, o sea, no lo canceló, no va a cancelar el juicio divino, sino que el juicio divino fue diferido.

Cuando una cosa es diferida es como cuando vamos a transmitir por televisión la conferencia de esta ocasión, pero la grabamos y luego la enviamos al canal de televisión y luego la pasan una, dos o tres horas o cinco horas después de haberse llevado a cabo la conferencia de esta ocasión; es algo diferido, algo que fue atrasada esa transmisión.

O sea, fue hecha luego que fue hecha la conferencia y grabada la conferencia. Ya el juicio divino está dictado desde el Cielo para el tiempo de Noé, para el tiempo de Nínive también, y para nuestro tiempo también.

Pero en el tiempo de Noé fue diferido por 100 ó 120 años, y ahora, ¿a causa de qué fue? Este es un misterio grande. Vean, dice en Isaías, capítulo 59, versos 17 en adelante, dice:

Pues de justicia se vistió como de una coraza, con yelmo de salvación en su cabeza; tomó ropas de venganza por vestidura, y se cubrió de celo como de manto,

como para vindicación, como para retribuir con ira a sus enemigos, y dar el pago a sus adversarios; el pago dará a los de la costa.

Y temerán desde el occidente el nombre de Jehová, y desde el nacimiento del sol su gloria; porque vendrá el enemigo como río, mas el Espíritu de Jehová levantará bandera contra él.”

Ahora, ya aquí está dictado todo el juicio divino:

Y vendrá el Redentor a Sion, y a los que se volvieren de la iniquidad en Jacob, dice Jehová.

Y este será mi pacto con ellos, dijo Jehová: El Espíritu mío que está sobre ti, y mis palabras que puse en tu boca, no faltarán de tu boca, ni de la boca de tus hijos, ni de la boca de los hijos de tus hijos, dijo Jehová, desde ahora y para siempre.”

Ahora, Dios difiere Su ira (o sea, la atrasa) a causa de Sus hijos. Aquí tenemos al pueblo hebreo: ciento cuarenta y cuatro mil hebreos que van a recibir el Evangelio, y también están los escogidos de la Iglesia del Señor Jesucristo del Día Postrero.

Ahora, encontramos que en los días de Noé fue diferida la ira de Dios, fue atrasada, fue atrasado el juicio divino; aunque ya estaba dictado el juicio divino, pero la ejecución de ese juicio fue atrasado.

Ahora, vamos a ver la causa por la cual fue atrasado ese juicio divino: el Apóstol Pedro nos habla de la causa. Dice Primera de Pedro, capítulo 3, verso 18 en adelante, dice... hablando de Cristo también cuando murió, fue al infierno a predicar a los espíritus encarcelados, dice:

Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu;

en el cual también fue y predicó a los espíritus encarcelados (o sea, que Cristo fue en espíritu al infierno y predicó a esos espíritus encarcelados en el infierno)...”

Al ir en el espíritu, eso es en el cuerpo espiritual que es un cuerpo parecido a nuestro cuerpo pero de otra dimensión. Cristo, el Angel del Pacto, el Angel de Jehová, fue al infierno a predicar a los espíritus que estaban allí encarcelados, a las personas que estaban en cuerpos espirituales de la quinta dimensión encarcelados allá en el infierno. ¿Y quiénes eran esas personas?, dice:

...los que en otro tiempo desobedecieron, cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé, mientras se preparaba el arca, en la cual pocas personas, es decir, ocho, fueron salvadas por agua.”

Y ahora, en los días de Noé la paciencia de Dios esperaba, esperaba por Noé y por la terminación de la construcción del arca para que Noé pudiera entrar al arca con su familia, y los animales que Dios había señalado también para que se salvaran del juicio divino, de la ira de Dios que sería derramada en ese tiempo, lo cual sería el diluvio.

Así que la paciencia de Dios fue a causa de Noé, el cual no había todavía terminado el arca pero estaba trabajando en esa construcción.

Por amor a Noé y su familia Dios detuvo el juicio por unos 100 ó 120 años, en lo que Noé construía el arca; pero luego que terminó la construcción y Noé entró al arca, y su familia y los animales y aves y reptiles señalados por Dios, entonces vino el diluvio, Dios cerró la puerta del arca y entonces vino el diluvio.

Ahora, encontramos que el juicio que Dios habla ya ha salido de la Corte Celestial, por lo tanto tiene que ser ejecutado, pero puede ser atrasado por amor a los escogidos de Dios.

En el tiempo de Noé, vean ustedes, Dios tuvo paciencia y esperó por unos 100 ó 120 años hasta que Noé terminó la construcción del arca, y se metió Noé en el arca con su familia, y allí estaban refugiados en el arca donde el juicio divino no llegaría; o sea, no destruiría los que estarían dentro del arca que Noé construyó.

Siempre hay un refugio para los hijos e hijas de Dios, para todo aquel que quiere escapar, para todo aquel que quiere escapar por su vida hay un refugio.

En los días de Jonás para el tiempo de Nínive, vean ustedes, Dios retrasó el juicio divino porque el pueblo se arrepintió juntamente con el rey, y hasta los animales ayunaron, porque el rey puso a ayunar hasta los animales.

Ahora, encontramos que también en los días de Jesús, Jesús habló y de juicios divinos sobre Jerusalén, sobre el templo y sobre los edificios que estaban alrededor del templo de Jerusalén; pero vean, por causa de los escogidos del Cuerpo Místico de Cristo que estaban siendo llamados en medio de Jerusalén, fue retrasado el juicio divino y vino el juicio divino en el año setenta de la era cristiana.

Y encontramos que Dios ha dicho que vendrá el juicio divino sobre la raza humana completa.

Tenemos el juicio divino señalado, llamado el juicio divino de la gran tribulación que durará tres años y medio; pero Cristo no puede enviar ese juicio divino de la gran tribulación, hasta que hayan sido llamados y juntados todos los escogidos de Dios escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, los cuales son los Primogénitos de Dios, del Cielo, que tienen que venir a la Tierra en cuerpos de carne para recibir a Cristo como su Salvador y lavar sus pecados en la Sangre de Cristo, y ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo para recibir el Espíritu de Cristo: el Espíritu Santo, y obtener el nuevo nacimiento, y así nacer en el Reino de Cristo, la Iglesia del Señor Jesucristo.

Y ahora, Cristo es el Arca de salvación en el Nuevo Testamento. Por eso Cristo dijo en San Juan, capítulo 14, verso 6:

Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.”

Toda persona que quiere llegar a Dios tiene que hacerlo por medio de Jesucristo nuestro Salvador, para poder vivir eternamente la persona; de otra forma la persona por cuanto ha nacido en medio de una raza caída no tiene Vida eterna, ni siquiera puede evitar morir físicamente.

Esta raza humana es descendiente de Adán, y por cuanto Adán pecó juntamente con su esposa Eva, perdió el derecho a la Vida eterna; si no hubieran pecado todavía estaría Adán viviendo en la Tierra y estaría jovencito y Eva también, pero por cuanto pecaron fueron destituidos de la gloria de Dios, como dice Romanos, capítulo 6, verso 23 y Romanos, capítulo 3, verso 23. Romanos, capítulo 3, verso 23, dice:

Por cuanto todos pecaron, todos han sido destituidos de la gloria de Dios.”

Y en Romanos, capítulo 6, verso 23, dice:

Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna.”

Vida eterna ¿cómo? En Cristo Jesús, Señor nuestro.

Es por medio de Jesucristo la Vida eterna. Por lo tanto el ser humano para ser restaurado a la Vida eterna de la cual cayó Adán y Eva en el Huerto del Edén, necesita a Cristo como el único refugio.

El refugio es para proteger la persona de la muerte, y para la persona ser protegida de la muerte eterna, necesita un refugio y ese es Jesucristo nuestro Salvador. ¿Ven lo sencillo que es?

Y ahora, si el grano de trigo no cae en tierra y muere, él solo queda. Dice nuestro amado Señor Jesucristo.

Y Cristo al morir encontramos que luego está en la forma de Su Iglesia, porque un grano de trigo cuando es sembrado en tierra nace, y entonces ese grano de trigo se convierte ¿en qué? En una planta de trigo, ¿para qué? Para reproducirse en muchos granos de trigo.

Y ahora, Cristo, el grano de trigo que fue sembrado en Tierra, ha nacido en la forma de la Iglesia del Señor Jesucristo, es Cristo en Su Iglesia y es la Vida de Cristo que es el Espíritu Santo en Su Iglesia, reproduciéndose en muchos granos de trigo, en muchos hijos e hijas de Dios.

Por eso es en la Iglesia del Señor Jesucristo donde nacen los hijos e hijas de Dios, donde obtienen el nuevo nacimiento, nacen por medio del Espíritu Santo, el cual produce el nuevo nacimiento en las personas. De esto fue que le habló Cristo a Nicodemo en San Juan, capítulo 3, verso 1 al 6 cuando le dijo:

De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios (o sea, no lo puede entender).”

Nicodemo ya siendo un hombre anciano le pregunta a Cristo: “¿Cómo puede hacerse esto? ¿puede acaso el hombre ya siendo viejo (porque Nicodemo ya estaba viejo)... puede acaso el hombre ya siendo viejo entrar en el vientre de su madre, y nacer de nuevo?” Nicodemo lo tomó en forma literal. El nuevo nacimiento no es naciendo a través de una mujer literal.

Ahora, cuando hemos nacido en la Tierra a través de nuestra madre terrenal, a través de la unión de nuestro padre y nuestra madre, encontramos que hemos nacido en medio de una raza caída, porque el nacer por medio de la unión de un hombre y de una mujer no es el programa, el plan original de Dios, ¿cómo que no es el plan original de Dios nacer por medio de la unión de un hombre y de una mujer? No.

¿Cómo nacieron, cómo aparecieron Adán y Eva? Vean, no nacieron a través de una mujer, porque el plan original de Dios es por medio de creación divina, es ese el Programa para Vida eterna.

Y ahora, la raza humana por cuanto escogió su reproducción por medio de la unión de un hombre y de una mujer y pecaron ante Dios, encontramos que el ser humano aparece en la Tierra sin Vida eterna, nace en la Tierra, obtiene un cuerpo físico, mortal, corruptible y temporal, y obtiene un espíritu del mundo, de la quinta dimensión.

Y por eso se requiere que el ser humano nazca de nuevo: porque el nacimiento que obtuvo aquí en la Tierra es temporal, no tiene Vida eterna al nacer aquí en la Tierra, por eso nace como un bebé, va creciendo, luego llega a la etapa en que ya camina, en que ya dice: papá, y mamá; pero por más que papá y mamá amen a ese bebé no le pueden dar Vida eterna. ¿Ven?

Pero ellos le dieron lo más que le podían dar: una vida física pero temporal, pero ellos pueden guiarlos, guiar a ese niño a la Vida eterna; guiando ese niño a Cristo lo estarán guiando a la Vida eterna, y por consiguiente esos padres serán los mejores padres para ese niño, ¿por qué? Porque no solamente le dieron una vida terrenal, sino que ahora lo guían a una Vida eterna, porque ellos de sí mismos no la tienen pero saben quién la tiene: Jesucristo nuestro Salvador.

Y ahí el amor de los padres tiene la expresión máxima que puede tener: conseguir para sus niños la Vida eterna; pero por cuanto ellos de sí mismos no la tienen, tienen que buscarla en Cristo nuestro Salvador; por eso guía al niño en su camino, y aún cuando sea viejo no se apartará de él, hay que guiarlos en el camino de Dios para que puedan vivir eternamente.

Ahora, la raza humana está condenada a la muerte, por cuanto todos pecaron, todos han sido destituídos de la gloria de Dios; por lo tanto el ser humano al nacer en la Tierra no puede recibir un espíritu del Cielo, sino que es un espíritu del mundo, de la quinta dimensión; y no puede recibir un cuerpo físico eterno porque ha nacido el ser humano en medio de una raza caída, por lo tanto es descendiente de Adán y Eva el ser humano, y por cuanto pecaron fueron destituídos de la gloria de Dios y toda su descendencia también.

Por eso no podemos tomar un espíritu de la sexta dimensión, del Cielo cuando nacemos en la Tierra, ni podemos tomar un cuerpo eterno cuando nacemos en la Tierra, nuestros padres nos dan lo más que pueden darnos: un cuerpo mortal, corruptible y temporal.

Pero Cristo, el Segundo Adán tiene Vida eterna, El no cayó, por lo tanto El no fue destituido de la gloria de Dios, El más bien fue glorificado físicamente y tiene un cuerpo físico glorificado. Por lo tanto, todos los descendientes de Jesucristo obtienen Vida eterna, vienen con Vida eterna.

Y ahora, algunos podrán preguntar: “Pero si Jesucristo no tuvo hijos.” Jesucristo es el Hombre que más hijos tiene, “¿Cómo, que Jesucristo es la persona que más hijos tiene?” Claro que sí, lo que sucede es que no los tiene por medio de la unión de un hombre y de una mujer, o sea, no los tiene por medio de El unirse a una mujer, El los tiene por medio de creación divina.

Todos los creyentes en Cristo arrepentidos de sus pecados, que lavan sus pecados en la Sangre de Cristo, que Lo han recibido como su Salvador y han sido bautizados en agua en Su Nombre y Cristo les ha dado Su Espíritu Santo, han nacido de nuevo, han obtenido el nuevo nacimiento, que es un nuevo nacimiento con Vida eterna.

Cristo es nuestro único refugio para evitar la muerte eterna y poder vivir eternamente, poder vivir en el glorioso Reino Milenial con Cristo y por toda la eternidad; pero toda persona que no se mete en ese refugio, que es Cristo, dejará de existir en cuerpo, en espíritu y en alma también.

Y es una cosa terrible para la persona estar consciente de que es un ser humano y luego ser desaparecido en cuerpo, en espíritu y en alma también.

En el lago de fuego (luego del juicio final), en el lago de fuego Dios echará a todos los incrédulos (o sea, a los no creyentes en Cristo), y por consiguiente dejarán de existir; unos estarán un tiempo en el lago de fuego de acuerdo a sus obras, y de acuerdo a sus obras Dios los juzgará y de acuerdo a ese juicio será la sentencia, por lo tanto algunos estarán cierta cantidad de tiempo.

También, ahí en el lago de fuego también hay ciertos grados de condenación. Cristo dijo que unos van a recibir mayor condenación que otros. Como en una corte: todas las personas que van a una corte siendo acusados de algo, no todos reciben la misma condenación, unos reciben una sentencia, otros reciben otra.

Y ahora, en el juicio divino unos van a recibir una cantidad de días, meses, años, siglos, o no sabemos si mucho más tiempo en el lago de fuego, unos van a ser destruidos, desaparecidos antes que otros, unos tendrán mayor condenación que otros, y no se sabe si habrá una temperatura mayor en ciertas áreas que en otras áreas.

Bueno, si usted fuese al sol, usted encontrará que la parte fuera del sol es caliente, pero en el centro del sol es tan caliente que todo se derrite ahí. ¿Ven? O sea, que hay ahí diferentes temperaturas.

Ahora, hay un refugio para evitar ser echado en el lago de fuego, ese refugio es nuestro amado Señor Jesucristo.

Ahora, Cristo no puede echar al lago de fuego a ninguna persona que no tenga pecado, porque los que serán echados al lago de fuego será por causa de sus pecados.

¿Y cómo podemos evitar tener pecados? Pues siendo lavados con la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador, por eso Jesucristo es nuestro único refugio.

Y ahora, Cristo en Su Iglesia, Cristo en la forma de una planta de trigo se reproduce en hijos e hijas de Dios nacidos por medio de la vida de esa planta, y la vida de la planta es el Espíritu Santo, la vida de la planta de trigo, la vida de Cristo es el Espíritu Santo, el cual ha estado reproduciéndose en hijos e hijas de Dios.

Ese es el fruto de Cristo a través de la planta de trigo, a través de Su Iglesia; y por cuanto en la Iglesia están los redimidos de Cristo, están en un lugar seguro, están en un lugar de refugio.

La Iglesia del Señor Jesucristo es la Casa de Dios del Nuevo Testamento, así como el pueblo hebreo en Egipto en la noche que iba a venir la muerte sobre todos los primogénitos, el día antes sacrificaron el cordero pascual por orden divina a través del Profeta Moisés.

Y colocaron la sangre del cordero pascual sobre la puerta, o sea, en el marco de la puerta, que es el dintel (la parte de arriba) y los postes de la puerta de sus hogares; y el cordero lo asaron, cada familia tomó un cordero de un año, lo asaron y luego lo llevaron dentro de sus hogares, el mismo cordero del cual habían tomado la sangre, la habían colocado sobre la puerta.

Y ahora, dentro tienen al cordero pascual asado, y cuando llega el momento de entrar a sus hogares, cuando cae la tarde y llega el momento de ya estar con las puertas cerradas en sus hogares, encontramos que tenían el cordero pascual dentro para estar comiendo ese cordero pascual y estar allí en meditación, mientras la muerte pasaba por Egipto y morían todos los primogénitos en Egipto, desde el primogénito del rey hasta el primogénito del que estaba en la cárcel y también los primogénitos de los animales.

Así que la muerte estaba en Egipto pasando por todos los hogares, pero no podía entrar a las casas donde estaba la sangre del cordero pascual aplicada.

Y ahora en el Nuevo Testamento, la muerte espiritual ha estado pasando por en medio de la raza humana; pero en la Casa de Dios, la Casa de los Primogénitos de Dios que es la Iglesia del Señor Jesucristo, está la Sangre del Cordero pascual aplicada en la Puerta, y la Puerta es Cristo y la Sangre es la Sangre de Jesucristo, así es. O sea, que la Puerta tiene la Sangre, Cristo tiene la Sangre que nos protege de la muerte espiritual y nos protege de la muerte física en el lago de fuego también.

Ahora, podemos ver el poder de la Sangre del Cordero pascual; allá tenía poder, hubo un poder en la sangre, pues cuando pasaba la muerte, el ángel de la muerte, Dios no permitía que entrara a las casas donde estaba la sangre; esa sangre representaba la Sangre de Cristo, el cordero representa a Cristo.

Y ahora, la Casa de los Primogénitos es la Iglesia del Señor Jesucristo, ¿dónde está la Sangre? En la Puerta, y Cristo es la Puerta, Cristo tiene la Sangre.

Por lo tanto, toda persona que entra a esa Casa de los Primogénitos, de la Iglesia de Jesucristo, entra por la Puerta, que es Cristo, recibiéndolo como su Salvador, lavando sus pecados en la Sangre de Cristo, por lo tanto ha quedado bajo la Sangre del Cordero pascual, la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador, y ha quedado protegido de la muerte.

Y ahora, encontramos que en la Casa de Dios, la Iglesia del Señor Jesucristo, están todos los hijos e hijas de Dios comiendo el Cordero pascual. Cristo en el capítulo 6 de San Juan, dijo:

El que no coma mi carne y beba mi sangre, no tiene vida permaneciente en sí.”

O sea, que la persona que no crea en Cristo como nuestro Salvador, no lave sus pecados en la Sangre de Cristo, no sea bautizado en agua en Su Nombre y no reciba Su Espíritu Santo, no tiene vida permaneciente en sí (o sea, no tiene Vida eterna); la vida que tiene es temporal, pero Vida eterna no la tiene, no tiene vida permaneciente (eso es Vida eterna), no tiene vida permaneciente en sí.

Por lo tanto, pasa por esta Tierra, vive una cantidad de tiempo, ha nacido, ha pasado por la etapa de ser un bebé en el vientre de su madre, luego de ser un bebé ya nacido, luego de ser un niñito, luego de ser un jovencito haber estudiado y todo, y luego de convertirse ya en una persona adulta con una profesión, sea la que sea, no importa lo pequeña o lo grande que sea su profesión o su oficio, es lo mismo el grande que el pequeño, lo mismo el que tenga una profesión universitaria, que tener un oficio de carpintero, de albañil o de lo que sea.

Ahora, pasa por esta Tierra, trabaja, lucha, y cuando llega a su final y lo jubilan, dice: “¿Pero cuál ha sido el resultado de todas mis luchas?, ahora un sueldo que me mandan si es que trabajé en algún lugar donde llevan a cabo jubilación, y el seguro social, y luego que... ahora me quedo esperando a morir, déjame ir a asegurar en el cementerio un lugar allí, pagar un sitio para tener dónde me coloquen, porque si no me pueden quemar, y después las cenizas las echan en el agua y después... entonces.” ¿Pero y qué de su alma y de su espíritu? La mayor parte de los seres humanos no sabe ni lo que es.

El ser humano es cuerpo (que es lo que todo el mundo ve), pero Cristo dijo: “La vida no es nada más que el cuerpo, es algo más.” Cristo dijo: “No teman ustedes a los que matan el cuerpo y después no pueden hacer nada con el alma, no pueden matar el alma, yo les voy a enseñar a quién deben temer: temed a aquél que puede matar el cuerpo y el espíritu y el alma en el infierno.” A ése es que hay que temer, y ése es Dios.

Y ahora, el ser humano es cuerpo, espíritu y alma, ha sido creado a la imagen y semejanza de Dios, porque Dios es alma, espíritu y cuerpo.

Dios en el cuerpo angelical Suyo, que es el Angel de Jehová en el Antiguo Testamento, el cual es el cuerpo angelical de Jesucristo, esa es la imagen del Dios invisible y es Cristo en Su cuerpo angelical.

La imagen del Dios invisible es el cuerpo angelical de Cristo, es el cuerpo teofánico de Cristo, llamado el Angel de Jehová; y el cuerpo de carne de Dios es Jesucristo nuestro Salvador, el cuerpo que nació a través de la virgen María, murió, resucitó glorificado y se sentó en el Trono de Dios a la diestra de Dios.

Y ahí tenemos a Dios en cuerpo (el cuerpo físico de Jesús), en espíritu (el cuerpo angelical de Jesús) y en alma (Dios en Jesucristo); por eso Jesucristo es el misterio de Dios revelado.

En Jesucristo estaba Dios y está en toda Su plenitud; en Jesucristo en Su ministerio terrenal estaba la plenitud de la Divinidad corporalmente, o sea, en un cuerpo físico; así como en cada uno de ustedes está la plenitud de cada uno de ustedes, o sea, está el alma de ustedes, y en el mío (mi cuerpo) está mi alma.

Ahora, juntamente con el cuerpo físico tenemos un cuerpo espiritual invisible, de otra dimensión, parecido al cuerpo físico que tenemos.

El alma está dentro del espíritu, que es ese cuerpo espiritual, y el cuerpo espiritual está dentro del cuerpo de carne; por eso es que las personas de tiempos pasados veían algunas veces alguna persona que pasaba y lo reconocían, y decían: “Es fulano de tal.” Pero se les desaparecía y decían: “Es su espíritu, o murió o está por morir.” Y dicen: “Está desandando o andando.” O sea, caminando fuera del cuerpo de carne, porque el ser humano tiene otro cuerpo, el cual se parece al cuerpo de carne.

Ahora, si la persona no ha recibido a Cristo como su Salvador, no ha lavado sus pecados en la Sangre de Cristo y no ha sido bautizado en agua en Su Nombre y no ha recibido el Espíritu de Cristo, pues la persona tiene un espíritu del mundo, de la quinta dimensión, por lo tanto cuando muere va a la quinta dimensión, que es el infierno, donde fue el hombre rico. ¿De qué le valió ser rico? De nada. Es mejor ser pobre y tener a Cristo, que ser rico y no tener a Cristo.

La vida aquí en la Tierra es temporal, es la vida aquí en la Tierra una etapa de prueba para la persona, y en esta etapa de prueba la persona tiene el libre albedrío, para que así la persona diga: “Yo quiero vivir eternamente.” Porque se le da a conocer la oportunidad que tiene para que su alma viva eternamente en un nuevo cuerpo que Cristo dará a las personas que Lo reciben, y les da también un nuevo espíritu, un cuerpo espiritual nuevo.

Pero si la persona dice: “A mí no me interesa eso de Vida eterna.” Algunos dicen así porque no saben ni lo que es la Vida eterna.

Y sigue su vida como si nada, sin buscar el refugio: Jesucristo, para que su alma no muera sino que viva eternamente, porque recuerden que estamos en un territorio en el cual vivimos como un valle de sombra y de muerte; por lo tanto necesitamos tener un refugio donde podamos tener nuestra alma segura para vivir eternamente.

Y si la persona dice: “A mí no me interesa nada de eso de Jesucristo.” Como dicen algunos porque no han comprendido la importancia que tiene Jesucristo, el cual es la Vida eterna y el cual puede dar Vida eterna al alma de la persona.

Ahora, siendo que estamos pasando por esta Tierra en una etapa o ciclo de prueba, recuerden: aquí por cuanto cada persona tiene el libre albedrío, aquí la persona desde lo profundo de su alma elige o no vivir eternamente o vivir eternamente.

Cada persona tiene la obligación de enfrentarse a esta realidad, porque a cada persona como individuo es que Dios le pedirá cuenta. En San Juan, capítulo 3, verso 13 en adelante, dice: “Nadie subió al cielo...” un poquito antes:

Si os he dicho cosas terrenales, y no creéis, ¿cómo creeréis si os dijere las celestiales? (O sea, que hay cosas terrenales y cosas celestiales).

Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre, que está en el cielo.

Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado,

para que todo aquel que en él cree, no se pierda (para que todo aquel que en El cree no se pierda; y el que no cree pues se perderá, pero el que en El cree no se perderá)...”

El alma de la persona que cree en Cristo no se perderá, Cristo le dará un nuevo cuerpo físico glorificado y le dará un espíritu nuevo eterno también.

...para que todo aquel que en él cree no se pierda, mas tenga vida eterna.

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.”

Nadie puede tener Vida eterna, a menos que sea por medio de creer en Jesucristo como nuestro Salvador y lavar nuestros pecados en Su Sangre. Sigue diciendo:

Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.

El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.”

¿Ven? La única forma del ser humano librarse de la condenación que ya está dictada por Dios, es creyendo en Cristo como nuestro Salvador, lavando nuestros pecados en Su Sangre, siendo bautizados en agua en Su Nombre y recibiendo Su Espíritu Santo, y así somos limpios por la Sangre de Cristo de todo pecado, y por consiguiente somos restaurados a la Vida eterna.

Al recibir Su Espíritu Santo obtenemos el nuevo nacimiento y obtenemos un cuerpo espiritual, un espíritu del Cielo, de la sexta dimensión, un cuerpo parecido a nuestro cuerpo pero de la sexta dimensión y jovencito.

Y en este tiempo final cuando Cristo haya completado Su Iglesia, El se levantará del Trono del Padre, tomará el Título de Propiedad que es el Libro de los Siete Sellos. Ese es el Libro de la Vida del Cordero donde están escritos los nombres de todos los hijos e hijas de Dios, de todos los Primogénitos de Dios; y se levante del Trono del Padre, y llevará a cabo Su Obra de Reclamo, reclamará a todos los que El ha redimido con Su Sangre, que son todos los que le han recibido como su Salvador.

A los muertos en Cristo los resucitará en cuerpos eternos y glorificados, como el cuerpo glorificado de nuestro amado Señor Jesucristo, y a nosotros los que vivimos nos transformará. Si permanecemos vivos hasta que los muertos en Cristo resuciten seremos transformados, pero si no permanecemos vivos ¿qué pasará? Pues seremos resucitados con el resto de los que están en el Paraíso.

Cuando la persona creyente en Cristo muere físicamente, va a vivir al Paraíso en un cuerpo angelical como el cuerpo angelical de Cristo, y el cuerpo angelical de Cristo es llamado en el Antiguo Testamento: el Angel de Jehová.

Y ahora, vean la forma en que Cristo restaura a la Vida eterna a todos los que Le reciben como su Salvador, nos da el nuevo nacimiento al darnos Su Espíritu Santo y nos da un cuerpo angelical de la sexta dimensión; y en el Día Postrero nos dará un cuerpo físico glorificado con Vida eterna y jovencito para toda la eternidad.

Y entonces ya estaremos restaurados a la Vida eterna, nuestras almas estarán restauradas a la Vida eterna con cuerpos eternos, y estaremos a imagen y semejanza de Jesucristo nuestro Salvador.

Como Cristo tiene un cuerpo angelical eterno, también nosotros, y como Cristo tiene un cuerpo físico glorificado, así también nosotros lo tendremos. En Filipenses, capítulo 3, verso 20 al 21, dice San Pablo:

Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo;

el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.”

¿Ven? Cristo en Su Segunda Venida, cuando termine Su Obra de Intercesión en el Cielo, va a resucitar a los muertos creyentes en El y a nosotros nos va a transformar para darnos un cuerpo como el cuerpo de Su gloria, como Su cuerpo glorificado, y entonces seremos inmortales porque estaremos restaurados a la Vida eterna física también, y ya no habrá muerte para nosotros.

La muerte física desaparecerá para los redimidos por Jesucristo nuestro Salvador, porque en el nuevo cuerpo no habrá muerte, porque el nuevo cuerpo no vendrá por medio de la unión de un hombre y de una mujer, sino por creación divina, Jesucristo creará un nuevo cuerpo para cada creyente.

Esa es la forma original de Dios para traer el ser humano a la Tierra con Vida eterna; primero hace esa Obra de creación en la dimensión invisible, la sexta dimensión.

Y eso es lo que ha estado pasando del Día de Pentecostés hacia acá: han estado naciendo en el Reino de Cristo millones de creyentes, y luego vendrá la parte física que será la creación de un nuevo cuerpo para todos nosotros y para los que han muerto, pero que son creyentes en Cristo; será un cuerpo eterno y glorificado, y jovencito y perfecto para toda la eternidad, un cuerpo como el cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador.

San Pablo es el Apóstol que más habló acerca de este gran misterio de la Segunda Venida de Cristo, y de la resurrección de los creyentes que han partido y de la transformación de nosotros los que vivimos. El dijo en Primera de Corintios, capítulo 15, versos 44 en adelante, dice:

Se siembra cuerpo animal, resucitará cuerpo espiritual.”

Recuerden que el cuerpo físico que tenemos es cuerpo animal, pero resucitará cuerpo espiritual, cuerpo glorificado.

Hay cuerpo animal, y hay cuerpo espiritual.”

Y ahora, el primer cuerpo que obtenemos es el animal, es temporal. Pero para los creyentes en Cristo está la promesa que Cristo les dará un cuerpo espiritual, un cuerpo glorificado, igual al cuerpo glorificado de nuestro amado Señor Jesucristo. Por lo tanto, la estadía nuestra en la Tierra en este cuerpo es temporal, por eso muy pocos llegan a 100 años; antes llegaban hasta 969 años, como Matusalén, pero ya no pueden llegar a una edad muy avanzada; pocas son las personas que llegan a 100 años.

Ahora, no importa que sean muchos o pocos los años que usted viva en la Tierra, lo importante es que esté dentro del refugio: Jesucristo nuestro Salvador, y la persona al estar en Cristo tiene la promesa de vivir eternamente.

Ahora, con este cuerpo no puede vivir eternamente, pero Cristo nos dará un nuevo cuerpo, que es eterno.

Así que podemos ver que estamos pasando por una etapa de prueba aquí en la Tierra, una etapa de prueba, en donde por medio del libre albedrío que cada persona tiene, elige si quiere vivir eternamente en un cuerpo eterno como el de Jesucristo, o si ya se conformó con este cuerpo de carne para vivir unos diítas aquí en la Tierra y después irse a la quinta dimensión, que es el infierno, a esperar que sea sacado de allí para ir al juicio final y ser condenado.

Así que todo ser humano tiene la misma oportunidad, y a través de la predicación del Evangelio escucha que Cristo es nuestro refugio, que Cristo es el único Salvador que puede salvar nuestra alma para que pueda vivir eternamente.

Dios dijo: “El alma que pecare, esa morirá.” Pero si recibe a Cristo como su Salvador, sus pecados son limpiados y ya no tiene que morir el alma de la persona; y aunque muera su cuerpo físico, pues Dios le dará a esa alma un cuerpo físico glorificado y un espíritu teofánico de la sexta dimensión para que pueda vivir eternamente.

Así que, todo ser humano debe comprender que vive aquí en la Tierra en una etapa de prueba, para que pueda confirmar su lugar en la Vida eterna, recibiendo a Cristo como nuestro Salvador, así es como se confirma nuestro lugar en la Vida eterna: en la etapa y edad que corresponde a nuestro tiempo, como fue en otras edades y dispensaciones.

Y el que no confirma su lugar para estar en la Vida eterna, pues no estará en la Vida eterna; por eso también, vean ustedes, en los vuelos aéreos se le pide a las personas que confirmen su vuelo.

Y aun, vean, cuando una persona quiere viajar hacia otra nación en un vuelo aéreo, tiene que confirmar que va a volar o que va a viajar ¿cómo? Comprando un boleto, haciendo una reservación, comprando un boleto, y luego le exigen también que unas 72 horas antes reconfirme su boleto.

Ahora, vean ustedes, cuando la persona recibe a Cristo como nuestro Salvador, lava sus pecados en la Sangre de Cristo y es bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo como bautizaban los Apóstoles, y Cristo le da Su Espíritu Santo, recibe el Espíritu Santo, la persona ha nacido de nuevo y ya tiene el boleto.

Ha recibido un cuerpo angelical teofánico, tiene el Espíritu Santo, ha nacido en la Casa de Dios, la Iglesia de Jesucristo, ha nacido en la planta de trigo como un grano de trigo, como un hijo o una hija de Dios; Cristo se ha reproducido en la persona y ahora es parte de Cristo, un hijo de Dios por medio de Jesucristo nuestro Salvador, y Jesucristo es el Segundo Adán y la Iglesia de Jesucristo es la Segunda Eva. ¿Ven el misterio de Adán y Eva allá y de Cristo y Su Iglesia acá?

Ahora, podemos ver que en esta etapa de prueba por la cual pasamos, algunas personas no comprenden que este es un tiempo corto de prueba y que lo principal que el ser humano tiene que hacer es confirmar su lugar en la Vida eterna.

No hay nada más importante para el ser humano que la Vida eterna; busque cualquier otra cosa a ver si es más importante que la Vida eterna, pues Cristo dijo: “¿De qué le vale al hombre si ganare todo el mundo y perdiere su alma?” ¿De qué le vale? De nada. Si se convierte en el hombre más multimillonario de la Tierra y pierde su alma, de nada le sirvieron los millones que tenga la persona.

Cristo dice: “¿Y qué recompensa dará el hombre por su alma?” No hay recompensa que el ser humano pueda dar.

Cristo ha llevado a cabo el Programa de Salvación para el alma del ser humano, para que el alma del ser humano pueda ser restaurada a la Vida eterna; y no hay otro Programa para la restauración del alma del ser humano a la Vida eterna, solamente el Programa de Dios por medio de Jesucristo nuestro Salvador.

Por eso se reflejó en el Antiguo Testamento en los sacrificios que el pueblo hebreo realizaba, y por eso ya no se llevan a cabo esos sacrificios de animalitos en el templo, ni siquiera el templo está allá en Jerusalén y los sacrificios tampoco están, porque ya hay un Sacrificio perfecto: el Sacrificio de Jesucristo nuestro Salvador.

Y fuera de este Sacrificio Dios no acepta otro sacrificio, y fuera de ese lugar de refugio no hay otro lugar de refugio. Cristo es nuestra Arca; como el arca de Noé ahora Cristo es nuestra Arca para escapar del juicio divino de la gran tribulación y del juicio divino del lago de fuego.

Por lo tanto, estamos seguros en Cristo, el cual es nuestro refugio, El es el refugio seguro, no busque otro refugio para su alma porque no lo hay.

Lo primero que usted en la vida tiene que asegurar es su alma; pero muchas personas aseguran el carro, aseguran la casa, aseguran la cuenta, la hipoteca, para si mueren pues quede salva la hipoteca, aseguran, algunas veces aseguran los dedos si son pianistas, otros aseguran la voz o la garganta si cantan, pero se les olvida asegurar el alma que es lo más importante.

Y las personas pueden preguntar: “Pero, ¿y dónde venden ese seguro, el seguro del alma? ¿Qué casa aseguradora le asegura el alma a las personas?” En esta Tierra no la hay, no hay ninguna casa aseguradora que le asegure el alma, solamente hay una persona y es Jesucristo, El es el único que tiene el seguro para el alma de la persona.

“¿Pero cuánto tengo que pagar yo por ese seguro?” No tiene que pagar nada ya El lo pagó, es un seguro que está pagado por Jesucristo al morir en la Cruz del Calvario. Cristo dice en San Juan, capítulo 6, verso 39 al 40:

Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero.”

Por lo tanto todo lo que el Padre le ha dado, todos los hijos que el Padre le ha dado Cristo los tiene asegurados, no se perderá ni uno.

Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.”

Y ahora, solamente creyendo en Cristo es que obtenemos Vida eterna, y somos restaurados así a la Vida eterna y somos asegurados por Cristo, El asegura nuestra alma para que viva eternamente.

En el Día Postrero El dice que va a resucitar a los creyentes en El que han muerto, y a nosotros los que vivimos ¿qué va a hacer? Nos va a transformar.

En San Juan, capítulo 11, verso 23 en adelante Cristo dice a Marta la hermana de Lázaro, cuando Lázaro había muerto y estaba sepultado, Cristo le dice: “Jesús le dijo...” Capítulo 11, verso 23 en adelante:

Jesús le dijo: Tu hermano resucitará (le dice Cristo a Marta).

Marta le dijo: Yo sé que resucitará en la resurrección, en el día postrero.”

¿Por qué ella sabía que en la resurrección en el Día Postrero Lázaro iba a resucitar? Porque Cristo ya lo había prometido en el capítulo 6 para los creyentes en El, y Cristo dijo: “Y yo le resucitaré en el Día Postrero.” Por lo tanto esa enseñanza ya Marta la tenía.

Pero ahora Cristo va a mostrar lo que será la resurrección de los creyentes en El en el Día Postrero, y va a tomar a Lázaro como ejemplo, como tipo y figura de la resurrección que El va a hacer en el Día Postrero.

Porque una persona que diga: “Yo los voy a resucitar en el Día Postrero.” Y no pueda mostrar que tiene poder para hacerlo, pues cualquier persona puede decir: “Bueno, no sabemos con qué poder lo va a hacer.” Pero ahora Cristo va a mostrar que El tiene el poder para traer la resurrección de todos los creyentes en El, y va a traer la resurrección a Lázaro. Vean:

Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.”

Aunque muera físicamente Cristo lo va a resucitar y va a vivir nuevamente en un cuerpo eterno.

Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente.”

Todo el que vive en esta Tierra y cree en Cristo no va a morir eternamente, aunque se ponga viejito y muera físicamente, eso va a ser por un lapso de tiempo nada más, porque Cristo lo va a resucitar en un cuerpo eterno y glorificado, ¿cuándo? En el Día Postrero, y el Día Postrero es el Séptimo Milenio que ya comenzó.

Ya estamos en el año 2002, por lo tanto ya hemos entrado al Día Postrero delante de Dios. “Porque un día delante de Dios para los seres humanos es como mil años, y mil años de los nuestros es como un día delante de Dios.” Segunda de Pedro, capítulo 3, verso 8, y el Salmo 90, verso 4.

Ese Salmo de Moisés habla de que un día delante de Dios es como mil años y mil años como un día, y Pedro dice que es algo que no debemos ignorar; si ignoramos eso, nunca podemos saber cuál es o cuáles son los Días postreros.

Los Días Postreros comenzaron en el tiempo de Jesús y son para los seres humanos los milenios postreros, para Dios los Días Postreros, “Porque un día delante de Dios es como mil años, y mil años como un día.”

Y ahora, de Cristo hacia acá han transcurrido dos mil años y hemos entrado al Tercer Milenio de Cristo hacia acá, ese es el último de los Días Postreros, ese es el Día Postrero delante de Dios.

Pero no sabemos en qué año del milenio postrero ocurrirá la resurrección. Pero los que estarán viviendo en este tiempo final, la mayoría llegará a recibir su transformación; porque ya han transcurrido las edades de la Iglesia y ahora estamos en la Edad de la Piedra Angular, que es la edad en donde los escogidos van a recibir su transformación porque reciben la fe, la revelación para recibir la transformación.

Aunque algunos de los nuestros han de partir también para ser testigos de la resurrección, porque si aparece una persona y dice: “Yo soy San Pablo que resucité.” Usted no conoció a San Pablo; y por cuanto todos van a resucitar jovencitos, San Pablo podrá decir: “Yo estuve en tal lugar.” Pero como usted no vivió en ese tiempo, pues no sabe acerca de ese lugar.

También le puede decir: “Recuerda que yo hice tal cosa allí.” No recuerda porque usted no vivió en ese lugar o en ese tiempo. Pero si resucita uno de los que ha estado con nosotros, que haya partido y resucita y le aparece y le dice:

—“Yo soy fulano de tal, ¿recuerdas cuando comíamos las enchiladas juntos? ¿Recuerdas aquella enchilada donde te enchilaste y yo te di un refresco, una gaseosa? ¿Recuerdas?”

—“Si recuerdo ese momento, pero quien me dio la gaseosa era un ancianito que se llamaba fulano de tal.”

—“Sí, ese era yo, pero ahora, eso fue en el cuerpo viejo, antiguo, pero ahora yo estoy en el cuerpo nuevo, el cuerpo glorificado que Cristo me ha dado y ahora yo soy un jovencito en este cuerpo.”

—¿No recuerdas que hablábamos que ibamos a ser transformados, que ibamos a tener un cuerpo nuevo y glorificado? Pues ahora mira, ya lo tengo.”

¡Cómo los vamos a ver! Y ahí seremos transformados cuando los veamos a ellos resucitados en el cuerpo nuevo y glorificado, y entonces todos también tendremos un cuerpo nuevo, glorificado y jovencito.

Para el Reino Milenial, para el Cuerpo Místico de Cristo, para vivir eternamente, Cristo no quiere viejos; pero El recibe a viejos, a adultos, a jóvenes, a niños y a todos estando nosotros en este cuerpo, pero cuando nos dé el nuevo cuerpo no nos va a dar un cuerpo viejo, sino que nos dará un cuerpo joven que representará de 18 a 21 años de edad y esa es la flor de la juventud.

Por lo tanto nos va a dar un cuerpo en la flor de la juventud para toda la eternidad, y pasará un millón de años y usted se verá en el espejo y dirá: “Pero si todavía estoy igual a como estaba un millón de años atrás.” ¿Por qué? Porque ese es un cuerpo eterno que El le dará a usted.

Ahora, todos queremos entonces tener ese cuerpo eterno, ese es el cuerpo que Cristo dará para todos los que estarán en el refugio, y el refugio es Cristo.

Por lo tanto, la Vida eterna está en Cristo, y nuestra vida está en Cristo Jesús, Señor nuestro, por lo tanto no hay otro lugar para nosotros estar sino en Jesucristo nuestro Salvador, porque El es el refugio seguro y eterno para todos nosotros, para poder vivir por toda la eternidad.

No hay otra forma, no hay otro Programa de parte de Dios para el ser humano para vivir eternamente, solamente el Programa de Dios a través de Jesucristo nuestro Salvador.

El es nuestro Salvador, El es el Salvador de nuestra alma. Las salva de la muerte y del infierno y del lago de fuego, la salva y le da Vida eterna para que viva eternamente en el Reino de Dios en un cuerpo nuevo, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado, igual al cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador.

Hemos visto: “El misterio del refugio seguro.”

Y hemos visto que el refugio seguro es Jesucristo, y Jesucristo está en Su Iglesia; por eso todos los que entran a Cristo y nacen de nuevo, nacen en la Iglesia del Señor Jesucristo.

Es por medio del nuevo nacimiento que somos colocados en la Iglesia del Señor Jesucristo, y ahí quedamos en Cristo seguros, quedamos en el refugio seguro y eterno, para vivir eternamente en el Reino de Jesucristo nuestro Salvador.

EL REFUGIO SEGURO.”

Hemos visto: “El misterio del refugio seguro.”

Por lo tanto permanezcan en el refugio seguro todos los días de su vida terrenal, y luego nos encontraremos en el cuerpo físico, eterno y glorificado que El nos dará, y viviremos por toda la eternidad en el Reino de nuestro amado Señor Jesucristo.

Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, dándoles testimonio de: “EL UNICO REFUGIO SEGURO.”

Dejo nuevamente con ustedes a nuestro amigo y hermano, el Rvdo. Miguel Bermúdez Marín, para finalizar nuestra parte en esta ocasión.

Muchas gracias por vuestra amable atención, y continúen pasando un día o una tarde llena de las bendiciones de Jesucristo, el refugio seguro.

Ya tenemos al Rvdo. Miguel Bermúdez Marín para finalizar nuestra parte en esta ocasión.

Que Dios les bendiga y les guarde a todos en el refugio seguro. Ahí es donde están las bendiciones de Dios.

EL UNICO REFUGIO SEGURO.”