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Puestos los ojos en Jesús 2001-11-25 1 Cayey PR 00:00:00 false

Muy buenos días, amados amigos y hermanos presentes, y los que están también a través de Internet y demás medios de comunicación.

Que las bendiciones de Cristo, el Angel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también, y nos hable directamente a nuestra alma en esta ocasión, nos abra las Escrituras y nos abra el entendimiento para comprender Su Palabra y así crecer espiritualmente en este tiempo final, y así ser preparados para ser transformados en este tiempo final. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.

Y ahora, leemos en nuestras Biblias en Hebreos, capítulo 12, verso 1 al 2, donde dice el gran Apóstol San Pablo:

Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante,

puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.”

Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.

Para esta ocasión nuestro tema será: “PUESTOS LOS OJOS EN JESUS.”

¿Por qué debemos tener puestos los ojos en Jesús? Esa es la pregunta que todo ser humano se hace cuando escucha acerca de la predicación del Evangelio.

¿Quién es nuestro amado Señor Jesucristo para que pongamos los ojos en El? La Escritura nos dice en San Juan, capítulo 1, versos 1 en adelante, quién es nuestro amado Señor Jesucristo, y ahí tenemos el porqué necesitamos tener puestos los ojos en Jesús:

En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.

Este era en el principio con Dios.

Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.

En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.

La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella.

Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan (o sea, Juan el Bautista).

Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fin de que todos creyesen por él.

No era él la luz, sino para que diese testimonio de la luz.

Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo.

En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció.

A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron.

Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;

los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.

Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.”

En este pasaje de San Juan, capítulo 1, verso 1 al 14, hemos visto quién es nuestro amado Señor Jesucristo.

Y ahora, siendo que Jesucristo es el Verbo que era con Dios, y siendo que el Verbo que era con Dios es Dios y se hizo carne y habitó entre los seres humanos, estamos todos los seres humanos llamados a poner nuestros ojos en El, porque El es Dios hecho hombre, hecho carne para quitar los pecados del ser humano y darle vida al ser humano.

Nuestra vida está escondida en Jesucristo nuestro Salvador. Ninguna persona puede hallar la Vida eterna fuera de Jesucristo nuestro Salvador. Por eso San Pablo nos dice en Colosenses, capítulo 3, verso 3:

Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.”

¿Dónde está escondida nuestra vida? Con Cristo en Dios, o sea, la Vida eterna.

Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria.”

Y en la Segunda Venida de Cristo seremos manifestados con El en gloria, porque El resucitará a los muertos creyentes en El en cuerpos glorificados, y nos transformará a nosotros y entonces estaremos manifestados con El en gloria, estaremos manifestados en cuerpos glorificados como el cuerpo glorificado de nuestro amado Señor Jesucristo. Por lo tanto, nuestra vida está escondida en Cristo, Jesucristo nuestro Salvador. No hay otro lugar donde esté la Vida eterna.

Ahora, cuando Dios creó al ser humano lo colocó en la Tierra con Vida eterna, pero el ser humano tenía que pasar por ciertas etapas de prueba para recibir luego la Adopción y ser confirmado en la Vida eterna, y ser confirmado como el rey de este planeta Tierra, y ser Adán el que estaría gobernando sobre el planeta Tierra, y aun ya estaría la raza humana viviendo también en otros planetas, en otras constelaciones, en otras galaxias, ya estaría en todos esos lugares, porque ya estaría poblada la Tierra y otros planetas con seres con Vida eterna; y Adán todavía estaría viviendo en el cuerpo que Dios le dio, el cual al ser adoptado sería glorificado.

Ahora, a causa del pecado en el Huerto del Edén, el ser humano perdió el derecho a la Vida eterna y por consiguiente perdió el derecho a recibir un cuerpo teofánico angelical, y luego - y así estar primero en la sexta dimensión y luego de la sexta dimensión venir a esta dimensión terrenal en un cuerpo con Vida eterna. El ser humano fue destituido de la gloria de Dios.

En Romanos, capítulo 3, San Pablo dice en el verso 23:

Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios.”

Y ahora, el ser humano fue destituido de la gloria de Dios, pero por medio de nuestro amado Señor Jesucristo somos redimidos.

Y dice: “Siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús,

a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados,

con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús.”

Y ahora, todo ser humano es justificado al tener sus ojos puestos en Jesús, siendo un creyente en nuestro amado Señor Jesucristo, y los pecados son quitados; y por consiguiente la persona al recibir a Cristo como su Salvador, lavar sus pecados en la Sangre de Cristo, ser bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo recibe el Espíritu Santo, y obtiene el nuevo nacimiento y obtiene el cuerpo teofánico angelical, el que todo ser humano tenía que recibir antes de venir a la Tierra en estos cuerpos mortales.

Ahora, por cuanto el ser humano cayó en el Huerto del Edén de la Vida eterna, el ser humano al nacer en la Tierra a través de sus padres terrenales obtiene un espíritu del mundo, no un espíritu de Dios, no un espíritu del Cielo sino del mundo, de la quinta dimensión, y por consiguiente aparece destituido de la gloria de Dios.

Ahora, al recibir a Cristo como su Salvador, lavar sus pecados en la Sangre de Cristo, ser bautizado en agua en Su Nombre (en el Nombre de Jesucristo) y recibir el Espíritu Santo, es restaurado a la Vida eterna, recibe el nuevo nacimiento y recibe el cuerpo angelical teofánico de la sexta dimensión, o sea, el espíritu teofánico de la sexta dimensión; y comienza así la vida de esa persona, comienza así en el Programa de Redención de Vida eterna, y queda reconciliada con Dios esa persona y pertenece al Reino de Cristo, o sea, fue sacado del reino de las tinieblas y colocado en el Reino de Jesucristo nuestro Salvador.

Eso es lo que dice San Pablo en Colosenses, capítulo 1, verso 12 en adelante, cuando dice:

Con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz;

el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo,

en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados.”

Y ahora nos ha libertado, nos ha libertado de la potestad de las tinieblas, nos ha librado del diablo y el reino del diablo, nos ha sacado de ese reino y nos ha colocado en el Reino de Jesucristo. Eso ha sido un éxodo espiritual, ese es el Segundo Exodo; el primero lo llevó a cabo Dios por medio del Profeta Moisés. Fue Cristo el Angel del Pacto a través de Moisés el que llevó a cabo el Primer Exodo sacando del reino del faraón allá en Egipto (de ese imperio de Egipto o egipcio), sacando al pueblo hebreo, y luego llevándolos al Monte Sinaí para darles allí las Leyes en tablas de piedra y también ordenarle, darle a Moisés el diseño del tabernáculo para que lo construyese y también darle allí el pacto al pueblo hebreo.

Ahora, encontramos que en el pueblo hebreo y ese éxodo que llevó a cabo Dios a través de Moisés libertando al pueblo hebreo de la esclavitud, es tipo y figura (el pueblo hebreo) de la Iglesia de Jesucristo, y ese Primer Exodo es tipo y figura del Segundo Exodo y del Tercer Exodo también.

Y ahora, en el Primer Exodo Dios sacó un pueblo que estaba esclavizado, los libertó y los llevó al Monte Sinaí, y luego los llevó a la tierra prometida, porque no podían entrar a la tierra prometida sin tener un pacto, el cual Dios estableció con Moisés y el pueblo hebreo; tenían que estar bajo el pacto correspondiente a esa quinta dispensación: la Dispensación de la Ley.

Y ahora, por cuanto todo lo que sucedió con el pueblo hebreo es tipo y figura de lo que sucedería con la Iglesia del Señor Jesucristo, porque Israel terrenal (el pueblo hebreo) es tipo y figura del Israel celestial, que es la Iglesia del Señor Jesucristo.

El Israel terrenal (el pueblo hebreo) está compuesto por la descendencia de Abraham a través de Isaac y Jacob, y ahora - y los patriarcas.

Y ahora, el Israel celestial está compuesto por los creyentes en Cristo, los cuales forman la Iglesia del Señor Jesucristo. San Pablo nos dice en Hebreos, capítulo 12, versos 18 en adelante, donde nos narra cómo fue en el Monte Sinaí, pero ahora nos presenta otro monte al cual han sido llamados y han sido colocados los creyentes en Cristo. Dice:

Porque no os habéis acercado al monte que se podía palpar, y que ardía en fuego, a la oscuridad, a las tinieblas y a la tempestad,

al sonido de la trompeta, y a la voz que hablaba, la cual los que la oyeron rogaron que no se les hablase más,

porque no podían soportar lo que se ordenaba: Si aun una bestia tocare el monte, será apedreada, o pasada con dardo;

y tan terrible era lo que se veía, que Moisés dijo: Estoy espantado y temblando;

sino que os habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles,

a la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos, a Dios el Juez de todos, a los espíritus de los justos hechos perfectos,

a Jesús el Mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla mejor que la de Abel.

Mirad que no desechéis al que habla. Porque si no escaparon aquellos que desecharon al que los amonestaba en la tierra, mucho menos nosotros, si desecháremos al que amonesta desde los cielos.

La voz del cual conmovió entonces la tierra, pero ahora ha prometido, diciendo: Aún una vez, y conmoveré no solamente la tierra, sino también el cielo.

Y esta frase: Aún una vez, indica la remoción de las cosas movibles, como cosas hechas, para que queden las inconmovibles.

Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia;

porque nuestro Dios es fuego consumidor.”

Y ahora, toda persona que quiere buscar a Dios tiene que salir en este Segundo Exodo, tiene que estar en este Segundo Exodo, y tiene que venir, acercarse al Monte de Sion, que es la Iglesia del Señor Jesucristo, donde Jesucristo da Sus Leyes a los creyentes en El y las escribe no en tablas de piedras, sino en las tablas del corazón de las personas, de los creyentes.

Por eso es que nos reunimos para cantar a Su Nombre, orar a El, en el Nombre de Jesucristo orar a Dios y glorificarle y escuchar Su Palabra, para que El escriba en nuestros corazones Sus Leyes, y así todos bajo el Nuevo Pacto, quedemos todos bajo la Sangre del Nuevo Pacto, cubiertos con la Sangre del Nuevo Pacto.

Y ahora, encontramos que todo ser humano tiene un motivo por el cual poner sus ojos en Jesús. El es el Camino, la Verdad y la Vida, y nadie viene al padre sino por mí, dijo Jesucristo nuestro Salvador.

Por lo tanto, es por medio de Jesucristo que nosotros podemos llegar a Dios, llegarnos a Dios. El es la Vida eterna, El es la resurrección también, por lo tanto todo ser humano desea vivir eternamente en un Reino de paz, de amor, de prosperidad, y de conocimiento de Dios y de todo Su Programa, y para eso hay que poner los ojos en Jesucristo nuestro Salvador.

Y ahora, para que los pecados del ser humano sean quitados, el ser humano tiene que poner sus ojos en Jesucristo nuestro Salvador, con una mirada de fe, una mirada de fe en Jesucristo para poder obtener el perdón de sus pecados y poder obtener todas las bendiciones que El ha prometido y así la persona obtener Vida eterna.

Cuando la persona pone sus ojos en Jesucristo recibiéndolo como su Salvador, lavando sus pecados en la Sangre de Cristo, siendo bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo y Dios dándole Su Espíritu Santo, bautizándolo con el Espíritu Santo, la persona obtiene el nuevo nacimiento y obtiene un cuerpo angelical teofánico y la persona ha obtenido Vida eterna. Cristo dijo:

El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida.” [Nota - San Juan 5:24]

Y ahora, podemos ver lo sencillo que Dios ha hecho todo, para que toda persona (no importa su preparación académica) pueda poner los ojos en Jesucristo y pueda obtener Vida eterna.

En Isaías, capítulo 45, versos 20 en adelante, dice:

Reuníos, y venid; juntaos todos los sobrevivientes de entre las naciones. No tienen conocimiento aquellos que erigen el madero de su ídolo, y los que ruegan a un dios que no salva.

Proclamad, y hacedlos acercarse, y entren todos en consulta; ¿quién hizo oír esto desde el principio, y lo tiene dicho desde entonces, sino yo Jehová? Y no hay más Dios que yo; Dios justo y Salvador; ningún otro fuera de mí.

Mirad a mí, y sed salvos, todos los términos de la tierra, porque yo soy Dios, y no hay más.

Por mí mismo hice juramento, de mi boca salió palabra en justicia, y no será revocada: Que a mí se doblará toda rodilla, y jurará toda lengua.

Y se dirá de mí: Ciertamente en Jehová está la justicia y la fuerza; a él vendrán, y todos los que contra él se enardecen serán avergonzados.

En Jehová será justificada y se gloriará toda la descendencia de Israel.”

Por lo tanto toda la descendencia del Israel terrenal y del Israel celestial se gloriará en el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el cual es el Jehová del Antiguo Testamento, el cual es el Jesús del Nuevo Testamento, el cual es Y H W H, conforme a como le dijo el Angel de Jehová a Moisés cuando Moisés le preguntó por Su Nombre. En el Exodo, capítulo 3, pregunta Moisés al Angel de Jehová cuál es Su Nombre. Capítulo 3, verso 13 al 14, dice:

Dijo Moisés a Dios: He aquí que llego yo a los hijos de Israel, y les digo: El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros. Si ellos me preguntaren: ¿Cuál es su nombre?, ¿qué les responderé?

Y respondió Dios a Moisés: Yo Soy el que Soy.

Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: Yo Soy me envió a vosotros.”

En los originales está Y H W H, como el Nombre del Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob.

Y ahora, encontramos que ese Nombre está en el Angel de Jehová. Por eso cuando le pregunta Moisés a Dios, el cual está en el Angel, en el Angel de Dios; el Angel es el cuerpo angelical de Dios, cuerpo teofánico de Dios.

Y ahora, vean en el Exodo, capítulo 23, verso 20 al 23, dice:

He aquí yo envío mi Angel delante de ti para que te guarde en el camino, y te introduzca en el lugar que yo he preparado.

Guárdate delante de él, y oye su voz; no le seas rebelde; porque él no perdonará vuestra rebelión, porque mi nombre está en él.

Pero si en verdad oyeres su voz e hicieres todo lo que yo te dijere, seré enemigo de tus enemigos, y afligiré a los que te afligieren.

Porque mi Angel irá delante de ti, y te llevará a la tierra del amorreo, del heteo, del ferezeo, del cananeo, del heveo y del jebuseo, a los cuales yo haré destruir.”

Y ahora, el Angel de Jehová, que es el cuerpo angelical de Dios, el cual es Jesucristo en Su cuerpo angelical, el cual dijo en una ocasión allá en San Juan, capítulo 8, verso 56 al 58:

Abraham vuestro padre se gozó de que había de ver mi día; y lo vio, y se gozó.

Entonces le dijeron los judíos: aún no tienes cincuenta años, ¿y has visto a Abraham?

Jesús les dijo:De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, yo soy.”

¿Cómo era Jesucristo antes de Abraham? Jesucristo era en Su cuerpo angelical. El es el Angel de Jehová. En el Antiguo Testamento Jesús era nada menos que el Angel de Jehová, Jesucristo en Su cuerpo angelical, y Dios estaba en toda Su plenitud en Su Angel, en Jesucristo en cuerpo angelical.

Cuando se hizo carne Dios estuvo en Jesucristo en Su cuerpo de carne en toda Su plenitud. Por eso el Nombre de Dios estaba en el Angel de Jehová: Jesucristo en cuerpo angelical, y luego en el Angel de Jehová: Jesucristo en cuerpo de carne. Allí estaba Dios en ese cuerpo de carne, y estaba el cuerpo angelical de Jesucristo dentro de ese cuerpo de carne. El cuerpo angelical de Jesucristo es el cuerpo angelical de Dios, llamado el Angel de Jehová o Angel del Pacto.

Y ahora, podemos ver porqué fue que Malaquías cuando anunció la Venida del Mesías, dijo en el capítulo 3 que vendría el Angel del Pacto al cual deseaba el pueblo hebreo, dice capítulo 3, verso 1:

He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí...”

Ese Mensajero que vino delante del Señor fue Juan el Bautista con el espíritu y virtud de Elías preparándole el camino al Señor, preparando un pueblo para recibir al Mesías en Su Primera Venida, vino convirtiendo el corazón de los padres a los hijos, o sea, convirtiendo el corazón de los padres a la fe de los Apóstoles, a la fe apostólica, a la fe cristiana.

Y ahora, luego que vendría el Angel Mensajero preparando el camino, el Mensajero que El enviaría, el cual en Isaías, capítulo 40, verso 3 en adelante es la voz de uno que clama en el desierto preparándole el camino al Señor.

Ahora, sigue diciendo aquí: “...y vendrá súbitamente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis, y el ángel del pacto, a quien deseáis vosotros. He aquí viene, ha dicho Jehová de los ejércitos.”

¿Quién vendría? El Señor Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob. ¿Cómo vendría y en quién vendría? Vendría en y con Su Angel en carne humana.

Por lo tanto, el Angel del Pacto, el Angel de Jehová, el cual es el cuerpo angelical de Dios, vendría manifestado dentro de un cuerpo de carne, el cual fue llamado Jesús; ese fue el nombre que el Angel o Arcángel Gabriel le dijo a María que le pusiera al niño que iba a nacer a través de ella, el cual iba a ser creado por Dios en su vientre, porque el Espíritu Santo vendría y haría sombra sobre María, y así ella concebiría en su vientre y quedaría embarazada, daría a luz un niño más adelante.

Dios crearía en el vientre de María la célula de vida que se multiplicaría y luego nacería, el cual nació en Belén de Judea y le fue puesto por nombre Jesús, conforme a lo que dijo el Arcángel Gabriel.

Y ahora, vean quién es nuestro amado Señor Jesucristo y entonces podemos ver el porqué todo ser humano está llamado a poner sus ojos en Jesús. No hay salvación fuera de nuestro amado Señor Jesucristo, no hay otro Nombre dado a los hombres en el cual podamos ser salvos, solamente en el Nombre del Señor Jesucristo. El es nuestro Salvador, El es el que murió por todos nosotros para darnos Vida eterna.

Y ahora, hemos visto quién es nuestro amado Señor Jesucristo. Por eso podía decir: “Antes que Abraham fuese Yo Soy.”

Y ahora, podemos ver que Su Primera Venida tenía un propósito: el propósito de morir en la Cruz del Calvario por amor a todos nosotros. Primera de Pedro, capítulo 1, verso 18 en adelante, donde San Pedro dice cómo hemos sido rescatados nosotros: hemos sido rescatados del diablo y el reino del diablo; el faraón de Egipto y el reino del faraón, tipifican al diablo y el reino del diablo.

Y ahora, en este Segundo Exodo, en donde Cristo, el Angel del Pacto, lleva a cabo la liberación de todos los que están escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, todos los que pertenecen al Israel celestial, vean, El nos rescata, nos liberta en - nos liberta conforme a como fue tipificado.

Vean, para la liberación del pueblo hebreo fue sacrificado un cordero pascual y su sangre aplicada sobre el dintel y los postes de los hogares hebreos, para la preservación de la vida de los primogénitos que estaban allí.

San Pablo nos dice que Cristo nuestra Pascua ya fue sacrificada. Por lo tanto Cristo preserva la vida de todos los Primogénitos en el Cielo; por eso se tiene que aplicar la Sangre de Cristo, el Cordero de Dios.

Y no puede ser aplicada en la vida de la persona, a menos que ponga los ojos en Jesucristo nuestro Salvador, a menos que crea en nuestro amado Señor Jesucristo, la Sangre de Cristo puede ser aplicada sobre la persona, o sea, puede quedar cubierto con la Sangre de Cristo hasta que la persona cree en Jesucristo, Lo recibe como su Salvador. Dice:

Sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata,

sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación,

ya destinado desde antes de la fundación del mundo...”

Antes de venir el problema ya Dios había destinado la solución al problema, y esto fue desde antes de la fundación del mundo.

...pero manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros.”

Pero manifestado en los postreros tiempos, o sea, en los Días Postreros, y los Días Postreros comenzaron cuando Cristo tenía de 3 a 7 ó 10 años de edad; pues los Días Postreros delante de Dios para los seres humanos son los milenios Postreros para los seres humanos, los cuales son: Quinto Milenio, Sexto Milenio y Séptimo Milenio. Y conforme al calendario gregoriano este año es el primer año del Séptimo Milenio, es el primer año del Día Postrero delante de Dios.

Y ahora, vean ustedes, Cristo fue manifestado en carne humana en los Días Postreros, o sea, allá en el Quinto Milenio de Adán hacia acá, que es el primero de los milenios postreros.

Y mediante el cual creéis en Dios, quien le resucitó de los muertos y le ha dado gloria, para que vuestra fe y esperanza sean en Dios.

Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro;

siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre.”

Y ahora, podemos ver que en todo este Programa de Redención, con el cual y para el cual vino Cristo y murió por nosotros en la Cruz, para darnos ¿qué? Vida eterna; este Programa ya estaba diseñado por Dios, estaba en la mente de Dios desde antes de la fundación del mundo, y ya en la mente de Dios el Cordero de Dios fue sacrificado. Ya todo lo relacionado a la Primera Venida de Cristo fue llevado a cabo en la mente de Dios, luego en la Primera Venida de Cristo se materializó en la Tierra.

También la Segunda Venida de Cristo y todo lo que El hará, todo eso ya en la mente de Dios desde antes de la fundación del mundo, todo eso ya sucedió en la mente de Dios, ya Dios lo programó así; por lo tanto se estará cumpliendo todo conforme a como sucedió en la mente de Dios. Dios lo programó y así tiene que ser cumplido.

Ahora, en la Primera Venida de Cristo El vino como Cordero para quitar el pecado del ser humano y reconciliar al ser humano con Dios, y restaurar al ser humano a la Vida eterna.

Cuando la persona recibe a Cristo como su Salvador, lava sus pecados en la Sangre de Cristo, es bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo y recibe el Espíritu Santo, la persona tiene Vida eterna, ha nacido de nuevo, la persona ha sido rescatada del reino de las tinieblas y ha sido colocado en el Reino de Cristo, tiene Vida eterna. San Pablo decía: “Para que ustedes sepan que ustedes tienen Vida eterna.”

Por lo tanto, nadie les puede decir a los creyentes en Cristo nacidos de nuevo que no tienen Vida eterna, aunque cualquier persona les diga: “Pero mira, uno de los hermanos de la Iglesia murió físicamente.” Lo que murió es el cuerpo físico, pero esa persona por cuanto tiene Vida eterna pasó a vivir en el cuerpo angelical, o sea, siguió viviendo pero en el otro cuerpo (el cuerpo angelical), y se encuentra en el Paraíso, que es la sexta dimensión, viviendo, no puede morir, tiene Vida eterna.

Y cuando Cristo termine Su Obra de Intercesión en el Cielo, en donde El ha estado haciendo intercesión por toda persona que tiene su nombre escrito en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, el cual es el Libro de los Siete Sellos, cuando Cristo termine de llamar y juntar hasta la última persona que tiene su nombre escrito ahí en ese libro de Los Sellos, que es el Libro de la Vida del Cordero, entonces Cristo cuando haya terminado de llamar y juntar hasta el último escrito allí y haya hecho intercesión hasta por ese último escogido, entonces Cristo habrá terminado Su Obra de Intercesión en el Cielo.

Como sucedía con el sumo sacerdote el día décimo del mes séptimo de cada año, cuando entraba al lugar santísimo con la sangre de la expiación; cuando terminaba sus labores en el lugar santísimo y salía, el pueblo hebreo quedaba perdonado de todos sus pecados y quedaba reconciliado por Dios por un año más.

Eso tenía que hacerse cada año el día diez del mes séptimo, ¿por qué? Porque se estaba usando sangre de un sacrificio animal; por lo tanto ni el animal es perfecto ni su sangre tampoco, por lo tanto tenía que hacerse cada año. Pero, tanto ese animalito sacrificado (el macho cabrío de la expiación) como su sangre, son tipo y figura de Cristo como Cordero de Dios y como el Macho Cabrío de la Expiación; y la sangre de ese macho cabrío es tipo y figura de la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador.

Y por cuanto Jesucristo es perfecto, Su Sacrificio también fue perfecto y Su Sangre es Perfecta, por lo tanto El nos reconcilia para siempre, para toda la eternidad, y no tiene que estar El viniendo para ser sacrificado cada año; sería sacrificado solamente una vez, una sola vez, porque es un Sacrificio perfecto con una Sangre perfecta y lleva a cabo una reconciliación perfecta para toda la eternidad.

Por eso la persona cuando lo recibe, a Cristo como su Salvador, lava sus pecados en la Sangre de Cristo, es bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo y recibe el Espíritu Santo, ha obtenido Vida eterna, ha nacido de nuevo, ha nacido en el Reino de Cristo y tiene Vida eterna, no perecerá jamás esa persona.

Pero, ¿qué cuando cometemos algún error, falta o pecado? Pues la confesamos a Jesucristo, y basados en Su Sacrificio en la Cruz del Calvario, y por cuanto El está en el Trono del Padre, en el Trono de Intercesión en el Cielo haciendo intercesión, esa Sangre nos limpia de todo pecado. O sea, no solamente quitó nuestros pecados pasados, sino que todo pecado que cometamos o error o falta Su Sangre nos limpia de todo pecado; por lo tanto Su Sangre nos mantiene limpios de todo pecado.

Por eso la Sangre de Cristo en el Cielo está las 24 horas del día disponible para todo ser humano, y no solamente para los pecadores, sino para los creyentes, los cristianos que cometen errores, faltas, y algunas veces también pecan; pero cuando los confesamos a Cristo arrepentidos de nuestros pecados, arrepentidos de haber faltado a Cristo, El con Su Sangre nos limpia de todo pecado, y nos mantiene limpios de todo pecado, o sea, que mantenemos limpia nuestra vestidura todo el tiempo.

Ahora, toda persona debe todos los días al orar hacer un examen de su vida y ver si cometió faltas, errores, o pecó ante Dios, para que los confiese a Jesucristo, a Dios, y la Sangre de Cristo lo limpie de todo pecado y permanezca limpio todos los días; si peca siete veces, pues siete veces confiesa a Cristo, si peca setenta veces, pues setenta veces lo confiesa a Cristo.

Ahora, lo que sea y cuantas veces sea, recuerde: la Sangre de Cristo nos limpia de todo pecado, cuando confesamos a El nuestras faltas, nuestros errores y nuestros pecados. La persona no se puede quedar estancada pensando que falló y ya se perdió, usted fue salvo para toda la eternidad. ¡No se puede perder!

Ahora, no puede acumular pecados sobre pecados, porque eso destruiría su vida, y destruiría su vida física y su vida espiritual también, y usted está llamado a vivir una vida llena de gozo en el Señor, una vida feliz en Cristo; y si no confiesa sus pecados, entonces no podrá vivir feliz, aunque sea un escogido de Dios. Y entonces dirá: “¿Por qué no puedo ser feliz cuando veo a todo el mundo feliz?” Si confiesa sus pecados a Cristo, entonces Cristo los quita y entonces tiene que venir la bendición de Cristo y el gozo de Cristo a su alma.

El que encubre su pecado no prosperará, pero el que lo confiesa a Cristo alcanza Misericordia y entonces prospera espiritualmente, y también Cristo le da bendiciones materiales y prospera materialmente también; las más importantes son las bendiciones espirituales, que son para nuestra alma.

Ahora, podemos ver que la vida cristiana es la vida del creyente en el Reino de Cristo viviendo como un hijo o una hija de Dios; por lo tanto tiene que entender que el Espíritu de Cristo estará guiándole a usted como individuo y a la Iglesia de Jesucristo como Cuerpo Místico del Señor Jesucristo.

Así como guió al pueblo hebreo por medio del Profeta Moisés, Dios guía a Su Iglesia como Cuerpo Místico de creyentes, como el Israel celestial, el Israel espiritual.

Por eso ha enviado de etapa en etapa, de edad en edad, Mensajeros a través del los cuales Cristo en Espíritu Santo ha estado manifestado guiando a Su Iglesia; y para el tiempo final dice Jesús:

Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias.” ¿De qué cosas? De estas cosas que deben suceder pronto. Recuerden: les cité Apocalipsis 22, verso 16. Y en Apocalipsis 22, verso 6, dice:

Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto.”

Y en este tiempo final Cristo en Espíritu Santo guía a Su Iglesia dándole a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto por medio de Su manifestación final, y guía a cada persona como individuo por medio del Espíritu Santo en cada persona.

Y ahora, cada persona creyente en Cristo tiene que estar en el Cuerpo Místico de Cristo, y estar perseverando ahí todos los días de su vida, y estar en el Cuerpo Místico de Cristo reuniéndose en las actividades que se llevan a cabo, en donde se canta a Dios, se glorifica a Dios, se le da gloria a Su Nombre y se escucha Su Palabra, para así ser edificados y así crecer espiritualmente en el conocimiento de Dios por medio de Jesucristo nuestro Salvador, y así ser preparados para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.

Y ahora, siendo que estamos en el Cuerpo Místico de Cristo, a donde El nos ha colocado en el Segundo Exodo, estando nosotros como individuos con el Espíritu Santo, habiendo sido bautizados por el Espíritu Santo, estamos en la tierra prometida del bautismo del Espíritu Santo, y estamos dentro del Cuerpo Místico de Cristo, que es el Israel celestial.

Recuerden que el pueblo hebreo no podía aislarse una tribu o una persona del pueblo hebreo, mientras el pueblo hebreo iba a la tierra prometida, y cuando entraron a la tierra prometida tenían que estar juntos también.

Una persona para recibir las bendiciones de Dios tiene que estar en el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo, porque como Cuerpo Místico de creyentes es la Iglesia de Jesucristo, la cual está en el Nuevo Pacto, dentro del Nuevo Pacto cubierta con la Sangre del Nuevo Pacto, la Sangre de nuestro amado Señor Jesucristo.

Y cuando la persona obtiene el nuevo nacimiento queda dentro de la Iglesia de Jesucristo, y por consiguiente está cubierto con la Sangre de Cristo, la Sangre del Nuevo Pacto, y está dentro del Nuevo Pacto la persona, y tiene la circuncisión del Nuevo Testamento, del Nuevo Pacto, que es la circuncisión en el corazón, en el alma.

Y ahora, podemos ver porqué San Pablo en Gálatas, capítulo 6, verso 15, dice que la circuncisión no vale nada, es nada; y esas palabras son quizás duras y atrevidas de parte del Apóstol Pablo, pero son la verdad. Dice ese verso 15 del capítulo 6 de Gálatas:

Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale nada, ni la incircuncisión, sino una nueva creación.”

Es una Nueva Creación lo que vale delante de Dios, porque toda persona nacida de nuevo es una nueva criatura, una nueva creación, y está dentro del Nuevo Pacto cubierta esa persona con la Sangre del Nuevo Pacto; por lo tanto bajo el Nuevo Pacto están todas las bendiciones de Dios para el ser humano; por lo tanto esas personas dentro del Nuevo Pacto son las que heredan, reciben todas esas bendiciones divinas.

Y ahora, en este Segundo Exodo, vean dónde El nos ha colocado: dentro de Su Cuerpo Místico de creyentes, como personas nacidas de nuevo, nuevas criaturas; y nacemos como niños en el Reino de Cristo, y vamos tomando la leche Espiritual de la Palabra revelada y luego a medida que va pasando el tiempo vamos recibiendo Alimento más sólido, hasta que lleguemos a una completa madurez, hasta que lleguemos a la estatura de un Varón perfecto, o sea, hasta que lleguemos a ser a imagen y semejanza de nuestro amado Señor Jesucristo, hasta que lleguemos a nuestra transformación.

Y ahora, en el Cuerpo Místico de Cristo están todos los hijos e hijas de Dios nacidos de nuevo, son las almas de Dios que El envió a la Tierra en cuerpos mortales, para confirmar su lugar en la Vida eterna, recibiendo a Cristo como nuestro Salvador en el tiempo que le toca vivir a esa persona, siendo bautizada en agua en el Nombre del Señor Jesucristo y recibiendo el Espíritu Santo, y así nace en el Cuerpo Místico de Cristo y confirma así su lugar en la Vida eterna.

Y esa persona tiene Vida eterna, no vendrá a condenación, esa persona no tendrá que ir al juicio final para ser juzgada y ser condenada, ¿por qué? Porque esa persona recibió a Cristo como su Salvador, lavó sus pecados en la Sangre de Cristo y fueron quitados de la persona sus pecados, fue reconciliada con Dios esa persona por medio de Cristo y tiene Vida eterna, Cristo le dio Su Espíritu Santo y la persona nació de nuevo, por lo tanto esa persona es una nueva criatura y es un miembro del Cuerpo Místico de nuestro amado Señor Jesucristo.

¿Y todas las personas en el Cuerpo Místico de Cristo qué han hecho? ¿Han puestos sus ojos en quién? En Jesús, y por eso se ha llevado a cabo el milagro de la salvación, se ha materializado en la persona la salvación de su alma.

Así como en el Antiguo Testamento cuando el pueblo hebreo se rebeló en contra de Moisés y por consiguiente en contra de Dios, vinieron serpientes venenosas, ardientes, y mordían a los hijos de Israel, y murieron como veinte mil personas por las mordidas de las serpientes venenosas, y el pueblo clamó a Dios y pidió a Moisés que orara por ellos para que Dios quitara esas serpientes venenosas.

Ahora, Dios le dijo a Moisés: “Prepara una serpiente de bronce y colocala en un asta (o sea, en una vara), y cuando las personas sean mordidas por serpientes venenosas, que miren a esa serpiente de bronce y no morirán (o sea, será anulado el veneno que les causaría la muerte).” Porque cuando una serpiente venenosa muerde a una persona, la persona quedó condenada a la muerte, y aunque esté viva está muerta, porque ya tiene la muerte en él, ¿cómo? En ese veneno de esa serpiente.

Pero vean ustedes, no podían ir a buscar un médico y aun no podían llevar al hospital a una persona, pero vean, Dios tenía la solución en forma sencilla: “Miren a esa serpiente de bronce y no morirán (o sea, será anulado el efecto del veneno, será quitada la muerte de la persona).” Y así sucedía: mordían o picaban las serpientes venenosas a las personas, y el que quería vivir miraba a la serpiente de bronce y vivía, el que no le interesaba la vida pues no miraba a la serpiente de bronce y se moría, pues ya tenía la muerte en el veneno que había entrado a su cuerpo.

¿Y de dónde sacó Dios este simbolismo, esa serpiente de bronce? Pues la sacó del Cordero de Dios, Jesucristo, el cual tenía que morir en una cruz; por lo tanto esa serpiente de bronce es el reflejo, el tipo y figura de Jesucristo muriendo en la Cruz del Calvario, para que toda persona mordida por la serpiente antigua, el diablo, el cual mordió con una mordedura llena de veneno a la raza humana, a Adán y a Eva, y colocó el veneno en la raza humana, en el ser humano, por lo cual vino la muerte para la raza humana.

Ahora el ser humano que quiere vivir eternamente puede mirar a Jesucristo crucificado y puede ser anulado el veneno del pecado, ser quitado el veneno del pecado y por consiguiente ser quitada la muerte de la persona para que pueda vivir eternamente. Por eso es que San Juan, capítulo 3, dice, San Juan, capítulo 3, verso 13 en adelante, dice:

Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre, que está en el cielo.

Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado,

para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.”

En la misma forma que la serpiente de bronce fue levantada en el desierto, para que todo aquel que mirara a aquella serpiente y había sido mordido por serpientes venenosas, pudiera esa persona evitar su muerte y pudiera esa persona vivir eternamente.

Así el Hijo del Hombre fue levantado en la Cruz del Calvario para el mismo proposito: para que el ser humano pueda evitar la muerte, la segunda muerte, y pueda la persona vivir eternamente, pueda el alma de la persona vivir eternamente en un cuerpo eterno, inmortal, incorruptible y glorificado que Jesucristo nos dará.

Ahora, toda persona que recibe a Cristo como su Salvador, creyendo en el Sacrificio de Cristo en la Cruz del Calvario, recibe el perdón de sus pecados y recibe Vida eterna, ya esa persona que ha creído en Cristo como su Salvador, ha lavado sus pecados en la Sangre de Cristo, ha sido bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo y ha recibido el Espíritu Santo, esa persona ha recibido la inmortalidad, y aunque su cuerpo físico muera, esa persona continúa viviendo en alma y cuerpo angelical en la sexta dimensión, y tiene la promesa de un cuerpo eterno en el Día Postrero, el cual Cristo le dará cuando termine Su Obra de Intercesión en el Cielo.

Entonces El reclamará a todos los que El ha redimido con Su Sangre y los resucitará en cuerpos eternos a los que ya murieron y a nosotros si permanecemos vivos hasta ese momento nos transformará, nos dará un cuerpo eterno, inmortal y glorificado igual a Su cuerpo glorificado, y seremos personas inmortales, con cuerpos glorificados igual al cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador.

Serían algo así como cuerpos cósmicos, por lo tanto podremos viajar por el cosmos por tiempo completo y podremos viajar por todas las galaxias sin necesidad ni de un cohete, ni de un avión, ni de un auto, ni siquiera una bicicleta, porque en ese cuerpo no habrá limitaciones.

Ahora, eso viene con la Adopción, porque la Adopción es el cuerpo eterno y viene con nuestra transformación. Así que la Adopción es la Redención del cuerpo, donde El nos dará el cuerpo glorificado, y la vida absorberá lo mortal, desaparecerá lo mortal y solamente tendremos el cuerpo inmortal.

Ahora, la vida en este cuerpo mortal es temporal y es con un propósito, es con un propósito nuestra vida aquí en la Tierra en este cuerpo mortal, por eso tenemos que aprovechar el tiempo en el Programa de Dios, para que así sirvamos a Cristo en Su Programa y conforme a Su Programa, y seamos preparados para nuestra transformación. “Buscad primeramente el Reino de Dios y su justicia, y las demás cosas serán añadidas.”

Ahora, las añadiduras de la vida, aunque son buenas no es lo principal, pero Dios con la bendición que nos da nos provee también cosas materiales, pero El también añadirá las cosas eternas: el cuerpo físico y glorificado que El ha prometido para todos nosotros.

Así que podemos decir que vale la pena tener puestos nuestros ojos ¿en quién? En Jesucristo nuestro Salvador.

Ninguna otra persona, ni ha prometido ni puede tampoco prometer una resurrección de los creyentes en él que partan y mucho menos una resurrección en cuerpos glorificados, y tampoco pueden prometer una transformación del cuerpo físico, para darle un cuerpo glorificado, eterno, inmortal, incorruptible, o como algunos dicen: “Un cuerpo cósmico.” Pero físico, tangible, que pueda comer y que podamos tocarlo como el cuerpo glorificado de nuestro amado Señor Jesucristo.

Solamente hay Uno que puede hacer esa promesa y ya la hizo, y es nuestro amado Señor Jesucristo.

Ahora, ¿qué sucede, qué pasa con los seres humanos? Pues todos quieren vivir muchos años y con bastantes comodidades, y por eso se trabaja, por eso se estudia y las personas se hacen de profesiones para ganar mucho dinero y vivir más cómodamente y obtener muchas cosas que no se pueden obtener si no hay dinero, y todos quieren vivir en buena salud y todos quieren vivir muchos años, ninguna persona desea morir.

Pero vean ustedes, Cristo es la Vida eterna, y mirando a Cristo, poniendo nuestros ojos en Cristo, tenemos la promesa de que viviremos eternamente.

¿Y por qué no todos los seres humanos colocan su mirada en Jesús? ¿Por qué no todos ponen sus ojos en Jesucristo? Conforme a la Escritura hay personas que no están escritas en el Libro de la Vida, a esas personas no les interesa poner los ojos en Jesús.

Hay personas que tienen sus nombres escritos en la sección del Libro de la Vida, en donde algunos pueden ser borrados si no ponen sus ojos en Jesús, y ahí están las personas que pueden estar un tiempo en la Iglesia, en el cristianismo, y después se apartan; si en su vida no se arrepienten y regresan a Cristo rápido, sus nombres serán borrados del Libro de la Vida, de esa sección.

Y están los escritos en el Cielo en el Libro de la Vida del Cordero, esas personas son las ovejas que Cristo llamaría y juntaría en Su Redil, o sea, en Su Iglesia, que es el Redil de Cristo para Sus ovejas, y Cristo dijo: “Mis ovejas oyen mi Voz y me siguen.” Y también dijo: “El que es de Dios la Voz de Dios oye.” Y por consiguiente al escuchar la Voz de Cristo, el Buen Pastor, coloca los ojos en Cristo, pone sus ojos en Cristo nuestro Salvador.

Ahora, hubo personas en los días de Jesús que no querían escuchar la Voz de Cristo y Cristo dijo a ellos unas palabras que son muy duras, pero son la verdad; y estas son las mismas palabras que por consiguiente son aplicadas a las personas que no quieren poner sus ojos en Cristo. Dice San Juan, capítulo 10, verso 22 en adelante:

Celebrábase en Jerusalén la fiesta de la dedicación. Era invierno,

y Jesús andaba en el templo por el pórtico de Salomón.

Y le rodearon los judíos y le dijeron: ¿Hasta cuándo nos turbarás el alma? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente.

Jesús les respondió: Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ellas dan testimonio de mí;

pero vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas, como os he dicho.

Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen,

y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano.

Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre.

Yo y el Padre uno somos.”

Ahora, vean cómo Cristo habla a aquellas personas que no querían creer en Jesús y en las obras que Jesús estaba haciendo. ¿Ven? Los que no quieren creer y no pueden creer, encontramos que es porque no son de las ovejas del Señor.

Ahora, el que es oveja del Señor hay que llevarle la Palabra del Señor para el tiempo en que la persona está viviendo, y esa persona escuchará la Voz de Cristo, al leerlo o al escuchar llegará hasta el alma la Voz de Cristo y esa persona en su alma reconocerá la Voz de Cristo.

Ahora, ¿cuánto tiempo tomará para que esa persona se declare como un creyente en Cristo, recibiéndolo como su Salvador? Eso es un asunto entre Dios y la persona, Dios obrará con esa persona.

Ahora, nos corresponde a nosotros llevar el Mensaje por todos los lugares, para que pueda llegar al corazón, al alma de las personas. La fe viene por el oír de la Palabra de Dios, y con el corazón se cree pero con la boca se hace confesión para salvación.

Por lo tanto, el Mensaje de Cristo tiene que ser llevado por todo lugar. Por eso El dijo: “Id y predicad este evangelio por todo el mundo.” Vamos a leerlo tal y como lo dice el evangelio según San Marcos, capítulo 16, versos 15 al 16, donde dice:

Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.

El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”

Tan simple como esto. Dios hace todas las cosas simples para que las personas sencillas puedan entender y puedan creer, y puedan recibir a Cristo como su Salvador; o sea, que no se requiere ser una persona que haya estudiado mucho para ser un creyente en Cristo, porque a Cristo se recibe por fe, creyendo con todo el corazón.

Ahora, veamos también lo que nos dice en San Lucas, capítulo 24, versos 45 en adelante, donde dice:

Entonces les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras.”

Ninguna persona por más, por más que haya estudiado puede entender las Escrituras si Dios no les abre el entendimiento, es una obra divina la que tiene que ocurrir en la persona para entender la Palabra, porque de otra forma estará la persona obteniendo un entendimiento común, como el entendimiento que se obtiene de cualquier libro que la persona lea; pero la persona necesita obtener la revelación divina en el alma, y esa la da Dios por medio de Su Espíritu Santo.

Y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día;

y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén.

Y vosotros sois testigos de estas cosas.”

Y ahora, se predica el arrepentimiento y el perdón de los pecados en el Nombre del Señor Jesucristo, y así la persona obtiene el perdón de sus pecados y obtiene Vida eterna la persona, es restaurado a la Vida eterna, y así comienza la restauración del ser humano a la Vida eterna, de la cual cayó en el Huerto del Edén, y así comienza el ser humano a ser restaurado a todo lo que perdió Adán y Eva en la caída.

Y para el Día Postrero con la Segunda Venida de Cristo vamos nosotros a ser restaurados físicamente a la Vida eterna física, dándonos Cristo un cuerpo físico eterno, inmortal, incorruptible y glorificado, y entonces seremos inmortales físicamente también, porque el cuerpo que hemos de recibir será un cuerpo inmortal, un cuerpo incorruptible, un cuerpo que nunca se pondrá viejo y que nunca se enfermará, será un cuerpo que siempre estará representando de 18 a 21 años de edad, será un cuerpo igual al cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador.

Esa es la clase de cuerpo más importante para la persona, esa es la clase de cuerpo que tiene nuestro amado Señor Jesucristo, y eso El lo dará a cada uno de los creyentes en El que han estado en el Segundo Exodo y son pasados al Tercer Exodo, en donde Cristo nos dará en adición al bautismo del Espíritu Santo como tierra prometida, nos dará el cuerpo físico como tierra prometida en el Tercer Exodo, y nos llevará con El a la Cena de las Bodas del Cordero y luego nos dará la tierra prometida del glorioso Reino Milenial como Reino; como tierra prometida en el Reino Milenial es el Reino prometido para nosotros entrar y reinar con Cristo por mil años en este planeta Tierra.

Y ahora, hemos visto la bendición tan grande que hay tanto en el Primer Exodo para el pueblo hebreo, pero ellos no comprendieron todas esas bendiciones y se rebelaron en diferentes ocasiones contra Dios y Su Programa, por lo cual vinieron juicios divinos sobre el pueblo hebreo.

Pero ya se pasó de la Dispensación de la Ley a la Dispensación de la Gracia, y se entró a un Nuevo Pacto y se entró a un nuevo éxodo: el Segundo Exodo, en donde Cristo saca de una condición espiritual al ser humano y les coloca en la tierra prometida del bautismo del Espíritu Santo, saca del reino de las tinieblas al ser humano y los coloca en el Reino de Jesucristo.

Y ahora, para el Día Postrero el Tercer Exodo coloca a los hijos de Dios en la posición en que tienen que estar, para recibir la transformación los que estarán vivos hasta que Cristo termine la Intercesión en el Cielo, y los muertos en Cristo serán resucitados en cuerpos eternos y nosotros los que vivimos seremos transformados, y así estaremos en la tierra prometida del nuevo cuerpo y luego iremos a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo, que serán tres años y medio (la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo), y luego regresaremos a la Tierra para recibir el Reino terrenal y recibir así la tierra prometida del Reino Milenial, y así estar con Cristo en Su Reino terrenal, estar con Cristo en cuerpos glorificados y ser los Reyes y Sacerdotes en ese Reino, y ser también los Jueces en ese Reino. Y así estaremos disfrutando las grandes bendiciones del glorioso Reino Milenial de Jesucristo nuestro Salvador.

¿Por qué hemos de tener todas estas bendiciones en el Reino Milenial? Porque hemos puesto nuestros ojos en Jesús.

Y ahora, vean todas las bendiciones que hay para todos los que ponen sus ojos en Jesucristo nuestro Salvador, y todas esas personas tiene sus nombres escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero.

Ahora, hemos visto la bendición tan grande que hay en tener puestos nuestros ojos en Jesús, en Jesucristo nuestro Salvador. Estamos en un éxodo: el Tercer Exodo, el cual nos llevará a nuestra transformación.

Y ahora, Cristo en Su Segunda Venida, como el León de la Tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores nos transformará cuando El haya terminado Su Obra de Intercesión en el Cielo, y todo lo que corresponde a ese tiempo en donde seremos transformados corresponde a la Obra de Cristo como Reclamador, como León de la Tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo.

Y el Mensaje del Evangelio del Reino que gira alrededor de la Segunda Venida de Cristo nos coloca dentro totalmente, dentro del Tercer Exodo para recibir la bendición de nuestra transformación, somos preparados para ser transformados en este tiempo final.

Por lo tanto, de la Dispensación de la Gracia y del Mensaje de la Gracia que gira alrededor de la Primera Venida de Cristo como Cordero de Dios, Cristo nos pasa al Mensaje del Evangelio del Reino para darnos las bendiciones correspondientes a este tiempo final.

Ahora, vean ustedes, antes de pasar al Tercer Exodo hay que pasar primero por el Segundo Exodo, antes de pasar al Mensaje del Evangelio del Reino hay que pasar por el Mensaje del Evangelio de la Gracia, y antes de conocer el misterio de la Segunda Venida de Cristo hay que conocer el misterio de la Primera Venida de Cristo, para recibirlo como nuestro Salvador, lavar nuestros pecados en Su Sangre, ser bautizados en agua en Su Nombre y recibir Su Espíritu Santo y obtener así la tierra prometida del bautismo del Espíritu Santo.

O sea, que los que entran al Tercer Exodo y los que recibirán la tierra prometida del nuevo cuerpo, y los que recibirán la tierra prometida del Reino Milenial, serán los que primero estuvieron en el Segundo Exodo y obtuvieron las bendiciones del Segundo Exodo, y luego pasan al Tercer Exodo para recibir las bendiciones del Tercer Exodo, pasan a una nueva Dispensación.

Ahora, en este tiempo se está entrelazando la Dispensación del Reino con la Dispensación de la Gracia, y por consiguiente se está entrelazando el Mensaje del Evangelio del Reino con el Mensaje del Evangelio de la Gracia, por eso están cayendo la dos lluvia juntas: la lluvia tardía y la lluvia temprana están cayendo a la misma vez.

La lluvia de la enseñanza de la Segunda Venida de Cristo y la lluvia de la enseñanza de la Primera Venida de Cristo, están cayendo a la misma vez sobre los escogidos del Día Postrero en la Edad de la Piedra Angular.

Y ahora, en este tiempo final la Iglesia del Señor Jesucristo, la cual ha estado de edad en edad subiendo, de edad en edad ha subido a la Edad de la Piedra Angular, donde están cayendo las dos lluvias: la lluvia temprana y la lluvia tardía, sobre la Iglesia del Señor Jesucristo, y donde están siendo preparados los escogidos de Dios para ser transformados en este tiempo final.

Y ahora, ¿dónde están y quiénes son los que han puestos sus ojos, los ojos en Jesús? Aquí estamos en este tiempo final con nuestros ojos puestos en Jesucristo, mirando a Jesucristo nuestro Salvador.

Para este tiempo final los escogidos de Dios, los cuales de etapa en etapa han puesto sus ojos en Jesucristo en Su Primera Venida, y para el Día Postrero los escogidos de Dios tendrán sus ojos puestos en Jesucristo en Su Primera Venida y también en Jesucristo en Su Segunda Venida.

Por medio de la predicación del Evangelio del Reino entrelazándose con la predicación del Evangelio de la Gracia, recibimos el conocimiento del misterio de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo, y ponemos nuestros ojos no solamente en la Primera Venida de Cristo sino también en la Segunda Venida de Cristo, para recibir nuestra transformación.

Y ahora, colocando nuestros ojos, poniendo nuestros ojos en la Primera Venida de Cristo recibimos nuestra transformación interior, espiritual, y en adición poniendo nuestros ojos en la Segunda Venida de Cristo recibiremos nuestra transformación física, nuestra transformación exterior.

Ahora, hemos visto la importancia de poner nuestros ojos en Jesucristo, el cual es la Vida eterna y del cual vienen todas las bendiciones de Dios para todos aquellos que tienen sus ojos puestos en Jesús nuestro Salvador.

Hemos visto que no hay otra persona ni otro lugar en el cual nosotros podamos poner nuestros ojos para recibir las bendiciones del Cielo, las bendiciones de Dios, las bendiciones de la Redención, las bendiciones de la Salvación, solamente en Jesucristo nuestro Salvador.

Y ahora, todos los que tienen sus ojos puestos en Jesús serán transformados en este tiempo final, y seremos a imagen y semejanza de nuestro amado Señor Jesucristo.

No sabemos el año, pero sabemos que será en este siglo y en este milenio, y esperamos con anhelo nuestra transformación, por lo cual mantendremos nuestros ojos puestos en Jesús nuestro Salvador.

Todos con nuestros ojos puestos en Jesús obtendremos nuestra transformación, y no hay lugar a duda para los escogidos de Dios que tienen sus ojos puestos en Cristo, lo creemos con toda nuestra alma, creemos que vamos a ser transformados, ¿por qué? Porque tenemos puestos los ojos en Jesús nuestro Salvador.

Ha sido para mí una bendición grande darles testimonio de tener puestos los ojos en Jesús, y así darles testimonio de los que tienen sus ojos puestos en Jesús nuestro Salvador, y las bendiciones que hay para todas esas personas, o sea, para todos nosotros.

Por eso es que estamos recibiendo tantas bendiciones del Cielo y continuaremos recibiendo más bendiciones espirituales y materiales también hasta que seamos transformados, y cuando seamos transformados, ¿se habrán acabado todas las bendiciones? No, entonces vendrán más bendiciones, más bendiciones que todavía no han venido porque todavía estamos en estos cuerpos mortales, bendiciones que tienen que ver con el nuevo cuerpo, con el cuerpo glorificado.

Así que, hay un tesoro de bendiciones para todos los que tienen puestos los ojos en Jesús, de las cuales ya muchas han estado siendo dadas, pero vienen otras también que tienen que ver con el nuevo cuerpo que hemos de recibir.

Y todos los beneficios que obtendremos cuando tengamos el nuevo cuerpo, ya no nos enfermaremos, ya no nos pondremos débiles, ya no moriremos, seremos inmortales físicamente y ya estaremos físicamente como Reyes, físicamente con la vestidura de Reyes, la nueva vestidura, el cuerpo nuevo eterno y glorificado; o sea, que son tantos los beneficios, las bendiciones que hay de parte de Dios para nosotros para cuando tengamos el nuevo cuerpo, y ya no necesitaremos pagar más pasajes ni de autobuses ni de aviones tampoco.

Así que, la transportación nuestra podrá ser igual a la que Jesús realizaba cuando le dijo a las mujeres que lo vieron resucitado y le dijo a ellas: “Digan a los Apóstoles que vayan a allá al territorio de Nazaret, por esos territorios, en donde yo los encontraré, me apareceré a ellos, yo los veré a ellos allá.” O sea, por todo ese territorio Cristo les iba a aparecer a ellos luego que El ya había resucitado.

Por lo tanto, Cristo estando en cuerpo glorificado ya El podía pasar de un sitio a otro sin usar medios de transportación, pasando de una dimensión a otra y luego apareciendo de nuevo en otro lugar; les iba a aparecer en Galilea, vean, y ellos todos estaban en Jerusalén. Ahora vean, dice (los Angeles le dicen a las mujeres)... vamos a leer el pasaje 28, capítulo 28 de San Mateo, dice:

Pasado el día de reposo, al amanecer del primer día de la semana, vinieron María Magdalena y la otra María, a ver el sepulcro.

Y hubo un gran terremoto; porque un ángel del Señor, descendiendo del cielo y llegando, removió la piedra, y se sentó sobre ella.

Su aspecto era como un relámpago, y su vestido blanco como la nieve.

Y de miedo de él los guardas temblaron y se quedaron como muertos.

Mas el ángel, respondiendo, dijo a las mujeres: No temáis vosotras; porque yo sé que buscáis a Jesús, el que fue crucificado.

No está aquí, pues ha resucitado, como dijo. Venid, ved el lugar donde fue puesto el Señor.

E id pronto y decid a sus discípulos que ha resucitado de los muertos, y he aquí va delante de vosotros a Galilea; allí le veréis. He aquí, os lo he dicho.”

Y ahora vean, aquí fue dicho que los iba a ver en Galilea, aunque también los vio en Jerusalén, pero aquí está ordenado que vayan a Galilea porque allá El los va a ver. En San Marcos, capítulo 16, dice, verso 5 en adelante, dice:

Y cuando entraron en el sepulcro, vieron a un joven sentado al lado derecho, cubierto de una larga ropa blanca; y se espantaron.

Mas él les dijo: No os asustéis; buscáis a Jesús nazareno, el que fue crucificado; ha resucitado, no está aquí; mirad el lugar en donde le pusieron.

Pero id, decid a sus discípulos, y a Pedro, que él va delante de vosotros a Galilea; allí le veréis, como os dijo.

Y ellas se fueron huyendo del sepulcro, porque les había tomado temblor y espanto; ni decían nada a nadie, porque tenían miedo.”

Y ahora, vean ustedes cómo fue ordenado que fueran a Galilea donde le verían, aunque ahí en Jerusalén también lo vieron María Magdalena y la otra María, ahí lo vieron a El, y los caminantes de Emaús lo vieron mientras iban caminando y cuando se sentaron a la mesa, allá en Capernaum, iban de Jerusalén a Capernaum y El los acompañó y estuvo enseñándoles las Escrituras.

Ahora, en otras ocasiones encontramos que El les aparecía y luego desaparecía, entraba con las puertas cerradas y luego salía también; porque en el nuevo cuerpo, en el cuerpo glorificado no hay limitación.

En el cuerpo nuevo que hemos de recibir no habrá limitaciones porque es un cuerpo igual al cuerpo glorificado de nuestro amado Señor Jesucristo, ya es un cuerpo que tiene que ver con la Adopción, es un cuerpo para los adoptados de Dios como hijos e hijas de Dios, es la Adopción física.

La Adopción espiritual es el bautismo del Espíritu Santo, donde recibimos el cuerpo teofánico angelical, y la Adopción física será nuestra transformación.

Bueno, ya hemos visto la bendición tan grande que hay, ¿para quiénes? Para todos los que tienen sus ojos puestos en Jesús. ¿Y quiénes son esas personas? Todos nosotros.

En la tarde continuaremos, tendremos un repaso de lo que hemos hablado hoy y todo lo que Dios nos dé para la próxima actividad, y aún si nos da un tema también tendremos la próxima actividad con un tema, en donde esperamos que Dios nos dé grandes bendiciones, revelándonos Su Palabra.

Bueno, que Dios les continúe bendiciendo a todos, que Dios les guarde y muchas gracias por vuestra amable atención, y dejo nuevamente a nuestro hermano Félix Caro con todos nosotros para finalizar esta actividad.

Que las bendiciones de Cristo, el Angel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también, y que Cristo se manifieste en cada uno de ustedes, y si alguno está enfermo que Cristo le sane y que usted lo crea con toda su alma y se materialice en usted esa sanidad, y que siga restaurando a nuestro hermano Oscar Cardona, y que pronto ya esté totalmente restaurado y esté nuevamente con nosotros. En el Nombre de nuestro amado Señor Jesucristo. Amén y amén.

Bueno, que Dios les continúe bendiciendo a todos, que Dios les guarde, y con nosotros ya nuestro amigo y hermano Félix Caro.

La partida de nuestra hermana Nelly, ¿cuándo será? ¿La próxima semana? Ya esta próxima semana nuestra hermana Nelly sale hacia su país: Perú (Lima, Perú), regresa para reunirse ya de nuevo con su esposo, su familia y todos los hermanos allá.

Apreciamos estos días que está con nosotros y todo lo que ha hecho por cada uno de los que han estado en las conferencias que ella ha estado dictando y en las demás cosas que ella ha estado ayudándole a muchos de ustedes y a mí también, y a mi esposa Erica y a mi niña América y también a la bebé, porque todo lo que ha hecho y nos ha hablado es de beneficio para toda nuestra familia, y para todos ustedes que son mi familia como creyentes.

En nombre de toda la congregación te expreso mi agradecimiento Nelly, de la congregación y de mi parte y de mi familia, y que Dios te bendiga grandemente y te use cada día más y más. También le expresamos nuestro agradecimiento a Fernando que te dio el permiso para estar con nosotros, y por cuanto ustedes son una sola carne, pues todo lo que tú has hecho, también Fernando ha estado en esa labor. Que Dios bendiga grandemente a Fernando, el esposo de la doctora Nelly Fuentes, y que Dios la use cada día más y más.

Bueno, ya tenemos a nuestro hermano Félix con nosotros, mientras tenemos el cántico, el cual ustedes también pueden cantar en lo que ya nuestro hermano Félix toma la parte, tenemos el cántico que nos habla del Hombre que nos transformó.

PUESTOS LOS OJOS EN JESUS.”