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| Los Siervos de Dios | 2001-10-09 | 1 | Chiclayo | Lambayeque | PE | 00:00:00 | false |
Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes; es para mí una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final. Reciban todos saludos de mi esposa Erica, y los niños reciban saludos de mi niña América quien les envió muchos saludos.
Para esta ocasión leemos en nuestras Biblias, en Romanos, capítulo 6, versos 17 al 23, donde dice el gran Apóstol San Pablo:
“Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados;
y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia.
Hablo como humano, por vuestra humana debilidad; que así como para iniquidad presentasteis vuestros miembros para servir a la inmundicia y a la iniquidad, así ahora para santificación presentad vuestros miembros para servir a la justicia.
Porque cuando erais esclavos del pecado, erais libres acerca de la justicia.
¿Pero qué fruto teníais de aquellas cosas de las cuales ahora os avergonzáis? Porque el fin de ellas es muerte.
Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna.
Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.”
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.
Nuestro tema es: “LOS SIERVOS DE DIOS.”
Hablando aquí de los siervos de Dios como los creyentes en Cristo, el Apóstol San Pablo nos muestra que al ser libertados por Cristo, hemos sido colocados en la Iglesia del Señor Jesucristo para servir a Cristo como siervos de Cristo.
En Gálatas también Cristo por medio de San Pablo nos enseña en el capítulo 4 de Gálatas, algo que nosotros necesitamos comprender, dice, capítulo 4, verso 1 en adelante, dice:
“Pero también digo: Entre tanto que el heredero es niño, en nada difiere del esclavo, aunque es señor de todo;
sino que está bajo tutores y curadores hasta el tiempo señalado por el padre.
Así también nosotros, cuando éramos niños, estábamos en esclavitud bajo los rudimentos del mundo.
Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley,
para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos.
Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre!
Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo.”
Ahora, entre tanto que el heredero es niño, en nada difiere del esclavo.
Y ahora, encontramos que todo hijo e hija de Dios, toda alma de Dios que ha venido a este planeta Tierra, ha venido a vivir en un cuerpo mortal, corruptible y temporal, y encontramos que aunque son hijos e hijas de Dios esas almas de Dios, aparecen como también aparecen los hijos del maligno.
Por lo tanto, se ven todos como esclavos; pero Cristo nos liberta y entonces nacemos como hijos e hijas de Dios en el Reino de Dios.
Y ahora, en el Reino de Cristo encontramos que los hebreos (el pueblo hebreo como nación) son los siervos de Dios. Todos los miembros del pueblo hebreo, comenzando con Abraham, encontramos que son los siervos de Dios; pero los miembros de la Iglesia de Jesucristo son los hijos e hijas de Dios.
Así como hay un Israel terrenal hay un Israel Celestial; y en el Israel terrenal se ha reflejado, Dios ha reflejado el Israel Celestial.
Y ahora, encontramos que en la Iglesia del Señor Jesucristo todos aunque somos hijos, trabajamos como siervos, como siervos de Cristo.
Así como el pueblo hebreo son los siervos de Dios y han trabajado en el Programa de Dios de tiempos pasados, edades y dispensaciones pasadas, ahora el Israel Celestial compuesto por los creyentes en Cristo nacidos de nuevo, los cuales han nacido de nuevo como hijos e hijas de Dios; y trabajamos en el Reino de Cristo, la Iglesia del Señor Jesucristo, como siervos de Cristo haciendo una labor para Cristo la cual El ha ordenado.
El dijo: “Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura; el que creyere y fuere bautizado será salvo, mas el que no creyere será condenado.” Eso está en San Marcos, capítulo 16, versos 15 al 16.
Y ahora, encontramos que esa es una labor, una comisión que Cristo le ha dado a Su Iglesia compuesta por los creyentes en El nacidos de nuevo. En esa labor nosotros trabajamos como siervos y siervas de Cristo, hombres y mujeres todos trabajamos en esa labor; unos en una forma y otros en otra forma, pero todos estamos trabajando.
Encontramos que Cristo en San Juan, capítulo 15 nos dice de la siguiente manera, y leemos ese pasaje, dice:
“Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador.
Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto.
Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado.
Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.
Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.
El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden.
Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho.
En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos.
Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor.”
Ahora, vean cómo Cristo nos muestra quiénes somos nosotros en Su programa, en Su Iglesia. Cristo es la Vid verdadera, la Vid que produce ¿qué? Uvas, y nosotros somos los pámpanos; los pámpanos son las ramas de la vid.
¿Y en dónde lleva la vid el fruto? En las ramas. ¿Dónde lleva Cristo el fruto? Recuerden que se está reproduciendo la Vid produciendo fruto. ¿Dónde lleva el fruto? En las ramas.
Y ahora, tenemos el fruto de labor y también tenemos el fruto de hijos e hijas de Dios; así como el fruto de un padre lo produce a través de su esposa, son hijos, frutos, frutos de ese padre a través de esa madre a través de la cual nació ese niño o esos niños.
Y ahora, los hijos e hijas de Dios son frutos de Dios a través de Jesucristo nuestro Salvador, y nacen ¿dónde? En la Iglesia del Señor Jesucristo.
Trabajamos en la Obra de Cristo como ramas, para que nazcan los hijos e hijas de Dios ¿en dónde? En las ramas de la Iglesia.
De etapa en etapa, de edad en edad, hemos visto cómo han estado esas ramas de la Iglesia, tenemos el tiempo de los Apóstoles allá donde nacieron muchos hijos e hijas de Dios. Tenemos el tiempo de los Angeles Mensajeros, siete edades, esas son siete ramas en donde Cristo a través de Su Iglesia llevó mucho fruto, muchos hijos e hijas de Dios, esas ramas trabajaron.
Recuerden que la vida de Cristo está en Su Iglesia, en cada una de esas ramas está la vida de Cristo para producir hijos e hijas de Dios de cada edad.
Y ahora, esas ramas trabajan para que nazca el fruto que tiene que nacer, que tiene que producir Cristo, el Espíritu Santo a través de esa rama. Cada edad ha tenido los hijos e hijas de Dios correspondientes a cada edad.
Y ahora, la Iglesia del Señor Jesucristo es como un árbol plantado junto a arroyos de agua que da Su fruto a su tiempo y su hoja no cae, da hijos e hijas de Dios en cada edad.
Y ahora, encontramos que la Iglesia del Señor Jesucristo ha tenido esas diferentes ramas, pero le han injertado otras ramas que no son de ahí, pero esas ramas no dan fruto para Dios. Las ramas que dan fruto para Dios son las ramas que Dios predestinó para tener esa planta o ese árbol de uvas, o sea, esa vid.
Y ahora, ¿dónde nos encontramos en la planta o el árbol de la Vid verdadera? Nos encontramos en la parte alta: la Edad de la Piedra Angular.
Y trabajamos en el Cuerpo Místico de Cristo en esa rama correspondiente a nuestro tiempo; y como siervos llevamos a cabo todas las labores correspondientes ¿para qué? Para que nazcan los hijos e hijas de Dios en el Cuerpo Místico de Cristo, en la edad correspondiente a este tiempo final.
Y cuando se haya terminado toda la labor, haya nacido hasta el último escogido, hasta el último fruto en la Vid verdadera, en la rama correspondiente a nuestro tiempo, como nació cada fruto, cada hijo e hija de Dios en cada rama pasada, pues recuerden que las uvas de una rama no pueden decir: “No, yo quiero estar en aquella otra rama.” Cada rama lleva su fruto, sus uvas. Así ha sido de edad en edad.
Y ahora, ¿en qué rama está usted? En la rama del Día Postrero, que es la última rama, la Edad de la Piedra Angular.
Y ahora, encontramos que en esta rama de la Vid verdadera trabajamos como siervos y siervas, porque recuerden: una rama tiene que estar trabajando, tiene que estar dejando que la vida se mueva a través de esa rama, porque si la vida no se mueve a través de esa rama, la sabia del tronco, de la vid verdadera, no se mueve a través de esa rama ¿qué pasa? Se seca, y el labrador ¿qué hace? Corta toda rama que no lleva fruto.
Ahora, la vida de Cristo, el Espíritu Santo en cada edad ha estado manifestándose por medio del Mensajero de cada edad. Es imposible que una rama esté con vida sin tener al Mensajero de su edad, porque es en el Mensajero de la edad que viene Jesucristo en Espíritu Santo, llevando a cabo Su Obra de reproducción de hijos e hijas de Dios, para producir el fruto correspondiente a cada edad.
Y la vida corre a través de toda esa rama para producir el fruto, esa es la labor de la rama: tiene que permanecer con la vida de Cristo, que es el Espíritu Santo moviéndose en esa rama.
Y ahora, ya el Arbol Novia ha tenido diferentes ramas, y ahora nos encontramos en la rama del Día Postrero. Cuando resuciten todos los muertos en Cristo, estarán de regreso todas esas ramas con el Angel Mensajero de cada edad, con el fruto, los escogidos de cada edad, los cuales estarán en cuerpos glorificados, y estará completo el Arbol Novia, la Iglesia del Señor Jesucristo: la Vid verdadera con todas Sus ramas.
Ahora, como siervos trabajamos en la Obra de Cristo ungidos por el Espíritu Santo. Es el Espíritu Santo en cada uno de ustedes y en mí, el que lleva a cabo la Obra correspondiente al Día Postrero en la rama de este tiempo final. Por eso no trabajamos para una rama pasada; para ramas pasadas trabajó el Mensajero con el grupo de su edad en el pasado.
Nosotros trabajamos en la edad, la rama que nos corresponde a nosotros, y la vida de Cristo, el Espíritu Santo, está en la rama correspondiente a nuestro tiempo.
Y ahora, como siervos trabajamos en la Obra de Cristo aunque somos hijos, pero trabajamos por amor a Cristo como siervos, porque no hay diferencia mientras el hijo es niño.
Y ahora, todos trabajando en la Obra de Cristo como siervos por amor a Cristo, estaremos haciendo la Obra de Cristo, y Cristo estará haciendo Su Obra a través de cada uno de ustedes y de mí también.
Para nuestro tiempo es que más revelación divina hay; y miren ustedes, en una planta o en un árbol se secan las ramas de abajo, se van secando, eso es las edades pasadas se van... van teniendo su tiempo y terminan, ¿y luego dónde es que están las ramas tiernas? Arriba en la parte alta, y ahí es donde los escogidos de Dios se encuentran en este tiempo final, una rama tierna, una rama nueva para llevar el fruto de hijos e hijas de Dios de este tiempo final.
¿Y El quiere que llevemos poco fruto? No, ¡mucho fruto! Por lo tanto nosotros también deseamos lo mismo: que Cristo tenga, que produzca mucho fruto en la rama del Día Postrero, produzca muchos hijos e hijas de Dios.
Y por eso trabajamos como siervos llevando el Mensaje por todos los lugares, y luego Cristo recompensará a cada uno según haya sido su obra. El ha dicho que El va a recompensar a cada uno según sea su obra. En Apocalipsis lo dice en el capítulo 22, verso 12, dice:
“He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra.”
San Pablo en Primera de Corintios, capítulo 15, verso 58, dice: “Porque vuestro trabajo en el Señor no es vano.” O sea, que Cristo va a recompensar a cada uno de sus hijos que han trabajado en Su obra como siervos de Dios y siervas de Dios.
Ahora, conscientes de nuestra labor trabajamos con Amor Divino en la Obra de Cristo. Si ustedes se encuentran aquí en esta noche es porque otros trabajaron para que usted estuviera aquí; y si otros trabajaron para usted estar aquí, usted trabaja y otros vendrán también. ¿Ven? Cristo quiere que llevemos mucho fruto.
Y ahora, así como cada rama surgió en cada territorio, ahora miren dónde ha surgido la rama del Día Postrero, la rama más alta de la Vid verdadera y del Arbol Novia, de la planta de trigo; porque la Iglesia del Señor Jesucristo es la planta de trigo que surgió de Cristo, el grano de trigo que fue sembrado en tierra, murió, y así se ha reproducido en una planta de trigo.
¿Y dónde es que aparecen los granos de trigo? Aparecen en la planta de trigo. Y ahora, en la planta de trigo están apareciendo los granos de trigo de la parte alta de esa planta de trigo.
Ahora, vean cómo en esas parábolas que Cristo dio, ha mostrado a Su Iglesia y a cada miembro de Su Iglesia y las diferentes etapas o edades de Su Iglesia.
Y ahora, el fruto de la planta de trigo del Día Postrero corresponde a la Edad de la Piedra Angular. También el fruto de la Vid verdadera, la planta de la Vid verdadera, de la planta de uva o del árbol de uva (de uvas) corresponde la etapa final a la Edad de la Piedra Angular.
Y así como hubo un territorio y un Mensajero para cada etapa, para cada edad: en Asia Menor San Pablo, y en Europa cinco Mensajeros, y en Norteamérica el Rvdo. William Branham; ahora le ha tocado a la América Latina y el Caribe, donde para el Día Postrero surgiría la rama final del Cuerpo Místico de Cristo, de la Iglesia del Señor Jesucristo, del Arbol Novia, de la planta de trigo que también es la Vid verdadera.
Ahora, nos encontramos en la rama final, en donde lleva el fruto de hijos e hijas de Dios de este tiempo final.
Y ahora, ¿dónde está esa rama y dónde está el fruto? Pues aquí estamos presentes en esta noche, agradecidos a Cristo por la bendición tan grande que nos ha tocado en la América Latina y el Caribe.
Así que nuestro trabajo en el Señor no es en vano, no ha sido en vano, vean el fruto que ha estado produciendo Cristo en Espíritu Santo a través de esta rama del Día Postrero, la rama de la Edad de la Piedra Angular en Su Cuerpo Místico de creyentes.
Y ahora, esta es la rama que tendrá el fruto que en su mayoría será transformado; las otras ramas encontramos que tuvieron el fruto pero su transformación física no ocurrió en su tiempo; porque será para este tiempo final que Cristo resucitará a los muertos creyentes en El y a nosotros nos transformará.
Por lo tanto la bendición más grande es para nosotros en este tiempo final, en la rama final del Cuerpo Místico de Cristo, del Arbol Novia, del Arbol de uvas y también de la planta de trigo.
Y ahora, como siervos de Dios con gozo y agradecimiento a Cristo, trabajamos en la Obra de Cristo; y cuando termine nuestra labor en estos cuerpos mortales, vendrá nuestra Adopción.
La Adopción es nuestra transformación en donde estaremos heredando todas las cosas, porque somos herederos de Dios y coherederos con Cristo Jesús, Señor nuestro. A todo lo que Cristo es heredero somos también nosotros herederos con El.
Ahora, conforme a lo establecido en tiempos antiguos para la Adopción de un hijo, el hijo tenía que ser colocado bajo un tutor que le enseñara los negocios de su padre; y cuando estuviera listo ese hijo entonces el tutor le diría al padre de ese hijo: “Ese hijo ya está listo para ser adoptado, ya aprendió todos tus negocios, se parece a ti, es como tú. Y lo mismo que tú haces él lo hace, trabaja como tú trabajas.”
Vean, Dios dice que El buscará a Sus ovejas, y ahora, El ha estado trabajando en Su obra buscando Sus ovejas. ¿Ven? Por lo tanto El ha aprendido todas las labores de Su Reino. El Tutor es el Espíritu Santo, el cual ha estado guiando y enseñando a todos los hijos e hijas de Dios, para llegar al tiempo de la Adopción de los hijos e hijas de Dios.
Y cuando seamos adoptados, entonces los negocios de Dios, del Reino de Dios en la Tierra, los negocios de ese Reino, serán gobernados, dirigidos por esos escogidos que serán adoptados.
O sea, el Reino de los Cielos será establecido en la Tierra, y es el Reino Milenial de Cristo al cual Cristo es heredero, y Cristo se sentará sobre el Trono de David y gobernará sobre el pueblo hebreo y sobre todas las naciones; y el gabinete de ese Reino son los escogidos de Dios, los miembros de la Iglesia del Señor Jesucristo que como siervos han trabajado cada uno en su edad con el Mensajero de cada edad.
Para el Reino Milenial estaremos también trabajando pero como hijos e hijas de Dios, como Reyes y Sacerdotes y Jueces en ese glorioso Reino Milenial de Cristo.
Ahora, trabajamos estando en estos cuerpos mortales con gozo y agradecimiento a Cristo y sin límites, ¿cómo será cuando tengamos el nuevo cuerpo? ¿Cómo será en el Reino Milenial y en la eternidad?, pues allá no habrá límites en cuanto a las cosas que nosotros podremos hacer.
Así que, si estando en estos cuerpos trabajar con Cristo en Su obra como siervos, ¿cómo será en el Reino Milenial y en la eternidad trabajar como hijos e hijas de Dios, adoptados con cuerpos eternos y glorificados? Será algo inconcebible a la mente humana; pero cuando experimentemos esa bendición tan grande que El ha prometido para nosotros, entonces hemos de saber cómo será. Pero será más glorioso que lo que nosotros nos podemos imaginar.
Vean, en Daniel nos habla algo acerca de esa bendición tan grande que hemos de tener, en el capítulo 7, donde dice, verso 13 en adelante, dice:
“Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de él.
Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido.
Se me turbó el espíritu a mí, Daniel, en medio de mi cuerpo, y las visiones de mi cabeza me asombraron.
Me acerqué a uno de los que asistían, y le pregunté la verdad acerca de todo esto. Y me habló, y me hizo conocer la interpretación de las cosas.
Estas cuatro grandes bestias son cuatro reyes que se levantarán en la tierra.
Después recibirán el reino los santos del Altísimo, y poseerán el reino hasta el siglo, eternamente y para siempre.”
Y ahora, vean cómo a los santos del Altísimo, que son los miembros de la Iglesia de Jesucristo se le dará el Reino, y lo van a poseer hasta el siglo, eternamente y para siempre.
Ese Reino ya no será quitado del pueblo de los santos del Altísimo, de la Iglesia de Jesucristo, de los miembros del Cuerpo Místico de Cristo. Heredaremos el Reino y gobernaremos con Cristo por el milenio y por toda la eternidad.
Por eso fue que Cristo prometió a Sus Apóstoles sentarlos sobre doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel. Por lo tanto, estarán como estaban los jueces del Antiguo Testamento, a través de los cuales Dios reinaba, gobernaba sobre el pueblo hebreo en aquellos tiempos. Eso era la teocracia con el pueblo hebreo. Cuando el pueblo hebreo pidió rey, rechazaron la teocracia y pidieron un rey como los reyes de las demás naciones.
Y ahora, la teocracia vuelve para el pueblo hebreo, en donde Dios colocará los doce Apóstoles para juzgar a las doce tribus de Israel; ellos son de los veinticuatro ancianos que están en Apocalipsis, capítulo 4, verso 5, ellos son doce de esos veinticuatro ancianos. Los otros doce ancianos son los doce patriarcas hijos de Jacob.
Ahora, encontramos que hay una bendición grande para todos los hijos e hijas de Dios del Cuerpo Místico de Cristo, que han estado trabajando en el Cuerpo Místico de Cristo (o sea, en la Iglesia del Señor Jesucristo) como siervos y siervas sirviendo a Cristo en Su obra correspondiente a la edad en que les ha tocado vivir, han estado brazo a brazo con el Mensajero de su edad, trabajando en la Obra del Señor.
Y por consiguiente serán recompensados cuando Cristo reparta los galardones en la Cena de las Bodas del Cordero, y en el Reino Milenial disfrutaremos esos galardones.
Ahora, vean ustedes, aunque estamos trabajando para Cristo, estamos trabajando también para nosotros; porque de lo que trabajemos para Cristo será que Cristo nos va a recompensar. De acuerdo a lo que trabajemos será la recompensa. Como una persona que va a trabajar a un lugar, de acuerdo a su labor que hace es la recompensa que le dan como paga el día que el patrón paga a sus obreros.
Y Cristo pagará a cada uno conforme a su obra; y El quiere que nosotros llevemos mucho fruto. Por lo tanto, si llevamos mucho fruto la paga será grande, y si llevamos más frutos la paga será más grande para cada uno de ustedes y para mí también.
Por eso Cristo dijo: “Haced tesoros (¿dónde?) en el Cielo.” Y también dijo: “Buscad primeramente el Reino de Dios y Su justicia.” Es que es el único lugar donde nuestro trabajo no es en vano. El trabajo que hacemos aquí en la Tierra, por más que trabajemos humanamente, vean, cuando la persona muere no se puede llevar los beneficios de todo lo que trabajó en la Tierra.
Pero todo lo que hemos trabajado en Cristo se va con nosotros si partimos de esta dimensión terrenal. Y si permanecemos vivos hasta que los muertos en Cristo resuciten, seremos transformados, y cuando Cristo reparta los galardones, recibiremos de acuerdo a lo que hemos trabajado en la Obra de Cristo; o sea, que nuestro trabajo en el Señor no se pierde.
Todo trabajo humano que hacemos aquí, vean ustedes, por más que usted trabaje no se puede llevar la casa terrenal, no se puede llevar la profesión, no puede ir al Cielo para decir: “Yo soy el doctor fulano de tal.” Allá no necesitan doctores, médicos porque allá no hay enfermos. Puede decir: “Yo soy el abogado fulano de tal.” Allá no necesitan abogado, porque allí tenemos a Jesucristo, el único Abogado; y nadie va a cambiar a Jesucristo por otro abogado. Un solo Abogado ha tomado todos los casos de todos los hijos de Dios.
Así que, los títulos terrenales no sirven allá; pero todo lo que hemos trabajado en la Obra de Cristo continúa con nosotros, nuestras obras con nosotros siguen, nos siguen donde quiera que vayamos, ¿por qué? Porque nuestras labores, nuestras obras en el Cuerpo Místico de Cristo con nosotros seguirán; pues como siervos de Dios estamos trabajando y continuaremos trabajando, y toda esa labor nos acompañará por toda la eternidad traducida en los galardones que hemos de tener y nuestra posición que hemos de desempeñar en ese Reino Milenial.
Habrá personas grandes y personas pequeñas también en posición o posiciones en el Reino Milenial y en la eternidad. Pero toda persona quiere tener la posición más grande acá en la Tierra y cuanto más en el Cielo.
Ahora, vean ustedes: por ejemplo en un país, en un gobierno las posiciones dependen de lo que hayan trabajado con su partido, la labor que hayan desempeñado.
Y las posiciones en el Reino de Cristo, vean ustedes, van a depender de lo que usted haya hecho en la Obra de Cristo.
Por ejemplo, en un gobierno una persona no puede decir: “Yo quiero ser el gobernador o el presidente o el alcalde de tal lugar, o quiero ser el vicepresidente de la nación o el secretario de la nación.” Si no trabajó con ese partido en las labores para llevarse a cabo luego las elecciones, no puede ir a reclamar que lo pongan en una posición importante.
Y en el Reino de Cristo serán colocados en posiciones importantes los que hayan trabajado en la Obra de Cristo.
Por lo tanto, siendo que nuestro trabajo en el Señor no es vano, y El dijo: “Haced tesoros en los Cielos.” Nosotros trabajando en la Obra de Cristo como siervos por amor a Cristo, es que estamos haciendo tesoros en el Cielo.
Trabajamos con nuestras manos, trabajamos llevando el Mensaje, trabajamos aportando económicamente, trabajamos en la imprenta también, en los videos tanto personalmente como colaborando económicamente, y en todas las formas, y llevando los folletos y llevando los Mensajes también, para que así llegue el Mensaje hasta el último de los escogidos de Dios.
Todo eso es una labor en el Cuerpo Místico de Cristo que nosotros llevamos a cabo como siervos de Dios, trabajando en la Obra de Dios en el Cuerpo Místico de Cristo.
Y ahora, hemos visto cómo ha sido la Obra de Dios de edad en edad, y estamos viendo cómo es la Obra de Dios en nuestro tiempo.
Por lo tanto, por cuanto nuestro trabajo en el Señor no es en vano, estamos trabajando para nosotros, porque los galardones van a ser para nosotros.
Por lo tanto, toda la obra que llevemos a cabo, toda obra que llevemos a cabo será traducida en galardones para nosotros; y tendremos posiciones importantes en ese glorioso Reino Milenial.
Cuando ya estemos en el Reino Milenial una persona no puede decir: “Yo quiero lograr una posición bien alta en este Reino (en el Reino de Cristo).” Ya el tiempo se le pasó. El tempo es ahora en donde estamos trabajando en la Obra de Cristo para Cristo completar Su Reino, Su Iglesia.
Y Cristo reinará con Su Iglesia por el milenio y por toda la eternidad. Y nosotros como herederos de Dios y coherederos de Cristo, tendremos nuestro lugar en ese Reino, nuestra posición y nuestros galardones.
Así que trabajemos con y por Amor Divino, de buena gana como dice San Pablo. San Pablo dice que el que trabaja de buena gana será recompensado, tiene recompensa de parte de Cristo; pero el que trabaja de mala gana o no trabaja con ganas de trabajar, ese no tiene ninguna recompensa. Vamos a pedirle a Miguel nos... 9:15 de Primera de Corintios, dice:
“Pues si anuncio el evangelio, no tengo por qué gloriarme; porque me es impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no anunciare el evangelio!
Por lo cual, si lo hago de buena voluntad, recompensa tendré; pero si de mala voluntad, la comisión me ha sido encomendada.
¿Cuál, pues, es mi galardón? Que predicando el evangelio, presente gratuitamente el evangelio de Cristo, para no abusar de mi derecho en el evangelio.
Por lo cual, siendo libre de todos, me he hecho siervo de todos para ganar a mayor número.”
Ahora, vean cómo Pablo se coloca como siervo de Cristo para ganar a muchos para Cristo, y como siervos de Cristo nosotros trabajamos en la Obra de Cristo para ganar a muchos para Cristo también; y lo hacemos no de mala gana, no de mala voluntad sino de buena voluntad.
Los que trabajan de mala voluntad no tienen ninguna recompensa; los que trabajan de buena voluntad, con ánimo y con Amor Divino de buena gana, tendrán su recompensa.
Por lo tanto, no hay que estar obligando a ninguna persona a trabajar en la Obra, sino decir: “Este es el trabajo que hay para llevar a cabo.” Y cada persona que tiene ganas de trabajar en la Obra de Cristo, lo hace con y por amor a Jesucristo.
Por lo tanto, como siervos de Dios trabajemos en la Obra de Cristo de y con buena voluntad, con buenas ganas de trabajar en la Obra de Cristo.
Y cuando El reparta los galardones, allí estaré yo con ustedes viendo los galardones tan hermosos que ustedes van a recibir, y también ustedes verán el que Cristo me va a dar a mí también, y el que le dará a Miguel y a Tirzo, y a todos los demás ministros que también están trabajando en la Obra de Cristo.
Recuerden que los Mensajeros y los ministros colaboradores de ese Mensajero, recibirán grandes galardones, y los miembros de cada grupo de cada edad recibirán con el Mensajero galardones también.
Por lo tanto, brazo a brazo trabajemos juntos en la Obra de Cristo en este tiempo final. Ya los demás Mensajeros con sus grupos terminaron su labor aquí en la Tierra en cuerpos mortales, y solamente queda para nosotros labor en este tiempo final.
Por lo tanto, aprovechemos esta bendición, privilegio y oportunidad tan grande que Cristo nos ha dado de trabajar en Su obra como siervos de Dios.
Que las bendiciones de Cristo, el Angel del Pacto, nuestro Salvador, sean sobre cada uno de ustedes y sobre mí también; y todos trabajemos como siervos con el Angel del Señor Jesucristo que le dice a Juan: “Yo soy consiervo tuyo y con tus hermanos.” Trabajemos todos como siervos en la Obra de Cristo en este tiempo final.
Y que Dios prospere vuestra labor en el Señor y cumpla Su programa correspondiente a este tiempo final; y pronto sea completado el Cuerpo Místico de Cristo y Cristo se levante del Trono del Padre, tome el Título de Propiedad, resucite a los muertos creyentes en El y nos transforme a nosotros los que vivimos, y nos lleve con El a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo, y todos recibamos los galardones que Cristo ha preparado y ha prometido para cada uno de ustedes y para mí también. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.
Muchas gracias por vuestra amable atención amados amigos y hermanos presentes, y nos veremos Dios mediante, mañana Dios mediante ¿dónde Miguel? En el Coliseo Gran Chimún, Dios mediante mañana aquí mismo en Trujillo, República del Perú.
Que Dios les continúe bendiciendo a todos, que Dios les guarde, y continúen pasando una noche llena de las bendiciones de Jesucristo nuestro Salvador.
Dejo nuevamente con ustedes a nuestro amigo y hermano, el Rvdo. Miguel Bermúdez Marín, para continuar mientras cantamos el cántico que nos habla de Jesucristo, el Hombre que nos transformó interiormente, y que nos transformará exteriormente también; nos transformó por dentro, y nos va a transformar por fuera también dándonos el cuerpo glorificado.
Que Dios les bendiga y les guarde a todos.
“LOS SIERVOS DE DIOS.”