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| El Hijo de Dios | 2001-10-07 | 1 | Lima | Lima | PE | 00:00:00 | false |
Muy buenas tardes, amados amigos y hermanos presentes; es para mí una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final. Reciban saludos de mi esposa Erica quien les envía saludos, y los niños reciban saludos de mi niña América quien también me encargó le diera saludos a los niños, y que también le diera saludos a todas las personas, a todos los hermanos.
Para esta ocasión tenemos la lectura de la Biblia, de la Palabra de Dios en San Mateo, capítulo 16, versos 13 (versos 13 en adelante), donde dice:
“Viniendo Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?
Ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los profetas.
El les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?
Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.
Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos.
Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.
Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos.
Entonces mandó a sus discípulos que a nadie dijesen que él era Jesús el Cristo.”
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.
Nuestro tema es: “EL HIJO DE DIOS.” Tomado de las palabras de San Pedro cuando respondió: “Respondiendo Pedro dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.”
“EL HIJO DE DIOS” o “EL HIJO DEL DIOS VIVIENTE.”
Para poder comprender este misterio del Hijo del Dios viviente, necesitamos comprender que Dios es eterno y que antes de la Creación Dios existía; antes de la Creación estaba el Eterno Dios y no había nada más, solamente Dios, pero en Dios estaban todos Sus atributos, Sus pensamientos de lo que El llevaría a cabo, de lo que El crearía.
Si hay una Creación es porque hay un Creador, eso es tan sencillo que hasta los niños lo pueden entender. A quienes se les ha hecho difícil comprenderlo es a los científicos, pero es a causa de que es sencillo.
Ahora, ya ellos están dándose cuenta que si hay una Creación hay un Creador; como si hay un edificio, pues hay un constructor que lo construyó, y hay un ingeniero y un arquitecto que lo diseñó, y hay una persona que lo pensó y pidió que se hiciera ese edificio.
Ahora, en Dios estaban todas las cosas que El crearía, estaban en El como atributos de El, estaban en Su mente, por lo tanto existían siempre en El todos Sus atributos.
Ahora, ¿qué hacía Dios si en El estaban todas las cosas que El crearía?, todo estaba en Dios, Sus atributos estaban en El, de El saldría toda la Creación, ¿pero qué hacía Dios antes de comenzar la Creación? El estaba diseñando el Programa que El llevaría a cabo para la Creación, El estaba pensando cómo El llevaría a cabo esa Creación.
Por lo tanto en ese diseño que El estableció para llevar a cabo Su Creación, vean ustedes, El, el cual es el Arquitecto del Universo completo, de toda Su Creación, ¿quién fue Su consejero? Nadie. ¿Quién conoció la mente de Dios? Nadie. El Espíritu de Dios es el que conoce la mente de Dios.
Y ahora, para llevar a cabo Su Obra de Creación y expresar Sus atributos que estaban en El eternamente, de Dios surge, sale el Hijo de Dios en forma de una Luz, y eso fue lo primero que vino a existencia visible, eso fue lo primero visible, y de ahí es que surge ese cuerpo angelical teofánico, parecido a nuestro cuerpo pero de otra dimensión; y luego teniendo al Verbo que era con Dios, del cual dice... está en Apocalipsis también, capítulo 19; pero ahora en San Juan, capítulo 1, verso 1 en adelante, dice:
“En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios (porque Dios estaba en toda Su plenitud en Su cuerpo angelical).”
Y ahora, encontramos que esa Luz que salió de Dios y luego encontramos en esa Luz al cuerpo angelical de Dios, vean, ese es el Verbo, el Hijo de Dios, y es el Unigénito del Padre, es el único que salió de Dios. Y luego dice:
“Este era en el principio con Dios.
Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.
En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.”
Y ahora, toda la Creación de Dios va a salir de Dios a través de ese cuerpo angelical, a través de esa luz, en donde luego encontramos el cuerpo angelical teofánico de Dios; de ahí, vean ustedes, vendrá toda la Creación, y Dios estando en Su cuerpo angelical teofánico ya comienza el Programa de Creación.
El Hijo de Dios es el principio de la Creación de Dios, y por consiguiente de El surge toda la Creación. Dios lleva a cabo toda la Creación por medio de Su Hijo.
Su Hijo antes de tener Su cuerpo de carne es el Angel del Pacto, el Angel de Jehová, es el Verbo que era con Dios y era Dios, porque Dios estaba en El y a través de El habló la Palabra creadora; o sea, los pensamientos divinos pasaron de Dios a Su cuerpo angelical, pasaron del subconsciente al consciente, pasaron del alma divina de Dios al Espíritu de Dios, al cuerpo angelical de Dios. Y se hicieron consciente en el Hijo de Dios todos los pensamientos divinos para la Creación de todo el Universo, de todas las cosas; y por cuanto se hicieron consciente en el Hijo de Dios, a través del Hijo de Dios vino a existencia toda la Creación, porque el Hijo de Dios lo encontramos llevando a cabo toda la Creación, y en El estaba Dios en toda Su plenitud.
Vean, San Pablo hablándonos de este misterio tanto en Colosenses como en Hebreos, vean lo que dice Colosenses, capítulo 1, verso 15 en adelante, dice:
“El es la imagen del Dios invisible (y la imagen de Dios es Su cuerpo angelical, Su Espíritu)...
El es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación (o sea, que el cuerpo angelical de Dios llamado el Verbo que era con Dios y era Dios, es el Primogénito de Dios y es el Unigénito de Dios, es el primero que surgió o salió de Dios).
“Porque en él fueron creadas todas las cosas (o sea, todo lo que Dios iba a crear estaba en el Verbo que era con Dios y era Dios, y de ahí, de ese cuerpo angelical fue que Dios trajo a existencia toda la Creación, porque Dios por medio de Su cuerpo teofánico, cuerpo angelical, llamado el Verbo que era con Dios y era Dios, de ahí trajo a existencia toda la Creación).
“Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.
Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten;
y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia,
por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud,
y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz.
Y a vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado (y ahora, estamos reconciliados con Dios).”
Ahora, hemos visto quién es el Primogénito de Dios: Jesucristo, y el Unigénito también de Dios: Jesucristo. El es la imagen del Dios invisible en Su cuerpo angelical, y El es la semejanza física en Su cuerpo de carne.
El es la imagen visible de Dios en Su cuerpo angelical, y es la semejanza física de Dios en Su cuerpo de carne, el cual ya está glorificado y se sentó a la diestra de Dios, y por cuanto en El habita toda la plenitud de Dios, encontramos que es nada menos que la manifestación de Dios en carne, como nos dice el Apóstol San Pablo en Primera de Timoteo, capítulo 3, verso 16, donde dice:
“E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad:
Dios fue manifestado en carne.”
¿Quién fue manifestado en carne? Dios; así como cada uno de nosotros hemos sido manifestados en carne, en este cuerpo de carne que hemos obtenido.
Y ahora: “Dios fue manifestado en carne,
Justificado en el Espíritu,
Visto de los ángeles,
Predicado a los gentiles,
Creído en el mundo,
Recibido arriba en gloria.”
¿Quién? Dios. Cuando se predica a Jesucristo a la humanidad, se está predicando a Dios, el cual se hizo carne, se hizo hombre y habitó en medio de la raza humana para llevar a cabo la Obra de Redención, y quitar así nuestros pecados. Por eso Isaías, en el capítulo 7, verso 14, hablando acerca de la Venida del Mesías, dice de la siguiente manera:
“Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel.”
¿Qué significa Emanuel? Dios con nosotros.
Y ahora, el Dios Creador del Universo, de toda la creación del mundo visible y del mundo invisible, El se hizo un cuerpo angelical, de El salió un cuerpo angelical y luego más adelante se creó también un cuerpo de carne llamado Jesús, y encontramos a Dios a la semejanza humana con un cuerpo de carne, porque Dios hizo al ser humano a Su imagen y a Su semejanza.
Por lo tanto, al manifestarse Dios en medio del pueblo hebreo en el cumplimiento de la Venida del Mesías, tenía que manifestarse en la forma de un hombre en medio de la raza humana para ser el Pariente Redentor del ser humano, y poder redimir al ser humano.
Y ahora, hemos visto quién es el Hijo de Dios. El Hijo de Dios en Su cuerpo angelical es el Angel del Pacto, el Angel de Jehová. Por eso es que Cristo en San Juan, capítulo 8, verso 56 al 58, dice:
“Abraham vuestro padre se gozó de que había de ver mi día; y lo vio, y se gozó.
Entonces le dijeron los judíos: Aún no tienes cincuenta años, ¿y has visto a Abraham?
Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, yo soy.”
Aquí Cristo da a conocer Su pre-existencia y muestra que El es antes que Abraham, El es antes que Abraham, El es antes que Noé y El es antes que Adán también, y El es antes que toda la Creación, El es el principio de la Creación de Dios.
Así fue como comenzó todo el Programa de creación divina: Dios haciéndose visible, del cual salió una Luz, y de esa Luz el cuerpo angelical de Dios; y ese es el Hijo de Dios, el Hijo de Dios en Su cuerpo angelical. Abraham lo vio como Melquisedec en una ocasión, y lo vio con Sus Arcángeles también (Gabriel y Miguel) el día antes de la destrucción de Sodoma y de Gomorra.
El Hijo de Dios aparece en diferentes ocasiones en el Antiguo Testamento, le apareció a Moisés el Angel de Jehová, ese Angel de Jehová es el Hijo de Dios, es el cuerpo angelical de Dios, y El fue el que envió a Moisés para la liberación del pueblo hebreo, y estuvo con Moisés y en Moisés libertando al pueblo hebreo.
El fue el que los libertó por medio del Profeta Moisés, y luego los llevó al Monte Sinaí y les dio los mandamientos allí en tablas de piedra, El es el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el cual se hizo carne, se hizo hombre y habitó en medio de la raza humana.
Hemos visto que el Verbo que era con Dios y era Dios, fue el que creó todas las cosas para El, y luego dice:
“En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.
La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella.
Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan.
Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fin de que todos creyesen por él.
No era él la luz (o sea, Juan no era la Luz), sino para que diese testimonio de la luz.
Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo (¿y cómo venía a este mundo? Venía en carne humana).
En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció.”
Ahora, Juan viene dando testimonio que después de él, o sea, detrás de él vendrá uno del cual Juan no es digno de desatar la correa de su calzado, Juan dice: “El que viene después de mí es antes que yo.” Y dice también: “El es el que les bautizará con Espíritu Santo y Fuego.”
No bastaba con seguir al precursor de la Primera Venida de Cristo para obtener la bendición del Espíritu Santo y obtener el nuevo nacimiento, sino que se requería seguir al que vendría después de Juan el Bautista.
Juan el Bautista le preparó una plataforma al que lo envió, a Su Señor, para que Su Señor se colocará sobre esa plataforma y tuviera Su ministerio mesiánico.
El precursor siempre coloca la plataforma para el que viene después de él, le prepara el camino, y anuncia que vendrá un Mensaje más adelante, que traerá el que viene después de él, y que les dará la bendición prometida para ese tiempo.
Ahora, Juan el Bautista era una Luz para la séptima edad de la Iglesia hebrea bajo la Ley, pero la Luz del mundo que alumbra a todo hombre vendría después de Juan el Bautista. Cristo dijo: “Juan era una luz, una antorcha que alumbra (que alumbraba), y ustedes quisieron caminar a su luz, mas yo tengo mayor testimonio que Juan (o sea, porque Jesús es la Luz que alumbra a todo hombre, es la Luz divina).”
“A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron (o sea, el pueblo hebreo).
Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.”
¿Ven? Hay que creer en Jesucristo, en Su Nombre, para poder recibirlo como nuestro Salvador, lavar nuestros pecados en Su Sangre, ser bautizados en agua en Su Nombre y recibir Su Espíritu Santo, y obtener así el nuevo nacimiento y nacer como hijos e hijas de Dios.
“Los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.”
O sea, la persona para nacer como un hijo de Dios no es por medio de la unión de un hombre y de una mujer, no es por medio de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, ni engendrado de sangre, sino de Dios. Por medio de la persona recibir el Espíritu Santo y obtener el nuevo nacimiento nace en el Reino de Dios, el Reino de Jesucristo como un Hijo o una hija de Dios.
“Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre) (¿ven? Aquí nos habla del Verbo como el Unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.”
El Unigénito porque fue el único que salió de Dios, pero en El estaban todos los hijos e hijas de Dios. El verso 18 de este mismo capítulo 1 de San Juan, dice:
“A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer.”
A Dios nadie le vio jamás, pero el Unigénito Hijo que está en el Seno del Padre El le ha dado a conocer, El le ha declarado.
Así como nadie ha visto el alma suya, porque usted es alma viviente, pero el cuerpo espiritual suyo lo da a conocer, lo declara en otra dimensión, pero el cuerpo de carne lo declara a usted en esta dimensión.
La persona si muere, pues ya no está declarado en esta dimensión como una persona porque ya murió su cuerpo, pero sigue declarada esa alma viviente en el otro cuerpo espiritual, pero el alma no la pueden ver las personas.
Pero vean, usted tiene dos cuerpos: uno físico terrenal y otro espiritual, en esos cuerpos es que usted como alma viviente se manifiesta, se declara, se da a conocer; y así es Dios: se da a conocer en Su cuerpo angelical y en Su cuerpo de carne llamado Jesús, el cuerpo angelical llamado el Angel del Pacto, el cual ya sabemos que es Jesucristo en Su cuerpo angelical.
Por eso el Angel de Jehová, el Angel del Pacto que le apareció a Moisés y Moisés quiso saber Su Nombre, y el Angel de Jehová, el cual le dijo: “Yo soy el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob,” cuando le dio a conocer Su Nombre le dio cuatro consonantes que son: “YHWH,” las cuales están en el original.
En las traducciones que se han hecho, vean ustedes, no aparecen, pero esas son las cuatro letras consonantes que le dio el Angel de Jehová a Moisés como Su Nombre, ahí está el misterio de Su Nombre y por consiguiente ahí está el misterio de Su Primera Venida y de Su Segunda Venida, y ahí está el misterio de la Obra que El haría en Su Primera Venida y en Su Segunda Venida.
Ahora, a Moisés le fue dado ese Nombre en esas cuatro letras consonantes, y luego cuando le aparece a Saulo de Tarso en el camino a Damasco esa misma Columna de Fuego, Saulo también preguntó: “¿Quién eres?” O sea, preguntó por el Nombre del Angel de Jehová, del Angel del Pacto que le apareció allí a Saulo de Tarso en el camino a Damasco, le apareció en una Luz más fuerte que la luz del sol, por lo cual Saulo quedó ciego, cayó de su caballo al piso, quedó ciego, y Saulo escucha la Voz que le dice: “Saulo, Saulo ¿por qué me persigues? Dura cosa te es dar coses contra el aguijón.”
Saulo sabiendo que le estaba hablando el mismo que le había hablado a Moisés, le estaba hablando el Angel de Jehová, el Angel del Pacto que es el mismo Dios, el cual le pareció en forma de Luz a Moisés, ahora le aparece también a Saulo de Tarso, Saulo pregunta: “¿Quién eres Señor? (o sea, lo reconoce como su Señor, como el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob). Señor, ¿quién eres?” Pues el Señor le dice que lo estaba persiguiendo: ¿Por qué me persigues?
Y ahora, el Angel de Jehová, el Angel del Pacto en esa Luz más fuerte que el sol, en esa Columna de Fuego le dice: “Yo soy Jesús, a quien tú persigues.”
Ahí se reveló a Saulo de Tarso, y ahí llamó a Saulo de Tarso así como había llamado a Moisés, y Saulo de Tarso es enviado para llevar el mensaje a los gentiles, para la liberación de los gentiles pertenecientes al Cuerpo Místico de Cristo. O sea, que Saulo de Tarso ocupa una posición muy importante, ya no es Saulo de Tarso sino San Pablo, ocupa una posición muy importante en el Programa de Dios.
Ahora, el Mensaje de San Pablo no solamente se quedó en la primera edad, sino que ha pasado por todas las edades y ha llegado a nuestro tiempo también, él fue el instrumento de Cristo para establecer completamente la Iglesia del Señor Jesucristo de entre los gentiles en la Dispensación de la Gracia. San Pablo tenía la revelación plena del Programa de Dios para la Dispensación de la Gracia.
Los Apóstoles que habían estado con Cristo pensaron que el guardar el sábado y llevar a cabo la circuncisión continuaba en la Dispensación de la Gracia; pero San Pablo estableció que no, y dijo que la circuncisión es nada y la incircuncisión también, dijo que lo que vale es la Nueva Creación, la nueva criatura.
El nuevo nacimiento producido en la persona es lo que tiene valor, el nacer de nuevo es lo que tiene valor en el Programa de Dios, y esa es la circuncisión en el alma, recibir el Espíritu Santo, así se recibe la circuncisión interior.
Por eso San Pablo no permitía que enseñaran a circuncidarse los gentiles, aun estuvo reunido en Jerusalén con San Pedro, San Juan y otros Apóstoles, para hablar con relación a todo el Programa y doctrina correspondiente a la Iglesia de Jesucristo en la Dispensación de la Gracia, y ellos comprendieron que los gentiles no tenían que circuncidarse.
Tampoco los hebreos tienen que circuncidarse, pero algunos continuaban circuncidándose, porque no comprendían plenamente que la circuncisión en el Nuevo Testamento en la Dispensación de la Gracia es en el alma, en el corazón, y que el guardar el sábado es estar en Cristo, que es nuestro reposo, nuestro descanso. Cristo es nuestro sábado. Aún la Iglesia primitiva el día en que se reunía era el domingo. ¿Ven?
Ahora, encontramos que San Pablo tenía una revelación muy grande en cuanto al Programa de Dios correspondiente a la Dispensación de la Gracia. San Pablo tenía tal revelación que pudo abrir a los gentiles el misterio de Cristo, y dar a conocer que Jesucristo nuestro Salvador es Dios manifestado en carne, para llevar a cabo la Obra de Redención con Su cuerpo en la Cruz del Calvario y reconciliarnos con Dios.
San Pablo pudo ver, pudo comprender todas estas cosas, por lo tanto fue el Apóstol que tuvo la revelación más grande allá en el tiempo de los Apóstoles incluyendo a San Pablo. En Hebreos, capítulo 1, verso 1 en adelante, dice:
“Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas,
en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo (por medio de Su Hijo fue que Dios creó el Universo completo).”
Y ahora vean, el Hijo de Dios antes de estar en carne humana en medio del pueblo hebreo, estaba en Su cuerpo angelical; y estando en Su cuerpo angelical el Hijo de Dios, Dios por medio de Su Hijo, Dios en Su Hijo llevó a cabo toda la Creación: “En el principio creó Dios los Cielos y la Tierra,” ¿cómo? Por medio de Su Hijo.
Su Hijo es Su cuerpo angelical porque en El, en Su Hijo mora la plenitud de Dios, mora la plenitud de Dios en el cuerpo angelical de Jesucristo y mora la plenitud de Dios en Su cuerpo físico; y en la actualidad está glorificado Su cuerpo físico y mora todavía la plenitud de Dios en El. Y ahora, está en el Trono de Dios en el Cielo sentado el Hijo de Dios.
Ahora, encontramos que el Hijo de Dios existiendo antes de la creación del Universo tiene la herencia, es el Heredero de Dios, el Heredero de toda la Creación, porque por medio de El creó Dios todas las cosas, y El es la Cabeza de toda la Creación, El es el principio de la Creación, y el Primogénito, el Unigénito.
“...y por quien asimismo hizo el universo;
el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia (vean quién es el Hijo de Dios: Es el resplandor de Su gloria y la imagen misma de Su sustancia), y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas.”
Por eso Jesucristo decía que El se sentaría a la diestra de Dios, San Mateo, capítulo 26, versos 63 al 64, cuando el sumo sacerdote le pregunta si El es el Hijo de Dios, vean:
“Mas Jesús callaba (esto fue cuando estaba siendo juzgado Cristo por el sumo sacerdote Caifás y el sumo sacerdote Anás, que había sido el sumo sacerdote anterior, y por el concilio del sanedrín). Entonces el sumo sacerdote le dijo: Te conjuro por el Dios viviente, que nos digas si eres tú el Cristo, el Hijo de Dios.
Jesús le dijo: Tú lo has dicho; y además os digo, que desde ahora veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo.”
Cristo sabía que El ascendería al Cielo y se sentaría en el Trono de Dios con Su cuerpo físico, el cual sería glorificado, y se sentaría en el Trono de Dios.
Ahora, podemos ver porqué Cristo decía en San Juan... vamos a ver, San Juan, capítulo 7, verso 37 en adelante, dice (en adelante, dice):
“En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba.
El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva.
Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado.”
¿Ven? Jesucristo en Su ministerio terrenal no estaba glorificado todavía, pero iba a ser glorificado y se iba a sentar en el Trono de Dios e iba enviar el Espíritu Santo sobre todos los creyentes en El, e iba a producir el nuevo nacimiento en todos los creyentes, y por consiguiente iba a producir una Nueva Creación, una Nueva Raza con Vida eterna. Dios lleva a cabo la Creación por medio de Su Hijo.
Y ahora, la creación de una Raza con Vida eterna la lleva a cabo ¿por medio de quién? Por medio de Su Hijo. El Hijo de Dios es el que crea una Nueva Raza con Vida eterna, de la cual El es el primero.
Ahora, veamos en San Juan, capítulo 12, verso 28, donde dice:
“Padre, glorifica tu nombre. Entonces vino una voz del cielo: Lo he glorificado, y lo glorificaré otra vez.”
Para ser glorificado el Nombre de Dios, tiene que estar en el que será glorificado, tiene que estar en el Hijo que será adoptado y será glorificado y se sentará en el Trono de Dios.
Luego en el capítulo 13 de San Juan, verso 31 al 32, dice: “Entonces, cuando hubo salido (o sea, cuando Judas salió luego de tomar el bocado de pan)...” Vamos a leerlo aquí, verso 30, dice:
“Cuando él, pues, hubo tomado el bocado, luego salió; y era ya de noche...”
Y recuerden que cuando hubo tomado el bocado de pan entró Satanás en Judas, se hizo carne en Judas Iscariote el diablo.
Vamos a ver un poquito antes... recuerden que Cristo había dicho que uno de los que estaban con El, uno de los Apóstoles lo iba a entregar, eso causó gran tristeza en medio de los Apóstoles y también gran preocupación. Vamos a leerlo ya desde... capítulo 13, verso 21 en adelante, dice:
“Habiendo dicho Jesús esto, se conmovió en espíritu, y declaró y dijo: De cierto, de cierto os digo, que uno de vosotros me va a entregar.
Entonces los discípulos se miraban unos a otros, dudando de quién hablaba.
Y uno de sus discípulos, al cual Jesús amaba (o sea, Juan el Apóstol), estaba recostado al lado de Jesús.
A éste, pues, hizo señas Simón Pedro, para que preguntase quién era aquel de quien hablaba (o sea, quién era aquel de quien Jesús hablaba que lo iba a entregar).
El entonces, recostado cerca del pecho de Jesús, le dijo: Señor, ¿quién es?
Respondió Jesús: A quien yo diere el pan mojado, aquél es. Y mojando el pan, lo dio a Judas Iscariote hijo de Simón.
Y después del bocado, Satanás entró en él. Entonces Jesús le dijo: Lo que vas a hacer, hazlo más pronto.
Pero ninguno de los que estaban a la mesa entendió por qué le dijo esto.
Porque algunos pensaban, puesto que Judas tenía la bolsa, que Jesús le decía: Compra lo que necesitamos para la fiesta; o que diese algo a los pobres.
Cuando él, pues, hubo tomado el bocado, luego salió; y era ya de noche.
Entonces, cuando hubo salido, dijo Jesús: Ahora es glorificado el Hijo del Hombre, y Dios es glorificado en él.
Si Dios es glorificado en él, Dios también le glorificará en sí mismo, y en seguida le glorificará.”
Había llegado el tiempo para el Hijo de Dios en carne humana ser glorificado, por lo tanto Su cuerpo iba a ser glorificado, pero tenía que pasar por la etapa de la muerte.
Y ahora, en el capítulo 17, verso 5 en adelante, dice... hay que comenzar desde el verso 1. Capítulo 17, verso 1 en adelante, dice:
“Estas cosas habló Jesús, y levantando los ojos al cielo, dijo: Padre, la hora ha llegado; glorifica a tu Hijo, para que también tu Hijo te glorifique a ti;
como le has dado potestad sobre toda carne, para que dé vida eterna a todos los que le diste.
Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.
Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese.
Ahora pues, Padre, glorifícame tú para contigo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese.
He manifestado tu nombre a los hombres que del mundo me diste; tuyos eran, y me los diste, y han guardado tu palabra.
Ahora han conocido que todas las cosas que me has dado, proceden de ti;
porque las palabras que me diste, les he dado; y ellos las recibieron, y han conocido verdaderamente que salí de ti, y han creído que tú me enviaste.”
Ahora, vean cómo Cristo aquí en Su oración intercesora, El pide ser glorificado: “Glorifica a Tu Hijo, glorificame (le dice), glorifica a Tu Hijo, para que también Tu Hijo te glorifique a Ti.” (Verso 1 del capítulo 17). Y verso 5 del capítulo 17, dice:
“Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese.”
Ahora, vean cómo el Angel de Jehová hecho carne traía el Nombre del que lo envió, y llevaría a cabo el ministerio correspondiente a aquel tiempo: el ministerio mesiánico, y luego llevaría a cabo la Obra de Redención en la Cruz del Calvario; pero sería resucitado, glorificado, así como los muertos en Cristo van a resucitar en cuerpos glorificados.
Por eso cuando Cristo resucitó, no lo conocían Sus discípulos aunque habían estado con El por unos tres años y medio, y de seguro Juan y Santiago y quizás otras personas lo conocían aun desde niño.
¿Por qué Juan y Santiago podían conocerlo desde jovencito a Jesús? Porque eran Sus primos según la carne, Salomé (o Shalomé), Salomé y María son hermanas, por lo tanto eran primos según la carne.
Ahora, Jesús resucita glorificado y no lo conocen Sus propios discípulos: es que la resurrección para los santos en Cristo será en cuerpos glorificados y jovencitos que representarán de 18 a 21 años de edad; y así también fue la resurrección de Jesucristo nuestro Salvador, resucitó glorificado, por consiguiente la apariencia ya no era de 33 años, sino de 18 a 21 años de edad. No le conocieron, pero El se reveló a ellos ya resucitado y glorificado.
Ahora, encontramos que nuestro amado Señor Jesucristo es el principio de la Creación de Dios, El es el principio de la Creación de Dios en Su cuerpo angelical, y El es el principio de la Creación de Dios de seres eternos en Su cuerpo físico, el cual fue glorificado.
Por lo tanto, El le da un cuerpo angelical de la sexta dimensión a cada creyente en El, cuando la persona Lo recibe como su Salvador, lava sus pecados en la Sangre de Cristo y es bautizado en el Nombre del Señor Jesucristo en agua, Cristo lo bautiza con el Espíritu Santo y produce el nuevo nacimiento en la persona, nace en el Reino de Cristo, la Iglesia del Señor Jesucristo, y la persona obtiene un cuerpo angelical.
Siempre que hay un nacimiento tiene que haber un cuerpo; si es un nacimiento espiritual, pues tiene que haber un cuerpo espiritual, ese es el cuerpo angelical teofánico del cual nos habla la Escritura como el Angel de Jehová que acampa en derredor de los que le temen y los defiende.
Cada creyente en Cristo nacido de nuevo tiene un Angel guardián: su cuerpo angelical, su cuerpo teofánico.
Este es el Angel del cual las personas que estaban orando por Pedro en la casa de Juan Marcos, le dijeron a Rode, cuando Pedro tocó a la puerta, y fue a abrir la puerta, pero cuando supo que era Pedro, vio que era Pedro, se dio cuenta que era Pedro, de gozo no abrió la puerta sino que regresó al grupo que estaba orando por Pedro en la casa y les dijo: “¡Es Pedro el que toca la puerta!” Le dicen: “No es Pedro, tú estás loca, es su ángel.” Porque cada creyente tiene su ángel guardián, que es su cuerpo angelical, su cuerpo teofánico; y ese es el espíritu de la persona, el espíritu celestial o cuerpo angelical.
Ahora, encontramos que el cuerpo angelical de Jesucristo es el Angel de Jehová, el Angel del Pacto, ese Angel que apareció en el Antiguo Testamento, como el Angel de Jehová le apareció a Adán.
Dios en Su cuerpo angelical fue el que juzgó a Adán, a Eva y a la serpiente, era Cristo en Su cuerpo angelical; fue el mismo que le habló también a Noé, fue el mismo que le habló a Abraham en diferentes ocasiones, el que lo llamó y lo sacó de Ur de los Caldeos y lo llevó a la tierra prometida, le mostró la tierra prometida y le dio una bendición muy grande, le dijo que su simiente, en su simiente serían benditas todas las naciones.
Y ahora, el Angel de Jehová le aparece a Moisés para la liberación del pueblo hebreo, le aparece en esa Columna de Fuego y ese es Cristo nuestro Salvador, el Hijo de Dios, lleva a cabo por medio de Moisés la obra de liberación del pueblo hebreo. El Angel de Jehová se veló en Moisés, se veló en carne humana y se reveló por medio de Moisés.
El estuvo usando personas, seres humanos para manifestarse y llevar a cabo Su Obra. El fue el que le dio la Ley en el Monte Sinaí, fue el que defendió al pueblo hebreo y lo llevó a la tierra prometida.
Y ahora, encontramos que en la tierra prometida le apareció a diferentes hombres; encontramos que a diferentes jueces le apareció también, y le aparecía en la forma de un Hombre, un Varón pero de otra dimensión; como a Manoa para anunciarle que tendrían (Manoa y su esposa) un hijo, el cual sería uno de los jueces de Israel, ¿y fue quién? Sansón.
Este es el mismo Angel de Jehová que ha estado con los Profetas del Antiguo Testamento, y que se manifestó en y a través de los Profetas del Antiguo Testamento y trajo la Palabra divina, la Palabra de Dios; o sea, los pensamientos divinos los hizo conscientes a la raza humana.
Dios los hizo conscientes a Su cuerpo angelical, a Su Angel, y Su Angel ungido con la Columna de Fuego, ungido con Dios, por Dios, habitando Dios en toda Su plenitud en el Angel del Pacto, el Angel de Jehová, a través de los Profetas se manifestó e hizo consciente los pensamientos divinos; y cuando fueron hablados por esos Profetas, era el Espíritu Santo, el Angel del Pacto hablando a través de esos Profetas, Cristo en Su cuerpo angelical hablando por medio de esos Profetas.
Y al ser hablada esa Palabra, fueron hablados esos pensamientos divinos, los cuales Dios colocó en el corazón, la mente y la boca de esos Profetas; y cuando hablaron esos pensamientos que le fueron revelados a esos Profetas, vino a ser la Palabra hablada de Dios; se convirtió en Palabra hablada de Dios para ser cumplida.
Mientras estaban en la mente de Dios eran los pensamientos de Dios; mientras estaban en la mente del Angel de Jehová eran los pensamientos de Dios todavía, pasados de Dios a Su cuerpo angelical, a Su Hijo. Pero cuando ya son colocados en la mente, en el corazón, la mente y la boca de los Profetas de Dios y ellos hablan esa Palabra, hablan esos pensamientos, se convierte en la Palabra.
Por eso la Biblia es la Palabra de Dios: porque ha sido ya hablada por medio de los santos Profetas y Apóstoles de Dios, y diferentes Mensajeros que El ha enviado: San Pablo y también el Rvdo. William Branham.
Para nuestro tiempo hay pensamientos divinos que tienen que ser revelados a la raza humana, por lo cual esos pensamientos divinos tienen que estar en el Angel del Pacto, que es Jesucristo, y El tiene que colocarlos así como los colocó en los Apóstoles y en los Angeles Mensajeros de cada edad, para que fuesen hablados esos pensamientos y se materializara el Programa de Dios correspondiente a cada edad.
Para este tiempo final hay pensamientos divinos que no fueron revelados a los Profetas del Antiguo Testamento ni a los Angeles Mensajeros de las diferentes edades, los cuales tienen que ser colocados por el Hijo de Dios: Jesucristo en Espíritu Santo, Jesucristo en Su Iglesia, el cual ha colocado en la boca, el corazón, la mente y la boca de esos Mensajeros, ha colocado esos pensamientos divinos correspondientes a cada edad lo que Dios pensó para cada edad, para hacer en cada edad, lo colocó en el corazón, la mente, la boca de cada Mensajero, y ellos ungidos con la Columna de Fuego, con el Espíritu Santo, hablaron esos pensamientos que le fueron revelados y vino a ser la Palabra de Dios para su edad, y creó la edad y Cristo creó esa parte de Su Iglesia correspondiente a esa edad. Así ha sido de edad en edad.
Y ahí crea hijos e hijas de Dios de esa edad, y así lleva a cabo la creación de hijos e hijas de Dios eternos en el Programa de la creación de una Nueva Raza con Vida eterna.
Ahora, viene sellado en el Angel Mensajero de cada edad, el Mensaje correspondiente para cada edad.
El Espíritu Santo que es Cristo, el Angel del Pacto, el Hijo de Dios, es el que hace la Obra, porque El es el Creador, El es el que lleva a cabo la Obra de la creación de una Nueva Raza, como llevó a cabo la creación del Universo completo; y eso es Dios a través de Su Hijo: el Hijo de Dios llevando a cabo la creación con Vida eterna.
Y ahora, en el Programa de creación de una Nueva Raza con Vida eterna, la cual estaba en la mente de Dios eternamente, hemos llegado nosotros al tiempo final en donde el Hijo de Dios: Jesucristo en Espíritu Santo en medio de Su Iglesia tiene que vivificar Su Palabra prometida para este tiempo final, como la vivificó en cada edad: haciéndola carne en el Mensajero de cada edad, colocándola en el Mensajero de cada edad, en el corazón, o sea, el alma, la mente y la boca del Mensajero para hablarla y así darla a conocer, y cumplirse el Programa de creación divina correspondiente a cada edad.
Así que podemos ver que lo que sucedió en cada edad fue una Obra de creación divina (de creación), que el Hijo de Dios ha estado llevando a cabo de edad en edad al manifestarse en cada edad por medio del Mensajero de cada edad, y así ha ido creciendo la Obra de creación divina del Cuerpo Místico del Señor Jesucristo, compuesta la Iglesia por los redimidos con la Sangre de Cristo nuestro Salvador, nacidos en el Cuerpo Místico de Cristo por medio del Espíritu Santo.
Vean, Cristo por medio de Su Palabra creadora es el que está llevando a cabo esta Obra de Creación.
San Pedro nos habla de esta Obra de creación divina, y nos enseña que hemos sido renacidos, no de simiente corruptible sino de incorruptible por la Palabra de Dios.
Así que siendo renacidos, no de simiente corruptible sino de incorruptible por la Palabra de Dios, nosotros pertenecemos, como creyentes en Cristo nacidos de nuevo, pertenecemos a una Nueva Raza celestial, y por consiguiente nuestra ciudadanía está ¿dónde? En los Cielos, conforme a las palabras de San Pablo en Filipenses, capítulo 3, verso 20 al 21, donde dice:
“Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo;
el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.”
Con ese poder con el cual puede sujetar asimismo todas las cosas, y puede darle existencia a todas las cosas que El creó, con ese mismo poder El transformará nuestros cuerpos y nos dará un cuerpo glorificado, eterno, inmortal, incorruptible, igual a Su cuerpo glorificado y eterno. Eso es lo que El ha prometido para los creyentes en El nacidos de nuevo que tienen su ciudadanía del nuevo nacimiento ¿dónde? En el Cielo.
La ciudadanía de nuestro nacimiento terrenal está aquí en la Tierra, estamos registrados en el país donde hemos nacido, y hemos sido registrados en el registro que contiene los nombres de las personas que nacen en ese país; por lo cual si usted quiere un acta de nacimiento suyo, de su nacimiento terrenal, pues lo busca en su país.
Ahora, nosotros tenemos un nuevo nacimiento y es celestial, nuestra ciudadanía es celestial; por lo tanto nosotros tenemos una bendición celestial, como ciudadanos celestiales pertenecemos a la Jerusalén celestial, a la congregación de los Primogénitos escritos en el Cielo, ¿dónde? En el Libro de la Vida del Cordero.
En Hebreos, capítulo 12, verso 22 al 23, San Pablo nos dice que no nos hemos acercado al monte que se podía tocar, sino que nos hemos acercado al Monte de Sion, a la ciudad de nuestro Dios. Vamos a ver cómo aquí lo dice:
“Sino que os habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles,
a la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos, a Dios el Juez de todos, a los espíritus de los justos hechos perfectos.”
Los espíritus de los justos hechos perfectos es el cuerpo angelical teofánico de cada persona, es ese espíritu teofánico que tiene cada persona que ha recibido el nuevo nacimiento, ese es el espíritu de los santos de los justos hechos perfectos. Es un espíritu perfecto teofánico de la sexta dimensión; el de la quinta dimensión no es perfecto.
Ahora, encontramos que “nos hemos acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles,
a la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos.”
Ahora vean dónde están escritos los nombres nuestros: Están en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, por consiguiente teníamos que ser manifestados en la Tierra y recibir a Cristo como nuestro Salvador y nacer en el Cuerpo Místico de Cristo, que es Su Iglesia, y así nacer del Cielo, el nuevo nacimiento del cual le habló Cristo a Nicodemo, del cual le dijo: “El que no nazca del Agua y del Espíritu no puede ver o no puede entrar al Reino de Dios.”
Es por medio del nuevo nacimiento que se entra al Reino de Dios, al Reino de Jesucristo, se entra a la Iglesia del Señor Jesucristo y queda dentro del Nuevo Pacto, cubierto con la Sangre del Nuevo Pacto, que es la Sangre de nuestro amado Señor Jesucristo.
“A Jesús el Mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla mejor que la de Abel.”
Jesús el Mediador del Nuevo Pacto, no hay otro mediador, Jesucristo es el Mediador del Nuevo Pacto, y Su Sangre es la Sangre rociada del Nuevo Pacto que habla mejor que la de Abel, quita el pecado del ser humano.
Y ahora, el Hijo de Dios: Jesucristo en Su cuerpo angelical en medio de Su Iglesia ha estado durante toda la Dispensación de la Gracia.
El Hijo de Dios: Jesucristo en Su cuerpo angelical estuvo en el Antiguo Testamento en medio del pueblo hebreo, también estuvo con los santos del Antiguo Testamento hasta Adán, y estuvo con los Profetas de Dios, el Hijo de Dios: Jesucristo en Su cuerpo angelical.
Y luego Jesucristo en Su cuerpo físico de carne, estuvo en medio del pueblo hebreo para llevar a cabo la Obra de Redención con Su propio cuerpo y Su propia Sangre muriendo en la Cruz del Calvario.
Y Jesucristo, el Hijo de Dios, se sentó con Su cuerpo glorificado en el Trono del Padre, y Jesucristo, el Hijo de Dios en espíritu, en Su cuerpo angelical ha estado en medio de Su Iglesia de edad en edad, y ha estado confirmándole a Su Iglesia y a cada creyente Su Pacto: el Nuevo Pacto, y colocando dentro de ese Nuevo Pacto a cada persona que tiene su Nombre escrito en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero.
El ha estado llamando y juntando Sus ovejas de edad en edad, son las ovejas que el Padre le dio para que les diera Vida eterna, o sea, que no habrá menos ovejas que las que el Padre le dio para que les dé Vida eterna. San Juan, capítulo 10, verso 27 al 28, dice:
“Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen,
y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano.
Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre (o sea, que no se pueden perder).”
Cristo vino para darle Vida eterna a estas ovejas del Padre, que son las personas que tienen Sus nombres escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero.
Estas son almas de Dios que han estado en Dios eternamente, y vienen a esta Tierra para hacer contacto con Cristo la Vida eterna, y ser llenos de la Vida eterna, recibir la salvación, porque el Hijo del Hombre vino para buscar y salvar lo que se había perdido.
Por eso es que hemos venido en estos cuerpos mortales perdidos en este valle de sombra y de muerte, en el reino de las tinieblas; pero ahora Cristo ha estado buscando Sus ovejas y las ha estado llamando de etapa en etapa, de edad en edad, y ha estado dándoles Vida eterna, las ha restaurado a la Vida eterna. Redimir es volver al lugar de origen.
Y ahora, en San Juan, capítulo 10, verso 14 al 16, dice Cristo:
“Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen,
así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas.
También tengo otras ovejas que no son de este redil; (o sea, que son de entre los gentiles) aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor.”
Estas ovejas tienen sus nombres escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, y son los que formarán la Iglesia del Señor Jesucristo entre los gentiles, están escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero y por consiguiente estaban en Dios eternamente, son almas de Dios que serían manifestadas en la Tierra en cuerpos mortales, corruptibles y temporales, y serían llamados por Cristo, el Buen Pastor, y así recibirían Vida eterna.
Cristo dijo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.” [Nota - San Juan 14:6]
¿Qué será de una oveja que no escuche la Voz de Cristo? Pues se pierde, pero Cristo dijo: “Mis ovejas oyen mi Voz y me siguen.” Toda persona que no quiere venir a Cristo, no quiere recibir Vida eterna. Toda persona que viene a Cristo recibe Vida eterna.
Aquellos que no querían venir a Cristo, pues no querían recibir Vida eterna. Cristo dijo: “Yo Soy el pan vivo que descendí del Cielo.” Y también dice: “El que come de este pan, vivirá eternamente;” o sea, no verá muerte, vivirá por toda la eternidad.
Ahora, vamos a ver cómo Cristo nos dice en el capítulo 5, verso 39 al 40, dice (de San Juan):
“Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí;
y no queréis venir a mí para que tengáis vida eterna.”
¿Ven? Los que no querían venir a El, pues no querían recibir Vida eterna. Ahora, Cristo dice: “Mis ovejas oyen mi Voz y me siguen.” En San Juan, capítulo 10, versos 24 en adelante, hay un grupo de personas... vamos a ver para tener todo claro, capítulo 10, verso 22 en adelante, dice:
“Celebrábase en Jerusalén la fiesta de la dedicación. Era invierno,
y Jesús andaba en el templo por el pórtico de Salomón.
Y le rodearon los judíos y le dijeron: ¿Hasta cuándo nos turbarás el alma? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente.
Jesús les respondió: Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ellas dan testimonio de mí;
pero vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas, como os he dicho.”
Y ahora, aquí Cristo muestra que hay seres humanos que no son ovejas de Cristo, seres humanos que el Padre no le ha dado a El para que les de Vida eterna. Esas personas no quieren venir a Cristo para recibir Vida eterna. Pero las ovejas que el Padre le ha dado para que les dé Vida eterna, oyen la Voz de Cristo, el Buen Pastor, Lo reciben como su Salvador, lavan sus pecados en la Sangre de Cristo, son bautizados en agua en Su Nombre y reciben el Espíritu Santo y reciben Vida eterna.
Ahora, podemos ver que hay personas que están escritas en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, y hay personas que no están escritas en el Libro de la Vida del Cordero, y hay personas que ni siquiera están escritas en la otra sección del Libro de la Vida; ¿cómo puede ser eso posible? Cristo dijo en San Mateo, capítulo 15, verso 13:
“Pero respondiendo él, dijo: Toda planta que no plantó mi Padre celestial, será desarraigada.”
La cizaña Cristo dijo que son los hijos del malo, del maligno, del diablo, y Cristo dijo que el que sembró la cizaña es el diablo; y la cizaña son los hijos del diablo, esas son las plantas que no sembró nuestro Padre celestial, por lo tanto serán desarraigadas. La cizaña será atada en manojos y será quemada en el fuego; pero el trigo recogido y colocado en el granero de Dios.
Ahora, podemos ver que la realidad para la raza humana es que hay personas escritas en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, y también personas escritas en la otra sección del Libro de la Vida, y también personas que no están escritas en el Libro de la Vida, en ninguna parte del libro de la Vida.
¿Dónde dice la Escritura que hay personas que no están escritas en el Libro de la Vida del Cordero y tampoco en el Libro de la Vida (en la otra sección)? En Apocalipsis, capítulo 13, dice, verso 8 hablando de los que adorarán a la bestia, dice:
“Y la adoraron todos los moradores de la tierra cuyos nombres no estaban escritos en el libro de la vida del Cordero que fue inmolado desde el principio del mundo.”
O sea, que no son esas personas, no son escogidos de Dios, no están escritos en el Cielo en el Libro de la Vida del Cordero. Luego en Apocalipsis, capítulo 17, verso 8 también dice:
“La bestia que has visto, era, y no es; y está para subir del abismo e ir a perdición; y los moradores de la tierra, aquellos cuyos nombres no están escritos desde la fundación del mundo en el libro de la vida, se asombrarán viendo la bestia que era y no es, y será.”
Eso es una realidad bíblica: que hay personas que no están escritas en el Cielo, en el Libro de la Vida; ni en la sección del Libro de la Vida, ni en la sección del Libro de la Vida del Cordero.
También hay otras personas las cuales están en la sección del Libro de la Vida, que serán borrados sus nombres de esa sección; pero de la sección del Libro de la Vida del Cordero no puede ser borrado ningún nombre, porque esas son las ovejas que el Padre le dio a Cristo para que les dé Vida eterna.
¿Y dónde están esas ovejas escritas en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero? Pues aquí estamos reunidos gozándonos en la Palabra revelada de Cristo para todos nosotros en este tiempo final.
Ahora, así como Dios tiene a Su Hijo, el Hijo de Dios: Jesucristo, Dios tiene muchos hijos también, Cristo es el Primogénito de toda la Creación, Cristo es el primero de toda la Creación.
Y ahora, Cristo es el primero de la Creación de Dios, El es el primero de todos estos hijos e hijas de Dios, ovejas del Señor que serían restaurados a la Vida eterna. Y por cuanto Dios adoptó a Su Hijo Jesucristo, El adoptará a todos los demás hijos e hijas de Dios.
Ahora, estos hijos vendrán por medio de Jesucristo, el Hijo de Dios, recibirán el nuevo nacimiento en el Cuerpo Místico de Cristo y serán restaurados a la Vida eterna.
“El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida.”
¿Ven? Si pasó de muerte a vida, toda persona al venir a esta Tierra viene en medio de una raza que ha muerto espiritualmente, una raza donde la muerte entró; por lo tanto es una raza caída, que aunque está viva la muerte está en ella.
Vean, nuestras células a diario mueren pero son renovadas, de otra forma moriríamos nosotros; cuando ya la persona tiene muchos años siguen muriendo células, pero la restauración es menos y por consiguiente se va envejeciendo la persona. Esto es así porque este es un cuerpo animal, mortal, corruptible y temporal, no es un cuerpo perfecto. La ciencia sabe que es un cuerpo animal, San Pablo dice también en Primera de Corintios, capítulo 15, que es un cuerpo animal.
¿Y por qué hemos recibido un cuerpo animal? Porque el diablo usó un animal: la serpiente, para hacer caer a Eva y por consiguiente hacer caer a la raza humana. Y por consiguiente, luego de la caída, el ser humano obtendría un cuerpo animal, porque Dios no le permitiría al ser humano vivir en una condición caída en un cuerpo celestial, no le permitiría vivir en un cuerpo perfecto porque viviría eternamente en una condición caída; por lo tanto sería un pecador eternamente, molestando siempre en el Programa de Dios.
El le permitirá vivir en un cuerpo eterno, inmortal, incorruptible y perfecto, igual al cuerpo glorificado de Cristo, a aquellos que han recibido a Cristo como su Salvador, y han sido bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, por consiguiente han lavado sus pecados en la Sangre de Cristo y Cristo les da Su Espíritu Santo, y obtienen el nuevo nacimiento, y obtienen un cuerpo angelical de la sexta dimensión, perfecto, con Vida eterna. Y en el Día Postrero recibirán en adición un cuerpo físico glorificado con Vida eterna también; por lo tanto en ese nuevo cuerpo no morirán las células, porque es un cuerpo perfecto, un cuerpo glorificado.
Ahora, veamos cómo San Pablo dice en Primera de Corintios, capítulo 15, verso 44 en adelante, dice:
“Se siembra cuerpo animal, resucitará cuerpo espiritual. Hay cuerpo animal, y hay cuerpo espiritual.
Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante.
Mas lo espiritual no es primero, sino lo animal; luego lo espiritual.”
Luego el cuerpo glorificado para los creyentes en Cristo. La ciencia está buscando la inmortalidad, y no la han descubierto porque no han descubierto a Cristo, Cristo es el Camino, la Verdad y la vida: la Vida eterna.
Por lo tanto la inmortalidad para el ser humano está en Jesucristo nuestro Salvador, el cual nos da primero un cuerpo angelical teofánico de la sexta dimensión, y luego nos dará el cuerpo físico, glorificado y espiritual, igual a Su cuerpo glorificado, y será un cuerpo jovencito para toda la eternidad, representará por toda la eternidad de 18 a 21 años de edad:
“Mas lo espiritual no es primero, sino lo animal; luego lo espiritual.
El primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo hombre, que es el Señor, es del cielo.
Cual el terrenal, tales también los terrenales; y cual el celestial, tales también los celestiales.
Y así como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial.
Pero esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción.
He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados.”
No todos dormiremos, o sea, que habrá un grupo que permanecerá vivo en el Día Postrero, hasta que los muertos en Cristo sean resucitados en cuerpos eternos y nosotros los que vivimos seamos transformados.
Los que permanezcamos vivos hasta que se complete el Cuerpo Místico de Cristo y Cristo se levante del Trono del Padre, tome el Título de Propiedad, lo abra en el Cielo y haga Su Obra de Reclamo, y resucite los muertos en Cristo en cuerpos glorificados y luego los que vivimos seremos transformados, nos transformará; también nos aparecerán los santos cuando resuciten en cuerpos glorificados, nos aparecerá un grupo de jóvenes que representarán de 18 a 21 años de edad.
Será a los escogidos de Dios a los cuales les aparecerá; no es para aparecerle al mundo sino a los escogidos del Día Postrero, y cuando los veamos seremos transformados, y esto es para el tiempo en que la Trompeta Final estará sonando. Dice:
“En un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados.”
¿Para qué tiempo? Para la Final Trompeta. Esa Final Trompeta aparece también en Apocalipsis, capítulo 11, verso 15 en adelante, la Séptima Trompeta. Y la Séptima Trompeta como el Séptimo Sello es la Venida del Señor.
“Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad.”
Es necesario para poder vivir eternamente con Cristo, poder ir con Cristo en el Rapto o arrebatamiento de la Iglesia a la Cena de las Bodas del Cordero, a la Casa de nuestro Padre celestial.
Esta Final Trompeta es la Trompeta del Evangelio, la Voz de Cristo revelando el misterio del Séptimo Sello, el misterio de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo.
Esa revelación es la revelación contenida en el Mensaje del Evangelio del Reino, así como la revelación contenida en el Mensaje del Evangelio de la Gracia, es la revelación de la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario, y todo el Programa que El llevaría a cabo en la Dispensación de la Gracia.
Y ahora: “Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria.”
Y desaparecerá la muerte de nosotros, porque en el cuerpo nuevo no habrá muerte, todo es eterno; habrá Vida eterna en el nuevo cuerpo, así como hay Vida eterna en el cuerpo angelical teofánico de la sexta dimensión.
Y ahora, hemos visto la Obra de Jesucristo, el Hijo de Dios, el cual se hizo carne y habitó en medio de la raza humana, y el cual ascendió al Cielo victorioso con Su cuerpo glorificado y se sentó en el Trono de Dios, y ha estado haciendo intercesión por cada persona que tiene su nombre escrito en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero.
Pero Cristo, el Angel del Pacto, el Angel de Jehová, el Hijo de Dios, ha estado en medio de Su Iglesia en Espíritu Santo, y ha estado llevando a cabo la Obra de creación correspondiente a cada edad en la creación de una Nueva Raza.
Los escogidos de Dios correspondientes a cada edad con el Mensajero de cada edad, son la Nueva Raza con Vida eterna de la edad en que ellos vivieron.
¿Y dónde están los miembros de la Nueva Raza con Vida eterna del Día Postrero? Aquí estamos, por eso estamos esperando nuestra transformación.
Ahora, Cristo ha estado en medio de Su Iglesia de edad en edad, en Espíritu Santo el Hijo de Dios ha estado en medio de Su Iglesia de edad en edad, y vean ustedes cómo se identifica el Hijo de Dios en el libro del Apocalipsis, capítulo 2, verso 18, dice:
“Y escribe al ángel de la iglesia en Tiatira: El Hijo de Dios, el que tiene ojos como llama de fuego, y pies semejantes al bronce bruñido.”
Y luego, vean que es el Hijo de Dios el que da el Mensaje para cada edad, Jesucristo el Hijo de Dios en Su cuerpo angelical, ha estado en medio de Su Iglesia, ha estado en Espíritu Santo el Hijo de Dios, ha estado en medio de Su Iglesia, y ahora en este mismo capítulo 2, verso 18, al final de esta... al final de la Iglesia de Tiatira, dice, el verso 29:
“El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.”
Es el Espíritu Santo hablando en cada edad, el Hijo de Dios, el Espíritu Santo hablando en cada edad. ¿Y cómo ha estado hablando el Espíritu Santo en cada edad? Ha estado hablando por medio del Mensajero de cada edad. Y la revelación de Jesucristo, el Hijo de Dios, vino a Juan por medio del Angel del Señor Jesucristo.
Ese Angel, dice el Rvdo. William Branham que es un Profeta, es un espíritu de Profeta, o sea, un Profeta en su cuerpo angelical, que le da a Juan la revelación del Apocalipsis. Ese Angel del Señor Jesucristo tiene el Espíritu Santo, tiene al Hijo de Dios, al Angel del Pacto en El manifestándose, y ahora, lo vemos allá dándole a Juan la revelación del Apocalipsis.
El ministerio de ese Angel es muy importante para la Iglesia del Señor Jesucristo, así como el Padre se manifestó por medio de Su Angel, el Angel del Pacto, el Angel de Jehová en el Antiguo Testamento, y luego se hizo carne el Angel de Jehová en el cual se manifestó Dios en toda Su plenitud, habitó la plenitud de la Divinidad. Encontramos que para el Día Postrero el Angel de Jesucristo enviado por Jesucristo, del cual Cristo dice:
“Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias.”
El fue el que (ungido con el Espíritu Santo) le dio a Juan el Apóstol la revelación del Apocalipsis, y dio el Mensaje para cada edad de la Iglesia ahí en el libro del Apocalipsis, luego ese mismo Angel, vean ustedes, del cual Cristo dice: “Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias (Apocalipsis, 22, verso 16),” es el mismo Angel a través del cual Cristo cumplirá la promesa de Apocalipsis, capítulo 4, verso 1, que dice, con esa Voz de Trompeta dice:
“Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas.”
Y ahora, ¿cómo Jesucristo, el Hijo de Dios, nos va a dar a conocer, a revelar todas estas cosas que deben suceder pronto? Veamos cómo será, Apocalipsis 22, verso 6 dice cómo será:
“Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto.”
¿Cómo es que Cristo dará a conocer a Su Iglesia todas estas cosas que deben suceder pronto? Por medio de Su Angel Mensajero. Las dio a conocer a Juan en símbolos para todas las iglesias, y en el Día Postrero estará dando a conocer todas las cosas que deben suceder pronto después de las que ya han sucedido en edades pasadas.
De los Angeles de Dios en el Antiguo Testamento el más importante es el Angel de Jehová, que es Jesucristo en Su cuerpo angelical teofánico, el cual se hizo carne y habitó en medio de la raza humana, para llevar a cabo la Obra de Redención, y Dios, el Padre, lo adoptó y lo sentó en Su Trono cuando llevó a cabo la Obra perfecta de Redención, y venció así al diablo.
En el Nuevo Testamento el Angel más importante que Jesucristo tiene de todos los Angeles Mensajeros es Su Angel, ese Angel que le dio a Juan el Apóstol la revelación del Apocalipsis, es el que tiene la revelación de Jesucristo para toda la Iglesia del Señor Jesucristo. Este Angel lo encontramos en teofanía, cuerpo angelical.
Hay dos personas que ministraron antes de venir en carne humana, el primero ¿es quién? Jesucristo nuestro Salvador, el Angel de Jehová, el Angel del Pacto, y el segundo es el Angel del Señor Jesucristo, que le ministró a Juan el Apóstol la revelación apocalíptica para todas las iglesias; y es el Angel que en el Día Postrero vendrá en carne humana en medio de la Iglesia de Jesucristo nuestro Salvador.
Ahora, Cristo ha tenido siete Angeles Mensajeros en las siete edades, los cuales fueron manifestados en carne humana. Por lo tanto, sus cuerpos teofánicos fueron manifestados en carne humana. Y en el Día Postrero estará manifestado en carne humana el Angel del Señor Jesucristo que le dio a Juan la revelación del Apocalipsis.
El Angel de Jehová cuando se hizo carne, fue el Angel del Pacto, fue el Mensajero, el Profeta Mensajero de la Dispensación de la Gracia, de la sexta dispensación. Y el Angel del Señor Jesucristo, en el Día Postrero al venir en carne humana será el Mensajero de la Dispensación del Reino, el Profeta Mensajero con el Mensaje del Evangelio del Reino.
Toda revelación divina para el Día Postrero vendrá por medio de ese Angel Mensajero. No puede venir una revelación de Dios, a menos que venga a un Profeta; y ya El tuvo los Profetas del Antiguo Testamento, los Apóstoles del Nuevo Testamento, y los Angeles Mensajeros de las siete edades, a través de los cuales vino la Palabra correspondiente a cada tiempo del pasado.
Para nuestro tiempo hay Palabra prometida que tiene que ser cumplida, tiene que ser vindicada, y tiene que ser dada a conocer, revelada al pueblo de Dios, la Iglesia del Señor Jesucristo, y luego al pueblo hebreo, donde ciento cuarenta y cuatro mil hebreos Lo recibirán.
Y para ser vindicada toda Palabra prometida tiene que haber un Profeta Mensajero al cual venga la Palabra, se haga carne en él, y él la proclame y la dé a conocer.
Y no hay nada más que un Profeta Mensajero prometido para este tiempo final: el Angel del Señor Jesucristo en el cual estarán los ministerios de los Dos Olivos, los ministerios de los Dos Candeleros que están delante de la presencia de Dios, que son los Dos Ungidos que están delante de la presencia de Dios.
Esos ministerios de los Dos Ungidos, que están delante de la presencia de Dios, estarán manifestados en carne humana en el Angel del Señor Jesucristo, al venir enviado por Cristo a la Iglesia del Señor Jesucristo en el Día Postrero.
Cristo enviará a Su Angel en carne humana, y operará a través de él estos ministerios de Moisés y de Elías, estarán manifestados los ministerios de Moisés, de Elías y de Jesús. Los estará operando estos ministerios el Hijo de Dios, el Espíritu Santo, el Angel del Pacto, Jesucristo.
El Hijo de Dios a través de Su Angel Mensajero estará operando estos ministerios y estará vindicando, cumpliendo, vivificando, trayendo a vida, a realidad la Palabra prometida para el tiempo final.
Ahora, la Obra no es la obra de un hombre, sino del que estará en ese hombre, del que estará en el Angel del Señor Jesucristo.
¿Y quién estará en el Angel del Señor Jesucristo? El Espíritu Santo, el Hijo de Dios, el Angel del Pacto, ese Angel vendrá con el Sello del Dios Vivo; y el Sello del Dios Vivo es el Espíritu Santo, ese es el Angel del Señor Jesucristo, el Angel de Apocalipsis, capítulo 7, verso 2 en adelante, que viene con el Sello del Dios Vivo para llamar, juntar y sellar ciento cuarenta y cuatro mil hebreos (doce mil de cada tribu); pero antes viene a la Iglesia del Señor Jesucristo con el Sello del Dios Vivo para llamar y juntar los escogidos del Día Postrero.
La Obra la hace el Hijo de Dios, Jesucristo en Espíritu Santo a través de Su Angel Mensajero en el Día Postrero en medio de la Iglesia de Jesucristo.
Así como Jesucristo, el Hijo de Dios en Espíritu Santo hizo la Obra a través de cada Angel Mensajero en cada edad, y es una Obra de creación divina, de la creación de una Nueva Raza con Vida eterna.
Y ahora, encontramos que hemos llegado al tiempo final, hemos llegado al tiempo en que el Angel del Señor Jesucristo tiene que ser manifestado en medio de la Iglesia de Jesucristo en carne humana, y estar dando Su Mensaje: el Mensaje de la Gran Voz de Trompeta o Trompeta Final, que es el Mensaje del Evangelio del Reino, que gira al rededor de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo.
Sin la aparición de ese Angel en medio de la Iglesia de Jesucristo no puede haber Trompeta de Dios, no puede la Iglesia tener esa Gran Voz de Trompeta para recibir la fe para ser transformados los escogidos, y ser resucitados también los muertos en Cristo en cuerpos glorificados.
¿Cómo vamos a conocer ese Angel? Por el Mensaje que él traerá, el Mensaje del Evangelio del Reino con el cual dará a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto en este tiempo final.
A través de ese Angel, Jesucristo, el Hijo de Dios en Espíritu Santo, estará manifestándose en este tiempo final, se velará y se revelará a través de Su Angel Mensajero, y nos dará a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, y así nos dará la fe, la revelación para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.
Con la revelación que da, que contiene el Evangelio de la Gracia, la cual es la revelación de la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario, nos da la fe, la revelación para ser transformados interiormente, para recibir a Cristo como nuestro Salvador, lavar nuestros pecados en Su Sangre, ser bautizados en Su Nombre en agua y recibir Su Espíritu Santo y obtener el nuevo nacimiento y obtener el cuerpo angelical teofánico.
Y con la revelación que nos trae Cristo por medio de Su Angel Mensajero, que es la revelación del Séptimo Sello, la revelación de la Segunda Venida de Cristo, nos da la fe, la revelación para ser transformados físicamente nosotros los que vivimos, y para los muertos en Cristo ser resucitados en cuerpos eternos; nos da la revelación del misterio de la Segunda Venida de Cristo, para la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de nosotros los que vivimos.
Para eso es la Segunda Venida de Cristo: para llevar a cabo la Redención del cuerpo nuestro, llevar a cabo nuestra Adopción, nuestra transformación. Eso está en Filipenses, capítulo 3, verso 20 al 21, donde dice:
“Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo;
el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.”
¿Para qué la Iglesia del Señor Jesucristo y cada creyente en Cristo espera la Venida del Señor? Para nuestra transformación, para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo. Y por eso se requiere la revelación de la Segunda Venida de Cristo, se requiere la revelación del misterio del Séptimo Sello, el misterio de la Segunda Venida de Cristo para tener la fe, la revelación, para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.
Creyendo en la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario obtenemos nuestra salvación y obtenemos el perdón de nuestros pecados, y obtenemos el nuevo nacimiento, recibimos el Espíritu Santo y obtenemos el cuerpo angelical.
Y para el Día Postrero, creyendo en la Segunda Venida de Cristo, recibiremos nuestra transformación, para lo cual se requiere que ese misterio sea abierto a la Iglesia del Señor Jesucristo.
Miren, los hebreos dicen que creen en la Venida del Mesías, pero vino y lo rechazaron, por lo tanto no reciben el beneficio del perdón de sus pecados, no reciben el beneficio de borrar sus pecados con la Sangre de Cristo, y no reciben el beneficio del bautismo del Espíritu Santo y por consiguiente no reciben el beneficio del cuerpo angelical y teofánico, no obtienen el nuevo nacimiento. Pero los que creen aunque sean hebreos, sí lo reciben.
Y ahora, el cristianismo completo dice que cree en la Primera Venida de Cristo lo cual es así, pero si no obtienen la revelación completa de la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario, no pueden recibir el perdón de sus pecados, y no pueden recibir el bautismo en Su Nombre en agua, y no pueden recibir el bautismo del Espíritu Santo y no pueden obtener el nuevo nacimiento. Pero teniendo esa revelación de la Primera Venida de Cristo, si pueden obtener todos estos beneficios.
Y el cristianismo también dice que cree en la Segunda Venida de Cristo, pero si no tiene la revelación del misterio de la Segunda Venida de Cristo, no podrá obtener el beneficio de la transformación de sus cuerpos en este tiempo final, por que Cristo viene para transformar nuestros cuerpos en este tiempo final, para lo cual se requiere tener la revelación del misterio de la Segunda Venida de Cristo.
Ahora, para este tiempo final, el cual es el tiempo más importante de la Iglesia del Señor Jesucristo, el Hijo de Dios, Jesucristo en Espíritu Santo estará en medio de Su Iglesia manifestándose a través de Su Angel Mensajero.
Por consiguiente, el Hijo de Dios manifestándose en Su Angel Mensajero estará como Hijo del Hombre, Jesucristo, manifestándose por medio de Su Angel Mensajero, y habrá un misterio en esa manifestación; así como en el misterio del Angel del Pacto manifestado en carne humana, al estar manifestado en carne humana siendo que Hijo del Hombre es Título de Profeta, por consiguiente Jesucristo, El se identificaba como Hijo del Hombre, o sea, como Profeta, pero en El estaba el misterio de Hijo de Dios, el Angel del Pacto, el Espíritu Santo en El, el Angel de Jehová hecho carne en Jesucristo, manifestándose allí.
Por lo tanto, el misterio en el Hijo del Hombre, era el Hijo de Dios en el Hijo del Hombre: Hijo de Dios.
Ahora, recuerden que Jesucristo tiene cuatro títulos muy importantes que son: Hijo del Hombre, Hijo de Abraham, Hijo de David e Hijo de Dios. Para El manifestar esos títulos de Hijo de Abraham, Hijo de David e Hijo de Dios, El tiene que hacerse carne, estar manifestado a través de carne humana como Hijo del Hombre.
Y en esa manifestación de Hijo del Hombre estará el misterio de Hijo de Dios para llevar a cabo la Obra correspondiente a ese tiempo. Es el Hijo de Dios obrando a través de un Profeta en Su Primera Venida.
Por eso cuando Jesús pregunta a Sus discípulos: “¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?” Los discípulos de Jesucristo comienzan a decir: “Unos dicen que Tú eres Juan el Bautista, otros dicen que Tú eres Elías, otros dicen que Tú eres alguno de los Profetas, y así por el estilo.”
Y Jesús pregunta a Sus discípulos: “Y ustedes, ¿quién dicen ustedes que es el Hijo del Hombre?” Pedro dice: “Tú, tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.” El Cristo, el Hijo del Dios Viviente, el Angel del Pacto, el Angel de Jehová, dentro de aquel velo de carne.
Como hombre, como Profeta era el Hijo del Hombre, pero el que estaba dentro era el Hijo de Dios, el principio de la Creación de Dios, el Angel de Jehová, el Angel del Pacto que creó todas las cosas; Dios por medio de El creó todas las cosas, y vino en carne humana para por medio de Su cuerpo de carne llevar a cabo la Obra de Redención en la Cruz del Calvario.
Para el Día Postrero, vean ustedes, miramos lo que fue aquella manifestación del Hijo de Dios en carne humana, y estando en carne humana era el Hijo del Hombre, pero en el Hijo del Hombre estaba el Hijo de Dios, Cristo en Su cuerpo angelical, Cristo en Espíritu Santo. Por eso Jesús decía: “El Padre que mora en mí.” Aun cuando fue bautizado el Espíritu Santo descendió sobre El en toda Su plenitud, y Juan lo vio descender en forma de paloma sobre Jesús cuando lo bautizó.
Y ahora, el misterio para aquel tiempo era el misterio del Hijo del Hombre en el cual estaba el Hijo de Dios, el Angel del Pacto, el Angel de Jehová manifestado, en El estaba el Espíritu Santo manifestado en toda Su plenitud, era el ungido con el Espíritu Santo, el Sello del Dios Vivo estaba allí en el Hijo del Hombre.
Ahora, para el Día Postrero miramos lo que ha sucedido durante las diferentes edades de la Iglesia en donde Jesucristo ha estado manifestado como el Hijo de Dios; por eso cada Mensaje para cada iglesia, aquí en el libro del Apocalipsis, es un Mensaje del Hijo de Dios, del Espíritu Santo.
Por eso dice el Hijo de Dios: “El que tiene los ojos como llama de fuego.” Y luego al final del Mensaje para cada Iglesia dice: “El que tiene oídos para oír, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.” Era el Hijo de Dios, Jesucristo en Espíritu Santo hablándole a esas siete iglesias que tipificaban las siete etapas o edades de la Iglesia.
Por lo tanto es el Espíritu Santo en cada edad por medio del Mensajero de cada edad hablándole a Su Iglesia; y para el Día Postrero estará Jesucristo, el Hijo de Dios en Su Angel Mensajero, hablándole a Su Iglesia todas estas cosas que deben suceder pronto.
Y por cuanto estará manifestado Jesucristo, el Hijo de Dios por medio de un Profeta dispensacional, estará Jesucristo, el Hijo de Dios, el que estuvo en medio del pueblo hebreo, el Hijo del Hombre, estará manifestándose en carne humana, y tendremos la manifestación del Hijo de Dios, y será la manifestación del Hijo del Hombre.
El Hijo del Hombre en un Profeta dispensacional velándose y revelándose en el Día Postrero, como también lo hizo de edad en edad en el Angel Mensajero de cada edad y en el séptimo Angel Mensajero en una forma más amplia. Y luego lo estará haciendo por medio de Su Angel Mensajero. Como lo hizo por medio del cuarto Elías, precursor de la Segunda Venida de Cristo, lo hará por medio del quinto Elías, el Elías que le dará el Mensaje a la Iglesia en la Edad de la Piedra Angular y al pueblo hebreo, y serán llamados y juntados todos los escogidos de Dios en este tiempo final.
Así es como viene el Espíritu Santo, el Hijo de Dios, el Angel del Pacto en este tiempo final en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo. Y en esa manifestación de Jesucristo, el Hijo de Dios, a través de Su Angel Mensajero, estará un misterio manifestándose.
Encontramos que para las diferentes edades de la Iglesia durante la Dispensación de la Gracia, el Título de Hijo de Dios ha estado siendo manifestado; pero cuando estuvo en carne humana en la persona de Jesús, muy pocas personas sabían que estaba allí en ese cuerpo de carne el Hijo de Dios, el Angel del Pacto.
Y para el Día Postrero Cristo así como manifestado el Título de Hijo del Hombre, Hijo de Dios, allí estaban esos dos títulos en una persona: en Jesús; pero luego que partió, que ascendió al Cielo victorioso y se sentó en el Trono de Dios, el título de Hijo de Dios ha estado manifestándose en la Iglesia del Señor Jesucristo, eso es Jesucristo en Espíritu Santo en medio de Su Iglesia, ese es el Hijo de Dios en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo, el que tiene Sus ojos como llama de fuego.
Y ahora, para el Día Postrero viene Cristo, el Angel del Pacto manifestándose en Su Angel Mensajero, como se manifestó en Sus Angeles Mensajeros de edades pasadas, y ahí estarán unos títulos muy importantes siendo manifestados: estará el Título de Hijo del Hombre porque estará manifestándose a través de carne humana en un Profeta dispensacional, y estará el Título de Hijo de David.
Pero ese misterio del Título de Hijo de David para sentarse Cristo en el Trono de David, vean ustedes, por cuanto El sentará en Su Trono al Vencedor, estará manifestándose ahí ese título de Hijo de David.
Cristo es el Hijo de David y es la Raíz y el Linaje de David, por lo cual El manifestará a través de Su Angel Mensajero, esos títulos de Hijo del Hombre e Hijo de David. Estarán ahí esos títulos, y solamente los escogidos de Dios podrán comprender que en esa manifestación de Jesucristo, el Hijo de Dios, a través de Su Angel Mensajero, estará el Título de Hijo del Hombre y también el Título de Hijo de David ahí manifestados.
Por lo tanto, Cristo obrará por medio de Su Angel Mensajero con y en medio de Su Iglesia, y también con el pueblo hebreo; y Cristo manifestará, operará, esos títulos, y reflejará o manifestará a través de Su Angel Mensajero Su Luz, y manifestará esos atributos de Raíz y Linaje de David y Estrella resplandeciente de la mañana, todos estos títulos que tienen que ver con Cristo para Su Segunda Venida, para tomar, hacer la Obra de Reclamo y tomar también el Trono de David, y sentarse en él y reinar por el milenio y por toda la eternidad.
Vean, en Su venida estos títulos estarán siendo manifestados. Hay un misterio grande ahí, para poderse sentar el vencedor en el Trono de David, pues tiene que Cristo manifestar en él el título de Hijo de David. Cristo es el Hijo de David.
Por lo tanto Cristo se estará manifestando a través de Su Angel Mensajero en el Día Postrero como Hijo del Hombre e Hijo de David; pero recuerden que Jesucristo, el Hijo de Dios, el que estará manifestándose y haciendo esa labor.
Pero el Angel del Señor Jesucristo es un redimido por la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador, es uno de nuestros hermanos del Cuerpo Místico del Señor Jesucristo; por eso no aceptó la adoración que Juan quiso ofrecerle en dos ocasiones, en el capítulo 19, versos 7 al 10 de Apocalipsis, y en el capítulo 22, verso 6 al 12 de Apocalipsis.
Ahora, ese es el Angel que se sentará con Cristo en Su Trono, ése será el que alcanzará esa bendición. Los Apóstoles tienen también sus tronos.
Y ahora, todo el Cuerpo Místico de Cristo reinará con Cristo, y por consiguiente estaremos con Su Trono todos, y reinando desde Su Trono, porque ese será el Trono que gobernará toda la Tierra. Pero sentarse literalmente en el Trono de David con Cristo, ese privilegio lo tendrá el Angel del Señor Jesucristo.
Ahora, veamos lo que dice el Rvdo. William Branham en el libro de “Citas,” que tiene un extracto aquí muy importante, página 13A, 13A del libro de “Citas,” vamos a leer parte del párrafo 126 y el párrafo 128, al final del párrafo 126, dice:
“¡Sin clavos, sin cicatrices ni huellas, sin espinas, es el Hijo de Dios personificado en Su Iglesia como Hijo del Hombre! Hijo de David el Rey y ahora el Hijo de Dios para las edades.”
¿Ven? Para las edades está como Hijo de Dios en Espíritu Santo, para el Reino Milenial como Hijo de David.
“Como Dios no es hombre (Dios es Espíritu), y el Espíritu - Hijo es el Espíritu Santo el cual está revelando la edad de la iglesia; pero está prometido aquí, que en los últimos días el Hijo del Hombre sería Revelado.”
En el Rvdo. William Branham, séptimo Angel Mensajero de la séptima edad, hubo una manifestación de Jesucristo como Hijo del Hombre.
Y ahora, para el Día Postrero habrá una manifestación de Jesucristo en Su Angel Mensajero como Hijo del Hombre e Hijo de David.
Ahora, veamos en la misma página 13A, del libro de “Citas,” párrafo 128, dice:
“Ahora, ¿qué prometió El? Vindicarse a Sí Mismo en un hombre, un cuerpo humano, como le hizo a Abraham, cuando el Hijo del Hombre sería el Hijo del Hombre; no el Hijo de Dios ahora, el Hijo de Dios en el Hijo del Hombre (o sea, Jesucristo en Espíritu Santo en un Profeta).”
Sigue diciendo: “En el capítulo 1, versículo dos de Ezequiel, Jehová llamó a Ezequiel, el Hijo del Hombre, exactamente como Jesús se llamó a Sí Mismo. Ustedes entenderán eso a través de la enseñanza de la semana. Vean, ¿qué es el Hijo del Hombre? Profético (o sea, que es un Profeta). ¿Qué sería Malaquías 4? Un profeta. ¿Cuáles eran estas cosas que han de suceder en los últimos días? Ahora, El no dijo cuando, El dijo que sucederían; sucedieron. Ahora, El aún es el Hijo de Dios, el Hijo del Hombre, listo para ser revelado en los últimos días en el trono de David como Hijo de David. El es esa Palabra y El sólo está cambiando Su máscara (o sea, Su velo de carne)...y El sólo está cambiando Su máscara de lo que no podía verse a lo que está absolutamente declarado - la Palabra hecha carne.”
¿Ven? En la Palabra hecha carne para el Día Postrero en la Edad de la Piedra Angular, Jesucristo, el Hijo de Dios, estará velándose en carne humana en un hombre, así como lo hizo dos mil años atrás y así como lo hizo en el séptimo Angel Mensajero, que se veló y se reveló a través de él; porque Jesucristo, el Hijo de Dios, es el Verbo, la Palabra que era con Dios y se hizo carne, y ha estado haciéndose carne de edad en edad en el Mensajero de cada edad, en la porción correspondiente a cada edad.
Y para el Día Postrero se hará carne, y estará ahí Jesucristo, el Hijo de Dios velado y revelado; y ahí tendremos la manifestación del Hijo del Hombre e Hijo de David: Hijo de David para el Reino Milenial, para sentarse en el Trono de David, y eso será la Palabra hecha carne en el Día Postrero en un hombre.
Donde quiera que esté la Palabra de Dios, el Verbo, estará velada en carne humana, para poder revelarse a través de carne humana a Su pueblo. Y los escogidos podrán ver la Palabra hecha carne para la edad que les toca vivir; los demás no la verán, pero los escogidos sí la verán.
Cuando se hizo carne en toda Su plenitud en Jesús, vean, el sumo sacerdote no la vio, no vio el Verbo hecho carne aunque estaba frente a él, el concilio del sanedrín no pudo ver el Verbo, la Palabra hecha carne en medio del pueblo hebreo; excepto dos o tres de ellos.
Pero los escogidos sí vieron la Palabra hecha carne, y vieron que el Hijo del Hombre era el Hijo de Dios, el Angel del Pacto, el Angel de Jehová en carne humana visitando a Su pueblo, para llevar a cabo la Obra de Redención y quitar el pecado de Su pueblo.
Ahora, hemos visto este misterio correspondiente al tiempo final.
En el libro de “Los Sellos,” página 254 y 134 y 146, dice Dios por medio del Rvdo. William Branham en el libro de “Los Sellos,” vamos a ver en la página 134 primero, donde dice, primer párrafo:
“Y noten Uds.: Cuando este Espíritu Santo que tenemos llegue a encarnarse, el que está en nuestro medio ahora mismo en la forma del Espíritu Santo, cuando El llegue a ser encarnado en la Persona de Jesucristo, entonces nosotros le coronaremos como “Rey de Reyes y Señor de Señores.”
Y en la página 146 del libro de “Los Sellos,” último párrafo dice:
“Y al mismo tiempo que el diablo cae del Cielo y se encarna en un hombre, el Espíritu Santo sube y viene encarnado en un hombre.”
Ahora vean, el diablo se encarnó en Judas Iscariote, pero vean ustedes, Dios estaba encarnado en Jesús.
Encontramos que para este tiempo final el diablo estará encarnado en el anticristo, el hombre de pecado, pero el Espíritu Santo estará encarnado en un hombre, vendrá vestido de carne humana en el Día Postrero; para lo cual el Espíritu Santo sube de las diferentes edades, va subiendo, y sube de la séptima edad a la Edad de la Piedra Angular, y viene en la Edad de la Piedra Angular encarnado en un hombre, el mismo que estuvo en cada Angel Mensajero manifestándose, el Espíritu Santo, el Angel del Pacto, el Hijo de Dios, Jesucristo nuestro Salvador.
El es un Dios en morphe: va cambiando de forma, de velo de carne.
Y ahora, en la página 352 del libro de “Los Sellos,” dice en el penúltimo párrafo:
“Y sucederá que al tiempo cuando el anticristo venga en su plenitud, Dios también vendrá en Su plenitud para redimirnos (¿para qué? Para redimirnos).
Siempre corren paralelos. Caín y Abel, el cuervo y la paloma en el arca, (y luego) Judas y Jesús.”
El que ocupará el lugar de Judas Iscariote en este tiempo final, es el anticristo, el hombre de pecado.
Y ahora, la página 277 del libro de “Los Sellos,” dice el Rvdo. William Branham, orando dice:
“Pedimos que el Espíritu Santo venga ahora mismo, el Jinete del verdadero caballo blanco, mientras Su Espíritu, el Espíritu de Cristo, entre en confrontación con el anticristo, y El llame los Suyos.”
Vean, ¿para qué viene el Espíritu Santo en este tiempo final? ¿Ahora cómo viene? Viene manifestado en carne humana llamando y juntando a Sus escogidos.
En la página 256 del libro de “Los Sellos,” dice, párrafo tercero:
“Pero cuando nuestro Señor aparezca sobre la tierra, El vendrá sobre un caballo blanco como la nieve, y será completamente Emanuel —la Palabra de Dios encarnada en un hombre.—”
Esa es la bendición grande de parte de Cristo, el Hijo de Dios, para la Iglesia del Señor Jesucristo.
Y ahora, El viene sobre un Caballo Blanco, y eso es el Verbo, la Palabra encarnada en un hombre.
En Apocalipsis, capítulo 19, dice que es el Verbo, tiene por nombre: ‘el Verbo de Dios.’
Y luego nos dice el Rvdo. William Branham en el Mensaje: “El Evangelio del tiempo final,” página 54, párrafo 231, dice:
“Parece que está bastante débil ahora para ambos, el Mensaje y el Mensajero (o sea, para el séptimo Angel Mensajero de la séptima edad y Su Mensaje), pero no se preocupen, en alguna parte, no sé cómo pero estoy confiando en El, El vendrá cabalgando a la escena algún día (en alguna parte), en alguna parte del planeta Tierra El vendrá cabalgando.”
¿Quién? El Jinete del Caballo Blanco de Apocalipsis 19, el Espíritu Santo, el Hijo de Dios, Jesucristo; ¿y cómo vendrá? Manifestado en carne humana.
Ahora, ¿para qué territorio tiene que venir? Su Primera Venida fue en la tierra de Israel, el Este, allá en el Medio Oriente.
“Y será como el relámpago la Venida del Hijo del Hombre en el Día Postrero, que sale del Oriente donde fue la Primera Venida, y se muestra, se manifiesta ¿dónde? En el Occidente como el relámpago.”
Ahora, vamos leer lo que dice el Rvdo. William Branham acerca de este Jinete del Caballo Blanco, en el mensaje titulado: “El único lugar provisto de Dios para adorar,” página 2 en español, dice:
“Yo estaba poniéndome bastante viejo...”
Dice el Rvdo. William Branham. Ya tenía para este tiempo más de 50 años, pues este Mensaje fue predicado en noviembre 28 de 1965, y en diciembre 24 él partió:
“Yo estaba poniéndome bastante viejo y pensé: ¿Habrá otro aviamiento, veré otra época?, y tan solo recuerden, del Occidente (¿de dónde? Del Occidente) vendrá un Jinete en un Caballo Blanco. Recorreremos este sendero nuevamente. Eso es correcto. Tan pronto como estemos preparados. Es una promesa.”
¿Y dónde está esa promesa? En Apocalipsis 19. ¿De dónde vendrá el Espíritu Santo, el Hijo de Dios Manifestado en carne humana en el Día Postrero? En el Occidente, la tierra de América. Lo vimos manifestado en cada Angel Mensajero de cada edad, en Asia Menor en San Pablo, en cinco Mensajeros en Europa en diferentes edades, y en Norteamérica en el Rvdo. William Branham.
Y para el Día Postrero en el Occidente también tiene que ser esta manifestación del Hijo de Dios, Jesucristo, el Jinete del Caballo Blanco de Apocalipsis 19, el Espíritu Santo, Cristo viniendo en Espíritu Santo manifestado a través de un hombre del Día Postrero.
En el Occidente en ¿qué territorio? La América Latina y el Caribe, porque ya Norteamérica tuvo su Mensajero y su edad y su Mensaje y su manifestación de Jesucristo, el Hijo de Dios, a través del séptimo Angel Mensajero que fue el Rvdo. William Branham. Ya no tendrá más Mensajeros de edades pasadas ni Norteamérica, ni Europa, ni Asia Menor.
El único Mensajero que habrá será el Mensajero para la Edad de la Piedra Angular en el Occidente, en la América Latina y el Caribe, en el cual estará Jesucristo, el Hijo de Dios, en Espíritu Santo manifestándose y dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto.
Y ese será un Mensajero no solamente para la Iglesia del Señor Jesucristo en la Edad de la Piedra Angular, sino para todas las naciones; para el pueblo hebreo también, con el Mensaje del Evangelio del Reino.
Así que, es en el Occidente, en la América Latina y el Caribe, donde la promesa de un avivamiento, de un despertamiento espiritual, se estaría llevando a cabo, porque ya los avivamientos de cada edad se cumplieron cuando Dios envió el Mensajero de cada edad con el Espíritu Santo, en el cual Jesucristo, el Hijo de Dios, en Espíritu Santo se manifestó y trajo un avivamiento para Su Iglesia en cada edad, en el territorio correspondiente a cada edad.
Por eso el Rvdo. William Branham dijo que ya el avivamiento en Norteamérica se había terminado y no tendría más avivamientos, porque solamente hay un avivamiento para cada territorio donde se cumple. Pero habla de un avivamiento que vendrá, y que los truenos al dar sus voces, pronunciar sus voces, producirán en medio de la Iglesia Novia del Señor Jesucristo.
Por lo tanto la Iglesia Novia estará en una nueva etapa, la etapa de la Edad de la Piedra Angular, y estará en un territorio donde se cumplirá esa promesa; y ese territorio tiene que ser en el Occidente, es en la América Latina y el Caribe, el territorio del Occidente donde el Jinete del Caballo Blanco de Apocalipsis 19 viene en el Día Postrero cabalgando. Por eso dijo el Rvdo. William Branham: “El vendrá cabalgando a la escena algún día, en alguna parte.”
Y ahora, hemos visto cuál es ese territorio: La América Latina y el Caribe.
Y hemos visto cómo vendría cabalgando Jesucristo, el Hijo de Dios en Espíritu Santo, en carne humana en el Día Postrero: será el Verbo, la Palabra hecha carne en el Día Postrero, y eso será en el Angel del Señor Jesucristo. Después de ese Angel no hay más Angeles Mensajeros ni para la Iglesia ni para el pueblo hebreo, ni para el mundo ni para el Reino Milenial tampoco, ese es el último Angel Mensajero y es un Profeta dispensacional.
Ahora, hemos visto el misterio del Hijo de Dios en el Antiguo Testamento manifestado como el Angel de Jehová o Angel del Pacto.
Hemos visto al Hijo de Dios manifestado en carne humana en la persona de Jesús, como Hijo del Hombre e Hijo de Dios.
Hemos visto el misterio del Hijo de Dios en Su Iglesia, en sus diferentes etapas o edades, manifestado en los Apóstoles y en cada Angel Mensajero, velado y revelado a través de cada Angel Mensajero.
Y hemos visto el misterio del Hijo de Dios para la Edad de la Piedra Angular, para este Día Postrero y para la Dispensación del Reino en este entrelace dispensacional, velándose en carne humana, y revelándose a través de carne humana en y a través de Su Angel Mensajero.
Pero este Angel no es el Hijo de Dios, este Angel es un hijo de Dios, pero el Hijo de Dios es Jesucristo; pero este Angel es uno de los hijos de Dios que estarán viviendo en el Día Postrero, en el cual nosotros estamos viviendo.
¿Y quiénes más son hijos e hijas de Dios del Día Postrero? ¡Pues todos nosotros! Los hijos de Dios del Día Postrero verán a Jesucristo, el Hijo de Dios, en Espíritu Santo velado y revelado a través de un hijo de Dios, que es el Angel del Señor Jesucristo. Y ahí veremos sellado todo el misterio de Jesucristo para el Día Postrero; y a medida que va siendo abierto ese misterio, vamos entendiendo el misterio de Jesucristo, el Hijo de Dios, para este tiempo final.
Hemos visto el misterio del Hijo del Dios Viviente, el misterio del Hijo del Dios Viviente, es el misterio del Angel de Jehová, del Angel del Pacto que se hizo carne y fue conocido por el nombre de Jesucristo nuestro Salvador, El es el Hijo de Dios.
Y nosotros somos hijos e hijas de Dios de la Familia de Dios, de la descendencia de Dios. ¿Pero nuestro Hermano Mayor quién es? Jesucristo, el Hijo de Dios. El es nuestro Hermano Mayor, El es el Primogénito entre todos nosotros.
Hemos visto el misterio del Hijo del Dios Viviente, y por consiguiente hemos visto el misterio de los hijos del Dios Viviente, y de los hijos del Dios Viviente que viven en este tiempo final, los cuales reconocen que son hijos del Dios viviente.
Pero como hombres vivimos en la Tierra como seres humanos en estos cuerpos mortales, y si pronto no ocurre la transformación nuestra y la resurrección de los muertos en Cristo, nuestros cuerpos también morirán.
Pero si pronto Cristo resucita a los creyentes en El, entonces no tendremos que ver muerte sino que seremos transformados, y el cuerpo inmortal, la vida, absorbe lo mortal, desaparece lo mortal y permanece lo inmortal: el cuerpo glorificado que El nos dará.
Para terminar, el Salmo 82. Este pasaje se cumple plenamente en Profetas, pero por cuanto todos somos hijos de Dios, tiene cumplimiento también en todos los hijos de Dios, a los cuales viene la Palabra a través del Mensajero de cada edad.
Así como viene la Palabra de parte de Dios a través del Espíritu Santo; viene al Profeta, y del Profeta pasa al pueblo, a todos los hijos e hijas de Dios. Salmo 82, verso 1 en adelante, dice:
“Dios está en la reunión de los dioses;
En medio de los dioses juzga.
¿Hasta cuándo juzgaréis injustamente,
Y aceptaréis las personas de los impíos?
Defended al débil y al huérfano;
Haced justicia al afligido y al menesteroso.
Librad al afligido y al necesitado;
Libradlo de mano de los impíos.
No saben, no entienden,
Andan en tinieblas;
Tiemblan todos los cimientos de la tierra.
Yo dije: Vosotros sois dioses,
Y todos vosotros hijos del Altísimo.”
Ahora, estos dioses de los cuales habla aquí, son hijos del Altísimo. Por cuanto Dios, nuestro Padre, es Dios, por eso son dioses también estos hijos de Dios; y estos son los Profetas de Dios.
“Yo dije: Vosotros sois dioses,
Y todos vosotros hijos del Altísimo;
Pero como hombres moriréis,
Y como cualquiera de los príncipes caeréis.
Levántate, oh Dios, juzga la tierra (lo cual será la gran tribulación, ahí caerá el juicio divino sobre la raza humana).
Porque tú heredarás todas las naciones.”
Ahora, hemos visto este misterio de los hijos e hijas de Dios. Les dije que para terminar, el Salmo 82.
Ahora, vamos a ver lo que dijo el Rvdo. William Branham de ese Salmo, página 168 del libro de “Citas,” párrafo 1502, dice:
“Recuerden, ¿a quién viene la Palabra del Señor? A los profetas. No a los teólogos sino a los profetas.”
O sea, que si un grupo de creyentes está esperando una revelación de parte de Dios, está esperando que Dios revele algo, tiene que entender que Dios tiene que enviar un Profeta al cual revelarle ese misterio, y el cual revelarle al pueblo ese misterio, para darle la fe de Rapto, o sea, la fe para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero, a la Casa de nuestro Padre Celestial.
Sigue diciendo, hablando de los Profetas, dice: “El es un reflector de la Palabra de Dios (o sea, que la Palabra de Dios se refleja a través de Sus Profetas). El no puede decir nada en cuanto a sus propios pensamientos; solamente puede hablar lo que Dios revela.”
O sea, lo que Dios le revela es lo que él puede hablar, porque él coloca Su Palabra en la boca de Sus Profetas; y él hablará todo lo que Dios le mande a hablar, eso está conforme a Deuteronomio, capítulo 18, verso 15 al 19.
“Aún allá con el profeta Balaam cuando estaba tratando de vender sus derechos como profeta, él dijo: “¿Cómo puede un profeta decir algo aparte de lo que Dios pone en su boca? Es algo que Dios hace y no se puede decir más nada (y no se puede decir nada más). Y uno así es nacido, pero nadie juzga a un profeta porque él es absolutamente la Palabra de Dios. El es la Palabra en su debido tiempo, Dios reflejándose.”
Ahora, podemos ver cómo viene la Palabra al pueblo de Dios, viene la Palabra en esa forma tan sencilla, y Dios no ha cambiado la forma que El estableció para traer Su Palabra. Página 134, párrafo 1193, dice:
“Conviértase en parte de la Palabra, en parte de la Palabra de hoy. Ud. no puede ser parte de la Palabra del día de Moisés. Esa parte de hecho está, eso fue los pies. Estamos en la Cabeza ahora. Esto es Cristo. No el tiempo de los brazos allá en Lutero; no, éste es el tiempo de la Cabeza: Cristo, la Piedra Angular, viene al Cuerpo.”
Ahora, podemos ver dónde nos encontramos. Los escogidos, las ovejas del Señor son parte de la Palabra del tiempo que les toca vivir. Y cada Profeta Mensajero para cada edad es la Palabra de Dios hecha carne para su edad. Por lo tanto, él trae el Mensaje y lo reciben los escogidos de Dios de su tiempo, y vienen a ser los escogidos en los cuales la Palabra se hace carne; y vienen a ser, como grupo de escogidos, la Palabra para su edad.
Como Cristo dijo en una ocasión, El dijo: “Yo soy la Luz del mundo, el que me sigue no andará en tinieblas, mas tendrá la Luz de la vida.” Pero luego en otra ocasión dijo a Sus discípulos, a los creyentes en El: “Vosotros sois la Luz del mundo.”
Y ahora, lo que Cristo es, lo es el Mensajero en cada edad, y lo que es el Mensajero lo es el grupo de escogidos de cada edad: son la Palabra de Dios para su edad.
Y ahora, por cuanto todo Cristo lo hace, el Hijo de Dios, en la creación de una Nueva Raza, lo hace por Su Palabra creadora siendo hablada, esa Palabra creadora siendo hablada en cada tiempo ha creado los hijos e hijas de Dios, ha traído a creación una Nueva Raza, le ha dado primero el cuerpo angelical teofánico, y pronto nos dará el cuerpo físico y glorificado.
Eso es lo que viene con la Palabra creadora de Dios en cada etapa del Cuerpo Místico de Cristo: es la creación de una Nueva Raza en donde obtienen un cuerpo angelical teofánico y luego obtendrán un cuerpo físico glorificado.
Hemos visto el misterio del Hijo de Dios, del Dios Viviente llevando a cabo Su Obra de Creación, porque toda la Creación divina la lleva a cabo Dios por medio de Su Hijo, por medio de Jesucristo nuestro Salvador.
“EL HIJO DE DIOS.”
“EL HIJO DE DIOS,” o sea, el Hijo del Dios Viviente.
Ha sido para mí un privilegio grande darles testimonio de Jesucristo, el Hijo del Dios Viviente, y de darles testimonio a ustedes de que son los hijos del Dios Viviente, hermanos de Jesucristo, el Hijo Mayor, el Primogénito de todos los hijos e hijas de Dios.
Que las bendiciones de Jesucristo, el Angel del Pacto, el Hijo de Dios, sean sobre todos ustedes y sobre mí también, hijos e hijas de Dios en este tiempo final; y pronto se complete el número de los escogidos en el Cuerpo Místico de Jesucristo, en la Iglesia de Jesucristo, pronto nazca en el Cuerpo Místico de Cristo hasta el último de los escogidos de Dios, y pronto Cristo se levante del Trono del Padre, tome el Título de Propiedad, lo abra en el Cielo y haga Su Obra de Reclamo, y resucite a los muertos creyentes en El y nos transforme a nosotros los que vivimos, y nos lleve con El a todos a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.
Muchas gracias por vuestra amable atención amados amigos y hermanos presentes, y que Jesucristo, el Hijo de Dios, les continúe bendiciendo a todos.
Dejo nuevamente con ustedes al Rvdo. Miguel Bermúdez Marín, para finalizar nuestra parte en esta ocasión. Será hasta una próxima ocasión en que nos veremos, Dios mediante el próximo año; pero... ya sea en estos cuerpos mortales o en el nuevo cuerpo. Enseguida que tengamos el nuevo cuerpo nos veremos, no importa dónde ustedes estén y donde yo esté cuando reciba el nuevo cuerpo. Les visitaré enseguida que tenga el nuevo cuerpo.
Ahora, mientras llega el nuevo cuerpo nos continuaremos viendo en el cuerpo físico, mortal, terrenal que tenemos. Y si alguno se va antes, pues resucitará en cuerpo glorificado. Así que no hay ningún problema para los que se van, ni tampoco hay ningún problema para los que quedamos aquí.
No sabemos cuándo será el año en que ocurrirá nuestra transformación, pero será en algún año de este nuevo milenio que ha comenzado. Y nosotros estamos esperando esa transformación, estamos esperando ese cuerpo nuevo que El ha prometido para todos nosotros.
El nos dará ese cuerpo nuevo, y nosotros lo recibiremos ¿por qué? Porque lo creemos con toda nuestra alma, y estamos recibiendo la fe para ser transformados y raptados.
Bueno, aquí nos detenemos, no hay dónde detenerse con este tema del Hijo de Dios; pero vamos a hacer entonces una pausa y continuaremos en otra ocasión. Continuaremos en la próxima actividad en el lugar donde nos encontremos en estos días, y también ustedes continuarán escuchando la Palabra a través de los videos y de los folletos que están a su alcance.
Así que no hay dónde detenernos, solamente hacemos pausas y luego continuamos.
Bueno, que Dios les continúe bendiciendo a todos, que Dios les guarde; y nuevamente con ustedes nuestro amigo y hermano, el Rvdo. Miguel Bermúdez Marín para finalizar nuestra parte en esta ocasión.
Que Dios les bendiga y les guarde a todos en este Día Postrero. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.
Mientras cantamos el cántico que nos habla de Jesucristo, el Hijo de Dios, que nos transformó, pasará nuestro hermano Miguel Bermúdez Marín.
“EL HIJO DE DIOS.”