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|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
| La Familia de Dios | 2001-10-03 | 2 | Santa Cruz de la Sierra | Santa Cruz | BO | 00:00:00 | false |
Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes; es para mí una bendición y privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final. Para lo cual quiero leer en Efesios, capítulo 2, versos 19 al 22, donde dice San Pablo:
“Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios,
edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo,
en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor;
en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu.”
Nuestro tema es: “LA FAMILIA DE DIOS.”
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.
“LA FAMILIA DE DIOS.”
Cuando se habla de la familia de una persona, se habla de la descendencia de esa persona.
Y ahora, en la familia de un matrimonio encontramos los hijos e hijas; y en la Familia de Dios encontramos los hijos e hijas de Dios. Esta familia es la descendencia de Dios en la cual El pensó desde antes de la fundación del mundo.
El eternamente pensó en tener una Familia igual a El, como un matrimonio al casarse piensan en tener una familia igual a ellos; o sea, que no piensan en casarse y tener una familia de conejitos o de animalitos, sino de seres humanos.
Los que no quieren tener esa clase de familia entonces se compran perritos y eso es su familia, o gatos; pero esa no es una familia original, es una familia animal que han adoptado y los tratan como si fueran los hijos porque no tienen una familia. Pero cuando se reproducen entonces tienen una familia igual a ellos (igual al padre y a la madre).
Y ahora, la Familia de Dios es a imagen y semejanza de Dios, hijos e hijas de Dios de entre los cuales el Primogénito, ¿quién es? Nuestro amado Señor Jesucristo.
Ahora, encontramos que por medio de Jesucristo es que vienen a manifestación en este planeta Tierra en el Cuerpo Místico de Cristo, los hijos e hijas de Dios, nacen en el Reino de Dios, la Iglesia del Señor Jesucristo.
Estas personas, sus almas vienen de la eternidad, vienen de Dios; y por consiguiente al venir a esta Tierra escuchan la Voz de Dios, la Voz de Cristo en el tiempo que les toca vivir, estas son las ovejas de las cuales Cristo dice que están en la mano de nuestro Padre Celestial, y son las ovejas que el Padre le ha dado a Cristo para que les dé Vida eterna.
En San Juan, capítulo 10 es que Cristo habla estas cosas, las cuales eran muy profundas en aquellos días, pero que ya están abiertas para ser entendidas. Dice capítulo 10, verso 27 en adelante, dice:
“Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen,
y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano.
Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre.”
O sea, que no se pueden perder esas ovejas que están en la mano de nuestro Padre Celestial, han sido dadas a Cristo y Cristo las tiene en Su mano, ¿para qué? Para darles Vida eterna.
“Yo y el Padre uno somos.”
¿Dónde estaba el Padre? En Jesús. Por lo tanto las ovejas estando en las manos de nuestro Padre pasan a las manos de Jesús, a esta manifestación en carne humana de Dios para darles Vida eterna por medio del Sacrificio de Cristo en la Cruz del Calvario.
A causa de la caída el ser humano nace en un cuerpo y con un cuerpo mortal, corruptible y temporal en esta dimensión terrenal, y obtiene un espíritu del mundo que lo inclina hacia el mal. O sea, un espíritu de la quinta dimensión, y la quinta dimensión es el infierno, y ese es el reino del maligno, del diablo.
Ese reino fue representado en el reino del faraón de Egipto, y el faraón representaba al diablo; y vean, tenía el faraón en esclavitud al pueblo hebreo. Pero Cristo, el Angel del Pacto, el Angel de Jehová por medio del Profeta Moisés, libertó al pueblo hebreo y los llevó al Monte Sinaí, y allí les dio las leyes divinas, le dio la Ley en tablas de piedra y allí estableció Dios al pueblo hebreo, dándole Sus leyes.
Ahora, en el pueblo hebreo, que es el Israel terrenal y la descendencia terrenal de Abraham, Dios reflejó los hijos e hijas de Dios, Dios reflejó el Israel Celestial; por eso es que encontramos una similitud entre el pueblo hebreo y la Iglesia del Señor Jesucristo: es porque en el pueblo hebreo, en Israel, Dios reflejó la Iglesia del Señor Jesucristo.
La Iglesia del Señor Jesucristo es el Israel Celestial, son las personas que tienen sus nombres escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero desde antes de la fundación del mundo; y son esas personas eternas, vienen de la eternidad, sus almas vienen de la eternidad, y vienen a vivir en estos cuerpos mortales para entrar en el Programa de Redención, que es el Programa de la creación de una Nueva Raza con Vida eterna.
Y la creación de esta raza con Vida eterna, es la creación de los hijos e hijas de Dios que vienen por creación divina en el Cuerpo Místico de Cristo.
Ahora, nuestras almas vienen de Dios en estos cuerpos mortales, pero al recibir a Cristo como nuestro Salvador El nos saca del reino de las tinieblas, del reino del maligno, como sacó al pueblo hebreo de Egipto, y nos coloca en Su Iglesia, que es el Israel Celestial y que es el pueblo ¿de quién? De Dios.
Por eso dice la Escritura que El llamaría un pueblo para Su Nombre. De entre todas las naciones El está llamando individuos y los está colocando en Su Cuerpo Místico de creyentes, que es Su Iglesia, ese es un pueblo que es llamado para Su Nombre, y ese es el pueblo de Dios.
Ese pueblo de Dios, esa Familia de Dios es la Iglesia del Señor Jesucristo, los redimidos por la Sangre de Cristo nacidos de nuevo en el Cuerpo Místico de Cristo, esas son las personas que han recibido a Cristo como su Salvador, han lavados sus pecados en la Sangre de Cristo, han sido bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y han recibido el Espíritu Santo y así han nacido de nuevo, han obtenido el nuevo nacimiento y han recibido un cuerpo angelical teofánico de la sexta dimensión; y tienen la promesa para este tiempo final, que en adición al cuerpo angelical que hemos recibido, recibiremos también un cuerpo físico, inmortal, incorruptible y glorificado, igual al cuerpo glorificado y eterno de nuestro amado Señor Jesucristo. Esta es una promesa para la Familia de Dios.
Y ahora, hemos visto cómo entramos a la Familia de Dios. Cristo dijo a Nicodemo: “De cierto, de cierto te digo, que el que no nazca de nuevo no puede ver el Reino de Dios (o sea, no lo puede entender).”
Nicodemo siendo un gran maestro en asuntos teológicos y siendo una persona temerosa de Dios, que amaba a Dios y que quería estar en el Reino de Dios, le dice: “¿Cómo puede hacerse esto? ¿Puede acaso el hombre ya siendo viejo, entrar en el vientre de su madre y nacer de nuevo?” Cristo le dice: “De cierto, de cierto te digo, que el no nazca del Agua y del Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios.” Eso está en San Juan, capítulo 3, verso 1 al 6.
Ahora, vean ustedes que no es un asunto de uno meterse a una secta religiosa o a un grupo religioso, sino que es un asunto de nacer de nuevo, por lo cual se requiere recibir a Cristo como nuestro Salvador, lavar nuestros pecados en Su Sangre, ser bautizados en Agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y recibir Su Espíritu Santo y así la persona ha obtenido el nuevo nacimiento y pertenece a la Iglesia del Señor Jesucristo; así es como entramos a formar parte de la Iglesia del Señor Jesucristo: es por medio del nuevo nacimiento.
Así como vinimos a formar parte de la familia a la cual pertenecemos (terrenal) por medio del nacimiento nuestro en esa familia, así también venimos a formar parte de la Familia de Dios manifestada en la Iglesia de Jesucristo ¿cómo? Naciendo de nuevo; y así nacemos en la Familia de Dios, la Iglesia del Señor Jesucristo donde El ha colocado Siervos fieles y prudentes de etapa en etapa, para que les den el Alimento a tiempo a todos los hijos e hijas de Dios.
Esta familia de Dios ha ido creciendo como crece nuestra familia terrenal, primero tenemos un hijo o una hija, y después tenemos otro más, un hijo, otra hija, otro hijo; y así por el estilo a medida que vamos teniendo más hijos sigue creciendo la familia; y ellos también siguen creciendo en estatura y en conocimiento. O sea, que el crecimiento de la familia, vean ustedes, es en número y también cada miembro de la familia va creciendo en estatura y en conocimiento; así es en la Iglesia del Señor Jesucristo.
En la actualidad la Familia de Dios nacida en el Reino de Dios, en la Iglesia de Jesucristo, es mayor que lo que era en los días de los Apóstoles, porque en los días de los Apóstoles nacieron los escogidos de aquel tiempo; pero ya en nuestro tiempo, ya han transcurrido el tiempo de los Apóstoles allá y el tiempo de los siete Angeles Mensajeros, por lo tanto la Familia de Dios es grande, está manifestada en la Casa de Dios, que es la Iglesia del Señor Jesucristo, y esa es la Familia de Dios, la Iglesia del Señor Jesucristo compuesta por los nacidos de nuevo que han recibido a Cristo como su Salvador.
Y ahora, siempre en la familia nace el último y el matrimonio dice: “Hasta aquí, hasta aquí llegamos en cuanto a tener hijos.”
Y ahora, encontramos que Cristo ha estado teniendo hijos e hijas, son hijos e hijas de Dios que vienen por medio de Cristo, Cristo ha estado reproduciéndose en hijos e hijas de Dios, para eso le ha sido dado a Cristo la Iglesia: le fue dada la Iglesia para reproducirse a través de Su Iglesia. Así como el ser humano, el hombre, para reproducirse tiene que tener su esposa, su compañera.
Y ahora, encontramos que Cristo ha estado reproduciéndose en hijos e hijas de Dios, ha estado dándole a esos hijos e hijas de Dios, a esas almas de Dios, le ha estado dando cuerpos angelicales y pronto nos dará en adición cuerpos físicos, inmortales y glorificados, igual al cuerpo glorificado de nuestro amado Señor Jesucristo.
Esta Familia de Dios es a imagen y semejanza de Dios, por lo tanto siendo que la imagen de Dios es Cristo en Su cuerpo angelical y la semejanza física de Dios es Cristo en Su cuerpo de carne, entonces toda esta familia de Dios tendrá cuerpos angelicales teofánicos, espíritus teofánicos, y tendrá cuerpos físicos glorificados, y así será a imagen y semejanza de Dios la Familia de Dios, así serán a imagen y semejanza de nuestro Padre Celestial, así como los hijos vienen a imagen y semejanza de sus padres terrenales.
Ahora, en la Familia de Dios así como en nuestra familia terrenal nuestros hijos, unos logran llegar a ciertos niveles y a obtener ciertos trabajos o ciertas profesiones, y llegan a hacer de esos trabajos y profesiones su medio de vida, lucharon para obtener todo eso y luego disfrutan los beneficios de todo eso que ellos alcanzaron.
Ahora, en el Reino de Cristo, en la Familia de Dios, nosotros hacemos tesoros en el Cielo, trabajamos en la Obra de Cristo, y dice Primera de Corintios, capítulo 15, verso 58, que nuestro trabajo en el Señor no es en vano. Cristo también en San Mateo, capítulo 16, versos 26 al 28 dice que el Hijo del Hombre vendrá con Sus Angeles y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras.
Así que todo lo que hemos de disfrutar en el Reino Milenial, encontramos que lo recibiremos de parte de Cristo de acuerdo a como hemos trabajado en Su Obra. O sea, que todo lo que nosotros trabajamos en la Obra de Cristo tendrá una recompensa en el Reino de Cristo.
Los Apóstoles le preguntaron a Cristo en una ocasión en que El estuvo hablando ciertas cosas importantes, en el capítulo 19, versos 27 al 30 pregunta Pedro:
“Entonces respondiendo Pedro, le dijo (a Cristo): He aquí, nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido; ¿qué, pues, tendremos?”
Ahora, Pedro estaba interesado en saber qué iba a tener él y los demás que habían seguido a Cristo, qué iban a tener en el Reino de Cristo.
Ellos habían reconocido que Jesucristo es el Rey, el Rey que se sentará sobre el Trono de David, ellos reconocieron que Jesucristo es el Heredero a ese Trono y por consiguiente El establecerá ese Reino, el cual es llamado el Reino Milenial, es conocido como el Reino Milenial de Cristo, del Mesías.
Y ahora, ellos querían saber qué iban ellos a tener en el Reino de Cristo, y la sorpresa fue más grande de lo que ellos esperaban. Y la sorpresa para cada uno de ustedes y para mí también, será más grande de lo que nosotros pensamos.
Quizás podía pensar Pedro y los Apóstoles: “Bueno, quizás nosotros ahora tenemos unas lanchas aquí que es a remos, quizás en el Reino de Cristo vamos a tener barcos, quizás vamos a tener un negocio mejor.” Pero vean lo que Cristo les dice:
“Y Jesús les dijo: De cierto os digo que en la regeneración (lo cual es en el Reino Milenial donde se cumplirá esto), cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria (que es el Trono de David por supuesto), vosotros que me habéis seguido también os sentaréis sobre doce tronos (sobre doce tronos), para juzgar a las doce tribus de Israel.”
Ahora, la sorpresa fue más grande para ellos, los iba a colocar Cristo en tronos, por lo tanto serán Príncipes en ese Reino, tendrán coronas. ¿Cómo que van a tener coronas en ese Reino? Claro que sí, porque son Reyes en ese Reino con Cristo, como todos los creyentes son Reyes y Sacerdotes con Cristo.
Recuerde que así como en una familia unos tienen una posición más alta y otros tienen una posición más baja, en el Reino de Cristo algunos llegarán a posiciones tan altas como estos Apóstoles; llegarán estos Apóstoles a ser Reyes con una posición en la cual juzgarán a las doce tribus de Israel. Vean, en el Reino así será.
Ahora, vamos a verlos sentados sobre los doce tronos, pero vamos por aquí a terminar esta lectura, dice:
“Y cualquiera que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por mi nombre, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna.”
Esa es una bendición tan y tan grande, que toda persona la puede obtener, recibirá cien veces, dice: “Y la Vida eterna.” O sea, cien veces más de lo que tenía y la Vida eterna.
Ahora, hay algunos que como los Apóstoles están ordenados para tener una posición muy alta en ese glorioso Reino Milenial de Cristo. También en San Lucas Cristo habla aquí en el capítulo 22, verso 28 al 30, y dice:
“Pero vosotros sois los que habéis permanecido conmigo en mis pruebas.
Yo, pues, os asigno un reino (o sea, les doy un reino), como mi Padre me lo asignó a mí,
para que comáis y bebáis a mi mesa en mi reino, y os sentéis en tronos juzgando a las doce tribus de Israel.”
Ahora vean, ellos estarán sentados a la mesa de Cristo, y comerán en la mesa de Cristo como ellos comían en la mesa con Cristo. O sea, que allí está tipificándose cuando ellos se reunían con Cristo a comer, se está tipificando cómo será en el Reino Milenial.
“y os sentéis en tronos juzgando a las doce tribus de Israel.”
O sea, que tendrán una posición administrativa en ese Reino Milenial de Cristo, serán Jueces, son Reyes y Jueces también, y también Sacerdotes en ese Reino Milenial de Cristo.
Ahora, vamos a verlos sentados ya en tronos, en Apocalipsis, capítulo 4, verso 4; capítulo 4, verso 4 al 5, dice:
“Y alrededor del trono había veinticuatro tronos; y vi sentados en los tronos a veinticuatro ancianos, vestidos de ropas blancas, con coronas de oro en sus cabezas.”
¿Ven? Tienen coronas de oro por lo tanto son Reyes, están sentados en tronos también por lo tanto son Reyes; y ahora, son veinticuatro y los Apóstoles son doce, ¿quiénes son los otros doce? Son los patriarcas hijos de Jacob los otros doce.
Cristo también hablando del Reino y de que estarán allí comiendo y bebiendo con Cristo los creyentes en El, dice que estará Abraham, Isaac, Jacob, todos ellos estarán allí también.
Ahora, vean ustedes cómo esta bendición tan grande ya estaba predestinada desde antes de la fundación del mundo, estos veinticuatro ancianos sentados en tronos, los cuales están alrededor del Trono de Dios, hemos visto que son los doce patriarcas y los doce Apóstoles.
Vean la bendición que se perdió Judas por vender al maestro, menospreció la bendición de Dios. Ahora, el Trono no se pierde, se perdió Judas el hijo de perdición pero el trono no puede ser quitado, por lo tanto es colocada otra persona en lugar de Judas Iscariote.
Ahora, hemos visto que estos Apóstoles tienen una bendición muy grande para ser cumplida en el Reino Milenial.
También los siete Angeles Mensajeros de las siete edades tienen una bendición similar a la de los Apóstoles y a la de los doce patriarcas, porque los Angeles Mensajeros de la Iglesia, de las siete edades, son los Angeles Mensajeros entre los gentiles, porque Cristo ha estado llamando de entre los gentiles un pueblo para Su Nombre.
Y de entre los gentiles ha estado El llamando y colocando en Su Iglesia, Su Reino, almas vivientes, y dándoles el nuevo nacimiento y por consiguiente han estado naciendo en el Reino de Dios, la Iglesia de Jesucristo.
En el Reino Jesucristo, han estado naciendo los hijos e hijas de Dios, ahí es donde nacen los hijos e hijas de Dios por medio del nuevo nacimiento; porque el nacimiento que obtuvimos a través de nuestros padres terrenales no nos coloca como hijos e hijas de Dios, sino que nos coloca en esta Tierra dentro del reino de las tinieblas, pero Cristo al libertarnos y producir el nuevo nacimiento en nosotros, nos coloca en Su Reino como hijos e hijas de Dios.
30 mts Antes eramos hijos de ira, pero ahora somos hijos de bendición y misericordia porque hemos nacido en el Reino de Cristo como hijos e hijas de Dios, y por consiguiente somos herederos de Dios y coherederos con Cristo Jesús, Señor nuestro, y por consiguiente cada uno de nosotros como individuos somos parte de la familia de Dios, miembros de la familia de Dios.
Y la familia de Dios es o está compuesta por los redimidos por la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador, y son los que forman la Iglesia del Señor Jesucristo.
Está compuesta la Iglesia de Jesucristo por los hijos e hijas de Dios redimidos por la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador, y están dentro de un Nuevo Pacto, cubiertos con la Sangre del Nuevo Pacto que es la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador.
Jesucristo en Espíritu Santo ha estado en medio de Su Iglesia, en medio de la familia de Dios de etapa en etapa confirmándole a esa familia el Nuevo Pacto: el Pacto de Dios, y cubriendo con la Sangre del Nuevo Pacto a todos los miembros de la familia de Dios. Por lo tanto están bajo el Pacto Eterno, cubiertos con la Sangre del Pacto Eterno. Bajo ese Pacto está la familia de Dios.
Vean, antes de llevarse a cabo el primer sacrificio lo cual ocurrió en el Huerto del Edén, cuando el ser humano pecó y Dios le dio pieles como vestiduras al ser humano (a Adán y a Eva) para cubrir su desnudez, esas pieles son de un animalito que murió para poder dar esas pieles, esas vestiduras a Adán y a Eva.
Pero antes de ese sacrificio de ese animalito ser efectuado ya tenemos el Sacrificio de Cristo, y tenemos la Sangre de Cristo: la Sangre del Nuevo Pacto.
¿Y cómo va a ser eso? Muy sencillo, vean, Juan el Bautista nació primero que Jesús, pero luego cuando predicó y dijo que después de él vendría uno, un varón, el cual era ¿qué? Primero que él, dice que era primero que él y vino, nació después de él. Pero Jesucristo en Su cuerpo angelical era primero que Juan el Bautista, era primero que todos los Profetas, era primero que Abraham y era primero que Adán también.
Vean, el mismo Cristo da testimonio de esta verdad en San Juan, capítulo 8; San Juan, capítulo 8, verso 56 al 58, dice:
“Abraham vuestro padre se gozó de que había de ver mi día; y lo vio, y se gozó.”
Esto fue cuando Elohím con Sus Arcángeles Gabriel y Miguel le aparecieron a Abraham el día antes de la destrucción de Sodoma y Gomorra, y Abraham les preparó un becerro tierno y ellos comieron con Abraham; ahí vio el día en que Cristo se haría carne, allí está tipificando cómo será cuando Cristo se haga carne: podrá comer con la descendencia de Abraham, y eso hacía Cristo: se sentaba a la mesa, y alrededor y en la mesa se sentaban los Apóstoles y allí Cristo comía con ellos, como hizo con Abraham. Y ahora, sigue diciendo, entonces le dicen las personas:
“Entonces le dijeron los judíos: Aún no tienes cincuenta años, ¿y has visto a Abraham?
Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, yo soy.”
Y ellos podían decir: “Entonces Jesús es nada menos que el Angel de Jehová el cual le apareció a Abraham en diferentes ocasiones, y le apareció en forma humana y comió con Abraham, el Angel del Pacto que dijo que enviaría Su Mensajero delante de El y luego vendría a Su Templo el Señor, es Jesús,” pues les está dando esa revelación allí. El Angel del Pacto estaba con ellos y no podían comprender el misterio del Angel del Pacto hecho hombre, hecho carne en medio del pueblo hebreo.
Era antes que Abraham en Su cuerpo angelical, en Su cuerpo de carne era después de Juan el Bautista; pero en Su cuerpo angelical era antes que Abraham y antes que Adán también, es el primer cuerpo angelical que apareció y salió de Dios; y luego de ese cuerpo angelical fue que vinieron a existencia los demás cuerpos angelicales, porque Jesucristo es el Unigénito Hijo de Dios.
Por lo tanto de Dios no siguieron saliendo otros cuerpos angelicales en la forma en que salió el cuerpo angelical de Jesús, sino que de Jesús en Su cuerpo angelical fue que salieron los demás cuerpos angelicales.
Porque Dios desde Su cuerpo angelical que es el cuerpo angelical de Jesús llamado el Angel del Pacto, desde ahí desde ese cuerpo en donde estaba Dios en toda Su plenitud, desde ahí Dios habló a existencia toda la Creación, El es el Verbo que era con Dios y era Dios, El es el Verbo por medio del cual Dios creó todas las cosas, es Cristo en Su cuerpo angelical, es llamado también el Hijo de Dios porque salió de Dios, vino de Dios, y es el Hijo Primogénito y también el Hijo Unigénito.
Por lo tanto, El es el Principio de la Creación de Dios, y por medio de El Dios ha llevado a cabo toda la Creación. Este es un misterio grande pero es un misterio sencillo para entender cuando lo creemos con toda nuestra alma.
Vean, en Hebreos, capítulo 1, verso 1 en adelante, dice San Pablo:
“Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas,
en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo.”
¿Por medio de quién hizo Dios el universo? Por medio de Su Hijo Jesucristo, Jesucristo en Su cuerpo angelical fue el instrumento a través del cual Dios manifestado en Jesucristo, en Su cuerpo angelical, creó todas las cosas; y es por medio de Jesucristo que Dios trae a existencia todos Sus hijos en Su Cuerpo Místico de creyentes:
“El cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas.”
Y ahora, este misterio de Dios creando todas las cosas por medio de Su Hijo Jesucristo, es la cosa más sencilla que uno puede ver y entender, así como usted puede hacer un trabajo, y para hacer ese trabajo es usted que es alma viviente el que lo hace, pero usted lo hace por medio de su cuerpo. Si no tiene el cuerpo de carne no puede estar trabajando aquí en esta dimensión terrenal.
Y ahora, Dios para llevar a cabo toda la Creación, vean ustedes, de Dios salió el Verbo que era con Dios y era Dios, de ahí salió, de Dios, y por lo tanto es llamado el Hijo de Dios, el Unigénito de Dios, y por consiguiente es la imagen del Dios invisible.
Ahora, la imagen del Dios invisible es el cuerpo angelical de Dios, cuerpo angelical teofánico, es la imagen del Dios invisible. Y por medio de Su imagen, de Su cuerpo angelical Dios creó todas las cosas.
Ese cuerpo angelical de Jesucristo es parecido a nuestro cuerpo físico pero de otra dimensión, apareció en muchas ocasiones en el Antiguo Testamento, a diferentes personajes bíblicos como Abraham y como Jacob; es el Angel con el cual Jacob luchó y del cual recibió la bendición y le fue cambiado el nombre de Jacob por Israel.
Es el mismo Angel que le apareció a Manoa y le dijo que tendría un hijo por medio de su esposa, Manoa iba a tener un hijo, y sería ese hijo un juez de Israel o para Israel, sería una persona importante, y ese hijo fue Sansón, fue uno de los jueces del pueblo hebreo.
Manoa no sabía quién era ese Angel, ese Varón, sabía que era un Mensajero de Dios pero no sabía qué Angel era, y le dijo: “Dime cuál es tu nombre para que cuando se cumpla lo que tu has dicho, te honremos.” El Angel le dijo: “¿Por qué preguntas por mi nombre, el cual es admirable (oculto)?”
En algunas versiones dice “oculto” y hay otras versiones que dice “admirable,” versiones antiguas debe decir admirable.
Y Manoa le quiere ofrecer algo de comer al Angel, al Varón, y ese Varón le dice: “Si haz de ofrecer algo, sacrifícalo a Dios (o sea, haz una ofrenda para Dios, sacrifícalo, haz un sacrificio para Dios).”
Manoa tomó un corderito o un cabrito y lo sacrificó y lo ofreció a Dios, y cuando está encendido el fuego quemando el sacrificio, el Angel subió por el fuego y Manoa se sorprendió, dijo: “¡Hemos de morir porque hemos visto a Dios cara a cara!”
No sabía Manoa que era el Angel de Jehová, y el Angel de Jehová es el cuerpo angelical de Dios, el Angel de Jehová es el cuerpo teofánico angelical de Jesucristo. Por eso es que Jesucristo puede decir: “Antes que Abraham fuese, yo soy.”
Ahora, encontramos... eso está en Jueces, capítulo 13: Admirable, capítulo 13, ¿verso cuál? Verso 18 ahí lo tienen, capítulo 13, verso 18 del libro de los Jueces.
Ahora vean ustedes, Manoa sabía que era un Mensajero de Dios, un Varón de Dios, pero no sabía que era el Angel de Jehová, el Varón de Dios más importante, el hombre más importante de la dimensión celestial, de la dimensión sexta, de la dimensión de los Angeles, era nada menos que el Príncipe de los ejércitos de Jehová, era nada menos que el Angel de Jehová, el que había libertado al pueblo hebreo.
Y ahora vean, le aparece a una persona sencilla para darle una buena noticia de que va a tener un hijo, y será una persona muy importante ese hijo en el Programa de Dios.
Ese hijo fue Sansón, del cual algunas personas piensan que tenía mucha fuerza pero no tenía mucha fuerza, era como cualquiera de nosotros, pero cuando el Espíritu de Dios se manifestaba en él, era el hombre más fuerte de todos los hombres; era una manifestación del poder de Dios.
Ahora, encontramos que ese Angel de Jehová es Jesucristo en Su cuerpo angelical, es el Hijo de Dios en Su cuerpo angelical, y luego se hizo carne y habitó en medio del pueblo hebreo, y sigue siendo el Hijo de Dios hecho carne, vestido de un cuerpo de carne. Por lo tanto ese cuerpo de carne fue creado por Dios, y es hijo de Dios también en la parte humana también.
Ahora, vean el personaje tan grande que es nuestro amado Señor Jesucristo, y El es Emanuel que traducido significa “Dios con nosotros.”
El cuerpo angelical de Cristo es la imagen de Dios, y el cuerpo físico de Jesucristo es la semejanza física de Dios, ¿y Dios estaba dónde? En Cristo, estaba en Cristo reconciliando al mundo, estaba en Cristo realizando la reconciliación de toda alma que pertenece a Dios.
Toda persona escrita en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero ha sido reconciliada con Dios por medio del Sacrificio de Jesucristo en la Cruz del Calvario, y un Pacto nuevo ha sido establecido, y la Sangre del Nuevo Pacto es la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador.
Y Cristo ha estado en Espíritu Santo de edad en edad confirmando ese Nuevo Pacto a todos los miembros de la familia de Dios, que de edad en edad son llamados y juntados en el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo, donde obtienen el nuevo nacimiento y quedan dentro del Nuevo Pacto, cubiertos con la Sangre del Nuevo Pacto.
Y ahora, la Sangre del Nuevo Pacto por cuanto dice San Pablo en Hebreos, capítulo 13, verso 20:
“Y el Dios de paz que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el gran pastor de las ovejas, por la sangre del pacto eterno,
os haga aptos en toda obra buena para que hagáis su voluntad, haciendo él en vosotros lo que es agradable delante de él por Jesucristo; al cual sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.”
Ahora, en esta lectura que hemos tenido nos dice: “Por la Sangre del Pacto Eterno.” Es un Pacto Eterno, y por lo tanto al entrar a ese Pacto Eterno, entramos a Vida eterna, quedamos cubiertos con la Sangre del Pacto Eterno para vivir eternamente.
Ahora, en lo que llegaba la Sangre del Pacto Eterno a ser manifestada en la Tierra, el pueblo hebreo tuvo los animalitos de sacrificios y la sangre de esos animalitos siendo derramada, y esa sangre solamente cubría el pecado de las personas pero no lo quitaba; pero la Sangre del Pacto Eterno quita el pecado del ser humano. Primera de Juan, capítulo 1, verso 7, dice: “La Sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado.”
La Sangre de Cristo toma el pecado y lo desintegra, como hace el blanqueador con las manchas de tinta o de alguna otra cosa que se nos pega en la ropa blanca, colocamos en el blanqueador la prenda de vestir, y al sacarla no encontramos la mancha, y buscamos la mancha en el blanqueador y tampoco está, ¿qué sucedió? Fue desintegrada, la composición química que producía ese color fue desintegrado.
Y la Sangre de Cristo desintegra el pecado, así como el blanqueador desintegra la composición, esa fórmula la desintegra y elimina esa mancha y elimina ese color, lo desaparece, así la Sangre de Cristo desintegra el pecado.
Ahora, el blanqueador coloca en la forma que era antes, los componentes de esa tinta los vuelve al original, y en el original no tenían ese color. Y ahora, Cristo toma los pecados de Su familia (la familia de Dios) y los desintegra y los vuelve al dueño original.
Ahora, podemos ver la bendición tan grande que tiene la familia de Dios, la cual le ha sido confirmada, a la cual le ha sido confirmado el Nuevo Pacto y ha quedado dentro del Nuevo Pacto, cubierta con la Sangre del Nuevo Pacto.
Y ahora, veamos aquí en primera de Pedro, capítulo 1, capítulo 1 de Primera de Pedro, versos 18 en adelante, dice, Primera de Pedro, capítulo 1, verso 18 en adelante dice:
“Sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata,
sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación,
ya destinado desde antes de la fundación del mundo...”
O sea, que ya este Cordero (que es Jesucristo) estaba destinado desde antes de la fundación del mundo, para morir y derramar Su Sangre preciosa y limpiarnos de todo pecado, rescatarnos, rescatarnos del reino de las tinieblas y colocarnos en el Reino de Cristo. Por eso Cristo es nuestra pascua.
Recuerden que antes de ser libertado el pueblo hebreo, tuvieron que sacrificar un cordero pascual y aplicar la sangre en el dintel y los postes de las puertas de sus hogares. Y Cristo es nuestra pascua.
Ahora vean ustedes que este Cordero ya fue destinado desde antes de la fundación del mundo:
“...ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros.”
Los postreros tiempos son los postreros días los cuales son: el Quinto Milenio, Sexto Milenio y Séptimo Milenio, y en el primero de los días postreros, en el primero de los postreros tiempos, en el primer milenio vino Cristo; Cristo estuvo presente allí.
Aún antes de comenzar el Quinto Milenio ya Cristo había nacido en Belén de Judea, cuando tenía de 3 a 7 años de edad comenzó el Quinto Milenio, y cuando ya Cristo tenía unos 33 años de edad fue sacrificado como el Cordero de Dios en la Cruz del Calvario. Pero ya todo eso estaba destinado por Dios desde antes de la fundación del mundo.
Y si el Cordero de Dios ya estaba destinado desde antes de la fundación del mundo, pues la Sangre del Cordero de Dios, la Sangre del Nuevo Pacto, del Pacto Eterno ya estaba destinada desde antes de la fundación del mundo, ya ese Pacto estaba en la mente y el corazón de Dios para ser establecido en medio de la familia de Dios.
Y ahora vean ustedes, que siendo la Sangre del Pacto Eterno ya desde antes de la fundación del mundo todo esto estaba destinado, ya esa Sangre estaba destinada, ese Cordero estaba destinado, Cristo nuestro Salvador estaba destinado para venir en carne humana y morir en la Cruz del Calvario. Todo eso ya estaba destinado desde antes de la fundación del mundo.
Por lo tanto, ese Pacto Eterno estaba destinado por Dios desde antes de la fundación del mundo para ser establecido ¿dónde? En la familia de Dios, para colocar Su familia, Dios colocar Su familia dentro del Pacto Eterno, y cubrirla con la Sangre del Pacto Eterno y tener Vida eterna la familia de Dios.
Ahora hemos visto el amor tan grande que tiene nuestro Padre Celestial para cada uno de nosotros como miembros de la familia de Dios. No escatimó a Su propio Hijo sino que lo entregó por nosotros para darnos Vida eterna, para redimir a cada miembro de la familia de Dios.
Ahora, podemos ver que lo más importante para Dios es Cristo y Su Iglesia. O sea, para Dios Su familia es lo más importante, porque Su familia es parte de El, parte de Dios; y el primero de esa familia celestial es Jesucristo nuestro Salvador, El es el Unigénito y El es el Primogénito entre todos los hijos e hijas de Dios.
Ahora hemos visto este misterio de la familia de Dios la cual es la Iglesia del Señor Jesucristo, compuesta por los redimidos por la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador.
La Iglesia del Señor Jesucristo, vean ustedes, la familia de Dios es la Iglesia del Señor Jesucristo, la cual es columna y baluarte de la verdad porque tiene a Cristo que es la Verdad, es el Camino también, y es la Vida eterna.
“Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida; y nadie viene al Padre sino por mí.” Eso lo dice Cristo en San Juan, capítulo 14, verso 6, y también nos dice Cristo: “Conoceréis la verdad, y la verdad os libertará.”
O sea, conoceréis a Cristo porque El es la Verdad, y la Verdad: Jesucristo, nos libertará. Por lo tanto la Iglesia del Señor Jesucristo, la familia de Dios tiene la verdad, tiene a Cristo, tiene a Cristo en forma de Espíritu Santo y tiene a Cristo en forma de Palabra.
Ahora, la familia de Dios siendo la Iglesia del Señor Jesucristo compuesta por los nacidos de nuevo, es también la Casa de Dios, es también el Templo de Dios, que es el Templo Espiritual de Jesucristo nuestro Salvador, es el Reino de Dios y es el Reino de los Cielos, es el tabernáculo de David espiritual y celestial, es la Casa de David espiritual y celestial, es también el Belén de Judea espiritual, el Belén de Judá espiritual donde nacen los hijos e hijas de Dios por medio del nuevo nacimiento, es ahí donde El coloca toda alma de Dios del Cielo, ¿las coloca dónde? En Su casa, Su familia, Su Iglesia.
Por eso hemos sido llamados por Cristo en este tiempo final, y hemos sido colocados en Su Cuerpo Místico de creyentes en la etapa que corresponde a este tiempo, que es la etapa de la Edad de la Piedra Angular.
Y ahora, en la familia de Dios hay diferentes niveles, hay diferentes posiciones.
Y vean ustedes, así como el pueblo hebreo tuvo que conquistar lo que Dios le dio por herencia, nosotros tenemos que luchar también.
Nuestra lucha como cristianos y nuestro trabajo en la obra del Señor representa en el glorioso Reino Milenial, o estará representado toda nuestra labor y trabajo en la Obra del Señor, en los galardones que hemos de recibir, y en las posiciones que hemos de tener y las grandes bendiciones que hemos de tener en el Reino Milenial.
Vean, Cristo en una ocasión enseñó que el que no enseñe la Palabra como es, los mandamientos divinos, será una persona que no tendrá una posición grande en el Reino de Dios, será pequeño allá; pero los que llevan la Palabra como es, serán personas grandes en el Reino de Cristo.
Ahora, en la familia de Dios hemos visto que hay personas que ocuparán doce tronos, esos corresponden a los doce Apóstoles, y hay otros que ocuparán los tronos para con los gentiles, pues los doce Apóstoles trabajarán con las doce tribus de Israel, pero los Angeles Mensajeros de las edades tienen que ver con el resto del Reino, el cual cubrirá todo el mundo, cubrirá a todos los gentiles.
Y como hay una bendición muy grande para nuestro tiempo, vean, cada Angel tiene una bendición similar a la de los Apóstoles.
Los Apóstoles se sentarán en doce tronos y Cristo se sentará en el Trono de David, los Angeles Mensajeros de las siete edades se sentarán en Tronos, y el Angel Mensajero del Señor Jesucristo tendrá la bendición dada por Cristo, pues alguien tiene que recibir esa bendición:
“Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono (ese es el Trono de David), así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono.” [Nota - Apocalipsis 3:21]
O sea, en la misma forma en que el Padre sentó a Jesús en Su Trono Celestial, Cristo sentará al vencedor en Su Trono terrenal, eso es para el vencedor del Día Postrero.
Los otros Angeles Mensajeros tienen su bendición también, y los Apóstoles también: los Apóstoles son Príncipes en ese Reino, y los Angeles Mensajeros también. No solamente son siete Angeles sino ocho Angeles en la Iglesia de Jesucristo.
Ahora, hemos visto lo que es la familia de Dios: son los redimidos con la Sangre de Cristo, los cuales componen la Iglesia de Jesucristo, los nacidos de nuevo, los nacidos en la Iglesia de Jesucristo, en la Casa de Dios, esos son la familia de Dios.
Ahora, hablando de esta familia Cristo en San Mateo, capítulo 24, versos 44 en adelante, dice:
“Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis.
¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, al cual puso su señor sobre su casa...”
¿Ven? ¿Cuál es la Casa de Dios? ¿Cuál es la Casa del Señor? Su Iglesia, Su familia; El ha colocado siervos fieles y prudentes, vean, colocó a los Apóstoles, colocó a los siete Angeles Mensajeros, y coloca en el Día Postrero a Su Angel Mensajero.
Ahora veamos a cuál le corresponde esta bendición, esta es la misma bendición de sentarse en el Trono con Cristo:
“¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, al cual puso su señor sobre su casa para que les dé el alimento a tiempo?”
Recuerden que ha colocado diferentes Angeles Mensajeros para que les den el alimento a tiempo a los hijos e hijas de Dios en la Casa de Dios, o sea, en la Iglesia del Señor Jesucristo, por eso esos Angeles Mensajeros trajeron la Palabra de Dios, el Alimento Espiritual de Dios para los hijos e hijas de Dios en la Casa de Dios.
O sea, le trajeron el Alimento Espiritual a la familia de Dios, y ellos son también parte de la familia de Dios:
“Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así.”
O sea, que la bienaventuranza grande, aunque todos los Mensajeros tienen una bienaventuranza grande, pero al que esté dando el Alimento Espiritual en el tiempo de la Venida del Señor, será el que tendrá la bendición más grande:
“Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así.”
Ya los otros Angeles Mensajeros se fueron, pero hallará a uno en la Tierra haciendo así, dándole el Alimento Espiritual a la Familia de Dios, ¿dónde? En la Casa de Dios:
“De cierto os digo que sobre todos sus bienes le pondrá.”
Y son los bienes del Reino. Por lo tanto, esa bendición “al que venciere yo le daré que se siente conmigo en mi Trono,” está ligada a esta promesa.
Esta bendición quisieron tomarla Santiago y Juan para estar uno a la derecha y el otro a la izquierda en el Reino de Cristo, uno a la derecha de Cristo y el otro a la izquierda cuando El se siente en el Trono de David.
Ahora, esta bendición corresponde al siervo fiel y prudente que esté en el Día Postrero en la Casa de Dios, la familia de Dios, dándole el Alimento Espiritual a la familia de Dios. Por eso Cristo les dijo: “El sentaros a mi derecha y a mi izquierda no es mío darlo, sino a aquellos a quienes está ordenado por Dios.”
Y eso será para el siervo fiel y prudente que esté en el Día Postrero dándole el Alimento Espiritual a los hijos e hijas de Dios, a la familia de Dios. Por lo tanto, tendrá el ministerio que fue visto en el Monte de la Transfiguración cuando Cristo se transfiguró delante de los discípulos en el capítulo 17 de San Mateo, donde les mostró el orden de la venida del Reino de Dios, vieron a Jesucristo transfigurado, y vieron a Moisés a un lado y a Elías al otro lado.
Después que bajaron de allí en el capítulo 17, en el capítulo 20 de San Mateo quisieron ser uno de ellos el de la derecha y el otro el de la izquierda; porque en esa revelación o visión del Monte de la Transfiguración está mostrado el orden de la venida del Reino de Cristo, la Venida del Hijo del Hombre en Su Reino.
Y estando Moisés y Elías allí uno a la derecha y el otro a la izquierda, son los ministerios de Moisés y Elías los que tendrán que ver con esa posición. Por lo tanto esos ministerios estarán en el vencedor del Día Postrero.
Ahora, podemos ver la bendición tan grande que hay para este tiempo final; y si para el Mensajero del Día Postrero la bendición es grande, también es grande para el grupo del Día Postrero en la Edad de la Piedra Angular en la Casa de Dios.
Si la bendición dada a un Angel Mensajero es pequeña, pues por cuanto la comparte con el grupo de su edad, pues la bendición es pequeña para el grupo de su edad también; pero si la bendición es grande para el Mensajero, grande es también para el grupo de su edad, para el grupo que Dios le ha dado para darle el alimento a tiempo.
Ahora vean tantas cosas hermosas que hay en la familia de Dios, en la Iglesia del Señor Jesucristo: nos da el Alimento Espiritual de edad en edad enviándonos un Angel Mensajero de edad en edad, para darnos a conocer todas las cosas que debemos conocer en el cristianismo, en el Cuerpo Místico de Cristo.
Y ahora, los de edades pasadas conocieron lo que les fue permitido conocer lo cual fue dado primero al Angel Mensajero. Para el Día Postrero todas las cosas que deben suceder pronto, serán dadas a conocer al Angel Mensajero de Jesucristo, y él las dará a conocer a la Iglesia del Señor Jesucristo.
Por lo tanto, conoceremos todo lo que debemos conocer en este tiempo final para obtener la fe, la revelación para ser transformados y raptados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.
Todas estas cosas son ¿para quién o para quiénes? Para la familia ¿de quién? La familia de Dios a la cual cada uno de ustedes y yo también pertenecemos.
Es el privilegio más grande que puede tener una persona: pertenecer a la familia de Dios, ser un hijo o una hija de Dios, ese es el privilegio más grande que puede tener un ser humano, tiene la promesa de Vida eterna.
Tiene la promesa de un cuerpo angelical y un cuerpo físico, eterno, inmortal para vivir en ese cuerpo por toda la eternidad en el glorioso Reino de nuestro amado Señor Jesucristo; y en ese Reino sí que seremos ricos porque no habrá Reyes pobres en ese Reino. Nuestras riquezas están ahí en ese Reino, ahí es donde está nuestro tesoro.
En esta dimensión terrenal y en estos reinos terrenales la mayoría de los miembros de la familia de Dios, la mayoría son pobres, pero son ricos en el Reino de Cristo. Lo importante es ser del Reino de Cristo, de la familia de Dios, por consiguiente seremos ricos en ese glorioso Reino Milenial de Cristo.
En toda la Creación en ese Reino Milenial la posición más alta la tienen los miembros de la familia de Dios, y en medio de los miembros de la familia de Dios hay diferentes posiciones también, como en el mundo espiritual hay Angeles pero también hay Arcángeles: los Arcángeles están con grupos de Angeles bajo su mando, así también es en la familia de Dios, la Iglesia del Señor Jesucristo, luego eso va a ser visto más marcado en el Reino Milenial.
Pero eso lo vamos a dejar quietecito por ahora porque el tiempo se nos ha terminado, pero con la buena noticia de que somos miembros de la familia de Dios, con eso nos basta para estar agradecidos a Dios por Jesucristo que nos ha colocado en Su Cuerpo Místico de creyentes, en la familia de Dios, y nos ha dado Vida eterna; y falta solamente darnos un cuerpo físico con Vida eterna el cual estamos esperando.
Y esperamos que no se nos ponga muy viejo el cuerpo mortal que tenemos sino que pronto venga el nuevo cuerpo, venga el nuevo cuerpo que El ha prometido para todos nosotros.
Esa promesa será cumplida en la etapa de la Edad de la Piedra Angular, y nosotros estamos en la etapa de la Edad de la Piedra Angular, la Edad eterna; por eso entraremos físicamente a eternidad al recibir el cuerpo físico, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado. Eso es una promesa para la familia de Dios.
Y nosotros estamos esperando el cumplimiento de esa promesa porque pertenecemos a la familia de Dios.
“LA FAMILIA DE DIOS.” Hemos visto que es la familia de Dios la Iglesia de Jesucristo, y los miembros de la familia ¿dónde están? Aquí estamos presentes en esta noche, escuchando la Voz de Cristo hablándole a Su familia, escuchando Su Palabra.
Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes familia de Dios, Iglesia del Señor Jesucristo, dándoles testimonio de la familia de Dios y todas las bendiciones correspondientes a la familia de Dios.
Está Cristo en Su familia hoy, en este tiempo confirmándoles Su Nuevo Pacto en la etapa de la Edad de la Piedra Angular; ya en las otras etapas ya no está confirmándole el Pacto porque ya se los confirmó en el tiempo que estaba vigente cada edad.
Vean, donde único está confirmando Su Pacto ¿es dónde? En la etapa de la Edad de la Piedra Angular, en Su Cuerpo Místico de creyentes ¿en dónde? En la familia de Dios.
Bueno, que las bendiciones de Jesucristo, el Angel del Pacto prometidas para Su familia, se hagan carne en ustedes y en mí, se hagan realidad en ustedes y en mí; y pronto se complete la familia de Dios, la Iglesia de Jesucristo, y pronto nos lleve con El a la Cena de las Bodas del Cordero, pronto resucite a los muertos creyentes en El y nos transforme a nosotros los que vivimos, y nos lleve a la Cena de las Bodas del Cordero, a la Casa de nuestro Padre Celestial. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.
Muchas gracias por vuestra amable atención amados amigos y hermanos presentes, y continúen teniendo una noche llena de las bendiciones de Jesucristo nuestro Salvador.
Será hasta una próxima ocasión en que estaré nuevamente con ustedes, el próximo año Dios mediante, ya sea en este cuerpo mortal, corruptible y temporal o en el nuevo cuerpo que El me dará.
Cuando me dé el nuevo cuerpo, los voy a visitar también, cuando me dé el nuevo cuerpo y les dé a ustedes el nuevo cuerpo, nos vamos a ver nuevamente, o sea, nos vamos a ver también.
Así que estaremos viéndonos por el milenio y por toda la eternidad ¿por qué? Porque somos la familia de Dios.
Bueno, dejo nuevamente con nosotros al Rvdo. Miguel Bermúdez Marín, para finalizar nuestra parte en esta ocasión.
Que Dios les bendiga y les guarde, y pasen todos muy buenas noches.
“LA FAMILIA DE DIOS.”