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|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
| El Propósito de Dios | 2001-09-28 | 1 | La Florida | Santiago de Chile | Región Metropolitana | CL | 00:00:00 | false |
Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes; es para mí una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, para saludarles y pedirle a Cristo Sus bendiciones sobre cada uno de ustedes.
Que las bendiciones de Jesucristo, el Angel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también, y en esta noche nos hable directamente a nuestra alma, nos abra las Escrituras y nos enseñe Su Palabra en esta noche con claridad. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.
Reciban también saludos de mi esposa Erica, y de mi niña América los niños reciban saludos. Para esta ocasión leemos en Romanos, capítulo 8, versos 28 en adelante, donde dice:
“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.
Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.
Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó.
¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?
El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?
¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica.
¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.”
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.
Nuestro tema es: “EL PROPOSITO DE DIOS.”
Un propósito es una intención, una meta. Cuando usted tiene un propósito usted tiene una meta, usted tiene una intención en su corazón.
Todas las cosas que el ser humano hace las hace con y por un propósito. Por ejemplo, las personas salen a trabajar en la mañana ¿por qué? Porque tienen un propósito, tienen el propósito de ganar dinero para el sostén de su familia, y así por el estilo en todo lo que hacemos hay un propósito.
La Escritura dice que Dios es el que escudriña las intenciones de nuestro corazón, o sea, el propósito de nuestra alma. El conoce el propósito, la intención que hay en nuestra alma, en nuestro corazón, en todos los aspectos de nuestra vida; en todo lo que hacemos El sabe cuál es la intención con la cual hacemos las cosas.
Ahora, ¿quién conoce los pensamientos del corazón del ser humano? El espíritu de la persona. Y si el espíritu de la persona conoce los pensamientos, intenciones, los pensamientos de su corazón, cuánto más Dios que es Espíritu y conoce las intenciones del corazón de todos los seres humanos.
Veamos lo que nos dice aquí en Romanos, capítulo 11, cuando San Pablo estuvo hablando acerca del pueblo hebreo, el cual había rechazado a Cristo y fue quitado el Reino de Dios de en medio del pueblo hebreo. Capítulo 11, verso 25 en adelante, dice:
“Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles;
y luego todo Israel será salvo, como está escrito:
Vendrá de Sion el Libertador,
Que apartará de Jacob la impiedad.
Y este será mi pacto con ellos,
Cuando yo quite sus pecados.
Así que en cuanto al evangelio, son enemigos por causa de vosotros; pero en cuanto a la elección, son (muy)amados por causa de los padres.
Porque irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios.”
Y ahora, habrá un grupo de hebreos (doce mil de cada tribu) que será salvo, el cual será libertado por Cristo, el Mesías en Su Segunda Venida. Y estos ciento cuarenta y cuatro mil hebreos están representados en los siete mil que no doblaron sus rodillas a Baal en el tiempo del Profeta Elías.
Ahora, vean ustedes, cómo así como el primer Elías tuvo siete mil que creyeron su mensaje y no doblaron sus rodillas a Baal, habrá ciento cuarenta y cuatro mil hebreos que no doblarán su rodilla a la bestia, ni a la imagen de la bestia.
Ahora, encontramos que este grupo de hebreos saldrá en este tiempo final bajo el ministerio de Elías en su quinta manifestación y Moisés en su segunda manifestación, bajo el cumplimiento de los Dos Olivos, que son los Dos Candeleros que están delante de la Presencia de Dios, y también son los Dos Ungidos que están delante de la Presencia de Dios; y estos son los Dos Ungidos también de Zacarías, capítulo 4, verso 1 al 14, y Apocalipsis, capítulo 11, verso 3 en adelante.
Ahora, vean ustedes, cómo ha transcurrido el tiempo de la Primera Venida de Cristo hacia acá y nadie ha podido convertir el pueblo hebreo a Cristo, ¿por qué? Porque Dios paró Su trato con el pueblo hebreo cuando Cristo fue crucificado en la Cruz del Calvario, allí se detuvo la semana número setenta en la misma mitad, o sea, a los tres años y medio de la semana número setenta se detuvo allí esa semana, y Dios se tornó a los gentiles para llamar de entre los gentiles un pueblo para Su Nombre.
Y ese pueblo llamado para Su Nombre (entre los cuales también entran algunos hebreos) es llamado la Iglesia del Señor Jesucristo, compuesta por los Primogénitos de Dios escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, que conforme al propósito divino son llamados para ser a imagen y semejanza de Jesucristo nuestro Salvador.
Ahora, vean que no somos llamados sin un propósito divino, hay un propósito, y es que seamos a imagen y semejanza de Jesucristo nuestro Salvador, y así haya una Familia celestial: la Familia de Dios, la descendencia de Dios con Vida eterna, cuerpos teofánicos angelicales y cuerpos físicos glorificados, y todos seamos a imagen y semejanza de Jesucristo nuestro Salvador, para que así nuestro Padre Celestial tenga Su Familia, Sus hijos en Su Reino. Nos tendrá físicamente en el Reino Milenial y luego en el Reino por toda la eternidad, como Reyes y Sacerdotes en Su Reino.
Ahora, cuando hemos recibido a Cristo como nuestro Salvador, hemos lavado nuestros pecados en Su Sangre y hemos sido bautizados en el Nombre del Señor Jesucristo en agua, y hemos recibido Su Espíritu Santo, hemos nacido de nuevo, hemos obtenido el nuevo nacimiento, hemos nacido en el Reino de Jesucristo, hemos sido trasladados del reino de las tinieblas al Reino de Jesucristo, y por consiguiente hemos obtenido un cuerpo angelical de la sexta dimensión, de ese Reino de Luz, de ese Reino de Cristo nuestro Salvador.
O sea, que ya estamos en el Reino de Jesucristo, pero todo está en el campo invisible, espiritual de la sexta dimensión, pero pronto va a estar también en esta dimensión terrenal manifestado en cuerpos eternos todos los hijos e hijas de Dios, y el Reino de Jesucristo será establecido literalmente en este planeta Tierra en el Séptimo Milenio, el cual ya ha comenzado, pero en algún año del Séptimo Milenio será establecido el Reino de Jesucristo, eso será después de la gran tribulación.
Pero antes de la gran tribulación Cristo llama y junta a Sus escogidos del Día Postrero, y los prepara para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero, y los muertos en Cristo van a ser también resucitados en cuerpos eternos y glorificados, y todo esto antes de comenzar la gran tribulación.
Los juicios divinos son para la gran tribulación, por eso nosotros no tenemos porqué tener miedo en este tiempo, aunque hay terremotos, hay maremotos, hay tormentas y hay guerras, todo eso Cristo dijo que estaría sucediendo; pero una tercera guerra mundial, eso corresponde a la gran tribulación y será por el territorio de Israel, por esos alrededores será.
Ahora, en la actualidad con las cosas que están sucediendo, están colocando el fundamento para una etapa que viene, en donde le van a dar el poder y la autoridad al anticristo, al hombre de pecado.
Ahora, durante la gran tribulación el anticristo y su reino van a ser quitados, y luego va a ser establecido el Reino de Cristo y Cristo gobernará sobre el pueblo hebreo y sobre todos los sobrevivientes que estén sobre la Tierra, y Cristo estará con Su Iglesia, todos estaremos en cuerpos glorificados y eternos, y así estará la Familia de Dios. Porque los miembros de la Iglesia de Jesucristo son hijos e hijas de Dios, son la Familia de Dios, la descendencia de Dios, es la clase de personas más importantes de Dios, porque son parte de Dios.
Por eso, así como Adán dijo cuando vio a Eva: “Esto es carne de mi carne y huesos de mis huesos.” Y ahora, la Iglesia del Señor Jesucristo, cada miembro de la Iglesia de Jesucristo es carne de Su Carne y hueso de Sus huesos.
Ahora, por eso El nos dará un cuerpo glorificado igual a Su cuerpo glorificado, como también nos ha dado un cuerpo angelical teofánico; por eso los cristianos de la antigüedad, del tiempo de los Apóstoles, entendían que cada creyente tenía un ángel.
Y por eso cuando Pedro fue libertado por el Angel del Señor, fue a donde estaban orando por él: a la casa de Juan Marcos, y allí una joven llamada Rode cuando escuchó que estaban tocando la puerta, fue para abrir la puerta y cuando se dio cuenta que era Pedro, de gozo no abrió la puerta, sino que regresó a donde estaban las demás personas y dijo: “Pedro está a la puerta tocando.”
Le dicen: “Rode, tú estás loca, es su ángel.” Ellos tenían conocimiento de que cada creyente tiene un ángel, y ese es su cuerpo angelical, su cuerpo teofánico igual al cuerpo angelical de Jesucristo nuestro Salvador, ese es el ángel que le cuida, que le guarda. “El Angel de Jehová acampa en derredor de los que le temen y los defiende.”
Ahora, encontramos que luego fueron a ver y entonces vieron que era Pedro, no era su ángel, era Pedro, estaba vivo.
Cuando la persona muere, pues sigue caminando en su cuerpo angelical, y algunas veces han aparecido o los han visto caminando en su cuerpo angelical pero se les desaparecen de la vista de ellos, y las personas dicen: “Fulano de tal ha muerto porque lo hemos visto caminando en espíritu (o sea, en su cuerpo espiritual).”
Ahora, en ese cuerpo espiritual los creyentes van al Paraíso que es la sexta dimensión, y viven allí muy felices y sin tener que trabajar como se trabaja, sin tener que trabajar como se trabaja acá, sino que allí están viviendo, no trabajan, tampoco comen y tampoco duermen, allí están glorificando a Dios todos los días de su vida, y esperando allí la Segunda Venida de Cristo.
Así como en el Paraíso en la Primera Venida de Cristo, encontramos que no solamente los vivos estaban esperando la Primera Venida de Cristo, sino que los que estaban en el Paraíso, los santos del Antiguo Testamento también estaban esperando la Primera Venida de Cristo; y cuando Cristo murió, luego de ir al infierno pasó - luego salió del infierno y pasó al Paraíso, y luego resucitó, y con El resucitaron los santos del Antiguo Testamento conforme a San Mateo. En San Mateo, capítulo 27, verso 51 en adelante, dice:
“Y he aquí, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo; y la tierra tembló, y las rocas se partieron;
y se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos que habían dormido, se levantaron;
y saliendo de los sepulcros, después de la resurrección de él (o sea, después de la resurrección de Cristo), vinieron a la santa ciudad, y aparecieron a muchos.”
Y ahora, los que están esperando la Venida del Señor son tanto los que están en la Tierra como los que están en el Paraíso, los que han partido.
Por eso cuando fue el Rvdo. William Branham de visita al Paraíso antes de su partida final, allí él vio y compartió con los santos que estaban en el Paraíso, y le contaron que allí ni comían, ni bebían, ni dormían, pero le dijeron: “Pero estamos esperando la Venida del Señor aquí. El vendrá, te juzgará, y si tú entras nosotros entraremos contigo, resucitaremos, tomaremos cuerpos en la Tierra, y regresaremos a la Tierra y entonces comeremos.”
Así que, ya nos dijeron que en el nuevo cuerpo pueden comer; Cristo cuando resucitó también comió con Sus discípulos, porque es un cuerpo glorificado.
Ahora, encontramos que habrá un juicio para ellos en el Paraíso, pero esos Angeles Mensajeros de cada edad con sus grupos, resucitarán y regresarán a la Tierra y estarán con nosotros acá en la Tierra.
Ahora, ¿a quién le apareció Cristo cuando resucitó? Le apareció a Sus discípulos, a los creyentes en El, y los santos que resucitaron aparecieron a sus familiares.
Y ahora, continuemos viendo este pasaje de Romanos, capítulo 11, donde sigue diciendo San Pablo:
“Porque irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios.
Pues como vosotros también en otro tiempo erais desobedientes a Dios, pero ahora habéis alcanzado misericordia por la desobediencia de ellos,
así también éstos ahora han sido desobedientes, para que por la misericordia concedida a vosotros, ellos también alcancen misericordia.”
Vean, por la Misericordia concedida a los escogidos de Dios que componen el Cuerpo Místico de Cristo, ellos también alcancen Misericordia (o sea, los hebreos alcancen Misericordia).
“Porque Dios sujetó a todos en desobediencia, para tener misericordia de todos.
¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos!
Porque, ¿quién entendió la mente del Señor? ¿O quién fue su consejero?
¿O quién le dio a él primero, para que le fuese recompensado?
Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén.”
Ahora, ¿quién entendió la Mente de Dios? Los seres humanos no han entendido la Mente de Dios.
Ahora, veamos en Primera de Corintios, capítulo 2, dice San Pablo, versos 10 al 16, dice:
“Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios.”
El Espíritu de Dios es el que entiende la Mente de Dios, y el que por medio de los Profetas ha estado dando a conocer los pensamientos de la Mente de Dios, tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento.
“Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios (¿ven? El único que conoció las cosas de Dios es el Espíritu de Dios).
Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido,
lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual.
Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente.
En cambio el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie.
Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo.”
Y ahora, por medio del Espíritu Santo que conoce los pensamientos de Dios, conoce la Mente de Dios, viene la revelación divina en profecía, en el Antiguo Testamento y Nuevo Testamento también viene la revelación divina correspondiente a cada edad y a cada dispensación.
Es por medio del Espíritu de Dios que viene la revelación divina a cada Mensajero de cada edad y a cada Mensajero de cada dispensación, y ese Mensajero habla esa revelación divina, y cuando habla esa revelación divina, esos pensamientos divinos, que le han sido comunicados por el Espíritu Santo, al hablarlos vienen a ser la Palabra hablada de Dios, y se cumple el Programa Divino correspondiente a esa edad o a esa dispensación. “Porque no hará nada el Señor Jehová sin que antes revele Sus secretos a Sus siervos, Sus Profetas.” (Amós, capítulo 3, verso 7).
Por eso fueron llamados en el Salmo 92: “Dioses,” porque a ellos vino la Palabra de Dios. Siempre que Dios envía un Profeta para una edad o una dispensación, la Palabra para esa edad o para esa dispensación viene a ese Profeta, a ese Mensajero, él la recibe, se hace carne en él, él la proclama y los que son de Dios oyen la Voz de Dios, la reciben y se hace carne en ellos también.
Y así como el Mensajero es la Palabra de Dios para su edad o dispensación, hecha carne la Palabra de Dios, el grupo que lo recibe viene a ser también la Palabra de Dios hecha carne en el grupo del Cuerpo Místico de esa edad.
Por eso cada persona escrita en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero se hace la Palabra, es hecha la Palabra al recibir la Palabra para su edad o dispensación, así se hace carne la Palabra en la persona y viene a ser la Palabra de ese tiempo en esas personas, así como en el Mensajero de ese tiempo.
Por lo tanto, el Cuerpo Místico de creyentes de ese tiempo es la Palabra hecha carne de esa edad o de esa dispensación, encabezada por el Mensajero de esa edad, en el cual el Espíritu de Dios es manifestado, y el Líder es el Espíritu Santo en ese tiempo y en cada edad y en cada dispensación, cumpliendo el propósito correspondiente a esa edad o a esa dispensación.
Por eso es que hay un llamado divino de edad en edad y de dispensación en dispensación: para Dios llamar y juntar Su Familia, y tener una Familia eterna con cuerpos eternos, inmortales y glorificados. Tenemos los santos del Antiguo Testamento y los santos del Nuevo Testamento.
Por lo tanto, en el Reino Milenial estarán los santos del Nuevo Testamento y del Antiguo Testamento, reunidos en ese glorioso Reino Milenial de Cristo nuestro Salvador.
Y ahora, en el propósito de Dios tenemos un pueblo compuesto por personas que han nacido de nuevo y que son el Israel Celestial, por eso en el Israel terrenal se reflejó todo lo que Dios haría con el Israel Celestial, todo lo que Dios haría con las personas escritas en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, que son el Israel Celestial, ya lo reflejó en el Israel terrenal.
Y ahora, así como hubo escogidos para cada tiempo en el Israel terrenal, vean, en el tiempo de Elías hubo siete mil que no habían doblado sus rodillas a Baal. Para el tiempo final en el Israel Celestial habrá un grupo de escogidos también, como ha habido un grupo de escogidos en cada edad.
Y luego en el Israel terrenal habrá un grupo de escogidos, de ciento cuarenta y cuatro mil hebreos (doce mil de cada tribu) que serán llamados y juntados por medio de la Trompeta Final o Gran Voz de Trompeta, de la cual Cristo habla diciendo:
“Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos.” [Nota - San Mateo 24:31].
La Séptima Trompeta y el Séptimo Sello son la Venida del Señor. La Séptima Trompeta para el pueblo hebreo es bajo el ministerio de los Dos Olivos, por eso aparece la Séptima Trompeta en Apocalipsis, capítulo 11, verso 15, y luego el Séptimo Sello en el capítulo 8, verso 1.
Y la Séptima Trompeta y el Séptimo Sello son la Venida del Señor, porque el Hijo del Hombre viene con Sus Angeles para dar a cada uno según sea su obra, y para llamar y juntar Sus escogidos del Día Postrero. Primero son llamados y juntados los escogidos del Cuerpo Místico de Cristo por medio de la revelación divina del Séptimo Sello, que nos da la fe de Rapto, la fe para ser transformados y raptados.
La Voz de Cristo clamando como cuando ruge un león y Siete Truenos emitiendo sus voces, nos revela el misterio del Séptimo Sello: el misterio de la Segunda Venida de Cristo, y así nos da la revelación, la fe para ser transformados y raptados en este tiempo final. Alrededor de esa Palabra revelada que recibimos y se hace carne en nosotros, vendrá nuestra transformación.
Y ahora, todo esto es conforme al propósito de Dios. El propósito de Dios es que nosotros seamos a imagen y semejanza de Jesucristo nuestro Salvador. Dice:
“Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo.”
Ese es el propósito de Dios. Cristo es el Primogénito, El es el Primero de esta Nueva Raza, de esta Nueva Creación de hijos e hijas de Dios, y el propósito es que todos seamos a imagen y semejanza de Jesucristo nuestro Salvador.
Vean, en Filipenses, capítulo 3, nos habla el Apóstol San Pablo en una forma muy clara, cuando nos dice, capítulo 3, verso 20 al 21:
“Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo;
el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.”
Y ahora, el propósito de Dios, el propósito divino para y en la Segunda Venida de Cristo, para con los escritos en el Cielo en el Libro de la Vida del Cordero, es nuestra transformación, para darnos un cuerpo semejante al cuerpo de la gloria Suya, para darnos un cuerpo glorificado, igual al cuerpo glorificado que El tiene, y así todos llegar a la perfección y tener así las dos porciones, tener la doble porción.
Y ahora, hemos visto el propósito de Dios para mí, ¿y para quién más? Para cada uno de ustedes también, para cada uno de ustedes que están aquí presentes, y para cada uno de ustedes que están escuchando a través de Internet, y para cada uno de ustedes que escucharán a través de esta conferencia grabada en video.
Este es el propósito de Dios para con cada uno de ustedes y para conmigo también, este es el propósito de Dios para aquéllos que El conoció desde antes de la fundación del mundo y ha llamado conforme a Su propósito divino.
Y Su propósito es que seamos iguales a Jesucristo, que seamos personas con cuerpos teofánicos glorificados, cuerpos teofánicos angelicales y cuerpos físicos glorificados, y así seamos perfectos como nuestro amado Señor Jesucristo, y así seamos todos a imagen y semejanza de Dios.
Ver a Dios y ver Su imagen y Su semejanza, es ver a Dios en Jesucristo nuestro Salvador, porque en Jesucristo habitó la plenitud de la divinidad. “Sin contradicción grande es este misterio, grande es el misterio de la piedad: Dios ha sido manifestado en carne.” Eso lo dice San Pablo en Primera de Timoteo, capítulo 3, verso 16. Jesucristo es el Verbo hecho carne en medio de la raza humana.
Y ahora, siendo nosotros también la Palabra, la simiente de Dios, tenemos que ser hechos carne glorificada en un cuerpo eterno, inmortal, incorruptible y glorificado. Pero hemos venido en estos cuerpos mortales para hacer contacto con la Vida eterna y obtener nuestra Redención, obtener el perdón de nuestros pecados y ser restaurados a la Vida eterna.
Y conforme al propósito de Dios nosotros obtendremos un cuerpo inmortal, incorruptible y glorificado en adición al cuerpo angelical teofánico que El nos ha dado.
Y ahora, estando en el Reino de Jesucristo el propósito de Dios se cumple en usted (en la primera parte) y en mí, que es el cuerpo angelical, tener el cuerpo angelical, el cual hemos recibido al recibir el Espíritu Santo y obtener el nuevo nacimiento, y la otra parte del propósito divino es que tengamos un cuerpo físico, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado, el cual está a la vuelta de la esquina.
Y ahora, hemos visto: “EL PROPOSITO DE DIOS.”
Por lo tanto, cada uno de ustedes está escrito en el Libro de la Vida del Cordero y yo también, y no nos podemos perder. El vino a salvar lo que se había perdido.
Y ahora, al ser redimidos ya no nos podemos perder. ¿Y quién dice que no nos podemos perder? Vamos a ver quién lo dice, que es la máxima autoridad. Capítulo 10 de San Juan, dice, verso 27 en adelante:
“Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen,
y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano.
Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre.
Yo y el Padre uno somos.”
¿Cómo Jesucristo y el Padre son uno? Como usted y su espíritu y su alma son uno, son una persona. Ustedes son almas vivientes en cuerpos espirituales y cuerpos físicos; y el Padre y Jesucristo son uno, Dios en Jesucristo viniendo en toda Su plenitud.
Por lo tanto el cuerpo teofánico angelical de Dios es el cuerpo teofánico de Jesucristo, y el cuerpo de carne de Dios es el cuerpo físico de Jesucristo, ¿ven?
El cuerpo angelical de Dios es la imagen de Dios, y el cuerpo físico glorificado de Dios, que es el cuerpo de Jesucristo glorificado, es la semejanza de Dios, una semejanza física, una semejanza humana, ¿por qué humana? Porque Dios creó al hombre a Su imagen y semejanza, tiene que ser una semejanza física como la de los seres humanos.
Ahora, podemos ver el propósito de Dios: es que Dios quiere que todos Sus hijos sean iguales a El, por lo tanto de toda la Creación, los hijos e hijas de Dios con Cristo son la corona de toda la Creación, por lo tanto son los gobernantes de toda la Creación, somos herederos de Dios y coherederos con Cristo Jesús Señor nuestro. A todo lo que Jesucristo es Heredero somos también nosotros herederos.
Por lo tanto, nuestro futuro en el Reino de Cristo es el más glorioso que hay para todos nosotros. Nuestro futuro es en un cuerpo eterno, inmortal, incorruptible y glorificado, y esto es conforme al propósito de Dios.
No es que usted se lo pueda ganar, sino es que Dios tiene un propósito, y es de que todos seamos a imagen y semejanza de Jesucristo nuestro Salvador, por lo tanto El es el que ha estado obrando y continúa obrando, y el que comenzó en nosotros la buena obra la perfeccionará hasta el Día de Jesucristo.
Por lo tanto, sirvamos a Cristo con toda nuestra alma, conscientes del propósito de Dios para con cada uno de nosotros, y conforme a ese propósito, así como hemos recibido Su espíritu y hemos recibido el cuerpo angelical, recibiremos el cuerpo físico, eterno, inmortal y glorificado.
Somos hijos de Luz porque somos hijos del Reino de Luz, del Reino de Jesucristo, y somos hijos de Dios por medio de Jesucristo, y Jesucristo es la Luz del mundo; por lo tanto Sus hijos son hijos de luz también, Cristo dijo a Sus discípulos: “Vosotros sois la luz del mundo.” Así como Cristo dijo que El es la Luz del mundo, dijo de Sus discípulos también: “Vosotros sois la luz del mundo.”
Y ahora, hemos visto: “EL PROPOSITO DE DIOS.” Y lo hemos creído con toda nuestra alma. El es el que obra en nosotros, por lo tanto El es el que está llevando a cabo la Obra conforme a Su propósito, para que todos lleguemos a ser a imagen y semejanza de nuestro amado Señor Jesucristo, y eso es ser a imagen y semejanza de Dios, y así es como el ser humano, los escogidos de Dios serán restaurados a la imagen y semejanza de Dios.
Hemos visto: “EL PROPOSITO DE DIOS.”
Ahora, para cumplir ese propósito, vean ustedes, Cristo vino y murió en la Cruz del Calvario para quitar nuestros pecados, y El se hizo como nosotros para hacernos a nosotros como El.
Y en ese Programa El ha tenido luego siete edades, y ahora se encuentra Su Programa en la Edad de la Piedra Angular, para cumplir el propósito que El tiene para llevar a cabo en la Edad de la Piedra Angular, como cumplió el propósito correspondiente a cada edad, donde llamó y juntó Sus escogidos de cada edad.
Para este tiempo final conforme al propósito de Dios El llama y junta a Sus escogidos, y luego esos escogidos serán transformados en este tiempo final, los que permanezcan vivos hasta que los muertos en Cristo sean resucitados en cuerpos eternos.
Ahora, la transformación nuestra es la Adopción, que es la Redención del cuerpo conforme a Romanos, capítulo 8, versos 14 al 27.
Y para la Redención del cuerpo, para obtener nuestra transformación y así obtener el cuerpo nuevo, el Título de Propiedad, que es el Libro de los Siete Sellos, tiene que ser restaurado a la raza humana, tiene que ser restaurado a aquéllos que van a ser transformados y van a ser restaurados a la Vida eterna.
Por eso en Apocalipsis, capítulo 5, Cristo lo toma de la Diestra del Padre, y luego en el capítulo 6 lo abre en el Cielo, en el capítulo 8 abre el Séptimo Sello, y en el capítulo 10 del Apocalipsis lo trae a la Tierra, Cristo, el Angel Fuerte, el Angel del Pacto lo trae a la Tierra y lo entrega a un hombre para que se lo coma; y así al comerse ese Título de Propiedad, ese Libro de los Sellos, se hace carne en él la Palabra, y él comparte esa Palabra, esa revelación divina con todos los escogidos de Dios del Día Postrero, y a medida que la reciben se va haciendo carne en ellos también, y así van recibiendo esa Palabra creadora alrededor de la cual vendrá nuestra transformación.
Recuerden que la resurrección de los muertos en Cristo y transformación nuestra, viene con la Trompeta Final o Gran Voz de Trompeta, Trompeta de Dios, Voz de Arcángel y Trompeta de Dios, y esa es la Voz de Cristo.
Por lo tanto, la Palabra que estamos recibiendo nosotros es como la Palabra que recibió Abraham, la cual él creyó, y alrededor de esa Palabra se materializó el rejuvenecimiento de él y de Sara.
Por lo tanto estamos recibiendo la Palabra creadora hablada, la cual se hace carne en nosotros para que venga nuestra transformación, es un misterio; pero cuando tengamos el cuerpo nuevo, veremos más claramente cómo este misterio de la Palabra creadora hablada haciéndose carne en nosotros, nos trae el nuevo cuerpo. Eso es la Trompeta Final o Gran Voz de Trompeta hablándonos esa Palabra creadora.
Así que, estén atentos siempre a la Voz de Cristo, porque de eso depende, de esa Palabra depende nuestra transformación.
Tiene que hacerse carne en nosotros esa Palabra creadora, tiene que hacerse carne en nosotros ese Título de Propiedad, y así estaremos comiendo del Arbol de la Vida para recibir Vida eterna física, así como hemos comido del Arbol de la Vida: Cristo en Su Primera Venida, para recibir Vida eterna espiritual.
Y ahora nos falta recibir Vida eterna física, y Cristo, el Angel Fuerte que desciende del Cielo, nos trae esa bendición al traer el Título de Propiedad, para ser restaurados físicamente a la Vida eterna, y ser a imagen y semejanza de Jesucristo nuestro Salvador.
Ese es el propósito de Dios: que seamos como Jesucristo nuestro Salvador.
Y conforme a ese propósito, para este tiempo final, el Título de Propiedad tiene que ser traído a la Iglesia del Señor Jesucristo.
¿Dónde está en el Trono? En la diestra del que está sentado en el Trono en el Cielo, por lo tanto tiene que venir al Trono en la Iglesia del Señor Jesucristo, y la Edad del Trono es la Edad de la Piedra Angular. ¿Ven a que edad tiene que venir ese Título de Propiedad?
Ahora, todo este misterio tiene que ver con el propósito de Dios, tiene que ver con el propósito divino de que seamos nosotros iguales a Jesucristo nuestro Salvador.
“EL PROPOSITO DE DIOS.”
Ahí vamos a dejar quietecito todo este misterio del Título de Propiedad, y de un hombre recibiendo ese Título de Propiedad y compartiendo esa revelación, esa Palabra con todo el Cuerpo Místico de Jesucristo.
Hemos visto que el que se lo come le toca profetizar sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes, así que tiene que ver con el ministerio del Día Postrero; y el ministerio del Día Postrero corresponde a los Dos Olivos: a Moisés y a Elías, luego le sigue Apocalipsis 11 al capítulo 10 de Apocalipsis, le sigue el ministerio profético de los Dos Olivos, bajo el cual se suena, se toca la Séptima Trompeta. Todo esto está conforme al propósito de Dios.
Y ahora, el propósito de Dios para cada uno de nosotros es que seamos a Su imagen y a Su semejanza; y nosotros lo creemos con toda nuestra alma y proclamamos que vamos a tener el cuerpo eterno y glorificado, vamos a ser físicamente a semejanza de Jesucristo nuestro Salvador, eso lo creemos con toda nuestra alma, por lo tanto eso se convertirá en una realidad.
Estamos recibiendo la fe para ser transformados, la fe de Rapto para que se cumpla el propósito divino de ser a Su imagen y a Su semejanza.
Que las bendiciones de Jesucristo, el Angel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también; y pronto se complete el número de los escogidos de Dios, y pronto Cristo se levante del Trono del Padre, tome el Título de Propiedad, lo abra en el Cielo y lo traiga a la Tierra y lleve a cabo Su Obra de Reclamo, y resucite a los muertos creyentes en El y a nosotros nos transforme, y nos lleve con El a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y Amén.
Muchas gracias por vuestra amable atención amados amigos y hermanos presentes, y nos veremos Dios mediante aquí con toda la congregación y todos los hermanos, el domingo en la mañana. Pero mañana estaremos con los ministros reunidos, reunión de ministros, en la noche pues hay algo también que el pastor o les anunció o les va a anunciar, así que para mañana en la noche, pues ya hay otra actividad. No sé si es aquí.
Bueno, así quien le toque hacer los anuncios es aquí al ministro, el cual les podrá explicar mejor.
Así que, Dios me los continúe bendiciendo a todos, les guarde, y pronto cumpla el propósito de darnos el cuerpo eterno y glorificado, y que seamos a imagen y semejanza de Jesucristo nuestro Salvador.
Con nosotros nuevamente el Rvdo. Miguel Bermúdez Marín para finalizar nuestra parte en esta ocasión. Que Dios les bendiga, y pasen todos muy buenas noches.
“EL PROPOSITO DE DIOS.”