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| La Palabra de Dios | 2001-09-21 | 1 | Córdoba | AR | 00:00:00 | false |
Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes; es para mí una bendición y privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final. Reciban todos aquí en Córdoba, Argentina, saludos de mi esposa Erica, y los niños reciban saludos de mi niña América.
Para esta ocasión leemos en Hebreos, capítulo 4, verso 12 al 13, donde dice:
“Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.
Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta.”
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.
Nuestro tema es: “LA PALABRA DE DIOS.”
Para poder comprender nuestro tema de esta ocasión, que es LA PALABRA DE DIOS, necesitamos entender que la Palabra de Dios es manifestada en diferentes formas.
Ahora, veamos las diferentes formas en que la Palabra de Dios es manifestada. En San Juan, capítulo 1, verso 1 en adelante, dice:
“En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios (recuerden que el Verbo es la Palabra).
“Este era en el principio con Dios.
Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.
En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.
La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella.”
Luego en el verso 9 de este mismo capítulo 1 de San Juan, verso 9 en adelante, dice:
“Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo.
En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció.”
Y ahora, el Verbo que era con Dios y era Dios es el creador de los Cielos y de la Tierra.
“A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron.
Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;
los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.
Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.”
Y ahora, el Verbo, la Palabra, que era con Dios y era Dios y creó todas las cosas, ahora se hizo carne y habitó en medio de la raza humana y fue conocido por el nombre de Jesucristo.
Y ahora, encontramos que el Verbo, la Palabra, el Verbo que era con Dios y era Dios y creó todas las cosas, es el cuerpo angelical teofánico de Dios, a través del cual Dios en toda Su plenitud manifestado en ese cuerpo angelical creó todas las cosas.
Tenemos la Palabra, el Verbo, en la forma de cuerpo angelical de la sexta dimensión, en el cual mora Dios en toda Su plenitud. Es conocido en el Antiguo Testamento como el Angel de Jehová, el Angel del Pacto, el cual libertó al pueblo hebreo y le dio la Ley en el Monte Sinaí, fue visto en diferentes ocasiones por diferentes hombres de Dios, como Jacob, el cual luchó con el Angel de Jehová y venció, y recibió la bendición del Angel de Jehová.
También el padre de Sansón vio al Angel de Jehová, y también la madre de Sansón, y el Angel de Jehová les dijo que iban a tener un hijo, Manoa a través de su esposa iba a tener un hijo; y vieron a ese Angel y no sabían que era el Angel de Jehová, hasta que le ofrecieron a Dios, sacrificaron para Dios un animalito, un cabrito, un corderito, y lo ofrecieron a Dios, porque el Angel le dijo que El no comería.
Ahora, dijo: “Si quieres ofrendar algo, ofrecer algo, ofrécelo a Dios (o sea, un sacrificio para Dios).” Y mientras el fuego consumía el sacrificio, el Angel de Jehová subió por esa llama de fuego y desapareció, y entonces Manoa supo que era el Angel de Jehová, supo que era Dios en Su cuerpo angelical, y le dijo a su esposa: “Hemos de morir porque hemos visto a Dios cara a cara.” Vieron a Dios cara a cara en el cuerpo angelical de Dios. Pues la Escritura dice que “a Dios nadie le vio jamás; pero el unigénito hijo que está en el Seno del Padre, El le declaró.” San Juan, capítulo 1, verso 18.
Ahora, ¿cómo puede ser que Jacob dice que vio a Dios cara a cara, y también Manoa dice que vio a Dios cara a cara, y otros también dicen que vieron a Dios cara a cara, y la Escritura dice que nadie puede ver a Dios y vivir? Le dijo Dios a Moisés. Por eso le dijo: “No podrás ver mi rostro, porque no me verá hombre y vivirá.” Y le dijo que vería su espalda cuando pasara frente a él.” Y vio las espaldas de Dios, o sea, que vio el cuerpo angelical de Dios caminando, pasando, lo vio de espalda. Pero Jacob lo vio cara a cara y también Manoa, y hablaron cara a cara con el Angel de Jehová, o sea, con Dios en Su cuerpo angelical, con Dios en la forma de un Angel, un Hombre de la sexta dimensión. A través de ese cuerpo Dios creó todas las cosas.
Y ahora, esa es la primera forma visible de Dios manifestada, y por consiguiente es el primer cuerpo que Dios tiene visible. Y luego el segundo cuerpo que Dios tiene visible es el de carne llamado Jesús. Por eso dice el capítulo 1, verso 14 de San Juan:
“Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros.”
¿Ven? Se hizo carne, se hizo hombre, en esta dimensión terrenal, y habitó en esta dimensión terrenal y ahí estaba Dios en toda Su plenitud. Y cuando Cristo murió y resucitó en Su cuerpo glorificado, encontramos que ahí estaba Dios viviendo, habitando en ese cuerpo, y ése es el cuerpo físico de Dios pero glorificado, el cual se sentó en el Trono de Dios en el Cielo.
Ahora, podemos ver este misterio del Verbo, la Palabra en la forma de un cuerpo angelical, en la forma de Angel de la sexta dimensión, y luego en la forma de carne, llamado Jesús.
Y ahora, el Verbo, la Palabra, lo encontramos manifestado en la forma de Angel, o sea, cuerpo de la sexta dimensión, y en la forma de carne en esta dimensión, llamado Jesús.
Y ahora, estar escuchando en el Antiguo Testamento al Angel de Jehová, escuchando Su Voz era estar escuchando la Palabra de Dios, porque ese Angel lo que habla es la Palabra divina. En el Exodo, capítulo 23, verso 20 en adelante, dice:
“He aquí yo envío mi Angel delante de ti para que te guarde en el camino, y te introduzca en el lugar que yo he preparado.
Guárdate delante de él, y oye su voz; no le seas rebelde; porque él no perdonará vuestra rebelión, porque mi nombre está en él.”
Ahora, ¿dónde una persona tiene su nombre? En el cuerpo que lleva, porque ese cuerpo fue inscrito cuando nació a través de su madre terrenal. Y ahora la persona lleva su nombre, tanto en su cuerpo físico como en su espíritu, su cuerpo espiritual.
Y ahora, el Nombre de Dios está en Su cuerpo angelical en el Antiguo Testamento, y luego en el Nuevo Testamento Cristo dice que El viene en el Nombre de Su Padre. ¿Por qué? Porque siendo Jesucristo el cuerpo de carne de Dios para llevar a cabo la Obra de Redención, ahí estaba el Nombre de Dios, pues ahí estaba el Angel del Pacto, el Angel de Jehová, que tiene el Nombre de Dios; por lo tanto ahí estaba el Nombre de Dios también: en el cuerpo físico, y por eso vino con el Nombre JESUS, que significa Salvador o Redentor, para llevar a cabo la Obra de Redención.
Ahora, hemos visto que este Angel del Pacto es el cuerpo angelical de Dios, el cuerpo teofánico de Dios. Y encontramos que en el Programa de creación el mismo Dios está dentro de ese Programa de creación.
Y ahora, cuando Dios creó al ser humano a Su imagen y semejanza, primero le dio Su imagen, o sea, un cuerpo angelical; esa fue la clase de cuerpo que le dio a Adán primero, y le dio autoridad y dominio sobre toda la Tierra, y luego le hizo más adelante un cuerpo de carne para vivir en esta dimensión y trabajar; porque antes de tener su cuerpo de carne, aunque estaba en la Tierra no podía tomar herramientas para trabajar, estaba en medio de toda la creación, en medio de los árboles, los animales, caminando; lo podían ver los animales, pero en ese cuerpo angelical podían ver a Adán y también podían ver a Dios en Su cuerpo angelical.
Ese es el Programa de creación con Vida eterna. Hay que pasar - primero tiene que la persona estar en la sexta dimensión, que es la dimensión de la teofanía, la dimensión angelical, tener un cuerpo angelical primero de esa dimensión sexta, para después tener un cuerpo físico creado por Dios con Vida eterna.
Y ahora, luego Dios le creó el cuerpo de carne a Adán para poder trabajar en la Tierra, poder estar en el Huerto del Edén y labrar el Huerto del Edén.
Ahora, ése es el Orden Divino.
Ahora, Dios antes de Jesús no tenía Su cuerpo de carne, solamente Su cuerpo angelical, teofánico; y cuando El creó en el vientre de María una célula de vida, de sangre, la cual se multiplicó célula sobre célula, ahí fue creado el cuerpo de carne de Dios y para Dios, el cual a los nueve meses nació en Belén de Judea, a los nueve meses después de Dios haber creado en el vientre de María esa célula de vida; y luego en ese cuerpo que nació en Belén de Judea moró Dios en toda Su plenitud, es el cuerpo físico de Dios. Por eso Isaías, en el capítulo 7, verso 14, dice: “He aquí el mismo Señor os dará señal.” Vamos a leerlo:
“Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel (Emanuel significa Dios con nosotros).”
El Mesías que nacería sería Emanuel, o sea, Dios con nosotros, Dios en un cuerpo de carne humana para llevar a cabo la Obra de Redención, tomar nuestros pecados y morir por nuestros pecados, y así quitar de nosotros nuestros pecados para que nosotros podamos vivir eternamente.
Ahora, siendo que el cuerpo llamado Jesús es el cuerpo físico de Dios, y el cual está glorificado ya y está en el Trono de Dios, encontramos que el ser humano siendo a imagen y semejanza de Dios, entonces vean ustedes, ¿el ser humano a quién se parece? A Jesús. Y Dios, Dios manifestado en carne, ¿a quién se parece? A los seres humanos. ¿Por qué? Porque Dios creó al ser humano a Su imagen y a Su semejanza.
Ahora, con la caída del ser humano en el Huerto del Edén el ser humano perdió la imagen y la semejanza de Dios. Por lo tanto, al ser humano al nacer por medio de padres terrenales, obtiene un cuerpo mortal, corruptible y temporal, y obtiene un espíritu del mundo, y por consiguiente no puede vivir eternamente la persona, como Dios vive eternamente con Su cuerpo angelical y con Su cuerpo físico glorificado.
Pero conforme al Programa de Vida eterna de creación divina se requiere que el ser humano nazca de nuevo, como le dijo Cristo a Nicodemo: “De cierto, de cierto te digo, que el que no nazca de nuevo no puede ver el Reino de Dios, no lo puede entender.” Nicodemo pensó en el nacimiento nuevo, naciendo de nuevo a través de una mujer, y pensó en su madre, que quizás estaba ancianita o ya había partido, y le dice a Jesús: “¿Cómo puede hacerse esto? ¿Puede acaso el hombre ya siendo viejo entrar en el vientre de su madre y nacer de nuevo?” Jesús le dice: “De cierto, de cierto te digo, que el que no nazca del Agua y del Espíritu, no puede entrar en el Reino de Dios.”
Y ahora, toda persona desea entrar al Reino de Dios y vivir eternamente en el Reino de Dios con Cristo, y El ya ha dicho cómo puede obtenerse esta bendición tan grande de entrar al Reino de Dios: naciendo de nuevo.
Y ahora, nuestros padres no nos pueden dar ese nuevo nacimiento; mucho han hecho, sin ser científicos ni nada: nos han dado un cuerpo físico de carne en la permisiva voluntad de Dios. Pero ahora Cristo por medio de Su Espíritu Santo nos da el nuevo nacimiento cuando la persona cree en Cristo como su Salvador, al recibirlo como su Salvador, y lava sus pecados en la Sangre de Cristo, y es bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo y recibe el Espíritu Santo, obtiene la persona el nuevo nacimiento y así nace en el Reino de Dios, el Reino de Cristo, nace en el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo como una nueva criatura, y así entra a Vida eterna la persona, porque obtiene un espíritu teofánico angelical de la sexta dimensión, obtiene un espíritu de la Palabra, y ahí tiene la persona la Palabra en forma de cuerpo angelical.
Y luego para el Día Postrero en el cual nosotros estamos viviendo, en algún año de este milenio que ha comenzado, Cristo resucitará a los muertos creyentes en El en cuerpos glorificados, y a nosotros los que vivimos nos transformará, y nos dará el cuerpo glorificado y eterno, igual a Su cuerpo glorificado; pues Cristo, Jesucristo, tiene Su cuerpo glorificado, y así mismo El nos dará un cuerpo glorificado. De eso habló el Apóstol San Pablo en su carta a los Filipenses, capítulo 3, verso 20 en adelante, diciendo:
“Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo;
el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.”
Aquí señala San Pablo que en la Segunda Venida de Cristo El nos dará una transformación, nos transformará, transformará nuestro cuerpo y nos dará un cuerpo igual a Su cuerpo glorificado, para que sea semejante al cuerpo de la gloria Suya, para que sea un cuerpo eterno, inmortal, incorruptible y jovencito para toda la eternidad.
En ese cuerpo glorificado los años no dejan huellas, no dejan huellas ni de arrugas ni de canas, ningunas de esas huellas quedan en ese cuerpo. No importa que pasen cientos de años, miles de años o millones de años, el cuerpo glorificado permanece jovencito para toda la eternidad, representando siempre de 18 a 21 años de edad.
Ahora, podemos ver que en el Programa de creación divina, Cristo está llevando a cabo una nueva creación, Cristo está realizando una creación, una Raza Nueva con Vida eterna, y lo primero que nos da es el cuerpo angelical de la sexta dimensión, un cuerpo angelical igual al cuerpo angelical Suyo, o sea, igual al cuerpo angelical del Angel del Pacto, del Angel de Jehová, porque el cuerpo angelical de Jesucristo es el Angel de Jehová, el Angel del Pacto, del cual leímos que el Nombre de Dios está en El.
Ese Angel de Jehová, que es Cristo en Su cuerpo angelical, fue el que libertó al pueblo hebreo. Por eso cuando le dicen, cuando Jesús está hablado con unos judíos, los cuales le estaban haciendo muchas preguntas, y Jesús les dice a ellos en San Juan, capítulo 8, versos 56 en adelante, y leemos esa Escritura para que la tengan ustedes clara. Dice capítulo 8, verso 56 en adelante de San Juan, dice:
“Abraham vuestro padre se gozó de que había de ver mi día; y lo vio, y se gozó.
Entonces le dijeron los judíos: Aún no tienes cincuenta años, ¿y has visto a Abraham?
Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, yo soy.”
¿Cómo era Jesucristo antes que Abraham? En Su cuerpo angelical, llamado el Angel del Pacto, el Angel de Jehová, el mismo que le había aparecido y que había estado con Adán, y con todos los demás profetas del Antiguo Testamento.
Y ahora, podemos ver la preexistencia de Jesucristo: existía antes de nacer en Belén de Judea, ya El existía en Su cuerpo angelical.
Ahora, podemos ver porqué la Escritura dice que es el Unigénito de Dios, el Unigénito del Padre. De Dios salió ese cuerpo angelical, llamado el Verbo, el Angel del Pacto; y siendo el Unigénito, luego no siguieron saliendo de Dios otros cuerpos, sino que los otros cuerpos angelicales han estado saliendo de Jesucristo, de Jesucristo en Su cuerpo angelical es que han estado viniendo los cuerpos angelicales; porque Dios por medio de Su cuerpo angelical ha estado creando todas las cosas.
¿Y el cuerpo angelical nuestro de dónde viene? De Jesucristo nuestro Salvador. De ese cuerpo angelical de Cristo vienen nuestros cuerpos angelicales. Y nuestro cuerpo físico, eterno, inmortal, incorruptible que El nos va a dar, ¿de dónde vendrá? De Jesucristo. El nos dará un cuerpo eterno, inmortal, incorruptible y glorificado, igual a Su propio cuerpo glorificado; y entonces seremos físicamente inmortales también.
Ahora, cuando nosotros recibimos a Cristo como nuestro Salvador, lavamos nuestros pecados en Su Sangre, somos bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo y recibimos Su Espíritu Santo, obtenemos Vida eterna, somos restaurados a la Vida eterna, ya entonces tenemos Vida eterna, estamos en Vida eterna. Pero físicamente no, porque todavía estamos en el cuerpo físico, mortal, corruptible y temporal.
Pero cuando nos dé la doble porción, ya nos ha dado la primera porción, que es el bautismo del Espíritu Santo, donde nos ha dado el nuevo nacimiento y nos ha dado el cuerpo angelical; y cuando nos dé la segunda porción, que es el cuerpo nuevo y eterno, entonces seremos inmortales físicamente también, y todos seremos iguales a Jesucristo, jovencitos para toda la eternidad con Vida eterna, y estaremos gobernando con Cristo en Su Reino como Reyes y Sacerdotes.
Y ahora, hemos visto: EL MISTERIO DE LA PALABRA DE DIOS, la Palabra como cuerpo angelical, el cuerpo angelical de Cristo, el Verbo, la Palabra. Y hemos visto la Palabra como cuerpo físico de carne, el cuerpo físico de Jesucristo. Y hemos visto la Palabra como nuestro cuerpo teofánico angelical que recibimos al recibir Su Espíritu Santo, igual al cuerpo angelical de Jesucristo.
Y hemos visto también lo que es la Palabra en carne en el cuerpo glorificado que hemos de recibir, será la Palabra hecha carne en cuerpo glorificado.
Ahora, hemos visto cómo la Palabra de Dios, el Verbo, puede ser manifestada esa Palabra, el Verbo en diferentes formas y diferentes dimensiones.
Y ahora, la Palabra, el Verbo, también es manifestada la Palabra en la forma de Mensaje: cuando llega el Mensaje de Dios para una edad o una dispensación, esa es la Palabra de Dios para ese tiempo en forma de Mensaje; los que reciben ese Mensaje están recibiendo la Palabra de Dios que viene de Dios, pasando por la sexta dimensión, y siendo traída a la Tierra esa Palabra a través del Mensajero correspondiente a ese tiempo.
Siempre que la Palabra está manifestada en la Tierra tiene que estar velada en carne humana en el Mensajero correspondiente a este tiempo; porque los Profetas Mensajeros de Dios son la Palabra de Dios hecha carne en esta Tierra, y de ahí es que viene para el pueblo la Palabra revelada de Dios, para así recibir las bendiciones de Dios correspondientes a ese tiempo, y ser colocados en el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo.
Tenemos también la Palabra de Dios como Cuerpo Místico de creyentes; los creyentes en cada edad son la Palabra de Dios hecha carne en el Cuerpo Místico de Cristo, porque son las personas que han recibido la Palabra de Dios para ese tiempo, por lo tanto se ha hecho carne en ellos la Palabra, el Mensaje de su edad, por lo tanto son la Palabra de Dios para ese tiempo, son la Palabra de Dios para el mundo; como el Mensajero de cada edad es la Palabra de Dios para el pueblo de Dios y para el mundo entero también. Así es como se manifiesta la Palabra de Dios.
Hemos visto que para cada tiempo hay una manifestación de la Palabra de Dios, la Palabra prometida para cada edad al cumplirse se hace carne en medio del pueblo en el Mensajero y en el pueblo que recibe esa Palabra; por lo tanto, el Mensajero y el pueblo que recibe ese Mensajero con esa Palabra, son la Palabra de Dios hecha carne para ese tiempo.
Y por consiguiente la Palabra en cuerpo teofánico es y está manifestada en este tiempo en los escogidos, porque tienen el cuerpo teofánico, angelical de parte de Dios, dado cuando han recibido el Espíritu de Cristo; tienen la Palabra los creyentes de cada tiempo, la tienen en forma de cuerpo angelical y la tienen en forma de Mensajero, y la tienen en forma de Mensaje.
Y la Iglesia del Señor Jesucristo como Cuerpo Místico de creyentes tiene en Su Seno de etapa en etapa la Palabra en la forma de cuerpo angelical; los cuerpos angelicales de los escogidos de Dios, tiene la Palabra en la forma de Mensaje, el Mensaje correspondiente a cada etapa de la Iglesia, y tiene la Palabra en la forma de Mensajero correspondiente a cada edad. Todo ocurre en la Iglesia del Señor Jesucristo, que es la Iglesia Novia del Señor Jesucristo. Por lo tanto en la Iglesia del Señor Jesucristo es que ocurren estas cosas tan grandes y maravillosas, en donde la Palabra se hace carne en los creyentes de cada edad.
Ahora, en la creación de esta Nueva Raza, que es la Iglesia del Señor Jesucristo compuesta por los creyentes en Cristo, encontramos que hay un Programa que se está llevando a cabo. Algunas personas que leen la Escritura y encuentran que Cristo dijo en una ocasión: “El que oye mi Palabra y cree al que me ha enviado tiene Vida eterna, y no vendrá a condenación, más pasó de muerte a vida.” Y luego ve que los que han creído en Cristo después han muerto, podrá pensar: “Pero Cristo dijo que tenían Vida eterna y murieron.” Murieron en sus cuerpos físicos, pero están viviendo en el Paraíso, en sus cuerpos angelicales, tienen Vida eterna, y no vendrán a condenación, no van a estar en el juicio final para ser juzgados, condenados y echados al lago de fuego, porque tienen Vida eterna, no vendrán a condenación.
Ahora, ¿por qué desde los tiempos de los Apóstoles no recibieron el cuerpo físico, glorificado, los creyentes en Cristo? Porque esa es una promesa para ser cumplida en el Día Postrero, y el Día Postrero es el Séptimo Milenio de Adán hacia acá o Tercer Milenio de Cristo hacía acá. Cristo habló también de la resurrección de los creyentes en El, en el capítulo 6 de San Juan, verso 39 al 40, donde dijo:
“Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero.”
¿Ven? Si El dice que lo resucite en el Día Postrero, por lo tanto esto nos muestra que los creyentes en Cristo físicamente iban a morir de etapa en etapa, pero espiritualmente no, porque espiritualmente tienen Vida eterna.
Por lo tanto, cuando un creyente en Cristo nacido de nuevo muere físicamente, la persona, su alma sigue viviendo en el cuerpo angelical, cuerpo teofánico de la Palabra, cuerpo teofánico de la sexta dimensión, va al Paraíso que es otra dimensión parecida a esta dimensión con árboles, con ríos, lagos, animales, aves también, y así por el estilo, pero que no tienen los problemas que tenemos nosotros en esta dimensión; ni las guerras ni los sufrimientos que hay en esta dimensión. Todo allá en el Paraíso es gozo, es felicidad, no se cansan allá los que están en el Paraíso, aunque desean regresar a la Tierra; pero no desean regresar a la Tierra en cuerpos mortales sino en cuerpos glorificados, como el cuerpo glorificado de nuestro amado Señor Jesucristo, para nunca más morir físicamente.
Y ahora, podemos ver que es para el Día Postrero que Cristo ha prometido la resurrección de los creyentes en El que han partido. Sigue diciendo el verso 40 del capítulo 6 de San Juan:
“Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.”
Ahora, vean que el Programa que Cristo vino para llevar a cabo es el Programa de Vida eterna, para dar Vida eterna a los creyentes en El, a todos los que el Padre le ha dado.
Por lo tanto, todos los que van a recibir Vida eterna, todos los que van a vivir eternamente ya Dios los conoce desde antes de la Creación del Universo, por lo tanto ya Dios lo conocía a usted y me conocía a mí, y sabía que nosotros íbamos a recibir Su Palabra revelada, íbamos a entrar a Su Programa de Vida eterna. O sea, que no es mera casualidad que nosotros seamos creyentes en Cristo; somos elegidos de Dios, escogidos de Dios, predestinados de Dios, somos Primogénitos de Dios escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, desde antes de la fundación del mundo.
Por lo tanto, el Programa de Vida eterna es ¿para quiénes? Para ustedes y para mí también; por eso hemos entrado al Programa de Vida eterna que Cristo está llevando a cabo, es una Nueva Creación con Vida eterna lo que Cristo está realizando, y Cristo es el primero de esa Nueva Creación. Apocalipsis, capítulo 3, verso 14, dice que El es el principio de la creación de Dios, de esta Nueva Creación compuesta por los creyentes en Cristo, los cuales obtienen Vida eterna por medio de Jesucristo. Nuestra vida está escondida ¿en quién? En Jesucristo nuestro Salvador.
Por lo tanto, a través de Jesucristo nosotros obtenemos el nuevo nacimiento, a través de Su Espíritu Santo, y El nos da un cuerpo angelical teofánico de la sexta dimensión, un cuerpo de la Palabra, y en el Día Postrero en adición nos dará el cuerpo físico, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado, y jovencito para toda la eternidad.
Las personas se preocupan mucho por su juventud, y si se preocupan mucho por su juventud, la fuente de la juventud es Jesucristo. Por lo tanto, el deseo de todo ser humano de vivir eternamente sin problemas y jovencito es algo que está en el Programa de Dios, pero todo eso está escondido en Jesucristo nuestro Salvador.
Cristo dijo en San Juan, capítulo 14, verso 6:
“Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.”
No hay otro camino para el ser humano para vivir eternamente con Dios, sino Jesucristo. Tan sencillo como eso. La persona no tiene que ser un científico, ni tiene que ser multimillonario para obtener la Vida eterna, sino creyente en Cristo Jesús, es por la fe; siendo un creyente en Cristo recibe Vida eterna de parte de Cristo, y vivirá con Cristo por el Milenio y por toda la eternidad en un cuerpo nuevo, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado, igual al cuerpo glorificado de Jesucristo; y así seremos todos a Su imagen: cuerpo angelical, y a Su semejanza física: cuerpo físico glorificado; y todos estaremos como Reyes y Sacerdotes en Su glorioso Reino Milenial y luego por toda la eternidad.
Ahora, podemos ver las bendiciones que hay tan grandes en Jesucristo nuestro Salvador, el Verbo que era con Dios y era Dios, y se hizo carne y habitó en medio de la raza humana para llevar a cabo la Obra de Redención, y restaurar a todos los escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, restaurarlos a la Vida eterna. Por lo tanto, en el Programa de la creación de una Nueva Raza, el que está trabajando en esta labor es Jesucristo, El es el que está a cargo de traer a existencia esta Nueva Raza.
Por lo tanto, toda persona escrita en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, no se puede perder, entrará al Programa de Vida eterna en el tiempo que le toca vivir, escuchará la Voz de Cristo; pues Cristo dijo: “El que es de Dios la Voz de Dios oye.” Y también dijo. “Mis ovejas oyen mi Voz y me siguen.” Por lo tanto, toda persona escrita en el Cielo en el Libro de la Vida del Cordero, es alma de salvación, y por consiguiente en su alma es simiente de Dios, que tiene que ser manifestado aquí en la Tierra en un cuerpo de carne mortal, corruptible y temporal, ¿para qué? Para hacer contacto con la Vida eterna y confirmar su lugar en la Vida eterna.
¿Y cómo confirmamos nuestro lugar en la Vida eterna para vivir eternamente? Pues creyendo en Cristo como nuestro Salvador, reconociéndolo, recibiéndolo como nuestro Salvador único, lavando nuestros pecados en Su Sangre, siendo bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo y recibiendo Su Espíritu Santo, así obtenemos el nuevo nacimiento y nacemos en el Reino de Dios, el Reino de Cristo, nacemos en el Cuerpo Místico de Cristo, la Iglesia del Señor Jesucristo.
Y así entramos a Vida eterna, somos restaurados a Vida eterna, y entonces ya tenemos el cuerpo angelical, igual al cuerpo angelical de nuestro amado Señor Jesucristo. Esa es la imagen de Dios: el cuerpo de la Palabra.
Y luego en este tiempo final los muertos en Cristo van a recibir el cuerpo físico, glorificado, cuando resuciten resucitarán en cuerpos glorificados y eternos, y nosotros los que vivimos seremos transformados y recibiremos el cuerpo eterno y glorificado, igual al cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador, y así recibiremos la imagen, la semejanza de Dios, que es el cuerpo físico glorificado, y así seremos todos a imagen y semejanza de Jesucristo nuestro Salvador.
Y así como de etapa en etapa, de edad en edad, Cristo ha estado confirmando Su Nuevo Pacto, y ha estado colocando bajo la Sangre del Nuevo Pacto, que es la Sangre de Jesucristo, ha estado colocando todas las personas escritas en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, a medida que van apareciendo en la Tierra y lo van recibiendo como su Salvador; para este tiempo final así como ha hecho en edades pasadas, enviando el Mensajero de cada edad para confirmar Su Pacto en cada edad, para este tiempo final Cristo dice en Apocalipsis, capítulo 4, verso 1, con esa Voz de Trompeta, dice:
“Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas.”
¿A dónde vamos a subir? Vamos a subir a una nueva edad, la Edad de la Piedra Angular; porque ya las otras edades terminaron.
¿Y cómo vamos a escuchar la Voz de Cristo si El está en el Trono del Padre haciendo Intercesión con Su Sangre? Vamos a ver cómo vamos a escuchar Su Voz, y vamos a ver cómo nos va a dar a conocer todas estas cosas que El ha prometido darnos a conocer:
“Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas.”
En Apocalipsis, capítulo 22, verso 6,dice cómo es que El nos estará hablando y dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, dice:
“Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto.”
Es por medio del Angel del Señor Jesucristo que El en este tiempo final estará mostrándole a los creyentes en Cristo todas las cosas que deben suceder en este tiempo final; o sea, estará abriéndonos las Escrituras, las profecías bíblicas de todas las cosas que deben acontecer en este tiempo final. No hay otra forma establecida por Dios para ser dadas a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto. Esa es la forma establecida por Cristo en el libro del Apocalipsis. Y en Apocalipsis, capítulo 22, verso 16, confirma Cristo que El envía Su Angel, dice:
“Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias.”
¿A quién dice Jesucristo que ha enviado? A Su Angel. Este Angel del Señor Jesucristo, que le dio a Juan el Apóstol la revelación del Apocalipsis, es un Profeta, el cual en el tiempo de Juan el Apóstol estaba en cuerpo teofánico. Y por consiguiente le dio esta revelación a Juan en forma simbólica. Siendo que es un Espíritu de Profeta el que le dio a Juan el Apóstol esta revelación Apocalíptica, tiene que hacerse carne en este tiempo final ese Espíritu de Profeta, tiene que hacerse carne ese cuerpo teofánico para hablarle a la Iglesia de Jesucristo, y revelarle todas estas cosas que deben suceder pronto. No hay otra forma para la Iglesia de Jesucristo recibir el conocimiento de todas estas cosas que deben suceder pronto.
Pero ese hombre, ese Profeta, este Angel de Jesucristo será un miembro del Cuerpo Místico de Cristo, será un hombre de este tiempo final, el cual será parte de la Iglesia del Señor Jesucristo, en el cual estará manifestado ese espíritu de Profeta que le dio a Juan el Apóstol la revelación del Apocalipsis. Tan sencillo como eso es el misterio del Angel del Señor Jesucristo, enviado a la Iglesia del Señor Jesucristo para darle a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto.
No hay otra forma para los creyentes en Cristo conocer todas estas cosas que deben suceder pronto; aunque están en el Antiguo Testamento y Nuevo Testamento colocadas estas cosas en símbolos y en diferentes profecías, pero conocer el misterio contenido en esas profecías, solamente puede ser por medio de la revelación divina de Jesucristo dada a través de Su Angel Mensajero.
Hay muchas opiniones teológicas acerca de las diferentes profecías, pero la Iglesia del Señor Jesucristo para el Día Postrero tendrá la revelación de Cristo a través de Su Angel Mensajero, de todas estas cosas que deben suceder pronto; y así tendrá la Palabra de Dios en forma de Mensaje para producir lo que ha sido prometido para este tiempo final, traer la revelación divina de todas estas cosas que deben suceder pronto, y llamar y juntar a los escogidos del Día Postrero y preparárlos para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.
Hemos visto: “EL MISTERIO DE LA PALABRA DE DIOS.” Y sus diferentes formas en que la Palabra de Dios es manifestada.
Y ahora, al yo verlos a ustedes yo estoy viendo la Palabra de Dios, la Palabra de Dios manifestada en carne humana en ustedes y en mí también, es una de las formas en que la Palabra de Dios es manifestada. Y cuando escuchamos o leemos el Mensaje, estamos viendo y escuchando la Palabra de Dios correspondiente al Día Postrero en la forma de Mensaje.
Ahora, hemos visto: “EL MISTERIO DE LA PALABRA DE DIOS,” el cual es el mismo Dios, Dios en la forma de cuerpo angelical, Dios en la forma de cuerpo de carne en Jesús, Dios en la forma de Su Iglesia, Dios en la forma de Mensaje, Dios en la forma de un Profeta para cada tiempo; porque dondequiera que esté la Palabra tiene que estar velada en carne humana. Y los escogidos de Dios en la edad que les toca vivir pueden ver la Palabra velada en carne humana, los demás no pueden.
Ahora, podemos ver que la Palabra de Dios para cada tiempo aparece manifestada, velada en carne humana, y de ahí surge el Mensaje de Dios para ese tiempo. Siempre viene la Palabra revelada a los Profetas, y de ahí viene al pueblo la Palabra de Dios para cada ocasión.
“LA PALABRA DE DIOS.”
No hay cosa más grande ni más importante que la Palabra de Dios. Por la Palabra creó Dios los Cielos y la Tierra. Por lo tanto no hay nada más importante que la Palabra de Dios. Cuando usted escucha la Palabra de Dios para el tiempo que le toca vivir, usted estará escuchando lo más grande que usted puede escuchar.
Cristo dijo: “Los Cielos y la Tierra pasarán, mas mi Palabra no pasará.” La Palabra es eterna, y hará aquello para lo cual es enviada de etapa en etapa.
“LA PALABRA DE DIOS.” Ese ha sido nuestro tema para esta ocasión.
Que las bendiciones de Jesucristo, el Angel del Pacto, nuestro Salvador, sean sobre todos ustedes y sobre mí también, y continúe Cristo hablándonos Su Palabra en estos días que estamos en estas actividades especiales; y que pronto se complete el número de los escogidos de Dios en el Cuerpo Místico de Cristo, y pronto Cristo se levante del Trono del Padre, tome el Título de Propiedad, lo abra en el Cielo y reclame todo lo que El ha redimido con Su Sangre preciosa, y resucite a los muertos en Cristo y a nosotros nos transforme, y nos lleve con El a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.
Muchas gracias por vuestra amable atención amados amigos y hermanos presentes, y nos veremos... mañana en la mañana hay actividades de ministros, nos veremos con los ministros, y también hay actividades con las maestras de los niños, y no sé sí de damas también; ya les anunciarán las actividades que se han de tener mañana sábado; reunión de ministros en la mañana, reunión de damas también, de maestras, de Cachorritos, y ya eso es para mañana según este itinerario.
Así que, Dios les bendiga, Dios les guarde, y nos veremos mañana con algunos de ustedes y también el domingo Dios mediante en la mañana, a las 9:00 de la mañana. Y el tema del domingo será: “ESTE ES EL DIA QUE HIZO JEHOVA.” Y vamos a ver ese misterio del día del cual dice la Escritura: “Este es el día que hizo Jehová.”
Bueno, vamos a dejar por aquí a nuestro amigo y hermano Tirzo Ramiro Girón Pinzón para finalizar nuestra parte en esta noche, y así dándole gracias a Cristo por Su Palabra, regresar a nuestros hogares luego que termine Tirzo y termine el ministro y algunos cánticos que todavía les quedan, luego dándole gracias a Cristo por Su Palabra, regresaremos al lugar donde hemos de descansar en la noche, para continuar mañana y pasado mañana en estas actividades especiales.
Bueno, que Dios les continúe bendiciendo a todos, que Dios les guarde, y con nosotros el Rvdo. Tirzo Ramiro Girón Pinzón. Dios les bendiga y les guarde a todos.
“LA PALABRA DE DIOS.”