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| La Obra misionera hoy | 2001-08-19 | 2 | Cayey | PR | 00:00:00 | false |
Muy buenas tardes, amados hermanos y amigos presentes; es para mí una bendición grande estar con ustedes nuevamente en el día de hoy, y una bendición grande estar escuchando a nuestro hermano Bermúdez, dando testimonio de la Obra Misionera del Día presente, y de la Obra Misionera que Dios llevó a cabo en el tiempo de los Apóstoles, la Obra Misionera que llevó a cabo también en la primera edad, y también en las demás edades. Y mostrar también cómo Dios está llevando a cabo la Obra Misionera correspondiente a este tiempo final.
Ha dicho nuestro Hermano Branham que San Pablo iba a un lugar, la gente recibían a Cristo como su Salvador, y luego se iba viajando por otros lugares, y cuando llegaba a ese lugar, ese grupo que había recibido a Cristo se había multiplicado, y cuando llegaba San Pablo encontraba una congregación mayor.
¿No es esto lo que está sucediendo en nuestro tiempo? Es lo mismo que está sucediendo en nuestro tiempo.
Así como viajaban los Apóstoles, y sobre todo San Pablo, que toda su vida de creyente la pasó viajando; en algunas ocasiones, pues llegó a quedarse un año (quizás) como en Antioquia, y allí estableció la congregación de Antioquia. Encontramos que San Pablo llevaba también sus ayudantes: Bernabé y también a Timoteo, y llevó también a Juan Marcos. Juan Marco era sobrino de Bernabé, hijo de una hermana de Bernabé.
Fue en la casa de Juan Marco donde estaba orando por Pedro en una ocasión, y en esa ocasión en que estaban orando por Pedro, Pedro estaba preso y fue libertado Pedro durante la noche, y fue Pedro a la casa donde estaban orando por él.
Vean, en el capítulo 12, verso 12, dice [Nota - Libro de los Hechos]:
“Y habiendo considerado esto (o sea, cuando el Angel lo libertó)...”
Vamos a ver, verso... tendríamos que leer todo este pasaje, pero ustedes lo pueden leer en sus hogares: capítulo 12, verso 5 en adelante. Ahora dice:
“Entonces Pedro, volviendo en sí, dijo: Ahora entiendo verdaderamente que el Señor ha enviado su ángel, y me ha librado de la mano de Herodes, y de todo lo que el pueblo de los judíos esperaba (porque querían soltarlo al pueblo, o sea, sacarlo al pueblo después de la pascua, y entonces eso significaba la muerte para Pedro).
Y habiendo considerado esto, llegó a casa de María la madre de Juan, el que tenía por sobrenombre Marcos, donde muchos estaban reunidos orando por él.
Cuando llamó Pedro a la puerta del patio, salió a escuchar una muchacha llamada Rode,
la cual, cuando reconoció la voz de Pedro, de gozo no abrió la puerta, sino que corriendo adentro, dio la nueva de que Pedro estaba a la puerta.
Y ellos le dijeron: Estás loca. Pero ella aseguraba que así era. Entonces ellos decían: ¡Es su ángel!
Mas Pedro persistía en llamar; y cuando abrieron y le vieron, se quedaron atónitos.”
Ahora vea, cuando Rode oyó la voz, que era la de Pedro, reconoció la voz, no abrió la puerta de gozo, y les anunció que era Pedro. Estaban orando en la casa de Juan Marcos, o sea, la casa de la madre de Juan Marco, que se llamaba María, era una de las Marías.
Ahora, vean qué muchas Marías hubo en el tiempo de Jesús y los Apóstoles que fueron siervas de Dios, y trabajaron en la Obra de Dios.
Vean, aquí la casa de María, la madre de Juan Marco, vino a ser un lugar de oración por Pedro, para que Dios libertara a Pedro. Y el Señor envió a Su Angel y lo libertó.
Dice el Hermano Branham que éste que lo libertó no fue el Señor Jesucristo, sino que fue el Angel que envió Jesucristo; y aquí también dice Pedro que considerando esto dijo:
“Ahora entiendo verdaderamente que el Señor ha enviado su ángel, y me ha librado de la mano de Herodes, y de todo lo que el pueblo de los judíos esperaba (porque el pueblo de los judíos esperaba la muerte de Pedro; al otro día de la pascua esperaban que Pedro muriera).”
Ahora, la oración de este grupo, de esta parte de la Iglesia del Señor Jesucristo en la casa de María, la madre de Juan Marcos, ayudó a Pedro, porque a petición de la Iglesia que oró por Pedro Dios envió a Su Angel.
Y ahora, Pedro también sabía que no había llegado su tiempo para morir, aunque Herodes y también el pueblo hebreo esperaban la muerte de Pedro al otro día de la pascua. Pero Pedro tenía una promesa de parte, de parte de Cristo. Pedro tenía la promesa de que moriría en cierta forma, y para esa ocasión la muerte que le iban a dar no era en la forma que Cristo le dijo, porque Pedro iba a morir crucificado; él pidió morir, no como su Señor, sino con la cabeza hacia abajo.
Ahora, encontramos que la Iglesia orando por Pedro recibió una bendición, y fue que Pedro regresó a ellos a salvo.
Ahora, hemos visto cómo en toda la Obra de Cristo, la Iglesia ha estado siempre en acción, y ha tenido sus misioneros, ha tenido sus Apóstoles, ha tenido sus Profetas, ha tenido sus evangelistas, ha tenido sus maestros, y así por el estilo, también ha tenido sus pastores, los cuales Cristo ha usado.
Cristo en Espíritu Santo ha estado obrando en Su Iglesia y por medio de Su Iglesia, y se ha estado llevando a cabo la Obra Misionera en todas las naciones.
Para cada edad ha habido un territorio donde la Obra Misionera ha surgido, y de ahí se ha extendido a otros lugares. De edad en edad ha sido en esta forma; y ahora en nuestro Día miren dónde la Obra Misionera del Día Postrero, en la Iglesia de Jesucristo ha surgido: la América Latina y el Caribe.
Hemos escuchado todo lo que Dios está haciendo en Su Obra Misionera en este tiempo final, en la América Latina y el Caribe, y también en Norteamérica y otros lugares, hasta Europa y el Africa ha llegado el Mensaje. Es la Obra Misionera del Día Postrero, en donde están siendo llamados y juntados todos los escogidos de Dios del Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular.
Por lo tanto, trabajemos en la Obra Misionera, que es una comisión divina dada por Cristo a Su Iglesia, antes de El partir.
Todos los que han estado escuchando en esta tarde, y quieren trabajar más abundantemente en la Obra Misionera, pueden ver a Miguel, pueden ayudar a Miguel, pueden directamente colaborar con Miguel en toda la Obra Misionera que él está realizando, y pueden hacerlo personalmente o a través de la oficina Misionera que él tiene acá, allá en la casa misionera, o también en los sobres que ustedes echan, colocar: “Para la Obra Misionera, ofrenda para la Obra Misionera.” Y colocar entre paréntesis el nombre de nuestro Hermano Miguel Bermúdez Marín. Y se le hará llegar a nuestro Hermano Miguel lo que ustedes depositen para la Obra Misionera; también lo pueden hacer directamente allá en la casa misionera, o cuando lo ven, cuando él viene por acá también, también pueden hacerlo.
No tienen ustedes limitaciones en cuanto a toda la labor que ustedes pueden hacer en la Obra Misionera. Todos están invitados a trabajar en la Obra Misionera, pues la invitación la hizo Jesucristo, cuando dijo:
“Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.
El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”
Esa labor se lleva a cabo llevando el Mensaje por todos los lugares, para que puedan las personas creer, ser bautizadas en el Nombre del Señor Jesucristo, y ser colocadas en el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo, pueda Cristo bautizarlos con Su Espíritu Santo y nacer en el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo; y así es como se va completando el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo en este tiempo final.
“LA OBRA MISIONERA HOY.”
Esa es la que estamos vigilando, y en esa es que estamos trabajando, porque ya no podemos trabajar en la Obra Misionera de la séptima edad, ni de la sexta, ni de la quinta, ni de la cuarta, ni de la tercera, ni de la segunda, ni de la primera, ¿por qué? Porque ya esas edades pasaron, y la Obra Misionera para esas edades terminó.
Ahora, nos encontramos en la Edad de la Piedra Angular, y por consiguiente en la Obra Misionera de la Edad de la Piedra Angular.
“LA OBRA MISIONERA HOY.” Esa es la obra Misionera de la Edad de la Piedra Angular.
Que las bendiciones de Jesucristo, el Angel del Pacto, sean sobre todos ustedes, y les use grandemente en la Obra Misionera de la Edad de la Piedra Angular, y a nuestro amado Hermano y amigo Miguel Bermúdez Marín, y a todos los ministros y a todos los evangelistas, y a todos los instrumentos que El tiene para esa Obra Misionera, y a todos los hermanos de todas las congregaciones, en las diferentes formas en que puedan trabajar en la Obra Misionera, y también a mí. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.
Bueno, ha sido realmente una bendición tener a nuestro Hermano Miguel, dándonos testimonio de la Obra Misionera correspondiente a nuestro tiempo, correspondiente a la Edad de la Piedra Angular.
Que Dios te bendiga Miguel, y te use grandemente en la Obra Misionera en este tiempo final, y a todos ustedes y a mí también.
Bueno, dejo nuevamente a nuestro Hermano Miguel, que me dio estas palabritas de saludo, ya lo paso de nuevo, porque él era el que tenía para esta tarde toda la actividad; luego no sé si tiene alguna otra actividad. Ya Miguel les dirá.
Así que, Dios les continúe bendiciendo a todos, Dios les guarde, y vamos a orar unos momentitos por nuestro Hermano Oscar Cardona, ya oraron en la mañana Miguel también. Vamos a seguir orando como estaban orando en la casa de María, la madre de Juan Marco, estaban orando por uno de los obreros de la Obra Misionera, estaban orando por Pedro. Y nosotros, pues, oramos por nuestros hermanos también.
Y ahora, oremos por nuestro Hermano Oscar Cardona, que necesita que oremos por él a Cristo.
OREMOS:
Oh, Dios Todopoderoso, Padre Eterno, venimos a Tí en el Nombre de nuestro amado Señor Jesucristo, y Te presentamos a Tí a nuestro amado Hermano y compañero en las labores misioneras: nuestro Hermano Oscar Cardona.
Te pedimos Señor estés con él allí, y Te pedimos Señor que si no ha llegado ya su día de partida, lo restaures nuevamente, físicamente le restaures su salud, y sea restaurado a su labor en Tu Obra, para que, Señor, continúe trabajando en Tu Obra, junto a nuestro Hermano Miguel Bermúdez Marín, y por consiguiente junto a todos nosotros. En Tus manos lo encomendamos, Oh, Dios Todopoderoso. En el Nombre de nuestro amado Señor Jesucristo. Amén y amén.
Con nosotros dejo nuevamente a nuestro amigo y hermano Miguel Bermúdez Marín, para continuar y finalizar también nuestra parte en esta ocasión.
Que Dios les bendiga y les guarde, y oren mucho por mí también, por la actividad de mañana, en donde Miguel les dijo. No les había dicho yo, pero ya Miguel les dijo que tendremos actividad mañana, y todos ustedes pueden estar en oración en esa actividad; orando por esa actividad ustedes estarán con nosotros allí presentes. Oren ya desde hoy, y oren mañana también, y en la hora de la actividad que será en la... ¿todo el día tenemos actividad verdad Miguel? Tendremos actividad de ministros por el día, y luego por la tarde o por la noche tendremos actividad con todos los hermanos.
Así que, pueden estar orando todo el día, cada vez, en cada ocasión que se recuerden oren a Dios por esa actividad.
Bueno, y el domingo estaré con ustedes nuevamente aquí, para la actividad del domingo próximo, que será: “EL PLANO DEL TEMPLO ESPIRITUAL.” O sea, el plano de la Iglesia del Señor Jesucristo. Eso será para el domingo en la mañana.
Bueno, que Dios les bendiga y les guarde a todos.
“LA OBRA MISIONERA HOY.”