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title: 'El Maestro sabio'
date: 2001-05-03
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city: Acapulco
state: Guerrero
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Muy buenos días, o buenas tardes, amados ministros compañeros en el ministerio, en el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo en este tiempo final, en la Edad de la Piedra Angular. Es para mí una bendición grande estar con ustedes, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final.
Leemos en el capítulo 13 de San Mateo, versos 47 al 52, donde dice:
*“Asimismo el reino de los cielos es semejante a una red, que echada en el mar, recoge de toda clase de peces;*
*y una vez llena, la sacan a la orilla; y sentados, recogen lo bueno en cestas, y lo malo echan fuera.*
*Así será al fin del siglo: saldrán los ángeles, y apartarán a los malos de entre los justos,*
*y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes.*
*Jesús les dijo: ¿Habéis entendido todas estas cosas? Ellos respondieron: Sí, Señor.*
*Él les dijo: Por eso todo escriba docto en el reino de los cielos es semejante a un padre de familia, que saca de su tesoro cosas nuevas y cosas viejas”.*
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.
El hombre docto aquí, lo vemos en la Escritura como un sabio, un maestro sabio, que saca cosas nuevas y cosas viejas.
Ahora vamos a tener como tema: **“EL MAESTRO SABIO”.**
Porque un docto es un sabio; y si está sacando cosas nuevas y viejas para enseñarlas, pues es un hombre, un maestro, un mensajero sabio para el pueblo.
Y ahora, el Sabio de los sabios es nuestro amado Señor Jesucristo.
Vean cómo en estas parábolas Cristo miren lo que hizo. Le preguntan en San Mateo, capítulo 13, verso 10 en adelante; dice:
*“Entonces, acercándose los discípulos, le dijeron: ¿Por qué les hablas por parábolas?* (Porque les había hablado la parábola del sembrador).
*El respondiendo, les dijo: Porque a vosotros os es dado saber los misterios del reino de los cielos; mas a ellos no les es dado.*
*Porque a cualquiera que tiene, se le dará, y tendrá más; pero al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado.*
*Por eso les hablo por parábolas: porque viendo no ven, y oyendo no oyen, ni entienden”.*
Y dice, entonces se cumple ¿qué?:
*“De manera que se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dijo: De oído oiréis, y no entenderéis; Y viendo veréis, y no percibiréis.*
*Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, Y con los oídos oyen pesadamente, Y han cerrado sus ojos; Para que no vean con los ojos, Y oigan con los oídos, Y con el corazón entiendan, Y se conviertan, Y yo los sane.* (Sanar es salvar).
*Pero bienaventurados vuestros ojos, porque ven; y vuestros oídos, porque oyen.*
*Porque de cierto os digo, que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron”.*
Y luego pasa a explicar esa parábola del sembrador, en donde Cristo coloca en esa parábola del trigo y de la cizaña y del sembrador, vean ustedes, en la del sembrador coloca las cuatro clases de terreno que representan las cuatro clases de personas que han vivido, viven o vivirán en la Tierra; y las representa en un terreno, en el terreno.
Tenemos buenos terrenos y malos terrenos en todos los países. Hay terreno que está junto al camino, llamado “terreno junto al camino”; hay terreno que está lleno de espinos; hay terreno que está lleno de piedras; pero hay terreno bueno.
Y ahora, en esas cuatro clases de terreno Cristo representó a los seres humanos.
Y ahora, el terreno mejor es el terreno bueno para Dios, y esos son los que oyen la Palabra y la entienden; en eso se diferencia el terreno bueno de los demás terrenos. Miren el capítulo 13, verso 23, dice:
*“Mas el que fue sembrado en buena tierra, éste es el que oye y entiende la palabra, y da fruto; y produce a ciento, a sesenta, y a treinta por uno”.*
Ahora, podemos ver que es importante escuchar la Palabra, pero no solamente escucharla, sino entenderla. Y en escuchar y entender la Palabra están identificados los que están representados en la tierra buena; esos son los escogidos de Dios de edad en edad.
Y ahora, Cristo hablando en parábolas está revelando, pero dejando sellado el misterio, pero revelando cosas que estaban ocultas desde la fundación del mundo. Dice el capítulo 13, verso 34 al 35:
*“Todo esto habló Jesús por parábolas a la gente, y sin parábolas no les hablaba;*
*para que se cumpliese lo dicho por el profeta, cuando dijo: Abriré en parábolas mi boca; Declararé cosas escondidas desde la fundación del mundo”.*
Y eso está dicho en el Salmo 78, verso 2, y ahora Cristo lo cumple hablando en parábolas; y ahora parcialmente lo habían cumplido los profetas que hablaron en forma parabólica también, muchas cosas de Dios, muchos misterios divinos.
Vean ustedes el por qué los profetas realizaban tantas cosas simbólicas y hablaban en parábolas, con todo esto están ellos hablando cosas de Dios que no son entendidas por los seres humanos y son habladas en parábolas; y ahí está el misterio ya hablado, pero queda escondido, velado, queda sin abrir ese misterio, hasta que un hombre da a conocer qué es este misterio escondido en esa parábola o en ese simbolismo.
Por ejemplo, cuando Dios le muestra al profeta Ezequiel un campo de huesos secos, vean, Dios le está hablando en forma parabólica, pero le dice: “Estos huesos secos son Israel”.
Y ahora Dios le abre el misterio que está en esa parábola de los huesos secos; se la abre a Ezequiel; pero aun, con todo y eso, no quedó totalmente abierto ese misterio, porque el cumplimiento total de esa visión que tuvo el profeta Ezequiel es para este tiempo.
Encontramos también que Dios le mostró al rey Nabucodonosor el misterio del reino de los gentiles, se lo mostró en forma parabólica en una estatua; y luego se le olvidó el sueño, y Dios entonces le reveló a Daniel el sueño que había tenido el rey Nabucodonosor y la interpretación. Pero aun, con todo y eso, todavía quedaba escondido, o sea, velado ese misterio, pero ya vean ustedes, en esa forma parabólica ya hay más detalles acerca de ese reino de los gentiles.
Y ahora, es muy importante conocer que en esta forma parabólica, simbólica, Dios ha escondido los misterios del Reino de los Cielos, y también ha escondido los misterios del reino de los gentiles, ha escondido todos los misterios.
Podemos ver que también ha escondido (y luego ha hablado de ese misterio, pero ha quedado sellado) acerca del misterio de la descendencia del maligno, pues habla en la parábola del trigo y de la cizaña nuestro amado Señor Jesucristo de los hijos del diablo, y también habla de los hijos de Dios; los hijos del diablo representaos en la cizaña; y Cristo dice que el que sembró la cizaña es el diablo.
También nos habla Cristo acerca de los hijos del Reino de Dios, y los representa en el trigo; y dice que quien sembró el trigo o los hijos de Dios, es el Hijo del Hombre.
Ahora vean cómo en esa parábola Cristo habla acerca de lo que ya sucedió, y de lo que estaría sucediendo en medio de una nueva raza que Él crearía. Por cuanto Adán es el primer hombre que Dios colocó en la Tierra; pero Cristo es el Segundo Adán, por lo tanto, se repetiría en medio de la humanidad lo que sucedió allá en el Huerto del Edén.
Ahora, en la segunda repetición encontramos que el Segundo Adán (que es Cristo) tendría una segunda Eva, que sería Su Iglesia. ¿Ven?
Ahora en medio del cristianismo nacerían el trigo y también la cizaña. Ese es un misterio que Cristo colocó aquí, en la Escritura, pero Él no abrió ese misterio, sino que lo que trajo en parábolas; y al estar en parábola, la gente ven esa parábola, pero no pueden comprender ese misterio en su cumplimiento. Pero para ser comprendido ese misterio el mismo Dios tiene que abrirlo y darlo a conocer a la raza humana, e identificar quién es trigo y quién es cizaña; y hacer la separación del trigo y de la cizaña en el Día Postrero.
Por cuanto Cristo dijo que dejaran todo quieto, le dijo a Sus siervos en la parábola, los siervos que son los ángeles mensajeros le dicen: “Señor, ¿no sembraste trigo?, ¿cómo hay pues, cizaña en el campo?” Cristo en la parábola dice que el Señor del campo (que es Cristo, que es Dios, Cristo) dice: ¿cómo pues, hay cizaña en el campo?”.
En la parábola dice: “Un hombre enemigo mío, vino y sembró cizaña en el campo”. Le dicen: “¿Quieres pues, que arranquemos la cizaña del campo?” El Padre de familia, el Dueño del campo, dice: “No.
Ahora, ¿cuál fue la razón? Dice: “Porque arrancando la cizaña, pueden también arrancar el trigo. Dejen todo quieto, dejen la cizaña en medio del trigo, porque en el tiempo del fin…”. Vamos a leerlo aquí:
*“Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro* (13:30, San Mateo, capítulo 13, verso 30) *hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero.*
O sea que para el tiempo de la siega, el tiempo de la cosecha, es que viene la orden y el ministerio para hacer la separación del trigo y de la cizaña, para que ya no estén más juntos el trigo y la cizaña. La cizaña será atada en manojos y será echada en el horno de fuego, donde será quemada para desaparecer; y el trigo, recogido y colocado en el Alfolí de Dios, en el Granero de Dios.
Ahora, veamos lo que nos dice el reverendo William Branham, aquí en la página 141, verso 1260 del libro de *Citas*, dice:
*1260 - “19 Noten, en verso 41* (del capítulo 13 de San Mateo) (¿Qué dice ahí? Vamos a ver…)*, los dos también muy cerca, tan cerca en los postreros días hasta que… Él no podía depender de alguna cierta iglesia para separarlos…”.*
Porque el trigo y la cizaña estarían juntos en el tiempo final también, como estuvieron en edades pasadas; y serían parecidos, porque dirían —el trigo como la cizaña—: “Nosotros creemos en nuestro amado Señor Jesucristo como nuestro Salvador”.
Y ahora, no puede depender de una denominación, de una iglesia denominacional, para hacer la separación del trigo y de la cizaña.
Vamos a ver:
*1260 - “\[19\] Él no podía depender de alguna cierta iglesia para separarlos, digamos la metodista o bautista o los pentecostales, para separarlos. Él dijo que envía Él Sus Ángeles para separarlos”.*
Ese es el ministerio del Día Postrero, del tiempo de la cosecha, para hacer la separación del trigo y de la cizaña.
*1260 - “\[19\] Un Ángel viene para traer la separación…”.*
Y ahora, miren ustedes, dice: “Enviará Sus Ángeles”, cita nuestro hermano Branham; y después dice:
*1260 - “\[19\] Un Ángel viene para la separación, la segregación entre lo cierto y lo erróneo. Y nadie puede hacer eso sino el Ángel del Señor. Él es el que va a decir cuál es cierto y cuál es erróneo. Dios dijo que Él enviará Sus Ángeles en el último tiempo. No ángeles abajo* aquí (o sea, no ángeles en las siete edades)*,* *sino Ángeles en el último tiempo, y reuniría. Sabemos que esto es el tiempo venidero de cosecha ahora. Ahora un* ángel *es en realidad, interpretado un mensajero. Y vemos que hay siete ángeles de las siete iglesias… (y no ahora…), a través de las edades de la Iglesia”.*
Y ahora, no es a través de las edades de la Iglesia donde Dios va a hacer la separación en el Día Postrero, sino arriba, en la Edad de la Piedra Angular; es ahí donde estará el Ángel del Señor para llevar a cabo esa segregación del trigo y de la cizaña.
Y ahora podemos ver que esto es un misterio muy grande; pero nuestro hermano Branham no abrió completamente este misterio, aunque nos dio mucha luz acerca de este misterio
Vean, nos mostró que ya no eran ángeles de las siete edades; nos mostró que era más arriba, no abajo en las siete edades; y nos mostró que era el ministerio de los Ángeles del Hijo del Hombre, en donde el Ángel del Señor viene para hacer la separación. El Ángel del Señor es el que lleva a cabo la cosecha.
Y ahora, vean cómo el reverendo William Branham coloca este tiempo de cosecha fuera de las siete etapas o edades de la Iglesia, y coloca el ministerio para la cosecha fuera del ministerio de los siete ángeles de las siete edades.
Por lo tanto, tiene que haber un mensajero en el Día Postrero que sepa lo que hay que hacer en este tiempo final, que tenga ese espíritu de sabiduría de parte de Dios, y que pueda llevar a cabo la labor correspondiente a este tiempo final, ungido con el Espíritu Santo; el mismo Espíritu Santo que estuvo en los siete ángeles mensajeros siendo manifestado en el Día Postrero. Y ese solamente puede ser el que Cristo estará enviando para este tiempo final.
Así como envió siete ángeles mensajeros para las siete etapas o edades, a los cuales les reveló Su Programa para cada etapa, predicaron el Mensaje correspondiente a cada edad que recibieron de parte de Cristo, y se cumplió la Obra de Dios correspondiente a cada edad. Ellos fueron hombres sabios para su tiempo.
Y para este tiempo final tiene que haber un hombre sabio, un maestro sabio, un hombre docto, un mensajero docto, sabio; no por o con sabiduría humana, sino sabiduría de Dios. Revelación del Cielo tiene que estar en ese Ángel Mensajero.
Ese Ángel tiene que obtener ese Título de Propiedad; tiene que obtener de parte de Cristo, el Ángel Fuerte, ese Título de Propiedad y comérselo, para profetizar sobre muchos pueblos, naciones y lenguas.
Por lo tanto, ese Ángel tendrá el conocimiento de todo el Programa de Dios, tanto del pasado, del presente y del futuro; por lo tanto, él estará tomando cosas nuevas y cosas viejas.
Y ahora, cualquier persona puede decir: “¿Y para qué queremos que tome cosas viejas?”. Pues Cristo dijo: “Un hombre docto, un escriba docto en el Reino de los Cielos”, vean, en el Reino de los Cielos, un escriba, un maestro docto…
Recuerden que también Cristo era llamado “Rabí” que quiere decir “maestro”. Y Él en una ocasión dijo: “Ustedes me llaman (¿cómo, Miguel?) Maestro (o sea, Rabí) y Señor. ¿Y qué dice? “¿Están ustedes diciendo que eso está incorrecto?” No. Él dijo: “Y dicen bien. Ustedes están diciendo bien, porque lo soy.
Y Él estaba tomando cosas nuevas y cosas viejas. Las cosas nuevas correspondientes al Nuevo Testamento, las cosas nuevas que estaban llevándose a cabo y que se llevarían a cabo en el Nuevo Testamento bajo un nuevo Pacto, y también estaba tomando cosas viejas del Antiguo Testamento, vean, todas esas cosas del Antiguo Testamento… Si es Antiguo, pues tiene cosas ¿qué?, antiguas. Y está tomando también de la historia que ya había sido cumplida hasta Cristo; está tomando de todas esas cosas y las está abriendo, y también las está tomando en tipo y figura de las cosas nuevas que han de suceder en una nueva dispensación.
Así que, toma cosas nuevas de la nueva dispensación que está entrelazándose, y toma cosas viejas de la antigua dispensación que está llegando a su final; toma cosas nuevas del Nuevo Testamento, y toma cosas viejas del Antiguo Testamento. ¿Ven?
Ahora podemos ver que un mensajero enviado por Cristo para cada edad es el hombre sabio de ese tiempo, es el maestro sabio de ese tiempo, porque el Espíritu Santo que es nuestro Maestro, está en ese hombre enseñándole a su pueblo las cosas que ellos deben comprender en ese tiempo.
Ahora recuerden: que por más hombres sabios que envíe Dios, Cristo a Su Iglesia, no hay ningún hombre sabio, sino que el único es Cristo. Y Cristo en Espíritu Santo es el Sabio que enseña a Su pueblo, pero tiene que tener un velo de carne, un instrumento al cual le revele todo ese conocimiento, toda esa sabiduría se la dé, esa sabiduría para ese tiempo, y luego ese hombre ungido con el Espíritu Santo hable esa Palabra de sabiduría para ese tiempo. Ese Mensaje de Sabiduría divina para ese tiempo, con el cual es abierto el misterio correspondiente a esa edad o esa dispensación.
Y esa Sabiduría ¿de dónde? Del Cielo. Y el que tiene sabiduría en cada edad es el mensajero de cada edad que la recibe de parte de Cristo, y es el que viene a ser el instrumento de Cristo para Cristo, por medio de ese mensajero, dar esa Sabiduría divina del Programa de Dios correspondiente a ese tiempo, y revelarle a Su pueblo las cosas que Su pueblo debe conocer.
Ahora miren lo que dice el mismo Jesucristo en San Juan, capítulo 14, verso 26:
*“Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho.*
¿Quién es el Maestro Sabio? Es el Espíritu Santo, pero Él tiene que vestirse de carne humana en cada edad, tiene que velarse en carne humana en cada edad, en la porción correspondiente a cada edad para poder enseñar a Su pueblo.
En el capítulo 15, verso 26 también dice Cristo (de San Juan):
*“Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí.*
Fue el Espíritu Santo en los apóstoles y en los ángeles mensajeros, dando testimonio de Cristo, dando a conocer la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario, dando a conocer la Obra gloriosa que Dios hizo por medio de Jesucristo.
Vean cómo estaban dando testimonio los apóstoles y los ángeles mensajeros, esto fue así, ¿por qué? Porque el Espíritu Santo estaba en ellos dando testimonio de Cristo; hablaban ungidos con y por el Espíritu Santo.
En San Juan, capítulo 16, verso 12 en adelante, dice:
*“Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar.*
Por lo tanto, serían dadas por medio del Espíritu Santo a través de los apóstoles, de los siete ángeles mensajeros, y en el Día Postrero a través del Ángel Mensajero del Señor Jesucristo para la Edad de la Piedra Angular.
*“Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir.*
Cuando San Pedro y San Pablo, y demás apóstoles y ángeles mensajeros, hablaron acerca de las cosas que sucederían, profetizaron acerca de las cosas que sucederían, era el Espíritu Santo en ellos hablando las cosas que iban a suceder.
Y cuando el reverendo William Branham estuvo hablando de las cosas que estaban sucediendo en aquel tiempo, y habló también de las cosas que sucedieron en el pasado, lo mostró a través de la historia bíblica, y luego lo confirmó con la Escritura mostrando que eran profecías las que se habían cumplido; y luego mostrando el cumplimiento de las profecías para aquellos días en que él vivió, y luego hablando de cosas que vendrían más adelante: eso era el Espíritu Santo hablando las cosas que habían sucedido, las cosas que estaban sucediendo en aquel tiempo, y cosas que sucederían más adelante.
Vean:
*“Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir”.*
Y para este tiempo final, el Espíritu Santo estará dando a conocer todas estas cosas que han suceder en este tiempo final, las cosas que han de suceder luego de las que ya han sucedido en las siete etapas o edades de la Iglesia del Señor Jesucristo.
Y ahora, para eso es que Cristo en Apocalipsis, capítulo 4, verso 1 dice, con esa Voz de Trompeta:
*“…Sube acá, y yo ye mostraré las cosas que sucederán después de estas”.*
Y ahora, ¿dónde hay que subir? En el diagrama que el reverendo William Branham usó para la predicación del mensaje: *La Estatura de un Hombre Perfecto*, él, vean ustedes, colocó la Iglesia del Señor Jesucristo pasando por diferentes etapas, lo mostró así, en este diagrama en forma de pirámide: mostró el tiempo de los apóstoles aquí abajo; luego mostró las siete edades y los siete ángeles mensajeros, y luego mostró la Edad de la Piedra Angular. En la página 4 del mensaje “La Estatura de un Hombre Perfecto” en español, el que ya está traducido desde hace muchos años, dice que cuando la Iglesia llegue, suba, a esa edad perfecta, o sea, la Edad de la Piedra Angular.
Y ahora, es a esa edad a la cual tienen que subir los escogidos de Dios del Día Postrero. Porque han estado subiendo de edad en edad, esto es como una escalera, y han estado subiendo de edad en edad. Cada edad es como un escalón por el cual la Iglesia de Jesucristo va pasando, va subiendo, hasta luego subir y *aquí* ya hay que volar. Porque no está unido *aquí* en el diagrama, no está unido como estaba *acá*, por lo tanto, hay que volar; y eso es un rapto espiritual.
“¡Sube acá!” ¿Cómo vamos a subir? ¿Cómo fue que el reverendo William Branham mostró esa subida? Lo mostró con un águila que había puesto dos huevos, uno había sido encontrado por un granjero, y ese granjero lo colocó bajo una gallina que tenía otros huevos; y nacieron los pollitos y también nació del huevo de águila, ¿qué iba a nacer?, pues un águila, un aguilucho. Y era muy raro entre los demás pollos, entre los pollos. Pero cuando ya está grande - aunque a él todo le parecía rato en medio de ese gallinero: él no piaba como los pollitos, y era raro todo para él; él no escarbaba en la tierra como pollitos, por lo tanto, para los pollitos él era un ave rara, un pájaro raro; y para su gallina también: “¡Qué hijo tan raro me nació aquí, en medio de todos estos pollitos que yo tengo!”.
Pero un día mamá águila buscando, sabía que le faltaba un hijo, y ahora va volando buscando a su hijo, porque ella sabía que en algún lugar tenía que estar. Y va volando y va clamando, y eso es lo que ha hecho el Espíritu Santo de etapa en etapa: ha estado llamando y juntando a Sus escogidos de edad en edad.
Pero en este tiempo final encontramos que mamá Águila: Cristo, el Espíritu Santo, clama, Él va buscando, y ve abajo que hay una gallina con muchos pollos, pero ve entre los pollos uno que es muy raro.
Por lo tanto, mamá Águila se va acercando y clama, los pollitos todos se asustan y la gallina, pero el aguilucho no se asusta, y mira, y dice: “Esto como que llega acá adentro; esto es diferente a lo que he visto aquí en medio de este gallinero.
Y vuelve mamá Águila y clama, y el aguilucho siente el llamado ahí, siente que la sangre llama. Y mamá Águila le dice: “Tú no eres un pollito, hijo, ¡tú no eres un pollito!”.
Y recuerden que la séptima edad es la edad de los pollos. Las otras edades pues, lo tipificó el reverendo William Branham en diferentes formas. Y ahora encontramos que la séptima edad, la edad de Laodicea, la representó el reverendo William Branham en una gallina con muchos pollos.
Ahora, todo esto, pues, ya luego que la séptima edad echó fuera al mensajero, a su mensajero, vean ustedes, se convierte en una gallina con un montón de pollitos, que lo único que hacen es alborotar y buscar comida entre la tierra…
Pero ahora miren, vuelve mamá Águila y clama, y le dice: “Hijo mío, ¡sube acá!” Vean, el lugar para los hijos de Dios, ya al tener plumas, tener buenas alas, ya no es para estar abajo en la séptima edad.
Y el aguilucho no estaba acostumbrado a volar; no estaba acostumbrado a volar allá en las Alturas, sino que solamente su vida era terrenal, no era en el Cielo, sino acá en la Tierra, cosas terrenales. Pero mamá Águila le dice: “Hijo mío, sube, ¡sube acá!”.
Entonces él no sabía cómo. Le dice: “Brinca y extiende tus alas. ¡Mueve tus alas!”.
Pero ¿qué?, ¿ahora en este tiempo final los hijos de Dios tendrán alas? Dos poderosas Alas, para volar a la Edad de la Piedra Angular se necesitan dos poderosas Alas, dos poderosos ministerios que son: los ministerios de los Dos Olivos, los ministerios de Moisés y Elías.
“A los que temen mi Nombre, nacerá el Sol de Justicia, y en Sus alas traerán salvación”. Y Sus Alas son los ministerios de Moisés y Elías.
Por eso el Hijo del Hombre viene con Sus Ángeles, que son Sus dos poderosas Alas: Moisés y Elías. Los dos ministerios poderosos para el Día Postrero son los ministerios de los Ángeles del Hijo del Hombre para llamar y juntar a los escogidos de Dios, y subirlos a la Edad de la Piedra Angular.
Por lo tanto, los escogidos de Dios del Día Postrero con sus alas extendidas: los ministerios de Moisés y Elías extendidos y en acción, suben los escogidos de Dios con el ministerio de las Dos Alas, el ministerio de Moisés y Elías suben a la Edad de la Piedra Angular. ¿Ven?
Entonces el aguilucho sube donde tiene que estar para escuchar la Voz de mamá Águila, la Voz del Espíritu Santo dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto.
*“Sube acá, y yo ye mostraré las cosas que sucederán después de estas”.* Y así es como en la Edad de la Piedra Angular Cristo nos abre los misterios del Reino de los Cielos que estaban contenidos en esas parábolas, tanto del Antiguo Testamento como del Nuevo Testamento; y por esa causa, en nuestro tiempo son tomadas cosas nuevas y cosas viejas, son tomadas cosas del Nuevo Testamento y cosas del Antiguo Testamento, y son abiertas, y son revelados así los misterios de todas las cosas que deben suceder pronto en este tiempo final.
Tanto los eventos de las cosas que traerán las bendiciones para todos los hijos de Dios, como también las cosas que acontecerán en cuanto a los juicios divinos que han de caer sobre la raza humana.
Todas estas cosas son reveladas en el Mensaje del Día Postrero, que es el Mensaje que estará impregnado con la Sabiduría de Dios dada por el Espíritu Santo para Su Iglesia, para poder comprender todas estas cosas que deben suceder pronto, y conocer así los misterios de Dios en Su Cuerpo Místico de creyentes, siendo manifestados esos misterios y siendo cumplidas las Obras de Cristo en Su Iglesia; y también para poder discernir y conocer al anticristo, al hombre de pecado, y la obra que el hombre de pecado estará haciendo en contra de la Iglesia del Señor Jesucristo, y para, por consiguiente, conocer quiénes son representados en la cizaña, y quiénes son representados en el trigo.
Así que, todas estas cosas que deben suceder en el tiempo final, donde la cosecha está prometida para ser llevada a cabo, todas estas cosas son abiertas en la Edad de la Piedra Angular a la Iglesia del Señor Jesucristo para que comprenda todos estos misterios de la Biblia, que están contenidos en diferentes parábolas y diferentes profecías para ser cumplidos en este tiempo final.
Así como hubo un hombre en cada edad a través del cual el Espíritu Santo se manifestó, y trajo la revelación divina para cada edad, y le dio la sabiduría que necesitaba ese hombre para hablar esa Palabra, y lo ungió con Su Espíritu Santo para hablar esa Palabra, también para nuestro tiempo tiene que estar un hombre enviado por Cristo en Su Iglesia para dar a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto. Y vean ustedes, ya que Cristo fue el que prometió diciendo: “Sube acá, y yo ye mostraré las cosas que sucederán después de estas”, para dar a conocer estas cosas Apocalipsis 22, verso 6, dice cuál es la forma establecida por Cristo, para que todos conozcamos estas cosas que han de suceder. Apocalipsis 22, verso 6, dice:
*“Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto”.*
¿Cómo estará dándonos a conocer las cosas que deben suceder pronto? Enviándonos Su Ángel, enviando Su Ángel a Su Cuerpo Místico de creyentes, enviando Su Ángel para dar testimonio a todas las iglesias de estas cosas que deben suceder pronto.
Por lo tanto, Él viene con un Mensaje para todo ser humano, viene con un Mensaje tanto para el trigo como para la cizaña. Porque, así como el Espíritu Santo habló por medio del mensajero de cada edad al cristianismo completo, al trigo y a la cizaña, también estará hablándole al trigo y a la cizaña, al trigo le estará hablando las bendiciones que Cristo ha prometido para Sus escogidos, y a la cizaña les estará hablando el juicio divino que ha de venir sobre la cizaña en este tiempo final, para ser quemadas las cizañas en el horno de fuego: la gran tribulación.
Y así es como Cristo por medio de Su Ángel Mensajero estará dando a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto. Apocalipsis 22, verso 16, dice:
*“Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias”.*
Y ahora hemos visto quién es el enviado de nuestro amado Señor Jesucristo para dar testimonio de todas estas cosas en las iglesias, de todas estas cosas que deben suceder pronto. Ese es el hombre, el maestro, el siervo e hijo de Cristo, fiel y prudente, al cual Cristo en Espíritu Santo le dará la Sabiduría del Cielo para conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, y luego darlas a conocer a la Iglesia del Señor Jesucristo a medida que él va recibiendo la revelación de todas estas cosas que deben suceder pronto.
Él no puede esperar hasta el final de su ministerio para obtener todas las revelaciones y entonces darlas, sino que tiene que dar la revelación de cada cosa en el momento en que la va recibiendo. Y la Iglesia del Señor Jesucristo va recibiendo esa revelación a medida que va siendo dada esa revelación.
Así que, con esa revelación divina el Ángel da a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, y Cristo por medio de Su Ángel lleva a cabo la Obra correspondiente a este tiempo final. Y la Iglesia del Señor Jesucristo con esa revelación divina que le es dada por medio del Espíritu Santo a través de Su Ángel, dándola a conocer a todos, dándola a conocer a todos sus miembros y dándola a conocer a todas las personas, lleva a cabo la Obra de Cristo correspondiente a este tiempo final. Viene a ser instrumento del Espíritu Santo la Iglesia del Señor Jesucristo del Día Postrero en la Edad de la Piedra Angular, trabajando con esa revelación divina que Cristo le da por medio de Su Ángel Mensajero.
Así como Su Ángel con esa revelación divina lleva a cabo la Obra de Cristo del Día Postrero, y así toda la Obra que lleva a cabo el Ángel como la que lleva la Iglesia de Jesucristo del Día Postrero con esa Palabra revelada, corresponde no a una obra humana, sino a la Obra de Dios, la Obra del Espíritu Santo correspondiente a este tiempo final.
Ahora hemos visto que ese Ángel Mensajero de Jesucristo es el hombre docto, el maestro sabio en la Iglesia de Jesucristo del Día Postrero, como el maestro sabio en la Iglesia de Jesucristo para
cada edad fue el mensajero de cada edad al cual vino el Espíritu Santo y lo hizo sabio, y le dio la sabiduría correspondiente a ese tiempo para Su Iglesia.
Ahora, estos hombres sabios o maestros sabios tienen una posición muy importante en el programa divino. Así como le fue dicho al reverendo William Branham por los que estaban en el Paraíso cuando le dijeron… vamos a ver, está tanto en el Libro de *Los Sellos* como en el de *Las Edades*, en la página 322, vamos a ver la 321 también, 321… hay que leer la 320 también.
Eso fue cuando nuestro hermano Branham estuvo en el Paraíso en una visita por, no sabemos cuántos minutos de acá de la Tierra; fue algo rápido, y luego regresó. Él estaba recostado en su cama durante una mañana, y colocó sus manos bajo su cabeza, y comenzó a pensar y a decir en su corazón: “Te estás poniendo viejo, ya tienes cincuenta y algo de años (fue), y si vas a hacer algo, tienes que hacerlo pronto”. Y entonces fue raptado en espíritu.
Vean, ya le faltaba poco tiempo, porque a los 56 años partió; le quedaba ya poco tiempo. Y fue llevado en espíritu, o sea, salió de su cuerpo físico, se fue en el cuerpo teofánico al Paraíso, y allí cuando está en esa otra dimensión él miraba hacia abajo, veía su cuerpo abajo, y se veía él en otro cuerpo; y se tocó la cabeza, tenía todo su cabello, estaba joven, y él no había tenido experiencia así hasta ese momento, y dice: “¿Estaré soñando, o será que he muerto de un ataque al corazón? Porque veo mi cuerpo allí, acostado en la cama”.
Entonces él dice: “Me mordí mi dedo para ver si era un sueño o era una realidad”. Y dice que sintió, tuvo tacto.
Ahora él, de las cosas que vio, dice: “Vi que venía un grupo de damas jóvenes, y llegaron donde yo estaba, y también vino otro grupo de jóvenes varones y me recibieron”. Dice:
*“195. Oí un gran ruido, y miré hacia esa dirección, y allí venía corriendo un gran número de varones jóvenes, como de veinte años”.*
Ya había visto primeramente al grupo de hermanas, de muchachas jóvenes, y ahora dice que tenían cabellos rubios, negros, rojos, de diferentes colores; hay variedad en el cuerpo teofánico; así será también en el cuerpo glorificado, cuando tengamos el nuevo cuerpo.
Luego dice en la página - esto está desde la página 119 en adelante, pero ahora estamos leyendo la página 320, para no leer tanto, dice:
*“195. Oí un gran ruido, y miré hacia esa dirección, y allí venía corriendo un gran número de varones jóvenes, como de veinte años”.*
¿Ven? En el cuerpo teofánico también es un cuerpo jovencito como de 20 años, y así también es en el cuerpo glorificado que hemos de recibir.
*“\[195.\] Tenían cabello oscuro, rubio, etc.,* (O sea, de diferentes colores. Cada persona tenía el color de cabello correspondiente) *y cada uno estaba vestido con una vestidura blanca, y estaban descalzos. Y llegaron y me abrazaron, diciendo: Nuestro precioso hermano.*
*196. Volví la vista, y allí estaba todavía en la cama, y pensé: Esto en verdad es raro. Y en ese momento una voz me comenzó a hablar, y nunca vi de donde venía. Dijo: ¡Tú has sido reunido con tu gente.* (O sea, con tu pueblo). *Luego unos hombres me levantaron y me colocaron sobre un lugar alto, así elevado. Dije: ¿Por qué han hecho eso?.*
*197. La voz dijo: Sobre la Tierra tú fuiste un líder.*
*198. Entonces dije: Yo no entiendo esto. Y la voz me estaba hablando, pero nunca vi de dónde venía, pero estaba más arriba hablándome.* (O sea, esa voz venía de la séptima dimensión). *Dije: Si yo he muerto, yo quiero ver a Jesús. Él fue toda mi vida, ahora quiero verlo.* (O sea que él pensó que había muerto, que había muerto).
*199. La voz dijo: No lo puedes ver ahora. Él todavía está más arriba. ¿Ve usted? Esto fue debajo del altar en el sexto lugar,* (O sea, la sexta dimensión; ahí fue donde él fue llevado) *el lugar donde va el hombre. Todavía no era el séptimo lugar,* (¿Ve? Todavía no era la séptima dimensión) *donde está Dios; era el sexto lugar.* (¿Ve? La sexta dimensión) *Allí estaban todos, estaban pasando, parecía que había millones. Yo nunca había visto tanta gente. Y yo allí estaba sentado, y esas personas pasaban abrazándome y llamándome hermano.*
*200. Entonces la voz dijo: Tú has sido reunido con tu gente como lo fue Jacob”.*
Recuerden que cuando Jacob murió, dice la Escritura: “Y fue reunido con su pueblo (o sea, con su gente)”. Como también sucedió cuando Abraham murió, cuando murió Isaac, y cuando murieron también los patriarcas; y cuando murieron los profetas también.
*“201. Y pregunté: ¿Todos estos son mi gente? ¿Son todos estos Branham?.*
*202. Él dijo: No. Son tus convertidos a Cristo.*
*203. Y los miré muy bien y había una dama muy hermosa la cual vino y me abrazó. Todas eran casi de la misma edad; y ella vino, me abrazó y dijo: Oh, mi precioso hermano. Me miró, y pensé: Parece un ángel. Y pasó.*
*204. Entonces la voz me preguntó: ¿No la conoces?.*
*205. Respondí: No. No la reconocía.*
*206. Dijo: Tú la condujiste a Cristo cuando tenía más de noventa años. ¿Sabes por qué te tiene tanto amor?.*
*207. Dije: ¿Esa joven tan hermosa tenía más de noventa años?*
*208. Dijo: Ella ahora jamás podrá cambiar. Por eso está diciendo: Precioso hermano.*
*209. Pensé: ¿Y de esto tenía yo temor? Estas personas son reales. No iban para ninguna parte; no estaban cansados de estar allí. Y dije: ¿Por qué no puedo ver a Jesús?’”.*
Ahora vean, es la Voz la que le está hablando la que le dice:
*“210. Dijo: Algún día Él vendrá, y vendrá a ti primero y tú serás juzgado. Estas personas son tus convertidos que has guiado.*
*211. Dije: ¿Y por ser un líder tengo que ser juzgado?.*
*212. Respondió: .*
*213. Entonces dije: ¿Todo líder tiene que ser juzgado de esta manera?.*
*214. Respondió: .*
*215. Pregunté: ¿Qué de San Pablo?.*
*216. Dijo: Él tendrá que ser juzgado con los suyos”.*
Tendrá que ser juzgado con los suyos. O sea que hay un juicio para los mensajeros con su grupo. ¿Pero el juicio no era para el mundo? Pero el juicio comienza ¿por dónde? Por la Casa de Dios.
*“217. Entonces dije: Si el grupo de él entra, entonces los míos también, porque he predicado exactamente la misma Palabra. Él bautizó en el Nombre de Jesucristo, y yo también. Yo prediqué…. Y en ese momento millones gritaron a una sola voz: EN ESO ESTAMOS CONFIANDO. Pensé: Si yo hubiera sabido esto antes de venir aquí, yo hubiera forzado a la gente para que vinieran. Ellos no pueden perder esta oportunidad. Fíjense…”.*
Por eso ustedes pueden ver que después de esta experiencia el reverendo William Branham se esforzó más en hacer, en predicar para que entraran al Reino de Cristo más personas. Y ahora, veamos, continuemos, dice:
*“218. Entonces él dijo: Algún día Él vendrá. Ahora, aquí no bebemos, ni comemos, ni dormimos. Todos somos iguales. ¿No es eso perfecto? Es algo más allá de lo perfecto. No es sublime, sino aún más allá de lo sublime. No hay palabras en el vocabulario para describirlo. Simplemente cuando lleguemos allá, habremos llegado donde debemos llegar. Pensé: Ahora, si esto es tan perfecto, entonces ¿cómo será más adelante?’”.*
En otras ocasiones él dice: “¿Cómo será más Arriba, más adelante, más Arriba?” Si en la sexta dimensión es tan glorioso, ¿cómo será en la séptima dimensión?
*“219. Él dijo: Cuando llegue Jesús, y te juzgue según tu ministerio, entonces regresaremos a la Tierra para habitar en el cuerpo nuevamente. Ahora, yo nunca había pensado acerca de esto anteriormente, pero eso es perfectamente de acuerdo a las Escrituras. Regresaremos a la Tierra para habitar en el cuerpo, y allí comeremos. Aquí ni comemos, ni tampoco dormimos. Allá comeremos cuando volvamos a la Tierra”.*
Ahora, vean ustedes cómo va a ser, cómo es en la sexta dimensión, y cómo va a ser cuando regresen los santos en cuerpos glorificados. Así que, vean ustedes, miren, él dijo:
*“\[219.\] Cuando llegue Jesús, y te juzgue según tu ministerio, entonces regresaremos a la Tierra para habitar en el cuerpo nuevamente”.*
En la sexta dimensión va a haber un juicio. Por cuanto el juicio comienza por la Casa de Dios, ahora en la sexta dimensión va a haber un juicio para cada ángel mensajero y su grupo. ¿Y qué del grupo del Día Postrero con el Mensajero del Día Postrero? También habrá un juicio. El juicio de Dios comienza ¿por dónde? Por la Casa de Dios.
Ahora, la parábola del siervo fiel y prudente, la parábola de los talentos y de las minas, y la parábola del mayordomo fiel y prudente, todas contienen el misterio de la obra que cada mensajero ha llevado a cabo con su grupo, y nos habla del que estará viviendo en el Día Postrero cuando venga su Señor; o sea, el Mensajero del Día Postrero con su grupo.
Y nos habla de ese juicio, y nos habla de Cristo, el Señor de la Casa, recompensando al siervo fiel y prudente, recompensa al siervo fiel y prudente de cada edad cuando lo juzgue en la sexta dimensión; y queda recompensado también el grupo de su edad.
Y juzgará al Mensajero del Día Postrero que estará en la Tierra, el cual lo recibirá en Su Venida, y aparecerá como un siervo fiel y prudente, como el siervo fiel y prudente, al cual su Señor ha colocado en Su Casa, que es Su Iglesia, para que les dé el Alimento a tiempo, el Alimento correspondiente a la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino. Y tendrá bien alimentando al grupo del Día Postrero con el Maná escondido, que es el Mensaje del Evangelio del Reino que gira alrededor de la Segunda Venida de Cristo; y dará buenas cuentas a Cristo, por lo cual Cristo lo colocará sobre todos Sus bienes, como siervo fiel y prudente y como mayordomo fiel y prudente.
Vean, en la parábola de San Mateo lo llama “el siervo fiel y prudente”, pero en otra parábola, en la otra parábola…eso es en San Lucas (debe ser) o San Marcos, vamos a ver San Lucas 19; en San Lucas 21, vamos a ver, o 19… San Lucas 12:41 al 44, dice… y también del 35 en adelante, porque es - contiene lo mismo, visto de diferentes ángulos y visto a través de diferentes parábolas. Pero lo que Cristo está enfocando es lo mismo, lo está enfocando con diferentes parábolas para ser visto en diferentes formas o en diferentes parábolas, y también nos muestra diferentes ángulos de lo que él está enfocando.
Dice capítulo 12, verso 35 en adelante de San Lucas:
*“Estén ceñidos vuestros lomos, y vuestras lámparas encendidas* (o sea, con el bautismo todos del Espíritu Santo, eso es tener la lámpara encendida);
*y vosotros sed semejantes a hombres que aguardan a que su señor regrese de las bodas, para que cuando llegue y llame, le abran en seguida”.*
Ahora, en la parábola de las diez vírgenes, el Esposo viene, el Novio viene para casarse; y aquí en esta parábola, miren, dice que estén preparados esperando hasta que su Señor regrese de las Bodas. Parece una contradicción ¿verdad? Pero la Escritura no tiene contradicción: viene para las Bodas, y ahora aquí regresa de las Bodas. Pero esto puede ser abierto por medio de la Sabiduría del Espíritu Santo para el Día Postrero.
Encontramos que estamos casados con Cristo al recibir a Cristo como nuestro Salvador, lavar nuestros pecados en Su Sangre, ser bautizados en Su Nombre y recibir Su Espíritu Santo; somos un espíritu con Cristo, con el Espíritu de Cristo. Estamos casados con Él; somos espíritu de Su Espíritu.
Y Él está llevando a cabo de edad en edad ese casamiento, esa unión; porque la unión - las Bodas o el casamiento es la unión de dos seres que se aman, en donde se vuelven una misma carne y un mismo espíritu. Primero nos volvemos un mismo espíritu con Cristo: espíritu de Su Espíritu. El cuerpo teofánico nuestro ¿de dónde?, de Su cuerpo teofánico; de ahí es que viene nuestro cuerpo teofánico.
Somos un espíritu con el Espíritu de Cristo. Somos un cuerpo teofánico con el cuerpo teofánico de Cristo. Somos un Ángel del Señor Jesucristo con el Ángel de Jehová.
Ahora, eso es una boda, un casamiento, todo eso está en el campo espiritual, en esa dimensión espiritual de la sexta dimensión. Y cuando Él termine de realizar esa unión hasta con el último de los que están escritos en el Cielo en el Libro de la Vida del Cordero, ya espiritualmente se ha realizado la unión, las Bodas, en el campo espiritual. Y entonces viene para las Bodas en la forma física, en donde seremos una carne con Cristo, en donde seremos un cuerpo físico inmortal, incorruptible y glorificado, igual al cuerpo glorificado de nuestro amado Señor Jesucristo.
Viene de las Bodas y viene para las Bodas.
Ahora, ¿ven lo sencillo que es todo? Viene de las Bodas espirituales, \[el hermano William choca sus palmas\] en donde nos hace de edad en edad uno \[el hermano William choca sus palmas\] con Él, un espíritu con el Espíritu de Cristo, iguales al Espíritu de Cristo: el espíritu que reciben los predestinados, los que reciben a Cristo como su Salvador, lavan sus pecados en la Sangre de Cristo, son bautizados en Su Nombre y reciben el Espíritu Santo, reciben el Espíritu de Cristo.
Y cuando se haya realizado hasta en el último que tiene su nombre escrito en el Cielo en el Libro de la Vida del Cordero, entonces viene de las Bodas para las Bodas. Viene de esa Boda espiritual para realizar la Boda física, la unión física \[el hermano William choca sus palmas\] con Él en donde San Pablo dice en Filipenses, capítulo 3, verso 20 al 21:
*“Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo;*
*el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas”.*
Con ese mismo poder que Él tiene para sujetar a Sí mismo todas las cosas, y por el cual creó todas las cosas, y por el cual sustenta todas las cosas, por ese mismo poder Él - y con ese mismo poder- Él transformará nuestros cuerpos y nos dará un cuerpo a Su semejanza: un cuerpo glorificado igual al cuerpo glorificado de nuestro amado Señor Jesucristo.
Encontramos que Dios es el Creador, por medio del Verbo que es Su cuerpo teofánico, y ese es Cristo, el cual se hizo carne y habitó entre nosotros. Él es Creador y Sustentador. Si Cristo no sustenta lo que Él creó, deja de existir; por lo tanto, Cristo sustenta Su Creación.
Un hombre puede hacer un fuego con leña o carbón; lo enciende, pero si no está pendiente, después de cierto tiempo el fuego se apaga; tiene que sustentar ese fuego, tiene que estar atizando (dicen), arrimando los carbones, las brasas al fuego, para que se mantenga vivo ese fuego. Si no lo hace, pasa el tiempo y se paga. Pero si todos los días está pendiente y le va echando leña o carbón al fuego, el fuego permanece siempre.
Dios ordenó a Moisés, y por consiguiente a Aarón y los sacerdotes, que mantuvieran encendido el fuego, el fuego del altar, por lo tanto, tienen que estar ¿qué? echándole leña al fuego.
Y ahora Cristo es el Sustentador de toda Su Creación. Él está pendiente a Su Creación y la está siempre sustentando. De otra forma, dejaría de existir; saldría de existencia Su Creación.
Cuando Él estuvo en la Tierra dos mil años atrás en carne humana, la Creación completa se vio en peligro de dejar de existir. Pero Cristo con Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario ha sustentado Su Creación. Es una Obra que se requería para que pudiera seguir existiendo la Creación de Dios.
Cristo dijo: “Si el grano de trigo no cae en tierra y muere,
Él solo queda; pero si cae en tierra y muere, mucho fruto lleva”.
Otro momento muy crítico para la creación, para la raza humana, está en Apocalipsis, capítulo 5, en donde se requirió en el Cielo que apareciera un hombre, un Pariente Redentor del ser humano, para tomar el Título de Propiedad, el Libro de los Siete Sellos, y abrirlo en el Cielo y reclamar, hacer la Obra de Reclamo. Y no aparecía ninguno digno de tomarlo ni de mirarlo ni de leerlo; y Juan lloraba mucho.
Dice el reverendo William Branham que Juan lloraba mucho, porque no se había hallado ninguno digno para tomar el Libro y abrir ese Libro de Los Sellos, y eso significaba que si no aparecía una persona para tomar ese Libro y abrir Los Sellos, toda la Creación desaparecería, o sea, perdería el derecho a seguir existiendo toda la Creación.
Encontramos que Juan está por cierto lapso de tiempo preocupado, desde que escucha el llamado para que alguien venga y tome, una persona digna tome ese Título de Propiedad, ese Libro de Los Sellos de la diestra del que está sentado en el Trono, y lo abra.
Por cuanto Juan estuvo un lapso de tiempo desde que escuchó ese llamado para una persona, para que tomara el Libro y lo abriera, lo tomara de la diestra de Dios, hasta que luego el anciano le dice a Juan: “Juan, no llores. Son palabras de consuelo para Juan. Pero no llore ¿por qué? Si todo estaba perdido si no aparecía alguien para tomar ese Libro y abrir Los Sellos.
El anciano le dice: “No llores, Juan. He aquí el León de la tribu de Judá, el cual ha prevalecido para tomar el Libro y abrir sus Sellos”.
El anciano sabía lo que iba a suceder; Juan no sabía. Juan representa a la Iglesia del Señor Jesucristo pasando por diferentes etapas juntamente con sus ángeles mensajeros, y al llegar a este tiempo final, cuando las siete edades de la Iglesia ya han transcurrido, nadie sabía qué iba a suceder después de las siete edades de la Iglesia. Y de ahí en adelante, tiene que venir al Trono de Dios una persona, para tomar el Título de Propiedad, el Libro de Los Sellos y abrirlo en el Cielo; si no todo estará perdido, y dejará de existir toda la Creación.
O sea que es un momento muy importante en el Cielo, ante la presencia de Dios.
Y ahora, Juan, cuando escucha esas buenas noticias: “He aquí el León de la tribu de Judá, el cual ha prevalecido, ha vencido, para tomar el Libro y abrir sus Sellos”, Juan enseguida busca para ver dónde está; porque no lo había visto primero ¿por qué?, porque estaba en el Trono de Intercesión, haciendo intercesión hasta que entrara hasta el último escogido de Dios escrito en el Cielo en el Libro de la Vida del Cordero.
En la página 222 del libro de Los Sellos, dice:
*“174. Jesús dijo: Todo lo que el Padre me ha dado, vendrá; ninguno puede venir a mí, a menos que el Padre le haya llamado. Todo lo que me ha dado, vendrá. El Cordero se mantiene allí intercediendo hasta que entre el último.* (¿Hasta cuándo? Hasta que entre el último). *Entonces suena la campanita…”.*
O sea, como el sumo sacerdote, cuando salía o iba a salir del lugar santísimo el día de la expiación, por cuanto tenía las campanillas en su ropa, al escucharse las campanillas se sabía que el sumo sacerdote estaba saliendo del lugar de intercesión.
*“\[174.\] …y Él sale para tomar Su posesión; lleva Su Iglesia al hogar, Sus súbditos; y echa Su enemigo al fuego con todos sus súbditos. Eso es todo. Luego salimos en el Milenio”.*
Ahora, podemos ver que hasta que no entre hasta el último, no puede Cristo salir del Trono de Intercesión.
Cualquier persona ignorante puede decir: “¡Que salga ya! Y el que no haya entrado, que no entre”. ¿Le hubiera gustado que fuera antes de usted venir? ¿Verdad que no? Pues esos últimos que faltan por llegar, tampoco les gustaría que Cristo salga del Trono de Intercesión sin ellos haber venido; y al Padre tampoco le agrada que Jesús salga del Trono de Intercesión sin haber redimir hasta el último que está escrito en el Cielo en el Libro de la Vida del Cordero. Porque de otra forma, si sale antes, ya no hay Sangre para redimir a esa persona, y se queda sin redimir un escogido que está escrito en el Libro de la Vida del Cordero; y aun más, no puede ser tomado y abierto ese Libro hasta que haya redimido hasta el último escogido que esté escrito en ese Libro de la Vida, en ese Libro de los Siete Sellos.
Ahora, vean ustedes, ese tiempo en que Juan escuchó el llamado para que una persona se presentará y tomará el Título de Propiedad, el Libro de los Sellos y lo abriera, hasta que lo tomó y lo abrió es un tiempo de gracia, Gracia de Dios por medio de Cristo para los escogidos del Día Postrero, de la Edad de la Piedra Angular.
Y para que pueda entrar hasta el último de los escogidos, pues tiene que ser en el último tiempo, tiene que ser en y con el último llamado, y tiene que ser con el último mensajero. Por lo tanto, tiene que primero entrar el último mensajero, para que entren los últimos escogidos de Dios.
Tiene que entrar al Cuerpo Místico de Cristo el último mensajero, y entonces son llamados y juntados los escogidos de Dios en el Cuerpo Místico de Cristo en la edad del último mensajero, que es la Edad de la Piedra Angular.
Es ahí donde Cristo está llamando y juntando a Sus escogidos, y cuando se complete ese número ahí en el Cuerpo Místico de Cristo, entonces Cristo habrá hecho la intercesión hasta por el último escogido que tiene su nombre escrito en el Cielo en el Libro de la Vida del Cordero. Y luego Él saldrá de ese Lugar de Intercesión.
Vamos a ver un poco más aquí, en la página 102 y 103 del Libro de *Los Sellos*, dice:
*“31. Ahora, el Cordero durante el tiempo de intercesión conoce los que tienen sus nombres en el Libro de la Vida desde antes de la fundación del mundo; y hasta que vengan todos ellos a ser manifestados en esta Tierra, Él no puede dejar ese lugar”.*
O sea que tienen que aparecer aquí en carne humana para ser colocados dentro del Cuerpo Místico de Cristo.
Por eso es tan importante para nosotros también presentar nuestros niños cuando nacen, presentarlos a Cristo, para que queden dentro del nuevo Pacto y queden cubiertos con la Sangre del nuevo Pacto.
Y no sabemos si el último será un ancianito… Como mensajero, ya sabemos que es el Mensajero de la Edad de la Piedra Angular; pero como miembro del Cuerpo Místico de Cristo, no sabemos si es un ancianito, hombre o mujer; no sabemos si es una persona adulta, hombre o mujer; no sabemos si es un joven, hombre o mujer; no sabemos si es un niño, hombre o mujer, o no sabemos si es un bebé, hombre o mujer, que sea presentado a Cristo y ahí se complete el número de los escogidos de Dios.
Bebés, niños, jóvenes, adultos y ancianos, pues todos son presentados a Cristo; cuando son adultos son presentados a Cristo cuando lo reciben como su Salvador, y son colocados dentro del Nuevo Pacto y son cubiertos con la Sangre de nuestro amado Señor Jesucristo. Vean ustedes cómo todos son presentados a Cristo.
Así que, hasta que entre hasta el último, Juan estará llorando; hasta que entre hasta el último, la Iglesia del Señor Jesucristo estará con gemidos indecibles, como dice San Pablo en Romanos, capítulo 8, porque dice que “la Creación está esperando la manifestación de los hijos de Dios, (esto es nuestra transformación, la adopción, y dice que) “la Creación gime a una, y a una está de parto hasta ahora esperando la manifestación de los hijos de Dios”. Y dice: “Y no solo ella, sino también nosotros gemimos dentro de nosotros mismos esperando la adopción, la redención del cuerpo”.
Ahora, así como Juan gemía, lloraba, la Iglesia del Señor Jesucristo está con gemidos indecibles, esperando la adopción. Estamos esperando nuestra transformación. Pero hasta que entre hasta el último, no puede ocurrir nuestra adopción, nuestra transformación.
Ahora, ¿cuántos quieren que sea bien - lo más pronto posible, de ustedes ministros? Como que no tienen prisa, ¿verdad, Miguel? Entonces el secreto está en hacer que el último escogido llegue; y para llegar el último, pues tienen que llegar primero los que están antes del último.
Y vean ustedes, el último escogido llega ¿dónde? En el último grupo, que es el grupo de la Edad de la Piedra Angular; y llega con el último mensajero que es el Mensajero de la Edad de la Piedra Angular. Pueden ir por todo el mundo otras personas buscando los escogidos, y no los van a encontrar.
Porque los escogidos de Dios llegan al último Mensaje y con el último Mensaje, y llegan a la Edad de la Piedra Angular, que es la última etapa de la Iglesia de Jesucristo; y llegan bajo el ministerio del último Mensajero de Dios, que es el Ángel del Señor Jesucristo, el Mensajero de la Dispensación del Reino y de la Edad de la Piedra Angular.
Y para llegar, pues tienen que escuchar la Voz de Cristo: “Mis ovejas oyen mi voz y me siguen”. Y la Voz de Cristo estará en el Ángel Mensajero de la Edad de la Piedra Angular en el Día Postrero, dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto.
Y ahí está el secreto para buscar y llamar los escogidos: está la Voz de Cristo en el Ángel del Señor Jesucristo mostrándonos todas estas cosas que deben suceder pronto.
Llevando ese Mensaje sin añadirle ni quitarle, para lo cual Dios nos ha dado las facilidades de tener videos, máquinas de video, cámaras de video, tener los videos, tener también cintas magnetofónicas grabadas con las grabadoras de nuestro tiempo, y tener folletos impresos con los equipos de imprenta de nuestro tiempo, y con fotocopiadoras también; pues tenemos en nuestras manos las herramientas de cosechar; tenemos en nuestras manos la herramienta con la cual recoger los escogidos de nuestra edad en este tiempo final.
Llevando el Mensaje como está, haciendo presentación del Mensaje para que escuchen: “Bueno, vamos a ver o a escuchar, o lean aquí el Mensaje (cuando les repartimos los folletos)”, la Voz de Cristo que está impresa en esos folletos, la Voz de Cristo que está impresa, grabada en ese Mensaje del Evangelio del Reino que el Espíritu Santo da en el Día Postrero por medio de Su Ángel mostrándonos, dándonos a conocer todas estas cosas, esa Voz de Cristo es penetrante, y penetra hasta el alma de las personas que están escritas en el Cielo en el Libro de la Vida del Cordero.
Es un Mensaje del Lugar Santísimo del Templo de Dios en el Cielo, al Lugar Santísimo de la Iglesia de Jesucristo de la Edad de la Piedra Angular, y al lugar santísimo del ser humano que es su alma, su corazón.
Así que, hay que llevar el Mensaje a la persona o a las personas del Día Postrero, y sobre todo, las que están en el oeste. Porque así como el templo estaba preparado o construido en cierta forma, en que el lugar santísimo quedaba en el oeste del templo, la parte oeste del templo era el lugar santísimo; así en el Templo espiritual de Cristo que es Su Iglesia, el Lugar Santísimo, que es la Edad de la Piedra Angular, está en el oeste.
Es en la América Latina y el Caribe donde Cristo construye Su Lugar Santísimo con piedras vivas latinoamericanas y caribeñas; y aun, aunque se hayan ido a otras naciones, allá les llega el Mensaje; y se extiende el Mensaje a muchas otras naciones, continentes y lenguas.
Y si hay una oveja del Señor, un escogido del Señor escrito en el Cielo en el Libro de la Vida del Cordero en otro continente, hasta allá le llega el Mensaje, y es llamado y es juntado en el Cuerpo Místico de Cristo en la Edad de la Piedra Angular, en el Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo.
Y cuando entre hasta el último escogido, entonces Cristo habrá terminando Su Obra de Intercesión en el Cielo, se levantará del Trono del Padre, tomará el Título de Propiedad, lo abrirá en el Cielo, y vendrá en Su Obra de Reclamo, reclamará a todos los que Él ha redimido con Su Sangre.
El Título de Propiedad, pues lo entrega a un hombre que tiene que ser el Mensajero del Día Postrero para que se lo coma y para que se haga carne en él ese Título de Propiedad; para que se hagan uno el Libro y el profeta mensajero, para que así esté el Título de Propiedad ¿dónde? En la Iglesia del Señor Jesucristo, en el Lugar Santísimo de Su Iglesia, que es la Edad de la Piedra Angular.
Y esa es el Arca del Pacto, esa es el Arca: Cristo en Su Iglesia en el Día Postrero en el Lugar Santísimo.
Y así, el Templo espiritual de Cristo, así como el tabernáculo que construyó Moisés y el templo que construyó el rey Salomón tenían el arca del pacto en el lugar santísimo, así la Iglesia del Señor Jesucristo tenga el Arca del Pacto que es Cristo, en el Lugar Santísimo, y tenga el Título de Propiedad, el Libro de los Siete Sellos abierto en el Lugar Santísimo dentro del Arca del Pacto. Y así el Templo esté completado, y Cristo pueda llevar a cabo Su Obra de Reclamo, y resucitar a los muertos en Cristo, y transformarnos a nosotros los que vivimos, y así todos tener un cuerpo glorificado eterno, inmortal, incorruptible igual al cuerpo glorificado de nuestro amado Señor Jesucristo.
Ahora ¿vieron qué sencillo es todo? ¿Vieron este misterio de las…viene de las Bodas y viene para las Bodas? Eso salió hoy, eso salió hoy para todos nosotros.
Ahora podemos ver también el Mensajero señalado por Cristo para tener el ministerio de revelar todas estas cosas, y usar del tesoro que tiene, que le ha sido dado, sacar cosas nuevas y cosas viejas. Y él actualiza todo en el Programa correspondiente a nuestro tiempo, y Dios por medio de él hace que el Programa Divino funcione para este tiempo final.
Para muchos ha sido un rompecabezas todas esas profecías del Antiguo Testamento y del Nuevo Testamento que hablan acerca del tiempo final, de los Ángeles, del trigo, de la cosecha, del recogimiento de los escogidos, de la Gran Voz de Trompeta, de la resurrección de los muertos en Cristo; de los ministerios de los Dos Olivos, de los ministerios de Moisés de Elías y de Jesús; de la Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles; pero para los escogidos de Dios en el Cuerpo Místico de Cristo en la Edad de la Piedra Angular, no será ningún rompecabezas, porque ellos con sabiduría humana no tratarán de interpretar nada, sino que siempre estarán esperando que cada cosa se las revele Cristo en Espíritu Santo por medio del Mensajero al cual Él le dará la Sabiduría correspondiente al Día Postrero, a la Edad de la Piedra Angular; para ese hombre docto, el maestro sabio con el Espíritu Santo, el Sello del Dios vivo, nos muestre todas estas cosas que deben suceder pronto, en este tiempo final.
Pero él dará testimonio de que el Sabio es Jesucristo, el cual en Espíritu Santo le estará mostrando todas estas cosas que deben suceder pronto, y entonces Él las muestra al pueblo para que reciban la bendición de Cristo.
Ahora, ese hombre sabio, ese maestro sabio, hombre docto, es el siervo fiel y prudente, el mayordomo fiel y prudente que alimenta a los hijos de Dios en la Casa de Dios, la Iglesia de Jesucristo, con el Alimento a tiempo, el Alimento correspondiente a este tiempo final.
“El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy”, dice Cristo enseñando a orar a Sus discípulos. Y ahora: “No solamente de pan vivirá el hombre, sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios”. Cristo ha dado Pan espiritual, Palabra para cada edad al mensajero, y el mensajero la ha repartido a los escogidos de Dios en cada edad; ellos han tenido la Comida espiritual de cada edad y el Agua espiritual de cada edad.
Para nuestro tiempo, el Pan nuestro de nuestro día, el Mensaje, la Palabra de Dios para alimentar nuestra alma para nuestro día, Él la da al siervo fiel y prudente, al mayordomo fiel y prudente para que la dé a los escogidos de Dios en la Casa de Dios, y ese es el Mensaje del Evangelio del Reino, es el Maná escondido que gira alrededor de la Segunda Venida de Cristo como León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, en Su Obra de Reclamo.
Esa es la Lluvia Tardía de la Enseñanza Tardía, la Enseñanza de la Segunda Venida de Cristo. Pero Él nos da, Cristo nos da Lluvia Tardía y también la Lluvia Temprana al mismo tiempo. O sea que nos da Enseñanza de la Segunda Venida de Cristo y nos da Enseñanza de la Primera Venida de Cristo.
Con la Enseñanza de la Primera Venida de Cristo es que los escogidos comprenden, al escuchar la Voz de Cristo, que es necesario ser creyentes en Cristo, recibir a Cristo como nuestro Salvador, lavar nuestros pecados en Su Sangre, ser bautizados en Su Nombre, y recibir Su Espíritu Santo, o para recibir Su Espíritu Santo y obtener el nuevo nacimiento.
Y luego, con la Lluvia Tardía de la Enseñanza de la Segunda Venida de Cristo somos preparados para ser creyentes en Cristo también en la Segunda Venida de Cristo como León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, en Su Obra de Reclamo; y Su Nombre también, Nuevo Nombre para Su Segunda Venida, y estar preparados así para ser transformados, y obtener el cuerpo glorificado y eterno que Él ha prometido para todos nosotros; y llegar a ser nosotros todos a imagen y semejanza de nuestro amado Señor Jesucristo.
Y ahora, este maestro sabio, este hombre docto en la Casa de Dios, que es el siervo fiel y prudente y también el mayordomo fiel y prudente, es también el hombre sabio que vivía frente al mar, en una montaña, del cual el reverendo William Branham habla en el mensaje: *Almas encarceladas*. Él usó esa parábola de un cuento, o una narración, o una historia de un territorio allá de Europa, de allá de Irlanda… Página 49 del mensaje: *Almas encarceladas* dice el reverendo William Branham:
*“ \[340\] La puerta está cerrada, se ha terminado, y el Libro ya está en Su mano. Piénsenlo”.*
Eso es para cuando Cristo se levante del Trono, cuando haya entrado hasta el último de los escogidos de Dios. Dice:
*“350 Permítanme decirles esto justo antes que terminemos ahora. Estoy terminando. Se cuenta, que en Irlanda,* (¿Ve? Es una historia) *enfrente del océano, había un gran acantilado que bajaba a lo largo de la orilla del mar, y por arriba estaba esta gran colina. Y un hombre iba caminando allí un día, justo el momento que la marea subía. Y había un hombre generoso que vivía en la colina, que conocía esa marea. Él sabía la hora del día en la cual la marea iba a subir. Él sabía a qué hora la marea subía. Y a aquel hombre no le importaba a qué hora. Él era uno de esos “sabelotodo”. Él tenía su propia idea. Él era un hombre atlético, una persona lista, inteligente, pero él no sabía la hora en la cual la marea subía. Él no conocía la región. Él no sabía conocía la hora correcta de la señal, cuando la luna se había ocultado de la tierra.*
*351 Y cuando Dios alguna vez oculte Su Espíritu de la tierra, ¡hermano!, ella llegó a su fin, todo se terminó.*
*352 Si esa luna alguna vez se moviera de su lugar, las aguas cubrirían la tierra como estaba cuando Dios empezó en Génesis 1. Pero la luna se queda allí, y cuando aún se mueve un poquito, las mareas empiezan a subir.*
*353 Ese hombre sabio, anciano, que vivía allí en la presencia de ello, sabía a qué hora sucedía eso. Aquel otro hombre no sabía. Él nunca lo estudió. A él no le importaba tocante a ello. Y este anciano sabio salió corriendo, y dijo: “Mi amigo, no te atrevas a seguir más adelante. Regrésate, rápidamente. Hay una pared. Tú no puedes subir la pared. ¡Tú morirás! La… Las señales están indicando la hora… La marea subirá de repente con ímpetu, y tú no podrás regresar. No sigas más adelante”.*
*354 Y el hombre se dio la vuelta y se rió de él, dijo: “Tú cuida de lo tuyo. Yo sé lo que yo puedo hacer y lo que no puedo hacer”. Y la marea lo atrapó. ¿Ven?”.*
Ahí tenemos en esta parábola, o sea, fue una historia, fue historia, pero ahora lo usa el reverendo William Branham como una parábola para representar lo que estará sucediendo cuando Cristo se levante del Trono del Padre, y ya la Puerta de la Gracia esté cerrada: entrará el juicio de momento, de golpe.
Pero este hombre, que vivía frente al mar, y vivía en el cerro en la parte alta, veía todo esto año tras año, y mes tras mes, sabía cuándo la luna se movía de sitio, se movía y entonces el juicio, las mareas entraban; lo cual representa el juicio divino cuando la Iglesia es removida, cuando la Iglesia es quitada.
Y ahora encontramos que es el ministerio de los Dos Olivos, el ministerio del Ángel que viene con el Sello del Dios vivo, el que sabe, conoce el misterio del juicio divino que ha de venir sobre la raza humana.
El hombre sabio anunciándole a ese hombre atlético el juicio que vendría, las mareas que subirían y lo atraparían, es el hombre sabio, el maestro sabio, anunciando el juicio divino que ha de venir sobre la Tierra; predicando, proclamando el Día de Venganza del Dios nuestro.
Pero, así como no creyó ese hombre atlético, que se quería hacer sabio, sabelotodo, pero realmente el sabio era aquel pescador que vivía frente al mar, en la colina, el monte.
Y el pescador del Día Postrero es el que conocerá ese misterio, pues es el que estará ahí frente al mar, porque es el lugar donde él pesca; y él sabe cuándo vendrán las naciones: esos ejércitos con esa Segunda Guerra Mundial, Tercera Guerra Mundial atómica.
Él pesca en medio de las aguas, en medio de pueblos, naciones y lenguas; por lo tanto él sabe, él conoce el misterio de cuándo será que las aguas se saldrán de su lugar: las naciones, en una Tercera Guerra Mundial, y las demás cosas que han de venir para cumplirse el juicio divino sobre la raza humana.
La familia del hombre sabio estaba segura arriba con el hombre sabio; pero él dio una bajadita para tratar de librar a ese hombre atlético, el cual creía que lo sabía todo, pero el que sabía realmente era el hombre sabio que vivía en la parte alta.
La Tercera Etapa, vean, es principalmente para la Novia, los escogidos; pero también es para las fatuas, y para el mundo. O sea que, así como bajó, bajaron los Arcángeles de Dios a Sodoma, así será dice como fue en los días de Lot, será la Venida del Hijo del Hombre; y la Venida del Hijo del Hombre es con Sus Ángeles. Habrá una manifestación plena en medio de la humanidad, eso es el cumplimiento de la Tercera Etapa cuando seamos adoptados.
Pero ya no habrá esperanza para el mundo; como para este hombre que se creía sabelotodo, vean ustedes, no había esperanza porque él creía que lo sabía todo, y no sabía que lo que le estaba diciendo el hombre sabio era la verdad.
Ahora podemos ver que ya el hombre sabio tenía a salvo su familia, porque la tenía arriba. Él vivía en la parte alta, donde las olas, donde la marea no podía llegar. Y a la Edad de la Piedra Angular, la marea del juicio divino de la gran tribulación no podrá llegar. Ahí están seguros los hijos, la familia del hombre sabio, ahí están seguros los hijos e hijas de Dios en la Casa de Dios, con el siervo fiel y prudente, con el mayordomo fiel y prudente.
Dios le ha dado a los padres, al Padre, la custodia de los hijos que Dios le da, para que los cuide, los alimente y los ayude, y los eduque para que sigan creciendo, y lleguen a ser hombres.
Y ahora así ha sido para cada mensajero: Cristo le ha dado la responsabilidad en la Casa de Dios de que alimenten a los hijos de Dios, los cuiden, y les ayuden para que crezcan en el Conocimiento de Dios, hasta que el Cuerpo Místico de Cristo llegue a la madurez.
Ahora, vean ustedes cómo en algo tan sencillo fue reflejado lo que estaría sucediendo en el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo.
Ahora hemos visto: **“EL MAESTRO SABIO”**, el hombre docto, el hombre sabio, que es también el siervo fiel y prudente, es el mayordomo fiel y prudente, y es el siervo que en el Día Postrero estará vigilando por la Venida del Señor con su grupo; estará vigilando por la Venida del Señor cuando se levante del Trono del Padre y se convierta en el León de la tribu de Judá, y venga y resucite a los muertos en Cristo, y a nosotros nos transforme.
El Espíritu de Jesucristo estará en ese siervo fiel y prudente, en ese hombre docto, en ese mensajero docto, en ese maestro sabio, que tendrá la Sabiduría del Espíritu Santo siendo manifestada a través de él, para enseñarle a la Iglesia de Jesucristo todas estas cosas que deben suceder pronto. No será sabiduría humana la que él tendrá, sino la Sabiduría del Espíritu Santo, que es la Sabiduría de Dios para darnos a conocer todas estas cosas que antes la Iglesia del Señor Jesucristo no podía llevar; pero el Espíritu Santo en este tiempo vendría dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, en este tiempo final.
Todo esto, todas estas bendiciones, las obtenemos a través del ministerio del maestro sabio del Día Postrero.
Y recuerden que los siete ángeles mensajeros fueron también maestros sabios en su edad, en la porción de sabiduría que Dios les dio a cada uno de ellos.
Para el Día Postrero vendrá el Espíritu Santo manifestando la Sabiduría de Dios en toda Su plenitud. Comenzará en las primicias, comenzará en forma progresiva, pero se llegará a la Sabiduría de Dios en toda su plenitud, y a tener conocimiento pleno de todo el Programa de Dios por medio de la Sabiduría de Dios, la Sabiduría que viene de lo Alto. Viene de lo Alto por el Espíritu Santo y a través del Espíritu Santo, a la Iglesia de Jesucristo a través del maestro sabio del Día Postrero; como vino para cada edad a través del maestro sabio, el mensajero sabio de cada edad.
Pero ninguno de los mensajeros fue de sí mismo sabio, no fue con sabiduría humana que Dios hizo la Obra. Dios dijo: “No es con ejército ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho el Señor”.
La Obra de Dios llevada a cabo de etapa en etapa en el Cuerpo Místico de Cristo fue una sabiduría - fue por medio de una sabiduría no humana, y fue por medio de un poder no humano, sino por el Espíritu Santo, manifestado en el mensajero de cada edad obrando en cada edad. Así es para nuestro tiempo también.
Así que, adelante recibiendo la revelación divina de todas estas cosas que deben suceder pronto, en este tiempo final. Recibiéndolas ¿cómo? Por medio del Espíritu Santo a través del siervo fiel y prudente, del mayordomo fiel y prudente: del Ángel del Señor Jesucristo enviado por Cristo para dar testimonio de todas estas cosas que deben suceder pronto.
Ya recibimos una luz o revelación en cuanto a las Bodas. ¿Vieron esa revelación? Salió ahí, y ahí fue dada.
¿Recuerdan también que Jesús dijo en una ocasión que Juan era luz, una antorcha, una lámpara que alumbraba? Pero Jesús dijo: “Mas yo tengo mayor testimonio que Juan”.
También Jesús dijo: “Yo no recibo testimonio de otro”. Ahora ¿rechazaría Jesús el testimonio que Juan dio? Porque Juan vino para dar testimonio ¿de quién? De la Luz. San Juan, capítulo 1, o vamos a ver… San Juan, capítulo 1, verso 6 al 10, dice:
*“Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan.*
*Éste vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz…”.*
O sea, para que diese testimonio de Cristo, el Verbo, que es la Luz del mundo. Cristo dijo: “Yo soy la Luz del mundo; y el que me sigue no andará en tinieblas, mas tendrá la luz de la vida”. Dice:
*“Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fin de que todos creyesen por él.*
*No era él la luz,* (O sea que Juan no era la Luz) *sino para que diese testimonio de la luz.*
*Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo.*
*En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció.*
*A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron.*
*Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;*
*los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.*
*Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad”.*
Ahora, Juan vino para dar testimonio del que vendría después de él. En el mismo capítulo, verso 29, Juan dice, San Juan, capítulo 1, verso 29:
*“El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.*
*Éste es aquél de quien yo dije: Después de mí viene un varón, el cual es antes de mí; porque era primero que yo.*
*Y yo no le conocía; mas para que fuese manifestado a Israel, por esto vine yo bautizando con agua.*
*También dio Juan testimonio, diciendo: Vi al Espíritu que descendía del cielo como paloma, y permaneció sobre él.*
*Y yo no le conocía; pero el que me envió a bautizar con agua, aquél me dijo: Sobre quien veas descender el Espíritu y que permanece sobre él, ese es el que bautiza con el Espíritu Santo.*
*Y yo le vi, y he dado testimonio de que éste es el Hijo de Dios.*
*El siguiente día otra vez estaba Juan, y dos de sus discípulos.*
*Y mirando a Jesús que andaba por allí, dijo: He aquí el Cordero de Dios.*
*Le oyeron hablar los dos discípulos, y siguieron a Jesús”.*
Ahora miren cómo Juan dio testimonio de Jesucristo. Dice…Y lo presentó también como el Mesías, el Ungido.
Y en el capítulo 5, verso 33 al 35 de San Juan, dice:
*“Vosotros enviasteis mensajeros a Juan, y él dio testimonio de la verdad.*
*Pero yo no recibo testimonio de hombre alguno; mas digo esto, para que vosotros seáis salvos.*
*Él era antorcha que ardía y alumbraba; y vosotros quisisteis regocijaros por un tiempo en su luz.*
*Mas yo* (CORTE DE AUDIO) *tengo mayor testimonio que el de Juan; porque las obras que el Padre me dio para que cumpliese, las mismas obras que yo hago, dan testimonio de mí, que el Padre me ha enviado”.*
Y ahora, Jesús no está rechazando el testimonio que Juan dio de Él. Jesús no recibe testimonio de hombre. Jesús no recibe testimonio de hombre que por sabiduría humana esté hablando de Jesús como el Mesías. Jesús recibe el testimonio que el Padre ha dado de Él, el cual dio por medio de los profetas del Antiguo Testamento hasta Juan el Bautista. Por cuanto el testimonio que Juan dio de Jesús es verdadero, y Jesús no lo rechazó.
Pero los discípulos de Juan no lo recibieron ese testimonio en toda su plenitud, porque cuando les presentó a Jesús como el Mesías del cual él había dicho que vendría después de él, solamente dos de sus discípulos siguieron a Jesús. Esos sí creyeron el testimonio de Juan, y creyeron que Jesús, al cual Juan dijo: “Este es del cual yo dije que vendría después de mí. Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”.
Esos que lo recibieron y lo siguieron, que fueron Andrés y Juan el apóstol, creyeron totalmente el testimonio que Juan dio de Jesús. Los que no siguieron a Jesús, aunque eran discípulos de Juan, no creyeron el testimonio que Juan dio acerca de Jesús; más bien creyeron testimonios de hombres, que luego los mantuvieron alejados de Jesús.
Ahora, el testimonio de Juan era el testimonio que Dios estaba dando, el Padre estaba dando acerca de Su Hijo Jesucristo. Lo que Juan dijo de Jesús es el testimonio que Dios el Padre dio acerca de Su Hijo. Por lo tanto, es un testimonio que tenía que ser creído, recibido por los discípulos de Juan.
Tenían que estar esperando por ese hombre, y cuando ya llegó y lo presentó Juan, tenían que dejar a Juan y seguir a Jesús.
Bien hicieron Andrés y Juan el apóstol.
Ahora, así como el Padre dio testimonio por medio de los profetas y por Juan el Bautista, acerca de Su Hijo, de Su Enviado, ¿saben ustedes una cosa? Cristo, el Espíritu Santo por medio - Cristo mismo personalmente, y luego por medio de Sus mensajeros, ha dado testimonio de un mensajero, de un hijo de Jesucristo, de un Hijo de Dios que nacería en el Cuerpo Místico de Cristo, que vendrá en el Día Postrero para dar testimonio de todas estas cosas que deben suceder pronto, para dar a conocer todas estas cosas que han de suceder en este tiempo final.
Cristo, que es el Padre de cada uno de los nacidos de nuevo, los cuales son Sus hijos, hijos de Dios por medio de Cristo, los hijos que Dios le ha dado, vean ustedes, Cristo, así como el Padre dio testimonio de Su Hijo Jesucristo, el Ángel del Pacto que vendría en carne humana, ahora Cristo ha estado dando testimonio de Su Ángel que vendrá enviado por Cristo a Su Iglesia en el Día Postrero para dar testimonio de todas estas cosas que deben suceder pronto.
Cristo mismo dio testimonio de Su Ángel, que Él enviaría; los apóstoles también; los siete ángeles mensajeros también; el precursor de la Segunda Venida de Cristo también; por lo tanto, ese es el Testimonio de Jesucristo nuestro Salvador, de nuestro Padre espiritual, que ha producido en nosotros el nuevo nacimiento. Somos hijos de Dios por medio de Jesucristo en el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo.
Y ahora podemos ver un paralelo o paralelismo entre Jesucristo el Hijo de Dios, y Su Padre, y el Ángel del Señor Jesucristo, que es un hijo de Dios por medio de Jesucristo; y podemos ver ese paralelismo entre el Ángel de Jesucristo y Jesucristo; y podemos ver el paralelismo entre Jesucristo y Su Padre. Porque lo mismo que el Padre hizo con Jesús, Su Hijo, lo hace Jesucristo con Su Ángel.
Y eso lo vamos a dejar quietecito. Ustedes vean en algunos mensajes que hemos hablado de este paralelismo, como por ejemplo, donde se cita la Escritura que dice: “Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin (esto es hasta el tiempo del fin), yo le daré autoridad sobre las naciones, y las regirá con vara de hierro, y serán quebrantadas como vaso de alfarero”.
Este es el siervo fiel y prudente al cual le es dada autoridad sobre las naciones, al cual le es dado los negocios de su Padre, dice Cristo: “Bienaventurado aquel siervo, al cual cuando su Señor venga, le halle haciendo así. De cierto os digo que sobre todos Sus bienes le pondrá”. Sobre todos Sus bienes aquí en la Tierra le pondrá Cristo a ese siervo fiel y prudente, a ese mayordomo fiel y prudente, a ese maestro sabio del Cuerpo Místico de Cristo.
Y por cuanto el Espíritu Santo es el que nos enseña, es el Sabio, entonces el Espíritu Santo estará en él enseñándonos todas estas cosas.
Y ahora, también dice, vean, dice: “Así como yo lo he recibido de mi Padre”. En la misma forma en que Cristo recibió autoridad en el Cielo de parte del Padre celestial y fue sentado en el Trono de Dios, ahora le dará al vencedor autoridad en la misma forma, sobre las naciones.
El Salmo 2 habla de eso, y habla, vean, de la autoridad que recibió del Padre, Cristo, y de la autoridad que Cristo le dará al vencedor en el Día Postrero. Ahí está entrelazado ese evento doble, pero que está separado por aproximadamente dos mil años de distancia.
Y ahora: “Al que venciere, yo le daré que se siente conmigo en mi Trono, así como yo he vencido y me he sentado con mi Padre en Su Trono”. ¿Ven? En la misma forma en que el Padre hizo con Jesús, Jesús hace con el vencedor, que será Su Ángel en el Día Postrero.
“Así como yo he vencido y me he sentado con mi Padre en Su Trono”. Cristo venció al diablo en Su Primera Venida, Cristo obtuvo la victoria contra el diablo. Y ahora el Ángel, Mensajero del Día Postrero, que será el vencedor en el Día Postrero como mensajero, será el que obtendrá la victoria en contra del diablo, el que estará encarnándose en el anticristo, el hombre de pecado. Y eso lo vamos a dejar quietecito ahí.
Ahora, para obtener esa victoria, el Ángel del Señor Jesucristo tiene que tener al Espíritu Santo en Él manifestado, velado en carne humana el Espíritu Santo, así como estuvo velado el Espíritu Santo en carne en Jesús para obtener la victoria en contra del diablo, el Espíritu Santo estará velado en el Ángel del Señor Jesucristo, Cristo en Espíritu Santo, para el Ángel tener la victoria en contra del diablo que estará manifestado (el diablo) a través del hombre de pecado, el anticristo… Y vamos a disfrutar esa gran victoria en el Amor Divino en este tiempo final.
Ahora de eso, pues, no hablamos mucho, de los detalles de esa batalla y de esa victoria para que no sea interrumpida.
Ahora eso dará lugar a que Cristo, así como cuando obtuvo la victoria en contra del diablo en Su Primera Venida, murió, fue al infierno, le ganó la batalla al diablo en el infierno como en la Cruz del Calvario también, y luego resucitó victorioso, ascendió al Cielo, recibió un Nombre Nuevo, y allí en el Trono del Padre fue sentado por el Padre. Así Cristo sentará en Su Trono terrenal, que es el Trono de David, al vencedor del Día Postrero, al cual Cristo le dará la victoria.
El Espíritu Santo en ese maestro sabio, obtendrá la victoria en contra del diablo, obtendrá la victoria en contra del anticristo del hombre de pecado.
Así que, podemos ver que alrededor del hombre docto, del maestro sabio, que para el Día Postrero, así como fueron sabios los mensajeros para su edad, será el Ángel del Señor Jesucristo el hombre sabio, el maestro sabio, a través del cual el Espíritu Santo dará a Su Iglesia toda esa Sabiduría divina correspondiente a este tiempo final.
Será por medio de la Sabiduría divina que la Iglesia del Señor Jesucristo obtendrá el conocimiento de todas estas cosas que deben suceder pronto en este tiempo final.
“Y el que tiene sabiduría, pues cuente el número de la bestia”, dice Apocalipsis, capítulo 13, ¿es por ahí?…
Así que, podemos ver que ese que tendrá sabiduría para el Día Postrero será el Ángel del Señor Jesucristo dando a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto; y las estará dando a conocer no con sabiduría o por sabiduría humana que tenga, sino por la Sabiduría del Espíritu Santo que el Espíritu Santo estará manifestando en él y a través de él para Su Iglesia.
Bueno, ahí le dimos otra cosa, otra cosa ahí, que no había sido hablada todavía, para que así tengamos más conocimiento de todo el Programa de Dios correspondiente a este tiempo final.
Bueno. Que las bendiciones de Jesucristo, el Ángel del Pacto, nuestro Salvador, sean sobre todos ustedes y sobre mí también, y nos llene plenamente de Su Sabiduría y por consiguiente del Conocimiento de todo Su Programa, y nos prepare para nuestra transformación; y nos use para llevar el Mensaje, y para que sea llamado y juntado hasta el último de los escogidos de Dios de este tiempo final. Y que pronto se complete el número de los escogidos de Dios en el Cuerpo Místico de Cristo, y pronto Cristo se levante del Trono del Padre, tome el Título de Propiedad y haga Su Obra de Reclamo, y resucite a los muertos en Cristo y nos transforme a nosotros los que vivimos; y nos lleve con Él a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.
Bueno, muchas gracias por vuestra amable atención, amados amigos y hermanos compañeros en el ministerio, en el Cuerpo Místico de Cristo, en la Edad de las Piedra Angular, en este entrelace dispensacional.
Dejo nuevamente con ustedes a nuestro amigo y hermano Miguel Bermúdez Marín, para finalizar nuestra parte en esta ocasión.
Que Dios les continúe bendiciendo a todos, y nos veremos en la noche, Dios mediante.
En lo que llega Miguel, ven por aquí, Miguel, tenemos el cántico, y luego la pregunta es… Les dije que dos cosas fueron abiertas hoy ¿verdad? ¿Cuántos saben o recuerdan cuáles fueron las dos cosas? \[*Una es la de las Bodas y el paralelismo entre*…-responde el hermano Miguel\].
Vamos a dejar a Miguel para que nos diga cuáles fueron las dos cosas que fueron abiertas. Así que, el examen lo está tomando aquí, Miguel, ahora.
Así que, vamos a dejar a Miguel por aquí, vamos a darle una ayudita por aquí a Miguel… La segunda cosa que fue abierta fue… \[El hermano Miguel explica la segunda cosa abierta\] Si Juan humanamente hablaba algo como hombre, con sabiduría humana, eso no. Pero todo lo que Juan hablaba por el Espíritu de Dios, eso era el testimonio del Padre, de Dios, a través de Juan. Y eso quedó grabado ahí en la Escritura.
Cualquier otra opinión que Juan el Bautista le diera a Sus discípulos aparte, no aparece.
Cuando Juan sea juzgado, va a aparecer; va a aparecer cualquier cosita por ahí, si él habló algo que le impidió a Sus discípulos dejar a Juan y seguir a Jesús. Pero eso lo vamos a dejar quietecito, no lo vamos a juzgar aquí ahora. Esperemos que estemos transformados y entonces averiguaremos plenamente por qué Juan y sus discípulos, luego de Juan decir: “Este es del cual yo dije que vendrá después de mí”, ¡y ni Juan seguía a Jesús! Y eso pues, sí que es un rompecabezas para muchas personas….
Así que, Juan el apóstol y Andrés hicieron mucho mejor que Juan el Bautista, en cuanto a eso. Pero Juan el Bautista dio testimonio de Jesús, y dijo: “A él le conviene crecer y a mí menguar”. ¿Saben cuál es el misterio ahí? Que Dios no tiene dos mensajeros a la misma vez en una misma edad o en una misma dispensación; dos mensajeros mayores, dos profetas mayores.
Juan siguió en la séptima edad, aunque no lo querían los de la séptima edad de la Ley, los fariseos y saduceos, y el Concilio del Sanedrín, pero él siguió ahí con su grupo hasta que murió; y su grupo después continuó, el grupo del precursor continuó y continuó evangelizando; y el grupo de Jesús continuaba; pero el grupo de Juan iba menguando y el grupo de Jesús iba creciendo.
¿Y qué pasaba? Los del grupo de Juan, después de la muerte de Juan, cuando veían que luego de nacer en la Iglesia de Jesucristo el Día de Pentecostés, iban y le predicaban a los discípulos de Juan, le llevaban el Mensaje de Cristo los apóstoles, y entonces grupos del mensaje de Juan el Bautista creían y eran bautizados en el Nombre de Jesucristo y recibían el Espíritu Santo, y se incorporaban en el Cuerpo Místico de Cristo, eran colocados en el Cuerpo Místico de Cristo. Los otros podían decir: “Ahora nos están llevando la gente también. Vienen por nuestros grupos para traerles ese mensaje, y sacarlos de entre nosotros, y quedarse con nuestra gente”.
Es que eso era lo correcto. Tenían que pasar del precursor al precursado. Y todos los que pasaron del precursor al precursado, al recibir el Mensaje correspondiente a la nueva dispensación, fueron bendecidos. Así es para nuestro tiempo también.
Miren, de una edad salen la gente para una nueva edad; así ha sido de edad en edad.
Ahora, los discípulos de Jesús podían decir a los que decían: “Ahora nos están sacando a nosotros la gente”, entonces los discípulos de Jesús, los apóstoles podían decir: “¿Y de dónde salieron los de ustedes? ¿No salieron de los fariseos y saduceos? Allá estábamos todos. Y Dios es el que nos ha sacado”.
Primero empezó a sacar con el precursor; pero quedaron, con todo y eso, en la séptima edad, y luego los saca por completo a una nueva edad, a una nueva dispensación y a un nuevo mensajero dispensacional; nos saca y nos coloca con el precursado, con aquel que Juan dijo que vendría después de él.
Y es con el que vendrá después del precursor, que tienen que estar todos los que recibieron el mensaje del precursor. ¿No es así? ¿No tenían que estar todos los discípulos de Juan luego con Jesús? Claro que sí. Los que no quisieron y se quedaron con el mensaje de Juan y no pasaron al Mensaje de Jesús, se quedaron sin la bendición del bautismo del Espíritu Santo.
Pablo en el capítulo 19 del libro de los Hechos, se encuentra con unos 12 discípulos de Juan el Bautista, y les pregunta: “¿Recibieron ustedes el Espíritu Santo cuando creyeron?”. Ellos le dicen: “Ni sabemos, ni hemos oído ni sabemos que hay Espíritu Santo”. Sin embargo, Juan les había hablado que el que vendría después de él les bautizaría con Espíritu Santo y fuego. Por cuanto no siguieron al que vendría después de Juan, ni sabían que había Espíritu Santo, y que ya estaba derramando Dios de Su Espíritu Santo sobre toda carne creyente en Jesucristo: aquel del cual Juan dio testimonio.
Y ahora Pablo les dice: “Bueno, y entonces, ¿en qué ustedes han sido bautizados?”. Le dicen: “Nosotros, en el bautismo de Juan”.
Entonces les habló de Cristo y les dijo: “Juan vino dando testimonio del que vendría después de él, y vino dando testimonio y diciendo que creyeran en el que vendría después de él”. ¿Y no es eso lo mismo que ha dicho el precursor de la Segunda Venida de Cristo? Dando testimonio del que vendrá después de él, y que crean en el que vendrá después de él.
Y cuando escucharon eso, todo lo que Pablo les enseñó, entonces fueron bautizados. Y entonces Pablo oró por ellos para que recibieran el Espíritu Santo.
Ahora, tenemos las primicias del Espíritu, que es el bautismo del Espíritu Santo, donde obtenemos el cuerpo teofánico glorificado. Pero la promesa es que también tendremos la plenitud del Espíritu Santo, y tendremos un cuerpo eterno, inmortal y glorificado.
Para recibir la plenitud del Espíritu Santo donde obtendremos el cuerpo glorificado y eterno igual al cuerpo de Jesucristo, hay que recibir al que viene después del precursor de la Segunda Venida de Cristo. Hay que creer y recibirá a aquel del cual él dio testimonio que vendrá después de él.
De otra forma, ninguna persona podrá recibir la plenitud de Dios, que es la transformación del cuerpo, en donde obtendremos el cuerpo glorificado, y entonces tendremos las dos porciones: las primicias, que es el bautismo del Espíritu Santo, donde obtendremos el cuerpo teofánico, y la segunda porción, que es el cuerpo eterno, inmortal y glorificado.
Ahora, podemos ver dónde nos encontramos en el Programa Divino.
Y ahora, así como Jesús dijo que no recibía testimonio de hombre, el Ángel del Señor Jesucristo podrá decir en el Día Postrero lo mismo: testimonio humano, por sabiduría humana, él no recibirá; pero todo testimonio que ha dado Jesucristo acerca de Su Ángel por los diferentes mensajeros, incluyendo al reverendo William Branham, el cual dijo que ese Ángel es un profeta; y el testimonio que personalmente en carne humana, Cristo estando en carne humana dos mil años atrás dio de Su ángel, ese testimonio sí él lo recibe, y él declara que ese Testimonio es Fiel y Verdadero. Ese no es un testimonio humano, sino es el Testimonio Divino, de Dios, de Jesucristo, del Espíritu Santo, con relación a Su Ángel Mensajero.
Bueno, ahora podemos ver que ese es el segundo misterio de - que fue abierto de que Jesús dijo que no recibía testimonio de hombre, cuando habló acerca de Juan el Bautista que vino dando testimonio, encontramos que no recibía testimonio humano que Juan o alguna persona haya dado. Pero el testimonio que el Espíritu Santo dio por medio de Juan y los demás profetas sí, ese sí Jesús lo recibía, y Jesús lo usaría en cualquier momento.
Por eso Jesús citaba las Escrituras. Aun citó de que Juan vino bautizando. ¿Ve? Usó cosas que Juan había hablado. Juan había dicho que el que vendría después de él los bautizaría con Espíritu Santo y Fuego, y ahora Jesús dice que Él va a enviar el Espíritu Santo sobre ellos. ¿Ven? O sea que más bien Jesús confirmó el testimonio que Juan dio acerca de Jesús, testimonio que recibió Juan del Espíritu Santo, del Padre.
Ahora, podemos ver ese misterio de Jesús diciendo: “Yo no recibo testimonio de hombre”. No está menospreciando a Juan, no está rechazando el testimonio que Juan dio acerca de Jesús, el cual quedó grabado. Ahora, si Juan humanamente le hicieron algunas preguntas aparte, y Juan con sabiduría humana habló algo que no concordó con todo lo que profetizó, con todo lo que habló por Palabra de Dios, pues eso no es recibido; ni siquiera quedó escrito.
Ahora, no estamos diciendo que Juan dijo o no dijo. Pero vamos a saber si dijo o no dijo; eso lo vamos a saber muy pronto cuando tengamos el cuerpo nuevo nos vamos a encontrar con él, y con los discípulos de Juan que no - que se aguantaron en recibir a Cristo. Vamos a saber la historia completa, y vamos a saber por qué no lo siguieron.
Bueno. Les dije que no hay dos mensajeros a la misma vez en una misma edad y en misma dispensación; dos profetas mayores no pueden estar. Y si aún están en la Tierra ministrando, uno está en una edad y otro está en otra edad. Y si es un mensajero dispensacional el que viene después del primero, entonces está en una nueva dispensación; el otro está en la dispensación antigua. ¿Ven? Quedan separados uno en una edad y otro en otra edad, y uno en una dispensación y el otro en otra dispensación.
Así que… Vamos a dejar eso quietecito ahí, porque he tratado de terminar ya hace rato, y no he podido. Es que no hay cómo terminar, a menos que digamos: que Dios les bendiga, que Dios les guarde, y hasta la noche, Dios mediante.
Con nosotros nuevamente Miguel Bermúdez Marín.
**“EL MAESTRO SABIO”.**