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La Edad de la Perfección 2001-04-24 2 Durango Durango MX 00:00:00 false

Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes; es para mí una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes aquí en Durango, República Mexicana, unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final. Para lo cual quiero leer en la carta de San Pablo a los Efesios, capítulo 4, versos 4 al 13, donde dice San Pablo:

Un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación;

un Señor, una fe, un bautismo,

un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos.

Pero a cada uno de nosotros fue dada la gracia conforme a la medida del don de Cristo.

Por lo cual dice:

Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad,

Y dio dones a los hombres.

Y eso de que subió, ¿qué es, sino que también había descendido primero a las partes más bajas de la tierra?

El que descendió, es el mismo que también subió por encima de todos los cielos para llenarlo todo.

Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros,

a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo,

hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo.”

Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.

Nuestro tema para esta ocasión es: “LA EDAD DE LA PERFECCION.”

En esta Escritura que leímos, dice:

Hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo.”

Hasta ahí tenemos que llegar todos nosotros: a la estatura de un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo.

Dios, el Creador de los Cielos y de la Tierra es el creador del ser humano. El creó a Adán, El lo colocó en este planeta Tierra, El le dio un cuerpo teofánico angelical primeramente, y estando en su cuerpo angelical (Adán), tenía dominio sobre toda la creación aquí en la Tierra, sobre los animales, los árboles, los peces y las aves, luego Dios del polvo de la Tierra le creó un cuerpo físico de carne, para que labrara el Huerto del Edén y trabajara aquí en la Tierra físicamente, y tuviera el control físico de todo lo que Dios había creado en este planeta Tierra.

Luego, encontramos que en el Huerto del Edén hubo dos árboles, uno: el Arbol de la Vida, el cual es Cristo, Cristo allí estaba en Su cuerpo angelical. Cristo en el Nuevo Testamento dice: “Yo Soy el Camino, la Verdad y la Vida, y nadie viene al Padre sino por mí.” San Juan, capítulo 14, verso 6. Esto es así porque Cristo es el Arbol de la Vida.

Y ahora, el Arbol de la Vida, Cristo, todavía allí en el Huerto del Edén estaba en Su cuerpo angelical, Su cuerpo teofánico.

Y ahora, El visitaba al ser humano, hablaba con el ser humano, con Adán, todos los días. Y luego también encontramos que en el Huerto del Edén hubo un árbol, llamado el árbol de ciencia del bien y del mal, ese árbol de ciencia del bien y del mal es el diablo, el cual estaba también allá en el Huerto del Edén en espíritu, cuerpo espiritual, y luego se hizo carne en la serpiente, y por medio de esa manifestación del diablo en la serpiente engañó a Eva e hizo caer en pecado a Eva, y por consiguiente hizo caer a la raza humana.

Por eso es que San Pablo hablándonos en Primera de Corintios, capítulo 15, nos dice, versos 20 en adelante:

Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho.

Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos.

Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados.”

Ahora, tenemos que la raza humana en el Huerto del Edén pecó y cayó, y perdió el derecho a vivir eternamente, porque el día que el ser humano comiera del árbol de ciencia del bien y del mal, ese día moriría, perdió el derecho a la Vida eterna, cayó de la Vida eterna.

Y ahora, podemos ver la causa por la cual el ser humano nace en este planeta Tierra, y luego vive una temporada aquí en la Tierra y muere; es por causa de que el ser humano, la raza humana cayó de la Vida eterna en el Huerto del Edén.

Ahora, nosotros venimos a este planeta Tierra por y para un propósito divino, y es para que nosotros recibamos Vida eterna;. Pero tenemos que venir en estos cuerpos mortales, corruptibles y temporales, para hacer contacto con la Vida eterna, que es Cristo, recibir a Cristo como nuestro Salvador, lavar nuestros pecados en la Sangre de Cristo, ser bautizados en Su Nombre y recibir Su Espíritu Santo, y así recibir el nuevo nacimiento y obtener un cuerpo angelical, cuerpo teofánico de la sexta dimensión.

Ahora, así es como obtenemos el nuevo nacimiento y nacemos en una Nueva Raza con Vida eterna, de la cual Cristo es el Primero, Cristo es la Cabeza de esa Nueva Raza, así como Adán es la cabeza de la raza mortal, corruptible y temporal que cayó allá en el Huerto del Edén. Todos los descendientes de Adán y Eva son mortales.

Pero ahora, encontramos que por medio del nuevo nacimiento obtenemos la Vida eterna y venimos a ser inmortales, primeramente espiritualmente, porque obtenemos por medio del nuevo nacimiento un cuerpo angelical, teofánico de la sexta dimensión, la sexta dimensión es el Paraíso. Dios prometió en el Antiguo Testamento que daría un nuevo espíritu y un nuevo corazón para Su pueblo, Sus hijos; y esto es lo que sucede cuando la persona recibe a Cristo como su Salvador, lava sus pecados en la Sangre de Cristo, es bautizado en Su Nombre y recibe el Espíritu Santo, obtiene el nuevo nacimiento, y obtiene un cuerpo teofánico angelical de la sexta dimensión.

Ahora, para comprender esto mejor, necesitamos entender cómo está creado el ser humano. El ser humano es alma viviente, eso es lo más importante de la persona: su alma. Cristo dijo en San Mateo, capítulo 16, versos 26 al 28: “¿De qué le vale al hombre, si ganare todo el mundo, y pierde su alma?” Recuerden que el alma es lo más importante de la persona.

Por eso es que la Venida de Cristo como Cordero de Dios muriendo en la Cruz del Calvario es para salvar nuestra alma. El ser humano es alma viviente, eso es lo que en realidad es la persona, pero tiene un cuerpo espiritual llamado el espíritu de la persona, el cual es un cuerpo de otra dimensión. Cuando la persona nace en este planeta Tierra, obtiene un cuerpo mortal, corruptible y temporal, y obtiene un espíritu del mundo, un espíritu que lo inclina hacia el mal, es un espíritu o cuerpo espiritual de la quinta dimensión.

Ahora, recuerden que el espíritu de la persona es un cuerpo parecido a nuestro cuerpo físico, pero de otra dimensión.

Ahora, el ser humano con el nuevo nacimiento al recibir a Cristo como su Salvador, lavar sus pecados en la Sangre de Cristo, ser bautizado en Su Nombre y recibir el Espíritu Santo, recibe el nuevo nacimiento y recibe un cuerpo espiritual, teofánico, angelical de la sexta dimensión, y la sexta dimensión es el Paraíso, y así obtiene un nuevo cuerpo espiritual.

Ese es el espíritu que Dios le da a la persona creyente en El, recibe el espíritu de parte de Dios y recibe ese cuerpo angelical, y la persona ha obtenido la inmortalidad de su alma en un cuerpo angelical teofánico; por lo tanto ya esa alma tiene Vida eterna; pero le falta todavía un cuerpo eterno físico, inmortal e incorruptible.

Esa es la clase de cuerpo que Cristo le dará a todos los creyentes en El que ya han muerto físicamente, Cristo los resucitará en el Día Postrero que es este milenio que ha comenzado en este año 2001, en enero primero del año 2001. Este es el Día Postrero delante de Dios, que es el Milenio postrero para los seres humanos, después vendrá el planeta Tierra a eternidad, después de este Milenio que ha comenzado.

Ahora, ¿cómo vamos a obtener la inmortalidad física? Primero obtenemos la inmortalidad espiritual al recibir el nuevo nacimiento y obtener el cuerpo teofánico angelical de la sexta dimensión. O sea, que para obtener la inmortalidad, la persona necesita nacer de nuevo. Cristo dijo a Nicodemo: “De cierto, de cierto te digo que el que no nazca de nuevo no puede ver el Reino de Dios.” San Juan, capítulo 3, verso 3 en adelante:

Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer?

Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.

Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.”

Aquí podemos ver que Cristo establece el nuevo nacimiento para poder entrar al Reino de Dios. Para poder entrar al Cuerpo Místico de Cristo que es Su Iglesia, se requiere que la persona crea en Cristo como nuestro Salvador, lave sus pecados en la Sangre de Cristo, sea bautizado en su Nombre y reciba Su Espíritu Santo, y así la persona obtiene el nuevo nacimiento, y así la persona obtiene un cuerpo angelical, teofánico de la sexta dimensión, y así la persona ha entrado al camino de la perfección y ha llegado a la perfección espiritual al recibir el Espíritu Santo, ha recibido un cuerpo angelical perfecto de parte de Dios.

Pero necesitamos llegar a la estatura de un varón perfecto, a la medida de la estatura de Cristo, esto es: necesitamos llegar a la perfección física también, necesitamos llegar a la perfección como Jesucristo es perfecto, necesitamos llegar a ser a imagen y semejanza de Jesucristo nuestro Salvador, para poder tener Vida eterna física en un cuerpo inmortal, incorruptible y glorificado, para lo cual Cristo ha hecho provisión.

Ahora, es en el camino de la perfección, en el Cuerpo Místico de Cristo, en el camino de Cristo, en el camino cristiano que podemos obtener la perfección y llegar a ser perfectos como nuestro amado Señor Jesucristo. Cristo dijo: “Sed perfectos como vuestro Padre Celestial es perfecto.”

Y ahora, tenemos de parte de Dios un Programa Divino para llevar al ser humano a la perfección, llevar al ser humano a esa estatura de un ser perfecto igual a nuestro amado Señor Jesucristo.

Ahora, Jesucristo es la Cabeza de esta Nueva Raza que llegará totalmente a la perfección, y obtendrá la inmortalidad física en este tiempo final, en este Milenio que ha comenzado, en algún año de este nuevo Milenio que ha comenzado obtendremos la total perfección, y por consiguiente obtendremos la inmortalidad física, porque obtendremos un cuerpo físico, inmortal, incorruptible y glorificado, como el cuerpo glorificado de nuestro amado Señor Jesucristo.

En Filipenses, capítulo 3, verso 20 al 21, dice San Pablo:

Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo;

el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.”

No es que nosotros de nosotros mismos vamos a obtener la perfección y vamos a obtener la inmortalidad, es que Jesucristo será el que nos transformará y nos dará un cuerpo igual a Su propio cuerpo glorificado. Es un Programa de perfección que Dios está llevando a cabo por medio de Jesucristo, nuestro Salvador, sin el cual ninguna persona puede llegar a la perfección.

Ahora, tenemos la promesa que El transformará el cuerpo de nuestra humillación, transformará este cuerpo mortal, corruptible y temporal, y con esa transformación obtendremos un cuerpo semejante al cuerpo de Su gloria, un cuerpo glorificado, igual al cuerpo glorificado de nuestro amado Señor Jesucristo.

Es un Programa Divino que Dios tiene, el cual está llevando a cabo, en el cual está creando una Nueva Raza con Vida eterna; la raza mortal, corruptible y temporal viene de Adán; la raza inmortal, incorruptible y eterna, viene del Segundo Adán, que es nuestro amado Señor Jesucristo, y viene por medio de creer en Cristo como nuestro Salvador, lavar nuestros pecados en Su Sangre, ser bautizados en Su Nombre y recibir Su Espíritu Santo, y obtener así el nuevo nacimiento; y así nacemos en una Nueva Raza que tiene Dios con esa Nueva Raza, por meta llevarlos a la perfección total, llevarlos a ser a imagen y semejanza de nuestro amado Señor Jesucristo.

Ahora, esta Nueva Raza es la Iglesia del Señor Jesucristo compuesta por los creyentes en Cristo.

Y ahora, esta Nueva Raza para llegar a su perfección entra al Programa Divino de Redención, el cual lleva a cabo nuestro amado Señor Jesucristo; para eso fue la Primera Venida de Cristo: para El morir por nosotros como Cordero de Dios, quitar nuestros pecados y producir en nosotros el nuevo nacimiento, y así Cristo crear una Nueva Raza con Vida eterna.

La creación de esta Nueva Raza con Vida eterna comienza en el campo espiritual, que es invisible para los seres humanos, pero cuando ya la persona ha obtenido el Espíritu de Dios, ya tiene Vida eterna, y tiene un cuerpo angelical, teofánico de la sexta dimensión, y ese cuerpo angelical es un cuerpo piedra-angular, porque es un cuerpo perfecto, es un cuerpo angelical. Pero tendremos pronto un cuerpo piedra-angular perfecto, físico, eterno, inmortal y glorificado igual al cuerpo glorificado de nuestro amado Señor Jesucristo.

Y Cristo siendo la Cabeza de esta Nueva Raza, es Jesucristo la Piedra Angular de esta Nueva Raza, es la Cabeza, El es el Rey y Señor de esta Nueva Raza, por lo cual somos descendientes de Dios por medio de nuestro amado Señor Jesucristo; por medio del nuevo nacimiento nacemos como hijos e hijas de Dios en el Reino de Dios, en la Iglesia de Jesucristo, en esta Nueva Raza que Dios por medio de Cristo está creando.

Y cuando haya entrado al Cuerpo Místico de Cristo hasta el último de los que tienen sus nombres escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, entonces ya habrán llegado a la perfección espiritual, porque habrán obtenido el cuerpo teofánico todos los que están escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, ya tendrán el cuerpo angelical, y entonces solamente faltará el cuerpo físico, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado, el cual Cristo nos dará en este tiempo final, cuando haya entrado hasta el último escogido de Dios al Cuerpo Místico de Cristo.

De esto habló San Pablo en Primera de Corintios, capítulo 15, versos 42 en adelante, dice:

Así también es la resurrección de los muertos. Se siembra en corrupción, resucitará en incorrupción.

Se siembra en deshonra, resucitará en gloria; se siembra en debilidad, resucitará en poder.

Se siembra cuerpo animal...”

Recuerden que este cuerpo que tenemos es cuerpo animal, pero hemos de tener cuerpo físico glorificado, que es cuerpo celestial.

Se siembra cuerpo animal, resucitará cuerpo espiritual. Hay cuerpo animal, y hay cuerpo espiritual.

Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante.

Mas lo espiritual no es primero, sino lo animal; luego lo espiritual.

El primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo hombre, que es el Señor, es del cielo.

Cual el terrenal, tales también los terrenales; y cual el celestial, tales también los celestiales.

Y así como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial.”

Seremos a imagen y semejanza de nuestro amado Señor Jesucristo, recibiremos un cuerpo glorificado, inmortal, incorruptible, cuando haya Cristo completado Su Iglesia.

Pero esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción (o sea, que no podemos vivir eternamente con este cuerpo de carne, porque es corruptible, se pone viejo y se muere).

He aquí, os digo un misterio (y aquí está el misterio para llegar a la perfección física, en donde tendremos un cuerpo físico, perfecto, inmortal, incorruptible y glorificado)... He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos (o sea, no todos vamos a morir); pero todos seremos transformados.”

Viene una transformación para un grupo de personas que estarán viviendo en este planeta Tierra, y viene una resurrección para los creyentes que han muerto físicamente, y con esa resurrección obtendrán un cuerpo inmortal, y nosotros con esa transformación que hemos de recibir, recibiremos un cuerpo inmortal, igual al cuerpo glorificado de nuestro amado Señor Jesucristo. Y así una parte de la raza humana llegará a la perfección total.

En un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados.”

Aquí tenemos la promesa de la Trompeta final, que es la Gran Voz de Trompeta y Trompeta final, con la cual son llamados y juntados todos los escogidos de Dios en el Día Postrero, como dice Jesús en San Mateo, 24 verso 31: “Y enviará a sus ángeles con gran voz de trompeta y juntarán a sus escogidos.”

Y también en la parábola del trigo y de la cizaña del capítulo 13 de San Mateo, Cristo dice que para el tiempo de la cosecha, de la siega El enviará a Sus Angeles. Sus Angeles son los que estarán llevando a cabo esta cosecha, este llamado y recogimiento de los escogidos del Día Postrero con el Mensaje de la Gran Voz de Trompeta del Evangelio del Reino, que gira alrededor de la Segunda Venida de Cristo, como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo; porque la Segunda Venida de Cristo es para llevar a cabo Su Obra de Reclamo y resucitar a los muertos creyentes en El en cuerpos inmortales y glorificados, y transformarnos a nosotros los que vivimos.

Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad.

Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria.”

Y entonces ya seremos inmortales, ya habremos llegado a la total perfección, habremos obtenido la perfección física también, porque habremos obtenido un cuerpo glorificado y eterno, igual al cuerpo glorificado de nuestro amado Señor Jesucristo. Y ese cuerpo glorificado es un cuerpo de Piedra-Angular, es Piedra-Angular, es un cuerpo eterno.

Ahora, para llegar a esa perfección, tenemos que estar en la Edad perfecta, la Edad perfecta es la Edad de la Piedra Angular, esa es la Edad en que se encuentra la Iglesia del Señor Jesucristo en este tiempo final; por lo tanto es la Edad de Oro de la Iglesia del Señor Jesucristo, es la Edad en donde los muertos van a ser resucitados en cuerpos glorificados, y eternos, y nosotros los que vivimos vamos a ser transformados y vamos a tener el cuerpo glorificado y eterno, y así vamos a llegar a la perfección física, y así vamos a llegar a ser iguales a nuestro amado Señor Jesucristo.

Para llegar a esa perfección tenemos que estar en el camino de la perfección que es Cristo, y tenemos que estar en Su Cuerpo Místico que es Su Iglesia redimida por Su Sangre preciosa.

Y ahora, la Iglesia del Señor Jesucristo se encuentra en la Edad de la perfección, la Edad de la Piedra Angular, para que todos los escogidos de Dios en la Edad de la Piedra Angular, en la cual estamos viviendo en ese tiempo en la Iglesia de Jesucristo, para que así todos lleguemos a la perfección física y seamos iguales a nuestro amado Señor Jesucristo.

Ahora, así como por medio del nuevo nacimiento hemos obtenido el cuerpo angelical, y somos participantes de la naturaleza divina, y esas virtudes de la naturaleza divina son manifestadas en nuestra vida, porque hemos recibido Su Espíritu Santo; y el Espíritu es la naturaleza de Dios, y el espíritu nuestro es la naturaleza nuestra, la naturaleza de nuestra alma. Por lo tanto, con el nuevo nacimiento obtenemos la naturaleza divina, para así ser participantes de la naturaleza divina y se manifiesten en nosotros esas virtudes de la naturaleza divina, y luego obtendremos la naturaleza física divina.

La naturaleza física divina es el cuerpo de nuestro amado Señor Jesucristo, esa es la semejanza física de Dios; la semejanza angelical de Dios es el Angel del Pacto, el Angel de Jehová.

Y ahora, encontramos que todos hemos de tener la naturaleza angelical, teofánica de Dios, que es el cuerpo teofánico y angelical, el que recibimos al hacer de nuevo, y también tenemos la promesa que hemos de tener la naturaleza física, la semejanza física de Dios, que es el cuerpo glorificado igual al cuerpo glorificado de Jesucristo, el cual vamos a recibir en este tiempo final. Por lo tanto, ¿tenemos que estar, dónde? Tenemos que estar en la Edad de la perfección, en el Cuerpo Místico de Cristo que es la Edad de la Piedra Angular.

Es ahí a donde sube la Iglesia en este tiempo final para escuchar la Voz de Cristo, conforme a Apocalipsis, capítulo 4, dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto. Dice Apocalipsis, capítulo 4... Recuerden que Juan el Apóstol representa a la Iglesia del Señor Jesucristo pasando por sus diferentes etapas, y también están representados en Juan, los Angeles Mensajeros que Cristo enviaría a Su Iglesia. Y ahora, dice:

Después de esto miré, y he aquí una puerta abierta en el cielo (recuerden que Cristo es la Puerta, El es esa Puerta); y la primera voz que oí, como de trompeta, hablando conmigo, dijo: Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas.”

Y ahora, las cosas que van a suceder luego de estas que han sucedido durante estas siete etapas o edades de la Iglesia que ya han transcurrido, ahora las que van a suceder en este tiempo van a ser dadas a conocer a los creyentes en Cristo, a la Iglesia del Señor Jesucristo. Así dice esa Voz como de Trompeta, que es la Voz de Cristo:

Sube acá, y yo te mostraré las cosas que han de suceder después de estas.”

¿Y a dónde vamos a subir? Vamos a subir a la Edad de la perfección, la Edad de la Piedra Angular; esa es la Edad donde Cristo estará hablándonos con esa Gran Voz de Trompeta, porque ya las otras edades terminaron; Cristo habló en esas otras edades por medio de Sus Angeles Mensajeros, pero ya terminaron esas edades.

Y ahora, Cristo en Espíritu Santo ha subido a la Edad de la Piedra Angular, y El forma, crea la Edad de la Piedra Angular con piedras vivas, que son seres humanos, y llama a Sus hijos a esa Edad, la Edad de la Piedra Angular, a subir a esa Edad para revelarles todas estas cosas que deben suceder pronto en este tiempo final.

Y ahora, ¿cómo nos va a hablar? ¿Por medio de quién nos va a hablar Cristo en este tiempo final? Veamos cómo va a ser la forma que estará usando Cristo para darnos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto. Dice Apocalipsis 22, verso 6:

Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto.”

¿Cómo va a dar a conocer estas cosas que deben suceder pronto? Por medio de Su Angel Mensajero enviado para manifestar a Sus siervos las cosas que deben suceder pronto. Ese mismo Angel que le dio a Juan el Apóstol la revelación del Apocalipsis, el cual es un Profeta, estará en medio de la Iglesia de Jesucristo en este tiempo final, en la Edad de la Piedra Angular, la Edad de la perfección, para darle a conocer a la Iglesia todas estas cosas que deben suceder pronto en este tiempo final.

Esa es la forma en que todas estas cosas que deben suceder estarán siendo reveladas a la Iglesia del Señor Jesucristo en la Edad de Oro, la Edad de la Piedra Angular, la Edad de la perfección, en donde todos vamos a llegar a la perfección, a la estatura de un varón perfecto, a la estatura de Jesucristo. Vamos a ser a imagen y semejanza de nuestro amado Señor Jesucristo.

Y ahora, en Apocalipsis, capítulo 22, verso 16 confirma Cristo lo que El dijo acerca de Su Angel, dice:

Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias.”

Y ahora, el Angel del Señor Jesucristo es enviado por Jesucristo para dar testimonio de estas cosas en las iglesias, es un Mensajero para el cristianismo completo, es un Mensajero para todo grupo cristiano; y por medio de ese Angel Mensajero de Jesucristo, la Iglesia del Señor Jesucristo conocerá todas estas cosas que deben suceder pronto, las cuales ya están profetizadas en el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento, pero que esas profecías no están reveladas, abiertas, pero serán abiertas por el Espíritu Santo a través de Su Angel Mensajero, para que todos puedan entender todas estas cosas que deben suceder pronto, y podamos entender cómo llegar a nuestra perfección, cómo llegar a la inmortalidad física, la cual Cristo ha prometido para Su Iglesia, y por consiguiente para cada miembro de Su Iglesia.

Cristo ha prometido la resurrección de los muertos creyentes en El. ¿Y para cuándo El lo prometió? Para el Día Postrero, que es el Tercer Milenio de Cristo hacia acá o Séptimo Milenio de Adán hacia acá.

Dice Cristo en San Juan, capítulo 6, versos 39 al 40:

Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero.

Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.”

El Día Postrero delante de Dios, para los seres humanos es el Milenio Postrero, porque un Día delante del Señor es como mil años, y mil años como un Día, dice Segunda de Pedro, capítulo 3, verso 8, y también el Profeta Moisés en el Salmo 90, verso 6 ó verso 4.

Y ahora, tenemos frente a nosotros la promesa de que hemos de llegar a la perfección, de que hemos de llegar a ser a imagen y semejanza de nuestro amado Señor Jesucristo. Hemos de obtener en este tiempo final en adición al cuerpo angelical, teofánico que hemos recibido, en adición hemos de recibir un cuerpo físico, inmortal y glorificado, igual al cuerpo glorificado de nuestro amado Señor Jesucristo. Y cuando lo obtengamos estará en pie la Nueva Raza físicamente con cuerpos inmortales, habrá llegado a la perfección la Iglesia del Señor Jesucristo y cada miembro de la Iglesia del Señor Jesucristo; por consiguiente habrá llegado a la perfección cada miembro del Reino de Dios, del Reino de Jesucristo.

El Programa de Dios por medio Cristo no es hacer gente religiosa, sino hacer gente perfecta a imagen y semejanza de nuestro amado Señor Jesucristo. Para eso es que El nos ha enviado a este planeta Tierra: para confirmar nuestro lugar en la Vida eterna y obtener el nuevo nacimiento, y así ser sellados con el Espíritu Santo para el Día de la Redención.

Dice San Pablo en Efesios, capítulo 4, verso 30:

Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención.”

Es para el Día de la Redención del cuerpo que nosotros hemos sido sellados con el Espíritu Santo. Todos los que serán transformados físicamente y obtendrán el cuerpo físico, glorificado y eterno, habrán recibido el Espíritu Santo primero, porque habrán recibido a Cristo como su Salvador, habrán lavado sus pecados en la Sangre de Cristo, y habrán sido bautizados en Su Nombre y habrán recibido el Espíritu Santo, y así habrán obtenido el nuevo nacimiento y habrán obtenido el cuerpo teofánico, cuerpo angelical.

Y ahora, solamente nos falta el cuerpo físico glorificado, el cuerpo físico eterno, igual al cuerpo glorificado y eterno de nuestro amado Señor Jesucristo.

Y ahora, se requiere que toda persona entienda para lo cual Dios lo ha enviado a este planeta Tierra: para que así confirme su lugar en la Vida eterna, si no confirma su lugar en la Vida eterna, será una persona que vino a esta Tierra y vivió. ¿Pero, de qué le vale al hombre si ganare todo el mundo y pierde su alma? ¿Ve? Se habrá cumplido en esa persona lo que dijo Jesucristo. Vino esa persona, luchó en esta Tierra para superarse y todas estas cosas, pero perdió su alma, porque no confirmó su lugar en la Vida eterna, en el Programa de Cristo para recibirlo como su Salvador, lavar sus pecados en la Sangre de Cristo, ser bautizado en Su Nombre y recibir Su Espíritu Santo, y así entrar al Nuevo Pacto, el Nuevo Pacto de Dios con el ser humano, y quedar cubierto con la Sangre del Nuevo Pacto, que es la Sangre de nuestro amado Señor Jesucristo.

La perfección total es para los que entran al Nuevo Pacto, y quedan cubiertos con la Sangre del Nuevo Pacto, que es la Sangre de nuestro amado Señor Jesucristo. Estas personas obtendrán la inmortalidad física, serán a imagen y semejanza de nuestro amado Señor Jesucristo, y habrá una raza con Vida eterna y cuerpos eternos, y jovencitos para toda la eternidad, que reinarán con Cristo por el Milenio y por toda la eternidad.

Por eso el glorioso Reino Milenial de Cristo será de paz, de amor, de armonía, de felicidad y de prosperidad, porque será esta Nueva Raza gobernando con Cristo, porque Cristo es la Cabeza de esa Nueva Raza, es el Primero de esa Nueva Raza, y este planeta Tierra será gobernado por esta Nueva Raza que con Vida eterna vivirá en este planeta Tierra, en el Reino Milenial.

Por eso vendrán todas estas bendiciones de Dios sobre la humanidad, sobre este planeta Tierra en el Reino Milenial de Cristo, Cristo gobernará con Su Iglesia sobre el pueblo hebreo, y sobre todas las naciones que estarán viviendo en el Reino Milenial.

Ahora, podemos ver lo importante que es reconocer y estar en la Edad de la Piedra Angular, que es la Edad de la perfección. Esta es la Edad en que la Iglesia del Señor Jesucristo se encuentra en este tiempo final, y es importante reconocer esa edad de perfección, y de recibir el Mensaje de Cristo, dándonos a conocer todas estas cosas por medio de Su Angel Mensajero, para ser preparados para nuestra perfección, para nuestra transformación y obtener la perfección, y llegar a ser todos a imagen y semejanza de nuestro amado Señor Jesucristo.

Y ahora, hemos visto este misterio de: LA EDAD DE LA PERFECCION.

La Edad de la perfección es la Edad de la Piedra Angular, la Edad en que la Iglesia de Jesucristo se encuentra en este tiempo final, en donde los miembros de la Iglesia de Jesucristo obtendrán la perfección, llegarán a ser perfectos con cuerpos perfectos y eternos, e inmortales y jovencitos para toda la eternidad.

Y ahora, vivamos conscientes en este tiempo, en el Cuerpo Místico de Cristo, vivamos conscientes de que estamos en la Edad de la perfección, recibiendo de parte de Cristo un Mensaje perfecto que nos prepara para obtener la perfección, obtener la transformación de nuestro cuerpo, y ser perfectos como nuestro amado Señor Jesucristo.

Vivamos sirviendo a Cristo en este tiempo, en la Edad de la perfección, que es la Edad de la Piedra Angular, lo cual es para toda la Iglesia del Señor Jesucristo.

Vivamos el tiempo que nos corresponde y vivamos este tiempo conscientes de que estamos en la Edad de la perfección, para obtener nuestra perfección, y obtener la inmortalidad, obtener el cuerpo glorificado igual al cuerpo glorificado de nuestro amado Señor Jesucristo.

Por eso es que Dios ha llevado a Su Iglesia hasta subir a la Edad de la perfección, que es la Edad de la Piedra Angular. Ahí es donde todos los miembros de la Iglesia de Jesucristo llegarán a la perfección.

LA EDAD DE LA PERFECCION.”

Esa es la Edad en la cual todos ustedes y yo estamos viviendo en el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo, y por esa causa es que El nos revela todas estas cosas que deben suceder pronto en este tiempo final, y lo hace por medio de Su Angel Mensajero, del cual dice:

Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias.”

El es el Mensajero de la Edad de la Piedra Angular, El es el Mensajero de la Edad de la perfección. Por eso es enviado con un Mensaje perfecto para la Iglesia del Señor Jesucristo en este tiempo final.

LA EDAD DE LA PERFECCION.”

Esa es la Edad en que vivimos en el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo, para lo cual le damos gracias a Cristo por tenernos en Su Iglesia, en la Edad de la perfección, que es la Edad de la Piedra Angular. Por eso estamos esperando nuestra perfección física, estamos esperando nuestra transformación, esa es la Adopción del cuerpo, la Redención del cuerpo.

Ha sido para mí una bendición grande estar con ustedes en esta noche, dándoles testimonio de: “LA EDAD DE LA PERFECCIÓN.”

Y dándoles testimonio para qué ha llegado en el Cuerpo Místico de Cristo la Edad de la perfección: es para que todos lleguemos a la perfección, lleguemos al ser a imagen y semejanza de nuestro amado Señor Jesucristo. Todavía no estamos transformados, pero vamos a ser transformados, vamos a llegar a esa perfección física y vamos a obtener la inmortalidad física que El ha prometido para todos nosotros, para la Edad de la perfección.

Que las bendiciones de Jesucristo, prometidas para la Edad de la perfección, sean sobre todos ustedes y sobre mí también; y pronto se complete la Edad de la perfección, la Edad de la Piedra Angular, pronto Cristo complete con Sus escogidos Su Edad, la Edad de la perfección, y pronto Cristo se levante del Trono del Padre, tome el Título de Propiedad, resucite a los muertos en Cristo y nos transforme a nosotros y nos lleve a la total perfección, y nos lleve con El a la Cena de las Bodas del Cordero, a la Casa de nuestro Padre Celestial. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.

Muchas gracias por vuestra amable atención amados amigos y hermanos presentes, y continúen pasando una noche llena de las bendiciones de nuestro amado Señor Jesucristo.

Dejo con ustedes al Rvdo. Miguel Bermúdez Marín, para finalizar nuestra parte en esta ocasión. Que Dios les bendiga y les guarde a todos.

LA EDAD DE LA PERFECCION.”