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| La redencion del Cuerpo | 2001-04-04 | 1 | Guayaquil | EC | 00:00:00 | false |
Muy buenas tardes, amados hermanos y amigos presentes; es para mí una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes estos momentitos en este saludo, y darles testimonio de la bendición tan grande que Dios tiene para este tiempo final.
El Apóstol San Pablo hablándonos de este tiempo, y la bendición que hay de parte de Dios para este tiempo, dice en Romanos, capítulo 8, verso 14 en adelante:
“Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios.
Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!
El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.
Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados.
Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse.
Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios.
Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza;
porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios.
Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora;
y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo.”
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.
Tomando este verso 23, donde dice: “y no sólo ella...” O sea, no solamente la creación: “y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo.”
“LA REDENCION DEL CUERPO.”
La Redención del cuerpo es la transformación de nosotros los que vivimos y la resurrección de los muertos en Cristo en cuerpos glorificados, en donde todos tendremos un cuerpo a imagen y semejanza de nuestro amado Señor Jesucristo, en donde todos seremos como nuestro amado Señor Jesucristo: con un cuerpo eterno, inmortal, incorruptible y glorificado. Y por eso ya no moriremos cuando tengamos ese nuevo cuerpo, el cual será jovencito para toda la eternidad. Eso es la Redención del cuerpo.
Y ahora, el Señor Jesucristo hablándonos de la Redención del cuerpo, nos dice en San Lucas, capítulo 21, verso 27 en adelante.
Dice:
“Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en una nube con poder y gran gloria.
Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca.”
Esta Redención de la cual habla aquí es la Redención del cuerpo, porque ya El en la Cruz del Calvario llevó a cabo la Obra de Redención, y cuando nosotros lo recibimos como nuestro Salvador, lavamos nuestros pecados en Su Sangre, somos bautizados en Su Nombre y recibimos Su Espíritu Santo, obtenemos el nuevo nacimiento y obtenemos el Espíritu de Adopción, que es el Espíritu Santo, en donde obtenemos un cuerpo teofánico angelical de la sexta dimensión, llamado el Angel de Jehová que acampa en derredor de los que le temen y los defiende.
Recordamos a la joven Rode, que estaba en la casa donde estaban orando por San Pedro, cuando Pedro estaba preso, y el Angel libertó a Pedro durante la noche y lo sacó fuera de la cárcel, y luego lo sacó a la calle, y entonces Pedro se fue a la casa donde estaban orando por él; tocó a la puerta y la joven Rode fue a abrir la puerta, y cuando ve que es Pedro (parece que tenía una ventanita en la puerta, como tienen en muchos lugares para mirar primero a ver a quién le van a abrir la puerta), y cuando vio que era Pedro, de gozo no abrió la puerta.
¿Y cómo pudo ver que no era Pedro? Porque por algún lugar miró, como tienen en algunos países una ventanita en la puerta, para ver a quién le van a abrir la puerta, porque no se le puede abrir la puerta a todo el mundo; y cuando ella vio que era Pedro, de gozo no abrió la puerta, y entonces le dice a todos los demás que están orando por Pedro, que están reunidos en esa casa, les dice: “Es Pedro el que toca la puerta.” Ellos le dicen: “Rode, estás loca.”
Como decimos nosotros comúnmente: “Tú estás loco;” cuando uno dice cosas que no pueden ser entendidas: “No, tú estás loco.”
Y entonces ella dice: “Si, es Pedro (insistió).” Le dicen: “No, es su Angel.” Porque el Angel de Pedro, pues es el cuerpo teofánico, el cuerpo angelical de San Pedro, ése es el cuerpo angelical o Angel de la guarda que recibe cada persona cuando obtiene el nuevo nacimiento, y Cristo mismo hablando de los Angeles de los creyentes, dice: “Sus Angeles ven el rostro de mi Padre cada día.”
Eso está hablando del espíritu, que es un cuerpo angelical, el de los niños y también el de los creyentes en Cristo; cuando nacen de nuevo, pues tienen ese Angel, que es el cuerpo teofánico o angelical de la sexta dimensión, ese Angel de la guarda que nos guarda, nos cuida, nos ayuda en todo momento.
Cuando la persona creyente muere, pues sigue viviendo en ese cuerpo angelical en la sexta dimensión que es el Paraíso, porque ya esa persona recibió el espíritu de Adopción, que es ese cuerpo teofánico celestial. Pero ahora la persona necesita recibir la Adopción del cuerpo, necesita recibir la Redención del cuerpo, que es el cuerpo eterno, inmortal, incorruptible que Cristo nos dará en el Día Postrero, porque Cristo dijo para los creyentes en El, en San Juan, capítulo 6, versos 39 al 40:
“Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero.”
¿Para cuándo Cristo promete la resurrección? Para el Día Postrero.
“Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.”
Y el Día Postrero delante de Dios para los seres humanos es el Milenio Postrero, porque un Día delante del Señor es como mil años, y mil años como un Día, dice Segunda de Pedro, capítulo 3, verso 8. Y eso es algo que uno no puede ignorar, porque si lo ignora, entonces no puede comprender qué son los Días Postreros, y no puede comprender cuál es el Día Postrero.
Los Días Postreros son los tres Milenios Postreros, que comenzaron cuando Jesús estaba en la Tierra. Por eso San Pablo en Hebreos, capítulo 1, dice que Dios ha hablado en y por medio de los Profetas. Hebreos, capítulo 1... vamos a leerlo para que lo tengan también claro, tal y como lo dice San Pedro: Hebreos, capítulo 1, dice:
“Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas,
en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo.”
Y ahora, vean cómo dice que Dios en estos Postreros Días ha hablado por el Hijo, por Jesucristo, y ya han transcurrido dos mil años de Cristo hacia acá.
¿Se equivocaría San Pablo al decir que aquellos eran los Días Postreros? No. San Pedro también dijo que aquellos eran los Días Postreros, en Hechos, capítulo 2 (el Día de Pentecostés), versos 14 en adelante, cuando muchas personas pensaban que estaban borrachos ellos, porque habían recibido el Espíritu Santo, y ahora vean ustedes lo que Pedro contesta:
“Entonces Pedro, poniéndose en pie con los once, alzó la voz y les habló diciendo: Varones judíos, y todos los que habitáis en Jerusalén, esto os sea notorio, y oíd mis palabras.
Porque éstos no están ebrios, como vosotros suponéis, puesto que es la hora tercera del día.
Mas esto es lo dicho por el profeta Joel:
Y en los postreros días, dice Dios,
Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne.”
¿Para cuándo dice que Dios derramará de Su Espíritu sobre toda carne? Para los Postreros Días).
“Y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán.”
Ahora, podemos ver que Dios está derramando de Su Espíritu Santo el Día de Pentecostés, porque ya están en los Días Postreros, y los Días Postreros delante de Dios, para los seres humanos son los Milenios Postreros, que es el Quinto Milenio (de Adán hacia acá), Sexto Milenio y Séptimo Milenio. Pero si contamos de Cristo hacia acá, los Días Postreros es aquel Milenio en el cual El vivía, y luego el Segundo Milenio de Cristo hacia acá, y luego el Tercer Milenio de Cristo hacia acá.
Así que, ya de Cristo hacia acá han transcurrido dos milenios, que son solamente dos Días delante de Dios, y Dios ha estado derramando de Su Espíritu Santo sobre toda persona que ha recibido a Cristo como su Salvador, ha lavado sus pecados en la Sangre de Cristo, ha sido bautizado en Su Nombre y ha recibido Su Espíritu Santo, y ha obtenido el nuevo nacimiento, y sigue Dios derramando de Su Espíritu sobre toda carne, hasta que se complete el número del Cuerpo Místico del Señor Jesucristo.
Y ahora, tenemos que también para el pueblo hebreo Dios va a derramar de Su Espíritu Santo, y eso es para el Día Postrero, que es el Séptimo Milenio. Eso es para los que recibirán a Cristo, que son ciento cuarenta y cuatro mil hebreos, los cuales serán sellados en sus frentes por el Angel que viene con el Sello del Dios Vivo en Apocalipsis, capítulo 7, verso 2 en adelante.
Y esos ciento cuarenta y cuatro mil hebreos van a recibir la Palabra de Dios en este tiempo final; pero antes Cristo tiene que completar Su Iglesia, Su Cuerpo Místico de creyentes, y para eso, así como en las etapas pasadas de la Iglesia, Cristo envió Sus diferentes Angeles Mensajeros, para este tiempo final. El dice.
“Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias.”
Y ese Angel del Señor Jesucristo que le dio a Juan la revelación del Apocalipsis, siendo un Profeta que estaba en su cuerpo teofánico, cuerpo espiritual en aquel tiempo, para este tiempo final estará en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo en carne humana, siendo un espíritu de Profeta, o sea, siendo un hombre, pero de otra dimensión; porque cuando se habla del espíritu de los Profetas, se habla del cuerpo angelical, cuerpo teofánico de los Profetas.
Y para este tiempo final, siendo un Profeta, pues tiene que venir en carne humana. Dios es el Dios de los Espíritus de los Profetas. Y en Apocalipsis, capítulo 22, verso 6, dice:
“Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas (porque los Espíritus de los Profetas, los cuerpos teofánicos de los Profetas, pues son de Dios)... El Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto.”
Por lo tanto, la revelación de las cosas que deben suceder pronto en este tiempo final, estarán siendo dadas a conocer a la Iglesia de Jesucristo, por Cristo a través de Su Angel Mensajero.
En Apocalipsis, capítulo 4, verso 1, Cristo con esa Voz de Trompeta, dice: “Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas.”
Las cosas que sucederán después de las que ya han sucedido durante estas etapas de la Iglesia. Ahora, las que van a suceder en este tiempo final, serán dadas a conocer a la Iglesia del Señor Jesucristo. ¿Y cómo serán dadas a conocer? Pues Jesús dice:
“Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias.”
Es por medio del Angel del Señor Jesucristo que son dadas a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, es en este tiempo final la primera ocasión en que Jesucristo enviaría a Su Iglesia un Profeta dispensacional. Ese Angel no es un Profeta común de edades, sino que es un Profeta dispensacional. Y Dios solamente tiene siete profetas dispensacionales, que son: Adán, Set, Noé, Abraham, Moisés, Jesús y el Angel de Jesucristo, solamente siete profetas dispensacionales para siete dispensaciones; por lo tanto Jesucristo estará enviando el último Profeta dispensacional a Su Iglesia.
Por eso es que Juan el Apóstol, cuando recibió esta revelación de este Angel, quiso adorar al Angel del Señor Jesucristo, porque vio la manifestación de Cristo en Su Angel y vio el Espíritu de Cristo obrando a través de Su Angel, y revelando todas estas cosas que deben suceder pronto, que Cristo prometió revelar a Su Iglesia.
Y ahora, Juan el Apóstol ve en esta visión apocalíptica, que Cristo está obrando a través de Su Angel. Así como Dios obró a través del Angel del Pacto, que es Jesucristo en el Antiguo Testamento, ahora Jesucristo en Espíritu Santo obra a través de Su Angel y revela todas estas cosas que deben suceder pronto. Ese fue el Angel Mensajero que le dio a Juan la revelación del Apocalipsis estando en su cuerpo teofánico, porque es un Profeta dispensacional.
Y ahora, por medio de ese Angel es que la Trompeta final o Gran Voz de Trompeta del Evangelio del Reino, llama y junta a los escogidos de Dios del Día Postrero, y los prepara para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero, o sea, los prepara para la Redención del cuerpo, que es la transformación que nosotros hemos de recibir: “Y enviará a Sus Angeles con Gran Voz de Trompeta y juntarán a Sus escogidos.”
Sus escogidos son los escogidos de entre la Iglesia gentil y luego los escogidos del pueblo hebreo; bajo el ministerio del Espíritu Santo a través de ese Angel, Cristo cumplirá todas estas promesas.
Ahora, este Angel no es el Señor Jesucristo, él solamente es el Mensajero del Señor Jesucristo para el Día Postrero; por lo tanto él no aceptará adoración, sino que él solamente dará el Mensaje de Cristo para Su Iglesia y Cristo obrará y llamará Cristo a Sus escogidos, y los juntará en este tiempo final.
Ese es el instrumento que Cristo tiene para este tiempo final, él no estará obligando a ninguna persona a creer, él no estará obligando a ninguna persona a que dejen sus iglesias, él estará dando el Mensaje de Cristo, y la persona que es de Dios oye la Voz de Dios, los que van a ser transformados van a escuchar la Voz de Cristo revelando estas cosas que deben suceder, y eso quedará en el alma de las personas; él mantendrá buena relación, buena amistad con todas las iglesias, porque él es enviado para dar testimonio de estas cosas a las iglesias.
Ese es el Mensajero de Jesucristo para todas las iglesias, para todo el cristianismo y para el mundo entero, él no se pondrá a pelear con la gente, sino que dará su Mensaje: Esto es lo que Cristo tiene para ustedes; por lo tanto aquí está lo que Cristo me ha dado para ustedes, escuchen lo que Cristo me ha dado para ustedes, para la bendición que Cristo ha prometido para todos ustedes. Esto es lo que Cristo me ha dado para ustedes, para ser preparados, para ser transformados, para recibir la Adopción, que es la Redención del cuerpo.
Y así es como Cristo llevará a cabo Su Programa correspondiente a este tiempo final, y lo hará enviando Su Angel a Su Iglesia, Su Mensajero dispensacional, el cual también estará en este entrelace dispensacional.
Recuerden que cuando hay un entrelace dispensacional, como lo hubo en el tiempo de Moisés y en el tiempo de Jesús, hay personas que no pueden comprender. Vean, ¿quién iba a pensar que con la presencia de Jesucristo en la Tierra (dos mil años atrás) iba a surgir un cambio de dispensación? Nadie entendía eso. Pero Jesús sí lo entendía.
Ahora, podemos ver que ya ocurrió, y ahora todo el mundo dice - y lo ve normal, y dice: “Así tenía que ser.” Pero ahora hemos llegado a un cambio de dispensación de nuevo, en donde la Dispensación de la Gracia, con la Dispensación del Reino estarán entrelazándose.
Recuerden que las dispensaciones se entrelazan la una con la otra, o sea, que no puede comenzar una nueva dispensación que no esté unida a la dispensación que está terminando. Por ejemplo: no puede venir una nueva dispensación con una religión pagana, que nada tiene que ver con estas dispensaciones, por las cuales Dios ha pasado a Su pueblo, tiene que estar conectada.
Vean, siempre el Mensajero de una nueva dispensación sale de la dispensación que está terminando. Por eso Jesús estuvo en la Dispensación de la Ley, fue hasta circuncidado al octavo día, pero luego, vean ustedes, ese fue el Mensajero dispensacional para una nueva dispensación.
El pueblo no comprendió, los teólogos de aquel tiempo tampoco comprendieron, pero eso no detuvo a Dios, Dios llevó a cabo Su Programa y estableció una nueva dispensación, y en esa nueva dispensación, encontramos que ya no se requieren los sacrificios de animalitos. Los que se quedaron en la Dispensación de la Ley, luego continuaron con los sacrificios de animalitos y continuaron con un sinnúmero de cosas que corresponden a la Ley; pero los que pasaron a la nueva dispensación, encontraron en Jesucristo el cumplimiento de todos los sacrificios por el pecado, y encontraron un Sacrificio Perfecto, un Sacrificio que no tiene que ser hecho de nuevo, una sola vez fue hecho y quitó el pecado del mundo.
En Cristo están cumplidos todos los tipos y figuras que estaban en el Antiguo Testamento, que hablan de la Venida del Mesías. Por lo tanto, vean ustedes, en la Dispensación de la Gracia ya no se requieren sacrificios de animalitos, no se requiere el sacrificio del cordero pascual, porque el Cordero Pascual es Jesucristo.
Juan dijo: “He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.” Y ya lo quitó.
Por lo tanto, vean ustedes cómo en una nueva dispensación hay unos cambios en donde el pueblo es el que recibe el beneficio. Todo es para beneficio del pueblo de Dios.
Con la manifestación de Cristo en Su Primera Venida, vean ustedes, vinieron todas estas bendiciones del pecado ser quitado con la Sangre de Jesucristo, y recibir el Espíritu Santo todos los creyentes en Cristo, para así tener el Sello del Dios Vivo, que es el bautismo del Espíritu Santo: “No contristéis al Espíritu Santo, con el cual fuisteis sellados para el Día de la Redención.”
¿Y no fue el Día de la Redención allá cuando Cristo murió? Si. Pero falta la Redención del cuerpo, y ese Día de la Redención del cuerpo es la transformación de nuestros cuerpos, y ese Día para la Redención del cuerpo es el Día Postrero, que es el Séptimo Milenio de Adán hacia acá.
Y ahora, ¿quiénes van a ser transformados, quiénes van a recibir la Redención del cuerpo? Pues todos los que han recibido el Espíritu Santo. Todos los que han recibido a Cristo como su Salvador, han lavado sus pecados en la Sangre de Cristo y han recibido Su Espíritu, son los que serán transformados, son los que recibirán la Adopción, que es la Redención del cuerpo; porque ya hemos recibido la Adopción Espiritual, al obtener el Espíritu de Dios y nacer de nuevo, y hemos obtenido un cuerpo teofánico angelical, pero nos falta recibir el cuerpo físico y glorificado, igual al cuerpo glorificado de nuestro amado Señor Jesucristo.
Para estar listos es que Jesucristo envía Su Angel, dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, porque nadie más sabrá cómo estar preparados para nuestra Adopción, para nuestra Redención del cuerpo. Pero esto es un misterio que para la Iglesia de Jesucristo sería revelado en este tiempo final, en donde Cristo dice:
“Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias.”
Ahora, podemos ver lo sencillo que es todo. No hay nada complicado, todo es sencillo y todo está aquí en la Escritura. Y todas las cosas que deben suceder están aquí en el libro del Apocalipsis, en símbolos y también en el libro del Profeta Daniel y en los libros del Profeta Isaías, de Ezequiel, y de Jeremías, y los demás libros de la Biblia.
En cada uno de los libros de la Biblia algo hay acerca de las cosas que deben suceder en este tiempo final, pero que son abiertas en este tiempo final por la revelación de Jesucristo a través de Su Angel Mensajero, dando testimonio de todas estas cosas que deben suceder pronto.
Así que, estemos listos para la Redención del cuerpo, para nuestra Adopción, para nuestra transformación, ¿cómo? Escuchando la Gran Voz de Trompeta, la Voz de Cristo dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto. Ahí está el misterio de la preparación para nuestra Redención del cuerpo.
Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes, dándoles este saludo con la Palabra de Dios para nuestro tiempo, el cual hemos titulado: “LA REDENCION DEL CUERPO.”
Y hemos tenido un cuadro claro de este misterio de la Redención del cuerpo, y qué es lo que vamos a recibir cuando recibamos la Redención del cuerpo: lo que vamos a recibir es un cuerpo eterno, inmortal, glorificado, igual al cuerpo glorificado de nuestro amado Señor Jesucristo, para ser a imagen y semejanza de nuestro amado Señor Jesucristo.
Que las bendiciones de Jesucristo, el Angel del Pacto sean sobre todos ustedes y sobre mí también; y pronto se complete el número de los escogidos de Dios en el Cuerpo Místico de Cristo, y pronto Jesucristo resucite a los muertos creyentes en El en cuerpos eternos y nos transforme a nosotros los que vivimos. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.
Bueno, que Dios les continúe bendiciendo a todos y nos veremos en la noche, en la actividad de la noche Dios mediante, en donde esperamos que Cristo nos bendiga grandemente. Con nosotros nuevamente nuestro Hno. y amigo, Miguel Bermúdez Marín. Dios te bendiga Miguel.
“LA REDENCION DEL CUERPO.”