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Dios reflejado en Abraham 2001-03-23 1 Santiago de Chile Región Metropolitana CL 00:00:00 false

Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes; es para mí una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final. Reciban saludos de mi esposa Erica y de mi niña América. Los Cachorritos del León de la tribu de Judá, aquí en Santiago de Chile, reciban saludos de América, quien les ama y algún día espera estar con ustedes, ya sea en el cuerpo que tiene ahora o en el nuevo cuerpo que ella tendrá.

Ella sabe muy bien que pronto vamos a ser transformados y que pronto vamos a tener un cuerpo nuevo y jovencito, y ella algunas veces me ha dicho, ha ido a la oficina donde yo estoy estudiando allá en Puerto Rico, y se ha levantado así de la cama, digamos a las 2:00 ó 3:00 de la mañana, y ha ido y me ha dicho:

—“Mira papi te voy a decir una cosa.”

—Yo le he preguntado: “Si, dime América.”

—“Tú vas a ser transformado, y tú vas a ser jovencito, vas a tener un cuerpo jovencito, y yo también voy a ser transformada y voy a tener un cuerpo jovencito, no voy a ser ya una niñita como soy ahora, sino que voy a ser una jovencita.”

Todo eso ella lo sabe, lo entiende y lo cree de todo corazón; como también nosotros lo sabemos, lo creemos con toda nuestra alma, y pronto se va a materializar esa promesa de parte de Dios.

Así como Dios hizo promesas a Abraham, el padre de la fe, ha hecho promesas para los hijos de Abraham según la carne, el pueblo hebreo, y para los hijos de Abraham Celestiales, que son los miembros de la Iglesia del Señor Jesucristo.

Así que, las promesas que Cristo ha hecho para nosotros son SI y AMEN. Y nosotros las creemos con toda nuestra alma.

Ahora, veamos aquí en estos momentos la conversación que tiene Dios a través de Su Angel, el Angel del Pacto, el Angel de Jehová, el cual es Cristo en Su cuerpo teofánico o Angelical. Recuerden que el Angel de Jehová es nuestro amado Señor Jesucristo en Su cuerpo angelical o cuerpo teofánico.

Por eso Jesús decía en el capítulo 8, verso 56 al 58 de San Juan: “Abraham deseó ver mi día, lo vio y se gozó.” Eso fue cuando le apareció a Abraham, Elohím, en el capítulo 18 del Génesis con Sus Arcángeles Gabriel y Miguel, los cuales todos aparecieron en cuerpos visibles; pues Dios creó para el Arcángel Miguel, para el Arcángel Gabriel y otro para Sí, creó Dios del polvo de la tierra tres cuerpos. Y luego caminaron en esos cuerpos, visitaron a Abraham y comieron con Abraham; porque en cuerpo teofánico no se puede comer, pero en cuerpo físico sí se puede comer.

Por lo tanto, Dios se creó para Sí y para Sus Arcángeles un cuerpo temporal por unas horas, para esa visita. Como también nosotros tenemos cuerpos temporales para nuestra visita a este planeta Tierra; pero Dios nos va a dar uno eterno.

Dios se creó uno temporal, pero después se creó uno para toda la eternidad, que es el cuerpo de nuestro amado Señor Jesucristo; y lo glorificó. Por lo tanto es para toda la eternidad, y a nosotros nos dará uno también para toda la eternidad.

Y ahora, vean ustedes el porqué Jesús dijo que Abraham deseó ver Su día, lo vio y se gozó: lo vio cuando lo visitó y comió con él, vio los Arcángeles Gabriel y Miguel también en forma de hombres.

Y luego Jesús sigue diciendo. Le dicen: “No tienes cincuenta años (porque Jesucristo tenía de unos 30 a 33 años)...” Y le dicen: “No tienes cincuenta años, ¿y dices que has visto a Abraham? O sea, tú estás mintiendo, porque tú eres una persona joven y Abraham vivió hace algunos miles de años atrás.” Jesús les dice a ellos: “Antes que Abraham fuese, yo soy.” Eso fue algo mayor, una revelación más amplia acerca de la preexistencia de Cristo. ¿Cómo existía? Pues como el Angel de Jehová o Angel del Pacto.

Y ahora, veamos al Angel de Jehová o al Angel del Pacto hablando con Abraham (y ahora, sabemos que es Jesucristo en el Antiguo Testamento en la forma de Angel): capítulo 22 del Génesis, verso 15 en adelante, dice... esto fue luego que Abraham ofreció a Isaac, pero cuando lo fue a sacrificar el Angel le dijo que no lo hiciera: “Detén tu mano.” Y entonces allí Dios le habló unas palabras de bendición a Abraham, dice:

Y llamó el ángel de Jehová a Abraham segunda vez desde el cielo,

y dijo: Por mí mismo he jurado...”

Y ahora, vean ustedes, el Angel dice:

Por mí mismo he jurado, dice Jehová, que por cuanto has hecho esto, y no me has rehusado tu hijo, tu único hijo;

de cierto te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar; y tu descendencia poseerá las puertas de sus enemigos.

En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste a mi voz.

Y volvió Abraham a sus siervos, y se levantaron y se fueron juntos a Beerseba; y habitó Abraham en Beerseba.”

Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.

Nuestro tema es: “DIOS REFLEJADO EN ABRAHAM.”

Dios es Espíritu, y El ha ungido tanto Angeles de la dimensión angelical, como también ha ungido hombres a través de los cuales El se ha reflejado.

Y ahora, encontramos que Dios se ha estado reflejando a través de hombres, de Profetas en esta dimensión terrenal desde Adán hasta Juan el Bautista en el Antiguo Testamento. Y luego se hizo carne en toda Su plenitud, se manifestó plenamente en Jesús. En Jesús estaba la plenitud de la divinidad corporalmente.

Por lo tanto, el cuerpo de Jesús es el cuerpo humano de Dios, en el cual habitó Dios en toda Su plenitud. Y por eso cuando Jesús llevó a cabo Su ministerio aquí en la Tierra, Cristo decía: “Yo no hago nada de mí mismo sino lo que yo veo hacer al Padre.” El dijo: “Hasta ahora el Padre obra y yo obro.” El también dijo: “Las obras que yo hago (como también las palabras que El hablaba), las obras que yo hago no las hago de mí mismo; sino que como yo veo hacer al Padre, así yo obro.”

Era el Padre Celestial en Jesús, llevando a cabo la Obra correspondiente a ese tiempo, en donde se requería de parte de Dios el sacrificio perfecto por el pecado; porque aunque el pueblo hebreo tenía los sacrificios de animalitos, tenía el sacrificio del cordero pascual en la víspera de la pascua, y también tenía el sacrificio del macho cabrío de la expiación, el día diez del mes séptimo de cada año, en donde el sumo sacerdote llevaba en una vasija la sangre del macho cabrío, la llevaba dentro del lugar santísimo y esparcía sobre el propiciatorio con su dedo siete veces.

Ahora, con esa labor de Intercesión que allí el sumo sacerdote realizaba el día diez del mes séptimo de cada año, para todos los que afligían en ese día sus almas arrepentidos de sus pecados, confesando a Dios sus pecados; eran representados ahí en ese día, cuando el sumo sacerdote entraba al lugar santísimo, y eran perdonados sus pecados, eran cubiertos con la sangre de la expiación, cubiertos pero no quitados sus pecados. Pero eso llegaría a su final algún día.

Vean, cada año tenían que hacer lo mismo, el sumo sacerdote tenía que hacer lo mismo, y cuando lo hacía quedaba el pueblo reconciliado por un año, pero el próximo año tenía que hacer lo mismo. Toda persona que no se afligiera ese día sería cortado del pueblo, porque sus pecados no quedaban cubiertos con la sangre de la expiación del macho cabrío, y sus pecados no quedaban perdonados por Dios. Por lo tanto, el juicio por el pecado vendría sobre la persona, y la paga del pecado es muerte; por lo tanto esa persona tenía que morir en ese año, porque no quedó reconciliado con Dios, porque no se afligió en ese día, porque ése era el día del perdón.

Y ahora, llegaría un tiempo en donde ya Dios no aceptaría más sacrificios de animalitos, no aceptaría más la sangre de animalitos para cubrir los pecados de las personas, sino que requeriría un Sacrificio Perfecto con una Sangre Perfecta para quitar el pecado del mundo; y cada persona arrepentida de sus pecados habiendo confesado sus pecados a Dios, sería limpio de todos sus pecados con la Sangre de ese Sacrificio Perfecto.

Por lo tanto, se requería un Sacrificio Perfecto, y no podía ser ya un animalito, porque aquellos animalitos solamente eran el reflejo de un sacrificio perfecto que vendría, y tenía que ser un Pariente Redentor de la raza humana, tenía que ser un hombre, pero un hombre perfecto.

Y ahora, no hubo ningún hombre perfecto en la Tierra para poder morir por la raza humana; pero Dios se proveyó El mismo de un cuerpo para ese Sacrificio. Cuando Dios creó en el vientre de María una célula de vida, una célula de sangre, la cual se multiplicó célula sobre célula y formó el cuerpecito que nació a través de la virgen María, el cual fue Jesús, ahí Dios se estaba proveyendo de un Sacrificio. Dios mismo tenía que proveer ese Sacrificio por el pecado, porque ningún ser humano lo podía hacer.

Ahora, vean ustedes, Dios se proveyó de Sacrificio, se proveyó de ese Cordero Pascual, que también es el Macho Cabrío de la Expiación, el mismo cuerpo en donde Dios habitó en toda Su plenitud llamado Jesús, fue el Sacrificio por el pecado, efectuado ese Sacrificio en la Cruz del Calvario.

Y cuando se llevó a cabo ese Sacrificio en la Cruz del Calvario, el pecado de todos los santos del Antiguo Testamento, el cual estaba cubierto con la Sangre de animalitos, aunque ellos estaban en el Paraíso ya, pero sus pecados fueron quitados cuando murió Cristo en la Cruz del Calvario. Por eso cuando Cristo resucitó, resucitaron con Cristo los santos del Antiguo Testamento, los santos del Antiguo Testamento entre los cuales hubo una cantidad de Profetas de diferentes etapas del Programa Divino, y entre los cuales hubo Profetas mayores, como Adán, Set, Noé, Abraham y Moisés, los cuales fueron Profetas dispensacionales.

Encontramos que aun siendo tan grandes esos Profetas, sus pecados no estaban quitados sino cubiertos. Pero con la Sangre de Cristo fueron quitados. O sea, que el Sacrificio de Cristo obró en favor, no solamente de las personas del Nuevo Testamento, sino que obró en favor también de los santos del Antiguo Testamento.

De Adán hasta Juan el Bautista, el pueblo del Antiguo Testamento corresponde al Atrio de la Casa de Dios. El pueblo del tiempo de los Apóstoles hasta el tiempo del Rvdo. William Branham corresponde al Lugar Santo del Templo Espiritual de Cristo. Por eso es que las cosas que ocurrían, tanto en el atrio como en el lugar santo, luego las encontramos sucediendo en medio del pueblo.

De Adán hasta Jesús encontramos las cosas que corresponden al Atrio. De Jesús en adelante, hasta el Rvdo. William Branham vemos las cosas que corresponden al Lugar Santo: el candelabro con sus siete lámparas, lo cual en la Iglesia de Jesucristo son las siete etapas de la Iglesia, con los siete Angeles Mensajeros encendidos con el fuego del Espíritu Santo; encontramos el pan de la proposición y todas estas cosas, lo cual ha estado en la Iglesia de Jesucristo desde los Apóstoles hasta el Rvdo. William Branham. Todo eso corresponde al Lugar Santo.

Y ahora, ¿qué es lo que ha estado sucediendo? Que Jesucristo, así como hizo Moisés y como hizo el rey Salomón, que construyeron un templo o un tabernáculo aquí en la Tierra que reflejaba o representaba el Templo Celestial; por lo tanto la representación del Templo Celestial estaba en el tabernáculo que construyó Moisés y luego en el templo que construyó el rey Salomón.

Por eso es que Moisés cuando ofreció, dedicó el tabernáculo a Dios, dice el Apóstol San Pablo en Hebreos, capítulo 9, versos 16 al 24, dice:

Porque donde hay testamento, como es necesario que intervenga muerte del testador.

Porque el testamento con la muerte se confirma; pues no es válido entre tanto que el testador vive.

De donde ni aun el primer pacto fue instituido sin sangre.

Porque habiendo anunciado Moisés todos los mandamientos de la ley a todo el pueblo, tomó la sangre de los becerros y de los machos cabríos, con agua, lana escarlata e hisopo, y roció el mismo libro y también a todo el pueblo,

diciendo: Esta es la sangre del pacto que Dios os ha mandado.

Y además de esto, roció también con la sangre el tabernáculo y todos los vasos del ministerio.

Y casi todo es purificado, según la ley, con sangre; y sin derramamiento de sangre no se hace remisión.

Fue, pues, necesario que las figuras de las cosas celestiales fuesen purificadas así; pero las cosas celestiales mismas, con mejores sacrificios que estos.

Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios.”

Vean, lo que estaba en el tabernáculo que construyó Moisés y el templo que construyó el rey Salomón, era el tipo y figura, la sombra, las figuras de las cosas que están en el Cielo, de las cosas celestiales.

Y ahora, las figuras o tipos y figuras de las cosas celestiales, fueron purificadas así con sangre cuando Moisés esparció sobre el propiciatorio y también sobre el tabernáculo completo, sobre -también en el lugar: el altar del incienso, altar de oro, también él derramó, colocó de esa sangre de la expiación.

Y ahora, encontramos que lo que Moisés está haciendo allí, es lo que Cristo haría al ser sacrificado. Y siendo Cristo Sacerdote del Templo Celestial, siendo el Melquisedec que le había aparecido a Abraham, Sacerdote del Dios Altísimo, cuando murió estaba allí el macho cabrío de la expiación siendo sacrificado; porque el macho cabrío representaba a Cristo.

Y ahora, se está haciendo realidad lo que en tipos y figuras el pueblo hebreo tenía en el sacrificio de la expiación.

Y ahora, muere Cristo, derrama Su Sangre; y ahora, no tomó Cristo Su Sangre y entró al lugar santísimo del templo terrenal, sino que El cuando ascendió al Cielo, ascendió al Cielo con Su propia Sangre para presentarla a Dios sobre el Propiciatorio, que es el Trono o asiento o silla de Intercesión en el Cielo, entró al mismo Cielo, entró a la séptima dimensión, entró al mismo Cielo, al Lugar Santísimo.

Y allí como Sumo Sacerdote del Templo Celestial y del Orden Celestial de Melquisedec, porque Cristo es Melquisedec, Sacerdote del Dios Altísimo del Templo Celestial; allí en ese Templo es que Cristo ha estado haciendo Intercesión, como lo hacía el sumo sacerdote el día diez del mes séptimo; Cristo ya lleva cerca de dos mil años allá en el Cielo, en el Lugar Santísimo haciendo Intercesión, hasta que entre hasta el último de los escogidos de Dios al Cuerpo Místico de nuestro amado Señor Jesucristo; o sea, hasta que haya hecho Intercesión hasta por el último, que arrepentido de sus pecados recibirá a Cristo como Su Salvador, lavará sus pecados en la Sangre de Cristo, será bautizado en Su Nombre y recibirá el Espíritu Santo, y así quedará reconciliado con Dios.

Y la primera parte de esta Obra de Redención es la Obra que El hace de esta transformación interior en donde nos da Su Espíritu y obtenemos así el nuevo nacimiento y obtenemos el cuerpo angelical teofánico de la sexta dimensión; y entonces tenemos un cuerpo teofánico, como el cuerpo teofánico, cuerpo angelical de nuestro amado Señor Jesucristo, la misma clase de cuerpo teofánico de la sexta dimensión.

Pero falta la transformación física, que será cuando Cristo termine Su Obra de Intercesión en el Cielo, se levante del Trono del Padre, tome el Título de Propiedad, lo abra en el Cielo, el Título de Propiedad que es el Libro de los Siete Sellos, que en Apocalipsis, capítulo 5 aparece en la Diestra de Dios, lo toma, lo abre en el Cielo, y reclama, hace Su Obra de Reclamo, reclama todo lo que El ha redimido con Su Sangre, resucita a los muertos en Cristo y a nosotros nos transformará; y entonces tendremos la Redención del cuerpo, que es el cuerpo nuevo, nuestra transformación, en donde obtendremos el nuevo cuerpo.

Y entonces físicamente también, físicamente nuestro cuerpo estará reconciliado con Dios, físicamente estaremos reconciliados con Dios. Por lo tanto no podrá venir a nosotros ningún tipo de juicio divino, no podrá venir ninguna enfermedad sobre nuestros cuerpos, no podrá venir ni siquiera señales de la edad, que son las canas y las arrugas, porque el cuerpo que tendremos será eterno, será inmortal, será glorificado igual al cuerpo glorificado de nuestro amado Señor Jesucristo.

Ahora, todas estas cosas Dios las ha reflejado en Profetas del Antiguo Testamento; tenemos a Abraham, del cual estamos hablando, en el cual Dios se ha reflejado.

Y miren, Abraham representa a Dios, y Abraham también representa a cada hijo e hija de Dios. Por eso conforme a la Escritura todos los creyentes en Cristo son hijos de Abraham por la fe en Cristo. Vean, todas estas personas pertenecen al Templo Celestial. Por eso hemos sido purificados con la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador, con un Sacrificio mejor que los sacrificios de animalitos que llevaba a cabo el pueblo hebreo.

Y ahora, con un mejor Sacrificio hemos sido purificados, hemos sido limpiados de todo pecado y dedicados a Dios.

Y ahora, vean ustedes cómo las cosas celestiales del Templo Celestial al cual nosotros pertenecemos han sido purificadas con la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador.

Ahora, en este Programa de Redención de Cristo, todo ya fue reflejado en el Antiguo Testamento.

Miren, Abraham teniendo unos 99 años de edad (ya cumplidos), cuando le apareció Elohím, con Gabriel y Miguel, y Dios le había prometido a Abraham que tendría un hijo por medio de Sara, lo prometió allá por el capítulo 12 del Génesis, y todavía en el capítulo 18, no se había cumplido la promesa. Cuando Dios le dice que será padre de mucha gente, cuando Dios le dice que lo bendecirá y engrandecerá Su Nombre, está hablándole de que tendrá hijos.

Y luego, miren ustedes, cuando Abraham en el capítulo 12, verso 4, tenía 75 años, cuando salió de Harán; no cuando salió de Ur de los Caldeos, sino cuando salió de Harán.

Y ahora, antes de eso ya Dios le hablaba a Abraham, y luego dice el verso 7:

Y apareció Jehová a Abram, y le dijo: A tu descendencia daré esta tierra.”

Y ahora, le está prometiendo descendencia a Abraham. Luego en los diferentes capítulos encontramos que Dios le habla de un hijo, de un heredero; le ha estado hablando de que su descendencia será como la arena junto al mar, y también le habla de su descendencia como las estrellas del Cielo.

Pero ya en el capítulo 15 del Génesis, Abraham ya está muy preocupado, porque ya Abraham tiene bastantes años, y ya Abraham desea tener un heredero, porque ya él ve que si no tiene un hijo, un heredero, lo va a heredar un esclavo nacido en su casa; y debe ser un hijo siempre heredero. Pero Dios ahí en el capítulo 15 le dice a Abraham: “No te heredará éste...” Vean, capítulo 15, verso 1 en adelante, dice:

Después de estas cosas vino la palabra de Jehová a Abram en visión, diciendo: No temas, Abram; yo soy tu escudo, y tu galardón será sobremanera grande (y Abraham pregunta).

Y respondió Abram: Señor Jehová, ¿qué me darás, siendo así que ando sin hijo, y el mayordomo de mi casa es ese damasceno Eliezer?

Dijo también Abram: Mira que no me has dado prole, y he aquí que será mi heredero un esclavo nacido en mi casa.

Luego vino a él palabra de Jehová, diciendo: No te heredará éste, sino un hijo tuyo será el que te heredará.

Y lo llevó fuera, y le dijo: Mira ahora los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu descendencia.

Y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia.

Y le dijo: Yo soy Jehová, que te saqué de Ur de los caldeos, para darte a heredar esta tierra.”

Y ahí Dios hizo un pacto con Abraham: que le daría esa tierra. El prometió a Abraham que le daría un hijo.

Y ahora, Abraham ya tiene bastantes años, y siguen pasando los años y no llega el hijo prometido. Pero ya en el capítulo 18, cuando ya Abraham tiene 99 años de edad, le aparece Dios pero en forma visible, en un cuerpo físico con los Arcángeles Gabriel y Miguel. Y recuerden que Cristo dijo que la Venida del Hijo del Hombre será con Sus Angeles de Gloria. En San Mateo, capítulo 16, versos 27 al 28 y en el Monte de la Transfiguración, cuando muestra la Venida del Hijo del Hombre con Sus Angeles, aparecen Jesús y los Profetas: Moisés y Elías.

Luego, Cristo enseña también que la Venida del Hijo del Hombre será como en los días de Noé y como en los días de Lot.

Como en los días de Lot, encontramos que le apareció a Abraham, Su Profeta dispensacional, y le apareció en forma visible. Dios velado en un cuerpo de carne creado por Dios, y con los Arcángeles Gabriel y Miguel velados también en un cuerpo de carne, creados por Dios. Allá está el tipo y figura de lo que será la Venida del Hijo del Hombre con Sus Angeles en el tiempo final, en el tiempo en que será como en los días de Lot, cuando Dios fue a destruir a Sodoma y Gomorra.

Y ahora, este es el tiempo en donde viene el juicio de la gran tribulación donde vendrá la destrucción por fuego atómico, en donde muchas ciudades y naciones serán destruidas en una tercera guerra mundial. Y nosotros decimos: que Dios guarde a la América Latina y el Caribe. Ese es mi deseo para con la América Latina y el Caribe. Y que Dios guarde a Israel, el pueblo hebreo.

Ahora, en esta ocasión en que Dios le aparece con Sus Arcángeles Gabriel y Miguel, encontramos que Abraham tiene 99 años, y se llama Abram. Ya aquí a Abraham, ya aquí le había cambiado ya el nombre; porque el nombre se lo cambió en el capítulo 17; en el capítulo 17 ya Dios le cambió el Nombre de Abram por Abraham. Capítulo 17, verso 4 en adelante, dice:

He aquí mi pacto es contigo, y serás padre de muchedumbre de gentes (ya ser padre de muchedumbre de gentes, ahora conlleva un nuevo nombre).

Y no se llamará más tu nombre Abram, sino que será tu nombre Abraham, porque te he puesto por padre de muchedumbre de gentes.”

Abram, pues solamente significa: “Padre supremo.” Pero Abraham significa: “Padre de muchedumbre de gente.”

Y te multiplicaré en gran manera, y haré naciones de ti, y reyes saldrán de ti.

Y estableceré mi pacto entre mí y ti, y tu descendencia después de ti en sus generaciones, por pacto perpetuo, para ser tu Dios, y el de tu descendencia después de ti.

Y te daré a ti, y a tu descendencia después de ti, la tierra en que moras, toda la tierra de Canaán en heredad perpetua; y seré el Dios de ellos.”

Y ahora, la descendencia de Abraham terrenal morará en el Reino Milenial en la tierra de Israel, y la descendencia Celestial, pues también, porque estaremos como Reyes y Sacerdotes con Cristo gobernando sobre el pueblo hebreo y sobre todas las naciones; pero de ahí nos moveremos para todas las naciones. Pero la capital será Jerusalén, y el distrito federal todo el territorio de Israel.

Ahora, encontramos que ya cuando le aparece Dios a Abraham, el día antes de la destrucción de Sodoma y Gomorra, y come con Abraham, Elohím y Sus dos Arcángeles Gabriel y Miguel, encontramos que Dios le habla y le dice: “Ya por este tiempo el año que viene ya tendrás el hijo.” Ya le da una fecha.

Y ahora, Abraham y Sara estaban muy ancianos, pero Abraham creyó lo que Dios le prometió; fueron rejuvenecidos y de ahí se fueron a otro lugar, se fueron a otro lugar. En el capítulo 20 del Génesis aparece:

De allí partió Abraham a la tierra del Neguev, y acampó entre Cades y Shur, y habitó como forastero en Gerar.

Y dijo Abraham de Sara su mujer: Es mi hermana. Y Abimelec rey de Gerar envió y tomó a Sara.

Pero Dios vino a Abimelec en sueños de noche, y le dijo: He aquí, muerto eres, a causa de la mujer que has tomado, la cual es casada con marido.

Mas Abimelec no se había llegado a ella, y dijo: Señor, ¿matarás también al inocente? (La contestación de Abimelec, vean)... ¿matarás también al inocente?

¿No me dijo él: Mi hermana es; y ella también dijo: Es mi hermano? Con sencillez de mi corazón y con limpieza de mis manos he hecho esto (o sea, tenía buenas intenciones, tenía intenciones de hacerla su esposa, vendría a ser reina, y a ser Abraham su cuñado).

Y le dijo Dios en sueños: Yo también sé que con integridad de tu corazón has hecho esto; y yo también te detuve de pecar contra mí, y así no te permití que la tocases.

Ahora, pues, devuelve la mujer a su marido; porque es profeta, y orará por ti, y vivirás.”

Tenía que devolver la esposa de Abraham a Abraham, y Abraham... y Dios le dice: “Devuélvela, devuelve la mujer a su marido; porque es profeta, y orará por ti, y vivirás.” O sea, que luego tenía que pedirle a Abraham que orara por él, para que Dios le permitiera seguir viviendo.

Y si no la devolvieres, sabe que de cierto morirás tú, y todos los tuyos.”

Ahora, vean cómo Dios protegió a Abraham, porque Dios se estaba reflejando en Abraham.

Ahora, ¿cómo un rey se va a enamorar y va a tomar una mujer que tiene 89 años de edad para hacerla su esposa? Eso no le cabe en la cabeza a ningún rey. Pero por cuanto Sara había sido rejuvenecida para poder concebir; porque en la edad de 89 años ya la costumbre de las mujeres para estar con sus esposos y concebir hijos, ya eso había pasado en la vida de Sara hacia muchos años. Por lo tanto, Dios la rejuveneció y vino a ser una mujer fértil en el rejuvenecimiento. Primero era estéril y ahora es fértil, y ahora va a tener el hijo prometido que Dios le prometió a Abraham por medio de ella. Abraham también fue rejuvenecido y vinieron a ser los padres del hijo prometido.

Y ahora, vean ustedes cómo Abraham refleja a Dios, porque Cristo es el Hijo Prometido, y Dios es el Padre de Jesucristo, el Hijo Prometido. Por eso cuando Abraham y Sara luego tienen el hijo prometido, luego cuando tiene cierta edad, Dios le pide a Abraham que lo sacrifique a Dios, y cuando él va a hacer eso y está ofreciendo a Dios y ya va a matar al niño, eso representa el sacrificio de Dios con Cristo en la Cruz del Calvario.

Dios se proveyó de un Sacrificio para la Redención del ser humano, Dios ofreció en Sacrificio vivo a Su Hijo, Jesucristo, lo cual fue reflejado en Abraham ofreciendo a Isaac a Dios como sacrificio.

Y cuando luego el Angel le dice que no lo hiciera que ya El sabía que Abraham temía a Dios y todas estas cosas; luego lo toma al niño, lo desata, y eso significa la resurrección de Cristo.

Ahora, vean ustedes cómo en Abraham se está reflejando Dios y la Obra que Dios llevaría a cabo, la Obra de Redención por medio de Su Hijo, que es Su cuerpo teofánico. Su Hijo en la parte física visible en esta dimensión es Su cuerpo físico; Su Hijo en la sexta dimensión es el Angel de Jehová o el Angel del Pacto, que es el cuerpo teofánico de Dios.

Ahora, en el Antiguo Testamento se llevaban al templo dos machos cabríos, uno se echaba a la suerte y salía uno por Jehová y otro por Azazel. Ambos machos cabríos representaban a Cristo. El que era por Jehová era sacrificado y su sangre era llevada al lugar santísimo y esparcida allí sobre el propiciatorio, tipo y figura de Cristo siendo sacrificado y Su Sangre siendo llevada al Templo Celestial, al Lugar Santísimo y colocada en el Propiciatorio, que es el Trono de Intercesión en el Cielo.

Pero luego que se realizaba esa labor, el sumo sacerdote salía del lugar santísimo; y luego el otro macho cabrío que era por Azazel, lo traían al sumo sacerdote, y el sumo sacerdote colocaba las manos sobre la cabeza de ese macho cabrío y confesaba los pecados del pueblo sobre ese macho cabrío, y luego ese macho cabrío era llevado al desierto por una persona señalada para ese propósito, y llevaba lejos los pecados del pueblo.

Ese macho cabrío que era por Azazel es el mismo Cristo (porque ambos machos cabríos representan a Cristo). Ese macho cabrío representa a Cristo en Su cuerpo teofánico, el cual cuando murió, no murió Su cuerpo teofánico, lo que murió fue Su cuerpo físico, así como moría el macho cabrío que era por Jehová.

Pero el macho cabrío que era por Azazel era llevado al desierto, ése llevaba los pecados del pueblo. Y Cristo llevó nuestros pecados, El cuando descendió al infierno, El llevó nuestros pecados lejos de nosotros, los llevo al infierno donde estaba el diablo y allá los dejó; regresaron entonces al originador del pecado, que fue el diablo.

Cristo descendió en Su cuerpo teofánico al infierno, luego allí, luego de tener una lucha y quitarle las llaves del infierno y de la muerte al diablo, salió del infierno, pasó al Paraíso y trajo con El los santos que estaban en el Paraíso: Abraham, Isaac, y todos los santos que estaban allí en el Paraíso, los santos del Antiguo Testamento, y aparecieron a muchos en la ciudad de Jerusalén.

Cristo en Su cuerpo teofánico fue el que pasó por el infierno y por el Paraíso después, y luego tomó Su cuerpo en forma glorificada, Su cuerpo físico fue glorificado, resucitado, y entonces apareció a Sus discípulos, comió con ellos en diferentes ocasiones. Luego, 40 días después de Su resurrección ascendió al Cielo y se sentó en el Trono de Dios en el Cielo. Es la primera ocasión en que un hombre con un cuerpo físico se sienta en el Trono de Dios; pero ese cuerpo físico fue glorificado.

Y ahora, podemos ver que ése que se sienta en el Trono de Dios tiene el Nombre de Dios. Cristo dijo: “Yo he venido en el Nombre de mi Padre.” Y El decía que hacía las Obras en el Nombre de Su Padre también.

Ahora, podemos ver que hay un misterio ahí en Cristo, por lo cual El obtuvo la victoria y se sentó en el Trono de Dios.

Ahora, vean cómo en Abraham y su hijo Isaac, Dios está reflejando y está siendo reflejado Jesucristo. Abraham, el Padre de la fe es un Profeta dispensacional, el Profeta de la cuarta dispensación. Por eso es un Profeta tan grande, porque un Profeta dispensacional es un Profeta grande, es un Profeta de los pocos Profetas que hay.

¿Saben cuántos Profetas dispensacionales Dios tiene? Solamente siete Profetas dispensacionales: Adán, Set, Noé, Abraham, Moisés, Jesús y el Angel del Señor Jesucristo. Esos son los Profetas mayores que Dios tiene, los cuales tienen un lugar, una posición muy importante, tanto en el Reino Milenial como en la eternidad, en el glorioso Reino eterno de Dios.

Y ahora, Abraham, en el cual Dios se estaba reflejando, fue un hombre que entró en un pacto con Dios, Dios fue el que estableció ese pacto.

Y ahora, podemos ver que Abraham fue un hombre en el cual Dios reflejó muchas cosas que El haría más adelante. Miren: nuestra transformación está reflejada en Abraham y en Sara; y la Venida del Hijo Prometido para el Día Postrero, está reflejada Su Venida en Isaac; como fue reflejada la Primera Venida de Cristo, también la Segunda Venida de Cristo está reflejada en Isaac.

Y ahora, podemos ver a Dios reflejado en Abraham; también se reflejó en cada Profeta dispensacional, y en cada Profeta de cada edad, y en Jesús se manifestó en toda Su plenitud. Luego en el Nuevo Testamento Jesucristo en Espíritu Santo ha estado reflejándose a través de los Apóstoles y de Sus Angeles Mensajeros de las siete edades.

Y para el Día Postrero estará manifestándose por medio de Su Angel Mensajero, y estará revelándonos todas estas cosas que deben suceder pronto en este tiempo final. Por eso nos estará hablando de nuestra transformación y de la resurrección de los muertos en Cristo, y estará hablándonos del Séptimo Sello, que es la Segunda Venida de Cristo, estará hablándonos de los Truenos del Apocalipsis, capítulo 10, que es la Voz de Cristo, la Voz del Angel Fuerte que desciende del Cielo, hablándole a Su Iglesia en el Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular por medio de Su Angel Mensajero.

En los Profetas Dios siempre se ha velado y revelado. Por lo tanto, Dios se ha reflejado a través de Sus Profetas de edades y de Sus Profetas de dispensaciones. Cuando aparece un Profeta dispensacional, entonces la revelación para ese tiempo es mayor.

Y ahora, para el Día Postrero encontramos que Cristo se ha reflejado y se ha revelado por medio de Sus Mensajeros de cada edad. Y para el Día Postrero estará revelándose a través de Su Angel Mensajero. Allí estará la manifestación de Jesucristo en Su Iglesia, en la Edad de la Piedra Angular, dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto. Y por eso estará hablándonos de nuestra transformación: porque son días como los días de Lot, en donde Abraham y Sara fueron transformados, fueron rejuvenecidos.

Ahora, podemos ver que estamos en un tiempo muy, pero que muy, importante. DIOS SE REFLEJÓ EN ABRAHAM.

Y ahora, la vida de Abraham es una vida que está llena de Dios reflejándose y mostrando todo Su Programa Divino que El llevaría a cabo más adelante en Su Programa de Redención, para la restauración del ser humano a la Vida eterna.

Nosotros estamos viviendo en un tiempo tan y tan importante, que tenemos que estar con nuestros ojos levantados al Cielo, nuestras cabezas levantadas al Cielo, a las cosas de Dios, porque nuestra Redención está cerca. Lo que fue reflejado en Abraham por Dios, siendo rejuvenecido él y Sara, nos muestra que la Iglesia del Señor Jesucristo y cada miembro de la Iglesia de Jesucristo será rejuvenecido con la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de nosotros los que vivimos.

Abraham, ya un hombre con un cuerpo ya muerto, y Sara también, vean ustedes, fueron rejuvenecidos y tuvieron el hijo prometido.

Y ahora, el grupo de los escogidos de Dios ya muertos físicamente serán resucitados y estarán jovencitos aquí en la Tierra en cuerpos glorificados, y nosotros seremos transformados.

Ahora, hemos visto esa transformación en Abraham, donde Dios se reflejó. También la hemos visto en diferentes Profetas.

Hemos visto también el arrebatamiento o Rapto para ir a la Cena de las Bodas del Cordero, lo vimos en Enoc y lo vimos en el Profeta Elías, el cual fue llevado por Dios en un carro de fuego, para no ver muerte. Esos casos son tipos y figuras del Rapto o arrebatamiento de los escogidos de Dios.

Ahora, podemos ver cómo es que Dios se refleja; como se reflejó en Abraham, se refleja en Sus diferentes Profetas en el Antiguo Testamento y se refleja en los Mensajeros del Nuevo Testamento; se vela en carne humana y se revela a través de carne humana en esos Mensajeros de Dios, que son Angeles ministradores, espíritus ministradores enviados del Cielo, del Templo Celestial, enviados a la Tierra en carne humana para ministrar la Palabra en cada etapa del Programa Divino.

En la dimensión angelical hay personas, Angeles, que son nada menos que espíritus de Profetas, de Mensajeros, los cuales tienen que venir a la Tierra en carne humana para tener Su ministerio en el tiempo señalado por Dios. Así son los siete Angeles Mensajeros de las siete edades, y son también los Profetas del Antiguo Testamento, y también el Angel del Señor Jesucristo.

Pero estando en cuerpos teofánicos, esos cuerpos teofánicos aparecen como Angeles en esa dimensión Celestial; pero algunas veces pueden ser identificados, como el Angel de Jehová es identificado como el Señor Jesucristo en Su cuerpo teofánico; tenía que hacerse carne en la Tierra para tener Su ministerio y llevar a cabo la Obra de Redención. También los demás Profetas del Antiguo Testamento y los Angeles Mensajeros de las diferentes edades; porque Jesucristo está materializando en la Tierra lo que está en el Templo Celestial.

Y ahora, para el Día Postrero el Rvdo. William Branham dice que el Angel que le dio a Juan el Apóstol la revelación del Apocalipsis, el Angel de Jesucristo en un Profeta; si es un Profeta tiene que venir a la Tierra, a la Iglesia del Señor Jesucristo en carne humana, para darle a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto. Todo esto ya fue reflejado en Profetas de edades y Profetas dispensacionales, y tiene que materializarse en este tiempo final, para así nosotros recibir la fe, la revelación para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo.

Así que, para este tiempo, así como Dios se reflejó en los Profetas del Antiguo Testamento, Cristo ha estado reflejándose en Sus Mensajeros. Y así como Dios se manifestó en toda Su plenitud en Jesús, Jesucristo se manifestará en toda Su plenitud en Su Angel Mensajero en el Día Postrero; lo adoptará, eso significa: lo transformará, le dará un nuevo cuerpo y lo colocará en una posición muy importante en Su Reino.

También adoptará a todos los escogidos de este tiempo final y a los escogidos de las edades pasadas: dándonos un cuerpo eterno, inmortal, incorruptible y glorificado. Eso es lo que estamos todos esperando en este tiempo final. Por lo tanto, estamos alerta y al tanto de la revelación divina para este tiempo final.

Hemos visto a: “DIOS REFLEJADO EN ABRAHAM.”

Para este tiempo final tiene que estar cumpliendo Sus promesas correspondientes a nuestra edad, la Edad de la Piedra Angular, y tiene que velarse, Cristo en Espíritu Santo tiene que velarse y revelarse a través de Su Angel Mensajero en este tiempo final, para darnos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, y darnos así la fe, la revelación para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero; y así estaremos viendo cara a cara a Cristo revelado en carne humana a través de Su Angel Mensajero, como fue la revelación de Cristo en cada edad, a través de carne humana en cada Mensajero, será en la Edad de la Piedra Angular en este tiempo final.

Pero Su Angel no es el Señor Jesucristo, él es solamente un Profeta Mensajero enviado por Jesucristo a Su Iglesia para ministrar la Palabra de Dios correspondiente a este tiempo final; y ser llamados y juntados los escogidos del Día Postrero de entre los gentiles en la Iglesia de Jesucristo y después los ciento cuarenta y cuatro mil hebreos; o sea, que Cristo lo envía con un propósito definido. No es para ver si lo reciben o no lo reciben, sino que lo envía para traer la revelación del Día Postrero y ser llamados con esa revelación, y juntados todos los escogidos de Dios.

Así es como veremos a Cristo reflejándose por medio de Su Angel Mensajero, y revelándose así por medio de Su Angel Mensajero, como lo hizo por medio de otros Mensajeros de otras edades y de otras dispensaciones.

Hemos llegado al tiempo más glorioso de todos los tiempos, en donde estaríamos viendo cara a cara. No como un espejo en oscuridad, sino cara a cara, entendiendo lo que Dios está llevando a cabo en Su Programa, de cómo El estaría revelándose, velándose y revelándose en este tiempo final, y así nosotros estaremos viendo a Jesucristo reflejado en Su Angel Mensajero.

Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes, dándoles testimonio de: “DIOS REFLEJADO EN ABRAHAM.”

Que las bendiciones del Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, sean sobre todos ustedes y sobre mí también; y pronto el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, que es nuestro amado Señor Jesucristo, complete el número de Sus escogidos en Su Iglesia y se levante del Trono del Padre, tome el Título de Propiedad y reclame todo lo que El ha redimido con Su Sangre, resucite a los muertos creyentes en El y a nosotros nos transforme, y nos lleve con El a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.

Ha sido para mí una bendición y privilegio grande estar con ustedes en esta noche, dándoles testimonio de: “DIOS REFLEJADO EN ABRAHAM.”

Muchas gracias por vuestra amable atención, y pasen todos muy buenas noches. Será hasta el domingo próximo en la mañana, que estaremos aquí reúnidos con toda la congregación y todas las personas que se alleguen a este lugar; pues mañana será con ministros nada más, para que ustedes tengan así tiempo de descansar y venir temprano el domingo en la mañana.

Bueno, con nosotros nuevamente el Rvdo. Miguel Bermúdez Marín para finalizar nuestra parte en esta ocasión. Que Dios les bendiga y les guarde a todos.

DIOS REFLEJADO EN ABRAHAM.”