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| La Nube misteriosa | 2001-02-28 | 1 | Cartagena | Bolívar | CO | 00:00:00 | false |
Muy buenas noches, amados hermanos y amigos presentes; es para mí una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final. Reciban también saludos de mi esposa Erica; y los cachorritos, los niñitos, reciban saludos de América también.
Para esta ocasión leemos en San Lucas, capítulo 21, versos 25 al 28, donde dice Jesús:
“Entonces habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, confundidas a causa del bramido del mar y de las olas;
desfalleciendo los hombres por el temor y la expectación de las cosas que sobrevendrán en la tierra; porque las potencias de los cielos serán conmovidas.
Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en una nube con poder y gran gloria.
Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca.
También les dijo una parábola: Mirad la higuera y todos los árboles.
Cuando ya brotan, viéndolo, sabéis por vosotros mismos que el verano está ya cerca.
Así también vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios.
De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca.
El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.
Mirad también por vosotros mismos, que vuestros corazones no se carguen de glotonería y embriaguez y de los afanes de esta vida, y venga de repente sobre vosotros aquel día.
Porque como un lazo vendrá sobre todos los que habitan sobre la faz de toda la tierra.
Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del Hombre.”
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.
Tomamos el verso 27 para nuestro tema, donde dice: “Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en una nube con poder y gran gloria.”
“LA NUBE MISTERIOSA.”
A través de la historia bíblica encontramos que siempre que Dios se ha manifestado, una nube misteriosa ha aparecido. Lo encontramos en el Monte Sinaí, donde una nube cubrió el monte, y de noche estaba encendido en fuego el monte, y de día se veía una nube sobre el monte.
En el Exodo encontramos este gran evento, donde dice el capítulo 19, verso 3 del Exodo:
“Y Moisés subió a Dios; y Jehová lo llamó desde el monte, diciendo: Así dirás a la casa de Jacob, y anunciarás a los hijos de Israel...”
Y luego, el verso 9 de ese capítulo 19 dice (del Exodo):
“Entonces Jehová dijo a Moisés: He aquí, yo vengo a ti en una nube espesa, para que el pueblo oiga mientras yo hablo contigo, y también para que te crean para siempre. Y Moisés refirió las palabras del pueblo a Jehová.
Y Jehová dijo a Moisés: Vé al pueblo, y santifícalos hoy y mañana; y laven sus vestidos,
y estén preparados para el día tercero, porque al tercer día Jehová descenderá a ojos de todo el pueblo sobre el monte Sinaí.”
Luego, el verso 16 en adelante, dice (ya cuando Dios descendió): “Y dijo al pueblo...” Del 15 en adelante:
“Y dijo al pueblo: Estad preparados para el tercer día; no toquéis mujer.
Aconteció que al tercer día, cuando vino la mañana, vinieron truenos y relámpagos, y espesa nube sobre el monte, y sonido de bocina muy fuerte; y se estremeció todo el pueblo que estaba en el campamento.
Y Moisés sacó del campamento al pueblo para recibir a Dios; y se detuvieron al pie del monte.
Todo el monte Sinaí humeaba, porque Jehová había descendido sobre él en fuego; y el humo subía como el humo de un horno, y todo el monte se estremecía en gran manera.
El sonido de la bocina iba aumentando en extremo; Moisés hablaba, y Dios le respondía con voz tronante.
Y descendió Jehová sobre el monte Sinaí, sobre la cumbre del monte; y llamó Jehová a Moisés a la cumbre del monte, y Moisés subió.”
Vean cómo fue todo este gran evento allá en el Monte Sinaí, de lo cual San Pablo cita en Hebreos, capítulo 12, y dice ahora para el Nuevo Testamento, que ya no es cosa de acercarse al Monte Sinaí. Dice, capítulo 12, verso 18 en adelante, dice:
“Porque no os habéis acercado al monte que se podía palpar (o sea, al Monte Sinaí), y que ardía en fuego, a la oscuridad, a las tinieblas y a la tempestad (así era como estaba el Monte Sinaí cuando Dios descendió).
al sonido de la trompeta, y a la voz que hablaba, la cual los que la oyeron rogaron que no se les hablase más,
porque no podían soportar lo que se ordenaba: Si aun una bestia tocare el monte, será apedreada, o pasada con dardo;
y tan terrible era lo que se veía, que Moisés dijo: Estoy espantado y temblando;
sino que os habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles,
a la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos, a Dios el Juez de todos, a los espíritus de los justos hechos perfectos,
a Jesús el Mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla mejor que la de Abel.”
Así como el pueblo hebreo con Moisés se acercó al Monte Sinaí, ahora nosotros nos hemos acercado al Monte de Dios: al Monte de Sion, a donde está Jesús, el Mediador del Nuevo Pacto, con la Sangre rociada que habla mejor que la de Abel. Nos hemos acercado a la compañía de muchos millares de Angeles, a la congregación de los primogénitos que están inscritos en el Cielo (o sea, a la congregación de los miembros de la Iglesia del Señor Jesucristo), esa es la congregación de los primogénitos que están inscritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero.
Y ahora, el Monte Sinaí allá estaba tipificando el Monte de Dios, la Iglesia del Señor Jesucristo. Y es a la Iglesia del Señor Jesucristo a donde nosotros nos acercamos para oír la Voz de Cristo, hablando en medio de Su Iglesia, así como habló en el Monte Sinaí. Y es en el Monte de Dios, la Iglesia del Señor Jesucristo, donde El ha colocado Su Pacto Divino, y ha colocado la Sangre del Nuevo Pacto, para que así estemos bajo un Nuevo Pacto reconciliados con nuestro Dios.
Y ahora, es ahí en el Monte de Sion, la congregación de los Primogénitos de Dios escritos en el Libro de la Vida del Cordero, donde Dios habla. Dios habla en medio de Su Iglesia y en Su Iglesia; y ahora de etapa en etapa y de edad en edad El ha estado hablando a Su pueblo, a Su Iglesia, por medio de Sus Angeles Mensajeros.
Ahora, cuando vamos al monte, a ver lo que estaba sucediendo en el Monte Sinaí, miren, en Deuteronomio capítulo 33, dice:
“Esta es la bendición con la cual bendijo Moisés varón de Dios a los hijos de Israel, antes que muriese.
Dijo:
Jehová vino de Sinaí,
Y de Seir les esclareció;
Resplandeció desde el monte de Parán,
Y vino de entre diez millares de santos.”
Y ahora, Dios estaba entre diez millares de santos, dice:
“Con la ley de fuego a su mano derecha.
Aun amó a su pueblo;
Todos los consagrados a él estaban en su mano.”
Y ahora, en el Nuevo Testamento todos los escogidos de Dios están en Su mano, en Su diestra; ¿por qué? Porque en Su diestra El tiene el Título de Propiedad, el Libro de los Siete Sellos, que es el Libro de la Vida del Cordero.
Y ahora, Dios ya no está en el Monte Sinaí, sino que está en el Monte de Dios, que es la Iglesia del Señor Jesucristo. Y podemos ver que en ese Monte, Dios ha estado, Cristo ha estado en medio de los que tienen sus nombres escritos en el Cielo, y ése es el Poderoso Ejército de Cristo, de Apocalipsis, capítulo 19, que para el tiempo final viene con El, con cuerpos glorificados, cuando Cristo resucite a los creyentes en El que han partido y nos transforme a nosotros los que vivimos.
Ahora, hemos visto que en el Monte Sinaí, Dios estaba con millares de Angeles allí, dice: “Vino de entre diez millares de ángeles.”
Y ahora, podemos ver que aunque el pueblo veía una nube, un fuego encendido en el monte y una nube espesa, allí hubo millares de Angeles con Dios; por eso la Escritura dice que la Ley fue dada por comisión de Angeles al pueblo hebreo. Fue el Angel de Jehová, el Angel del Pacto, que es Cristo en Su cuerpo teofánico, el que le dio al pueblo hebreo (a través del Profeta Moisés) la Ley, bajo y para la Dispensación de la Ley, que es la quinta dispensación.
Pero para la Dispensación de la Gracia el mismo Angel del Pacto nos ha dado un Nuevo Pacto, y ha estado escribiendo en nuestros corazones de edad en edad Sus leyes divinas, las leyes del Nuevo Pacto; porque Dios prometió que establecería un Nuevo Pacto con la casa de Israel, y escribiría Sus leyes en sus corazones, y les daría un nuevo corazón y un nuevo espíritu. Nos da un nuevo espíritu cuando produce el nuevo nacimiento y obtenemos un cuerpo teofánico, un espíritu teofánico, y ahí obtenemos un nuevo espíritu.
Y ahora, las personas veían una nube espesa sobre el Monte Sinaí, pero la Escritura acá dice que era millares de Angeles que también estaban allí con Dios.
Y ahora, encontramos en el Nuevo Testamento - o en el Antiguo Testamento miren ustedes también: cuando entró al tabernáculo que Moisés dedicó a Dios... en el mismo libro de Deuteronomio... vamos a ver Miguel... del Exodo —corrijo—, en el mismo libro del Exodo, capítulo 40, dice (capítulo 40, verso 33 en adelante, dice):
“Finalmente erigió (o sea, levantó) el atrio alrededor del tabernáculo y del altar, y puso la cortina a la entrada del atrio. Así acabó Moisés la obra.
Entonces una nube cubrió el tabernáculo de reunión, y la gloria de Jehová llenó el tabernáculo.
Y no podía Moisés entrar en el tabernáculo de reunión, porque la nube estaba sobre él, y la gloria de Jehová lo llenaba.
Y cuando la nube se alzaba del tabernáculo, los hijos de Israel se movían en todas sus jornadas;
pero si la nube no se alzaba, no se movían hasta el día en que ella se alzaba.
Porque la nube de Jehová estaba de día sobre el tabernáculo, y el fuego estaba de noche sobre él, a vista de toda la casa de Israel, en todas sus jornadas.”
Y en Primera de Reyes (ya vimos aquí cómo la nube estaba sobre el tabernáculo, Dios ahí estaba presente)... y en Primera de Reyes, capítulo 8, verso 6 en adelante, dice... capítulo 8, verso 6 de Primera de Reyes (esto fue cuando Salomón dedicó el templo a Dios), dice:
“Y los sacerdotes metieron el arca del pacto de Jehová en su lugar, en el santuario de la casa, en el lugar santísimo, debajo de las alas de los querubines.
Porque los querubines tenían extendidas las alas sobre el lugar del arca, y así cubrían los querubines el arca y sus varas por encima.”
Recuerden, estos otros querubines aquí, son los querubines de madera de olivo cubiertos de oro que Salomón construyó:
“Y sacaron las varas, de manera que sus extremos se dejaban ver desde el lugar santo, que está delante del lugar santísimo, pero no se dejaban ver desde más afuera; y así quedaron hasta hoy.
En el arca ninguna cosa había sino las dos tablas de piedra que allí había puesto Moisés en Horeb, donde Jehová hizo pacto con los hijos de Israel, cuando salieron de la tierra de Egipto.
Y cuando los sacerdotes salieron del santuario, la nube llenó la casa de Jehová.
Y los sacerdotes no pudieron permanecer para ministrar por causa de la nube; porque la gloria de Jehová había llenado la casa de Jehová.”
Aquí en la dedicación del templo que construyó Salomón, nuevamente aparece la nube de Jehová en esta manifestación de Dios en el templo.
Y encontramos luego en el Nuevo Testamento, que cuando Jesús subió al Monte de la Transfiguración con Pedro, Jacobo y Juan, fue transfigurado delante de ellos, aparecieron Moisés y Elías, y luego una nube de luz los cubrió; allí aparece nuevamente la presencia de Dios en esa nube de luz, y dice: “Este es mi Hijo amado, en el cual tengo complacencia.” Y dijo: “A El oíd.” Porque allí estaba el templo humano de Dios.
Y ahora, también cuando Jesús fue bautizado por Juan el Bautista, descendió del Cielo el Espíritu Santo en forma de paloma, y dijo: “Este es mi Hijo amado en quien tengo contentamiento.”
Y ahora, podemos ver que una señal que se hace visible a los seres humanos, cuando se manifiesta la Gloria de Dios en Su Templo: en el tabernáculo que construyó Moisés, en el templo que construyó Salomón, en el templo humano de Dios (que es Jesús); y luego también el Día de Pentecostés descendió el Espíritu Santo y lenguas de fuego vinieron sobre los que allí estaban reunidos; y allí fue la primera ocasión en que alguien obtuvo el nuevo nacimiento, y ciento veinte personas obtuvieron el nuevo nacimiento el Día de Pentecostés; y una señal fue vista, algo celestial fue visto sobre ellos: lenguas de fuego repartidas sobre ellos. Era el Espíritu Santo reproduciéndose allí, y allí estaban obteniendo el nuevo nacimiento 120 personas, y obteniendo así su cuerpo teofánico.
El cuerpo teofánico en el Antiguo Testamento (cuerpo teofánico de Dios) fue visto en forma de Luz en algunas ocasiones, y también fue visto en forma de un Hombre, un Angel, que es el Angel de Jehová; “Porque Dios hace a Sus Angeles Espíritu, y a Sus ministros llama de fuego.” [Nota - Hebreos 1:7] Por lo tanto, puede aparecer en forma de llama de fuego un cuerpo teofánico, y ese cuerpo teofánico, pues es el espíritu de uno que ha nacido de nuevo; como el cuerpo teofánico de Dios es ese cuerpo angelical, llamado el Angel de Jehová o Angel del Pacto. Y ese Hombre llamado el Angel del Pacto o Angel de Jehová, es el mismo Señor Jesucristo, nuestro Salvador.
Por eso en San Juan, capítulo 8, verso 56 en adelante, nuestro amado Señor Jesucristo, dice a aquellos judíos que están hablando con Cristo y discutiendo con El. Dice Cristo:
“Abraham vuestro padre se gozó de que había de ver mi día; y lo vio, y se gozó.
Entonces le dijeron los judíos: Aún no tienes cincuenta años, ¿y has visto a Abraham?
Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, yo soy.”
¿Cómo era Jesucristo antes que Abraham? Pues era el Angel del Pacto, el Angel de Jehová, era nada menos que el Verbo que era con Dios y era Dios, y creó todas las cosas, es el Logos que salió de Dios. No fue que surgió algo o una persona, sino que del mismo Dios salió el Logos, salió ese cuerpo teofánico, el cual es en la forma de un Hombre pero de otra dimensión. Y en ese Hombre de la sexta dimensión habitó Dios y habita Dios en toda Su plenitud, porque ése es el cuerpo teofánico de Dios; y desde ese cuerpo teofánico Dios creó el universo completo, todas las cosas.
Por eso es que en Apocalipsis, capítulo 3, verso 14, dice que El es el Principio de la Creación de Dios, es el Principio de una Creación con Vida eterna, El es el Principio, por eso El es el Primogénito, y también El es el Unigénito.
Y ahora, estas dos palabras aparentemente al ser aplicadas a Jesucristo, como que aparentemente hay una contradicción, porque si es Unigénito no hay otros; pero es también el primogénito: esto significa que siendo Cristo el Unigénito, Dios para tener más hijos no tuvo que ponerse a hacer luego otros hijos, sino que por medio de Jesucristo, el Hijo de Dios, trajo los demás hijos.
Y por eso así como en cada hombre están todos los hijos que va a tener, en Cristo están todos los hijos que Dios va a tener. Por eso estábamos en Cristo desde antes de la fundación del mundo. Somos genes manifestados en la Tierra en forma de seres humanos, genes divinos; ¿porque, qué es un hijo suyo? Pues un gene suyo; de usted como padre tiene un hijo, que son genes suyos cuando usted tiene hijos suyos, y los hijos de Dios son genes de Dios, hijos e hijas de Dios, y vienen por creación divina.
Por eso es que Cristo le dijo a Nicodemo: “De cierto, de cierto te digo, que el que no nazca de nuevo, no puede ver el Reino de Dios (no lo puede entender).” Nicodemo pensó en el nacimiento, el nuevo nacimiento como naciendo de nuevo por medio de su madre, entrando en el vientre de su madre y nacer de nuevo, y le dice: “¿Cómo puede hacerse esto? ¡Esto está muy difícil! Siendo el hombre ya viejo...”
Porque Nicodemo ya estaba avanzado en edad, y no se sabe si su madre estaba ancianita o si había muerto; si había muerto entonces para Nicodemo era imposible, y si era por medio de su propia madre nacer de nuevo, entrar en el vientre ¿cómo iba a entrar en el vientre y nacer? O sea, que se confundió Nicodemo, porque esa sabiduría de la cual y con la cual le estaba hablando Cristo, no la comprendían los grandes sabios de Israel.
Nicodemo siendo un gran sabio y maestro, no comprendía cómo obtener el nuevo nacimiento. Pero Cristo le dice: “De cierto, de cierto te digo, que el no nazca del Agua y del Espíritu, no puede entrar en el Reino de Dios.” Ya le da más información.
Y ahora, por medio de creer en nuestro amado Señor Jesucristo, lavar nuestros pecados en Su Sangre, ser bautizados en Su Nombre y recibir Su Espíritu Santo, obtenemos el nuevo nacimiento y así habremos nacido del Agua y del Espíritu, y así obtenemos el nuevo nacimiento y obtenemos el cuerpo teofánico de la sexta dimensión; y en adición obtendremos el cuerpo físico, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado en este tiempo final, si permanecemos vivos hasta que los muertos en Cristo sean resucitados en cuerpos eternos, lo cual ocurrirá cuando haya entrado al Cuerpo Místico de Cristo y haya así nacido de nuevo hasta el último de los que están escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero.
Por eso trabajamos en la Obra de Cristo llevando el Mensaje por todos los lugares, para que Cristo con el Mensaje de este tiempo final, del Día Postrero, llame y junte a Sus escogidos, y los coloque en Su Cuerpo Místico de creyentes, produzca en ellos el nuevo nacimiento.
Y ahora, cuando se complete el número de los escogidos de Dios, de esas almas de Dios, cuando se complete ese número en el Cuerpo Místico de Cristo; o sea, cuando haya nacido de nuevo hasta el último de los escogidos, entonces Cristo habrá terminado Su Obra de Intercesión en el Cielo en el lugar de Intercesión: en el Lugar Santísimo, se levantará del Trono del Padre, tomará el Título de Propiedad, lo abrirá en el Cielo y reclamará todo lo que El ha redimido con Su Sangre preciosa, y resucitará a los muertos en Cristo y a nosotros los que vivimos nos transformará. Y tanto los que resucitarán tendrán un cuerpo glorificado, como nosotros cuando seamos transformados.
Ahora, si alguno se va antes, no tiene ningún problema; cuando lo despedimos hablando y dándole la despedida en el cementerio, también le decimos: “Te esperaremos de regreso; pero no te esperaremos en este mismo cuerpo, sino que te esperaremos en un cuerpo glorificado, eterno, inmortal, incorruptible, igual al cuerpo de Jesucristo, nuestro Salvador.”
Así que, no se habrá perdido nada cuando un escogido de Dios ha muerto, San Pablo decía: “Para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia.” [Nota - Filipenses 1:21]
Así que, para los escogidos de Dios todas las cosas obran para bien.
Ahora, sabiendo que cuando terminamos nuestros días aquí en la Tierra vamos al Paraíso, y continuamos viviendo en otra dimensión en el cuerpo teofánico, algunos quizás quisieran irse a causa de tantas luchas y problemas que hay aquí. Lo que sucede es que allí no puede estar trabajando en la Obra, porque para trabajar en la Obra hay que estar aquí, porque la Obra de Cristo se está llevando a cabo aquí en la Tierra; aunque allá, pues tendrán sus actividades y sus cánticos y alabanzas a Cristo, pero estar trabajando en la Iglesia de Jesucristo aquí en esta dimensión, que es lo que cuenta para galardones, no lo pueden estar haciendo allá; más bien ellos desde allá pueden ver lo que los escogidos hacen acá.
Ahora, podemos ver que hay un Programa Divino, el cual ha estado llevándose a cabo de etapa en etapa en esta Tierra, pero Cristo dijo: “El que no nazca de nuevo, no puede ver el Reino de Dios (o sea, no lo puede entender).”
Por eso la humanidad no ha podido comprender lo que en realidad ha estado sucediendo en el Reino de Dios o Reino de los Cielos, no ha estado comprendiendo la Obra que Cristo ha estado llevando a cabo aquí en la Tierra. En Espíritu Santo Cristo está en la Tierra en medio de Su Iglesia, reproduciéndose en hijos e hijas de Dios. Para los que pensaban que Cristo no había tenido hijos, pues miren, Jesucristo es el Hombre que más hijos tiene; pero no los tiene por medio de la unión con una mujer, sino que los tiene por medio del nuevo nacimiento que produce en personas que vienen a El, arrepentidos de sus pecados.
Y ahora, por medio de esa Obra Redentora de Cristo, se está llevando a cabo la creación de una Nueva Raza. Una Nueva Raza Dios está creando por medio de Cristo; esa Nueva Raza es la Iglesia del Señor Jesucristo, de la cual Cristo es la Cabeza; por eso El es el Principio de la Creación de Dios, el Principio de esa Nueva Creación, de esa Nueva Raza. El Principio de la Iglesia es Jesucristo.
Y ahora, como es Jesucristo, serán todos los miembros de la Iglesia del Señor Jesucristo: con cuerpos teofánicos eternos, y cuerpos físicos glorificados y eternos.
Ahora, desde antes de la fundación del mundo nosotros estábamos en El, porque estamos en Dios y estábamos en Dios eternamente. Y en todo el Programa que Dios está llevando a cabo, nos encontrábamos con El, como se encontraba Leví en los lomos de Abraham cuando Melquisedec le salió al encuentro a Abraham, cuando regresaba de la victoria contra unos reyes que se habían llevado a Lot y su familia, los cuales habían atacado a Sodoma y se habían llevado a las personas, y también los bienes de las personas; pero ahora Abraham pelea en contra de ellos y rescata a Lot y su familia.
Y ahora, cuando viene victorioso le sale al encuentro Melquisedec, Rey de Salem y Sacerdote del Dios Altísimo. Melquisedec es nuestro amado Señor Jesucristo en Su cuerpo teofánico, Su cuerpo angelical. Por eso pudo decir: “Antes que Abraham fuese, Yo Soy.” ¿Cómo era? Era el Angel del Pacto, el Angel de Jehová. Y por eso es que en la profecía de Malaquías, capítulo 3, cuando nos habla de la Venida del Mesías, de la Venida del que vendrá después de Juan el Bautista, nos dice que es el Angel del Pacto, el Angel de Jehová.
Capítulo 3 de Malaquías, verso 1, dice:
“He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí (ese Mensajero fue Juan el Bautista); y vendrá súbitamente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis, y el ángel del pacto, a quien deseáis vosotros. He aquí viene, ha dicho Jehová de los ejércitos.”
¿Quién vendría? El Angel del Pacto, el Angel de Jehová. Y cuando vino el Angel de Jehová, cuando vino el Señor, el Angel de Jehová, después de Su precursor, que fue Juan el Bautista, el Angel de Jehová vino en forma de hombre en carne humana, y fue conocido por el nombre de Jesús. A Jesús fue que Juan le preparó el camino, pero ése es el Angel del Pacto, el Angel de Jehová.
Por eso en San Juan, capítulo 1, recuerden que el Ser más importante de la Biblia se llama Jesucristo, la persona más importante se llama: “Jesucristo.” Y ahora vamos a ver porqué. Cualquier persona podría decir: “No, es Dios.” Otro podrá decir: “No, es el Angel del Pacto, el Angel de Jehová.” Vamos a ver porqué:
“En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios (vean, el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios).
Este era en el principio con Dios.
Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.
En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.” [Nota - San Juan 1:1-4].
Por eso el Verbo que era con Dios y era Dios en el cual estaba la vida, es el Arbol de la Vida allá en el Génesis, ése es Jesucristo en Su cuerpo teofánico, Su cuerpo angelical.
Sigue diciendo el verso 9 de San Juan, capítulo 1:
“Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo.”
La Luz verdadera que alumbra a todo hombre (o sea, el Verbo que era con Dios y era Dios) venía a este mundo, venía a esta dimensión terrenal. ¿Cómo venía a esta dimensión terrenal? Venía en forma de hombre:
“En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció.
A lo suyo vino (o sea, al pueblo hebreo), y los suyos no le recibieron (lo rechazaron, pidieron Su muerte en la Cruz del Calvario, y fue Crucificado Jesucristo).
Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.”
O sea, les dio potestad de obtener el perdón de sus pecados, de ser bautizados en Su Nombre y de recibir el Espíritu Santo y así obtener el nuevo nacimiento, y obtener el cuerpo teofánico de la sexta dimensión, y así nacer como hijos e hijas de Dios; porque con el nacimiento natural, nosotros no hemos nacido como hijos de Dios, hemos nacido en esta Tierra en el reino de las tinieblas, el reino del maligno; pero con el nuevo nacimiento nacemos como hijos e hijas de Dios en el Reino de Dios: el Reino de nuestro amado Señor Jesucristo.
“Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre...”
Ahora vean, porqué hay que recibir a Cristo como nuestro Salvador: para poder obtener ese nuevo nacimiento y nacer como hijos e hijas de Dios:
“Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.
los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.”
Esto sucede por medio del nuevo nacimiento, donde Cristo produce el nuevo nacimiento dándonos un cuerpo teofánico de la sexta dimensión, un cuerpo angelical:
“Y aquel verbo...”
Recuerden que el Verbo era con Dios y era Dios, y creó todas las cosas.
“Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros.”
El Angel del Pacto, el Angel de Jehová se hizo carne, se vistió de carne humana a través de crear en el vientre de María una célula de vida, una célula de Sangre, la cual se multiplicó célula sobre célula, y así se formó el cuerpo de Jesús, y eso es por creación divina.
Es la Sangre de Dios la que corrió por las venas de Jesús, por eso pudo derramar Su Sangre por nosotros, y limpiarnos de todo pecado, porque es la Sangre de Dios; y estableció un Nuevo Pacto, y la Sangre de Jesucristo es la Sangre del Nuevo Pacto. Por lo tanto, ya no se necesita la sangre de animalitos como en el Antiguo Testamento, ya tenemos la Sangre perfecta de Dios, de Jesucristo, que nos limpia de todo pecado.
Y ahora, el Verbo hecho carne hemos visto que es nuestro amado Señor Jesucristo, el Verbo, el Angel del Pacto hecho carne. El Ser más importante de la Biblia, Dios con Su cuerpo teofánico luego se hizo un cuerpo de carne llamado Jesús, por eso es Emanuel —que traducido es Dios con nosotros— conforme a Isaías, capítulo 7, verso 14.
Por eso Jesús podía decir: “El Padre y Yo, una cosa somos.” ¿Por qué? Porque en Jesús habitó la plenitud de la Deidad corporalmente.
Jesucristo es nada menos que el mismo Dios en un cuerpo de carne en medio del pueblo hebreo, El mismo vino para quitar el pecado del mundo. Por eso Jesús podía decir: “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre.” Y decía: “¿No crees Felipe, que el Padre está en mí y yo en El; y el que me ha visto a mí, ha visto al Padre?”
Es como usted decir que su alma está en usted, y el que lo ha visto a usted, ha visto a su alma, ¿pero cómo ha visto a su alma? Ha visto a su alma manifestada en un cuerpo de carne; porque es su alma la que dirige su ser.
Vean, ¿qué es lo más que se parece a Dios? El ser humano, el hombre, porque Dios creó al hombre a Su imagen y semejanza, y el hombre es cuerpo (que es lo que nosotros vemos), espíritu (que es un cuerpo espiritual pero de otra dimensión) y alma.
Y ahora, ¿cómo vamos a ver a Dios a semejanza del ser humano?, porque si Dios hizo al ser humano a Su imagen y semejanza, pues vamos a ver a Dios, vamos a ver a Dios, Su imagen y Su semejanza: Su imagen es el cuerpo teofánico, llamado el Angel del Pacto, ese es Su Espíritu, Su cuerpo espiritual; y Su cuerpo de carne, Su cuerpo físico es Jesús; y Su alma, pues es Dios.
Dios, el Espíritu eterno, el cual existía solo, ahora vean ustedes, lo primero que hace es traer a existencia un cuerpo teofánico, llamado el Angel del Pacto. Ahí habitó Dios en toda Su plenitud, y habita Dios en toda Su plenitud en ese cuerpo teofánico, llamado el Angel del Pacto. Pero luego toma un paso más adelante y se hace un cuerpo de carne llamado Jesús; por eso Jesús decía que el Padre moraba en El.
Y ahora, ese cuerpo de carne tenía que morir, tenía que tomar nuestros pecados y morir, y luego resucitar, y así resucitar en cuerpo - el cuerpo resucitar en forma glorificada; y ahora Dios tiene Su cuerpo teofánico, que es llamado el Angel del Pacto o Angel de Jehová, y tiene Su cuerpo llamado Jesús, en forma glorificada.
Dios, lo encontramos en cuerpo glorificado llamado Jesús, lo encontramos en Espíritu llamado el Angel del Pacto, y lo encontramos en alma, que es Dios.
Y ahora, podemos ver la imagen y semejanza a la cual Dios hizo al ser humano; y nosotros seremos a imagen y semejanza de nuestro amado Señor Jesucristo; por eso es que El nos da un cuerpo teofánico primero, cuerpo angelical de la sexta dimensión; por eso Jesús dice que en la resurrección ni se casan ni se dan en casamiento, sino que serán como los Angeles de Dios. Y en la resurrección nos dará un cuerpo glorificado, eterno, inmortal, incorruptible, como Su cuerpo glorificado; y ése es el Ejército poderoso de nuestro amado Señor Jesucristo, que aparece en Apocalipsis, capítulo 19, que viene con El; y esa es la gran multitud que viene con El en el Día Postrero. Apocalipsis, capítulo 19, versos 11 al 16, dice:
“Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea.
Sus ojos eran como llama de fuego, y había en su cabeza muchas diademas; y tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo.
Estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y su nombre es: El Verbo de Dios.
Y los ejércitos celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio, le seguían en caballos blancos (esos son los redimidos por la Sangre de Cristo, por eso vienen con vestiduras blancas, y vienen en caballos blancos).
De su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones, y él las regirá con vara de hierro; y él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso.
Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: Rey de reyes y Señor de señores.”
Luego, en el verso 19 de este mismo capítulo 19, dice:
“Y vi a la bestia, a los reyes de la tierra y a sus ejércitos, reunidos para guerrear contra el que montaba el caballo, y contra su ejército.”
O sea, que así como a la Iglesia del Señor Jesucristo la han perseguido en edades pasadas, para este tiempo del cumplimiento de esta promesa, la bestia, el anticristo, el hombre de pecado con los diez reyes que le darán su poder y su autoridad, se levantará en contra de Cristo y la Iglesia de Jesucristo; pero ya para esos días la resurrección de los muertos en Cristo y nuestra transformación se realizará, y ya no será como fue en edades pasadas, que persiguieron y mataron a los cristianos, ya para ese tiempo Cristo no estará como Intercesor, sino como Juez de toda la Tierra, y Cristo dijo: “Mía es la venganza, Yo pagaré.”
Muchas personas ignoran que la Segunda Venida de Cristo con los santos que han muerto, resucitándolos en cuerpos eternos y transformándonos a nosotros, muchos ignoran las cosas que van a estar sucediendo; pero se establecerá el juicio divino, el juicio que tiene que caer sobre la raza humana durante la gran tribulación.
Así que, será un tiempo terrible para los que no habrán entrado al Nuevo Pacto y no estarán por consiguiente bajo la Sangre del Nuevo Pacto, que es la Sangre de Cristo. Ya cuando esto ocurra literalmente, será muy tarde para las personas buscar a Cristo y entrar al Nuevo Pacto bajo la Sangre de Cristo, ya no habrá Sangre en el Trono de Intercesión en el Cielo. Por lo tanto, el juicio divino vendrá sobre todas las personas que perdieron la oportunidad de recibir a Cristo como su Salvador, mientras Cristo estaba en el Cielo en el Lugar de Intercesión.
Por eso es tan importante para todo ser humano recibir a Cristo como su Salvador, lavar sus pecados en la Sangre de Cristo, ser bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo y recibir el Espíritu Santo para así obtener el nuevo nacimiento, mientras Cristo está en el Trono de Intercesión en el Cielo.
Cuando se complete el número de los escogidos de Dios, ya Cristo terminará Su Obra de Intercesión y nadie más entrará al Cuerpo Místico de Cristo, ya habrán nacido todos los que tenían que nacer de nuevo, ya se habrá completado el Programa de Redención en lo espiritual, y entonces corresponde a la parte física: la redención del cuerpo, que es la resurrección en cuerpos eternos de los muertos en Cristo, y la transformación de nosotros los que vivimos. Eso es la Redención del cuerpo: nuestra transformación, en donde obtendremos el cuerpo glorificado.
Ahora, en el Programa Divino, Cristo ha estado enviando al planeta Tierra esas almas de Dios que están escritas en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, porque tienen que ser manifestadas aquí en la Tierra para confirmar su lugar en la Vida eterna; y por eso es que estamos nosotros viviendo aquí en la Tierra, aunque estamos viviendo en cuerpos mortales, pero es para hacer contacto con la Vida eterna, y ser restaurados a la Vida eterna.
Y ahora, Cristo en Su Programa con Su Iglesia, estableció siete Angeles Mensajeros para siete etapas o edades de la Iglesia. Dios por medio del Rvdo. William Branham mostró cómo Dios ha estado construyendo Su Iglesia, y hizo un diagrama de una pirámide, representando en esa pirámide a la Iglesia de Jesucristo, y colocó las diferentes etapas o edades por las cuales ha estado pasando la Iglesia del Señor Jesucristo, y colocó los territorios donde se han cumplido esas edades, y los Mensajeros que Dios tuvo para cada una de esas edades.
Todo ese Programa Cristo lo representó en las siete iglesias de Asia Menor, las cuales tenían las características de las diferentes etapas por las cuales pasaría la Iglesia del Señor Jesucristo.
Y ahora, miren ustedes: este espacio pequeño aquí, es el tiempo de los Apóstoles, pero luego este otro espacio más grande señalado aquí por ‘FE,’ que fue la virtud correspondiente a la primera edad, encontramos aquí que su Mensajero fue San Pablo, y el territorio donde se cumplió esa edad fue Asia Menor, y así Dios se tornó por completo a los gentiles, para llamar de entre de los gentiles un pueblo para Su Nombre.
Y ahora, ha ido creciendo la Iglesia de Jesucristo de etapa en etapa, a medida que ha ido enviando a cada Mensajero, y ha ido llamando y juntando a Sus escogidos por medio de la manifestación del Espíritu Santo a través de ese Mensajero. De ese Mensajero se extiende el Mensaje a otros ministros, los cuales son fieles, y lo llevan y así son llamados los escogidos de Dios en cada edad, y así se forma cada edad: con creyentes en Cristo nacidos de nuevo, llamados por Cristo en Espíritu Santo a través del Mensajero de cada edad.
Luego, vean ustedes, vino Ireneo para la segunda edad, y fue en Francia donde se cumplió esa segunda edad. Luego vino Martín para la tercera edad, y se cumplió en Francia y en Hungría esa tercera edad. Luego vino Colombo para la cuarta edad, y se cumplió en Irlanda y Escocia la cuarta edad. Luego vino Lutero para la quinta edad, y se cumplió en Alemania la quinta edad.
Y recuerden que se va formando con seres humanos creyentes en Cristo: el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo. Luego viene Wesley, Jhon Wesley para la sexta edad, y se cumplió esa sexta edad en Inglaterra. Luego viene el Rvdo. William Branham para la séptima edad, y se cumplió la séptima edad en Norteamérica; y luego hay un espacio aquí. Y luego viene la Edad de la Piedra Angular para la cual Cristo enviaría a Su Angel Mensajero, para llamar y juntar con la Gran Voz de Trompeta a los escogidos de Dios del Día Postrero, y completarse así el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo.
Y Cristo vendrá en toda Su plenitud a Su Templo Espiritual, Su Iglesia, en este tiempo final. Así como vino al tabernáculo que construyó Moisés y vino al templo que construyó el rey Salomón, cuando Cristo termine la construcción de este Templo Espiritual que es Su Iglesia, entonces Cristo vendrá en toda Su plenitud, Dios vendrá en toda Su plenitud a Su Iglesia, y se manifestará en toda Su plenitud en y desde el Lugar Santísimo.
¿Dónde estaba Dios en el tabernáculo que construyó Moisés y en el templo que construyó Salomón? Estaba en el lugar santísimo sobre el arca del pacto, allí estaba la Gloria de Dios manifestada.
¿Y dónde estará en el Día Postrero la Gloria de Dios manifestada, la Gloria de Cristo manifestada en Su Templo Espiritual, en Su Iglesia? En la Edad de la Piedra Angular, porque la Edad de la Piedra Angular es el Lugar Santísimo del Templo Espiritual de Cristo. Por eso Cristo en Espíritu Santo, así como se movió de territorio en territorio, de edad en edad y de Mensajero en Mensajero, se ha movido del territorio de Norteamérica al territorio latinoamericano y caribeño, y se ha movido de Mensajero también: del cuarto Elías, del Rvdo. William Branham (el séptimo Angel Mensajero de la séptima edad de la Iglesia de Laodicea) se ha movido a la Edad de la Piedra Angular, al Angel del Señor Jesucristo.
Y se está construyendo, Cristo está construyendo en Su Templo Espiritual el Lugar Santísimo en este tiempo final, con piedras vivas latinoamericanas y caribeñas, y por consiguiente ese lugar que es formado por esas piedras vivas, la Edad de la Piedra Angular es la que tiene la bendición de este tiempo final.
Para cada edad hubo un color del Arco Iris, pero para la Edad de la Piedra Angular son los siete colores en círculo, cubriendo toda la Edad de la Piedra Angular y a todas las personas que están dentro del Cuerpo Místico de Cristo en la Edad de la Piedra Angular.
En cada edad fue un color del Arco Iris. Cuando se dice un “Arco Iris” o un “Arco” es medio círculo, por eso se le llama el “Arco Iris,” porque solamente se ve medio círculo; pero ahora en la Edad de la Piedra Angular, siendo que así como alrededor del Trono estaba el Arco Iris, y alrededor de la cabeza del Angel Fuerte que desciende del Cielo estaba el Arco Iris, alrededor de la Edad Cabeza: la Edad de la Piedra Angular, está el Arco Iris, alrededor; por lo tanto sería el “Circuiris” para la Edad de la Piedra Angular.
Si vamos a hablar de los siete colores alrededor de la Edad de la Piedra Angular, y esos siete colores nos cubren a todos nosotros, son los siete colores del Circuiris o Arco Iris, y el Arco Iris es el Pacto Divino, estamos bajo el Pacto Divino, y bajo los colores (los siete colores) del Pacto Divino. Así está la Edad de la Piedra Angular y todos los que están dentro de la Edad de la Piedra Angular. Por lo tanto, los siete colores del Arco Iris están en la América Latina y el Caribe siendo manifestados.
Los que están entrando, están entrando bajo los siete colores del Arco Iris, están entrando bajo el Pacto Divino.
Y ahora, en un día como hoy (28 de febrero de 1963), el 28 de febrero de 1963, aparecieron al Rvdo. William Branham, aparecieron unos Angeles, los cuales están aquí en esta foto. Pero miren, cuando fue vista en el Cielo esta nube, fue vista a unas 26 millas de altura, donde no vuelan los aviones y donde no hay humedad para formar nubes, no se forman nubes; por lo tanto es una “Nube Misteriosa.” Así fue publicado en la revista “LIFE” (que es “Vida.”) y en la revista “CIENCIA” también.
Pero el Rvdo. William Branham explicó acerca de esta nube que fue formada por Angeles de Dios; y vamos a ver lo que dijo el Rvdo. William Branham acerca de esta nube que fue vista en febrero 28 de 1963. El Rvdo. William Branham estaba en Arizona en una montaña, pues estaba ese día de cacería, y fue un día muy especial para el Rvdo. William Branham. Vamos a ver lo que él dice acerca de esa nube, y qué formó esa nube. Dice en la página 468 y 469 del libro de “Los Sellos,” dice:
“Noten: hay tres testigos sentados aquí hoy. Hace cerca de un mes, yo estaba allá muy metido en la sierra casi con la frontera de México juntamente con dos hermanos que están sentados aquí hoy. Yo me estaba quitando unas espinas del pantalón (o sea, ‘cadillos,’ le llamamos nosotros, o cosas así), las cuales se me habían pegado al caminar, cuando de repente hubo un trueno que parecía que iba a derrumbar los cerros. Eso es la verdad. Yo nunca les dije nada a los dos hermanos, pero ellos notaron una diferencia. El entonces me dijo: ‘Prepárate. Vuelve al Oriente.”
Aquí está la interpretación: Ahora, para que lo sepan, el hermano Sothmann no halló el animal que andaba cazando (pues andaban de cacería, y estaba buscando su animal que iba a cazar y no lo consiguió). El estaba haciendo un esfuerzo para conseguirlo, pero esa noche el Señor me dijo: ‘Ahora como señal para tí, él no va a hallar su animal. Tienes que consagrarte ahora para la visitación de los Angeles.”
En eso me sentí casi fuera de mí. Uds. dos se acuerdan. Yo estaba en el Oeste, y los Angeles estaban viniendo hacia el Oriente. Y cuando llegaron a donde yo estaba, fui levantado para estar con ellos (fue levantado para estar con ellos; o sea, no tenía que ser levantado su cuerpo físico, sino su cuerpo teofánico, que es el espíritu, o sea, que salió de su cuerpo y fue con ellos, estuvo con ellos)... fui levantado para estar con ellos ¿Se acuerdan? Estaban viniendo hacia el Oriente.”
Y ahora vamos a pasar más adelante, en la página 469, donde dice:
“¿Y notaron que dije que uno de esos Angeles era muy raro? Me pareció muy distinto a los demás. Estaban en una constelación con tres a cada lado y uno arriba; y el que estaba a mi lado, contando desde la izquierda hacia la derecha, ése sería el séptimo ángel. El era más brillante y significaba más para mí que los demás. Les dije que tenía el pecho así robusto y estaba volando hacia el Oriente. Les dije también que: ‘Me levantó, me alzó.’ ¿Se acuerdan?
Ahora, ¡aquí está! Era el que tenía el séptimo Sello, lo cual he mantenido como una pregunta en mi mente toda mi vida.”
Y ahora, el que tenía el Séptimo Sello, el Angel que era diferente a los demás, fue el que lo levantó.
Y ahora, el misterio del Séptimo Sello está en ese Angel, porque ése es el Angel que tiene el Séptimo Sello.
Y ahora, los otros Angeles, eran los Angeles de las siete edades de la Iglesia, los cuales ahí están en cuerpos teofánicos; pero hay un Angel que es diferente a los demás. Al tornar esta foto hacía la derecha, encontramos aquí al Angel que es diferente a los demás, que es el que forma el Cabello Blanco del Señor. Ese es el Angel que él dice que era el más importante, y que es el Angel que tiene el Séptimo Sello.
Y ahora, leyendo en la página 482, dice:
“Entonces, yo creo que para nosotros que no conocemos esto, no será conocido hasta ese tiempo, pero sí será revelado en aquel día, en la hora cuando debe ser revelado; lo que nosotros debemos hacer, es ser sumamente reverentes ante Dios y servirle y hacer todo lo que sabemos hacer y vivir vidas justas, vidas Cristianas.”
Ahora vean, dice que tiene que ser revelado ese misterio del Séptimo Sello, tiene que ser revelado el misterio que tiene el Angel que era diferente a los demás.
El misterio de Cristo en las siete etapas, es la manifestación de Cristo en Espíritu Santo en cada Angel Mensajero de cada edad; y por medio de esa manifestación fue que Cristo llamó y juntó a Sus escogidos en cada edad.
Para el Séptimo Sello ser cumplido, ser abierto, y para el Séptimo Sello llamar y juntar a los escogidos del Día Postrero, Cristo en Espíritu Santo tiene que manifestarse en el Día Postrero, en medio de Su Iglesia en un Mensajero que estará en la Tierra en el Día Postrero, y será el Mensajero de la Edad de la Piedra Angular. No puede ser de otra forma, porque no tiene más Mensajeros. Por lo tanto, en ese Mensajero habrá un misterio siendo cumplido, el cual —quizás— no lo entenderemos hasta que Cristo lo abra completamente, —quizás— al final de la Obra de ese misterio.
Ahora, vean lo que dice Cristo por medio del Rvdo. William Branham; así como habló por medio de los Profetas y de los Apóstoles, también ha hablado por medio del Rvdo. William Branham.
Dice, página 472 del libro de “Los Sellos:”
“Noten bien el Mensaje del tiempo del fin (este Sello)...”
¿Cuál es el Mensaje del tiempo del fin? El Mensaje del Séptimo Sello, el Mensaje de la Segunda Venida de Cristo; porque el Séptimo Sello es la Segunda Venida de Cristo:
“El nos ha revelado seis Sellos, pero no dice nada del séptimo. El Sello del tiempo del fin, cuando empiece será algo completamente secreto, según la Biblia. Pero antes de conocer eso... Recuerden Apocalipsis 10:1-7: que al final del Mensaje del séptimo ángel, TODOS los misterios de Dios, serán conocidos. Estamos en el tiempo del fin - la apertura del séptimo Sello.”
Ahora vean, él dijo: “El Séptimo Sello cuando empiece, será algo completamente secreto según la Biblia.” ¿No fue secreto el misterio de la Primera Venida de Cristo? Aunque había sido dicho que nacería en Belén de Judea el Mesías, y con todo y eso, los doctores de la Ley, y el sumo sacerdote, y los líderes de la religión hebrea del concilio del sanedrín, ni supieron que el Mesías ya estaba en la Tierra, y cuando nació, ni supieron que estaba naciendo en Belén de Judea, aunque tenían las profecías de dónde nacería.
Pero ahora, el misterio del Séptimo Sello (dijo el Rvdo. William Branham) sería en su comienzo un secreto por completo. Por lo tanto, las personas vendrían a darse cuenta que el Séptimo Sello estaría cumpliéndose a medida que sería dado a conocer ese misterio del Séptimo Sello, pero su comienzo sería un secreto por completo.
Ahora, es un misterio grande lo que Dios hizo en cada edad, al manifestarse por medio de cada Angel Mensajero, cada Mensajero fue el ungido de Dios, de Cristo, con el Espíritu Santo para cada edad; para el Día Postrero lo será el Angel del Señor Jesucristo.
Así que, siendo que Cristo dice: “Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias.” Ese es el único que podrá abrir, revelar ese misterio del Séptimo Angel y revelar el misterio del Séptimo Sello, porque el Séptimo Angel, de los siete Angeles que le aparecieron al Rvdo. William Branham, el séptimo es el que tiene el misterio del Séptimo Sello.
Ahora recuerden: él vio siete Angeles, pero si contamos al Rvdo. William Branham (que es el Angel de la séptima edad de la Iglesia), entonces son ocho Angeles los que estaban allí presentes. Por lo tanto, el séptimo Angel que él menciona viene a ser entonces el octavo, el que forma la peluca blanca del Señor Jesucristo; y si viene a ser el octavo, entonces corresponde a la Edad de la Piedra Angular, que es la Edad octava.
Y ahora, nadie sabía que después de la séptima edad de la Iglesia vendría una nueva edad: la Edad de la Piedra Angular; pero el Rvdo. William Branham habló de eso, aunque las personas no lo comprendían; pero ya vamos comprendiendo lo que ha estado sucediendo.
Y ahora, el misterio del Séptimo Sello, el misterio de la Segunda Venida de Cristo está en el Angel que era diferente a los demás. No hay que buscar otra cosa. Lo que los Siete Truenos de Apocalipsis revelan, lo cual es la revelación del Séptimo Sello, lo que revelan los Siete Truenos es el misterio de ese Angel que era diferente a los demás; y la manifestación de este Angel en el Día Postrero, en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo.
Ese Angel tiene que venir a la Iglesia de Jesucristo en la Edad de la Piedra Angular, y manifestarse como lo hicieron los otros Angeles anteriores en cada edad, para poder llevar a cabo Cristo por medio de él, la Obra correspondiente al Día Postrero y así cumplirse el Séptimo Sello, llevar a cabo Cristo la Obra bajo el Séptimo Sello, y luego Cristo tomar el Título de Propiedad, abrirlo en el Cielo, reclamar a todos los que El ha redimido con Su Sangre, y resucitar a los muertos en Cristo y transformarnos a nosotros los que vivimos. Toda esa Obra está bajo el Séptimo Sello.
Así que, hay un misterio grande en el Séptimo Sello y hay un misterio grande en esta nube misteriosa, para el misterio de cada Angel para cada edad, y la Obra que Dios hizo en cada edad; y el misterio más grande está en el Angel que era diferente a los demás, que forma el Cabello Blanco del Señor, y la Obra que estará haciendo en este Día Postrero en la Edad de la Piedra Angular.
Luego, cuando Cristo resucite a los creyentes en El que han partido y nos transforme a nosotros, habrá también una gran nube de testigos: la Iglesia del Señor Jesucristo con cuerpos glorificados; y estaremos con Cristo para toda la eternidad, iremos con El a la Cena de las Bodas del Cordero, y eso será una gran nube.
Pero miren ustedes, cuando regresen del Paraíso los santos, si aquí viniendo los Angeles Mensajeros de las siete edades en cuerpos teofánicos se vio esa gran nube, ¿cómo será todos los santos con sus Angeles Mensajeros viniendo del Paraíso? ¡Una gran nube también! Cuando Cristo resucitó y ascendió al Cielo, luego una nube fue vista también, que le apartó de los ojos de todos los discípulos.
Ahora, en estos Angeles Mensajeros están representados los escogidos de cada una de las siete edades y de la Edad de la Piedra Angular; por lo tanto los de San Pablo están representados en el Angel que está aquí, que es San Pablo en Su cuerpo teofánico, y así cada uno está representado en el Angel de su edad.
¿Y nosotros dónde estamos representados? Estamos representados acá arriba, porque esta ‘o,’ representa acá la Edad de la Piedra Angular, y ahí está en los Cielos en esta nube, también está el Nombre Nuevo del Señor Jesucristo y Nombre Eterno de Dios.
Este Angel que era diferente a los demás es el que tiene que ver con el Nombre Nuevo del Señor Jesucristo y Nombre Eterno de Dios, tiene que ver con el Séptimo Sello, tiene que ver con los Siete Truenos, tiene que ver con el llamado de los escogidos de Dios, tiene que ver con todo el Programa Divino correspondiente a este tiempo final.
Pero el Hno. Branham dice: “Pero todo será sencillo.” Todo será Dios en simplicidad, una manifestación de Dios en simplicidad en el Día Postrero, pero que hará la Obra más grande de todos los tiempos.
¿Que será una Obra mayor de la que hizo San Pablo? ¡Claro que si! Porque aunque la Obra que llevó a cabo Dios por medio de San Pablo fue grande, pero miren, no lograron llegar hasta la transformación física de sus cuerpos, solamente lograron la transformación interior, obteniendo el nuevo nacimiento. Pero la Obra correspondiente al Día Postrero en la Edad de la Piedra Angular, obtiene la Obra del nuevo nacimiento, y obtendrá también la Obra de nuestra transformación. Por lo tanto, será una Obra mayor, por eso está bajo el Séptimo Sello.
Y ahora, en la página 474 y 475, dice:
“Quizás sea ahora el tiempo y la hora cuando aparezca esta gran persona que hemos estado esperando. Quizás este ministerio, por el cual he tratado de convertir a la gente a la Palabra, ha servido de fundamento. Si así es, entonces les estaré dejando para siempre. No habrá dos aquí al mismo tiempo. Y si así fuera, él crecerá y yo menguaré. ¡Yo no sé! Pero Dios me ha dado el privilegio de mirar y ver lo que es; lo vi abrirse hasta donde lo vi.”
Siendo Juan el Bautista el precursor de la Primera Venida de Cristo, entonces él anunció que después de él vendría otro: un Varón, un Hombre mayor que él, el cual los bautizaría con Espíritu Santo y fuego; o sea, ese Hombre era el que tenía que ver con el nuevo nacimiento que sería producido, en donde las personas obtendrían el cuerpo teofánico, cuerpo angelical.
Y ahora para el Día Postrero, el Séptimo Sello, la Segunda Venida de Cristo tiene que ver con la transformación de nuestro cuerpo físico, y la resurrección de los muertos en Cristo.
Y ahora, siendo el Rvdo. William Branham como Juan el Bautista enviado para precursar la Segunda Venida de Cristo, después de él, dice él que vendrá otra persona, y dice: “No habrá dos aquí al mismo tiempo (o sea, el precursor y el precursado); pero si así fuera (o sea, que estén los dos, dice) él crecerá y yo menguaré.”
Eso fue lo mismo que dijo Juan el Bautista cuando le dijeron: “Mira, Aquel del cual tú diste testimonio, ahora a El le siguen más personas que a ti, y bautiza más personas que tú.” Juan dijo: “A El le conviene crecer y a mí menguar.”
Y ahora, ¿a quién le conviene crecer? Al que vendrá en el tiempo final, acá en la Edad de la Piedra Angular, y Cristo cumplirá todo el Programa Divino.
Ahora, el Angel del Señor Jesucristo no es el Señor Jesucristo, él solamente es el Instrumento del Señor Jesucristo. El Señor Jesucristo en Espíritu Santo lo estará usando en este tiempo final, en la Edad de la Piedra Angular para el llamado de los escogidos de Dios del tiempo final; y Cristo lo adoptará, y también adoptará a todos Sus escogidos de este tiempo final, a todos los que permanezcan vivos hasta que Cristo termine de juntar hasta el último de los escogidos de Dios, y se levante del Trono del Padre y resucite a los muertos en Cristo, y entonces nos transformará a nosotros los que vivimos.
Y ahora, todo eso está representado en esta nube misteriosa, porque aquí están los Angeles Mensajeros que representan el grupo de cada edad. Por lo tanto, nosotros estamos representados aquí en ésta nube, ¿en cuál de los Angeles? En el Angel que era diferente a los demás, ahí estamos nosotros representados.
Así que, en la nube misteriosa que apareció en febrero 28 de 1963, estamos representados en el Angel que era diferente a los demás; y ese es el Angel que tiene el misterio del Séptimo Sello: el misterio de la Segunda Venida de Cristo, y tiene el misterio del Nombre Nuevo del Señor Jesucristo. Fue desplegado en el Cielo el Nombre de Dios con la aparición de ese Angel que era diferente a los demás en esa nube misteriosa, en esa constelación de Angeles de Jesucristo, de la Iglesia del Señor Jesucristo.
Y ahora, aquí está reflejado todo el orden del Programa Divino, por eso el séptimo Angel de la séptima edad aparece al lado del Angel que era diferente a los demás, porque es el que le antecede al Angel que es diferente a los demás. Dice el Rvdo. William Branham que aquí el Angel que es diferente a los demás, está volando y sus alas puntiagudas son vistas ahí.
Este es el Angel que forma el Cabello Blanco del Señor Jesucristo, este es el Angel que para este tiempo final estará a cargo de todo el Programa de Dios en medio de la Iglesia de Jesucristo y también para el pueblo hebreo, y todo eso está representado ahí en la nube misteriosa que apareció en febrero 28 de 1963.
Y ahora, podemos ver el misterio de esa nube: eran Angeles de la Iglesia de Jesucristo correspondientes a las siete edades de la Iglesia, y a la Edad de la Piedra Angular el Angel que es diferente a los demás, que estará obrando en la Iglesia de Jesucristo en este tiempo final.
Ahora, hemos visto: “EL MISTERIO DE LA NUBE MISTERIOSA.”
Ahí estábamos nosotros representados, como estuvo representado Leví en Abraham cuando diezmó a Melquisedec. Y cuando diezmó a Melquisedec Abraham, todavía no había nacido ni Isaac (ni siquiera Isaac) ni Jacob, mucho menos Jacob, y mucho menos Leví, que es hijo de Jacob; pero estaba en los lomos de Abraham, estaba Isaac, estaba Jacob y estaba Leví también.
Ahora, podemos ver que nosotros estábamos en Cristo, y luego, así como de etapa en etapa estaban representados, por ejemplo, estaban representados: en Isaac estaba representado Jacob y los patriarcas, luego en Jacob estaban representados en los patriarcas y los hijos de los patriarcas y todo el pueblo hebreo. Ahora en Cristo estamos representados todos nosotros y estábamos en Cristo, y luego cuando Cristo va llevando a cabo Su Programa de edad en edad, en el Mensajero de cada edad están representados los escogidos de cada edad; y nosotros, pues estamos representados en la Edad de la Piedra Angular, en el Mensajero, pues de la Edad de la Piedra Angular.
Y ahora, en el misterio de la nube misteriosa que apareció en febrero 28 de 1963, estamos ahí representados en el Angel que es diferente a los demás, el Angel que tiene el Séptimo Sello, y por consiguiente tiene el Nombre Nuevo del Señor Jesucristo y Nombre Eterno de Dios.
“LA NUBE MISTERIOSA.”
Vean, es un evento muy grande, es una señal muy grande para la Iglesia del Señor Jesucristo, una señal muy grande que apareció en el Cielo, de la cual el Rvdo. William Branham cita que en la Escritura dice que aparecerá la Señal del Hijo del Hombre en el Cielo.
Ahora, podemos ver que es una señal muy importante para la Iglesia del Señor Jesucristo; eso nos muestra que hemos entrado a un ciclo muy importante del Programa de Dios: es el ciclo divino correspondiente a la Edad de la Piedra Angular, donde estamos siendo preparados los que ya han sido llamados para ser transformados y raptados, porque la fe para ser transformados y raptados la dan los Siete Truenos de Apocalipsis, capítulo 10, de lo cual el Rvdo. William Branham (y esa es la Voz de Cristo como León)... Y el Rvdo. William Branham en la página 128 del libro de “Los Sellos,” dice:
“Ahora, los Siete Truenos de Apocalipsis permitirán que El muestre a la Novia cómo prepararse para obtener la gran fe de traslación (la fe de Rapto).”
Los Truenos, que es la Voz de Cristo, para este tiempo final hablándonos por medio de Su Angel Mensajero, estará dándonos la revelación del Séptimo Sello, la revelación de la Segunda Venida de Cristo, para obtener así la fe para ser transformados y raptados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.
Así como la revelación de la Primera Venida de Cristo como Cordero de Dios muriendo en la Cruz del Calvario, nos ha dado la fe para obtener el perdón de nuestros pecados, y obtener el bautismo en agua en el Nombre de Jesucristo, nuestro Salvador, y obtener el bautismo del Espíritu Santo y así obtener el nuevo nacimiento, y obtener el cuerpo teofánico de la sexta dimensión; la revelación de la Segunda Venida de Cristo nos da la fe para - la revelación para obtener nuestra transformación, para obtener el cuerpo eterno, inmortal, incorruptible que El ha prometido para cada uno de ustedes y para mí también.
Sin la revelación del Séptimo Sello, sin la revelación del misterio del Angel que era diferente a los demás, ninguna persona podrá ser transformada. Se requiere tener la revelación del Séptimo Sello que nos dan los Siete Truenos de Apocalipsis, la Voz de Cristo en este tiempo final, en la Edad de la Piedra Angular por medio de Su Angel Mensajero, para así obtener la bendición de nuestra transformación física que El ha prometido, esa es la Redención del cuerpo. El dijo: “Cuando ustedes vean suceder estas cosas, levantad vuestras cabezas porque vuestra Redención está cerca (o sea, vuestra transformación).”
Y ahora, hemos estado viendo estas señales en el Cielo, y la mayor de ellas es la nube misteriosa que fue vista en febrero 28 de 1963.
“LA NUBE MISTERIOSA.”
Ese ha sido para esta ocasión nuestro tema: “LA NUBE MISTERIOSA.”
Y hemos ahora comprendido mejor, el misterio de esa nube que apareció en febrero 28 de 1963, el misterio es: que son ocho Angeles ahí en sus cuerpos teofánicos; una nube misteriosa porque está formada, no por humedad, no es una nube literal, sino que es una nube formada por cuerpos teofánicos.
Y así, esta nube misteriosa viene a ser la señal más grande en el Cielo, que haya ocurrido en el siglo XX, siglo que ya ha pasado, ha transcurrido; pero hemos levantado nuestros ojos al Cielo y hemos estado viendo el significado de esa nube, y hemos estado viendo que allí en esa nube estábamos todos representados.
Por eso después de esa fecha, ha venido el llamado para nosotros, para subir a la Edad de la Piedra Angular, a la Edad representada en ese Angel; por lo tanto, ahí estamos nosotros representados, y teníamos que ser manifestados en el Cuerpo Místico de Cristo en la Edad de la Piedra Angular, que es la edad que corresponde a esa parte alta de esa nube donde está el Angel que era diferente a los demás.
Nos hemos visto nosotros en LA NUBE MISTERIOSA, una nube de Angeles Mensajeros de Cristo.
Que las bendiciones contenidas y representadas en esa nube misteriosa, sean sobre todos ustedes y sobre mí también, y sobre todo las correspondientes a la parte donde está el Angel que era diferente a los demás, y se materialicen en cada uno de ustedes y en mí también; y pronto se complete el número de los escogidos de Dios, y pronto todos los muertos en Cristo sean resucitados en cuerpos eternos y nosotros los que vivimos seamos transformados. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.
Que Dios les continúe bendiciendo, y continúen pasando una noche llena de las bendiciones de nuestro amado Señor Jesucristo.
Dejo nuevamente con ustedes al Rvdo. Miguel Bermúdez Marín para finalizar nuestra parte en esta ocasión, y nos veremos mañana Dios mediante, en la actividad de mañana, a la hora y en la hora en que está ya programado.
Bueno, mientras escuchamos el cántico —si lo tenemos por ahí—, pasará el Rvdo. Miguel Bermúdez Marín para finalizar nuestra parte en esta ocasión. Que Dios les bendiga y les guarde a todos.
“LA NUBE MISTERIOSA.”