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|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
| Bendecidos por Melquisedec | 2001-02-25 | 2 | Cayey | PR | 01:36:09 | false |
Muy buenos días, amados hermanos y amigos presentes, y los que están a través de Internet.
Que las bendiciones de Jesucristo, el Angel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Y en esta mañana nos hable directamente a nuestra alma, nos abra las Escrituras y nos enseñe así Su Palabra en esta ocasión, y nos edifique y nos prepare para nuestra transformación. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.
Leemos en el Génesis, capítulo 14, verso 14 en adelante, donde dice:
“Oyó Abram que su pariente estaba prisionero (o sea, Lot), y armó a sus criados, los nacidos en su casa, trescientos dieciocho, y los siguió hasta Dan.
Y cayó sobre ellos de noche, él y sus siervos, y les atacó, y les fue siguiendo hasta Hoba al norte de Damasco.
Y recobró todos los bienes, y también a Lot su pariente y sus bienes, y a las mujeres y demás gente.
Cuando volvía de la derrota de Quedorlaomer y de los reyes que con él estaban, salió el rey de Sodoma a recibirlo al valle de Save, que es el Valle del Rey.
Entonces Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo, sacó pan y vino;
y le bendijo, diciendo: Bendito sea Abram del Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra;
y bendito sea el Dios Altísimo, que entregó tus enemigos en tu mano. Y le dio Abram los diezmos de todo.”
Que Dios bendiga nuestras almas y nos permita entenderla.
Nuestro tema para esta ocasión es: “BENDECIDOS POR MELQUISEDEC.”
“BENDECIDOS POR MELQUISEDEC.”
Todos queremos ser bendecidos por el mismo que bendijo a Abraham, queremos todos ser bendecidos por Melquisedec, Sacerdote del Dios Altísimo y Rey de Salem; por lo cual necesitamos nosotros saber quién es Melquisedec, y cómo es que viene la Bendición de Melquisedec a nosotros en este tiempo final.
La Bendición de Melquisedec es la bendición más grande de parte del Cielo. Siendo que Melquisedec es Sacerdote, Sumo Sacerdote del Dios Altísimo del Templo Celestial, encontramos que es una Bendición del Cielo, hablada por Melquisedec a la descendencia de Abraham; así como bendijo Melquisedec a Abraham.
Ahora, este Melquisedec del cual habla el libro del Génesis y también nos habla San Pablo en el capítulo 7 de Hebreos, diciéndonos:
“Porque este Melquisedec, rey de Salem, sacerdote del Dios Altísimo, que salió a recibir a Abraham que volvía de la derrota de los reyes, y le bendijo,
a quien asimismo dio Abraham los diezmos de todo; cuyo nombre significa primeramente Rey de justicia, y también Rey de Salem, esto es, Rey de paz;
sin padre, sin madre, sin genealogía; que ni tiene principio de días, ni fin de vida, sino hecho semejante al Hijo de Dios, permanece sacerdote para siempre (este Melquisedec permanece Sacerdote para siempre).”
Y ahora, en el capítulo 7 mismo, dice (verso 9 en adelante):
“Y por decirlo así, en Abraham pagó el diezmo también Leví, que recibe los diezmos;
porque aún estaba en los lomos de su padre cuando Melquisedec le salió al encuentro.
Si, pues, la perfección fuera por el sacerdocio levítico (porque bajo él recibió el pueblo la Ley), ¿qué necesidad habría aún de que se levantase otro sacerdote, según el orden de Melquisedec, y que no fuese llamado según el orden de Aarón?
Porque cambiado el sacerdocio, necesario es que haya también cambio de ley;
y aquel de quien se dice esto, es de otra tribu, de la cual nadie sirvió al altar.
Porque manifiesto es que nuestro Señor vino de la tribu de Judá, de la cual nada habló Moisés tocante al sacerdocio.
Y esto es aun más manifiesto, si a semejanza de Melquisedec se levanta un sacerdote distinto,
no constituido conforme a la ley del mandamiento acerca de la descendencia, sino según el poder de una vida indestructible.
Pues se da testimonio de él:
Tú eres sacerdote para siempre,
Según el orden de Melquisedec.”
Y ahora, este Sacerdote según el Orden de Melquisedec, es nuestro amado Señor Jesucristo.
¿Y cómo vino Jesucristo a ser el Sumo Sacerdote del Orden de Melquisedec en el Cielo? Es que este Melquisedec que le apareció a Abraham, es nada menos que Jesucristo en Su cuerpo teofánico, cuerpo angelical, el cual es Sacerdote del Templo Celestial. Y siendo Melquisedec, Cristo en Su cuerpo teofánico, siendo el Verbo en otra dimensión, pero apareciéndole a Abraham, haciéndose visible a Abraham y bendiciendo a Abraham, esto es un misterio. Vean, San Pablo dice: “Sin padre, sin madre, sin genealogía.” O sea, que ni tiene principio de días, ni fin de tiempo.
Y ahora, este Melquisedec, es nada menos que Jesucristo, el Hijo de Dios; por eso el rey David habló de El, y habló de un Sacerdote según el Orden de Melquisedec, que aparecería, el cual fue nada menos que Jesucristo, nuestro Salvador.
Y ahora, ¿Melquisedec cómo se hizo Jesucristo? En San Juan, capítulo 1, nos dice:
“En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.
Este era en el principio con Dios.
Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.
En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.
La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella.”
Y ahora, aquí en el mismo capítulo 1, verso 14, dice:
“Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.”
Y ahora, el Verbo que era con Dios y era Dios es nada menos que el cuerpo teofánico de Jesucristo, el Verbo que salió de Dios (o sea, vino del mismo Dios); surgió de Dios mismo ese cuerpo teofánico, ese cuerpo angelical, por eso es llamado en el Antiguo Testamento: “El Angel de Jehová.” Y por eso es que el Angel de Jehová recibía los sacrificios y la adoración. Por eso encontramos que Abraham, y también Isaac, Jacob, Moisés y todos estos Profetas de Dios, adoraron delante del Angel de Jehová. Siendo el Angel de Jehová el Sacerdote del Dios Altísimo, y estando el Dios Altísimo en El, encontramos que recibía la adoración.
Y ahora, podemos ver que este Sacerdote (Melquisedec), que es el Angel de Jehová, el Angel del Pacto, ministra en el Cielo; y por eso estableció para el pueblo hebreo un orden de adoración, le dio al pueblo hebreo los tipos y figuras de las cosas celestiales. Y conforme a como en el Cielo se estableció por Dios, encontramos que Dios a través de Su Angel: el Angel del Pacto, el Angel de Jehová, le estableció al pueblo hebreo en tipos y figuras.
Por eso encontramos al Apóstol San Pablo, hablándonos en su carta a los hebreos en el capítulo 9, diciéndonos... capítulo 9, versos 16 en adelante:
“Porque donde hay testamento, es necesario que intervenga muerte del testador.
Porque el testamento con la muerte se confirma; pues no es válido entre tanto que el testador vive.
De donde ni aun el primer pacto fue instituido sin sangre.
Porque habiendo anunciado Moisés todos los mandamientos de la ley a todo el pueblo, tomó la sangre de los becerros y de los machos cabríos, con agua, lana escarlata e hisopo, y roció el mismo libro y también a todo el pueblo,
diciendo: Esta es la sangre del pacto que Dios os ha mandado.
Y además de esto, roció también con la sangre el tabernáculo y todos los vasos del ministerio.
Y casi todo es purificado, según la ley, con sangre; y sin derramamiento de sangre no se hace remisión.
Fue, pues, necesario que las figuras de las cosas celestiales fuesen purificadas así.”
“Las figuras de las cosas celestiales fuesen purificadas así.” O sea, que cuando Moisés estaba purificando el templo y los vasos del templo, el libro y todo lo que estaba en ese templo, él estaba purificando lo que - estaba purificando los tipos y figuras de cosas celestiales; y también nos dice la Escritura que roció también sobre todo el pueblo.
Y ahora, las figuras de las cosas celestiales fueron purificadas con la sangre de machos cabríos, y del becerro (y ahora...), del becerro bermejo o becerra bermeja. Pero ahora, vean lo que dice de las cosas celestiales:
“Pero las cosas celestiales mismas, con mejores sacrificios que estos.”
¿Y cuál es el Sacrificio mejor para purificar las cosas celestiales? La Sangre de nuestro amado Señor Jesucristo, derramada en la Cruz del Calvario, cuando Cristo fue crucificado en la Cruz del Calvario. O sea, que el mejor Sacrificio para la purificación de las cosas celestiales, es el Sacrificio de Jesucristo, el Cordero de Dios y también el Macho cabrío de la Expiación que sería crucificado, y por consiguiente sería así sacrificado para la purificación de las cosas celestiales.
“Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios.”
Y ahora, así como las cosas que estaban en el tabernáculo que construyó Moisés representaban las cosas celestiales, vean, el templo con todas las cosas que estaban allí, representan el Templo Celestial, con todas las cosas que hay en el Templo Celestial.
Y ahora, Cristo es el que purifica las cosas celestiales; las cosas celestiales, los que pertenecen a ese Templo Celestial, vienen a la Tierra de etapa en etapa y reciben a Cristo como su Salvador; ahora, vienen a la Tierra, no en cuerpos inmortales, sino que vienen a la Tierra en cuerpos mortales, obtienen un espíritu del mundo (o sea, de la quinta dimensión) que los inclina hacia el mal, y también reciben un cuerpo mortal, corruptible y temporal, para estar manifestados en esta dimensión terrenal y hacer contacto con la Vida eterna, y confirmar su lugar en la Vida eterna; lo cual sucede cuando la persona recibe a Cristo como su Salvador, lava sus pecados en la Sangre de Cristo, es bautizado en Su Nombre, y recibe el Espíritu Santo y así obtiene el nuevo nacimiento del cual Cristo le habló a Nicodemo, cuando le dijo que era necesario nacer de nuevo; porque el que no nazca de nuevo, no puede ver, no puede entender el Reino de los Cielos o Reino de Dios.
Es necesario nacer del Agua y del Espíritu, porque el que no nazca del Agua y del Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios, no puede entrar al Cuerpo Místico de Cristo, para formar parte de la Iglesia de Jesucristo, y por consiguiente no puede pertenecer al Reino de Jesucristo. Por eso Cristo enseñó: “Buscad primeramente el Reino de Dios y Su justicia.” [Nota - San Mateo 6:33]
Y ahora, es necesario para todo ser humano buscar el Reino de Dios y Su justicia, recibiendo a Cristo como su Salvador, lavando sus pecados en la Sangre de Cristo, siendo bautizado en el Nombre del Señor Jesucristo en Agua y recibiendo el Espíritu Santo, para así obtener el nuevo nacimiento, y así tener un cuerpo teofánico de la sexta dimensión, que es un espíritu teofánico de la sexta dimensión, es un cuerpo parecido a nuestro cuerpo pero de la sexta dimensión, la misma clase de cuerpo que tenía Melquisedec cuando le apareció a Abraham y bendijo a Abraham; o sea, la misma clase de cuerpo teofánico de nuestro amado Señor Jesucristo.
Del cuerpo teofánico de Jesucristo es que viene nuestro cuerpo teofánico, viene del Segundo Adán, que es nuestro amado Señor Jesucristo.
Y así es como las cosas celestiales son purificadas por el mejor Sacrificio, que es el Sacrificio de nuestro amado Señor Jesucristo; con Su Sangre somos limpiados de todo pecado, y bajo Su Sangre estamos en un Nuevo Pacto: en el Nuevo Pacto, bajo la Sangre del Nuevo Pacto.
Por eso cuando Jesucristo tomó la última cena, donde Jesucristo tomó la última cena dice la Escritura que tomando el pan, lo bendijo y dio a ellos diciendo: “Este es mi Cuerpo que por vosotros es partido, comed.” Y también tomando la copa, El dijo: “Esta es la Sangre del Nuevo Pacto, ésta es mi Sangre, la Sangre del Nuevo Pacto que por vosotros es derramada, tomad.” Y también dijo: “Haced esto en memoria de mí.”
Y ahora, la Sangre del Nuevo Pacto es la Sangre de nuestro amado Señor Jesucristo; ya la sangre de animales no funciona delante de Dios, ya eso llegó a su final. Hay un mejor Sacrificio que fue realizado por el Sumo Sacerdote Celestial: Melquisedec, cuando Melquisedec se hizo carne en esta dimensión terrenal, se hizo hombre en esta dimensión terrenal y fue conocido por el nombre de Jesucristo. El es el mismo Melquisedec que bendijo a Abraham, se hizo carne para la bendición de Abraham traerla a todos nosotros.
Por medio de Jesucristo pasa la bendición de Abraham a nosotros; y nosotros le damos gracias a Jesucristo, Melquisedec, por pasar esta bendición a nosotros. Y trae el Espíritu Santo —Cristo— para todos aquellos que Lo reciben como su Salvador, lavan sus pecados en Su Sangre y son bautizados en Su Nombre.
San Pablo en Gálatas, capítulo 3, verso 13 en adelante, dice:
“Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero,
para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu.
Hermanos, hablo en términos humanos: Un pacto, aunque sea de hombre, una vez ratificado, nadie lo invalida, ni le añade.
Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las simientes, como si hablase de muchos, sino como de uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo.”
Por lo tanto, las promesas fueron hechas a la simiente de Abraham, que es uno: Jesucristo, nuestro amado Salvador; y ahora El pasa esa bendición a todos nosotros.
“Esto, pues, digo: El pacto previamente ratificado por Dios para con Cristo, la ley que vino cuatrocientos treinta años después, no lo abroga, para invalidar la promesa.
Porque si la herencia es por la ley, ya no es por la promesa; pero Dios la concedió a Abraham mediante la promesa.”
Y ahora, este Pacto Divino ha sido ratificado, y este Pacto Divino es en Cristo (en Cristo, la simiente de Abraham).
Y ahora los herederos son los que están bajo este Pacto Divino, bajo el Sacrificio de Jesucristo nuestro Salvador, y han quedado bajo la Sangre del Nuevo Pacto.
Es Melquisedec, Jesucristo, el cual luego de morir, ser sepultado Su cuerpo, bajar El en Espíritu (o sea, en cuerpo teofánico) al infierno, y allí tener una lucha contra el diablo y ganar, tener la victoria; El obtuvo la victoria en el infierno, y tomó las llaves del infierno y de la muerte; y luego pasó al Paraíso donde estaba Abraham, Isaac, Jacob, los patriarcas, los Profetas, todos estos santos del Antiguo Testamento, y el domingo de resurrección bien en la mañana, resucitó Cristo con los santos del Antiguo Testamento.
Luego estuvo unos cuarenta días apareciendo en diferentes ocasiones aquí en la Tierra, y los santos estuvieron apareciéndole a sus familiares; luego ascendió al Cielo, y se sentó en el Trono de Dios en el Cielo, y allí ha estado intercediendo en el Templo Celestial por todos los que tienen sus nombres escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero.
Todas estas personas celestiales pertenecientes al Templo Celestial, encontramos que son los que han sido redimidos por la Sangre de Jesucristo, por el Sacrificio perfecto que llevó a cabo Cristo en la Cruz del Calvario.
Y ahora, Melquisedec, que es nuestro amado Señor Jesucristo, está como Sumo Sacerdote en el Cielo, en el Lugar Santísimo intercediendo desde que ascendió al Cielo, hasta que entre hasta el último de los que tienen sus nombres escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero.
Cuando entre hasta el último, entonces habrá terminado Su Obra de Intercesión en el Cielo, Jesucristo; y entonces saldrá del Trono de Intercesión, se levantará del Trono de Intercesión, tomará el Título de Propiedad, lo abrirá y reclamará todo lo que El ha redimido con Su Sangre.
Todo esto fue representado en el día décimo, cuando el sumo sacerdote el día décimo del mes séptimo, que era el día de la expiación; cuando el sumo sacerdote del pueblo hebreo sacrificaba el macho cabrío de la expiación que era por Jehová (eso lo hacía en el atrio), luego tomaba la sangre de ese macho cabrío en una vasija, pasaba del atrio al lugar santo, y del lugar santo al lugar santísimo; pasaba tras el velo del lugar santísimo que estaba a la puerta del lugar santísimo, y se presentaba ante la presencia de Dios, porque la presencia de Dios estaba sobre el arca del pacto en el lugar santísimo, estaba sobre el propiciatorio, que era el arca del pacto.
Y ahí se presentaba el sumo sacerdote con la sangre de la expiación, y mojaba su dedo, y él esparcía con su dedo siete veces sobre el propiciatorio, sobre la parte del frente del propiciatorio (o sea, que él se paraba frente al propiciatorio, frente al arca del pacto, y frente a la cubierta o tapa del arca del pacto), y esparcía con su dedo, de la sangre de la expiación de ese macho cabrío que había sido sacrificado.
Y así el sumo sacerdote realizaba lo que Dios había requerido, y luego él salía del lugar de Intercesión (que era el lugar santísimo), y llevaba de esa sangre, él colocaba o había colocado esa sangre en el altar de oro del incienso, y él luego salía; y luego cuando el pueblo veía que el sumo sacerdote salía, se llenaba de regocijo; y el pueblo hebreo había quedado libre, cubierto de pecado, y había quedado reconciliado con Dios por ese año.
El próximo año tenía que hacer nuevamente lo mismo el sumo sacerdote, a causa de que esos sacrificios no eran perfectos; y eso seguiría siendo en esa forma hasta que apareciera un Sacrificio perfecto.
Cuando apareció Cristo y murió en la Cruz del Calvario, allí se realizó el Sacrificio perfecto por el pecado, y el pecado fue quitado, no fue cubierto sino que fue quitado. Y así lo celestial es purificado con ese Sacrificio perfecto de Jesucristo, nuestro Salvador.
Por eso es que los escogidos de Dios del Cuerpo Místico del Señor Jesucristo, no podían aparecer en este planeta Tierra antes de tiempo, tenían que comenzar a aparecer en los días de Jesús, y de ahí en adelante hasta que haya aparecido en la Tierra hasta el último de los que tienen sus nombres escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero.
Así que los miembros de la Iglesia del Señor Jesucristo comenzaron a aparecer ¿cuándo? Cuando Jesucristo estuvo en la Tierra, los que pertenecerían al Lugar Santo; y luego los que pertenecerían al Lugar Santísimo, pues aparecerían en este tiempo final.
Ahora, en la misma forma en que fue constituido en el Cielo todo el Programa Divino de ese Israel Celestial, del Pueblo Celestial, así es manifestado luego en la Tierra en la forma de la Iglesia del Señor Jesucristo, y viene a ser el Reino de nuestro amado Señor Jesucristo.
Por eso el Ejército del Jinete del Caballo Blanco de Apocalipsis 19, y de Apocalipsis, capítulo 17, verso 14 en adelante, ese Ejército que viene con el Jinete del Caballo Blanco de Apocalipsis 19, es nada menos que la Iglesia del Señor Jesucristo, son los santos con los cuales Cristo viene en el tiempo final; pero antes nos tiene que redimir con Su Sangre preciosa, con ese Sacrificio perfecto; y esa es la causa por la cual han estado viniendo a este planeta Tierra en carne humana, pero son seres celestiales, personas del Cielo que vienen a la Tierra en cuerpos de carne.
Por eso San Pablo en Primera de Corintios, capítulo 15, dice... versos 45 en adelante, dice... vamos a comenzar un poquito antes: capítulo 15, verso 42 de Primera de Corintios:
“Así también es la resurrección de los muertos. Se siembra en corrupción, resucitará en incorrupción.
Se siembra en deshonra, resucitará en gloria; se siembra en debilidad, resucitará en poder.”
Ahora miren, en la resurrección los muertos en Cristo al resucitar, resucitarán en gloria, resucitarán en cuerpos incorruptibles y resucitarán en poder. Todo eso está en el nuevo cuerpo que recibirán los muertos en Cristo cuando resuciten, y que también nosotros recibiremos cuando seamos transformados, si permanecemos vivos hasta que la resurrección se lleve a cabo.
“Se siembra cuerpo animal (este cuerpo que tenemos es cuerpo animal, es cuerpo temporal, corruptible)...
Se siembra cuerpo animal, resucitará cuerpo espiritual (o sea, cuerpo glorificado). Hay cuerpo animal, y hay cuerpo espiritual.”
Recuerden que hay tres clases de cuerpos: cuerpo teofánico, cuerpo físico de carne (el que tenemos), y cuerpo glorificado. El cuerpo glorificado es el cuerpo más importante.
“Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante.
Mas lo espiritual no es primero, sino lo animal; luego lo espiritual.”
O sea, que recibimos primero el cuerpo animal, el cuerpo físico, mortal, corruptible y temporal, para estar manifestados en esta Tierra y confirmar nuestro lugar en la Vida eterna, lo cual confirmamos cuando recibimos a Cristo como nuestro Salvador, lavamos nuestros pecados en la Sangre de Cristo, y somos bautizados en Su Nombre y recibimos Su Espíritu Santo; así es como confirmamos nuestro lugar en la Vida eterna.
Para eso es que recibimos el cuerpo animal: para tener esta manifestación aquí en la Tierra y ser redimidos por la Sangre de Cristo; o sea, para que se materialice en nosotros la Obra de Redención que Cristo llevó a cabo en la Cruz del Calvario, y así las cosas celestiales mismas ser purificadas, con un Sacrificio mejor que los sacrificios que se realizaban en el Antiguo Testamento allá en el tabernáculo que construyó Moisés, y el templo que construyó el rey Salomón.
Y ahora, lo espiritual viene después; o sea, el cuerpo espiritual, cuerpo glorificado es el que hemos de recibir cuando Cristo resucite a los muertos creyentes en El en cuerpos glorificados, y nos transforme a nosotros los que vivimos. Por eso para nosotros el morir es ganancia, y el vivir para nosotros es Cristo. [Nota - Filipenses 1:21] O sea, que para nosotros como quiera es bueno. Todo obra para bien para todos nosotros. Para nosotros todo el Programa Divino de Cristo para con nosotros es de bendición, porque es la Bendición de Melquisedec para cada uno de ustedes y para mí también.
Y ahora, nosotros estamos siendo bendecidos por Jesucristo, Melquisedec, el que bendijo a Abraham. Y ahora nosotros somos reconocidos por la fe en Cristo como hijos de Abraham, descendientes de Abraham por la fe en Cristo.
Vean: “porque todos los que son de la fe en Cristo, son hijos de Abraham.” En Gálatas, capítulo 3, versos 6 al 9, dice San Pablo:
“Así Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia.
Sabed, por tanto, que los que son de fe, éstos son hijos de Abraham.
Y la Escritura, previendo que Dios había de justificar por la fe a los gentiles, dio de antemano la buena nueva a Abraham, diciendo: En ti serán benditas todas las naciones.
De modo que los de la fe son bendecidos con el creyente Abraham.”
Y ahora, podemos ver que somos bendecidos con el creyente Abraham ¿ por quién? Por Melquisedec, porque somos de la fe, la fe en Cristo.
Y ahora, continuemos en Primera de Corintios... estamos por el capítulo 15: Primera de Corintios, capítulo 15, vamos por el verso 46:
“Mas lo espiritual no es primero, sino lo animal; luego lo espiritual.”
O sea, que primero recibimos el cuerpo físico, y después más adelante hemos de recibir el cuerpo glorificado, que es un cuerpo para toda la eternidad; un cuerpo igual al cuerpo de nuestro amado Señor Jesucristo.
Todas las personas que pertenecen al Cuerpo Místico de Cristo, tanto las del pasado como las del presente, son el glorioso Ejército de nuestro amado Señor Jesucristo, ese Ejército Celestial; y por consiguiente ése es el grupo de personas que reinarán con Cristo, porque son herederos de Dios y coherederos con Cristo Jesús, Señor nuestro. A todo lo que Cristo es heredero, somos nosotros también coherederos con Cristo.
Sigue diciendo:
“El primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo hombre, que es el Señor, es del cielo.”
O sea, el primer hombre, Adán, fue hecho del polvo de la tierra su cuerpo físico, el Segundo Hombre, Jesucristo, es del Cielo y Su cuerpo físico fue creado por el Espíritu Santo en el vientre de María. Una célula de vida fue creada por el Espíritu Santo allí en el vientre de María, la cual se multiplicó célula sobre célula y así se formó el cuerpo de Jesús: por creación divina.
“Cual el terrenal, tales también los terrenales; y cual el celestial, tales también los celestiales.”
Así como Jesucristo tiene un cuerpo celestial, nosotros también tendremos un cuerpo celestial, un cuerpo glorificado:
“Y así como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial.
Pero esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción.”
Para heredar el Reino de Dios, tenemos que obtener el cuerpo eterno, y entonces toda la herencia de Dios será nuestra, como herederos de Dios y como coherederos con nuestro amado Señor Jesucristo; porque El es el heredero de Dios, y nosotros como hijos de Dios somos coherederos con El.
Por eso nosotros somos hijos de Dios por medio de nuestro amado Señor Jesucristo, nacemos como hijos e hijas de Dios por medio del nuevo nacimiento, y ahí obtenemos el cuerpo teofánico de la sexta dimensión, cuerpo angelical de la sexta dimensión; y luego obtendremos el cuerpo físico y glorificado, igual al cuerpo glorificado de Jesucristo, nuestro Salvador.
Porque en la Bendición de Melquisedec está todo esto que nosotros heredaremos como hijos e hijas de Dios; así como Abraham fue bendecido por Melquisedec cuando obtuvo la victoria sobre aquellos reyes, regresó victorioso y se encontró con Melquisedec. Melquisedec, el Rey de Salem, le apareció, le dio pan y vino y bendijo a Abraham.
Por cuanto el pan representa el cuerpo de Cristo y el vino la Sangre, ahora para el tiempo final, vean ustedes, por eso se toma la Santa Cena en memoria de Cristo y Su Sacrificio en la Cruz del Calvario: porque el pan representa, es símbolo del cuerpo de Cristo; no es literalmente el cuerpo de Cristo, sino símbolo del cuerpo de Cristo, y el vino es símbolo de la Sangre de Cristo.
Y ahora, así como Cristo nos da, nos dio Su cuerpo y Su Sangre para nuestra Redención siendo sacrificado en la Cruz del Calvario (lo cual representamos en la Santa Cena), para el Día Postrero Cristo estará dándonos de Sí mismo, y nos dará un cuerpo glorificado en el cual viviremos para toda la eternidad, y entonces seremos totalmente a imagen y semejanza de nuestro amado Señor Jesucristo.
Recuerden que cuando el sumo sacerdote salía del lugar santísimo luego de realizar la obra de intercesión por el pueblo, el pueblo quedaba reconciliado con Dios totalmente, todos aquellos que se habían afligido por sus pecados, y habían pedido perdón a Dios por sus pecados.
Cuando Cristo termine Su Obra de Intercesión en el Cielo, entonces todos los que se han afligido y se han arrepentido de sus pecados en la edad que les ha tocado vivir, y han sido reconciliados con Dios espiritualmente, luego tendremos la reconciliación física en cuerpos inmortales, en cuerpos incorruptibles y glorificados, y entonces veremos a Jesucristo nuestro Salvador, y compartiremos con El, o El compartirá con nosotros toda la herencia de Dios.
Así que las personas más ricas son los redimidos por la Sangre de nuestro amado Señor Jesucristo, y esas son las personas bendecidas por Melquisedec, son las que tienen la Bendición de Melquisedec, son las personas que están bajo el Nuevo Pacto, cubiertos con la Sangre del Nuevo Pacto: la Sangre de nuestro amado Señor Jesucristo; y Jesucristo, nuestro Salvador es Melquisedec, el Sumo Sacerdote del Dios Altísimo del Templo Celestial.
Y ahora, El nos ha redimido con Su Sangre, y nos ha hecho para nuestro Dios Reyes y Sacerdotes, y reinaremos con El por el milenio y por toda la eternidad.
En el Orden de Melquisedec encontramos el Orden Sacerdotal, el Orden Teocrático y también Monárquico, y también encontramos el Orden Judicial. Todos estos órdenes o estas órdenes, las encontramos en el orden de Melquisedec.
Es Melquisedec, Cristo, el que establecerá en la Tierra el Reino de Dios, y por consiguiente tendrá el planeta Tierra un Rey, Sacerdote y Juez. Rey, Sacerdote y Juez, para que así Su Reino cubra el campo religioso, el campo político y el campo judicial; y desde esos campos encontramos que Cristo va a estar dirigiendo todos los aspectos de la vida humana.
Y siendo que la Escritura dice que somos Reyes y que somos Sacerdotes, nosotros somos Reyes y Sacerdotes del Orden de Melquisedec, del Orden Celestial, lo cual fue representado en el orden terrenal levítico, al cual pertenecían los sacerdotes que ministraban en el templo (en el que construyó Moisés y en el que construyó el rey Salomón).
También dice San Pablo en Primera de Corintios, capítulo 6, que los santos juzgarán al mundo y aun a los Angeles; por lo tanto, somos también jueces con Cristo, el Juez de toda la Tierra. O sea, que este Orden de Melquisedec, del Sacerdote del Dios Altísimo, cubre todas las esferas de la vida humana y de la vida celestial, cubre todos los campos existentes.
Ahora, podemos comprender la bendición tan grande que nosotros tenemos como redimidos por la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador. El nos ha redimido con Su Sangre y nos ha hecho para nuestro Dios Reyes y Sacerdotes, y también Jueces con El. Por lo tanto, la Bendición de Melquisedec ha llegado hasta nosotros.
Por medio de esa Bendición de Melquisedec es que cada uno de ustedes y yo también, como los santos de edades pasadas, han recibido el perdón de sus pecados, y han recibido también el nuevo nacimiento y han recibido un cuerpo teofánico; y para este tiempo final recibiremos un cuerpo físico eterno, inmortal, incorruptible y glorificado, igual al cuerpo de Jesucristo, nuestro Salvador, igual al cuerpo de Melquisedec.
Y ahora, Melquisedec no solamente tiene un cuerpo angelical, sino que tiene también un cuerpo físico, que es el cuerpo glorificado de Jesucristo.
Y ahora, podemos ver El Misterio de Melquisedec y de la bendición de Melquisedec para cada uno de nosotros.
Jesucristo, nuestro Salvador, es Melquisedec que se hizo carne, se hizo hombre y habitó en medio del pueblo hebreo, y ministró el Sacrificio para el perdón de los pecados del ser humano, y llevó Su Sangre al Lugar Santísimo del Templo Celestial; como lo hacía el sumo sacerdote: que llevaba la sangre de la expiación al lugar santísimo, y la esparcía sobre el propiciatorio, y así colocaba la sangre de la expiación sobre el propiciatorio, porque sobre el propiciatorio estaba la gloria de Dios. Ese es el Trono de Dios en el tabernáculo que construyó Moisés y el templo que construyó Salomón, lo cual es tipo y figura del Lugar Santísimo del Templo Celestial, donde está Dios sentado en Su Trono.
Y ahora, podemos ver que lo que hacía el sumo sacerdote en la Tierra es lo que Cristo ha estado haciendo en el Cielo; y muy pronto El terminará la Obra de Intercesión, se levantará del Trono del Padre, tomará el Título de Propiedad para restaurar a la Vida eterna física a todos los que El ha redimido con Su Sangre preciosa.
Para la restauración de todas las cosas, Cristo tiene que tener el Título de Propiedad en Su mano, y tiene que abrir ese Título de Propiedad, y tiene que traerlo a la Tierra para colocarlo ¿dónde? En Su Templo Espiritual, que es Su Iglesia, para lo cual El llevará a cabo algo muy importante.
Dice el Rvdo. William Branham en el Mensaje: “Tratando de Hacer Servicio a Dios Fuera de Su Voluntad.” Ese tema fue sacado de la historia bíblica cuando el rey David quiso traer el arca del pacto a Jerusalén, y no lo hizo de acuerdo al orden divino, porque el arca no podía ser transportada por cualquier persona, sino por sacerdotes descendientes de la tribu de Leví, y de la clase o línea de Coat, a la cual pertenecía Moisés y Aarón; por lo tanto tenían que ser de esa línea, y tenían que ser de estos descendientes de Aarón los que tomaran el arca y cubrieran el arca con el velo del lugar santísimo, y así por el estilo; y tenía que ser cargada el arca del pacto en hombros de esos sacerdotes de la tribu de Leví. O sea, que el arca tenía unos anillos en los lados, por donde metían unas varas de madera cubiertas de oro, y las levantaban los levitas y cargaban el arca en sus hombros.
Esa es la forma establecida por Dios. Pero David preparó conforme al consejo de sus capitanes, de sus oficiales del ejército, preparó un carro nuevo, y colocaron el arca del pacto en ese carro nuevo que era tirado por bueyes, y así llevaban el arca para Jerusalén. Pero Dios había establecido que tenía que ser por los levitas sacerdotes, y cargado en los hombros de los levitas; y Dios no había cambiado esa forma.
Y ahora, miren lo que dice el Rvdo. William Branham en la página 83, 84 y 85 de este mensaje: “Tratando de hacer servicio a Dios fuera de Su voluntad:”
“Cristo es nuestra Arca, la Palabra.”
Y ahora, el Arca del Pacto es Jesucristo, nuestro Salvador. En el templo o tabernáculo, el arca tenían que llevarla al lugar santísimo; por lo tanto tenía que pasar primero por el atrio, lugar santo y luego lugar santísimo, pero tenía que pasar en hombros de sacerdotes.
Ahora dice:
“Ellos quieren su denominación. El no puede, noten, no puede ser llevado en carros nuevos denominacionales, Su Mensaje no puede ir en el carro de una nueva denominación cuando El está supuesto a estar contenido y venir en el corazón de un Profeta.”
Y ahora, recuerden que en el Templo Espiritual de Dios, Cristo, la Palabra, el Arca del Pacto va entrando, y a través de las diferentes edades de la Iglesia va entrando, pasando por el Lugar Santo en los hombros de los Mensajeros de cada edad; así viene la Palabra entrando, y tiene que llegar al Lugar Santísimo.
Ahora, el Lugar Santísimo es la parte más importante del Templo. Dice en la página 85 de este mismo mensaje: “Tratando de Hacer Servicio a Dios Fuera de Su Voluntad:”
“Hay solo un Arca, esa es Jesucristo, y El es la Palabra.
Noten, Dios le dijo al Profeta, dijo: ‘Come el rollo.’ (en el Antiguo Testamento). Al profeta del Nuevo Testamento, El le dijo: ‘Come el librito’ (eso está en Apocalipsis, capítulo 10, verso 8 en adelante, cuando le dijo a Juan el Apóstol: ‘Toma y cómelo, te amargará el vientre pero en tu boca será dulce como la miel.’).”
Y ahora, siendo que Juan el Apóstol es tipo y figura de la Iglesia del Señor Jesucristo, con sus Mensajeros, pasando por sus diferentes etapas.
Y ahora, para este tiempo final Cristo, el Arca del Pacto, la Palabra, tiene que entrar ¿dónde? Al Lugar Santísimo del Templo Espiritual de Cristo, y tiene que ser llevada el Arca del Pacto, Cristo, la Palabra, al Lugar Santísimo.
¿Y cómo dijo el Rvdo. William Branham que tiene que venir y ser contenido Cristo, la Palabra? Dice:
“Cuando él está supuesto a estar contenido y venir en el corazón de un Profeta.”
Así fue de edad en edad, pasando por el Lugar Santo Cristo, la Palabra, caminando en medio de los candeleros, caminando en medio de las siete edades de la Iglesia.
Y ahora, para este tiempo final, Cristo, la Palabra, el Verbo, el Arca del Pacto tiene que venir al Lugar Santísimo de Su Templo Espiritual. Por eso le dice en el Nuevo Testamento, al Profeta del Nuevo Testamento, representado en Juan el Apóstol:
“Come el librito.” ¿Por qué? Para que el profeta y la Palabra fueran uno. ¿Ve? Esa es el Arca, la Palabra de Dios.”
Por lo tanto, el Arca del Pacto, la Palabra, para entrar al Lugar Santísimo del Templo Espiritual de Cristo, que es entrar a la Edad de la Piedra Angular, tiene que entrar contenida en el corazón de un hombre, de un Profeta. Y así es como entra al Lugar Santísimo del Templo Espiritual de Cristo, es colocada en el Lugar Santísimo del Templo Espiritual de Cristo: entra contenida en el corazón de un hombre.
Y así como estuvo en el corazón de cada Angel Mensajero Cristo, la Palabra entrando a cada edad, encontramos que en el Día Postrero estará en el Angel del Señor Jesucristo, ése es el Hombre para el Día Postrero, ése es el Hombre a través del cual Cristo, el Angel del Pacto, enciende la Luz del Día Postrero en la Edad de la Piedra Angular, para manifestar el ministerio de los Dos Candeleros y de los Dos Olivos, para que haya Luz en el Día Postrero. Así como hubo Luz en cada edad, haya Luz en la Edad de la Piedra Angular para los escogidos del Día Postrero, de la Iglesia de Jesucristo, y para ciento cuarenta y cuatro mil hebreos que serán llamados y juntados en el Día Postrero, para lo cual se requiere que haya Luz para que puedan ver, para que puedan ver y entender las cosas que estarán sucediendo en este tiempo final, en el Programa Divino.
Y ahora, hemos visto que así como hubo una bendición grande de parte de Jesucristo, El Sumo Sacerdote Celestial, Melquisedec, bendición que desde el Cielo El la ha transmitido a Sus hijos en la Tierra, en medio de Su Iglesia de edad en edad; en este tiempo final somos bendecidos en la Edad de la Piedra Angular por Melquisedec, así como fue bendecido el padre de la fe: Abraham.
Y ahora, nosotros estamos en el Cuerpo Místico de Cristo en la Edad de la Piedra Angular siendo bendecidos por Melquisedec.
Y ahora, el misterio de Melquisedec bendiciendo a Abraham, dándole pan y vino y recibiendo los diezmos de Abraham, Leví diezmó a Abraham también allí, porque estaba en los lomos de Abraham, y por consiguiente toda la descendencia de Abraham también; por lo tanto nosotros también diezmamos a Abraham o diezmamos a Melquisedec allá, y por eso acá también diezmamos a Dios, a Melquisedec, a Jesucristo.
Y ahora, así como Melquisedec estuvo de edad en edad bendiciendo a la simiente de Abraham, a la simiente de Abraham celestial, y creando un pueblo (de ambos pueblos, de hebreos y gentiles), El ha estado creando un Pueblo Celestial, que es la Iglesia del Señor Jesucristo.
Y ahora, ha estado bendiciendo a ese Pueblo Celestial, a la Iglesia del Señor Jesucristo. ¿Quién la ha estado bendiciendo? El Sumo Sacerdote del Dios Altísimo del Templo Celestial, Melquisedec, que es nuestro amado Señor Jesucristo; y ha estado confirmando Su Pacto, el Nuevo Pacto, a la simiente de Abraham celestial de edad en edad, así ha estado confirmando Su Pacto, el Nuevo Pacto.
Y ahora, en este tiempo final está confirmando Su Pacto a la simiente celestial de Abraham en la etapa correspondiente a este tiempo final, que es la Etapa de la Edad de la Piedra Angular. Y en la confirmación del Pacto de Dios, somos bendecidos por el Sumo Sacerdote Celestial, Melquisedec, nuestro amado Señor Jesucristo.
Y ahora, en nuestro tiempo, en la Edad de la Piedra Angular, está la Bendición de Melquisedec sobre cada uno de ustedes y sobre mí también. Y la Bendición de Melquisedec en este tiempo final, vean ustedes, gira alrededor del Nuevo Pacto, que es confirmado a todos nosotros como individuos, y al Cuerpo Místico de Cristo, que es la Iglesia del Señor Jesucristo.
Y bajo el Nuevo Pacto hay promesas, no solamente de tener un cuerpo teofánico, sino también de tener un cuerpo físico, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado. Por lo tanto, todas estas promesas son confirmadas a la Iglesia del Señor Jesucristo; las del cuerpo teofánico de edad en edad, y en nuestra edad también nos confirma esa promesa del cuerpo teofánico, dándonos un cuerpo teofánico al recibir a Cristo como nuestro Salvador, lavar nuestros pecados en Su Sangre y ser bautizados en Su Nombre, y entonces nos da Su Espíritu Santo y obtenemos el nuevo nacimiento y obtenemos un cuerpo teofánico, nacemos del Cielo.
Y al nacer del Cielo nacemos como criaturas celestiales, como hijos e hijas de Dios, y nos confirmará también la promesa de un cuerpo glorificado, y entonces físicamente seremos hijos e hijas de Dios en cuerpos glorificados, igual al cuerpo glorificado de Jesucristo, el Hijo de Dios.
Y ahora, todo esto está en la Bendición de Melquisedec bajo el Nuevo Pacto. ¿Y esto es para quiénes? Para cada uno de ustedes y para mí también, y para los santos de las edades pasadas.
Y ahora, toda la revelación que El le ha dado a Sus escogidos en edades pasadas, cuando le ha dado esa revelación al Mensajero de cada edad y el Mensajero la ha dado para el pueblo de esa edad, eso ha sido una Bendición de Melquisedec, para conocer así los misterios del Reino de los Cielos de edad en edad, para poder recibir a Cristo como nuestro Salvador de edad en edad.
Y para este tiempo final también Melquisedec nos da la bendición de la revelación para conocer nuestra edad, conocer a Cristo, o recibir a Cristo, conocerlo, ser bautizado en Su Nombre y recibir Su Espíritu Santo y ser así nacidos en el Reino de Dios, en el Reino de Jesucristo, y conocer las cosas que deben suceder pronto en este tiempo final.
Todas esas cosas están en la Bendición de Melquisedec para la Iglesia del Señor Jesucristo de este tiempo final, como estuvo para la Iglesia de Jesucristo en edades pasadas.
Y ahora, nosotros hemos estado siendo bendecidos por muchos años en la Edad de la Piedra Angular, aunque no hayamos comprendido todas estas bendiciones y la magnitud de estas bendiciones. Pero cuando estemos transformados, entonces comprenderemos plenamente lo que ha sido la Bendición de Melquisedec a cada uno de nosotros.
La Bendición de Melquisedec es la Bendición de Jesucristo, nuestro Salvador, porque Jesucristo nuestro Salvador es Melquisedec, el Sacerdote del Dios Altísimo del Templo Celestial.
El es el Sumo Sacerdote según el Orden de Melquisedec. Por lo tanto, Melquisedec está con un cuerpo glorificado en el Cielo, haciendo Intercesión por los últimos escogidos de Dios del Día Postrero, hasta que entre hasta el último de los escogidos de Dios.
Y si alguno ha pecado, Abogado tenemos para con el Padre: a Jesucristo, nuestro Salvador, Su Hijo, Melquisedec, para así ser borrados nuestros pecados con Su Sangre, porque la Sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado.
Luego de ser convertidos a Cristo, si alguno en su vida cristiana tiene problemas y ha pecado, la Sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado, El intercede por nosotros cuando nosotros nos arrepentimos y le pedimos perdón a El, entonces El intercede por nosotros y nos limpia con Su Sangre preciosa, la cual está las 24 horas del día disponible para cada uno de ustedes y para mí también.
Así que, con la Bendición de Melquisedec tenemos todas las bendiciones del Cielo siendo manifestadas en nuestras vidas.
Nuestra vida cristiana es una vida llena de las bendiciones de Melquisedec, llena de las bendiciones del Sumo Sacerdote del Templo Celestial. Por medio de Jesucristo es que vienen las bendiciones de Dios para todos ustedes y para mí también. Esa es la forma en que somos bendecidos por Melquisedec, y nos bendecirá también dándonos en el Día Postrero de Sí mismo; como le dio a Abraham pan y vino, nos dará a nosotros de Sí mismo, esto es: nos da primero el cuerpo teofánico, y nos dará el cuerpo físico y glorificado también, cuando termine Su Obra de Intercesión en el Cielo. Y esta será una bendición muy grande para cada uno de ustedes y para mí también.
Yo necesito esa Bendición de Melquisedec: la bendición del cuerpo nuevo, del cuerpo glorificado, y estoy muy deseoso de recibir esa bendición; con esa bendición se me acabarán todos los problemas, y con esa bendición a ustedes también se les acabarán todos los problemas. Los problemas son mientras estemos en este cuerpo mortal, corruptible y temporal; pero nuestros problemas tienen solución; si no la logramos humanamente, Cristo con la transformación de nuestros cuerpos la dará, y ahí quedarán solucionados todos nuestros problemas.
Así que, la Bendición de Dios, de Melquisedec, es la que enriquece, y no añade a ella maldición ni sufrimiento. Con esa Bendición de Melquisedec seremos ricos en todos los sentidos; no añade pobreza en esa Bendición de Melquisedec, de la transformación de nuestros cuerpos, lo que nos da es riquezas celestiales; y nos dará riquezas terrenales también, porque obtendremos la herencia celestial como herederos de Dios y coherederos con Jesucristo, nuestro Salvador.
Así que, lo que el ser humano necesita es ser bendecido por Melquisedec, y esa es la bendición que cada uno de ustedes tiene y la que yo tengo también. Y cada día la bendición se aumenta más y más, hasta que seamos transformados, para luego ir con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo, en donde Cristo repartirá los galardones a todos Sus hijos.
“BENDECIDOS POR MELQUISEDEC.”
Ahora, podemos ver que nuestra vida es una Bendición de Melquisedec a nosotros, y la trayectoria de nuestra vida cristiana, es una trayectoria llena de las bendiciones de Melquisedec.
Estamos aquí en la Tierra siendo bendecidos por Melquisedec, Melquisedec, que es nuestro amado Señor Jesucristo, Melquisedec, el cual se hizo hombre, se hizo carne y siguió siendo el Sumo Sacerdote del Dios Altísimo. Bendecidos ¿por quién? Por Melquisedec.
En esta tarde seguiremos viendo este Personaje Bíblico: Melquisedec, el cual es un Personaje misterioso, pero que se hizo carne, y el misterio de Melquisedec se abrió al público, como Jesucristo nuestro Salvador. El misterio de Melquisedec es Jesucristo, nuestro Salvador. Y la Obra de Melquisedec en el Nuevo Testamento es la Obra de Jesucristo, tanto en el Cielo como en la Tierra, en Su Iglesia.
En esta tarde continuaremos viendo este Personaje: Melquisedec, y veremos en este Orden de Melquisedec con más detalles: el Orden Sacerdotal, Teocrático y Monárquico y Judicial, y veremos esto; lo estudiaremos en esta tarde, para que tengamos un cuadro más claro de lo que Melquisedec, Cristo estará haciendo en este tiempo final.
Así que, adelante todos los días de nuestra vida, recibiendo las bendiciones de Melquisedec, siendo bendecidos por Melquisedec.
Que Dios les bendiga y les guarde, y dejo nuevamente con ustedes a nuestro hermano y amigo Félix Caro, para finalizar esta actividad, si tiene algún anuncio también, es bueno que nos los haga saber.
Así que, mientras escuchamos el cántico y cantamos el cántico, que nos habla del Hombre que nos transformó, el cual es Melquisedec, Jesucristo, nuestro Salvador, nuestro Hno. Félix se encargará del resto de esta actividad.
Que Dios les bendiga y les guarde a todos.
“BENDECIDOS POR MELQUISEDEC.”