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Somos tierra de bendición 2000-11-15 1 Olavarría AR 00:42:33 true

Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes; es para mí una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final. Para lo cual quiero leer en Hebreos, capítulo 6, versos 7 en adelante, donde dice:

Porque la tierra que bebe la lluvia que muchas veces cae sobre ella, y produce hierba provechosa a aquellos por los cuales es labrada, recibe bendición de Dios;

pero la que produce espinos y abrojos es reprobada, está próxima a ser maldecida, y su fin es el ser quemada.

Pero en cuanto a vosotros, oh amados, estamos persuadidos de cosas mejores, y que pertenecen a la salvación, aunque hablamos así.

Porque Dios no es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor que habéis mostrado hacia su nombre, habiendo servido a los santos y sirviéndoles aún.

Pero deseamos que cada uno de vosotros muestre la misma solicitud hasta el fin, para plena certeza de la esperanza,

a fin de que no os hagáis perezosos, sino imitadores de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas.”

Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.

Nuestro tema para esta ocasión es: “SOMOS TIERRA DE BENDICION.”

Y ahora, para poder ver cuál es la Tierra de Bendición, y porqué somos la Tierra de bendición, iremos a las Escrituras para ver nuestro tema con más detalles, nuestro tema que es: “SOMOS TIERRA DE BENDICION.”

Cristo nos habló en la parábola del sembrador acerca de cuatro clases de terrenos que hay, los cuales El enumera en esta parábola del sembrador, y El explica esas cuatro clases de terrenos.

Veamos en el capítulo 13 de San Mateo, dice, versos 11 en adelante... aun un poquito antes, 9 en adelante, dice, de San Mateo, capítulo 13, dice:

El que tiene oídos para oír, oiga.

Entonces, acercándose los discípulos, le dijeron: ¿Por qué les hablas por parábolas?

El respondiendo, les dijo: Porque a vosotros os es dado saber los misterios del reino de los cielos; mas a ellos no les es dado.”

A unos les es concedido conocer los misterios del Reino de los Cielos, y a otros no les es concedido; esto está en la Soberanía de Dios: A quien El quiere darlos a conocer, los da a conocer, y a quien El quiere ocultarlos, los oculta.

Y ahora, a los creyentes en Cristo escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, les es concedido conocer los misterios del Reino de los Cielos, y así conocer los misterios que estarían cumpliéndose en la Iglesia del Señor Jesucristo.

Porque a cualquiera que tiene, se le dará, y tendrá más; pero al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado.

Por eso les hablo por parábolas: porque viendo no ven, y oyendo no oyen, ni entienden.

De manera que se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dijo:

De oído oiréis, y no entenderéis;

Y viendo veréis, y no percibiréis.

Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado,

Y con los oídos oyen pesadamente,

Y han cerrado sus ojos;

Para que no vean con los ojos,

Y oigan con los oídos,

Y con el corazón entiendan,

Y se conviertan,

Y yo los sane (aquí sanar también es Salvación, o salvar).

Pero bienaventurados vuestros ojos, porque ven; y vuestros oídos, porque oyen.

Porque de cierto os digo, que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron.

Oíd, pues, vosotros la parábola del sembrador:

Cuando alguno oye la palabra del reino y no la entiende, viene el malo, y arrebata lo que fue sembrado en su corazón. Este es el que fue sembrado junto al camino.”

■ Aquí tenemos esta primera clase de terreno, que representa gente, gentes que escuchan la predicación del Evangelio, ya sea a través de la radio, de la televisión, o a través de la prensa, o en alguna actividad pública, o en alguna iglesia a donde van a en alguna ocasión, y escuchan la predicación del Evangelio, y esa Palabra que viene directamente al corazón, al no entenderla, al no comprender el Programa de Redención, no comprender la Primera Venida de Cristo como Cordero de Dios, en Su Obra de Redención, para quitar el pecado del ser humano y restaurar el ser humano a la Vida eterna, al no entender estas cosas, la persona se va, y viene el diablo y saca del corazón esa Palabra que escucharon y llegó al corazón de la persona.

Porque la predicación del Evangelio llega al corazón de la persona, cuando escucha la predicación; pero si no entiende, entonces no le da importancia, porque no comprende la necesidad de recibir a Cristo como su Salvador; esa persona nunca se convierte a Cristo, aunque la Palabra fue sembrada en el corazón. Pero él no le dio importancia, y no recibió a Cristo, por lo tanto, el malo viene y saca esa Palabra que fue sembrada en el corazón, y esa persona queda sin salvación.

Esa persona está representada en esa mala tierra, mala tierra que representa gente mala para recibir la Palabra, y que la Palabra, que es la simiente que el Hijo del Hombre, el Sembrador salió a sembrar, nazca ahí en el corazón, crezca y produzca fruto. Para Dios ése no es buen terreno, no es persona buena para recibir la Palabra y nacer la Palabra en su alma, y esa persona nacer de nuevo, para llevar luego mucho fruto. Sigue diciendo:

Este es el que fue sembrado junto al camino.

Y el que fue sembrado en pedregales (esa es la segunda clase de persona, personas que hay en pedregales, terreno pedregoso)...

Y el que fue sembrado en pedregales, éste es el que oye la palabra, y al momento la recibe con gozo;

pero no tiene raíz en sí, sino que es de corta duración, pues al venir la aflicción o la persecución por causa de la palabra, luego tropieza.”

■ Es de corta duración, permanece corto tiempo en la Iglesia, permanece corto tiempo sirviendo a Cristo, aunque recibió la Palabra con gozo, recibió a Cristo como Su Salvador. Pero luego, cuando le vienen los problemas, las aflicciones, tanto en el hogar como en su trabajo; y sus demás familiares y amigos, cuando lo critican porque recibió a Cristo como su Salvador, ya la persona se desanima porque no dejó que se arraigara en su alma esa Palabra, esa simiente que el Sembrador, el Hijo del Hombre, sembró.

Y es de corta duración: está un tiempo en la Iglesia, está un tiempo asistiendo a las actividades, pero nunca llega a nacer de nuevo, nunca llega a recibir el Espíritu Santo y obtener el nuevo nacimiento, y obtener el cuerpo teofánico de la sexta dimensión, nunca llega a formar parte del Cuerpo Místico de Cristo; porque se llega a formar parte del Cuerpo Místico de Cristo obteniendo el nuevo nacimiento.

Cuando la persona nace de nuevo por el Espíritu Santo y obtiene el cuerpo teofánico, ahí nació en el Reino de Dios, es parte del Cuerpo Místico de Cristo, pertenece a la Familia de Dios. Pero el que no llega hasta nacer de nuevo, es —diríamos— un abortivo, que la Palabra estuvo ahí, pero ¿que sucedió? Abortó, es un abortivo espiritual. Por lo tanto, esa persona es un muerto espiritual, no nació en el Reino de Dios.

Pedregales, tierra de pedregales, no es tierra fértil para sembrar la Palabra. Pero llega hasta esos lugares la Palabra. Ese es el segundo terreno, pero es malo también.

■ Ahora, el tercer terreno está señalado como terreno de espinos, y dice:

El que fue sembrado entre espinos, éste es el que oye la palabra, pero el afán de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuosa.”

Se hace sin fruto en la vida de la persona, no lleva fruto; por lo tanto, esa persona tampoco llega a recibir el bautismo del Espíritu Santo, y por consiguiente no llega a nacer de nuevo, no llega a nacer en el Reino de Dios, no llega a formar parte del Cuerpo Místico de Cristo, porque no nació en la Iglesia del Señor Jesucristo, por medio del Espíritu Santo. Por lo tanto, es también como un abortivo.

Ahora, vean ustedes cómo Cristo ya nos ha presentado tres clases de terrenos, donde la Palabra llega, es sembrada por el escuchar la Palabra del Evangelio siendo predicada, porque la fe viene por el oír ¿de qué? El oír de la Palabra de Dios., el oír de la predicación del Evangelio.

■ Pero ahora tenemos el cuarto terreno; tres terrenos malos, pero ahora vamos para el cuarto terreno:

Mas el que fue sembrado en buena tierra, éste es el que oye y entiende la palabra (la Palabra no es solamente para escucharla, sino para entenderla)... éste es el que oye y entiende la palabra, y da fruto; y produce a ciento, a sesenta, y a treinta por uno.”

Este es el que escucha la predicación del Evangelio, recibe a Cristo como su Salvador, lava sus pecados en la Sangre de Cristo, es bautizado en Su Nombre y recibe el Don del Espíritu Santo, y obtiene el nuevo nacimiento, y así nace en el Reino de Dios, es colocado en el Reino de Dios como un hijo o una hija de Dios; esa persona ha obtenido el nuevo nacimiento, y por consiguiente ha obtenido un cuerpo teofánico de la sexta dimensión, y ese es el que lleva fruto en el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo, en donde es colocado.

Como individuo él es la buena tierra, y lleva el fruto de la Palabra que fue sembrada en él, y se produce en él el nuevo nacimiento, y nace como un hijo o una hija de Dios en la Iglesia del Señor Jesucristo; así ha sido entonces trasladada esa persona del reino de las tinieblas, del reino del príncipe de este mundo que es el diablo, al Reino de Jesucristo nuestro Salvador.

Los otros no llegaron a obtener el nuevo nacimiento, por lo tanto no vinieron a formar parte del Cuerpo Místico de Cristo, aunque estuvieron en medio del cristianismo. El cristianismo abarca las vírgenes prudentes y las vírgenes insensatas.

Las vírgenes insensatas no llegan a obtener el bautismo del Espíritu Santo, por lo tanto no obtienen el nuevo nacimiento. Pero las vírgenes prudentes tomaron aceite en sus lámparas, eso es: recibieron el Espíritu Santo, por consiguiente nacieron de nuevo, y vinieron a formar parte de ese Cuerpo Místico de creyentes, que es la Iglesia del Señor Jesucristo, los nacidos de nuevo, los que han nacido en el Reino de Jesucristo. Los demás no nacieron en el Reino de Jesucristo, los demás no son parte del Cuerpo Místico del Señor Jesucristo.

Y ahora, podemos ver quiénes están representados en la buena tierra: los que escuchan la predicación del Evangelio, reciben a Cristo como su Salvador, lavan sus pecados en la Sangre de Cristo, son bautizados en el Nombre del Señor Jesucristo en agua y reciben el Espíritu Santo, y así obtienen el nuevo nacimiento, y así obtienen un cuerpo teofánico de la sexta dimensión; así son trasladados al Reino de Jesucristo, y son colocados en lugares celestiales, en Cristo, Jesús, Señor nuestro.

Esos son la buena tierra, donde la semilla de la Palabra fue sembrada, nació y lleva mucho fruto: a ciento por uno (100%), a sesenta por uno (60%), o a treinta por uno (30%).

Y ahora, hemos visto la buena tierra. Por lo tanto, esa buena tierra que produce buen fruto para su Señor, es Tierra de Bendición, es la tierra que es bendecida por nuestro amado Señor Jesucristo, como individuos esos son los creyentes nacidos de nuevo, esos son los bendecidos por nuestro amado Señor Jesucristo, los Benditos, los Benditos de Dios, los Benditos de Jesucristo nuestro Salvador, porque son la buena tierra.

Y ahora, en el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo, encontramos que la buena tierra como Cuerpo Místico es la Iglesia de Jesucristo compuesta por los nacidos de nuevo. Y la Iglesia del Señor Jesucristo ha pasado por diferentes etapas, diferentes edades; y cada edad en el tiempo en que estuvo vigente delante de Dios, produciendo hijos e hijas de Dios, era (como edad) la buena tierra, en el Cuerpo Místico de Cristo; como todo el Cuerpo Místico de Cristo, que es Su Iglesia, es la buena tierra como Cuerpo Místico de creyentes.

Pero ha pasado por diferentes etapas, y en cada etapa el grupo que ha nacido de nuevo, ha formado la edad de la buena tierra de esa etapa por la cual ha pasado la Iglesia del Señor Jesucristo. Por lo tanto, todos los que han formado la edad correspondiente para cada tiempo, son (como individuos) la buena tierra, formando como edad, la edad buena tierra, para el tiempo en que estuvo vigente esa edad.

Y ahora, como edad ¿cuál es la buena tierra del Día Postrero como edad?... porque ya las demás edades tuvieron su tiempo, y produjeron conforme al Programa de Dios fruto para nuestro Dios, y recibieron la bendición de Dios en el tiempo en que estaban produciendo buen fruto, hijos e hijas de Dios. Pero ya lo que producen es un fruto denominacional.

Pero ahora, ¿cuál es la buena tierra del Día Postrero, ya que las siete etapas o edades ya pasaron y ya no están produciendo fruto para Dios, por medio de la Palabra creadora siendo hablada, a través de la predicación del Evangelio? ¿Cuál es la buena tierra para el Día Postrero, en el Cuerpo Místico de Cristo como edad? Pues la Edad de la Piedra Angular; esa es la buena tierra como edad, esa es la tierra prometida para el Día Postrero, que recibe bendición de Dios.

Por eso el Rvdo. William Branham dijo que el tiempo de Redención para Norteamérica ya había pasado. Es que de etapa en etapa, de edad en edad, el territorio donde se cumple cada edad, mientras se está cumpliendo esa edad, es el territorio de bendición, es el territorio que está bajo el Programa de Redención, para producir hijos e hijas de Dios en el Programa de Redención.

Pero cuando termina esa edad, ya no hay Redención para ese territorio, pasa a otro territorio el Programa de Redención, hasta cubrir todos los territorios.

Y de un territorio donde está vigente, de ahí se extiende el Programa de Redención, puede abarcar otras naciones. Pero ya con la edad que ya pasó, ya no hay bendición, ya no es lugar de bendición, solamente el lugar de bendición, el terreno de bendición es la edad que está vigente, en el territorio donde se está cumpliendo esa edad, y de ahí se extiende la bendición de Dios.

Así han transcurrido las siete etapas o edades, y por eso el Rvdo. William Branham dice que el tiempo de Redención para Norteamérica ya pasó, ¿por qué? Porque ya pasó la edad correspondiente a Laodicea, que es la edad que se cumplió en Norteamérica. Por lo tanto, ya para Norteamérica pasó el tiempo de Redención, y por consiguiente pasó el tiempo de avivamiento, pasó el tiempo del despertamiento de la séptima edad de la Iglesia gentil.

Y ahora, para Norteamérica dice el Rvdo. William Branham: “Ya no hay ni habrá más avivamiento.” ¿Por qué? Porque el avivamiento con Norteamérica era bajo la séptima edad, como el avivamiento para Inglaterra era bajo la sexta edad, bajo el tiempo del ministerio de John Wesley, para Alemania era bajo la quinta edad, bajo el ministerio de Lutero; y así por el estilo para cada territorio, bajo el ministerio de Cristo en el Mensajero de la edad correspondiente al territorio donde se cumplió.

Y ahora, ¿cuál es el territorio, la tierra buena para el avivamiento, el despertamiento del Día Postrero, donde el Jinete del caballo Blanco de Apocalipsis 19, viene para darnos el avivamiento del Día Postrero? Tiene que ser el territorio donde Dios tendrá la buena tierra como individuos, donde la Palabra del Evangelio es sembrada y es entendida, escuchan la predicación del Evangelio y entienden la Palabra, y por consiguiente producen el fruto correspondiente a este tiempo final, y nacen en el Reino de Dios y forman así la edad correspondiente a este tiempo, que es la Edad de la Piedra Angular.

Como edad, en la tierra buena del Día Postrero es la Edad de la Piedra Angular, como territorio, vamos a ver como territorio: como territorio, vimos que los territorios buenos para la simiente, fueron los territorios donde se cumplió cada edad.

Y ahora, para el Día Postrero el territorio donde se cumple la Edad de la Piedra Angular es la América Latina y el Caribe. Como territorio la América Latina y el Caribe es la buena tierra, donde Dios ha colocado Sus escogidos, que son (como individuos) la buena tierra, donde es sembrada la Palabra de Dios correspondiente a este tiempo final, y lleva, es entendida y lleva mucho fruto.

Ahora, hemos visto la buena tierra como Iglesia, la Iglesia del Señor Jesucristo; como edad, las siete edades, más la Edad de la Piedra Angular, más el tiempo también de los Apóstoles; y la buena tierra como territorio, los diferentes territorios donde se cumplieron esas etapas de la Iglesia: la tierra de Israel, Asía Menor, Europa, Norteamérica, y la América Latina y el Caribe en este tiempo final.

A nosotros nos ha tocado la mejor parte, a nosotros nos ha tocado la bendición del Día Postrero, porque la bendición del Día Postrero es para la buena tierra del Día Postrero.

Y ahora, el Jinete del caballo Blanco de Apocalipsis, él es el que trae el avivamiento del Día Postrero. Por eso vean ustedes cómo el Rvdo. William Branham pregunta, dice: “Ahora yo estaba...” Página 166, párrafo 1485 del libro de “Citas,” el cual contiene diferentes extractos de diferentes Mensajes del Rvdo. William Branham. Este extracto dice:

Ahora, yo estaba poniéndome bastante viejo y pensé: ¿Habrá otro avivamiento, veré otro tiempo? (Otro avivamiento como lo hubo en cada edad, cuando Dios envió al Mensajero de cada edad, con un Mensaje para cada edad, y colocó a los escogidos en ese territorio donde envió al Mensajero)... Ahora, ¿Habrá otro avivamiento, veré otro tiempo? Y tan sólo recuerden, del oeste vendrá un jinete en un caballo blanco. Cabalgaremos esta senda otra vez. Eso es correcto. Tan pronto como estemos listos. Ven Uds. es una promesa.”

Ese Jinete del caballo Blanco de Apocalipsis 19 es el que trae el avivamiento del Día Postrero, al territorio señalado en la Escritura como la buena tierra del Día Postrero, que es la América Latina y el Caribe. Vean, dice: “Del occidente vendrá un Jinete en un Caballo blanco.”

Y ahora, ya en la tierra de Israel, Asía Menor, Europa y Norteamérica, Dios dio el avivamiento correspondiente a cada edad, por medio del Mensajero de cada edad, en el cual estuvo Cristo en Espíritu Santo manifestado.

Y ahora, que se ha ido el Rvdo. William Branham, ya para Norteamérica no hay esperanza, porque su Mensajero ya se fue, a través del cual El trajo el avivamiento de Norteamérica, de la séptima edad de la Iglesia gentil.

Pero ahora es el Jinete del caballo Blanco de Apocalipsis 19, el que trae el avivamiento del Día Postrero; por eso nos llama a subir, a subir más arriba de la séptima edad, a subir a la Edad de la Piedra Angular, donde El, Cristo, está hablando a Su pueblo, y llamándolos y juntándolos con la Gran Voz de Trompeta de Apocalipsis, capítulo 4, verso 1, y eso lo hace por medio de darnos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, como dice:

Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas.” (Apocalipsis, capítulo 4, verso 1).

Y para darnos a conocer estas cosas, tiene que tener un Instrumento. Y Apocalipsis, 22, verso 6, nos muestra quién es el Instrumento a través del cual son dadas a conocer todas estas cosas que deben suceder. Dice:

Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto (o han de suceder pronto).”

Aquí en Apocalipsis 22, dice: “...para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto.”

¿Cómo son dadas a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto? Por medio del Angel del Señor Jesucristo, es a través de ese Angel, el cual es un Profeta.

A través de ese Angel es que Cristo en Espíritu Santo se manifiesta en el Día Postrero y nos da a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto. El coloca en el corazón y en la boca de ese Profeta Su Palabra revelada para este tiempo final, y ese Profeta nos da a conocer esa Palabra revelada, y con esa Palabra revelada nos muestra todas estas cosas que deben suceder pronto; y así Cristo nos trae el avivamiento del Día Postrero, en el territorio latinoamericano y caribeño, en la Edad de la Piedra Angular.

La Edad de la Piedra Angular (como edad) es la buena tierra para el Día Postrero, la América Latina y el Caribe es la buena tierra para el Día Postrero (como territorio), y después vendrá a ser la tierra de Israel, cuando pase el Evangelio allá.

Y ahora, la buena tierra como Mensaje es el Mensaje del Día Postrero, la Edad de la Piedra Angular, con el cual son dadas a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto en este tiempo final.

Y la buena tierra como individuos ¿quiénes son? Somos nosotros. Somos la buena tierra, por consiguiente somos la Tierra de bendición, la Tierra de Bendición como individuos. La Edad de la Piedra Angular, la Tierra de Bendición como edad. La Iglesia del Señor Jesucristo como Cuerpo Místico de creyentes, la buena tierra como Cuerpo Místico de Cristo, la Tierra de Bendición; esa es la Iglesia de Jesucristo como Cuerpo Místico de creyentes.

Y en la Edad de la Piedra Angular, la Iglesia de Jesucristo es la Tierra de Bendición, en la Edad de la Piedra Angular, esa edad es la Edad de Bendición, la Tierra de Bendición, donde la Palabra de Dios es sembrada, es colocada en este tiempo final, para producir el fruto, hijos e hijas de Dios en el Cuerpo Místico de Cristo, en la Edad de la Piedra Angular.

Y ahora, hemos visto este misterio de: LA TIERRA DE BENDICION.

La Tierra de bendición como Iglesia, el Cuerpo Místico de Cristo; como edad, la Edad de la Piedra Angular; como territorio, la América Latina y el Caribe; como Mensaje, el Mensaje del Evangelio del Reino entrelazándose con el Mensaje de la Gracia, donde hay un entrelace de Mensaje y un entrelace de dispensación; y como individuos, la Tierra de Bendición como individuos ¿quiénes son? ¡Nosotros!

¡Nosotros como individuos somos la Tierra de Bendición, y esa bendición nadie no las puede quitar, porque es una bendición predestinada por Dios desde antes de la fundación del mundo!.

Ahora, podemos ver porqué es que escuchamos la Palabra de Dios para este tiempo final, para la Edad de la Piedra Angular, y Dispensación del Reino entrelazándose con la Dispensación de la Gracia, y la entendemos ¿por qué? Porque somos la buena tierra, la Tierra de Bendición.

¡La bendición de Dios está sobre cada uno de ustedes y sobre mí como individuos, porque somos la buena tierra! Esa es la causa de la bendición de Dios en y sobre nosotros, y dentro de nosotros.

Y ahora, consientes de que somos la buena tierra como individuos, glorifiquemos a Cristo, y que Cristo siga colocando en nuestras almas más Palabra sobre Palabra, para que crezca, nazca y crezca en nosotros, y produzca mucho fruto en nuestras vidas, y siga El dándonos a entender toda esa Palabra que escuchamos; porque la buena tierra es - son aquellos que oyen la Palabra y la entienden.

Es para que entendamos que Cristo en la Edad de la Piedra Angular nos habla todas estas cosas que deben suceder pronto, en donde nos habla a tal grado que hasta los niños las entienden.

¡Así que, hasta los niños son Tierra de Bendición, son buena tierra bendecidos por Dios, como también los jóvenes, los adultos y los ancianos!

SOMOS TIERRA DE BENDICION.”

Ahora, podemos ver porqué es que escuchamos la predicación de la Palabra y la entendemos: porque somos la buena tierra, la Tierra de Bendición.

Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta noche, dándoles testimonio de: LA TIERRA DE BENDICION, y mostrándoles quiénes son los que componen esa Tierra de Bendición.

Y hemos visto quiénes son los que componen esa Tierra de Bendición, ¿quiénes son? ¡Todos nosotros! ¡Somos la Tierra de Bendición!

Siempre yo le coloco el la. SOMOS TIERRA DE BENDICION, pero yo le coloco: ¡SOMOS LA TIERRA DE BENDICION!

¿Y qué significa esto de colocarle el la.? Cuando se le coloca ese la, ahí, no hay lugar para que el terreno junto al camino, o el terreno de pedregales, o el terreno de espinas diga: “Nosotros también somos tierra de bendición.” No. Cuando le colocamos el la, ahí, ¡Somos la Tierra de Bendición, es porque somos la buena tierra. Somos la buena tierra, por lo tanto somos la Tierra de Bendición!

Que las bendiciones, entonces, de Jesucristo, nuestro Salvador, el Sembrador, se derramen sobre cada uno de ustedes y sobre mí, y la lluvia, el Agua del Espíritu Santo fluya sobre toda la Tierra de Bendición, sobre todos ustedes y sobre mí también, y produzca cada uno de ustedes y yo también mucho fruto, fruto por medio de la lluvia del Espíritu Santo sobre sus vidas y sobre la mía. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo.

Y pronto se complete el número de los escogidos de Dios, y pronto los muertos en Cristo sean resucitados y nosotros seamos transformados. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo.

Y seamos llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.

Ha sido para mí una bendición grande estar con ustedes, dándoles testimonio de que somos la Tierra de Bendición. Y no quedo duda, no quedo duda de que somos realmente la Tierra de Bendición.

Dejo nuevamente con ustedes al Rvdo. Miguel Bermúdez Marín, para continuar y finalizar nuestra parte en esta noche, dándole gracias así a Cristo por Sus bendiciones sobre nosotros, sobre la Tierra de Bendición.

Mientras escuchamos el cántico que nos habla de Jesús, el Hombre que nos transformó, pasará nuestro hermano y amigo Miguel Bermúdez Marín, para finalizar nuestra parte en esta ocasión.

Que Dios les bendiga y les guarde, y continúen pasando una noche llena de las bendiciones de Jesucristo, porque son para ustedes y para mí. ¿Por qué? ¿Cuál es el secreto? ¡Porque somos la Tierra de Bendición. Por eso esperamos siempre bendición de Jesucristo nuestro, Salvador!

Dios les bendiga y les guarde a todos.

SOMOS LA TIERRA DE BENDICION.”