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La Obra del Día Postrero 2000-11-12 1 Lo Prado Santiago de Chile Región Metropolitana CL 01:27:04 true

Muy buenos días, amados amigos y hermanos presentes; es para mí una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final. Para lo cual quiero leer en Primera de Tesalonicenses, capítulo 4, verso 13 en adelante, donde nos dice San Pablo:

Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza.

Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él.

Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron.

Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero.

Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.

Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras.”

Que Dios bendiga nuestras almas, y nos permita entender Su Palabra en esta mañana, y así comprender la Obra de Dios del Día Postrero.

Nuestro tema para esta ocasión es: “LA OBRA DEL DIA POSTRERO.” O sea, “LA OBRA DE DIOS DEL DIA POSTRERO.”

Para poder comprender cuál es la Obra de Dios para el Día Postrero, necesitamos ver la trayectoria de Dios en Su Obra, desde el principio hasta el Día Postrero, porque la Obra de Dios siempre tiene continuidad. Por lo tanto, la Obra de Dios de una edad o de una dispensación es la continuación de la Obra que El comenzó en otra edad u otra dispensación anterior.

Y ahora, es el mismo Dios Creador de los Cielos y de la Tierra, el que lleva a cabo Su Obra en cada edad y en cada dispensación.

Y Dios para llevar a cabo Su Obra siempre ha enviado Mensajeros, Profetas. “Porque no hará nada el Señor Jehová sin que antes revele Sus secretos a Sus siervos Sus profetas.” [Amos 3:7 —Editor]

Y ahora, podemos ver el porqué El ha enviado siempre Profetas Mensajeros, y los ha usado en Su Obra: porque esa es la forma en que Dios lleva a cabo Su Obra en cada edad y en cada dispensación.

Hay Profetas menores y hay Profetas mayores.

Encontramos que los Profetas normales, comunes, corresponden a edades; y los Profetas mayores corresponden a dispensaciones.

Por ejemplo, tenemos al Profeta Adán, ese es un Profeta mayor, un Profeta dispensacional, el cual fue colocado en la Tierra para hablar la Palabra de Dios; él fue el que le puso nombre a todos los animales y las aves y los peces también, él fue colocado en este planeta Tierra como rey, como gobernante del planeta Tierra, con todo lo que contenía, y él fue el Profeta de la Primera Dispensación: la Dispensación de la Inocencia; era por medio de él que Dios llevaría a cabo la Obra para esa primera dispensación.

Luego encontramos a Set para la Segunda Dispensación, el cual fue el instrumento de Dios para esa segunda dispensación, que fue la Dispensación de la Conciencia, y más adelante encontramos a Noé, el tercer Profeta dispensacional para la dispensación tercera, la Dispensación del Gobierno Humano.

Por eso ustedes encuentran que la Obra de Dios, la construcción del Arca la llevó a cabo el Profeta Noé, y junto a él estuvo su familia trabajando en esa labor.

Dios le mostró al Profeta Noé las cosas que sucederían para aquel tiempo, le mostró que había llegado el fin para aquella generación ante- diluviana, y que Dios traería el juicio divino sobre aquella generación y que la única forma para escapar era por medio de un arca, la cual Dios le mostró, le dio el diseño, para que Noé la construyera; y cuando estuviese construida el arca, entonces entrarían a ella Noé y su familia, y luego Dios derramaría el juicio divino sobre la raza humana.

Ahora, Noé tardó muchos años en construir el arca (alrededor de 100 años).

Y vean ustedes, ya desde que Dios le había dicho a Noé que iba a destruir la raza humana, ya el juicio divino estaba listo, pero la paciencia de Dios aguantó- Dios con paciencia ese juicio por una causa, dice: “en los días en que Noé preparaba el arca.” En esos días, la paciencia de Dios estuvo manifestada a causa de que si enviaba el juicio del diluvio antes de Noé terminar el arca, ¿qué pasaría con Noé y su familia? También serían destruidos. Pero por amor a Noé, Dios detuvo por un tiempo el juicio, tuvo paciencia: la paciencia fue con Noé y por causa de Noé, paciencia con Noé en lo que terminaba el arca.

Y luego que fue terminada el arca, Dios le dijo a Noé: “Dentro de siete días viene el diluvio, destruiré la humanidad (y le dice:); entra al arca tú y tu familia y los animales y las aves y los reptiles que yo te ordeno.” Y le dijo cuántos iban a entrar al arca; entraron todos los que fueron ordenados, predestinados por Dios para entrar, y Dios cerró la puerta, y entonces vino el diluvio.

Quizás las personas de aquel tiempo pensaban: “Este Noé, ya lleva diez años predicando que viene un diluvio y no ha venido, y para colmo ni llueve;” porque en aquellos tiempos no llovía, sino que durante la noche, de la tierra subía un vapor que regaba toda la tierra, toda la vegetación, y esa era la forma en que la vegetación recibía esa humedad.

Pero ahora Noé está anunciando que viene un diluvio; no unas lloviznas, sino un diluvio, y pensaban que estaba loco. Pero no estaba loco, es que siendo Profeta y teniendo las dos conciencias juntas, había recibido la revelación del Cielo de lo que vendría en esos días. Las cosas que habrían de suceder en esos días les fueron reveladas a Noé, y Noé las estaba dando a conocer.

Y ahora, Noé era el que tenía esa revelación, y tenía la revelación también de cómo escapar de ese juicio divino.

Dios ya no va a destruir la raza humana con un diluvio de agua, sino de fuego. Y hay una forma para escapar de ese fuego que se va a desatar sobre este planeta Tierra: es ser sacados de este planeta Tierra antes de que caiga el juicio divino sobre la raza humana, pues vendrá una tercera guerra mundial, la cual será atómica, y se va desatar el fuego atómico, y se va a cumplir la Escritura que dice:

He aquí, viene el día ardiente como un horno, y todos los soberbios y todos los que hacen maldad serán estopa; aquel día que vendrá los abrasará (los quemará), ha dicho Jehová de los ejércitos, y no les dejará ni raíz ni rama.” (Malaquías, capítulo 4, verso 1).

Pero en el verso 2 de ese mismo capítulo 4 de Malaquías, dice:

Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación.”

Ahí está la salvación para los escogidos de Dios: el Sol de Justicia naciendo y trayendo salvación en Sus alas, es la Venida del Señor con Su Angeles, pues Cristo dijo en San Mateo, capítulo 16, versos 26 al 28, que el Hijo del Hombre vendrá con Sus Angeles.

Vean cómo lo dice ahí Jesucristo:

Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?

Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras.

De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte, hasta que hayan visto al Hijo del Hombre viniendo en su reino.”

Para los escogidos de Dios, esta es la única esperanza que hay. Y la Segunda Venida de Cristo: la Venida del Hijo del Hombre con Sus Angeles, traerá la recompensa para los escogidos, que es la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de nosotros los que vivimos, para ser llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero, eso es el arrebatamiento de la Iglesia del Señor Jesucristo, y para el mundo el juicio divino de la gran tribulación, donde las plagas apocalípticas caerán sobre la raza humana.

Ahora, esto es como en los días de Noé, pues el mismo Cristo, vean ustedes, en San Mateo, capítulo 24, versos 34 en adelante, dice:

De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca.

El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.

Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre.

Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre.”

Y ahora, vean ustedes cómo nos hace referencia a los días de Noé. Noé siendo un Mensajero dispensacional recibió la revelación divina para aquel tiempo, y tuvo la revelación divina de las cosas que sucederían en aquellos días, y les dio a conocer el juicio divino que vendría sobre el mundo ante-diluviano, porque ya había llegado a su final el mundo ante-diluviano, y también recibió la revelación divina de cómo escapar de ese juicio divino que vendría sobre la raza humana.

Noé fue el que hizo la conexión de la Dispensación del Gobierno Humano (la tercera dispensación) con la Dispensación de la Conciencia.

Y ahora, vean ustedes cómo un Mensajero dispensacional se conecta con el Mensajero dispensacional anterior y con el Mensaje del Mensajero anterior, y hace ese entrelace para comenzar una nueva dispensación.

Siempre que hay un Mensajero dispensacional, tenemos que comprender que el juicio divino va a caer sobre los incrédulos; pero la bendición de Dios va a venir sobre los creyentes. O sea, que es un tiempo muy importante en el Programa de Dios, es un tiempo en que las grandes bendiciones divinas vienen sobre los creyentes, los seguidores de Cristo y Su Programa correspondiente a ese tiempo:

...Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre.

Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca,

y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre.”

Y ahora, Cristo aquí establece que será un tiempo paralelo al tiempo de Noé, el tiempo de la Venida del Hijo del Hombre para este tiempo final.

Y ahora, nosotros estamos viendo la repetición del tiempo de Noé, porque estamos en un tiempo paralelo al tiempo de Noé; y si en el tiempo de Noé el mundo ante-diluviano que fue destruido luego, no entendió, no creyó el Programa de Dios y la Obra de Dios correspondiente a aquel tiempo, y no creyó al Profeta Mensajero de Dios para aquel tiempo, el cual fue Noé, el cual fue un Profeta mayor, un Profeta dispensacional.

Para este tiempo final el mundo tampoco entenderá, el mundo estará en oscuridad espiritual, no comprenderá la Obra de Dios del Día Postrero, no comprenderá los misterios de Dios correspondientes a este tiempo final, no comprenderán los misterios del Reino de los Cielos siendo cumplidos en la Iglesia del Señor Jesucristo en este tiempo final; porque es un tiempo como el tiempo de Noé, en donde el mundo no entendió, no entendió la Obra de Dios para aquel tiempo, por medio del Profeta Noé, y pensaron que era un loco que estaba construyendo un barco, pero vean ustedes, lo estaba construyendo en un sitio que no hubo agua, lo estaba construyendo en un monte.

¿Y por qué lo está construyendo en un monte y no en un río? Porque en el monte es que hay árboles para construir esa embarcación. Pero ¿y dónde está el agua? El agua Dios la va a enviar, cuando Dios la envíe, entonces va a flotar el arca de Noé.

Y ahora, nosotros viviendo en un tiempo paralelo al tiempo de Noé, tenemos que comprender que hay un Arca de Salvación, el cual es Cristo.

Y ahora, por cuanto Cristo, el Grano de trigo que fue sembrado en tierra, nació en la forma de una planta, que es Su Iglesia, para llevar el fruto, los granos de trigo, los hijos e hijas de Dios; porque si el grano de trigo que fue sembrado en Tierra es el Hijo de Dios, el fruto que producirá ese Grano de Trigo, ¿qué serán? Hijos e hijas de Dios, granos de trigos, hijos e hijas de Dios con Vida eterna, y tienen que nacer ¿donde? En la planta de trigo, que es el mismo Cristo en la forma de Su Iglesia.

Y ahora, es en Cristo, en Su Iglesia, que se reproduce Cristo en hijos e hijas de Dios. Por eso dice San Pablo en Hebreos, capítulo 2, hablando acerca de Cristo, dice, capítulo 2, verso 9 en adelante:

Pero vemos a aquel que fue hecho un poco menor que los ángeles, a Jesús, coronado de gloria y de honra, a causa del padecimiento de la muerte, para que por la gracia de Dios gustase la muerte por todos.

Porque convenía a aquel por cuya causa son todas las cosas (¿cuál es la causa de todas las cosas, de toda la Creación? ¿Cuál es la causa del universo completo? Jesucristo, dice)...

Porque convenía a aquel por cuya causa son todas las cosas, y por quien todas las cosas subsisten, que habiendo de llevar muchos hijos a la gloria, perfeccionase por aflicciones al autor de la salvación de ellos (el Programa de Dios en Cristo es llevar muchos hijos de Dios a la Gloria).

Porque el que santifica y los que son santificados, de uno son todos; por lo cual no se avergüenza de llamarlos hermanos (El nos llama a nosotros hermanos, porque El es nuestro Hermano mayor),

diciendo:

Anunciaré a mis hermanos tu nombre,

En medio de la congregación te alabaré.

Y otra vez:

Yo confiaré en él.

Y de nuevo:

He aquí, yo y los hijos que Dios me dio.”

Y ahora, todos los hijos e hijas de Dios, todos esos atributos divinos, todas esas almas de Dios han sido dadas a Cristo; y por medio de Cristo es que viene toda alma de Dios a ser manifestada, viene a la Tierra para hacer contacto con Cristo nuestro Salvador, y confirmar su lugar en la Vida eterna, para así la persona obtener el perdón de sus pecados, ser lavado con la Sangre de Cristo, y ser bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo y recibir el Espíritu Santo, y así obtener el nuevo nacimiento y obtener un cuerpo teofánico de la sexta dimensión, y así ser trasladado del reino de las tinieblas del diablo, al Reino de nuestro amado Señor Jesucristo.

Y ahora, podemos ver esta gran Obra que Cristo está haciendo de etapa en etapa a través de estas siete etapas de la Iglesia entre los gentiles, como también aquella etapa en medio del pueblo hebreo con los Apóstoles, y luego la etapa correspondiente a este tiempo final en la Edad de la Piedra Angular.

Todo eso es la Obra de Dios de etapa en etapa en Su Iglesia, donde llama y junta a Sus hijos, esas almas de Dios que vienen a la Tierra en cuerpos mortales, para hacer contacto con la Vida eterna y ser restaurados a la Vida eterna, y así entrar al Programa de la creación de una Nueva Raza con Vida eterna; es la creación de una Nueva Raza lo que Dios está realizando.

Por medio del primer Adán viene esta raza caída que comenzó en aquellos tiempos, y por consiguiente es una raza que no tiene Vida eterna; por eso se nace en la Tierra, se vive y después se muere.

Pero Cristo está creando una Nueva Raza con Vida eterna, y lo primero que hace es darnos un cuerpo teofánico eterno; y por eso cuando el cristiano físicamente muere, va a vivir al Paraíso en ese cuerpo teofánico, y los Apóstoles, los creyentes de aquel tiempo, y el Apóstol San Pablo con Su grupo, y cada Angel Mensajero con su grupo, todos están vivos en el Paraíso, porque esos cuerpos teofánicos son inmortales; y tan jovencitos están los que han partido en estos días al Paraíso, como los que partieron hace alrededor de dos mil años. Tan jovencito está San Pedro y los demás Apóstoles, como los siete Angeles Mensajeros con los creyentes de sus edades, porque en esos cuerpos no se ponen viejos, son cuerpos inmortales, cuerpos con Vida eterna.

Esa es la primera parte de la restauración a la Vida eterna; por eso es llamada “Las primicias del Espíritu,” es como el pronto pago; pero viene la plenitud, que es el cuerpo eterno, inmortal, incorruptible, que El ha prometido para los creyentes en El. Esto es para el Día Postrero como Cristo lo prometió en San Juan, capítulo 6, dice (verso 39 en adelante):

Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero.”

Todo lo que el Padre le ha dado, que son esas almas de Dios, esos hijos de Dios, no se perderán, sino que Cristo nos da Vida eterna; y para el Día Postrero a los que ya han partido los resucitará en cuerpos eternos, y a nosotros los que vivimos nos transformará.

Y el Día Postrero es el Séptimo Milenio de Adán hacia acá o Tercer Milenio de Cristo hacia acá. “Porque un día delante del Señor es como mil años para nosotros.” (2 Pedro, capítulo 3, verso 8 y el Salmo 90, verso 4, el cual es un Salmo del Profeta Moisés). Sigue diciendo Jesús:

Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.”

Si continuamos leyendo este pasaje, encontraremos más lugares donde Cristo dice que El resucitará a los creyentes en El en el Día Postrero. Veamos, dice:

Murmuraban entonces de él los judíos, porque había dicho: Yo soy el pan que descendió del cielo.

Y decían: ¿No es éste Jesús, el hijo de José, cuyo padre y madre nosotros conocemos? ¿Cómo, pues, dice éste: Del cielo he descendido?”

El había descendido del Cielo, pero ellos pensaban en el cuerpo de carne, el cual había nacido en Belén de Judea; pero el que había descendido del Cielo era el que estaba dentro del cuerpo de carne, el cual es el Angel del Pacto, el Angel de Jehová, el Angel que libertó al pueblo hebreo, el Angel que tiene el Nombre de Dios, el Angel que es el cuerpo teofánico de Dios, ese había descendido del Cielo y se había hecho hombre, se había hecho carne en medio del pueblo hebreo. Y en carne humana, el Angel del Pacto en carne humana, es nuestro amado Señor Jesucristo. Por eso Jesús también en San Juan, capítulo 8, verso 56 al 58, dice:

Abraham vuestro padre se gozó de que había de ver mi día; y lo vio, y se gozó.

Entonces le dijeron los judíos: Aún no tienes cincuenta años, ¿y has visto a Abraham?

Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, yo soy.

Tomaron entonces piedras para arrojárselas; pero Jesús se escondió y salió del templo; y atravesando por en medio de ellos, se fue.”

Vean, no pudieron comprender lo que Jesús les estaba hablando, y pensaron que era un loco, diciendo que era antes que Abraham y que Abraham lo había visto. Y ellos decían: “Y nosotros lo conocemos, conocemos a María y a José (sus padres), y ahora El dice que es antes que Abraham.”

Es como si dijéramos: El Angel del Señor Jesucristo que le dio a Juan el Apóstol la revelación del Apocalipsis está allí, a Juan dándole esa revelación, y está en un cuerpo teofánico. Y luego que aparece el Angel de Jesucristo en carne humana y diga: Antes que los Angeles Mensajeros, yo era.

Dirían: “Pero si conocemos que naciste en tal lugar, ¿y ahora dices que eras antes que los Angeles Mensajeros?” ¿Ven? En el cuerpo teofánico, vean ustedes, está dándole la revelación a Juan el Apóstol, es un espíritu de Profeta.

Un espíritu de Profeta es un cuerpo de la sexta dimensión, un cuerpo de Profeta, un hombre de la sexta dimensión; y así también era Jesús antes de tener Su cuerpo de carne, era un hombre de la sexta dimensión, llamado el Angel de Jehová. Y a Juan, pues el que le da la revelación del Apocalipsis es el Angel de Jesús.

El Angel de Jesús es el Mensajero de Jesucristo, el Angel de Jehová es Jesucristo nuestro Salvador.

Y ahora, vean ustedes, este Angel de Jehová cuando le aparece a Moisés en la zarza, le dice: “Yo Soy el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob.”

Ahora, el Angel de Jehová aquí es un hombre de la sexta dimensión, el cual es el cuerpo teofánico de Dios, a través del cual estuvo manifestándose en todo el Antiguo Testamento, y el cual fue visto por diferentes hombres de Dios, y aún mujeres también vieron ese Angel; como Manoa y su esposa, vieron ese Angel, y no sabían que era el Angel de Jehová, no sabían que era Dios en Su cuerpo teofánico.

También Jacob vio ese Angel, se agarró de él, luchó con él y no lo soltó hasta que el Angel de Jehová lo bendijo; lo bendijo cambiándole el nombre, y en ese nombre que le dio estaba contenida toda la bendición de Dios para Jacob, toda la Bendición de la Primogenitura.

Y ahora, este Angel en el Exodo, capítulo 23, verso 20 en adelante, lo encontramos, del cual Dios habla, y dice:

He aquí yo envío mi Angel delante de ti para que te guarde en el camino, y te introduzca en el lugar que yo he preparado.

Guárdate delante de él, y oye su voz; no le seas rebelde; porque él no perdonará vuestra rebelión, porque mi nombre está en él.”

¿Dónde está el Nombre de Dios? En Su Angel, que es Su cuerpo teofánico, el cuerpo teofánico que Dios está usando para aparecerse en forma visible a Sus Profetas, y esa es la forma visible de Dios, en la forma de un hombre pero de la sexta dimensión.

Estando Dios en ese cuerpo teofánico fue que creó el universo completo, es llamado el Verbo de Dios.

En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.

Este era en el principio con Dios.

Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.

En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.”

También dice... (eso es San Juan, capítulo 1, verso 1 en adelante). Y el verso 9, dice:

Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo.”

¿Y cómo venía a este mundo, cómo venía a esta dimensión? Venía a esta dimensión en forma visible en un cuerpo de carne. Por eso el verso 14 de ese mismo capítulo 1 de San Juan, dice:

Y aquel Verbo fue hecho carne (se hizo carne), y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.”

Y cuando se hizo carne el Verbo, el Angel del Pacto, el Angel de Jehová donde estaba Dios, cuando se hizo carne lo conocimos por el Nombre de Jesús, se hizo carne en el velo de carne que nació de la virgen María, llamado Jesús; y allí estaba el Angel del Pacto, allí estaba el Verbo, ese cuerpo teofánico de la sexta dimensión, ese hombre de la sexta dimensión, el cual había comido con Abraham el día antes de la destrucción de Sodoma y Gomorra, y el cual también le había aparecido en el capítulo 14 del Génesis, como Melquisedec, al cual Abraham había pagado los diezmos de todo.

Ese Melquisedec es el Angel del Pacto, el Angel de Jehová, es Dios en Su cuerpo teofánico, y es el Sacerdote del Dios Altísimo del Templo Celestial, y Rey de Salem (o sea, de Jerusalén), y Rey de Paz y Rey de Justicia.

Y ahora, cuando se hace carne el Rey de Jerusalén, el Rey de Justicia y Rey de Paz, fue rechazado por el pueblo hebreo, por el Israel terrenal.

Y ahora, les habla de El cuando todavía no tenía Su cuerpo de carne, y piensan que está loco, cuando les dice: “Antes que Abraham fuese Yo Soy,” les está hablando de Sí mismo, pero cuando todavía no tenía Su cuerpo de carne.

Ahora, podemos ver que es en el Angel de Jehová, el cuerpo teofánico de Dios, donde Dios colocó Su Nombre; y luego cuando se hizo carne, pues allí estaba el Nombre de Dios para llevar a cabo la Obra de Redención.

Vean, todo fue representado en la liberación del pueblo hebreo. ¿Quién libertó al pueblo hebreo? El Angel del Pacto, el Angel de Jehová, el cual tenía el Nombre de Dios.

Y ahora, para la Redención, la liberación de la raza humana, el Angel del Pacto se hace carne y ahí está el Nombre de Dios para Redención; por eso tiene por nombre “Jesús,” que significa: Redentor, Salvador, porque va a llevar a cabo la Obra de Redención. Y por medio de esa manifestación en carne humana muriendo en la Cruz del Calvario, realizó la redención del ser humano, pagó la deuda por nosotros; y ya nosotros no tenemos ninguna deuda pendiente, porque ya El saldó nuestra deuda, y Su Sangre nos limpia de todo pecado.

Ahora, el propósito es el tener un pueblo sin mancha y sin arrugas, y la Sangre de Jesucristo es la que quita nuestras manchas del pecado, nos limpia de todo pecado y nos deja como si nunca en la vida hubiésemos pecado, quedamos justificados delante de Dios como si nunca hubiésemos pecado.

Y ahora, todo eso lo ha hecho ¿quién? El Angel del Pacto, el Angel de Jehová en Su manifestación en carne humana; para eso se manifestó en carne humana en medio del pueblo hebreo que es el Israel terrenal.

Ahora, podemos ver que lo que Cristo estaba diciendo allí: “Abraham deseó de ver mi día, lo vio y se gozó,” era cierto, porque El es Aquel que comió con Abraham, fue llamado Elohím, y El descendió allí con Sus Arcángeles Gabriel y Miguel, creó para ellos y para Sí mismo un cuerpo del polvo de la Tierra, para hacer esa visita a Abraham; o sea, se vistió de un cuerpo físico, creado por Dios, por unos momentos, por unas horas, para visitar a Abraham y comer con Abraham, porque en el cuerpo teofánico no se come.

Ahora, podemos ver que estuvo con Abraham, le reveló también a Abraham que el hijo prometido vendría, que sería Isaac, el cual tipifica a Cristo, a Cristo en Su Primera Venida y en Su Segunda Venida, y luego le reveló a Abraham el juicio divino que vendría sobre Sodoma y Gomorra. O sea, que le habló de una bendición primero: la bendición de la Venida del hijo que El le prometió, que es la Venida del Señor, representa la Venida del Señor. Isaac representa a Cristo en Su Primera y en Segunda Venida.

Y ahora, luego de hablarle esas bendiciones que Dios le daría a Abraham, luego le habla del juicio divino que va a caer sobre Sodoma y Gomorra.

Abraham es el cuarto Profeta dispensacional. Nos habíamos detenido en el tercer Profeta dispensacional que fue Noé, para ver con detalles el paralelo de los días de Noé con los nuestros, los hemos visto.

Y ahora, vemos el paralelo de los días de Abraham, que son los días en que Lot vivió, y Cristo dijo en San Mateo que sería también como en los días de Lot. Por lo tanto, sería como en los días en que estaba sobre la Tierra un Profeta dispensacional llamado “Abraham, el padre de la fe.”

San Mateo, capítulo 24, versos... vamos a pasar a San Lucas: San Lucas 17, verso 28 en adelante, dice:

Asimismo como sucedió en los días de Lot; comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, edificaban;

mas el día en que Lot salió de Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre, y los destruyó a todos. Así será el día en que el Hijo del Hombre se manifieste.”

Y ahora, coloca este tiempo final, que es el tiempo para la manifestación o Venida del Hijo del Hombre, los coloca estos días como los días de Lot. En los días de Lot hubo un Mensajero dispensacional, el cual fue Abraham, el padre de la fe, el Mensajero de la cuarta dispensación, la Dispensación de la Promesa.

Y así como en los días de Noé, hubo un Mensajero dispensacional, el cual fue Noé, y hubo un juicio divino que vino sobre la raza humana, el cual fue el diluvio, y Dios dijo después que no destruiría más la raza humana con agua, no la destruirá más con un diluvio. Pero ahora, tenemos en la profecía que vendrá el juicio divino durante la gran tribulación, no podrá ser con agua la destrucción, sino por fuego, y está tipificado en la destrucción de Sodoma y Gomorra, por fuego y azufre.

Y ahora, antes de la destrucción, así como estuvo sobre la Tierra un Profeta, y así como estuvo sobre la Tierra en el tiempo de Noé y en el tiempo de Abraham un Profeta dispensacional, antes de la destrucción, tanto del mundo ante-diluviano como de Sodoma y Gomorra, para este tiempo final tiene que estar un Profeta dispensacional en la Tierra, en medio de la Iglesia de Jesucristo, dándole a conocer las cosas que deben suceder pronto, dándole a conocer las bendiciones que Dios tiene para Su Iglesia, dándole a conocer todos estos misterios del Reino de los Cielos, y llamando y juntando los escogidos del Día Postrero, con la Gran Voz de Trompeta del Evangelio del Reino, y así haciendo el entrelace dispensacional, de la Dispensación del Reino con la Dispensación de la Gracia, y dándole la revelación del Séptimo Sello, la revelación del misterio de la Segunda Venida de Cristo, como el León de la Tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo.

Con esta revelación es que son llamados y juntados todos los escogidos de Dios del Día Postrero, y con esta revelación es que obtienen la fe para ser transformados y raptados en el Día Postrero. Así como para obtener el perdón de nuestros pecados, y obtener el bautismo del Espíritu Santo, y obtener el nuevo nacimiento y obtener el cuerpo teofánico, hemos recibido la revelación de la Primera Venida de Cristo, como Cordero de Dios en Su Obra de Redención allá en la Cruz del Calvario.

Y al escuchar la predicación del Evangelio de la Gracia, que gira alrededor de la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario, Lo recibimos como nuestro Salvador, lavamos nuestros pecados en Su Sangre, fuimos bautizados en Su Nombre, recibimos el Espíritu Santo, y obtuvimos el nuevo nacimiento, y obtuvimos el cuerpo teofánico de la sexta dimensión.

Vean, se requirió tener la fe, la revelación de la Primera Venida de Cristo. La fe viene por el oír de la Palabra de Dios para el tiempo en que le toca vivir a la persona.

Y ahora, para obtener el nuevo nacimiento se requiere tener la revelación de la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario, para poder recibir el cuerpo teofánico de la sexta dimensión, y así nacer en la Iglesia de Jesucristo, nacer en el Reino de Jesucristo.

Y para obtener nuestra transformación y obtener el cuerpo eterno, inmortal, incorruptible y glorificado, necesitamos tener la revelación del Séptimo Sello, la revelación de la Segunda Venida de Cristo, como el León de la Tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo; y creerla con toda nuestra alma esa revelación divina que Cristo ha prometido para Su Iglesia, para este tiempo final. Y esa es la revelación contenida en el Mensaje del Evangelio del Reino.

Alrededor de la Segunda Venida de Cristo como el León de la Tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo, gira el Mensaje del Evangelio del Reino.

Todo el Mensajero del Evangelio del Reino gira alrededor del Séptimo Sello, que es la Segunda Venida de Cristo, como el Mensaje del Evangelio de la Gracia gira alrededor de la Primera Venida de Cristo como, el Cordero de Dios en Su Obra de Redención.

Ahora, hemos visto lo que es la fe para salvación o de salvación: es la revelación de la Primera Venida de Cristo, como el Cordero de Dios muriendo en la Cruz del Calvario por todos nosotros, y con Su Sangre limpiándonos de todo pecado.

Y la fe para el Rapto, la fe para ser transformados y raptados, es la fe, la revelación de la Segunda Venida de Cristo, como el León de la Tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo, para recibir en el Día Postrero la transformación de nuestro cuerpo, cuando los muertos en Cristo sean resucitados en cuerpos eternos.

Ahora, podemos ver que todo es más sencillo de lo que las personas se habían imaginado.

Y ahora, en la Obra de Dios del Día Postrero, podemos ver las cosas que estarán sucediendo, las cuales son paralelas a las cosas que sucedieron en el tiempo de Noé, y las cosas que sucedieron en el tiempo de Abraham.

Y ahora, también este es un tiempo paralelo al tiempo de la Primera Venida de Cristo, porque este es un tiempo en donde obtendremos nuestra Adopción. Y la Adopción es la Redención del cuerpo, que es la transformación para nosotros los que vivimos, en donde obtendremos el cuerpo eterno, inmortal, incorruptible y glorificado, y jovencito para toda la eternidad. Es este el tiempo más glorioso de todos los tiempos del Programa de Dios.

Y ahora, hemos visto cómo Dios ha obrado en tiempos pasados y dispensaciones pasadas. Y ahora estamos viviendo nosotros en un tiempo paralelo al tiempo de todas aquellas dispensaciones pasadas, en donde Dios envió un Profeta dispensacional.

Y ahora, nos ha tocado a nosotros la bendición de vivir en el tiempo más glorioso de todos los tiempos, en el tiempo en donde Cristo enviaría Su Angel, como dice en Apocalipsis 22, verso 16:

Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias.”

¿De qué cosas nos estará dando testimonio? De todas estas cosas que deben suceder pronto en este tiempo final.

En Apocalipsis, capítulo 4, verso 1, el mismo Cristo con esa Voz de Trompeta, dice:

Sube acá y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas.”

¿Y a dónde vamos a subir? Tenemos que subir donde Cristo está en este tiempo final. ¿Y dónde está Cristo? Cristo está en Su Iglesia en Espíritu Santo, desde el Día de Pentecostés. El dijo: “Estaré con vosotros y en vosotros.” El está con nosotros en Su Iglesia, y en nosotros en nuestra alma, por medio del bautismo del Espíritu Santo.

Y ahora, Cristo ha estado en Su Iglesia de edad en edad, velado en el Mensajero de cada edad, y revelado a través de ese Mensajero. Y por medio de ese Mensajero ha llamado y ha juntado a Sus escogidos de cada edad, y han sido colocados en unión con Cristo, en el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo.

Y ahora, como podemos ver a través de la historia, cada hijo e hija de Dios que vivió en cada edad del pasado, escuchó la Voz de Cristo por medio del Mensajero que El envió, así estaban escuchando la Voz del Buen Pastor, el cual estaba llamando en cada edad Sus ovejas, como El lo prometió en el capítulo 10 de San Juan, donde dice, del verso 14 al 16:

Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen,

así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas.

También tengo otras ovejas que no son de este redil (o sea, que no son del pueblo hebreo, sino que están entre los gentiles); aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor.”

¿Y cómo van escuchar la Voz de Cristo, si Cristo cuando murió y luego resucitó, ascendió al Cielo y se sentó en el Trono de Dios? Cristo en Espíritu Santo descendió el Día de Pentecostés, y ha estado en Su Iglesia todo el tiempo. El dijo: “Estaré con vosotros hasta el fin del mundo o fin del siglo, hasta el fin del mundo.”

Y ahora, Cristo en Su Iglesia ha estado Espíritu Santo, y ha enviado de edad en edad un Mensajero, en el cual se ha velado, se ha colocado dentro de ese Mensajero, ha ungido ese Mensajero con Su Espíritu y ha usado ese Mensajero, ha colocado Su Palabra en la boca y el corazón de ese Mensajero, ese Mensajero ha hablado esa Palabra que ha recibido de parte de Cristo, y así Cristo ha llamado y ha juntado a Sus ovejas en cada edad: por medio de ese Mensajero que El ha enviado en cada edad, y así se ha llevado a cabo la Obra de Cristo, la Obra de Dios en Su Iglesia en cada edad.

Y ahora, la Obra de Jesucristo, de Dios, para el Día Postrero es en Su Iglesia en la Edad de la Piedra Angular.

Así como hubo que subir a la edad correspondiente de cada tiempo, las personas que vivieron en cada edad tuvieron que subir a esa edad para oír la Voz de Dios y ser colocados en el Cuerpo Místico de Cristo; en nuestro tiempo el llamado es a subir a donde Cristo está en este tiempo final, que es la Edad de la Piedra Angular, para escuchar la Voz de Cristo y obtener la revelación de todas estas cosas que deben suceder pronto en este tiempo final.

Cristo dijo: “Sube acá y Yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas.” Y para dar a conocer estas cosas, “por cuanto no hará nada el Señor Jehová sin que antes revele Sus secretos a Sus siervos Sus Profetas,” tiene que tener un Profeta en la Edad de la Piedra Angular, como tuvo un Profeta en cada edad, un Mensajero en cada edad pasada.

Y ahora, ¿quién será el Instrumento de Cristo para dar a conocer estas cosas que deben suceder pronto? ¿Cuál será el Instrumento que Cristo estará usando? Apocalipsis 22, verso 6 tiene la respuesta de parte de Dios:

Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el señor el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que ben suceder pronto.”

¿Cómo hemos de conocer las cosas que han de suceder pronto? Por medio del Angel del Señor Jesucristo, a través del cual Cristo estará velado y revelado, dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto en este tiempo final, tiempo que es paralelo al tiempo de Adán, al tiempo de Set, al tiempo de Noé, al tiempo de Abraham, al tiempo de Moisés y al tiempo de Jesús.

Este es el tiempo que corona todos los tiempos, este es el tiempo en donde Jesucristo estará abriéndonos las Escrituras a tal grado, que hasta los niños entenderán el misterio de las cosas que deben suceder pronto, y comprenderán el misterio del Séptimo Sello, y comprenderán el misterio de la Obra de Dios del Día Postrero y obtendrán así la fe, la revelación del Séptimo Sello, y obtendrán así la revelación para ser transformados en este tiempo final, aun los niños, y también los jóvenes, también los adultos y los ancianos; y todo aquel que pertenezca al Cuerpo Místico de Cristo y permanezca vivo hasta que los muertos en Cristo resuciten, entonces seremos transformados todos los que tengamos la fe, la revelación del Séptimo Sello.

Sin esa revelación no puede haber transformación para ninguna persona; y son los Truenos los que nos dan la revelación, la fe para ser transformados y raptados, y lo que revelan los Siete Truenos es el Séptimo Sello, el misterio del Séptimo Sello, el misterio de la Segunda Venida de Cristo, como el León de la Tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo, correspondiente a la Obra de Dios del Día Postrero.

Ahora, hemos visto que para este tiempo final Dios tiene una Obra muy importante para llevar a cabo, esa es la Obra del Día Postrero, en donde Jesucristo llevará a cabo Su Programa, en el cual llamará y juntará a Sus escogidos, con la Gran Voz de Trompeta del Evangelio del Reino, los juntará en el Cuerpo Místico de Cristo, en la Edad de la Piedra Angular, y nos preparará para ser transformados y raptados, y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.

Y ahora, el misterio más grande de todos los misterios, que es el misterio del Séptimo Sello, el misterio de la Segunda Venida de Cristo, será el misterio que a los escogidos del Día Postrero en la Edad de la Piedra Angular le es abierto, le es revelado, para tener así la fe, la revelación, para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero. Y todo esto corresponde a La Obra de Dios del Día Postrero.

Es para bendición de los escogidos de Dios, luego también recibirán bendición ciento cuarenta y cuatro mil hebreos que serán llamados y juntados en este tiempo final, por el mismo ministerio que llama y junta a los escogidos del Cuerpo Místico de Cristo del Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular; porque todo esto corresponde a la Obra de Dios del Día Postrero en el Cuerpo Místico de Cristo, en la Edad de la Piedra Angular.

Y ahora, podemos ver dónde nos encontramos en el Programa de Dios. Así como hubo también un territorio donde se cumplió cada labor y cada edad, así también hay un territorio donde se cumple la Obra de Dios del Día Postrero.

La Obra de Cristo de la primera edad se cumplió en Asía Menor, la Obra de Cristo de la segunda edad se cumplió en Francia, la obra de Cristo de la tercera edad se cumplió, parte en Francia y parte en Hungría, la Obra de Dios de la cuarta edad o etapa se cumplió en Irlanda y Escocia, la Obra de Dios de la quinta edad se cumplió en Alemania, la Obra de Dios de la sexta edad se cumplió en Inglaterra, la Obra de Dios de la séptima edad se cumplió en Norteamérica.

¿Y la Obra de Dios de la Edad de la Piedra Angular dónde se cumple? En la América Latina y el Caribe, con latinoamericanos y caribeños; y aún si se han ido a otras naciones para conseguir mejores trabajos y un mejor nivel de vida económico, hasta allá les llega también el Mensaje; ya sea que hayan ido a Norteamérica o a Europa, o hasta la China, hasta allá le llega el Mensaje, si es un escogido escrito en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero.

Y ahora, todo eso está en la Obra de Dios, la Obra de Jesucristo del Día Postrero, la cual se cumple en la Edad de la Piedra Angular. Esta es la Edad de la Piedra Angular, y es la Obra de Cristo en la Edad de la Piedra Angular la que coronará todo el Cuerpo Místico de Cristo, con la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de nosotros los que vivimos.

Y Cristo dijo acerca de la resurrección de los santos creyentes en El: “Y Yo le resucitaré en el Día Postrero.” El Día Postrero —como hemos visto— es el Séptimo Milenio de Adán hacia acá o Tercer Milenio de Cristo hacia acá.

Los Días Postreros son los tres milenios postreros, que son quinto milenio, sexto milenio y Séptimo Milenio. Y de los tres Días Postreros, el último, el Día Postrero, corresponde para los seres humanos al Milenio Postrero, que es el Séptimo Milenio de Adán hacia acá o Tercer Milenio de Cristo hacia acá.

El próximo año la raza humana comienza el siglo XXI, el primer año del siglo XXI y primer año del Séptimo Milenio de Adán hacia acá, y también primer año del Tercer Milenio de Cristo hacia acá.

Eso es conforme al calendario gregoriano, que es el que se usa entre los gentiles, europeos y norteamericanos y latinoamericanos, y también de algunas otras naciones. Pero si usamos el calendario profético, entonces ya estaríamos o ya estamos en el Séptimo Milenio desde hace alrededor de 25 a 30 años.

Pero recuerden: Cristo no dijo en qué año del Día Postrero El resucitaría a los creyentes en El. Por lo tanto, es en el Séptimo Milenio de Adán hacia acá o Tercer Milenio de Cristo hacia acá (que equivale al Día Postrero delante de Dios), que Cristo resucitará a los creyentes en El que han partido, y nos transformará a nosotros los que vivimos.

Por lo tanto, tenemos que estar preparados, y para estar preparados Cristo nos da a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, enviándonos a Su Angel Mensajero:

Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias.” [Apocalipsis 22:16 —Editor]

Para que así estemos preparados para nuestra transformación, antes que comience la gran tribulación. Con el Mensaje de la Gran Voz de Trompeta del Evangelio del Reino, dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, somos preparados para ser transformados y raptados, y llevados con Cristo en la Cena de las Bodas del Cordero.

Todo eso está en la Obra de Dios, de Jesucristo, del Día Postrero. El está obrando en la Edad de la Piedra Angular en este Día Postrero, en este tiempo final, llamando y juntando a Sus escogidos, por medio de la Gran Voz de Trompeta del Evangelio del Reino, a través de Su Angel Mensajero, y colocando así en el Cuerpo Místico de Cristo, en Su Iglesia, a todos los que tienen sus nombres escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero. Esa no es una Obra humana, esa es la Obra de Dios del Día Postrero.

Como llevó a cabo la Obra correspondiente a cada edad del pasado, en este tiempo El hace la Obra correspondiente al Día Postrero.

Por lo tanto, nosotros somos personas privilegiadas al vivir en este tiempo y estar en la Edad de la Piedra Angular, porque somos el fruto de Su Obra del Día Postrero, somos el fruto recogido por Cristo, y colocado en la Edad de la Piedra Angular, en Su Cuerpo Místico de creyentes.

Como el trigo que es recogido y colocado en el granero, somos colocados en el Cuerpo Místico de Cristo, en la Edad de la Piedra Angular, para conocer todas estas cosas que deben suceder pronto en este tiempo final, y estar preparados para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo, antes que comience la gran tribulación, la cual comenzará en algún año del Séptimo Milenio; pero no sabemos en qué año ha de comenzar.

Pero estaremos listos para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero, antes que comience el juicio divino de la gran tribulación sobre la raza humana.

Y si alguien nos pregunta porqué estamos escuchando el Mensaje de la Gran Voz de Trompeta. La contestación es: Porque estamos siendo preparados para estar transformados, y ser imagen y semejanza de Jesucristo, y ser llevados con Cristo a la Fiesta de la Gran Cena de las Bodas del Cordero; estamos siendo preparados para ser llevados a la Recepción de las Bodas, que es la Cena del Cordero, y eso será en la Casa de nuestro Padre Celestial, en la séptima dimensión donde los juicios divinos no llegan, y en donde las bombas atómicas no llegarán, donde la radioactividad no llegará.

Y ahora, podemos ver dónde será la Gran Fiesta que Cristo ha prometido como la Cena de las Bodas del Cordero. Podemos ver que El nos sacará de esta dimensión terrenal, y así escaparemos del juicio divino que ha de venir sobre la Tierra.

En San Lucas, capítulo 21, verso 34 al 36, dice:

Mirad también por vosotros mismos, que vuestros corazones no se carguen de glotonería y embriaguez y de los afanes de esta vida, y venga de repente sobre vosotros aquel día.

Porque como un lazo vendrá sobre todos los que habitan sobre la faz de toda la tierra.

Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del Hombre.”

Y ahora, podemos ver que para este tiempo final Cristo nos enseña que tenemos que estar velando, vigilando, porque es un tiempo muy importante y también muy peligroso, y uno no se puede, no puede estar afanado con las cosas del mundo, sino estar bien agarrado de Dios.

El tiempo que nos queda aquí es corto, pero es un tiempo muy hermoso para agarrarse bien de Cristo, el Angel del Pacto, en nuestra edad, y escuchar Su Voz y obtener el conocimiento de todas estas cosas que deben suceder pronto, y obtener la fe para ser transformados y raptados, y así llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero, donde será una Fiesta hermosa en la Casa de nuestro Padre Celestial.

Mientras la humanidad estará pasando por los juicios divinos, nosotros estaremos pasando por las bendiciones divinas, por la Gran Fiesta de la Cena de las Bodas del Cordero, donde Cristo recompensará a cada uno según haya sido su obra aquí en la Tierra, en el Cuerpo Místico del Señor. Porque nuestro trabajo en el Señor no es en vano, Cristo pagará a cada uno conforme a Su Obra. [Primera de Corintios 15:58 —Editor]

Así que, estemos bien agarrados de Cristo en este tiempo final, porque hemos llegado al tiempo en donde de un momento a otro entrará hasta el ultimo escogido, y Cristo terminará Su Obra de Intercesión en el Cielo, y entonces se levantará del Trono del Padre, tomará el Título de Propiedad, lo abrirá en el Cielo y reclamará todo lo que El ha redimido con Su Sangre, resucitará a los muertos en Cristo y a nosotros nos transformará; y luego tendrá una manifestación plena aquí en Su Iglesia, Su Iglesia ya adoptada, Sus escogidos adoptados, serán 30 ó 40 días, y luego nos iremos con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo. Ese el Programa de Dios en Su Obra, en Su Cuerpo Místico de creyentes, y todo esto es la Obra de Dios del Día Postrero.

Y ahora, nos encontramos en la Obra del Señor, la Obra de Dios del Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular, donde El está obrando y está revelándonos todos estos misterios del Reino de Dios o Reino de los Cielos.

“LA OBRA DE DIOS DEL DIA POSTRERO.”

Eso es lo que Dios está realizando: Su Obra correspondiente al Día Postrero, a este tiempo final en el cual nosotros estamos viviendo, y El cumplirá todo lo que El tiene programado para llevar a cabo en Su Obra del Día Postrero, en donde El ha predestinado para nosotros un cuerpo eterno, y ha predestinado para nosotros un viajecito, unas vacaciones, y las vamos a pasar en la Casa de nuestro Padre Celestial. Después regresaremos a la Tierra para el glorioso Reino Milenial.

Ya nunca más seremos pobres, ya nunca más seremos mortales, ya nunca más nos enfermaremos, ya nunca más nos pondremos viejos, ya nunca más moriremos. Todo eterno, con un Reino eterno y con un Rey eterno, nuestro amado Señor Jesucristo, y nosotros como Reyes y Sacerdotes para el Milenio y para toda la eternidad. Todo esto está conforme a la Obra de Dios del Día Postrero.

“LA OBRA DE DIOS DEL DIA POSTRERO.”

Ha sido para mí una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, dándoles testimonio de: “LA OBRA DE DIOS DEL DIA POSTRERO.”

Que las bendiciones de Jesucristo prometidas para Su Obra, para el Día Postrero, sean sobre todos ustedes, se materialicen en ustedes y en mí, y pronto se complete el número de los escogidos de Dios, y pronto Cristo resucite a los creyentes en El que han partido, y nos transforme a nosotros los que vivimos, y nos lleve con El a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.

Muchas gracias por vuestra amable atención amados amigos y hermanos presentes, y nos veremos nuevamente en la próxima actividad, que será a las 3:00 de la tarde, ¿Miguel? A las 3:00 de la tarde Dios mediante. ¿En qué lugar Miguel? Aquí mismo será la próxima actividad a las 3:00 de la tarde, en donde estaremos viendo el próximo tema, que será... vamos a ver el próximo tema Miguel: “LA OBRA DE LA TROMPETA FINAL,” donde tendremos una ampliación de lo que hemos hablado en esta mañana, y entonces comprenderemos mejor lo que hemos hablado en esta mañana.

Esperamos que Dios nos bendiga grandemente en la tarde, nos dé todo lo que El quiera darnos, y así también nos abra el entendimiento, para poder comprender todo lo que sea hablado, porque todos queremos entender todas estas cosas que deben suceder pronto. Y si El envía Su Angel para darlas a conocer es ¿para qué? Para que nosotros las entendamos. Y la Escritura dice: “Los entendidos entenderán.”

¿Y dónde están los entendidos que entenderían? Pues aquí estamos entendiendo la Obra de Dios del Día Postrero, y entendiendo todas estas cosas que deben suceder pronto en este tiempo final. En la tarde veremos estas otras cosas que debemos entender.

Que Dios les bendiga y les guarde a todos, y con nosotros el Rvdo. Miguel Bermúdez Marín, para finalizar nuestra parte en esta ocasión, mientras cantamos el cántico que nos habla acerca del Hombre que nos transformó, el cual es Jesucristo nuestro Salvador.

LA OBRA DE DIOS DEL DIA POSTRERO.”