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El Mensajero del Día Postrero 2000-11-09 2 Chiguayante CL 01:39:52 true

Muy buenas noches, amados amigos y hermanos reunidos aquí en Chiguayante, Chile; es para mí una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes el tema bíblico: “EL MENSAJERO DEL DIA POSTRERO.” En donde esperamos que Dios nos abra las Escrituras, y con la apertura de las Escrituras nos abra también el entendimiento, para poder comprender el misterio del Mensajero del Día Postrero.

Para lo cual quiero leer en Apocalipsis, capítulo 22, verso 16 al 17, donde dice el mismo Jesucristo:

Yo Jesús he enviado mi Angel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana.

Y el espíritu y la esposa dicen: Ven, y el que oye diga ven; y el que tiene sed venga. Y el que quiera tome del agua de la vida gratuitamente.”

Que Jesucristo bendiga nuestras almas con Su Palabra en esta ocasión, y nos permita entenderla. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén y amén.

Para comprender este misterio del Mensajero del Día Postrero, necesitamos dar un repaso a través de las Escrituras, para poder ver que para cada edad y para cada dispensación Dios ha enviado un Profeta Mensajero, al cual Dios le ha dado la revelación divina de Su Palabra correspondiente al tiempo en que Dios lo ha enviado. Dios ha enviado a Profetas Mensajeros de edades y también de dispensaciones.

La clase de Profeta más grande que Dios envía a la Tierra es un Profeta dispensacional, en y para cada dispensación. Ese Profeta dispensacional aparece para comenzar una nueva dispensación. Y es el Angel del Pacto, el Angel de Jehová, el cual es Jesucristo en Su cuerpo teofánico, el que comienza esa nueva dispensación, pero usa a un Profeta dispensacional, en el cual se vela, en el cual se mete, y a través de ese hombre obra y le habla al pueblo, y lleva a cabo la obra de una nueva dispensación, y así establece una nueva dispensación.

Dios ha enviado muchos Profetas para diferentes edades, pero para dispensaciones solamente un Profeta para cada dispensación; como también un Profeta Mensajero para cada edad. Y cualquier otro Mensajero que haya aparecido en adición al Mensajero de esa edad y haya aparecido en la misma edad, no es el Mensajero de esa edad, está sujeto al Mensajero de esa edad.

Ahora, veamos los Profetas dispensacionales, que son menos, para tener un cuadro claro de quién es el Mensajero del Día Postrero, del cual Cristo habla aquí, y dice:

Yo Jesús he enviado mi Angel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias.”

El primer Profeta Mensajero dispensacional fue Adán, para la primera dispensación, la Dispensación de la Inocencia, y con él estaba y le acompañaba el Angel del Pacto, el Angel de Jehová, que cada día iba a hablar con él; el cual es Dios mismo en Su cuerpo teofánico. Por lo tanto, a un Mensajero dispensacional le acompaña el Angel del Pacto, el Angel de Jehová, el mismo Dios en Su cuerpo teofánico, y en el Angel de Jehová está el Nombre de Dios; por lo tanto, tiene una compañía muy importante cada Angel Mensajero dispensacional.

Cuando se trata del Nombre de Dios, vean ustedes, encontramos que los que han investigado acerca del Nombre de Dios han sido Profetas muy importantes.

Por ejemplo, tenemos al Profeta y patriarca Jacob (pero él no fue un Profeta dispensacional), y cuando le preguntó al Angel de Jehová, con el cual luchó toda la noche en el capítulo 32 del Génesis, versos 24 en adelante (24 al 32), y no soltó al Angel de Jehová, y el Angel lo hirió en su cadera, ahí en el encaje del muslo, y quedó cojo; pero se mantuvo agarrado del Angel.

Esa es la forma de cada hijo de Dios luchar con Dios, para no soltar a Dios y recibir la bendición de Dios. Jacob es un ejemplo maravilloso de lo que es un hijo de Dios buscando la bendición de Dios. Toda la vida de Jacob fue de lucha, pero fue de lucha buscando la bendición de Dios; y con los hijos de Jacob Dios estableció una nación. De los hijos de Jacob vinieron los nietos de Jacob, y de los nietos de Jacob los bisnietos, y así por el estilo hasta que se formó una nación, la nación de Israel. ¿Ven? Y llevó el nombre de Jacob. Y cuando recibió un cambio de nombre, encontramos que la nación hebrea también es llamada “Jacob,” y también es llamado “Israel.”

Y ahora, encontramos que Jacob luego que luchó con el Angel toda la noche, tipo y figura del Jacob Espiritual, del Israel Espiritual, que es la Iglesia del Señor Jesucristo, agarrado del Angel de Jehová que es Jesucristo, luchando toda la noche durante todas estas edades. Pero ya cuando raya el alba, todavía se encuentra la Iglesia de Jesucristo agarrada de Jesucristo, el Angel del Pacto, el mismo Angel con el cual se encontró Jacob y lo agarró, y lo soltó hasta que recibió la bendición de ese Angel.

Es durante la noche de las siete etapas o edades que ha luchado la Iglesia agarrada del Angel para recibir la bendición del Angel. Y es en el tiempo de la mañana, donde raya el alba ,que es correspondiente a la Edad de la Piedra Angular, donde la Iglesia del Señor Jesucristo recibe la bendición del Angel del Pacto, de Jesucristo nuestro Salvador.

De edad en edad la Iglesia del Señor Jesucristo ha estado agarrada de ese Angel de Jehová, en la manifestación que ha tenido el Angel de Jehová a través del Mensajero de cada edad. El Angel de Jehová ya sabemos que es nuestro amado Señor Jesucristo en Su cuerpo teofánico, El es el Espíritu Santo, ese Angel de Jehová.

Y ahora, encontramos que Jacob siendo tipo y figura de la Iglesia del Señor Jesucristo, vean ustedes, recibe la bendición del Angel de Jehová cuando está rayando el alba, pues el Angel le dice a Jacob: “¡Suéltame que tengo que irme! ¡Ya está rayando el alba y tengo que irme!” Jacob le dice: “No, no, yo te soltaré, yo te dejaré, hasta que tú me bendigas.” Y la Iglesia del Señor Jesucristo puede soltar al Señor Jesucristo hasta que reciba la bendición de parte de Cristo.

Y miren ustedes, para Jacob, encontramos que la bendición vino de parte del Angel de Jehová, cuando el Angel le dice: “¿Cómo te llamas?” Jacob le dice: “Pues Jacob.” Y el Angel le dice: “No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel, porque has luchado con Dios y con los hombres y has vencido.”

Y miren, la Iglesia del Señor Jesucristo de etapa en etapa ha estado luchando con Dios y con los hombres, y aunque ha tenido esas luchas tan difíciles, ha vencido y ha permanecido viva, ha permanecido existiendo durante todos estos dos mil años aproximadamente, que han transcurrido del Día de Pentecostés hacia acá.

Y ahora es el tiempo para encontrarse con el Angel de Jehová, que es Jesucristo, el Angel del Pacto, el Espíritu Santo.

Y ahora, el mismo Angel de Jehová que había estado con los Profetas del Antiguo Testamento, Adán, Set, Enoc, Matusalén, Noé, Abraham, es el mismo Angel que se encuentra con Jacob. Por eso se identifica con Jacob como el Dios de Bet-el, y el Dios de Abraham y de Isaac, y ahora es el Dios de Jacob también, y El es el Dios de Su Iglesia.

La Iglesia del Señor Jesucristo tiene como Dios al Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob; y El es el Angel del Pacto que se hizo carne y habitó en medio de los seres humanos, y lo conocimos por el nombre de Jesús. Por eso él podía decir: “Yo he venido en nombre de mi Padre.” Y le dice: “Y ustedes no me han recibido (le dice al pueblo hebreo).”

Ahora, encontramos que Jacob recibe la bendición del Angel, cuando el Angel le dice: “No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel; porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido.”

La bendición siempre es para el vencedor, y el vencedor no puede desanimarse en su vida, llegan momentos difíciles...

Miren ustedes, Jacob ya herido, no se desanimó, había luchado tanto toda la noche, ¿y ahora porque quedó un poquito cojo luchando con Dios, va a soltar al Angel sin recibir la bendición? No. Tenía que encontrarse con su hermano Esaú, el cual lo estaba esperando para matarlo, pues había dicho y había jurado que lo iba a matar cuando muriera su padre Isaac, ¿por qué? Porque le había robado la Bendición de la Primogenitura. Pero la bendición de la Primogenitura desde antes de la fundación del mundo le pertenecía ¿a quién? A Jacob. “A Jacob amé, y a Esaú aborrecí.” Dijo Dios. Y esto es aún desde antes de Jacob y Esaú nacer; por lo tanto en la mente de Dios estuvo primero Jacob, por lo tanto, ese fue el Primogénito para con Dios.

Y ahora, por eso la lucha para nacer, estaba luchando en el vientre de su madre Rebeca. Pero vean ustedes, no importa que naciera primero Esaú, la bendición pertenecía a Jacob.

Y ahora, dicen algunos médicos (cuando tenga el reportaje ya por escrito, científicamente, se los leeré para la confirmación plena)... dicen que cuando hay gemelos, el primero que es engendrado no es el primero que nace, nace el segundo que fue engendrado.

Ahora, vean ustedes, si es así, ¿entonces quién fue primero en el vientre de Rebeca? Jacob. ¿Y quién fue primero en la mente de Dios? Jacob; por lo tanto, la bendición le pertenecía a Jacob.

Ahora, dejamos eso quietecito, esa parte científica de los gemelos, el que nace primero no es el primogénito, sino que ese es el segundo; el primogénito nace después.

Vamos a dejar eso quietecito, porque si nos vamos por toda la Biblia, miren ustedes, ¿qué dice la escritura acerca de Cristo? Que es el Primogénito de toda la creación, y es el Segundo Adán. El primogénito, el Segundo Adán es el Primogénito, y sin embargo vino después de Adán, y vino como descendiente de Adán según la carne, porque nació de la tribu de Judá, y de la familia de Isaí, descendiente del rey David. ¿Ven? Hasta la Escritura nos da testimonio de estas cosas.

Y ahora, como Primogénito de Dios, el cuerpo diseñado por Dios para los Primogénitos de Dios, diseñado por Dios desde antes de la fundación del mundo, que es el cuerpo eterno, inmortal, incorruptible y glorificado que El ha diseñado para nosotros, ¿viene qué? ¿Primero o después? Viene después.

Primero viene el cuerpo animal, mortal, corruptible y temporal, para vivir una temporada en estos cuerpos y hacer contacto con la Vida eterna, y confirmar nuestro lugar en la Vida eterna, recibiendo a Cristo como nuestro Salvador, lavando nuestros pecados en Su Sangre, siendo bautizados en Su Nombre y recibiendo el Espíritu Santo, y así obteniendo el nuevo nacimiento, y obteniendo el cuerpo teofánico de la sexta dimensión.

Porque el cuerpo espiritual que recibimos cuando nacimos por medio de nuestros padres terrenales, es en la permisiva voluntad de Dios, es un espíritu del mundo, de la quinta dimensión, y por eso se requiere el nuevo nacimiento, para entrar en el Programa Divino de la creación de una raza con Vida eterna, que fue la que Dios tuvo en Su mente desde antes de la fundación del mundo.

Esa es la Raza Primogénita de Dios, esa es la Raza de los Primogénitos de Dios escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero desde antes de la fundación del mundo.

Por eso San Pablo en Hebreos, capítulo 12, versos 22 en adelante, dice:

Sino que os habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles,

a la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos.”

¿Dónde están inscritos los Primogénitos de Dios? En el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, que es el Libro de los Siete Sellos. Esos son los que El ha redimido con Su Sangre Preciosa por medio de Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario, derramando Su Sangre por nosotros y limpiándonos de todo pecado.

Y ahora, podemos ver que los Primogénitos de Dios son los escogidos de Dios que son redimidos por la Sangre de Cristo, pero primero reciben el cuerpo mortal, corruptible y temporal y un espíritu del mundo, cuando nacen por medio de sus padres terrenales; lo cual le damos gracias a Dios.

Por lo cual le damos gracias a Dios por haber nacido en esta Tierra por medio de nuestros padres terrenales, y pedimos que Dios los bendiga, y pedimos que Dios nos los dé a nosotros para toda la eternidad, para vivir con nosotros en el glorioso Reino de Dios, sean escogidos del grupo de los Primogénitos o no sean escogidos. Porque si no son de ese grupo de los Primogénitos, pues queremos también que vivan eternamente, porque fueron nuestros padres terrenales.

Y también pedimos a Dios por nuestros hermanos y hermanas terrenales, para que El nos dé a nosotros toda la familia, y vivan en la eternidad, no se pierdan sus almas, sino que vivan por la eternidad en el Reino de Dios, y así los podamos ver a ellos; porque todo lo que aman los escogidos de Dios de toda su alma, y lo piden a Dios, Dios se los dará.

Ahora, queremos que nuestros familiares vivan eternamente. Oremos por ellos para que Dios obre con ellos, y reciban a Cristo como su Salvador.

Ahora, podemos ver que primero recibimos el cuerpo mortal, corruptible, temporal y un espíritu del mundo; pero en el Programa de la creación de una Nueva Raza, Programa que se lleva a cabo, que Dios lleva a cabo por medio de Jesucristo; porque toda obra de creación divina tiene que ser llevada a cabo por medio de nuestro amado Señor Jesucristo, que es el Angel del Pacto, el Angel de Jehová, que es el cuerpo teofánico de Dios. Por medio de ese cuerpo teofánico llamado el Verbo, que era con Dios y era Dios, creó Dios todas las cosas.

En el principio creó Dios los Cielos y la Tierra, eso lo hizo por medio del Verbo que era con Dios y era Dios; el cual se hizo carne y habitó en medio del pueblo hebreo, y fue conocido por el nombre de Jesucristo. El es el creador de los Cielos y de la Tierra, estando en Su cuerpo teofánico. A través de El, de ese cuerpo teofánico, de ese cuerpo angelical llamado el Angel del Pacto, creó Dios los Cielos y la Tierra, fue el Principio de la creación de Dios.

Lo primero visible de Dios fue Su cuerpo teofánico, y de ahí comenzó Dios a materializar y a hacer visibles Sus atributos, Sus pensamientos; y así comenzó la Obra de Creación Divina. Antes de eso no había nada visible, solamente existía Dios, el cual es eterno, pero en El estaban todos Sus pensamientos que son Sus atributos para ser manifestados y llevarse así a cabo la creación, en la cual el mismo Dios entró. Por eso encontramos a Dios también como parte de Su propia creación: un cuerpo teofánico angelical primero, y después un cuerpo de carne llamado Jesús, y por eso el ser humano es a imagen y semejanza de Dios.

Y ahora vean, cuando Dios viene en medio de la raza humana en forma visible, en forma de carne, ¿a qué se parece? A todos nosotros, se hizo como nosotros. Y así el mismo Dios se hizo parte de la raza humana, como Pariente Redentor. Dios emparentó con la raza humana cuando se creó un cuerpo de carne, el cual nació en Belén de Judea o de Judá (Belén de Judá o de Judea), a través de la virgen María, y vino a ser Dios en forma de hombre en su propia creación, como uno de los miembros de la creación divina.

Y ahora, encontramos que siendo Jesucristo el Principio de la creación de Dios, el Primogénito de la creación de Dios, todos los demás hijos e hijas de Dios, Primogénitos de Dios escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero tienen que tomar la misma trayectoria: primero tienen que tener un cuerpo teofánico de la sexta dimensión, como Jesús tuvo un cuerpo teofánico de la sexta dimensión, llamado el Angel del Pacto.

Y ahora, todos tenemos que tener un Angel, un cuerpo teofánico, el cual recibimos cuando recibimos a Cristo como nuestro Salvador, lavamos nuestros pecados en Su Sangre, y somos bautizados en Su Nombre y recibimos el Espíritu Santo, y así recibimos el nuevo nacimiento, y así recibimos un cuerpo teofánico, un cuerpo angelical, igual al cuerpo teofánico de nuestro amado Señor Jesucristo; y así cada Cristiano tiene su Angel, y es llamado el Angel de Jehová que acampa en derredor de los que le temen y los defiende.

Cada hijo de Dios nacido de nuevo tiene un Angel, su Angel, que es su cuerpo teofánico. Y así ha entrado al Programa de la Nueva Creación de Dios, que es la creación de una nueva raza; ya la de Adán, la cual cayó en el Huerto del Edén y perdió el derecho a la Vida eterna, es una raza caída. Pero ahora, la Nueva Creación que viene por medio del Segundo Adán, es una Raza restaurada a la Vida eterna, establecida en la Vida eterna, nacida en Vida eterna y con Vida eterna, por medio del nuevo nacimiento.

Y ahora, encontramos que esas almas que están en cuerpos mortales, corruptibles y temporales en esta Tierra, al venir a esta Tierra tienen que entrar al Programa de la nueva creación, para obtener Vida eterna; porque la vida que obtuvimos aquí en la Tierra es temporal, mortal, es corruptible, y en alrededor de cien años se nos acaba. Porque el cuerpo tiene una cantidad de rayos de luz, que cuando se van agotando cada cierta cantidad de tiempo, de los 20 ó 25 años en adelante, cada unos 10 años se agota un rayo de luz..

Encontramos que cuando ya la persona llega a cierta edad, ya se queda solamente con un rayo de luz y se va agotando; por eso es que los ancianitos ya son más lentos, y como que no tienen muchas fuerzas, y algunas veces hay que ayudarlos a levantar de sus asientos y de sus camas; porque ya están como los autos que tienen la batería, las pilas agotadas, y usted los va a encender, y no enciende como un auto nuevo que tiene también la pila nueva, que usted lo toca, y tiene que soltar la llave rápido, porque ya encendió; pero cuando tiene la pila agotada, usted le deja la llave ahí pegada, y como que no quiere encender. Así le pasa al ser humano cuando ya está ancianito, como que no quiere arrancar, se quiere quedar acostadito, porque ya no tiene casi fuerzas; es porque la pila de los rayos de luz que tiene el cuerpo humano ya se están agotando.

Por eso es que hay que cuidar mucho el cuerpo que Dios nos ha dado, para que no se nos agoten las pilas antes de tiempo. Se van a agotar, pero tratamos de que nos duren mucho esos rayos de luz, que no se nos agoten rápido, porque queremos estar con energía, con fuerzas, para servir a Cristo con toda nuestra alma.

Ahora, en el nuevo cuerpo, ahí no habrá problemas, ahí estaremos con todo el poder de Dios, nunca se agotarán esos rayos de luz; por lo tanto, nunca nos pondremos viejos. La persona se pone vieja porque se le van agotando esos rayos de luz.

Pero ahora, encontramos que en el nuevo cuerpo, por cuanto es un cuerpo con Vida eterna, un cuerpo creado por Cristo, para los muertos en Cristo que han partido, los cuales resucitarán en cuerpos eternos, y para nosotros los que vivimos, una transformación, y recibiremos el cuerpo nuevo con rayos de luz, con el rayo de luz con Vida eterna. Ya no se agotarán en nosotros los rayos de luz de los siete colores del Arco Iris del Pacto Divino.

Y ahora, podemos ver el porqué cada alma de Dios cuando aparece en este planeta Tierra viene a Cristo, lo recibe como su Salvador. Cristo dijo: “Nadie puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trae.”

Cuando la persona viene a Cristo, es Dios que lo está trayendo a Cristo, para ser confirmado su lugar en la Vida eterna, para recibir la persona el perdón de sus pecados, ser limpio de todo pecado, y ser bautizado en el Nombre del Señor Jesucristo y recibir el don del Espíritu Santo, y así obtener el nuevo nacimiento, y obtener el cuerpo teofánico de la sexta dimensión, y así entrar al Programa de la Nueva Creación, ser una nueva criatura.

“Si alguno está en Cristo nueva creación es, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; y he aquí todas son hechas nuevas.” [2 Corintios 5:17 —Editor].

Y ahora, la persona ha sido trasladada del reino de las tinieblas, del reino del diablo, al Reino de Jesucristo; como Dios, el Angel del Pacto, por medio de Moisés, trasladó al pueblo hebreo del reino del faraón, lo sacó de allí, lo libertó, y luego lo llevó por el desierto, rumbo a la tierra prometida, donde Dios estaría reinando sobre el pueblo hebreo, y estaría gobernando al pueblo hebreo, lo sacó del gobierno del faraón para Dios ser su Rey, su Gobernante, por medio de Moisés, de Josué, de los jueces, y de los reyes y Profetas.

Y ahora, para este tiempo final Cristo nos dará el cuerpo eterno, inmortal, incorruptible y glorificado, y así recibiremos la bendición del Angel del Pacto, del Angel de Jehová, la bendición física de la transformación de nuestro cuerpo; así como hemos recibido la bendición espiritual de la transformación interior, en donde hemos obtenido un cuerpo, un nuevo cuerpo espiritual, un cuerpo teofánico de la sexta dimensión, parecido a nuestro cuerpo, pero de la sexta dimensión; y la sexta dimensión es el Paraíso.

Y en adición, para este Día Postrero recibiremos también un cuerpo físico, inmortal, incorruptible y glorificado, igual al cuerpo glorificado de nuestro amado Señor Jesucristo, y entonces estaremos en toda la plenitud de la Nueva Creación con Vida eterna interior, y Vida eterna exterior también, en el cuerpo físico también, y seremos jovencitos para toda la eternidad, representando de 18 a 21 años de edad.

Ese es el Programa de la Nueva Creación: por medio del Segundo Adán, que es nuestro amado Señor Jesucristo.

Todos los que no confirman su lugar en la Vida eterna, recibiendo a Cristo como su Salvador, lavando sus pecados en la Sangre de Cristo, siendo bautizados en Su Nombre y recibiendo el Espíritu Santo, y obteniendo el cuerpo teofánico, no pueden obtener el cuerpo físico, eterno, ¿por qué? Porque primero hay que recibir a Cristo como su Salvador, hay que recibir el nuevo nacimiento, hay que recibir el cuerpo teofánico.

Dijo Cristo a Nicodemo en San Juan, capítulo 3, versos 1 al 6: “De cierto, de cierto te digo que el que no nazca de nuevo no puede ver el Reino de Dios.” Le dice Nicodemo: “¿Cómo puede hacerse esto, puede acaso un hombre ya siendo viejo entrar en el vientre de su madre y nacer de nuevo?” Cristo le dice: “De cierto, de cierto te digo que el que no nazca del agua y del espíritu no puede entrar al Reino de Dios.”

Ninguna persona puede entrar al Cuerpo Místico de Cristo, que es el Reino de Dios o el Reino de los Cielos, sin nacer de nuevo, recibiendo a Cristo como su Salvador, lavando sus pecados en la Sangre de Cristo, siendo bautizado en Su Nombre y recibiendo el Espíritu Santo, y así obteniendo el nuevo nacimiento. Así se nace del agua y del espíritu, y así es como la persona nace en la Iglesia del Señor Jesucristo.

Las personas no se unen a la Iglesia, sino que nacen en la Iglesia. Así como en un hogar, todos los hijos que tiene el matrimonio, en su hogar, no se unieron a ese hogar, sino que nacieron en esa familia. Así es en el Reino de Dios: por medio del nuevo nacimiento es que nacemos en la Casa de Dios, la Iglesia del Señor Jesucristo.

Y ahora, podemos ver que esta es una Obra que Cristo ha estado haciendo de etapa en etapa, y por eso de etapa en etapa ha estado enviando un Angel Mensajero para cada edad, en medio de Su Iglesia entre los gentiles. Y por medio de ese Angel, Cristo en Espíritu Santo, que es Cristo en Su cuerpo teofánico, ha estado manifestándose, ha ungido ese Mensajero, ese Mensajero ha venido con la Columna de fuego, aunque el pueblo no haya visto, la Columna de Fuego está en ese Mensajero. Algunos han visto la Columna de Fuego en el Antiguo Testamento, otros no; pero ha estado acompañando siempre al Mensajero de cada edad y de cada dispensación. Lo que sucede es que la Columna de Fuego está en otra dimensión, pero Dios, algunas veces permite a algunas personas ver la Columna de Fuego; se lo permitió al pueblo hebreo y se lo permitió a Moisés y a Josué, y a otros Profetas también.

Pero cuando el Angel del Pacto, el Angel de Jehová, se hizo carne, allí estaba la Columna de fuego con Jesús; ese era el Ungido con la Columna de Fuego, en ese estaba el Angel del Pacto habitando, era Dios con Su cuerpo teofánico dentro del cuerpo de carne llamado Jesús. El Angel del Pacto se hizo hombre, se hizo carne, se vistió de carne humana, y ahí estaba la gloria de Dios en carne humana.

Siempre cuando la gloria de Dios es manifestada, está en un hombre. Estaba en un hombre de la sexta dimensión, llamado el Angel del Pacto, el cuerpo teofánico de Dios, cuando se manifestó a Moisés, y luego cuando se hizo carne allí estaba la Gloria de Dios, conforme a Isaías 40, verso 3 en adelante... donde vean ustedes cómo nos dice este poderoso Profeta de Dios (aunque él no fue un Profeta dispensacional, pero fue un Profeta grande en medio del pueblo hebreo). Dice, capítulo 40, verso 3 en adelante de Isaías:

Voz que clama en el desierto: preparad camino a Jehová, enderezad calzada en la soledad a nuestro Dios (¿A quién le estaba preparando el camino Juan el Bautista, que es este que clama en el desierto? A Jehová, al Dios de Israel, Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, al Dios nuestro).

Todo valle sea alzado, y bájese todo monte y collado, y lo torcido se enderece, y lo áspero se allane, y se manifestará la gloria de Jehová, y toda carne juntamente la verá; porque la boca de Jehová ha hablado.”

¿Y cómo iban a ver la gloria de Jehová manifestada? Luego de el pueblo hebreo tener a este hombre clamando en el desierto, el cual fue Juan el Bautista, pues la gloria de Jehová estaría manifestada en carne humana en un hombre, el cual fue Jesucristo, nuestro Salvador. Allí estaba la gloria de Jehová manifestada.

Vean ustedes, en Hebreos, capítulo 3, o capítulo 1... vamos a leer el capítulo 1 aquí, unos tres versos más o menos, o un poquito más... dice:

Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas,

en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo;

el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas.”

Siendo el resplandor de Su gloria. Vean, Jesucristo es el resplandor de la gloria de Dios, y es la imagen misma de Su sustancia, y es el que sustenta todas las cosas; porque todas las cosas Dios las hace por medio de Su cuerpo teofánico, que es el cuerpo teofánico de Dios, y por consiguiente es el cuerpo teofánico de Jesucristo.

Porque así como nosotros somos alma, que es lo que en realidad somos, eso es lo más grande que hay en usted, el alma, somos alma viviente, alma viviente viviendo en un cuerpo teofánico, un cuerpo espiritual y un cuerpo de carne. O sea, que el ser humano tiene dos cuerpos: uno de esta dimensión, el de carne, y otro de otra dimensión.

En la permisiva voluntad de Dios recibimos los dos cuerpos, el de carne, pero mortal, corruptible y temporal; y el espiritual de la quinta dimensión, un espíritu del mundo. Y por eso necesitamos el nuevo nacimiento para recibir en la perfecta voluntad de Dios, el cuerpo espiritual, cuerpo teofánico de la sexta dimensión que Dios diseñó para nosotros, y ordenó y predestinó para nosotros desde antes de la fundación del mundo, cuerpo que tiene que venir del cuerpo teofánico de Dios, de ese cuerpo teofánico que es llamado el Angel de Jehová o Angel del Pacto.

Y luego, tenemos que obtener el cuerpo de carne, físico, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado, un cuerpo glorificado igual al cuerpo glorificado de Jesucristo, el cual Dios nos dará en este tiempo final, para entonces todos estar en la perfecta voluntad de Dios, en el cuerpo de carne, pero glorificado, el cuerpo físico glorificado, y el cuerpo teofánico, angelical de la sexta dimensión. Todo eso corresponde al Programa de la Nueva Creación, para todos ser a imagen y semejanza de Jesucristo, que es el mismo Dios en la forma de hombre con cuerpo glorificado, con Vida eterna; y así seremos todos con cuerpos glorificados, cuerpos eternos, todos iguales a nuestro amado Señor Jesucristo, con Vida eterna.

Así serán todos los hijos de Dios, y así se completará la Familia de Dios, a imagen y semejanza de Dios. La imagen de Dios es el cuerpo teofánico, y la semejanza de Dios es el cuerpo de carne glorificado de Jesucristo.

Así como somos alma, espíritu y cuerpo, Dios es alma, espíritu y cuerpo. El alma es Dios, el espíritu es el cuerpo teofánico de Dios, llamado el Angel del Pacto, y el cuerpo físico es el cuerpo de Jesús, el cual fue glorificado.

Y ahora, si Dios aparece físicamente en medio de la raza humana con Su cuerpo de carne, Su propio cuerpo de carne glorificado, pues eso es Dios apareciendo en el cuerpo de carne glorificado llamado Jesús.

Pero encontramos que Dios con Su cuerpo teofánico en el Antiguo Testamento usó temporalmente los cuerpos de los Profetas, para llevar a cabo la obra correspondiente a cada tiempo; y luego estuvo en Jesús en toda Su plenitud, porque ese es el cuerpo físico, el cuerpo de carne de Dios, por eso estuvo en toda Su plenitud, y glorificó ese cuerpo de carne, y viene a ser la Casa humana de Dios, el Templo humano de Dios. Por eso se paró frente al templo y dijo: “He aquí uno mayor que el templo.” Y también dijo: “He aquí uno mayor que Salomón (el cual construyó el templo).” ¿Por qué? Porque Jesucristo, uno mayor que Salomón, construiría un Templo mayor que el de Salomón, que es Su Iglesia, en donde El, Cristo, estaría manifestado de etapa en etapa en la construcción, y luego estará en Su Iglesia.

Cuando termine esa construcción glorificará a Su Iglesia y glorificará los cuerpos de los escogidos de Dios, miembros de Su Iglesia, y entonces será una Iglesia renacida, no solamente en lo espiritual, sino físicamente también con sus miembros en cuerpos glorificados.

Y ahora, lo mismo que sucede con el individuo creyente en Cristo, con el cristiano, sucede con la Iglesia de Jesucristo como Cuerpo Místico del Señor Jesucristo.

Y ahora, a la Iglesia del Señor Jesucristo como Cuerpo Místico de creyentes, Dios le envía un Angel Mensajero de edad en edad; ese es el Angel guardián de cada edad para la Iglesia del Señor Jesucristo. Pero sobre ese Angel, o sea, sobre esos Angeles vendrá uno mayor en el Día Postrero; porque esos Angeles son Mensajeros de edades. Ninguno de ellos fue un Mensajero dispensacional. Y para el Día Postrero Cristo dice:

Yo Jesús he enviado mi Angel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias.”

Ese es el Angel del Señor Jesucristo. Así como Dios en el Antiguo Testamento envió Su Angel, el Angel de Jehová, en donde estaba el Nombre de Dios, y luego el Angel de Jehová se hizo carne y estuvo en medio del pueblo hebreo, y manifestó el Nombre de Dios y llevó a cabo la Obra de Dios correspondiente a aquel tiempo, que fue la Obra de Redención, y la gloria de Dios estuvo manifestada en el Angel de Jehová hecho carne.

Y en esa manifestación de Dios con Su cuerpo teofánico, que es el Angel de Jehová hecho carne, vestido de carne humana, la Gloria de Dios fue manifestada, y Jesucristo glorificó a Dios y glorificó el Nombre de Dios, y pidió a Dios que glorificara Su Nombre... dice: “Padre glorifica Tu Nombre.” (San Juan, capítulo 12, verso 28) Y Dios, el Padre, dice: “Lo he glorificado y lo glorificaré otra vez.”

El Nombre de Dios es glorificado en la Primera Venida de Cristo, y el Nombre de Dios es glorificado otra vez en la Segunda Venida de Cristo.

Y ahora, encontramos que en la Primera Venida de Cristo, que fue la Venida del Angel del Pacto hecho carne, el Angel de Jehová, vestido de carne humana, encontramos que la Gloria de Dios fue manifestada; allí estaba la Gloria de Dios manifestada. Para el Nuevo Testamento tenemos la promesa que la Gloria de Jesucristo será manifestada.

Y para el Día Postrero Jesucristo envía Su Angel, para dar testimonio de estas cosas que deben suceder pronto en este tiempo final, el mismo Angel que envió a Juan el Apóstol; este Angel estaba en Su cuerpo teofánico, por lo tanto era un espíritu de Profeta. Un espíritu de Profeta es un cuerpo angelical de Profeta, que en algún tiempo de la historia del pueblo de Dios tiene que aparecer en carne humana.

Los espíritus de los Profetas son los espíritus de Dios enviados de etapa en etapa, de edad en edad, como Mensajeros para la Iglesia del Señor Jesucristo en el Nuevo Testamento y para el pueblo hebreo en el Antiguo Testamento.

Y para el Día Postrero el Angel del Señor Jesucristo, que es un espíritu de Profeta, vendrá a la Iglesia de Jesucristo primeramente, y después al pueblo hebreo, y vendrá en carne humana; porque Jesús dice:

Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias.”

El vendrá en carne humana para la Iglesia del Señor Jesucristo, que es el Israel Celestial, y vendrá también para el pueblo hebreo, que es el Israel terrenal; o sea, que tendrá un ministerio que cubrirá gentiles y hebreos, porque es el último ministerio profético y es un ministerio de Profeta dispensacional, para abrir una nueva dispensación y traer un Mensaje dispensacional, con el cual abre una nueva dispensación.

Por eso ese Angel de Jesucristo al ser enviado a la Iglesia de Jesucristo en carne humana, aparece en el Día Postrero; así como cuando vino el Angel de Jehová en carne humana, apareció finalizando el cuarto milenio. Vean, al fin del siglo último del cuarto milenio nació en Belén de Judea, y luego comenzó Su ministerio ya dentro del quinto milenio; como en el año 20 al 29 del quinto milenio, El tuvo Su ministerio. Y vean ustedes, para el año 30 más o menos, 25 al 30 del quinto milenio, murió en la Cruz del Calvario, tuvo Su ministerio y murió en la Cruz del Calvario; pero ya para el fin del cuarto milenio ya estaba en la Tierra.

Así aparecen los Mensajeros dispensacionales: aparecen al final de la dispensación anterior, para criarse en la Tierra bajo la enseñanza y conocimiento de la dispensación que está llegando a su final; porque él tiene que conectar la nueva dispensación, tiene que entrelazar la nueva dispensación que va a comenzar, la tiene que entrelazar ¿con qué? con esa dispensación que está terminando; y su Mensaje para la nueva dispensación lo tiene que entrelazar con el Mensaje de esa dispensación que está terminando.

Siempre que aparece un Mensajero dispensacional, aparece al final de una dispensación para comenzar una nueva dispensación, y está conectado con el Mensaje de la dispensación que está terminando. Y ahí lo entrelaza y comienza un Mensaje para una nueva dispensación, y se abre una nueva dispensación, y comienzan a entrar a esa nueva dispensación las personas que están ordenadas por Dios para entrar; oyen la voz de Dios, del Angel del Pacto, a través de ese Mensajero dispensacional, y así comienza a nacer una nueva dispensación.

Y ahora, encontramos que Adán fue el primer Profeta dispensacional para la Dispensación de la Inocencia.

Set fue el segundo Profeta dispensacional, para la Dispensación de la Conciencia.

Noé fue el tercer Profeta dispensacional, para la Dispensación del Gobierno humano.

Abraham fue el cuarto Profeta dispensacional, para la Dispensación de la Promesa.

Moisés fue el quinto Profeta dispensacional, para la quinta dispensación, la dispensación de la Ley.

Jesús fue el sexto Profeta dispensacional para la Dispensación de la Gracia.

Y el Angel del Señor Jesucristo es el séptimo Profeta dispensacional, después de él no vienen más Profetas dispensacionales ni más Profetas de ninguna clase.

Bajo el ministerio de ese Profeta estarán sujetos aún los que resuciten en el Día Postrero, porque él es el Profeta de la Dispensación del Reino; por lo tanto, Cristo por medio de él estará trayendo el Mensaje para esa nueva dispensación, y la Dispensación del Reino está bajo el Mensaje de la Dispensación del Reino; o sea, que ese es el Profeta Mensajero del Día Postrero.

El Día Postrero es el Séptimo Milenio, por lo tanto, ese Profeta tiene que estar aquí en la Tierra en el Séptimo Milenio, desde el comienzo del Séptimo Milenio.

Pero así como Jesús estuvo en la Tierra y nació en la Tierra desde antes de comenzar la Dispensación de la Gracia, y antes de comenzar el quinto milenio ya había nacido en Belén de Judea; ese Profeta Mensajero debe estar en la Tierra antes de terminar el sexto milenio y comenzar el Séptimo Milenio; porque ese es el Angel Mensajero en donde estarán los ministerios de los Angeles del Hijo del Hombre, para llevar a cabo la cosecha del trigo, y llamar y juntar a los escogidos de Dios, con la Gran Voz de Trompeta del Evangelio del Reino.

Cristo dijo: “Y enviará Sus Angeles con Gran Voz de Trompeta, y juntarán a Sus escogidos desde un extremo del Cielo hasta el otro.” (San Mateo, capítulo 24, verso 31).

Y en la parábola del trigo y la cizaña, Cristo dice que dejen todo quieto y no arranquen la cizaña, hasta el tiempo de la siega, o sea, el tiempo de la cosecha, donde el Hijo del Hombre enviará a Sus Angeles para llevar a cabo esa labor.

Y para el Día Postrero, para el tiempo de la cosecha, del cual Cristo dijo que la cosecha o la siega es el fin ¿de qué?... Vamos a leerlo para que tengan el cuadro claro: San Mateo, capítulo 13, versos 37 en adelante, dice:

Respondiendo él, les dijo: El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre.

El campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del reino, y la cizaña son los hijos del malo.

El enemigo que la sembró es el diablo; la siega es el fin del siglo; y los segadores son los ángeles.”

Y ahora, para el tiempo de la siega, la humanidad habrá llegado al fin del siglo, del cual habla Cristo aquí, y para ese tiempo tienen que estar los Angeles del Hijo del Hombre, que son los ministerios de los Dos Olivos, los ministerios de Moisés y Elías; pues Cristo en San Mateo, capítulo 16, versos 26 al 28 dijo: “¿De qué le vale al hombre si ganare todo el mundo? ¿Y qué recompensa dará el hombre por su alma? Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de Su Padre...” Vamos a leerlo directo aquí:

Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras.

De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte, hasta que hayan visto al Hijo del Hombre viniendo en su reino.”

Y ahora, la Venida del Hijo del Hombre es con Sus Angeles, es con Sus Angeles, para llevar a cabo la gran cosecha, para el fin del siglo, en donde la cosecha tiene que ser llevada a cabo, el recogimiento de los escogidos tiene que ser llevado a cabo, para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.

Luego, en el Día Postrero, vean que antes de comenzar el Día Postrero, los Angeles del Hijo del Hombre tienen que estar antes de comenzar el Día Postrero, que es el Séptimo Milenio; porque para el Séptimo Milenio Cristo ha dicho: “Yo le resucitaré en el Día Postrero.” Pero antes de comenzar el Séptimo Milenio, el Día Postrero, tienen que estar los Angeles del Hijo del Hombre en el fin del siglo, último del sexto milenio; porque el Séptimo Milenio es el Día Postrero delante de Dios, en donde Cristo establecerá Su Reino.

Ahora, no sabemos en qué año del Séptimo Milenio Cristo resucitará a los muertos creyentes en El y nos transformará a nosotros, y luego estaremos de 30 a 40 días aquí ya transformados, y luego nos iremos con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero, porque hay una gran Fiesta preparada por Dios para todos nosotros.

Pero la humanidad estará pasando por tres años y medio de gran tribulación, mientras los escogidos estarán en la séptima dimensión, la Casa de nuestro Padre Celestial, disfrutando de la Fiesta más grande que en el Cielo se llevaría a cabo, la Fiesta de Recepción de las Bodas del Cordero, con Su Iglesia.

Y ahora, podemos ver que para el Día Postrero, Cristo ha prometido grandes bendiciones para Su Iglesia: la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de nosotros los que vivimos, pero no sabemos en qué año del Séptimo Milenio; pero tiene que suceder en los primeros 125 años del Séptimo Milenio, porque eso corresponde a la mañana, a las primeras tres horas. Tres horas delante de Dios para los seres humanos son 125 años, porque un día delante de Dios para el ser humano son mil años.

Y ahora, Cristo hablando acerca de Su Venida, acerca de la Venida del dueño o Padre de Familia, El dice que es la Venida del Hijo del Hombre, El dice que si no es a la media noche, o al canto del gallo, entonces... vamos a leerlo aquí para que tengan el cuadro claro, ya que esto es una profecía que tiene que ser cumplida en este tiempo final. San Marcos, capítulo 13 versos 34 al 37 dice:

Es como el hombre que yéndose lejos, dejó su casa, y dio autoridad a sus siervos (Sus siervos son los Mensajeros de cada etapa), y a cada uno su obra, y al portero mandó que velase.

Velad, pues, porque no sabéis cuándo vendrá el señor de la casa; si al anochecer, o a la medianoche, o al canto del gallo (esto corresponde a las siete etapas de la Iglesia del Señor Jesucristo, que fue durante el tiempo de la noche del mundo)...”

El mundo ha estado en oscuridad todo ese tiempo, pero el amanecer es el amanecer de un nuevo día milenial, que es un nuevo día delante de Dios. Y aquí dice:

...o a la media noche, o al canto del gallo, o a la mañana;

para que cuando venga de repente, no os halle durmiendo.

Y lo que a vosotros digo, a todos lo digo: Velad.”

Si no fue ni al anochecer, ni a la media noche, ni al canto del gallo, entonces tiene que ser en la mañana, que es lo otro que queda; y en la mañana el horario corresponde de 6 a 9 de la mañana.

En lo natural, en lo físico, hay personas que les gusta dormir mucho, y a las seis de la mañana están en el cuarto sueño, como dicen algunos. A las siete de la mañana todavía están dormidos, abren los ojos un poquito y dan la vuelta y siguen durmiendo. A las ocho de la mañana todavía están durmiendo. Y a las nueve de la mañana todavía están durmiendo.

En lo espiritual, los cristianos que espiritualmente son dormilones, que no despiertan a la realidad del tiempo que nos ha tocado vivir, que es el tiempo donde está rayando el alba para estar amaneciendo un nuevo día milenial y un nuevo día dispensacional, no se darán cuenta de lo que está sucediendo en el Programa de Dios: está rayando el alba de un nuevo día dispensacional y de un nuevo día milenial.

Por eso dice San Pablo en Efesios, capítulo 5, versos 14 en adelante, citando, tomando del Antiguo Testamento esa Escritura de Isaías, 60, verso 1 en adelante, y de otros lugares dice:

Despiértate tú que duermes...”

¿Y cuándo es que se llama a despertar a las personas? En la mañana.

Despiértate, tú que duermes,

Y levántate de los muertos,

Y te alumbrará Cristo.”

¿Por qué? Porque a los que temen mi nombre nacerá el Sol de justicia y en Sus alas traerá salvación, dice Malaquías capítulo 4, verso 2; y eso es la Venida del Señor como el Sol de Justicia, para resplandecer y alumbrar el nuevo día milenial que está rayando, que está naciendo en este tiempo final. No será alumbrado por Mensajeros de las edades, por estrellas, sino por el mismo Sol, que es Jesucristo; y El también es la Estrella resplandeciente de la mañana, y El promete al Vencedor darle la Estrella resplandeciente de la mañana en Apocalipsis, capítulo 2, verso 28:

Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones,

y las regirá con vara de hierro, y serán quebrantadas como vaso de alfarero; como yo también la he recibido de mi Padre;

y le daré la estrella de la mañana.” (Apocalipsis, capítulo 2, versos 26 al 28).

Y en Apocalipsis, capítulo 22, verso 16, dice:

Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana.”

Y El ha prometido darle la Estrella resplandeciente de la mañana al Vencedor, por lo tanto, el Vencedor recibirá a Cristo en Su Venida, en el Día Postrero, y lo recibirá con un Nombre Nuevo, el cual será manifestado en el Día Postrero, y revelado por el Angel que lo recibirá.

El es el que tiene la revelación de Jesucristo para el Día Postrero, para el Séptimo Milenio y para la séptima dispensación, pero tiene que hacer el entrelace con la Dispensación de la Gracia y con el Mensaje de la Dispensación de la Gracia y con el Mensajero de la Dispensación de la Gracia, que es Jesucristo; estarán entrelazados, conectados, porque ese es el Angel Mensajero del Señor Jesucristo, enviado por Jesucristo para dar testimonio de todas estas cosas que deben suceder pronto; y da testimonio con el Mensaje del Evangelio del Reino, el cual entrelaza con el Mensaje de la Dispensación de la Gracia.

Por eso en Su Mensaje encontraremos que estará hablando de lo que corresponde a la Dispensación de la Gracia y de las cosas de la Dispensación del Reino, y aun tocará cosas de la dispensación de la Ley, y de otras dispensaciones anteriores; porque las dispensaciones se entrelazan una con la otra. Y cuando se complete la labor de Cristo, entonces veremos que todas están conectadas.

Y es el mismo Dios, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Angel del Pacto, en donde Dios ha estado en toda Su plenitud, obrando de edad en edad por medio del Mensajero de cada edad; y así la gloria de Jesucristo será vista manifestada en Su Enviado, Su Angel Mensajero; es enviado para Cristo ser glorificado en este tiempo final, para la gloria de Jesucristo estar manifestada en Su Iglesia, y Cristo llevar a cabo la Obra correspondiente a este Día Postrero, y Cristo darnos la Fe, la revelación del Séptimo Sello, que es la revelación de Su Segunda Venida, que es la revelación, la fe para ser transformados y raptados en este tiempo final.

Así como la fe para obtener el perdón de nuestros pecados y recibir el Espíritu Santo, y obtener el nuevo nacimiento, y obtener el cuerpo teofánico, es la fe, la revelación, de la Primera Venida de Cristo como el Cordero de Dios, quitando el pecado del mundo allá en la Cruz del Calvario, muriendo, resucitando y ascendiendo al Cielo, y sentándose en el Trono de Dios en el Cielo.

Para obtener el perdón de nuestros pecados, y así obtener nuestra salvación y obtener el bautismo en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y luego obtener el Bautismo del Espíritu Santo, y obtener el nuevo nacimiento, tenemos que tener esa revelación de la Primera Venida de Cristo.

Porque ninguna persona que no tenga el conocimiento de la Primera Venida de Cristo como Salvador, no va a ir para que lo bauticen en el Nombre del Señor Jesucristo, y tampoco Dios le va a dar el bautismo del Espíritu Santo, porque no es un creyente en Jesucristo, no lo ha recibido como su Salvador. Y para recibirlo tiene que oír la predicación del Evangelio de la Gracia que contiene la revelación del misterio de la Primera Venida de Cristo.

Porque la fe viene ¿por qué? por el oír la Palabra, el oír la predicación del Evangelio de la Gracia, para recibir a Cristo como nuestro Salvador, lavar nuestros pecados en Su Sangre, ser bautizados en su Nombre y recibir el Don del Espíritu Santo, y así obtener el nuevo nacimiento, y obtener el cuerpo teofánico de la sexta dimensión.

Y ahora, para obtener el cuerpo físico, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado y jovencito, para toda la eternidad, la revelación de la Segunda Venida de Cristo, como el León de la Tribu de Judá, como Rey de Reyes y Señor de Señores en Su Obra de Reclamo.

Ese es el misterio del Séptimo Sello, el misterio de Su Venida, el cual es revelado por medio de los siete truenos de Apocalipsis, que es la Voz de Cristo en el Día Postrero, hablándonos por medio de Su Angel Mensajero todas estas cosas que deben suceder pronto. La Venida del Señor con Sus Angeles, llamando y juntando a Sus escogidos, y preparándolos para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.

Uno sólo es el Mensajero dispensacional que Dios envía para cada dispensación, y uno sólo es el Mensajero de la Dispensación del Reino, para ser enviado en este tiempo final a la Iglesia; porque la Iglesia así como ha nacido en la Dispensación de la Gracia, tiene que pasar a la dispensación del Reino.

Muchas personas pueden pensar: “Pero es que la Iglesia ha nacido en la Dispensación de la Gracia y ha ido creciendo la dispensación de la Gracia.” Pero para poder estar en el Reino Milenial, que será en la Dispensación del Reino, tiene que entrar a la Dispensación del Reino.

¿Y cómo va a entrar a la Dispensación del Reino si no escucha el Mensaje de la Dispensación del Reino? Tiene que haber un Mensaje, el Mensaje de la Dispensación del Reino, para entrar a la Dispensación del Reino, la Iglesia del Señor Jesucristo. Y para eso Jesús dice:

Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias.”

Ese es el Mensajero del Día Postrero, del Séptimo Milenio, para los seres humanos que es el Día Postrero delante de Dios; porque un día de Dios es como mil años dice Segunda de Pedro, capítulo 3, verso 8, y Moisés en el Salmo 90, verso 4.

Y ahora, hemos visto que es el Día Postrero en el cual Cristo resucitará a los muertos creyentes en El y nos transformará a nosotros. Y hemos visto quién es el Mensajero del Día Postrero: es el Angel del Señor Jesucristo, el mismo Angel Mensajero que le dio a Juan la revelación del Apocalipsis, estando en cuerpo teofánico. Así como Jesucristo estando en cuerpo teofánico le dio la revelación a Moisés del Mensaje para la Dispensación de la Ley, y por medio de Moisés libertó al pueblo hebreo.

Ahora, así como Dios envió Su Angel, el Angel de Jehová, de etapa en etapa en el antiguo Testamento, y luego se hizo carne, lo vistió de carne humana, para el Día Postrero; el mismo Angel que Cristo ha enviado al Apóstol San Juan, para darle la revelación del Apocalipsis en símbolos, lo viste de carne humana y lo envía a Su Iglesia, para dar testimonio de estas cosas en la Iglesias.

Cuando Dios vistió al Angel del Pacto de carne humana, fue por medio de un cuerpo de carne que nació a través de una virgen, la virgen María, en Belén de Judea. Tenía que nacer en esta Tierra por medio de una mujer de esta Tierra, y tenía que ser sin la unión de un hombre; porque para redimir a la raza humana tenía que ser en esa forma, porque todo ser humano estaba contaminado con el pecado.

Para el Día Postrero, por cuanto la Sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado, entonces no hay ningún problema de que Jesucristo vista Su Angel Mensajero de un cuerpo de carne que venga por medio de la unión de un hombre y de una mujer, porque la Sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado. Y así la Gloria de Jesucristo estará manifestada en la Iglesia de Jesucristo, a través del Angel del Señor Jesucristo, dándonos testimonio de estas cosas en las Iglesias; y así dándonos la revelación del Séptimo Sello, que es la revelación, la fe, para ser transformados y raptados en este tiempo final.

Es en el Día Postrero, en el Séptimo Milenio, que ocurrirá la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de nosotros los que vivimos, y la manifestación plena de Dios en Su Iglesia, donde la Gloria de Dios, la Gloria de Jesucristo estará manifestada en Su Iglesia, y luego el arrebatamiento o Rapto de los escogidos, para ir con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.

Cuando tengamos el nuevo cuerpo, veremos a Jesucristo en Su cuerpo glorificado, en el cual El resucitó y ascendió al Cielo; mientras tanto no lo veremos, solamente veremos la manifestación de Jesucristo, del Angel del Pacto, a través de Su Angel Mensajero, como sucedió en edades pasadas por medio de los Mensajeros que El envió.

Ahora, para este tiempo final todo es paralelo a lo que ocurrió en los días de Jesucristo, con Jesucristo: Dios enviando el Angel de Jehová vestido de carne humana. Y para este tiempo final, Jesucristo envía a Su Angel Mensajero vestido de carne humana, lo envía a su Iglesia, al Israel Celestial, como Dios envió Su Angel, el Angel de Jehová al Israel terrenal, en carne humana.

Y ahí tendríamos que hablar muchísimo, porque en el Israel Celestial, que es el Israel Espiritual, la Iglesia del Señor Jesucristo, es que la Gloria de Jesucristo será manifestada, y el pueblo hebreo verá esa Gloria de Jesucristo siendo manifestada, y dirá: “¡Este es al que nosotros estamos esperando!”

Pero ese Angel a través del cual Cristo estará manifestando Su Gloria, ese Angel no es el Señor Jesucristo, ese es el Angel Mensajero de Jesucristo para la Dispensación del Reino, es un Mensajero dispensacional. El es enviado por Jesucristo para dar testimonio de todas estas cosas que deben suceder pronto en este tiempo final y todas las cosas que deben suceder en la Dispensación del Reino, en donde ocurre en este tiempo final ese entrelace, esa conexión de la Dispensación del Reino con la Dispensación de la Gracia; y en donde veremos que no hay contradicción.

Todo el Mensaje que traerá ese Angel estará respaldado por Dios, estará respaldado por la Palabra de Dios, estará respaldado por todo lo que el Espíritu Santo ha dicho por medio de los Profetas del Antiguo Testamento y del Nuevo Testamento, y del mismo Rvdo. William Branham, que fue el Elías que habría de venir precursando la Segunda Venida de Cristo.

Y será el tiempo en donde el Israel Celestial y el Israel terrenal tendrán la revelación más grande, más clara, más amplia para comprender todos los misterios que en otras edades y dispensaciones no pudieron comprender; porque por medio de ese Angel serán abiertos estos misterios correspondientes al Día Postrero, que no fueron abiertos por los Mensajeros de las siete edades, porque estaban sellados y cerrados hasta el fin del tiempo.

Los mismos misterios que Daniel quiso conocer y no le fue permitido entenderlos, sino que le fue dicho: “Cierra y sella las palabras de este libro, de esta profecía hasta el tiempo del fin.” ¿Por qué? Porque en el tiempo del fin Jesucristo enviará Su Angel, para dar testimonio de todas estas cosas que deben suceder pronto, y así abriría esas Palabras proféticas correspondientes a este tiempo final.

Y así los entendidos, los escogidos de Dios, entenderían todas estas cosas que deben suceder pronto, y comprenderían el territorio donde Cristo estaría enviando a Su Angel Mensajero; así como envió a cada Angel Mensajero en un territorio, a un pueblo.

A San Pablo a Asia menor, donde se cumplió la primera edad. A Ireneo a Francia, donde se cumplió la segunda edad (y a cada uno de esos Mensajeros un territorio). A Martín... a Ireneo en Francia. A Martín en Hungría y también parte de Francia, donde también habían escogidos. A Colombo a Irlanda y Escocia. A Lutero a Alemania. A Wesley a Inglaterra. Al Rvdo. William Branham, que es el séptimo Angel Mensajero de la séptima edad, a Norteamérica.

Y al Angel del Señor Jesucristo ¿dónde? La América latina y el Caribe; porque es en el Occidente donde El envía Su Angel Mensajero, para dar testimonio de estas cosas en las iglesias, y llamar y juntar los escogidos de entre los gentiles. Y después lo enviará al Este, porque el Sol luego de alumbrar en el oeste, ¿dónde alumbra? ¿Dónde pasa para alumbrar? Al Este. O sea, el Evangelio luego yendo a los hebreos, el Evangelio del Reino.

Ahí es donde se hace el cambio de dispensación y de Mensaje dispensacional y de Mensajero dispensacional. En el Oeste se hace el entrelace, y luego pasa al Este para alumbrar sobre el pueblo hebreo, sobre el Este como el Sol de Justicia naciendo. ¿Por dónde nace el sol? Por el Este. Y así Cristo llevar a cabo esa Obra correspondiente a este tiempo final, para luego revelarse al pueblo hebreo.

Ahora, podemos ver quién es el Mensajero del Día Postrero, del Séptimo Milenio, que es el Día Postrero delante de Dios. Y comienza siendo el Mensajero del primer siglo del Día Postrero, que es el siglo XXI, y por consiguiente también comienza al final del siglo XX, para llamar con Gran Voz de Trompeta a los Escogidos de Dios, al trigo, juntarlo; porque es para el fin del siglo que El envía a Sus Angeles.

Y luego ese ministerio sigue para el otro siglo, el XXI ¿Y qué más hace? Pues sigue para el siglo XXII, siglo XXIII, XXIV, XXV, XXVI, XXVII, XXVIII, XXIX y XXX; y ahí cumple un milenio, mil años cumple el Día Postrero. Y después ¿qué pasará? por toda la eternidad.

Ahora, podemos ver que ese es el Angel del Señor Jesucristo; por lo tanto, será el Angel más importante del Señor Jesucristo que El envía a Su Iglesia, porque es un Angel Mensajero dispensacional. Ninguno de los siete Angeles Mensajeros fue un Angel Mensajero para un milenio completo.

Cuando el Rvdo. William Branham fue enviado, se publicó un libro que decía: “El Profeta del siglo XX.” Pero ya el siglo XX está terminando.

Y ahora, ¿cuál es el Profeta del siglo XXI, y de ahí en adelante de los demás siglos? El Profeta del Día Postrero, el Profeta del Séptimo Milenio, que es un Profeta dispensacional. Y comienza Su ministerio en el fin del siglo XX, en los últimos años del siglo XX, o sea, de mitad del siglo XX en adelante; por lo tanto, tiene que nacer en el siglo XX, tiene que nacer en el siglo XX y tiene que nacer dentro de la Dispensación de la Gracia, para tener el Mensaje de la Gracia, tener conocimiento de ese Mensaje. Y también haber recibido a Cristo como su Salvador, y haber nacido en la Iglesia de Jesucristo, que es la Casa de Dios, el Cuerpo Místico de Cristo, para poder ser enviado como Mensajero a la Iglesia de Jesucristo, al Israel Celestial.

Así como Cristo, el Mensajero de la Dispensación de la Gracia, tuvo que nacer en medio del pueblo hebreo, el Israel terrenal, y tuvo que nacer en medio de la Dispensación de la Ley, para cumplir con la Dispensación de la Ley, ser circuncidado; y así por el estilo, conocer la Dispensación de la Ley, tomar el Mensaje, y luego traer el Mensaje para una nueva dispensación, abrir una nueva dispensación, entrelazar la nueva Dispensación de la Gracia con la Dispensación de la Ley.

Y las cosas que eran en el Antiguo Testamento bajo la Dispensación de la Ley, ahora en el Nuevo Testamento se convierten en realidad, el cordero pascual se convierte en un hombre, Jesucristo, muriendo en la Cruz del Calvario; el macho cabrío de la expiación y el otro macho cabrío, sobre el cual el sumo sacerdote colocaba sus manos y confesaba los pecados del pueblo, y los llevaba lejos después (ese macho cabrío) por el desierto, son Jesucristo en el Nuevo Testamento.

Ahora, podemos ver cómo un Mensajero dispensacional conecta, entrelaza, la nueva dispensación para la cual él viene y la cual él tiene que abrir, la entrelaza con la dispensación anterior; y no se pelea con el Mensajero de la dispensación anterior, ni con los Mensajeros de las dispensaciones anteriores que Dios ha enviado en cada edad; sino que tienen completa armonía. Y Su Mensaje no contradice lo que fue dicho por los Profetas Mensajeros anteriores, sino que trae más Luz de lo que ellos dijeron, y las cosas que no pudieron abrir ellos, entonces son abiertas por ese nuevo Mensajero.

Ahora, hemos visto: “EL MENSAJERO DEL DIA POSTRERO.”

Así como el Angel del Pacto, el Angel de Jehová, que en Su cuerpo teofánico fue el Mensajero para la Dispensación de la Ley, la Dispensación de la Promesa, la Dispensación del Gobierno Humano, la Dispensación de la Conciencia, la Dispensación de la Inocencia; porque es el mismo Mensajero, el Angel del Pacto, pero tiene que estar usando un Profeta. Son diferentes manifestaciones, siete manifestaciones dispensacionales en siete Profetas dispensacionales.

Y luego el Angel del Pacto se hizo carne en toda Su plenitud en Jesús, y entonces fue visto el Angel del Pacto en la forma humana, en la forma de un hombre, en esta dimensión terrenal, para llevar a cabo una Obra muy importante en el Programa de Dios.

Y ahora, el Angel de Jesucristo enviado a Juan el Apóstol, para el Día Postrero Cristo lo traerá en carne humana, y entonces la Iglesia de Jesucristo a la cual es enviado, conocerá aquel Angel que Jesucristo envió al Apóstol San Juan.

Por lo tanto, nos estará hablando del libro del Apocalipsis y el significado de estos símbolos del libro del Apocalipsis, y estará dándonos testimonio de todas estas cosas contenidas en el libro del Apocalipsis que deben suceder pronto en este tiempo final; porque ese fue el Mensajero que Dios, que Cristo envió en cuerpo teofánico a Juan, para darle esta revelación apocalíptica; y lo envía a Su Iglesia en el Día Postrero, para darle testimonio de todas estas cosas contenidas en el Apocalipsis, que deben suceder en este tiempo final.

Dice Apocalipsis, capítulo 22, verso 6, y Apocalipsis, capítulo 4, verso 1... Capítulo 4, verso 1, dice :

Sube acá (¿a dónde vamos a subir? A la Edad de la Piedra Angular), y yo te mostraré (¿qué cosas?) las cosas que deben suceder pronto.”

¿Cómo nos va a mostrar esas cosas? Tiene que tener un Instrumento, un Profeta, el Profeta, el Mensajero del Día Postrero, Su Angel Mensajero. Por eso dice Apocalipsis, 22, a través de lo cual viene la revelación de todas estas cosas que deben suceder pronto, dice:

Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas (o sea, que esto es la verdad divina). Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas...”

¿De quién son los espíritus de los Profetas, esos cuerpos teofánicos de los Profetas? De Dios. Esos son cuerpos teofánicos perfectos. Los espíritus de los Profetas hechos perfectos, hechos perfectos por Dios; porque Dios en Su Programa de Creación hace esos cuerpos perfectos, cuerpos teofánicos; y nos hará el cuerpo físico perfecto también, el cuerpo eterno y glorificado, el nuevo cuerpo que El nos dará.

...el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel.”

El Señor, el Dios de los espíritus de los Profetas ha enviado Su Angel, ¿para que? Para manifestar, para dar a conocer, para mostrar, a Sus siervos ¿qué cosas? Las cosas que deben suceder pronto.

Es por medio de ese Angel Mensajero que Jesucristo da a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto; porque éste es el Angel Mensajero ungido con el Espíritu Santo para el Día Postrero.

Y los escogidos de Dios no buscarán otra persona, para que les dé a conocer las cosas que tienen que suceder en este tiempo, sino que por bendición de Dios recibirán la revelación de quién es el Mensajero del Día Postrero, el Angel del Señor Jesucristo, y dirán: “¡Este es el que Cristo me ha prometido enviar a Su Iglesia, para que me dé a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto. A ése es al que yo escucho en este tiempo final!”

Y ahí se acabarán las interrogativas acerca de los misterios del Apocalipsis, de las cosas que deben suceder en este tiempo final. Y el que recibe al que Jesucristo envía, ¿a quién recibe? A Jesucristo, porque Jesucristo viene manifestado en él, en Espíritu Santo, para hablar por medio de él todas estas cosas que deben suceder pronto en este tiempo final, como habló por medio de los Mensajeros de las siete edades de la Iglesia, y llamó y juntó a Sus escogidos de cada edad, y los colocó en unión con Cristo en el Cuerpo Místico de Cristo.

Y ahora, somos colocados en unión con Cristo en el Cuerpo Místico de Cristo en este tiempo final, por medio del Mensaje del Mensajero del Día Postrero, el cual viene enviado por Cristo para dar testimonio de todas estas cosas; y con ese Mensaje llamar y juntar a todos los Escogidos de Dios. Ese es el Mensaje de la Gran Voz de Trompeta del Evangelio del Reino, y después llamará y juntará ciento cuarenta y cuatro mil hebreos.

Ninguna otra persona podrá hacer esto que está prometido que Dios hará en este tiempo final. Será el Mensajero enviado por Dios para este tiempo final, y a ése es al que Dios usará, a ése es al que Dios vindicará, a ése es al que Dios confirmará como el Mensajero del Día Postrero. Y a ése es al que los escogidos de Dios creerán, recibirán, y dirán: “¡Este era el que nosotros estábamos esperando!”

Y dirán: ¡Habla, que tus siervos escuchan! ¡Habla, que tu Iglesia escucha! ¡Habla, que la Iglesia de Jesucristo escucha! ¡Habla, que el grupo de la Edad de la Piedra Angular escucha!”

Y decimos a lo que diga: “¡Amén! ¡Así es!”

¿Por qué? Porque Cristo ha dicho: “Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias.” Por lo tanto, viene hablando la Palabra que Cristo habrá colocado en su corazón, en su alma, en su mente, y en todo su ser, y en su boca, para que la hable a Su Iglesia. Eso es: ASI DICE EL SEÑOR JESUCRISTO A TRAVES DE SU ANGEL MENSAJERO.

Es un Mensaje dispensacional para el Día Postrero, el Séptimo Milenio y la Séptima Dispensación, para la Iglesia del Señor Jesucristo en la Edad de la Piedra Angular. Y este es el Mensaje para el mundo entero, en donde se estará dando a conocer las cosas que deben suceder pronto, y estará trayendo la profecía sobre muchos pueblos, naciones y lenguas y reyes, de las cosas que sucederán en naciones, pueblos, lenguas, y a reyes; o sea, las cosas que han de suceder en este tiempo final, aun las cosas que han de suceder en la gran tribulación; y después también las que han de suceder en el Reino Milenial, y también las que han de suceder en el Cielo, en la Cena de las Bodas del Cordero.

Así que, en ese Mensaje del Mensajero del Día Postrero está toda la revelación divina de las cosas que deben suceder pronto en este tiempo final, tanto en la Tierra como en el Cielo. Nos hablará de cosas que deben suceder pronto en la Tierra y de cosas que deben suceder en el Cielo.

Todo eso viene en EL MENSAJERO DEL DIA POSTRERO.

Y nadie puede recibir al Mensajero si Cristo no lo trae. Ese es el otro misterio, porque tiene que tener su nombre escrito en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, para recibirlo y recibir la fe para ser transformado y raptado en este tiempo final; esos son los que tienen oídos para oír lo que el Espíritu Santo, Jesucristo, dice a través de Su Angel Mensajero en el Día Postrero; como los escogidos de cada edad tenían oídos para oír lo que el Espíritu Santo decía por medio del Mensajero de cada edad.

Así es para este tiempo final con el Mensajero del Día Postrero, que es el Angel del Señor Jesucristo. Y el que recibe a Profeta en nombre de Profeta, recompensa de Profeta recibe, el que recibe al que Cristo envía, a Jesucristo está recibiendo, y el que recibe a Jesucristo, recibe al que lo envió, a Dios.

Hemos visto la bendición que hay para todo el pueblo de Dios, el Israel Celestial, y después el Israel terrenal, en el Mensajero del Día Postrero. Ahí está la bendición de Dios, la bendición de Cristo prometida para este tiempo final, en el cual Cristo se manifestará, y nos bendecirá dándonos a conocer por medio de Su Angel todas estas cosas que deben suceder pronto, y preparándonos para ser transformados y raptados en este tiempo final.

EL MENSAJERO DEL DIA POSTRERO.”

Hemos visto las grandes bendiciones que hay de parte de Cristo, para la Iglesia de Jesucristo, al enviar al Mensajero del Día Postrero.

Que las bendiciones de Jesucristo, el Angel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también, y pronto se complete el número de los escogidos de Dios, y pronto Cristo resucite a los muertos creyentes en El y nos transforme a nosotros los que vivimos, y nos lleve con El a las Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.

Muchas gracias por vuestra amable atención amados amigos y hermanos presentes y televidentes y radio-oyentes, y los que están a través de Internet, y todos los que escucharán esta conferencia a través de video o en cintas magnetofónicas, o la leerán en folletos. Que las bendiciones de Jesucristo sean también sobre todos ustedes, y les llene del conocimiento de todas estas cosas que deben suceder pronto en este tiempo final, bajo la revelación de Jesucristo a través de Su Angel Mensajero, el Mensajero del Día Postrero.

Mientras escuchamos el cántico que nos habla de Jesucristo, el Hombre que nos transformó, y también nos uniremos a este canto cantándolo también todos nosotros, pasará nuestro amigo y hermano el Rvdo. Miguel Bermúdez Marín, para finalizar nuestra parte en esta noche.

Que Dios les bendiga y les guarde a todos.

EL MENSAJERO DEL DIA POSTRERO.”