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Llegando a tiempo 2000-11-04 1 Santiago de Chile Región Metropolitana CL 01:15:13 true

Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes; es para mí una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final. Reciban también saludos de mi esposa Erica y mi hija América, quienes les aman y desean estar nuevamente con ustedes acá en Chile.

Para esta noche leemos en San Mateo, capítulo 25, versos 1 al 13, donde dice:

Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que tomando sus lámparas, salieron a recibir al esposo.

Cinco de ellas eran prudentes y cinco insensatas.

Las insensatas, tomando sus lámparas, no tomaron consigo aceite;

mas las prudentes tomaron aceite en sus vasijas, juntamente con sus lámparas.

Y tardándose el esposo, cabecearon todas y se durmieron.

Y a la medianoche se oyó un clamor: ¡Aquí viene el esposo; salid a recibirle!

Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron, y arreglaron sus lámparas.

Y las insensatas dijeron a las prudentes: Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras lámparas se apagan.

Mas las prudentes respondieron diciendo: Para que no nos falte a nosotras y a vosotras, id más bien a los que venden, y comprad para vosotras mismas.

Pero mientras ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta.

Después vinieron también las otras vírgenes, diciendo: ¡Señor, señor, ábrenos!

Mas él, respondiendo, dijo: De cierto os digo, que no os conozco

Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir.”

Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.

Nuestro tema es: “LLEGANDO A TIEMPO.”

Es muy importante llegar a tiempo en las cosas de Dios.

En el Programa de Dios para todo hay tiempo; cada etapa de la Iglesia de Jesucristo tiene su tiempo. Y toda persona que vive en cada tiempo, necesita llegar a tiempo a la edad que le corresponde, no puede esperar que pase esa edad para luego decir: “Yo ahora soy un creyente de los de esta edad que ya pasó.” Si ya pasó, ya es demasiado de tarde para esa persona entrar a esa edad.

La persona tiene que vivir en tiempo presente en las cosas espirituales, como también en las cosas materiales.

Y ahora, vivir a tiempo presente, eso es vivir la realidad del tiempo de su vida, eso es ser un ser realista, porque vive la realidad.

Y en el Programa Divino es que más realistas nosotros tenemos que ser; no podemos depender de imaginaciones nuestras ni de otras personas, sino de la realidad del Programa Divino para el tiempo que nos toca vivir, y llegar a tiempo a la edad y dispensación que nos corresponde; porque el que no llega a tiempo y entra a su edad y dispensación que le corresponde, tiene luego graves problemas.

Encontramos que el pueblo hebreo estaba esperando la Venida del Mesías, llegó el precursor de la Venida del Mesías: Juan el Bautista y luego llegó Jesús (el precursado), Juan lo presentó como el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.

¿Y qué pasó con el pueblo hebreo dirigido por el sumo sacerdote y el concilio de la religión hebrea, el concilio del sanedrín? ¿Qué pasó? No vivieron el presente, se quedaron viviendo en el pasado; por lo tanto estaban muertos. Porque el pasado es muerte y está muerto; lo que pasó ya pasó, no es realidad del presente, fue realidad en el pasado cuando ese pasado estaba en presente.

Y ahora, tenemos que comprender esto para disfrutar la vida; porque solamente puede disfrutar usted la vida viviendo en el presente, tanto en las cosas del ser humano, en las cosas naturales como en las cosas espirituales; y sobre todo en las cosas espirituales, porque esas producen resultados espirituales para toda la eternidad.

Y ahora, el pueblo hebreo encabezado por el sumo sacerdote y el concilio de su religión, la religión hebrea bajo la Ley, se quedaron en el pasado. Moisés habló del Mesías que vendría, también el salmista y rey y Profeta David, y los Profetas del Antiguo Testamento hablaron de la Venida del Mesías, y cuando vino el Mesías no lo recibieron, prefirieron decir: “Nosotros creemos a Moisés.” Pero ahora era el tiempo de creer todo lo que Moisés había dicho acerca del Mesías, y vivir el presente de la Venida del Mesías prometida en el pasado por los Profetas del pasado. Pero se quedaron en el pasado creyendo a Moisés, y no creyendo el cumplimiento de lo que Moisés dijo con relación a la Venida del Mesías. Cristo dijo: “Si ustedes creyeran a Moisés, ustedes creerían en mí, porque de mí habló Moisés.” [San Juan 5:46 —Editor]

Y ahora, encontramos que el presente del Programa Divino para cada edad y dispensación, ha sido profetizado con anterioridad; por lo tanto el presente siempre es el cumplimiento de lo que Dios ha prometido, y vivir el presente es vivir el cumplimiento de lo que Dios ha prometido.

Y ahora, tenemos en el cumplimiento de lo que Dios ha prometido, las bendiciones correspondientes para el tiempo que a la persona le toca vivir.

Y ahora veamos, cuando Jesús estuvo en la Tierra no lo recibieron, se quedaron viviendo en el pasado, y por eso estaban ciegos y estaban muertos espiritualmente.

Pero ahora encontramos que aquellas personas que recibieron a Cristo, tuvieron una resurrección espiritual para vivir en el presente.

Y ahora, todos los que no Lo recibieron tuvieron graves consecuencias por no recibir a Jesús, y así vivir el presente.

En San Lucas, capítulo 19, tenemos ahí las consecuencias que obtuvieron los que rechazaron a Jesús. San Lucas, capítulo 19, versos 41 al 44, dice:

Y cuando llegó cerca de la ciudad, al verla, lloró sobre ella (esto fue en la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén),

diciendo: ¡Oh, si también tú conocieses, a lo menos en este tu día, lo que es para tu paz! Mas ahora está encubierto de tus ojos.

Porque vendrán días sobre ti, cuando tus enemigos te rodearán con vallado, y te sitiarán, y por todas partes te estrecharán,

y te derribarán a tierra, y a tus hijos dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, por cuanto no conociste el tiempo de tu visitación.”

Y ahora, el tiempo de la visitación de Jerusalén, y de todos los ciudadanos de Jerusalén y de todo el pueblo hebreo, era el tiempo en que Jesús estaba en la escena, en el cual se estaba cumpliendo la Venida del Mesías, la Venida del Rey de Israel conforme a las profecías de Isaías, de Ezequiel, de Jeremías, de Daniel, de Malaquías y de todos los demás profetas.

Y ahora, encontramos que aquel era un tiempo glorioso en el cual las personas tenían que estar viviendo el presente; por lo tanto tenían que estar viviendo el tiempo de la Venida del Mesías, reconociéndolo y recibiéndolo de todo corazón. Pero en vez de darle la bienvenida, lo que hicieron fue rechazarlo, y decían acerca de Jesús: “Es Beelzebú, el príncipe de los demonios.” Sin embargo, el Profeta Isaías dijo que ese hijo que nacería, sobre el cual estaría la potestad de Dios sobre Su hombro (estaría esa potestad), sería nada menos que el Padre Eterno, el Príncipe de Paz, y decían que era el príncipe de los demonios.

Ahora, vean ustedes, cuando el pueblo o una persona vive en el pasado y no se mueve al presente, ¿qué sucede? Confunde un Príncipe como Jesús, diciendo que es el príncipe de los demonios: Beelzebú, cuando realmente era el Príncipe de Paz.

Y ahora, las consecuencias fueron el juicio divino para aquellos que le rechazaron, ¿por qué? Porque no conocieron

Es necesario obtener el conocimiento de las cosas que Dios ha prometido para el tiempo presente que le toca vivir a la persona, para uno de todo corazón ver y recibir todo el Programa de Dios correspondiente a ese tiempo, porque ahí es donde está la bendición de Dios para la persona y para todo el pueblo creyente en Dios. Pero los que no pueden ver, por cuanto están ciegos y no reconocen lo que Dios está realizando, la consecuencia es: “...por cuanto no conociste el tiempo de tu visitación.”

Siempre Dios ha visitado a Su pueblo a través de cada Mensajero, cada Profeta que El ha enviado. Y las personas, para recibir la bendición de Dios, han tenido que vivir el presente, recibiendo ese Mensajero, “Porque el que recibe a Profeta en nombre de Profeta, recompensa de Profeta recibe,” recibe todas las bendiciones que tiene y que trae para el pueblo ese Profeta de Dios. Porque Dios pone en Sus Profetas (cuando los envía), la bendición y la maldición; el que lo rechaza, pues el Profeta solamente puede hablar sobre esas personas el juicio, la maldición, es lo que Cristo está haciendo aquí. Dice:

Y te derribarán a tierra, y a tus hijos dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra (o sea, que sería destruida Jerusalén, hasta el mismo templo), por cuanto no conociste el tiempo de tu visitación.” [San Lucas 19:44 —Editor].

También hay otra Escritura que dice: “Mi pueblo pereció porque le faltó conocimiento.” [Isaías 5:13 —Editor]

Uno tiene que tener conocimiento del Programa Divino correspondiente al tiempo en que uno vive, y para eso tiene que uno ver, examinar las profecías divinas que hay para el tiempo en que uno vive, y entonces buscar el cumplimiento de esas profecías, para darle la bienvenida al cumplimiento de esas profecías en el corazón de la persona, recibirlas en su corazón y darle gracias a Cristo por haber cumplido lo que El prometió para el tiempo en que uno está viviendo.

Para cada tiempo, para cada edad y dispensación Dios siempre ha enviado un Mensajero. “Porque no hará nada el Señor Jehová sin que antes revele Sus secretos a Sus siervos Sus Profetas” (Amós, capítulo 3, verso 7).

Eso es la forma en que Dios se manifiesta en medio de Su pueblo: se vela en un Profeta, en un hombre, y luego por medio de ese mismo hombre se revela a Su pueblo en esa edad o en esa dispensación, y esa es la forma en que Dios le habla a Su pueblo: es por medio de un hombre, de un Profeta. Por eso es que tenemos la Biblia, que es la Palabra de Dios, la cual ha venido por medio de hombres enviados por Dios a Su pueblo.

Y ahora, para el tiempo final tenemos la promesa de la Venida del Hijo del Hombre, Cristo dijo: “Por cuanto ustedes no saben cuándo será el día, entonces estén vigilando.”

¿Y cómo van a estar vigilando las personas? Con las profecías, conociendo esas profecías; porque hay personas que buscan algo y no saben lo que están buscando, por lo tanto no lo encuentran.

Eso le ha pasado a muchos de ustedes, a toda persona le ha pasado eso, dice: “Voy a buscar tal cosa que necesito.” Y cuando llega al sitio empieza a buscar y dice: “Pero qué era lo que yo estaba buscando, ahora no me recuerdo.” Y a lo mejor lo tiene ahí a la vista y no lo ve, ¿por qué? Porque se le fue el conocimiento de lo que iba a buscar.

Y ahora, para este tiempo en el cual nosotros vivimos, en el Programa de Dios, ¿qué es lo que tenemos que estar buscando? Lo que Cristo dijo que El estaría cumpliendo en este tiempo final.

Y ahora, El dijo: “Ustedes estén vigilando y orando.”

Vean, en San Lucas, capítulo 17, versos 24 en adelante, dice:

Porque como el relámpago que al fulgurar resplandece desde un extremo del cielo hasta el otro, así también será el Hijo del Hombre en su día (y ahora, la promesa es la Venida del Hijo del Hombre).

Pero primero es necesario que padezca mucho, y sea desechado por esta generación.

Como fue en los días de Noé, así también será en los días del Hijo del Hombre.

Comían, bebían, se casaban y se daban en casamiento, hasta el día en que entró Noé en el arca, y vino el diluvio y los destruyó a todos.

Asimismo como sucedió en los días de Lot; comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, edificaban;

mas el día en que Lot salió de Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre, y los destruyó a todos.

Así será el día en que el Hijo del Hombre se manifieste.”

Y ahora, la promesa es la Venida o manifestación del Hijo del Hombre en el tiempo final. Y El alerta a Su pueblo, a Su Iglesia, a los creyentes en El, Cristo los alerta para que estén apercibidos, porque aquellos que perecieron en el tiempo de Noé y en el tiempo de Lot, no conocieron; como fue en los días de Noé, que no conocieron y vino el diluvio y se los llevó a todos, a todos los ignorantes de las cosas de Dios en el Programa Divino, se los llevó. Y el Programa de Dios que se estaba llevando a cabo era con Noé, con él estaba el Programa de Dios, al cual le fue revelado lo que tenía que realizar en aquel tiempo: la construcción del arca, y mantenerse siempre con el sacrificio por el pecado; porque Noé fue hallado justo delante de Dios, no porque no tenía problemas en la vida, ni porque no cometía errores, sino porque él se mantenía cubierto con la sangre de los sacrificios que él realizaba juntamente con Su familia.

Y ahora, los escogidos de Dios, los miembros de la Iglesia de Jesucristo son hallados justos ante Jesucristo, ante Dios, no porque no cometen faltas o errores, sino porque se mantienen bajo la Sangre del Nuevo Pacto, la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador.

La Sangre de Jesucristo es la que nos limpia de todo pecado y somos justificados delante de Dios, eso significa: somos ante Su presencia personas como si nunca en la vida hubiésemos pecado, porque la Sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado.

Manténgase bajo la Sangre de Jesucristo, que es la Sangre del Nuevo Pacto al cual hemos entrado.

Y ahora, para el tiempo final el misterio grande es el misterio de la Venida del Hijo del Hombre, ése es el misterio que y por el cual todos tienen que estar vigilando, porque los seres humanos no saben cuándo será el tiempo. Pero si están vigilando, teniendo las Escrituras correspondientes al Día Postrero, las profecías correspondientes al Día Postrero, ¿qué entonces vamos a estar buscando? El cumplimiento de esas profecías.

Y ahora, en el capítulo 18, verso 8, dice [San Lucas —Editor] :

Os digo que pronto les hará justicia...”

Está hablando sobre el juez que hizo justicia con una mujer viuda; y si él hizo esto, cuánto más Dios hará justicia a Sus escogidos. Dice:

¿Y acaso Dios no hará justicia a Sus escogidos, que claman a El día y noche? ¿Se tardará en responderles? Os digo que pronto les hará justicia. Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la Tierra?”

¿Hallará personas que por su propia cuenta estén listos, esperando la Venida del Hijo del Hombre en la forma correcta? No. Por eso la fe que es revelación, la fe, la revelación del Hijo del Hombre es dada a los escogidos de Dios, conforme a Apocalipsis, capítulo 4, verso 1, donde Cristo dice: “Sube acá y Yo te mostraré las cosas que han de suceder pronto (o las cosas que han de suceder después de estas).” Las cosas que han de suceder después de las siete edades de la Iglesia, es la Venida del Hijo del Hombre y todo lo que gira alrededor de la Venida del Hijo del Hombre.

Y ahora, nadie, ni teólogos, ni ministros, ni sabios, ni entendidos conocerán este misterio; no tendrán la fe, la revelación de la Venida del Hijo del Hombre para el Día Postrero. Pero por cuanto Dios ama a Sus escogidos, los miembros de Su Iglesia escritos en el Cielo desde antes de la fundación del mundo en el Libro de la Vida del Cordero, Cristo dice: “Sube acá, y Yo te mostraré las cosas que han de suceder pronto.”

¿Y a dónde vamos a subir? Así como los hijos e hijas de Dios, los escogidos de Dios en cada edad han sido llamados para subir al Cuerpo Místico de Cristo, a la edad que les corresponde vivir... ➀ este diagrama lo usó el Rvdo. William Branham para mostrar la Iglesia de Jesucristo pasando por sus diferentes etapas, cuando predicó el Mensaje “La estatura de un Hombre Perfecto.”

Y de edad en edad Dios ha enviado un Mensajero, y ha estado en ese Mensajero velado y revelado, hablándole a Su pueblo por medio de ese mensajero, y llamando y juntando a Sus escogidos en cada edad. Por lo tanto el llamado ha sido a subir a cada edad, a la edad correspondiente al tiempo en que la persona ha estado viviendo.

Y ahora el llamado es a subir a la Edad de la Piedra Angular, porque ya las otras edades terminaron, es en la Edad de la Piedra Angular que Cristo estará dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto en este tiempo final.

Y ese Mensaje con el cual El nos revela todas estas cosas que deben suceder pronto, es llamado el Mensaje de la Gran Voz de Trompeta, la Gran Voz de Trompeta del Evangelio del Reino, que gira alrededor de la Segunda Venida de Cristo, como el León de la Tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo, es el Mensaje con el cual es revelado el misterio de la Venida del Hijo del Hombre en este tiempo final.

Y ahora, ¿cómo El va a revelar este gran misterio de la Venida del Hijo del Hombre en el tiempo final ,ya que no hallará fe en la Tierra, revelación en la Tierra para conocer este misterio? El entonces dará esa fe, y la fe para conocer ese misterio es la fe de Rapto, o la fe para ser transformados y raptados.

Así como hemos necesitado fe para ser salvos, para nuestros pecados ser perdonados y obtener el Espíritu Santo, recibir el Espíritu Santo y obtener el nuevo nacimiento. ¿Y cuál ha sido esa fe? La fe, la revelación de la Primera Venida de Cristo, como el Cordero de Dios muriendo en la Cruz del Calvario, y limpiándonos con Su Sangre Preciosa.

Sin tener esa revelación de la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario, ninguna persona puede ser salvo, porque luego de conocer ese misterio siendo predicado por medio del Evangelio de la Gracia, la persona lo tiene que creer; porque la fe viene por el oír la Palabra.

Por lo tanto, tiene que ser predicada la revelación de la Primera Venida de Cristo, dar a conocer a la humanidad el misterio de la Primera Venida de Cristo, como el Cordero de Dios, para que entonces las personas puedan creer de todo corazón y así puedan tener la fe, la revelación para ser transformados interiormente, al recibir a Cristo como nuestro Salvador, lavar nuestros pecados en Su Sangre, ser bautizados en Su Nombre y recibir Su Espíritu Santo, y así obtener el nuevo nacimiento, y obtener un cuerpo teofánico de la sexta dimensión, un cuerpo angelical.

Por eso se requiere el nuevo nacimiento, porque cuando nacimos por medio de nuestros padres terrenales fue en la permisiva voluntad de Dios, y obtuvimos un cuerpo mortal, corruptible y temporal en la permisiva voluntad de Dios, y un espíritu del mundo, el cual es un espíritu de la quinta dimensión.

Por eso cuando la persona que no ha recibido a Cristo como su Salvador muere, va a la quinta dimensión que es el infierno y permanece allí hasta que Dios lo resucite después del Milenio, para ser juzgado en el juicio final.

Pero todo ser humano de Cristo hacía acá ha tenido la oportunidad de obtener el nuevo nacimiento, recibiendo a Cristo como nuestro Salvador, lavando nuestros pecados en Su Sangre y recibiendo Su Espíritu Santo, y así obteniendo el nuevo nacimiento, y obteniendo el cuerpo teofánico de la sexta dimensión, que es un espíritu teofánico de la sexta dimensión.

Y si la persona creyente en Cristo muere, va a vivir al Paraíso, que es la sexta dimensión, va a vivir en ese cuerpo teofánico que es un cuerpo parecido a nuestro cuerpo pero de la sexta dimensión, es un cuerpo igual al cuerpo teofánico de nuestro amado Señor Jesucristo.

Estando Cristo en Su cuerpo teofánico es llamado el Angel del Pacto en el Antiguo Testamento. Por eso cuando fue prometido por Malaquías, capítulo 3, que vendría uno clamando en el desierto, vendría el Mensajero del Señor, delante del Señor preparándole el camino, encontramos que ese fue Juan el Bautista, y luego vendría a Su Templo el Señor, el Angel del Pacto.

¿Quién vendría? El Señor, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, Elohím, “...y el Angel del Pacto a quien vosotros deseáis.” Dice Malaquías capítulo 3.

¿El Angel del Pacto cómo vendría? Vendría en carne humana hecho hombre, hecho carne, pues El estaba hecho hombre pero en cuerpo teofánico, cuerpo angelical de la sexta dimensión. Pero ahora tiene que venir hecho hombre en carne humana en esta dimensión terrenal, para visitar a Su pueblo Israel, y llevar a cabo la Obra de Redención muriendo en la Cruz del Calvario.

Cristo conocía todo ese Programa, y por eso El caminaba siempre adelante aunque lo trataron tan mal Su mismo pueblo, el sumo sacerdote, el concilio del sanedrín, y Sus discípulos no lo comprendían; aún Sus discípulos no comprendían el Programa de Redención para el cual vino Jesucristo, ellos pensaron que con la Venida del Mesías se establecería el Reino de Dios allá en la Tierra, se sentaría en el Trono de David y comenzaría ese glorioso Reino Milenial prometido por Isaías en sus últimos capítulos; pero tenía El que llevar primeramente a cabo Su Programa de Redención como Cordero de Dios.

Y es en Su Segunda Venida que El lleva a cabo el Programa de Reclamo para el establecimiento del Reino de Dios en la Tierra, y para la resurrección de los muertos en Cristo y transformación de nosotros los que vivimos; y por eso es que El viene como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo.

Así como hemos necesitado la revelación de la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario para obtener el perdón de nuestros pecados, y para eso hemos tenido que creer esa revelación, esa manifestación de la Primera Venida de Cristo, y así creyendo esa revelación de la Primera Venida de Cristo, obtenemos el perdón de nuestros pecados, somos bautizados en Su Nombre y recibimos el Don del Espíritu Santo, y así obtenemos el nuevo nacimiento y obtenemos un cuerpo teofánico de la sexta dimensión, y entramos así al Nuevo Pacto bajo la Sangre de Jesucristo, que es la Sangre del Nuevo Pacto, y entramos así a una Raza Nueva, una Raza Nueva con Vida eterna de la cual Jesucristo es el primero, por eso El es la Cabeza, El es el Padre de esa Nueva Raza. Y ahora, hemos entrado a una Nueva Raza.

Por medio del nacimiento a través de nuestros padres entramos a la raza antigua, la raza caída encabezada por Adán. Pero ahora por medio del nuevo nacimiento hemos entrado a la Nueva Raza que está encabezada por Jesucristo nuestro Salvador, pues El es el Segundo Adán.

Y ahora, así como en el primer Adán todos mueren, en el Segundo Adán todos somos vivificados, traídos a Vida eterna, restaurados a la Vida eterna.

Y ahora, para el Día Postrero para recibir la transformación exterior, que es la transformación de nuestros cuerpos —para los que vivimos— y la resurrección de los muertos en Cristo en cuerpos eternos, tenemos que recibir la revelación de la Venida del Hijo del Hombre, tenemos que recibir la revelación de la Segunda Venida de Cristo como el León de la Tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo, porque la fe viene por el oír.

Para poder tener esa fe de Rapto para ser transformados y raptados en este tiempo final, si permanecemos vivos hasta que los muertos en Cristo resuciten; cuando ellos resuciten en cuerpos eternos y los veamos, entonces nosotros seremos transformados; pero si alguno se va antes no tiene ningún problema, regresará en un cuerpo glorificado y eterno y jovencito para toda la eternidad.

Ahora, podemos ver todas las promesas correspondientes a este tiempo final, que contienen grandes bendiciones para todos nosotros, y todas giran alrededor de la Venida del Hijo del Hombre, todas giran alrededor de la Venida del Señor para este tiempo final. Por eso Cristo dice en San Lucas, capítulo 21, versos 34 al 36:

Mirad también por vosotros mismos, que vuestros corazones no se carguen de glotonería y embriaguez y de los afanes de esta vida, y venga de repente sobre vosotros aquel día.

Porque como un lazo vendrá sobre todos los que habitan sobre la faz de toda la tierra.

Velad...”

Ahora, ¿por qué vamos a velar? Velad. ¿Por qué? Por la Venida del Hijo del Hombre, por la Venida del Señor. ¿Para qué?, vamos a ver:

Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del Hombre.”

Así como estuvieron en pie delante de cada Profeta que Dios envió, los que recibieron a ese Profeta y recibieron su Mensaje, y así como estuvieron en pie delante de Juan el Bautista aquellos que lo recibieron y fueron bautizados por Juan, y así como estuvieron en pie delante de Jesús aquellos que lo recibieron y lo siguieron, y así como estuvieron en pie en cada edad los que recibieron el Mensajero de cada edad, y recibieron su Mensaje y perseveraron en la edad que les tocó vivir; así en el Día Postrero que estemos en pie delante del Hijo del Hombre, en la Edad de la Piedra Angular recibiendo Su Palabra revelada para este tiempo final.

Cristo para este tiempo final, así como se veló y se reveló en y a través de cada Angel Mensajero, y le habló a Su pueblo y llamó a Sus escogidos en cada edad por medio del Mensajero de cada edad, estará en este tiempo final velado y revelado en Su Angel Mensajero, y estará por medio de Su Angel Mensajero, dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, las cuales El prometió darnos a conocer. El dijo: “Sube acá y Yo te mostraré las cosas que han de suceder después de estas.” (Apocalipsis, capítulo 4, verso 1).

Y ahora, ¿cómo va a darnos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, si El murió, resucitó y ascendió al Cielo y se sentó a la diestra de Dios? ¿Cómo lo va a hacer? En la misma forma que El lo ha hecho de edad en edad. El dijo en San Juan, capítulo 10, verso 14 al 16:

Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen,

así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; pongo mi vida por las ovejas.

También tengo otras ovejas que no son de este redil (o sea, que no son del pueblo hebreo); aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor.”

¿Y cómo van a escuchar la Voz del Buen Pastor, la Voz de Cristo, si El ascendió al Cielo y se sentó a la Diestra de Dios, y ha estado allí haciendo Intercesión por cada persona que tiene Su nombre escrito en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero? Es que Cristo en Espíritu Santo ha estado en medio de Su Iglesia en cada Angel Mensajero, hablando y llamando y juntando a Sus escogidos en cada edad.

Veamos lo que dijo el Rvdo. William Branham acerca de los Mensajeros de Jesucristo, en el libro de “Las Edades,” página 265, donde dice de la siguiente manera:

Como ya hemos mencionado, Jesús se identifica con el mensajero de cada edad. Ellos reciben de El la revelación de la Palabra para cada edad. Esta revelación de la Palabra saca del mundo a los escogidos de Dios y los coloca en unión completa con Cristo. Estos mensajeros son llamados estrellas porque brillan con una Luz prestada o reflejada, la Luz del Hijo, Jesús. También son llamados estrellas porque son portadores de luz en la noche. Así que en la oscuridad del pecado, ellos traen la Luz de Dios a Su pueblo.”

Y ahora, podemos ver cómo es que Dios llama y junta a Sus escogidos en cada edad, y los coloca en unión completa con Cristo, en Su Cuerpo Místico de creyentes: identificándose con cada Angel Mensajero, velándose en cada Angel Mensajero, y revelándose a través de cada Angel Mensajero, al cual le revela Su Mensaje correspondiente a cada tiempo; así ha sido de edad en edad, y así es para la Edad de la Piedra Angular.

Y ahora, ¿cómo nos va a dar a conocer todas estas cosas que han de suceder pronto, las cuales El promete en Apocalipsis, capítulo 4, verso 1? La contestación está en Apocalipsis 22, verso 6, donde dice:

Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel (¿a quién ha enviado? A Su Angel. ¿Para qué lo ha enviado? Dice), para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto.”

Para mostrar a Sus siervos las cosas que deben suceder pronto. Ninguna persona podrá comprender claramente las cosas que deben suceder pronto, excepto por medio de la revelación que traerá el Angel del Señor Jesucristo, porque esa es la revelación de Jesucristo para Su Iglesia, para este tiempo final.

El mismo Angel Mensajero que Dios envió a Juan el Apóstol para que le diera la revelación Apocalíptica en forma simbólica, es el mismo Angel enviado por Jesucristo a Su Iglesia en el Día Postrero en carne humana, para que le dé a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, las cuales están en estos símbolos Apocalípticos, del libro de Revelación o Apocalipsis, escrito por Juan el Apóstol, pero revelado a Juan por el Angel del Señor Jesucristo.

Y ahora, hemos visto que para conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, Cristo envía Su Angel; por lo tanto ninguna persona podrá obtener el conocimiento de todas estas cosas que deben suceder pronto, fuera de este orden divino.

O sea, que toda persona que trate de obtener el conocimiento de todas estas cosas que deben suceder pronto, nunca llegará a conocerlas y conocer el cumplimiento de ellas si no está conectado directamente con el Mensaje del Angel del Señor Jesucristo, que es el Mensaje que revela todas estas cosas que deben suceder pronto, porque es en ese Angel Mensajero que estará Jesucristo velado y revelado, hablándole a Su Iglesia todas estas cosas que deben suceder pronto; es la Voz de Jesucristo para el Día Postrero, dando a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto.

Es la Voz de Dios, la Voz de Jesucristo a través de Su Angel mensajero, como fue la Voz de Dios, la Voz de Jesucristo, a través de cada Angel Mensajero de cada edad pasada.

Y ahora, en Apocalipsis, capítulo 22, verso 16, confirma Cristo de nuevo a quién El ha enviado. Todos los ministros dicen que son enviados de Dios, pero cuando se trata de un Profeta Mensajero para el pueblo de Dios, Dios no tiene dos Profetas mayores al mismo tiempo, para una misma edad o para una misma dispensación.

Y ahora, tenemos que encontrar entonces quién es el verdadero enviado de Dios, de Jesucristo, para dar a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto. Si por medio del conocimiento intelectual se puede obtener el conocimiento de todas estas cosas que deben suceder pronto, entonces Dios no tendría que enviar Su Mensajero; pero por medio de la teología, del cristianismo o del judaísmo, no han podido conocer estas cosas que deben suceder pronto; tienen las profecías, ¿pero qué del cumplimiento de ellas?

Ahora, para conocer el cumplimiento de estas profecías, necesitamos entonces que Dios envié un Profeta para que nos dé a conocer, no por medio de teología humana o sabiduría humana, sino por medio de revelación divina estas cosas que deben suceder pronto, para que así las conozcamos verdaderamente, para que así tengamos el verdadero entendimiento, el verdadero conocimiento y la verdadera revelación de todas estas cosas que deben suceder pronto en este tiempo final, y entremos al Cuerpo Místico de Cristo en la edad correspondiente a este tiempo final. Por ejemplo, tenemos diferentes edades del pasado, las cuales podemos identificar por el nombre de sus Mensajeros.

Por ejemplo, Lutero fue el mensajero de la quinta edad de la Iglesia la cual se cumplió en Alemania, por lo tanto su edad puede ser llamada “La Edad Luterana.” Pero ya esa edad pasó. Cualquier persona puede decir: “Yo estoy dentro del grupo luterano.” Estás en la Edad Luterana que ya está en el pasado.

Y ahora, así también se puede decir de Wesley, que fue el Mensajero de la sexta edad, y su edad puede ser llamada “La Edad Wesleyana.” Hay muchos Wesleyanos en este tiempo, pero ya esa edad pasó.

Y ahora, también la séptima edad de la Iglesia ha pasado, y ahora nos encontramos en la Edad de la Piedra Angular.

¿Y a dónde es que Cristo llama en este tiempo final a Sus hijos? A la Edad de la Piedra Angular, a subir a la Edad de la Piedra Angular. Y es muy importante no llegar tarde a la Edad de la Piedra Angular porque pronto esa edad cerrará la Puerta; pronto se cerrará la Puerta, y pronto la Dispensación de la Gracia se cerrará, y entonces el que no llegó a tiempo se le hizo tarde para llegar y entrar a la Edad de la Piedra Angular.

En San Lucas, capítulo 13, dice (verso 22 en adelante):

Pasaba Jesús por ciudades y aldeas, enseñando, y encaminándose a Jerusalén.

Y alguien le dijo: Señor, ¿son pocos los que se salvan? Y él les dijo:

Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán.

Después que el padre de familia se haya levantado y cerrado la puerta, y estando fuera empecéis a llamar a la puerta, diciendo: Señor, Señor, ábrenos, él respondiendo os dirá: No sé de dónde sois.”

La Puerta que es Cristo, la Puerta de Misericordia, pronto se va a cerrar y nadie más podrá entrar al Cuerpo Místico de Cristo para formar parte de la Iglesia del Señor Jesucristo, ya se habrá completado el número de los escogidos de Dios con las vírgenes prudentes.

Y esto es lo mismo que mostró Cristo en la parábola de las diez vírgenes, en donde cinco eran prudentes y cinco eran insensatas; las prudentes tomaron consigo aceite en sus lámparas, lo cual representa el Espíritu Santo, recibieron el Espíritu Santo luego de haber creído; pero las insensatas no tomaron consigo aceite, sino que se conformaron con ser cristianos profesantes sin nacer de nuevo.

Y ahora, tenemos que para el tiempo final se escucha una Voz, un clamor a medianoche: “He aquí el Esposo viene, salid a recibirle.”

Encontramos al Rvdo. William Branham como precursor de la Segunda Venida de Cristo, anunciándole al cristianismo que estén preparados, porque la Venida del Señor está a la mano: “He aquí el Esposo, Jesucristo, viene.” Y estuvo preparando un pueblo, para que estuviera listo para la Segunda Venida de Cristo, para la Venida del Hijo del Hombre con Sus Angeles.

Y ahora, las que están preparadas, que son las vírgenes prudentes, entran con Cristo, y la Puerta es cerrada, entran con Cristo a las Bodas, porque es para la unión de Cristo con Su Iglesia, para venir a ser iguales a Cristo, para venir a ser una misma carne, para venir todos a ser físicamente también una misma carne, para venir a ser físicamente personas con cuerpos glorificados.

Ya en el interior y espíritu somos un mismo espíritu, porque hemos recibido Su Espíritu, y hemos recibido así un cuerpo angelical, teofánico de la sexta dimensión. Pero ahora nos falta ser físicamente uno, ser una misma carne, una misma carne glorificada, como el cuerpo de nuestro amado Señor Jesucristo, para eso es Su Segunda Venida: para la unión de Cristo con Su Iglesia, en donde Cristo y Su Iglesia vendrán a ser una misma carne, y todos seremos a imagen y semejanza de nuestro amado Señor Jesucristo.

Y ahora, podemos ver el porqué los escogidos de Dios tienen que llegar a tiempo. Siempre que las personas llegan tarde a una cita que tenían, encontrarán que perdieron su hora o su tiempo de consulta, perdieron su cita, y por consiguiente otra persona ocupó ese tiempo.

Y ahora, cuando una persona tiene un vuelo aéreo o un viaje en autobús, y tiene su boleto, y dice en su boleto que la salida es a las 6:00 de la mañana —digamos—, si se levanta a las 6:00 de la mañana para ir al terminal de autobuses o al aeropuerto para tomar su vuelo, podrá decir: “¡No, si son las 6:00 de la mañana!” Sí, las 6:00 de la mañana, pero a las 6:00 de la mañana es que sale el vuelo. Por lo tanto tiene que estar desde antes en el aeropuerto. Si es un dormilón perderá su vuelo aéreo o su viaje en autobús.

Las personas tienen que saber, conocer el tiempo, no pueden ser ignorantes porque siempre estarán perdiendo.

Y ahora, el que sale tarde no va a llegar temprano. Por eso Cristo dijo: “Velad, y orad que seáis tenidos por dignos de evitar estas cosas que vendrán sobre la Tierra, y estar en pie delante del Hijo del Hombre.”

Y ahora, tenemos que estar a tiempo para todas las cosas en la vida, y sobre todo para las cosas de Dios correspondientes a este tiempo final.

El que va para la Iglesia, va para adorar a Dios primeramente y luego escuchar Su Palabra, y después vuelve a adorar a Dios en los cánticos finales.

Hay algunos que dicen: “No, yo a lo que voy es a escuchar lo que van a predicar.” ¿Saben ustedes una cosa? Que antes de escuchar la predicación, toda persona está llamada a adorar a Dios.

Una persona que va a la actividad para solamente escuchar la predicación, y entonces no sale temprano de su casa y no llega temprano a la actividad, es un irreverente, porque no va delante de Dios primero para adorarlo, pedirle perdón por sus faltas y pecados, glorificar a Dios, adorar a Dios para luego escuchar Su Voz.

Y no creo que una persona en esa forma, esté lista para ser transformado y raptado.

No vamos a ir con Cristo al Cielo para adorar a Dios; si no aprendió adorar a Dios aquí en la Tierra, allá no hay lugar para esa persona. No puede decir: “No tengo tiempo o tengo que estar haciendo otras cosas.” Aun los que trabajan en las cámaras también tienen su oportunidad de mientras se está cantando, estar cantando también y adorando a Dios, porque entonces de nada les serviría estar trabajando con las cámaras, si no adoran a Dios también cuando es el momento de adorar a Dios.

Cuando es el momento para cantar a Dios, no importa a dónde usted esté, ahí puede cantar a Dios y adorar a Dios, aunque esté bregando con las cámaras aquí o en otro lugar; en donde esté, es momento para estar cantando y adorando a Dios, no para estar hablando de otras cosas, porque entonces sería irreverencia y estaría interrumpiendo la adoración a Dios.

Por eso es necesario los que trabajan con equipos, llegar a tiempo para hacer y tener todo listo, y tener también el privilegio y oportunidad de adorar a Dios juntamente con la congregación, aunque esté en el lugarcito donde está con los equipos.

Es necesario siempre estar a tiempo, llegar a tiempo, porque el que no llega a tiempo le pasa lo que le pasó a las vírgenes insensatas, y le pasa lo que le pasó a los que luego vinieron tocando la puerta: “¡Señor, Señor, ábrenos!” Y el Señor dijo: “No sé de dónde sois.”

Eso pasará con los que no habrán llegado a tiempo a la edad correspondiente a la Gran Voz de Trompeta o Trompeta Final, la cual nos da a conocer todas estas cosas, y nos prepara para ser transformados y raptados, e ir con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.

Cuando ocurra la resurrección de los muertos y la transformación nuestra, otras personas dirán: “¡Yo quiero eso, yo quiero esa bendición!” Ya la Puerta está cerrada; entonces será el lloro y el crujir de dientes, porque irán a la gran tribulación todos los que no llegaron a tiempo.

Ahora, podemos ver que SE REQUIERE LLEGAR A TIEMPO.

Y ahora, podemos ver la bendición tan grande que tenemos desde hace años, al estar en la Edad de la Piedra Angular. Podemos decir: “Hemos llegado a tiempo a la Edad de la Piedra Angular, y hemos estado disfrutando las bendiciones que El nos ha estado dando en la Edad de la Piedra Angular, y nos ha estado dando a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto.”

Hay algunas veces que hay personas que llegan a lo último y después quieren todos los privilegios como si hubieran llegado a tiempo. Así sucede en los aeropuertos y también en los terminales de buses, y también ocurre en el campo espiritual, pero no tienen los mismos privilegios. Por ejemplo, una persona que llega a lo último no podrá obtener todo el conocimiento que tiene uno que llegó desde hace mucho tiempo, y ha estado escuchando la Palabra siendo revelada en este tiempo final.

Pero hay personas que dicen: “¡Yo lo quiero conocer todo ya!” Miren, hay tantos Mensajes, que una persona en un año no lograría escuchar todos los Mensajes. Pero los que hemos llegado a tiempo, con años de anticipación, hemos estado escuchando cientos de Mensajes.

Bueno, esa es una bendición grande para los que llegaron a tiempo.

Ahora, podemos ver que los que no llegan a tiempo para ser preparados y ser transformados, luego después tendrán tres años y medio para que estudien y sigan recibiendo la revelación, porque no llegaron a tiempo para ser preparados; por lo tanto el tiempo que les quedará, será el tiempo de la gran tribulación, donde darán sus vidas porque la bestia los matará.

Pero la bendición de ser transformados y raptados es ¿para quiénes? Para los que lleguen a tiempo.

Por eso es tan importante llegar a tiempo, y todavía hay tiempo, todavía están llegando a tiempo, porque mientras la Puerta esté abierta, la Puerta de la Misericordia, hay tiempo. Mientras Cristo no se haya levantado del Trono del Padre hay tiempo, porque mientras Cristo no se haya levantado del Trono del Padre es porque todavía faltan de entrar a Su Cuerpo Místico los escogidos, y de estar listos para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.

Y ahora, podemos decir que desde el 1963, y más marcadamente desde el 1974, miles de hijos e hijas de Dios, de escogidos de Dios han estado llegando a tiempo a la Edad de la Piedra Angular.

Y ahora, ¿dónde están los que han estado llegando a tiempo en este tiempo final, a la Edad de la Piedra Angular, para escuchar la Voz de Cristo? [La congregación responde “¡Amén!” —Editor] Pues aquí estamos en este tiempo final. Hemos estado llegando a tiempo.

Los que escucharon el Mensaje del Rvdo. William Branham, pensaron que con el Mensaje del Rvdo. William Branham había terminado todo. Pero no, lo que había terminado era el ministerio —en carne humana— del precursor de la Segunda Venida de Cristo. Pero Cristo tenía en Su Programa una edad, la Edad de la Piedra Angular, para llamar y juntar a los escogidos del Día Postrero, los cuales estarían llegando a tiempo a la Edad de la Piedra Angular, al Cuerpo Místico del Señor Jesucristo.

Llegando a tiempo, antes que se cierre la Puerta de la Misericordia, como se cerró la puerta de Noé; los que entraron mientras hubo tiempo, se salvaron, los que luego que el tiempo se acabó y la puerta fue cerrada, trataron de entrar y no pudieron, ¿por qué? Porque llegaron tarde.

Y ahora, encontramos que en el Nuevo Testamento Cristo está construyendo Su Iglesia, la cual es Su Templo Espiritual, y está siendo construida como Dios le ordenó a Noé construir el arca. Por lo tanto Cristo siendo el Arca, Su Iglesia también es el Arca, porque Su Iglesia es Cristo en la forma de Iglesia, es el Grano de trigo (el Hijo del Hombre) que fue sembrado en tierra, el cual nació en la forma de una Planta de trigo, la cual es Su Iglesia.

Y ahora, hasta que se construya totalmente la Iglesia del Señor Jesucristo que viene por creación divina con piedras vivas, escogidos de Dios nacidos en el Reino de Dios, Cristo puede levantarse del Trono del Padre hasta que entre hasta el último de los escogidos en el Cuerpo Místico de Cristo.

Y ahora, podemos ver que los escogidos, hasta el último entrará a tiempo, o sea, estando abierta la Puerta de la Misericordia. Pero cuando entre el último se cerrará la Puerta, porque Cristo se levantará del Trono del Padre, y entonces no habrá en el Cielo, en el Trono del Padre Sangre para Intercesión, no estará Cristo como Intercesor, intercediendo con Su Sangre.

Por consiguiente, el que venga después que la Puerta esté cerrada, no podrá lavar sus pecados en la Sangre de Cristo, Cristo no podrá hacer Intercesión por la persona, porque ya no estará como Intercesor en el Cielo en el Trono del Padre, ya se habrá levantado, tomado el Título de Propiedad, el Libro de los Siete Sellos, lo habrá abierto y habrá reclamado todo lo que El ha redimido con Su Sangre Preciosa.

Por eso es tan importante llegar a tiempo.

Y hemos estado viendo que desde el 1974 —digamos 1974— han estado llegando a tiempo al Cuerpo Místico de Cristo, a la Edad de la Piedra Angular miles de almas de Dios, y todavía siguen llegando al Cuerpo Místico de Cristo, a la Edad de la Piedra Angular; están llegando a tiempo, aunque el tiempo que queda es muy corto, diríamos: están llegando en los últimos momentos, antes de la Puerta ser cerrada.

Hemos visto el valor de llegar a tiempo.

Y ahora, hemos visto que hay hijos e hijas de Dios en esta Tierra en el Cuerpo Místico de Cristo, que han llegado a tiempo a la edad correspondiente a este tiempo final.

¿Y dónde están esos que han llegado a tiempo? Aquí estamos en esta noche, dándole gracias a Cristo por El llamarnos y nosotros responder a Su llamado, y llegar a tiempo a Su Cuerpo Místico de creyentes, a la Edad de la Piedra Angular.

Hemos llegado a tiempo a la Edad de la Piedra Angular; por lo tanto, disfrutemos nuestra estadía en la Edad de la Piedra Angular, escuchando la Voz de Cristo, dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto en este tiempo final.

Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta noche, dándoles testimonio de quiénes han estado llegando a tiempo, y por consiguiente son identificados todos los que han estado llegando a tiempo como las vírgenes prudentes, que fueron las que llegaron a tiempo y entraron con Cristo a las bodas, y luego se cerró la Puerta.

Que las bendiciones de Jesucristo, el Angel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también, y pronto llegue a tiempo y entre a tiempo el último de los escogidos de Dios, y Cristo entonces se levante del Trono del Padre, tome el Título de Propiedad y haga Su Obra de Reclamo, y resucite a los muertos en Cristo y nos transforme a nosotros los que vivimos, y se manifieste en toda Su plenitud en medio de Su Iglesia y en Su Iglesia, y estremezca el mundo entero; y luego nos lleve con El a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.

Muchas gracias por vuestra amable atención amados amigos y hermanos presentes, y continúen pasando una noche llena de las bendiciones de Jesucristo nuestro Salvador, será hasta mañana Dios mediante, en que estaré nuevamente con ustedes en las actividades de la mañana y de la tarde, en donde esperamos que Cristo nos hable directamente a nuestra alma, y nos enseñe todas las cosas que nosotros debemos conocer en este tiempo final.

Nuestro Hno. Miguel tiene los temas ahí, ¿verdad Miguel? Vamos a ver, aquí los tenemos. Mañana domingo será (en la mañana) “EL PRINCIPIO DE TODAS LAS COSAS.” Miguel ese es un tema que nos lleva a antes de la Creación. Y luego en la tarde será “ENCENDIENDO LA LUZ DEL DIA POSTRERO.”

Son dos temas muy importantes, en donde yo espero que Dios nos abra las Escrituras alrededor de esos dos temas, y nos enseñe muchas cosas que están selladas en la Escritura.

Así que, oren mucho por las actividades de mañana, Dios mediante, para que Dios nos hable directamente a nuestra alma y nos muestre de todas esas cosas que sucedieron en el pasado, antes de la creación del universo y de la Creación por completo, y nos muestre cómo era antes de la Creación, y cómo era Dios y cómo era Jesucristo, porque son misterios del Reino de Dios; y nos lleve por las Escrituras, porque esos dos temas nos llevarían por todas las Escrituras desde antes de la fundación del mundo hasta este tiempo final, y luego al Milenio y luego a la eternidad.

O sea, que con esos dos temas podemos viajar desde antes de la fundación del mundo, hasta después del Milenio y la entrada a la eternidad, y millones de años dentro de la eternidad podemos ver dentro de esos dos temas.

Así que, también nos podremos ver dentro de esos dos temas: antes del comienzo y en el comienzo de la Creación, luego a través de las etapas o edades y dispensaciones, y llegar hasta nuestro tiempo, y después pasar al Milenio y a la eternidad, en esos dos temas podríamos vernos claramente a través de las Escrituras.

Así que, oren mucho por mí, para que Dios me dé todo lo que debo hablar mañana a ustedes, para que así nos abra las Escrituras y así nos enseñe Su Palabra, y por consiguiente nos confirme en Su Programa.

Bueno, que Dios les bendiga, que Dios les guarde. Y mientras escuchamos y cantamos también todos, el cántico que nos habla del Hombre que nos transformó, pasará nuestro amigo y hermano, el Rvdo. Miguel Bermúdez Marín, para finalizar nuestra parte en esta noche.

LLEGANDO A TIEMPO.”

➀ El Hno. William enseña el diagrama de “La estatura de un hombre perfecto.” —Editor.