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Establecidos en la Fe 2000-11-03 1 Santa Cruz de la Sierra Santa Cruz BO 01:17:43 true

Muy buenas noches, amados hermanos y amigos presentes; es para mí una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final.

También mis condolencias para esta congregación, por la partida de nuestro hermano, el pastor Juan, que partió para estar en el Paraíso con el Señor, el cual pronto regresará en un cuerpo glorificado para estar de nuevo con ustedes, y compartir con ustedes en el cuerpo glorificado, y también ustedes tener un cuerpo glorificado como Cristo lo ha prometido.

Será una señal para ustedes de que la resurrección se habrá llevado a cabo, cuando él regrese en el cuerpo nuevo y eterno, lo cual es de consuelo para todos nosotros, porque Pablo dijo: “Consolaos en estas palabras.” Cuando nos habló de los familiares nuestros que han partido, los cuales regresarán en la resurrección en cuerpos eternos. Sea esto de consuelo para su esposa, sus hijos, y la congregación completa.

En esta ocasión leemos en el libro de los Hechos, capítulo 15, versos 36 en adelante, 36 al 41, donde dice (hablando acerca de San Pablo):

Después de algunos días, Pablo dijo a Bernabé: Volvamos a visitar a los hermanos en todas las ciudades en que hemos anunciado la palabra del Señor, para ver cómo están.

Y Bernabé quería que llevasen consigo a Juan, el que tenía por sobrenombre Marcos;

pero a Pablo no le parecía bien llevar consigo al que se había apartado de ellos desde Panfilia, y no había ido con ellos a la obra.

Y hubo tal desacuerdo entre ellos, que se separaron el uno del otro; Bernabé, tomando a Marcos, navegó a Chipre,

y Pablo, escogiendo a Silas, salió encomendado por los hermanos a la gracia del Señor, y pasó por Siria y Cilicia, confirmando a las iglesias.”

Que Dios bendiga nuestra almas con Su Palabra y nos permita entenderla.

Nuestro tema es: “ESTABLECIDOS EN LA FE.”

Cuando una persona ha recibido a Cristo como Su Salvador, ha sido bautizado en Su Nombre y ha recibido el Espíritu Santo, ha nacido del Reino de Dios, ha entrado al Reino de Dios, ha nacido en el Cuerpo Místico de Cristo que es Su Iglesia.

Así como cuando nuestros padres terrenales nos engendraron, luego nacimos en un hogar en esa familia, y luego fuimos creciendo, y para crecer tuvimos que estar comiendo primero leche de nuestra madre, y también la que nos daban en la botella, y luego nos dieron más adelante alimento más duro, hasta que continuamos creciendo y llegamos a la edad y estatura que tenemos.

Y en la Casa de Dios, que es Su Iglesia, nacen los hijos e hijas de Dios. Cristo por medio de Su manifestación en Espíritu Santo en Su Iglesia, de etapa en etapa, al enviar Su Mensajero de cada edad y traer la Palabra simiente para esa edad, con la cual vienen a existencia los hijos e hijas de Dios en el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo.

Y Cristo engendra hijos e hijas de Dios por medio de Su Iglesia, a través de la manifestación que tiene en esos Angeles Mensajeros de cada edad o etapa de la Iglesia del Señor Jesucristo, y nacen en la Iglesia del Señor Jesucristo los hijos e hijas de Dios.

Por eso cuando una pareja de novios se casa, el novio representa o tipifica a Cristo, y la novia tipifica a la Iglesia del Señor Jesucristo; y se casan para formar un hogar y tener hijos, y así tener en su casa, su hogar, su familia, hijos e hijas que Dios le dará. Y siempre pedimos que Dios nos dé hijos e hijas de Dios, que nos dé almas de Dios, nos envíe almas de Dios a nacer en nuestros hogares, en esos cuerpecitos que engendramos a través de la unión del esposo con la esposa.

Y ahora, siendo que el esposo y la esposa son el tipo y figura de Cristo y Su Iglesia, podemos comprender mucho mejor entonces lo que es Cristo y Su Iglesia, y los hijos de Dios que vienen por medio de Cristo, naciendo en la Iglesia del Señor Jesucristo.

Y ahora, todos esos hijos tienen que ser establecidos en la fe, se requiere que estemos bien establecidos en la fe, para que permanezcamos con Vida eterna en el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo, y permanezcamos sirviendo a Dios en el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo. Porque para servir a Dios en la perfecta voluntad de Dios, se requiere estar en el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo, lo cual obtenemos cuando creemos en Cristo como nuestro Salvador, lavamos nuestros pecados en Su Sangre, y somos bautizados en Su Nombre y recibimos Su Espíritu Santo, ahí obtuvimos el nuevo nacimiento, pero tenemos que crecer, y para crecer hay que comer.

Así como en lo natural, si el padre de familia no le trae alimento para que la esposa prepare, cocine y le sirva a los hijos, ¿qué sucede con esos hijos? Se mueren, se mueren de hambre, y por causa de la falta de alimento mueren físicamente, se van debilitando hasta que mueren. Y así es en lo espiritual, se mueren los que han recibido a Cristo como Su Salvador si no reciben Alimento Espiritual. “Y no solamente de pan vivirá el hombre, sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios.”

Por lo tanto, tenemos que recibir la Palabra que sale de la boca de Dios para la edad que nos toca vivir. Así ha sido de edad en edad: la Palabra de Dios correspondiente a cada edad como el Alimento espiritual para los hijos de Dios en cada edad, fue el Mensaje de Jesucristo por medio del Mensajero que El envió en cada edad.

Esos Angeles Mensajeros de cada edad han sido los Siervos fieles y prudentes, los cuales Cristo ha colocado sobre Su Casa como el Mensajero de cada edad, para que les dé el Alimento a tiempo a los hijos e hijas de Dios, ¿dónde? En la Casa de Dios.

Ese Mensaje es para los hijos e hijas de Dios en la Casa de Dios, y así son confirmados en la fe, bien establecidos en la fe, para permanecer sirviendo a Cristo en Su Iglesia, en la edad que les toca vivir, y trabajar en la Obra de Cristo. Como Cristo dijo en una ocasión a María: “¿No sabes que en los negocios de mi Padre me combiene estar?”

¿Y cómo estaba en los negocios del Padre? Trabajando, trabajando desde niño. Y los negocios del Padre eran cumplir Su Palabra prometida para ese tiempo, estar trabando en todas las cosas correspondientes al Programa de Dios para ese tiempo.

Y los hijos e hijas de Dios trabajando en la Obra de Cristo correspondiente al tiempo en que viven, están trabajando en los negocios de su Padre Celestial, y por consiguiente están haciendo tesoros ¿dónde? En el Cielo.

Ahora, podemos ver este misterio de Cristo y Su Iglesia, y de cómo se nace en la Iglesia del Señor Jesucristo: se nace por medio del Espíritu Santo que produce el nuevo nacimiento, y obtenemos así un cuerpo teofánico de la sexta dimensión.

Y ahora, encontramos que para cada edad Cristo ha tenido un Mensajero, a través del cual ha estado velado y revelado para llevar a cabo la Obra de cada edad, y reproducirse en Su Iglesia, y así producir en y conforme a la ley de reproducción, hijos e hijas de Dios en Su Iglesia en cada edad. Esos Mensajeros son muy importantes en el Programa de Cristo.

Dice el Rvdo. William Branham hablando de estos Angeles Mensajeros, de la siguiente manera, en el libro de “Las Edades,” página 265, dice, el penúltimo párrafo, dice:

Como ya hemos mencionado, Jesús se identifica con el mensajero de cada edad...”

¿Con quién es la identificación de Cristo en cada edad? Con el Mensajero de cada edad, ahí está Cristo identificado en cada edad, y se está identificando con Sus hijos y con Su Iglesia como Cuerpo Místico de creyentes.

A ese Mensajero viene el Mensaje de Cristo y él lo predica, y con ese Mensaje, Cristo a través de ese Mensajero llama y junta los escogidos de esa edad, los llama y los junta ¿dónde? En Su Cuerpo Místico de creyentes, que es Su Iglesia. Y esos Mensajeros son colocados en cada edad, como el líder de cada edad, a través del cual el Espíritu Santo está manifestado, para establecer en la fe a todos los hijos e hijas de Dios. Sigue diciendo:

Ellos reciben de El (o sea, de Cristo) la revelación de la Palabra para cada edad (o sea, que ninguna otra persona en cada edad puede decir que ha recibido la revelación de Dios para esa edad, sino el Mensajero de cada edad). Esta revelación de la Palabra saca del mundo a los escogidos de Dios y los coloca en unión completa con Cristo Jesús.”

Vean cómo es que son colocados en unión con Cristo, en el Cuerpo Místico de Cristo, los escogidos de Dios escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, es por medio de Jesucristo enviar Su Mensajero en cada edad, en el cual Cristo viene manifestado. Y la revelación de Jesucristo para esa edad viene a ese Mensajero, él la habla, la predica, y con ese Mensaje son llamados y juntados los escogidos de esa edad, y son sellados en el Reino de Dios, en la Iglesia de Jesucristo, con el Espíritu Santo, y así nacen en la Iglesia de Jesucristo y son confirmados en la fe. Sigue diciendo:

Estos mensajeros son llamados estrellas porque brillan con una Luz prestada o reflejada, la Luz del Hijo (o sea, del Hijo de Dios), Jesús. También son llamados estrellas porque son portadores de luz en la noche. Así que en la oscuridad del pecado, ellos traen la Luz de Dios a Su pueblo.”

Vean cómo viene la Luz de Dios, la Luz de Cristo: reflejada en el Mensajero de cada edad, el cual es tipificado en una estrella. Son siete estrellas en la diestra del Hijo del Hombre, porque son siete Angeles Mensajeros en la diestra del Hijo del Hombre, en el poder del Hijo del Hombre manifestados en cada edad de la Iglesia, para llevar a cabo Cristo esa Obra de llamar y juntar Sus escogidos de cada edad, y colocarlos en unión con Jesucristo nuestro Salvador, en el Cuerpo Místico de Cristo.

Ese misterio ha estado manifestándose de etapa en etapa, y han estado siendo establecidos en la fe todas esas almas de Dios que han venido de la séptima dimensión a esta Tierra, en cuerpos mortales, corruptibles y temporales, para confirmar su lugar en la Vida eterna.

Y por cuanto Cristo es el Camino, la Verdad y la Vida, se confirma el lugar en la Vida eterna, ¿cómo? Recibiendo a Cristo como nuestro Salvador, lavando nuestros pecados en Su Sangre, siendo bautizado en Su Nombre y recibiendo el Espíritu Santo, y así naciendo de nuevo y obteniendo un cuerpo teofánico de la sexta dimensión; y así naciendo en el Cuerpo Místico de Cristo y siendo establecidos en la fe.

Todo esto que en el Nuevo Testamento ha estado sucediendo, también en el Antiguo Testamento estuvo sucediendo.

Ahora, el Antiguo Testamento es la sombra, o sea, el tipo y figura de lo que estaría manifestado en el Nuevo Testamento. Por lo tanto, desde el Génesis hasta el Apocalipsis, todos los que han servido a Dios, han estado establecidos en la fe, y han creído en Cristo nuestro Salvador.

¿Y cómo puede ser posible que los del Antiguo Testamento (antes de Jesucristo venir a la Tierra allá y nacer en Belén de Judea) creyeran en Jesucristo? Miren, cuando yo coloco mi mano así y usted ve esa sombra allá, y usted cree en esa sombra, y dice: “Esa es una mano, yo creo que es una mano.” Usted está creyendo en esta mano pero en sombra, en la sombra de esta mano.

Y las cosas del Antiguo Testamento, como el cordero de la pascua que sacrificó el pueblo hebreo el día antes de su salida de Egipto, y también el macho cabrío que sacrificaban el día diez del mes séptimo de cada año, que era el macho cabrio de la expiación, son Cristo en sombra; en tipo y figura, representaban a Cristo. Y los que creían en el cordero pascual y también en el macho cabrío y sacrificaban esos animalitos, estaban creyendo en Cristo en tipo y figura, en la sombra.

Por lo tanto, el judaísmo y la fe de los judíos, y de Jacob, Isaac, Abraham, y también de Noé, y también de Enoc, y también de Adán, todo eso era la fe cristiana en tipos y figuras. Por lo tanto, la fe en Cristo viene desde el Génesis, lo que pasa es que en el Antiguo Testamento está en tipos y figuras.

El animalito que fue sacrificado, del cual Dios tomó sus pieles para darle vestiduras a Adán y a Eva, representa a Cristo, por lo tanto ellos fueron vestidos de Cristo, para cubrir su desnudes delante de Dios.

Y ahora: “Si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron, he aquí todas son hechas nuevas.” [2 Corintios 5:17 —Editor] También San Pablo nos enseña a que nos vistamos de Cristo. ¿Ve? [Romanos 13:14 —Editor].

Y ahora, podemos ver que el cristianismo en el Antiguo Testamento era nada menos que lo que tenían de Adán hasta Jesús o hasta Juan el Bautista, los creyentes en las ordenanzas divinas, desde el tiempo de Adán hasta el tiempo de Juan el Bautista.

Vean, el corderito que sacrificó Abel tipificaba a Cristo, por lo tanto Abel creía en Cristo representado en aquel cordero que él sacrifico por el pecado.

Por eso cuando Cristo murió en la Cruz del Calvario y derramó Su Sangre, el pecado de los santos del Antiguo Testamento (que estaba cubierto con la sangre de los animalitos que ellos habían sacrificado) fue quitado por la Sangre de Cristo, porque Cristo con su sacrificio en la Cruz del Calvario murió por los de aquel tiempo y por los que vendrían más adelante, hasta nuestro tiempo, y murió también por los que habían vivido antes de Jesús. Porque es un sólo Sacrificio por el pecado, tipificado en los sacrificios que el pueblo hebreo llevaba a cabo.

Y ahora, ninguna persona puede llegar a la perfección sin tener la Sangre del Cordero de Dios (Jesucristo), para limpiarle de todo pecado; por lo tanto, los santos del Antiguo Testamento no podían resucitar y ascender al Cielo, hasta que el Cordero de Dios (Jesucristo) fuese sacrificado y Su Sangre derramada, y así los pecados de ellos que estaban cubiertos...

Por eso estaban en el Paraíso, porque Dios no veía el pecado de ellos , porque estaba cubierto con la sangre de los animalitos que ellos había sacrificado. Pero cuando Cristo murió, luego el pecado de ellos, fue quitado por la Sangre de Cristo, se materializó, se materializó el sacrificio que ellos llevaban a cabo con aquellos animalitos, se materializó en Jesucristo, y por lo tanto la Sangre de Jesucristo los limpió de todo pecado, se hizo realidad plena lo que ellos habían tipificado con aquellos sacrificios.

Y ahora, ¿qué paso con los santos de Antiguo Testamento luego que Cristo murió y resucitó? Dice en San Mateo, capítulo 27, versos 51 al 53:

Y he aquí, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo; y la tierra tembló, y las rocas se partieron;

y se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos que habían dormido, se levantaron;

y saliendo de los sepulcros, después de la resurrección de él (¿cuando salieron de los sepulcros? Después de la resurrección de Jesucristo; o sea, que resucitaron con Cristo)...

y saliendo de los sepulcros, después de la resurrección de él, vinieron a la santa ciudad, y aparecieron a muchos.”

Y así se realizó la resurrección de los muertos en Cristo del Antiguo Testamento.

¿Y por qué de los muertos en Cristo del Antiguo Testamento? Porque ellos creían en aquellos tipos y figuras que tipificaban a Cristo; por lo tanto eran los cristianos en tipos y figuras, creyentes en Cristo, establecidos en la fe.

Pero ahora en el Nuevo Testamento llega la realidad, y Juan cuando ve a Jesús dice: “He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.” Cuando él dice esto, pues para quitar el pecado del mundo tiene que morir, como murió el cordero pascual, y como murió el macho cabrío de la expiación, el día diez del mes séptimo de cada año; en esa misma forma moriría Jesucristo para quitar el pecado del mundo y reconciliar con Dios al ser humano.

Así como el pueblo hebreo cada año era reconciliado con Dios cuando se efectuaba el sacrificio del macho cabrío de la expiación, y el sumo sacerdote entraba con la sangre de la expiación al lugar santísimo y esparcía sobre el propiciatorio, sobre la parte Este, dice:“Sobre el Este esparcía la sangre (el Este era la parte del frente del propiciatorio), y así llevaba a cabo la obra de expiación y reconciliación del pueblo hebreo con Dios.”

Toda persona tenía que afligirse en ese tiempo, arrepentido de haber pecado contra Dios; el que no se afligiese y se arrepintiese en ese día, sería cortado del pueblo, Dios lo quitaría del pueblo, la muerte vendría sobre tal persona.

Y ahora, tenemos la Expiación del Macho Cabrío, que es el Sacrificio de Cristo en la Cruz del Calvario, y Su Sangre fue llevada al Lugar Santísimo del Templo Celestial.

Y Cristo siendo el Sumo Sacerdote del Templo Celestial, llevó Su propia Sangre y la colocó sobre el Propiciatorio que es el Trono de Dios o Asiento de Dios en el Cielo, por eso se sentó en el Trono de Dios en el Cielo; y ha estado haciendo Intercesión por cada persona que tiene su nombre escrito en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, desde antes de la fundación del mundo, está haciendo Intercesión por el Israel Espiritual o Celestial, que cuando son manifestados en la Tierra, son los miembros de la Iglesia del Señor Jesucristo, porque el Israel Celestial es la Iglesia del Señor Jesucristo; y fue tipificado el Israel Celestial en el Israel terrenal.

Y ahora, así cómo vimos el tipo y figura, la sombra de Cristo en aquellos sacrificios del Antiguo Testamento, podemos ver la sombra (o sea, el tipo y figura) de la Iglesia de Jesucristo en el pueblo hebreo (Israel).

Y ahora, al Israel Celestial pertenecen todos los escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero desde antes de la fundación del mundo. San Pablo escribiéndonos en el libro o carta a los Hebreos, le escribió diciendo en el capítulo 12, verso 18. Vamos a leer desde el 18, dice:

Porque no os habéis acercado al monte que se podía palpar (o sea, no nos hemos acercado al Monte Sinaí que uno podía tocar), y que ardía en fuego, a la oscuridad, a las tinieblas y a la tempestad.”

O sea, que cuando estaban allí en el Monte Sinaí, Dios estaba dándole los diez mandamientos a Moisés, el Monte estaba ardiendo en fuego, estaba temblando, y hubo fuego y también oscuridad, tinieblas y tempestad; una gran tempestad. Como cuando nos encontramos en un día como el de ayer en la mañana, en donde estuvimos escuchando truenos, relámpagos y lluvia; una tempestad más fuerte que esa fue la que estuvo experimentando el pueblo hebreo, cuando Dios estaba hablando con Moisés. De esto da testimonio también (para que tengamos el cuadro claro), Deuteronomio, capítulo 18, verso 15 en adelante, dice:

Profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como yo, te levantará Jehová tu Dios; a él oiréis...”

¿Por qué hay que escuchar al Profeta Mensajero que Dios envía? Porque Dios coloca en él Su Palabra. Así son los Angeles Mensajeros de las diferentes edades, como lo fueron también los Profetas del Antiguo Testamento.

Conforme a todo lo que pediste a Jehová tu Dios en Horeb el día de la asamblea (¿ve? Como el pueblo hebreo pidió a Dios el día de la asamblea allá en el Monte Horeb, que es el Monte Sinaí, dice:), diciendo: No vuelva yo a oír la voz de Jehová mi Dios, ni vea yo más este gran fuego, para que no muera.”

O sea, que el Monte estaba encendido en fuego, y el pueblo estaba temblando, y Dios le estaba hablando a Moisés. Pero el pueblo escuchaba la Voz de Dios como truenos, truenos se estaban escuchando como cuando Jesús dijo: “Padre glorifica Tu Nombre.” Y la Voz de Dios dijo: “Lo he glorificado, y lo glorificaré otra vez.” Porque el Nombre de Dios es glorificado en la Primera Venida de Cristo, y es glorificado otra vez en la Segunda Venida de Cristo.

Y ahora, el pueblo estaba asustado, temblando en el Monte Sinaí, como encontramos que nos narra la Escritura.

Ahora, cuando en aquella ocasión Dios le habló a Jesús y dijo: “Lo he glorificado, y lo glorificaré otra vez.” La gente decía: “Un ángel le ha hablado.” Otros decían: “Ha sido un trueno.” Pero era la Voz de Dios, pero Jesús entendió lo que fue dicho allí, las demás gentes escucharon un trueno y dijeron: “Un ángel le hablado.” Pero no pudieron comprender lo que fue dicho; excepto Jesús, y luego Jesús, pues le explicó a Sus discípulos.

Y ahora, continuamos leyendo, dice:

Y Jehová me dijo: Han hablado bien en lo que han dicho.

Profeta les levantaré de en medio de sus hermanos, como tú; y pondré mis palabras en su boca.”

¿Dónde Dios coloca Sus Palabras? En la boca del Profeta que El envía, por eso así como en el Antiguo Testamento colocó Su Palabra en la boca de Sus Profetas, y ese es el Alimento Espiritual para el pueblo; toda Palabra que sale de la boca de Dios, y la boca de Dios siempre han sido los Profetas de Dios.“Porque no hará nada el Señor Jehová, sin que antes revele Sus secreto(¿a quiénes?) a Sus siervos Sus Profetas.” Dice Amós, capítulo 3, verso 7.

Y ahora sigue diciendo:

...Y pondré mis palabras en su boca, y él les hablará todo lo que yo le mandare.”

Eso es lo que habla un Profeta Mensajero de Dios, enviado para una edad o para una dispensación: habla el Mensaje correspondiente a esa edad, si es un Profeta Mensajero para una edad; si es un Profeta Mensajero dispensacional, habla la Palabra que Dios ha colocado en su boca para esa dispensación, trae un Mensaje dispensacional.

Y solamente Dios tiene siete profetas dispensacionales: el primero fue Adán, el segundo fue Set, el tercero fue Noé, Noé para la tercera dispensación, la Dispensación del Gobierno Humano. El cuarto fue Abraham para la Dispensación de la Promesa; el quinto fue Moisés para la Dispensación de la Ley, con el Mensaje de la Ley.

El sexto fue Jesús para la Dispensación de la Gracia, con el Mensaje de la Gracia, para predicar el año agradable del Señor, y abrir la Puerta para una nueva dispensación, donde la Misericordia de Dios estaría extendida para la raza humana, para que entraran a un Nuevo Pacto, bajo la Sangre del Nuevo Pacto, que es la Sangre de nuestro amado Señor Jesucristo.

Y el séptimo para la séptima dispensación, la Dispensación del Reino, es el Angel del Señor Jesucristo, con un Mensaje dispensacional, el Mensaje del Evangelio del Reino. Sigue diciendo:

...Y él les hablará todo lo que yo le mandare.

Mas a cualquiera que no oyere mis palabras que él hablare en mi nombre, yo le pediré cuenta.”

Todos los que no han dado atención al Mensaje de Dios, hablado por el Profeta Mensajero que Dios ha enviado para cada edad o para cada dispensación, han tenido problemas delante de Dios. El mundo ante-diluviano no quiso escuchar la Voz de Dios por medio del Profeta Noé, y luego vino el diluvio y se los llevó a todos.

Cuando Dios envía un Mensajero para una edad, luego para los que le rechazaron viene un juicio temporal para esas personas; pero cuando envía un Profeta dispensacional, para los que le rechazaron viene un juicio a nivel mundial.

Ahora, continuamos leyendo en Hebreos, capítulo 12, que fue donde hicimos una pausa para pasar a estos otros pasajes, para tener un cuadro claro de este pasaje. Sigue diciendo... vamos a leerlo de nuevo:

Porque no os habéis acercado al monte que se podía palpar (o sea, que se podía tocar), y que ardía en fuego (ese es el Monte Sinaí), a la oscuridad, a las tinieblas y a la tempestad,

al sonido de la trompeta, y a la voz que hablaba, la cual los que la oyeron rogaron que no se les hablase más,

porque no podían soportar lo que se ordenaba: Si aun una bestia tocare el monte, será apedreada, o pasada con dardo;

y tan terrible era lo que se veía, que Moisés dijo: Estoy espantado y temblando;

sino que os habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles,

a la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos, a Dios el Juez de todos, a los espíritus de los justos hechos perfectos,

a Jesús el Mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla mejor que la de Abel.”

Y ahora, no nos hemos acercado al Monte Sinaí, porque ahora lo que era el Monte Sinaí, ahora lo es la Iglesia del Señor Jesucristo: un Nuevo Monte que fue representado en el Monte Sinaí, por lo tanto el Monte Sinaí actualizado es la Iglesia del Señor Jesucristo.

Y ahora, así como Dios hablaba en el Monte Sinaí, ahora ha estado hablando en Su Iglesia por medio de Sus Mensajeros de edad en edad.

Por eso es que en Apocalipsis, capítulo 14, encontramos que los escogidos que son llamados, juntados y sellados con el Sello del Dios vivo en sus frentes, en Apocalipsis, capítulo 7, por el Angel que viene con el Sello del Dios vivo, luego aparece en Apocalipsis, capítulo 14, en el Monte de Sion con el Cordero y con el Nombre del Padre Celestial y el Nombre del Cordero escrito en sus frentes.

Apocalipsis 14, verso 1, dice:

Después miré, y he aquí el Cordero estaba en pie sobre el monte de Sion, y con él ciento cuarenta y cuatro mil, que tenían el nombre de él y el de su Padre escrito en la frente.”

Esos son los escogidos del pueblo hebreo: ciento cuarenta y cuatro mil hebreos, doce mil de cada tribu, que son llamados, juntados y sellados con el Sello del Dios vivo, y colocados por consiguiente en el Monte de Sion, que es la Iglesia del Señor Jesucristo, colocados en la parte de arriba, que es la Edad de la Piedra Angular; porque el mismo Angel Mensajero que llama y junta a los escogidos de entre los gentiles con la Gran Voz de Trompeta del Evangelio del Reino, conforme a San Mateo, capítulo 24, verso 31, donde dice:

Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos.”

Ese mismo Angel que llama y junta a los escogidos de la Iglesia de Jesucristo, es también el Angel Mensajero que llama y junta los escogidos del pueblo hebreo, y ese es el último Angel Mensajero enviado por Cristo a Su Iglesia en la Edad de la Piedra Angular, luego que ya han terminado sus ministerios los siete Angeles mensajeros de las siete edades de la Iglesia.

Y ahora, podemos ver que para la Edad de la Piedra Angular, Cristo estará en Espíritu Santo velado y revelado por medio de ese Angel Mensajero, que es el Angel del Señor Jesucristo, y estará colocando Su Palabra en la boca de ese Profeta, para que él hable todo lo que Cristo le mande a hablar; y con ese Mensaje que él le estará dando, que es un Mensaje dispensacional, Cristo estará revelando todas estas cosas que deben suceder pronto en este tiempo final. Y con ese Mensaje son llamados y juntados todos los escogidos de Dios, y colocados en unión con Cristo en el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo, y así se completará el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo en este tiempo final.

Así como Isaí en el capítulo 16 y capítulo 17 de Primera de Samuel, encontramos que tuvo ocho hijos; y cuando Samuel fue a ungir el rey de Israel (un nuevo rey) Dios le dijo que fuera a Belén de Judea, a la familia de Isaí, fuera a la casa de Isaí, y uno de los hijos de Isaí sería el que Samuel ungiría como rey sobre Israel en lugar de Saúl, al cual Dios había desechado. Isaí... vamos a leerlo para que tengan el cuadro claro. Primera de Samuel, capítulo 16, dice:

Dijo Jehová a Samuel: ¿Hasta cuándo llorarás a Saúl, habiéndolo yo desechado para que no reine sobre Israel?...”

O sea, que Samuel amaba mucho al rey Saúl, fue al que ungió como primer rey de Israel a petición del pueblo hebreo, y Dios le dijo que lo ungiera y le dijo a cuál ungir, fue un rey en la permisiva voluntad de Dios, y era un rey conforme al corazón del pueblo. Era un rey alto, las personas más altas del pueblo hebreo le llegaban al hombro, así que era un gigante como el pueblo deseaba, ellos deseaban un hombre alto, elegante y valiente, y eso fue lo que Dios les dio.

Porque cuando no es la voluntad de Dios que el pueblo tenga algo, si el pueblo insiste, entonces Dios le dará al pueblo, lo que el pueblo quiere conforme al deseo de pueblo.

Y el pueblo quería un rey alto, fuerte, elegante y todas estas cosas, y así Dios le dio un rey en la permisiva voluntad Suya.

Todo lo que es en la permisiva voluntad de Dios, no es perfecto.

Y ahora, veamos, Dios lo desechó porque no fue obediente a lo que Dios le ordenó por medio del Profeta Samuel:

Llena tu cuerno de aceite, y ven, te enviaré a Isaí de Belén, porque de sus hijos me he provisto de rey.

Y dijo Samuel: ¿Cómo iré? Si Saúl lo supiera, me mataría. Jehová respondió: Toma contigo una becerra de la vacada, y dí: A ofrecer sacrificio a Jehová he venido.

Y llama a Isaí al sacrificio, y yo te enseñaré lo que has de hacer; y me ungirás al que yo te dijere.”

Osea, que no podía ungir al que Samuel quisiera ungir, vería a cada hijo de Isaí, podría decir: “éste tiene la fachada para ser rey.” Pero no sería conforme a la voluntad ni del pueblo ni de Samuel, sino conforme a la voluntad de Dios, sería un hombre, un varón conforme al corazón de Dios para que los pensamientos y deseos de Dios, del corazón de Dios, fueran transmitidos al corazón de ese rey que Dios colocaría sobre el pueblo hebreo:

Hizo, pues, Samuel como le dijo Jehová; y luego que él llegó a Belén, los ancianos de la ciudad salieron a recibirle con miedo (salieron con miedo porque no sabían si venia para traer bendición o maldición sobre Belén de Judea), y dijeron: ¿Es pacífica tu venida? (¿ven? Tenían miedo, porque no sabían si Dios lo había enviado para hablar juicio sobre Belén de Judea, sobre los habitantes, o sobre alguna persona)... ¿Es pacifica tu venida?

El respondió: Sí (por lo tanto, se tranquilizaron. Si es pacifica, debe de traer alguna bendición para nosotros.), vengo a ofrecer sacrificio a Jehová; santificaos, y venid conmigo al sacrificio. Y santificando él a Isaí y a sus hijos, los llamó al sacrificio.

Y aconteció que cuando ellos vinieron, él vio a Eliab, y dijo: De cierto delante de Jehová está su ungido.”

¿Por qué dice delante de Jehová está su ungido.? Porque Dios estaba en Samuel, y se presentó delante de Samuel el hijo mayor de Isaí. Isaí lo trajo, lo presentó, y Samuel cuando vio que era un joven alto, quizás más o menos del alto de Saúl, dijo: “Estoy delante del ungido de Dios, de Jehová. Y ahora vamos a ver lo que le dijo Dios:

Y Jehová respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura (¿ven? Si dice no mires su parecer, su parecer hermoso, y lo grande de su estatura, era un hombre grande, alto como Saúl), porque yo lo desecho (antes de ungirlo ya estaba desechado por Dios, desechado para ser rey); porque Jehová no mira lo que mira el hombre (el hombre mira la apariencia); pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos (o sea, la parte física, el cuerpo), pero Jehová mira el corazón.”

Y ahí es dónde la persona tiene que ser grande y noble delante de Dios. La apariencia física no tiene importancia, sea alto, sea bajito, sea gordo o sea flaco, eso no tiene ningún valor. Lo que tiene valor es lo que hay dentro del alma.

... pero Jehová mira el corazón.

Entonces llamó Isaí a Abinadab (que fue el segundo hijo de Isaí), y lo hizo pasar delante de Samuel, el cual dijo: Tampoco a éste ha escogido Jehová.

Hizo luego pasar Isaí a Sama. Y él dijo (y Samuel dijo): Tampoco a éste ha elegido Jehová.

E hizo pasar Isaí siete hijos suyos delante de Samuel; pero Samuel dijo a Isaí: Jehová no ha elegido a éstos.”

Para ser rey sobre Israel, siete hijos de Isaí pasaron delante de Samuel, Isaí pensó que uno de ellos sería ungido, y ninguno de ellos fue ungido para ser rey de Israel.

Estos hijos de Isaí representan los siete Angeles Mensajeros de las siete edades de la Iglesia entre los gentiles, comenzando por San Pablo y terminando por el Rvdo. William Branham. Y pueden ver que durante todas estas edades, Dios no ha tratado con el pueblo hebreo como nación, y no ha ungido a un rey para sentarlo con Cristo sobre el pueblo hebreo. O sea, que Cristo no ha reclamado todo lo que El ha redimido con Su Sangre, y no ha reclamado Su Trono, para sentarse en el Trono de David y con El sentarse el Vencedor; como dice en Apocalipsis, capítulo 3, verso 21:

Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono.”

En la misma forma que ha sucedido con Cristo al vencer y ascender al Cielo victorioso, encontramos que se sentó con el Padre en Su Trono, el Trono que está en el Cielo.

Pero ahora Cristo tiene un Trono aquí en la Tierra, que es el Trono de David, el Arcángel Gabriel le dijo a la virgen María, que Dios le daría el Trono de su Padre David, y se sentaría sobre el Trono de David y reinaría para siempre, reinaría sobre el pueblo hebreo.

Y ahora, ese Trono todavía no ha sido reclamado, y todavía no ha sido lleno, no se ha sentado allí el que reinará en el Milenio sobre el pueblo hebreo y por toda la eternidad, que es Jesucristo nuestro Salvador, ese es el Trono de Jesucristo aquí en la Tierra; pero El ha prometido que para el Vencedor le dará que se siente con El en Su Trono, así como El se ha sentado con el Padre, en el Trono del Padre en el Cielo.

Y ahora, han transcurrido ya las siete etapas o edades de la Iglesia, y a ninguno de estos Angeles Mensajeros Dios ha ungido para sentarse con El en Su Trono, a ninguno de ellos Dios ha colocado sobre el Trono de David con Cristo.

Y ahora, ¿se quedará el Trono de David sin uno que se siente con Cristo en Su Trono? Veamos, siete hijos de Isaí, siete Angeles Mensajeros para las siete etapas o edades de la Iglesia. Y ahora:

Entonces dijo Samuel a Isaí: ¿Son éstos todos tus hijos? Y él respondió: Queda aún el menor, que apacienta las ovejas.”

¿Ven? Van pasando en orden, del mayor al segundo, al tercero, al cuarto, al quinto, al sexto y al séptimo; y ahora Samuel dice: “¿No queda otro por ahí, son todos estos los que tienes?” Son en tipo y figura, representa a los Angeles Mensajeros de la Iglesia de Jesucristo.

¿Son los siete Angeles Mensajeros de las siete edades, todos los Angeles mensajeros que Cristo enviaría a Su Iglesia?.

Entonces dijo Samuel a Isaí: ¿Son éstos todos tus hijos? Y él respondió: Queda aún el menor, que apacienta las ovejas (un pastor, pastor de ovejas, un pastor de ovejas).”

Y ahora, Cristo tiene ovejas de etapa en etapa. Y ahora un Pastor de ovejas tiene que Cristo tener para el tiempo final, y tiene que estar pastoreando las ovejas de Cristo, en el Redil de Cristo, en el tiempo final. David, el menor, fue el último que nació.

Y el último Mensajero que nacerá en el Cuerpo Místico de Cristo, pues ese tiene que ser el último; si no ha ungido a los demás para sentarse con Cristo en Su Trono cuando Cristo reclame Su Trono, entonces, pues tiene que ser el último; tiene entonces Cristo que tener un Mensajero más, ¿para qué etapa? Para la Edad de la Piedra Angular.

Y dijo Samuel a Isaí: Envía por él, porque no nos sentaremos a la mesa hasta que él venga aquí.”

Y no nos sentaremos a la mesa en la Cena de las Bodas del Cordero, hasta que esté en la Tierra ese Mensajero, que es el último Mensajero que nace, pero es el que tendrá esa promesa siendo cumplida.

Envió, pues, por él, y le hizo entrar; y era rubio, hermoso de ojos, y de buen parecer. Entonces Jehová dijo: Levántate y úngelo, porque éste es.”

Vean, no tuvo Samuel que preguntar: “Ahora, ¿será este?” Dios mismo le dijo: “Levantate y úngelo, porque este es el muchacho, éste es el que Yo he escogido para ser rey sobre Israel, éste es el que es conforme a mí corazón.” Y David tipifica al Angel Mensajero del Señor Jesucristo; el menor, porque es el último que nace en el Reino del Señor Jesucristo, así como David fue de los hijos de Isaí, el último que nació en esa familia.

David representa a Cristo en Su Primera Venida de Cristo y a Cristo en Su Segunda Venida.

Y ahora, veamos:

Y Samuel tomó el cuerno del aceite, y lo ungió en medio de sus hermanos; y desde aquel día en adelante el Espíritu de Jehová vino sobre David. Se levantó luego Samuel, y se volvió a Ramá.”

Ramá, el territorio donde Samuel vivía, pero llevó a cabo lo que Dios le dijo: ungir al rey conforme al corazón de Dios, que se sentaría en el Trono de Israel y que reinaría en lugar de Saúl.

Ahora, luego de estar ungido —vean ustedes— no fue fácil la vida de David, luego de estar ungido como rey, le tomó unos cuantos años en donde tuvo que luchar mucho, y ser perseguido también por Saúl, lo persiguió a muerte pero Dios siempre lo libró.

Luego de estar ungido también, tuvo que luchar con Goliat y obtener la victoria contra Goliat, y Goliat representa al anticristo. Y ninguno de los siete Angeles Mensajeros peleó frente a frente, cara a cara con el anticristo para vencerlo.

Los hijos de Isaí estaban en la guerra, veían a Goliat, pero ninguno de ellos le hizo frente a Goliat para vencer a Goliat, ninguno de ellos peleó con Goliat, y ninguno de ellos venció a Goliat; pero el octavo hijo de Isaí se enfrentó a Goliat, era el más pequeño, el más jovencito, algunos 17 años, pero Dios le dio la victoria; y luego tuvo que continuar luchando para sentarse en el Trono, pero venció y se sentó en el Trono, y Dios gobernó por medio de David.

Cuando Dios coloca a un rey, es Dios el que gobierna por medio de ese rey. Así que, David siendo un hombre conforme al corazón de Dios, los pensamientos y voluntad del corazón de Dios, eran transmitidos al corazón de David, y David hacia de todo corazón lo que Dios colocaba en su corazón, y gobernaba de acuerdo a la voluntad de Dios.

Y ahora, para el Día Postrero, por cuanto David, así como representa a Cristo en Su Primera y Segunda Venida, también representa a Su Angel Mensajero, el Angel del Señor Jesucristo, que es el octavo Angel Mensajero del Cuerpo Místico del Señor Jesucristo, ése es el que se enfrentará a Goliat, al anticristo en el Día Postrero, ése es el que Cristo tendrá en la Tierra ungido con Su Espíritu Santo, y a ése es que Cristo le dará la Gran Victoria en el Amor Divino, ése es el que Cristo adoptará en el Día Postrero.

Ninguno de los otros Angeles Mensajeros fue adoptado físicamente, porque la Adopción física es la transformación del cuerpo, en donde obtendremos un cuerpo eterno, eso es la Redención del cuerpo, la Adopción.

Ahora, hemos tenido una Adopción interior espiritual, que es el nuevo nacimiento, en donde hemos obtenido el cuerpo teofánico de la sexta dimensión, ese es el espíritu de Adopción, esas son las primicias del espíritu. Luego la plenitud es nuestra transformación donde obtendremos el cuerpo glorificado, eterno, inmortal, incorruptible, y entonces tendremos dos resurrecciones: resurrección espiritual y resurrección física; resurrección espiritual, porque los que hemos recibido a Cristo como nuestro Salvador, hemos sido crucificados con Cristo, hemos muerto con Cristo, hemos sido sepultados con Cristo y hemos resucitado con Cristo.

Y ahora, al nacer de nuevo hemos tenido una resurrección espiritual y hemos sido trasladados al Reino del amado Hijo de Dios, nuestro amado Señor Jesucristo, ese es el Rey de los Cielos y de la Tierra, el Rey de reyes y Señor de señores.

Y ahora, Jesucristo, el Rey de reyes y Señor de señores ha producido ese nuevo nacimiento, esa resurrección espiritual, y llevará a cabo una resurrección física también para los muertos en Cristo, en cuerpos eternos y glorificados, y nos transformará a nosotros que es también una resurrección física, porque estando en estos cuerpos seremos transformados y entonces estaremos en un nuevo cuerpo; y así tendremos una resurrección espiritual, la que hemos recibido al nacer de nuevo, y una resurrección física cuando obtengamos el cuerpo eterno, inmortal y glorificado, y entonces todos seremos iguales a nuestro amado Señor Jesucristo, con cuerpos inmortales, para vivir con Cristo por toda la eternidad.

Ese es el Ejército poderoso de nuestro amado Señor Jesucristo, de Apocalipsis 19, ese es el Israel Celestial compuesto por hebreos y por gentiles que han recibido a Cristo como nuestro Salvador, y han obtenido el nuevo nacimiento, por consiguiente han nacido en la Iglesia del Señor Jesucristo que es el Israel Celestial, es la Nueva Jerusalén también, y es el Monte de Sion.

Y ahora, encontramos que en el Monte de Sion es que son colocados los escogidos de Dios.

Y ahora, encontramos que son bien establecidos en la fe, la fe en Cristo, la revelación en Cristo para permanecer firmes todos los días de nuestra vida, hasta que El nos llame; ya sea que nos llame para ir al Paraíso y dejar ya nuestro cuerpo aquí, eso es la muerte física, pero que la Escritura le llama dormir. Dormir la persona, es partir del cuerpo físico. Ya sea que El nos llame a descansar al Paraíso, o que permanezcamos vivos hasta que el resucite a los muertos en Cristo, y cuando los veamos seremos nosotros transformados.

Todos queremos permanecer hasta la resurrección de los muertos en Cristo, para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero. Pero siempre habrá algunos que Dios ha escogido para ser testigos de la resurrección; y para ser testigos de la resurrección, pues la persona tiene que partir.

Pero no son muchos los que El llamará para ser testigos de la resurrección, porque la mayoría permanecerá aquí en la Tierra esperando la resurrección de los muertos en Cristo, para todos ser transformados y tener un cuerpo eterno, inmortal, incorruptible y glorificado.

Y ahora, tenemos que estar bien establecidos en la fe, la fe en Cristo Jesús, la fe, la revelación de Su Primera Venida como Cordero de Dios, llevando a cabo la Obra de Redención en la Cruz del Calvario, para quitar nuestros pecados; y la fe, la revelación en y de Su Segunda Venida, como el León de la Tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, para ser transformados en este tiempo final, en Su Obra de Reclamo, donde El reclamará todo lo que El ha redimido con Su Sangre, resucita a los muertos en Cristo y a nosotros nos transformará.

Así que, tenemos que estar bien establecidos en la fe, al recibir la revelación del Séptimo Sello que es la revelación de la Segunda Venida de Cristo, no echamos a un lado la fe, la revelación en Cristo en Su Primera Venida, sino que queda unida la fe en Cristo en Su Primera Venida con la fe en Cristo en Su Segunda Venida.

La fe, la revelación de Su Primera Venida y la revelación de Su Segunda Venida, son la lluvia temprana: la revelación de Su Primera Venida siendo dada a conocer, y la revelación de Su Segunda Venida es la lluvia tardía.

Y ahora, la lluvia tardía y la lluvia temprana caen a la vez en este tiempo final. O sea, la enseñanza de la Segunda Venida de Cristo como el León de la Tribu de Judá, y la enseñanza de la Primera Venida de Cristo como el Cordero de Dios, caen sobre el pueblo de Dios, esa lluvia de la enseñanza para comprender todo el misterio de la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario, y comprender el misterio de la Segunda Venida de Cristo, como el León de la Tribu de Judá en Su Obra de Reclamo, es el único grupo que recibe ambas lluvias a la misma vez.

Y así, recibiendo la lluvia de la enseñanza del Séptimo Sello, que es la enseñanza de la Segunda Venida de Cristo, ¿qué está recibiendo? Vamos a ver en el libro de “Las Edades,” dice el Rvdo. William Branham, en la página 431, dice:

Por medio de la lluvia de la enseñanza, o temprana. En seguida vendrá la lluvia de la cosecha, o fe de rapto.”

O sea, después de la lluvia de la enseñanza de la Primera Venida de Cristo, que es la lluvia temprana, luego viene ¿qué? La lluvia tardía, que es la lluvia de la enseñanza de la Segunda Venida de Cristo. ¿Para qué? Para poder ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.

Esa lluvia de la enseñanza de la Segunda Venida de Cristo es la lluvia tardía, es la fe, la revelación para el Rapto, para ser transformados y raptados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero. Así como para obtener el perdón de nuestros pecados y obtener el bautismo en el Espíritu Santo, tenemos que tener la fe, la revelación de la Primera Venida de Cristo, y recibirlo como nuestro Salvador, lavar nuestros pecados en Su Sangre, ser bautizados en Su Nombre y recibir Su Espíritu Santo, y así obtener el nuevo nacimiento, obtener esa transformación interior.

Y para obtener la transformación exterior, es la Segunda Venida de Cristo, es el Séptimo Sello que es la Segunda Venida de Cristo, como el León de la Tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo, para así El llevar a cabo Su Obra de Reclamo, y todos poder obtener nuestra transformación física. Necesitamos tener la fe para ser transformados y raptados, que es la revelación del Séptimo Sello, la revelación de la Segunda Venida de Cristo como el León de la Tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo.

Y para tener esa revelación, tenemos que recibirla de parte de Jesucristo en el Día Postrero, por medio de Su Angel Mensajero.

Yo Jesús he enviado mi Angel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias.” (Apocalipsis 22, verso 16).

Y Apocalipsis 22, verso 6, dice:

Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto.”

¿Cómo es que son dadas a conocer las cosas que deben suceder pronto? Por medio del Angel de Jesucristo, Cristo mismo dijo en Apocalipsis, capítulo 4, verso 1, con esa Voz de Trompeta dijo:

Sube acá y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas.”

Hay que subir a la Edad de la Piedra Angular, que es la etapa correspondiente a este tiempo final, donde Cristo estará hablándole a Su Iglesia por medio de Su Angel Mensajero, todas estas cosas que deben suceder pronto. Por eso en Apocalipsis, capítulo 22, verso 6, dice que “el Dios de los espíritus de los Profetas ha enviado Su Angel, para manifestar a Sus siervos las cosas que deben suceder pronto.”

Es por medio de Su Angel Mensajero que Cristo estará en Su Iglesia en el Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular, velado y revelado dándonos a conocer, hablándonos, dándonos a conocer estas cosas que deben suceder pronto, y abriéndonos el misterio del Séptimo Sello, el misterio de la Segunda Venida de Cristo como el León de la Tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, para así tener la fe, la revelación del Rapto, la revelación para ser transformados y raptados, para recibir esa transformación exterior. Así como para recibir la transformación interior hemos recibido la enseñanza, la revelación de la Primera Venida de Cristo, como Cordero de Dios en Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario.

Y ahora, para obtener nuestra transformación interior hemos estado fundados en la fe, en la revelación de la Primera Venida de Cristo. Y para obtener la transformación exterior tenemos que estar fundados en adición en la fe, la revelación de la Segunda Venida de Cristo, la revelación del Séptimo Sello.

Y ahora, esa revelación viene a la Iglesia de Jesucristo —como les dije— por medio del Angel de Jesucristo, en el cual estará Cristo dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto.

Pero ese Angel no es el Señor Jesucristo, por eso cuando Juan quiso adorarlo, él le dijo que no lo hiciera, sino que adorara a Dios. ¿Por qué? Porque los verdaderos adoradores adoran al Padre ¿cómo? En Espíritu y en verdad, y tales adoradores busca el Padre que le adoren. San Juan, capítulo 4, esto fue lo que le dijo Cristo a la mujer samaritana.

Y ahora, hemos visto cómo estar establecidos en la fe en este tiempo final, para obtener nuestra transformación exterior, así como estamos establecidos en la fe en Cristo en Su Primera Venida, para recibir nuestra transformación interior, somos establecidos en adición en la fe en Cristo en Su Segunda Venida para obtener nuestra transformación exterior, entonces estamos establecidos en la fe en una doble porción.

Tenemos dos porciones en las cuales estamos bien establecidos: la primera para obtener nuestra transformación interior, y la segunda para obtener nuestra transformación exterior, la cual pronto hemos de recibir, cada uno de ustedes la recibirá y yo también.

Por lo tanto, manténgase cada uno de ustedes bien establecido, porque pronto vamos a ser transformados, pronto vendrá esa transformación exterior para cada uno de ustedes y para mí también.

Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta noche, dándoles testimonio de cómo estar establecidos en la fe, en este tiempo final en el cual nos ha tocado vivir por la Gracia de Dios.

Que las bendiciones de Jesucristo, el Angel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mi también, y pronto se complete el número de los escogidos de Dios, y pronto todos seamos transformados cuando los muertos en Cristo resuciten en cuerpos eternos, y seamos llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.

Muchas gracias por vuestra amable atención, y continúen pasando una noche llena de las bendiciones de nuestro amado Señor Jesucristo.

Mientras escuchamos el cántico que nos habla del Hombre que nos transformó, pasará nuestro amigo y hermano, el Rvdo. Miguel Bermúdez Marín, para finalizar nuestra parte en esta noche, y luego él continuar con el resto de la actividad que le queda a nuestro Hno. Miguel Bermúdez Marín, para llevar a cabo.

Que Dios me los bendiga a todos y me los guarde, y hasta la próxima ocasión en que estaré nuevamente con ustedes, ya sea en este cuerpo o en el nuevo cuerpo, pero nos continuaremos viendo, porque esa es la promesa de parte de Jesucristo.

Bueno, que Dios les bendiga y les guarde a todos.

ESTABLECIDOS EN LA FE.”