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Predicamos a Jesucristo crucificado 2000-11-01 1 Santa Cruz de la Sierra Santa Cruz BO 01:50:53 true

Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes; es para mí una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final. Para lo cual quiero leer en la carta de San Pablo a los Corintios, en Primera de Corintios, capítulo 1, versos 18 al 25, donde dice San Pablo de la siguiente manera:

Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios.

Pues está escrito:

Destruiré la sabiduría de los sabios,

Y desecharé el entendimiento de los entendidos.

¿Dónde está el sabio? ¿Dónde está el escriba? ¿Dónde está el disputador de este siglo? ¿No ha enloquecido Dios la sabiduría del mundo?

Pues ya que en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación.

Porque los judíos piden señales, y los griegos buscan sabiduría;

pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero, y para los gentiles locura;

mas para los llamados, así judíos como griegos, Cristo poder de Dios, y sabiduría de Dios.

Porque lo insensato de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres.”

Que Dios bendiga nuestra almas con Su Palabra y nos permita entenderla.

Nuestro tema es: “PREDICAMOS A CRISTO CRUCIFICADO.”

La predicación del Evangelio de la Gracia es la predicación, la exposición, de la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario, en donde se presenta a Cristo crucificado como el Cordero de Dios, quitando el pecado del ser humano con Su muerte, y Su Sangre siendo derramada para limpiarnos de todo pecado.

Ahora, para poder comprender el Sacrificio de Cristo en la Cruz del Calvario, y así comprender porqué El murió, cuando El mismo dijo: “Nadie me quita la vida, Yo la pongo por mí mismo para volverla a tomar.” O sea, que Cristo podía decir: “No,” a la muerte, decir: “No voy a morir,” y no moriría. Pero entonces ningún ser humano se salvaría. Eso fue también lo que El predicó en San Juan, capítulo 12, verso 24, cuando El dijo: “Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, él sólo queda; pero si cae en tierra y muere, mucho fruto lleva.”

Y ahora, Cristo se presenta ahí como el Grano de Trigo, que si permanece vivo, solamente El permanecería vivo como un grano de trigo, pero no habrían seres humanos para vivir eternamente; todos los demás seres humanos morirían y no volverían a vivir.

Y ahora, vean ustedes, Cristo como el Grano de Trigo es el que tiene Vida eterna. Así como usted, si toma un grano de trigo, y no lo siembra sino que lo guarda en un cofrecito de cristal, lo puede ver todos los días, y ese grano sigue viviendo, pero de ese grano no salen otros granos de trigo, porque no está sembrado; por lo tanto, ese grano de trigo puede vivir mucho tiempo ahí donde usted lo tiene, y usted verlo siempre.

Pero lo más hermoso es que usted pueda ver ese grano de trigo multiplicado, y muchos granos de trigo igual a él; para eso tiene que sembrarlo en tierra, y luego nace una plantita, ese grano de trigo nació una la forma de una planta; y luego en esa planta que va creciendo, encontramos que comienzan a nacer granos de trigo, iguales al grano de trigo que fue sembrado en tierra. Eso es conforme a la ley de la reproducción, el grano de trigo reproduciéndose.

Así como la ley de la reproducción para el ser humano existe, existe también para los animales y para la vegetación, los árboles y las plantas, y así por el estilo.

Y ahora, siendo Cristo el Grano de Trigo o representado en el grano de trigo, siendo Jesucristo el Hijo de Dios, para que nazcan hijos e hijas de Dios en el Reino de Dios, Cristo, el Grano de Trigo, tiene que morir, para entonces nacer hijos e hijas de Dios en el Reino de Dios. Cristo murió en la Cruz del Calvario conforme a ese Programa para reproducirse.

Y ahora, esto fue lo que fue mostrado en el Antiguo Testamento también, cuando Dios estableció la pascua en medio del pueblo hebreo, para la liberación del pueblo hebreo, de la esclavitud en Egipto, tuvo que morir un cordero de un año sin defecto, el cual tipifica a Cristo.

El Apóstol San Pablo dice que Cristo es nuestra Pascua; o sea, que el cordero pascual que tuvo el pueblo hebreo allá, y que luego cada año sacrificaban y comían asado en la fiesta de la pascua, estaba representando a Jesucristo nuestro Salvador.

La sangre de aquel Cordero que sacrificaron allí en Egipto, fue colocada sobre el dintel y los postes de las puertas de los hogares de los hebreos, para librar de la muerte ¿a quiénes? A los primogénitos del pueblo hebreo que estaban dentro de esos hogares, de esas casas, que tenían esa señal de la sangre del cordero pascual aplicada allí en la entrada.

Y ahora, todo eso representa a Jesucristo derramando Su Sangre al ser crucificado, para la preservación de la vida ¿de quiénes? De los Primogénitos de Dios escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, para que puedan salir en el Exodo con Cristo, ese primer éxodo que se ha llevado a cabo con la muerte de Cristo, sepultura, resurrección y ascensión al Cielo.

Y ahora, todos los que reciben a Cristo como Su Salvador, entran a ese éxodo, así como entraron al éxodo del tiempo de Moisés todos los que creyeron en el Mensaje que Dios dio al pueblo por medio del Profeta Moisés, en quien estaba reflejándose Cristo.

Y ahora, aquellas personas que efectuaron el sacrificio del cordero pascual, y aplicaron su sangre en el dintel y los postes, el dintel y los postes, o sea, el marco de la puerta. Encontramos que eso lo hicieron en la tarde, luego de sacrificar el cordero, y ya cuando entró el nuevo día, que entró en la tarde también, porque para el pueblo hebreo los días terminan en la tarde, a la caída del sol, y el otro día comienza ahí mismo en la tarde; cuando termina un día, comienza el otro día.

Y ahora, comenzó el día de la pascua, porque en la víspera de la pascua sacrificaban el cordero, aplicaban la sangre; y cuando comenzó la pascua, el cordero ya lo tenían asado dentro de los hogares, y estaban comiendo el cordero, pero ya la sangre estaba aplicada en las puertas, en el dintel y los postes de las puertas de sus hogares, y todos reúnidos dentro de esa casa, en reverencia ante Dios, comiendo ese cordero pascual.

Y ahora, Cristo dice en el Nuevo Testamento, en el capítulo 6, versos 39 al 58, donde nos habla ahí acerca del creyente en El, El dice: “Yo le resucitaré en el Día Postrero.” Vamos a ver para que tengamos el cuadro claro de todo este misterio de la Primera Venida de Cristo, y porqué predicamos a Cristo y a éste crucificado: porque predicar a Cristo como hombre o como Profeta, y no como el Sacrificio de Dios por el pecado, no es predicar correctamente a Cristo. Hay que predicar a Cristo crucificado, como el Sacrificio por el pecado.

Ahora miren, capítulo 6, versos 39 al 40, dice (San Juan):

Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero.”

Y el Día Postrero es el Séptimo Milenio, el cual conforme al calendario de los gentiles, calendario gregoriano, comenzará el próximo año, el año 2001 es el primer año del Séptimo Milenio; conforme a ese calendario, si aplicamos el calendario profético ya hace tiempo, estamos en el Séptimo Milenio de Adán hacia acá, que es también el tercer milenio de Cristo hacia acá.

Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.”

Si continuamos leyendo este capítulo 6, encontraremos dos versículos más, donde El dice: “Y Yo lo resucitaré en el Día Postrero.”

Y ahora, vamos a ver algo aquí muy importante: ese mismo capítulo 6, versos... vamos a ver... versos 47 en adelante, dice:

De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna.

Yo soy el pan de vida.

Vuestros padres comieron el maná en el desierto, y murieron.

Este es el pan que desciende del cielo, para que el que de él come, no muera.”

Pero podemos ver que todos los creyentes en El, pues han comido de ese Pan de Vida, y han muerto físicamente. ¿Pero se ha cumplido o no se ha cumplido lo que Cristo dijo? “El que coma de este Pan no morirá.”

Ahora, ¿y por qué han muerto físicamente? Han muerto físicamente ¿por qué? Porque el cuerpo físico es un cuerpo que Dios ha permitido que tengamos, es temporal. Pero ya la persona al ser un creyente en Cristo, el cual ha lavado sus pecados en la Sangre de Cristo, ha sido bautizado en Su Nombre, ha recibido Su Espíritu Santo, ha nacido de nuevo, ha nacido en el Reino de Dios y en el Reino de Jesucristo; por lo tanto tiene Vida eterna, tiene un cuerpo teofánico de la sexta dimensión que es eterno, ya tiene Vida eterna esa persona, ya quedó restaurada esa persona a la Vida eterna; y aunque el cuerpo físico esté muerto, la persona está viva en el Paraíso, que es la sexta dimensión, porque tiene Vida eterna.

Y Ahora, ¿por qué los creyentes en Cristo mueren físicamente? Porque el cuerpo físico es temporal. Pero Cristo ha dicho: “Y Yo le resucitaré en el Día Postrero.” Es un Programa de Redención, de Salvación, para ser restaurados a la Vida eterna; y por consiguiente al recibir Vida eterna, lo que primero recibimos es un cuerpo eterno, teofánico de la sexta dimensión, es un espíritu teofánico de la sexta dimensión.

Recuerden: siempre que el espíritu de una persona es un cuerpo de otra dimensión; el espíritu de los pecadores es un cuerpo de la quinta dimensión; el espíritu teofánico que reciben los creyentes en Cristo, al recibir el Espíritu Santo es un cuerpo teofánico de la sexta dimensión. ¿Ven? Por eso se requiere nacer de nuevo, porque la persona al nacer lo que recibe es un espíritu o cuerpo espiritual de la quinta dimensión, y un cuerpo mortal, corruptible y temporal.

Pero al creer en Cristo como nuestro Salvador, lavar nuestros pecados en Su Sangre, ser bautizados en Su Nombre y recibir Su Espíritu Santo, obtenemos el nuevo nacimiento, y obtenemos un cuerpo teofánico de la sexta dimensión; eso es el espíritu nuevo que El nos da. El ha dicho que El nos daría un espíritu nuevo, y eso es el cumplimiento de esa promesa.

Y cada persona escrita en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, entra al Programa de Redención, al escuchar la predicación que presenta a Cristo crucificado en la Cruz del Calvario, por eso se presenta el Evangelio de la Gracia, a Cristo Crucificado. En el Evangelio de la Gracia se presenta a Cristo crucificado en la Cruz del Calvario, para salvación de cada persona que tiene su nombre escrito en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero.

Y ahora, el Programa de Redención es el Programa de la Restauración de los hijos de Dios, de esas almas de Dios a la Vida eterna, y así ser reconciliados con Dios, por medio de Cristo en Su Primera Venida y Su Sacrificio en la Cruz del Calvario. Y por eso es que El, sentado en el Trono del Padre en el Cielo, ha estado Intercediendo por todas esas personas que tiene sus nombres escritos en el Libro de la Vida del Cordero, que es el Libro de los Siete Sellos de Apocalipsis, capítulo 5, y Apocalipsis, capítulo 10, el cual Cristo toma y lo abre en el Cielo.

Y ahora, podemos ver el propósito de la Primera Venida de Cristo y Su muerte en la Cruz del Calvario. Su muerte en la Cruz del Calvario, para el mundo parecía ser la derrota de Cristo, pero fue la victoria de Cristo.

Así como cuando usted siembra un grano de trigo, parece ser la derrota y fin de ese grano de trigo; pero no, es la victoria de ese grano de trigo, porque nace en la forma de una planta, para llevar muchos granos de trigo.

Para llevar muchos hijos e hijas de Dios, murió Cristo en la Cruz del Calvario, para Cristo multiplicarse, para Cristo reproducirse en hijos e hijas de Dios. Sin el Sacrificio en la Cruz del Calvario, no podían nacer en el Reino de Dios hijas e hijos de Dios.

Y ahora, la Planta de Trigo es el mismo Cristo en la forma de una planta de trigo, y Cristo en la forma de una Planta de trigo es Su Iglesia. Por eso la Iglesia del Señor Jesucristo es el Cuerpo Místico de Cristo, y El es la Cabeza.

Y ahora, el cuerpo de Cristo (espiritual, místico) es Su Iglesia. ¿Y dónde lleva el grano de trigo el fruto, granos de trigo? En la planta.

Vean ustedes, y ahora es en Su Iglesia donde viene la reproducción de hijos e hijas de Dios, en donde Cristo se reproduce. Así como el hombre se reproduce en su esposa, y por medio de su esposa es que el hombre se reproduce y trae hijos e hijas.

Y así es Cristo en el Programa de reproducción, conforme a la ley de reproducción: es en y por medio de Su Iglesia que Cristo se reproduce en hijos e hijas de Dios, por lo tanto, es en la Iglesia del Señor Jesucristo que Cristo produce el nuevo nacimiento de hijos e hijas de Dios; y así nacen en el Reino de Dios.

Ahora, podemos ver que es más importante de lo que la humanidad se imagina, la Primera Venida de Cristo y Su muerte en la Cruz del Calvario, El es nuestra Pascua.

Y ahora, para la preservación de la Vida Eterna de todos los escogidos de Dios escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, murió Cristo, nuestra Pascua en la Cruz del Calvario, y Su Sangre fue derramada, y Su Sangre ahora está aplicada en la puerta y dintel y postes de nuestra alma, de nuestro corazón, y también en la Puerta de la Iglesia del Señor Jesucristo; y Cristo es la Puerta en y de la Iglesia, para entrar a la Casa de Dios, que es la Iglesia del Señor Jesucristo.

Y ahí, dentro de la Iglesia, así como dentro de los hogares donde estaba la sangre del cordero aplicada, que tenían dentro el cordero pascual asado, preparado para comer.

Y ahora, el Cordero Pascual, Jesucristo tiene que estar dentro de Su Casa, para comerlo todos los hijos e hijas de Dios, porque El es nuestra Pascua. Veamos, y sigue diciendo:

Este es el pan que desciende del cielo, para que el que de él come, no muera.

Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo.

Entonces los judíos contendían entre sí, diciendo: ¿Cómo puede éste darnos a comer su carne? (Pensaron que era comerse el cuerpo de Cristo literalmente; pero Cristo es la Palabra, el Verbo)

Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros (o sea, no tenéis Vida eterna en vosotros; la vida que tienen es temporal).”

Pero para tener Vida eterna en la persona, se tiene que comer la persona la Carne de Cristo y beber Su Sangre.

¿Y cómo vamos a comernos Su carne y a bebernos Su Sangre, si ya El murió, fue sepultado, resucitó y ascendió al Cielo? ¿Dónde lo vamos a encontrar para comernos a Cristo? Recuerden que en los tiempos en que Cristo murió y luego resucitó, luego para combatir a Cristo y a los creyentes en El decían que se reunían para... cuando se reunían y tomaban la Santa Cena, decían que era que cuando Cristo murió, luego lo sacaron de la tumba, y luego se reunían para comerse Su carne, porque El dijo que se comieran Su carne y se bebieran Su Sangre.

Pero para comer la carne del Hijo del Hombre y beber Su Sangre es por fe, creyendo en Su Primera Venida y Su Sacrificio en la Cruz del Calvario, en donde llevó a cabo la Obra de Redención por todos nosotros.

Y ahora, el que no coma la carne y beba Su Sangre, no tiene vida permaneciente en sí; eso lo hacemos por fe, y luego lo representamos al tomar la Santa Cena, que es el tipo y figura del cuerpo de Cristo y la Sangre de Cristo.

Y ahora, sigue diciendo:

El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.”

Y ahora, al creer en Cristo como nuestro Salvador, al creer en Su Primera Venida y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario, y creer en Su Sangre que fue derramada por nosotros, para limpiarnos de todo pecado, nos estamos comiendo Su carne y nos estamos bebiendo Su Sangre. Al recibir Su Espíritu Santo, que es la Vida de la Sangre, tenemos la Sangre aplicada en nuestra alma.

Y ahora, en el Cuerpo Místico de Cristo como Iglesia está la Sangre del Cordero, en la Puerta que es Cristo, para entrar por esa Puerta y tener Vida eterna, ser preservado para vivir por toda la eternidad. Esa es la única Casa que tiene la Sangre del Cordero aplicada, y por consiguiente los que están dentro de esa Casa, el Cuerpo Místico de Cristo están a salvo, están a salvo para vivir por toda la eternidad con Jesucristo nuestro Salvador.

El nos ha dado, para la Iglesia y para nosotros como individuos, la Señal; así como la sangre fue la señal allá, el Espíritu Santo es la Señal para cada creyente, porque es la Vida de la Sangre, porque la Vida está en la Sangre. Por lo tanto, el Espíritu Santo siendo la Vida de la Sangre, al venir a la persona, ha venido la Vida a la persona, por lo tanto la persona está sellada con la Señal, y por lo tanto esa persona tiene Vida eterna; si muere no tiene ningún problema, va al Paraíso a vivir en el cuerpo teofánico que ya recibió.

Y cuando Cristo resucite a los muertos en Cristo, porque El dice: “Y Yo le resucitaré en el Día Postrero.” Esto es para estas personas creyentes en El, que han comido Su carne y han bebido Su Sangre, han creído Su Primera Venida y Su Sacrificio en la Cruz del Calvario, y Su Sangre derramada para limpiarnos de todo pecado; y tienen la Sangre del Nuevo Pacto, están bajo la Sangre del Nuevo Pacto, ya no están bajo el pacto antiguo, del Antiguo Testamento, sino bajo un Nuevo Pacto, pues Dios había dicho por el Profeta Isaías, por el Profeta Jeremías y por el profeta Ezequiel, que Dios haría un Nuevo Pacto con Su Pueblo.

Y ahora, encontramos que el pueblo de Dios, o sea, el pueblo de Jesucristo, Su Iglesia, donde entran hebreos y gentiles, y quedan bajo un Nuevo Pacto, cubiertos con la Sangre del Nuevo Pacto.

Y ahora, vean cómo en el Antiguo Testamento todo está reflejado en los tipos y figuras, y en esas fiestas que el pueblo hebreo llevaba a cabo. Si Dios libertó al pueblo hebreo por medio de Moisés, luego de efectuar el sacrificio del cordero pascual, luego en la mañana quedaron libres y salieron rumbo a la tierra prometida.

Ahora, con el Sacrificio del Cordero Pascual, y Su Sangre aplicada en el dintel y los postes de la puerta del alma de la persona y de la Iglesia como Cuerpo Místico de creyentes, y el Cordero dentro asado, comiéndoselo el pueblo, encontramos que el pueblo y cada individuo como alma de Dios, escrito en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, es libertado del reino del maligno, del reino de las tinieblas, o sea, del reino del diablo, y es trasladado al Reino de Jesucristo.

Así como Dios por medio de Moisés libertó al pueblo hebreo de la esclavitud en Egipto, de ese imperio egipcio, y de ese faraón egipcio; ahora el faraón en el reino de las tinieblas es el diablo y su reino es ese reino de las tinieblas, el reino del diablo, donde nacen todas las personas cuando nacen en este planeta Tierra, nacen en ese reino, pertenecen a ese reino.

Pero si sus nombres están en el Cielo escritos, en el Libro de la Vida del Cordero, esas almas son de Dios; por lo tanto, tiene Dios que llevar a cabo una liberación, un éxodo, lo cual realizó cuando Cristo murió en la Cruz del Calvario; ese es el Cordero Pascual para la liberación de cada alma que tiene su nombre escrito en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, ser libertada cada persona del reino del maligno, del reino del diablo, pues al nacer en la Tierra se nace en ese reino, porque él es el príncipe de este mundo.

Pero ahora Cristo, el Príncipe de los Cielos y de todo el universo, bajó a la Tierra, para llevar a cabo el Exodo de los hijos e hijas de Dios, de las almas de Dios, del Israel Celestial.

Y ahora, con esa liberación, vean ustedes cómo millones de seres humanos han salido del imperio, del reino del diablo, han sido libertados y han sido trasladados al Reino de Jesucristo nuestro Salvador.

Veamos lo que nos dice San Pablo en Colosenses, capítulo1, verso 12 en adelante:

con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz (o sea, que los santos en Luz, que son los hijos de Dios, tienen una herencia, porque son hijos de Dios, por lo tanto son herederos de Dios; así como cada hijo es heredero ¿de quién? De su padre);

el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo.”

¿Ven? Nos ha libertado, nos ha librado de la potestad de las tinieblas, nos ha librado del diablo y de su reino, de su imperio, del imperio o reino del diablo, y nos ha trasladado, o sea, nos sacó; porque cuando usted traslada algo, lo saca de un sitio y lo coloca en otro lugar. Nos ha sacado del reino del diablo, el faraón de las tinieblas, y nos ha trasladado al Reino de Luz de Jesucristo, al Reino de Su amado Hijo Jesucristo.

...en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecado.”

No hay otra forma para recibir el perdón de pecados, sino por la Sangre de Cristo y Su Sacrificio en la Cruz del Calvario. No hay otra forma para recibir Redención, para ser restaurados a la Vida eterna, ser restaurados al Reino de Dios, excepto por Jesucristo y Su Sacrificio en la Cruz del Calvario. Por eso predicamos a Cristo crucificado, porque por medio de Su Sacrificio El ha realizado nuestra Redención, para ser restaurados a la Vida eterna.

El, Cristo, es la imagen del Dios invisible; o sea, Jesucristo en Su cuerpo teofánico es la imagen del Dios invisible, o sea, la parte visible de Dios es Su cuerpo teofánico; y luego cuando se hizo Su cuerpo de carne, la semejanza visible y humana de Dios es Jesucristo en Su cuerpo.

Y ahora, en Jesús tenemos la imagen de Dios, el cuerpo teofánico, dentro de la semejanza de Dios, que es el cuerpo físico; ahí está imagen y semejanza de Dios. Y todos los creyentes en Cristo son creados por Cristo a imagen de Dios primeramente, al recibirlo como nuestro Salvador, lavar nuestros pecados en Su Sangre, ser bautizados en Su Nombre y recibir Su Espíritu Santo, y ahí recibimos Su imagen, el cuerpo teofánico de la sexta dimensión.

Y para el Día Postrero en adición, todos los que habrán recibido el cuerpo teofánico, al nacer de nuevo, al haber recibido a Cristo como su Salvador, lavado sus pecados en la Sangre de Cristo y haber recibido Su Espíritu Santo, entonces recibiremos la semejanza de Dios, que es el cuerpo eterno, inmortal, incorruptible y glorificado, igual al cuerpo glorificado de nuestro amado Señor Jesucristo, y así tendremos un cuerpo eterno, y jovencito, como de 18 a 21 años en apariencia, ¿para cuánto tiempo? Para el Milenio. ¿Y para cuánto más? Para toda la eternidad.

Vean el porqué predicamos a Cristo crucificado.

Y ahora, podemos ver la bendición tan grande que hay en la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario, donde El murió ¿por quién? Por cada uno de nosotros. Sin Su muerte en la Cruz del Calvario, nosotros estaríamos perdidos, pero con Su muerte en la Cruz del Calvario y Su resurrección El nos ha dado Vida eterna; y se materializa en nosotros esa Vida eterna cuando lo recibimos como nuestro Salvador.

Ya El hizo la Obra de Redención, le toca a todo ser humano recibir esa Obra, para que se materialice en la persona la Salvación, la Redención de su alma, en donde obtiene su nuevo nacimiento en el Reino de Dios, en el Reino de Jesucristo.

Y ahora, hemos visto a Cristo como el Cordero Pascual, El es nuestra Pascua.

Y ahora, también... eso fue en el capítulo 12 del Exodo. Y ahora, en el capítulo 16 de Levíticos, y también en el capítulo 25 de Levíticos, y el capítulo 23, nos habla del mes séptimo, y de la fiesta de la expiación, en donde el sumo sacerdote tomaba dos machos cabríos, y echaba suerte sobre ellos, y el macho cabrío que era por Jehová, porque él echa la suerte por Jehová o por Azazel.

La suerte que caía sobre el macho cabrío por Jehová, ese macho cabrío era sacrificado el día 10 del mes séptimo, y su sangre era llevada por el sumo sacerdote, era el sumo sacerdote el que lo sacrificaba, no podía hacerlo otra persona.

Las labores en el templo las llevaba a cabo el sumo sacerdote, esas labores de la expiación del macho cabrío, y todo el día estaba el sumo sacerdote en esas labores, era el día de más trabajo para el sumo sacerdote; y tomaba la sangre del macho cabrío en una vasija, iba con ella, pasaba por el atrio, donde sacrificaba el macho cabrío, luego pasaba por el lugar santo y pasaba hasta el lugar santísimo, y con su dedo esparcía con la sangre del macho cabrío, que es la sangre de la expiación, esparcía sobre el propiciatorio, hacia el este del propiciatorio, esparcía 7 veces. Y luego de hacer esas labores salía, y luego también colocaba de esa sangre sobre el lugar del incienso, el altar del incienso, y luego más afuera también.

Esto nos muestra algo muy importante en el Programa Divino: Que todo lo que corresponde al Templo de Dios está ligado al Sacrificio del Macho Cabrío. Por lo tanto, el Templo de Dios, hecho por Dios con seres humanos, está ligado al Sacrificio del Macho Cabrío, y el Macho Cabrío ahí es Cristo, el cual fue tipificado, representado en ese macho cabrío que murió, para su sangre ser presentada ante la presencia de Dios; y la presencia de Dios estaba ¿dónde? Sobre el propiciatorio, allá en el lugar santísimo.

Y la Sangre de Cristo fue llevada al Lugar Santísimo del Templo Celestial; no era para ser colocada en el lugar santísimo del templo terrenal, sino del Templo Celestial; fue llevada al Lugar Santísimo, ante la presencia de Dios, y allí ha estado Cristo con Su Sangre propia, haciendo Intercesión por cada persona que tiene su nombre en el Cielo escrito, en el Libro de la Vida del Cordero.

Recuerden que era el sumo sacerdote el único que podía entrar al lugar santísimo una vez al año, y eso, sin sangre no podía entrar, tenía que ser con la sangre correspondiente, que es la sangre de la expiación del macho cabrío. Nadie podía subir al Cielo, sino el que descendió del Cielo, nadie podía ir al Lugar Santísimo del Templo que está en el Cielo, para presentarse por el pueblo ante Dios, sino Jesucristo nuestro Salvador, porque El es el Sumo Sacerdote Melquisedec del Templo que está en el Cielo.

Por lo tanto, Melquisedec, el cual apareció a Abraham en el capítulo 14 del Génesis, el cual es Sacerdote del Dios Altísimo, El es el Sumo Sacerdote del Dios Altísimo, se hizo carne en medio de la raza humana, para así tener el Sacrificio por el pecado; y esto cumple la Escritura de que Dios se proveyó un cuerpo para Sacrificio. Dios se proveyó un Sacrificio por el pecado, para quitar el pecado del mundo.

Juan el Bautista cuando presentó a Cristo dijo: “He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.” Pero nadie sabía cómo era que El iba a quitar el pecado del mundo. Ya Juan sabía que estaba allí el Hombre que iba a quitar el pecado del mundo, ya los discípulos de Juan, al ver a Juan hablando así y escuchar a Juan, sabían que el sacrificio por el pecado iba a ser quitado.

Pero Juan no le explicó a ellos: “El tiene que morir; como era sacrificado el macho cabrío de la expiación, Jesús, mi primo (porque eran primos) tiene que morir.” Como que eso no iba a sonar para la gente de aquel tiempo como muy sabio, porque ellos siempre habían tenido sacrificios de animales, y ahora que un hombre vaya a ser el sacrifico, eso no lo podían comprender. Pero miren, la semana número 70 de Daniel, para esa semana fue profetizado por el Arcangel Gabriel, que significa “Hombre de Dios o varón de Dios.” Gabriel.

Por ese hombre de Dios, o varón de Dios de la sexta dimensión, que es un Profeta mayor de la sexta dimensión, o el Profeta mayor de la sexta dimensión, el cual le había aparecido a Daniel, y le dijo: “Yo te mostraré lo que está escrito en el Libro de la Verdad.” También le dijo: “Yo he venido para darte sabiduría.” Es un Arcangel que da sabiduría, porque él conoce los misterios del Cielo y tiene acceso al Libro de Dios, el Libro de la Vida, el Libro de la Verdad.

Y ahora, le dice a Daniel que 70 semanas están determinadas para su pueblo, y que a la mitad de la semana número 70, la vida le será quitada al Mesías, y esto era para así realizar el Sacrificio por el pecado. Al ser quitada la vida del Mesías se estaba sacrificando el Macho Cabrío de la Expiación, siendo actualizado ese macho cabrío en una persona: Jesús de Nazaret, el Mesías que vendría al pueblo hebreo.

Y ahora, ya no se iban a necesitar más sacrificios por el pecado, porque ya el Sumo Sacerdote del Templo Celestial, que es Melquisedec, el cual se había hecho hombre, el cual es el Angel del Pacto, el Angel de Jehová, había hecho un Sacrificio perfecto en la Cruz del Calvario; y Su Sacrificio fue con Su propio cuerpo de carne. Dios se proveyó un Sacrificio con Su propio cuerpo, para reconciliarnos consigo mismo, El fue el que llevó a cabo la Obra de Reconciliación.

Ninguna persona puede ser reconciliada con Dios sin el Sacrifico de Reconciliación, que es el Sacrificio de Cristo; así como en medio del pueblo hebreo ninguna persona podía ser reconciliada con Dios, y el pueblo hebreo, como pueblo, no podía ser reconciliado con Dios, hasta que se efectuaba el sacrificio del macho cabrío.

Ahora, ellos tenían sacrificios en diferentes días durante el año, los cuales eran colocados en lo que venía, el sacrificio del macho cabrío de la expiación, del día 10 del mes séptimo.

Y ahora, ese sacrificio de la expiación, veamos en el capítulo 23 de Levítico, el significado tan grande que tenía para el pueblo hebreo. Si alguno de ustedes le hubiera tocado vivir en medio del pueblo hebreo en el Antiguo Testamento, tenía que estar sujeto a estas fiestas, a estos sacrificios sin fallar.

Veamos el capítulo 23 de Levítico, versos 26 al 32:

También habló Jehová a Moisés, diciendo:

A los diez días de este mes séptimo será el día de expiación; tendréis santa convocación, y afligiréis vuestras almas, y ofreceréis ofrenda encendida a Jehová.”

¿Y por qué van a afligir sus almas? Por haber pecado ante Dios, o sea, estar arrepentidos de sus pecados, y estar afligidos por haber pecado ante Dios.

... y ofreceréis ofrenda encendida a Jehová.

Ningún trabajo haréis en este día; porque es día de expiación, para reconciliaros delante de Jehová vuestro Dios.”

¿Ven? El sacrificio para la reconciliación del pueblo hebreo como nación, y de cada individuo con Dios. Sin ese sacrificio la persona no quedaba reconciliada con Dios; y el pueblo hebreo como nación si no efectuaba ese sacrificio en ese día, no quedaba el pueblo como nación reconciliado con Dios.

Por eso, en las ocasiones en que el pueblo hebreo no tenía el templo y no tenía el arca del pacto, el pueblo hebreo se encontraba siempre en problemas, y los juicios divinos caían sobre el pueblo hebreo, porque no tenían el sacrificio por el pecado, y no tenían el templo, y no tenían el arca del pacto y el propiciatorio, para el sumo sacerdote ir con la sangre de expiación del macho cabrío y colocarla sobre el propiciatorio, para la reconciliación del pueblo como nación, con Dios, y de cada individuo con Dios.

Y ahora, todo esto del sacrificio del macho cabrío, lo realizó Cristo en la Cruz del Calvario, para reconciliarnos con Dios. Por eso cuando se predica a Cristo crucificado bajo la predicación del Evangelio de la Gracia, se está predicando la Reconciliación de cada individuo con Dios, y se le está mostrando a la persona cómo ser reconciliado con Dios; porque no hay otra forma para ser reconciliado con Dios; por buena sombra ninguna persona puede ser reconciliada con Dios, es por medio del Sacrificio de la Reconciliación, nuestra Reconciliación la realizó Cristo en la Cruz del Calvario, por lo tanto no hay ni otro sacrificio, ni otra forma para ser reconciliados con Dios.

Ahora, podemos ver la importancia del Sacrificio de Cristo en la Cruz del Calvario. Y por eso se predica el Evangelio, en donde mostramos a Cristo crucificado para nuestra reconciliación con Dios.

Y toda persona al escuchar la predicación del Evangelio y darse cuenta que es un pecador y que fue realizado un Sacrifico por nuestros pecados, para ser reconciliados con Dios; la persona al reconocer que es un pecador se aflige de sus pecados y por sus pecados, reconociendo que es un pecador, recibe a Cristo como su Salvador, son lavados sus pecados en la Sangre de Cristo, es bautizada la persona en el Nombre del Señor Jesucristo y recibe el Espíritu Santo, y obtiene el nuevo nacimiento, y obtiene un cuerpo teofánico de la sexta dimensión, y así está reconciliado con Dios.

Cristo obró esa Reconciliación, y se materializa en nosotros cuando lo recibimos como nuestro Salvador.

Y ahora, veamos lo que a continuación dice... vamos a ver:

Ningún trabajo haréis en este día; porque es día de expiación, para reconciliaros delante de Jehová vuestro Dios.

Porque toda persona que no se afligiere en este mismo día, será cortada de su pueblo.”

Y ahora, en el Nuevo Testamento toda persona que no se aflige por sus pecados y no recibe a Cristo como su Salvador, será cortado del pueblo, será cortado y no tendrá derecho a vivir eternamente, porque no se afligió en el tiempo que Dios ha dado para que los seres humanos se aflijan por haber pecado ante la presencia de Dios, y reciban a Cristo como su Salvador, para ser reconciliados con Dios, y ser trasladados del reino de las tinieblas, del diablo, al Reino de nuestro amado Señor Jesucristo.

Así que, lo que sucede en el Programa de Dios es algo más científico que lo científico de los seres humanos, pero es algo científico en la ciencia de Dios.

Y ahora, la ciencia humana no ha podido producir un ser humano por su propia ciencia y por sus propias cosas, sino que para producir algo el laboratorio ha tomado la materia prima del ser humano, y ha dicho que ha hecho algo grande. Pero miren, ha producido hijos de probeta, y esos hijos de probeta, si crecen, tendrán que ir al laboratorio a pedirle la bendición a un tubo; y si se rompe ese tubo, se murió papá o se murió mamá. O sea, que lo que han producido es hijos sin madre y sin padre; aunque la materia prima es de los padres, tienen padres, pero no saben que tienen padres. La ciencia le ha ocultado quién es el padre y quién es la madre.

Ahora, mejor lo hubiera hecho papá y mamá, hubieran producido un hijo o una hija, que amaran a sus padres, y crecieran junto a sus padres, y recibieran la enseñanza y también los alimentos de sus padres.

Ahora, fíjense, tanto que la ciencia ha avanzado, que hasta ha producido hijos de probeta en laboratorios, pero con la materia prima de seres humanos; y han podido perfeccionarlo tanto, sin embargo una persona sin sabiduría y sin ciencia terrenal, ignorante, producen hijos, se reproducen, tienen hijos, y crecen, y luchan por ellos, y los hijos por sus padres.

Ahora, podemos ver que en la ciencia de Dios, las cosas aunque parezcan pequeñas son grandes, porque es todo bajo la ciencia de Dios.

Y ahora, Dios está creando una Nueva Raza. Conforme a la ciencia, la humanidad terminará pronto, porque no podrá sobrevivir en el Milenio que viene, o sea, no podrá vivir los próximos mil años sin que venga un desastre sobre la raza humana, a causa de que los hielos polares se están derritiendo, a causa del calor que ha ocasionado la ruptura en la capa de ozono, y otros problemas ocasionados por las industrias, y por los automóviles, y también por las bombas nucleares que han estallado, y a causa de otros problemas mas.

Piensan que en algún momento el calor o la calor —depende cómo le digan algunos lugares: el calor o la calor, o el calor— aumentará tanto, que no podrá soportar el ser humano esas temperaturas, y eso será así, porque la Biblia dice que el sol quemará la gente, son parte de los juicios divinos que vendrán a la raza humana durante la gran tribulación. Y ahora están conformando lo que la Biblia ya dijo hace miles de años.

Y ahora, no saben qué hacer, dicen que la única solución es salir de la Tierra, ser llevados a otro planeta. Y no saben cómo hacerlo, porque eso saldría muy caro; y lograr que se adapten en otro planeta, y que puedan así respirar como respiramos aquí, eso es algo difícil.

Y ahora, el proyecto saldría muy caro para sacar de la Tierra un grupo pequeño de seres humanos, para que se reproduzcan en otro lugar, y continúen la vida del ser humano, porque la vida en la Tierra —ellos piensan— que va a terminar en algún momento.

Y ahora, están preocupados. Pero los que han escuchado la predicación de Cristo crucificado y lo han recibido, tienen una esperanza, y tienen la fe, tienen la fe y la esperanza de que Cristo tiene la solución a ese problema.

Vean, la ciencia ya está anunciando que hay que salir de esta Tierra. Bueno, y Cristo tendrá a eso solución, porque es el único que la puede tener; porque ya la ciencia dice que para sacar de la Tierra al ser humano es difícil, sacarlo para que se adapte en otro planeta, están viajando a otros planetas, y están también por la luna; pero el equipo que llevan pesan más, que lo que pesa el mismo cuerpo de ellos, y vale bastantes millones de dólares.

Así que, si hay que salir con esos equipos ¿quién tiene tanto dinero para comprar uno, y después para comprar un boleto para ir a otro planeta? O sea, que la cosa está muy difícil para el mundo, para los que pertenecen al reino de las tinieblas.

¿Pero qué solución tiene Cristo para los que pertenecen al Reino de Luz, al Reino de Jesucristo? Cristo tiene la respuesta, Cristo tiene la solución. San Pablo dándonos a conocer la solución a esta situación, dice en Primera de Tesalonicenses, capítulo 4, versos 13 en adelante:

Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen (o sea, de los que han muerto físicamente), para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza...”

O sea, que no es motivo para estar tristes todo el tiempo; sino que nos ponemos tristes un tiempo, porque se fue del lado nuestro físicamente, como cualquier familiar nuestro que se va a otro país para vivir en otro país; así se han ido nuestros familiares cuando sus cuerpos físicos han muerto.

Pero cuando los padres saben que algún hijo se ha ido a otro país, y le va bien allá, pues está contento: “Se ha ido de mi lado, pero yo sé que está bien allá, por lo tanto estoy contento, porque está muy bien allá.”

Y cuando nuestros familiares se han ido de esta dimensión, sabemos que están bien en la sexta dimensión; por lo tanto es motivo de gozo para nosotros, y decimos: “Ya no esta sufriendo como sufría acá en el cuerpo terrenal, ahora está disfrutando el nuevo cuerpo teofánico, y pronto vendrá en un nuevo cuerpo glorificado y eterno sin sufrimientos y sin problemas.

Así que, algunas veces envidiamos a los que se fueron ya, pero que eran creyentes en Cristo. Pero lo único es que ellos no pueden estar continuando trabajando aquí, nos toca a nosotros continuar trabajando, lo cual es un privilegio mayor que irse a la sexta dimensión, porque allá es para descansar de los trabajos que hacemos aquí en la Tierra.

Ahora, dice San Pablo:

Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él...”

O sea, los que durmieron en El son los creyentes en El que han muerto físicamente, esos han dormido en Cristo, están en el Paraíso, y Dios los traerá con Cristo, cuando Cristo termine Su Obra de Intercesión en el Cielo, tome el Título de Propiedad, se levanta del Trono de Intercesión, toma el Título de Propiedad y lo abra en el Cielo y regresa a la Tierra, ahí Cristo resucitará a los muertos creyentes en El y a nosotros nos transformará.

Ahora, encontramos que todavía El está con Su cuerpo teofánico sentado en el Trono de Dios en el Cielo. El con Su cuerpo teofánico ha permanecido, desde que ascendió al Cielo, allí haciendo Intercesión por todos los que tienen sus nombres escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero. Pero en Su cuerpo teofánico El estará moviéndose de etapa en etapa, de edad en edad, y ha estado ungiendo a Sus Mensajeros de edad en edad, y ha estado en Espíritu Santo, usando, manifestándose en esos Mensajeros, y usando a Sus Mensajeros y hablando a través de esos Mensajeros. Pero en Su cuerpo físico glorificado ha estado allá sentado en el Trono de Dios, ese cuerpo ha permanecido allá.

Y ahora, cuando El venga con Su cuerpo glorificado, entonces nosotros lo veremos, porque nosotros recibiremos un cuerpo glorificado también. Continuamos leyendo:

Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor...”

O sea, que habremos quedado hasta que Cristo se levante del Trono del Padre, se levante con ese cuerpo glorificado del Trono del Padre, tome el Título de Propiedad, y reclame todo lo que El ha redimido con Su Sangre Preciosa, y resucite a los muertos en Cristo y a nosotros nos transforme, y entonces tendremos un cuerpo glorificado como el cuerpo glorificado de Cristo, y los muertos en Cristo también tendrán un cuerpo glorificado cuando resuciten, y todos tendremos cuerpos glorificados, y seremos como nuestro amado Señor Jesucristo, lo veremos a El en Su cuerpo glorificado, y él nos verá a nosotros en el cuerpo glorificado que El nos dará.

Y entonces estaremos aquí en la Tierra un lapso de tiempo de 30 a 40 días, como sucedió cuando Cristo resucitó: estuvo apareciéndole a Sus discípulos por un lapso de tiempo de 40 días, con El también resucitaron los santos del Antiguo Testamento: Abraham, Isaac, Jacob, los patriarcas, los Profetas, todas esas personas de Dios resucitaron con Cristo, cuando Cristo resucitó. Luego cuando Cristo ascendió al Cielo, 40 días después de haber resucitado, ascendieron con El a al Cielo, y Cristo entró al Cielo, a la séptima dimensión y se sentó en el Trono de Dios. Es la primera ocasión en que un cuerpo físico se sienta en el Trono de Dios, y es un cuerpo físico pero glorificado.

Y ahora, continuemos aquí leyendo, dice:

...que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron (o sea, no vamos a ser delanteros a los que durmieron, o sea, los que están vivos en la Tierra, creyentes en Cristo, van a ser transformados, hasta que los muertos en Cristo sean resucitados en cuerpos eternos)... no precederemos a los que durmieron.

Porque el Señor mismo con voz de mando (en las versiones antiguas dice: con aclamación, eso es Voz de mando)... con voz de mando, con voz de arcángel (y ahora, nos coloca aquí Voz de Arcangel)...”

Cuando se habla de un Angel que viene de parte de Dios, eso es algo grande de parte de Dios, para llevar a cabo una Obra grande en la Tierra. Pero cuando se habla de Arcangel, ya eso es mucho mayor.

Y ahora, Dios ha enviado Angeles Mensajeros de edad en edad, y Dios ha llevado a cabo una Obra grande en medio de Su Iglesia, ha llamado y juntado a los escogidos de cada edad, por medio de esa manifestación en Sus siete Angeles Mensajeros de edad en edad. Pero aquí cuando nos habla de Voz de Arcangel, ya eso nos habla de un Mensajero dispensacional, a través del cual el Espíritu de Dios, el Espíritu de Cristo, estará manifestado, llamando y juntado a Sus escogidos con Voz de Arcangel; eso es un Mensaje dispensacional para el pueblo de Dios.

Por lo tanto, desde la sexta dimensión, entonces Dios también tiene que enviar algún Arcangel para que esté con ese Mensajero dispensacional.

... y con trompeta de Dios (Trompeta de Dios, Mensaje de Dios, Mensaje dispensacional de Dios para todo el pueblo de Dios), descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero.

Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.”

Y ahora, la resurrección de los muertos en Cristo en cuerpos eternos es primero, y luego la transformación nuestra, para luego ser llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero. Para poder comprender este pasaje, tenemos que unirlo con otros pasajes bíblicos dados por el Apóstol San Pablo.

En este pasaje habla de la resurrección de los muertos en Cristo, y no habla nada de cuerpos inmortales, ni de la transformación nuestra; pero cuando usted va a Primera de Corintios, capítulo 15, encuentra más detalles, más Luz acerca de este gran evento prometido para este tiempo final. Capítulo 15 de Primera de Corintios, versos 49 en adelante, dice... vamos a ver, verso 47 en adelante, dice:

El primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo hombre, que es el Señor, es del cielo.

Cual el terrenal, tales también los terrenales; y cual el celestial, tales también los celestiales.

Y así como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial (o sea, de Jesucristo).

Pero esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción.”

Con estos cuerpos mortales, por cuanto son temporales y corruptibles, no podemos heredar el Reino de Dios y vivir eternamente en el Reino de Dios, necesitamos un nuevo cuerpo. “He aquí...” Y ahora nos va a hablar de ese misterio:

He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos...”

O sea, no todos vamos a morir; va a quedar un grupo de personas, de creyentes en Cristo que van a ver la resurrección de los muertos en Cristo, y van a ser transformados sin ver muerte.

He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados.”

¿Ven? Aquí nos habla de una transformación. Así como hemos recibido la transformación interior y hemos recibido un cuerpo teofánico, un cuerpo angelical, un cuerpo igual al cuerpo de los Angeles, hemos de recibir una transformación exterior también, y vamos a recibir un nuevo cuerpo, un cuerpo igual al cuerpo de Jesucristo nuestro Salvador.

...en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta...”

A la final Trompeta, porque antes de esa Trompeta final han sonado las trompetas de las siete edades, que son las trompetas de los siete Angeles Mensajeros, el Mensaje de Dios a través de cada Mensajero de cada edad. Y también las trompetas de las siete trompetas de Apocalipsis, en el capítulo 11, en la séptima Trompeta, que corresponde a los Dos Olivos, Moisés y Elías, a la final Trompeta será que ocurrirá esto, en la séptima Trompeta, como el Séptimo Sello, es la Venida del Señor.

Y ahora, eso dice el Rvdo. William Branham: “La Séptima Trompeta como el Séptimo Sello...” Vamos a leerlo para que lo tengan claro, porque esa es la Trompeta final, y eso es bajo el ministerio de Moisés y Elías. Página 128 y 129 del “Libro de Citas,” 128, párrafo 1143, dice:

Debajo de la Séptima Trompeta es para Israel lo mismo que el Séptimo Sello fue para la Iglesia.”

Es lo mismo: Séptimo Sello para la Iglesia, para Israel es la Séptima Trompeta. Y la página 129, párrafo 1150, dice:

Ahora, tan pronto como esta Iglesia, el misterio del Séptimo Sello es conocido, y los judíos son llamados por el misterio de la Séptima Trompeta que son dos profetas Elías y Moisés*”

¿Ven? Ahora el misterio de la Séptima Trompeta es Elías y Moisés, el quinto Elías y segundo Moisés. Y el misterio del Séptimo Sello es la Segunda Venida de Cristo.

Ahora, vamos a ver en la página 130, párrafo 1164, dice:

Recuerden que los que están vivos y queden no impedirán a los que están durmiendo (o sea, a los que están en el Paraíso), porque la Trompeta de Dios, esa última Trompeta (la sexta acaba de tocar), y esa séptima Trompeta como el séptima Sello, será la venida del Señor; tocará, y los muertos en Cristo se levantarán primero.”

Y ahora, en la página 149 de este mismo “Libro de Citas,” que contiene extractos de diferentes Mensajes del Rvdo. William Branham. Página 149, párrafo 1333, dice:

Recuerden que los que viven y quedan no impedirán a los que duermen; porque la trompeta de Dios, esa última trompeta (la sexta acaba de sonar)... y esa última trompeta, con el último sello, será la venida del Señor. Tocará, y los muertos en Cristo se levantarán primeramente... sólo descansando hasta ese tiempo.”

O sea, que los muertos en Cristo están descansando hasta este tiempo, hasta que termina la Séptima Trompeta de sonar, y de llamar y juntar a los que tiene que llamar y juntar; y la Séptima Trompeta es también el Séptimo Sello.

Y ahora, la Séptima Trompeta es Moisés y Elías, los Dos Olivos, y el Séptimo Sello es la Segunda Venida de Cristo. Vean, la Segunda Venida de Cristo para la Iglesia, y Moisés y Elías para el pueblo hebreo.

Ahora, veamos la página 47 de este mismo “Libro de Citas,” párrafo 402, dice:

Y nosotros que vivimos y hayamos quedado hasta la venida del Señor, no evitaremos o impediremos a los que duermen. Esos preciosos que sellaron su testimonio con su sangre. No impediremos o estorbaremos a los que duermen, porque sonará la trompeta. Algo acontecerá, ese algo Evangélico sonará (¿Ven? Ese algo evangélico, la predicación del Evangelio del Reino)... ese algo Evangélico sonará, el anuncio de Su venida.”

¿Y qué es lo que suena la Séptima Trompeta? El anuncio de Su Venida, revela el misterio de la Segunda Venida de Cristo, revela el misterio del Séptimo Sello para la Iglesia, y Séptima Trompeta para el pueblo hebreo.

Y ahora:

Y nosotros los que vivimos y permanezcamos seremos transformados. Parados allí, y sentir un cambio; el pelo canoso se irá, las arrugas cesarán, cambiados en un momento, en un abrir de ojos. Y encontraremos a nuestros seres amados (y encontraremos a nuestros seres amados que han partido).”

Ahora, cuando yo los vea a ustedes, los que están ancianos, sin canas y sin arrugas y jovencitos, como de 18 a 21 años, la resurrección habrá sucedido. Y cuando ustedes me vean a mí, con un cuerpo jovencito de 18 a 21 años, sin canas y sin arrugas, y así jovencito, como está prometido aquí, mi transformación se habrá llevado a cabo. [La congregación aplaude —Editor].

Mientras ustedes me vean con algunas canitas, todavía no ha acontecido, ¿por qué? Porque mientras no se complete el número de los escogidos de Dios en el Cuerpo Místico de Cristo, Cristo no puede terminar Su Obra de Intercesión en el Cielo, y no puede levantarse del Trono del Padre, tomar el Título de Propiedad, abrirlo y hacer Su Obra de Reclamo, en donde reclamará a todos los que El ha redimido con Su Sangre, resucitará a los muertos en Cristo, y a nosotros nos transformará.

Pero cuando entre hasta el último y esté todo el Cuerpo Místico de Cristo ya completo, y se completa ¿dónde? En la Edad de la Piedra Angular, donde son llamados y juntados los escogidos de Dios del Día Postrero, los cuales escuchan la predicación de Cristo crucificado, y reconocen que Jesucristo es nuestra expiación por el pecado, en el cual se cumplió la Obra de expiación que llevaba a cabo el sumo sacerdote con el macho cabrío de la expiación.

Y Cristo siendo el Sumo Sacerdote del Templo Celestial, efectuó esa Expiación con Su propio cuerpo de carne, el cual fue crucificado en la Cruz del Calvario. ¿Y qué del otro macho cabrío? Porque eran dos machos cabríos, uno por Jehová y el otro por Azazel.

Luego el sumo sacerdote salía del lugar santísimo, habiendo efectuado la obra de expiación, en donde esparcía su sangre sobre el propiciatorio, luego salía de allí y buscaban el macho cabrío que era por Azazel, colocaba sus manos sobre la cabeza de ese macho cabrío, confesaba los pecados del pueblo, y luego ese macho cabrío era llevado por el desierto, y ahí los pecados del pueblo eran llevados lejos del pueblo.

Y ambos machos cabríos representan a Cristo. Cristo, el macho cabrío de la expiación, el macho cabrío que era por Jehová, que era sacrificado, representa a Cristo muriendo en la Cruz del Calvario; y el otro macho cabrío por Azazel, sobre el cual se confesaban los pecados y los llevaba lejos, representa a Cristo en Su cuerpo teofánico, el cual cuando murió descendió al infierno, porque murió allí como un pecador ¿por qué? Por nuestros pecados. El al tomar nuestros pecados murió como un pecador, todos los pecados del ser humano fueron colocados en Jesucristo, El tomó nuestros pecados, por lo tanto tenía que morir por nuestros pecados.

O sea, que cuando la persona comprende esto, se da cuenta que la muerte de Cristo la ocasionó nuestros pecados. Cada uno de nosotros contribuyó para la muerte de Cristo.

Y ahora, eso es algo que nos duele a nosotros: que por causa de nuestros pecados El murió allá en la Cruz del Calvario.

Y ahora, Cristo desciende en Su cuerpo teofánico, llamado ese cuerpo teofánico: “el Angel de Jehová,” Su cuerpo angelical; desciende ¿a dónde? Al infierno. Primera de Pedro, capítulo 3, verso 18 en adelante, dice:

Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne (o sea, que El murió en Su cuerpo de carne), pero vivificado en espíritu;

en el cual también fue y predicó a los espíritus encarcelados.”

Fue en Su espíritu, que es el cuerpo teofánico, y predicó a los espíritus encarcelados, o sea, a las personas que vivieron en la Tierra, pero que en los días de Noé no se arrepintieron, por lo tanto esas personas al morir fueron al infierno, fueron en sus cuerpos espirituales que es el espíritu del ser humano, por cuanto sus espíritus eran de la quinta dimensión, pues fueron a la quinta dimensión que es el infierno.

Y ahora, Cristo fue al infierno a causa de que murió como un pecador, por causa de nuestros pecados, y fue allí y le predicó a esos espíritus.

Ahora, cuando Cristo va al infierno y predica a esos espíritus que están encarcelados allí, que no pueden salir del infierno, no le está predicando a humos, o bolas de humo o de nubes, sino que le está predicando a gente, que están en cuerpos parecidos a nuestro cuerpo, pero de la quinta dimensión. Y Cristo está en Su cuerpo teofánico, parecido a nuestro cuerpo, pero de la sexta dimensión, cuerpo angelical; por eso se le llama a Cristo en el Antiguo Testamento: el Angel de Jehová o Angel del Pacto, el mismo que le apareció a Moisés y también a Josué. A Josué le apareció con una espada en su mano.

Y Josué le dijo: “¿Eres tú de los nuestros o de nuestros enemigos?” Y ese varón, ese Angel le dijo que El era el Príncipe de los Ejércitos de Jehová que había sido enviado, y era un hombre pero de la sexta dimensión, era un Angel de la sexta dimensión, era Cristo en Su cuerpo teofánico. Y Cristo en Su cuerpo teofánico es el Espíritu Santo, el varón vestido de blanco, de lino, en Ezequiel, capítulo 9, el cual tenía un tintero en su cintura para sellar a los que clamaban por causa de las abominaciones del pueblo.

Y ahora, podemos ver quién es Jesucristo nuestro Salvador.

Y ahora, baja al infierno cuando muere, y eso es el macho cabrío sobre el cual eran confesados los pecados del pueblo, para ser llevados lejos los pecados del pueblo.

Y ahora, Cristo al descender al infierno llevó nuestros pecados lejos, los llevó al infierno, por lo tanto regresaron al diablo que es el originador del pecado. Sigue diciendo:

...en el cual también fue y predicó a los espíritus encarcelados,

los que en otro tiempo desobedecieron, cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé, mientras se preparaba el arca, en la cual pocas personas, es decir, ocho, fueron salvadas por agua.”

Ocho personas solamente se salvaron del mundo ante- diluviano, porque el resto fue incrédulo a Noé y su Mensaje, y Noé es un Profeta Mensajero dispensacional, con un Mensaje dispensacional. Noé es el Profeta de la Dispensación del Gobierno Humano, o sea, el Profeta de la tercera dispensación. Por no creer a Noé y el Mensaje de Noé, no creer al Profeta de la tercera dispensación, el mundo ante-diluviano pereció.

El pueblo hebreo al no creer en Jesucristo, el Profeta de la Dispensación de la Gracia, encontramos que le vino el juicio divino, porque sus pecados quedaron al descubierto delante de la presencia de Dios, el templo fue destruido, y por consiguiente ya no tenían un templo dónde efectuar el sacrificio por el pecado, el sacrificio del macho cabrío, y llevar la sangre al lugar santísimo.

Por lo tanto, el pueblo hebreo ha estado bajo los juicios divinos, a causa de que sus pecados han quedado al descubierto delante de la presencia de Dios. Por eso fue que Cristo les profetizó del juicio divino que vendría sobre Jerusalén, la destrucción de Jerusalén, la destrucción del templo y las persecuciones a las cuales sería sometido el pueblo hebreo; por cuanto no conocieron el tiempo de Su visitación, el tiempo de la visitación divina en carne humana al pueblo hebreo, en un Mensajero dispensacional, Jesús de Nazaret.

Para el tiempo final un Mensajero dispensacional estará en la Tierra, con un Mensaje dispensacional de Gran Voz de Trompeta o Trompeta de Dios o Voz de Arcangel, que es el Mensaje del Evangelio del Reino.

Y ahora, encontramos que con la Venida del Mensaje del Evangelio del Reino, por medio de un Profeta dispensacional, estarán cayendo sobre la Tierra, y sobre todo sobre la Iglesia de Jesucristo, las dos lluvias: la lluvia temprana, que es la lluvia de la enseñanza de la Primera Venida de Cristo, como el Cordero de Dios, quitando nuestros pecados con Su Sacrificio en la Cruz del Calvario, y Su Sangre siendo derramada, y estará cayendo la lluvia de la enseñanza de la Segunda Venida de Cristo, como el León de la Tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo, esta es la lluvia tardía.

Por lo tanto la lluvia tardía y la lluvia temprana estarán cayendo al mismo tiempo. La lluvia de la enseñanza de la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario, y la lluvia de la enseñanza de la Segunda Venida de Cristo, como León de la Tribu de Judá en Su Obra de Reclamo, para ser llamados y juntados los escogidos de Dios del Día Postrero, ser los escogidos de Dios redimidos por medio de Cristo y Su Sacrificio en la Cruz del Calvario, ser colocados en el Cuerpo Místico de Cristo, obteniendo su nuevo nacimiento; y luego ser reclamados por Cristo y ser transformados en el Día Postrero, los que quedemos vivos hasta que Cristo termine Su Obra de Intercesión en el Cielo, y venga con el Título de Propiedad abierto, y resucite los muertos en Cristo, y nos transforme a nosotros los que vivimos.

Y ahora, podemos ver porqué en el Mensaje del Evangelio del Reino no se omite la predicación de la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario: porque por medio del ministerio del Día Postrero, correspondiente al Espíritu Santo en Su manifestación a través de Su Angel Mensajero, estará derramando sobre la Tierra y sobre Su Iglesia, la lluvia tardía y la lluvia temprana a la vez: la lluvia de la enseñanza de la Primera Venida de Cristo y la lluvia de la enseñanza de la Segunda Venida de Cristo.

Y ahora, podemos ver porqué no omitimos, no dejamos de dar a conocer la crucifixión de Cristo en la Cruz del Calvario, y Su Obra de Redención realizada allí, porque las dos lluvias, la tardía, la de la Segunda Venida de Cristo, y la temprana, la de la Primera Venida de Cristo, están prometidas para estar cayendo sobre la Iglesia de Jesucristo en este tiempo final; la lluvia de la enseñanza de la Primera Venida de Cristo y la lluvia de la enseñanza de la Segunda Venida de Cristo.

En la lluvia de la enseñanza de la Primera Venida de Cristo predicamos a Cristo crucificado como Cordero de Dios en la Cruz del Calvario.

Ahora, podemos ver que cuando murió y fue al infierno, ahí está descendiendo al infierno como el macho cabrío que fue dejado vivo, y el sumo sacerdote colocó sus manos sobre el macho cabrío que estaba vivo, confesó los pecados del pueblo y lo envió lejos, para que llevara los pecados del pueblo lejos del pueblo.

Y Cristo descendiendo en Su cuerpo teofánico al infierno llevó lejos de nosotros nuestros pecados, y los dejó allá en el infierno, se los dejó al originador, al diablo, y resucitó justificado, como si nunca hubiese tenido pecados en El; porque El no tenía de Sí mismo pecados, pero tuvo nuestros pecados, pero los llevó lejos al infierno y allá los dejó, y resucitó como si nunca hubiese tenido encima pecados de seres humanos. ¿Ven? Resucitó justificado.

Cuando una persona es justificada, ha quedado delante de Dios como si nunca en la vida hubiese pecado.

Y ahora, al resucitar justificado, resucitó cuerpo glorificado, para sentarse en el Trono de Dios.

Y ahora, podemos ver que El en el Trono del Padre, en el Trono de Dios en el Cielo, ha estado haciendo Intercesión por nosotros, y confesándonos delante de Dios, y diciendo: “Yo morí en la Cruz del Calvario por esta persona, y por esta otra persona, y por esta otra persona.” Esto es así para los que le reciben como su Salvador, y lavan sus pecados en la Sangre de Cristo, y son bautizados en Su Nombre y reciben el Espíritu Santo.

Y ahora, vean cómo El está haciendo Intercesión en el Cielo por los que tienen sus nombres escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, para que así todas esas personas que están escritos en el Libro de la Vida del Cordero queden reconciliados con Dios, y vivan eternamente con Dios, a imagen de Dios, y a semejanza de Dios, que es a imagen y semejanza de Jesucristo, lo cual es a imagen de Dios, cuerpo angelical, cuerpo teofánico, y a semejanza de Dios, cuerpo físico como el cuerpo de nuestro amado Señor Jesucristo, glorificado.

Así es como Cristo nos reconcilia con Dios, y eso es, siendo que Jesucristo es Dios hecho carne, hecho hombre, como dijo San Pablo en Primera de Timoteo, capítulo 3, verso 16:

Sin contradicción, grande es el misterio de la piedad (o sea, de la divinidad):

Dios ha sido manifestado en carne.”

O sea, Dios se ha hecho carne, se ha hecho hombre. Y por cuanto se hizo carne, se hizo hombre, esa es la semejanza humana de Dios, y en esa forma seremos también nosotros: a la semejanza de Dios, o sea, un cuerpo eterno, inmortal, incorruptible y glorificado.

Y ahora, Cristo Jesús es la imagen y semejanza de Dios, ¿por qué? Porque El en Su cuerpo teofánico es la imagen de Dios, la imagen visible de Dios en esa sexta dimensión, y en Su cuerpo de carne es la semejanza humana de Dios. Así como nosotros somos cuerpo, espíritu y alma, también Dios. Cuerpo, el cuerpo de Jesús glorificado, Espíritu, el cuerpo teofánico de Jesús, Alma, Dios. ¿Ven lo sencillo que es todo?

El ser humano ha sido hecho a imagen y semejanza de Dios, y Dios se ha hecho a la semejanza del ser humano. Lo más que se parece a Dios es el ser humano, y lo más que se parece al ser humano es Dios. ¿Por qué? Porque el ser humano es un hijo de Dios.

Y ahora, por eso se requiere el nuevo nacimiento, para nacer como hijos e hijas de Dios en el Reino de Dios; esto es para todos los que son simiente de Dios. La simiente de Dios es el alma que viene de Dios, viene para pasar una temporada aquí en la Tierra, y en esa temporada recibir a Cristo como su Salvador, recibir la Obra de Expiación de Jesucristo: confesando nuestros pecados a Cristo, lavar nuestros pecados en Su Sangre, ser bautizados en Su Nombre y recibir Su Espíritu Santo; para eso es que hemos venido a este planeta Tierra, y así ser sellados en el Reino de Dios, con el Sello del Dios vivo, que es el Espíritu Santo, y obtener así el cuerpo teofánico de la sexta dimensión, para luego en el Día Postrero en adición ser transformado y recibir el cuerpo glorificado, eterno, inmortal e incorruptible, y ser a imagen y semejanza de nuestro amado Señor Jesucristo.

¿Ven que lo que Cristo está realizando es una Nueva Creación de una Raza con Vida eterna? Ya nos ha dado Vida eterna, dándonos Su Espíritu Santo, y dándonos así un cuerpo eterno, teofánico, cuerpo angelical de la sexta dimensión. Por eso el Angel de Jehová acampa en derredor de los que le temen y los defiende, el cuerpo teofánico que El nos ha dado; ese es nuestro Angel. Cada cristiano tiene un Angel, su cuerpo teofánico de la sexta dimensión.

Y ahora, nos falta el cuerpo físico y glorificado, igual al cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador.

Y ahora, hemos visto el misterio de los dos machos cabríos, que eran utilizados el día 10 del mes séptimo de cada año; ambos representan a Cristo: Cristo en Su cuerpo de carne y Cristo en Su cuerpo teofánico.

los que en otro tiempo desobedecieron, cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé, mientras se preparaba el arca, en la cual pocas personas, es decir, ocho, fueron salvadas por agua.”

La paciencia de Dios no era por el mundo, sino por Noé, que no había terminado la construcción del arca, la cual le tomó muchos años, Dios tenía que esperar hasta que Noé terminará la construcción del arca; porque de otra forma, si enviaba el diluvio, sin estar el arca terminada, Noé se ahogaba, y su familia también. Porque no importa lo buen nadador que sea una persona, en un mar de agua, que estén por más de 40 días ahí moviéndose, la persona se ahoga; y todos los montes fueron cubiertos, por lo tanto, no hubo ningún lugar donde alguna persona dijera: “Yo estoy seguro acá arriba.”

El único lugar de seguridad era el arca de Noé. Cuando la terminó Dios le dijo: “Dentro de 7 días vendrá el diluvio, entra tú y tu familia, y los animales y las aves que yo te dije, y los reptiles.” Y cuando entraron Dios cerró la puerta, y vino luego el diluvio. Ese era el único medio de salvación.

Y ahora, Cristo está construyendo Su Iglesia, la cual viene a ser como el arca, y Cristo es nuestra Arca. Y por cuanto El al morir nació en la forma de Su Iglesia, el Grano de Trigo que cayó en Tierra, al nacer viene a ser Su Iglesia.

Así que, es en Su Iglesia, entrando por la Puerta, que es Cristo, el único medio de salvación, el único lugar donde hay seguridad para el alma del ser humano, para no morir, sino vivir eternamente.

Y ahora, en este tiempo final los seres humanos están muy preocupados, porque piensan que solamente saliendo de este planeta es que puede el ser humano sobrevivir. Y yo les mostré que el único que tiene la solución para salir de esta Tierra, es Jesucristo nuestro Salvador.

Ahora, continuemos leyendo aquí, en Primera de Corintios, donde estábamos primero e hicimos una pausa para pasar a Primera de Pedro. Ahora, continuemos leyendo, donde dice:

He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados,

en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados.”

Una transformación viene para nuestros cuerpos, y está ligada también a los platillos voladores o carros de fuego, u ovnis, como le llaman también. El Rvdo. William Branham dijo: “Uno irá a la casa de un pastor, y también irán a los demás escogidos de Dios.” Porque está ligado la transformación y el Rapto a los platillos voladores, carros de fuego u ovnis, así como estuvo ligado el Rapto del Profeta Elías a un carro de fuego que se lo llevó. El de Enoc también.

Ustedes ven a través de la Biblia Angeles de Dios viniendo son esos carros de fuego, de los cuales habla la Escritura, que hoy la ciencia y los que les gusta estudiar acerca de esos carros de fuego, le llaman ovnis o platillos voladores. Platillos voladores u ovnis fueron los que fueron y visitaron Abraham, y eran Elohím, Miguel y Gabriel, y comieron con Abraham. Para la ciencia eran extraterrestres; para Abraham era su Dios, con Sus Arcángeles Gabriel y Miguel, visitándolo en aquel tiempo.

También cuando Elohím, Dios, Melquisedec, se hizo carne y vivió en medio del pueblo hebreo, y fue conocido por el nombre de Jesús, era un extraterrestre para la ciencia, pero para el pueblo hebreo era su Rey viniendo en medio del pueblo hebreo; aunque no todos lo reconocieron como su Rey, excepto los seguidores de Jesús; el resto del pueblo y el sumo sacerdote y el concilio de la religión hebrea, decían que era Beelzebú, el príncipe de los demonios, porque hacía aquellos milagros y maravillas. Pero era el Dios de Abraham, era, no el príncipe de los demonios, sino el Príncipe de paz, como lo prometió Isaías en el capítulo 9, verso 1 al 9.

Y ahora, hemos visto este gran misterio de quién es Jesús y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario, por lo cual predicamos a Cristo crucificado.

Ahora, continuemos aquí:

Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad.”

Vamos a ser vestidos de incorrupción, un cuerpo incorruptible, vamos a ser vestidos de inmortalidad, un cuerpo inmortal; ese es el cuerpo nuevo que Cristo tiene para cada uno de ustedes y para mí también.

Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria.”

Y de ahí en adelante no habrá más muerte para los hijos e hijas de Dios, porque ya estaremos como inmortales físicamente también, porque tendremos el nuevo cuerpo, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado; y entonces:

¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?

Ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley.

Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo.

Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano.”

Y ahora, con tan buenas noticias que El nos da por medio de San Pablo, continuamos firmes en Cristo, creciendo en la Obra del Señor siempre, como individuos, y la Iglesia del Señor Jesucristo creciendo siempre, porque va creciendo a medida que El va añadiendo a Su Iglesia más personas; y va creciendo en conocimiento de Dios y en sabiduría del Cielo, y va creciendo también en Obras, trabajando en la Obra de Cristo va creciendo en sus labores también, la Iglesia de Jesucristo como Cuerpo Místico y nosotros como individuos.

Y ahora, hemos visto el porqué predicamos a Cristo crucificado, porque ahí están las bendiciones de la Redención para cada uno de ustedes y para mí también, para ser reconciliados con Dios y ser restaurados a la Vida eterna.

Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes, dándoles testimonio de porqué predicamos a Cristo crucificado; y continuaremos predicando a Cristo crucificado, y dándole a conocer al ser humano que solamente en Cristo crucificado hay Salvación, Redención para el alma del ser humano.

Que las bendiciones de Jesucristo, el Angel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también, y pronto se complete el número de los escogidos de Dios, y pronto Cristo se levante del Trono y tome el Título de Propiedad, la abra del Cielo, y reclame todo lo que El ha redimido con Su Sangre Preciosa, y resucite a los muertos en Cristo y nos transforme a nosotros los que vivimos, y nos lleve con El a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.

Muchas gracias por vuestra amable atención, y continúen pasando una noche llena de las bendiciones de Jesucristo nuestro Salvador. Nos veremos mañana Dios mediante en las actividades de mañana, los que estarán en las actividades de mañana y también de pasado mañana, en donde esperamos grandes bendiciones de nuestro amado Señor Jesucristo.

Mientras tenemos el cántico que nos habla del Hombre que nos transformó, pasará nuestro amado amigo y hermano Miguel Bermúdez Marín, para finalizar nuestra parte en esta ocasión. Que Dios les bendiga y les guarde, y hasta mañana Dios mediante (todos podemos cantar este cántico).

PREDICAMOS A JESUCRISTO CRUCIFICADO.”