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|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
| Los bienaventurados del Día Postrero | 2000-10-24 | 1 | Arequipa | Arequipa | PE | 01:31:16 | true |
Muy buenas noches, amables amigos y hermanos presentes aquí en el Coliseo Municipal de Arequipa, Perú, un saludo para los aquí presentes y también para los amables radioyentes que están en sintonía a través de esta amiga radioemisora.
En esta noche quiero leer en el Evangelio según San Mateo, capítulo 13, versos 16 al 17, donde dice el mismo Jesús:
“Pero bienaventurados vuestros ojos, porque ven; y vuestros oídos, porque oyen.
Porque de cierto os digo, que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron.”
Que Dios añada Sus bendiciones a nuestras almas y nos permita entender Su Palabra.
Nuestro tema para esta ocasión es: “LOS BIENAVENTURADOS DEL DIA POSTRERO.”
A través de la Escritura encontramos que Jesucristo ha dicho que hay personas bienaventuradas, y todos queremos ser bienaventurados.
Ahora, debemos saber lo que conlleva ser una persona bienaventurada, para que así todos podamos ser bienaventurados, como dijo nuestro amado Señor Jesucristo. Cristo habló de estos bienaventurados, los cuales estaban viendo y oyendo, estaban ellos viendo lo que los profetas habían deseado ver y oyendo lo que los profetas habían deseado escuchar.
¿Qué habían deseado ver y escuchar los profetas del Antiguo Testamento? Ellos habían deseado ver y escuchar la Primera Venida del Mesías, y escuchar al Mesías predicando la Palabra del Evangelio, y así proclamando el año de la buena voluntad de Jehová, o sea, el año de Gracia, tiempo de Gracia y Misericordia para los seres humanos.
Y ahora, los que escuchaban las palabras de Jesucristo eran bienaventurados, a ellos Cristo estaba revelando los misterios del Reino de los Cielos que se estaban cumpliendo en aquellos días, y el misterio más grande del Reino de los Cielos que estaba cumpliéndose en aquellos días era la Primera Venida del Mesías en medio del pueblo hebreo, conforme a las profecías del Antiguo Testamento, las cuales daban testimonio de que nacería un niño a través de una virgen en medio del pueblo hebreo, y nacería en Belén de Judea, y ese sería el Mesías prometido para el pueblo hebreo, y sería Emanuel —que traducido es Dios con nosotros.— Conforme a la profecía de Isaías, capítulo 7, verso 14. Y también Isaías, capítulo 9, verso 1 al 9.
Y ahora, esa profecía de la Venida del Mesías estaba cumplida en medio del pueblo hebreo, y ya había comenzado Su Ministerio el Mesías cuando tenía cerca de 30 años, y tuvo un ministerio de 3 años y medio, en los cuales dio a conocer los misterios del Reino de Dios o Reino de los Cielos que estaban cumpliéndose para ese tiempo y los que se cumplirían más adelante; pero tuvo una lucha grande; se levantaron en contra del Mesías, de Jesús, no solamente líderes políticos sino también gente del pueblo, y para colmo los grandes líderes religiosos, tales como el sumo sacerdote y los miembros del concilio de la religión hebrea que eran 70 miembros del concilio de la religión hebrea.
Ahora, con una oposición tal ¿qué hombre podía obtener la victoria cuando la religión hebrea y el concilio de la religión hebrea son sus líderes se levantaron en contra de Jesús, el Mesías y dijeron que ese no era el Mesías?. Entonces tenían que buscar otra persona que fuese señalado por ellos como el Mesías, porque ellos estaban viviendo en los días del ministerio de Jesús, en la primera parte de la semana número 70; si ellos no encontraban a un hombre al cual pudieran señalar como el Mesías, entonces la profecía de las 70 semanas de Daniel había fallado, porque ya estaban viviendo en esos días que Jesús comenzó Su Ministerio, estaban viviendo en la semana número 70. Y a la mitad de esa semana la vida le sería quitada al Mesías.
Y ahora, los grandes líderes religiosos del pueblo hebreo, como el sumo sacerdote y el concilio del sanedrín no tenían otro hombre, del cual pudieran decir: “Este es el Mesías que Dios ha prometido para estar con nosotros aquí en Su Ministerio en la semana número 70, y a la mitad de la semana dar Su vida.”
El único calificado proféticamente para ser ese Mesías era Jesús de Nazaret. Ninguna otra persona vivió en ese tiempo que tuviese los calificativos para ser el Mesías prometido para el pueblo hebreo. Pero era tan sencillo nuestro amado Señor Jesucristo que lo rechazaron, tropezaron en el Mesías en Su Primera Venida, tropezaron en la Piedra de tropiezo, la Piedra del ángulo que había sido prometida para estar en medio del pueblo hebreo.
En la Primera Venida de Cristo tropezaron los hebreos con la Primera Venida de Cristo, y le vinieron graves problemas al pueblo hebreo: la ciudad de Jerusalén fue destruida en el año 70 y también el templo, ¿por qué? Porque no conocieron el tiempo, el día, de la visitación divina en carne humana en la persona de Jesús de Nazaret; y cuando las personas pierden la visión de la visitación de Dios en carne humana en el hombre, el Profeta señalado para venir en ese tiempo, en el cual Dios envía Su bendición, entonces al rechazar a ese hombre, a ese profeta, están rechazando la bendición de Dios, por lo tanto no le queda otra cosa al pueblo sino el juicio divino.
Por eso le vino el juicio divino, porque rechazaron la bendición de Dios y pidieron la muerte del Mesías, y por consiguiente ese pecado estuvo en sus manos, la Sangre del inocente Jesús estuvo en sus manos, y eso demandó el juicio divino.
Por eso Cristo dijo que no quedaría piedra sobre piedra allá en Jerusalén, ni siquiera del templo ¿por qué? Porque habían rechazo al Mesías, no conocieron el tiempo de la visitación divina en carne humana en la persona de Jesús de Nazaret.
Ahora, encontramos que en la Primera Venida de Cristo, del Mesías, tropezó el pueblo hebreo con el Mesías, porque era el pueblo hebreo el que tenía la promesa para la Venida del Mesías.
Y ahora es el mundo gentil, el pueblo gentil (el cristianismo), el que tiene la promesa de la Segunda Venida de Cristo. Por lo tanto, serán los gentiles los que tropezarán con la Segunda Venida de Cristo, la cual para el tiempo final estará cumplida conforme a como Cristo lo profetizó y lo profetizaron los Apóstoles, y también el Apóstol San Pablo, y también los Profetas del Antiguo Testamento.
Ahora, Cristo dijo que teníamos que estar vigilando, porque la Venida del Hijo del Hombre sería como en los días de Noé y también como en los días de Lot.
En los días de Noé el mundo había llegado al fin del tiempo del pueblo ante-diluviano, había llegado al final también la Dispensación de la Conciencia, y con Noé allí se estaba entrelazando una nueva dispensación, la Dispensación del Gobierno Humano.
Los días de Noé fue un tiempo muy importante, porque fue un tiempo de entrelace dispensacional, y por consiguiente fue un tiempo en donde Dios envió un Profeta mayor.
¿Qué es un profeta mayor? Es un Profeta dispensacional. Dios ha enviado muchos Profetas, pero Profetas dispensacionales solamente Dios tiene siete Profetas dispensacionales para siete dispensaciones.
El primer Profeta dispensacional fue Adán, para la primera dispensación, la Dispensación de la Inocencia. El Segundo Profeta dispensacional fue Set para la segunda dispensación, la Dispensación de la Conciencia. El tercer Profeta dispensacional fue Noé para la tercera dispensación, la Dispensación del Gobierno Humano. El cuarto Profeta dispensacional fue el padre de la fe, Abraham, para la Dispensación de la Promesa.
El quinto Profeta dispensacional fue el Profeta Moisés, para la quinta dispensación, la Dispensación de la Ley. El sexto Profeta dispensacional fue Jesús, para la sexta dispensación, la Dispensación de la Gracia. El séptimo Profeta dispensacional es prometido en la Escritura para ser enviado por nuestro amado Señor Jesucristo, del cual Jesucristo en Apocalipsis 22, verso 16, dice:
“Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias.”
Ese Angel del Señor Jesucristo es un Profeta dispensacional para la séptima dispensación, que es la Dispensación del Reino.
Siempre que ha llegado a su final una dispensación, Dios ha enviado a un Profeta dispensacional para comenzar una nueva dispensación, también cuando ha aparecido ese Profeta dispensacional, la dispensación anterior ha llegado a su final, y por consiguiente el orden de la dispensación anterior ha llegado también a su final.
Y Dios, luego que ese Mensajero dispensacional ha dado su mensaje, luego envía el juicio divino sobre aquellos que lo rechazaron.
Vean, en el tiempo de Noé aquellos que rechazaron a Noé y su mensaje, ¿qué recibieron? No recibieron la bendición de Dios, porque rechazaron al hombre, al Profeta donde venía la bendición de Dios.
Y ahora, el mundo ante-diluviano recibió el juicio divino del diluvio, y así llegó a su final la generación ante-diluviana, y solamente escaparon Noé y su familia en el arca que Dios le dijo a Noé que construyera.
Luego, encontramos en los tiempos de los diferentes Profetas dispensacionales como Abraham, que Dios luego de darle tiempo a Sodoma y Gomorra, luego Dios descendió en forma de hombre con los Arcángeles Gabriel y Miguel también en forma de hombre, porque Dios se creó para Sí mismo y para Sus Arcángeles Gabriel y Miguel un cuerpo físico del polvo de la Tierra, y allí colocó a Gabriel y Miguel en un cuerpo de carne físico, a cada uno de ellos en cuerpos de carne, y Dios mismo, Elohím, también se creó un cuerpo de carne, y visitaron a Abraham.
Ahí fue la visitación de Dios a Abraham, donde Abraham le ofreció una ternera preparada, asada al fuego con todo lo que conlleva una buena comida, con panes, y también con leche de las ovejas y también queso, y todas estas cosas. Y Elohím con Sus Arcángeles aceptaron la invitación de Abraham y comieron con Abraham.
Luego, Dios, Elohím, le dijo a Abraham, le confirmó que tendría el hijo que El le prometió por medio de su esposa Sara; aunque Sara ya tenía 89 años de edad, y para el próximo año ya Sara daría a luz un hijo, el hijo prometido por ese mismo tiempo —digamos—, por ese mismo mes o temporada del próximo año. Y Sara pensó que ya era demasiado de tarde para ella, porque tenía 89 años de edad, ya no tenía intimidad con su esposo, y era estéril para colmo, y ya se le había pasado el tiempo de tener hijos.
Pero el que estuvo hablando con Abraham, Elohím, le dijo: “¿Hay alguna cosa imposible para Dios? El próximo año por este mismo tiempo Sara tu mujer tendrá un hijo (el hijo prometido, el cual fue Isaac).” Por lo tanto, cuando nació Isaac, Sara tenía 90 años de edad.
¿Ha visto usted en nuestro tiempo una mujer de 90 años dando a luz? No lo ha visto. Pero aquí en la Biblia tenemos a Sara dando a luz a la edad de 90 años. Y Abraham tenía 99 años cuando Elohím lo visitó, y cuando tuvo a su hijo por medio de su esposa Sara ya tenía 100 años de edad; a los 100 años de edad nació Isaac (a los 100 años de edad de Abraham), o sea, en el segundo año de jubileo de Abraham, porque el primer año de jubileo fue el año 50 de la vida de Abraham, y el segundo año de jubileo fue el año 100 de la vida de Abraham.
Porque cada 50 años, el año 50 es año de jubileo. Así es en la vida también de la persona.
Y ahora, encontramos que ese día en que Dios está con Sus Arcángeles Gabriel y Miguel comiendo con Abraham, luego se levantan de esa buena comida que les preparó Abraham. Vean, les preparó una ternera, con... como que Elohím, Dios, y el Arcángel Gabriel y Miguel como que no era vegetarianos ¿verdad? Comían también carne, como Abraham, Isaac, Jacob y los patriarcas; y Dios le estableció al pueblo hebreo leyes con relación a sus comidas, le estableció qué carnes y de qué animales podían comer carnes, o sea, de animales limpios.
Ahora, la mejor dieta es la vegetariana, pero Dios permite al ser humano que coma carne también de animales, desde su caída en el huerto del Edén. Para el Reino Milenial y para la eternidad ya el ser humano no comerá carnes, ¿por qué? Porque no morirán animales.
Ahora, en el Programa de Dios cada cosa tiene su tiempo.
Ahora, encontramos que luego de comer con Abraham, Elohím, Gabriel y Miguel, luego se levantaron y le dijeron a Abraham que se iban, y Gabriel y Miguel se fueron a Sodoma. Pero Abraham continúa caminando con ellos, y llegaron hasta cierto lugar, allí se despidieron, pero Jehová (que es Elohím) se quedó con Abraham hablando, y dijo: “¿Encubriré Yo a Abraham lo que Yo voy a hacer?” Capítulo 18 del libro del Génesis hasta —también— el capítulo 19. Y comenzó a hablar de las cosas por las cuales Dios había descendido.
Cuando ellos descendieron, Dios con Sus Arcángeles Gabriel y Miguel, esos eran ovnis o platillos voladores o extraterrestres que vinieron a la Tierra y visitaron a un Profeta dispensacional llamado Abraham, el cual tenía la promesa divina, y el cual estaba bajo un pacto que Dios estableció con El.
Y ahora, encontramos que Dios le dice: “He escuchado el clamor de Sodoma y Gomorra, ha llegado hasta mí (o sea, ha llegado hasta el Cielo, hasta el Trono de Dios), y he descendido para ver si es así o no.” O sea, que Dios en forma de hombre con Sus Arcángeles descendieron para ver si era así; o sea, que ellos en la forma de hombre podían percibir todo lo que estaba pasando, ver todo con sus propios ojos.
Y Abraham teniendo a su sobrino Lot allá en Sodoma, y siendo Lot una persona muy importante, era como el gobernador o el alcalde o juez de la ciudad, era una persona importante; pero ahora era el sobrino de Abraham, y Abraham ora por Lot, para que Dios tenga Misericordia de él, y le dice:
— “¿Destruirás tu al justo con el injusto? ¿Tú el Juez de toda la Tierra? No haga esto Dios.”
— Dios le dice...
— Y le dice: “Si hay allí 50 justos, ¿destruirás la ciudad?”
— Dios le dice: “No la destruiré.”
Y Abraham ya que Dios le contesta y acepta sus preguntas, Abraham vuelve y le hace otra pregunta:
— “Bueno, y quizás falten 5, quizás hay solamente 45 justos allí, ¿destruirás esa ciudad si hay 45 justos allí?
— Dios le dice: “No la destruiré.”
— Y vuelve Abraham y le dice: “Pero si no hay 45, sino solamente 40, ¿la destruirás?”
— Dios le dice “No la destruiré por amor a esos 40 justos.”
Y Abraham entonces sigue bajando sus números, y dice:
— “Quizás no hay 40, quizás solamente hay 30, ¿destruirás Tú la ciudad habiendo allí 30 justos?”
— Dios le dice a Abraham “No la destruiré por amor a esos 40 Justos?”
— Luego le dice Abraham: “¿Pero qué si hay solamente 30 justos? Quizás no hay ni 40, quizás hay 30.” Abraham está pensado en su sobrino Lot y la familia que El tiene. Pero miren, Lot no se había multiplicado. Si Lot llegaba a tener una familia de 20 o 30 personas, vean ustedes, la Misericordia de Dios extendida por amor a Abraham hacía Lot cubriría todos los habitantes de la ciudad y Dios no destruiría aquella ciudad.
Luego, Abraham baja más sus números y dice:
— “Quizás no hay 30, quizás hay solamente 20 justos, ¿destruirás Tú la ciudad habiendo allí 20 justos?”
— Dios le dice: “No la destruiré por amor a esos 20 justos.”
— Luego Abraham dice: “Ya que he comenzado a hablar, hablaré solamente una vez más: Quizás no hay 20 justos allí, quizás solamente hay 10. ¿Si hay 10 justos allí destruirás la ciudad?.”
— Dios le dice: “Por amor a esos diez justos no la destruiré (o sea, que extenderá Su Misericordia, no solamente sobre esos 10 justos sino sobre toda a ciudad).” Y no habló más Abraham.
¿Y por qué no bajó a 4? Porque en el tiempo de Noé solamente hubo 8 justos. ¿Y por qué eran justos? Porque Noé ofrecía a Dios los sacrificios por el pecado con aquellos animalitos que él sacrificaba por el pecado, y estaban cubiertos por la sangre ofrecida por Noé (de esos animalitos), por lo tanto esa sangre los cubría de todo pecado, aunque no quitaba el pecado; por esa causa fueron hallados justos: Noé y por consiguiente su familia. Pero no llegaron a 10, solamente era Noé y su familia, 8 en total.
Vean ustedes, Noé y su esposa (dos) y los tres hijos de Noé con sus esposas (seis), son ocho, los cuales con Noé construyeron el arca, donde luego Dios le dijo que colocaran aves y animales y reptiles, y luego también ellos entraron. Todo eso de la construcción del arca tomó muchos años, quisas 50 ó 100 ó 120 años, pero ya Dios había determinado que destruiría la raza humana, pero tuvo paciencia por amor a Noé y su familia; porque si llega a traer la destrucción con el diluvio antes de Noé terminar la construcción del arca, destruiría también a Noé y a su familia, y Dios no destruye al justo con el injusto.
EL juicio divino que vendría del diluvio era para los injustos, pero no para los justos; por lo tanto, Dios dio una puerta de escape para los justos, para Noé y su familia, fue el arca, y el arca representa a Cristo.
Así que, Dios tuvo paciencia con Noé, por amor a Noé, tuvo paciencia y esperó hasta que Noé concluyera la construcción del arca. Pero cuando terminó la construcción del arca Dios descendió de nuevo y le dijo: “Dentro de 7 días vendrá el diluvio.” Ya estaba construida el arca, ya habían pasado muchos años. La humanidad pensó: “Lleva tantos años, como 100 años predicando que vendrá un juicio, un diluvio, y Dios va a destruir la humanidad, y miren no se ha cumplido.”
Pero ellos no sabían que por amor a Noé Dios no había enviado el juicio, no había destruido la humanidad, ellos no sabían que era la Misericordia de Dios que estaba extendida a Noé y su familia, y por lo tanto Dios tenía paciencia. Dios con paciencia esperó que Noé terminara la construcción del arca y soportó a aquellos que iba a destruir, Dios los soportó por amor a Noé, porque si los destruía antes de estar construida el arca, destruía también a Noé y a su familia.
Ahora, recuerden que cuando llega a la escena un Mensajero dispensacional, Dios da un mensaje por ese Mensajero, los que lo rechazan recibirán el juicio divino, los que lo reciben recibirán la bendición de Dios.
Y ahora, cuando se cumplió la construcción del arca y entraron Noé y su familia, y los animales y las aves y los reptiles al arca, los que estaban señalados para entrar, ¿qué sucedió? Dios cerró la puerta y entonces vino el diluvio, comenzó a lloviznar y después a llover hasta que se inundó el planeta Tierra.
Cuando ellos vieron el aguacero o la lluvia, entonces dijeron: “Verdaderamente Noé tenía razón.” Pero ya era demasiado de tarde, pues ya estaba cerrada la Puerta de la Misericordia, que era la puerta del arca de Noé, ya tenían que atenerse al juicio divino, el cual los destruiría a todos. Todo eso es tipo y figura de este tiempo final.
Dios ha estado llevando a cabo Su Obra correspondiente de etapa en etapa, y Cristo ha estado construyendo Su Iglesia de etapa en etapa con piedras vivas, con seres humanos, los cuales han sido las personas que han creído en Cristo como su Salvador, lavado sus pecados en Su Sangre, y han sido bautizados en Su Nombre y han recibido el Don del Espíritu Santo, esas personas han obtenido el nuevo nacimiento. Porque el que no nazca de nuevo no puede ver el Reino de Dios, el que no nazca del agua y del espíritu no puede entrar en el Reino de Dios, dice Jesús en San Juan, capítulo 3, verso 1 al 6, cuando estuvo hablándole esto a Nicodemo, uno de los principales del pueblo.
Y Cristo ha estado produciendo el nuevo nacimiento en todas las personas que lo han recibido como su Salvador, y han estado entrando a Cristo, el Arca de Salvación, y Cristo ha estado construyendo Su Iglesia, que también es construida en la misma forma del arca, porque la Iglesia del Señor Jesucristo es un Templo Espiritual.
Y ahora, ¿por qué desde que los profetas, Jesús, los Apóstoles y los diferentes Mensajeros que Dios ha enviado, han estado predicando que viene el juicio divino sobre la raza humana, y que no será con agua sino con fuego? Como está profetizado en el Antiguo Testamento y Nuevo Testamento, en Malaquías, capítulo 4, dice Dios:
“He aquí, viene el día ardiente como un horno, y todos los soberbios y todos los que hacen maldad serán estopa; aquel día que vendrá los abrasará (o sea, los quemará), ha dicho Jehová de los ejércitos, y no les dejará ni raíz ni rama.”
¿Por qué no se ha cumplido esta profecía? Porque esta profecía es para ser cumplida en el tiempo final, cuando ya Cristo haya completado Su Iglesia, cuando ya El haya terminado de llamar y juntar a Sus escogidos, y haya hecho intercesión hasta por el último que está escrito en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero.
Cuando eso ocurra y haya entrado hasta el último de los escogidos al Cuerpo Místico de Cristo, habiendo recibido a Cristo como su Salvador, habiendo lavado sus pecados en la Sangre de Cristo, y habiendo sido bautizado en Su Nombre y recibido el Espíritu Santo, entonces Cristo se levantará del Trono de Intercesión en el Cielo, tomará el Título de Propiedad, el Libro de los Siete Sellos, lo abrirá en el Cielo y reclamará todo lo que El ha redimido con Su Sangre, resucitará a los muertos en Cristo y nos transformará a nosotros los que vivimos, y entonces ya la Puerta estará cerrada. Así es como El cerrará la Puerta de la Misericordia de la Dispensación de la Gracia.
Ahora, vean ustedes que esto es algo paralelo a lo que ocurrió en el día o tiempo de Noé: que cuando ya estaba Noé y su familia dentro del arca, Dios cerró la puerta del arca, y ahora, de ahí en adelante ya no había Misericordia para los ante-diluvianos, sino el juicio divino.
Y ahora, en San Lucas, capítulo 13, versos 22 en adelante, dice:
“Pasaba Jesús por ciudades y aldeas, enseñando, y encaminándose a Jerusalén.
Y alguien le dijo: Señor, ¿son pocos los que se salvan? Y él les dijo:
Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán.
Después que el padre de familia se haya levantado y cerrado la puerta, y estando fuera empecéis a llamar a la puerta, diciendo: Señor, Señor, ábrenos, él respondiendo os dirá: No sé de dónde sois.
Entonces comenzaréis a decir: Delante de ti hemos comido y bebido, y en nuestras plazas enseñaste.
Pero os dirá: Os digo que no sé de dónde sois; apartaos de mí todos vosotros, hacedores de maldad.
Allí será el llanto y el crujir de dientes, cuando veáis a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, y vosotros estéis excluidos.”
Aquí Cristo nos muestra que llegará un tiempo en que la Puerta de la Misericordia, Cristo, el Padre de la Familia la cerrará; eso es cuando entre hasta el último de los escogidos, y así la Casa de Dios, la Iglesia de Jesucristo, esté llena de los hijos e hijas de Dios, y entonces Dios cerrará, Cristo cerrará la Puerta de la Misericordia que es Cristo, y ya nadie más podrá entrar al Reino de los Cielos o Reino de Dios, ya nadie más podrá entrar a la Iglesia del Señor Jesucristo, nadie más podrá recibir a Cristo y obtener el bautismo del Espíritu Santo, y así obtener el nuevo nacimiento.
El nos ha dado desde el tiempo de Pentecostés hasta este tiempo final, para que entren por Cristo, la Puerta al Reino de los Cielos, y entren así a la Iglesia de Jesucristo y obtengan Vida Eterna. Pero ese tiempo de Gracia, el Año de la buena voluntad de Jehová, terminará muy pronto, cuando haya entrado hasta el último de los escogidos de Dios.
Ahora, ¿cuál es la señal de que el pueblo llegará al fin del tiempo, al tiempo como en los días de Noé, tiempo en que Dios cerrará la Puerta de la Misericordia? La señal, conforme a la parábola del trigo y de la cizaña en San Mateo, capítulo 13, versos 30 al 43, es que Dios, el Hijo del Hombre, enviará Sus Angeles, Sus Angeles son los Dos Olivos, los Ministerios de Moisés y Elías repitiéndose.
¿Para qué serán enviados los Angeles? Es para recoger el trigo en el Granero de Dios, y la cizaña ser atada en manojos y ser echada al horno de fuego donde será quemada. Porque en la gran tribulación, que es el tiempo de venganza del Dios nuestro, la radioactividad será desatada en una tercera guerra mundial, y también los volcanes estarán en erupción y habrá fuego volcánico y fuego atómico también suelto en el planeta Tierra, que quemará millones de seres humanos. No será un diluvio de agua sino de fuego.
Pues Dios dijo que con agua no volverá a destruir la raza humana, ¿por qué? Porque El lo hará con fuego. Pero habrá personas bienaventuradas como hubo en el tiempo de Noé, las cuales estuvieron con Noé, con el profeta de la Dispensación del Gobierno Humano. Ese Profeta Noé fue la boca de Dios, Dios colocó en su corazón y en su boca Su Palabra, el Mensaje final, para aquel mundo ante-diluviano.
En el Mensaje dispensacional de Noé estaba el juicio divino que vendría sobre la raza humana, pero ellos no creyeron, solamente Noé y su familia creyeron, y esos fueron los que escaparon, esos fueron los bienaventurados de aquel tiempo. ¡Los bienaventurados de aquel tiempo estaban con el Profeta dispensacional que Dios había enviado!.
Ahora, podemos ver que Dios de dispensación en dispensación, en ese entrelace dispensacional ha enviado un Profeta dispensacional con un Mensaje dispensacional, y los que han rechazado ese Mensajero, luego han recibido el juicio divino; los que han recibido a ese Mensajero y han escuchado su Mensaje, han recibido la bendición de Dios, han sido los bienaventurados de ese tiempo.
Vean ustedes, los que recibieron a Moisés fueron los bienaventurados, los que rechazaron a Moisés allá en Egipto recibieron el juicio divino: Faraón y su imperio recibió las plagas que vinieron en ese tiempo para el reino de los gentiles que tenía cautivo al pueblo hebreo.
Y ahora, encontramos que los bienaventurados fueron los que recibieron a Moisés y escucharon su Mensaje, los cuales luego salieron en el Exodo. Los desventurados fueron: Faraón, su ejército y su imperio.
Y ahora, vean dónde está la diferencia: Lo que hace la diferencia es el Profeta Mensajero que Dios envía para cada dispensación, con el Mensaje para una nueva dispensación, anunciando que ya la dispensación final o dispensación anterior ha llegado a su final, anuncia las bendiciones de Dios, y anuncia también el juicio de Dios que va a venir; el juicio de Dios para los que lo rechacen y las bendiciones de Dios para los que Lo reciban.
Y ahora, esto es un misterio, lo de los Profetas que Dios envía de dispensación en dispensación. En Deuteronomio el Profeta Moisés le dice al pueblo hebreo, en el capítulo 18 de Deuteronomio, versos 15 al 19:
“Profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como yo, te levantará Jehová tu Dios; a él oiréis.”
Cuando Dios envía un Profeta, Dios dice: “A él oiréis.” Las personas podrán decir: “Pero es que nosotros tenemos nuestras religiones, y es que nosotros tenemos nuestros pastores, es que nosotros tenemos nuestros sacerdotes, es que nosotros tenemos nuestros líderes, y nosotros escuchamos a nuestros líderes religiosos.” Eso está bien. Pero cuando Dios envía un Profeta, Dios dice: “¡A él oiréis!.” Y el pueblo está llamado a escuchar ese Profeta, y también todos los ministros, todos los sacerdotes están llamados a escuchar ese Profeta.
Pero vean ustedes, en todos los tiempos, cuando Dios ha enviado un Profeta, el grupo ministerial de la religión existente en ese tiempo y de las demás religiones se han puesto celosos, y piensan: “Este hombre se va a llevar al pueblo y nos vamos a quedar sin gente, y vamos a tener que cerrar nuestras iglesias.” Y se ponen celosos porque tampoco pueden hacer las cosas que ese Profeta hace, porque ese Profeta viene con ASI DICE EL SEÑOR.
Y ahora, cuando Dios envía un Profeta, es que Dios tiene una Obra mayor, la cual no puede llevar a cabo por medio de un sacerdote o de un ministro, sino que tiene que ser por medio de un Profeta. Dios ha colocado en medio de Su pueblo Profetas, Cristo también ha colocado en medio de Su Iglesia Apóstoles, Profetas, Evangelistas, Pastores y Maestros.
Ahora, los Apóstoles y los Pastores y los Evangelistas y los Maestros no pueden decir: “No queremos un Profeta.” Pues miren, un Profeta no aparece en la Tierra en medio del pueblo cuando él quiere, sino que es cuando Dios envía a la Tierra un Espíritu de Profeta de la sexta dimensión, lo envía en carne humana, nace en la Tierra ese hombre, y ese es un Profeta enviado de Dios, nace con las dos conciencias juntas, y por eso puede ver visiones, puede ver en otras dimensiones y puede escuchar la Voz de Dios, y la Palabra viene a los Profetas de Dios.
Toda revelación divina tiene que venir a un Profeta. Por lo tanto, cuando el pueblo está esperando que Dios revele algún misterio, tiene que comprender que Dios para eso tiene que enviar un Profeta, y si ese no es el tiempo para Dios revelar esas cosas, entonces Dios no envía a un Profeta. Pero cuando llega el tiempo, edad y dispensación para Dios revelar al pueblo ciertos misterios, Dios envía un Profeta, un hombre con las dos conciencias juntas, y entonces en ese hombre viene sellado el Programa de Dios para esa edad o para esa dispensación, en ese hombre viene el Mensaje de Dios para el pueblo, él viene hablando la Palabra que Dios coloca en su boca y en su corazón. Por eso es que Dios dice: “A él oiréis.”
Continuemos leyendo ese pasaje, dice:
“...conforme a todo lo que pediste a Jehová tu Dios en Horeb el día de la asamblea, diciendo: No vuelva yo a oír la voz de Jehová mi Dios, ni vea yo más este gran fuego, para que no muera.
Y Jehová me dijo: Han hablado bien en lo que han dicho.
Profeta les levantaré de en medio de sus hermanos, como tú; y pondré mis palabras en su boca, y él les hablará todo lo que yo le mandare.”
¿Por qué Dios dice que hay que escuchar ese Profeta que El envía? Porque Dios coloca en la Boca de ese Profeta Su Palabra. La Palabra de Dios está en ese Profeta, cuando ese Profeta habla, eso es Palabra de Dios, y toda persona está responsabilizada a escuchar y en escuchar la Voz de Dios, la Palabra de Dios.
Muchas personas han deseado escuchar la Voz de Dios, y han dicho: “Yo quiero escuchar la Voz de Dios.” Pues miren la forma sencilla en que Dios ha establecido que el pueblo escuchará Su Voz: Por medio de un hombre, de un Profeta, un hombre con las dos conciencias juntas, Dios coloca en la boca de ese hombre Su Palabra, y ese hombre habla esa Palabra, ese Mensaje, que Dios le ha dado; y esa es la Voz de Dios para todo el pueblo, para el mundo entero, para creyentes y también para los incrédulos, para que escuchen la Voz de Dios y se arrepientan y reciban la Salvación.
Ahora, algunas personas dicen: “Yo no estoy interesado en escuchar a algún Profeta, no quiero escuchar ningún Profeta.”
¿Estará libre de responsabilidad esa persona, porque él dice que no le interesa escuchar a ese hombre? Toda persona tiene libre albedrío, y es la persona la que está responsabilizada en oír la Voz de Dios, él tiene que elegir el oír la Voz de Dios.
La persona puede decir: “Es que estoy muy ocupado, mis negocios son muchos y no tengo tiempo ni para ir a la iglesia, mucho menos para ir a escuchar un hombre, o para escuchar sus mensajes en videos o en cintas magnetofónicas, o impresos para sentarme a leer.” Por cuanto tiene libre albedrío él es el que decide si escuchará o no escuchará ese Profeta en el cual Dios ha colocado Su Palabra.
¿Pero si no escucha ese Profeta, está libre de culpa delante de Dios? Vamos a ver
“Mas a cualquiera que no oyere mis palabras que él hablare en mi nombre, yo le pediré cuenta.”
Entonces se las arreglará con Dios, Dios le va a pedir cuentas, y va a ser juzgado por incrédulo y por ocuparse de las cosas de la vida terrenal y no ocuparse primero de su alma, para recibir la salvación de Dios; por lo tanto, esa persona pierde el derecho a la Vida Eterna, pierde el derecho a obtener la Misericordia de Dios, esa persona será juzgada en el juicio final y será condenada, y echada en el lago de fuego.
Y es mejor que estando vivo escuche estas verdades, para que sepa a qué atenerse si no escucha la Voz de Dios. Y si no recibe a Cristo como Su Salvador, tiene que desde ya saber lo que le espera: le espera ser juzgado en el juicio final, ser condenado y echado en el lago de fuego en cuerpo, espíritu y alma. Si ha muerto será resucitado para ir al juicio final y ser condenado.
Y a todo el mundo le gustaría ir al Cielo. Pero ya toda persona tiene que comprender que hay solamente una forma, un Camino para ir al Cielo. Jesucristo dijo: “Yo Soy el Camino, la Verdad y la Vida; y nadie viene al Padre sino por mí.”
Por lo tanto, cada persona tiene que saber en qué camino anda, y toda persona debe caminar en el Camino de la Vida Eterna que es Jesucristo, el Camino que es hacia arriba, hacia Dios, hacia el Cielo.
No puede decir: “Yo tengo que disfrutar esta vida.” Si dice así y hace así, y no escucha la Voz de Dios, se quedará con lo que haya disfrutado en esta vida, pero la vida venidera no la va a disfrutar, porque en el infierno nadie va a disfrutar, en el lago de fuego nadie va a disfrutar, allí estará pagando por su incredulidad y por sus pecados, que son el fruto de su incredulidad.
Por lo tanto, toda persona tiene que comprender que el tiempo que Dios nos da para vivir en este planeta Tierra es para una cosa, esa es la principal: Buscar a Dios, escuchar Su Palabra, recibir a Cristo como nuestro Salvador, lavar nuestros pecados en Su Sangre, ser bautizados en Su Nombre y recibir Su Espíritu Santo, para así obtener el nuevo nacimiento, y así obtener un cuerpo teofánico espiritual angelical de la sexta dimensión, para así ser uno de los bienaventurados del Día Postrero, como hubo bienaventurados en tiempos, edades y dispensaciones pasadas.
El tiempo que nos da Dios para vivir aquí en la Tierra, es para que nosotros lo busquemos a El, busquemos a Dios, es para que nosotros confirmemos nuestro lugar en la Vida Eterna.
Así como se pasa a lista y se llaman a las personas para estar en cierto lugar, si la persona no responde su nombre y hace acto de presencia y va a donde están siendo colocados aquellos que son llamados, pierde todos los derechos que hay en ese llamado y en ese lugar a donde son colocados. Después no puede decir: “Yo quiero ahora responder a mi llamado.” Cuando haya terminado el llamado ya será demasiado de tarde.
Y ahora, si es en un lugar donde están llamando las personas porque el gobierno tiene un subsidio para todos los ciudadanos —digamos— de 25.000 dólares, para aliviar la situación económica de las familias.
Ahora, si anuncian: “Va a ser en tal día en la ciudad tal y conforme al registro en donde están los nombres de las personas que han nacido en nuestro país y en esa ciudad o pertenecen a esa ciudad, se va a hacer el llamado.” ¿Qué harían las personas? Dirían: “Pues yo nací en tal ciudad, por lo tanto yo me voy para esa ciudad porque mi nombre va a ser llamado allí, y me van a dar 25.000 dólares.”
¿Y quién no va de una ciudad a otra para recibir 25.000 dólares? Cualquiera va. Si alguien no va, y se ha dicho: “El que no haga acto de presencia y responda a su nombre, luego, pasado ese día no tendrá derecho.” Pues nadie va a faltar ese día, todos van a hacer acto de presencia porque quieren 25.000 dólares.
¿Quién no quiere 25.000 dólares? Sería un tonto el que no los quiera.
Y ahora, en esta Tierra Dios está pasando a lista para todos los que han nacido en este planeta Tierra durante el tiempo en que cada persona está viviendo, y no es para recibir 25.000 dólares, es para recibir Vida Eterna, y ser Reyes y Sacerdotes, más que multimillonarios, y vivir con Cristo por toda la eternidad. Eso es mucho más que 25.000 dólares.
Y si por 25.000 dólares una persona va a la ciudad donde nació para escuchar su nombre y decir: “Aquí estoy presente.” Y si es bajito se le sale el brazo para que le vean el brazo, la mano.
Cuando se hace el llamado para venir a Cristo, siendo que lo que Cristo tiene para cada uno de ustedes y para mí es mayor que 25.000 dólares, es el perdón de nuestros pecados, la salvación, la Vida Eterna, entonces es necesario levantar la mano y decir: “Yo recibo a Cristo como mi Salvador.” Porque Cristo está llamando a las personas que nacen en este planeta Tierra para darles Vida Eterna.
Y ahora, miren aquí ese llamado, San Juan, capítulo 10, versos 1 en adelante, dice:
“De cierto, de cierto os digo: El que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que sube por otra parte, ése es ladrón y salteador.
Mas el que entra por la puerta, el pastor de las ovejas es.
A éste abre el portero, y las ovejas oyen su voz; y a sus ovejas llama por nombre, y las saca.”
¿Ven que el Buen Pastor, Jesucristo llama a Sus ovejas por nombre, y las saca del mundo, las saca del reino de las tinieblas, del reino del diablo y las coloca en el Reino de Dios? Eso es lo que Cristo ha estado haciendo desde que El murió, fue sepultado, resucitó y ascendió al Cielo. Alrededor de dos mil años llamando a Sus ovejas, y colocándolas en Su Redil, que es Su Iglesia.
Y ahora, ¿cómo está El realizando esa Obra, ya que El ascendió al Cielo y se sentó en el Trono de Dios, y la gente no ha visto más a Jesucristo aquí en la Tierra? Vamos a ver ese misterio, dice el mismo capítulo 10 de San Juan, verso 7... o vamos a continuar aquí, dice:
“Y cuando ha sacado fuera todas las propias, va delante de ellas; y las ovejas le siguen, porque conocen su voz (esa es la Voz que todo ser humano tiene que escuchar, y vamos a ver en este mismo pasaje ese misterio).
Mas al extraño no seguirán, sino huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños.
Esta alegoría les dijo Jesús; pero ellos no entendieron qué era lo que les decía.
Volvió, pues, Jesús a decirles: De cierto, de cierto os digo: Yo soy la puerta de las ovejas.”
Entrar al Redil del Señor por la Puerta es entrar por Cristo, recibirlo como nuestro Salvador, lavar nuestros pecados en Su Sangre, ser bautizados en Su Nombre, y recibir Su Espíritu Santo, y así recibimos el nuevo nacimiento, y así recibimos un cuerpo celestial, un cuerpo espiritual, un cuerpo teofánico de la sexta dimensión. La sexta dimensión es el Paraíso.
Continuemos leyendo, dice:
“Todos los que antes de mí vinieron, ladrones son y salteadores; pero no los oyeron las ovejas.
Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos.
El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir (o sea, el diablo); yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia (o sea, para que tengan Vida Eterna, eso es vida en abundancia).
Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas.
Mas el asalariado, y que no es el pastor, de quien no son propias las ovejas, ve venir al lobo y deja las ovejas y huye, y el lobo arrebata las ovejas y las dispersa.
Así que el asalariado huye, porque es asalariado, y no le importan las ovejas.
Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen,
así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas.
También tengo otras ovejas que no son de este redil (o sea, que no son del pueblo hebreo, son de los gentiles); aquéllas también debo traer (¿a dónde las va a traer? A Su Redil. ¿ Por dónde van a entrar? Por Cristo, la Puerta, van a recibir a Cristo como su Salvador), y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor.”
Y ahora, ¿cómo van a escuchar la Voz de Cristo, siendo que El ascendió al Cielo y se sentó en el Trono de Dios? Jesucristo en Espíritu Santo ha estado en medio de Su Iglesia, y ha estado hablando a Su pueblo, a Sus ovejas, a través de los Profetas Mensajeros que El ha enviado de etapa en etapa. Habló por medio de los Apóstoles, habló por medio de San Pablo, habló por medio de cada Angel Mensajero de cada edad, habló por el Rvdo. William Branham, y para este tiempo final El también está hablando.
Será Jesucristo siempre hablando, El en Espíritu Santo a través de un hombre; ese es el misterio de cómo El llama y junta a Sus ovejas: las llama a través de un hombre en el cual coloca Su Palabra y ellas conocen que esa es la Voz de Dios, el Mensaje de Cristo llamando a Sus ovejas, porque Cristo está en Espíritu Santo en ese hombre, en ese Profeta, en ese Mensajero de Dios; y las llama, las coloca en Su Redil, que es Su Iglesia, ahí cuando vienen, obtienen el nuevo nacimiento, nacen de nuevo, porque el que no nazca de nuevo no puede ver y tampoco puede entrar al Reino de Dios.
Y ahora, en el Reino de Dios, el Redil del Señor Jesucristo, nacen las ovejas de Cristo, de etapa en etapa, cuando escuchan la Voz de Cristo por medio del Mensajero que El envía, reciben a Cristo como Su Salvador, lavan sus pecados en la Sangre de Cristo, son bautizados en Su Nombre y reciben el Don del Espíritu Santo, y así obtienen el nuevo nacimiento, nacen como corderitos, como ovejitas en el Redil del Señor.
Y ahora, ¿para el tiempo final cómo estará hablando Cristo, y llamando y juntando a Sus ovejas del Día Postrero? ¿Qué Mensaje estará dando Cristo en el Día Postrero para llamar y juntar a Sus ovejas? En Apocalipsis, capítulo 4, verso 1, dice Cristo con esa Voz de Trompeta, dice:
“Después de esto miré, y he aquí una puerta abierta en el cielo; y la primera voz que oí, como de trompeta, hablando conmigo, dijo: Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas.”
Cristo pide que suban donde El está. De etapa en etapa Cristo ha estado en la etapa o edad correspondiente en las diferentes etapas por las cuales la Iglesia del Señor Jesucristo ha pasado, y esto ha sido en una forma progresiva, de abajo hacia arriba. Por lo tanto, el llamado de Cristo de edad en edad ha sido subir a la edad correspondiente a ese tiempo, y el llamado ha venido por medio de la manifestación de Cristo en Espíritu Santo, a través del Angel Mensajero de cada edad.
Y Cristo ha estado hablando por medio del Mensajero de cada edad, y ha estado llamando y juntando Sus ovejas en cada edad, en Su Cuerpo Místico de creyentes que es Su Iglesia, ese es el Redil del Señor Jesucristo. Y Cristo ha estado en Espíritu en Su Iglesia de edad en edad, velado y revelado en el Angel Mensajero de cada edad.
San Pablo, el primer Angel Mensajero de la Iglesia de Jesucristo entre los gentiles dijo en una ocasión: “No vivo ya yo, vive Cristo en mí.” [Gálatas 2:20 —Editor].
Y ahora, Cristo ha estado en cada Angel Mensajero viviendo en Espíritu Santo, y ha estado colocando Su Palabra en la boca de cada uno de esos Mensajeros, y ha estado llamando y juntando Sus ovejas. Cristo dijo: “Aquellas también debo traer, y oirán mi Voz, y habrá un Rebaño y un Pastor.”
Y ahora, para este tiempo final Cristo dice con esa Voz de Trompeta, en el capítulo 4, verso 1, de Apocalipsis:
“Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas.”
Por lo tanto, Cristo estará mostrando a Su Iglesia, a Sus hijos, a Sus ovejas, las cosas que sucederán en este tiempo final, o sea, estarán revelando los misterios proféticos que serán cumplidos en este tiempo final, todas esas profecías correspondientes a este tiempo final.
Y ahora, ¿cómo estará Cristo dándonos a conocer todas estas cosas? Con esa Voz de Trompeta en Apocalipsis, capítulo 22, verso 6 en adelante dice la forma en que estaremos escuchando todas estas cosas que deben suceder pronto siendo dadas a conocer, reveladas a aquellos que tienen oídos para oír la Voz de Dios. Dice Apocalipsis, capítulo 22, verso 6 en adelante:
“Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas...”
¿De quién son los espíritus de los profetas? Esos cuerpos teofánicos de la sexta dimensión son de Dios. Cuando Dios envía un Profeta, lo que ha hecho es enviar un espíritu de profeta de la sexta dimensión a la Tierra en carne humana, en un cuerpo de carne, y viene a ser un hombre, un ser viviente, un alma viviente en medio del pueblo.
“Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto.”
Y ahora, ¿a quién dice Dios, Jesucristo, que ha enviado? A Su Angel, ¿y para qué? Para dar a conocer las cosas que deben suceder pronto, para dar a conocer las cosas que deben suceder pronto, para eso El ha enviado Su Angel conforme a Sus Palabras.
Su Angel Mensajero es ese Angel, espíritu de Profeta que le reveló a Juan todo este libro del Apocalipsis, y para el tiempo final Cristo estará enviando ese espíritu de Profeta en carne humana a Su Iglesia, para darle a conocer a la Iglesia de Jesucristo todas estas cosas que deben suceder pronto en este tiempo final, y en ese hombre estará el Espíritu Santo, Jesucristo en Espíritu Santo, colocando Su Palabra en el corazón y en la boca de ese hombre, de ese Profeta, y estará Cristo ungiendo ese Profeta, y por consiguiente Cristo estará hablando por medio de ese Profeta.
Ese Mensaje que El traerá dando a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, es el Mensaje de Jesucristo para este tiempo final, ese es el Mensaje que los que son de Dios, las ovejas de Dios, estarán escuchando en este tiempo final, porque el que es de Dios la Voz de Dios oye. “Mis ovejas oyen mi Voz y me siguen.”
Y ahora, para este tiempo final es que Jesucristo ha prometido enviar Su Angel Mensajero, para revelar al pueblo todas estas cosas que deben suceder, las cuales ya están en las profecías del Antiguo Testamento y del Nuevo Testamento, o sea, que están aquí en la Biblia todas esas profecías de todas esas cosas que sucederán. Pero El envía a Su Angel Mensajero para que abra estos misterios de estas profecías, y nos muestre todas estas cosas que deben suceder pronto. Y con ese Mensaje son llamados y juntados todos los hijos de Dios, todas las ovejas del Señor del Día Postrero, los cuales serán los bienaventurados del Día Postrero, de este tiempo final. Por eso sigue diciendo:
“¡He aquí, vengo pronto! Bienaventurado el que guarda las palabras de la profecía de este libro.”
Y las palabras de la profecía de este libro las trae el Angel del Señor Jesucristo, el Enviado del Señor Jesucristo, y son bienaventurados los que estarán escuchando y guardando las Palabras de la profecía de este libro que trae el Angel del Señor Jesucristo.
En Apocalipsis, capítulo 22, verso 16 al 17 da testimonio nuevamente nuestro amado Señor Jesucristo acerca de Su Angel, que El envía a Su pueblo, y dice:
“Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias.”
¿A quién dice que ha enviado? A Su Angel, ¿para qué? Para dar testimonio de estas cosas en las Iglesias. Dios tiene un Enviado para este tiempo final, para darle testimonio a todas las iglesias, al cristianismo completo, no importa el nombre de la denominación o secta religiosa; es este Angel Mensajero de Jesucristo un Profeta Mensajero dispensacional para todas las iglesias, para todos los grupos religiosos, para todo el cristianismo, y para todo pueblo, nación y lengua.
Por lo tanto, Su Mensaje es para todo ser humano que vive en esta Tierra, y por medio de ese Mensaje todos obtendrán el conocimiento de todas estas cosas que deben suceder pronto en este tiempo final, pues estamos en el tiempo final; estamos en el tiempo donde las grandes profecías del tiempo final tienen que ser cumplidas. ¿Y cómo las vamos a entender? Por medio de la manifestación de Cristo en Espíritu Santo en Su Angel Mensajero, dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto.
Con ese mismo Mensaje siendo revelado es que son llamados y juntados todos los escogidos del Día Postrero, porque ese es el Mensaje de la Gran Voz de Trompeta, con el cual son llamados y juntados los escogidos, de lo cual Cristo habló en San Mateo, capítulo 24, versos 30 al 31, donde dice de la siguiente manera:
“Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria.
Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro.”
¿Cómo es que serán llamadas y juntadas todas las ovejas de Cristo, todos los escogidos de Dios? Por medio de los Ministerios de los Angeles del Hijo del Hombre. Esos son los Ministerios de los Dos Olivos, los Ministerios de Moisés y de Elías, los cuales fueron vistos en el Monte de la Transfiguración con nuestro amado Señor Jesucristo, cuando Cristo fue transfigurado en el capítulo 17 de San Mateo.
Y esos Ministerios de Moisés y Elías estarán repitiéndose en este tiempo final, Jesucristo en Espíritu Santo estará operando esos Ministerios en Su Angel Mensajero. En ese Angel Mensajero el Espíritu Santo estará operando el Ministerio de Elías y el Ministerio de Moisés, el Ministerio de Moisés por segunda ocasión y el Ministerio de Elías por quinta ocasión.
Y con esos Ministerios el Espíritu Santo estará llamando y juntando a todos los escogidos de Dios, con el Mensaje de la Gran Voz de Trompeta del Evangelio del Reino, revelando todas estas cosas que deben suceder pronto en este tiempo final; esa es la Gran Voz de Trompeta que llama y junta a los escogidos y prepara a los escogidos en este tiempo final, y los muertos en Cristo serán resucitados y nosotros los que vivimos seremos transformados, todos los que estarán escuchando la Gran Voz de Trompeta, la Voz de Jesucristo en Espíritu Santo por medio de Su Angel Mensajero, dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto.
Y son bienaventurados los que estarán escuchando y leyendo las Palabras de la profecía de este libro que trae el Angel del Señor Jesucristo. Vean ustedes, que son los que estarán escuchando y leyendo las Palabras de la profecía de este libro que trae el Angel del Señor Jesucristo, los bienaventurados. “Bienaventurado el que oye y los que leen las palabras de la profecía de este libro.” [Apocalipsis 1:3 —Editor].
Y las profecías de este libro las trajo ¿quién? El Angel del Señor Jesucristo a Juan en forma simbólica. Y para la Iglesia de Jesucristo en este tiempo final, el Angel del Señor Jesucristo estará en carne humana, será un hombre el último Profeta del Programa Divino, un Profeta dispensacional, el Profeta de la Dispensación del Reino. Por lo tanto, se estará haciendo el entrelace dispensacional; el Espíritu Santo a través de ese Angel Mensajero estará haciendo ese entrelace dispensacional, y con ese Mensaje serán abiertos estos misterios proféticos de todas estas cosas que deben suceder pronto.
Y todos los que estarán escuchando y leyendo las cosas que el Espíritu Santo estará hablando por ese Angel Mensajero, serán los bienaventurados del Día Postrero, porque estarán escuchando la Voz de Jesucristo y estarán siendo dirigidos a Cristo para recibirlo como su Salvador, lavar sus pecados en la Sangre de Cristo, ser bautizados en Su Nombre y ser llenos del Espíritu Santo, y así obtener su nuevo nacimiento en el Reino de Dios, en la Iglesia de Jesucristo, y ser colocados así en el Redil de nuestro amado Señor Jesucristo que es el Pastor de nuestras almas.
Y ahora, hemos visto quiénes han sido los bienaventurados de edades y dispensaciones pasadas, los que han escuchado la Voz de Dios por medio del Mensajero que Dios envió para cada edad y cada dispensación. Cristo dijo en San Juan y San Lucas algo muy importante, leamos San Lucas, capítulo 11, verso *27:
“Mientras él (Jesús) decía estas cosas, una mujer de entre la multitud levantó la voz y le dijo: Bienaventurado el vientre que te trajo, y los senos que mamaste.
Y él dijo: Antes bienaventurados los que oyen la palabra de Dios, y la guardan.”
La bienaventuranza grande es para los que oyen la Palabra de Dios y la guardan, por eso son bienaventurados los que oyen las palabras de la profecía de este libro que trae el Angel del Señor Jesucristo, porque esas Palabras son las Palabras de Dios para el pueblo de Dios en este tiempo final, las cuales fueron colocadas en forma simbólica en el libro del Apocalipsis, pero que en este tiempo son abiertas las Palabras de Dios proféticas correspondientes a este tiempo final, y son bienaventurados los que oyen la Palabra de Dios y la guardan en este tiempo final, como fue en tiempos pasados.
“El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida.” Dice Jesucristo en San Juan, capítulo 5, verso 24.
Hemos visto la forma de pasar de muerte a vida, a Vida Eterna: escuchando la Palabra de Jesucristo, la Palabra de Dios. Y para este tiempo final Jesucristo, el Buen Pastor estará llamando y juntando a Sus ovejas, por medio de Su manifestación en Espíritu Santo en Su Angel Mensajero, por medio del cual estará hablando Su Palabra y estará llamando y juntando a Sus ovejas, y Sus ovejas estarán escuchando la Palabra de Jesucristo, el Mensaje de Jesucristo, dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto. Todo esto será por medio del Angel del Señor Jesucristo.
“Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias.” (Apocalipsis 22, verso 16).
Y ahora, le toca a cada uno de ustedes, amigos y hermanos presentes y radioyentes usar su libre albedrío, y decir: “Yo escucho y creo esa Palabra de Jesucristo prometida para este tiempo final, y yo continuaré escuchando la Voz de Cristo en este tiempo, dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto.”
Y ahora sabemos por medio de quién El estará hablándonos estas cosas que deben suceder pronto, El dijo que envía Su Angel para dar a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto (Apocalipsis 22, verso 6).
No hay otra forma establecida en la Biblia, en el Apocalipsis y en toda la Escritura, para este tiempo final, para dar a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto. Tiene que ser por medio del Angel del Señor Jesucristo que es un Profeta mayor, un Profeta dispensacional y último Profeta dispensacional.
Por lo tanto, este tiempo en que vivimos es el tiempo más glorioso de todos los tiempos, para la Iglesia de Jesucristo desde que nació el Día de Pentecostés. Porque tuvo Apóstoles: Pedro, Jacobo y Juan que eran los principales, y luego el resto de los Apóstoles y luego San Pablo; luego los siete Angeles Mensajeros (incluyendo a San Pablo). Pero ninguno de ellos fue un Profeta dispensacional, solamente fueron Profetas Mensajeros de edades.
Pero para este tiempo final Jesucristo ha prometido enviar Su Angel Mensajero, ese es un Profeta dispensacional, el séptimo Profeta dispensacional. Luego no habrá un octavo Profeta dispensacional, porque solamente Dios tiene siete Profeta dispensacionales.
Y ahora, la Iglesia de Jesucristo para este tiempo final tendrá el privilegio y bendición más grande, porque Cristo le envía Su Angel Mensajero, para que le dé testimonio de todas estas cosas, ¿de cuáles cosas? De todas estas cosas que deben suceder pronto, para que así sean bienaventurados escuchando la Palabra de Cristo para este tiempo final, y guardando las Palabras de Jesucristo, las Palabras de la profecía de este libro.
Este es el tiempo de bendición mayor para la Iglesia de Jesucristo, este es el tiempo en que la Iglesia de Jesucristo con todos los miembros de la Iglesia de Jesucristo nacidos de nuevo, reciben la fe para ser raptados, que es la fe, la revelación del misterio del Séptimo Sello, del misterio de la Segunda Venida de Cristo como el León de la Tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo, para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.
Esta transformación nos dará un cuerpo nuevo, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado y jovencito para toda la eternidad; porque en este cuerpo mortal y corruptible no podemos ir a la Casa de nuestro Padre Celestial, tiene que ser en un cuerpo igual al cuerpo glorificado de nuestro amado Señor Jesucristo, en ese cuerpo glorificado Cristo ascendió al Cielo y se sentó en el Cielo en el Trono de Dios, y allí ha estado desde que ascendió al Cielo.
Y para nosotros subir a la Casa de nuestro Padre Celestial, al Cielo, tenemos que obtener un cuerpo glorificado, como el cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador, para así ser a imagen y semejanza de nuestro amado Señor Jesucristo, e ir con El a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo.
Y luego que vayamos con El a la Cena de las Bodas del Cordero, el juicio divino vendrá sobre la raza humana, las plagas y las copas serán derramadas sobre la Tierra, y entonces será tiempo de angustia, de dolor y de lloro sobre la raza humana, el lloro y el crujir de dientes.
Pero ya para ese tiempo los elegidos de Dios, los bienaventurados de Dios del Día Postrero estarán con Cristo en el Cielo, en la Casa de nuestro Padre Celestial, en la Gran Cena de las Bodas del Cordero, esa fiesta que Cristo ha prometido para todos los creyentes en El, para todos los bienaventurados del Día Postrero y también de las edades pasadas, porque serán resucitados en cuerpos eternos, para ir todos juntos a la Cena de las Bodas del Cordero, y entonces estaremos en un cuerpo inmortal y glorificado, y jovencito para toda la eternidad, un cuerpo que estará representado de 18 a 21 años de edad. ¡Y eso es para toda la eternidad, eso es más que 25.000 dólares!.
Miren todo lo que Cristo ha prometido para cada uno de ustedes y para mí también, y le ha dado el libre albedrío, para que usted diga qué quiere:
¿Quiere usted la Vida Eterna con Cristo en Su Reino? ¿O quiere el infierno con el diablo, el lago de fuego con el diablo, donde el diablo será destruido, quemado, y también todos los que no recibieron a Cristo como su Salvador? Le toca a usted amigo y hermano presente, y a ustedes radioyentes, hacer su decisión, y su decisión debe ser la correcta.
Dios ha dicho: “Escoge la vida para que vivas.” El dice: “Yo he puesto delante de ti la vida y la muerte, escoge la vida para que vivas.” ¡No seas tonto, escoge la vida para que vivas! Los tontos escogen seguir su vida terrenal pecando; pero los sabios y bienaventurados escogen la vida, recibiendo a Cristo como su Salvador, lavando sus pecados en la Sangre de Cristo, siendo bautizados en Su Nombre y recibiendo el Don del Espíritu Santo, y así obteniendo el nuevo nacimiento, y obteniendo un cuerpo teofánico angelical de la sexta dimensión; y para el Día Postrero en adición recibirán un cuerpo glorificado físico, eterno, inmortal, incorruptible, que es la clase de cuerpo más importante del Programa de Dios, un cuerpo igual al de nuestro amado Señor Jesucristo.
El Programa Divino y el llamado Divino de Cristo es para que seamos iguales a El: con Vida Eterna, y eso es más que 25.000 dólares. Por eso usted al estar escuchando el llamado de Cristo en este tiempo final, está usted en el derecho de elegir si quiere la Vida Eterna con Cristo en Su Reino, o si quiere el lago de fuego con el diablo, para ser destruido y dejar de existir.
Pero usted allá en su alma dice: “¡Yo lo que quiero es la Vida Eterna en un cuerpo inmortal, glorificado y eterno donde nunca más tendré problemas!”; donde no tendremos los problemas de enfermedades, de debilidades y de la vejez, porque tenemos un cuerpo que se va poniendo viejo. Pero Cristo tiene un cuerpo nuevo para todos los que oyen Su Voz y le siguen.
Y ahora, también tiene una posición de Reyes y Sacerdotes, para que seamos Reyes y Sacerdotes con El en Su glorioso Reino, en el Milenio y por toda la eternidad, y juventud para toda la eternidad.
Vean todas las bendiciones que Dios tiene, que Cristo tiene para todos los que oyen Su Voz y lo siguen, y esos son los Bienaventurados de las edades pasadas y los bienaventurados de este tiempo final.
Son bendiciones las que Cristo tiene para ustedes. No es un asunto de meterse a una secta religiosa o a una religión, es un asunto de uno meterse en Cristo, meterse en Cristo para entrar al Cuerpo Místico de Cristo, a la Iglesia del Señor Jesucristo, a ese Cuerpo Espiritual que es también un Templo Espiritual, y que es el Reino de los Cielos o Reino de Dios.
Ahora, es un asunto de vida o muerte, Vida Eterna o muerte para siempre. Y mientras estamos en este cuerpo es que tenemos el derecho y la oportunidad. Por lo tanto, no podemos dejar pasar esta única oportunidad que tenemos en la vida; antes de que nuestro cuerpo físico termine sus días aquí, escogemos la Vida Eterna.
¿Y cómo escogemos la Vida Eterna? Escuchando la Voz de Cristo en este tiempo final, y recibiéndolo como nuestro Salvador, lavando nuestros pecados en Su Sangre, siendo bautizados en Su Nombre y recibiendo el Don del Espíritu Santo, y así obteniendo el nuevo nacimiento para vivir con Cristo por toda la eternidad, con juventud eterna, Vida Eterna y riquezas para toda la eternidad. Y así es como llegamos a ser ricos en Dios, porque somos herederos de Dios y coherederos con Cristo Jesús, Señor nuestro. Y estamos aquí para confirmar nuestro lugar en la Vida Eterna, recibiendo a Cristo como nuestro Salvador, porque El es el Camino, El es la Verdad y El es la Vida, la Vida Eterna. “Y nadie viene al Padre sino por mí.” Dice Jesucristo.
Es por medio de Cristo que vamos a Dios, somos restaurados a Dios y por consiguiente a la Vida Eterna. Y así es como llegamos a ser LOS BIENAVENTURADOS DEL DIA POSTRERO: escuchando la Voz de Cristo, dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto por medio de Su Angel Mensajero.
Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes, amables amigos y hermanos reúnidos aquí en el Coliseo Municipal, y también con ustedes, amables radioyentes a través de esta radioemisora amiga.
Muchas gracias por vuestra amable atención, y dejo nuevamente al Rvdo. Miguel Bermúdez Marín, para que continúe esta transmisión radial, y les dé también las direcciones y lugares donde ustedes pueden asistir para recibir literatura completamente gratis, y también asistir para escuchar la Palabra de Dios siendo predicada en este tiempo final, donde tendrán oportunidad de obtener videos o cintas magnetofónicas o folletos que contienen conferencias similares a esta, para que obtengan mayor conocimiento de todas estas cosas que deben suceder pronto en este tiempo final.
Dejo con ustedes al Rvdo. Miguel Bermúdez Marín para continuar y finalizar en esta noche esta actividad, que está siendo transmitida a través de esta emisora amiga.
Que Dios les bendiga y les guarde a todos, y pasen todos muy buenas noches.
Con ustedes el Rvdo. Miguel Bermúdez Marín.
“LOS BIENAVENTURADOS DEL DIA POSTRERO.”