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| Caminando hacia la perfeccion | 2000-08-26 | 1 | Cartagena | Bolívar | CO | 01:08:18 | true |
Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes, y también los que están a través de Internet. Que las bendiciones de Jesucristo, el Angel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén. En esta ocasión leemos en la carta a los Hebreos, capítulo 2, verso 10, y el capítulo 5, verso 9 también, vamos a ver... y el capítulo 6, verso 1. Tenemos 3 lugares. Capítulo 2, verso 9 en adelante, dice: “Pero...” Capítulo 2, verso 9 en adelante de la carta de San Pablo a los Hebreos, dice:
“Pero vemos a aquel que fue hecho un poco menor que los ángeles, a Jesús, coronado de gloria y de honra, a causa del padecimiento de la muerte, para que por la gracia de Dios gustase la muerte por todos.
Porque convenía a aquel por cuya causa son todas las cosas, y por quien todas las cosas subsisten, que habiendo de llevar muchos hijos a la gloria, perfeccionase por aflicciones al autor de la salvación de ellos.
Porque el que santifica y los que son santificados, de uno son todos; por lo cual no se avergüenza de llamarlos hermanos,
diciendo:
Anunciaré a mis hermanos tu nombre,
En medio de la congregación te alabaré.
Y otra vez:
Yo confiaré en él.
Y de nuevo:
He aquí, yo y los hijos que Dios me dio.
Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo,
y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre.
Porque ciertamente no socorrió a los ángeles, sino que socorrió a la descendencia de Abraham.
Por lo cual debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere, para expiar los pecados del pueblo.
Pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados.”
Y pasamos al capítulo 5, verso 9, donde dice... (aquí hay que leer un poquito antes también); capítulo 5, verso 5 al 10, dice:
“Así tampoco Cristo se glorificó a sí mismo haciéndose sumo sacerdote, sino el que le dijo:
Tú eres mi Hijo,
Yo te he engendrado hoy.
Como también dice en otro lugar:
Tú eres sacerdote para siempre,
Según el orden de Melquisedec.
Y Cristo, en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente.
Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia;
y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen;
y fue declarado por Dios sumo sacerdote según el orden de Melquisedec.”
Cristo fue, dice: “y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen.”
Y ahora, el capítulo 6, verso 1, dice:
“Por tanto, dejando ya los rudimentos de la doctrina de Cristo, vamos adelante a la perfección; no echando otra vez el fundamento del arrepentimiento de obras muertas, de la fe en Dios,
de la doctrina de bautismos, de la imposición de manos, de la resurrección de los muertos y del juicio eterno.
Y esto haremos, si Dios en verdad lo permite.”
Y ahora, dice San Pablo: “Vamos adelante a la perfección.”
Y ahora, nuestro tema para esta noche es: “CAMINANDO HACIA LA PERFECCION.”
San Pablo aquí nos ha enseñado que aun Cristo fue perfeccionado. ¿Pero no era El perfecto? Claro que era perfecto.
Pero ahora, vean ustedes, cuando Cristo resucitó, fue resucitado en un cuerpo glorificado, Su cuerpo fue glorificado; y ahora tenemos a Jesucristo perfeccionado para perfeccionar a todos los hijos e hijas de Dios, para llevarnos a ser a Su imagen y a Su semejanza, con un cuerpo teofánico eterno y un cuerpo físico, eterno, inmortal y glorificado, para que así todos lleguemos a la perfección total. Cuerpo teofánico perfecto, y cuerpo físico y glorificado y perfecto, para vivir perfectos por toda la eternidad.
Y ahora, en este Programa de Cristo de la perfección para Sus hijos, para todos ser a imagen y semejanza de Jesucristo nuestro Salvador, hay un camino, el Camino es Cristo; pues El dijo en San Juan, capítulo 14, verso 6:
“Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.”
Y ahora, para caminar hacia la perfección tenemos que caminar en el único Camino que hay, el cual es Cristo; recibiendo a Cristo como nuestro Salvador, lavando nuestros pecados en Su Sangre y siendo bautizados en Su Nombre y recibiendo Su Espíritu Santo, y así naciendo de nuevo, naciendo en el Cuerpo Místico de Cristo.
Y estando en el Cuerpo Místico de Cristo, sirviendo a Cristo con toda nuestra alma todos los días de nuestra vida, nos encontramos en el Camino de la Perfección, en el Camino que nos llevará a ser perfectos, a ser a imagen y semejanza de nuestro amado Señor Jesucristo. El Cuerpo Místico de Cristo está compuesto por los Redimidos por Jesucristo, los que Lo han recibido como su Salvador y han nacido de nuevo.
Y ahora, en el Programa de la Perfección, todo lo que llegará a la perfección, pasa por el mismo proceso conforme a como le corresponde. Y el Programa de la Perfección tiene un orden, Dios usa el mismo orden, el mismo método; es el mismo orden o método o plano para el Cielo, para la Tierra, para el pueblo hebreo, para la Iglesia de Jesucristo y para el ser humano. Por eso es que para llegar a la perfección, se toma el Camino de la Perfección y se llega a la etapa de Corona donde se llega a la perfección.
Y ahora, Cristo es el Camino para todo lo que llegará a la perfección. Encontramos en San Juan, capítulo 1, verso 1 en adelante, que dice:
“En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.
Este era en el principio con Dios.
Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.”
Toda la creación fue hecha por el Verbo que era con Dios y era Dios, porque el Verbo que era con Dios es el mismo Dios en Su cuerpo teofánico; o sea, que es el cuerpo teofánico de Dios, llamado el Angel del Pacto o Angel de Jehová; ése es el Verbo que salió de Dios, el cuerpo teofánico, cuerpo de la Palabra, que salió de Dios, del cual habla en Proverbios el sabio Salomón, capítulo 30, verso 4, donde nos habla acerca de la creación, y nos dice algo muy importante ahí, dice:
“¿Quién subió al cielo, y descendió?
¿Quién encerró los vientos en sus puños?
¿Quién ató las aguas en un paño?
¿Quién afirmó todos los términos de la tierra?
¿Cuál es su nombre, y el nombre de su hijo, si sabes?”
Y ahora, por cuanto todo hijo viene en el nombre de su padre; el Nombre del Creador de los Cielos y de la Tierra, y el Nombre de Su Hijo, es el [Aquí hubo un corte en el audio original —Editor]; porque encontramos que Su Hijo aquí en el tiempo en que Dios estaba creando todas las cosas, es nada menos que el cuerpo teofánico de Dios, que salió de Dios, y es conocido en el Antiguo Testamento como el Angel del Pacto o Angel de Jehová. Por eso cuando le apareció el Angel de Jehová a Moisés en el capítulo 3 del Exodo, le dijo a Moisés de la siguiente manera... y vamos a leerlo para que tengan el cuadro claro de quién es el Angel de Jehová o Angel del Pacto. Dice, capítulo 3, verso 1 en adelante (dice):
“Apacentando Moisés las ovejas de Jetro su suegro, sacerdote de Madián, llevó las ovejas a través del desierto, y llegó hasta Horeb, monte de Dios.
Y se le apareció el Angel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza; y él miró, y vio que la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía.
Entonces Moisés dijo: Iré yo ahora y veré esta grande visión, por qué causa la zarza no se quema (o sea, no se quema el árbol, ése árbol).
Viendo Jehová que él iba a ver, lo llamó Dios de en medio de la zarza, y dijo: ¡Moisés, Moisés! Y él respondió: Heme aquí.
Y dijo: No te acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es.
Y dijo: Yo soy el Dios de tu padre, Dios de Abraham, Dios de Isaac, y Dios de Jacob. Entonces Moisés cubrió su rostro, porque tuvo miedo de mirar a Dios.
Dijo luego Jehová: Bien he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he oído su clamor a causa de sus exactores; pues he conocido sus angustias,
y he descendido para librarlos de mano de los egipcios, y sacarlos de aquella tierra a una tierra buena y ancha, a tierra que fluye leche y miel, a los lugares del cananeo, del heteo, del amorreo, del ferezeo, del heveo y del jebuseo.
El clamor, pues, de los hijos de Israel ha venido delante de mí, y también he visto la opresión con que los egipcios los oprimen.
Ven, por tanto, ahora, y te enviaré a Faraón, para que saques de Egipto a mi pueblo, los hijos de Israel.
Entonces Moisés respondió a Dios: ¿Quién soy yo para que vaya a Faraón, y saque de Egipto a los hijos de Israel?
Y él respondió: Vé, porque yo estaré contigo; y esto te será por señal de que yo te he enviado: cuando hayas sacado de Egipto al pueblo, serviréis a Dios sobre este monte.
Dijo Moisés a Dios: He aquí que llego yo a los hijos de Israel, y les digo: El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros. Si ellos me preguntaren: ¿Cuál es su nombre?, ¿qué les responderé?
Y respondió Dios a Moisés: Yo Soy El Que Soy. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: Yo Soy me envió a vosotros.
Además dijo Dios a Moisés: Así dirás a los hijos de Israel: Jehová, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob, me ha enviado a vosotros. Este es mi nombre para siempre; con él se me recordará por todos los siglos.
Vé, y reúne a los ancianos de Israel, y diles: Jehová, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, me apareció diciendo: En verdad os he visitado, y he visto lo que se os hace en Egipto;
y he dicho: Yo os sacaré de la aflicción de Egipto a la tierra del cananeo, del heteo, del amorreo, del ferezeo, del heveo y del jebuseo, a una tierra que fluye leche y miel.
Y oirán tu voz; e irás tú, y los ancianos de Israel, al rey de Egipto, y le diréis: Jehová el Dios de los hebreos nos ha encontrado; por tanto, nosotros iremos ahora camino de tres días por el desierto, para que ofrezcamos sacrificios a Jehová nuestro Dios.”
Ahí podemos ver cómo el Angel de Jehová, el Angel del Pacto, se le revela a Moisés como el Dios del padre de Moisés que era Amram, y como el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob. El Angel de Jehová es el mismo Dios de Abraham en Su cuerpo teofánico, el cual puede aparecer en la forma de un hombre, un varón, un ángel, o puede aparecer en la forma de una Luz, de una Columna de Fuego. Porque Dios hace a Sus ángeles espíritu; por lo tanto el cuerpo teofánico puede aparecer en la forma de una Luz o en la forma de un hombre de otra dimensión; y Dios hace a Sus ministros llama de fuego.
Y ahora, el que ministra aquí es el Angel de Jehová; por lo tanto, es un Angel que es un espíritu, un cuerpo de otra dimensión, y es una llama de fuego que le apareció a Moisés. Pero él vio en una ocasión - a ése que le hablaba lo vio en la forma de un hombre, cuando Dios le dijo: “Yo pasaré delante de ti, y cuando haya pasado verás mis espaldas.”
Y ahora, encontramos que este Angel de Jehová es el mismo Dios en Su cuerpo teofánico, el cual entró en Su propio Programa de Creación.
Y ahora, ¿de dónde salió ese cuerpo teofánico para Dios? De Dios mismo.
Y ahora, en la sexta dimensión es conocido como el Angel de Jehová; en esta dimensión terrenal, siendo visible a los seres humanos, fue conocido como Jesús de Nazaret.
Y ahora, en el capítulo 23, verso 20 al 23 del Exodo, nos da Dios más información acerca de este Angel, el Angel de Jehová. Dios dice:
“He aquí yo envío mi Angel delante de ti para que te guarde en el camino, y te introduzca en el lugar que yo he preparado.
Guárdate delante de él, y oye su voz; no le seas rebelde; porque él no perdonará vuestra rebelión, porque mi nombre está en él (¿Dónde está el Nombre de Dios? En Su Angel, en el Angel de Jehová).
Pero si en verdad oyeres su voz e hicieres todo lo que yo te dijere, seré enemigo de tus enemigos, y afligiré a los que te afligieren.
Porque mi Angel irá delante de ti, y te llevará a la tierra del amorreo, del heteo, del ferezeo, del cananeo, del heveo y del jebuseo, a los cuales yo haré destruir.”
Y aquí tenemos una revelación clara del Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, en Su cuerpo teofánico, cuerpo angelical, en donde está el Nombre de Dios. Este Angel siempre venía en el Nombre de Dios. Por eso este Angel es el Angel en donde Dios estaba manifestado en toda Su plenitud; es el Angel que libertó al pueblo hebreo, es el Angel que le dio los mandamientos al pueblo hebreo; ése es el Angel de Jehová, el Angel del Pacto, el cual luego se hizo carne y apareció en medio del pueblo hebreo con el nombre de Jesús, nacido en Belén de Judea a través de la virgen María.
Por eso podía decir que “antes que Abraham fuese (El decía), Yo Soy.” Le decían: “No tienes cincuenta años, ¿y dices que has visto a Abraham?” Porque decía: “Abraham, vuestro padre, deseó ver mi día, lo vio y se gozó.” Y entonces Jesús les dice: “Antes que Abraham fuese Yo Soy.” [San Juan 8:56-58 —Editor]. Era antes que Abraham, era antes que el padre de Abraham, era antes que Noé, era antes que Matusalén también, era antes que Set, era antes que Abel, y era antes de Adán también; porque es el Dios Todopoderoso en Su cuerpo teofánico; ése fue el primer cuerpo que vino a existencia, ése fue el primero que en el Programa Divino apareció, para desde ese cuerpo Dios llevar a cabo toda la creación.
Por eso El es el principio de la creación de Dios en esa sexta dimensión, El es el principio también en esta dimensión, El es el principio de la creación de Dios cuando se hizo carne y vino a ser el Primero de la Nueva Creación con Vida Eterna y con cuerpos eternos que dará Cristo a los Redimidos con Su Sangre, El es el Primero, el Principio de Su Iglesia, el Primero, la Piedra de fundamento y también la Piedra que corona la Iglesia. En Su Primera Venida El es la Piedra de fundamento, y en Su Segunda Venida El es la Piedra de corona, la Piedra que corona el edificio, El es el Primero y El es el Postrero, El es el Alfa y El es el Omega.
Y ahora, hemos visto quién es Cristo, y hemos visto que la Escritura dice que fue perfeccionado; cuando resucitó, Su cuerpo resucitó glorificado; por eso Sus discípulos al verlo resucitado no Lo conocían. También María Magdalena cuando Le vio no Le conocía.
Y cuando nosotros estemos en el cuerpo nuevo y glorificado, las personas que nos han visto, pero que no estarán en cuerpos glorificados, nos verán y no sabrán quiénes somos; porque estaremos en un cuerpo jovencito, eterno, glorificado, inmortal, incorruptible.
Y cualquier persona que haya conocido a alguno de ustedes que tenga 70 ú 80 ó 90 años, cuando usted esté en el cuerpo nuevo que representará de 18 a 21 años, y usted le diga: “Mira fulano, yo soy fulana de tal o fulano de tal.” Le dirá: “Tu no puedes ser, porque tu eres un jovencito o una jovencita, y fulano de tal, del cual tu me hablas, era una anciana o un anciano de 80 ó 90 años.” Pero por cuanto no comprenderá el misterio de la transformación, en donde obtendremos el cuerpo glorificado, no podrá comprender el porqué usted siendo una persona de 80 ó 90 años, luego viene a ser una persona que representará de 18 a 21 años de edad.
Pero hablando los unos con los otros cuando tengamos el nuevo cuerpo, nos diremos: “Me recuerdas cuando yo estaba allá en la Tierra en aquel cuerpo, que algunas veces era como los carritos viejos, que había que estarlo empujando cada vez, dándole medicinas por aquí y tratamientos por acá, para hacerlo caminar; porque me quería dejar a pie, no quería caminar hacia adelante, quería morirse ya el cuerpo que tenía primero; pero ahora este cuerpo que tengo es nuevecito y continuará así para toda la eternidad.” Es un cuerpo igual al cuerpo de nuestro amado Señor Jesucristo, y así todos seremos a imagen y semejanza de Jesucristo nuestro Salvador, y así es como llegaremos a la perfección.
Y ahora, eso es la perfección, perfección total. Seremos perfectos en cuerpos teofánicos y seremos perfectos en cuerpos físicos, eternos, inmortales y glorificados.
¿Y cómo sabemos que vamos a ser perfectos? Porque estamos en el Camino de la Perfección que es Jesucristo nuestro Salvador. Y estamos en Su Cuerpo Místico de creyentes, en la etapa que será adoptada, en la etapa en donde llegaremos a la perfección. Los que vivieron en edades pasadas no pudieron ser perfeccionados, porque no había llegado el tiempo para obtener la meta de la perfección total, que es la transformación de nuestros cuerpos, y para los muertos en Cristo la resurrección en cuerpos eternos; pero ellos llegarán a la meta cuando sean resucitados. Pero no podían ser perfeccionados, llegar a ser a imagen y semejanza de Cristo, sin nosotros; teníamos nosotros que aparecer en este tiempo final; por eso los de las diferentes etapas o edades de la Iglesia con Sus mensajeros han partido.
Y si queda un remanente de los escogidos del séptimo ángel mensajero, es un grupo pequeño comparado con todos los que pertenecen a la séptima edad de la Iglesia, los cuales ya han partido; pero hay algunos que han quedado. Pero para poder obtener la transformación estando vivos, tendrán que estar en la etapa correspondiente a la Adopción, que es la Edad de la Piedra Angular; y esa etapa es en el Camino de la Perfección, que es Jesucristo nuestro Salvador.
Los que han vivido en etapas pasadas no pudieron ser perfeccionados, porque la etapa en que vivieron no era la etapa en donde obtendrían la perfección total, donde obtendrían la transformación y obtendrían el cuerpo así glorificado. Y toda persona que se quede en una etapa que ya pasó, que no es una etapa de Adopción, no es una etapa en donde se llegará a la perfección, pues no podrán ser transformados, no podrán llegar a la perfección que es la meta de todo cristiano. Porque la meta de todo cristiano es llegar a ser a imagen y semejanza de nuestro amado Señor Jesucristo.
Y ahora, para poder llegar a esa meta, la meta de la perfección, tenemos que estar en el Camino de la Perfección, y estar en la etapa que nos corresponde en este tiempo final, que es la Edad de la Piedra Angular, la Edad en donde seremos adoptados y en donde obtendremos la perfección total.
Ahora, la Iglesia del Señor Jesucristo como Cuerpo Místico de creyentes será perfecta, obtendrá la perfección. La Iglesia del Señor Jesucristo ha ido pasando por diferentes etapas en el Camino de la Perfección (que es Cristo): ha estado en el cristianismo todo el tiempo, pasando de etapa a etapa, y ha pasado por Sus siete etapas de las siete edades, y luego sube y se coloca en la Edad de la Piedra Angular. Y la Iglesia de Jesucristo en la actualidad, los que estamos vivos, nos encontramos en la Edad de la Piedra Angular. Y la Edad de la Piedra Angular es la que está vigente ante la Presencia de Dios para recibir todas las bendiciones de Cristo desde el Cielo; ésa es la Edad - ésa es la Edad de la perfección, ésa es la Edad de la Piedra Angular.
Si usted busca una piedra angular, usted se dará cuenta que es algo perfecto; busca sus esquinas y usted encontrará que es algo perfecto. Y la Edad de la Piedra Angular es la Edad Perfecta de la Iglesia del Señor Jesucristo. Por eso cuando el Rvdo. William Branham predicó sobre el tema: “La estatura de un hombre perfecto,” utilizó un diagrama, el cual está también en el folleto: “La estatura de un hombre perfecto (en inglés y también en español).”
Y éste es el diagrama que él usó [El Hno. William muestra el diagrama de “La estatura de un hombre perfecto.” —Editor], y mostró la Iglesia de Jesucristo pasando por Sus diferentes etapas, representadas en las siete iglesias de Asia Menor, las cuales son: la iglesia que estaba en Efeso, la que estaba en Esmirna, la que estaba en Pérgamo, la que estaba en Tiatira, la que estaba en Sardis, la que estaba en Filadelfia, y la que estaba en Laodicea. A esas Iglesias, vean ustedes, Dios les permitió tener las características que tendría la Iglesia a través de Sus diferentes etapas.
Y ahora, no solamente esas iglesias fueron iglesias literales que existieron en Asia Menor, sino que también tienen el elemento profético; por causa de que se reflejó en esas Iglesias lo que estaría manifestado en las diferentes etapas de la Iglesia del Señor Jesucristo durante las siete edades de la Iglesia.
Y ahora, el Rvdo. William Branham señala también los territorios donde se cumplieron esas etapas de la Iglesia de Jesucristo. Hubo una etapa del tiempo de los apóstoles allá en la tierra de Israel, que él marca aquí con un espacio pequeño.
• Pero luego vino la etapa donde San Pablo fue el mensajero para los gentiles, y esa etapa se cumplió en Asia Menor, y fue representada por la iglesia de Efeso. San Pablo fue el mensajero y Asia Menor fue el territorio.
• Luego viene la segunda etapa representada en Esmirna, Su mensajero fue Ireneo y el territorio fue Francia.
• Luego viene la tercera etapa representada en la iglesia de Pérgamo, y el mensajero fue Martín y el territorio fue Francia y Hungría, cubrió dos territorios. Aquí se entrelazó la segunda etapa con la tercera etapa o edad de la Iglesia.
• Luego, viene la cuarta etapa de la Iglesia de Jesucristo representada en la Iglesia de Tiatira, y Colombo fue Su mensajero, y el territorio fue Irlanda y Escocia.
• Luego viene la quinta etapa o edad de la Iglesia representada en Sardis, y su mensajero fue Lutero y el territorio fue Alemania.
• Luego viene la sexta etapa o edad de la Iglesia, representada en la iglesia de Filadelfia, su mensajero fue John Wesley (o Juan Wesley) y el territorio fue Inglaterra.
• Luego viene la séptima edad de la Iglesia de Jesucristo, representada en la edad o en la iglesia de Laodicea y su mensajero fue Elías en su cuarta manifestación, que fue el Rvdo. William Branham, y el territorio fue Norteamérica.
Y luego hubo un espacio aquí donde el Espíritu estuvo, el Espíritu Santo estuvo obrando, cuando Dios colocó entre la séptima edad y la Edad de la Piedra Angular al Rvdo. William Branham, a través del cual el Espíritu Santo se manifestó, luego que ya Cristo había salido de la séptima edad de la Iglesia y estaba tocando a la puerta; pero la edad continuó, pero con Cristo fuera de esa séptima edad, de la edad de Laodicea.
Y ahora, dice el Rvdo. William Branham: “El Espíritu Santo ha sido ahuyentado de Norteamérica.”
¿Y entonces para dónde se habrá ido el Espíritu Santo? Para la Edad de la Piedra Angular ha subido el Espíritu Santo, y el territorio es la América Latina y el Caribe, y el Mensajero aquí es Cristo en Su Angel Mensajero del Día Postrero.
El Angel del Señor Jesucristo, en donde Cristo estará en el Día Postrero, será el Mensajero de la Edad de la Piedra Angular; el cual estará en la América Latina y el Caribe ministrando la Palabra a todos los hijos de Dios en la Edad de la Piedra Angular, que es la Edad de la Adopción, para llegar a la meta de la perfección todos los hijos e hijas de Dios, para llegar a la estatura de un hombre, de un varón perfecto, para llegar a la estatura de Jesucristo nuestro Salvador, para llegar a ser a imagen y semejanza de nuestro amado Señor Jesucristo.
Y cuando lleguemos a esa total perfección lo hemos de saber, hasta en el espejo. No hemos llegado todavía como individuos, pero estamos en la Edad en donde llegaremos a la perfección.
Para una persona llegar a la perfección tiene que estar en una Edad perfecta, la Edad de la Adopción. Para una persona llegar a la perfección tiene que estar en el Camino de la Perfección, que es Jesucristo, el Hombre perfecto.
Para una persona llegar a la perfección tiene que haber recibido a Cristo como su Salvador, haber lavado sus pecados en la Sangre de Cristo, haber sido bautizado en Su Nombre y haber recibido Su Espíritu Santo, y así haber recibido el nuevo nacimiento, y tener por consiguiente un cuerpo teofánico de la sexta dimensión. En lo espirital ya llegó a la perfección, porque ha recibido un cuerpo teofánico de la sexta dimensión, un cuerpo perfecto; o sea, que en la sexta dimensión, en el cuerpo de la Palabra, ya llegó; pero nos falta llegar físicamente también; ésa es la meta.
¿Esa meta la obtendremos estando dónde? En el Camino de la Perfección, el Camino que es Cristo nuestro amado Salvador. No van a ser adoptados los de religiones paganas, porque ése no es el Camino de la Vida Eterna. Van a ser adoptados los que estarán en el Camino de la Perfección, el Camino de Dios, que es Cristo; por lo tanto, serán cristianos los que serán adoptados, los que llegarán a la perfección; los cuales han estado en el Camino Divino, el Camino de la Vida Eterna, en el tiempo que les tocó vivir; y si han partido, pues serán resucitados en cuerpos eternos y habrán llegado entonces a la total perfección. Pero los que permanezcamos vivos y estemos en la Edad perfecta de la Iglesia que es la Edad de la Piedra Angular, como dijo el Rvdo. William Branham en el mensaje de “La estatura de un hombre perfecto,” página 4, donde dice que vendrá esa Edad Perfecta, y que habrá personas ahí en esa Edad Perfecta.
¿Para qué vamos a estar en esa Edad Perfecta? Para obtener nuestra perfección, para llegar a la perfección, para llegar a ser a imagen y semejanza de nuestro amado Señor Jesucristo.
Ahora, podemos ver el porqué tenemos que caminar hacia la perfección: porque ésa es la meta de Cristo, y la meta también de cada uno de nosotros: ser iguales a Jesucristo nuestro Salvador. El es la Cabeza, el Primero, de esa Creación Perfecta; y nosotros somos la continuación de esa Creación Perfecta de seres con Vida Eterna.
Al recibir a Cristo como nuestro Salvador, lavar nuestros pecados en Su Sangre, ya hemos recibido Vida Eterna; pero nos falta obtener Vida Eterna física en nuestro cuerpo físico, para ser inmortales físicamente también; y eso lo obtendremos cuando seamos transformados, cuando obtengamos el cuerpo glorificado, inmortal, incorruptible, eterno y jovencito, para toda la eternidad.
Y ahora, continuamos hacia adelante en el Camino de la Perfección. Estamos caminando hacia adelante, hacia la perfección en el Camino de la Perfección que es Cristo, nuestro amado Salvador.
Pronto se completará el número de los escogidos de Dios en el Cuerpo Místico de Cristo, en la Edad de la Piedra Angular; porque es la Edad que Cristo tiene para este tiempo final, en donde coloca a Sus escogidos del Día Postrero y de la Edad de la Piedra Angular; ésos son los escogidos que —en su mayoría— estando vivos obtendrán la transformación, y por consiguiente obtendrán la perfección total.
Por eso continuemos caminando hacia la perfección en el Camino de la Perfección, en la Edad Perfecta que es la Edad de la Piedra Angular. Por eso El nos ha llamado y nos ha colocado en la Edad de la Piedra Angular: porque El nos va a hacer perfectos como El es perfecto; y vamos a ser a Su imagen y semejanza, y Lo vamos a ver cara a cara en Su cuerpo glorificado, porque tendremos también un cuerpo glorificado. Cuando seamos transformados, entonces Lo veremos a El en Su cuerpo glorificado.
Y ahora, podemos ver el porqué es tan importante estar caminando hacia la perfección. No se puede uno quedar con los brazos cruzados esperando la perfección, tiene que estar caminando hacia la perfección.
Vean ustedes, la Iglesia del Señor Jesucristo ha estado caminando hacia la perfección de edad en edad, va pasando por Sus diferentes etapas, y en su vida personal usted va pasando por diferentes etapas, porque va caminando hacia la perfección.
Es como la persona que va a la universidad porque desea obtener una profesión, ya sea de médico, ya sea de ingeniero, de abogado, o alguna otra profesión; y cuando estudia el primer año, no puede decir: “Al final aquí del año me van a dar el título, me van a dar el diploma, voy a graduarme.” ¿Por qué? Porque ese primer año no es la etapa para ser adoptado como médico o como ingeniero o como abogado, o como alguna persona de alguna otra profesión. Siempre la adopción a la profesión que usted tiene, la obtiene cuando haya terminado ese entrenamiento, cuando haya terminado esos estudios; porque ése es el camino que lo lleva a usted a obtener esa profesión.
Y ahora, cuando la persona llega al último año, puede decir: “Estoy en la etapa de piedra angular, estoy en la etapa en que voy a ser adoptado como médico, o como abogado, o como ingeniero, o como alguna otra persona de alguna otra profesión. Pero los que se estancan, los que se detienen y no siguen estudiando, ¿qué les sucede? Nunca llegan a la adopción de ser lo que deseaban ser. Porque la persona tiene que seguir caminando hacia la meta que se propuso. Nunca se puede detener, si se detiene se atrasa; y en el año que debió ser adoptado como un profesional en esa profesión, no pudo ser adoptado, se le atrasó, porque no continuó caminando hacia la meta.
Ahora, la meta más grande que hay para todo ser humano es la meta de ser perfectos, de ser iguales a nuestro amado Señor Jesucristo; ésa es la meta más grande que un ser humano puede tener, no hay otra meta mayor. Y para eso la persona tiene que caminar hacia la meta todo el tiempo; porque el que pone su mano en el arado no es apto para el Reino [San Lucas 9:62 —Editor]. Como en la universidad, el que pone su mano en el arado para estudiar para médico, y mira hacia atrás y no sigue estudiando, no es apto para ser médico, no le van a dar el diploma, no lo van a graduar, porque no terminó, no llegó al año de graduación, no llegó al año de graduación habiendo caminado en esos estudios hasta el final.
Y ahora, podemos ver que para todo hay una meta, y para llegar a la perfección hay una meta; o sea, hay una meta que es la perfección y hay un camino para llegar. No es un asunto que la persona diga: “Yo quiero ser perfecto”; y ya es perfecto. Hay un Camino para caminar en él hasta que todos lleguemos a la estatura de un varón perfecto, a la estatura de Jesucristo, hasta que todos lleguemos a ser a imagen (ése es el cuerpo teofánico, el cual recibimos cuando nacemos de nuevo) y a semejanza (ése es el cuerpo físico, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado que El nos dará. Para los que han muerto físicamente, los resucitará en un cuerpo glorificado; para los que estamos vivos, si permanecemos vivos hasta que los muertos en Cristo resuciten, entonces nosotros seremos transformados.
Pero si alguno se nos va antes no hay ningún problema, le da saludos a los que están allá en la sexta dimensión, y le dicen a ellos que nosotros queremos y continuaremos aquí en la Tierra trabajando para obtener nuestra transformación.
Y cualquiera que quiera irse a descansar ya, porque se siente cansado, pues que tenga buen viaje; pero yo quiero permanecer aquí hasta la Adopción, hasta que llegue a la meta de la transformación. Yo no me siento cansado de estar caminando en el Camino de la Perfección, el Camino que me llevará a la meta de la perfección; yo no quiero irme de aquí sin obtener primero el cuerpo glorificado, obtener la meta para la cual me ha llamado el Señor Jesucristo.
San Pablo decía: “Yo no quisiera ser desvestido.” Ser desvestido es morir el cuerpo físico; porque el cuerpo es una vestidura de carne que Dios nos ha permitido tener. San Pablo decía: “Más bien quiero ser revestido.” Revestido es obtener el cuerpo nuevo, el cuerpo glorificado, y así obtener la transformación, y por consiguiente la perfección.
Cristo dijo: “Sed perfectos como vuestro Padre Celestial es perfecto.” [San Mateo 5:48 —Editor] Cristo no puede exigir algo que no sea posible.
Ahora, lo que El está exigiendo no es posible para los hombres, pero para Dios es posible; es Dios, es Cristo, el que hará posible que nosotros seamos perfectos; porque el que comenzó la Buena Obra la perfeccionará, la perfeccionará como El lo ha prometido. [Filipenses 1:6 —Editor].
Y ahora, en este tiempo final es que la Obra que El comenzó, llevando a cabo la creación de una Nueva Raza, creándole primero el cuerpo teofánico a todos los creyentes en El, en el Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular, les dará por creación divina el cuerpo físico, eterno, y glorificado y perfecto, igual al cuerpo de nuestro amado Señor Jesucristo; y así estará Cristo y Sus hermanos (que también son Sus hijos) perfectos, y será la Familia perfecta, la Familia de Dios, la Familia Celestial.
Así como Cristo vino del Cielo, nuestras almas también han venido ¿de dónde? Del Cielo.
¿Y nuestro cuerpo teofánico de dónde ha venido? Del Cielo también, de Cristo. Del cuerpo teofánico de Cristo ha venido nuestro cuerpo teofánico, y del cuerpo glorificado de Cristo vendrá nuestro cuerpo glorificado; porque El por Su Palabra creadora hablará a existencia ese cuerpo, El será el que nos dará el nuevo cuerpo; es Cristo reproduciéndose primeramente en cuerpos teofánicos que El nos da, y después reproduciéndose en cuerpos glorificados que El nos dará, es la reproducción del Segundo Adán.
Y ahora, en el Programa de la reproducción del Segundo Adán, tenemos que obtendremos la perfección cuando El nos transforme y nos dé así el nuevo cuerpo, eterno, inmortal, incorruptible, glorificado y perfecto; así es como llegaremos a la perfección. Por eso es que El nos ha llamado en este tiempo final: para que lleguemos a la perfección; para eso, pues nos ha colocado en una Edad Perfecta, que es la Edad de la Piedra Angular, y nos ha colocado en un Camino perfecto que es el Camino de Cristo; y nos ha colocado en el territorio donde El cumple la Edad Perfecta, la Edad de la Piedra Angular, territorio latinoamericano y caribeño, nos ha colocado en cuerpos latinoamericanos y caribeños; aunque algunos hayan viajado a otros continentes o naciones. La mayoría —digamos el 90 ó 99%— de la Edad de la Piedra Angular son latinoamericanos y caribeños; y si no aparecen otros de otros continentes o naciones, se completará con latinoamericanos y caribeños el 1%, 10% ó 1%, que hemos dejado para que entre cualquier otra persona de otro lugar.
Ahora, caminando hacia la perfección es que llegaremos a la perfección. Usted no puede llegar a un lugar si no viaja hacia ese lugar; porque el lugar no viene hacia usted, usted va hacia el lugar.
Ahora, vean ustedes, ninguna persona puede ir... o el Cielo no viene a él, sino que uno va al Cielo, por medio del Camino que es Cristo, el Camino, la Verdad y la Vida; “y nadie viene al Padre sino por mí,” dice Jesucristo.[San Juan 14:6 —Editor].
Hay un Camino para ir al Cielo, y ese Camino Dios lo ha colocado en medio de Su Iglesia. Cristo en medio de Su Iglesia es el Camino al Cielo.
Y ahora, podemos ver dónde nos encontramos en este tiempo final: nos encontramos en el Camino al Cielo que es Cristo, el Camino que nos lleva a la Casa de nuestro Padre Celestial, de regreso; porque nuestra alma ha venido de la séptima dimensión, de la dimensión de Dios, y ha venido de Dios. Pero ahora El nos llevará de regreso y regresaremos a la Casa de nuestro Padre Celestial, con un cuerpo glorificado, eterno, y con un cuerpo teofánico eterno también; para estar con Cristo en la Casa de nuestro Padre Celestial, en la Cena de las Bodas del Cordero.
Así como cuando un hijo de la familia ha tenido que ir a la guerra y regresa vivo (no lo regresan en una caja, sino que regresa vivo), en su casa le preparan una fiesta. Y ahora nuestro Padre Celestial tiene una gran Fiesta preparada en el Cielo para todos Sus hijos que regresarán vivos, con Vida Eterna y cuerpos eternos y perfectos, para estar con Cristo en la Casa de nuestro Padre Celestial.
Vamos caminando hacia la perfección, y cuando obtengamos la perfección, entonces nos iremos con Cristo a la Casa de nuestro Padre Celestial, a la Cena, porque nos están esperando con una gran Cena, la Cena de las Bodas del Cordero, es una Fiesta grande en el Cielo. Miren, es la gran Fiesta, la Fiesta más grande en el Cielo, que está preparada para Cristo y Su Iglesia; es la Cena de las Bodas del Cordero.
Y ahora, podemos ver la bendición tan grande que hay en estar caminando hacia la perfección. Somos nosotros los que recibiremos el beneficio.
“CAMINANDO HACIA LA PERFECCION.”
Y ahora, ¿quiénes son los que en este tiempo final están caminando hacia la perfección? Todos nosotros en este tiempo final, en la Edad de la Piedra Angular. [La congregación responde: “¡Amén!” —Editor].
Que las bendiciones de Jesucristo, el Angel del Pacto, nuestro Salvador, sean sobre todos ustedes, y nos fortalezca y nos ayude, hasta que lleguemos a la perfección. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.
Ha sido para mí un privilegio y bendición grande estar con ustedes en esta noche, dándoles testimonio de nuestro caminar; porque estamos CAMINANDO HACIA LA PERFECCION.
Les he dado testimonio de cómo vamos caminando hacia la perfección, y llegaremos a la perfección; ésa es nuestra meta y es la meta de Jesucristo para con nosotros.
Mañana estaré nuevamente con ustedes en este mismo lugar (en la mañana). El tema será: “ENVIADO CON LA MISION CELESTIAL.” Y veremos ahí quién es el Enviado con la Misión Celestial para este tiempo final.
Mientras escuchamos el cántico que nos habla del Hombre que nos transformó, pasará el Rvdo. Miguel Bermúdez Marín para continuar, él les confirmará la hora de la actividad de mañana. ¿Serán cuántas actividades? ¿Una sola? Una sola actividad. Así que la vamos a aprovechar bien aprovechada, y esperamos que Cristo nos permita saber muchas cosas de Su Programa para con nosotros.
Mientras escuchamos el cántico que nos habla del Hombre que nos transformó, pasará el Rvdo. Miguel Bermúdez Marín para finalizar nuestra parte en esta ocasión.
Muchas gracias por vuestra amable atención, y pasen todos muy buenas noches.
“CAMINANDO HACIA LA PERFECCION.”