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Sustentados en el desierto 2000-08-18 1 Bogotá D.C. Cundinamarca CO 02:08:18 true true

Muy buenas tardes, ministros, compañeros en el Cuerpo Místico de Cristo, en la Edad de la Piedra Angular. Es para mí una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final, para el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo.

Para lo cual quiero leer en Nehemías, capítulo 9, verso 18 en adelante, donde dice:

“Además, cuando hicieron para sí becerro de fundición y dijeron: Este es tu Dios que te hizo subir de Egipto; y cometieron grandes abominaciones,

tú, con todo, por tus muchas misericordias no los abandonaste en el desierto. La columna de nube no se apartó de ellos de día, para guiarlos por el camino, ni de noche la columna de fuego, para alumbrarles el camino por el cual habían de ir.

Y enviaste tu buen Espíritu para enseñarles, y no retiraste tu maná de su boca, y agua les diste para su sed.

Los sustentaste cuarenta años en el desierto; de ninguna cosa tuvieron necesidad; sus vestidos no se envejecieron, ni se hincharon sus pies.

Y les diste reinos y pueblos, y los repartiste por distritos; y poseyeron la tierra de Sehón, la tierra del rey de Hesbón, y la tierra de Og rey de Basán.

Multiplicaste sus hijos como las estrellas del cielo, y los llevaste a la tierra de la cual habías dicho a sus padres que habían de entrar a poseerla.

Y los hijos vinieron y poseyeron la tierra, y humillaste delante de ellos a los moradores del país, a los cananeos, los cuales entregaste en su mano, y a sus reyes, y a los pueblos de la tierra, para que hiciesen de ellos como quisieran”.

Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.

“SUSTENTADOS EN EL DESIERTO”. Ese es nuestro tema para esta ocasión.

Para sustentarlos en el desierto Dios envió Su buen Espíritu, o sea, Su Espíritu Santo, para enseñarles y guiarles, y proveerles todas sus necesidades. Aun el pueblo habiendo pecado, al adorar al becerro de oro que pidió que le hicieran, con todo y eso Dios no se apartó del pueblo hebreo. Esa ocasión fue cuando Moisés, al descender, Dios le dice: “Tu pueblo ha hecho tal cosa”. Y ahora le dijo Dios lo que habían hecho, y cuando Moisés baja encuentra que el pueblo había hecho un becerro de oro, el cual se lo construyó, se lo fabricó Aarón.

Y ahora, dice la Escritura que Dios le dijo a Moisés: “Déjame destruir este pueblo”. Vamos a ver, eso está por el Éxodo, vamos a ver si lo encontramos en el Éxodo… vamos a ver dónde lo encontramos… ¿cuál? 32:9 del Éxodo, ahí fue cuando ya Moisés había ayunado 40 días, había recibido las tablas de la Ley y había descendido con las tablas de la Ley. Dice, capítulo 32 del Éxodo, verso 7 en adelante, dice:

“Entonces Jehová dijo a Moisés: Anda, desciende, porque tu pueblo que sacaste de la tierra de Egipto se ha corrompido.

Pronto se han apartado del camino que yo les mandé; se han hecho un becerro de fundición, y lo han adorado, y le han ofrecido sacrificios, y han dicho: Israel, estos son tus dioses, que te sacaron de la tierra de Egipto.

Dijo más Jehová a Moisés: Yo he visto a este pueblo, que por cierto es pueblo de dura cerviz.

Ahora, pues, déjame que se encienda mi ira en ellos, y los consuma; y de ti yo haré una nación grande”.

Dios había prometido a Abraham hacer de él una nación grande, y luego eso mismo vino para Jacob; pero ahora, Dios le dice: “Déjame destruir a este pueblo; y de ti yo haré una nación grande”, o sea, Dios empezaría de nuevo.

Y ahora, miren cómo Dios le dice a Moisés: “Déjame”, porque Moisés podía aguantar a Dios, Moisés estaba entre el pueblo y Dios. Recuerden que Moisés, siendo el profeta de la Dispensación de la Ley, era también el que tenía el ministerio de intercesor, por lo tanto, Moisés era el gran sumo sacerdote; pero por cuanto pidió un ayudante, entonces el ministerio en forma oficial para el pueblo vino a Aarón, pero delante de Dios todavía Moisés era ese sumo sacerdote. Y por eso cuando dedicó el templo, ¿quién fue el que lo dedicó? Moisés. ¿Quién fue el que ungió el templo? Moisés; o sea que Moisés fue el que hizo todo allí, y Aarón era su ayudante, porque eso fue lo que pidió Moisés: un ayudante [Éxodo 4:10-17].

Ahora, un ayudante que no se mantiene escuchando la voz de aquel para el cual ha sido colocado como ayudante, vean ustedes, puede hacer cosas contrarias al Programa que Dios le da a ese mensajero. La fundición de un becerro de oro no se lo dijo Moisés a Aarón que lo hiciera.

Y ahora, vean ustedes cómo los ayudantes que Dios le da a un mensajero de una edad o de una dispensación tienen que mantenerse al lado de ese mensajero, escuchando la Voz de Dios por medio de ese mensajero, sin hacer cosas conforme a lo que ellos piensan que es lo correcto. Lo correcto, la revelación correcta para lo que se va a hacer viene por medio del mensajero que Dios envía para ese tiempo.

Y Dios coloca maravillosos colaboradores, ayudantes, a y con ese mensajero, para que trabajen en la Obra de Dios para esa edad o para esa dispensación. Pero cuando no se mantienen unidos completamente, pueden hacer algo equivalente a un becerro de oro.

El pueblo hebreo fue llevado a adorar como en Egipto adoraban a los dioses paganos, pues el becerro de oro era un dios de allá, egipcio; y vean ustedes cómo los puso Aarón a adorar en un tiempo ya que era pasado y contrario a la adoración correcta; por lo cual Dios se llenó de ira en contra del pueblo hebreo.

Por eso nos enseña el reverendo William Branham en el mensaje “El único lugar provisto por Dios para adorar”, cómo tenemos nosotros que adorar y dónde nosotros tenemos que adorar. No es conforme a la idea que tengan las personas, sino conforme al Programa de Dios.

Este es un extracto del mensaje “El único lugar provisto por Dios para adorar”, página 40, y se encuentra aquí en el libro de Citas, página 167, párrafo 1491; dice:

1491 - “Ninguna levadura entre ustedes, eso trae la plenitud entera de la deidad corporalmente entre ustedes…”.

O sea, no tener levadura, no tener la Palabra con levadura mezclada, eso trae ¿qué? Tener la Palabra pura trae la manifestación (¿de qué?) de la plenitud entera de la deidad corporalmente entre ustedes.

“No podía hacerlo en la edad de Lutero, no podía hacerlo en la edad de Wesley, no podía hacerlo en la edad pentecostal; pero en el día cuando el Hijo del Hombre será manifiesto, revelado regresa a la Iglesia junto con la entera Deidad de Dios entre Su gente, mostrando las mismas señales visibles, manifestándose como Él hizo al principio cuando Él fue manifiesto en la tierra en una forma de un Profeta Dios (o sea, Jesús). ¡Oh! ¡Gloria! Prometido por Malaquías 4, prometido por el resto de las Escrituras. ¿En dónde adoran ustedes? La casa de Dios, sentados (en tiempo presente)”.

No se puede adorar en una edad que ya pasó, porque cuando se adora en una edad que ya pasó, pues ya Dios no está ahí. Por lo tanto, la adoración Dios no la va a recibir fuera de la edad o etapa vigente para ese tiempo.

Cuando Dios ha enviado un mensajero, en ese mensajero viene sellado todo el Programa de Dios para esa edad. Y si es un mensajero dispensacional, viene sellado todo el Programa de Dios para esa dispensación.

Y ahora, encontramos que de etapa en etapa Dios ha enviado a Su Iglesia un mensajero para cada edad. En él ha venido sellado el Programa de Dios para esa edad; y ha venido un espíritu teofánico manifestado en ese mensajero, el cual ministra la Palabra, pues es un espíritu ministrador enviado de parte de Dios para y a los herederos de salvación [Hebreos 1:14].

Y cuando ha aparecido ese mensajero y Dios le ha hablado y ha abierto el misterio que está en él, ese mensajero ha sido llamado, colocado en el Cuerpo Místico de Cristo, ha sido redimido; y luego llega el tiempo en que comienza su ministerio, Dios le habla, le abre la Palabra correspondiente a ese tiempo, y él comienza a predicar esa Palabra; y esa es la revelación de Dios para la Iglesia para esa edad. Y Cristo en Espíritu Santo está en ese mensajero, velado y revelado en la porción correspondiente a esa edad.

Dios también… en ese Programa Divino que viene sellado en ese mensajero está el que ese mensajero tenga colaboradores que trabajarán con él en la Obra de Dios. Y también están sellados ahí, en ese Programa, los escogidos de Dios que van a recibir la Palabra de Dios para ese tiempo.

Es como los hijos de Abraham, vean ustedes, estaban sellados ¿dónde? En Abraham; pero para manifestarse tenían que pasar por las diferentes etapas, hasta llegar a ser —el pueblo hebreo— la descendencia de Abraham según la carne.

Y cada hijo de Abraham según la carne, vean ustedes, vino después por medio de Isaac, por medio de Jacob, y por medio de los patriarcas; incluyendo a Manasés y a Efraín, los cuales colocó Jacob como hijos suyos, por lo tanto, los adoptó como hijos suyos, dijo: “Estos son míos, como Simeón (¿y quién?, ¿y Leví?)” [Génesis 48:5], y quedaron entonces como cabezas de tribu, aunque todavía estaban jovencitos ellos, pero vinieron a ser colocados como patriarcas cuando Jacob echó esa bendición en el capítulo 48 del Génesis, sobre Efraín y Manasés. Y así estaba bendiciendo a José con una doble porción tribal o de tribu, y tendría José dos tribus.

Vean cómo un patriarca puede tener dos tribus: por medio de sus dos hijos, que fueron constituidos como hijos de Jacob, adoptados como hijos de Jacob, para recibir una doble porción José, el cual era el heredero de la Primogenitura.

Y ahora, por medio de los patriarcas, luego al reproducirse conforme a la ley de la reproducción, van surgiendo los hijos de Abraham. En medio de las tribus o de los patriarcas, vean cómo va surgiendo, creciendo el pueblo como Rubén y Simeón. Así que Efraín y Manasés vienen a ser como Rubén y Simeón.

Y ahora, por medio de cada uno de esos patriarcas vienen los hijos de Abraham para formar las tribus, eso es en el Israel terrenal. En el Israel celestial, miren cómo viene todo el Programa Divino; porque el Israel terrenal tipifica al Israel celestial. Lo que Dios hizo en el pasado expresa lo que Dios hará.

Y ahora, de esto nos habla el reverendo William Branham en la página 17 del mensaje “Cosas que han de ser”, dice:

“53. La semejanza, todas las cosas que Él hizo, expresan las cosas que han de venir (o sea, las que Él hará)”.

Y ahora, cuando se habla del Israel celestial, pues ya todo está… lo que Dios hará formando un Israel celestial, está expresado en el Israel terrenal. Por eso el pueblo hebreo es tan importante delante de Dios, porque es el tipo y figura, la sombra del Israel celestial.

Y ahora, miren ustedes cómo Dios los libertó o libertó al pueblo hebreo por medio de un profeta, el cual fue ungido con la Columna de Fuego. Fue el Ángel de Jehová, el Ángel del Pacto, el que libertó al pueblo hebreo, usando un hombre; porque la Obra la llevaría Dios a cabo en este planeta Tierra, por lo tanto, tenía que materializarse en un hombre llamado Moisés.

Allí estaba Dios con un velo de carne temporal, porque Dios todavía no se había creado un cuerpo de carne que naciera por medio de una mujer virgen, conforme a la promesa del Génesis, capítulo 3, verso 15, y luego más adelante por medio del profeta Isaías, en el capítulo 7, verso 14. Por lo tanto, Dios usó instrumentos, como Moisés y otros instrumentos, para tratar con el pueblo hebreo y hablarle al pueblo hebreo.

Dice el profeta Zacarías, en el capítulo 7, verso 11 al 12:

“Pero no quisieron escuchar, antes volvieron la espalda, y taparon sus oídos para no oír;

y pusieron su corazón como diamante, para no oír la ley ni las palabras que Jehová de los ejércitos enviaba por su Espíritu, por medio de los profetas primeros; vino, por tanto, gran enojo de parte de Jehová de los ejércitos”.

Ahora, vean cómo la Palabra enviada de Dios vino por medio de Su Espíritu ¿a través de quién? De Sus profetas, porque los profetas son la boca de Dios.

Por eso Dios le dijo a Moisés que colocaría Su Palabra en su boca. Y también, cuando por medio del profeta Moisés Dios nos dice, y le dice a Moisés: “Profeta como tú, les levantaré de en medio del pueblo; a él oiréis”.

¿Y por qué Él requiere que se escuche ese profeta? Pues en ese mismo capítulo 18 de Deuteronomio, el cual les cité ahora, les cité capítulo 18, verso 15, dice:

“Profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como yo, te levantará Jehová tu Dios; a él oiréis…”.

Y ahora, vamos a ver, dice:

“… conforme a todo lo que pediste a Jehová tu Dios en Horeb el día de la asamblea, diciendo: No vuelva yo a oír la voz de Jehová mi Dios, ni vea yo más este gran fuego, para que no muera.

Y Jehová me dijo: Han hablado bien en lo que han dicho.

Profeta les levantaré de en medio de sus hermanos, como tú; y pondré mis palabras en su boca …”.

¿Dónde Dios coloca Su Palabra? En la boca del profeta que Él envía. Si es un profeta de una edad, pues coloca la Palabra de Dios para esa edad, el Mensaje de Dios para esa edad. Si es un profeta dispensacional, coloca Su Palabra para esa dispensación en la boca de ese profeta; ahí viene sellado todo el Programa de Dios en ese profeta, y viene sellado el Mensaje de Dios para el pueblo en esa dispensación.

“… y pondré mis palabras en su boca, y él les hablará todo lo que yo le mandare”.

Porque ese profeta habla ungido con el Espíritu Santo todas las palabras que Dios coloca en su boca: las coloca en su corazón, en su mente y en su boca, y cuando las habla son las palabras de Dios para el pueblo. Esa es la Palabra de Dios. Por eso la Biblia es la Palabra de Dios, porque es lo que Dios ha colocado en la boca de Sus mensajeros, de Sus profetas, tanto del Antiguo Testamento como del Nuevo Testamento.

Y ahora, de edad en edad, Dios ha colocado Su Palabra para cada edad en el mensajero de cada edad de la dispensación en que es enviado ese mensajero de Dios. Y los que escuchan a ese mensajero están escuchando la Voz de Dios para el pueblo, para esa edad o para esa dispensación.

La página 265 del mensaje de Las Siete Edades en español, editado, dice:

“96. Como ya hemos mencionado, Jesús se identifica con el mensajero de cada edad…”.

Jesús está identificado con ese mensajero, y las personas necesitan ver a Jesucristo identificado con ese mensajero. Y Jesucristo identifica a ese mensajero por Su Palabra, y conforme al Programa que Dios tiene ya destinado para esa edad usa a ese mensajero. Dios identificado lo podemos ver identificado (¿cómo?) en y con el mensajero correspondiente a cada edad.

Por eso esa manifestación de Cristo en cada mensajero es la revelación de Cristo para Su Iglesia en cada edad. Cristo velado y revelado en y a través del mensajero de cada edad.

Y miren lo que Cristo hace cuando se vela y se revela por medio de cada mensajero:

“[96]. Ellos reciben de Él la revelación de la Palabra para cada edad”.

Cualquier persona puede decir: “Yo no necesito escuchar a un hombre”, ni yo tampoco; pero todos necesitamos escuchar a Dios, a Jesucristo ¿cómo? Por medio de aquel con el cual Él se identifica en la edad y dispensación en que a uno le toca vivir.

El que escucha la Voz de Cristo en la edad que le toca vivir por medio del mensajero no está escuchando a un hombre, está escuchando a Dios, a Jesucristo a través de un hombre, hablándole a Su pueblo en cada edad.

Hay personas que dicen: “Ese mensajero está muy lento”. ¿No fue eso lo que pasó en el tiempo de Moisés? Mire, se adelantaron: “Moisés se fue cuarenta días por allá. Nos abandonó”, pero estaba hablando con Dios, recibiendo para el pueblo la Palabra. Pero el pueblo, dijo: “No sabemos qué le haya pasado por allá a Moisés, al que nos sacó de Egipto”. Llamaron a su ayudante, Aarón, y le pidieron que les hiciera un becerro de oro. Miren cómo se desviaron del Programa de Dios.

La única forma para no desviarse del Programa de Dios en cada edad es siguiendo a Cristo a través del mensajero de la edad, y escuchando Su Voz, porque por medio del mensajero Él le hablará a Su pueblo lo que hay que hacer en la edad.

Algunos dicen: “Yo sin necesidad del mensajero recibí revelación”, pero esa no es la Voz de Dios, esa es la voz de la persona hablando y recibiendo, conforme a su propia imaginación, un conocimiento que puede estar medio bien o puede estar equivocado.

Puede decir la persona: “Pero miren, cuando habló de esto, habló exactamente lo que yo había dicho”. “Hiciste una buena imitación. Sin ser el mensajero te metiste a un ministerio que no te correspondía”, como hicieron ¿quiénes? Hicieron muchos allá en el pueblo hebreo, imitando a Moisés.

Y nunca faltan los que quieren hacerse importantes, y decir que reciben también revelación. Imitar a Moisés, dice el reverendo William Branham, era muerte.

Ahora, vamos a continuar aquí. Dice (hablando de los mensajeros), dice:

“[96]. Ellos reciben de Él (de Cristo) la revelación de la Palabra para cada edad. Esta revelación de la Palabra saca del mundo a los escogidos de Dios…”.

Miren lo que hace esa revelación de la Palabra. Y cuando las personas han recibido la Palabra, son identificados como el pueblo sacado por la poderosa mano de Dios, de Cristo. ¿Y qué sucede con ellos? Dice:

“[96] … y los coloca en unión completa con Cristo Jesús…”.

¿Por qué? Porque los coloca ¿dónde? En el Cuerpo Místico de Cristo, en la edad correspondiente.

Hay muchos que pueden decir: “Nosotros tenemos grandes congregaciones, y tenemos grandes concilios”, tienen; pero nosotros decimos: “Cristo tiene”, hay una diferencia.

Por eso los que Cristo tiene ¿dónde los tiene? En la edad que está vigente para ese tiempo. Los que tienen muchas organizaciones y muchos concilios, y mucha gente, ¿dónde los tienen? En una edad que ya pasó.

Así que se requiere la Palabra de Cristo revelada al mensajero del tiempo en que la persona vive, siendo dada para que se materialice esa edad correspondiente, y Cristo le hable directamente a la gente, y los llame, y los junte, y los coloque (¿dónde?) en el Cuerpo Místico de Cristo, en tiempo presente.

“[96]. Estos mensajeros son llamados estrellas porque brillan con una Luz prestada o reflejada, la Luz del Hijo, Jesús. También son llamados estrellas porque son portadores de luz en la noche. Así que en la oscuridad del pecado ellos traen la Luz de Dios a Su pueblo”.

¿Y cómo traen la Luz de Dios? Por medio de la Palabra prometida para ese tiempo siendo materializada en ellos, y ellos predicando esa Palabra, ahí se enciende la Luz de la edad, porque hay un hombre que puede encender la Luz de cada edad, y es el Espíritu Santo a través del mensajero de cada edad.

Cuando la gente dice o decía en el tiempo de Jesús: “Nosotros creemos en Moisés”. Jesús les dice: “Si ustedes creyeran en Moisés, ustedes creerían en mí, porque de mí habló Moisés” [San Juan 5:46-47]. Ya esa Luz se estaba apagando o estaba ya apagada; y ahora, Jesús dice: “Yo soy la Luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, mas tendrá la Luz de la Vida” [San Juan 8:12]. Allí estaba un hombre que podía encender la Luz para una nueva dispensación, y la encendió.

Y ahora, podemos ver que no se puede caminar a la luz de una lámpara que ya ha sido apagada. Por eso cuando Jesús está predicando en una ocasión, dice: “Juan era una antorcha…”, o sea, una lámpara, como las lámparas del templo, porque era la séptima luz de la séptima edad de la Iglesia hebrea bajo la Ley. Y cada edad con su mensajero, encendido con el Fuego del Espíritu Santo, está reflejado en las lámparas del candelero o candelabro, cada lámpara con su mecha encendida con el Fuego del Espíritu Santo, eso es la edad con el mensajero.

Y ahora, Juan era una antorcha o una lámpara que ardía, o sea que alumbraba, estaba encendido con el Fuego del Espíritu de Dios. Y Jesús dice: “Y ustedes quisieron caminar a su luz. Mas yo tengo mayor testimonio que Juan” [San Juan 5:35-36]. Juan fue una luz para una edad que iba a terminar, que estaba llegando a su final; pero ahora Jesús es la Luz para el mundo entero.

Y ahora, la Luz del mundo estaba siendo encendida por el hombre que podía encender la Luz: el Ángel del Pacto en carne humana, en Jesús de Nazaret. Se necesitaba un hombre aquí en la Tierra, para que el hombre de la sexta dimensión, el Ángel del Pacto, se velara en carne humana y se revelara a través de ese hombre, y encendiera esa Luz para ese momento.

Y ahora, vean ustedes, así ha sido también de etapa en etapa. Hemos tenido siete lámparas con sus siete mechas encendidas, de edad en edad se ha encendido la mecha de la lámpara correspondiente a ese tiempo; el mensajero ha sido ungido con el Espíritu de Cristo, y se ha encendido la luz de la edad, y han sido llamados y juntados los escogidos de Dios de esa edad. Así han transcurrido ya siete etapas o siete edades.

Cuando Juan es consultado por algunos de los que estaban con él y con los que asistían a sus actividades, y le dicen: “Mira, aquel del cual tú diste testimonio, ahora a Él le sigue más gente que a ti, y bautiza más personas que tú”, aunque Jesús no bautizaba, sino Sus discípulos. Juan dice: “No puede el hombre (o sea, no puede Jesús) hacer nada de sí mismo, si no le fuere dado de Dios”. O sea que Él no está haciendo nada de Sí mismo, lo que está haciendo le ha sido dado de Dios para que lo haga. Juan defendió a Jesús ahí.

Y les dice a los que le habían dicho esas cosas, les dice: “A Él le conviene crecer, y a mí menguar”. Juan siendo la Luz de la séptima edad, en el tiempo de la tarde de la Dispensación de la Ley comenzó a menguar; como la luz del sol en la tarde comienza a menguar.

Pero Jesús, siendo la Luz de un nuevo día dispensacional, ¿cuál es la luz que mengua y cuál es la luz que crece? La luz de la tarde mengua hasta que oscurece; pero la luz de la mañana comienza a crecer ¿ve? La que crece es la luz de la mañana, la que mengua es la luz de la tarde. Juan como la luz de la tarde iba menguando hasta que se apagó. Pero Jesús, la Luz del mundo, iba creciendo y creciendo, hasta que ha estado alumbrando millones de seres humanos con la Luz de Dios.

Y ahora, durante las siete edades de la Iglesia hemos tenido un tiempo que corresponde a la noche; porque, miren ustedes, en el tiempo de la tarde se entrelaza la luz de ese día que está terminando con la luz de un nuevo día que va a comenzar; porque a la caída del sol, eso no quiere decir cuando ya oscurece, sino cuando llega a cierto nivel el sol, ahí termina el día conforme al Génesis, y conforme a como el pueblo hebreo lo guarda o lo practica, y algunas veces a las 5:00 o 6:00 de la tarde ya terminó el día y comenzó un nuevo día.

Conforme al Génesis y conforme a lo que Dios le ordenó al pueblo hebreo los días comienzan en la tarde y terminan en la tarde; por lo tanto, en el tiempo de la tarde se entrelazan la luz de la tarde y la luz de la mañana, la luz que va a salir en un nuevo día durante la mañana.

Pero tiene un lapso de tiempo en donde termina el día, pero todavía es de día, y ya la luz de ese día terminó (pero todavía es de día), y esa luz que se está viendo es del nuevo día que está comenzando ahí en la tarde. Como se entrelazan las edades, y se entrelazan las dispensaciones, y los años también se entrelazan, se entrelazan los días también.

Y ahora, la luz de una dispensación nueva se tiene que entrelazar con la luz de una dispensación que ha llegado a su final, la cual alumbra por medio del último mensajero de la última edad de esa dispensación, o sea que hay un entrelace ahí.

Y la persona puede decir: “Pero yo no noto ninguna diferencia. Lo mismo que estaba viendo en la luz de la tarde, el mensajero de la tarde, el mensajero de la séptima edad, y lo que él estaba predicando con la Luz de Dios que estaba siendo manifestada en él es lo que yo veo que está siendo predicado ahora”. No nota que hubo un cambio, que ya el día de la séptima edad terminó, y ha comenzado un nuevo día.

Esa luz que está siendo vista y que está alumbrando, es la misma que saldrá durante la mañana para alumbrar todo el día, toda la dispensación nueva que estará bajo la luz del nuevo día, la cual nos da una muestra en la tarde; y eso puede durar unos cuantos minutos, o no sabemos cuánto tiempo, todo depende de qué temporada del año sea, y cuánto tiempo antes de oscurecer se establezca que el día ha terminado. Y en eso, pues, los hebreos son expertos.

Ustedes encuentran, por ejemplo, aquí en Colombia, si ustedes buscan los horarios para el fin del viernes y el comienzo del sábado, ustedes en una tabla hebrea en cada país, usted encontrará que en Bogotá, digamos, puede ser el momento de la caída del sol, donde termina el día y comienza el otro día (termina el viernes y comienza el sábado), puede ser en Bogotá a las 5:30 de la tarde, y en Cali puede ser a las 5:32 minutos, y en alguna otra ciudad puede ser un minuto o dos de diferencia; y si es de un país a otro, la diferencia pueden ser muchos más minutos o pueden ser horas también.

Ahora, podemos ver que esto es muy importante, porque en el Programa Divino, en este entrelace dispensacional encontramos que la luz que se ha visto durante el ministerio del séptimo ángel mensajero, que ha sido la luz de la séptima edad, ustedes pueden ver que su Mensaje sigue moviéndose, porque seguimos usando lo que él ha dicho; pero el que no tiene conocimiento de lo que es un entrelace de un día con el otro, no se da cuenta que delante de Dios ha habido un cambio, en donde la luz que nosotros vemos es la misma que saldrá por el este para el pueblo hebreo, porque así como los hebreos trajeron el Evangelio a los gentiles por medio ¿de quiénes? De Pedro en la casa de Cornelio y de San Pablo en Asia Menor.

Esos ministerios de Pedro y de Pablo son tipo y figura de los ministerios que en el Día Postrero llevarán el Evangelio de regreso a los hebreos. Y si lo van a llevar de regreso, pues ¿dónde tienen que estar esos ministerios? Tienen que estar en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo; porque de otra forma, no pueden regresar el Evangelio a los hebreos, porque para regresarlo lo tienen que tomar (¿de dónde?) de la Iglesia del Señor Jesucristo. O sea que estarán ahí esos ministerios en medio de la Iglesia de Jesucristo para el Día Postrero.

Miren aquí, en la página 30 del mensaje de Las Edades en español, editado este libro de Las Edades, dice:

“Y será que en aquel día yo procuraré quebrantar todas las gentes que vinieren contra Jerusalén.

Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y de oración; y miraran a mí, a quien traspasaron.

Zacarías 12:9-10

109. Ahora, ¿cuándo volverá el Evangelio a los judíos? Cuando se haya terminado la dispensación de los gentiles. El Evangelio está listo para volver a los judíos. Oh, si tan sólo les pudiera decir algo que está a punto de suceder hoy, en este nuestro día. Esta gran cosa que va a suceder recorrerá hasta Apocalipsis 11; y aquellos dos testigos, aquellos dos profetas, Moisés y Elías, trayendo el Evangelio de nuevo a los judíos…”.

Pueden enviar todos los misioneros que quieran enviar, todos los evangelistas que quieran enviar, todos los buenos teólogos que quieran enviar, pero no podrán convertir el pueblo hebreo a Cristo, y mucho menos a los 144.000 hebreos. Sin embargo, cuando llegue el momento, los gentiles… porque los gentiles son los que tendrán el Evangelio del Reino en este tiempo final para llevarlo a los hebreos.

¿Y cómo lo van a hacer los gentiles? Por medio de Apocalipsis 11, Moisés y Elías estarán entre los gentiles. ¿Es que acaso nunca han visto a Moisés y Elías entre los gentiles? ¿No vivió en Egipto? ¿No nació en Egipto? ¿No se crio en Egipto? ¿Y después no se fue a Madián, territorio también gentil? Moisés en su cuerpo de carne nunca estuvo en medio del pueblo hebreo en la tierra de Israel; estuvo en medio del pueblo hebreo en Egipto, pero no en la tierra de Israel. En su cuerpo teofánico sí, porque entró en su cuerpo teofánico y apareció después con Jesús en el Monte de la Transfiguración. ¿Dónde tuvo que nacer el libertador del pueblo hebreo? Pues tuvo que nacer entre los gentiles, en territorio gentil, en Egipto.

Y ahora, ¿a Elías nunca lo han visto entre los gentiles? Pues en su ministerio el primer Elías predicó a los gentiles, trajo profecías para los gentiles; fue profeta para hebreos y para gentiles también. Y Moisés fue profeta para los hebreos con palabra de bendición, pero también ministró y profetizó para los gentiles. Todo el juicio divino fue profetizado por Moisés para el imperio del faraón, y fue profetizado en medio de territorio gentil.

Y ahora, podemos ver este misterio de Moisés y Elías. Dice:

“… aquellos dos profetas, Moisés y Elías, trayendo el Evangelio de nuevo a los judíos. Estamos listos. Todo está en orden. Igual como los judíos trajeron el Evangelio a los gentiles, así también los gentiles se lo llevarán de regreso a los judíos, y el Rapto sucederá”.

Ahí hay un misterio también que hay que dejarlo quietecito, ¿por qué? Porque miren, este misterio está aquí: página 57 de Los Sellos, dice:

Y vi otro ángel fuerte descender del cielo, cercado de una nube, y el arco celeste sobre su cabeza….

17. Ahora, si usted se fija bien, notará que esta persona es Cristo, porque aun en el Antiguo Testamento Él fue llamado el Ángel del Pacto; y Él ahora viene directamente a los judíos porque la Iglesia ha llegado a su fin. Bien, ahora continuando:

‘… y su rostro era como el sol, y sus pies como columnas de fuego.

18. ¿Recuerdan el Ángel de Apocalipsis capítulo 1? Este es el mismo. Un ángel es un mensajero, y él es un mensajero a Israel. ¿Ve usted? La Iglesia está a punto de ser raptada, Él viene por Su Iglesia”.

El Ángel del Pacto, el Mensajero a Israel viene por Su Iglesia. Por eso es que en la página 166 del libro de Citas, dice (166, párrafo 1485):

1485 - “Ahora, yo estaba... poniéndome bastante viejo y pensé́, ¿Yo…? ¿Habrá́ otro avivamiento (o sea, otro despertamiento, otra edad), veré otro tiempo?. Y solo recuerden, del oeste vendrá un jinete en un caballo blanco. Cabalgaremos esta senda otra vez. Eso es correcto. Tan pronto como estamos casi listos. Ven ustedes es una promesa”.

Si es una promesa tiene que estar aquí. Y esa promesa de un Jinete en un caballo blanco, siendo Cristo, es la promesa de Apocalipsis, capítulo 19, verso 11 en adelante.

¿Y qué será Apocalipsis 19, verso 11 en adelante (11 al 21)? Es conforme a lo que dijo el reverendo William Branham en la página 277 del libro de Los Sellos en español:

“[240]. … pedimos que el Espíritu Santo venga ahora mismo, el Jinete del verdadero caballo blanco, mientras Su Espíritu, el Espíritu de Cristo, entre en confrontación con el anticristo, y Él llame los Suyos”.

Cristo, el Ángel del Pacto es el Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19; pero Él tiene que venir para llamar a los suyos.

Y ahora, ¿cómo Él viene? Y habrá una confrontación:

“… entre en confrontación con el anticristo, y Él llame los Suyos”.

Página 270 dice, del libro de Los Sellos:

“197. Aquí vemos la Vida y la Muerte llegando a su último encuentro. El caballo blanco de Vida verdadera (eso es Apocalipsis 19) y el caballo amarillo de credos mezclados. La cosa está llegando a un verdadero reto”.

El caballo amarillo y el jinete del caballo amarillo es Apocalipsis, capítulo 6, el cual es el anticristo, el hombre de pecado, en el cual el diablo estará manifestado. Capítulo 6, verso 7 al 8, donde nos dice:

“Miré, y he aquí un caballo amarillo, y el que lo montaba tenía por nombre Muerte, y el Hades le seguía; y le fue dada potestad sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con espada, con hambre, con mortandad, y con las fieras de la tierra”.

Y ese cuarto sello corresponde al tiempo después de las siete edades de la Iglesia, es un tiempo, un sello predicho. Y ahí es donde viene la apretura para la Novia, y la persecución para las vírgenes insensatas; pero ahí es donde viene la manifestación del Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19, en ese enfrentamiento, para cumplir Su Obra prometida para ese tiempo, en donde esa manifestación será para la Novia, será para las vírgenes fatuas o insensatas y será también para el mundo entero; el mundo entero verá esa manifestación en esa etapa; y será también de beneficio para los 144.000 hebreos, porque verán a Cristo ahí en Su manifestación final.

Vean, en la página 22 del libro de Citas, párrafo 176, dice:

176 - “Y allí están esos dos testigos. Y cuando ellos atormenten al mundo con sus predicaciones, y reúnan otra vez a los judíos, trayéndolos a arrepentimiento, trayéndolos otra vez a que crean... cuando vean a Jesucristo viniendo por la Novia, ellos dirán: Mirad, este es el Dios a quien (hemos esperado). ¡Este es Él! Pero Él no viene por ellos, viene por Su Novia”.

Cuando Cristo se levante del Trono de Intercesión, Él viene a Su Iglesia en toda Su plenitud; Él adoptará al mensajero de ese tiempo, de la Edad de la Piedra Angular y de la Dispensación del Reino, transformándolo, porque la adopción es la redención del cuerpo, en donde seremos a imagen y semejanza de Jesucristo; y luego también adoptará a los siete ángeles mensajeros de las siete edades, los cuales nunca fueron adoptados en la adopción, que es la redención del cuerpo.

Pero hemos recibido una adopción: al recibir el Espíritu Santo hemos recibido el espíritu de adopción, hemos recibido una adopción espiritual y hemos obtenido un cuerpo teofánico. Y cuando obtengamos la adopción física, la adopción en donde recibiremos la redención del cuerpo, entonces obtendremos un cuerpo eterno, inmortal e incorruptible.

Y de ahí en adelante —cuando Cristo adopte a Su Ángel— de ahí en adelante lo engrandecerá; como le dijo a Josué. Miren, cuando Moisés cruzó con el pueblo el Mar Rojo, Dios engrandeció a Moisés; cuando Josué cruzó el Jordán… recuerden que el Mar Rojo representa muerte y el Jordán también representa muerte; por eso en la Nube y en el mar fueron bautizados el pueblo hebreo; en Moisés fueron bautizados.

Y ahora, cuando Josué con el pueblo cruza el Jordán, antes de cruzarlo ¿qué le dijo Dios?, ¿qué le dijo el Ángel del Pacto?: “Desde este día yo comenzaré a engrandecerte. Yo te engrandeceré” [Josué 3:7]. Cruzó en seco Josué, eso significa cruzar al otro lado del Jordán sin ver muerte, cruzar a la tierra prometida, o sea, cruzar a la tierra prometida del cuerpo nuevo sin morir.

Los demás ángeles mensajeros partieron… Moisés* fue llevado por el pueblo hebreo a la tierra prometida, pero, vean ustedes, cruzó el Jordán, pero había visto muerte; pero Josué no vio muerte, sin ver muerte cruzó al otro lado. Desde ese día Dios engrandeció a Josué.

Y ahora, desde el momento en que cruza al otro lado del Jordán, al otro lado de la muerte, cruza la muerte sin ver muerte (eso es cruzar el Jordán en seco, cruzar el Jordán en seco), pues no importa lo grande que es ese río, si Dios abre un camino pues no se va a ahogar ninguno de los que van a cruzar ahí.

Y desde ese momento Dios engrandecerá al mensajero del Día Postrero, donde estará Jesucristo en Espíritu Santo, que es nuestro Josué: el Espíritu Santo, el cual estará manifestado por medio del mensajero del Día Postrero. El Día Postrero es el séptimo milenio.

Ahora, veamos lo que dijo el reverendo William Branham, en la página 188 del libro de Las Edades en español editado, dice:

“62. Ahora, mantengámonos firmes como Josué y Caleb. Nuestra tierra prometida está apareciendo aun como la de ellos. Ahora, Josué significa JehováSalvador, y él representa el líder de la última edad, que vendrá a la Iglesia como vino Pablo como el líder original…”.

Y ahora, como los judíos trajeron el Evangelio a los gentiles, los gentiles se lo llevarán a los hebreos. San Pablo tipifica a cada ángel mensajero; tipificó al séptimo ángel mensajero de la séptima edad y tipifica también al Ángel del Señor Jesucristo. Porque San Pablo y San Pedro son tipo y figura de Moisés y de Elías; o sea que la parte culminante del tipo y figura de Pedro y Pablo son Moisés y Elías, ahí es donde el tipo y figura llega a la máxima expresión de cumplimiento de tipos y figuras.

Seguimos leyendo, dice:

“[62]. Caleb representa a aquellos que permanecieron fieles con Josué. Recuerde, Dios había puesto a Israel inicialmente como una virgen juntamente con Su Palabra, pero ellos deseaban algo diferente, así como también la iglesia del último día. Fíjese cómo es que Dios no movió a Israel o no la dejó entrar a la tierra prometida hasta que fuese en Su propio tiempo asignado. Ahora, el pueblo hubiera podido haber presionado sobre Josué, el líder, diciendo: La tierra es nuestra, avancemos a tomarla. Josué, tú estás acabado, a lo mejor perdiste tu comisión, no tienes el poder que antes tenías. Antes oías de Dios y conocías la voluntad de Dios y actuabas eficazmente. Algo anda mal contigo. Pero Josué era un profeta enviado por Dios y él conocía las promesas de Dios y en ellas esperaba. Él esperaba hasta obtener una decisión clara y definitiva de Dios. Y cuando llegó el tiempo para moverse, Dios colocó en las manos de Josué la dirección completa, porque él se había quedado con la Palabra. Dios podía confiar en Josué, pero no en los demás. Así se repetirá en este último día (¿y cuál es el último día? El séptimo milenio)”.

Ahora podemos ver a Josué representando el mensajero del último día, del Día Postrero, del séptimo milenio y de la séptima dispensación.

Y ahora, el pueblo hebreo bajo el ministerio de Moisés estuvo por cuarenta años en el desierto, y ni el mismo Moisés pudo entrar a la tierra prometida porque hirió la roca, la segunda roca la hirió dos veces [Números 20:7-13]; y la segunda roca representa, tipifica la Segunda Venida de Cristo, para darnos el Agua del cuerpo eterno inmortal, incorruptible y glorificado.

Así como la primera roca, a la cual Dios le dijo a Moisés que la hiriera, la cual estaba frente al monte Sinaí, allá en el territorio señalado como Refidim; aquella roca tenía que ser herida porque representaba la Primera Venida de Cristo, el cual tenía que ser herido en la Cruz del Calvario para darnos el Agua del Espíritu Santo [Éxodo 17:1-6].

Por eso Cristo dijo en San Juan, capítulo 7, verso 37 al 39: “Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. Esto dijo del Espíritu Santo que recibirían los que creerían en Él; pues todavía no había venido el Espíritu Santo, porque todavía Él no había sido glorificado”. Está hablando de algo que Él dará a los creyentes en Él: el Espíritu Santo, el cual Él enviaría para darnos el Agua del Espíritu Santo, que es el Agua que salta para vida eterna, de la cual le habló a la mujer samaritana en el capítulo 4, verso 1 al 14: “Si alguno toma del Agua que yo le daré, no tendrá sed jamás. El Agua que yo le daré es una Fuente que salta para vida eterna (hablando del Espíritu Santo que daría a los creyentes en Él)”, en donde la persona obtendría el nuevo nacimiento y donde obtendría un cuerpo teofánico de la sexta dimensión.

Y ahora, en adición al Agua del Espíritu Santo, nos dará el Agua del cuerpo eterno que Él ha prometido para todos nosotros. Con el Agua del bautismo del Espíritu Santo nos da el cuerpo teofánico, y con el Agua que nos da en Su Segunda Venida nos dará el cuerpo físico eterno, inmortal, incorruptible y glorificado.

“Al que tuviere sed (dice Cristo), yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida”.

Y dice: “Al que venciere, yo le daré de la Fuente del Agua de la Vida gratuitamente…”. Vamos a leerlo aquí para tenerlo claro:

(Al que venciere), yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida (eso es Apocalipsis 21, verso 6 y 7).

El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo”.

Ningún miembro del Cuerpo Místico de Cristo ha sido adoptado hasta este tiempo, porque la adopción es la redención del cuerpo. Pero esa adopción ha sido tipificada, reflejada en los profetas del Antiguo Testamento que hablaron la Palabra creadora, y también en los apóstoles, y los ángeles mensajeros de la Iglesia del Señor Jesucristo.

Y ahora, podemos ver que tenemos la promesa de una adopción para este tiempo final. Por eso es que no podemos dar oído a lo que la gente diga, sino a lo que Dios diga para nuestro tiempo, para nuestra edad y nuestra dispensación. No nos interesan las interpretaciones privadas que tengan las personas, sino lo que Dios tiene para nosotros, esa revelación prometida de Dios para nosotros, de la cual Cristo dice:

“Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias”.

Ese es el que viene con la revelación de la Palabra de Dios para la Iglesia del Señor Jesucristo en este tiempo final, y ese es el mensajero del Día Postrero. En él vendrá sellado todo el Programa de Cristo correspondiente a este tiempo final, a la Dispensación del Reino y a la Edad de la Piedra Angular. Él continuará siempre hacia delante, no importa que hablen mal o bien de él; lo que a él le importará será lo que Dios le hable a él, y eso será lo que él le hablará al pueblo de Dios.

Y los que serán adoptados no les interesará lo que la gente diga o lo que digan otros predicadores, sino lo que Dios le diga a Su Ángel Mensajero, lo cual nos estará dando a conocer.

Cristo en Apocalipsis, capítulo 4, verso 1, dice con esa Voz de Trompeta: “Sube acá, y yo te mostraré las cosas que han de suceder después de estas”, o sea, después de las siete edades de la Iglesia.

Y luego en Apocalipsis 22 nos muestra cómo es que Él nos dará a conocer todas estas cosas, cuando dice en el capítulo 22, verso 6:

“Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que (han de) suceder pronto”.

Las cosas que han de suceder o deben suceder pronto, son dadas a conocer por Jesucristo a través de Su Ángel Mensajero a Su Iglesia. Por eso ese es el enviado del Señor Jesucristo:

“Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias”.

Ese es un profeta mensajero dispensacional, la clase de profeta mayor que Cristo tiene, que Dios tiene; pues la clase de profeta mayor es la clase de profeta dispensacional. Y nunca Cristo había enviado a Su Iglesia un profeta dispensacional. Por eso el Mensaje de los mensajeros fue un Mensaje de Trompeta para cada edad, pero el Mensaje del Ángel del Señor Jesucristo es un Mensaje de Gran Voz de Trompeta, Voz de Arcángel.

Y ahora, podemos ver que la Iglesia de Jesucristo para este tiempo final tendrá la bendición más grande que haya prometido Cristo a Su Iglesia, la cual vendrá sellada en el Ángel del Señor Jesucristo.

Y nadie podrá ser transformado (de los que estén viviendo) sin escuchar primero la Voz de Cristo, la Gran Voz de Trompeta clamando, y dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto; y así dándonos a conocer el misterio del Séptimo Sello. Y esa será la Voz de Cristo, el Ángel Fuerte como León de la tribu de Judá, clamando como cuando ruge un león y siete truenos emitiendo sus voces.

La Voz de los Siete Truenos nos estaría hablando por medio de carne humana: “Porque no hará nada el Señor, Jehová, sin que antes revele Sus secretos a Sus siervos Sus profetas” [Amós 3:7]. Toda revelación tiene que venir a un profeta, y de un profeta al pueblo. Toda revelación tiene que venir al pueblo por medio de un profeta.

Y ahora, podemos ver este misterio correspondiente al Día Postrero para la Iglesia de Jesucristo, el cual estará siendo cumplido, siendo manifestado en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo.

Podrán levantarse muchas personas diciendo que son profetas, pero la identificación del

verdadero profeta será que Cristo estará identificado con él, y por consiguiente él tendrá la Palabra de Cristo para este tiempo final. Cristo por medio de él estará clamando como cuando ruge un león y siete truenos emitiendo sus voces, y revelando el misterio del Séptimo Sello, el misterio de la Segunda Venida de Cristo. Sin la revelación de ese misterio ninguna persona tiene la fe para el rapto.

La fe del rapto, dice el reverendo William Branham, está en los Truenos; o sea que podrán venir personas diciendo que están preparados para ser transformados y para irse en el rapto, pero se le pregunta: “Oye, ¿qué fue lo que los Truenos hablaron?, ¿qué fue lo que los Truenos revelaron?, ¿qué es lo que los Truenos han revelado?”. Nadie sabe. Pues no tiene ninguna fe para el rapto, porque no tiene la revelación del Séptimo Sello, no tiene la revelación del misterio de la Segunda Venida de Cristo.

Página 128 dice, del libro de Los Sellos:

“121. Ahora, los Siete Truenos de Apocalipsis permitirán que Él muestre a la Novia cómo prepararse para obtener esa gran fe de traslación”.

¿Y cómo le va a mostrar a Su Novia si no lo hace por medio de un profeta? Y si no fue revelado el misterio del Séptimo Sello, los Truenos no emitieron Sus voces en el tiempo de los siete ángeles mensajeros, pues entonces tiene que venir otro ángel mensajero que será mayor que los siete ángeles mensajeros juntos.

Para que no digan que uno tiene algo contra alguno de los mensajeros, pues entonces decimos: ese Ángel del Señor Jesucristo es mayor que los siete ángeles mensajeros juntos; porque ninguno de ellos fue mensajero dispensacional, y los siete juntos (juntándolos a los siete) no son, no se saca un mensajero dispensacional. Porque un mensajero dispensacional nace, no se hace; por lo tanto, no podemos hacer un mensajero dispensacional con siete mensajeros de edades.

Ahora, podrán decir: “No, pero del grupo del séptimo mensajero hay profetas”. Cualquier profeta que haya no puede ser mayor que el séptimo ángel mensajero en el grupo del séptimo ángel mensajero; y ninguno se atrevería decir que falló. Y si no es mayor que él, pues el ministerio que estaba en él no puede pasar, de uno… de un mensajero grande como el séptimo ángel mensajero a un mensajero menor; tiene que pasar a un mensajero dispensacional, y ahí hacer el entrelace dispensacional.

Tiene que pasar el ministerio de Elías, que estaba en cuarta ocasión manifestado en el reverendo William Branham, tiene que pasar para la quinta manifestación con el Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19, que vendrá ¿de dónde? Del occidente, del occidente vendrá un Jinete en un caballo blanco. Es el Espíritu Santo viniendo en el Día Postrero, y manifestando los ministerios de Moisés y de Elías. Por lo tanto, Elías dice: “Recorreremos otra vez”, si es otra vez ya no es la cuarta ocasión, es la quinta ocasión.

Así que cualquier persona que diga que el ministerio del cuarto Elías pasó a él, entonces tiene que ser el quinto Elías, y tiene que, el Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19 estar en él.

Y ahora, miren lo que es ese misterio. Ya cuando se enfrentan a todas estas profecías, entonces cualquiera sale huyendo de los que se quieren hacer pasar por profetas. Página 256 dice, de Los Sellos:

“121. Pero cuando nuestro Señor aparezca sobre la Tierra, Él vendrá sobre un caballo blanco como la nieve, y será completamente Emmanuel —la Palabra de Dios encarnada en un hombre”.

Luego en la página 146 del libro de Los Sellos, dice:

“[192]. Y al mismo tiempo que el diablo cae del Cielo y se encarna en un hombre, el Espíritu Santo sube y viene encarnado en un hombre”.

Ahora, vean todas las profecías que giran alrededor de la Venida del Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19, todas las profecías que giran alrededor del Séptimo Sello, todas las profecías que giran alrededor de lo que los Truenos hablaron y Juan escuchó; lo cual, para este tiempo final, conforme a lo que dijo Elías, tiene que ser dado a conocer a la Iglesia del Señor Jesucristo.

Por medio de los Siete Truenos será mostrado a la Iglesia lo que se necesita para tener la fe para ser raptados, ser transformados y raptados, una transformación exterior.

Y ahora, lo que Dios hizo en el pasado expresa lo que Dios hará en este tiempo final.

Y ahora, para tener una transformación interior, ¿qué fue lo que necesitamos? La revelación de la Primera Venida de Cristo como el Cordero de Dios quitando el pecado del mundo. Y luego todo descansa en la Segunda Venida de Cristo.

El recogimiento de los escogidos y la resurrección de los muertos en Cristo y transformación nuestra descansa en la Segunda Venida de Cristo, viniendo a Su Iglesia, Cristo en el Día Postrero, como el Jinete del caballo blanco de Apocalipsis viniendo en el occidente, en medio de la Iglesia de Jesucristo.

Y ahora, el misterio está en que Cristo, el Ángel del Pacto, la Columna de Fuego se movió de en medio del pueblo hebreo a los gentiles. Encontramos la Columna de Fuego con Moisés, allá en Madián; y de ahí fue a Egipto con Moisés y libertó al pueblo hebreo; y siguió por el desierto con el pueblo hebreo por cuarenta años; y después pasó a Josué, y pasó con el pueblo a la tierra prometida.

Vean la trayectoria de la Columna de Fuego.

Luego estuvo en los profetas del Antiguo Testamento de edad en edad, el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová; y luego en Jesús de Nazaret en toda Su plenitud. Luego en los apóstoles, luego en los siete ángeles mensajeros, hemos visto esa trayectoria en el Nuevo Testamento.

Pero después de la séptima edad pasa a muchos lo que pasó con los discípulos de Juan: que no supieron que pasó de Juan a Jesús. “A él le conviene crecer (decía Juan), y a mí menguar”, decía Juan [San Juan 3:30].

Y ahora, el misterio está en la trayectoria de la Columna de Fuego, el Ángel del Pacto, Jesucristo en Espíritu Santo en medio de Su Iglesia, de edad en edad y de territorio en territorio, y de mensajero en mensajero, pasando de un territorio a otro, de una edad a otra, y de un mensajero a otro mensajero.

Y en este tiempo final tenemos la promesa que pasará también de una dispensación a otra dispensación; y pasa también de un día milenial a otro día milenial, pasa del sexto día milenial al séptimo día milenial; y pasa de la sexta dispensación a la séptima dispensación; y pasa de la séptima edad de la Iglesia a la Edad de la Piedra Angular; y pasa, en el mismo continente occidental, que es el continente americano —que consta de Norteamérica, Centroamérica, Suramérica y el Caribe— pasa de la parte norte a la América Latina y el Caribe. Ese es un misterio muy grande que es abierto a los escogidos de Dios en este tiempo final.

Si no se sabe hacia dónde se fue el Espíritu de Dios cuando terminó Su labor por medio del séptimo ángel mensajero, pues nunca se va a saber qué está haciendo Dios en este tiempo final.

El reverendo William Branham dice que el Espíritu Santo fue ahuyentado de Norteamérica. ¿Y para dónde se fue cuando fue ahuyentado de Asia Menor? Pues se fue para Francia, para Europa. Cuando fue ahuyentado de Francia, se movió por ahí… Sus últimas movidas de Francia y también Hungría, y después se movió a Irlanda y Escocia, y después se movió a Alemania, y después se movió a Inglaterra, y después se movió a Norteamérica.

Pero el último movimiento, de Norteamérica ¿hacia dónde se ha movido?: “Del occidente vendrá un Jinete en un caballo blanco”, y dice: “Recorreremos este camino otra vez”. Y eso será Elías en su quinta manifestación.

Y Elías en su quinta manifestación mire lo que será. Le preguntan en la página 399 del libro de Los Sellos, pregunta número 11:

“11. El Elías que viene a predicar a los judíos, ¿es el verdadero Elías que estuvo en los días de Achab, o será solamente el espíritu de Elías en otro hombre?

(La contestación fue)

[94]. … Yo he pensado que será un hombre de este tiempo ungido con ese espíritu…”.

Y quizás algunos no quieren que sea un hombre de este tiempo, quieren que sea un hombre de miles de años atrás. Moisés, si es un hombre de miles de años atrás, Moisés o Elías, entonces no podría estar en medio de la Iglesia de Jesucristo; y Moisés, si es un hombre del tiempo allá del Éxodo, entonces no podría estar en medio de la Iglesia de Jesucristo para tomar el Evangelio y llevarlo de regreso a los judíos.

Así que podemos ver que entonces no podría sonar la Gran Voz de Trompeta, porque Cristo en San Mateo 24, verso 31, dice: “Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos…”.

Ahí podemos ver que para el recogimiento de los escogidos de la Iglesia tiene que estar en medio de la Iglesia, y después recogerá los escogidos del pueblo hebreo, que son 144.000 hebreos.

Ahora miren, el único hombre que podrá cumplir esta profecía, o Cristo podrá cumplir esta profecía en él, es este del cual habla la Escritura y habló el reverendo William Branham. Página 301 y 302 del libro de Los Sellos, dice:

“106. Noten bien: En el tiempo cuando Dios iba a librar al mundo antes del diluvio, Él mandó un águila. Cuando decidió librar a Israel, también mandó un águila. ¿No cree usted que cuando Juan estaba en la Isla de Patmos, este Mensaje era tan perfecto que aún no podía ser confiado a un ángel? Ahora, un ángel es un mensajero, pero ¿sabía usted que aquel mensajero era un profeta? ¿Lo creen? Vamos a probarlo. Veamos Apocalipsis 22:9 para ver si no fue un águila. Él era un ángel, un mensajero, pero era un profeta, el cual reveló a Juan completamente este libro de Apocalipsis. Ahora veamos lo que Juan vio:

Yo Juan soy el que ha oído y visto estas cosas. Y después que hube oído y visto, me postré para adorar delante de los pies del ángel que me mostraba estas cosas.

Y él (el ángel) me dijo: Mira que no lo hagas (ningún verdadero profeta recibiría adoración, o mensajero cual- quiera): porque yo soy siervo contigo, y con tus hermanos los profetas, y con los que guardan las palabras de este libro. Adora a Dios.

Apocalipsis 22:8-9

107. Ahora, el Libro era tan importante, y es la Palabra de Dios. ¡Cuidado! Cuando la Palabra de Dios es revelada, tiene que ser traída por el profeta, porque solamente a él llega la Palabra de Dios”.

Solamente al profeta llega la Palabra de Dios. Y ahora, es señal que este ángel es un profeta y la Palabra tiene que ser revelada a ese profeta para poderla dar al pueblo. Ahí podemos ver ese misterio del Ángel del Señor Jesucristo.

Y ahora, así como el pueblo hebreo estuvo por el desierto por cuarenta años, porque se rebeló en contra de Dios cuando Moisés ordenó a dos espías —un príncipe de cada tribu, doce tribus: doce príncipes— que fuesen a inspeccionar la tierra; fueron y regresaron diez de ellos con noticias que desanimaban al pueblo, diciéndoles que no podían conquistar esa tierra, porque eran gigantes los que vivían en esa tierra, y el pueblo se desanimó y se rebeló en contra de Moisés, y por poco apedrean a Moisés [Números 13:1-33, 14:1-19].

Pero Josué y Caleb mandaron a callar al pueblo, y dijeron: “¡Sí podemos! Son nuestro pan”. Ellos no miraban la estatura de aquellos habitantes, sino que miraban lo que Dios había prometido, y miraban la Palabra que Dios había dado por medio del profeta Moisés.

Los que se rebelaron luego murieron de plagas [Números 14:20-35], y los diez espías que dieron malas noticias, murieron también de plagas [Números 14:36-37].

Durante el término de cuarenta años, un año por cada día, cada día que estuvieron los espías en la

tierra prometida inspeccionándola, estuvieron cuarenta días allá como espías, inspeccionándola; y ahora, por cuanto trajeron malas noticias y el pueblo se desanimó y no quiso pasar para recibir la tierra prometida, todas esas personas de veinte años hacia arriba morirían. Y ahora… cuarenta años más después que estaban ahí cerca para conquistar la tierra prometida.

Por lo tanto, el pueblo hebreo tuvo ochenta años de atraso para llegar a la tierra prometida, ¿estoy bien, Miguel? Entró a la tierra prometida con cuarenta años de atraso

Hno. Miguel: Cuando Él le dijo eran cuatrocientos treinta años, cuando salieron, cuatrocientos treinta años. Él había dicho que a los cuatrocientos años saldrían

O sea, serían entonces pues setenta años, pero ya cuando Moisés estaba allí, diez años antes de cumplirse los cuarenta años, para tener un ministerio allí de diez años y allí, pues Dios obrar.

Ahora, se les atrasó el tiempo de salida: ahora son cuatrocientos treinta años. Y cuando están, mire, cuando llegó el tiempo para salir se atrasó, porque rechazaron a Moisés. Y ahora, cuando están cerca de la tierra prometida se les atrasa cuarenta años.

Y para entrar al Nuevo Pacto se les ha atrasado dos mil años, ¿por qué? Porque rechazaron también al Ángel del Pacto que vino para establecer el Nuevo Pacto; el mismo que les estableció el pacto allá, ahora les establecería un Nuevo Pacto.

Se les había atrasado por treinta años para el establecimiento del pacto allá en el monte Sinaí. Y ahora, dos mil años de atraso, alrededor de dos mil años de atraso para el establecimiento del Nuevo Pacto, para entrar al Nuevo Pacto el pueblo hebreo. Ha estado bastante atrasado todo el tiempo, pero es el pueblo de Dios según la carne: el Israel terrenal, y Dios tiene escogidos allá que forman los 144.000 hebreos.

Ahora, la Iglesia del Señor Jesucristo encontramos que ha tenido un lapso de tiempo de dos mil años, alrededor de dos mil años (no dos mil años completos, pero alrededor de dos mil años), y han estado viajando por el desierto de etapa en etapa, de edad en edad, y han estado muriendo los que han pertenecido al pueblo hebreo, muriendo físicamente; pero en este tiempo final, vean ustedes, los que eran, digamos niños, en esos tiempos pasados de la séptima edad, allá en el tiempo del hermano Branham, y jóvenes, ahora serán los que entrarán a la tierra prometida del nuevo cuerpo, así como se ha estado entrando a la tierra prometida del cuerpo teofánico.

Ahora, el paso del mar Rojo nos muestra la entrada o el paso por la muerte para recibir el Pacto Divino, el Nuevo Pacto, y nacer en el pueblo de Dios, la Iglesia del Señor Jesucristo. Luego, Josué con el pueblo pasando el Jordán, representa a los escogidos de Dios pasando con el Espíritu Santo en Su manifestación final a la tierra prometida del nuevo cuerpo; y primero pasamos a la tierra prometida de una nueva edad y a la tierra prometida de una nueva dispensación, y a la tierra prometida de un nuevo Mensaje.

O sea que se refleja, el nuevo cuerpo que hemos de recibir se refleja en una nueva edad y una nueva dispensación, y un nuevo Mensaje, y se refleja en Josué pasando con el pueblo hebreo el Jordán y pasando a los llanos de Jericó. El arca del pacto iba con ellos: El Arca del Pacto ha estado con la Iglesia de Jesucristo siendo cargada en el corazón de los mensajeros de Dios de cada edad.

Y ahora, el Arca del Pacto pasa con la Iglesia de Jesucristo a la tierra prometida de una nueva edad, de una nueva dispensación; y pasaremos a la tierra prometida de un nuevo cuerpo; y también pasaremos a la tierra prometida de un nuevo Reino Milenial. Pero nos iremos a la Cena de las Bodas del Cordero después que estemos transformados.

En todos estos años que han transcurrido, del tiempo de los apóstoles hasta este tiempo, así como Dios sustentó al pueblo hebreo en el desierto dándole maná del cielo y carne [Éxodo 16:12-36], Cristo ha estado dándole Carne, la Carne del Hijo del Hombre; y ha estado dándole también Maná espiritual: la Palabra de Dios para cada edad.

La Iglesia de Jesucristo, aunque ha tenido dificultades en su trayectoria, con todo y eso Cristo no ha abandonado a Su Iglesia. Cristo, el Ángel del Pacto, el Espíritu Santo, ha estado en medio de Su Iglesia todo el tiempo, guiando a Su Iglesia, hasta que entremos a la tierra prometida del nuevo cuerpo y hasta que nos lleve a la Cena de las Bodas del Cordero; y siempre estaremos con Él.

Y ahora, hemos visto cómo Dios ha sustentado en el desierto al pueblo hebreo, el Israel terrenal; y cómo ha sustentado a la Iglesia del Señor Jesucristo en su trayectoria desde el Día de Pentecostés hasta este tiempo final.

Cristo no ha abandonado a Su Iglesia, la ha estado pasando de etapa en etapa, y ha estado dándole el alimento espiritual por medio del siervo fiel y prudente de cada edad. Todo esto en la Casa de Dios, que es la Iglesia del Señor Jesucristo.

Y ahora, hemos visto cómo el Israel terrenal y el Israel celestial ha sido sustentado en el desierto, en esa trayectoria que ha seguido.

La Columna de Fuego, el Ángel del Pacto, el Espíritu Santo, Cristo, ha estado en Su Iglesia y con Su Iglesia; nunca la ha abandonado.

Muere una generación, pero nace otra nueva generación; muere una edad, pero nace una nueva edad; así ha sido de edad en edad; y nunca ha faltado el alimento espiritual en la edad que está vigente, correspondiente a cada tiempo.

Esos mensajeros recibirán una recompensa grande, porque han sido los siervos fieles y prudentes de su edad, que han recibido de parte de Cristo ese Maná escondido, ese alimento espiritual, y lo han dado al pueblo.

Y para el Día Postrero, el Ángel del Señor Jesucristo recibirá el Maná escondido del Lugar Santísimo para la Iglesia de Jesucristo: la revelación divina, la fe, la revelación para ser transformados y raptados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero. Sin esa revelación no hay transformación ni rapto.

Para todos los que quieren ser transformados y raptados, quiero decirles: ¡Sin esa revelación: “no te vistas que no vas”! Ese es un dicho de nosotros allá; no sé si ustedes lo entienden.

Ustedes saben que cuando hay una gran fiesta o algo importante, todo el mundo quiere ir; y hay algunos que no están invitados, y entonces se visten y se arreglan como si estuvieran invitados; y lo que quieren es colarse, pasarse, para estar sin ser invitados.

Pero la invitación para la Cena de las Bodas del Cordero es el traje de Novia: el bautismo del Espíritu Santo, las primicias; y luego el cuerpo nuevo y eterno. Vestido interior y vestido exterior.

Y ahora, podemos ver que para este tiempo final se requiere la fe para ser transformados y raptados; porque sin esa fe no podrá ser transformada la persona físicamente.

Y así como la fe para ser transformados interiormente, y obtener el nuevo nacimiento y obtener el cuerpo teofánico, gira alrededor de la Primera Venida de Cristo como Cordero de Dios en Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario; la fe para ser transformados físicamente y obtener el cuerpo físico gira alrededor de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo.

La fe, la revelación de Su Segunda Venida es la que nos prepara para ser transformados y raptados.

Y esa fe la da Cristo, el Ángel del Pacto, clamando como cuando ruge un león y siete truenos emitiendo sus voces: la revelación de los Siete Truenos; la revelación del Séptimo Sello, la revelación de la Segunda Venida de Cristo con Sus Ángeles, como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo.

Sin esa fe, sin esa revelación (porque fe es revelación), sin esa revelación nadie podrá ser transformado estando vivo en este tiempo final.

Esa es la misma revelación que obtienen los santos que ya han partido; porque ellos desde la sexta dimensión, desde el Paraíso, pueden ver hacia acá y pueden escuchar también; no tienen ningún problema. Y no tienen el problema que alguien le vaya a estar diciendo: “No creas eso; eso es fanatismo”, o: “No creas eso; hay otro que también predica. Y otro por acá, que tiene muchos conocimientos también”.

En la sexta dimensión, cada ángel mensajero no puede hacer otra cosa que decir: “Esa es la Gran Voz de Trompeta de la cual nosotros predicábamos, de la cual nosotros les hablábamos”.

Y si los pensamientos del corazón de los seres humanos hablan más fuerte que las palabras en el Cielo (se escucha en el Cielo más fuerte los pensamientos del corazón de la gente, que las palabras de la gente), entonces allá están escuchando lo que la gente piensa y lo que la gente habla.

Y a los santos no les interesa escuchar otra cosa sino la Gran Voz de Trompeta, los que están en el Paraíso y los que estarán aquí en la Tierra en este tiempo final.

El reverendo William Branham dice: “Yo escucharé esa Trompeta Final, y resucitaré”. Así que él con su grupo estará escuchando esa Trompeta sonando en medio de la Iglesia de Jesucristo en este tiempo final; y también los demás ángeles mensajeros.

“SUSTENTADOS EN EL DESIERTO”. Ese ha sido nuestro tema para esta ocasión.

Hemos visto que entraron… los niños que habían nacido en el desierto fueron los que entraron a la tierra prometida, o sea que hubo gente para entrar a la tierra prometida; aunque ya los viejos, los de generaciones anteriores habían muerto. Y aunque ya hayan muerto los de las generaciones pasadas de la primera edad: primera generación, segunda edad: segunda generación y así por el estilo, en este tiempo final quedará un grupo de escogidos, una generación nueva, joven.

Cada edad tuvo un lapso de tiempo que duró, aunque cuando se organizaron murieron, pero luego, más adelante comenzó otra edad. Ya las generaciones de las siete edades murieron, terminaron, pero hay una generación joven para entrar a la tierra prometida del nuevo cuerpo.

Si Dios ha sustentado a Sus hijos, Su Iglesia, el Israel celestial por todos estos dos mil años aproximadamente, continuará alimentándonos a nosotros con Su Palabra, para entrar fuertes y llenos de vida a la tierra prometida del nuevo cuerpo, y a la tierra prometida del Reino Milenial, y para ir a la gran fiesta de la Cena de las Bodas del Cordero.

En este tiempo estamos siendo sustentados en la Casa de Dios, en la Edad de la Piedra Angular, el Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo con el Maná escondido, el Maná escondido de la revelación divina de la Segunda Venida de Cristo, la revelación divina del Séptimo Sello. Estamos recibiendo la revelación, la fe para ser transformados y raptados, que gira alrededor del Séptimo Sello, que es revelado por los Siete Truenos, la Voz de Cristo en este tiempo final.

Toda revelación tiene que venir por medio de un profeta. Si la gente comprendiera eso, toda persona estaría buscando la fe de rapto por medio de un profeta identificado con Cristo y Cristo identificado con él, y solamente hay uno para este tiempo final: “Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias”.

“SUSTENTADOS EN EL DESIERTO”. Ese ha sido nuestro tema para esta ocasión.

Que las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes, y sobre mí también. Y pronto Cristo complete el número de Sus escogidos en este tiempo final, y pronto resucite los muertos creyentes en Él y nos transforme a todos nosotros los que vivimos. Pronto Cristo adopte al primero, y luego siga adoptando a los demás escogidos de Dios en este tiempo final, y nos lleve pronto a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y Amén.

Muchas gracias por vuestra amable atención, amados amigos y hermanos presentes, y ministros, compañeros, consiervos compañeros en el Reino de Jesucristo, en el Reino de Dios, la Iglesia de Jesucristo en este tiempo final.

Dejo nuevamente con ustedes al reverendo Miguel Bermúdez Marín, para continuar y finalizar nuestra parte en esta ocasión, y así darle también gracias a Cristo por Su sustento en toda esta trayectoria de la Iglesia del Señor Jesucristo. Si no fuese por ese sustento que Él le ha dado a Su Iglesia, al Israel celestial, no estaríamos nosotros aquí en este tiempo.

Hemos escuchado que José, el hijo de nuestro hermano Branham, estaría en Bogotá y en diferentes lugares de Colombia en estos días, pero todavía no hemos sabido de alguno que diga que ya lo vio; por lo tanto, pues no podemos decirles que vino; y si hubiese venido, podíamos estar en las actividades si había lugar o llegábamos temprano, y no era por invitación personal o con tarjeta. Si era para todos, pues hubiéramos estado en alguna de sus actividades escuchándolo, porque lo amamos mucho a él y a toda la familia de nuestro hermano Branham, y a todos los hermanos creyentes en el Mensaje de nuestro hermano Branham. Los amamos con toda nuestra alma y deseamos las bendiciones de Cristo para todos ellos también.

Bueno, vamos a dejar por aquí a nuestro hermano Miguel, para continuar y finalizar ya en esta ocasión todo lo que él tiene para todos nosotros en esta ocasión. Ya mañana, mañana también… pues ya mañana, Dios mediante, nos veremos también, para continuar viendo las bendiciones de Cristo para todos nosotros.

Algún día, pues espero decirles, no sé cuándo, no sé si cuando estemos transformados, así como nuestro hermano Branham, dijo: “El ángel de la primera edad de la Iglesia fue…”, y dio el nombre, vean, ese espíritu ministerial de la primera edad, mencionó quién era ese espíritu ministerial, ese ángel ministrador de la primera edad y mencionó cuál era su nombre. Y también mencionó los nombres de los siete mensajeros; aunque cuando habló del séptimo, por cuanto era él mismo, lo hizo en forma reservada, pero cualquiera pues, puede comprender fácilmente que era él mismo.

Pero cuando habló del Ángel del Señor Jesucristo, no pudo decir… [CORTE DE AUDIO]… habíamos comprendido.

Pero qué cuando no habían venido todavía cómo, o no había venido todavía cómo se llamaba, cuando le dio la revelación a Juan… y ahí lo vamos a dejar, porque Juan no dijo cómo se llamaba. Lo vamos a dejar quietecito ahí, pero algún día vamos a saber cómo se llamaba ese Ángel antes de venir a la Iglesia de Jesucristo en el Día Postrero, cómo se llamaba en el tiempo en que le dio a Juan la revelación del Apocalipsis.

Bueno, vamos a dejar por aquí a nuestro hermano y amigo Miguel Bermúdez Marín, para continuar; porque si no lo paso rápido, no hay dónde parar, más bien estamos haciendo una pausa nada más para continuar mañana, Dios mediante, y ver todo lo que para mañana tengamos.

Así que Dios les bendiga, Dios les guarde, y que Dios les use grandemente en Su Obra en este Día Postrero.

“SUSTENTADOS EN EL DESIERTO”.