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| Gente de trabajo | 2000-08-13 | 3 | Cayey | PR | 00:16:21 | true |
Muchas gracias, Miguel. Muy buenas noches amados hermanos y hermanas y amigos presentes en esta noche en esta reunión de ¿Miguel? De valientes. Así es que todos los que están aquí son valientes ¿Verdad, Miguel?
Ahora, siendo una reunión de valientes, miren lo que dijo Jesús, en San Juan, capítulo 4, versos 34 en adelante, dice:
“Jesús les dijo: Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra.
¿No decís vosotros: Aún faltan cuatro meses para que llegue la siega? He aquí os digo: Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega.
Y el que siega recibe salario, y recoge fruto para vida eterna, para que el que siembra goce juntamente con el que siega.
Porque en esto es verdadero el dicho: Uno es el que siembra, y otro es el que siega.
Yo os he enviado a segar lo que vosotros no labrasteis; otros labraron, y vosotros habéis entrado en sus labores.”
Y en San Marcos capítulo 4, también, verso 26 al 29, dice:
“Decía además: Así es el reino de Dios, como cuando un hombre echa semilla en la tierra;
y duerme y se levanta, de noche y de día, y la semilla brota y crece sin que él sepa cómo.
Porque de suyo lleva fruto la tierra, primero hierba, luego espiga, después grano lleno en la espiga;
y cuando el fruto está maduro, en seguida se mete la hoz, porque la siega ha llegado.”
Así es el Reino de Dios. Y ahora en el Reino de Dios que está representado en un campo sembrado, Dios envía obreros. Cristo en una ocasión dijo que oraran al Padre, al dueño, al Padre de la cosecha, o sea, al Padre de la finca, para que enviara más obreros a Su viña, a Su siembra porque los obreros que habían eran pocos en ese tiempo.
Y ahora, nosotros estando en el Reino de Cristo, el Reino de los Cielos o Reino de Dios, sabemos que hay mucho trabajo en el Reino de Dios en este tiempo final.
Y habiendo tanto trabajo en la Obra de Cristo como hubo de edad en edad, ahora, es el tiempo donde más trabajo hay.
Miren ustedes, en el tiempo de los apóstoles no tenían que preocuparse por grabar, no tenían que preocuparse por una imprenta, no tenían que preocuparse por un equipo de grabaciones, no tenían que preocuparse por unos viajes en avión, no tenían que preocuparse por salir muy lejos del territorio donde ellos estaban. El que los enseñó a viajar mucho fue San Pablo, que siempre estaba viajando y llegó hasta Grecia, y hasta Roma.
Y vean ustedes, ellos esperaban quedarse solamente en la tierra de Israel porque ellos pensaban que el Evangelio era solamente para los judíos, esa bendición de Dios, pero es para todo ser humano que vive en la tierra.
Y ahora, la Obra de Cristo ha crecido y se ha estado moviendo de edad en edad por diferentes territorios: la tierra de Israel, Asia Menor, Europa en cinco edades y Norteamérica en la edad séptima, ahora en la América Latina y el Caribe.
Donde esté el Programa de Dios siendo llevado a cabo, ahí es donde está el trabajo para la gente de trabajo que sirve a Cristo con todo su corazón.
Y ahora, en el Reino de los Cielos, en el Reino de Dios, Cristo lo que quiere son personas de trabajo, gente de trabajo, que trabajen en Su Reino en este tiempo final de todo corazón, con amor divino, trabajando para Cristo nuestro Salvador.
Y Él dice: “El que me sirve, mi Padre le honrará”. [San Juan 12:26] O sea, que nuestro Padre celestial recompensará a toda persona que sirve a Cristo en el tiempo que le toca vivir.
Y ahora, no esperamos que el primer ángel mensajero con su grupo, esté trabajando en este tiempo porque ya su tiempo terminó. Y así ha sucedido con los mensajeros de cada edad y el grupo de cada edad.
Ahora nosotros* dada la bendición a nosotros en la América Latina y el Caribe para trabajar en la Obra de Jesucristo, en la Edad de la Piedra Angular, y en este entrelace con la Dispensación del Reino, entrelazando la Dispensación del Reino con la Dispensación de la Gracia.
Siempre cuando se llega al tiempo para un entrelace dispensacional se lleva a cabo una labor muy importante, y siempre Dios ha enviado un mensajero dispensacional con un mensaje dispensacional. Y, por lo tanto, el pueblo de ese tiempo que trabaja con ese mensajero en la Obra de Jesucristo, en la Obra de Dios, tiene una bendición muy grande de parte de Dios.
Ahora nos ha tocado a nosotros trabajar en una edad, la Edad de la Piedra Angular, y en un entrelace dispensacional. Hay mucho trabajo en la Obra de Cristo en este tiempo final en donde están siendo llamados y juntados todos los escogidos de Dios en el Cuerpo Místico de Cristo, en la edad correspondiente a este tiempo final, la Edad de la Piedra Angular; donde también serán llamados y juntados los escogidos del pueblo hebreo, los cuales serán colocados dentro de la Dispensación del Reino también.
Hay mucho trabajo y Cristo lo que quiere son gente de trabajo, obreros. Y la gente de trabajo son obreros.
Y ahora, Cristo en este tiempo envía más obreros a Su Obra. Y ahora ¿dónde están esas personas que son enviadas en este tiempo final, esa gente de trabajo, para trabajar en la Obra de Cristo en las diferentes formas en que hay para trabajar en la Obra de Cristo? Pues, aquí estamos, en este tiempo final para que Cristo nos guíe en las labores de Su Reino en este tiempo final.
Porque trabajamos con toda nuestra alma en este tiempo final. Sin pelearnos los unos con los otros, sino dándonos la mano los unos a los otros para así completar la labor de la Obra de Cristo, del Reino de Cristo, en este tiempo final.
Y cuando termine toda esa labor y se complete el número de los escogidos de Dios en el Cuerpo Místico de Cristo, Cristo resucitará los muertos creyentes en Él y a nosotros nos transformará y nos dará para comenzar la corona de la vida eterna.
Porque nos dará un cuerpo glorificado, eterno, inmortal como su propio cuerpo glorificado. Y estando en ese cuerpo nuevo, heredaremos todas las cosas que nos corresponden como hijos e hijas de Dios, por consiguiente, somos herederos de Dios y coherederos con Cristo Jesús, Señor nuestro.
Dondequiera que Él esté estaremos nosotros con Él, y en todo lo que Él sea heredero nosotros también somos herederos.
Ahora, hemos visto que la bendición que nos ha tocado en este tiempo final es la más grande que Cristo daría a Su Iglesia a través de la historia de Su Iglesia.
Por lo tanto, seamos personas trabajadoras en la Obra de Cristo nuestro Salvador porque eso es lo que Cristo quiere, gente de trabajo. Él no quiere vagos en Su Reino.
Recuerdan el hombre al cual le fue dado un talento y no lo usó, y no trabajó. ¿Qué sucedió? Le fue quitado el talento y fue echado a las tinieblas de afuera, porque Cristo no quiere gente vaga en Su Reino.
Lo que Él quiere es gente de trabajo. Los que trabajaron y multiplicaron los talentos recibieron palabras hermosas de parte de Cristo y heredaron grandes bendiciones de parte de Dios.
Así es que trabajemos en la Obra de Cristo con toda nuestra alma porque somos gente ¿de qué? De trabajo. No estamos en el Reino de Cristo para pasar el tiempo, sino para trabajar en Su Obra todos los días de nuestra vida.
Y que Jesucristo nuestro Salvador les use grandemente en Su Obra en este tiempo final y luego les recompense cuando Él dé las recompensas. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.
Pasamos por aquí a Erica con el grupo que le acompaña cantando para un cántico que tienen ya preparado para esta ocasión.
Este cántico nos habla de la dulce comunión con nuestro amado Señor Jesucristo.
cántico
Y ahora pasamos al reverendo Miguel Bermúdez Marín para continuar en esta noche esta actividad o reunión de GENTE DE TRABAJO que son los valientes del Hijo de David.
Que Dios les bendiga y les guarde y les use a todos grandemente en Su Obra.