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| Saludo al comenzar los bautismos | 2000-08-13 | 2 | Cayey | PR | 00:42:14 | true |
Muy buenas tardes, amados hermanos y amigos presentes; es para mí una bendición grande estar nuevamente con ustedes, y mientras esperamos que llegue Miguel para ministrar los bautismos de las personas que en esta tarde serán bautizadas. Leemos en San Marcos, capítulo 16, versos 15 al 16, la causa por la cual nosotros bautizamos a los creyentes en Cristo lo más pronto posible luego de haber recibido a Cristo como su Salvador personal. Dice el mismo Jesús hablando en San Marcos 16, versos 15 al 16:
“Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.
El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”
Es una orden del mismo Señor Jesucristo para todos los creyentes en El. El mismo Señor Jesucristo fue bautizado cuando Juan estuvo bautizando a todos los que venían a escucharlo; y al ser llamados al arrepentimiento, ellos se arrepentían de sus pecados y eran bautizados por Juan el Bautista, y aun el mismo Señor Jesucristo vino a Juan para ser bautizado, y Juan le dice: “¿Tu vienes a mí para que yo te bautice, cuando soy yo el que tengo necesidad de ser bautizado por ti?.”
Y ahora miren la lucha que tienen allí en el agua, porque Jesús entró al agua para ser bautizado por Juan, y Juan ahora quiere que Jesús sea el que lo bautice a él; y no quiere Juan bautizar a Jesús; pero Jesús le dice: “Nos conviene cumplir toda justicia.”
Y ahora, Juan deja de discutir con Jesús, porque no era un asunto teológico para estar siendo discutido, sino que era una orden de Cristo para cumplir toda justicia, y entonces Jesús al decirle a Juan: “Nos conviene cumplir toda justicia.” Juan bautiza a Jesús; y miren ustedes, Juan todavía no sabe quién es Jesús, aunque podía conocerlo como familia suya; porque era Jesús hijo de María, y María era pariente de Elisabet (la madre de Juan el Bautista).
Si fue grande el impacto que sintió Juan cuando María fue a visitar a Elisabet y Juan estaba en el vientre de Elisabet, y Jesús en el vientre de María; y cuando María saludó a Elisabet, Juan el Bautista brincó, saltó, de alegría en el vientre de Elisabet.
Y ahora, fue un gran impacto para Juan el Bautista estando en el vientre de Elisabet, y fue lleno del Espíritu Santo desde el vientre de su madre conforme a como profetizó el arcángel Gabriel; fue una profecía del arcángel Gabriel, fue una profecía de un hombre de otra dimensión, ése es el arcángel profeta que le dio las profecías también a Daniel de las cosas que sucederían con el reino de los gentiles desde el principio hasta su final, y las cosas que sucederían también con el pueblo hebreo durante esas setenta semanas en las cuales encontramos que apareció el Mesías prometido, tuvo Su Ministerio y luego murió en la Cruz del Calvario a mitad de la semana número setenta, y allí se detuvo la semana número setenta.
Y en ese centro de la semana número setenta entró la Dispensación de la Gracia, para llamar de entre los gentiles un pueblo para el Nombre del Señor, y la semana número setenta ha estado detenida y Dios ha estado tratando con los gentiles y con hebreos también; pero en una nueva dispensación, la Dispensación de la Gracia, porque ya Dios dejó de tratar con el pueblo hebreo bajo la Dispensación de la Ley; por eso ya Dios no acepta sacrificios de animalitos por el pecado, sino que solamente ha sido establecido por Dios un Sacrificio por el pecado, el cual llevó a cabo el Cordero de Dios, Jesucristo en la Cruz del Calvario.
Y con ese Sacrificio perfecto toda persona obtiene el perdón de sus pecados y es limpio de todo pecado; por eso se predica el Evangelio de la Gracia a toda criatura “...y el que creyere y fuere bautizado será salvo, mas el que no creyere será condenado.” El mismo Jesucristo también fue bautizado, Juan no sabía que su primo (Jesús) era el Mesías; pues Juan el Bautista dice: “Entre vosotros está uno, el cual vosotros no conocéis.” Y también Juan dice: “Después de mí viene un varón, del cual yo no soy digno de desatar la correa de su calzado, El les bautizará con Espíritu Santo”; pero Juan no sabe que ese varón que vendrá después de él es su primo Jesús.
Vean aquí en San Juan, capítulo 1, versos 26, dice:
“Juan les respondió diciendo: Yo bautizo con agua; mas en medio de vosotros está uno a quien vosotros no conocéis.
Este es el que viene después de mí, el que es antes de mí, del cual yo no soy digno de desatar la correa del calzado.
Estas cosas sucedieron en Betábara, al otro lado del Jordán, donde Juan estaba bautizando.
El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
Este es aquel de quien yo dije: Después de mí viene un varón, el cual es antes de mí; porque era primero que yo.”
Y ahora, ¿cómo puede ser Jesús antes que Juan el Bautista? Pues Juan el Bautista nació primero que Jesús, y Juan el Bautista comenzó su ministerio primero que Jesús; y ahora Juan dice que Jesús es primero que él. ¿Por qué es primero que Juan? Jesús dijo en San Juan, capítulo 8, versos 56 al 58: “Abraham vuestro padre deseó ver mi día, lo vio y se gozó.” Le dicen: “No tienes 50 años ¿y dices que has visto Abraham?” Jesús dice: “Antes que Abraham fuese, Yo Soy.”
¿Cómo era Jesús antes que Abraham, ya que Jesús nació en Belén de Judea por medio de la virgen María? Pues lo que nació por medio de la virgen María fue el cuerpo de Jesús, pero Jesús en Su cuerpo teofánico de la sexta dimensión era antes que Juan y era antes que Abraham, y era antes que Adán también; porque Jesús en Su cuerpo teofánico de la sexta dimensión es llamado el Angel de Jehová o Angel del Pacto.
Y ahora podemos ver cómo el Angel del Pacto, el Angel de Jehová, viene a la Tierra para llevar a cabo la Obra de Redención con Su propia Sangre del cuerpo de carne que El tendrá en la Tierra llamado Jesús.
Y ahora, fue el Angel del Pacto el que se hizo hombre, se hizo carne y habitó en medio de la raza humana, para llevar a cabo la Obra de Redención. Y ahora viene en una forma tan sencilla, como un joven carpintero para ser bautizado por Juan el Bautista.
Juan aquí dice que este es el hombre del cual dijo que vendría después de él [San Juan 1:30-34 —Editor]:
“Este es aquel de quien yo dije: Después de mí viene un varón, el cual es antes de mí; porque era primero que yo.
Y yo no le conocía (¿ven que Juan dice que él primero no le conocía?: ‘Y yo no le conocía’; o sea, no le conocía como el Mesías, no le conocía como el varón, el hombre, que vendría después de él); mas para que fuese manifestado a Israel, por esto vine yo bautizando en agua.
También dio Juan testimonio, diciendo: Vi al Espíritu que descendía del cielo como paloma, y permaneció sobre él.
Y yo no le conocía; pero el que me envió a bautizar con agua, aquél me dijo: Sobre quien veas descender el Espíritu y que permanece sobre él, ése es el que bautiza con el Espíritu Santo.
Y yo le vi, y he dado testimonio de que éste es el Hijo de Dios.”
Ahora, podemos ver que Juan comenzó su ministerio predicando, llamando el pueblo al arrepentimiento y bautizando a los arrepentidos, y anunciándole al pueblo que después de él vendría otro hombre, otro Profeta, otro varón, el cual los bautizaría con Espíritu Santo y fuego; pero que él no conocía, no sabía quién era ese varón; pero luego que lo bautizó y vio al Espíritu Santo descender en forma de paloma sobre Jesús, entonces supo que ése era el hombre al cual él le estaba preparando el camino, ése era el hombre del cual él había dado testimonio; y era un primo de él, era también un discípulo de Juan. O sea, que el precursado era un discípulo del precursor, pues estuvo en sus actividades e hizo conforme a lo que Juan ordenaba a la gente: ser bautizados; y Jesús fue bautizado por Juan.
Ahora miren cómo sucedió todo esto aquí en... miren aquí en San Mateo, capítulo 3, versos 11 en adelante, dice:
“Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego.
Su aventador está en su mano, y limpiará su era; y recogerá su trigo en el granero, y quemará la paja en fuego que nunca se apagará.”
Vean cómo Juan el Bautista está anunciando que después de él viene otro hombre, el cual los bautizará con Espíritu Santo y fuego.
Y ahora, con el bautismo de Juan no se podía recibir el bautismo del Espíritu Santo; pero cuando recibieran al que vendría después de Juan, entonces sí estaba accesible a toda persona el bautismo del Espíritu Santo para obtener el nuevo nacimiento.
Por lo tanto no era suficiente seguir a Juan el Bautista, se requería primero creer el Mensaje de Juan, seguir a Juan, y luego seguir al hombre que Juan dijo que vendría después de él. Porque de poco sirve creer en el mensajero precursor y luego no recibir al precursado. Ser incrédulo al que vendrá después del precursor no es de beneficio para la persona; pero creer en el precursor y luego creer en el precursado, es una bendición grande que tiene la persona que así actúa y cree y sigue lo que Dios ha prometido.
Ahora vean ustedes, Juan todavía no conoce al que vendrá después de él, y ahora vean ustedes, dice:
“Entonces Jesús vino de Galilea a Juan al Jordán, para ser bautizado por él.
Mas Juan se le oponía, diciendo: Yo necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí?.”
¿Y por qué Juan habla estas palabras? Juan siendo familia de Jesús según la carne, de seguro había conocido a Jesús, luego que Jesús había nacido; y de seguro en conversaciones de familia había escuchado las cosas que Jesús hacía desde niño; y Juan sabía algo que no pudo escribir, o que no fue escrito aquí, por lo cual él dice estas cosas de Jesús.
De seguro su padre le había enseñado muchas cosas —y su madre también—, y le habían hablado acerca de Jesús, el cual era primo, pariente, de Juan, o sea, era de la familia; y de seguro Elisabet le contó la visita que le hizo María cuando ella (Elisabet) estaba embarazada, y ya tenía seis meses —o más de seis meses—; y cómo Juan cuando escuchó la salutación de María saltó de gozo, de alegría en el vientre de Elisabet. De seguro Juan el Bautista sabía ya todas estas cosas por medio de su madre que le había contado todas estas cosas.
Por lo tanto sabía que tenía un primo muy importante, el cual tenía una bendición muy grande de parte de Dios.
Pero ahora, Juan quería ser bautizado, Juan bautizando la gente; ahora quiere ser bautizado por Jesús, dice:
“...Juan se le oponía, diciendo: Yo necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí?
Pero Jesús le respondió: Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia. Entonces le dejó.
Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él.
Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia.”
Vean ustedes, cómo el Espíritu Santo descendió en forma de paloma sobre Jesús, lo cual Juan vio; y por eso en San Juan, capítulo 1 ó capítulo 2, da testimonio de que vio al Espíritu Santo descender en forma de paloma sobre Jesús; fue algo grande aquí, fue en el capítulo 1, versos 30 al 34.
Ahora vean cómo Jesús es bautizado para luego venir el Espíritu Santo en toda Su plenitud sobre Jesús.
Y ahora, para venir el Espíritu Santo sobre los creyentes en Jesús, son bautizados en el Nombre del Señor Jesucristo. Vean ustedes cómo el apóstol San Pedro en el capítulo 2 del libro de los Hechos, para cumplir el mandato de Cristo: de bautizar a todos los creyentes en Jesús, para bautizarlos en el Nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo, Pedro bautizó a las personas en el Nombre del Señor Jesucristo; ¿porque el Nombre del Padre, cuál es? Cristo dijo: “Yo he venido en el Nombre de mi Padre.” Y el Nombre del Hijo, ¿cuál es? Jesús; y el Nombre del Espíritu Santo, ¿cuál es? Cuando le apareció a Pablo, Jesucristo en Espíritu Santo en esa Columna de Fuego le dijo: “¿Saulo, Saulo por qué me persigues, dura cosa te es dar coses contra el aguijón?” Y Pablo le dice, Saulo le dice: “¿Quién eres Señor?” Reconoció que era el Señor Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob el cual también le había aparecido a Moisés en una Luz, una Columna de Fuego.
Y ahora, esa Luz, esa Columna de Fuego, el Angel del Pacto, el Espíritu Santo le dice: “Yo Soy Jesús a quien tu persigues. El mismo Cristo también dijo que el Espíritu Santo vendría en Su Nombre.” Cristo dijo que el Padre enviaría el Espíritu Santo en su Nombre (en el nombre de Jesús).
Y ahora podemos ver el porqué el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo son o es “Señor Jesucristo.” Padre no es nombre, Espíritu Santo no es nombre, Hijo tampoco es nombre; pero el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo tienen un nombre y es “Señor Jesucristo.” Por eso San Pablo dijo: “y todo lo que hagáis ya sea de palabras o de hechos, hacedlo todo en el Nombre del Señor Jesucristo.”
Y ahora, en el libro de los Hechos, capítulo 2, verso 37 en adelante, dice, cuando Pedro estuvo predicando el día de pentecostés, dice:
“Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos?
Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo (arrepentidos de los pecados son bautizados en el Nombre del Señor Jesucristo, y recibiréis el Don del Espíritu Santo).
Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.
Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa generación.
Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas.”
Ahora podemos ver cómo bautizaban los apóstoles comenzando con el apóstol San Pedro. Y ahora en Romanos, capítulo 6 hablándonos San Pablo acerca del bautismo en agua, nos muestra lo que simboliza, lo que tipifica el bautismo en agua:
“¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde?
En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?
¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte?
Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva.
Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección;
sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado.
Porque el que ha muerto, ha sido justificado del pecado.
Y si morimos con Cristo, creemos que también viviremos con él;
sabiendo que Cristo, habiendo resucitado de los muertos, ya no muere; la muerte no se enseñorea más de él.
Porque en cuanto murió, al pecado murió una vez por todas; mas en cuanto vive, para Dios vive.”
Hemos visto que al ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, estamos dando testimonio de que cuando El murió, fue sepultado y luego resucitó, nosotros estábamos con El. Nosotros hemos muerto con El cuando El murió, hemos sido sepultados con El cuando El fue sepultado, y hemos sido resucitados con El cuando El fue resucitado; y en el bautismo tenemos el simbolismo de todo esto que sucedió cuando Cristo murió allá en el Cruz del Calvario y nosotros estábamos en El.
Y ahora, por cuanto estábamos en El, pasamos por todas las etapas de la vida de Jesucristo. Y ahora, El tomó nuestro lugar; nuestro lugar era morir por nuestros pecados, porque la paga del pecado es la muerte, por cuanto todos han sido destituidos de la Gloria de Dios a causa del pecado; pero ahora Cristo al tomar nuestros pecados, murió por nuestros pecados, tomó nuestro lugar, y la sentencia hablada por Dios de muerte sobre el pecador, cayó sobre Cristo, porque tomó nuestros pecados. O sea, que por nuestros pecados fue que Cristo murió, y así como cuando usted tiene una deuda y alguien la paga por usted, ya usted quedó libre de esa deuda, no tiene que pagar esa deuda.
Y ahora, la deuda nuestra ha sido pagada por Jesucristo en la Cruz del Calvario, Cristo pagó con su vida lo que nosotros teníamos que pagar; la paga del pecado es la muerte, la muerte de Cristo cumplió ese requisito divino, el juicio divino cayó sobre El, y ahora nosotros podemos vivir eternamente, eso es lo que nos libra de la segunda muerte, eso es lo que nos libra de la muerte para siempre, evita que nosotros seamos juzgados por Dios, y seamos condenados al lago de fuego, que es la muerte segunda.
Por eso Dios hizo tanto hincapié en el Antiguo Testamento con los sacrificios por el pecado en esas leyes que le dio al pueblo hebreo; encontramos que toda persona tenía que tener un sustituto para que el juicio divino cayera sobre el sustituto, si no tenía un sustituto que lo representara, entonces la persona tenía que pagar con su vida, porque la paga del pecado es la muerte, pero con estos sustitutos que Dios le estableció al pueblo hebreo haciendo por fe y con fe lo que Dios les ordenó de esos sacrificios, los cuales representaban a Cristo. Por eso eran válidos ante Dios para cubrir el pecado; no quitarlo, sino cubrirlo en lo que llegaba el Sacrificio perfecto, el cual era Cristo, el Cordero de Dios que quitaría el pecado del mundo.
Y ahora, en el Antiguo Testamento en medio del pueblo hebreo toda persona sabía que tenía que tener un sacrificio por el pecado, de otra forma el juicio divino vendría sobre la persona; y también el pueblo hebreo como nación tenía que tener el sustituto por el pecado, si no el juicio divino vendría sobre toda la nación; y eso muestra que todo ser humano tiene que tener el sustituto por el pecado, tiene que tener un sacrificio por el pecado, de otra forma la persona morirá eternamente.
Y ahora el Sacrificio por el pecado es Jesucristo, El es el que tomó nuestro lugar, El es nuestro sustituto, El es nuestro pariente Redentor, el que nos ha redimido por medio de Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario, y luego nos ha dado Su Espíritu Santo y así nos ha dado un nuevo espíritu dentro de nosotros, así nos ha dado el espíritu de hijos e hijas de Dios; no el espíritu de esclavitud que recibe el ser humano cuando nace en la Tierra, sino el espíritu de Adopción, el espíritu de hijo, que es el bautismo del Espíritu Santo donde obtenemos el cuerpo teofánico de la sexta dimensión.
Y así recibimos un espíritu de la sexta dimensión, el espíritu de hijos e hijas de Dios, y así quedamos libres, libertados del reino de las tinieblas, libertados de la esclavitud, libertados del enemigo de Dios, el diablo, el faraón de ese reino de las tinieblas; y así hemos sido trasladados del reino de las tinieblas al Reino del amado Hijo de Dios, Jesucristo nuestro Salvador.
Y ahora, hemos representado en el bautismo nuestra muerte, sepultura y resurrección con Cristo cuando El murió, fue sepultado y luego resucitó. Ahora, en el bautismo damos testimonio de lo que ha sucedido en nuestra vida; y ahora al recibir a Cristo como nuestro Salvador, lavar nuestros pecados en Su Sangre y ser bautizados en Su Nombre, son quitados nuestros pecados, Su Espíritu Santo viene a nosotros y produce el nuevo nacimiento.
Cuando la persona ha recibido a Cristo como su Salvador, ha muerto al mundo y los muertos son los que son sepultados; por eso el bautismo en agua no es para todo el mundo, sino para los que han muerto al mundo, para luego ser sepultados en las aguas del bautismo, y al ser levantados ahí representar la resurrección espiritual de la persona, resucita la persona como un nuevo hombre en Cristo Jesús, para vivir una vida nueva con Cristo nuestro Salvador en Su glorioso Reino al cual hemos sido trasladados para vivir de acuerdo a las leyes divinas del Reino de Dios; ya no vivir de acuerdo a las leyes o cosas del reino de las tinieblas, ya no vivir más en el pecado, sino vivir en santidad una vida con Cristo, todos los días de nuestra vida.
Hemos visto el porqué todos los creyente en Cristo son bautizados en el Nombre de nuestro amado Señor Jesucristo.
Y ahora, para ministrar el bautismo en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, de las personas que van a ser bautizadas en esta tarde, le pedimos al Rvdo. Miguel Bermúdez Marín pase al bautisterio, y ministre el bautismo a estas personas que arrepentidas de sus pecados vienen para ser bautizadas en el Nombre del Señor Jesucristo, y así en el simbolismo del bautismo representar su muerte, sepultura y resurrección con Cristo. Cuando El resucitó, resucitamos nosotros con El, todo eso es representado en el bautismo en agua en el Nombre del Señor Jesucristo.
Mientras tenemos a Erica, a Grisel (¿y a quién más?) y a Benjie (¿quién?...) y Oscar, en algunos cánticos de meditación mientras se llevan a cabo los bautismos en agua, y en lo que llega Miguel también, luego se le dará la oportunidad también para que Miguel hable lo que debe hablar antes de bautizar las personas.
Así que, vamos a tener unos cánticos de adoración y meditación en estos momentos y también mientras están siendo llevados a cabo los bautismos.
Que las bendiciones de Jesucristo nuestro Salvador sean sobre todos ustedes y sobre mí también, y que Cristo les llene del Espíritu Santo a los que han de ser bautizados en esta tarde. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén y amén.
“APERTURA DE BAUTISMOS.”