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La final recompensa de Dios 2000-07-22 1 Ciudad de Guatemala Guatemala GT 01:18:25 true

Muy buenas tardes, amados amigos y hermanos presentes, aquí en Ciudad Guatemala, República de Guatemala; es para mí una bendición y privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final. Para lo cual leemos en Apocalipsis, capítulo 21, versos 6 al 7, donde dice... aun podemos leer un poquito antes para tener el cuadro claro, capítulo 21, versos 1 al 7, dice:

“Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más.

Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido.

Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios.

Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron.

Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas.

Y me dijo: Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tuviere sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida.

El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo.”

Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.

Nuestro tema para esta ocasión es: “LA FINAL RECOMPENSA DE DIOS.”

A través del libro del Apocalipsis tenemos muchas recompensas habladas por Dios, como en el capítulo 1, y en el capítulo 2 y 3 del Apocalipsis. Por ejemplo, Apocalipsis, capítulo 2, verso 7, tenemos una recompensa (y muy hermosa), la cual dice:

El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios.”

El Arbol de la Vida que estaba en el Huerto del Edén en el tiempo de Adán, lo encontramos mencionado en el libro del Génesis tres veces, y también en el libro del Apocalipsis lo encontramos mencionado tres veces.

Y ahora, es un misterio el Arbol de la Vida, ¿por qué? Porque solamente hay Uno que tiene Vida Eterna y que puede dar Vida Eterna, y no es un árbol literal, sino que es Jesucristo nuestro Salvador. Jesucristo es el Arbol de la Vida.

¿Y cómo estaba el Arbol de la Vida allá? Cristo, estaba en Su cuerpo teofánico allí manifestado y visitaba a Adán todos los días. Miren lo que nos dice el libro de los Salmos... dice, capítulo 1, verso 1 en adelante de... o sea, Salmo 1, verso 1 en adelante, dice (del Salmo 1):

“Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos,

Ni estuvo en camino de pecadores,

Ni en silla de escarnecedores se ha sentado;

Sino que en la ley de Jehová está su delicia,

Y en su ley medita de día y de noche.

Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas,

Que da su fruto en su tiempo,

Y su hoja no cae;

Y todo lo que hace, prosperará.”

Ahora vean cómo Dios compara a los seres humanos justos, los compara con el árbol plantado junto a aguas, a corrientes de aguas, *árboles que dan su fruto a su tiempo y su hoja no cae, y que todo lo que hace prosperará.

El justo plantado *junto a corrientes de agua, es la persona que recibe a Cristo como su Salvador, lava sus pecados en la Sangre de Cristo y recibe el Don del Espíritu Santo; ese río de Agua Viva, esa Fuente de Agua Viva, es Cristo nuestro Salvador, el cual nos da Su Espíritu Santo. El Espíritu Santo es el Agua de la Vida.

Y ahora, vean ustedes el porqué Cristo le dijo a Nicodemo: “De cierto, de cierto te digo, que el que no nazca del agua y del espíritu, no puede entrar en el Reino de Dios.” San Juan, capítulo 3, y también en el capítulo 4, Cristo habla a la mujer samaritana acerca del agua que salta para Vida Eterna; y esa Agua que salta para Vida Eterna es el Espíritu Santo, el cual la persona recibe cuando ha recibido a Cristo como su Salvador, lavado sus pecados en la Sangre de Cristo, ha sido bautizado en Su Nombre, y ha recibido el Don del Espíritu Santo.

En el capítulo 4, verso 14 —para no leer mucho—, dice Cristo (13 y 14 dice):

“Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed (del agua de aquel pozo de Jacob);

mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.”

Esa Agua es el Espíritu Santo, como también lo enseña el mismo Cristo en San Juan, capítulo 7, verso 37 al 39, donde dice:

“En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba.

El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva.

Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado.”

Ahora, vean cómo Cristo tipifica, representa, el Espíritu Santo viniendo al creyente, en él, lo representa en un río de agua viva que corre por el vientre de la persona, eso es el Espíritu Santo.

Y ahora, podemos ver este misterio del Agua de la Vida, en donde obtenemos el Espíritu Santo, como Agua de Vida Eterna, y así obtenemos un cuerpo teofánico de la sexta dimensión.

Ahora, podemos ver que junto a ríos de agua (de agua viva) son colocados los justos, los hijos e hijas de Dios creyentes en nuestro amado Señor Jesucristo. Ese río del Agua de la Vida eterna, ese río del Espíritu Santo, es el que le da Vida a esos árboles de Dios, que son hijos e hijas de Dios, y que dan su fruto a su tiempo y su hoja no cae.

Y ahora, Cristo también hablando de Sí mismo, El dijo: “Yo Soy el Pan de Vida.” El dijo: “Yo Soy el Pan de Vida que he descendido del Cielo.” Y también dijo: “El que come de este Pan vivirá eternamente.” El es el Pan de Vida, porque El es el Arbol de la Vida, y El es el Grano de Trigo que fue sembrado en Tierra; por lo tanto, del trigo es que se saca normalmente el pan (el pan de trigo).

Y ahora, el Arbol de la Vida en el Huerto del Edén es el mismo Arbol de la Vida en el libro del Apocalipsis, es el mismo Señor Jesucristo.

¿Y entonces quién es el árbol de ciencia del bien y del mal? Pues el diablo. El diablo fue el que engañó a Eva usando la serpiente, en el cual se metió el diablo; y por medio de la serpiente el diablo engañó a Eva, y fue la primera ocasión en que el diablo se hizo carne en este planeta Tierra, y se hizo carne en un animal llamado “la serpiente.”

De esa raza de la serpiente, en donde hubo serpiente masculino y serpiente femenina, el diablo se metió en la serpiente masculina (o masculino) y engañó a Eva; seguramente esa serpiente, era el líder de toda esa raza de la serpiente que vivía en aquel tiempo; ése es el eslabón perdido que la ciencia ha estado buscando, porque ha estado buscando el animal que está entre el chimpancé y el hombre; pero no ha podido conseguir el eslabón perdido.

Pero sin embargo, cuando han descubierto tumbas en donde han encontrado - en sus excavaciones han encontrado esqueletos de personas que vivieron hace millones de años, han descubierto esa raza de la serpiente, y no se han dado cuenta que han descubierto la raza de la serpiente, que está entre el chimpancé y el hombre; pero todavía no se han dado cuenta de lo que han descubierto y piensan que así era el hombre antes de Adán. Pero no, antes de Adán no hubo hombre sobre la Tierra, sino la raza de la serpiente que era muy parecida a la raza humana, lo único: que no tenía alma.

Y ahora, el Arbol de la Vida, siendo Cristo en el Génesis y siendo Cristo en el libro del Apocalipsis, Adán no podía comer del Arbol de la Vida en el Huerto del Edén, hasta que el Arbol de la Vida fuese hecho carne, fuese hecho hombre acá en esta dimensión; y entonces el Arbol de la Vida daría fruto para las personas.

Por eso cuando el Arbol de la Vida, en San Mateo y San Juan, el Verbo, se hizo carne, se hizo hombre, el Verbo fue hecho hombre, fue hecho carne y habitó entre nosotros; cuando se hizo hombre entonces podía decirle a la gente: “El que no coma mi Carne y beba mi Sangre, no tiene vida permaneciente en sí.” Y podía decirle que El es el Pan de Vida que descendió del Cielo, y también podía decir: “El que come de este Pan vivirá eternamente.” ¿Por qué? Porque el Arbol de la Vida se había hecho hombre, carne, en esta dimensión terrenal. El Arbol de la Vida es Cristo en Su cuerpo teofánico, llamado el Angel de Jehová; pero para poder comer de El, tenía que hacerse hombre, hacerse carne, en esta dimensión terrenal.

Y ahora, toda persona que recibe a Cristo como su Salvador, lava sus pecados en la Sangre de Cristo, es bautizado en Su Nombre, y recibe el Espíritu Santo, ha comido del Arbol de la Vida que es Cristo, y ha bebido Su Sangre, ha comido Su Carne y ha bebido Su Sangre, porque se ha comido Su Palabra.“Porque no solamente de pan vivirá el hombre, sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios”; y continúa comiéndose Su Palabra, Su Mensaje; y cuando ha recibido el Espíritu Santo, ha bebido Su Sangre, porque la Vida de la Sangre es el Espíritu Santo.

Y ahora, vean cómo comer la Carne del Hijo del Hombre y cómo beber Su Sangre. Cualquier persona que no comprende estas cosas e interpreta estas Palabras de Jesús en forma literal, diría: “Eso es imposible comer Su Carne y beber Su Sangre, porque ya El murió hace cerca de dos mil años, y ya no está aquí Su Cuerpo, ni está Su Sangre, ¿cómo nos vamos a comer Su Carne y beber Su Sangre? Eso es imposible, por consiguiente es imposible la salvación y Vida Eterna.”

Pero, vean ustedes, por cuanto El es el Verbo que se hizo carne, cuando la persona se come la Palabra, se está comiendo Su Carne, y cuando la persona recibe Su Espíritu Santo, está recibiendo y bebiendo Su Sangre; lo cual también representamos en la Santa Cena, porque el pan representa el Cuerpo de Cristo y el vino representa la Sangre de Cristo, lo cual es un memorial, un recordatorio, del Cuerpo de Cristo y la Sangre de Cristo, El cual fue crucificado en la Cruz del Calvario y Su Sangre derramada en la Cruz del Calvario por todos nosotros.

Ahora, todo lo que El hizo allá se materializa en nosotros, se convierte en realidad en nuestras vidas, cuando nosotros Lo recibimos como nuestro Salvador y lavamos nuestros pecados en Su Sangre, y somos bautizados en Su Nombre, y recibimos Su Espíritu Santo.

Ahora, podemos ver este misterio del Arbol de la Vida.

Y ahora, comemos del Arbol de la Vida al creer en Cristo, en Su Primera Venida y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario, para obtener Vida Eterna, y obtener un cuerpo teofánico de la sexta dimensión. Y para el Día Postrero en adición comeremos del Arbol de la Vida en Su Segunda Venida, para obtener un cuerpo físico, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado.

Y ahora, aquí Cristo promete darle a comer del Arbol de la Vida al Vencedor. Primero vencemos al recibir a Cristo como nuestro Salvador, y así comemos del Arbol de la Vida, y obtenemos el cuerpo teofánico de la sexta dimensión, al recibir el Espíritu Santo de Dios.

Y en el Día Postrero obtendremos la gran victoria en el Amor Divino, obtendremos la victoria; y al comer de Cristo, el Arbol de la Vida en Su Segunda Venida, obtendremos el cuerpo físico, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado. Pero primero tenemos que haber comido del Arbol de la Vida en Su Primera Venida, haber creído en Cristo en Su Primera Venida como el Cordero de Dios, haberlo recibido como nuestro Salvador; para esas personas es que habrá la oportunidad de comer del Arbol de la Vida en Su Segunda Venida, para obtener el cuerpo físico, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado.

Y el Vencedor (como Mensajero), será el Mensajero que estará viviendo en este tiempo final, el cual verá y recibirá a Cristo en Su Segunda Venida con un Nombre Nuevo, ése será el que obtendrá - al comer del Arbol de la Vida obtendrá su transformación, su Adopción, que es la Adopción del cuerpo, o sea, la transformación del cuerpo físico, para tener un cuerpo inmortal, incorruptible y glorificado, igual al Cuerpo de nuestro amado Señor Jesucristo.

Y ahora, ¿cómo comerá este Mensajero, cómo comerá de Cristo, cómo comerá de Cristo en Su Segunda Venida? ¿Y cómo comerá la Iglesia de Jesucristo, para obtener el cuerpo físico, eterno, inmortal e incorruptible? Vamos a ver cómo estará comiendo para ser restaurados. Miren ustedes, espiritualmente obtener el cuerpo teofánico, hemos tenido que comer la revelación de Cristo en Su Primera Venida, creer en El como Cordero de Dios en Su Primera Venida y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario, para poder obtener el bautismo del Espíritu Santo y obtener el cuerpo teofánico de la sexta dimensión.

Y ahora, vamos a ver al Angel del Señor Jesucristo reflejado, o representado en Juan el apóstol, porque Juan representa a la Iglesia de Jesucristo con Sus ángeles mensajeros en sus diferentes etapas. Por lo tanto ustedes están representados en Juan el apóstol y yo también, todos estamos representados en Juan, en la etapa correspondiente a este tiempo, como también están representados en Juan el apóstol los mensajeros con sus grupos de edades pasadas.

Y ahora, en la página 85 del mensaje: “Tratando de hacer un servicio a Dios fuera de Su Voluntad,” predicado por el Rvdo. William Branham en el año 1965 —noviembre 27 de 1965—, en Shreveport, Louisiana, en Norte América. Dice en la página 85:

“Noten. Hay tan solo un Arca, ése es Jesucristo, ¡y El es la Palabra! (recuerden que El es el Verbo).

Noten, Dios le dijo al profeta: Come el rollo, en el Antiguo Testamento. Al Profeta del Nuevo testamento, El le dijo: Come el librito. ¿Por qué? Para que el Profeta y la Palabra fueran uno. ¿Ve? Esa es el Arca, la Palabra de Dios.”

Y ahora, vean cómo un hombre se come el Título de Propiedad, el cual nadie podía en el Cielo, mirarlo ni abrirlo ni leerlo, excepto Jesucristo cuando se levantó del Trono del Padre y lo tomó y lo abrió en el Cielo; pero ahora, eso sucedió en el capítulo 5 del Apocalipsis, y luego en el capítulo 10 del Apocalipsis, Cristo, el Angel Fuerte que desciende del Cielo envuelto en una nube, y con el Arco Iris alrededor de Su cabeza, y con Sus ojos como llama de fuego y con el librito abierto en Su mano, coloca Su pie derecho sobre el mar y el izquierdo sobre la Tierra y clama como cuando un león ruge, y Siete Truenos emiten Sus voces, Cristo hablando y revelando el misterio del Séptimo Sello, el misterio de Su Venida.

Luego, más adelante encontramos que Juan escuchó otra vez la Voz del Cielo, que le dijo: “Vé al ángel que está en pie sobre el mar y sobre la Tierra, el cual tiene el librito abierto en su mano y pídele el librito.” Juan dice: “Yo fuí...” Vamos a ver cómo lo dice, para que lo tengan tal y como fue dicho. Capítulo 10, verso 8 en adelante, dice (de Apocalipsis):

“La voz que oí del cielo habló otra vez conmigo, y dijo: Vé y toma el librito que está abierto en la mano del ángel que está en pie sobre el mar y sobre la tierra.

Y fui al ángel, diciéndole que me diese el librito.

Y él me dijo: Toma, y cómelo; y te amargará el vientre, pero en tu boca será dulce como la miel.

Entonces tomé el librito de la mano del ángel, y lo comí; y era dulce en mi boca como la miel, pero cuando lo hube comido, amargó mi vientre.

Y él me dijo: Es necesario que profetices otra vez sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes.”

La profecía del Día Postrero, del séptimo milenio, y de la Dispensación del Reino, séptima dispensación, la Dispensación del Reino, viene por medio del que se come el Libro de los Siete Sellos, del que se come este Título de Propiedad, del que se come este Libro en donde están escritos los nombres de todos los redimidos por la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador; por eso, ahí Juan está representando al Profeta Mensajero del Día Postrero, de la séptima dispensación y del séptimo milenio, y de la Edad de la Piedra Angular; está ahí representando el Profeta, que recibe de mano de Cristo ese Título de Propiedad, y lo recibe abierto para que se lo coma, y para que la Palabra y el Profeta se hagan uno; y entonces él comparte con todo el Cuerpo Místico de Cristo esa Palabra, para que se haga esa Palabra, y la Iglesia de Jesucristo del Día Postrero, se hagan uno, y así queden unidos Cristo y Su Iglesia en Amor Divino, en la Edad del Amor Divino, queden unidos y sean una misma carne, y puedan obtener los muertos en Cristo la resurrección en cuerpos eternos, y nosotros los que vivimos podamos obtener nuestra transformación.

Ninguna persona que esté viviendo en la Tierra podrá ser transformada sin antes haberse comido esa revelación, ese Título de Propiedad, que en forma de revelación divina, será dada por el Angel del Señor Jesucristo.

Y ahora, podemos ver cómo estaremos comiendo esa Palabra, para así obtener el cuerpo físico, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado. No hay otra forma para ser restaurados a la Vida Eterna física, excepto comiéndonos el Título de Propiedad; como no hay forma para una persona ser restaurada a su propiedad —si la perdió—, a menos que tenga de nuevo el título de propiedad.

Y todo hijo e hija de Dios será restaurado en el Día Postrero a la Vida Eterna, de donde cayó el ser humano en el Huerto del Edén, en este tiempo será restaurado cada hijo e hija de Dios, Cristo, la Palabra, estará en medio de Su Iglesia, dándonos a comer del Arbol de la Vida, primeramente a Su Angel Mensajero, y por consiguiente a todos los hijos e hijas de Dios, porque por medio de Su Angel Mensajero nos dará a todos a comer ese Título de Propiedad; y entonces obtendremos así la fe, para ser transformados y raptados, y llevados con Cristo, a la Cena de las Bodas del Cordero.

Hemos visto que cada una de estas promesas nos tomaría, cada una de ellas nos tomaría un Mensaje, o sea, nos tomaría unas dos horas, en donde tendríamos que predicar un Mensaje relacionado a cada una de estas promesas; pero así a la ligera, vean ustedes, estas promesas estarán en la Iglesia del Señor Jesucristo, pues son para la Iglesia de Jesucristo, y los ángeles mensajeros obtienen la revelación divina en cada edad.

Y Cristo ha estado en Su Iglesia, pues Cristo es el Arbol de la Vida, y de etapa en etapa han recibido la Palabra correspondiente a cada etapa, y han recibido así Vida Eterna, porque han recibido a Cristo como su Salvador personal, han lavado sus pecados en la Sangre de Cristo, han sido bautizados en Su Nombre y han recibido el Espíritu Santo, y así han obtenido el nuevo nacimiento.

Y ahora, así como Cristo estuvo en medio del Huerto del Edén, ha estado en medio de Su Iglesia, que es el Nuevo Huerto del Edén. Y para el Día Postrero, Cristo estará en medio de Su Iglesia velado también, y revelado en carne humana, a través del Angel Mensajero del Día Postrero, de la Edad de la Piedra Angular y de la Dispensación del Reino, para darnos a comer esa Palabra, para que así obtengamos la fe, para ser transformados y raptados.

Y ahora, al Vencedor, la promesa es que Cristo le dará a comer del Arbol de la Vida; y así es como seremos restaurados a la Vida Eterna, y obtendremos el cuerpo físico, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado, y jovencito para toda la eternidad, un cuerpo igual al Cuerpo de nuestro amado Señor Jesucristo.

Vean la bendición tan grande que Cristo tiene, ¿para quiénes? Para todos nosotros. Miren cómo Cristo estará en medio de Su Iglesia en el Día Postrero.

Cristo en Espíritu Santo ha estado en Su Iglesia de etapa en etapa, y estará en Su Iglesia en este tiempo final. Dice el Rvdo. William Branham en la página 277 del libro de “Los Sellos,” orando dice:

“Pedimos que el Espíritu Santo venga ahora mismo, el Jinete del verdadero Caballo Blanco (vean, el Espíritu Santo, Cristo en Espíritu Santo, es el Jinete del Caballo Blanco de Apocalipsis 19), mientras Su Espíritu, el Espíritu de Cristo, entre en confrontación con el anticristo, y El llame los suyos (viene para llamar Sus hijos, sigue diciendo:). Llámalos, Señor, que ahora mismo se arrepientan, y que vengan pronto a Tí, y que sean llenos del aceite y del vino; que sean cambiados de ese manto denominacional de pecado y muerte para entonces ponerse la vestidura de Vida Eterna, blanca como la nieve, la cual es dada por el Novio; entonces algún día podrán subir en la Palabra vindicada de la resurrección a la Cena de las Bodas del Cordero.” Luego en la página 146, dice:

“Y al mismo tiempo que el diablo cae del Cielo y se encarna en un hombre, el Espíritu Santo sube y viene encarnado en un hombre.”

Y ahí entonces estará encarnado el diablo en el anticristo, en el hombre de pecado, y ése es el árbol de ciencia del bien y del mal; y por otro lado estará el Espíritu Santo encarnado en otro hombre, y eso será el Arbol de la Vida, para darnos Su fruto, para obtener nuestra transformación.

También en la página 256 y 131. 131 primero para que tengan el cuadro claro, dice:

“Y ahora Jesús: Su Nombre sobre la tierra fue Jesús el Redentor, porque El fue el Redentor cuando estuvo sobre la tierra; pero cuando conquistó el infierno y la muerte; los venció y ascendió (subió), entonces recibió un nuevo Nombre. Por esa razón es que gritan y hacen tanto ruido y no reciben nada. Será revelado en los Truenos.”

Los Truenos de Apocalipsis, capítulo 10, que es la Voz de Cristo clamando como cuando ruge un león, son los que revelan el misterio de la Segunda Venida de Cristo, son los que revelan el misterio de la Venida del Jinete del Caballo Blanco de Apocalipsis 19. “Será revelado en los Truenos.” Ahí está la revelación de la Venida del Jinete del Caballo Blanco de Apocalipsis 19, con un Nombre Nuevo.

“Fíjense en el misterio. El viene cabalgando. Tiene que haber algo para cambiar esta iglesia. Uds. saben eso. ¡Tiene que venir algo! Ahora noten: Nadie entendía ese nombre, sino El mismo.

Y estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y su nombre es llamado El Verbo De Dios.

Y los ejércitos que están en el cielo le seguían en caballos, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio.

Y de su boca sale una espada aguda, para herir con ella las gentes; y él los regirá con vara de hierro; y él pisa el lagar del vino del furor, y de la ira del Dios Todopoderoso.

Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: Rey de reyes y Señor de señores.

Apocalipsis 19 verso 13 al 16.

Allí viene el Mesías, allí es donde está.”

Y ahora, vamos a ver cómo viene y cómo estará en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo, este Jinete del Caballo Blanco de Apocalipsis 19, que es Jesucristo en Espíritu Santo, el Angel del Pacto, el Espíritu Santo, viniendo a Su Iglesia en el Día Postrero.

Habíamos leído en la página 146, que el Espíritu Santo sube y viene encarnado en un hombre. Y ahora, en la página 256 del libro de “Los Sellos,” también dice:

“Pero cuando nuestro Señor aparezca sobre la tierra, El vendrá sobre un caballo blanco como la nieve, y será completamente Emmanuel —la Palabra de Dios encarnada en un hombre.—”

Y ahí podemos ver el misterio de la Venida del Jinete del Caballo Blanco de Apocalipsis 19, en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo: es Cristo, el Angel del Pacto, el Espíritu Santo, viniendo en el Día Postrero, a Su Iglesia y en medio de Su Iglesia, velado y revelado en carne humana, para darnos Su Palabra, para que Su Palabra y nosotros seamos uno, y así tengamos la fe para ser transformados y raptados, y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.

Vean todo lo que hemos tenido que hablar acerca de esta promesa, y todavía estamos comenzando a hablar acerca de esta promesa de Apocalipsis, capítulo 2, verso 7, donde dice:

“Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios.”

Es en medio del Paraíso de Dios, que es Su Iglesia, donde Cristo estará dándonos a comer del Arbol de la Vida, que es el mismo Cristo; El es el Verbo, la Palabra. Y viniendo en el Día Postrero, velado y revelado en carne humana, nos estará dando a comer de Su Palabra, para que podamos obtener nuestra transformación.

Luego encontramos otra promesa en el mismo capítulo 2, verso 11, que dice:

El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. El que venciere, no sufrirá daño de la segunda muerte.”

La segunda muerte es el lago de fuego; por lo tanto, el vencedor, cada cristiano nacido de nuevo, no sufrirá daño de la segunda muerte, que es el lago de fuego, no será echado al lago de fuego, ni tampoco será juzgado en el juicio final; porque ya fuimos juzgados en Cristo, y al recibirlo (a Cristo como nuestro Salvador) hemos sido limpiados de todo pecado. También tenemos la promesa de Apocalipsis, capítulo 2, verso 26 al 28, donde dice:

Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones,

y las regirá con vara de hierro, y serán quebrantadas como vaso de alfarero; como yo también la he recibido de mi Padre.”

La misma autoridad y poder que El recibió del Padre, cuando se sentó en el Trono de Dios, en donde recibió toda potestad en el Cielo y en la Tierra, se sentó allí para hacer Intercesión como Sumo Sacerdote, con Su propia Sangre, por todas las personas que tienen sus nombres escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero.

Y hasta que no haya sido redimido hasta el último de los que están escritos allí, Cristo no puede dejar ese Trono de Intercesión, que es el Trono del Padre; pero cuando haya entrado hasta el último de los escogidos, el cual entrará en este tiempo final, en la Edad de la Piedra Angular, que es la parte alta del Cuerpo Místico de Cristo, entonces Cristo tomará el Título de Propiedad, lo abrirá, reclamará, hará Su Obra de Reclamo, reclamará a todos los que El ha redimido con Su Sangre, resucitará a los muertos en Cristo, y a nosotros los que vivimos nos transformará, y todos tendremos un cuerpo eterno, inmortal, incorruptible y glorificado, igual al cuerpo de nuestro amado Señor Jesucristo.

Y ahora, podemos ver que esas personas al recibir ese cuerpo inmortal, incorruptible y glorificado, serán todos el Gabinete de Jesucristo y Su Reino, para gobernar sobre la Tierra con vara de hierro. Cuando se habla de un reino con vara de hierro, es un reino el cual tendrá sus leyes, y que toda persona que vive en ese reino tendrá que cumplir con esas leyes, será un reino de mano dura conforme a las Escrituras; ése es el Reino Glorioso de nuestro amado Señor Jesucristo, que El ha prometido para establecer en el séptimo milenio, y en algún año del séptimo milenio será establecido el Glorioso Reino Milenial de Jesucristo, nuestro Salvador.

Todos somos Reyes y Sacerdotes de ese Reino de Jesucristo, así como El es el Sumo Sacerdote, y también El es el Rey de reyes y Señor de Señores.

Por cuanto estas promesas fueron cumplidas parcialmente en los mensajeros de cada edad, —pero parcialmente—, y en los grupos de cada edad parcialmente también, estas promesas para el Día Postrero, cuando han transcurrido ya las siete edades, serán cumplidas en toda su plenitud, todas juntas, en el Mensajero del Día Postrero y en el grupo de ese Mensajero del Día Postrero; y por eso es que seremos transformados y entonces seremos restaurados a la Vida Eterna con un cuerpo eterno, y por consiguiente tendremos autoridad sobre todas las cosas.

Seremos adoptados y eso es la Redención del cuerpo, la transformación de nuestro cuerpo, y entonces todo poder, autoridad y dominio que Dios le había dado a Adán en el principio (y que perdió con la caída allá), será restaurado a todos nosotros en este tiempo final; y así vendrá la restauración de todas las cosas que había perdido el ser humano, será todo restaurado a los escogidos de Dios del Día Postrero, los cuales estarán escuchando la Voz de Cristo por medio del Angel Mensajero del Señor Jesucristo.

Por lo tanto, Cristo le dará autoridad a Su Angel Mensajero, y por consiguiente esa autoridad estará en el grupo del Día Postrero, el grupo de la Edad de la Piedra Angular, y habrá una manifestación plena del poder de Dios en el Día Postrero, en la Iglesia de Jesucristo, en la Edad de la Piedra Angular; y Cristo mostrará Su poder en toda Su plenitud, por medio de la manifestación que tendrá a través de Su Angel Mensajero, al cual El restaurará todo lo que perdió Adán en la caída; y entonces con un Mensajero adoptado, la Iglesia de Jesucristo obtendrá todas las bendiciones de Cristo, porque vendrán para la Iglesia de Jesucristo de parte de Jesucristo, a través del Angel Mensajero que Cristo tendrá en Su Iglesia en el Día Postrero.

Y así todos los escogidos del Día postrero serán adoptados también, juntamente con el Angel Mensajero del Señor Jesucristo, y entonces todos tendrán el poder de Dios manifestado; y lo que toda persona había deseado, todo creyente en Cristo había deseado: ser como Moisés, o como Elías, o como Jesús, con las dos conciencias juntas, lo será, porque todos tendremos las dos conciencias juntas cuando tengamos el nuevo cuerpo [La congregación responde: “¡Amén!” —Editor]. Entonces todos podrán ver, no solamente en esta dimensión terrenal, sino en todas las demás dimensiones, todo estará abierto para todos los hijos e hijas de Dios.

Ese es el poderoso Ejército de Jesucristo, que viene con El en Apocalipsis, capítulo 19, son los escogidos de Dios del Día Postrero, y los escogidos de Dios de las edades pasadas, cuando todos tengamos el cuerpo eterno, inmortal e incorruptible y glorificado.

Y ahora, podemos ver con lo que tiene que ver esa autoridad que Cristo le dará al Vencedor: es para regir, gobernar, con vara de hierro, porque somos el Gabinete de Cristo.

Así como un presidente en una nación gobierna con su gabinete, gobierna esa nación, Cristo con Su Gabinete, con Su Iglesia, gobernará sobre el pueblo hebreo y sobre todas las naciones. Y en un gabinete de gobierno hay diferentes posiciones, por lo tanto... por ejemplo, en una nación que se practica la democracia, está el presidente y el vice-presidente, son las dos personas de rango mayor, de posición política mayor; y en el Reino de Cristo estará Cristo, el Rey, y Su Angel con El. “Al que venciere, Yo le daré que se siente conmigo en mi Trono, así como Yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en Su Trono.”

Vean, la misma relación que hay entre Cristo y el Padre, habrá entre el Angel de Jesucristo y Jesucristo. ¿Ven? En la misma forma en que el Padre trata a Jesús, Jesús tratará a Su Angel Mensajero.

Y ahora, ya esa es la recompensa séptima: “Al que venciere, Yo le daré que se siente conmigo en mi Trono, así como Yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en Su Trono.” El que se sentó en el Trono del Padre tenía el Nombre del Padre, y fue adoptado; el que se sentará en el Trono de Cristo con Cristo, tendrá el Nombre de Cristo, Cristo escribirá sobre él Su Nombre Nuevo y el Nombre de Su Padre, y el Nombre de la Ciudad de nuestro Dios.

El misterio es cómo lo hará y cuál es ese Nombre, el cual solamente entenderá completamente Aquel que lo recibirá, porque es el mismo Nombre con el cual viene la Piedrecita Blanca, la cual recibe el Vencedor: “Al que venciere, Yo le daré a comer del maná escondido, y le daré una Piedrecita blanca, y en ella escrito un Nombre Nuevo, el cual nadie conoce, ninguno conoce, sino Aquel que lo recibe.” Apocalipsis, capítulo 2, verso 17.

Solamente Aquel que lo recibe es el que lo conoce, conoce ese misterio, porque a ése que lo recibe, ése que recibe la Piedrecita blanca, es al cual Cristo le revela Su Nombre Nuevo, y ése es el mismo sobre el cual Cristo escribirá Su Nombre Nuevo. La Piedrecita blanca, la Piedra no cortada de manos que vio el profeta Daniel, viniendo en el capítulo 2, versos 34 al 45 de la profecía de Daniel, esa Piedrecita Blanca viniendo en el Día Postrero, como la Segunda Venida de Cristo, con un Nombre Nuevo que ninguno conoce; pero Aquel que recibe esa Piedrecita blanca, recibe esa Piedrecita blanca con un Nombre Nuevo, recibe a Cristo en Su Segunda Venida con un Nombre Nuevo, por lo tanto ése será el que conocerá a Cristo en Su Segunda Venida con un Nombre Nuevo, ése es el mismo que en el Día Postrero obtendrá la bendición de parte de Cristo, la cual Cristo ha prometido diciendo:

Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios (capítulo 3, verso 12 del Apocalipsis. El Templo de Dios es la Iglesia de Jesucristo; no es que lo va a hacer una columna de cemento o de hierro, en un templo o un edificio literal, sino que es en el Templo de Dios, que es la Iglesia del Señor Jesucristo, lo hará una persona muy importante), y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo.”

Es una promesa de Cristo, para ser cumplida por Cristo en un hombre que obtendrá la victoria; así como Cristo obtuvo la victoria y recibió un Nombre Nuevo, ahora Cristo promete al Vencedor un Nombre Nuevo, que será escrito sobre el Nombre Nuevo de Jesucristo, el Nombre de la Ciudad de nuestro Dios, y Nombre Eterno de Dios. Esa es la promesa número seis.

Hemos estado hablando de estas promesas, no en una forma ordenada así, de uno, dos, tres y cuatro, sino a medida que va entrelazándose una cosa con la otra.

Ahora, podemos ver que ésta es una bendición muy grande, que estará siendo cumplida en el Día Postrero, porque todas estas promesas que fueron parcialmente cumplidas en cada edad, en el grupo de cada edad y en el mensajero de cada edad, serán cumplidas en el grupo del Día Postrero y en el Mensajero del Día Postrero.

Tenemos otra promesa, es en el capítulo 3, verso 5 del Apocalipsis:

El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles.”

Esta promesa es para el Vencedor, tanto para el Mensajero de cada edad, como también para cada persona perteneciente al grupo de cada edad, tanto de las siete edades, como del tiempo de los apóstoles, como de la Edad de la Piedra Angular también.

Es vestido de vestiduras blancas cuando recibe a Cristo como su Salvador, lava sus pecados en la Sangre de Cristo, es bautizado en Su Nombre y recibe el Espíritu Santo, y recibe una vestidura blanca que es el bautismo del Espíritu Santo; recibe una vestidura blanca, y así recibe un cuerpo teofánico eterno, inmortal e incorruptible, recibe así esa vestidura blanca del cuerpo teofánico de la sexta dimensión.

Y cuando todos los escogidos hayan recibido su vestidura blanca de la sexta dimensión, lo cual se cumplirá en toda su plenitud, cuando haya entrado hasta el último de los escogidos de Dios, entonces nos dará una vestidura física, un cuerpo físico, eterno, inmortal, incorruptible, sin pecado y glorificado; ésa será una vestidura blanca exterior, un cuerpo eterno.

Y ahora, podemos ver esta promesa tan grande dada aquí, de una vestidura blanca, y también la promesa del nombre de las personas permanecer en el Libro de la Vida, o sea, que permanecen en el Libro de la Vida del Cordero para toda la eternidad. Y dice:

“...y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles.”

O sea, que tendrá un reconocimiento, delante de Dios y delante de los ángeles de Dios, cada persona que obtiene la victoria, como también cada mensajero de Cristo.

Hemos visto estas promesas divinas así, a medida que ha venido llegando de parte de Dios toda esta Palabra.

Y ahora, recordamos las palabras de San Pablo, que dijo en Primera de Corintios, capítulo 3, verso *6: “y el que plantó...” él hablando de Apolo y de sí mismo dice San Pablo: “Yo planté, Apolos regó.” Y luego dice: “Y el que planta y el que riega son una misma cosa; aunque cada uno recibirá su recompensa conforme a su labor.”

¿Ven? Que las recompensas que Cristo dará a los vencedores, será de acuerdo a su labor. “Porque nuestro trabajo en el Señor no es en vano.” Dice San Pablo. Por eso también en el libro del Apocalipsis, capítulo 22, verso 12, dice:

“He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra.”

Por lo tanto, trabajemos en la Obra de Cristo con Amor Divino, con toda nuestra alma, y hagamos el máximo, demos fruto al ciento por uno (100%), porque es posible dar fruto al ciento por uno (100%). “Y en esto es glorificado mi Padre Celestial.” Dijo Cristo en el capítulo 15 de San Juan.

Y ahora, cada rama lucha por dar fruto al ciento por uno (100%), como nos enseña Cristo nuestro Salvador.

Es muy importante ser personas que lleven el fruto correspondiente al tiempo que les toca vivir, tanto en su trabajo como en sus vidas personales, y en todos los demás sentidos de la vida del cristiano, tanto como individuos, como también como miembros del Cuerpo Místico de Cristo, porque no podemos estar separados del Cuerpo Místico de Cristo.

Cristo coloca en Su Cuerpo Místico, que es Su Iglesia, que es Su Redil, el Redil de Sus ovejas, coloca a cada uno de Sus hijos, para que todos ahí llevemos fruto en abundancia, El no quiere que esté una oveja por allá botada sola, y diciendo esa oveja: “Yo voy a estar por acá solita llevando mi fruto, y teniendo mis ovejitas, pero yo no quiero estar allá con el rebaño.” El Buen Pastor busca las ovejas, Sus ovejas, ¿y las coloca dónde? En Su Rebaño.

San Juan, capítulo 10, dice Cristo:

“De cierto, de cierto os digo: El que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que sube por otra parte, ése es ladrón y salteador.

Mas el que entra por la puerta, el pastor de las ovejas es.

A éste abre el portero, y las ovejas oyen su voz; y a sus ovejas llama por nombre, y las saca (porque El tiene el Título de Propiedad, el Libro de la Vida del Cordero, donde están escritos nuestros nombres).

Y cuando ha sacado fuera todas las propias, va delante de ellas; y las ovejas le siguen, porque conocen su voz.

Mas al extraño no seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños.

Esta alegoría les dijo Jesús; pero ellos no entendieron qué era lo que les decía.

Volvió, pues, Jesús a decirles: De cierto, de cierto os digo: Yo soy la puerta de las ovejas.

Todos los que antes de mí vinieron, ladrones son y salteadores; pero no los oyeron las ovejas.

Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos.

El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia (o sea, Vida Eterna).

Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas.

Mas el asalariado, y que no es el pastor, de quien no son propias las ovejas, ve venir al lobo y deja las ovejas y huye, y el lobo arrebata las ovejas y las dispersa.

Así que el asalariado huye, porque es asalariado, y no le importan las ovejas.

Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen,

así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas.

También tengo otras ovejas que no son de este redil (o sea, que no son del pueblo hebreo, son de entre los gentiles); aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor.”

El Rebaño es la Iglesia del Señor Jesucristo, el Pastor es nuestro amado Señor Jesucristo, y las ovejas son los hijos e hijas de Dios que oyen la Voz de Cristo en la edad y dispensación que les toca vivir, y reciben a Cristo como su Salvador, lavan sus pecados en la Sangre de Cristo, son bautizados en Su Nombre y reciben el Don del Espíritu Santo, y así nacen de nuevo, nacen como ovejas del Redil del Señor, nacen como ovejas del Rebaño del Señor Jesucristo, nacen como ovejas de la Iglesia del Señor Jesucristo.

Y ahora, el Rebaño es la Iglesia de Jesucristo, el Pastor es Jesucristo, y Su Voz llamando a Sus ovejas es el Mensaje de Cristo, por medio del mensajero de cada etapa de Su Iglesia.

Y ahora, con Gran Voz de Trompeta son llamadas las ovejas de Dios del Día Postrero, para obtener la gran victoria en el Amor Divino en este tiempo final, y recibir la recompensa final, la recompensa de heredar todas las cosas: Vida Eterna. Y al heredar Vida Eterna, físicamente también heredaremos ahí todas las cosas; y como Mensajero, pues el Mensajero del Día Postrero heredará todas estas promesas que han sido hechas para y en cada edad, o etapa de la Iglesia, las cuales fueron cumplidas parcialmente.

Pero en el Día Postrero, en el Mensajero del Día Postrero, Cristo las cumplirá en toda Su plenitud, todas estarán cumplidas en un hombre del Día Postrero, donde estará Cristo en Espíritu Santo, velado y revelado; cuando sea adoptado veremos que Cristo habrá cumplido todas esas promesas en un hombre, y luego en cada uno de los escogidos de Dios, porque nos dará también un cuerpo eterno, inmortal, incorruptible y glorificado. LA PROMESA FINAL.

La final recompensa de Dios la encontramos en Apocalipsis, capítulo 21, verso 7, donde dice: “El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo.”

Como Mensajero será el Angel del Señor Jesucristo, como grupo del Día Postrero será el grupo de los escogidos del Día Postrero; y en términos generales, todos los mensajeros de Cristo de sus diferentes etapas, y todos los escogidos de Cristo de las diferentes edades, para reinar con Cristo por el Milenio y por toda la eternidad. Pero la bendición más grande le toca al Mensajero del Día Postrero, al Angel de Jesucristo, y al grupo de ese Mensajero del Día Postrero.

Y ahora, ¿a quiénes les toca la bendición más grande de Cristo para Su Iglesia? Pues a nosotros en este tiempo final, a cada uno de ustedes y a mí también.

Y ahora, hemos visto así a la ligera la recompensa, “LA FINAL RECOMPENSA DE DIOS:”

“El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios (dice Cristo) y él será mi hijo.” El heredero tiene que ser un Hijo.

Y ahora, solamente hay hijos e hijas de Dios, nacidos como hijos e hijas de Dios, ¿dónde? En el Cuerpo Místico de Cristo, porque esos son los hijos e hijas de Dios; ahí es donde nacen como hijos e hijas de Dios por medio del Segundo Adán, que es Jesucristo nuestro Salvador.

Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta noche, dándoles testimonio de: “LA FINAL RECOMPENSA DE DIOS.”

Mañana estaremos nuevamente reunidos, para continuar teniendo compañerismo alrededor de la Palabra de Dios, bajo el tema: “LAS SIETE RECOMPENSAS AL VENCEDOR.”

Así que, mañana estaremos abundando más, hablando más ampliamente acerca de estas siete recompensas, estaremos explicando un poco más acerca de estas recompensas, y de cómo se van a materializar en este Día Postrero, con la materialización de la recompensa final: “El que venciere heredará todas las cosas.”

Ahí, en esa herencia de todas las cosas, estarán esas siete recompensas siendo materializadas en ese Vencedor; pero mañana tenemos más tiempo para hablar acerca de las siete recompensas, solamente hoy las leímos y explicamos un poquito de ellas, pero ahí hay una revelación más amplia acerca de esas recompensas y su contenido, y la forma en que serán cumplidas para los hijos e hijas de Dios, y para cada ángel mensajero, y para el Mensajero del Día Postrero.

Que las bendiciones de Jesucristo, el Angel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también, y pronto se complete el número de los escogidos de Dios, y pronto Cristo termine Su Obra de Intercesión en el Cielo, y tome el Título de Propiedad, y reclame todos los que El ha redimido con Su Sangre Preciosa, y resucite a los muertos en Cristo y a nosotros nos transforme, y todos juntos con cuerpos eternos tengamos esa manifestación plena de Cristo en Su Iglesia, y en cada uno de nosotros como individuos, y luego seamos llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.

Muchas gracias por vuestra amable atención, amados hermanos y amigos presentes, y también los que están a través de la televisión o a través de esta conferencia grabada en video.

Que Dios les bendiga grandemente y les mantenga el entendimiento bien abierto, para comprender todas estas cosas que están prometidas para este tiempo, y podamos ver lo que significan para nosotros, y ver cómo se van cumpliendo gradualmente.

Hasta mañana Dios mediante, y que las bendiciones de Cristo les acompañen a ustedes todos los días de vuestra vida terrenal.

Y mientras escuchamos el cántico que nos habla del Hombre que nos transformó, el cual es Jesucristo en Su Primera Venida, el cual nos transformó interiormente y nos dio un cuerpo teofánico; el cual también en Su Segunda Venida nos transformará físicamente y nos dará un cuerpo eterno, inmortal, incorruptible y glorificado.

Mientras escuchamos ese cántico del Hombre que nos transformó, pasará el ministro, el pastor, Esteban (tiene nombre de apóstol, tiene nombre de uno de los discípulos de Cristo). Así que vamos a pedirle a Esteban, Rvdo. Esteban, pase, para continuar y finalizar en esta noche.

Que Dios les bendiga y les guarde a todos.

LA FINAL RECOMPENSA DE DIOS.”