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El Brazo de Dios revelado 1994-06-05 1 Ciudad de México MX 00:00:00 false

Muy buenos días, amados hermanos y amigos presentes aquí en México, Distrito Federal, y también en toda la República mexicana; también ustedes allá en Cayey, Puerto Rico, y en toda la América Latina, el Caribe, Norteamérica, el Canadá, y demás lugares que están a través del canal 11 del satélite Galaxy VII. Que las bendiciones del Angel del Pacto, del Señor Jesucristo, sean sobre todos ustedes, y en este día El nos permita entender Su Palabra y nos bendiga con Su Palabra en esta ocasión.

Quiero leer en el evangelio según San Juan, capítulo 12, verso 32 en adelante (hablando Jesús), dice de la siguiente manera:

Y yo, si fuere levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo.

Y decía esto dando a entender de qué muerte iba a morir.

Le respondió la gente: Nosotros hemos oído de la ley, que el Cristo permanece para siempre. ¿Cómo, pues, dices tú que es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado? ¿Quién es este Hijo del Hombre?

Entonces Jesús les dijo: Aún por un poco está la luz entre vosotros; andad entre tanto que tenéis luz, para que no os sorprendan las tinieblas; porque el que anda en tinieblas, no sabe a dónde va.

Entre tanto que tenéis la luz, creed en la luz, para que seáis hijos de luz. Estas cosas habló Jesús, y se fue y se ocultó de ellos.

Pero a pesar de que había hecho tantas señales delante de ellos, no creían en él;

para que se cumpliese la palabra del profeta Isaías, que dijo: Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio? ¿Y a quién se ha revelado el brazo del Señor?

Por esto no podían creer, porque también dijo Isaías:

Cegó los ojos de ellos, y endureció su corazón; Para que no vean con los ojos, y entiendan con el corazón, Y se conviertan, y yo los sane.

Isaías dijo esto cuando vio su gloria, y habló acerca de él.

Con todo eso, aun de los gobernantes, muchos creyeron en él; pero a causa de los fariseos no lo confesaban, para no ser expulsados de la sinagoga.

Porque amaban más la gloria de los hom-bres que la gloria de Dios.”

Tomamos este texto que dice: “Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio? ¿Y a quién se ha revelado el brazo del Señor?”

“EL BRAZO DE DIOS REVELADO.” Ese es nuestro tema para esta ocasión: “EL BRAZO DE DIOS REVELADO.”

Para ver el Brazo de Dios revelado tenemos que examinar las Escrituras y ver las ocasiones o algunas de las ocasiones en que el Brazo de Dios ha sido revelado. Como por ejemplo, encontramos el tiempo en que Dios sacó al pueblo hebreo de Egipto, conforme a la promesa dada a Abraham.

Encontramos que para el tiempo en que apareció Moisés, se había cumplido el tiempo señalado por Dios de la esclavitud del pueblo hebreo: cuatrocientos años de esclavitud del pueblo hebreo en Egipto. Y encontramos que para ese tiempo descendió Dios en esa Luz o Columna de fuego en el monte Sinaí, en una zarza, en un árbol, en donde Moisés vio a Dios, al Angel del Pacto; el cual le habló y le dijo el motivo de Su Presencia allí en el monte Sinaí.

Encontramos que cuando Dios desciende a la Tierra en esa Luz, a cierto territorio, es porque El tiene una Obra para llevar a cabo; y esa Obra que El ha de llevar a cabo es conforme a las Escrituras, las cuales han señalado la Obra que Dios llevará a cabo para cada tiempo, para cada generación, para cada edad y para cada dispensación.

Encontramos que todo lo que Dios ha de hacer, está en las Escrituras, son profecías bíblicas; porque Dios de antemano dio a conocer a Sus profetas las cosas que El llevaría a cabo. Por eso dice la Escritura: “Porque no hará nada el Señor, Jehová, sin que antes revele sus secretos a sus siervos los profetas.” Amós capítulo 3, verso 7.

Por eso este evento de la liberación del pueblo hebreo de la esclavitud en Egipto, era un evento profético señalado por Dios y revelado por Dios a Su amigo y profeta Abraham; al cual El le había dicho... En Génesis, capítulo 15 y verso 13 en adelante, dice Dios a Abraham:

Entonces Jehová dijo a Abram: Ten por cierto que tu descendencia morará en tierra ajena, y será esclava allí, y será oprimida cuatrocientos años.

Mas también a la nación a la cual servirán, juzgaré yo; y después de esto saldrán con gran riqueza.

Y tú vendrás a tus padres en paz, y serás sepultado en buena vejez.

Y en la cuarta generación volverán acá.”

Ahora vean ustedes, la promesa fue que la descendencia de Abraham, la simiente de Abra-ham, estaría esclava por cuatrocientos años en una tierra ajena, pero Dios los libertaría después de esos cuatrocientos años, en la cuarta generación.

Ahora, encontramos que Dios le dice también que en la cuarta generación El los libertará, El los volverá a la tierra de Israel. Dice:

...porque aún no ha llegado a su colmo la maldad del amorreo hasta aquí.”

Para aquel tiempo en que Abraham estaba viviendo, la maldad del amorreo no había llegado al colmo, para la ira de Dios derramarse sobre los amorreos y quitarlos y dejar a Abra-ham heredando todo aquel territorio.

Ahora, encontramos que Dios promete darle a la descendencia de Abraham toda la tierra de Israel, la tierra de la Palestina. Y encontramos que Dios le señaló a Abraham para qué tiempo Dios los libertaría de la esclavitud en la cual estarían en una tierra ajena, o sea, en una tierra gentil; porque tierra ajena para el pueblo hebreo es una tierra fuera de la tierra de Israel. Cuando ellos están en la tierra de Israel, ellos están en su propia tierra; cuando están fuera de ese territorio, están en una tierra ajena.

Ahora, miren ustedes cuando desciende la Columna de fuego, que es Dios en teofanía, y le aparece a Moisés en el monte Sinaí, vean ustedes cómo aparece aquí. En el capítulo 3 del Exodo, dice:

Apacentando Moisés las ovejas de Jetro su suegro, sacerdote de Madián, llevó las ovejas a través del desierto, y llegó hasta Horeb, monte de Dios.

Y se le apareció el Angel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza; y él miró, y vio que la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía.

Entonces Moisés dijo: Iré yo ahora y veré esta grande visión, por qué causa la zarza no se quema.

Viendo Jehová que él iba a ver, lo llamó Dios de en medio de la zarza, y dijo: ¡Moisés, Moisés! Y él respondió: Heme aquí.

Y dijo: No te acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es.

Y dijo: Yo soy el Dios de tu padre, Dios de Abraham, Dios de Isaac, y Dios de Jacob. Entonces Moisés cubrió su rostro, porque tuvo miedo de mirar a Dios.

Dijo luego Jehová: Bien he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he oído su clamor a causa de sus opresores; pues he conocido sus angustias,

y he descendido para librarlos de mano de los egipcios, y sacarlos de aquella tierra a una tierra buena y ancha, a tierra que fluye leche y miel, a los lugares del cananeo, del heteo, del amorreo, del ferezeo, del heveo y del jebuseo.

El clamor, pues, de los hijos de Israel ha venido delante de mí, y también he visto la opresión con que los egipcios los oprimen.

Ven, por tanto, ahora, y te enviaré a Faraón, para que saques de Egipto a mi pueblo, los hijos de Israel.

Entonces Moisés respondió a Dios: ¿Quién soy yo para que vaya a Faraón, y saque de Egipto a los hijos de Israel?

Y él respondió (Dios): Ve, porque yo estaré contigo; y esto te será por señal de que yo te he enviado: cuando hayas sacado de Egipto al pueblo, serviréis a Dios sobre este monte.”

Ahora, podemos ver en este pasaje, que Dios descendió en esta Columna de fuego para revelarse a Su profeta Moisés, al cual ya tenía preparado en la Tierra para el gran evento de la liberación del pueblo hebreo, al cual Dios prometió libertarlos a los cuatrocientos años, conforme a la profecía dada por Dios a Abraham.

Ya se había cumplido el tiempo, estaban en el tiempo de la promesa, el tiempo para la promesa de la liberación del pueblo hebreo ser materializada. Pero cuando Dios hace una promesa, El tiene una forma para cumplir Sus promesas.

El hizo la promesa de libertar al pueblo hebreo, y para eso Dios estaría usando un hom-bre, un profeta. “Porque no hace nada el Señor, Jehová, sin que revele sus secretos a sus siervos los profetas.” Por lo tanto, la liberación del pueblo hebreo, la cual el pueblo hebreo no entendía, sería por medio de un profeta, en el cual estaría Dios llevando a cabo esa obra de liberación.

Por eso cuando Dios le dice a Moisés: “He descendido para libertar a mi pueblo.” Luego le dice a Moisés: “Ahora ve a Egipto para que libertes, para que saques, a mi pueblo de Egipto.”

¿Pero no era Dios el que lo iba a sacar? Pero para hacerlo iba a usar a un hombre; porque la Columna de fuego siempre estará manifestándose, revelándose, a un profeta, y por medio de ese profeta llevando a cabo la obra señalada para ese tiempo en el programa divino.

Por eso cuando desciende la Columna de fuego, desciende para cumplir lo que El ha prometido para ese tiempo. Y siempre habrá en la escena un hombre con las dos conciencias juntas, al cual le aparecerá, se le revelará, la Columna de fuego, que es Dios en teofanía, y le dará a conocer el tiempo que se está viviendo, le dará a conocer las promesas correspondientes para ese tiempo, y lo enviará en el ministerio correspondiente para ese tiempo, para Dios por medio de él cumplir cada promesa que El ha hecho para ese tiempo.

Ese es el gran secreto de la Obra de Dios correspondiente para cada edad o para cada dispensación: que es Dios el que lleva a cabo la Obra que El prometió, pero siempre usando un hombre, un ser humano, un profeta, escogido por Dios y enviado a la Tierra para ese propósito. Y fuera de ese hombre, otro no puede ocupar su lugar; tiene que ser el hombre que Dios escogió desde antes de la fundación del mundo, para a través de él llevar a cabo esa Obra, cumplir esas promesas para ese tiempo.

O sea, que Dios no cambia el mensajero, el profeta, que El tiene para una edad o para una dispensación. Sería falta de inteligencia de Dios, de conocimiento de Dios, que El envíe un profeta para una edad o para una dispensación, y después cuando aparece el profeta, diga: “Este no me sirvió, este no me sirve.” Después de haberlo escogido y ordenado desde antes de la fundación del mundo. Y decir: “Ahora tengo que buscar a otro, porque este no me funciona.” No. El vio todo desde antes de la fundación del mundo, El escogió el profeta mensajero para cada edad y para cada dispensación. No aparecen en la Tierra por mera casualidad. Ellos vienen a la Tierra enviados por Dios, y en ellos se hace carne, se manifiesta en ellos, un espíritu teofánico de la sexta dimensión. Por eso en Apocalipsis capítulo 22 y verso 6, dice:

Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas...”

Es el Señor y Dios de los espíritus de los profetas. Y esos espíritus de los profetas están en la sexta dimensión, y son enviados a la Tierra para morar en un cuerpo humano, y a través de ese cuerpo humano traer el Mensaje divino correspondiente para la edad o dispensación en que son enviados. Por eso vienen con las dos conciencias juntas, para poderse comunicar con Dios, para poder recibir de Dios todo lo que El tiene para esa edad o para esa dispensación; ellos tienen audiencia con Dios para la edad o dispensación en que ellos son manifestados en la Tierra en carne humana; y ellos son espíritus ministradores. Como dice el apóstol San Pablo en Hebreos, capítulo 1, hablando de los ángeles mensajeros: “espíritus ministradores enviados a los herederos de salud, de salvación.”

Son enviados estos espíritus administradores, que administran la Palabra, el Mensaje de Dios para el tiempo en que son enviados. ¿Y a quién le ministran la Palabra? Le ministran la Palabra al pueblo de Dios correspondiente para ese tiempo.

Es un espíritu ministrador, es el espíritu ministrador de la Palabra de Dios correspondiente para el tiempo en que es enviado; y nadie más puede hacer esa labor. Pero sí pueden trabajar unidos a ese espíritu ministrador que está en carne humana en el tiempo que es enviado, y así todos unidos llevar a cabo la Obra de Dios.

Encontramos que estos espíritus de profetas, que son espíritus ministradores, que son los espíritus enviados de Dios, mensajeros de Dios, que tienen el ministerio correspondiente para el tiempo en que son enviados; son los que luego, cuando se conoce la historia, aparecen como los mensajeros enviados de Dios para el tiempo, edad o dispensación en que han sido manifestados en la Tierra.

Por ejemplo, cuando el libro del Apocalipsis, y también el libro de Zacarías y otros libros de la Biblia nos hablan de los siete espíritus de Dios, nos están hablando de siete espíritus ministradores, siete ministerios que estarían en la Iglesia del Señor Jesucristo para cada edad de la Iglesia gentil. Dios enviaría para cada edad uno de esos espíritus, y en cada edad vendría un espíritu de Dios, de esos siete espíritus de Dios, vendría uno en cada edad, manifestado en carne humana; y sería ese espíritu en carne humana el mensajero de Dios para esa edad, sería el que traería el Mensaje divino para el pueblo de Dios para ese tiempo; y serían llamados y juntados en esa edad los escogidos de Dios; y así se cumpliría la promesa divina: “Mis ovejas oyen mi Voz y me siguen.”

Sería la Voz de Cristo en cada ángel mensajero de cada edad, sería la Voz de Cristo viniendo por medio de cada espíritu de Dios enviado en carne humana en cada edad. Y así se cumpliría también la promesa de Cristo, cuando dijo: “El mundo no me verá más; pero vosotros me veréis.” Porque Cristo estaría revelándose en cada ángel y por medio de cada ángel mensajero, a través del cual traería el Mensaje de cada edad.

San Pablo dijo: “No vivo ya yo, vive Cristo en mí.” Y también él dijo en Gálatas, capítulo 1, verso 16, que a Dios le agradó revelar a Su Hijo en él. Dios estaba revelando a Su Hijo en San Pablo: era una revelación del Hijo de Dios, de Cristo en Espíritu, por medio de San Pablo; y así los escogidos de Dios en la primera edad de la Iglesia gentil pudieron ver a Cristo nuevamente en otro velo de carne, pudieron ver a Cristo en San Pablo, revelándose en la porción correspondiente para aquella primera edad de la Iglesia gentil.

San Pablo decía: “No vivo ya yo, vive Cristo en mí.” Fue una revelación de Cristo como Hijo de Dios a través de San Pablo; y el pueblo vio a Cristo nuevamente revelándose por medio de carne humana, por medio de San Pablo; y Cristo llevó a cabo la Obra correspondiente para aquella primera edad de la Iglesia gentil.

Encontramos que Cristo le había dicho a Saulo, cuando todavía no estaba convertido y le apareció Cristo en aquella Columna de fuego, como le había aparecido a Moisés; y le dice: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Dura cosa te es dar coces contra el aguijón.” Y Saulo pregunta: “¿Quién eres, Señor?” Porque Saulo sabía que aquella Columna de fuego había sido la misma Columna de fuego que le apareció a Moisés; por lo tanto él sabía que era Elohim el que le había aparecido y le estaba hablando.

Le dice: “Señor (que es Elohim) ¿Quién eres?”

La Luz le dice, Cristo le dice: “Yo soy Jesús, a quien tú persigues.”

Y Saulo, reconociendo que ahora el Angel de Jehová, el Angel del Pacto, que es Dios en teofanía, ahora se llamaba Jesús, y que aquel Jesús que habían crucificado en Jerusalén era nada menos que el Angel del Pacto. San Pablo entendió estas cosas, y ahora le dice: “Señor, ¿qué quieres que yo haga?” Porque San Pablo o Saulo, aunque estaba equivocado en lo que estaba haciendo, él estaba haciéndole un servicio a Dios, pero fuera de la Voluntad de Dios.

Ahora, San Pablo deseaba servir a Dios en la perfecta Voluntad de Dios, y aquí tiene la oportunidad de servir a Dios. El Angel del Pacto lo envió a Damasco para que esperara allí, porque le dirán a él lo que debe hacer, y se le ordenará el ministerio que ha de tener. Tendría el ministerio para los gentiles.

Por eso San Pablo dice que el Señor Jesucristo le dijo: “Te he puesto por luz para los gentiles, para que le abras los ojos a los gentiles, y se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados.” Así dice San Pablo en el libro de los Hechos, en el capítulo 26 (Hechos 26:17 y 18 -Ed.), dando su testimonio de cómo él entró al camino que para aquel tiempo llamaban Herejía. Pero San Pablo decía (Hechos 24:14): “Conforme al camino que llaman herejía, sirvo al Dios de mis padres.”

Ahora, podemos ver que el camino de Dios era blasfemado. Y por cuanto no comprendieron que Jesús de Nazaret era el Mesías, era el Angel del Pacto en forma humana, velado en carne humana, el pueblo hebreo representado en el Sumo Pontífice, y todos los ministros, sacerdotes, doctores de la Ley, fariseos y saduceos, despreciaron, rechazaron, a Cristo, sin saber que Cristo Jesús era el Angel del Pacto, era el hombre ungido con el Espíritu de Dios. No comprendieron las palabras de Jesús, que están en San Lucas capítulo 4, verso 14 en adelante, donde dice:

Y Jesús volvió en el poder del Espíritu a Galilea, y se difundió su fama por toda la tierra de alrededor.

Y enseñaba en las sinagogas de ellos, y era glorificado por todos.

Vino a Nazaret, donde se había criado; y en el día de reposo entró en la sinagoga, conforme a su costumbre, y se levantó a leer.

Y se le dio el libro del profeta Isaías; y habiendo abierto el libro, halló el lugar donde estaba escrito:

El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los que-brantados de corazón; A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos;

A predicar el año agradable del Señor.

Y enrollando el libro, lo dio al ministro, y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él.

Y comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros.”

Aquí podemos ver cómo se identifica Jesús en la Escritura, así como se identificó la Columna de fuego cuando le apareció a Moisés; se identificó en la Escritura como el Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob, y luego identificó las promesas divinas correspondientes para aquel tiempo, y también identificó la Obra que estaría llevando a cabo, la cual sería el cumplimiento de lo que El prometió para aquel tiempo.

Y ahora, cuando esa misma Columna de fuego descendió sobre Jesús de Nazaret, cuando Juan el Bautista lo bautizó, ahora encontramos que esa Columna de fuego está morando en un cuerpo de carne humana, en Jesús de Nazaret; y ahora, en este pasaje que hemos leído se identifica: identifica las Escrituras que estará cumpliendo, identifica Jesús que en El está esa Columna de fuego, está el Espíritu de Jehová, y también identifica el propósito por el cual está allí: para cumplir estas promesas.

Había sido ungido para dar buenas nuevas a los pobres, para sanar a los quebrantados de corazón, para pregonar libertad a los cautivos y vista a los ciegos, y poner en libertad a los oprimidos; para predicar el año agradable del Señor.

En esta Escritura que El leyó está condensado todo el ministerio que Jesús llevó a cabo. Y todo esto lo llevó a cabo la Columna de fuego a través de aquel velo de carne conocido como Jesús de Nazaret, como el profeta de Nazaret; porque Dios no hace nada sin que antes revele sus secretos a sus siervos los profetas; y luego también lleva a cabo Su Obra por medio de un profeta. Para quitar el pecado del mundo, miren cómo lo hizo: por medio de un profeta: Jesús de Nazaret.

Siempre que se anuncia la Venida del Hijo del Hombre, siempre esto habla de la aparición de un profeta donde la Columna de fuego, el Espíritu de Dios, estará manifestado, velado en carne humana, y estará cumpliendo lo que El prometió para ese tiempo.

Por eso encontramos que Dios llama a Ezequiel Hijo de Hombre; porque un profeta es Hijo de Hombre, es un Hijo del Hombre. Por lo tanto, siempre que Dios anuncia la Venida del Hijo del Hombre, las personas tienen que entender que estará el Espíritu de Dios, la Columna de fuego, el Angel del Pacto, velado en un profeta; y así esa manifestación de Dios es el cumplimiento de lo que Dios prometió.

Por eso la Venida del Mesías, la Venida del Angel del Pacto, dos mil años atrás, la cual había sido prometida por el profeta Isaías y también por el profeta Malaquías... el profeta Malaquías lo anunció en el capítulo 3, y dijo:

He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí (ese mensajero fue Juan el Bautista); y vendrá súbitamente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis, y el ángel del pacto, a quien deseáis vosotros. He aquí viene, ha dicho Jehová de los ejércitos.”

¿Quién vendría? ¿A quién le estaría preparando el camino Juan el Bautista? A la Columna de fuego, al Angel del Pacto. El Angel de Jehová vendría a esta Tierra, pero vendría vestido de carne humana, vendría en la forma de un profeta.

Por eso, cuando apareció, y Juan lo bautizó, Juan dijo: “Yo no lo conocía.” O sea, Juan no conocía a Aquel al cual él le estaba preparando el camino, del cual decía (San Lucas 3:16-17): “Después de mí viene Uno del cual yo no soy digno de desatar la correa de Su calzado. El os bautizará con Espíritu Santo y fuego. Y Su aventador en Su mano está, y aventará la paja, y recogerá el trigo en su granero.”

Ahora, aquí está hablando de la Primera Venida y de la Segunda Venida también, en donde lleva a cabo la cosecha.

Ahora, Juan está anunciando que después de él viene un hombre, viene un profeta; a Ese es al cual él le está preparando el camino. Y ese hombre, ese profeta, será el Angel del Pacto velado en carne humana; y ese hombre sería un profeta, porque es el nivel más alto en que un ser humano puede estar.

Por eso es que cuando los escogidos de Dios sean transformados y los muertos en Cristo sean resucitados, tendrán un cuerpo eterno, y tendrán también el espíritu teofánico eterno dentro de ese cuerpo, y tendrán las dos conciencias juntas; porque estarán al nivel más alto en que un ser humano puede estar; y luego con un cuerpo eterno para vivir por toda la eternidad.

Ahora, encontramos que el Mesías, el Cristo, el Ungido -que significa lo mismo-, al cual estaba esperando el pueblo hebreo, sería un hombre; pero ese hombre sería un profeta. Y ese profeta tendría dentro el Espíritu de Dios, el Angel del Pacto estaría ahí dentro; o sea, Dios con Su cuerpo teofánico se metería dentro de ese cuerpo de carne y habitaría allí.

Por eso fue que cuando Felipe le dice a Jesús (San Juan 14:8): “Muéstranos al Padre y nos basta.” Jesús le dice: “¿Tanto tiempo hace, Felipe, que estoy con vosotros, y todavía no me has conocido? ¿No sabes que el que me ha visto a mí, ha visto al Padre? ¿No sabes que el Padre está en mí y yo estoy en el Padre, y el que me ha visto a mí, ha visto al Padre?” Estaba viendo a Jesús; pero estaba viendo al Padre velado en carne humana, estaba viendo al Padre dentro de un velo de carne, y lo que podían ver era el velo de carne en donde el Padre estaba manifestado.

Ahora, aquí encontramos que cuando fue manifestado Dios, el Angel del Pacto, en carne humana, en la persona de Jesús de Nazaret, allí estaba la revelación de Dios para la raza humana, allí estaba el cumplimiento de la promesa mesiánica.

San Pablo dijo en I de Timoteo, capítulo 3, verso 15 al 16: “Grande es el misterio de la piedad: Dios ha sido manifestado en carne.” Y sigue enumerando lo que estaba aconteciendo con esa manifestación en carne; dice que fue visto de los ángeles, dice también que fue recibido arriba en Gloria, y también dice que ha sido predicado a los gentiles.

Cuando se estaba predicando el evangelio por San Pablo, él estaba predicando la manifestación de Dios en carne humana en la persona de Jesús, llevando a cabo el sacrificio por el pecado en la Cruz del Calvario como el Cordero de Dios, el cual quitó el pecado del mundo.

Juan el Bautista lo presentó diciendo: “He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.” Y así lo hizo en la Cruz del Calvario.

Encontramos que Jesús de Nazaret no era meramente un hombre más de esta Tierra, sino era nada menos que el mismo Dios visitando la raza humana, visitando al pueblo hebreo; y esto lo hizo vestido de hombre, vestido de un ser humano, vestido de carne humana, como el profeta de Nazaret, el cual estuvo tres años y medio predicando la Palabra y cumpliendo lo que El prometió hacer para ese tiempo de la semana setenta, o sea, los primeros tres años y medio de la semana setenta, y luego a la mitad de la semana setenta la vida le sería quitada al Mesías, como dice el profeta Daniel en las setenta semanas, lo cual le fue revelado por el arcángel Gabriel al profeta Daniel.

Y encontramos que a la mitad de la semana setenta la vida le fue quitada al Mesías allí en la Cruz del Calvario; y allí se paró, se detuvo, la semana setenta. Y continuará la segunda parte de la semana setenta muy pronto, para el pueblo hebreo, al cual le faltan tres años y medio en donde Dios le confirmará el Pacto a muchos, a 144 mil; los cuales entrarán en Su programa y recibirán las bendiciones de Cristo, en la segunda parte de la semana setenta, que será un ministerio de tres años y medio para el pueblo hebreo.

El pueblo hebreo está esperando ese ministerio, y tiene en la ciudad de Jerusalén (y de seguro en otras ciudades) hasta cruzacalles, en donde hasta dan la bienvenida, diciendo: “Bien-venido el Mesías.” O sea, que están clamando por la Venida del Mesías para ser manifestado a Israel; están esperando por la Venida del Angel del Pacto, de Jesucristo, del Angel de Jehová, del Espíritu de Dios, de la Columna de fuego velada en carne humana, que les visite en la promesa dada al pueblo hebreo para la visita de Dios en el fin del tiempo.

Ellos están esperando allí en su tierra; para eso han regresado a la tierra de Israel, para eso Dios los ha llamado de todos los lugares donde estaban dispersos; y han sido reunidos en la tierra de Israel, la tierra que tiene las promesas para el pueblo hebreo para el fin del tiempo.

Pero antes de esa manifestación para el pueblo hebreo, en donde Dios estará revelándose a ellos en un lapso de tiempo de tres años y medio; antes de eso hay un pueblo en la Tierra, entre los gentiles, que tiene una promesa que antecede a la promesa del pueblo hebreo, o sea, una promesa que tiene que ser cumplida antes de Dios moverse hacia el pueblo hebreo para cumplir las promesas para los hebreos.

Ese pueblo que tiene promesas para ser cumplidas, antes de Dios tratar con el pueblo hebreo, es la Iglesia del Señor Jesucristo, el cuerpo místico del Señor Jesucristo, la Novia del Señor Jesucristo; la cual en el fin del tiempo estará recibiendo la visita del Angel del Pacto, luego que el Angel del Pacto ya ha recorrido desde el Oriente hasta el Occidente durante las siete etapas o edades de la Iglesia gentil, ha estado manifestándose por medio de cada ángel mensajero, llevando a cabo la Obra de las siete etapas o edades de la Iglesia gentil, que corresponden en los tipos y figuras del Antiguo Testamento al lugar santo del tabernáculo que hizo Moisés y del templo que hizo Salomón; en esos lugares estaba escondido el secreto divino de la Obra que el Angel del Pacto estaría llevando.

Encontramos que el templo está diseñado por Dios y revelado a Moisés, porque así está el Templo que está en el cielo; y todo lo que está en el cielo luego representa también al pueblo de Dios, a la simiente de Abraham según la fe, que viene por Cristo.

Encontramos que en esos tipos y figuras del tabernáculo del Antiguo Testamento está todo el diseño de la Iglesia del Señor Jesucristo. Encontramos que el lugar santo representa las siete edades de la Iglesia gentil durante la Dispensación de la Gracia, donde hubo siete lámparas sobre el candelero o candelabro en el lugar santo; esas siete lámparas con esas siete luces encendidas allí, son las siete edades de la Iglesia gentil con los siete ángeles mensajeros, a través de los cuales Dios trajo luz a los gentiles y alumbró en el lugar santo de Su Templo espiritual, que es Su Iglesia.

Pero luego tiene también, el tabernáculo que hizo Moisés, el lugar santísimo, el cual está en el Occidente; tipo y figura del cuerpo místico del Señor Jesucristo en el fin del tiempo, cuando ya han pasado las siete edades de la Iglesia gentil, y ahora se abre el Lugar Santísimo del Templo espiritual del Señor Jesucristo, compuesto por seres humanos, miembros del cuerpo místico de Cristo, siendo parte cada uno de ellos de la Iglesia, de la Novia, del Señor Jesucristo.

Y siendo que estaba en el Occidente, que es el territorio que corresponde al fin del tiempo, el cual también está reflejado en el recorrido del sol que sale por el Este y se esconde, termina su recorrido, termina su obra, en el Oeste, que es el Occidente; y así Cristo termina Su Obra entre los gentiles en el Occidente. Y en el Occidente El pasa al Lugar Santísimo de Su Templo espiritual, en donde, con personas occidentales, forma el Lugar Santísimo de Su Templo y se manifiesta en ese Lugar Santísimo de Su Templo.

Es necesario que todo ser humano entienda que siempre la manifestación del Señor Jesucristo a través de las edades ha sido en Su cuerpo místico de creyentes, o sea, en Su Iglesia. Ahí ha estado la manifestación del Señor Jesucristo, velándose en carne humana en cada mensajero que El ha enviado para cada edad de la Iglesia gentil; y luego al final, en el último profeta mensajero, llamado en la Escritura -en el Apocalipsis- el Angel del Señor Jesucristo.

Con los siete ángeles mensajeros, que son los siete espíritus de Dios manifestados en carne humana, se reveló en el Lugar Santo de Su Templo espiritual; y luego por medio de Su Angel mensajero, en el fin del tiempo, El se revela, se manifiesta, en el Lugar Santísimo de Su Templo espiritual. Y así como cuando Cristo estuvo revelándose dos mil años atrás en ese ministerio de tres años y medio, en donde la Escritura preguntaba: “¿Quién ha creído a nuestro anuncio y sobre quién se ha manifestado, se ha revelado, el brazo de Jehová?” Allí cuando Jesús estaba en la Tierra en Su ministerio de tres años y medio, allí estaba el Brazo de Jehová siendo revelado.

Ahora, ¿quién había creído a ese anuncio de la Primera Venida de Cristo, del Mesías? ¿Y sobre quién se había revelado el Brazo de Jehová? ¿Sobre quién?

En San Mateo capítulo 11, nos dice sobre quién. Capítulo 11, verso 25 en adelante, dice:

En aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las has revelado a los niños.”

¿Sobre Quién estaba manifestándose el Brazo de Jehová? Sobre los niños. Y no eran niños en edad, sino eran aquellos que seguían a Jesús, aquellas personas, los discípulos de Jesús, que no eran doctores en teología, sino eran sencillos pescadores -la mayor parte de ellos- y personas humildes que no tenían una preparación teológica como los grandes maestros de Israel, los rabinos, los fariseos, los saduceos, el Sumo Pontífice y los sacerdotes de aquel tiempo.

Vean ustedes, eran personas sencillas los que estaban siguiendo a Jesús. Sobre ellos estaba manifestándose el Brazo de Jehová, sobre ellos estaba revelándose el Brazo de Jehová, trayéndole la revelación divina de la Venida del Mesías en medio de ellos. Sigue diciendo:

...porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos...”

Había escondido estas cosas, o sea, la Primera Venida de Cristo, y también la venida de Juan el Bautista, el precursor. Todo esto estaba escondido del Sumo Pontífice, de los doctores de la Ley, de los fariseos, de los saduceos, de los sacerdotes de aquel tiempo; estaba todo esto escondido. Ellos no comprendían lo que estaba sucediendo, ellos no comprendían a Juan el Bautista, ellos no comprendían a Jesús de Nazaret.

¿Por qué? Porque no estaban entendiendo el programa divino que estaba llevándose a cabo para ese tiempo, el cual había sido prometido, había sido profetizado, para ese tiempo. Y Dios había descendido para cumplir Sus promesas, y allí estaba el Brazo de Jehová siendo revelado a los niños, a los que no tenían esa preparación teológica; pero vean ustedes, les fue revelado a ellos, y ellos lo creyeron.

Allí estaba esa gran manifestación divina, como dice San Juan capítulo 1, verso 18: “A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le declaró (o sea, le dio a conocer).”

Era la declaración del Padre celestial por medio de la manifestación del Hijo de Dios. Esa manifestación de la Columna de fuego, del Angel del Pacto, en carne humana, estaba allí revelando a Dios a través de carne humana. El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros. ¿Y quién es el Verbo?

El Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.”

El mismo Dios con Su cuerpo teofánico descendió entre los seres humanos y se vistió de carne humana, se vistió de hombre de esta dimensión. Y este gran secreto estaba siendo revelado a los niños; porque así le agradó al Padre. Y lo escondió de los sabios y de los entendidos; porque Dios a quien El quiere revelarse, se revela, y de quien El quiere esconderse, se esconde.

¿Saben ustedes que El se esconde en simplicidad? La simplicidad en que Dios se revela, se manifiesta, esa misma simplicidad es la que esconde a Dios de los ojos de los sabios y de los entendidos; porque siempre los sabios y los entendidos en asuntos religioso, los teólogos, siempre cuando ven que Dios promete que va a hacer algo grande, siempre están esperando que lo haga a través de una persona grande, importante; y Dios viene y lo hace a través de una persona sencilla, sin importancia, una persona que no tiene el atractivo intelectual que tienen los grandes hombres que están con sus doctorados diferentes de esta Tierra; y Dios viene, vean ustedes, y cumple lo que El prometió en forma sencilla.

En el tiempo de Jesús estaba el Sumo Sacerdote, los doctores de la Ley, los fariseos, los saduceos y demás sacerdotes; y Su Primera Venida no la cumplió a través del Sumo Sacerdote del pueblo hebreo, del orden levítico, y tampoco la cumplió por medio de un hombre de la descendencia levítica; y viene y cumple esa promesa por medio de un joven carpintero de Nazaret.

Ellos decían: “¿No es este Jesús el carpintero de Nazaret, hijo de José y de María? ¿No lo conocemos nosotros a ellos: a sus padres y también a sus hermanos? ¿Cómo va a decir él que es el Mesías? ¿Y cómo van estos seguidores de Jesús, estos discípulos de Jesús, a decir que Jesús es el Mesías? Y para colmo, de Nazaret. ¿Ha salido acaso algo de bueno de Nazaret? ¿Ha salido algún profeta o algún personaje importante de allá de Nazaret?” Y después decían: “¿Y no dice la Escritura que tiene que ser de Belén?”

¿Y si sabían que era de Belén, porque no se fueron a Belén en el tiempo que aparecieron aquellos magos buscando al Mesías, y le dijeron a ellos: Esa profecía de la Venida del Mesías se tiene que cumplir en Belén? ¿Y por qué no se fueron con aquellos magos a buscar al Mesías en Belén, cuando aparecieron aquellos magos, que era el tiempo de Su nacimiento?

Y ahora cuando está grande, con 30 años o algo más, en Su ministerio ya para cumplir la primera parte de la semana setenta de Daniel, ahora le están exigiendo: “No, tiene que venir de Belén.” ¡Si ya había venido de Belén y no lo habían visto cuando niño! Ahora se había criado en Nazaret.

Es que si Dios dice: “Tiene que nacer en tal sitio.” Pues Dios lo cumple: Nació en tal sitio. Pero después se lo puede llevar a otro sitio. ¿O es que le van a prohibir a Dios que haga lo que El desea hacer?

También la profecía decía que tenía que ser nazareno; por lo tanto tenía que llevarlo también a Nazaret, para que se criara en Nazaret.

Así que Dios cumple lo que El prometió conforme a Sus planes. Y en eso no nos podemos nosotros poner a opinar o a decir: “No puede ser así.” Como Dios ha dicho, así El hace. ¿Y quién le va a impedir que lo haga en la forma que El quiere hacerlo? Nadie se lo puede impedir. Lo único que nosotros podemos hacer con las cosas que Dios hace, ¿es qué? Creerlas con toda nuestra alma; porque eso es lo que El dice que nosotros debemos hacer con el cumplimiento de Sus promesas: Creerlas con todo nuestro corazón. No estamos para discutir con Dios, sino para creer en Dios y Su Palabra.

Ahora, sigue diciendo Jesús: “Sí, Padre, porque así te agradó.”

Y si le agradó a Dios así, así está bien. Y eso impide que una persona porque haya estudiado mucho, pueda decir: “Yo, porque estudié mucho y sé mucho, yo conozco estas cosas.” No. Tiene que ser por revelación del cielo.

Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar.”

Y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar; porque al Hijo le fueron entregadas todas las cosas, y El es el que determina a quién revelarle estas cosas.

Ahora, Jesús estaba revelándole a Sus discípulos estas cosas por medio de los Mensajes que El predicaba, las enseñanzas que El les daba, y por medio también del cumplimiento de lo que estaba prometido que el Mesías haría en aquel tiempo. Cuando El sanaba a los enfermos, le daba vista a los ciegos y predicaba el año agradable del Señor, con todas estas cosas que El estaba haciendo, estaba revelándole a Sus discípulos Quién El era; porque El estaba cumpliendo lo que decía la Escritura que el Mesías haría en aquel tiempo.

Por eso El decía: “Si no creen en mí, crean a las obras, porque ellas son las que dan testimonio de mí, ellas son las que dan testimonio de Quién soy Yo.” Y las Obras que El estaba haciendo eran las Obras que la Escritura decía que haría el Mesías en Su Primera Venida. Y si El las estaba cumpliendo, entonces todos estaban llamados a creer en Jesús por las Obras, si no podían creer en Jesús por lo que El les estaba diciendo.

Ahora, cuando estas personas creyeron, al recibir esta revelación de parte de Dios, encontramos que sobre ellos estaba manifestándose el Brazo poderoso de Dios, sobre ellos estaba la Mano de Dios siendo revelada. En Isaías capítulo 53 estaba profetizado; y ahora encontramos que El es el que cumple estas promesas.

Los destetados, ellos eran las personas a los cuales se les estaba enseñando Ciencia, la Ciencia divina; y ellos eran las personas bienaventuradas de aquel tiempo, como dijo Jesús en San Mateo capítulo 13, en el verso 10 y también verso 16 en adelante, de San Mateo capítulo 13, dice:

Entonces, acercándose los discípulos, le dijeron: ¿Por qué les hablas por parábolas?

El respondiendo, les dijo: Porque a vosotros es dado saber los misterios del reino de los cielos; mas a ellos no les es dado.”

A unos es concedido y a otros no es concedido. A los sabios y entendidos de aquel tiempo no fue concedido conocer los misterios del Reino de Dios; y sin embargo, a los niños, o sea, a los que no tenían esa sabiduría, les fue concedido conocer los misterios de Dios. Jesús dijo: “Mas a vosotros es dado conocer los misterios del reino de los cielos.” Y en San Mateo capítulo 13, verso 16 en adelante, dice:

Pero bienaventurados vuestros ojos, porque ven; y vuestros oídos, porque oyen.

Porque de cierto os digo, que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron.”

Lo que desearon aún sabios de Dios, reyes y profetas y justos, y no lo vieron materializado. ¿Qué era? ¿Qué deseaban ver? La Venida del Mesías.

Todos los profetas del pasado, del Antiguo Testamento, deseaban ver la Venida del Mesías; pero no la vieron, excepto Juan el Bautista. Y los discípulos de Jesús, personas sencillas, estaban viendo lo que todos los profetas deseaban ver en el tiempo en que vivieron.

Ellos solamente habían visto la Venida del Mesías en sus visiones, y habían profetizado de la Venida del Mesías; pero ver materializada la Venida del Mesías, solamente Juan el Bautista la vio y los discípulos de Jesús.

Hubo personas que vivieron en aquel tiempo, sabios y entendidos (incluyendo al Sumo Pontífice, como la cabeza de todos los sabios y entendidos de aquel tiempo), los cuales no vieron la Primera Venida del Mesías; estaban ciegos espiritualmente a la Primera Venida del Mesías. Vino en forma tan humilde, tan sencilla, que la pasaron por alto; y decían: “No queremos que El reine sobre nosotros.” Ellos no querían que Jesús reinara como Rey, como el Hijo de David, sobre ellos.

Por eso entonces cuando Pilato, el Gobernador, colocó aquel anuncio: “Jesús el Rey de los Judíos,” entonces los judíos decían: “No pongas eso ahí, no coloques ese rótulo ahí.” Pero Pilato les dijo: “Lo que he escrito, he escrito. Así se queda.” Y lo escribió en más de una lengua, más de un idioma: “Jesús el Rey de los Judíos.” Entonces los judíos decían: “Pues entonces escribe que El dijo que era Rey de los Judíos.” O sea, querían quitárselo de encima como Rey, quisieron Su muerte, porque no querían a Jesús como Rey. Y saber que era el Angel del Pacto, que era el Angel de Jehová, era el mismo Jehová dentro del velo de carne. Pero que todas estas cosas tenían que acontecer para ser quitado el pecado del mundo.

Por eso fue que Jesús cuando estaba en la Cruz del Calvario, dijo: “Padre, perdónalos, porque ellos no saben lo que hacen.” Y por eso es que la misericordia de Dios es extendida al pueblo hebreo.

Todas esas personas que murieron martirizadas, por su fe, aunque no conocían a Cristo, ellos en el juicio final resucitarán y entrarán a la vida eterna; son el grupo que aparece en Apocalipsis capítulo 6, en el quinto sello, como las almas debajo del altar que clamaban por venganza, a las cuales les fueron dadas vestiduras blancas.

Ahora, Dios había escondido ese gran evento de la Primera Venida de Cristo, profetizado ese evento por los profetas del Antiguo Testamento.

Ahora podemos ver que es muy importante conocer las promesas, las profecías, que corresponden al tiempo en que uno vive, y recibir la revelación del Padre celestial para entender el cumplimiento de estas promesas cuando están siendo cumplidas; porque no hay sabiduría humana en este planeta Tierra y en los seres humanos que pueda descubrir y pueda entender el cumplimiento de las promesas divinas para cada edad o cada dispensación; tiene que venir esa revelación divina del Padre celestial a aquellos a los cuales El quiere revelarse, como sucedió en otros tiempos.

Gracias Padre, Señor del cielo y de la tierra, que escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las has revelado a los niños, porque así te agradó.

¿Ven que es un asunto de Dios, a quien El quiera revelarle lo que El está cumpliendo en cada edad o cada dispensación? A esos es que viene el conocimiento de lo que Dios está realizando. Son personas bienaventuradas esas a las cuales viene la revelación del cielo y llegan a conocer así lo que Dios está cumpliendo, lo que Dios está realizando conforme a lo que El prometió.

Por eso es que encontramos en cada edad y en cada dispensación que una parte ha tenido ese conocimiento concedido del Padre celestial, y otra parte no lo ha tenido. La parte que no lo ha tenido ha perseguido a la parte de los seres humanos que tienen el conocimiento divino del programa que Dios está llevando a cabo en la edad o dispensación en que están viviendo; pero los que tienen la revelación del cielo han estado siempre dispuestos a dar sus vidas por Dios y Su programa, porque aman a Dios y aman Su programa, y ven el cumplimiento de Sus promesas. Y cuando un hijo de Dios ve el cumplimiento de las promesas divinas, no hay quien lo arranque del cumplimiento de esas promesas; se agarrará como se agarró Jacob del Angel de Jehová que le apareció, y le decía: “No te soltaré, hasta que no me bendigas.” No suelta la Palabra revelada, el que es hijo de Dios, para el tiempo en que viven, sino que reciben las bendiciones de Dios que vienen por medio de esa Palabra revelada para ese tiempo.

Encontramos que es un privilegio, aun no solamente ser perseguidos por causa de Cristo y Su Palabra, sino aun morir por causa de la fe en Cristo y Su Palabra correspondiente para el tiempo en que a uno le toca vivir; es un privilegio morir como murió Cristo por el programa divino correspondiente para aquel tiempo, para nuestra salvación. Fue un privilegio para El morir por nosotros, y es un privilegio para nosotros morir por Cristo, si es necesario morir por Cristo en nuestro tiempo, como fue en tiempos pasados, en donde murieron muchos hijos de Dios por la fe en Cristo; pero no negaron su fe en Cristo, sino que dieron sus vidas por Cristo, el cual había dado Su vida por todos nosotros.

Ahora, cuando una persona recibe la revelación divina del programa de Dios para el tiempo en que está viviendo, recibe el conocimiento del cielo de las promesas divinas que corresponden al tiempo en que vive, y recibe el conocimiento del cumplimiento de esas promesas; esa persona está experimentando el Brazo de Dios siendo revelado a él, el Brazo poderoso de Dios se está manifestando sobre esa persona, trayéndole la revelación del cielo.

“¿A quién se enseñará ciencia?” A los destetados, dice la Escritura (Isaías 28:9), a los niños, los cuales están listos para aprender. Porque los mayores, como piensan que ya saben todo lo que necesitan saber, pues entonces dicen que no necesitan aprender, no necesitan ir a la escuela; pero los niños sí necesitan ir.

Entonces encontramos que los niños, hablando en términos espirituales, que no saben, que no entienden, necesitan ir a la Escuela, a la Escuela de Dios, para que se cumpla en ellos: “Todos serán enseñados de Dios.”

Dios, el Espíritu Santo, el Maestro de todos los hijos de Dios, por medio de Sus mensajeros en cada edad, ha enseñado a Su pueblo el Mensaje correspondiente para ese tiempo, y han llevado a cabo la obra de Dios de ese tiempo.

Cristo, el Angel del Pacto, nuestro Maestro, nuestro Dios, en el fin del tiempo prometió que estaría enseñándonos. Cristo, el Angel del Pacto, que es el Espíritu Santo, nos dice en San Juan capítulo 14, verso 15 en adelante:

Si me amáis, guardad mis mandamientos.

Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre:

el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros.”

Moraba con ellos en la persona de Jesús de Nazaret, y estaría en ellos: “y estará en vosotros,” o sea, el Espíritu Santo dentro de cada escogido.

No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros.”

¿Quién viene? El que está dentro de aquel velo de carne, que es el Espíritu Santo. Dice:

Todavía un poco, y el mundo no me verá más...”

El mundo no me verá más, dice Jesús. No verán más a Jesús de Nazaret en ese cuerpo humano que El tuvo dos mil años atrás.

...pero vosotros me veréis; porque yo vivo, vosotros también viviréis.

En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros.”

Ahora, a través de las edades de la Iglesia gentil Cristo ha estado en cada ángel mensajero, el Espíritu Santo ha estado revelándose por medio de cada ángel mensajero, y el pueblo de cada edad, los hijos de Dios de cada edad, han visto a Cristo nuevamente en cada ángel mensajero; pero el mundo no lo ha visto más.

Luego, en el fin del tiempo, los escogidos verán nuevamente a Cristo en el Angel del Señor Jesucristo; pero el mundo no Lo verá más. Sigue diciendo en este mismo capítulo 14 de San Juan, verso 26:

Mas el Consolador, el Espíritu Santo (el Consolador, el Espíritu Santo, es la Columna de fuego, el Angel del Pacto, el Angel de Jehová, que es Dios en teofanía) ...Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho.”

Ahora, miren aquí parte de la labor que llevará a cabo el Espíritu Santo, dice: “Os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho.” Para enseñar todas las cosas y para recordar las cosas que ya han sido dichas.

En el capítulo 15, verso 26, también nos dice:

Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre...”

Ahora, miren ustedes, primero había dicho que el Padre lo enviará en Su Nombre, o sea, en el Nombre de Jesús; y ahora dice aquí: “Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre...” Ahora dice que El lo enviará del Padre. ¿Por qué? Porque es el mismo Cristo, el mismo Dios, el que está aquí hablando. Dice:

...el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí.”

Por medio de cada ángel mensajero estuvo dando testimonio acerca de Cristo, dando testimonio de la Primera Venida de Cristo y Su Obra en la Cruz del Calvario, limpiándonos con Su Sangre de todo pecado, quitando así el pecado del mundo.

Vean ustedes cómo el Espíritu Santo ungiendo estos mensajeros estuvo dando testimonio de Cristo y Su Obra en Su Primera Venida, y también dando testimonio de la Segunda Venida de Cristo, señalando que sería para el fin.

Ahora, en el capítulo 16 y verso 13, nos dice así:

Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir.”

Ahora, vamos a ver acá en Apocalipsis capítulo 4 y verso 1, dice:

Después de esto miré, y he aquí una puerta abierta en el cielo; y la primera voz que oí, como de trompeta, hablando conmigo, dijo: Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas.”

Es Cristo, el Espíritu Santo, el Angel del Pacto, diciendo: “Sube acá.”

Cristo, el Angel del Pacto, el Espíritu Santo, ha estado en las diferentes edades, las cuales han sido formadas por Cristo, por medio de cada mensajero, y ha ido creciendo; el cuerpo místico de Cristo ha ido subiendo como una montaña o como una pirámide. Y a medida que ha ido creciendo ha ido subiendo, y cuando se llega a la séptima edad de la Iglesia gentil, con esa edad terminan las edades de la Iglesia gentil, donde Dios envía Su ángel mensajero de la séptima edad de la Iglesia gentil con el espíritu y virtud de Elías, ungido por el Espíritu Santo, para precursar la Segunda Venida de Cristo y preparar al pueblo para recibir a Cristo en una nueva edad y en una nueva dispensación; porque para la Venida de Cristo se manifiesta la Edad de la Piedra Angular; esa es la edad para la Venida de Cristo como León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores.

Por eso el precursor de la Segunda Venida de Cristo anuncia que después de él viene otro, después de él viene el Espíritu de Cristo manifestándose en carne humana, viene después de él, viene para otra edad. Y por cuanto han llegado a su fin las edades de la Iglesia gentil, entonces ha llegado a su fin la Dispensación de la Gracia.

Surge entonces una nueva edad, la Edad de la Piedra Angular, y una nueva dispensación, la Dispensación del Reino, para ser cumplidas todas estas promesas de la Venida del Angel del Pacto, la Venida de Cristo en Espíritu, en teofanía, en Su cuerpo teofánico, para una nueva edad y una nueva dispensación; para así cumplir toda promesa que ha sido hecha para el fin del siglo, fin del tiempo y fin del mundo; promesas que no fueron cumplidas en las edades pasadas, y si alguna aparentemente fue cumplida, fue en parte, pero no en toda su plenitud.

Ahora, El dice, Cristo, el Espíritu Santo, la Columna de fuego, dice: “Sube acá.” Ya no está en la séptima edad ni en ninguna de las siete edades, sino que está más arriba, está en la Edad de la Piedra Angular llamando a Sus hijos a subir a esa Edad de la Piedra Angular. Sube acá, dice, y yo te mostraré las cosas que han de ser después de estas; o sea, después de las que ya sucedieron en las siete edades de la Iglesia gentil.

Y ahora, para mostrar estas cosas que deben suceder, por cuanto el Espíritu Santo, el Angel del Pacto, siempre ha usado y siempre usará un hombre, un profeta, para revelarse a Su pueblo y para mostrarle a Su pueblo las cosas que deben suceder, “porque no hará nada el Señor Jehová sin que antes revele Sus secretos a Sus siervos los profetas.”

Y los secretos divinos de las cosas que deben suceder en el fin del siglo o fin del mundo, cuando las edades de la Iglesia gentil ya han terminado, esas cosas que deben suceder, solamente pueden ser reveladas a un profeta, y solamente un profeta las puede revelar al pueblo de Dios, el cual tiene la promesa que le serán reveladas estas cosas a todos los que suban donde está Cristo, donde está el Angel del Pacto, donde está el Espíritu Santo.

Todos los que suban a esa Edad recibirán la revelación de las cosas que deben suceder, recibirán esa revelación del Señor Jesucristo, del Espíritu Santo, a través de quien El haya establecido en Su Palabra, porque no puede ser por medio del que las personas deseen, no puede ser por medio del que una persona diga que es la persona más adecuada o que haya estudiado más, que tenga más grados en divinidad, más doctorados. No, sino por medio de quien Dios diga que él dará a conocer estas cosas. Entonces será por medio de la elección que haga Dios, y no de la que hagan los seres humanos.

Vamos a ver en la Escritura por medio de quién será que Cristo estará dando a conocer estas cosas que deben suceder, porque El prometió darlas a conocer: “Sube acá y yo te mostraré las cosas que han de suceder pronto,” las cosas que han de suceder después de estas. Es Cristo, el Espíritu Santo, el que da a conocer estas cosas, es el Espíritu de Verdad, el cual dice en San Juan capítulo 16 que dará a conocer estas cosas; pero siempre para hacerlo usa un hombre, un hombre para cumplir esas promesas, un hombre a través del cual El puede manifestarse, un hombre que no tenga una enseñanza contraria a la enseñanza del Espíritu Santo, un hombre que no ponga sus propias interpretaciones, un hombre que no diga que sabe algo, sino que reciba de parte de Cristo, del Espíritu Santo, la revelación para el pueblo, y le dé la Gloria a Cristo, al Angel del Pacto, y le pueda decir al pueblo: “Yo de mí mismo no sé nada y no he dado a conocer a ustedes nada, sino lo que Cristo, el Angel del Pacto, el Espíritu Santo, me ha revelado para ustedes.”

Ahora, miren ustedes lo que dice:

Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir.”

Y ahora en Apocalipsis 22, verso 6, tenemos la respuesta a nuestra pregunta: que a través de quién el Espíritu Santo en el fin del tiempo nos estará dando a conocer las cosas que deben suceder. En cada edad del pasado lo hizo por medio de cada ángel mensajero. ¿Y por medio de quién lo hará en el fin del tiempo cuando ya han terminado sus ministerios los siete ángeles mensajeros de las siete edades? Veamos Apocalipsis 22, verso 6:

Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto.”

¿Y por qué este Angel revela, da a conocer las cosas que deben suceder pronto? Porque este Angel viene con el Espíritu de Verdad, con el Espíritu Santo, con el Espíritu de Cristo, con este Angel viene Cristo, el Angel del Pacto, revelándose y dándole a conocer a los hijos de Dios las cosas que deben suceder pronto, las cosas que deben suceder después de las que ya sucedieron en las siete edades de la Iglesia gentil.

Por eso en Apocalipsis 22, verso 16, también el mismo Jesús dice:

Yo Jesús he enviado mi ángel para dar testimonio de estas cosas en las iglesias.”

¿A quién envía el Señor Jesucristo para dar testimonio de estas cosas? A Su Angel. Y dice que Dios es el Dios de los espíritus de los profetas, el cual ha enviado Su Angel. Su Angel es un espíritu teofánico de profeta, el cual El envía en el fin del tiempo en carne humana, y a través de él da a conocer las cosas que deben suceder; o sea, que no es una revelación personal del Angel del Señor Jesucristo, sino del Señor Jesucristo por medio de Su Angel mensajero, para todos los hijos de Dios; y para eso se requiere que todos los hijos de Dios suban a la Edad de la Piedra Angular, la edad donde Cristo, el Espíritu Santo, el Angel del Pacto, en el fin del tiempo, estaría para dar a conocer las cosas que deben suceder pronto, después de las cosas que ya sucedieron en las edades pasadas. Ese es el orden bíblico, profético, establecido por Cristo en Su Palabra para todos los hijos de Dios conocer las cosas que deben suceder pronto en el fin del tiempo.

Y todos los hijos de Dios en el fin del tiempo son llamados y juntados con el Mensaje de Gran Voz de trompeta, en la Edad de la Piedra Angular, para conocer las cosas que deben suceder pronto, las cuales Cristo, el Angel del Pacto, el Espíritu Santo, estará dando a conocer por medio de Su Angel mensajero, el Angel, el mensajero, de la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino; un mensajero dispensacional, con una revelación plena de todas las cosas que deben suceder.

Ahora, para todos los que estarán en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino recibiendo la revelación de las cosas que deben suceder, estará sobre ellos el Brazo de Dios revelado para conocer las cosas que deben suceder, estarán siendo llenos del conocimiento de Dios como las aguas cubren el mar. Como dice el profeta Isaías en el capítulo 11, verso 9, en donde nos dice de la siguiente manera:

No harán mal ni dañarán en todo mi santo monte; porque la tierra será llena del conocimiento de Jehová, como las aguas cubren el mar.”

La Tierra será llena del conocimiento divino. Y comienza por nosotros, que somos del polvo de la tierra. La primera tierra que es llena del conocimiento de Dios en el fin del tiempo, llena del conocimiento divino que va a ser dado a conocer en el glorioso Reino milenial, son los escogidos del fin del tiempo; que son llenos de ese conocimiento divino con el Mensaje del Evangelio del Reino, el Mensaje que contiene las cosas que deben suceder después de las cosas que sucedieron durante las siete edades de la Iglesia gentil.

El Mensaje del Evangelio del Reino contiene la revelación divina del gran misterio de la Segunda Venida de Cristo. La Segunda Venida de Cristo es revelada en el Mensaje del Evangelio del Reino como la Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de reclamo, y como Hijo de David: Hijo del Hombre e Hijo de David. Esa gran revelación divina de la Segunda Venida de Cristo es dada a conocer por Cristo, el Angel del Pacto, la Columna de fuego, en Su manifestación final en Su Angel mensajero enviado en el fin del tiempo para la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino. Por medio de él el Espíritu Santo da a conocer las cosas que deben suceder pronto, las cosas que dijo Jesús que el Espíritu Santo daría a conocer. Así es como podremos localizar al Espíritu Santo, al Espíritu de Verdad, que estará dando a conocer las cosas que deben suceder en el fin del tiempo; y como fue localizado en cada edad, en cada ángel mensajero, dando a conocer las cosas que tenían que suceder en cada edad.

Y ahora, en el fin del tiempo, es localizado el Espíritu Santo, Cristo en Su cuerpo teofánico, es localizado en Su Angel mensajero, así como lo localizamos en el pasado en cada ángel mensajero y también en los profetas del pasado, y también en el Señor Jesucristo en toda Su plenitud; y la última manifestación del Espíritu Santo será en Su Angel mensajero, del cual Jesús dice:

Yo Jesús he enviado mi ángel para dar testimonio de estas cosas en las iglesias.”

Y así los escogidos estarán recibiendo la enseñanza de las cosas que deben suceder pronto en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino, por medio del Angel del Señor Jesucristo. Por medio del Angel del Señor Jesucristo estará revelando, dando a conocer estas cosas, el Espíritu Santo, Cristo en teofanía, manifestándose por medio de carne humana en Su Angel mensajero del fin del tiempo. Por eso en Apocalipsis capítulo 7 y verso 2, aparece este Angel del Señor Jesucristo para llamar y juntar 144 mil hebreos. Apocalipsis capítulo 7, verso 2 en adelante, dice:

Vi también a otro ángel que subía de donde sale el sol, y tenía el sello del Dios vivo...”

Y tenía el Sello del Dios vivo. ¿Cuál es el Sello del Dios vivo? Es el Espíritu Santo. Tenía al Espíritu Santo, tenía al Angel del Pacto. Ese es el Angel del Señor Jesucristo que viene con el Espíritu Santo, viene en ese Angel el Angel del Pacto, Jesucristo, el Espíritu Santo, manifestándose en el fin del tiempo, dando a conocer las cosas que deben suceder, y así llamando y juntando a los escogidos de entre los gentiles primeramente, y dándole la revelación de la Segunda Venida de Cristo como León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, como Hijo de David, en Su Obra de reclamo, en una nueva dispensación y una nueva edad.

Y luego encontraremos que así los escogidos reciben la fe para ser transformados y raptados, la fe que está basada en la Segunda Venida de Cristo como León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, en Su Obra de reclamo.

Y luego se tornará al pueblo hebreo con el mismo Mensaje, con la misma revelación, para llamar y juntar 144 mil hebreos, y poner en sus frentes el Sello del Dios vivo. Vamos a leerlo aquí mismo. Sigue diciendo:

...y tenía el sello del Dios vivo; y clamó a gran voz a los cuatro ángeles, a quienes se les había dado el poder de hacer daño a la tierra y al mar,

diciendo: No hagáis daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que hayamos sellado en sus frentes a los siervos de nuestro Dios.

Y oí el número de los sellados: ciento cuarenta y cuatro mil sellados de todas las tribus de los hijos de Israel (y comienza a enumerar doce mil de cada tribu).”

Luego Apocalipsis capítulo 14, encontramos ya ese grupo de escogidos hebreos, ciento cuarenta y cuatro mil hebreos ya sellados en sus frentes. Dice:

Después miré, y he aquí el Cordero estaba en pie sobre el monte de Sion, y con él ciento cuarenta y cuatro mil, que tenían el nombre de él y el nombre de su Padre escrito en la frente.”

Ya aquí aparecen sellados, recogidos, juntados y sellados en sus frentes, y aparecen con el Sello del Dios vivo, o sea, aparecen sellados, y en sus frentes escrito el Nombre del Cordero -el Nombre de Cristo- y el Nombre de Su Padre, o sea, el Nombre Nuevo del Señor Jesucristo, y el Nombre eterno de nuestro Padre celestial, que es el mismo; o sea, aparecen con la revelación divina, en sus almas y en sus mentes el Nombre eterno de Dios y Nombre Nuevo del Señor Jesucristo en Su Obra de reclamo como León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, y como Hijo de David.

Como Hijo de David El usará Su Nombre Nuevo, como León de la tribu de Judá El usará Su Nombre Nuevo, como Rey de reyes y Señor de señores El usará Su Nombre Nuevo. Y con Su Nombre Nuevo El se revelará a los escogidos, con Su Nombre Nuevo El se revelará al pueblo hebreo, así como lo hizo José en Egipto, el cual fue rechazado por sus hermanos y vendido; luego llegó a Egipto, y pasó por diferentes pruebas, diferentes etapas, pero en todas Dios lo bendijo, hasta que llegó al trono del Faraón.

Cuando llegó al trono del Faraón, encontramos que José le interpretó un sueño que Dios le dio al Faraón. Ese sueño que Dios le dio al Faraón era muy importante, el cual tenía que ver con un juicio que vendría sobre la Tierra. Para aquel tiempo comenzarían siete años de abundancia, y luego de eso vendrían siete años de hambruna, en donde no habría agua, ni alimentos, una grande sequía vendría sobre la Tierra, y por causa de la sequía los árboles, la vegetación, no daría sus frutos; pero con ese sueño que Dios le dio al Faraón estaba la solución; porque Dios muestra el juicio que va a venir... Pero miren ustedes, Dios no mostró ahí la solución a ese problema, solamente Dios mostró al Faraón el juicio que iba a venir, y se lo mostró en unas vacas gordas primero, y luego unas vacas flacas.

Las vacas gordas representaban el tiempo de abundancia: siete vacas gordas: siete años de abundancia; luego siete vacas flacas: siete años de hambruna, de sequía y de escasez.

También le había mostrado siete espigas bonitas, y siete todas débiles, y todas flacas también. Y encontramos que lo mismo que hicieron las vacas flacas, hicieron estas espigas flacas también: las vacas flacas se comieron a las vacas gordas, y las espigas flacas se comieron a las espigas bonitas y gruesas; representando que la hambruna que vendría sobre la Tierra, la sequía y la escasez que vendría sobre la Tierra, sería tan grande que no se vería, no se entendería, la abundancia que hubo los siete años anteriores.

Y cuando José le interpreta el sueño al Faraón, luego le dice la solución. Porque siempre que Dios anuncia un juicio que va a venir, hay una solución escondida que nadie conoce, sino Dios; y a quien único El le revela esa solución es al profeta mensajero que El tiene para ese tiempo. No lo puede hacer de otra forma. Dios no le reveló al Faraón el significado de aquel sueño; pero el Faraón sabía que era un sueño importante, sabía que tenía que ver con eventos importantes, los cuales afectarían en una forma o en otra a su reino. Y este era un rey que se ocupaba de su reino.

Por lo tanto comprendió que Dios le había dado ese sueño y necesitaba saber lo que significaba ese sueño. Llamó a los magos, llamó a los sabios de su reino, para preguntarles cuál era su sueño. Tremendo problema para los sabios de aquel tiempo. De seguro que en aquel tiempo ninguno decía que era sabio, porque se lo llevaban al Faraón: “Bueno, tú eres sabio, te toca aquí presentarte al Faraón.”

Por supuesto, todos los sabios de aquel tiempo estaban reconocidos por la Corte del Faraón, y tenían también sus atenciones directas del trono del Faraón; o sea, que los tenían bien. Como hacen las naciones cuando tienen buenos científicos: los tienen muy bien, les pagan bien, y los ponen a trabajar en sus proyectos de sus naciones. Y así, pues, era el Faraón.

Encontramos que llevaron a los sabios, a los magos, y a todos, al Faraón. ¿Para qué? Para que le interpretaran el sueño al Faraón. Todos iban muy contentos: “Aquí vamos a interpretarle el sueño al Faraón.” Pero ¿qué sucedió? Vamos a ver... No vaya a ser que se nos confunda con Daniel. Vamos a ver si este es el caso; porque en el caso de Daniel, no sé si fue que a Nabucodonosor se le había olvidado el sueño... Vamos a ver aquí en el Génesis. En el Génesis tenemos... Sí, este Faraón sí se recordaba del sueño, fue Nabucodonosor que no se recordaba del sueño que había tenido de aquella estatua que había soñado; pero Faraón sí se recordaba del sueño y lo contó a José cuando llevaron a José frente al Faraón. Génesis capítulo 41, verso 14 en adelante, dice:

Entonces Faraón envió y llamó a José. Y lo sacaron apresuradamente de la cárcel, y se afeitó, y mudó sus vestidos, y vino a Faraón.

Y dijo Faraón a José: Yo he tenido un sueño, y no hay quien lo interprete; mas he oído decir de ti, que oyes sueños para interpretarlos.

Respondió José a Faraón, diciendo: No está en mí; Dios será el que dé respuesta propicia a Faraón.

Entonces Faraón dijo a José: En mi sueño me parecía que estaba a la orilla del río;

y que del río subían siete vacas de gruesas carnes y hermosa apariencia, que pacían en el prado (o sea, que comían en el campo).

Y que otras siete vacas subían después de ellas, flacas y de muy feo aspecto; tan extenuadas, que no he visto otras semejantes en fealdad en toda la tierra de Egipto.

Y las vacas flacas y feas devoraban a las siete primeras vacas gordas;

y éstas entraban en sus entrañas, mas no se conocía que hubiesen entrado, porque la apariencia de las flacas era aún mala, como al principio. Y yo desperté.

Vi también soñando, que siete espigas crecían en una misma caña, llenas y hermosas.

Y que otras siete espigas menudas, marchitas, abatidas del viento solano, crecían después de ellas;

y las espigas menudas devoraban a las siete espigas hermosas; y lo he dicho a los magos, mas no hay quien me lo interprete.

Entonces respondió José a Faraón: El sueño de Faraón es uno mismo; Dios ha mostrado a Faraón lo que va a hacer.”

Miren en la forma que Dios le mostró al Faraón lo que iba Dios a hacer, el juicio que iba a traer; se lo mostró en esta forma simbólica. Pero para conocer el significado de esos símbolos se requería no un mago ni un sabio de esta Tierra, sino un profeta, y que fuera el profeta correspondiente para ese tiempo en ese territorio; no cualquier profeta tampoco.

Y ahí le da a conocer José el significado de ese sueño o de esos dos sueños. Le dice que vendrá una sequía y hambruna sobre la Tierra, pero que antes de eso vendrán siete años de abundancia, representado en las siete vacas gruesas y en las siete espigas hermosas; pero después vienen siete años de hambruna, de sequía, de problemas, y luego... y le da a conocer el sueño. Dice:

Y el suceder el sueño a Faraón dos veces, significa que la cosa es firme de parte de Dios, y que Dios se apresura a hacerla.

Por tanto, provéase ahora Faraón (aquí está la solución. Lo que viene, va a venir, nadie lo puede impedir; pero hay una forma de escapar de ese juicio, aunque esté ese juicio sobre la Tierra.) ...Por tanto, provéase ahora Faraón de un varón prudente y sabio (con sabiduría del cielo), y póngalo sobre la tierra de Egipto.

Haga esto Faraón, y ponga gobernadores sobre el país, y quinte la tierra de Egipto en los siete años de la abundancia (o sea, que en los años de la abundancia, en vez de comérselo todo y lo que sobra botarlo, que de lo que han de cosechar, recojan de eso, y lo almacenen: quinten la tierra; un quinto era para Faraón, o sea, el veinte por ciento. José fue el que estableció en Egipto que el veinte por ciento le pertenecía al Faraón) ...y quinte la tierra de Egipto en los siete años de la abundancia.

Y junten toda la provisión de estos buenos años que vienen, y recojan el trigo bajo la mano de Faraón para mantenimiento de las ciudades; y guárdenlo.

Y esté aquella provisión en depósito para el país, para los siete años de hambre que habrá en la tierra de Egipto; y el país no perecerá de hambre.

El asunto pareció bien a Faraón y a sus siervos,

y dijo Faraón a sus siervos (en su reunión allá privada) ...y dijo Faraón a sus siervos: ¿Acaso hallaremos a otro hombre como éste, en quien esté el espíritu de Dios?”

¡No había otro hombre! El otro estaba en la tierra de Israel, era Jacob su padre. “¿Hallaremos a otro hombre aquí en Egipto en donde esté el Espíritu de Dios?” No lo había. Por eso fue que no podían interpretarle el sueño al Faraón; porque no había otro hombre como José; y él estaba en la cárcel. Pues lo sacaron de la cárcel y lo trajeron al Faraón.

Y dijo Faraón a José: Pues que Dios te ha hecho saber todo esto, no hay entendido ni sabio como tú.”

Porque no hay entendido ni sabio como un profeta mensajero correspondiente a una edad o a una dispensación. No hay sabio como ese profeta mensajero, y entendido como ese profeta mensajero en esa edad o en esa dispensación; porque tiene el Espíritu de Dios para conocer las cosas que deben suceder, y para saber cuál es la solución al problema que va a venir para ese tiempo; y también conoce la obra del programa divino que tiene que ser llevada a cabo. Dice:

Tú estarás sobre mi casa, y por tu palabra se gobernará todo mi pueblo; solamente en el trono seré yo mayor que tú.”

El segundo en el reino del Faraón era José.

Miren, un joven hebreo que fue vendido, fue despreciado y rechazado por sus hermanos, ¿por causa de qué? por causa de los mismos sueños y por la interpretación que él le daba a los sueños. Pero ahora por fin, por esos mismos sueños e interpretaciones que daba José, ahora sube al trono. El no dejó los sueños y visiones que recibía, y no dejó de interpretar sueños y visiones a los que venían a él, aunque por causa de tener sueños y visiones y de interpretar sueños y visiones sus hermanos lo habían aborrecido y lo habían vendido; aunque en tipo y figura lo mataron cuando en sus corazones desearon matarlo, y cuando lo echaron en aquella cisterna vacía, que no tenía agua, allí estaba representando la sepultura de José; pero salió de allí para llegar a donde tenía que llegar: a los gentiles.

Viajó del Este hacia el Oeste, porque en el Oeste Dios tenía una bendición grande para José; porque José representa a Cristo en Su Primera Venida y en Su Segunda Venida. Es el tipo más perfecto de Cristo de todos los tipos y figuras del Antiguo Testamento.

Ahora, vean ustedes, viene a ser este joven hebreo, el cual estaba preso, y fue sacado de la cárcel, y le interpretó a Faraón su sueño. Por la interpretación del sueño que le dio al Faraón, Faraón vio que en el estaba el Espíritu de Dios. Pudo saber las cosas que vendrían y pudo saber cómo estar preparado para esos problemas que vendrían para ese tiempo de siete años.

Los problemas que vienen para el fin del tiempo son para tres años y medio nada más: la gran tribulación. Pero el Espíritu de Cristo en el fin del tiempo, el Espíritu Santo, estará dando a conocer las cosas que han de suceder y la forma de escapar de esos juicios divinos. El mismo Espíritu que le reveló a José cosas que iban a suceder en aquel tiempo, en el fin del tiempo da a conocer las cosas que han de suceder.

Recuerden que todo es tipo y figura: lo que pasó allá es tipo y figura de las cosas que van a suceder acá. Ahora:

Dijo además Faraón a José: He aquí yo te he puesto sobre toda la tierra de Egipto.”

Sobre toda la tierra de Egipto fue colocado José. Y ese era el imperio vigente de aquel tiempo. O sea, ese era el imperio que estaba gobernando al pueblo hebreo, y estaba gobernando aquel territorio. Es tipo y figura del reino de los gentiles; y es tipo y figura también del Reino de Dios, y también Faraón es tipo y figura de Dios, y José es tipo y figura de Cristo. En José se representa la Primera Venida de Cristo y la Segunda Venida de Cristo.

Por eso con la Venida de Cristo, la Venida del Angel del Pacto, la Venida del Espíritu Santo en el fin del tiempo, es dado a conocer las cosas que deben suceder, y es colocado todo el programa divino en las manos de la manifestación final de Cristo.

Entonces Faraón quitó su anillo de su mano, y lo puso en la mano de José, y lo hizo vestir de ropas de lino finísimo, y puso un collar de oro en su cuello (lo vistió como Príncipe).”

Le dio su anillo. El anillo era con el cual todos los documentos eran sellados: Le sellaban esos documentos y ahí aparecía el sello del rey, del Faraón.

Todo documento que preparaba José, y le ponía el Sello que El llevaba en su anillo, eso era Ley para Egipto. Todo Egipto era gobernado por José. Dice:

He aquí yo te he puesto sobre toda la tierra de Egipto.”

El anillo, el Sello. Y ahora miren ustedes, el Sello de Dios es el Espíritu Santo. Por eso en Apocalipsis capítulo 7 el Angel viene con el Sello del Dios vivo; por eso puede sellar en sus frentes a los siervos de nuestro Dios. Sigue diciendo:

y lo hizo subir en su segundo carro, y pregonaron delante de él: ¡Doblad la rodilla!; y lo puso sobre toda la tierra de Egipto.

Y dijo Faraón a José: Yo soy Faraón; y sin ti ninguno alzará su mano ni su pie en toda la tierra de Egipto.”

O sea, que todo lo que el pueblo (Egipto) hacía, tenían que hacerlo de acuerdo a como José lo estableciera. O sea, que todo el poder y autoridad se la dio el Faraón, ¿a quién? A José. Y todo el poder y autoridad de Dios El lo ha dado a Cristo. Y por eso Cristo en Su Segunda Venida tomará ese poder y gobernará, reinará, sobre toda la Tierra. Será todo gobernado de acuerdo a la Palabra de Cristo. Ahora miren ustedes:

Y llamó Faraón el nombre de José, Zafnat-panea; y le dio por mujer a Asenat, hija de Potifera sacerdote de On. Y salió José por toda la tierra de Egipto.

Era José de edad de treinta años cuando fue presentado delante de Faraón rey de Egipto; y salió José de delante de Faraón, y recorrió toda la tierra de Egipto.”

Ahora podemos ver que le fue cambiado el nombre a José. Y por cuanto José es tipo de Cristo, estaba reflejándose en José el cambio de Nombre que Cristo tendría. Por eso en Apocalipsis capítulo 3 y verso 12, Cristo mismo dice:

Al que venciere, le haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo.”

Ese Nombre Nuevo del cual habla aquí Apocalipsis capítulo 3, verso 12, fue representado en el Nombre Nuevo que recibió José al subir al trono del Faraón y ser el segundo en el trono del Faraón; y sus hermanos, los hermanos de José, no conocían a José, no sabían que era José, porque tenía un nuevo nombre y estaba como príncipe, el segundo en el trono del Faraón, o sea, estaba como príncipe, como rey, gobernando todo Egipto; y tenía alimento para todo Egipto y para otras naciones que llegaran a él.

Cristo en el fin del tiempo tendrá alimento para todos los seres humanos, alimento espiritual, y tendrá la solución a los problemas de la gran tribulación que ha de venir. Cristo en el fin del tiempo estará revelándose, manifestándose, Cristo en Espíritu Santo, por medio de Su Angel mensajero, dándonos a conocer las cosas que han de suceder, y diciéndonos cómo escapar de los juicios divinos, dándonos así la fe, la revelación, para ser transformados y raptados.

Todo esto El lo ha prometido para este tiempo final. Y El lo hace en este tiempo final, y haciendo esto, El está manifestando Su poderoso Brazo sobre Sus escogidos, sobre los niños, sobre los pequeños; porque así le agradó al Señor Jesucristo.

Miren ustedes, a través de la Escritura encontramos... vamos a tener un ejemplo aquí, para que tengamos un cuadro claro de lo que les voy a decir ya al final.

En Apocalipsis capítulo 2, verso 26 y 27, dice:

Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones,

y las regirá con vara de hierro, y serán quebradas como vaso de alfarero; como yo también la he recibido de mi Padre.”

Ahora, El (Jesús) había dicho, en las lecturas que tuvimos, que todas las cosas le fueron entregadas de Su Padre. Y ahora aquí El dice: “Como yo también he recibido de mi Padre.”

Como El recibió de Su Padre, del Padre celestial, autoridad sobre todas las naciones, para regirlas con vara de hierro, ahora dice: “Al que venciere, yo le voy a dar esa autoridad.” O sea, lo mismo que el Padre hizo con El, El hace con el vencedor. Y alguien será ese vencedor, alguien será esa persona que vencerá. Dice: “El que guardare mis obras hasta el fin.”

El primer ángel mensajero, San Pablo, guardó Sus obras hasta la primera edad, porque hasta la primera edad vivió, y fue al Paraíso a descansar. Pero “el que guardare mis obras hasta el fin,” ese será el Mensajero de Dios, el Angel del Señor Jesucristo, que esté en el fin del tiempo, y esté llevando a cabo las obras de Dios, va a recibir esa bendición.

Por eso es que el ministerio de Moisés y Elías, el cual es manifestado en Apocalipsis 11, con poder y autoridad sobre la naturaleza, sobre los cielos, sobre la lluvia, sobre el sol, sobre la luna, sobre aun las plagas, para traer a existencia plagas cuantas veces quiera, para hacer que el sol se oscurezca, para hacer que la luna no dé su resplandor, para hacer lo que quieran y cuantas veces quieran, es un ministerio al cual es dada toda esta autoridad y poder; porque es el ministerio que estará hasta el fin; y “el que guardare mis obras hasta el fin (dice Jesús), yo le daré autoridad sobre las naciones,” para hacer lo que desee hacer. ¿Y qué hará? Todo lo que sea de beneficio para el programa de Dios, para el programa del Reino de Dios, para ser establecido en la Tierra.

¿Y qué quiere decir eso? Eso quiere decir que si tiene que hablar fuera de existencia una nación, o una ciudad, o un continente completo, lo hablará y se desaparecerá. Pero si tiene que hablar bendición sobre una nación, o sobre un continente, también las hablará, y todo será hecho de acuerdo al programa de Dios, porque habrán bendiciones para unos y maldiciones para otros, y eso estará bajo el control de este ministerio, que será el ministerio vencedor del fin del tiempo.

Y así como Cristo recibió autoridad del Padre, ahora El dice: “Yo la daré al vencedor.” Y esa será la manifestación de Cristo en Espíritu Santo por medio del mensajero final, del Angel del Señor Jesucristo en el fin del tiempo. Y no solamente eso. Dice (Apocalipsis 2:27):

...y él las regirá con vara de hierro.”

O sea, que se sujetan a la Palabra de Dios, al programa del Señor Jesucristo, o reciben las maldiciones de Dios, los juicios divinos; o se ajustan al programa de Dios y reciben las bendiciones de Dios.

...y serán quebradas como vaso de alfarero.”

El reino del anticristo con esos diez reyes serán quebrantados como vaso de alfarero, como lo vio Nabucodonosor y se lo interpretó el profeta Daniel, esa piedra no cortada de manos desmenuzó los pies de hierro y de barro cocido, y ahí se desmenuzó la estatua completa, ahí se desmenuzó el reino de los gentiles completo, y la piedra creció y fue hecho un gran monte, un gran reino, que es el glorioso Reino del Señor Jesucristo para ese glorioso Reino milenial.

Ahora vean ustedes: “Como yo he recibido de mi Padre,” así es que El dice que le dará al vencedor. También miren aquí en Apocalipsis capítulo 3, verso 21:

Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono (otra promesa más para ese vencedor), así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono.”

¿Ven ustedes? Lo mismo que el Padre hace con Jesús es lo mismo que Jesús hace con Su Angel mensajero. Esa es la promesa del Señor Jesucristo para el vencedor. Y todos nosotros recibiremos las bendiciones del Señor Jesucristo, y reinaremos con Cristo mil años, y luego por toda la eternidad, porque El nos ha hecho... El nos limpió con Su Sangre preciosa, nos redimió con Su Sangre, y nos ha hecho para nuestro Dios Reyes y Sacerdotes, y reinaremos con Cristo mil años, y luego por toda la eternidad en ese glorioso Reino milenial. Y ahí veremos más plenamente lo que significan estas bendiciones para el vencedor, ahí veremos al vencedor sentado en el Trono del Señor con el Señor Jesucristo, así como el Señor Jesucristo se sentó en el Trono del Padre en el cielo.

Ahora, aquí esta promesa será cumplida conforme a como Cristo lo ha prometido. Y ahí tendremos todos una bendición grande, porque ahí serán restaurados los derechos a la vida eterna de todos nosotros, y nuestra posición como Reyes y Sacerdotes, y reinaremos con Cristo por mil años, y luego por toda la eternidad. Reinaremos desde la tierra de Israel sobre todas las naciones. Y así nosotros ocuparemos nuestra posición en este planeta Tierra.

Ahora, esto, vean ustedes, fue lo mismo que fue tipificado en José. José en el trono, y sus hermanos escuchaban de un príncipe que estaba en Egipto, el cual tenía alimento, e iban a él las personas y él les daba, les vendía, alimento; pero nunca se imaginaron que ese príncipe, que era el segundo en el trono del Faraón, y que era el hombre que gobernaba a Egipto, al cual el Faraón le había dado toda la autoridad y poder... El Faraón le dijo a José que él le había dado todo. (Génesis 41:44):

Y dijo Faraón a José: Yo soy Faraón; y sin ti ninguno alzará su mano ni su pie en toda la tierra de Egipto.”

Le había dado toda la autoridad y poder, ¿a quién? a José. Y sobre José estaba el Faraón, nadie más. Y Faraón es tipo de Dios, y José es tipo de Cristo. Cristo en Su Venida en el fin del tiempo estará revelándose como José, con todo el poder y autoridad del Padre celestial. Y Cristo revelándose como José, con todo el poder y autoridad que el Padre celestial le ha dado, El la colocará en el vencedor. Y algunos no sabrán que es Cristo en el vencedor, en Su Angel mensajero, manifestando todo lo que el Padre celestial le ha dado a El. Pero para manifestarlo en la Tierra, tiene que hacerlo por medio de un mensajero, de un ser humano. Y ahí es que Cristo estará cumpliendo todas las promesas que corresponden al fin del tiempo, para los escogidos de entre los gentiles y para los escogidos del pueblo hebreo, que estará trayendo bendición para los hijos de Dios, para los escogidos de Dios, y también para el otro grupo que está en el Libro de la Vida, aunque no son escogidos, y también estará trayendo, por la Palabra hablada, el juicio divino sobre el reino del anticristo y los diez reyes que se unirán al anticristo.

Por eso es que cuando el séptimo ángel mensajero precursor de la Segunda Venida de Cristo fue a predicar los Siete Sellos de Apocalipsis, él predicó primero el Mensaje: “Dios en simplicidad.” Porque todas las cosas grandes prometidas en el Mensaje de los Siete Sellos, Dios las realiza en simplicidad; y la Venida del Angel del Pacto, que es Jesucristo viniendo en Espíritu, en cuerpo teofánico, no en el cuerpo físico de carne que murió en la Cruz del Calvario, sino en teofanía, en esa Columna de fuego, ese gran misterio de Su Venida, para el fin del tiempo sería realizado en simplicidad, sería realizado en tal forma que dice el precursor de la Segunda Venida de Cristo, que si no vigilamos nos pasará por encima y ni lo veremos; porque ese gran misterio de Cristo, del Espíritu Santo en el fin del tiempo, manifestándose, y dando a conocer las cosas que han de ser, es el gran misterio de la manifestación o revelación de Cristo, del Angel del Pacto, del Espíritu Santo, en Su Angel mensajero, dando a conocer todas estas cosas que han de suceder, y mostrándole a los hijos de Dios la forma de escapar de estos juicios divinos de la gran tribulación.

Y Cristo, por medio de Su Angel mensajero, dándole a conocer todas estas cosas que deben suceder y ser conocidas por los hijos de Dios en el fin del tiempo, no es otra cosa sino el Brazo de Dios revelado a los hijos de Dios. Eso es el Brazo de Dios revelado a nosotros en este tiempo final. Cosas que ojo no vio ni oído oyó ni subieron a corazón de hombre alguno, son las que Dios tenía reservadas para nosotros, para ser reveladas en este tiempo final.

¿Quién se iba a imaginar que estos misterios del Reino de Dios eran así como están siendo cumplidos en este tiempo final? Nadie, porque eran secretos, misterios, escondidos en la Mente de Dios, y profetizados en forma simbólica, en tipos y figuras, los cuales no podían ser entendidos completamente hasta este tiempo final, en donde el Brazo de Dios está siendo revelado a los pequeños, a los niños, porque así le agradó a nuestro Señor Jesucristo.

Yo le doy gracias a Dios porque escondió estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las ha revelado a los niños, a vosotros en este tiempo final. Doy gracias a Dios porque Su Brazo está siendo revelado, Su poderoso Brazo está siendo revelado en este tiempo final.

EL BRAZO DE DIOS REVELADO.”

¿Quién ha creído a nuestro anuncio, y sobre quién se ha revelado el Brazo de Jehová?

NOSOTROS HEMOS CREIDO A SU ANUNCIO, Y SOBRE NOSOTROS SE HA REVELADO EL BRAZO DE JEHOVA. Sobre nosotros está revelado el poderoso Brazo de Dios, del Dios de Israel, que es el Dios nuestro, el Angel del Pacto, el Señor Jesucristo.

EL BRAZO DE DIOS REVELADO.” Por lo cual yo le doy gracias a Dios, porque está revelado en nosotros y a nosotros. Nosotros hemos creído Su anuncio.

¿Quién ha creído a nuestro anuncio? Dos mil años atrás fue el anuncio de la Primera Venida de Cristo, la Primera Venida del Angel del Pacto en Su manifestación en carne humana, para cumplir la Obra de Redención muriendo en la Cruz del Calvario. En el fin del tiempo la Venida del Angel del Pacto, la Venida del Espíritu Santo, para cumplir Su Obra de reclamo de todo lo que El redimió con Su Sangre preciosa.

¿Quién a creído a nuestro anuncio: Al anuncio de la Venida de Cristo como León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, e Hijo de David, en Su Obra de reclamo?

¡Nosotros hemos creído, y sobre nosotros se ha manifestado el Brazo de Jehová!

EL BRAZO DE DIOS REVELADO.”

Sobre nosotros se ha revelado el Brazo de Jehová.

EL BRAZO DE JEHOVA REVELADO.”

Dios les bendiga, Dios les guarde, y será hasta la 1:00 de la tarde, que son las 3:00 de la tarde, hora de Puerto Rico. Así que tenemos un receso para tomar algún café o algo. Ya esta actividad de la mañana y de la tarde son las últimas dos actividades que estaban programadas. Si me quedo algún tiempito más, entonces tendremos las otras; pero estas dos actividades esperamos que Dios nos deje aún más claro todo Su programa. Yo creo que, como decimos nosotros en Puerto Rico: “Más claro no canta un gallo.” Y Dios, el Angel del Pacto, Jesucristo, no nos puede hablar más claro por Su Palabra, dándonos a conocer lo que El está haciendo en nuestro tiempo.

Y una cosa muy importante que El me ha dado a conocer, para que nosotros no nos confundamos nunca, es que el Angel del Señor Jesucristo no es el Señor Jesucristo, sino Su mensajero enviado, a través del cual El nos da a conocer estas cosas que deben suceder. Y con esta aclaración que El nos ha permitido tener, ninguna persona podrá decir: “El Angel del Señor Jesucristo es el Señor Jesucristo,” sino que el Angel del Señor Jesucristo es el portador del Mensaje final de Jesucristo, dando a conocer todas las cosas que deben suceder, y es el instrumento del Señor Jesucristo a través del cual El prometió que se revelaría, se manifestaría, como Rey de reyes y Señor de señores, como León de la tribu de Judá, como El prometió en Su Palabra para el fin del tiempo; pero que el Angel solamente es Su instrumento en donde El coloca Su Palabra. El coloca Su Pala-bra en la boca de Su mensajero, porque siempre El lo ha hecho en cada edad y en cada dispensación.

Dondequiera que esté Dios, el Angel del Pacto, Jesucristo, el Espíritu Santo, estará velado en carne humana y revelado a través de ese velo de carne, revelado así por medio de ese velo de carne a Su pueblo, y así se hablará por medio de carne humana a Su pueblo. Esa es la historia de la Biblia: la manifestación de Dios por medio de seres humanos. “Porque no hará nada el Señor sin que antes revele Sus secretos a sus siervos los profetas.”

Dios lo estableció, y por eso cuando el mismo Dios visitó a la raza humana, dos mil años atrás, lo hizo en carne humana, en un hombre, el cual fue el profeta de Nazaret.

Bueno, ya en la tarde continuaremos con todo lo que El nos tenga para la tarde, y yo espero que El nos abunde más sobre estas cosas, si así El lo desea.

Si El me da para ustedes algo más sobre esto que hemos estado hablando en esta mañana, yo lo daré a ustedes. Si me da solamente un saludo, o algunas palabritas, o un Mensaje que no tenga tanta profundidad profética como el de esta mañana, también lo daré a ustedes, lo que El me dé para ustedes, yo lo daré a ustedes; porque lo que El me dé para ustedes es lo que me estará dando para mí también. Yo lo recibiré con toda mi alma, y lo daré a ustedes con toda mi alma, y ustedes también lo recibirán con toda su alma y en su alma.

Bueno, “EL BRAZO DE JEHOVA REVELADO.”

¿Vieron ustedes lo que es el Brazo de Jehová revelado? ¿Vieron ustedes cómo fue revelado en otros tiempos y cómo está siendo revelado en este tiempo final.

Bueno, que Dios les continúe bendiciendo, que el Angel del Pacto continúe derramando Sus bendiciones sobre cada uno de ustedes, y Su Brazo permanezca extendido, revelado, y derramando Sus bendiciones sobre todos ustedes y sobre mí también.

Pasen todos muy buenas tardes, ustedes aquí en Ciudad México y en toda la República mexicana, y ustedes también allá en Cayey, Puerto Rico.

No sé bien qué hora es allá en Puerto Rico... 10 minutos para las 2:00, me dice Miguel que son allá en Puerto Rico, así que tienen como una hora de receso allá en Puerto Rico, y también aquí, para luego continuar con lo que Dios tenga para nosotros en esta tarde.

Luego de la actividad de esta tarde, luego habrá una reunión que le estará anunciando Andrés para todos los que están aquí en Ciudad México. El les estará explicando sobre esa reunión que habrá dentro de las actividades de esta tarde.

Bueno, que Dios les continúe bendiciendo a todos, que Dios les guarde. Y que el Brazo poderoso de Jehová continúe revelado, manifestado, sobre cada uno de ustedes y sobre mí también. Con nosotros Miguel Bermúdez Marín.

EL BRAZO DE DIOS REVELADO.”