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| La señal de Su Venida | 1977-05-27 | 1 | PR | 00:00:00 | false |
Muy buenas noches, amados hermanos, el Señor nos continúe bendiciendo a todos en esta hermosa noche en que podemos congregarnos para adorar al Señor.
Esta semana ha sido una semana de bastante lluvia, pero realmente, pues era una semana en que se necesitaba agua; y aquí en Puerto Rico, pues el Señor, por causa de los escogidos que hay aquí, encontramos que el Señor bendice a Puerto Rico por la bendición que les da a Sus hijos. Sabemos que, si la sequía continuaba, pues nos iba a afectar a nosotros; y necesitamos trabajar, necesitamos un sinnúmero de cosas, lo cual pues el Señor ha deseado que sigamos teniéndola por causa del trabajo que nos resta por hacer. Y quizás, pues la humanidad no se da cuenta y lo sabe por qué es que en el momento difícil y crítico, cuando llega para Puerto Rico esos momentos así, de momento aparece la solución; y como decía el hermano Adalberto, días antes estaban anunciando, estaba anunciando esa sequía y estaban declarando a Puerto Rico zona de desastre y estaban pidiendo dinero allá afuera para…, usted sabe, el gobierno americano, llenando todos papeles eso que hay que llenar, para que dieran dinero para por causa de la sequía, y después a la otra semana estaban pidiendo dinero ¿para qué? Para las inundaciones.
Así que, usted sabe, la cosa como que es un contraste. Pero encontramos que por causa de los escogidos Dios nos permite que haya lo necesario para nosotros. Y yo creo que entonces nosotros estamos contentos de que haya llovido, y por eso que estamos aquí; estamos aquí, aunque haya llovido, estamos aquí contentos y dándole gracias al Señor porque haya llovido. O sea que no ha sido motivo para quedarnos en nuestras casas después de Dios haber enviado una bendición de agua como la envió, estamos aquí dándole gracias al Señor por esa bendición porque la necesitábamos.
Bueno, en esta noche vamos a buscar nuestras biblias en San Lucas, capítulo 17. Vamos a buscar Lucas 17, comenzaremos en el verso 22; y dice así la Palabra del Señor…, podríamos comenzar en el 20. Dice:
- “Preguntado por los fariseos, cuándo había de venir el reino de Dios, les respondió y dijo: El reino de Dios no vendrá con advertencia,*
- ni dirán: Helo aquí, o helo allí; porque he aquí el reino de Dios está entre vosotros”.*
¿Y qué era eso? “El Reino de Dios estaba entre ellos”, no era otra cosa sino, la Palabra hecha carne.
- “Y dijo a sus discípulos: Tiempo vendrá cuando desearéis ver uno de los días del Hijo del Hombre, y no lo veréis.*
- Y os dirán: Helo aquí, o helo allí. No vayáis, ni los sigáis.*
- Porque como el relámpago que al fulgurar resplandece desde un extremo del cielo hasta el otro* (de un extremo al otro extremo, ¿ve?), así también será el Hijo del Hombre en su día.
- Pero primero es necesario que padezca mucho, y sea desechado por esta generación.*
- Como fue en los días de Noé, así también será en los días del Hijo del Hombre.*
- Comían, bebían, se casaban y se daban en casamiento, hasta el día en que entró Noé en el arca, y vino el diluvio y los destruyó a todos.*
- Asimismo como sucedió en los días de Lot; comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, edificaban;*
- mas el día en que Lot salió de Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre, y los destruyó a todos.*
- Así será el día en que el Hijo del Hombre se manifieste.*
- En aquel día, el que esté en la azotea, y sus bienes en casa, no descienda a tomarlos; y el que en el campo, asimismo no vuelva atrás.*
- Acordaos de la mujer de Lot.*
- Todo el que procure salvar su vida, la perderá; y todo el que la pierda, la salvará.*
- Os digo que en aquella noche estarán dos en una cama; el uno será tomado, y el otro será dejado.*
- Dos mujeres estarán moliendo juntas; la una será tomada, y la otra dejada.*
- Dos estarán en el campo; el uno será tomado, y el otro dejado.*
- Y respondiendo, le dijeron: ¿Dónde, Señor? El les dijo: Donde estuviere el cuerpo, allí se juntarán también las águilas”.*
Como que parece que eso ahí no está relacionado con lo que Él estaba hablando ¿verdad? Como que parece…, pero le están preguntando eso de lo que Él les estaba hablando y Él les contesta de lo que les estaba hablando, pero le está contestando en forma parabólica.
Bueno oremos al Señor: Dios Eterno, he aquí ante Tu presencia estamos en esta noche y Te rogamos, oh, Dios Eterno, que nos hables al corazón, nos edifiques a todos; y que en esta noche Señor un por ciento grande de Tu Palabra se encarne en nuestras almas. Te lo pido en el Nombre del Hijo de David. Amén, amén.
Bueno, el tema para esta para esta noche, el tema para esta noche será “LA SEÑAL DE SU VENIDA”. Ese será el tema: “LA SEÑAL DE SU VENIDA”, y lo tomamos de aquí del verso de 30, que nos dice:
- “Así será el día en que el Hijo del Hombre se manifieste* (como fue en los días de Lot)”.
Bueno, “LA SEÑAL DE SU VENIDA”.
El Señor aquí nos estaba enumerando, y nos dijo que cuando…, dice:
- “Porque como el relámpago que al fulgurar resplandece desde un extremo del cielo hasta el otro, así también será el Hijo del Hombre en su día* (de un extremo hasta el otro)”.
O sea…, en otro lugar dice: “Como relámpago que sale del oriente y se muestra en el occidente [San Mateo 24:27]” . O sea que es de un extremo a otro extremo, de un lugar a otro lugar.
Entonces siendo de esa manera tenemos que examinar con detenimiento lo que eso puede representar para nosotros para no perder, no perder en ningún momento lo que pueda Dios permitirnos ver en estas cosas. Dice que será como el relámpago que resplandece de un extremo hasta el otro.
Ahora vamos a ver aquí un poquito en el mensaje titulado “Hay un hombre que puede encender la luz”, página 47 [41], nos dice:
- “221 … Pero en el último días Él nada tenía. Él habló, y dijo: ‘Di que estará allí’, y allí estaba, sin nada para comenzar. Él nunca tuvo una ardilla; allí ninguna había. El sólo dijo: ‘Esté allí’, y allí estaba. Oh, Su Palabra es infalible, ha sido cumplida”.*
Usted sabe, está hablando de la creación de las ardillas, y que no habían ardillas allí para ver una ardilla y decir y ordenar que aparecieran más ardillas de esa ardilla que ya había; como cuando la multiplicación de los panes y los peces, pues allí tenía panes y tenía peces, y de aquellos panes y de aquellos peces los multiplicó e hizo más panes y más peces. ¿Ve? Entonces aquí en la creación de las ardillas, pues no había más ardillas; no había ninguna ardilla. Pero Dios lo retó al hermano Branham y le dijo, le dio el significado o le hizo saber lo que significaba esa Escritura, que decía: “Si tuviereis fe como un grano de mostaza, diríais a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y ninguna cosa os será imposible” [San Mateo 17:20].
Entonces, encontramos que Dios lo retó y le dijo: “¿Cuántas ardillas quieres?” Y entonces Él le dijo: “Pues, háblala”. Bueno, eso es un reto tremendo para cualquier persona; y que Dios le garantice por Su Palabra primero y después le habla a él directamente, y entonces por inspiración, siendo inspirado, recibiendo la revelación para hacerlo, él habló a la existencia y allí aparecieron.
Bueno, él sigue diciendo aquí:
- “222 Yo podría decirles cosas que les sacudirían a ustedes. ¿Ven? Está allí cuando Él dice que está allí. Permítanle a Él decirle. ¿Ven?, exactamente.*
- 223 ¿Ven?, el este, el oeste aquí ha regresado y ha encontrado el este. Fue aún Moisés, que hasta recogió arena, y dijo: ‘Hayan pulgas’, y así como eso, ‘sobre la tierra’. Pero en este día final Él no toma cosa alguna; ¿ven?, sólo la Palabra. ‘Sea hecho’, y es hecho. Lo que es dicho, de esa forma será.*
- Yo quiero testificar de algunas de esas cosas esta noche, ¿ven?, ¿ven?, que han pasado, de forma que puedan ver que Él todavía es Dios”.*
Bueno, entonces, ahí usted vio el este encontrando ¿qué? El oeste… Déjeme ver cómo fue: “...el oeste aquí ha regresado y ha encontrado el este”.
Ahora, vea usted que así es prometido la aparición o el tiempo de la manifestación del Hijo del Hombre; así es prometido en que será el Hijo del Hombre o la manifestación del Hijo del Hombre. Dice: “Así será el día en que el Hijo del Hombre se manifieste”.
Bueno, la señal de la Segunda Venida del Señor, la señal de la Segunda Venida del Señor es la aparición ¿de quién? Del cuarto Elías; esa es la señal de la Segunda Venida del Señor.
Déjeme ver por aquí, entonces, aquí en la página 13, página 13 [10] del mensaje titulado “El evangelismo del tiempo fin”, nos dice Dios a través del cuarto Elías:
- “45. Es la misma cosa hoy, cuando usted ve Su obra.*
-
- Ahora ya hemos visto y estamos testificando la aparición del Señor. Ahora recuerden, ‘aparecer’ y ‘venir’ son dos diferentes palabras: aparecer y entonces venir* (dije así, pero es aparecer, primero es aparecer y después venir). Ahora es la aparición, Él ya ha aparecido en estos últimos días aquí con nosotros en los últimos pocos años. Ahora esa es una señal de Su venida”.
¿De qué estamos hablando en esta noche? “LA SEÑAL DE SU VENIDA”. ¿Cuál es la señal de Su Venida? Pues la aparición; la señal de la Venida del Señor es la aparición del Señor.
- “Él está apareciendo en Su Iglesia en la forma del Espíritu Santo, mostrando que es Él, porque la gente no puede hacer estas cosas, que ustedes ven que el Espíritu Santo está haciendo. Esa es la aparición del Señor. Ahora recuerden, que habló de eso en algunos lugares, aparición y venida”.*
Bueno, déjeme aquí a leerles entonces en otro lugar para así que vayamos teniendo el cuadro completo, para que podamos tener lo que esta noche debemos de tener, y así pues aprovechemos el Mensaje de esta noche y crezcamos en grande manera. Déjeme ver dónde es que tengo aquí marcado algo. Bueno, en el mensaje titulado “Desesperación” página 5, y en el mensaje titulado “La Señal”, página 26. En la página 26 aquí vamos a leer algo (página 27 más bien) página 27 [23], dice…, en Isaías hablando hablando aquí lo que el Señor leyó allá en Isaías 61, dice:
- “El Espíritu del Señor Jehová es sobre mí, porque me ungió Jehová; hame enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos . . . A promulgar año de la buena voluntad de Jehová’ (Isaías 61:1-2; Lucas 4:17-20). Él no leyó lo demás; colocó el rollo en su lugar, porque eso era para este tiempo. El únicamente leyó una parte, lo que era para Su día. Ahora esto es lo que va a ser en este tiempo* (Lo que no leyó es lo que va a suceder o lo que Dios va a cumplir en este tiempo en que estamos). Esto es lo que está diciendo por medio de Su Espíritu a la iglesia hoy día. Ahora es la hora apropiada. Ahora es el tiempo. ¡ Oh, pueblo, recíbanlo! ¡RECÍBALO! Por todos lados vemos las grandes señales del tiempo del fin. En la naturaleza vemos las señales que nos avisan que el tiempo está a la mano. En cuanto a la iglesia vemos las señales: Ella está condenada. El tiempo está a la mano y la iglesia está allá en el mundo (Usted sabe, en Laodicea, está allá en el mundo). Vemos las señales en los cielos, sobre las aguas y en las naciones, por todos lados, en el sol, la luna, las estrellas. Vemos la señal del tiempo del fin (¿Y cuál es la señal del tiempo del fin? Aquí se le va a decir): El Espíritu Santo volviendo entre la gente como fue en los días de Lot (la señal del tiempo del fin), así como el Espíritu Santo obró por medio de aquel cuerpo, lo cual fue Dios manifestado en CARNE. Y como Dios se manifestaría en Su Novia en este día mostrando la misma señal . . . Jesús dijo que sería la misma cosa en los últimos días. Nosotros vemos eso ahora, la misma Columna de Fuego, y aun la ciencia ha tomado Su fotografía. Vemos pues que las señales del tiempo del fin están a la mano. Sabemos que estamos en el fin. Y luego viendo eso. Si Ud. lo cree ... Si Ud. no me cree a mí, crea en la señal, crea la Palabra, porque ambas le hablan de lo que yo le estoy diciendo. Si no fuera la verdad entonces no había vindicación. Dios nunca responde a una mentira, Él habla según Verdad”.
Entonces ya usted puede ver qué es en sí la señal, la señal del tiempo del fin, la señal grande del tiempo del fin, usted puede ver cuál es, usted puede darse cuenta entonces la hora grande la hora grande que estamos viviendo desde en este siglo XX, usted puede darse cuenta de lo que ha estado sucediendo. Usted puede ver allá en el mensaje titulado “Desesperación”, la página 5, donde nos dice: “La señal, Jesucristo, el Espíritu Santo está entre nosotros hoy”, y dice que está encarnado.
Ahora vea usted, vea usted entonces la hora que estamos nosotros viviendo. Estamos viviendo nosotros en el tiempo final, en donde la señal de Su Venida ha sido vista, ha sido manifiesta a través de carne humana. Hemos visto entonces la aparición del Señor; lo otro es la Venida del Señor. La aparición del Señor es primero; la aparición del Señor lo hemos visto cumplido en el cuarto Elías. Eso es lo que el cuarto Elías dice aquí. Dice [El evangelismo del tiempo del fin, pág. 10]:
- “46. Ahora ya hemos visto y estamos testificando la aparición del Señor. Ahora recuerden, ‘aparecer’ y ‘venir’ son dos diferentes palabras: aparecer y entonces venir”.*
Aparecer en y con el cuarto Elías, y luego venir conforme al orden de Su Segunda Venida. ¿Ve?
Bueno, esa es la forma correcta conforme a la Palabra del Señor; y toda persona que ha podido ver la aparición del Señor en el cuarto Elías, luego entonces es más fácil ver ¿qué? La Venida del Señor conforme al orden de Su Segunda Venida. Toda persona que no pueda ver la aparición del Señor con el cuarto Elías, difícil ver la Venida del Señor conforme al orden de la Venida del Señor. ¿Ve usted? Toda persona que no pueda reconocer la aparición del Señor en el cuarto Elías conforme a Lucas 17:30, entonces es imposible que pueda ver el resto del cuadro. ¿Por qué? Porque primero aparece la señal y después aparece ¿qué? Aparece la Venida, o sea, ocurre la Venida; aparece la señal y entonces luego se cumple Su Venida.
Ahora, conforme a la Palabra del Señor sabemos que en toda ocasión en que el Señor ha venido sobre la Tierra, ya sea en una porción o en plenitud, cuando Él se ha manifestado, cuando Él ha venido a esta Tierra, sabemos que ha venido velado en carne humana. Vino velado en carne humana en Moisés, vino velado en carne humana en Elías, vino velado en carne humana en Eliseo, vino velado en carne humana en Samuel, en David y en todos los profetas. ¿Ve? En cada uno de acuerdo a la porción que Dios había determinado que manifestaría en ellos. En Jesús vino en toda Su plenitud.
Ahora, usted puede ver que en todo momento que Dios visita esta Tierra, cuando Él la visita, encontramos que es una visita del Dios Todopoderoso. y para Él poder visitar a los habitantes terrenales de esta Tierra y poder hablar con ellos y poderles decir lo que les tiene que decir, pues Él tiene que velarse en carne humana, o sea, Él tiene que ponerse ¿qué? Una vestimenta humana para poder hablar con los humanos; porque si no habla, si no habla de esa manera, ¿cómo le vamos a entender? Si el único idioma que nosotros podemos entender es el idioma terrenal. Nosotros no conocemos el idioma de los ángeles, ¿ve?
Por lo tanto, entonces, Él viene en forma de hombre y Él se vela en la porción que tiene que velarse y habla lo que tiene que hablar para el tiempo en que uno está viviendo.
Así que esa es la causa por lo cual la Biblia dice: “Dioses sois” [Salmos 82:6], y dijo: “Dioses soy” a aquellos a quienes viene ¿qué? La Palabra; a aquellos a quienes es hecha Palabra de Dios. A aquellos a los cuales la Palabra de Dios le llega, y le llega ¿a quién? A los profetas.
Ahora, vea usted una cosa: que el grupo de escogidos de este tiempo final es un grupo de escogidos con percepción profética; por lo tanto, siendo un grupo con percepción profética, es el único grupo en la historia de la Biblia que alcanzará, que alcanzará la posición y pasará de esa posición, de la posición en la cual estaban los profetas de la antigüedad.
O sea, fíjese, el Señor en una ocasión dijo: “De los nacidos de mujer no se ha levantado ninguno más grande que Juan” [San Mateo 11:11; San Lucas 7:28], el profeta más grande del Antiguo Testamento fue Juan el Bautista.
Ahora, ¿cómo podríamos identificar a Juan como un profeta cuando él no hizo señales? La Biblia dice: “Juan a la verdad, ninguna señal, manifiesta hizo” [San Juan 10:41]. Lo podemos identificar por la clase de mensaje que tenía, por la clase de mensaje que tenía y con lo que él hizo o con lo que Dios hizo a través de él, eso cuadró con lo que estaba prometido que haría el profeta señalado para precursar la Primera Venida del Señor, ¿ve?
Ahora fíjese, algunas veces, pues las gentes, la gente solamente ven un lado de la historia de los profetas y se les olvida la historia de la vida de otros profetas; entonces ven de un lado de la historia, por ejemplo, del profeta Moisés o del profeta Elías o del profeta Eliseo, y ven que hicieron grandes señales, grandes milagros y dicen: “Bueno, si algún profeta aparece, tiene que hacer señales igual o más grande que esa”. Pero cuando vino el profeta más grande de los profetas del Antiguo Testamento, cuando vino el profeta más grande de ellos: era Juan el Bautista, y no hizo ninguna señal manifiesta; solamente con un Mensaje sencillo y corto en palabras, pero grande y extenso en contenido, en significado.
Encontramos que Jesús dijo de él: el más grande de todos. ¿Por qué? Porque él fue el precursor de la *Primera Venida del Señor.
Ahora usted puede ver entonces, que si usted fuera a examinar a Juan para ver, para usted decir que era el más grande o el más pequeño por lo que hizo, por las señales que hizo, usted diría: “Fue el más pequeño de todos, no hizo nada, no se conoce en la historia que él sanara a algún enfermo. ¿Ve?
Así que, vea usted que Dios no juzga las cosas por la parte visible, sino por lo que significa el trabajo que Dios le da a hacer a esa persona, o sea, lo que significa para Dios.
Ahora, fíjese, estamos hablando de la señal de Su Venida; ya sabemos entonces en esta noche, ya sabemos cuál es la Señal de Su Venida, ya sabemos entonces qué es la aparición y qué es la venida. Vemos entonces la aparición del Señor…, él dice aquí, el cuarto Elías dice: “Ahora ya hemos visto y estamos testificando la aparición del Señor”.
Hemos visto y estamos testificando. ¿Qué podríamos decir nosotros en esta noche? Vimos y testificamos de la aparición del Señor en el cuarto Elías. Pero usted sabe podríamos decir algo más.
Bueno, usted sabe lo que es. Una cosa es la aparición y otra cosa es la Venida dice él; la Venida es conforme al orden de Su Venida. Y si en aquel tiempo se podía ver y testificar la aparición, en este tiempo en el cual vivimos está prometido ¿qué? Ver y testificar ¿qué? La Venida. Con Elías y en el tiempo del cuarto Elías, se podía ver y testificar la aparición del Señor. En el tiempo de la Venida del Señor se podrá ver y testificar la Venida del Señor.
Ahora, el apóstol San Pablo hablándonos aquí de la Venida del Señor, él nos habla de una manera muy gloriosa, la cual vamos a citar en esta noche: Primera de Tesalonicenses, capítulo 4, verso 13 en adelante nos dice:
- “Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza.*
- Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él.*
- Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor* (¿Hasta qué? Hasta la aparición o hasta la venida) no precederemos a los que durmieron.
- Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero.*
- Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.*
- Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras”.*
Bueno, si saber de estas cosas que habrían de pasar en este tiempo final era motivo de aliento, era motivo de consuelo para los que estuvieran vivos, porque en aquel tiempo por causa de que entonces serían colocados en el sepulcro ellos, pero irían ellos en sí, el cuerpo sería colocado en el sepulcro o en donde murieran, pero ellos en sí, la persona en sí no es el canto este de carne que nosotros vemos, eso es solamente la vestidura o el velo de carne que usted tiene, ¿ve? Usted en sí está dentro de ese cuerpo; por eso es que usted puede ver personas muy bonitas, muy hermosas en lo físico, pero en lo espiritual, en lo que en sí son ellos son muy feos delante de Dios, ¿ve? Y sin embargo pueden haber personas que no son nada de atractivo en lo natural, pero en su interior son tan hermosos delante de Dios, que eso es lo que vale.
Entonces, encontramos que si para aquellos que vivían en aquellos tiempos era realmente motivo para estar consolados y tener consuelo para cuando moría algún familiar, estar consolado en esas palabras de que vendría un día en el tiempo de la Venida del Señor cuando los muertos en Cristo resucitarían y los que estuvieran vivos que hubieran visto la Venida del Señor, entonces ellos, entonces ¿serían qué? Transformados, y al ser transformados, bueno, al ser transformado entonces la cosa para ellos sería de tal manera que no tendrían que pasar por esa etapa de que lo llevarán en una caja allá al cementerio o a donde fuera y nadie pues estaría mirándolo allí acostado en una cama o en en una caja, sino que la promesa es que seremos transformados; y eso es ¿cuándo? ¿En el tiempo de la aparición? No, en el tiempo de la Venida del Señor.
Bueno, ¿y cuándo será el tiempo de la Venida del Señor? ¿Y cuándo será el tiempo de la transformación? ¿Cuándo será el tiempo entonces para pasar a la otra dimensión, ser trasladados o raptados? Porque la Escritura nos dice, nos dice que seremos arrebatados juntamente con ellos, arrebatado. ¿Ve? Arrebatado o trasladado.
Ahora esas cosas ocurren en el tiempo final.
Vamos a leer aquí en el mensaje titulado “El Rapto”, página 21 dice:
- “105 Hallamos pues, que Enoc era el séptimo desde Adán* (Judas 14), y esto representa las edades de la Iglesia. Ahora, los otros seis antes (antes de Enoc, los otros seis) murieron, pero Enoc siendo el séptimo fue arrebatado. Mostrando pues, que es en la séptima edad de la Iglesia cuando sucederá el Rapto (En la séptima edad de la Iglesia es cuando sucederá el rapto)”.
Yo creo que no tendré que explicar mucho en esta noche, ya que a medida que vayamos leyendo vamos a ir viendo un cuadro, el cual pues es un cuadro que nos muestra aquí la letra aquí escrita, y que todo tiene que cumplirse conforme a cómo está escrito. Página 363 [359] de Las Edades dice:
- “8. La edad de Laodicea* (la séptima) empezó alrededor del principio del siglo veinte, quizás durante el año 1906. ¿Cuánto tiempo durará? Como un siervo de Dios que he tenido multitudes de visiones, de las cuales no ha habido ni una sola que haya fallado; déjeme predecir (no dije profetizar, sino predecir) que esta edad terminará alrededor de 1977. Por favor perdone esta nota personal. Esta predicción está basada en una serie de siete visiones mayores que me llegaron en un día domingo en junio (próximo mes que viene) de 1933. El Señor Jesús me habló y me dijo que Su Venida estaba cerca; pero antes de que Él viniera, siete eventos mayores sucederían. Anotaba estas cosas a medida que las recibía, y esa mañana en el culto di a conocer la revelación del Señor”.
Entonces comienza a enumerar todas esas siete visiones. Y ahora mire la séptima, dice [pág. 361]:
“14. En la séptima y última visión oí una explosión terrible. Cuando di la media vuelta para ver, lo único que vi fueron ruinas, cráteres y humo sobre la tierra de Norteamérica.
-
- Basándome en estas siete visiones, juntamente con los cambios tan rápidos que han transcurrido en el mundo en los últimos cincuenta años, doy esta PREDICCIÓN (no es profecía): que estas siete visiones habrán llegado a cumplirse todas para el año 1977. Y aunque muchas personas juzgan que esto es un pronóstico irresponsable, en vista de que Jesús dijo: ‘Empero de aquel día y de la hora, nadie sabe’ (Marcos 13:32)* (¿De qué día y hora? Del día y la hora en que Él vendría, conforme ¿a qué? Al orden de Su Venida); con todo, me mantengo firme en mi creencia después de treinta años, porque Jesús NO dijo que nadie conocería el año, mes o semana en que Su Venida habría de ser completada. Así que, repito, yo sinceramente creo y mantengo como un estudiante particular de la Palabra, juntamente con la inspiración Divina, que el año 1977 debe poner fin a los sistemas mundiales e introducir el Milenio (Debe poner fin a los sistemas mundiales e introducir el Milenio)”.
¿Quién es el que pone fin a los sistemas mundiales e introduce el Milenio? Conforme al profeta Daniel es la Piedra Angular, la cual baja, es cortada, es cortada de la montaña.
Ahora ¿cómo Dios corta? ¿Cómo es que Dios corta Sus piedras? Él corta, Él las corta con la Palabra. ¿Ve? La va formando. Si va a formar una Piedra Angular, y la va a formar y la corta arriba en la montaña, va a ¿qué? Va a formar ¿qué? A formar una Piedra Angular. El ministerio, el ministerio allá de los mensajeros en las edades, esos ministerios, vea usted el ministerio de Lutero de Wesley, el ministerio de Ireneo, y todos estos ministerios no era un ministerio de Piedra Angular. (Yo espero que ustedes me entiendan de lo que estoy hablándole). No era un ministerio de Piedra Angular; ellos fueron cortados, pero no fueron cortados como una Piedra Angular, sino a través del ministerio de ellos; en el tiempo de ellos hubiera caído ¿qué? Hubieran caído todos los sistemas mundiales y hubiera sido introducido el Milenio.
Pero conforme a la Palabra de Dios, encontramos que esa Piedra Angular que sale de la montaña, de la cima de la montaña, y la montaña no es otra cosa sino el Monte de Sión, la montaña no es otra cosa, sino la verdadera Iglesia del Señor; de ahí sale ¿qué? La Piedra Angular. De la cima de la montaña sale el ministerio de la Edad de la Piedra Angular, ese ministerio sale e hiere a todas las naciones, hiere a todos los sistemas mundiales. En palabras más claras: el ministerio de cada uno de los mensajeros encontramos que tuvo un área, un área para Dios usarlo, y un área en donde se manifestó y un área sobre la cual tuvo influencia.
Pero encontramos que el ministerio de la Edad de la Piedra Angular, el ministerio de Piedra Angular es un ministerio mundial (eso es una cosa que tenemos que ver), y es un ministerio con el cual y a través del cual Dios destruye todos los sistemas mundiales: sistema político, sistema religioso, sistema económico, toda clase de sistemas. Y entonces con ese mismo ministerio, una vez más sacude la Tierra.
Entonces, con ese mismo ministerio, porque tiene que haber un ministerio para entonces traer a los luteranos y a todos esos que han descansado, wesleyanos y a todos nuestros amados hermanos de las edades pasadas tienen que resucitar, pero tiene que haber un ministerio para que ellos resuciten. Es el ministerio de la Piedra Angular; entonces es un ministerio así que se manifestará o se manifiesta, así como se manifestó allá cuando Lázaro fue a ser resucitado, entonces allí fue resucitado en el cuarto día. ¿Ve?
El Señor esperó, no apareció o no vino, no vino en el día de Lutero o de Wesley para resucitar a Lázaro, sino que esperó hasta que pasara primero y segundo y tercer día, y ya entonces apareció en el cuarto día; en el cuarto día trajo la resurrección de Lázaro. En el tiempo de Lutero no sucedió, en el tiempo de Wesley tampoco, en el tiempo pentecostal, de la edad pentecostal, en el tiempo en que delante de Dios, Dios estaba obrando en la edad pentecostal. Ya hace años está fuera de la edad pentecostal, porque lo echaron fuera; aunque la edad continúa y termina alrededor ¿de qué? Del 1977.
Entonces, encontramos que en ese tiempo final ¿es el tiempo para qué? Es el tiempo para una resurrección y una traslación.
Y fíjese lo que leímos, dice que el rapto de Enoc fue un tipo ¿de quién? Un tipo de la Novia del tiempo del fin, es un tipo de la Novia… [CORTE DE AUDIO @50:00]...
“El Rapto”, pág. 22
O sea, la edad como edad sigue y termina alrededor del 77. Delante de Dios ya Dios terminó de tratar con ella. Pero los escogidos son llamados ¿de dónde? De la edad de Laodicea, y son sacados de ahí; porque Él está a la puerta llamando, tocando, y si alguno abre la puerta, Él dice: “Yo entraré a él (a él) y cenaré con él (cena), y él conmigo” [Apocalipsis 3:20]. Ya es entonces algo individual; no es si su congregación o su iglesia lo recibe para esa cena, sino si el individuo lo recibe, pues entonces Él entra al individuo, y entonces hay una Cena entre el individuo y el Señor, una Cena ¿de qué? De Palabra; “porque donde estuviere el cuerpo muerto (la Palabra del Hijo del Hombre en Su Venida), ahí se juntarán las águilas” [San Lucas 17:37].
Ahora vea que, 1977 debe poner fin a los sistemas mundiales e introducir el Milenio. Ahora, introducir el Milenio, no quiere decir que el Milenio comience en el 77, sino que cuando una cosa es introducida ¿ve? Eso es el tiempo en que es presentado o es anunciado; y entonces, fíjese, Juan introdujo a Jesucristo, Juan introdujo la Primera Venida de Jesucristo. Ahora, cuando Juan estaba introduciendo la Primera Venida del Señor Jesucristo eso no quería decir que Juan era Jesucristo. ¿Ve?
Ahora eso mostraba de que cuando Juan estaba predicando, de que cuando Juan estaba predicando, introduciendo la Primera Venida del Señor, eso mostraba de que de un momento a otro aparecía el Señor en Su Primera Venida. Y luego de él introducirlo y de él predicar: “Detrás de mí viene otro mayor que yo” [San Juan 1:27-30] ¿ve? Y empezó a anunciar la Venida del Reino y empezó a anunciar: “El Reino de los Cielos se ha acercado” [San Mateo 4:17]. Pero cuando vino el Señor dijo: “Entre vosotros está”, ¿ve?
Cuando comienza el Milenio literalmente, pues ya eso no será la introducción, entonces se podrá decir: “Entre nosotros está”.
Ahora, recuerde que el Señor a través del cuarto Elías en el mensaje titulado “La Palabra hablada es la simiente original”, ahí… no recuerdo si en la página 22 o la página 30, por ahí una de esas páginas nos dice: “El Señor, el Señor tiene en sí la Palabra, la Palabra tiene el Milenio en sí”.
Ahora, usted se podrá dar cuenta entonces, entonces ¿qué es lo que introduce al Milenio? La Palabra; y la Palabra es el Señor en Su Segunda Venida. Entonces Él tiene el Milenio ¿ve? Y Él establecerá el Milenio aquí.
Por lo tanto, entonces encontramos que… déjeme ver aquí vamos a ver cómo es que el Milenio es introducido. Si algo va a ser introducido, si va a ser introducido, cuando fue a ser introducido el Señor en Su Primera Venida, pues hubo alguien que lo introdujo. Cuando la Segunda Venida del Señor estaba siendo introducida…, o sea, porque también el cuarto Elías dice: “Yo tengo mi misión en esta Tierra: es precursar la Segunda Venida del Señor”.
Entonces, fíjese, cuando Juan el Bautista precursó la Primera Venida del Señor, cuando el Señor apareció, apareció conforme al Mensaje que Juan predicó, ¿ve? Entonces, cuando el Señor aparezca en Su Segunda Venida, aparece conforme al Mensaje que el cuarto Elías ha predicado; no puede aparecer de otra manera.
Entonces fíjense lo sencillo que será para identificar la Segunda Venida del Señor. ¿Cómo? ¿Quién introduce la Segunda Venida del Señor? El cuarto Elías. Entonces usted dice: “Pero el cuarto Elías se fue”. Pero él ya dio el Mensaje, ya él trajo el Mensaje, y con el Mensaje que él trajo, con el Mensaje que él trajo entonces al cumplirse la Segunda Venida del Señor, entonces ahí el Séptimo Sello es identificado con la Segunda Venida del Señor.
Entonces, cualquier persona puede, entonces ver lo que el cuarto Elías dijo de la Segunda Venida del Señor, y entonces sabe cómo el Señor tiene que aparecer obligatoriamente en Su Segunda Venida. Si conforme a lo que el cuarto Elías dijo tiene que ser como fue mostrado en el monte de la Transfiguración: con Moisés y Elías, cualquier persona que trate de ver al Señor en Su Segunda Venida de otra forma, estará viendo cualquier cosa menos la Segunda Venida del Señor; porque conforme al orden de la Segunda Venida del Señor, conforme a como Dios nos ha revelado por el cuarto Elías, Él viene con Moisés y Elías. Él apareció como Elías y viene con Moisés y Elías.
Así que, eso fue lo que el cuarto Elías nos dijo; y él fue un profeta vindicado.
Por lo tanto, entonces, sabemos que si conforme a la promesa Él viene en Su Segunda Venida con Moisés y Elías y conforme a Apocalipsis 11, Moisés y Elías es el Mensajero a Israel, entonces miren lo que nos reveló Dios a través del cuarto Elías: que la Segunda Venida del Señor es cumplida en el mensajero a Israel.
Entonces, la introducción al Milenio, la introducción al Milenio fue lo que fue mostrado allá en el monte de la Transfiguración; el Señor en Su Segunda Venida introduce el Milenio.
Mire aquí, dice página 26 del mensaje titulado “Revelación, capítulo cuatro, parte I”, página 26 [22], dice:
- “134 … Él tomó a Pedro, a Jacobo, y a Juan, a un monte alto, aparte, para ser testigos. Pedro, Jacobo, y Juan; y ellos viendo el Reino de Dios venir en poder, y ellos viendo la venida del Reino de Dios mostrado. Amén! Ellos fueron traídos a ver el Reino de Dios en ensayo mientras venía, la introducción del Milenio. Ellos vieron el ensayo”.*
Ahora ellos viendo el ensayo, ellos vieron el ensayo…, fíjense, cuando van a dar alguna obra o van a hacer algo, primero ensayan, primero hacen el ensayo, y entonces al hacer el ensayo, pues si usted logra ir antes que se lleve a cabo lo que va a llevarse a cabo, pues entonces usted puede ver todo; usted puede ver quién es esa persona o quiénes son esas personas que en el drama que se va a desarrollar, pues en el drama va a tener otro nombre, ¿ve?
Bueno, usted puede ver que allá en el ensayo pues entró Juan, entró Pedro, entró José, entró María y entraron todas esas personas. Entraron todas esas personas y a usted le permitieron ver el ensayo.
Ahora recuerde que el ensayo no lo ve todo el mundo; el ensayo no lo ve todo el mundo. El ensayo, para ver el ensayo solamente son personas invitadas o personas que le es concedido ese honor de ver el ensayo; como los profetas de Dios que hablaron de la Segunda Venida del Señor, ellos vieron el ensayo. Los que subieron al monte de la Transfiguración ellos vieron el ensayo.
Bueno, entonces, pueden ver el ensayo y pueden ver los personajes que se mueven ahí; pero fíjese, esas personas que están viendo el ensayo pueden ver: “Mire, allí está, allí está Juan, allí está María y allí… Yo los conozco a ellos”. Pero ¿qué pasa? Allá cuando los preparan para lo que va a hacer llevarlo a cabo, pues entonces a la mayor parte de ellos, bueno, a lo mejor pues, Pedro o Juan, o alguno de esas personas que usted conoce, pues allá pues le ponen una barba o le ponen el pelo de cierta forma, le ponen un bigote, y allá, pues cuando lo preparan de esa manera, pues allá Juan se llama José, en la obra se llama José; y allá el Pedro que usted conoce, pues allá se llama de otro nombre, ¿ve?
Y entonces así, por el estilo, usted dice: “Ese es fulano de tal, pero en la obra, en la obra, en esa obra es fulano de tal, tiene otro nombre”, ¿ve?
Encontramos que todos los que vieron a Juan el Bautista dijeron: “Pero a ese lo conocemos nosotros, ese es Juan el Bautista”. Pero en la obra del drama que estaba siendo llevado a cabo allí, él era Elías. ¿ve? Y los que lo vieron en el pasado…, Malaquías lo vio y no dijo Juan el Bautista; él lo llamó por el nombre del drama en el cual él iba a actuar.
Cuando Malaquías después vio a nuestro amado hermano Branham en el drama de la obra de Dios que Dios iba a llevar a cabo a través de él, él no dijo: “Y antes que venga el día grande y terrible de Jehová, he aquí yo les envió a William Marion Branham”. Él no dijo así. Él con anticipación vio el ensayo de lo que Dios iba a hacer; y él no se puso a decir o a descubrir el nombre de la persona; sino él dijo el nombre del personaje que lo encarnaba, él dijo el nombre con el cual se le conoce en el drama de Dios que Él desarrollaría en este tiempo final.
Y así por el estilo, cuando miró y vio, y vio el día grande y terrible de Jehová, él habló entonces, Malaquías habló entonces del nombre que tendría en el drama. ¿Ve? Y cuando Juan también (porque Juan vio el drama)... Pedro, Jacobo y Juan vieron el drama también, y Dios no les mostró el nombre humano de la persona, sino que le mostraba el Nombre que Dios le ponía en el drama. Entonces, cuando vio, cuando Juan vio la Segunda Venida del Señor conformador al orden de Dios, pues lo vio y vio el nombre y conoció el nombre con el cual en el drama era conocido. ¿Ve?
Y así por el estilo usted encuentra que una cosa es el nombre, el nombre de una persona, el nombre propio o personal de una persona que le pusieron su papá, y otra cosa era el nombre que Dios le ha colocado en el papel que desempeñará en la Obra de Dios.
Bueno, eso no sucede con todo el mundo, usted sabe; pero encontramos que, fíjese, encontramos a través de los diferentes tiempos que Dios ha hecho eso. A Jacob Dios le cambió el nombre por Israel, a Saulo por Pablo, a Simón por Pedro, y así por el estilo. Pero, usted sabe, todo eso es en la Obra de Dios y en conforme al Plan de lo que Dios habría de hacer en Su Obra a través de esa persona.
Ahora, en cuanto a Su Segunda Venida, en cuanto a Su Segunda Venida, encontramos todas esas cosas que están ahí; encontramos cómo sería la aparición del Señor. Pero ¿qué pasa? Cuando aparece, el nombre que todo el mundo espera que tenga, pues no es el nombre que trae la persona, ¿ve? Y aparece como el Elías que habría de venir, por un lado; por otro lado, encontramos que tiene un nombre que nadie sabe lo que significa ese nombre, pero que más adelante se sabe lo que significa ese nombre, y qué es ese nombre, porque todo eso viene en el nombre de su padre. Y así por el estilo entonces vemos en la Palabra de Dios estas cosas que son muy importantes verlas y no confundirlas.
Por ejemplo, imagínese que después que una persona, pues ve el ensayo o conoce a los personajes, conoce a los personajes que están actuando en el drama de Dios, y que cuando vieron a Juan el Bautista, cuando vieron a Juan el Bautista actuando en el drama de Dios, entonces, lo que llegaron a saber (después que el Señor se lo dijo), lo que llegaron a saber que Juan el Bautista era Elías, el Elías del capítulo 3 de Malaquías, que se pusieran a decir: “Elías, Elías”. No, tenían que seguir llamándole Juan. ¿Ve? Pero en el acto, en el drama de Dios, pues era Elías.
Ahora a Juan le preguntaron:
—“¿Eres tú Elías?”
Él les dijo:
—“No”.
¿Y quién era él? Juan el Bautista.
—“Juan, ¿eres tú Elías? No. Yo soy Juan”.
Ahora si le hubieran preguntado ¿el espíritu ministerial de Elías está sobre ti conforme a lo que dice Malaquías, capítulo 3? Ya la cosa hubiera sido más difícil para Juan, pero no le hicieron esa pregunta.
Bueno, entonces encontramos que la introducción al Milenio fue vista en el monte de la Transfiguración; y allí lo que fue visto ¿fue qué? La Segunda Venida del Señor con Moisés y Elías. El Señor en Su Segunda Venida, ahí cuando se ve la Segunda Venida del Señor con Moisés y Elías, se está viendo ¿qué? La introducción al Milenio. Y nos dice, nos dice aquí el libro de Los Sellos…, todo esto está entrelazado, déjeme buscarlo rapidito. Todo esto está tan entrelazado que hay que ir los diferentes lugares para así, pues, así no perder el hilo. Dice página 464 y 465 de Los Sellos nos dice:
- “139. Al final de este Séptimo Sello es el fin de la edad de la Iglesia…”.*
¿Cómo? Al final de este Séptimo Sello; y el Séptimo Sello ¿es qué? La Segunda Venida del Señor. Y al final de la Segunda Venida del Señor.
- “... es el fin de la edad de la Iglesia; es el fin del Séptimo Sello, es el fin de las Trompetas…”.*
Las Trompetas, ¿ve? Usted sabe que a Israel, las Trompetas son ¿para quién? Para Israel.
- “... es el fin de las Copas y aun es el fin de la entrada al Milenio* (el fin de la entrada al Milenio). Todo eso es contenido en el Séptimo Sello”.
Ahora vea usted las cosas grandes que hay ahí del Séptimo Sello, vea usted las cosas grandes y maravillosas que Dios tiene reservadas ahí para nosotros en el Séptimo Sello; y el Séptimo Sello es la Venida del Señor, la Segunda Venida del Señor conforme al orden de la Segunda Venida. Por eso es que el Señor viene con Moisés y Elías; por eso es que es el fin de las Trompetas y el fin de las Copas. Y la Trompeta y las Copas ¿a cargo de quién están? De Moisés y Elías, y es el fin de la entrada al Milenio. Y en el monte de la Transfiguración, que fue lo que fue visto allí, fue visto allí la Venida del Reino y la introducción al Milenio.
Así que usted ve cómo todo eso se entrelaza. Y es el fin de la edad de la Iglesia. Y el cuarto Elías dijo: “Esta edad terminará alrededor de 1977”. ¿Y dónde está el fin de la edad de la Laodicea? En el Séptimo Sello. ¿Ve? Y el Ángel Fuerte levanta una mano al Cielo y dice: “Es el fin de todo, se acabó el tiempo, todo ha terminado” [Apocalipsis 10:6]. ¿Pero cuándo tiene que ser dicho públicamente? Cuando se llega a ese momento.
Entonces está predicho que todo termina ¿cuándo? Alrededor de 1977; todo ha concluido para o en esa fecha.
Entonces encontramos que pronto se cumplirá públicamente todo eso que ya nosotros conocemos.
Ahora nosotros por adelantado conocemos un montón de cosas ¿por qué? Porque hemos estado, hemos estado, ya podríamos decir… ya el ensayo, usted sabe el ensayo lo vieron los del tiempo pasado. Hemos estado nosotros metidos en la cabina donde los personajes que van a ser vistos por el público exterior, nosotros hemos estado dentro en los preparativos, ya no el ensayo, sino en los preparativos para todo ser presentado públicamente; y somos parte somos parte de ese drama, cada uno tiene una parte ahí. O sea que hemos visto cómo cada uno de nosotros, como usted y como yo y como cada uno de nosotros nos estamos preparando nos estamos preparando para esto grande que está prometido en la Palabra, lo cual va a ser visto.
Ahora encontramos que ahí hay ciertos personajes que son conocidos por el nombre tal o el nombre tal, pero entre nosotros los conoceremos los unos a los otros, ¿ve?
Ahora encontramos que en el Séptimo Sello está todo eso.
Ahora yo no sé por qué hay personas que piensan: “Bueno, ya con lo que nos trajo el cuarto Elías es suficiente, no necesitamos nada más; ya con los seis sellos que nos abrió es suficiente”. Pero es que la cosa grande está en el Séptimo Sello; lo más grande de todo el cuarto Elías dice: “Está en el Séptimo Sello”. Y eso que está escondido ahí lo será dado a conocer, no será abierto al público, ¿hasta cuándo? Hasta el tiempo…, se lo voy a leer aquí para que usted lo oiga al cuarto Elías, a él mismo diciéndolo, y para que usted vea cómo él hubiera deseado estar en ese tiempo para poder ver todas esas cosas. Dice página 482 y 483 de Los Sellos dice:
- “199. Está hablando de Israel en su propia patria. Pero, ¿notaron que Él no habla nada de la revelación de este Séptimo Sello; y también acá en Apocalipsis, en la apertura de los Sellos, también lo omitió? Vemos, pues, que es un misterio por completo, y la hora todavía no ha llegado para que se diera a conocer este misterio. Hemos llegado hasta aquí, y lo demás nos será dado allí: en el tiempo cuando aparezca Jesús nuevamente sobre la Tierra para llamar a Su Novia, o lo que llegue a suceder en ese tiempo”.*
Entonces, hay que estar esperando conforme a la promesa lo que es prometido que nos será dado ¿cuándo? Cuando aparezca Jesús nuevamente sobre la Tierra. Entonces encontramos que hay que estar vigilando y no creer que uno lo sabe todo; porque hay algo grande, lo cual es el misterio del Séptimo Sello, lo cual está prometido que nos será dado a conocer públicamente.
¿Y cuál es el misterio del Séptimo Sello? El misterio del Séptimo Sello es el misterio de la Segunda Venida del Señor, lo cual nadie sabía, ¿ve? Y entonces, ese misterio que nadie conocía, ese el misterio grande que él dice que será dado a conocer cuando Él aparezca, cuando Jesucristo aparezca por segunda vez, aparezca nuevamente. Por lo tanto, entonces, para saber una persona el misterio del Séptimo Sello, para conocerlo, para saber a ciencia cierta (como decimos) el misterio del Séptimo Sello, lo primero ¿es qué? Que tiene que aparecer el Señor nuevamente sobre la Tierra conforme al orden de Su Venida.
Entonces, Él mismo en Su Segunda Venida, nos dará a conocer ¿qué? El misterio del Séptimo Sello. ¿Y cuál es el misterio del Séptimo Sello? Su Venida. En palabras más claras: nos dará a conocer Su Segunda Venida con Moisés y Elías.
Ahora fíjese, dice página 14 del mensaje titulado “Cristo el misterio de Dios revelado”, página 14 [16], dice:
- “105 Ahora, Dios tenía un propósito y un misterio escondido* (un misterio escondido)”.
Mire, este mensaje tan grueso que usted ve y tan largo cuando fue predicado, este mensaje tiene 86 páginas; fue predicado en unas cuantas horas. Y todo este mensaje gira alrededor del misterio escondido de Dios, gira alrededor del misterio de la Segunda Venida del Señor. Dice:
- “105 Ahora, Dios tenía un propósito y un misterio escondido. Y eso es sobre lo que yo quiero hablarle a la Iglesia en esta mañana…”.*
¿Ve? Este mensaje se trata, trata sobre ese tema: sobre ese misterio escondido de Dios, y ese propósito. Dice:
- “... el misterio escondido que Dios tuvo en Su mente antes del principio del mundo, y cómo y cómo se ha venido abriendo hasta llegar a esta misma hora en que vivimos. Luego usted entenderá claramente lo que se está haciendo.*
- 106 Este misterio tan grande es algo muy secreto, algo que Él ha mantenido como un secreto. Nadie sabía nada, ni aún los Ángeles sabían de esto. Él no lo reveló. Por eso fue que bajo el séptimo misterio, cuando fue abierto el Séptimo Sello, hubo silencio. Cuando Jesús, estuvo sobre la tierra, cuándo iba a volver. Él le respondió: “Ni el Hijo sabe cuándo eso sucederá”. Entonces Dios tiene todo esto en Sí y es un secreto, por eso hubo silencio en el Cielo por espacio de media hora, y los Siete Truenos tronaron, y a Juan le fue prohibido escribirlo. La Venida del Señor”.*
Si Juan hubiera escrito lo que los Truenos hablaron, ¿qué hubiera él escrito? La Segunda Venida del Señor.
- “... y a Juan le fue prohibido escribirlo. La Venida del Señor. Esa es una cosa que todavía Él no ha revelado: cómo vendrá, y cuándo vendrá”.*
¿Cómo y cuándo? ¿Cómo? Conforme al orden de Su Venida. ¿Cuándo? En el tiempo final: en este tiempo. Y sigue diciendo:
- “Esa es una cosa que todavía Él no ha revelado: cómo vendrá, y cuándo vendrá. Y está bien que no lo dé a conocer, seguro”.*
Ahora vea usted, que mientras el cuarto Elías estuvo sobre la Tierra, públicamente, abiertamente no fue dado a conocer el misterio del Séptimo Sello, no fue dado a conocer el misterio de la Segunda Venida del Señor conforme al orden de la Segunda Venida del Señor. ¿Por qué? Por causa de que eso hubiera ocasionado, hubiera ocasionado muchas imitaciones, muchas perversiones, y entonces, imagínese, si abiertamente todo el mundo hubiera sabido todo, es más, hubiera habido necesidad de que el mismo cuarto Elías hubiera identificado la Segunda Venida del Señor. Vea usted.
Encontramos entonces, que él hubiera tenido que identificar la Segunda Venida del Señor. ¿Y qué era eso? Eso era algo que no estaba permitido en ese tiempo todavía. Página 117 de Los Sellos dice:
- “79. Ahora, piense bien, Juan escribió esto que tenemos, pero cuando empezó a escribir los otros siete truenos, le dijeron: “No lo escribas.” Ahora, Juan tenía comisión de escribir todo lo que viera, pero cuando tronaron estos siete truenos de Apocalipsis 10, entonces le fue dicho: “No escribas nada de esto.” Estos son misterios que todavía no conocemos; pero la opinión mía es que serán revelados ya muy pronto, y esto impartirá fe y gracia a la Novia para ser raptada. Hemos estudiado todo lo que sabemos, todas las dispensaciones, y hemos visto todas estas cosas; hemos visto los misterios de Dios, y hemos visto la gran reunión de la Novia en los últimos días; sin embargo hay algo allí todavía al cual no podemos llegar. Hay algo allí. Pero me imagino que cuando esos misterios empiecen a manifestarse... Dios dijo: ‘Detengamos esto. Yo revelaré esto en aquel día. Juan, no escribas esto porque tropezarán con ello; déjalo pasar; pero Yo lo revelaré en aquel día cuando tengan necesidad de saberlo.’”.*
Ahora, vean ustedes, que en el tiempo de Juan no fue permitido escribirlo; y cuando llegó el tiempo del cuarto Elías, que empezó Dios a mostrarle los Sellos, cuando llegó al Séptimo, y en el Séptimo es que los Truenos emiten sus voces.
Entonces no le fue permitido darlo a conocer públicamente el misterio del Séptimo Sello, el misterio de la Segunda Venida del Señor conforme al orden de la Segunda Venida del Señor. Por lo tanto, entonces Él dice:
- “Juan, no escribas esto porque tropezarán con ello; déjalo pasar; pero Yo lo revelaré en aquel día cuando tengan necesidad de saberlo”.*
Ahora, ¿creen ustedes que en esta hora en que vivimos tenemos necesidad de saber estas cosas? Imagínese, dice lo que leímos aquí, dice:
- “... pero la opinión mía es que serán revelados ya muy pronto, y esto impartirá fe y gracia a la Novia para ser raptada”.*
Y el rapto ocurre ¿en cuál de las vigilias? En la séptima vigilia ¿ve?
Ahora usted encuentra que ahí dice [“El Rapto”, pág. 22]:
- “Pero la Novia del tiempo del fin será llamada de entre la séptima edad de la Iglesia, raptada sin ver muerte. Y esta edad es la que estamos experimentando ahora”.*
Ahora vea usted eso, y entonces usted puede ver a dónde estamos.
Encontramos entonces que en otro lugar él nos dice que el rapto es de 6:00 a 9:00.
Bueno, usted sabe en el sentido espiritual, 6:00 a 9:00, en el sentido espiritual ya usted puede ver que es por la mañana; es por la mañana en la hora en que el sol sale del este. En el sentido literal, pues entonces veremos lo que eso signifique para nosotros. Porque en sentido literal, de 6:00 a 9:00 de la mañana, cuando en un lugar son las 6:00 de la mañana en otro pueden ser las 6:00 de la tarde; cuando en un sitio es de día, en otros lugares de la Tierra es de noche. ¿Ve usted?
Ahora, sí en lo literal esto tiene que cumplirse de 6:00 a 9:00 de la mañana, entonces veremos en qué lugar, en qué país será de 6:00 a 9:00 de la mañana. Si será el horario de los Estados Unidos de América, que en un lugar por allá son las 6:00 de la mañana y en la otra esquina pues son las 9:00 de la mañana. O si tenga que ver con las 6:00 de la mañana de Israel, de Palestina, y que en otro lugar pues sean las 9:00 de la mañana; yo no sé en cuanto a eso. Pero en cuanto al rapto espiritual, pues, el rapto espiritual es por la mañana; la subida hacia arriba de los escogidos es en el tiempo de la mañana, cuando el Sol de la mañana sale. En el tiempo de la tarde es tiempo para llamar a los escogidos para la reunión de la Novia, pero por la por la mañana es tiempo de la salida, de salir de la edad de Laodicea, ¿ve? ¿No fue eso de lo que leímos aquí? Salir, la salida de la edad de Laodicea para entrar ¿a dónde? Para entrar en el rapto.
Ahora en lo literal, pues eso ya lo veremos lo que sea, lo veremos más adelante; y no sé cómo se moverán estas cosas, cómo la mecánica para que se cumpla en lo literal, no sé. Ahora yo sé cómo se ha estado moviendo en lo espiritual: ha sido por la Palabra y tiene que seguir por la Palabra. Entonces, lo más difícil siempre es en lo espiritual; eso es lo más difícil. Ya en lo literal tiene que cumplirse.
Así que, estamos entonces, estamos entonces por ahí muy cerca de eso; así que ya pronto cuando el Señor nos permita saber cómo irnos de aquí, no se preocupe: nos vamos, será más sencillo de lo que usted y yo nos imaginamos. Tiene que serlo. Porque las cosas grandes de Dios son hechas en forma tan sencilla, que para mucha gente eso es una locura. Pero para los que ven el Plan de Dios y lo que Dios ha prometido, para ellos eso es poder de Dios, poder de lo Alto, sabiduría de lo Alto, y entonces pues ya usted sabe que no tenemos dónde tropezar.
Ahora vea usted que estas cosas de los de los Truenos, lo que los Truenos hablaron, era algo en lo cual tropezarían en las edades de la Iglesia si se daba a conocer. Imagínese, sabiéndose todas esas cosas en aquellos tiempos, de seguro se tenía que saber todo, todo, todo; aún, cosas que todavía nosotros no sabemos, que las vamos a saber más adelante, ya se sabrían. ¡Qué mucho daño hubiera hecho el diablo!
Pero al que le tocaba, le correspondía saber esas cosas, era a aquellos que habrían de ser ¿qué? Trasladados, transformados y trasladados; por lo tanto, había que esperar ese tiempo, para Dios comenzar ¿a qué? Para Dios comenzar a darle a conocer, para Dios comenzar a dejar que ellos escuchen esos Truenos y empiecen a saber el misterio del Séptimo Sello, todo lo que está en el Séptimo Sello.
Fíjese en el Séptimo Sello, el Séptimo Sello en la Segunda Venida del Señor; y en la Segunda Venida del Señor en el Señor en Su Segunda Venida ¿está qué? Están los Truenos, Él emite Sus voces. ¿Está qué? Las Trompetas para Israel, están las Copas, las Plagas, todo está ahí. Está la introducción al Milenio, está todo ahí en el Séptimo Sello; y está ¿qué? El fin de la edad, el fin de la Iglesia gentil… [CORTE DE AUDIO @1:31:29]...
…sobre la tierra y otro sobre el mar, y levanta Su mano al cielo, Él lo hace en el momento ¿en qué? En el momento en que todo ha terminado, en el momento en que la edad de Laodicea ha terminado. Por lo tanto, lo hace alrededor ¿de qué año? Del 77. Por lo tanto, entonces se para y dice: “Todo ha terminado”, y lo hace, y al hacerlo entonces, jura por el que vive por los siglos de los siglos, que el tiempo no será más.
Ahora vea, es un juramento, un juramento grande, y con el arco sobre Su cabeza. Por lo tanto, entonces trae, viene con un Pacto; y si viene con un Pacto, y el Séptimo Sello introduce al Milenio, entonces viene con un Pacto, en el cual Pacto será establecido para poder entrar a vivir al Milenio y a toda la eternidad. Será un Pacto Eterno, el cual estará en vigor por toda la eternidad, pero tiene que venir para establecerlo, ¿ve? ¿No vino en Su Primera Venida para establecer el Pacto de la Redención, para establecer el Pacto de la Sangre, a través de ese Pacto por el cual seríamos nosotros limpiados de todos nuestros pecados? Y ahora, entonces, cuando regresa viene con un Pacto Eterno para establecer ¿qué? El Milenio y toda la eternidad, para establecer el Pacto que nos regirá por toda la eternidad.
Ahora, fíjese aquí, dice… estábamos leyendo. Hallamos pues aquí, que es en la séptima, es en la séptima vigilia que aquí dice:
- “... pero Enoc siendo el séptimo fue raptado. Mostrando pues, que es en la séptima edad de la Iglesia cuando sucederá el Rapto”.*
Ahora ya ustedes saben la hora en que estamos, ya ustedes saben el día que vivimos, ya ustedes saben las cosas prometidas que tienen que acontecer alrededor del 77; y en otros lugares hermano Branham dice, o el Espíritu de Dios a través del hermano Branham dice: “En o antes”.
Por lo tanto, entonces, no se quejen de que no haya acontecido antes, era que no estamos preparados y nos íbamos a quedar. Gracias al Señor, gracias al Señor que no fue antes. Bueno, piense usted si hubiera sido por allá por el 60 y pico, o en el 72,73,74, ¿cómo estaba usted en ese tiempo? ¿Cómo estaba? Que no veía estas cosas que ve ahora, y que quizás en algunas de las cosas que ahora ve, primero decía que no era así. ¿Hacia dónde hubiera usted cogido?
Bueno, en todo tenemos que estar agradecidos, agradecidos al Señor. Si no ha ocurrido todavía ¿es por qué? Porque no estamos listos; y si no estamos listos es mejor que no ocurra. ¿Por qué? Porque si ocurre nos quedamos. Nosotros no estamos esperando por Él, Él está esperando por nosotros. Pero Él conforme a Su Palabra, Él nos dice conforme a Su Palabra, que la fe ¿está dónde? La fe de rapto está en los Truenos, la revelación del rapto está en los Truenos; por lo tanto, para Él podernos raptar, nos tiene que dar ¿qué? La revelación del rapto, porque fe es revelación, es algo que le es revelado a la persona. Entonces si nos va a raptar, nos tiene que dar ¿qué? La revelación para ser raptados.
Entonces nos tiene que dar a conocer algo, y ese algo es la revelación de rapto. Y cuando el Hijo del Hombre venga conforme al orden de Su Segunda Venida, ¿hallará fe en la Tierra, fe de rapto? [San Lucas 18:8]. Pues entonces si no la hay, tiene ¿qué? Que hacer lo que hace en Apocalipsis 10: rugir como un león; y cuando ruge como un León, pues entonces Siete Truenos emiten sus voces. La Voz de Dios es oída y entonces esos son los Truenos que dan la fe para el rapto.
Ahora, aquí dice, página 13 [14] del mensaje “El Rapto”, dice:
- “64 … Allí lo tienen, usted de nuevo vemos la ceguedad, pasando por alto las cosas de Dios, como si no tuviera ningún significado para ellos, se burlan de la verdad. Eso es lo que dice la Biblia.*
- 65 Pero para la Iglesia, la Novia, para ella el Rapto es una revelación. Le es revelado a Ella. Es una revelación, la verdadera Novia de Cristo estará esperando la revelación del Rapto.*
- 66 Ahora, esto ciertamente es una revelación, porque revelación es fe. Usted no puede tener una revelación sin que sea fe. Fe es una revelación, porque es una cosa que le ha sido revelada a usted. Fe es algo que le ha sido revelado a usted, como fue con Abraham…”.*
Entonces, ¿ve usted? ¿Cómo recibe fe? La fe de rapto: por algo que le es revelado a usted. ¿Y qué es lo que le es revelado a usted? El Séptimo Sello. ¿Qué le revela a usted el Séptimo Sello? Los Truenos, los Truenos poseen revelación del Séptimo Sello. Y entonces cuando le es dada a conocer, le es dado a conocer ese misterio, esa revelación, y uno la conoce, ¿qué es lo que recibe? Ha recibido la revelación para el rapto, ha recibido la fe de rapto.
Y en esta noche podemos decir: “La estamos recibiendo”. No hacemos cuenta que ya lo hemos recibido todo, porque son Siete Truenos. Cualquiera que haya leído el primero, ya no lo tiene todo; le falta 6, le falta el 6. Eso quiere decir que es un Mensaje completo, perfecto, porque Dios se perfecciona en 3 y en 7. Entonces Siete Truenos es la Voz de Dios en toda Su plenitud, revelando todo el misterio del Séptimo Sello, revelando ¿qué? Revelando la Segunda Venida del Señor, todo lo que conlleva la Segunda Venida del Señor, todo el plan de la Segunda Venida del Señor. ¿Ve?
Por lo tanto, entonces todo el Plan, todo el Plan que Él lleva a cabo, y que Él llevará a cabo, todo ese Plan que Él ha prometido que ha de desarrollar, Él lo da a conocer en Su Segunda Venida. Él le da a conocer cuando ruge como León y Siete Truenos emiten sus voces. Da a conocer todo el plan, todo el propósito por lo cual Él viene en Su Segunda Venida. Hace como Él dio a conocer el plan y propósito cuando Él vino en Su Primera Venida, Él mostró para qué Él venía. ¿Ve?
Y nada podía impedir que Él hiciera lo que tenía que hacer para llevar a cabo el Plan de la Redención.
Bueno, estando nosotros en esta hora y hablando en esta noche sobre el tema “LA SEÑAL DE SU VENIDA”, entonces vemos que para nosotros este tema de esta noche es más importante de lo que cualquier persona se puede imaginar. La señal de Su Venida es la aparición del Señor con el cuarto Elías. La Venida del Señor es conforme al orden de Su Segunda Venida; y entonces, la Venida del Señor es el Séptimo Sello o el Séptimo Sello es la Venida del Señor.
Entonces el Señor en Su Segunda Venida se identifica con el Séptimo Sello. El Señor en Su Segunda Venida se da a conocer o se hace conocido ¿cómo? Se hace conocido conforme a la Palabra. ¿Ve? Así como Él hizo en Su Primera Venida, Él le mostró en todos los lugares en donde hablaba de Él, lo que decía la Escritura de Él, Él lo citaba. Eso en ningún momento Él estaba hablando de Sí mismo, sino que era Dios que habló a través de los profetas, habló de Él; y entonces Él lo que estaba haciendo era ¿qué? Era mostrándole que esa Palabra, esa letra, estaba hecha carne en Él, estaba diciéndole: “Hoy se ha cumplido esta Escritura ante nosotros” [San Lucas 4:21]. Ustedes han estado por cientos de años leyendo, usted ha estado por cientos de años viendo la Palabra hecha letra, pero ahora la pueden ver hecha carne.
Ahora, si ustedes se han gozado mucho viendo esa letra y viendo esas cosas que estaban prometidas ahí, ustedes se pueden gozar más ahora, viéndola hecha carne, viéndola ya cumplida. Pero ¿qué pasó? No lo hacían de esa manera. Pero los que lo vieron, los que lo vieron realmente, sí se gozaron. Y el Señor les dijo: “Bienaventurados vuestros ojos, porque ven; y vuestros oídos, porque oyen. Porque muchos de los santos profetas desearon ver lo que ustedes ven, y no lo vieron; y desearon lo que ustedes oyen, y no lo oyeron” Bueno, también les dijo, cuando le dijeron:
—“Bueno, ¿y por qué Tú le hablas en parábolas a la gente y a nosotros nos habla claramente, nos explicas la cosa?”
Y entonces el Señor le dijo:
—“¿Por qué? Porque está escrito: De oídos, oirán y no entenderán; oirán pesadamente (¿ve?) y no entenderán”. [San Mateo 13:14-17].
Y también les dijo:
—“Pero a vosotros es concedido entender los misterios del Reino de Dios” [San Lucas 8:10].
A vosotros le es concedido entender los misterios del Reino de Dios. A vosotros les es concedido entender los misterios de los Siete Truenos. Eso para nosotros hoy.
Bueno, vemos entonces la hora en que estamos, le damos gracias al Señor por estas cosas. Yo no sé qué está…, digo yo no sé cómo se moverán las cosas que tienen que suceder; y viendo la hora en que estamos, no sé cómo se moverán las cosas. Pero sí de algo y en algo yo estoy muy interesado, y es un saber de parte de Dios cada cosa que deba hacer y que debe hablar; porque ustedes saben, que enseguida que Él me permita saber, que Él me permita saber algo, yo se lo hago saber a ustedes rápidamente.
Bueno, yo por mi cuenta no me pongo a buscar las cosas. Y también le recomiendo a usted: No se meta usted a estar buscando por aquí, por allá; espere que el Señor nos los traiga aquí. Yo mismo ni me atrevo, yo dejo, yo trato, de usted sabe, yo trato de de estar en las mejores condiciones posibles, de tal modo que Él me pueda hablar, para entonces yo poder decirle lo que Él me hablaba a mí, y así pues, que todos seamos beneficiados. Yo no me pongo por mi cuenta a buscar por aquí: “Bueno, yo quiero saber de tal cosa, voy a buscar por aquí, por acá”. No. “Señor, qué es lo que Tú quieres que yo sepa y qué es lo que Tú quieres que yo le diga a mis hermanos? ¿Qué es lo que yo debo predicar, Señor? Guíame, inspírame”.
Tantos temas que hay, imagínense si uno por la cuenta de uno se pone a buscar, se pierde uno en lo limpio (como decimos nosotros). Pero yo creo que el Señor nos ha guiado, yo con temor y temblor pues, le pregunto al Señor, porque es que, usted sabe, uno meterse por la cuenta de uno, se mete en problemas tremendos. Y usted deje la cosa quieta, deje que cada cosa llega, cada cosa llega a su tiempo: por lo tanto, usted… mire, a mí me gustaría estar en la posición suya.
Usted a lo mejor piensa: “Bueno, ser ministro, una persona la cual pues, Dios le puede hablar y entonces predicar, pues, eso es algo que una persona que no tiene ni que, ni que trabajar ni nada”. Desearía uno mejor trabajar de 6:00 a 6:00 en el sol, que tener que estar uno en una posición así, de que uno, hay ocasiones que tiene que predicar y no sabe ni lo que va a predicar. Y que uno, no se ciñe a uno mismo; y que uno, usted sabe, algunas veces, pues el mismo hermano Branham decía: “Yo me ponía a buscar por aquí, por allá, y apuntaba por aquí, por allá y después me ponía caminar de aquí para allá, y no…” ¿Ve cómo se encontraba el hermano Branham? Y decía: “No, no. Señor, pero ¿qué es? ¿Qué significa esto? (Y dice) Y cuando me estaba quieto, entonces el Señor venía y me decía: Esto es”.
Ahora, uno de los secretos para toda persona a la cual Dios le habla, una de las personas es lograr quedarse quieto. Y eso es más difícil que uno estar corriendo, caminando, haciendo ejercicio por aquí, por allá. O sea, algunas veces hasta la misma persona se puede asesorar, y no sabía de qué momento, qué hora, cuántos minutos, cuántas horas o días tiene que esperar para entonces Dios poder de hablarle a uno. No crean que es nada fácil; es tan difícil, tan difícil, que realmente la posición más cómoda es la de estar sentadito uno escuchando la Palabra. Bueno, y qué fácil es.
Uno lo que ha tomado, para fíjese, toma par de horas, 2 o 3 horas escuchando, lo que quizá quien nos lo tiene que decir a nosotros, le ha tomado, quizás días, meses o semanas para él poder estar en la condición que debe estar para Dios hablar a él; y después en un momentito ya lo sabemos nosotros. ¿Ve usted?
Así que para cada uno debe permanecer en su lugar; el hermano Branham decía: “Usted no sabe lo que usted desea, cuando desea un ministerio, y la responsabilidad que hay con ello”. Es tan grande la responsabilidad, que imagínese, el hermano Branham, el Ángel del Señor le dijo al hermano Branham: “Tú has hecho lo que hizo Moisés”. Moisés se olvidó de los sentimientos del pueblo y los abandonó. Y el Señor le dijo al hermano Branham, el Ángel del Señor le dijo al hermano Branham: “Has hecho lo mismo”.
Recuerdo cuando él quería irse para allá para cierto lugar a vivir por allá por las montañas, porque le gustaba cazar, ¿ve? Entonces, es una responsabilidad tan grande, que el pueblo no se puede abandonar, porque si no el diablo se aprovecha y entonces los confunde. Y hay que estar al tanto de lo que Dios tenga. Y el hermano Branham, pues decía: “Pues yo he deseado estar así, hacer como los profetas hacían en el antiguo testamento, el hermano Branham, el Ángel le dijo: “Hoy tú tienes mayores dones que ellos”. O sea que hoy no es para vestirse y estar fuera del pueblo, sino para trabajar dentro del mismo pueblo.
En aquellos tiempos, quizás el pueblo casi nunca conocía a sus profetas, sino cuando venían con Así dice el Señor, pero entonces el Ángel del Señor acá le dice al hermano, Branham: “Hoy es otro día, y un día más grande que aquellos días” O sea, que hoy es un día para estar en medio del pueblo como uno de los del pueblo, y entonces, darle lo que Dios le da para el pueblo, y no, no, no alejarse del pueblo porque el diablo está como león rugiente, usted sabe, y mientras el pueblo podía haber al hermano Branham cerca de ellos, el pueblo se sentía, usted sabe, tranquilo, sabía que cualquier cosa que el diablo tratará de hacer en contra de ellos allí estaba el instrumento de Dios. ¿Ve?
Así que, ¿cómo podría huir algún hombre de Dios en esta hora? Solamente la única forma que hay es enfrentarse a la realidad. Tenemos entonces que enfrentarnos a la realidad y sabernos llevar los unos a los otros. Yo tengo faltas, usted tiene faltas, todos tenemos, pero queremos, queremos un día llegar a la total perfección, y queremos sobrellevarnos los unos a los otros; las cositas que nos vemos un poquito mal, ayudarnos, orar los unos por los otros, y lo que esté al alcance suyo no hacerlo, lo que esté malo y usted sepa que está mal, no lo haga. Y si ve que es difícil para usted, pida que oren por usted. O sea, no se entregue a las manos del diablo. Entréguese en las manos de Dios, en las manos de la Palabra; y cada vez que le venga una tentación agárrese de la Palabra. Agárrese bien de la Palabra y ore al Señor: “Señor, no dejes que yo caiga en esta tentación”. ¿Ve?
O sea, que en un momento que tenemos que vivir con temor y temblor, y viendo que ellos nuestra redención está a la mano; y cuando hablo de nuestra redención: hoy es el día de redención, hoy es el día octavo, hoy es el día, el domingo espiritual, y es el día, el día o Año del Jubileo, es el Año de Redención. Año de Jubileo es Año de Redención; no año de días literales, sino año de la Edad de la Piedra Angular, que es el Año del Jubileo. Y ahí es que estamos. Y la redención espiritual las estamos viendo; y nos falta ¿qué? La redención de este cuerpo terrenal. Ser redimido quiere decir: ser transformado y entonces tener otro cuerpo; porque redimir quiere decir: ‘volver al principio’. Y volver al principio, pues eso, en el principio usted no tenía un cuerpo de carne como este venido por el sexo. Eso lo tuvo cuando apareció acá a través de sus padres terrenales; pero no así conforme al Plan de Dios. Por lo tanto, usted y yo tendremos un cuerpo eterno, un cuerpo glorificado, y ese es el que vamos a tomar dentro de poco. Cuando seamos transformados hemos llegado y hemos entrado a la total redención.
Estamos en el día que Dios nos está dando todas las cosas que necesitamos para llenar los requisitos para ser transformados.
Por lo tanto, entonces le damos gracias al Señor por esta hora en que vivimos y seguimos adelante en todo momento, no importa las cosas que vengan, no importa las luchas que tengamos, seguimos adelante ya todo está terminando. Y en los tiempos allá pasados, decían, los predicadores: “La Venida del Señor está cerca”. En los tiempos pasados decían, o se decía: “Vengo en breve (decía el Señor), vengo en breve”. Y en los tiempos pasados, todos los predicadores anunciaban que la Venida del Señor estaba cerca. Pero cuando apareció el cuarto Elías, él, dijo hablando de estas cosas, él dijo: “Ahora ya hemos visto y estamos testificando la aparición del Señor”.
Ahora recuerde: aparecer y venir son dos cosas diferentes, son dos palabras diferentes. Aparecer, y entonces, venir.
Ahora, ahora es la aparición, Él ya ha aparecido en los últimos días. Ahora esa es una señal de Su Venida. ¿Ve usted? En Palabras más claras: “Antes que venga el día grande y terrible de Jehová, yo les envío a Elías. Antes que venga el Señor en Su Segunda Venida, con Moisés y Elías, yo les envío a Elías”. Por lo tanto, la señal de la Venida del Señor con Moisés y Elías ¿era qué? La venida del cuarto Elías. Después de la venida del cuarto Elías aparecería ¿qué? Después de la aparición del Señor con Elías, vendría el Señor con Moisés y Elías. Entonces la señal de la Venida, la señal viene primero, aparece primero, y después la Venida del Señor.
Ahora ya todos sabemos que siempre que el Señor ha venido, ha venido en forma humana, y siempre tiene que ser visto algún velo de carne; y encontramos que después del cuatro Elías, de la manifestación del cuarto Elías a través de un velo de carne, la próxima vez que vemos el espíritu ministerial de Elías y el espíritu ministerial de Moisés viniendo, lo veremos entonces a través de carne humana viniendo, y eso es entonces la Segunda Venida del Señor. Porque el Señor viene con Moisés y Elías, con ese doble ministerio.
Por lo tanto, entonces, el hermano Branham decía: “Hemos visto la aparición del Señor y testificamos la aparición del Señor”. ¿Ve usted? Luego viene otro tiempo donde será vista la Venida del Señor con Moisés y Elías, y luego el pueblo que la ve testifica ¿qué? La Venida del Señor. Entonces encontramos que eso es lo próximo después de la aparición del Señor. Eso es lo que dice el cuatro Elías: “Lo próximo es la Venida”.
Ahora ya estamos finalizando. Dice que, dice el cuarto Elías que el Séptimo Sello finaliza, finaliza ¿qué? La edad de la Iglesia. Dice: “En el fin del Séptimo Sello, es el fin de la edad de la Iglesia, es el fin de las Trompetas…”. Y recuerde que, fin de las Trompetas entonces, la Séptima Trompeta de las trompetas de Israel, de las siete trompetas que le suele Israel, la Séptima Trompeta es la Gran Trompeta del Año del Jubileo. Es el fin también de las Copas, es el fin de todo. Es el fin del mundo en luchas, es el fin de todo; y entonces ya vemos que estamos llegando a ese fin.
Ya entonces, el fin del Séptimo Sello ¿qué es? Fin del Séptimo Sello. El Séptimo Sello es ¿qué? La Segunda Venida del Señor; y el final de la Segunda Venida del Señor ahí, entonces, entra todo a finalizar.
Por lo tanto, entonces, ya estamos viendo a través de la Palabra, a través de los Truenos lo último del Séptimo Sello, lo último de la Segunda Venida del Señor, ¿ve? Y entonces ahí mismo, al irse viendo lo último de la Segunda Venida del Señor, ahí mismo va siendo revelado ¿qué? Las últimas cosas que tienen que ser dadas a conocer o reveladas al pueblo del Señor; y una de las cosas que revelaba, ¿qué? El fin de la edad, el fin de las Trompetas, el fin de las Copas, el fin del mundo en lucha, el fin de todas las cosas y la introducción al Milenio. El fin de lo que tiene que pasar, de lo que tiene que desaparecer, y la introducción a las cosas que vendrán.
Así que estamos viendo todo eso conforme a la Palabra del Señor. Como dice el himno, como dice un himno: Hemos visto y seguiremos viendo, y seguiremos gozándonos, porque ya habíamos visto la señal de Su Venida. Lo próximo para ser visto es la Venida.
Bueno, y los que vivan para ver Su Venida, ya ustedes vieron lo que dice el cuarto Elías. Lo que vivan para ver Su Venida serán transformados, todos aquellos que son predestinados para no ver muerte serán transformados. Así que no…, entonces habrá un grupo de los que estarán viviendo en esta Tierra que no van a haber muerto.
Así que, esos simulacros de guerra y de guerra atómica y eso, nos asusta a nosotros. A nosotros no nos asusta nada de eso porque sabemos, sabemos algo, hemos visto algo y estamos ¿qué? Regocijándonos en algo que hemos visto, y proclamando algo que hemos visto. Estamos proclamando algo que hemos visto; y hablamos con libertad entre nosotros.
El cuarto Elías hablaba con tanta libertad y decía: “Hemos visto la aparición del Señor en este último tiempo y estamos proclamando, estamos anunciando, estamos testificando la aparición del Señor”. Bueno, ¿y qué podría él decir? ¿Qué podría él decir en este último tiempo si lo tuviéramos en medio nuestro? Realmente en la Segunda Venida del Señor, él entonces diría: “Y así como vimos la aparición del Señor y testificamos la aparición del Señor, vemos la Venida del Señor y testificamos la Venida del Señor. ¿Ve?
Ahora, no nos podemos quedar en una sola cosa. Tenemos que ir al compás, al compás de lo que Dios esté haciendo en cada tiempo. Cada cosa es buena para el tiempo en que Dios lo hace. Y una cosa que Dios hace introduce a otra que Dios va a ser; pero cuando se llega a la otra que Dios prometió que haría, pues hay que disfrutar la que Dios, la que Dios prometió cuando la está haciendo. Así que, debemos disfrutar todo lo que Dios tiene para nosotros en esta hora. Queremos disfrutar todo lo que Él ha prometido para este tiempo.
Si disfrutamos seis ellos, ¿qué del séptimo? Si disfrutamos seis sellos, realmente estamos disfrutando el Séptimo, seguiremos disfrutando el Séptimo que es el que nadie había disfrutado. Así que eso es más grande, eso es más grande que disfrutar seis.
Bueno, Dios nos bendiga en esta noche, Dios nos guarde, y nos ayude para seguir adelante en esta hora en que estamos. No le tenga miedo a la lluvia, recuerde cuántas veces usted estaba pidiendo que el Señor nos mandara un poquito de lluvia. Recuerde, aquí estamos un ratito, nada más. Si se llovizna un poquito, si se moja un poquito, pues es que no tenemos más comodidades para ofrecerle. Y recuerde que cuando usted se mete a la ducha, se moja también.
Ahora sí, sí nos mojamos porque hay agua. Si no hubiera agua ni nos podíamos mojar nosotros, ni se podía mojar la tierra, ni podíamos lavar los automóviles. Así que, eso no es nada, es una bendición que Dios nos ha enviado. Y entonces, pues le buscaremos la vuelta, usted sabe. Mucho tiempo, el Señor nos dio aquí en Cayey, en que solamente poquito de agua caía, pero ahora está cayendo un poquito más. A mí lo que me ha estado raro, es que Cayey siendo un sitio que llueve tanto, en casi todos los cultos que hemos tenido, algunas veces que ha caído un poquito de agua. En todo eso Dios ha metido Su mano, pero tenemos que estar conscientes de que estamos en un sitio donde llueve mucho.
Bueno, ¿y ya llevamos cuántos meses aquí? Llevamos unos cuántos meses, y en todo hemos visto la mano del Señor obrando en todo, y seguiremos viendo la mano del Señor obrando en todo.
¿Cuánto tiempo nos queda aquí? Ojalá y sea poco. No porque no nos guste el sitio, sino porque nos gusta más el que Él nos ha prometido. Así que, el Señor me dé a conocer, ustedes saben, que yo se los daré a conocer aquí mismo; porque es el sitio que Dios me ha proveído para hacerlo. Y yo creo que tenemos un privilegio que ustedes no tienen que romperse la cabeza buscando por aquí qué significa esto y lo otro, sino que Dios nos los trae todito, de tal manera que podemos confiar de que el que comenzó con nosotros la buena obra, va a continuarla hasta el final.
¿Cuántas cosas ya hemos visto y conocido desde el 74 para acá? Bueno, hemos visto y conocido muchísimas cosas que antes no conocíamos, pero que ahora, por la gracia del Señor ya las sabemos. ¿Qué más nos falta? Bueno, ¿saben una cosa? Que el cuarto Elías dijo que, con la apertura de los Sellos, uno de los misterios también que es abierto, es el misterio del cuerpo teofánico. Yo creo que pronto el Señor nos va a permitir conocer plenamente el misterio del cuerpo telefónico, y no va a haber quién nos aguante aquí.
Bueno, ese misterio, ese misterio, es uno de los misterios que está en los Sellos; y que en el Séptimo Sello ahí es que es abierto plenamente para el pueblo del Señor, porque es el tiempo del rapto. Por lo tanto, yo he estado, usted sabe, estado interesado delante del Señor en conocer este misterio plenamente. Porque yo sé que, al conocerlo plenamente, ya usted sabe lo que va a pasar: lo vamos a conocer todito. Y entonces algo tiene que ocurrir.
Bueno, yo estoy a la expectativa y estoy muy interesado en todas estas cosas…, ¿cómo podríamos decir? No nos gustaría, pues seguir mucho tiempo aquí en la Tierra, o sea, en esta dimensión, y yo creo que ya pronto vamos a ser trasladados a la otra dimensión. Ya pronto va a ser dado a conocer todo eso. Por supuesto, será muy sencillo; será muy sencillo, pero va a ocurrir. Cuando ocurra, entonces, pues ya se acabaron las luchas, los problemas, se ha acabado todo, ya usted no tendrá, no tendrá que ofrendar más acá de lo que trabaja acá en la Tierra. No tendrá que diezmar más tampoco de lo que trabaja acá, ya no va a estar trabajando más acá. Aunque a nosotros nos gusta hacerlo, porque es Palabra de Dios; y Él nos dice que hay una bendición grande en eso; y el hermano Branham dice: “Yo reto a cualquiera que lo haga, yo reto a cualquiera que lo haga, a ver si no hay una bendición ahí”. Bueno, y los que, lo que lo hacemos, lo hacemos con alegría, con regocijo; yo también lo hago. Y si usted quiere ver si hay bendición en eso, chequee las bendiciones que Dios me ha dado y usted verá si hay bendición en eso.
Bueno, de las últimas bendiciones que el Señor me ha estado dando, pues ya usted sabe, que es la casita la casita que ya pronto va a estar terminada. Bueno, todas esas cosas pues, no son cosas que uno ha buscado, sino que han venido de parte del Señor y uno pone su corazón y esas cosas materiales, son cosas que Dios le añade a uno porque Él quiere añadírselas y tiene algún plan también con el cual, o algún plan que él quiere desarrollar. Yo espero, pues usted sabe, que todo lo que Él me dé sea usado correctamente. A mí de lo menos que me gusta recibir o tenerlo en mis manos ¿sabe lo que es? Quizás lo más que le guste a usted: el dinero.
Realmente, yo reconozco que yo no sé usarlo bien, y por eso a mí no me gusta bregar con dinero; solamente lo que me gusta es tener o recibir lo que necesito para hacer compras y para los gastos de los pagarés que tengo, y después no me gusta tener grandes cantidades así en mi poder, porque no, no me gusta todo en esa responsabilidad delante de Dios; porque uno mismo sabe que tiene que darle cuenta al Señor por todo lo que Él pone en las manos de uno.
Por eso, entonces, usted puede ver que en cuanto a las entradas aquí yo no brego con ellas. Eso, yo reconozco que no sé bregar como se debe bregar con el dinero; pero reconozco también que Dios ha preparado al hermano Adalberto para bregar con dinero, y lo hemos visto y hemos visto cómo cosas, cosas que, por ejemplo, para hacer ciertas cosas, cosas que se necesitan 1.000 o 2.000 dólares, él les ha podido hacer con 500 dólares más…, por ejemplo, con la mitad algunas veces de lo que se necesita. ¿Cómo lo ha hecho? Yo no sé. Dios lo ha preparado para eso, y yo creo que es como, como dice la Palabra: cuando uno no sabe administrar algo, el Señor dice: “Pues mejor que lo deje (¿a quién?) a los banqueros”. Usted no ha visto a los banqueros, que la gente pone en el banco dinero, y ellos pagan un porciento, pero ellos cogen ese dinero, lo invierten en cierta forma, en urbanizaciones, en esto y el otro, y al año eso lo han multiplicado. ¿Ve? Y así pasa en la Obra del Señor.
Yo realmente me reconozco, sé que no haría el uso total, el ciento por ciento de lo que se puede hacer; y yo pues, si no puedo hacer el ciento por ciento y veo que otro lo puede hacer, yo prefiero, entonces, no hacerlo el 75 y dejar que otro haga 100, ¿ve?
Bueno, yo me alegro de eso, de haber podido tener a mi lado una persona que Dios haya preparado para eso, y que, como decimos nosotros: Ahora ya eso es asunto suyo con Dios. Eso es asunto tuyo con Dios allá; cuando pasemos al otro lado, allá veremos las cuentas, cómo están.
Quizás cualquier persona, cualquier persona, usted sabe, ignorante, quizás piensa: “Bueno, me gustaría ser una persona así, al cual le entreguen cantidad de dinero y que ni se diga qué has hecho con el dinero. No, lo que pasa es que donde le dicen a uno qué has hecho con el dinero es al lado de allá, a donde se le pide cuentas es al lado de allá, y entonces ahí las cuentas, entonces son claras y uno no se podrá esconder. Así que cuando uno sabe lo que es esa responsabilidad, uno prefiere mejor, no hacer nada, o sea, no tomarla, habiendo otras personas que uno vea que Dios ha preparado para eso.
Y si una persona ha sido preparado y ordenada para eso, ¿cómo escaparás de eso? Eso sí, es difícil: escapar de algo para lo cual Dios ha predestinado a uno.
Por supuesto, pero usted no puede tampoco escapar de la posición que Dios lo ha puesto; en cualquier otra, estará fuera de lugar. En la de usted estará en el lugar perfecto. Dios le ayudará y le bendecirá en la posición en que Dios le ha puesto. Al hermano Adalberto Dios lo usará, y lo está usando, y lo usará cada día más en lo que Dios le ha dado a él para hacer. Yo no me atrevo a meter mi mano en lo que Dios hace a través de él.
Algunas veces él me pregunta:
—“¿Y esto, y esto está bien?”
—“Mira a ver tú sí está bien; allá tú, lo que tú hagas está bien. Al lado allá es que arreglaremos todito allá; pero acá tú has todo lo más que puedas, y que cuando nos vayamos de aquí, no tengas ni un centavo en el bolsillo, que todos lo hayas usado en la Obra de Dios, en todo lo que tú veas que hay que usarlo.
Y eso es lo que el Señor nos enseña. Él nos dice: hubo uno que le dieron 5 talentos y lo multiplicó y tuvo 10. Otro le dieron 10 y lo multiplicó, y así (¿ve?) porque lo usó. Pero otro recibió 1 talento y lo enterró; y cuando vino su Señor le dijo: “Bueno…” pidió cuenta por los talentos, y el que recibió tanto, le dijo: “Aquí está lo que me diste multiplicado. Aquí está lo que me diste multiplicado”. Y el que recibió 1 dijo: “Bueno, era poquito, era un solo talento, y tuve miedo y lo enteré porque yo sé que tú eres un hombre…”
—“Hombre malo, si tú sabías todo eso que sabes, y sabías cómo yo era, ¿por qué no lo diste a estos que saben trabajar, a los banqueros, y 1 talento lo hubieras multiplicado por 2 o 3 talentos más, y yo hubiera recibido lo que es mío con ganancia; porque eso no es tuyo tampoco, yo te lo dí para trabajar. Si tú no podías trabajar o tenías miedo, pues lo ponías en las manos de otro que trabajara, y entonces pues, yo recibía lo que era mío, y tú no tenías, no tenías ningún problema”.
Bueno, eso es lo correcto para uno hacer, si uno quiere dar buenas cuentas allá, cuando esté allá; porque todos vamos a hacer, vamos a dar cuenta de lo que hemos hecho aquí y vamos a recibir… no trabajamos aquí esperando galardones, pero el Señor de Su propia voluntad ha dicho que Él va a dar galardones.
Ahora, usted y yo no vamos a luchar en una competencia a ver el más que hace para ver cuál tiene más galardones. No, no. Cada uno espontáneamente, cada uno de su propia libertad, porque ama al Señor, hace lo que hace. ¿Ve? Nadie le exige ni lo obliga a nadie a hacer nada, sino solamente se da a conocer el Plan de Dios y cada cual allá entonces trabaja de acuerdo a la alegría y gozo del corazón que tiene, conforme a como ama al Señor, pues él obrará.
Ahora yo creo que es una cosa buena no sentirse así libre, y que, porque usted no haga nada, no se le va a mirar por encima del hombro; o porque usted haga mucho, entonces, usted va a hacer una persona que se va a tener por alto. No, todos somos iguales aquí; y tanto amamos al que trabaja mucho como al que trabaja poco. Nos amamos toditos los unos a los otros; no podemos tener acepción de personas.
Allá, cuando estemos al lado allá, pues usted sabrá que su trabajo no fue en vano. Y al que mucho le es dado, mucho le será demandado.
Bueno, está lloviendo por ahí una poquita de lluvia; yo creo que no nos vamos a poder salir, pero yo creo que vamos a poder cantar algún himno o corito en lo que afloja un poquito el agua, si es que el hermano Alberto, pues lo cree conveniente, sino pues, los que deseen mojarse porque no llovía, pues podrán mojarse también.
Bueno, Dios nos bendiga en esta noche, Dios nos guarde.
“LA SEÑAL DE SU VENIDA”. Si la señal fue así… Bueno, Dios nos bendiga a todos en esta noche.
**“LA SEÑAL DE SU VENIDA”.**