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|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
| Cuando la fe es ungida | 1977-04-10 | 1 | Servicio de Carpa | Cayey | PR | 00:00:00 | false |
Muy buenos días, amados hermanos, el Señor nos continúe bendiciendo a todos en esta hermosa mañana en que podemos congregarnos para adorar a nuestro Dios y oír su gloriosa Palabra.
Es de grande bendición, pues, estar todos en este hermoso compañerismo alrededor de la Palabra del Señor. Vamos inmediatamente a buscar en nuestras Biblias. Vamos a buscar en Isaías, capítulo 61. Y dice así la Palabra del Señor:
El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová, me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a predicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel; a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová, y el día de venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los enlutados,
a ordenar que a los afligidos de Sión se les dé gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado; y serán llamados árboles de justicia, plantío de Jehová, para gloria suya.
Reedificarán las ruinas antiguas, y levantarán los asolamientos primeros, y restaurarán las ciudades arruinadas, los escombros de muchas generaciones.
Oremos al Señor: Dios eterno, he aquí ante Tu presencia estamos, te damos gracias por tus bendiciones, y te rogamos. Señor, Tú mires hacia nosotros, perdones toda falta y todo error que hemos cometido. Y en esta mañana, Señor, Te ruego, Tú impartas Tu bendición sobre nosotros, y hables a nuestro corazón. En tus manos estamos, oh, Dios eterno. Y te lo pido todo en el Nombre del Hijo de David, Rey de reyes y Señor de señores: William Marrion Branham. Amén, amén. Pueden sentarse.
El tema para esta mañana. Vamos a ponerle como tema a lo que tendremos en esta mañana: “CUANDO LA FE ES UNGIDA.” Cuando la Fe es Ungida. Ese será el tema sobre el cual estaremos entrando en la enseñanza en esta mañana, y esperamos que el Señor nos ayude, y nos dé lo que El quiera para nosotros.
En la lectura que tuvimos, vimos que luego que el Señor fue bautizado. O sea, el Señor Jesucristo, encontramos que El fue una de las personas que estuvo en los cultos de Juan el Bautista, y fue uno de los creyentes del mensaje de Juan, y fue uno de los que hizo conforme al mensaje de Juan. El se bautizó porque el mensaje de Juan, el mensaje del precursor, indicaba que debía ser bautizado.
Y Juan el Bautista cuando vio a ese joven de allá de Nazareth, el cual era primo hermano de El, cuando lo vio que vino (había venido unas cuantas veces a los cultos), y después de haber sido bautizado, todavía seguía yendo a los cultos, así que encontramos que el Señor era una persona que más bien estuvo en los cultos de su precursor. Mientras El todavía no había comenzado el ministerio, El estaba bajo el ministerio de Juan, vemos que hizo hasta lo que Juan ordenó que había que hacer, ¿pero qué pasó? En aquella ocasión cuando fue a ser bautizado, encontramos que el Señor bajó a las aguas, y cuando fue a las aguas para ser bautizado, Juan el Bautista vio la señal que le había sido dicha, y que le había sido mostrado que habría de ver sobre el Mesías, sobre el Ungido, sobre la persona que sería el velo de carne en donde el Señor vendría por primera vez.
A Juan le fue dicho, le fue mostrado por Dios, que él sería el precursor de la Primera Venida del Señor, y que él lo introduciría. Entonces imagínese Ud., Juan el Bautista teniendo una responsabilidad tan grande como la que tenía, pues él estaba predicando su mensaje, pero cada vez que bautizaba a alguien, él estaba pendiente para no pasar por alto al hombre del cual él estaba hablando. Imagínese que fuera Juan el Bautista esa clase de persona que predicase ese mensaje que predicó, tan tremendo; al cual Dios lo tuvo veintinueve años por allá por el desierto; veintinueve a treinta años lo tuvo por allá por el desierto; pues a los nueve años se lo llevó para el desierto, y luego cuando regresó ya tenía unos veintinueve años y medio, o por ahí. Así que lo tuvo como unos veinte años por el desierto, por allá, entrenándolo. A Moisés lo estuvo por 40.
Así es que lo tuvo todo ese tiempo entrenándolo y preparándolo para un mensaje de aproximadamente seis meses de duración, que él habría de estar predicando. Para un mensaje que después que lo predicase e introduciese al Mesías, ese mensaje terminaría, y ya no habría que seguir más ese mensaje de Juan, sino seguir aquello que Juan anunció que habría de seguir, lo cual él estaría introduciendo.
Bueno, pero Juan tenía esa comisión de predicar ese mensaje, y de llamar al pueblo al arrepentimiento y a bautizar a todos aquellos que arrepentidos vinieran para ser bautizados. No había sido enviado por los ministros de aquel entonces, sino que había sido enviado por Dios, y era un poco raro para el pueblo hebreo, que un hombre saliera del desierto predicando un mensaje como ése, y después llamando a la gente para ser bautizados.
Y le preguntaron a Juan: “Bueno, ¿quién eres tú? ¿Eres tú el profeta, eres tú el Cristo, eres tú el Mesías?” Juan les dice: “Yo no soy el profeta, yo no soy el profeta que dijo Moisés: “Levantará el Señor nuestro Dios, profeta de entre vuestros hermanos, profeta como a mí, a él oiréis. Y el que no oyere a ese profeta, será cortado del pueblo.” “¿Eres tú el profeta?” “No, no soy yo.” “¿Eres tú Elías?” “No” ¿Ve?
No le preguntaron si era el Elías de Malaquías 3, sino que estaban preguntando por el Elías que habla Malaquías 4. Donde dice:“He aquí, yo os envío a Elías el profeta, antes que venga el día grande y terrible de Jehová, y él convertirá el corazón de os padres a los hijos, y el corazón de los hijos a los padres.”
“¿Eres tú el Elías que vendrá antes de abrirse el Sexto Sello, ) de destruir a esta humanidad?” “No, no soy yo.”
Bueno, Juan no estaba mintiendo, aunque él era Elías. E era el Elías que introduciría la Primera Venida del Señor; no el Elías que introduciría la Segunda Venida del Señor. u
El les dite que no es, entonces le dicen a él: “Bueno, ¿y quién entonces te manda a bautizar, por qué tú estás bautizando a la gente?” Bueno, eso fue un problema bastante grande para Juan, con el cual le vinieron ellos, y Juan también les anunciaba que el sacrificio continuo que ellos tenían, de los corderos y de los machos cabríos, todo eso sería quitado. Y más bien cuando viniese Ese que él estaba anunciando, Ese era el Cordero de Dios, el cual era la persona que estaba tipificada por esos corderos que eran presentados allá en el templo. Así es que Juan les anunciaba que el contínuo sacrificio sería quitado, conforme a la profecía de Juan el Bautista.
Bueno, esto alarmó, escandalizó muchísimo allá a Palestina, a todos los hebreos; pero fíjese a donde Juan se paró para precursar la Primera Venida del Señor. No se metió allá a Palestina, al centro de Palestina, no se metió allá a Jerusalén, a la capital, para anunciarlo allá en el templo, sino que se fue al río, en aquella área del río, un área de un campo, allí él comenzó a predicar su mensaje.
Y la gente salían de Judea y de Jerusalén, para oír a ese hombre que estaba anunciando la Primera Venida del Señor, estaba anunciando que el Señor vendría, estaba anunciando la Venida del Reino de Dios. Y decía: “El Reino de los Cielos se ha acercado.” Entonces lo estaba anunciando. Y estaba anunciando que el Mesías, el Príncipe de Paz, el cual ellos estaban esperando, que de un momento a otro aparecería, y que él se lo presentaría al pueblo.
Bueno, todo eso conmovía a la gente que estaba yendo, pero a los religiosos de aquel tiempo lo que hacía era que les molestaba. Bueno, Ud. sabe que siempre, todas las religiones en todos los tiempos, cuando Dios ha ido a hacer algo, si no lo hace a través de las religiones de cada grupo, pues no les gusta, se llenan de celos, y entonces se ponen a perseguir lo que Dios está haciendo, porque Dios no lo está haciendo a través de sus ministros, sino que lo está haciendo a través de quien Dios haya escogido. Y Ud. puede ver entonces que Dios no se pone de acuerdo con la religión de ese tiempo para El hacer lo que El va a hacer.
Entonces cuando la religión de ese tiempo trata de intervenir, entonces el instrumento que Dios usa lo que hace es decirles: “Generación de víboras, ¿quién les enseñó a Uds. a huir del fuego del infierno?”
Entonces los religiosos dijeron: “Bueno, si fuera un mensaje de Dios, pues, más bien trataría de ganarnos con palabras agradables y ponerse de acuerdo con nosotros.” Pero Dios no se pone de acuerdo con ninguna religión cuando El va hacer algo. Dios se pone de acuerdo consigo mismo, y El se puso de acuerdo consigo mismo desde antes de la fundación del mundo, para El establecer desde antes de la fundación del mundo lo que él habría de hacer sobre esta tierra a través de todos los tiempos.
Así es que ya El no se tiene que poner de acuerdo con nadie, porque El se puso de acuerdo consigo mismo, y entonces la Escritura dice: “¿Quién fue el consejero de Dios, con quién se aconsejó, o quién le aconsejó a El?” Así es que si nadie tuvo que irle a aconsejar a El, pues actualmente cuando El hace las cosas que El prometió hacer, El no tiene que buscar consejo de nadie. Más bien somos nosotros los que estamos llamados a buscar el consejo de Dios para ver cómo debemos actuar en el tiempo que nos corresponde vivir de acuerdo al plan que Dios tiene para el día en que nosotros vivimos.
No podemos aconsejar a Dios, pero sin embargo podemos buscar el consejo de Dios. El consejo de Dios de acuerdo a los planes que Dios tiene para el día en que uno vive, porque siempre Dios está desarrollando sus planes en todos los tiempos, en todos los siglos. El ha estado llevando a cabo una obra en todos los tiempos, y lo que ha pasado siempre es que la gente han mirado para atrás y han visto la obra que Dios llevó a cabo en un tiempo pasado, y después miran para el futuro para mirar la obra que Dios llevará a cabo en el futuro, pero se olvidan que Dios es el mismo ayer, hoy y siempre. Dios no es un Dios que trabaja hoy y mañana no estará trabajando, El siempre tiene una obra para llevar a cabo.
Por lo tanto, entonces en esta tierra El tiene algo para hacer día tras día, semana tras semana, mes tras mes, año tras año, siglo tras siglo; El tiene algo para llevar a cabo, hasta que encontramos que todo el plan que El tiene determinado, El lo llevará a cabo.
La gente que les toca vivir en esta tierra, en el tiempo asignado para ellos vivir, estarán viendo la obra que Dios asignó y predestinó para llevar a cabo en ese día que ellos están viviendo; pero se ponen a mirar para atrás, para el futuro, y no se dan cuenta lo que Dios está haciendo en el presente.
Eso les ha pasado a todos los que han venido a vivir en esta tierra. Me refiero a todos los que se han puesto a mirar el pasado y el futuro, y no han mirado el presente en que ellos están viviendo. Y solamente un grupo de escogidos, son los que han visto el pasado glorioso, y el futuro glorioso, y el presente glorioso. Y eso sí que es muy importante.
No es que sea malo mirar para atrás, para ver lo que Dios hizo, ni mirar para el futuro, para ver lo que Dios hará, pero lo malo está en uno no mirar también el presente, y ver lo que Dios está haciendo en el presente, para recibir toda la bendición que hay para la persona que está viviendo en ese tiempo.
Bueno, siempre para los que han visto lo que Dios está haciendo para el tiempo en que están viviendo, son siempre los que han recibido la bendición que Dios tiene para dar en ese tiempo, porque siempre hay una recompensa de parte de Dios para el que pueda ver la obra que Dios tiene en el tiempo en que cada uno está viviendo.
Bueno, aquí encontramos, en esta lectura que tuvimos, y en este tema que tenemos frente a nosotros hoy en esta mañana, en la cual estaremos entrando en la enseñanza de este tema, el cual es “CUANDO LA FE ES UNGIDA.”
Ahora, encontramos en este tema que cada vez que Dios va a hacer algo, en cada tiempo, Dios lo hace siempre a través de carne humana, nunca debemos de olvidarnos de eso, porque si nos olvidamos de eso, siempre perdemos entonces lo que Dios estará haciendo en el tiempo en que nosotros estamos viviendo.
Es bueno mirar para atrás y ver la historia de lo que Dios ya ha hecho, pero examinar bien la historia de las cosas grandes que Dios hizo, y de la manera sencilla, de la manera simple, en que Dios lo hizo, porque es grande a la vista de Dios, pero a la vista humana es simple. No pierdan eso. 28 Porque nos dice el cuarto Elías que lo grande para Dios, a la vista humana es pequeño. Y lo grande de los hombres, para; Dios eso es pequeño. ¿Ve? Así es que encontramos también que nos dice el cuarto Elías que lo alto es bajo y lo bajo es alto. por eso el Hno. Branham decía: “Por eso yo les digo que arriba es abajo, y abajo es arriba.” El decía: “Por eso yo les digo que el Norte es el Sur, y el Sur es el Norte.” Bueno, eso está en uno de los mensajes. Es que no teníamos eso para hablarlo, pero ha salido.
Entonces encontramos que no es como uno pueda ver las cosas con la vista humana de uno, sino como Dios ve Sus cosas, y entonces nosotros pues estamos llamados a ver las cosas de la manera en que Dios las ve, y pensar en las cosas de la manera en que Dios piensa, porque Ud. con su mente humana no puede pensar en las cosas de Dios como Dios piensa, pero si la mente de Cristo está en Ud. y se opera en Ud., entonces con la Mente de Cristo Ud. puede pensar de acuerdo a como Dios piensa. Entonces si Ud. tiene la Mente de Cristo, entonces Ud. piensa de acuerdo a la Palabra, porque la Palabra escrita y la Palabra hablada es ¿qué? la Palabra Hablada es la expresión del pensamiento de la Mente de Dios. 30 Por lo tanto tenemos el pensamiento de la Mente de Dios escrito; por lo tanto, si Ud. tiene en operación la Mente de Cristo, Ud. piensa de acuerdo a la Palabra. O sea, su pensamiento es un pensamiento ciento por ciento la Palabra. Entonces si es así, entonces Ud. puede ver las cosas de Dios de acuerdo a como Dios las ve. Cuando Dios dice: “Esto es glorioso.” Ud. con la mente humana lo único que ve ¿es qué? “Bueno, eso no tiene ni apariencia, ni tiene atracción humana, como para ser algo glorioso.” Pero si con la Mente de Cristo Ud. lo examina, entonces con la Palabra Ud. lo examina, y ve lo glorioso que dice la Palabra que es eso que Ud. está viendo con sus ojos.
Por ejemplo, Ud. ve el caso de Juan el Bautista, un hombre que salió del desierto y que estaba allá entre los leñadores, y era un leñador también. Bueno, por eso vino predicando con sus temas de hacha, de árboles siendo cortados, de serpientes; que era lo que se encontraba por allá; y de todas esas rosas 32 Bueno, pero Ud. ve ese predicador que aparece allí, un joven predicador de veintinueve años y pico, casi para los treinta ya, Ud. lo ve, y cuando lo ve, si Ud. lo mira con una vista natural, y con una mente natural ¿qué atracción puede haber en un hombre así, qué de glorioso puede haber en un hombre así, que está por allá por el Jordán predicando, y al estar predicando allá, pues llama a la gente a ser bautizados, y su mensaje es un mensaje que en vez de elogiar a la religión hebrea, en vez de elogiar a los líderes de su religión, lo que hace es llamarles serpientes, generación de víboras, mandarlos para el infierno y todas esas cosas? ¿Qué de hermoso puede ver Ud. con su mente natural en eso? No puede haber nada de bonito allí.”
Entonces para ese tiempo quién sabe cómo estaría el río, el agua estaría sucia, a lo mejor, y él metiendo a la gente ahí, cuando en el templo había un lugar con una fuente donde había agua limpia para lavar el sacrificio.
Bueno, la diferencia era grande, si se veía con una vista natural. Bueno, realmente se veía más bonito y más glorioso allá la labor que hacían los sacerdotes, los levitas, que lo que podía estar haciendo Juan el Bautista; pero sin embargo encontramos que Juan el Bautista había sido ungido, su fe había sido ungida, y cuando su fe fue ungida, ya cuando cumplió el tiempo para entrar en ese ministerio, su fe fue ungida, y entonces salió con ese mensaje, y no había quien lo pudiera parar. Un hombre solo salió con un mensaje. Un hombre solo salió, se paró en cierto lugar, y comenzó a proclamar su mensaje, y la gente salían de Jerusalén, de Judea, para oír el mensaje de ese hombre. 35 Cuando iban, bueno, habían unos que encontraban bellezas, y se metían a las aguas y se bautizaban, pero otros no encontraban ninguna belleza, ninguna atracción, ninguna cosa correcta, y comenzaban a buscarle faltas, y comenzaban a criticarlo. Y comenzaron a preguntarle por su identidad. Imagínese, el Señor Jesucristo dice de Juan el Bautista: “De los nacidos de mujer no ha nacido ninguno, no ha habido ninguno, mayor que Juan, aunque el menor de entre los más pequeños es mayor que él; el menor de entre Uds. de acá, es mayor que Juan, pero el más grande del Antiguo Testamento, es Juan.”
Al profeta más grande del Antiguo Testamento, encontramos que comenzaron a preguntarle: “¿Y quién eres tú?” El no tenía ninguna tarjeta, ninguna credencial, como su papá que tenía. Y entonces comienzan a preguntarle, a molestarlo: “Bueno, ¿y tú quién eres? ¿Eres tú el Mesías, o eres tú el profeta, eres tú Elías?”
Bueno, imagínese, cuando le preguntan todas esas cosas, a un profeta como Juan, y él saber que él es un profeta, y saber quién es él, entonces imagínese en la situación que lo colocan a El. Pero Juan les dice: “Bueno, yo no soy Elías, ese Elías que Uds. están pensando que ha de venir, y que después que él venga, pues todo será quemado y entonces los justos caminarán sobre las cenizas, ése no soy yo.” Aunque él era Elías. No les mintió.
Bueno, cada profeta sabe cómo contestar a cada pregunta que le tiran, porque él sabe con qué intención viene, y sabe de qué es que le están hablando, y sabe cómo contestar sin tener que mentir. Cualquiera pudiera decir: “Juan mintió.” Juan no mintió.
Bueno, Juan entonces le dice quién es él: “Yo no soy Elías, ni el Cristo.” “¿Y quién eres tú?” “¿Quieren saber quién soy? Yo soy la Voz de uno que clama en el desierto.” Oh, le estaba diciendo que él estaba prometido en Isaías, él estaba diciendo: “Isaías habló de mí.”
Ahora, algunas personas pueden pensar que equivocadamente cuando un profeta se para así, y toma la Escritura y dice “¿ustedes quieren saber quién soy yo? Bueno, yo soy éste que dice aquí la Escritura.” El no está hablando de sí mismo, más bien él está diciendo que Dios habló de él. O sea, que cuando Juan está citando eso, Juan no está hablando de sí mismo; más bien el que está hablando de Juan es Dios a través de Isaías. Juan lo único que está haciendo es repitiendo lo que Isaías dijo. Así es que eso en ningún momento puede ser conceptuado como que él estuviera hablando de sí mismo.
Igual como cuando el Señor Jesucristo leyó la Escritura en Isaías. El no estaba hablando de sí mismo. Dios estaba hablando de El, porque lo que la Palabra de Dios dice de alguien, y esa persona toma eso que dice, y lo repite, él no está hablando de sí mismo, Dios está hablando de él. 42 Y esa es la manera correcta para un verdadero profeta identificarse delante de aquellos que tiene que identificarse; porque es imposible que venga un profeta del cual la Biblia haya hablado que Dios lo ha de enviar, y que venga y nunca cite lo que la Escritura dice de él. Juan dijo: “De mí está escrito, allá en Isaías.” Y el Señor Jesucristo también dijo: “De mí está escrito en la ley y los profetas. ¿Ve? Moisés dijo: “Profeta de entre vuestros hermanos os levantará el Señor.” Ahí en la Ley está escrito, y en los profetas todos los profetas hablaron de mí. por lo tanto en la Ley y en los profetas, por dondequiera que busquen, encontrarán que de mí hablaron ellos. En la Ley y los profetas habló Moisés, y hablaron todos los demás profetas.” Así es que con eso el Señor no estaba hablando de sí mismo. Eso era la acusación que le tenían a El. Que decían: “Nosotros no creemos en ti, porque tú das testimonio de ti mismo.”
El Señor les dijo: “Miren una cosa, mi testimonio es verdadero, porque yo no doy testimonio de mí mismo, y si lo diera, seria verdadero, pero mi testimonio es verdadero porque e Padre es el que da testimonio de mí.”
¿Ve Ud. que Dios habló a través de los profetas, y dio testimonio de El? Y ahora lo que el Señor está haciendo es solamente tomando el testimonio que Dios da de El y dándoselo a conocer al pueblo para que el pueblo conozca lo que Dios está haciendo a través de El en ese tiempo.
Y si es malo hacer eso, entonces ¿qué es lo bueno que hay que hacer? ¿Ocultarle al pueblo de Dios lo que Dios prometió que había de hacer, cuando Dios lo esté haciendo? El único que oculta lo que Dios está haciendo en el tiempo en que lo está haciendo, es el diablo, el cual no quiere que el pueblo sepa lo que Dios está haciendo, porque si no lo llega a saber, nunca lo acepta, y nunca recibe el beneficio que hay para el pueblo.
Pero cuando Dios está haciendo algo, es el tiempo para darse a conocer plenamente lo que Dios está haciendo, y para entonces Dios poder hacer lo que El ha prometido hacer en ese tiempo a través de la forma en que El estará obrando, porque solamente Dios puede obrar en cada tiempo a través de la forma en que El ha prometido que va a obrar.
0 sea, que si El ha prometido... por ejemplo: si El prometió que iba a enviar un diluvio, y le dijo a Noé que preparara el Arca en donde se salvase él y su familia, pues no habría otra forma para Dios obrar y traer salvación para la familia de Noé, para todos aquellos que creyesen. Solamente había una forma, y era la forma en que Dios estaría obrando en esa ocasión. Y Dios estaría obrando en esa ocasión de esa manera a través de Noé. Porque a través de Noé fue que fue hecho el Arca. Vemos que ese era el plan de Dios desarrollado a través de carne humana, a través de Noé. Y lo que Noé dijo, y lo que Noé hizo, era el único medio de escapar, era el único medio de recibir la bendición que Dios tenía para ese tiempo.
Así ha sido en todos los tiempos en que Dios se ha manifestado. No hay otra forma para agradar a Dios, no hay otra forma para recibir la bendición que Dios tiene para ese tiempo. Hacer contrario a eso que Dios ha prometido y que Dios está haciendo, es ponerse en contra del plan de Dios. Ponerse en contra del plan de Dios, es estar preparándose para recibir todo el juicio que Dios derramará sobre aquellos que son incrédulos y que se oponen al plan que Dios tiene para ese tiempo. 49 Muchas personas han pensado que se están oponiendo a un hombre, pero no es a un hombre, sino a Dios a través de un hombre. Así pensaron en el tiempo de Noé y en el tiempo de todos los profetas; pero encontramos a través de la historia bíblica que Dios dijo: “No te han rechazado a ti, sino que me han rechazado a Mí.” Eso fue lo que dijo a través de Samuel. Samuel creía que lo habían rechazado a él, pero era a Dios a través de Samuel.
Así es que cuando se rechaza el plan que Dios tiene para e] tiempo en que uno vive, pues no se ha rechazado a ningún hombre, se ha rechazado a Dios que es el que está desarrollando el plan que El tiene.
Ahora, encontramos que el plan que Dios tiene para cada tiempo, comienza a manifestarse plenamente desde el momento en que la persona señalada por Dios, escogida por Dios, desde el momento en que su fe es ungida, porque la persona viene con el equipo por dentro para Dios operar, para Dios obrar lo que él tiene para hacer en ese tiempo. O sea, que la persona ya viene preparada, ya viene predestinada, los dones que tienen que ser manifiestos en esa persona, los dones divinos están ahí, pero están sellados. Cuando Dios le quita el sello, cuando Dios unge eso que está ahí, el sello que estaba sellando eso, se va, es quitado, entonces es abierto eso que Dios tenía sellado en ese vaso de barro; y entonces comienza a manifestarse en ese tiempo. Y al comenzar a manifestarse en ese tiempo eso que Dios tenía sellado ahí en el corazón de esa persona, entonces viene a ser ¿qué? un sello abierto. Un sello abierto entonces es entendido, es oído, y se recibe aquello para lo cual ha sido abierto ese sello que estaba sellado en el corazón de ese escogido.
Por ejemplo, encontramos que en el corazón de cada uno de los mensajeros, en el corazón de cada uno de ellos, estaba un sello; pero estaba sellado ahí; pero cuando Dios le quitó el sello, entonces ¿qué pasó? cada mensajero pudo ver lo que Dios tenía para ese tiempo y pudo ver que él era la persona escogida y señalada por Dios para proclamar eso que él comienza a ver; pero ¿dónde estaba? Dios lo tenía sellado ahí. Entonces eso viene a ser una parte de él, estaba sellado en un vaso de barro.
Entonces se abre ese Sello, y entonces comienza la proclama de eso que está dentro de ese mensajero, porque el Mensaje y el mensajero vienen a ser lo mismo: Una sola cosa. Entonces eso que se escucha es lo que estaba sellado dentro del corazón de esa persona, pero ahora es conocido, aun ni él mismo lo conocía, pero cuando Dios lo abrió, entonces fue descubierto y dado a conocer al pueblo de Dios.
Por eso es que se dice, a través de los tiempos, el mensaje de Lutero, el mensaje de Wesley y así por el estilo. ¿Por qué? Porque cada mensajero es uno con el mensaje, el cual fue sellado en el corazón de él. por lo tanto es un mensaje que está encarnado ahí en el corazón, y luego se manifiesta, se expresa, conforme a la Palabra.
Bueno, encontramos que cuando la Fe es ungida, cuando la fe de esa persona es ungida, entonces sale de tal manera que nadie lo puede detener. Encontramos al Apóstol San Pablo cómo salió cuando fue abierto ese primer sello, cuando él lo vio, él salió disparado. Entonces encontramos que Pablo y Pedro tuvieron una parte muy grande en ese primer sello, y luego encontramos a los demás que salieron también cada uno en su tiempo, conforme al plan del Señor.
Encontramos a Lutero cómo salió disparado cuando su fe fue ungida. Ahora vea Ud. que todo tiene que estar de acuerdo a la Palabra de Dios. Vemos a Lutero, mire el momento en que la fe de Lutero fue ungida. La fe de Lutero fue ungida en aquella ocasión cuando Lutero estaba estudiando, estaba leyendo allá donde dice el apóstol Pablo: “El justo por la fe vivirá.”
Cuando Lutero estaba leyendo eso en esa ocasión especial; quizás la había leído un montón de veces antes, pero nunca su fe había sido ungida, pero cuando llegó el momento en el plan de Dios, cuando llegó el momento en el plan Divino, entonces cuando está leyendo eso, ahí Dios lo detiene, porque eso es lo que Dios tenía sellado dentro del corazón de él, y cuando se detiene ahí, Dios le quita ese sello que estaba ahí, le quita ese sello, y cuando Dios le quita ese sello, entonces Lutero ve esa Palabra, ve el significado de esa Palabra, porque él entendió entonces esa Palabra, entonces eso concordó con lo que estaba dentro de él; o lo que tenía por dentro concordó con eso.
¿Ve? Ahí estaba escrito, pero aunque estaba escrito, estaba sellado en el corazón de Lutero, pero cuando Dios le quitó el sello de ahí, del corazón de Lutero, le quitó el sello de lo que Dios había sellado allá en el corazón, entonces era de acuerdo a eso que estaba aquí.
Entonces cuando, por ejemplo, cuando esos dos papelitos se encontraron, ¿ve? como la lavandería china, cuando se encontraron los dos, entonces produjo aquello que tenía que producir, entonces la fe de Lutero fue ungida ahí, y salió proclamando eso que él había visto, salió proclamando eso que estaba dentro de él. Entonces esa Palabra, esa letra estaba hecha carne dentro del corazón de él, y comenzó a manifestarse desde esa ocasión.
Luego vino Wesley. Wesley también había sido predestinado por Dios, él quizás no sabía ni quién era él, pero cuando llegó el momento, Dios quitó el sello de ahí, y entonces él vio lo que tenía por dentro. ¿Ve? El vio lo que tenía por dentro, ¿dónde lo vio? en la Palabra. Entonces salió proclamando lo que tenía que proclamar. El Mensaje correspondiente para ese tiempo.
Los que rechazaron a Lutero, rechazaron a Dios a través de Lutero. Los que rechazaron a Wesley, rechazaron a Dios a través de Wesley. Y encontramos que una plaga vino sobre los que le rechazaron; pero encontramos que por el otro lado, los que le recibieron, una bendición vino para ellos, pues una bendición tenía que venir para aquellos que recibían lo que Dios tenía para ese tiempo. Ahora, encontramos el momento en que...
...cuando comenzó con el primero, cuando mató al primero, por poco lo matan a él. ¿Ve? Porque su fe no estaba ungida; pero luego cuando su fe estaba ungida, ¿qué pasó? trajo a existencia todas las plagas que trajo, no sabemos cuántos miles murieron, y después en el Mar Rojo trajo también esa muerte para aquel ejército, y murieron miles también, ¿y qué pasó? a él no le pasó nada de parte de Egipto; o sea, que Egipto no pudo hacer nada en contra de Moisés. Mientras más trataba de hacer, más malo era para Egipto, y mejor se encontraba Moisés.
Bueno, quienes por poco lo matan a él fue su propio pueblo; pero los de afuera no podían hacer nada en contra de Moisés. Bueno, eso fue porque ya su fe estaba ungida. Ahora vamos a ver cuándo fue ungida, cómo fue ungida su fe. Página 14 y 15 del mensaje titulado “Por qué Clamas? Habla:
Ahora, cuando él tuvo todo esto junto, esta gran cosa que él había visto en el tiempo de la Escritura... (Ahora, miren por qué fue que él vio todo esto. Dice el Hno. Branham)... y cómo me gustaría preguntarle sólo como cuando él estaba viendo su preparación... (Cuando él estuvo viendo su preparación, Moisés estuvo viendo su preparación. Ud. sabe, cómo Dios lo iba preparando por cuarenta años)... y cómo el diablo le decía: “Oh, la gente no va a creer en ti. No hay nada con eso,” pero cuando esa semilla nació allí, algo lo estremeció y él supo que había algo próximo a acontecer. El supo. Miró su reloj y vio qué hora era. El lo supo. 64 Usted sabe, no el reloj literal, Ud. sabe que él miró su reloj, él miró su reloj, un reloj espiritual, y él vio la hora que era, y que él era el hombre y que había llegado la hora para él. El vio en el reloj de Dios, en la Palabra, y él vio a Israel, que es el reloj de Dios, y el vio la Palabra que estaba prometida para Israel: Qué después de los cuatrocientos años Dios sacaría al pueblo de Israel de Egipto, conforme a la promesa que le había hecho Dios a Abraham; y cuando Moisés vio que habían llegado a los cuatrocientos años, él vio en el reloj de Dios la hora que era, y entonces el vio que había llegado el momento para él moverse, o sea, para Dios usarlo a él. Ahora, cuando él lo tuvo, él lo supo.
¡Cómo pensó mientras miraba! Ahora, cuando él tuvo todo esto junto, esta gran cosa que él había visto: el tiempo de la Escritura, las oraciones de su madre y de su padre, y él tuvo un nacimiento peculiar, un niño raro. A través del tiempo, algo había bajado a él, y ahora él se equivoca y piensa que había sido entrenado militarmente, y así libertaría a los hijos de Israel; y en eso falló. Entonces se va al desierto y se casa con una muchacha de Etiopía, muy amable, y tuvieron un hijo llamado Gerson.
Un día mientras cuidaba el rebaño, de repente vio una zarza ardiendo. El fue hacia allá arriba, no intelectualmente, no una imaginación, no una ilusión, no una ilusión óptica, pero en él estaba el Dios de Abraham en una Luz, el Pilar de Fuego en una Zarza, aquel fuego moviéndose como ondas, pero no molestaba la Zarza. La Voz de la Escritura, la Voz de Dios habló a través y dijo: “Te he escogido a ti. Tú eres el hombre. (La Voz de la Escritura hablando a través de una Zarza, y diciéndole a Moisés: te he escogido a ti, tú eres el hombre). Te he levantado para este propósito. Te estoy probando aquí por medio de señales que tú vas a descender para libertar a los hijos de Israel, porque Mi Palabra tiene que ser cumplida.”
Oh, su Palabra para este tiempo tiene que ser cumplida. Estamos viviendo en la hora. No importa lo que algún otro diga, la Palabra tiene que ser cumplida. El cielo y la tierra pasará, pero su Palabra no.
Ahora, cuando Moisés tuvo todo esto junto y visto por todas las direcciones, esto ungió su fe. Amén. Oh, qué pensamiento. Esto visto en la Escritura señalando exactamente a lo que era, y Dios hablando, y la evidencia allí, esto ungió la fe que él tenía, para ir a trabajar. (Esto ungió la fe que él tenía, ¿para qué? para ir a trabajar). ¿Qué debe hacer eso con nosotros? (Ahora, vamos a seguir, vamos a pasar más abajito.)
Necesitamos un arrepentimiento. Necesitamos un avivamiento. Lo estoy diciendo por mi mismo. Necesito un sacudimiento. Necesito algo. Dije que me estoy hablando yo mismo esta mañana o acerca de mí mismo. Necesito un despertar. Cuando pienso acerca de esa gran evidencia, todo está perfectamente colocado allí Ungió la fe de Moisés, ¿y la mía? (¿Y qué de la nuestra?)
El huyó de Egipto cuando realmente pudo haber comenzado un motín o algo, y pudo haberse levantado y empezar una revolución en Egipto, y pudo haber preparado un ejército y pelear, pero Ud. ve, y pudo haber tenido muchos miles a su lado. sin embargo tuvo miedo de hacer eso, con ejércitos a su lado. Pero ahora él regresa cuarenta años más tarde, con ochenta años de edad, y con sólo una vara en sus manos. ¿Por qué? Lo que estaba ardiendo dentro de su corazón se había convertido en realidad. Fue ungido y supo que tenía: “ASI DICE EL SEÑOR.” (¿Cuándo fue que él supo que tenía Así dice el Señor? Cuando fue ungido. ¿Cuándo fue ungido y dónde fue ungido? En la Cima del Monte.) Ahora nadie podría pararlo. No necesitaba ejército alguno. Dios estaba con él; eso era todo lo que él necesitaba: Dios con él.
Oh, cuando Ud. sabe que Dios lo ha enviado para hacer alguna cosa, y Ud. lo ve a El moverse allí, no hay nada que pueda tomar su lugar. Eso es todo.
Bueno, ya Uds. pueden ver cuándo fue ungida, cómo fue ungida, y después que fue ungida su fe, no había quien lo parara. Ahora seguimos aquí, dice: “Allí está, nada podrá pararlo, la situación está bajo control; la fe que estaba en mi corazón, fue ungida.” Ahora, vamos a seguir. Dice: “Es una situación bajo control.” Página 17 del mensaje ¿Por qué Clamas? ¡Habla!
Es una situación bajo control. Cuando Moisés vio que él había sido levantado para este propósito y que él había encontrado al gran Dios que había hecho el llamado, cara a cara, y lo ungió y lo identificó, y dijo: “Este es tu llamado, Moisés. Te estoy enviando. Te mostraré Mi gloria y aquí estoy en la Zarza ardiendo. Baja allí, Yo estaré contigo.” El no necesitaba ni siquiera la vara; él tenía la Palabra, la Palabra vindicada. Allá se dirigió.
Esto ungió la fe que había en él. Nos unge a nosotros cuando sabemos que estamos viviendo en los últimos días, para encontrar que todas estas señales que vemos, están aconteciendo.
Ahora, vea Ud. que también nos unge a nosotros, somos ungidos, nuestra fe es ungida, entonces al ser nuestra fe ungida, entonces sabemos cuál es el propósito de Dios con nosotros, sabemos que todo eso que estaba sellado dentro de nuestro corazón, sabemos que todo ese conocimiento que teníamos intelectualmente de lo que Dios había hablado, de lo que El haría con un grupo pequeño, entonces ahora cuando la fe es ungida, entonces no hay quien pare a ese grupito, porque su fe es ungida. ¿(Cuándo y dónde? En la Cima del Monte. Cuando oye hablar a Dios y le dice quién es ese grupito. Y le dice lo que El hará con ese grupito, y le muestra todas las cosas que han sido prometidas que El habría de hacer con ese grupito, y les dice: Uds. son ese grupito.
Bueno, es lo que dice ahí, en la página 56. Porque fíjese, Moisés tuvo que tener toda la Palabra puesta en orden, todo ese conocimiento que él tenía, todo eso lo tuvo puesto en su orden correcto, bien colocado todo, y vio que el tiempo era ya, y entonces Dios ungió su fe.
Y de ese grupito pequeño encabezado por ese ministerio doble, dice: “La Palabra de Dios es una espada de dos filos que lo matará (¿a quién? al anticristo, a la bestia). Esperen Uds. hasta que esos siete truenos pronuncien sus voces y aquel grupo que en verdad puede tomar la Palabra de Dios... (¿cómo la va a tomar, de dónde la va a tomar? De los Siete Truenos que van a pronunciar esa Palabra. Dice): Deje Ud. que esos siete truenos pronuncien sus voces, y aquel grupo que en verdad puede tomar la Palabra de Dios y colocarla bien, entonces cortará y partirá, podrá cerrar los cielos, podrán hacer esto o aquello o lo que les plazca.”
Entonces, ¿ve Ud. cuándo es que la fe es ungida? Cuando Dios identifica ese grupo y le hace saber que ese grupo son Uds. ¿Por qué? Porque ese grupo que podrá partir a diestra y a siniestra, que podrá cerrar los cielos, que podrá hacer lo que les plazca, es el grupo que dice que ha de oír los Truenos. “Deje Ud. que esos siete Truenos pronuncien sus voces,” y entonces ¿qué pasará? “Deje Ud. que esos siete Truenos pronuncien sus voces, y aquel grupo que en verdad puede tomar la Palabra de Dios, y colocarla bien, entonces partirá, cortará y hará lo que les plazca.”
¿Ve Ud. que primero los Truenos tienen que pronunciar sus voces? Y entonces habrá un grupo que podrá tomar esa palabra de los Truenos, ese mensaje de los Truenos, y colocarlo bien, tenerlo bien colocado; y entonces podrá cortar, podrá partir, podrá hacer todo lo que Dios ha prometido que va a hacer a través de ese grupito. O sea, que será Dios a través de carne humana que podrá hacer todo lo que El prometió que habría de hacer.
Menospreciar, rechazar o blasfemar en contra de ese grupito, es algo triste, es lo mismo que Dios dijo con relación a Israel. Los que te bendijeren, serán benditos; y los que te maldijeren, serán malditos. ¿Ve Ud.? Y ahí entonces se cumplirá: “Cualquiera que diere un vaso de agua fría a uno de estos mis pequeñitos, no perderá su recompensa.” Y en el juicio final entonces aparecen también aquellos que son colocados a la derecha, y ellos preguntan: “Bueno, ¿y por qué estamos aquí? ¿Por qué tú dices que cuando tuviste hambre te dimos de comer, cuando tuviste sed, te dimos de beber.”? El les dice: “Por cuanto lo hiciste a uno de estos mis pequeñitos, a mí lo hiciste.”
Ve usted que cuando se falla contra Dios, o cuando se habla contra Dios, o cuando se blasfema contra Dios, o cuando uno se revela en contra de Dios, es cuando uno se revela en contra de aquellos que su fe ha sido ungida, y que son los instrumentos de Dios para ese tiempo; porque Dios está en esos velos de carne. Hablar una Palabra en contra de ellos, es hablar en contra de Dios, hablar a favor, es hablar a favor de Dios. Darle de comer a uno de esos pequeñitos, es darle de comer al Señor. No darle de comer cuando ellos necesitan, es no darle de comer al Señor. Y todo tiene su recompensa.
La recompensa de los que den a Dios a través de carne humana, y actúan correctamente, la recompensa es muy grande, es una bendición muy grande, pero la recompensa para los que no actúan correctamente, sino que se revelan en contra de ellos, su recompensa es muy triste, es algo con lo cual ellos no están conformes cuando la van a recibir, pero el Señor les dice: Bueno, cuando hiciste a uno de estos pequeñitos, cuando hiciste algo en contra de ellos, contra Mí lo hiciste. Cuando no hiciste algo a favor de ellos, pues no lo hiciste a favor mío.
Ahora, mire Ud. la hora en que estamos, mire Ud. las personas que van a recibir bendición a causa de su buen comportamiento con relación al grupo escogido del Señor Mire también la tristeza que habrá para algunas personas por su comportamiento malo con relación al grupo escogido del Señor.
Ahora, vemos que cuando Dios estaba en medio del pueblo de Israel, a través de Moisés, y usando a Moisés para beneficio del pueblo; bueno, no había atracción en ellos, porque como todas las demás gentes, como todas las demás naciones, pues encontramos que tenían sus partes malas. ¿Ve? Y el diablo, pues, era el que estaría entonces tratando de desalentar al pueblo por las partes malas, las cosas malas que tenía el pueblo; pero Dios dice que los miró desde la Peña, y no vio en ellos falta. ¿Ve?
Por lo tanto, si Dios lo miró desde la Peña, desde la Cima de la Montaña, pues Dios no encuentra falta en ellos, entonces por eso es que Dios tiene una forma para arreglar las partes malas que nosotros tenemos. La tenía allá en aquel tiempo y la tiene hoy. Pero Dios cuando mira a su pueblo, El lo mira desde la Cima del Monte. Cualquiera que se ponga de afuera, cualquiera que se ponga a criticar las faltas que tengan los hijos de Dios, cualquiera que haga eso, se busca tremendo problema; porque el que los bendiga, será bendito; el que los maldiga, será maldito. Así es que más bien nuestras faltas, nuestros errores, los arreglamos nosotros entre nosotros mismos, conforme al plan y al orden que Dios nos ha dado para arreglar todo eso. ¿Ve?
Y cada uno de nosotros como fiel hermano el uno con el otro. Nuestras faltas aunque las conozcamos el uno del otro, las dejamos quietecitas y no las sacamos para afuera, al mundo, para que nadie de afuera tenga derecho a señalar las faltas que tengan los hermanos. Cualquiera que la saque fuera se ha buscado tremendo problema con Dios también. Sacarlas fuera de nosotros, si la sabemos nosotros, pues eso no... más bien pues, eso es asunto acá entre hermanos; pues nosotros mismos sabemos que tenemos nuestras faltas y que no podemos tapar... (como dice la gente)...no podemos tapar al cielo con las manos. Yo las tengo, Ud. las tiene. Todos las tenemos, pero nos encomendamos al Señor el uno al otro.
Sabemos que aún con nuestras faltas, con todo y eso, sabemos que somos el pueblo del Señor. Y El, que nos escogió ¿no sabía que habríamos de tener nuestras faltas? Pues, claro que lo sabía. Pero con todo y eso El dijo: “Estos son mis hijos.” Y como estamos en la Edad de la Piedra Angular, que es la Edad del Amor, el Amor cubre multitud de pecados.
Por lo tanto, entonces, aunque nos conozcamos el uno al otro, aunque sepamos nuestras propias faltas el uno del otro, no es motivo para criticarnos el uno al otro. Porque cuando Ud. señala la paja que tiene su hermano, es porque Ud. debe tener alguna viga. Entonces aquí, pues, ninguno podemos tirarnos piedras el uno al otro, porque el que más y el que menos, tiene su falta.
Pero cada uno esperamos que el señor, a medida que vamos arreglándolo todo, tenga misericordia de nosotros, y eso no esté registrado delante de Dios, sino que haya sido echado al mar del olvido; por lo tanto, entonces lo que hacemos aquí es ayudarnos el uno al otro. Así es que nadie aquí se hace más santo que el otro.
Aquí lo único que podemos hacer y proclamar es, lo único que podemos decir es: “Dios ha sido misericordioso con nosotros.” Porque el que más o el que menos, se merecía el infierno; pero por la escogencia de Dios, pues las cuerdas nos han caído en lugares deleitosos y grande es la heredad que nos ha tocado, porque El tiene misericordia de quien tiene misericordia, y ha tenido misericordia de nosotros. Y si eso no es algo grande, entonces yo no sé lo que es algo grande para nosotros.
Porque si no fuera por esa grandeza de Dios para El expresar Su misericordia hacia nosotros, no sé ni dónde estaríamos nosotros. Estaríamos de pie y cabeza metidos en las denominaciones, engañados y engañando a otros en todo trabajo que lleváramos a cabo, porque es que cuando se trabaja en un grupo, pues lo bueno que hace un grupo, pues es trabajo de todos, pero lo malo que haga el grupo, pues es trabajo de todos también.
En las denominaciones trabajan, pero todos los miembros de esa denominación, pues, son participantes de ese trabajo. Ahora en el plan de Dios, todos los que trabajamos en la obra del Señor, en el plan de Dios, pues todos somos participantes de ese trabajo, todos tenemos el privilegio, el derecho de cada uno hacer su parte, y luego todos recibimos las recompensas que hay para los que han trabajado en la obra del Señor. O sea, que cada cual tiene una parte, una labor en la obra del Señor, y luego cada cual tiene una recompensa por haber trabajado en la obra del Señor; por eso es que nadie puede tomar el lugar del otro. El suyo es el suyo; el mío es el mío, cada cual en su lugar haciendo lo que debe hacer.
Ahora, fíjese, cuando la fe es ungida, es cuando la persona está lista ¿para qué? para llevar a cabo el trabajo que Dios quiere hacer a través de él. La fe de Moisés fue ungida cuando estaba en la Cima de la Montaña, y allá entonces su fe fue ungida, y él vio el cuadro completo, y Dios le habló, y entonces salió para el trabajo que tenía que llevar a cabo. Y así también encontramos que la fe nuestra es ungida en la Cima de la Montaña, y entonces podremos hacer el trabajo que Dios tiene para hacer a través de nosotros.
Bueno, esperamos que la fe de cada uno haya sido ungida ya. Esperamos que su fe esté tan ungida que nada lo pueda detener para la obra que Dios ha dicho que ha de hacer en esta hora a través de un grupo pequeño. Si Ud. sabe que Ud. es parte de ese grupo pequeño, entonces al Ud. reconocer dónde está Ud., en qué grupo está Ud., al usted reconocer que es un escogido predestinado para esta llora, al Ud. reconocer la Palabra, el Mensaje que está dentro de Ud., el Mensaje que se ha encarnado en Ud., entonces su fe es ungida, y entonces hay un pueblo, como dijo Dios a través del cuarto Elías, que habría un pueblo con Así dice el Señor, un pueblo que tendría “Así dice el Señor.”
Moisés cuando salió tenía un “Así dice el Señor,” cuando salió, cuando bajó de la montaña: porque lo recibió en la Cima de la Montaña. El pueblo de Israel era un pueblo que tenía “Así dice el Señor,” porque el “Así dice el Señor” estaba en medio del pueblo.
Por lo tanto, siendo un pueblo que tenía “Así dice el Señor,” era el único pueblo entonces que tenía a Dios en su medio, y era el único pueblo al cual Dios respaldaba, y era por el único pueblo por el cual Dios peleaba, y era el único pueblo al cual el que le hiciera bien, recibía bien: y el que le hiciera mal, recibía mal. El que lo bendijese, sería bendito; el que lo maldijese, sería maldito.
Entonces ese pueblo tenía que saber quienes eran ellos. Moisés también sabía quién era él. Moisés lo sabía, pero algunas veces como que se le olvidaba: que es lo que nos pasa a nosotros también. Y al pueblo de Israel también le pasaba lo mismo. Ellos sabían que ellos eran el pueblo, pero algunas veces como que se les olvidaba, y actuaban incorrectamente.
Bueno, vamos a ver entonces aquí, vamos a ver aquí algo, un momento en que a Moisés se le olvidó que él estaba ungido con esa fe, y que él era el hombre enviado en ese tiempo para llevar al pueblo al lugar que Dios le había prometido.
Fíjese, Moisés fue ungido, su fe fue ungida, y ese mensaje que tenía era entonces un mensaje ungido. Ahora, él fue ungido para sacar al pueblo de Israel de Egipto y llevarlo a la Palestina.
Ahora mire, él fue ungido para ese trabajo, él tenía que salir de Egipto con el pueblo.
Ahora, Ud. puede ver entonces que cuando la fe es ungida, hay un lugar luego, hay un lugar de salida, y un lugar de entrada, hay que llegar a ese lugar de salida para entonces salir de ahí; y luego rumbo al lugar a donde hay que arribar, a donde hay que llegar. El lugar de salida era Egipto, el lugar de llegada era la Palestina.
En esa trayectoria habrían muchos problemas, muchas luchas, muchos obstáculos, porque el diablo se opondría a que llegaran, así como se opuso a la salida. Como se opuso a la salida de Israel de Egipto, también se opondría a que ellos llegasen, pero luego de ellos llegar, luego que llegasen, ahí estarían todas las bendiciones de Dios en toda su plenitud.
Bueno, ahora la salida era de entre los gentiles, y la llegada era a la tierra prometida, a la tierra natal, a la tierra-original, a la tierra donde ellos habían nacido. Ud. dice: “¿Dónde Israel nació, dónde las doce tribus de Israel nacieron? Pero si ellos nacieron allá en Egipto, ellos nacieron allá en Gosén.” Ellos nacieron allá en Palestina. Ud. dice: “No, pero ellos ya llevaban cuatrocientos años allá en Gosén, y de los primeros que entraron allá, de los setenta que entraron, de esos ya no quedaba ninguno vivo.
Ellos nacieron en Palestina, Israel, las doce tribus de Israel nacieron en Palestina; porque los doce hijos de Jacob, allá fue que nacieron. Entonces ellos son los representantes de todo Israel. Así pues que las doce tribus de Israel, las cabezas de ellos, allá fue que nacieron. Por lo tanto ése es el lugar original de las doce tribus de Israel. Por lo tanto hacia allá era que ellos regresaban.
Entonces la fe de Moisés tuvo que ser ungida para él poder ir a Egipto para sacar al pueblo de Israel. Y la fe del pueblo de Israel también tenía que ser ungida para que ellos pudieran ver y creer lo que Dios había prometido.
Ahora, vemos que la fe de Israel fue ungida cuando Moisés descendió; y lo mismo que Dios le mostró a Moisés, allá arriba, en la Cima del Monte, lo cual había ungido la fe a Moisés, eso mismo fue lo que le mostró allá a los hebreos en Gosén, y eso mismo ungió la fe de ellos para poder salir.
Bueno, con la fe de Moisés, ungida, estaba ungida la fe del pueblo. Ellos vieron que Moisés estaba ungido, que él era el Mensajero, que él era el libertador que Dios había prometido, y que Dios estaba con él y en él. Dios había visitado a su pueblo a través de carne humana. Así como visitó a Abraham a través de carne humana.
Y ahora, Moisés estaba ungido, y él sabía que el punto de salida era Egipto, los gentiles, y el punto de llegada era la Palestina. Por lo tanto entonces él sabía la trayectoria, él entonces tenía que saber que su mensaje tenía que ser enfocado hacia la Palestina, hacia el Este, su visión no podía ser la visión de los obstáculos que estaba viendo, su visión tenía que estar por sobre todo eso, mirando hacia el lugar que Dios le dijo que sería el lugar de llegada; porque si Dios lo prometió, Dios lo cumpliría.
Todos los obstáculos que se presentasen, Moisés tenía que pasarles por encima, mirando hacia el Este, mirando hacia la Palestina, porque esa era la ruta. El diablo levantaría muchos obstáculos, pero la fe ungida de Moisés los vencería a todos, porque su fe estaba ungida, y él tenía la Palabra, y su fe estando ungida y teniendo la Palabra, todo obstáculo tenía que ser vencido.
No es que cuando la fe está ungida y se tiene el mensaje, no es que no vayan a haber obstáculos, quizás es el tiempo en que más obstáculos hayan. Porque el diablo tratará de impedir que el plan de Dios llegue a su completo cumplimiento, que el plan de Dios sea plenamente realizado.
Y cuando se levantan los obstáculos, muchas personas piensan y dicen: “Bueno, parece que la cosa no va muy buena, como que parece que Dios no está con nosotros, como que parece que Dios no se está agradando de esto, o de lo otro, como que parece que estamos haciendo algo mal, como que parece que Dios está enviando juicio, como que parece que estamos desagradando a Dios.”
Esa es la manera de pensar de muchas personas cuando ven los obstáculos que se levantan, y no se dan cuenta que es el diablo tratando de impedir la obra de Dios, y no es que haya nada malo en el Mensaje, o en el mensajero, o en el pueblo, sino el diablo tratando de impedir de que el pueblo reciba lo que Dios le ha prometido, de que el pueblo llegue a donde tiene que llegar.
Bueno, cuántos pensarían de una manera equivocada cuando llegaron allá frente al Mar Rojo. Bueno, allá en seguida hubieron protestas: “Bueno, ahora hemos llegado hasta aquí, tenemos por delante al Mar Rojo, si nos tiramos al agua, nos vamos a ahogar; si caminamos para atrás, nos va a matar el ejército de Faraón, y si nos quedamos aquí, nos va a alcanzar el ejército.”
Siempre Ud. encontrará personas que cuando llega el momento de presentarse los obstáculos para la gloria de Dios ser manifiesta, pues encontramos personas que piensan de una manera equivocada, piensan de una manera negativa, cuando deben pensar de una manera positiva. ¿Ve?
Cuando llegan los momentos de los obstáculos, piense positivo. “¡Oh, gloria a Dios! Qué tremenda manifestación del poder de Dios vamos a ver.” ¿Por qué? Porque estamos mirando por encima del obstáculo, estamos mirando por encima del problema, y entonces estamos mirando hacia ¿dónde? hacia lo que Dios ha prometido. Y si está mirando hacia lo que Dios ha prometido, entonces puede ver que si va caminando por un llano, pues Ud. no va haciendo mucho esfuerzo, ¿ve? Por lo tanto no va necesitando tanta ayuda, o sea, no necesita tanto esfuerzo, pero cuando llegue el momento que de frente a todo ese llano que Ud. iba caminando se presente una montaña así, que tiene que subir, ahí es donde Ud. dice: “Señor, ahora sí necesitamos Tu ayuda, porque ahora tenemos que pasarle por encima a esa montaña; ahora tenemos que pasarle por encima a ese problema, y ahora solamente con Tu ayuda es que podemos pasar,” entonces se necesita una manifestación del poder de Dios, y entonces ahí veremos la gloria de Dios manifiesta.
¿No dice la Biblia en Cantares: He aquí, El viene saltando sobre los montes y los collados? ¿Y no nos podrá El también hacer saltar sobre los montes y los collados? Montes y collados de problemas, de dificultades, de obstáculos, que se presenten delante de nosotros. Nos dice la Escritura, hablando de ese pueblo escogido, que ellos correrán, que ellos brincarán por las ventanas, correrán por las murallas, y todas estas cosas. Así que aunque se presenten las murallas que se presenten, correremos sobre las murallas que se presenten. Así es que no tenga Ud. temor a las murallas, a los obstáculos, que se presenten, porque son cosas que tienen que venir para manifestarse la gloria de Dios. ¿Ve?
Fíjese, cuando vino ese obstáculo del Mar Rojo; pues ahí la gloria de Dios se iba a manifestar. Ahora, encontramos que mientras la gloria de Dios no se manifestó y abrió el Mar Rojo, mientras tanto, dice que el Angel del Señor que iba delante del pueblo, y la nube del Señor, ¿qué hicieron? Se fueron a la parte de atrás del pueblo, se movieron a la parte de atrás, y entonces era luz para Israel, y oscuridad para el ejército de Faraón.
Y dice que en una noche no pudo el ejército de Faraón| llegar al pueblo de Israel, toda una noche tratando de llegar, pero el Pilar de Fuego y el Angel del Señor, no dejaron que llegara. O sea, que había una barrera que no podía ser pasada hasta... Bueno, aquí yo creo que debe haber una enseñanza muy buena que vamos a aprovechar.
Fíjese, encontramos que en ese lapso de tiempo, era el tiempo en que Moisés estaba clamando: “¿Y qué hago, Señor, qué hago?” Y mientras eso sucedía, el Pilar de Fuego y el Angel del Señor estaban en la parte de atrás impidiendo la destrucción que los gentiles querían llevar a cabo en contra del grupo escogido del Señor. Lo mismo tiene que repetirse.
Tiene Dios que poner una barrera entre los escogidos y el mundo gentil, entre los escogidos y el mundo denominacional, entre los escogidos y el Concilio Mundial de Iglesias, tiene que poner una barrera, de modo que para nosotros haya Luz, y para ellos sea oscuridad; y ellos no puedan alcanzarnos, y no puedan vernos. Ellos en tinieblas, y nosotros en Luz.
No era que todo el tiempo los gentiles, el ejército de Faraón, iba a estar en el mismo sitio, pero no se podía mover hasta que los que iban adelante no se movieran, bueno, estaban estancados. El pueblo de Israel estaba estancado allí a causa de que el profeta que Dios tenía, y que Dios no podía hacer nada a menos que no lo hiciera a través de él, si el profeta se aguantaba, pues Dios se aguantaba automáticamente, porque Dios estaba en él.
Entonces encontramos que si el profeta se aguantaba, Dios tenía que aguantarse, y el pueblo estaría aguantado, y entonces Dios aguantaba a los enemigos del pueblo. Es lo mismo que dite en Apocalipsis, de los cuatro ángeles que están en las cuatro esquinas de la tierra, a esos cuatro ángeles, les es dicho que se estén quietos hasta... Mírelo aquí. Apocalipsis 7, dice:
Después de esto vi a cuatro ángeles en pie sobre los cuatro ángulos de la tierra, que detenían los cuatro vientos de la tierra, para que no soplase viento alguno sobre la tierra, ni sobre el mar, ni sobre ningún árbol.
Vi también a otro ángel que subía de donde sale el sol (¿De dónde sale el sol? Del Este, o sea, es el ángel del Este, el ángel que sale del Este), y tenía el sello del Dios vivo... (El ángel que tiene el sello del Dios vivo es el ángel ¿de dónde? del Este. El ángel del Este ya Ud. sabe quién es)...y tenía el sello del Dios vivo; y clamó a gran voz a los cuatro ángeles, a quienes se les había dado el poder de hacer daño a la tierra y al mar,
diciendo: No hagáis daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que hayamos sellado en sus frentes a los siervos de nuestro Dios.
0 sea, una orden por la Palabra Hablada, una orden que da el Angel del Este, hasta que sean sellados los siervos del Señor, los 144.000. Una orden de no hacer daño, una orden de que dejen las bombas atómicas quietas, una orden de que no estallen esa guerra, hasta que los 144.000 sean sellados. Entonces ese Angel da la orden de que no se haga nada hasta que los 144.000 sean sellados.
El dite que este Angel tenía el sello de Dios, ese Angel iba a sellar a los 144.000, los iba a sellar en sus frentes, ¿con qué? con la Revelación de la Palabra, iba a sellarlos en sus frentes. O sea, sellarlos en sus frentes no es ponerle un sello literal en la frente; sino sellarlos con la Revelación del Evangelio del Reino. Entonces al sellarlos con el Evangelio del Reino, quedan sellados; y entonces después de eso puede pasar cualquier otra cosa, pero antes no. ¿Por qué? Porque en una guerra atómica pueden morir hasta los escogidos si antes no son sellados. Y el sellar a los 144.000 sucede justamente antes de la gran tribulación.
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Dice: “Hubo un Angel que bajó del cielo, y Jacob mantuvo sus brazos alrededor del Angel, y allí se mantuvo. Este Angel le dijo: Tengo que irme, ya está amaneciendo (¿Ve? Es el Angel ¿de qué? el Angel de la mañana, el Angel que sale del nacimiento del sol), ya está amaneciendo, hermano, el día está por aparecer, está por llegar. Pero Jacob dijo: No te voy a dejar ir sino me bendices, no puedes partir. Yo me voy a quedar contigo; yo quiero que venga un cambio a mi situación. Esos son los 144.000 ganadores de dinero, que han sido tan deshonestos con las finanzas; pero cuando ellos por fin ven la cosa verdadera, y la posibilidad de agarrarse a ello, allí estarán Moisés y Elías... (Ese Angel que le apareció a Jacob tipifica o representa ¿a quién? a Moisés y Elías, porque allí estarán Moisés y Elías que son, que vienen cumpliendo el tipo de lo que le pasó a Jacob). Amén. Ellos también lucharán con Dios, hasta que los 144.000 de las doce tribus de Israel sean llamados y sacados fuera. Eso sucede justamente antes de comenzar la tribulación. Cuán hermoso. Estos dos profetas predicarán como Juan el Bautista, y dirán: El Reino de los cielos está a la mano, Israel, arrepiéntanse.”
Bueno, ahí Ud. ha visto, y el Señor dice, y el cuarto Elías dice: ¡Oh, cuán hermoso! Eso realmente delante de Dios es “hermoso.” Es el mismo cuadro de cuando José se encontró con sus hermanos allá en Egipto, y su corazón estaba ardiendo, ardiendo en Fuego santo, en Fuego de Amor, Amor tan grande, que cuando vio a Benjamín, ya no pudo aguantar más. Mandó a salir a todo el mundo fuera, y comenzó a gritar a voz en cuello identificándose José delante de ellos: “¡Yo soy José!”
Eso es lo que El hará delante de los 144.000 cuando El aparezca en el ministerio de Moisés y Elías. El se va a identificar delante de ellos, El se va a identificar como el que ellos están esperando. El se va a identificar de tal manera, y ellos le van a recibir. El será identificado públicamente delante de ellos.
Bueno, ahora, encontramos que el pueblo de Israel no podía moverse a menos que la Columna de Fuego no se moviese. Si Israel se movía sin la dirección de Dios, era segura la derrota. Encontramos unas cuantas ocasiones donde el pueblo de Israel, luego de haber tenido unas grandes victorias en las conquistas de algunos reinos, mientras iba en su trayectoria; encontrarnos que en algunas ocasiones llegó a ver que el próximo territorio, o el próximo Reino, o el próximo paso que habría de dar, pues, era algo sencillo.
Bueno, hemos vencido naciones más grandes, reyes más poderosos, ejércitos más poderosos, así es que ése es un pueblito ahí chiquito, con un rey raquítico, que no nos da ni para empezar; así es que en esto no necesitamos que Dios se mueva, en esto no necesitamos que los profetas nos digan: hacia adelante muchachos, en esto no necesitamos ni siquiera ver el Pilar de Fuego levantarse, estamos acampando aquí, y estamos perdiendo tiempo. Y entonces, como siempre, se levantaron algunos oficiales del ejército, y se levantaron y dijeron: muchachos, vamos, mientras el Arca está aquí quietecita, y el pilar de Fuego, y el profeta aquí descansando. Vamos a darle una sorpresa, vamos a conquistar nosotros mismos en su territorio, vamos a conquistarlo, y mostraremos que nosotros, con nuestra fuerza, con nuestro poder, con nuestra espada, y con la bendición de Dios acompañándonos, hemos de ganar esa victoria.
Sabemos por la historia que en una ocasión salió un buen ejército, pero el Pilar de Fuego estaba quietecito allí, su profeta estaba quietecito, y si les decía algo, sería: “Muchachos, miren, no nos podemos mover, porque nos fue dicho que no conocemos el camino, está lleno de peligros, lleno de obstáculos. Como Uds. no conocen el camino, el Angel del Señor irá delante de Uds., la Luz, el Pilar de Fuego, estará delante de Uds. Y cuando El se mueva hacia adelante, Uds. se levantan y caminan hacia adelante, y Uds. siguen rectamente detrás de El, si El va hacia un lugar, sigan esa misma dirección, no se muevan para otra dirección, diciendo: “Bueno, por aquí el camino es más cerca.” Uds. no saben nada de eso, Uds. no conocen el camino. Sus padres pasaron por ese camino cuando venían, pero Uds. no conocen ese camino, por lo tanto Uds. serán guiados divinamente.
Oh, pero qué garantía: Ser guiados divinamente en todo el camino hacia el lugar del destino, ésa es una garantía que no todo el mundo la tiene. Solamente un grupo escogido es el que tiene esa garantía: Ser guiados divinamente por el Pilar de Fuego, ser guiados divinamente sabiendo que el Angel del Señor irá adelante y vencerá todos los obstáculos. Eso sí es una garantía completa de que el pueblo que sale y es fiel a la Palabra, llegará a su destino. Los que salen y no son fieles, pues ya sabemos que no llegaron allá. Así es que entonces nosotros sabemos que para llegar hay que ser fiel a la Palabra del Señor, a la guianza del Señor.
Bueno, aquellos que salieron a conquistar aquel pueblo, aquel ejército que salió a conquistar aquel pueblo, sin la orden de Dios a través de Moisés, ¿qué les pasó? salieron corriendo hacia allá, y regresaron corriendo. Salieron corriendo creyendo que iban a tener una victoria fuera de la orden y dirección del profeta enviado de Dios para dar las órdenes; y cuando se enfrentaron a aquel ejército, aquel ejército que no le daba ni para empezar, encontramos que se cumplió la Palabra: que diez mil correrían huyéndole a una persona. Eso es así cuando no se es fiel a la Palabra; pero cuando se es fiel a la Palabra, entonces diez mil le huyen a un escogido. Pero cuando no se es fiel a la Palabra, diez mil escogidos le tienen que huir ¿a qué? a un incrédulo.
Bueno, salieron corriendo para tener una victoria fuera de la Palabra de Dios, y tuvieron una derrota de acuerdo a la Palabra de Dios. ¿Ve Ud.? Salieron corriendo y vinieron corriendo. Salieron para una victoria, pero cuando salieron para una victoria, ya a través de la Palabra de Dios, Moisés sabía que salieron corriendo para una derrota.
Entonces no es con ejércitos, ni con fuerzas, sino con mi Espíritu ha dicho el Señor. O sea, que no es cosa de lo que el intelecto humano pueda entender o pueda hacer, porque con todo intelecto la persona será derrotada, pero cuando la Fe es ungida, y entonces la persona se mueve de acuerdo al plan señalado por Dios, la victoria es segura, se corre entonces hacia adelante, hacia una victoria segura.
Ahora, mire, encontramos que el camino más corto para muchos, delante de Dios, no es el camino más corto. El camino más corto para el pueblo de Dios es el camino de Dios. Aunque le parezca largo a la persona, es el más corto. El sabe diseñar el camino que han de caminar los hijos de Dios.
Encontramos que en esta hora estamos caminando en la carretera, en la autopista del Rey. Ese es el camino más corto que El ha diseñado para el pueblo de Dios. Buscar atrechos, creyendo que podrá llegar primero, Ud. no podrá llegar primero, sino que cuando crea que habrá llegado primero, habrá llegado primero a una derrota. Ud. habrá sido derrotado, Ud. habrá sido vencido por el enemigo, en el camino que Ud. escogió; y Ud. dirá: “¿Pero por qué me ha tenido que pasar esto a mí?” Porque Ud. no escogió el camino, la carretera, la autopista del Rey, sino que Ud. escogió su propio camino; y en el camino propio suyo, Dios no estaba. Dios estaba en el camino que El diseñó. Y aunque hubieran obstáculos en el camino que Dios diseñó, El prometió estar con nosotros. Y si El lo prometió, entonces todo sería para El manifestar su gloria en toda esa trayectoria, en todo ese camino.
Bueno, entonces esa es la causa por la cual encontramos que el pueblo que no actuó de la manera correcta, y las personas que no actuaron de la manera correcta, de acuerdo a la Palabra de Dios a través de Moisés, encontramos que lo que tuvieron fue una tremenda derrota. Los que se mantuvieron firmes, ellos obtuvieron una tremenda victoria.
Entonces ese es el secreto para tener siempre la más grande victoria, en la más grande batalla. Sabemos que Dios ha prometido que estará, por lo tanto El no puede fallar; El está en el lugar que El prometió que estaría: En su plan, en su camino, en Su carretera, en la carretera del Rey. ¿Ve? Así es que el Rey no estará en otra carretera.
Bueno, hacer diferente, o tratar de adelantarse al plan de Dios, a las cosas que deben ser hechas, eso es actuar en contra del plan de Dios, y la persona querer saber más que el mismo Dios, y que el mismo instrumento que Dios tiene para dar a conocer a su pueblo lo que El quiere que su pueblo conozca y que su pueblo haga. Porque no hará nada el Señor, sin que antes revele su secreto a sus siervos los profetas.
Bueno, cualquier persona podía en aquel tiempo decir: “Bueno, nosotros conocimos tal cosa primero que Moisés.” Eso no es ninguna victoria, eso no es ninguna bendición, eso es una maldición. ¿Ve? Eso no es ninguna bendición. Entonces más bien lo que supo o a donde llegó, fue por sus sentidos espirituales. Y si dice que tuvo alguna revelación, entonces fue como dijo Dios a través del Hno. Branham; a los que dicen que ya lo de la bestia, y ya lo del seis, seis, seis, y todas estas cosas, ya alguna religión sabía que la bestia y el seis, seis, seis, eso pues ya era Roma y todas estas cosas. Bueno, pues, para los que se puedan jactar de que no fue por los sentidos sino que fue por revelación, ¿sabe lo que dijo el cuarto Elías? Dijo: “Ellos adivinaron.”
Bueno, entonces ¿fue qué? fue un espíritu que tomó a la persona para desviarla del plan de Dios, y en esa forma fue que pudo adivinar algunas cosas que iban a suceder más adelante. Con ese espíritu ¿qué hizo? se puso en contra del plan de Dios, se adelantaron a lo que Dios habría de hacer. Al adelantarse pues entonces el diablo los podía engañar, los podía envolver en delitos. y pecados y en cuanta cosa mala pudiera agarrarlos con ello. ¿Ve? O sea, que el diablo entonces tendría una presa fácil para hacerlos víctimas de él.
Es como cuando salió el Nombre Nuevo; bueno, hasta ahí Dios mostró, pues hasta ahí nos quedamos. De ahí para adelante no podíamos seguir. Ahí nos quedamos. Y empezamos a disfrutar todo lo que había alrededor del Nombre Nuevo, y a escudriñar todo lo que había con relación al Nombre Nuevo, y a ver más abundantemente que ése era el Nombre Nuevo del Señor. O sea que después de Dios darnos a conocer el Nombre Nuevo, el tiempo era para entonces fortalecernos, para entonces echar raíces en el conocimiento de que ése era el Nombre. Ese era el tiempo para eso. No para hacer otra cosa.
¿Qué vamos a hacer con el Nombre? No es tiempo todavía para saber lo que se va a hacer, sino para saber que Ese es el Nombre, y buscarlo por todo sitio a través de la Palabra, y con todo eso reunido, tener un fundamento completo, un fundamento sólido de que Ese es el Nombre; de modo que cuando se pasare a otra etapa, ya no hubiera ni siquiera la interrogante: “¿Será o no será?” ¿Ve? Cosa que ya eso quedara tan afirmado, y que Ud. quedara tan fundamentado en ello, que ni siquiera hubiera la necesidad de enseñársele más que ese era el Nombre Nuevo, porque ya Ud. había captado toda la enseñanza, y entonces se le podía enseñar otra cosa más adelante.
Vemos que Dios tiene un orden, y cuando Dios da el maná de un día, cuando da el maná del día lunes, pues era para comerse el maná del día lunes, no para tratar de conseguir el maná del día martes. ¿Ve? Y cuando llegaba el maná del martes, pues no tratar de buscar a ver si había guardado algo del día lunes. No, no. “Este es el maná que tenemos que comernos porque vino primero que aquel.” No, ya nos comimos ése, ya lo conocemos bien, y nos alimentó. No nos vamos a estancar en ese maná que ya nos fue dado; entonces ya nos fue dado eso y nos lo comimos; entonces ya podemos seguir adelante.
Ahora, recuerde que Dios le dio maná al pueblo por unos cuantos días en la semana, durante unos cuantos días le daba maná, y eso era gradualmente; pero en el Arca fue guardado una muestra de ese maná. Entonces ese maná existía todos los días de la semana. ¿Qué quiere decir eso? En ese maná estaba representado el maná del lunes, del martes, del miércoles, el maná de todos los días, que había comido el pueblo de Israel. ¿Ve Ud.?
Entonces nosotros hoy en día no tenemos el maná de un día de la semana, nosotros tenemos el maná que fue escondido, el cual representa el maná de todos los días de la semana. Por lo tanto, Ese es el Maná escondido, y de ese Maná escondido es que estamos comiendo hoy. ¿No fue hecha la promesa de que comeríamos del Maná escondido? Hoy estamos comiendo del Maná escondido.
0 sea, que no necesitamos estar en la edad de Pablo, en la edad de Wesley, sino que en la Edad nuestra hay Maná todo este día, y este día representa ¿qué? todas las edades.
Por lo tanto, este día... el Maná representaba ¿qué? a el Maná de todos esos tiempos, representaba el Maná de este día. O sea, que en este Maná de este tiempo está representado todo aquel Maná, y en las bendiciones que habían allá, pues está representado acá, en las bendiciones que hay acá, en un sólo tiempo, en el tiempo de la Edad Eterna de la Palabra.
Por lo tanto, entonces para este tiempo lo que tenemos es el Maná escondido, y este Maná escondido no es un Mensaje de un solo día. Si el Maná escondido fuera el Mensaje de un solo día, entonces no sería un Maná perfecto, entonces no sería un Maná que podría darnos todas las bendiciones que están ahí prometidas en la Palabra de Dios. Ese Maná siendo un Maná perfecto...
¿Dónde está ese Maná escondido? En el lugar santísimo, en el Arca, donde hay dos arcángeles, dos querubines, ahí vigilando esa urna con el Maná, y la vara de Aarón, que es la vara de Moisés. ¿Ve Ud.? Allí estaba la vara del primer Moisés. Y donde esté el Maná escondido de este tiempo... ¿dónde estará? en el lugar santísimo, en la Edad de la Piedra Angular, y ahí estará metida el Arca del pacto; por eso el arco iris tiene que estar ahí también, el arco iris completo, y también tiene que estar la vara de Aarón, que es la vara de Moisés, que es el mensaje de Moisés, y tienen que estar los dos querubines, que son el doble ministerio de Moisés y Elías.
Bueno, entonces encontramos que no vale la pena uno tratar adelantar camino por la cuenta de uno, porque ya Dios trazó el camino por donde tenemos que pasar. Tratar Ud. de lograr pasarlo antes de tiempo, Ud. encontrará que cuando el pueblo después pase por ahí, Ud. ha tenido muchísimos problemas, y ha caído en muchos problemas que no debió haber caído, por adelantarse. Nadie se debe de adelantar.
Ahora, encontramos que dependía de la actitud de Moisés, de que el pueblo caminase o no caminase. El Espíritu de Dios no se podía mover si Moisés no se movía; y Moisés para poderse mover tenía que tener un cuadro completo del plan y propósito que Dios tenía con él. Moisés tenía que tener una visión clara y completa de aquello para lo cual Dios lo había levantado. Moisés tenía también que actuar de la manera correcta que debía de actuar para Dios poder obrar.
Mientras Moisés en esta ocasión que está en el Mar Rojo, mientras él está ahí parado, mira para el frente, ve al Mar Rojo y ve que el pueblo no puede pasar por el agua, no puede meterse al agua, sin ahogarse; mira al pueblo y ve que entre el pueblo se está formando un tremendo problema. Dos o tres molestosos que estaban allí, pues estaban levantando al pueblo en contra de Moisés. ¿Ve? Estaban tratando de hacerle creer al pueblo que lo que Moisés les había enseñado no era correcto. Les había mostrado que Dios le había enviado para llevarlos a Palestina, y ahora en vez de llevarlos a Palestina, mire qué clase de profeta es: escoge la ruta por donde se va a encontrar con el Mar Rojo, en vez de haber cogido otra ruta. ¿Ve? Cogió la ruta más larga en vez de coger la más corta.”
Pero Moisés no fue el que escogió la ruta, más bien él siguió la ruta que Dios había diseñado, conforme a los planos de Dios; y Moisés podía y sabía leer los planos de Dios. No todo el mundo sabe leer un Mapa. Ud. sabe que hay un mapa de carretera para caminar por las diferentes carreteras, y el que debe saber y conocer y saber leer ese mapa, es el que va guiando el carro. Si el que va guiando el carro no sabe leer el mapa, pues entonces va a tener muchos problemas.
Es como nos pasó una vez cuando híbamos de New York para Indiana, pues el Hno. Maldonado, el Hno. Luis, y unos cuantos más. Pues en uno de los peajes allá conseguimos mapas, cada uno consiguió un mapa, y entonces él llevaba el de él, y cada uno de nosotros llevaba mapa también, y cada uno íbamos leyendo en el mapa también, y uno le decía: “Mira, Luis, por aquí es; coge por tal sitio.” Y estábamos perdidos, y el que iba guiando estaba todo confundido, y entonces en una de esas nos dice: “Déjenme ver el mapa, y déjame ver el tuyo, y los tomó toditos y dijo: Ahora no hay mapas para Uds.” Y los guardó toditos y dijo: “Yo soy el que tengo ahora el mapa.” Se acabó el problema, por donde él se metiera, pues, él era el que nos iba guiando, y él era el que nos iba a llevar.
Y eso es lo que pasa muchas veces. Todo el mundo quiere leer el mapa: “No, no, esto debe hacerse así.” “No, que yo veo que aquí dice así.” “No que se está haciendo mal.” “No, que...” Bueno, aunque parezca la vía más larga, sin embargo el Señor es el que ha dicho por dónde se va a caminar. Y el que vaya en el guía, en el volante, es quien debe meterse por donde Dios le ha señalado que debe meterse en el momento en que debe meterse. Y para cierta hora, o para cierto tiempo debe pasar por cierto lugar, para cierto momento debe pasar por otro lugar. ¿Ve? Si Ud. quiere que se pase por tal lugar, antes de pasar por este otro lugar que va primero, Ud. lo que quiere es que nos mate a todos. ¿Por qué? Porque Ud. lo que quiere entonces es que pase el exceso de la velocidad que debe llevar, y entonces en un patinazo, o en una curva cerrada, se barre, y nos llevó a todos; y no llegamos a ningún sitio. ¿Ve Ud.?
¿No dice el Hno. Branham que estábamos doblando una esquina? Y cómo si estamos doblando una esquina, Ud. quiere que se pase de la velocidad en que hay que andar. Entonces en una curva se pasa de la velocidad en que se debe coger la curva, y si está medio húmeda, en vez de seguir por la carretera, coge para el pasto, coge para un risco, y se encuentra después ¿qué? se encuentra después en un abismo metido, con las ruedas para arriba, enseñando y creyendo cosas que llevarán al pueblo a la muerte espiritual, o que los tendrá en agonía de muerte espiritual; pero si cada cosa se toma como debe tomarse, y se siguen las reglas de tránsito de la carretera del Rey, entonces Ud. podrá ver que no se podrá fallar.
Bueno, ya se han cogido curvas peligrosas, se dobló una esquina que era muy peligrosa, porque siempre en el doblar de las esquinas es que las gentes cuando les ha tocado doblar una esquina, han doblado algunos un poquito, y han seguido derecho por un callejón, por un camino, pero no por la carretera correcta. Y no queremos salirnos de la carretera, porque los caminos llegan hasta cierto sitio; pero la carretera del Rey llega hasta ¿dónde? hasta la ciudad del Rey. Por lo tanto entonces queremos ir de la manera que debemos ir. Y no queremos nosotros ser personas que estemos dando opiniones en esta hora porque si de parte de Dios El ha prometido que El nos va a dar a conocer todas las cosas como El lo anunció a sus siervos los profetas, y no lo hará sin que antes revele sus secretos a sus siervos los profetas, pues entonces nosotros tenemos una promesa, lo cual nos hace sentirnos seguros de que todo lo que tengamos nosotros que hacer, a su debido tiempo lo estaremos haciendo, porque lo oiremos predicado. Y entonces, pues, nadie tendrá que decir: “Yo lo sabía primero, yo lo hice primero.” Si lo hizo primero antes de Dios dar la orden, pues lo hizo mal. Aunque estuviera haciendo algo correcto, al hacerlo fuera de tiempo, entonces lo hizo mal. No esperó la dirección de Dios. Así es que esa la tiene apuntada allá en el plan de Dios, a menos que no se arrepienta de haber actuado así.
Bueno, Ud. dice: “¿eso cuenta?” Delante de Dios sí cuenta eso. Y a quien le hace daño es a la misma persona; y es contado como uno que trató de interrumpir el plan de Dios, y de que no estuvo conforme con la forma en que Dios estaba guiando a su pueblo, no le agradó, y quiso seguir adelante. ¿Ve?
Bueno, no podemos seguir, no podemos correr adelante, pero tampoco podemos quedarnos atrás, sino que tenemos que ir al compás del plan de Dios a medida que El lo va desarrollando, de otra manera no es de ningún beneficio para uno.
Ahora, fíjese, aquí en esta ocasión fue Moisés el que se paró, se aguantó. Imagínese, con un pueblo como ése, como estaba en esos momentos, revuelto, y con dos o tres molestosos insinuándole al pueblo que Moisés estaba equivocado, por poco apedrean a Moisés en esa ocasión, cuando se tuvieron que enfrentar a uno de los obstáculos que Dios sabía que se tenían que enfrentar. Pero ese obstáculo era para que fuera manifiesta la Gloria de Dios.
0 sea, que siempre que Ud. vea un problema, un obstáculo... mientras más grande Ud. vea que es el problema, que es el obstáculo, y que Ud. vea que el pueblo de Dios, y el plan de Dios, y la Palabra de Dios, y todo, va a ser destruido en esa ocasión; mire Ud. por encima del problema, y vea Ud. lo que está prometido; vea Ud. lo que ha sido dicho por Dios, vea Ud. la promesa; y cuando Ud. mira a la promesa que Dios había hecho, Ud. mira como si ya ha pasado eso. Entonces como su fe es ungida, entonces Ud. sabe que todo eso va a pasar, y que la gloria de Dios va a ser manifiesta de tal manera que cuando pasemos ese problema, que cuando le brinquemos por encima a ese problema...
Mire, Ud. ve una tremenda montaña frente a nosotros, esa montaña tan tremenda; pero dice: “Si dijeres a este monte, pásate de aquí allá, y no dudaréis, se pasará.” Y Moisés tenía esa Palabra: “Si le dices a esa agua, que está en el mismo camino por donde Uds. van a pasar, si le dices a esa agua, a esa montaña de agua, a ese lago de agua, que está en el mismo centro por ahí por donde Uds. van a pasar, si le dices: “Pásate de aquí allá;” se va a pasar; y si a este otro lado, tú le dices “pásate acá,” se va a pasar, y nada será imposible.” Moisés estaba aguantado.
Ahora fíjese, cuando se presenta una montaña, un problema tremendo, para subir por encima de esa montaña, para brincar por encima de esa montaña, para pasar por sobre esa montaña, eso es fuerte, es mucho el trabajo; pero note Ud. que cuando se está arriba ya, y se empieza a bajar, eso es suave. Después se puede bajar rapidito. Y entonces ya Ud. no se recuerda de lo duro que fue para subir. Ud. lo único que dite es: “Qué fácil, y qué suave es estar bajando por esta montaña.” ¿Ve? Y si Dios viene y la quita, pues entonces ya Ud. puede ver que vemos la gloria de Dios manifiesta de tal manera, que ya sea que Dios la quite, o que nos ayude a pasar por encima de ella, la gloria de Dios estará manifiesta.
Ahora, Moisés tenía tremendo problema aquí, el agua al frente, y otro río, un río o un mar de gente bien armada para destruir al pueblo que El sacó de Egipto. Pero fíjese, en ese momento el problema estuvo en un solo hombre. Por supuesto, que en esos momentos así difíciles es que sale todo lo que hay en el corazón de la gente; en esos momentos es que se sabe quién está con el instrumento que Dios tiene, y quien no está; y quién está dispuesto a oír a cualquier otra persona, y a seguir a cualquier otra persona.
0 sea, que todo obra para bien. O sea, en esos momentos es que se sabe quienes están y quienes no están firmes en la Palabra. Para después esas mismas personas entonces encontrarse que sus argumentos no fueron válidos delante de Dios, y que aún con el hecho de que el instrumento que Dios tenía para resolver ese problema, aunque él se detuvo, con todo y eso, Dios estuvo con él, y lo usó para la solución de ese problema, y no usó a ningún otro.
Aquí en esta ocasión Moisés se puso a clamar, y Dios lo reprendió. Moisés se puso a buscar un Así dice el Señor, cuando en realidad Moisés tenía “Así dice el Señor” desde que subió a la montaña, y Dios le habló y le dio su Palabra. ¿Qué le dijo Dios a Moisés? Dios le dijo a Moisés: “Ve, que yo seré contigo, y yo estaré, yo seré en tu boca.” ¿Qué más que eso? Por lo tanto, entonces Moisés ya tenía el “Así dice el Señor” en sus labios. Entonces en esta ocasión, luego de Dios haber hecho todo lo que hizo a través de Moisés, Moisés en esta ocasión, frente a este problema, quería que Dios le hablase y le dijese qué debía hacer.
Ahora, mire Ud., Dios había sacado de Egipto al pueblo con Moisés, para llevarlo a la Palestina, a su tierra natal. Esa era la trayectoria, Palestina era el punto de arribo, y él tenía la orden para llevarlos hasta allá, y tenía en su boca la Palabra; porque Dios le dijo: “Mis palabras estarán en tu boca. Yo seré en tu boca.”
Entonces la solución de ese problema tenía que salir de los labios ¿de quién? de Moisés. Se paró Moisés, entonces se paró Dios y se fue a la parte de atrás del pueblo para aguantar a los enemigos en lo que Moisés asumía la posición correcta.
Entonces no es que estamos criticando a Moisés, más bien es que queremos poner en alto lo que había de Dios en Moisés, y que él en esa ocasión pues no se estaba dando cuenta que él podía resolver ese problema sin estar clamando a Dios, porque Dios estaba velado en él, y Dios estaba expresado en él a través de la Palabra Hablada.
El tenía la Palabra Hablada, él quería oír de parte de Dios la solución a ese problema, él quería que Dios hablara y solucionara el problema. Para Dios hablar y solucionar el problema, tenía que hablar a través de Moisés; y Moisés ahí estaba aguantando y no quería hablar la Palabra que estaba en él, porque la; Palabra estaba velada en él. En él estaba la Palabra de Dios velada, la Palabra de Dios para salir y para entrar. Toda la Palabra que se necesitaba estaba velada en él. Ahora, vamos a leer un poquito aquí, la página 36 del mensaje titulado: ¿Por qué Clamas?, Habla...! dice:
Tal como fue entonces, así es ahora. Encontramos que Dios debió tener suficiente de eso... (Déjeme leer un poquito...) Eso era lo que Moisés estaba haciendo. ¡Dios tuvo que cargarlo a él después que El lo había ordenado y lo probó para hacerlo! Y el pueblo debió haber dicho: “Moisés, di la Palabra. Yo te he visto hacerla allá. Dios te honró allá. Y tú eres el mismo hoy.” Amén,, ve? “Hazlo.” Amén. El debió haberlo sabido, pero no lo sabía. Muy bien.
Ahora, la actitud del pueblo debió de haber sido ¿qué? decirle a Moisés “Moisés, despreocúpate, di la Palabra, y verás como ese problema se quita, verás cómo el Mar se va a abrir.” El pueblo debió de haberlo estimulado, por lo que había visto ya a través de Moisés; pero Moisés no lo sabia. Moisés no sabia que él era el mismo que había estado allá hablando las plagas a la existencia, Moisés no sabía que de la misma manera que él habló aquellas cosas allá, y vinieron, él era el mismo hombre, con la misma unción, con la misma Palabra, y podía hablar ahora en esa ocasión, el Mar se abriría. “Tal como fue entonces, así es ahora.” Entonces encontramos:
Dios debió tener suficiente de eso. Dios debió estar harto de eso. El dijo: “¿Por qué clamas a mi? ¿No he probado yo Mi identificación? ¿No te dije que te envié para el trabajo? ¿No te dije que fueras a hacer esto? ¿No te prometí que haría esto, que estaría con tu boca, y que hablaría a través de ti y que yo haría esto, y tú mostrarías señales y maravillas.?... ¿No te dije que yo hablaría a través de ti? ¿No lo prometí? ¿No lo hice exactamente y destruí cada enemigo alrededor tuyo? Y aquí estás tú parado afuera, aquí ahora en el Mar Rojo, exactamente en la línea del deber que Te dije que hicieras, y entonces estás gritando y clamando a Mí. ¿No crees en allá? ¿No puedes ver que yo te envié para hacer esto?”
¡Oh, si eso no es atributo humano! ¡Vaya! Por tanto tenía que estar harto de eso. Y El dijo: “Tú sabes que lo necesitas, tú sabes que si vas a llevar a estos hijos hasta allá a la Tierra Prometida... Eso es exactamente... Tú estás acorralado aquí en una esquina. No hay nada más que tú puedes hacer. De modo que allí hay una necesidad. ¿Para qué clamas a Mi? (Si eso no es adopción, si eso no es diciéndole: tú estás adoptado, Moisés.” El no sabía que había sido adoptado allá en el Monte, cuando subió allá.) ¿Para qué clamas a Mí? ¿Para qué miras a Mí? ¿Para qué me llamas a Mí?...
¿Para qué estás orando por eso? ¿Para qué me oras a Mí por ese problema? Mira, Moisés, ¿cómo crees tú que sería la solución a ese problema, para que el pueblo de Israel pueda pasar ese Mar Rojo? ¿Qué crees tú que tiene que suceder? “Bueno, yo lo que creo que tiene que suceder es que el Mar se abra y se haga un camino por allí.” “Y si tú sabes eso, ¿por qué no lo haces? ¿Por qué estás clamando a Mí? Si ése es el trabajo tuyo, tú estás en la labor que yo Te ordené, y yo te dije que mi Palabra iba a estar en tu boca; por lo tanto, cuando tú hablas, el que está hablando soy yo; y si soy yo el que estoy hablando a través de tu boca, porque yo estoy velado en ti, y estoy en tu boca, pues entonces al tú hablar, tiene que ocurrir. ¿Por qué estás buscando que yo te hable de otra manera, cuando yo no puedo hacerlo de otra forma sino a través de ti? O sea, que tú eres el que tienes que hablar, y yo hago lo que tiene que ser hecho; así es que habla. Entonces seguimos aquí:
...¿Para qué llamas a Mí? ¿No lo he probado al pueblo? ¿No te lo he probado a ti? ¿No te he llamado? ¿No es escritural (Lo había llamado, lo habla probado delante del pueblo) ¿No prometí llevar a este pueblo a esa Tierra? ¿No te llamé y te dije que yo lo haría? ¿No llamé y dije: Te envié a ti para hacerlo? Y no fuiste tú, fui yo. Y yo bajaré y estaré con tus labios. Lo que tú digas, yo lo vindicaré y lo probaré. ¿No lo he hecho yo? Entonces cuando cualquier cosita se presenta, ¿por qué actúas como un niño?... (Debes ser un hombre, deber ser un hombre maduro, ya tú has visto muchísimo.)... debes ser un hombre. ¡Háblale al pueblo!” Amén. “Entonces muévete hacia el frente.” Amén. Allá está Ud. “No clames, habla”Amén.
¡Oh, me gusta eso! “¿Para qué clamas a Mi? Sólo habla al pueblo y sigue hacia tu objetivo.” (Sólo háblale al pueblo y sigue hacia tu objetivo. ¿Cuál es el objetivo? Palestina. La Palestina, sigue hacia allá; y todo lo que tengas que hacer, lo que tengas que hablar para llegar hasta Palestina, hazlo sin miedo; no tengas miedo).
Para cada problema, para cada obstáculo, hay algo que tiene que ser hablado, y tiene que ser hablado a través de carne humana, y es resuelto. ¿Qué estaba el diablo tratando de hacer? Tratando de que Moisés no llegara a La Palestina. En la primera ocasión solamente la vio de lejos.
¿Cuántos obstáculos pondrá el diablo para que el segundo Moisés no llegue a la Palestina? Porque el primer Moisés salió de entre los gentiles con el pueblo para llegar a Palestina.
Bueno, él salió con un mensaje, el cual sería establecido en Palestina. Entonces, ¿dónde recibió su mensaje? Arriba, en la cima del Monte. Entonces era el mensaje de la liberación.
Bueno, el diablo tratará de poner todos los obstáculos, todos los estorbos, que pueda poner para que este Mensaje no llegue a Palestina, pero si Uds. no son tan molestosos como el pueblo del primer Moisés, sino que cuando lleguen los problemas, los obstáculos, en vez de estar diciendo: “Mejor nos hubiéramos quedado allá en nuestra congregación, o mejor nos hubiéramos quedado allá en la denominación tal, denominación pentecostal, o Metodista, o tal, que haber salido en este Tercer Exodo y habernos encontrado con tantos problemas que se han presentado.” En vez de decir así, decir: “Allí tenemos una oportunidad más para ver la gloria de Dios. No cojas miedo al problema, ¡Habla, Moisés, habla! di lo que tiene que ser dicho, y será resuelto.”
¿No se han dado Uds. cuenta que Dios le dijo a dos hombres que hablaran? ¿Quienes fueron esos dos hombres? Jesús, y fue dicho: “A él oíd.” Y a Moisés, Dios le dijo: “Ellos te van a oír.” Y cuando no quiso hablar, Dios le dijo: “¡Habla! ¿qué estás haciendo?”
Bueno, eso es cuando un ministerio entra en adopción, cuando se rezaga un poquito, Dios le llama la atención, cuando se va con muchas quejas donde Dios: “Pero, Señor, que esto y lo otro; que no puedo caminar por esto o por lo otro; que si el pueblo y lo otro.” “Yo no te he dicho nada de eso, yo lo único que te he dicho es que hables. Yo obraré.”
Qué mucho podríamos hablar o decir de lo que ha sido hablado ya, de todas las cosas que han sido habladas, y Dios lo ha hecho. Si nos ponemos a poner muchas excusas: “No, es que si esto, que si lo otro.” Entonces con quien se enoja el Señor es ¿con quién? ¿Con quién se enojó el Señor allí? Se enojó con el instrumento que Dios había predestinado para usar. Ahora, no queremos que Dios se enoje en esta hora, y nos llame la atención, sino más bien queremos oír la Palabra Hablada. ¿Por qué clamas? ¡Habla! dijo Dios.
Dice el Hno. Branham: “Y el pueblo estaba llamado a decir lo mismo que Dios decía.” Porque es que el Espíritu y la Novia tienen que decir la misma cosa, y el profeta tiene que decir la misma cosa. por lo tanto, si Dios dice: “¿Por qué Clamas? ¡Habla...! El pueblo entonces tiene que decir como dice el Hno. Branham que debió de haber dicho. Mire, dice aquí:
Y el pueblo debió de haber dicho: Moisés, di la Palabra, yo te he visto hacerlo allá, Dios te honró allá, tú eres el mismo hoy.
Bueno, ¿estará Dios preparándonos para los problemas que se nos irán a enfrentar? ¿Cuál será su actitud? ¿Su actitud será que nos quedemos callados y que los problemas nos coman a nosotros, y regresar para atrás? ¿O será que la Palabra sea hablada en lo que deba ser hablada, y todos marchar hacia adelante?
Entonces fíjese, la actitud de Moisés debió ser enfrentarse al problema, hablar lo que tenía que hablar y seguir hacia adelante. La actitud del pueblo debió haber sido: “Moisés, habla, di la Palabra que tengas que decir, y será resuelto este problema que tenemos aquí. Lo que tengas que decir. Tú has dicho que esa es la ruta, tú has dicho que la ruta es por allí, frente del Mar Rojo; pues si tú has dicho que vamos a pasar por el Mar Rojo, pues di la Palabra de pasar, di la Palabra que tenga que ser dicha para poder pasar. Que si es que se tiene que abrir, pues di la Palabra para que se abra, si es que tenemos que caminar sobre el agua, pues di la Palabra para que caminemos sobre el agua. Pero Moisés, ¡habla!” Lo mismo que Dios le dijo a Moisés, era lo que el pueblo estaba llamado a decirle. ¿Por qué? Porque Dios lo adoptó, lo reconoció, y se lo hizo saber, y lo probó.
Por lo tanto, Dios entonces lo único que tenía que decirle a Moisés, era: “¡Habla!, ¿por qué clamas? Ya tú estás adoptado, estás adoptado para este trabajo, haz lo que tengas que hacer.” Y el pueblo reconociendo esa adopción que tuvo allí en el Monte del Sinaí, el pueblo debió de haber reconocido eso, y haber visto las señales que lo habían vindicado, y el mensaje que traía que era el mensaje del año del jubileo de aquel tiempo. Era el mensaje de liberación. Siempre el espíritu ministerial de Moisés tiene que ver con liberación. Y tiene que ver con el año de liberación, con el tiempo de liberación.
Entonces el pueblo debió de haber reconocido eso, y al haber reconocido que era una cosa sencilla delante del instrumento que Dios tenía. Bueno, vamos a seguir leyendo aquí:
...Lo que tú digas, yo lo vindicaré y lo probaré. (O sea, aunque no haya la menor idea de que es como tú dices, yo lo vindicaré y lo probaré.) ¿No lo he hecho yo? (¿No lo hizo Dios cuando Moisés habló las plagas? ¿No vindicó cada una de esas palabras que Moisés habló, cumpliéndose todo lo que dijo?) Entonces cuando se presenta cualquier cosita, ¿por qué actúas como un niño? Debes ser un hombre. ¡Háblale al pueblo!” Amén. “Entonces muévete hacia el frente.” Amén. Allí está usted. “No clames, ¡Habla!” Amén.
¡Oh, me gusta eso! “¿Para qué clamas a Mi? Sólo habla al pueblo y sigue adelante hacia tu objetivo.” Lo que sea, si es enfermedad, o lo que sea, sea levantar a los muertos, o lo que sea. ¡Habla! Yo lo probé. Háblale al pueblo... (Recuerde las promesas que hay para hoy).
¡Qué lección! ¡Qué lección! En esta etapa de la jornada donde estamos parados. Miren donde estamos ahora, sí señor, en la Tercera Etapa. Noten, estamos exactamente aquí a la puerta de la Venida del Señor.
El había sido ungido para el trabajo y seguía esperando por ASI DICE EL SEÑOR. Cuando él fue ungido para el trabajo, él fue ungido con ASI DICE EL SEÑOR; porque Dios le dijo que El estaría en él, y que El estaría en su boca, y que su Palabra estaría en sus labios; por lo tanto él tenía: “Así dice el Señor.” (Entonces aquí él estaba esperando... fíjese... El había sido ungido para el trabajo, y seguía esperando por “Así dice el Señor.” Ya lo tenía, y estaba esperando por ASI DICE EL, SEÑOR, estaba ungido con la Tercera Etapa, y estaba esperando que viniera la Tercera Etapa; y se estaba moviendo en la Tercera Etapa hacía tiempo).
Recuerde que las plagas fueron producto de la Tercera Etapa, porque la Tercera Etapa es la Palabra Hablada; y él por la Palabra Hablada trajo plagas. Recuerde que las plagas de Apocalipsis son habladas por la Palabra Hablada, y eso es Tercera Etapa. ¿Ve Ud.?
Entonces encontramos que él tenía la Tercera Etapa, tenía el “Así dice el Señor,” y sin embargo estaba esperando por el así dice el Señor, para decirle al pueblo: Así dice el Señor; porque Dios me acaba de hablar; y sin embargo ya Dios le estaba hablando hacía tiempo, ya Dios estaba en él hacía tiempo, ya la Palabra estaba en su boca hacía tiempo, y estaba probado de que estaba. Y Dios tuvo suficiente de eso. El dijo... “No clames más, ¡habla! Yo te envié a ti; así es que habla. Tú eres el que tienes que hablar, y déjate de estar clamando.”
Bueno, yo no sé si esto es una preparación que Dios nos está dando para lo que hay por delante; si lo es, entonces yo creo que con lo que hemos oído esta mañana, yo creo que Ud. asumirá la posición correcta frente a cualquier problema espiritual o literal que se presente delante de este pueblo para tratar (le acobardar a este pueblo, o para tratar de impedir que este pueblo llegue a donde tiene que llegar con el Mensaje. Aunque Uds. no lleguen personalmente, literalmente, a Jerusalén, a Palestina, el trabajo que Uds. harán, llegará y llevará este Mensaje.
Así es que lo importante es que llegue el Mensaje, si llega el Mensaje, siendo el Mensaje nuestro, lo hemos llevado nosotros; por supuesto, que alguno tendrá que ir, pero con uno que vaya, en él iremos todos representados. Bueno, se levantarán problemas de toda clase, impedimentos de toda clase. ¿Pero que va a hacer Ud.? ¿Se pondrá como algunos del pueblo allá? Y Uds. líderes del pueblo, ¿cómo han de hacer en ese tiempo, en ese momento? Recuerde que no todos actuaron mal, no todo el pueblo actuó mal, ni tampoco todos los líderes actuaron mal. Sigamos entonces el ejemplo de aquellos que actuaron bien, porque la historia de aquellos que actuaron bien, es la historia de los vencedores.
Seamos entonces vencedores en la hora en que estamos, sabiendo que el que ha comenzado su buena obra, la perfeccionará hasta el fin, y que lo que El ha comenzado, El lo continuará hasta que este mensaje llegue al último lugar que tiene que llegar, que es Palestina.
Entonces seguiremos mirando hacia adelante, hacia el Este; no mirando para Egipto, sino mirando hacia el Este, mirando hacia el lugar hasta donde tiene que llegar este Mensaje, pero mientras que llega allá, tiene que ir pasando y entrando por diferentes pueblos. ¿Ve? Eso es lo que tenemos que ver, y en los diferentes lugares se presentarán también problemas, pero que por la Palabra Hablada, por el Mensaje Hablado, habrá solución para todos los problemas que se le presenten al pueblo de Dios. O sea, que la solución estará en el Mensaje Hablado, en la Palabra Hablada. Y el Mensaje del Reino, el Evangelio del Reino, es la Palabra Hablada.
Por lo tanto, entonces tenemos que saber quienes somos, tenemos que saber qué estamos siguiendo, tenemos que ver todas estas cosas para saber entonces por qué nos movemos de la manera en que nos movemos, por qué actuamos de la manera en que actuamos, para que entonces la Fe pueda obrar.
Dice en la página 14 del mensaje “La Fe Perfecta.” Dice: Hablando de Jesús... Voy a comenzar un poquito antes, dite:
Ahora, noten bien las palabras de Jesús en San Juan 15:7: “Si estuviereis en mí (pronombre personal, o sea tener fe en El) y mis palabras estuvieren en vosotros, PEDID todo lo que quisiéreis...” Ahora, El sabia quién era... (El sabia quién era El, o sea, Jesús sabía quién era El) Ahora, El sabia quién era y por eso podía tener Fe. La fe podía obrar cuando El sabía lo que era. (Cuando El sabía lo que El era, entonces la fe podía obrar) Así como Moisés: la fe podía obrar en Moisés cuando él sabía quién era él. (Cuando él sabía que era el Mensajero a Israel, cuando él sabia que era el Libertador para Israel, cuando él sabía que él era el que los habría de sacar de Egipto, y los habría de llevar a la Palestina, cuando él sabía quién era él, la fe entonces podía obrar.).
Ahora, también Jesús de Nazaret tenía que saber quién era El, para entonces la fe poder obrar y todo eso que la Palabra de Dios decía, poderse cumplir.
...Luego: “Si estuviereis en mí y mis palabras estuvieren en vosotros, entonces vosotros conoceréis quienes sois, PEDID todo lo que quisiereis, y os será hecho.”
Bueno, entonces no es solamente decir la Biblia dice eso, sino que también es saber quién uno es. Ud. tiene que saber quién es Ud. Yo tengo que saber quién soy yo; y entonces todas estas promesas que están aquí, que dice que levantará a los muertos, que dice que los paralíticos serán sanados, que dice que Dios en la visión de la Carpa hará grandes maravillas, y se cumplirán esas cosas que fueron vistas en la visión. Entonces para eso cumplirse, entonces tenemos que saber quienes somos. y quién sea el instrumento de Dios, para Dios hacer esas cosas a través de él, él tiene que estar consciente de que él es el hombre a través del cual se cumplirán esas visiones, se cumplirán esas promesas, se cumplirán esas profecías, que están ahí esperando que llegue el hombre y se pare como Moisés, no a clamar, sino a hablar.
Bueno, yo creo que estamos llegando a ese tiempo, y si estamos llegando a ese tiempo, entonces Ud. colóquese con su vista mirando por encima de los problemas, por encima de los obstáculos y mire hacia lo que Dios ha prometido. Mirando hacia lo que Dios ha prometido, creyéndolo firmemente, Dios cumplirá entonces lo que El ha prometido. Tenemos entonces que esa letra que está ahí escrita con esas promesas tan hermosas, tan maravillosas, para este tiempo final, veremos todas esas cosas maravillosas que no serán solamente letras para nosotros, sino que Dios vivificará esa letra, y se convertirá para nosotros en una realidad.
Entonces no estaremos viviendo de letras, sino estaremos viviendo de la realidad de esa letra. Entonces una cosa es uno tener la letra y gozarse en la letra, y otra cosa es tener el cumplimiento de esa letra; y entonces ya al tener el cumplimiento de esa letra, es tener la Palabra ya manifiesta, tener la Palabra ya cumplida, ya hecha carne. Y eso es lo que es de beneficio...
Bueno, esperamos cosas maravillosas que Dios ha prometido. Ya hemos visto bastante. Hemos visto bastante de ellas ya; por lo tanto, entonces las que faltan de ser vistas, las veremos porque el poder de Dios las hará cumplir. Tendrán que ser habladas y luego tiene que cumplirse.
Bueno, entonces ya estamos al borde de algunas cosas ser cumplidas, ya muchas han sido cumplidas, pero otras están por ser cumplidas, y así como Dios ha cumplido las primeras, cumplirá éstas que faltan.
¿Cómo El ha cumplido lo del Nombre Nuevo? ¿Cómo El ha cumplido lo del uso del Nombre? ¿Cómo El ha cumplido la Venida del Reino? ¿Cómo El ha cumplido lo de nosotros estar aquí en Cayey bajo esta Carpa? ¿Cómo han sido posibles todas estas cosas? Antes de Ud. haber visto todas estas cosas ¿qué fue lo que sucedió? Ud. oyó que fueron dichas, y eso que Ud. oyó que fueron dichas, eso fue la Palabra que fue hablada, y luego Ud. vio el cumplimiento de eso. Si así ha sido con las cosas que han sido ya habladas, entonces ¿no será igual con las que faltan? Dios no tiene otra forma para obrar.
y en esta hora no es cosa de estar clamando, es más, ¿saben Uds. una cosa? Dios hasta le prohibió a Moisés el orar a El cuando se enfrentaba frente a cosas que tenían que ser cumplidas o ser hechas. Dios le dijo: “¿Por qué clamas, por qué oras a Mí? ¡Hazlo tú!” ¿Ve? Hay muchas cosas que tienen que ser hechas. Ud. nunca se ponga a pensar: “No es el tiempo todavía.” No haga eso. Ud. nunca se ponga a pensar: “¿Estará bien dicho lo que se dijo, o no?” Mejor, Ud. se queda callado la boca, y dice: “¡Que sea hablado lo que tenga que acontecer! ¡Que se acabe de hablar lo que haya de ser hablado, para Dios cumplir lo que El ha prometido!” Esa es la mejor posición.
Esa es la posición que debió de haber asumido el pueblo, no decir que no era bueno lo que había sido hecho en haberlos llevado hasta allí, o que no era bueno la actitud que Moisés estaba asumiendo. Más bien la actitud nuestra debe ser siempre una actitud que estimule a los instrumentos de Dios, que nunca se sientan heridos, que nunca se sientan molestos, que nunca se sientan ofendidos, que nunca se sientan despreciados, que nunca se sientan como que Ud. está pensando de que están actuando incorrectamente, sino que se sientan más bien cómodos, que se sientan tan bien, que tengan que decir:
“Por este pueblo, hay que hacer y hay que hablar lo que se haya de hablar; porque es un pueblo que confía, es un pueblo que sabe lo que Dios ha prometido y que sabe lo que Dios está cumpliendo, y que ve el plan de Dios, y con un pueblo así, que se mueve para donde tenga que moverse, que hace lo que se le diga que haga, que crea lo que se le diga que hay que creer, con un pueblo así, realmente hay que hablar lo que haya que hablar. Realmente hay que decir lo que haya que decir, para Dios hacer lo que El dijo que va a hacer. Con un pueblo así, cualquier predicador cobarde...”