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| La Edad perfecta | 1977-01-07 | PR | 00:00:00 | false |
Muy buenas noches, amados hermanos, el Señor los continúe bendiciendo a todos en esta hermosa noche en que podemos congregarnos para adorar a nuestro Dios y oír Su gloriosa Palabra.
Ya están pasando estos días de navidades, pero para nosotros conforme a como nos dice Elías nuestra navidad es Cristo; por lo tanto, lo grande es Cristo, la Palabra. Así que nosotros estamos todos los días de nuestra vida, estamos en navidad.
En esta noche vamos a buscar nuestras Biblias. Vamos a buscar en el evangelio según San Mateo, capítulo 17; evangelio según San Mateo, capítulo 17. Y dice así la Palabra del Señor:
- “Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan su hermano, y los llevó aparte a un monte alto;*
- y se transfiguró delante de ellos, y resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz.*
- Y he aquí les aparecieron Moisés y Elías, hablando con él.*
- Entonces Pedro dijo a Jesús: Señor, bueno es para nosotros que estemos aquí; si quieres, hagamos aquí tres enramadas: una para ti, otra para Moisés, y otra para Elías.*
- Mientras él aún hablaba, una nube de luz los cubrió; y he aquí una voz desde la nube, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él oíd.*
- Al oír esto los discípulos, se postraron sobre sus rostros, y tuvieron gran temor.*
- Entonces Jesús se acercó y los tocó, y dijo: Levantaos, y no temáis.*
- Y alzando ellos los ojos, a nadie vieron sino a Jesús solo.*
- Cuando descendieron del monte, Jesús les mandó, diciendo: No digáis a nadie la visión* (la visión, era una visión), hasta que el Hijo del Hombre resucite de los muertos”.
Oremos al Señor: Padre, he aquí ante Tu presencia estamos. Te damos gracias por Tus bendiciones, oh, Dios, y Te rogamos hables a nuestros corazones en esta noche, y nos edifiques a todos Señor. Deseamos todos llegar a la estatura de un Varón perfecto; por lo tanto, Señor, en Tus manos nos encomendamos en esta noche. Señor, yo en Tus manos estoy, habla lo que Tú desees hablar y déjanos saber lo que desees que nosotros sepamos en esta noche. En Tus manos estamos todos; y Te lo pido todo en el Nombre del Hijo de David. Amén, amén.
Para esta noche el tema, el tema de la enseñanza será: “LA EDAD PERFECTA”. Ese será el tema: “LA EDAD PERFECTA”.
Como hemos visto a través de la Palabra de Dios, en todo lo que Dios nos ha hablado por Sus mensajeros, por Sus profetas, encontramos que el pueblo de Israel tuvo siete edades de la Iglesia y también los gentiles han tenido siete edades de la Iglesia.
Encontramos que Dios ha estado obrando a través de todos los tiempos aquí en la Tierra; pero Dios es Espíritu y Él ha estado obrando a través de carne humana para Él hacer la obra que Él se ha propuesto hacer.
Vemos que a través de las edades de la Iglesia… vemos que las edades de la Iglesia fueron edades terrenales, edades temporeras; por eso es que terminaba una y comenzaba otra. ¿Por qué? Porque eran edades temporeras; y en cada una de las edades de la Iglesia, en ninguna de ellas, ninguna de las edades de la Iglesia recibió un mensaje completo y perfecto.
Ahora fíjese, la edad de… la primera edad recibió un mensaje bastante amplio, el cual Dios trajo a través del apóstol Pablo; pero con todo y con eso no era un mensaje completo. La edad de Laodicea recibió el mensaje de la restauración de dones, que fue la última edad; pero tampoco era un mensaje completo y perfecto.
Por eso entonces Él dice, el Señor dice a través del apóstol Pablo en la carta a los Corintios, dice: “Pero cuando venga lo que es perfecto, lo que es en parte será quitado”. [Primera de Corintios 13:10]
Entonces todos los dones: hablar en lenguas, profecías, interpretación de lenguas y todas estas cosas, y aún, fíjese, el hermano Branham o Dios a través del hermano Branham nos dice que un sueño interpretado, y usted sabe interpretado bien; y ya ustedes saben también la forma para la interpretación de los sueños; dice, nos dice el cuarto Elías, que cuando nos lleva a los tiempos pasados y en todos los tiempos, y nos dice que cuando Dios daba sueños, entonces los que lo tenían venían a donde pues tenían que ir y le contaban el sueño; o sea, entonces a través de esa forma ellos obtenían conocimiento del significado de ese sueño.
Entonces el hermano Branham dice, en el tiempo en que José y María estaban aquí en la Tierra, y María quedó encinta, concibió del Espíritu Santo, y José se dio cuenta que María estaba encinta; entonces José para no… para que ella no se sintiera mal, para no ofenderla, pues José quiso dejarla a María secretamente; o sea, irse y no verla más. Pero el Ángel del Señor le apareció en la noche, en sueños a José, y le dijo: “José, hijo de David, no temas de recibir a María por mujer, no temas de recibirla, porque lo que en ella es engendrado, es engendrado del Espíritu Santo; no es que ella te ha sido infiel, no es que ella ha hecho algo incorrecto”, ¿ve? Entonces, usted sabe, él era una persona seria, José, y él no la había tocado, y ella al encontrar que ella estaba embarazada, pues él entonces pensó que era de otro hombre; porque él siendo una persona seria no la había tocado.
Entonces encontramos que el Ángel del Señor le dice: “No, José, lo que pasa no es eso, no. Lo que tú piensas no es lo que está pasando; lo que está pasando más bien es lo que dijo el profeta Isaías: que una virgen concebiría. Así que no temas en recibirla, ella es esa virgen bienaventurada, esa joven bienaventurada es ella”. Y que bienaventuranza para un hombre como José tener a su lado a esa virgen de la cual la Biblia hablaba que habría de aparecer.
Imagínense cuando el Ángel del Señor le habla así a José, pues el corazón de José, pues se llenó de alegría.
Ahora encontramos que el Ángel del Señor en sueños le habló, pero le habló ya dándole la interpretación de lo que significaba ese sueño; porque dice, el cuarto Elías dice, porque en ese tiempo no había profetas sobre la Tierra para coger un sueño e interpretar ese sueño, y decirle a la persona lo que quería decir eso. Por lo tanto, entonces el Señor tuvo que hablarle directamente, en ese sueño hablarle claramente, dándole ahí mismo la interpretación; o sea, un sueño que no necesitaba interpretación, ¿ve?
Porque de otra manera, ¿cómo habría de interpretar José ese sueño? Si no sabía en el mismo sueño lo que significaba; o sea que no necesitaba interpretación, ahí mismo estaba interpretado. Ese sueño significaba lo que él había oído, no significaba otra cosa.
Ahora, eso fue porque no había profeta en la Tierra; Dios tuvo que hablar ahí directamente, abiertamente, para que nadie tuviera… para que José no tuviera necesidad de irse a buscar un profeta en ese tiempo que no había profeta. ¿Por qué? Porque el profeta más cerca que estaba de José, el profeta más cerca que estaba de José, que le podía dar la interpretación a un sueño que José pudiera tener, era Juan el Bautista, y no había nacido; y después de eso: Jesús, y estaba cerquita de él allí, pero todavía no había nacido.
Así que el Ángel del Señor tuvo que hablarle abiertamente; un sueño que no necesitaba interpretación.
Pero cuando hay profeta en la Tierra, entonces es que Dios, entonces cuando permite en una persona tener un sueño, entonces necesita que le sea interpretado; o sea, que la misma persona no puede coger: “Bueno yo lo recibí, pues yo lo voy a interpretar”, no. No es esa la forma de… cualquiera que lo hace de esa forma, entonces tiene su propia interpretación y por eso es que siempre hay tantas personas: “No, si Dios me dijo ensueño tal cosa, y yo lo hice”. Y cuando viene a descubrir, ¿qué pasa? Lo que había hecho era contrario a la Palabra de Dios, ¿ve?
Pero, dice el hermano Branham: “Un sueño interpretado (o sea, bien interpretado), un sueño de Dios interpretado, eso es una profecía”, ¿ve? Y también dice hablando del don de lenguas, él dice que las lenguas interpretadas son profecías. Pero también dice el apóstol Pablo: “Pero cuando venga lo que es perfecto, lo que es en parte será quitado” [Primera de Corintios 13:10].
Así que, para usted conocer lo que es la verdad, para saber las cosas correctas en esta hora, ni necesita en este tiempo, ni un don, ni el otro don. Más bien lo que necesita es haber sido predestinado para esta hora para oír lo que tiene que oír en esta hora, porque no necesita interpretación, todo está interpretado. O sea, que Dios no necesita hablarle a usted ni a través de profecías, ni a través de lenguas, ni a través de sueños; porque estamos ya en un tiempo en que estamos viviendo en realidad, en una realidad en la cual no estamos soñando, ni estamos, ni estamos viviendo un tiempo en que estamos mirando las cosas de lejos, sino que estamos mirando las de cerca; estamos viéndolas con nuestros propios ojos todas aquellas cosas que los santos profetas de Dios hablaron en el pasado, todos ellos hablaron de este tiempo.
Por lo tanto, nosotros somos las personas más bienaventuradas de todos los que han vivido en esta Tierra; porque somos aquellos que les ha tocado vivir en el tiempo del cual todos los profetas hablaron. Y sabe ¿cuál fue el último profeta que habló de este tiempo? El cuarto Elías; y cuando el cuarto Elías habló de este tiempo, ya usted puede ver cómo hablo de este tiempo en que nosotros estamos; fue él más que habló, y aún es él más claro que habló, y aún fue el profeta que aún deseó estar, continuar en este tiempo. Pero que él dijo: “Ahora ustedes no entienden el mensaje, pero cuando yo me vaya entonces entenderán”.
Por lo tanto, con él sucedió igual como cuando el Señor Jesús estaba aquí; Él dijo: “Si yo no me voy, no puede venir el Espíritu Santo; por lo tanto me conviene irme” [San Juan 16:7]. Y para los escogidos de este tiempo, el cuarto Elías decía: “Si yo no me voy, ustedes no entenderán; porque ahora ustedes mal entienden el mensaje, pero cuando yo me vaya ustedes entenderán”. ¿Ve usted?
Entonces por el bien de nosotros, entonces, a él le convenía irse; y no solamente eso, él dice también: “Aún si yo me quedase, a mí me conviene menguar y a él crecer”. Por lo tanto el Señor estaría obrando en tal forma aquí, que él se sentaría para oír; porque él se sentó para oír y después vino contando lo que él oyó, ¿ve? Él aún de las cosas que oyó: oyó los Truenos, los oyó en un idioma desconocido y no pudo contar mucho. Pero con lo que contó, pues, con lo que contó, yo creo que es suficiente para nosotros saber lo suficiente, para cuando eso está en pleno cumplimiento, que no se nos pase por alto.
Así que, fíjese, lo que nadie conocía, estaba predestinado que sería dado a conocer en el tiempo final cuando los Truenos emitieran Sus voces; y los Truenos no es otra cosa, sino la Voz de Dios. Y la Voz de Dios siempre que habla para el pueblo de Dios, habla a través de carne humana: “Y no hará nada el Señor, sin que antes revele Sus secretos a Sus siervos (¿qué?) los profetas” [Amós 3:7].
Por lo tanto, entonces, el orden para Dios hablar, para Dios revelar a Su pueblo Su Palabra, Sus misterios, no hay un orden más elevado y no hay otro orden, sino el orden que Él estableció: hablar a través de carne humana, a través de profetas. Él no lo ha quitado; por lo tanto, entonces Él lo hace de esa manera.
Siendo los Truenos la Voz de Dios, la Palabra de Dios, algo que Dios dará a conocer o daría a conocer a Su pueblo, lo cual le daría la fe para rapto; entonces, si es algo que Dios dará a conocer, sabemos entonces el orden de Dios para Él dar a conocer Su Palabra, y entonces sabiéndolo, entonces no estamos ignorantes, no estamos ignorantes, y sabemos entonces que si los Truenos serán dados a conocer al pueblo de Dios, serán dados a conocer a través de ¿qué? De profeta.
Entonces, quizás muchas personas piensan: “Bueno, pero se nos fue el cuarto Elías”, y él lo oyó, pero lo oyó, oyó en un idioma desconocido, ¿ve? Él oyó esa última parte de la Tercera Etapa, que son esos Truenos surgiendo o hablando; él lo escuchó en un idioma desconocido. Así que él era el único que nos podía dar a conocer o decir el misterio de esos Truenos; era el único que nos podía dar a conocer el misterio de la Segunda Venida del Señor, o sea, abrirnos el Séptimo Sello. Pero se fue y no lo abrió al público; y la gente se lamenta muchísimo y dicen: “Se nos fue Elías, se nos fue el cuarto Elías”, y él abrió seis sellos; pero cuando llegó al séptimo, dijo que no podía ser abierto en público y que estaba cerrado.
Bueno, entonces, si nosotros a través de la Palabra buscamos lo que el cuarto Elías dijo, entonces no tendríamos que preocuparnos tanto. ¿Por qué? Porque si es una promesa de que Dios dará a conocer o abrirá el Séptimo Sello al público, al pueblo de Dios, y que el pueblo de Dios escuchará, sabrá lo que los Truenos hablaron; y los Truenos son los que dan a conocer el misterio del Séptimo Sello, y es una promesa, entonces no tenemos por qué lamentarnos; sabiendo que el cuarto Elías, él dijo, fíjese, el cuarto Elías decía siempre, siempre: “Cuando aparece un profeta, ése profeta habla del próximo que ha de venir”.
Entonces encontramos que Moisés habló de Jesús, Jesús habló del cuarto Elías, y el cuarto Elías habló del quinto Elías y del segundo Moisés. Bueno, por supuesto sabemos que el cuarto Elías, el quinto Elías y el segundo Moisés tiene que chequear a ver si hay Promesa de que Dios va a enviar otro profeta después del quinto Elías y del segundo Moisés; si no ve que Dios lo va a enviar y Dios no le ha dicho nada, entonces no puede hablar de un sexto Elías ni de un tercer Moisés, ¿ve? Así que cuando llegue el último, pues se acabó todo y Dios perfecciona Su obra con ese último que llegue. Por lo tanto, en este último vendrá todo lo que no había venido en los demás.
Entonces, ya sabemos que será un doble ministerio que estará conforme a Apocalipsis 11 manifiesto aquí en la Tierra; y sabiendo que Dios no tiene dos profetas al mismo tiempo ministrando, dos profetas mayores, entonces sabemos por la Palabra de Dios que esos dos ministerios mayores estarán operando en un solo hombre, para Dios hacer y cumplir todo lo que Él prometió que habría de llevar a cabo en este tiempo final cuando el cuarto Elías se hubiese ido. Y el cuarto Elías dice: “Bueno, no tiene dos profetas mayores a la misma vez”; por lo tanto fíjese, el cuarto Elías y el quinto Elías no podían estar a la misma vez aquí en la Tierra. O sea, esos dos ministerios no podían estar a la misma vez en dos velos de carne separados ministrando a la misma vez.
Y el cuarto Elías dice: “Bueno, y si así fuera (o sea, que estuvieran los dos a la vez, dice), a mí me conviene menguar y a él crecer”. Por lo tanto, el ministerio del cuarto Elías le conviene menguar y el del quinto, pues crecer; porque siempre que le corresponde crecer es al que viene detrás del que está, ¿ve? Entonces va desapareciendo el que estaba y va apareciendo a la escena el que le toca en ese tiempo.
Por eso es que cuando, fíjese, el Señor estaba aquí en la Tierra, pues las gentes decían: “Nosotros creemos a Moisés”, eso era bueno. Pero el Señor les dijo: “Pero si creyeran en Moisés creerían en mí también, porque de mí habló Moisés” [San Juan 5:46]. ¿Ve usted?
Así que, lo que valía en ese tiempo, era ¿qué? Cree en el que Él había enviado para ese tiempo. No era recostarse en decir que creían en el que habían enviado en un tiempo pasado, ya Dios había enviado ese y había hecho lo que Dios iba a hacer a través de ese; pero ahora había enviado otro, y había entonces que creer en ese otro que había enviado, porque a través de ese Él haría la obra correspondiente para ese tiempo presente.
Pero a la gente le pasa siempre lo mismo: miran para el pasado y ven lo glorioso que Dios hizo y se recuestan en lo que Dios hizo en el pasado; y miran para el futuro y dicen: “¡Oh! que cosa grande Dios va a hacer para el futuro, la estoy esperando”; pero miran el presente y ven lo que Dios está haciendo, y dicen: “Eso es una tontería”. O sea, ¿qué es lo que pasa? No reconocen la obra de Dios del presente que ellos están viviendo y realmente eso es lo más importante de todo: reconocer a Dios en el presente; porque eso es lo que le es de beneficio a la persona, porque “el que recibe profeta en nombre de profeta, merced de profeta recibe” [San Mateo 10:41]. Por lo tanto, no es que si cree o no cree en el que Dios envió ya en el pasado.
Bueno, si usted busca todas las religiones, creen o dicen que creen en los profetas que Dios envió en el pasado; pero lo importante y lo que tenía valor era, la gente que vivió en el día que Dios envió cada profeta: sí creían o no creían. Ahí era que le contaba para vida eterna, ahí era que le contaba para salvación o para perdición, ¿ve?
Entonces, Dios siempre está obrando en el presente, Dios siempre tiene aquí en este planeta Tierra una obra para llevar a cabo, y Él la lleva a cabo siempre a través de seres humanos; uno en cada tiempo. No tiene muchos a la misma vez obrando, porque hay diferentes ideas, diferentes formas de pensar; y sí entonces tuviera más de uno a la misma vez, lo que habría sería ¿qué? Una confusión, ¿ve? ¿Por qué? Porque unos dirían: “Yo soy de Juan”, otros: “Yo de Pablo”, y otros: “Yo de Pedro”.
Fue la misma cosa que querían hacer en el Monte de la Transfiguración: unos para Moisés, un tabernáculo aquí para Moisés; otro para Elías y otro para Jesús; tres tabernáculos o tres carpas ahí arriba. ¿Cuál de las tres sería la más que tendría? ¿Ve? Una: para enseñar la Ley, ¿ve? Uno ahí para los que creían en Moisés y creían en la Ley, pues ahí estaban; otros: para los que seguían a Elías; y otros para los que seguían a Jesús.
Así que, ¿cuál sería la que se llevaría más? De seguro, de seguro la de Moisés se llenaría; o sea, que todo los de la Ley, todos allá los que estaban abajo en las sinagoga, entonces se tendrían que subir allá arriba, y aquellos eran los más; pero el Señor no permitió eso y Dios eso no le agradó. ¿Por qué? Porque no pueden haber tres dispensaciones y tres mensajes a la misma vez para guardarse o para uno creer en tres mensajes a la misma vez. No se puede de esta manera.
Siempre lo que hay sobre la Tierra es un mensaje, una dispensación viviéndose, y un pueblo llamado para vivir en esa dispensación; el que quiera vivir de una dispensación que ya pasó, eso es muerte para esa persona, el que quiera vivir una dispensación que no ha llegado todavía, pues está adelantándose al Plan del Señor. Hay que vivir la dispensación correspondiente para ese tiempo.
Por ejemplo: los que quisieran vivir en la Dispensación de la Gracia, del Evangelio de la Gracia, cuando era el tiempo del para la Ley, pues estaban fuera de lugar, ¿ve? Y así también cuando llegó el tiempo de la Gracia, el Evangelio de la Gracia, los que querían vivir conforme a el Mensaje de la Ley, pues estaban fuera de lugar también. Los que se quedaban atrás para tratar de vivir un mensaje pasado, eran entonces, personas señaladas como personas fatuas, ignorantes, que fueron engañadas por el diablo, ¿ve? Y los predicadores de un mensaje que ya pasó y de una dispensación que ya pasó, son señalados por la Palabra de Dios como falsos ungidos.
Eso fue así y sigue siendo de esa manera en todos los tiempos. Por eso fue que cuando el apóstol San Pablo y el Evangelio de la Ley o con el Mensaje de la Ley. Y el apóstol Pablo decía: “Bueno, el que quiera guardar la Ley, sí la puede guardar; el que quiera vivir conforme al mensaje de la primera dispensación, sí puede vivir. Pero recuerda una cosa: tiene que guardarlo todo, porque el que invalidare la Ley en un punto, la ha invalidado todo”. Y sigue diciendo: “Y los que por la Ley se justifican de la Gracia habéis caído” [Gálatas 5:1-4].
Así que los que por el mensaje que había pasado se justificaban y querían guardarlo, habían caído de ¿qué? Del mensaje del presente; o sea, del mensaje de la segunda dispensación. Entonces no estaban en ningún Evangelio del Reino, ¿ve? Por lo tanto, no le era efectivo el Evangelio del Reino de los Cielos, no le era efectivo el Evangelio de la Gracia.
Entonces el apóstol San Pablo siendo una persona y mensajero para esa edad primera de la Iglesia, y siendo conocedor de la Palabra como lo era, él tenía que ser fiel y ser estricto en cuanto al mensaje correspondiente para ese tiempo, y no permitir que el pueblo lo recibiese mixturado, lo recibiese ligado con el mensaje de una edad que ya había pasado.
Por eso, entonces, vemos que allá a los Gálatas, en el tiempo de los Gálatas, San Pablo le había llevado allá a los Gálatas el Mensaje de la Gracia, ellos habían creído; pero después que se fue el apóstol Pablo, vinieron entonces los judaizantes; o sea, que eran aquellos ministros, aquellos predicadores, que estaban estaban metidos en el Evangelio de la Gracia, pero arrastrando con una porción grande de ¿qué? De la Ley.
Entonces decían: “Si, si, el Señor Jesucristo murió por nosotros; así que, pero también recordemos que Moisés mandó a circuncidarnos y que Moisés mandó a guardar el sábado, y que Moisés mandó a no comer, a no comer tal cosa y tal cosa, a no comer carne de cerdo y estás cositas; y también mandó a guardar luna nueva, sábado, todos estos días de fiestas”. O sea, los días de fiestas que se celebraban en el Antiguo Testamento. Y entonces también le buscaban y les citaban; como hoy en día los que se quedaron allá en la Ley, pues le citan a usted: “Aquí dice Dios a través de Moisés que estos mandamientos son perpetuos”. Lo buscaban allá y lo buscan hoy también, ¿ve? Así que no se pueden echar a un lado.
Así que, hay que juntar esto con lo nuevo; eso fue lo que hicieron, y al hacerlo ¿qué era lo que estaban haciendo delante de Dios? Pervirtiendo el mensaje de la segunda dispensación. Ellos pensaban que lo estaban haciendo muy bien. ¿Por qué? Porque ahora el Mensaje de la Ley tenía más cosas, tenía algo nuevo; pero no se podía hacer de esa manera, ¿ve?
Entonces, encontramos que esa persona que lo hicieron de esa manera y predicaron de esa manera, habían sido engañados por el diablo, habían sido engañados por la quinta dimensión, que es la dimensión del diablo y de esos ángeles mensajeros. Porque fíjese, así como, así como hay ángeles de luz, también nos dice la Biblia que el diablo se transforma en ángel de luz ¿para qué? Para engañar; no se transforma en ángel de luz para ayudar a la gente, sino, para engañar a la gente como siempre lo ha hecho. Y ¿cómo lo hace? Tomando el mensaje del tiempo en que se está viviendo y dándole su propia interpretación; o sea, torciéndolo, dándole una interpretación razonable, una interpretación que a los sentidos humanos parece bien, pero que es contrario a lo correspondiente para ese tiempo.
Encontramos que el apóstol San Pablo cuando vio ese problema allá en la Iglesia de los Gálatas, les dijo: “Vosotros andabais bien”, ¿cuándo? Cuando el apóstol los trajo al Evangelio de la Gracia, los estableció en el Evangelio de la Gracia, pues los puso a caminar bien. Entonces los dejó caminando bien y les dice: “Ustedes andaban bien, ¿quién los engañó? ¿Quién los hizo tornarse de la manera correcta al andar?”. ¿Por qué? Porque luego comenzaron a andar conforme a ¿qué? A muchas cosas de la Ley: guardando los sábados, guardando luna nueva, guardando la circuncisión.
Entonces el apóstol San Pablo dice que el que hizo tal cosa, que el que hizo tal cosa las va a pasar bien mal; que el que hizo tal cosa recibirá ¿qué? El pago; Dios le dará el pago. ¿Por qué? Porque ese entonces tal persona, un falso ungido; y en todos los tiempos han habido falsos ungidos. En todos los tiempos usted los busca, y lo que los falsos ungidos hacen en todos los tiempos es ¿qué? Es desviar al pueblo de Dios del mensaje correspondiente para el tiempo en que el pueblo está viviendo; y siempre se levantan en contra del mensajero que Dios tiene para ese tiempo; siempre le buscan falta, siempre lo señalan como una persona que no es… no está capacitada para hacer lo que está haciendo.
Pero no se dan cuenta que el que está haciendo esas cosas es Dios a través del hombre que Dios tiene para cada tiempo. Entonces comienzan a buscarle faltas al hombre, pero ¿que va? El hombre no tiene ninguna falta; aunque tenga muchas, no tiene ninguna. ¿Por qué? Porque el hombre no es el que está haciendo las cosas que están siendo llevadas a cabo; el que la está haciendo es el Señor conforme a Su promesa. Por lo tanto, entonces han estado buscándole faltas a ¿quién? Al que está obrando a través del hombre. Y eso entonces tiene su ¿qué? Su recompensa; porque en toda edad hay una recompensa, hay una recompensa para los vencedores. Pero también hay una recompensa para los enemigos de la Palabra de Dios. Bueno cada uno se la gana.
Así que, Dios es un Dios que recompensa a toda persona; ahora depende lo que usted se haya ganado.
Así que, fíjese el Cielo: bueno eso es para los vencedores y es una recompensa para los hijos de Dios, para los que vencen. El infierno: bueno eso es una recompensa para los se lo ha ganado. Para ir ahí no va a cualquiera; el que va ahí es porque ha luchado, ha peleado, ha luchado, ha batallado fuertemente y se ha ganado ese lugar. Así que se lo ganó, que lo disfrute si puede disfrutarlo, ¿ve? Así que, eso es lo que dice el cuarto Elías: “Una persona no va al infierno tan fácilmente”, tiene que pelear, tiene que luchar para poder ganar ese lugar, para poder llegar ahí.
Ahora lo que pasa es que, fíjese, los vencedores que van con el Señor: luchan, batallan, pelean y se ganan la bendición de parte de Dios, porque pelean en contra del diablo. Pero los que van a la quinta dimensión pelean en contra de Dios, y se ganan entonces la quinta dimensión. Así que fue ganadita, se la merecía, ¿verdad? Así que, no quiso la otra, no quiso la de Dios, pues a alguna tiene que ir.
Bueno, entonces, hay la promesa para el pueblo de Dios de una edad perfecta en la cual todo será perfecto. Las edades de la Iglesia ninguna de ellas fue perfecta, por eso es que todas las edades de la Iglesia tenían que terminar. La última fue la edad de Laodicea y ya finalizando lo más terrible que hizo fue echar fuera a Cristo, el cual estaba obrando y manifestándose a través del cuarto Elías. Lo echó fuera, y al echar fuera a Cristo echó fuera ¿a quién? A la Luz, la Palabra; por lo tanto, entonces se quedó con ¿qué? Con los dones, pero sin el Dador de los dones.
Por lo tanto, entonces, se corrompe todo eso que hay allá, se corrompe en esa edad de Laodicea al echar fuera la Luz, a Cristo, al Sol de Justicia; la Luz de la tarde ¿qué le pasa? Pues se queda en oscuridad. ¿Qué le pasa a la Tierra? ¿Qué le pasa a este mundo cuando la Luz de la tarde está brillando y es echada fuera? ¿Qué le pasa? Le viene oscuridad; viene entonces la noche cuando la Luz de la tarde se va. Cuando la luz en el tiempo de la tarde sale, ¿qué es lo que viene? La oscuridad.
Entonces así le pasa a Laodicea: se quedó, entonces, en tinieblas, sin esperanza que para ella salga la Luz de la mañana. ¿Por qué? Porque ya el tiempo para las edades ha concluido.
Entonces encontramos que Cristo está fuera; fuera de la edad de la Iglesia o de las edades de la Iglesia, y la última fue la edad de Laodicea. Por lo tanto, entonces cualquier persona que quiera ver la Luz del Sol brillar, ya no la puedo ver metido en la edad de Laodicea. La edad de Laodicea logró ver la Luz de la tarde brillando, pero no la recibió, sino que la rechazó. Pero luego cuando todo eso ha pasado y la Luz de la tarde ha terminado, luego para poder ver la Luz del Sol brillando, encontramos que Laodicea entró en tinieblas, fue la última; y entonces ya Dios no estará tratando con edades de la Iglesia, edades terrenales, ya no estará tratando más; la última fue Laodicea y quedó en tinieblas.
Por lo tanto, entonces, hay que subir, hay que salir fuera de las edades terrenales; hay que salir fuera de la edad de Laodicea, salir afuera; por eso estamos ¿dónde? En el tiempo de los astronautas.
Ahora recuerde que lo natural tipifica lo espiritual. Así como las mujeres actúan, actúan las iglesias; así como se va moviendo todo en el aspecto físico o natural, eso es un reflejo del aspecto espiritual.
Encontramos que allá en los tiempos pasados, encontramos el tiempo del burrito, de caminar en burro, en caballos; pero luego vino el tiempo de caminar en automóviles; pero luego vino el tiempo de andar en aviones. Y después ¿qué es lo que ha estado moviéndose? Pues los viajes, no de un país a otro, sino de un planeta a otro, de un sitio a otro; y entonces eso muestra ¿qué? Una salida de la Tierra. No es una salida de una edad a otra, no es una salida de un país a otro, sino es una salida completa de la séptima edad de la Iglesia, que queda en tinieblas, para ¿dónde? Para una Edad Eterna, una Edad Perfecta, otro lugar que no era ninguno de los lugares de las siete edades de la Iglesia en donde el Sol está brillando todo el tiempo.
Ahí no hay ni noche, ni día; noche y día como lo que hay acá, sino que ahí siempre es de día, siempre está claro. ¿Por qué? Porque el Sol de Justicia, que es Cristo, en esa Edad Eterna siempre está brillando. Por lo tanto ahí, ahí no podrá pasar lo que pasó en las edades de la Iglesia. Por supuesto el diablo tratará de hacer lo mismo pero no podrá salirse con la suya.
Entonces …[CORTE DE AUDIO @44:24]... es lo mismo, fíjese, ¿qué están tratando de hacer los científicos? Pues ellos saben, los científicos saben que esta Tierra va a ser destruida; ellos saben que de un momento a otro explota la Tercer Guerra Mundial, y la única escapatoria es no estar aquí en la Tierra, ¿ve? Pero se le ha hecho bastante tarde; hubieran primero descubierto los viajes a otros planetas antes de descubrir la bomba atómica o la bomba de hidrógeno. Pero ya tienen encima la destrucción, ya no les va a dar tiempo ni para… ni para preparar el equipo que necesitan para irse de aquí.
Pero, hay un pueblo que está bajo ese mismo símbolo, el símbolo de los astronautas; y ellos están siendo preparados, están siendo apercibidos, porque ellos van a salir de esta dimensión.
Ahora, fíjese, los científicos tienen que viajar demasiado para salir de este planeta Tierra. Nosotros aquí mismo, aquí mismo, estando aquí mismo, saldremos de aquí.
¿Por qué? Bueno, fíjese, en el tiempo de Abraham hubieron tres que vinieron de otro sitio, de otra dimensión y aparecieron en esta dimensión, y después se fueron de esta dimensión a la otra, ¿ve? Allí están aquellos Arcángeles (dos Arcángeles) y el Señor con ellos.
Luego encontramos también, fíjese, en el tiempo de Enoc; en el tiempo de Enoc dice que Enoc iba caminando, y Enoc caminó con Dios; él caminó con Dios; e iba él caminando lo más bien un día, y de momento: “Espere, ¿dónde yo me encuentro?”, había pasado la barrera, la barrera de ¿qué? La cortina del tiempo; y no se había dado cuenta. ¿Ve usted?
Cuando se camina con Dios las cosas ocurren como en un abrir de ojos; que cuando usted abre los ojos bien, ya se encuentra en otro sitio. Eso le pasó a Enoc. Y como ya vemos, pues, Enoc llegó allá primero que muchos, que el resto del pueblo que habrá de llegar allá. Dios le dijo: “Bueno llegaste primero que los demás, así que espera a los demás acá”. Por supuesto Enoc no regresó así para quedarse a vivir después otra vez acá. Encontramos que él permaneció allá o ha permanecido allá en la otra dimensión.
Luego encontramos a otro más que fue Elías. Elías en una ocasión, bueno cruzó el Jordán, y al cruzar el Jordán allá dice que tomó el otro cuerpo; y allá pues le dijo Dios a Eliseo, le dejó el manto a Eliseo y se pasó allá.
Luego, encontramos que la cosa allá en la otra dimensión es lo más buena, porque… encontramos que también Moisés murió; pero ¿qué pasó cuando Moisés murió? Se formó una tremenda pelea; y no una pelea acá terrenal de seres humanos; se formó una pelea, una pelea más grande que las guerras de acá de los seres humanos: se formó una batalla entre la quinta dimensión y la otra dimensión, la dimensión en que está el Arcángel Miguel. Entonces dice que se formó una pelea por un muerto.
Fíjese acá, pues, acá la gente empiezan a llorar y eso; pero allá el muerto no era cualquier muerto (¡je!) y el que se había muerto allá no se murió por cualquier cosa. Se murió más bien, porque él hizo algo que no debía haber hecho. Pero sin embargo, pues “por haber hecho eso, por haberte glorificado tú y no haberme glorificado a mí, no puedes entrar con ese pueblo a la tierra prometida; sube acá arriba a la cima del monte, mira hacia la tierra prometida, mírala bien a dónde fue que yo te dije a ti que los iba a llevar a ellos, ve que es como yo te dije; pero tú no puedes por causa de que te glorificaste a ti mismo”, ¿ve? El pueblo, el pueblo lo molesto mucho; dice la Biblia que Moisés era el más manso de todos, ¡Je! Imagínense el más manso de todos se sintió mal por causa del pueblo y le costó no poder terminar su obra allá en aquel tiempo con aquel pueblo.
Por supuesto Dios le dio la promesa de que él entraría el pueblo a la tierra prometida; pero usted sabe, la cosa se dilató un poco para Moisés, para ese ministerio de Moisés. Entonces, hubo una pausa cuando él hizo aquello, una pausa; porque Dios dijo que lo iba a ser, por lo tanto, Dios no puede cambiar esa Palabra.
Entonces si no lo pudo meter a aquella tierra literal, Él entonces, Dios entonces tiene que cumplir Su Palabra; por lo tanto, tiene que haber una tierra prometida en donde Dios, entonces usando el ministerio de Moisés, meta al pueblo de Dios. Y sabemos que esa tierra prometida, ahora en una escala más gloriosa, ¿es qué? Esa tierra prometida tiene que ser visto de diferentes ángulos.
La tierra prometida es como Mensaje: el Mensaje nuevo; como… como dimensión: es la nueva dimensión a donde vamos a ser llevados, ¿ve? Entonces, ¿quién es el que va a meternos allá al otro lado? El que va a meterlo es el ministerio de Moisés. Ese ministerio de Moisés, es el ministerio de meter a la tierra nueva al pueblo de Dios. Y hay una tierra a la cual vamos a entrar; si vamos a salir de esta dimensión, vamos a entrar a otra, y tiene que haber un sitio de entrada para esa dimensión, tiene que haber una puerta de entrada para ir.
Y entonces, fíjese, cuando Jesús se llevó los santos del Antiguo Testamento, por supuesto no todos los que habían muerto en el Antiguo Testamento esperando el Mesías, sino los que fueron escogidos y predestinados de entre todos los que murieron salvos. Porque, fíjese, de todo el pueblo, pues siempre hay el grupito pequeño de escogidos, ¿ve? O sea que todos los que creían y guardaban la Ley, y todos los que vivieron en aquellos tiempos, todos no resucitaron; solamente los escogidos de aquel tiempo, los predestinados de aquel tiempo, o sea, la Novia de aquel tiempo.
Como también en las edades de la Iglesia muchos han sido salvos, a través de las edades; pero de ellos resucitan ¿quiénes? No todos, sino los escogidos de cada edad de la Iglesia.
Entonces el Señor cuando los resucitó, los sacó ¿de dónde? Del Paraíso; Él los sacó de allá a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos ellos, y a todos los demás que estaban en el grupo elegidos, los saco allí, y luego aparecieron aquí en la Tierra, aparecieron en cuerpos; le aparecieron a muchos allá en la ciudad. Y luego cuando por poco los descubren ¿qué pasó? Abraham y Sara, aquellos dos, aquellos dos jovencitos de 18 a 21 años que iban caminando por allí, por poco los reconocen, ¿y qué pasó? Ellos se escaparon de en medio de la gente, de en medio de aquellos que por poco lo conocen, se escaparon, y eso fue ¿qué? Que cogieron y pasaron a la otra dimensión allí, y se les desaparecieron a los que estaban ya poniéndole la vista a ellos y casi, casi se dan cuenta que eran ¿qué? Que eran Abraham y Sara que habían resucitado.
Bueno, entonces, ellos conocían cómo entonces… conocían las dimensiones y todas estas cosas. Así que, luego el Señor cuando ascendió después de 40 días, cuando ascendió a los Cielos, ascendió con ellos; y en los Salmos dice: “Alzaos, oh puertas eternas, alzaos vuestras cabezas y entrará el Rey de gloria” [Salmos 24:7]. Y entonces los que están al lado allá en esa otra dimensión, dicen: “¿Y quién es este Rey de gloria?”. Los que van con el Señor dicen: “Jehová el fuerte y valiente, Él es el Rey de la gloria” [Salmos 24:8]. Pero cuando va subiendo no tienen que decir Jehová, lo que tienen que decir es: Jesús. ¿Por qué? Porque Jehová es Jesús, y ese es el Nombre para Redención.
Por lo tanto, ellos se iban con el Redentor, y entonces ellos dan a conocer con qué rey es que ellos van, y entonces las puertas les son abiertas y entran a la otra dimensión.
Luego encontramos, luego encontramos que eso es dicho ahí en ese Salmos, es dicho dos veces. ¿Por qué? Es dicho dos veces porque tiene que volverse a cumplir.
Entonces, ya usted sabe, en el mensaje titulado El Orden de la Resurrección, ya usted escuchó de eso.
Por lo tanto, entonces hemos todo de pasar ¿a dónde? A la otra dimensión, nosotros que estamos vivos y los que resucitan, ellos van a resucitar y van también entonces a pasar, vamos a pasar todos a esa otra dimensión.
Por lo tanto, entonces, vea usted lo sencillo que es todo lo que Dios ha prometido que ha de hacer.
¿Cuántos se dieron cuenta en aquel tiempo que todo eso se cumplió? Muy pocos se dieron cuenta. Pero encontramos que los que creían esas cosas y se quedaron en la edad que había pasado, pues no pudieron nunca ver lo que Dios había cumplido; y es lo mismo que pasa hoy en día: los que se quedan en las edades de la Iglesia y se quedan en la segunda dispensación nunca verán las cosas que Dios ha cumplido en este tiempo conforme a Su promesa.
Este es el tiempo más grande de todos los tiempos del cual hablaron todos los profetas de Dios. Este es el tiempo en que habría una Edad Perfecta; pero no es una edad de las edades de la Iglesia, no es una edad de las siete edades de la Iglesia; por lo tanto, no es una edad terrenal.
Por lo tanto, el trato que Dios llevará cabo no será un trato terrenal aquí, como llevó a cabo un trato terrenal con las edades de la Iglesia.
Por lo tanto, siendo entonces una Edad celestial, una Edad Eterna, entonces es una Edad Perfecta. Siendo una Edad Perfecta… sabemos que cada edad tuvo un Mensaje y un mensajero; entonces siendo una Edad Perfecta tiene que tener un Mensaje Perfecto. ¿Ve usted?
Entonces tiene que haber un Mensajero Perfecto, el cual será Cristo obrando a través de algún velo de carne que escoja para hacer ese trabajo. Pero no será la mente humana; recordamos en la edades pasadas de la Iglesia que Dios obró pero también la parte humana fue vista en aquellas edades; y fue visto también el diablo obrando en medio de las edades también. Pero la Edad Perfecta, de la cual estamos nosotros hablando en esta ocasión, es una edad en que el diablo aunque trate de meterse, él será descubierto; porque es una edad en que no hay tinieblas, es una edad de Luz.
Al ser una edad de Luz, entonces toda obra de las tinieblas fue descubierta. Entonces vemos que la Luz lo manifiesta todo, lo declara todo.
Por eso es entonces, que en ningún otro tiempo podían salir las cosas que están supuestas a ser conocidas en este tiempo final en el cual estamos viviendo. Aún, aún fíjese, esta edad perfecta tiene cierta influencia sobre esta Tierra de tal modo que las obras ocultas que han hecho los seres humanos en este tiempo serán descubiertas …[CORTE DE AUDIO @59:52]...
En el caso de Martin Luther King serán conocidos, y encontramos que, y sabemos que Dios le dijo el hermano Grimm, el hermano Branham le dijo el hermano Grimm, que se iba a saber quién era el responsable de la muerte de Kennedy, del presidente Kennedy. Eso no podía saberse en otro tiempo, sino en el tiempo en que Dios estuviese moviéndose en una Edad Perfecta, en una Edad de Luz; y al haber una Edad de Luz, obliga ¿a qué? A que todas las cosas salgan a la luz.
Por lo tanto, entonces, ya vemos lo que ha de acontecer dentro de poco. Ahora, fíjese, estamos hablando de una Edad Eterna, después que han terminado las siete edades de la Iglesia.
Ahora sabemos que después de las edades de la Iglesia, después de las siete edades de la Iglesia no habrán más edades terrenales. Pero nos está prometido que habrá una Edad Perfecta; por lo tanto, es una Edad celestial, es una edad en la cual no puede haber nada terrenal metido ahí, y al decir nada terrenal es: no puede haber nada intelectual, ninguna enseñanza intelectual o conocimiento intelectual metido en esa edad; y tampoco los que vivan en esa edad pueden tener un conocimiento intelectual del Mensaje de esa edad; el intelecto no le funciona para captar el Mensaje de ese tiempo; así que necesita algo más.
Necesita que realmente sea la revelación fluyendo en la persona para poder captar el Mensaje de esa Edad de la Palabra; cualquiera que por los sentidos trate de entender el Mensaje de ahí, yo le digo en esta noche: cualquiera que trate de hacerlo se vuelve loco.
Bueno, realmente se vuelve loco cualquiera ¿por qué? Porque no está de acuerdo a los sentidos humanos, es un Mensaje inconcebible. Ninguna mente humana nunca pudo concebir el Mensaje de esta Edad de la Palabra.
Entonces, si es inconcebible, lo que Dios tenía reservado para Sus escogidos; solamente entonces en la mente de Cristo es la que puede operar para dar a conocer ese Mensaje correspondiente a esa edad. Solamente entonces, la mente de Cristo operando para darle a conocer y operando en los creyentes de esa Edad Perfecta, para ¿qué? Para que puedan entender ese Mensaje; pero no con los sentidos, sino en el interior, por revelación. Y entonces luego, por revelación captando ese Mensaje adentro, entonces, entonces es que los sentidos suyos pueden ser enseñados correctamente con lo que usted tiene por dentro. No usted enseñar, no usted con los sentidos suyos enseñar para acá adentro, sino de acá adentro, enseñarle a los sentidos, ¿ve? Entonces la cosa viene de adentro hacia afuera.
Y si es de adentro hacia afuera, entonces no es algo manufacturado; es algo genuino, es algo que viene de parte del Señor; es más bien el Espíritu Santo obrando en el corazón, en el alma suya, ahí obrando ahí dentro, ¿para qué? Para hacer entonces ¿qué? Para reinar en usted, reinar dentro de usted y gobernar su espíritu y su cuerpo también. Entonces Él gobierna todo su ser, Él gobierna en esta tierra que es usted; pero se sienta en el trono que está acá adentro.
Así que desde ahí adentro es que Él hace ese trabajo como Rey de reyes; eso es en cada uno de nosotros como individuos.
Ahora ya sabemos que después de la edad, de la edad del ojo, después de la edad del ojo, dice el hermano Branham: “Estamos en la edad del ojo (o sea, la edad del águila. Dice), dice después de la vista, después del ojo…”. Usted ha visto el billete de un dólar que la pirámide, en la piedra angular lo que tiene es ¿qué? Un ojo ahí. Y él dice: “Después de la vista, después del ojo, no hay otra cosa, sino la mente de Cristo”. No hay otra facultad más alta, sino la mente; y no hay otra cosa más alta sino la mente de Cristo, la cual operaría después que operara ¿qué? La edad del ojo.
Ahora yo no sé si usted se ha dado cuenta que el ojo y la mente están en la misma piedra angular; ahí están los dos, los dos trabajan, operan ahí. Cuando termina el ojo (el ojo que es el águila, que es el cuarto Elías), cuando termina el ojo, pues ve todo; entonces al verlo todo, entonces lo predica todo. Pero entonces… fíjese un profeta puede ver todo: para el pasado, presente y futuro, y decir lo que vio; pero ¿qué pasa? La persona que lo escucha, la persona que lo escucha ¿qué le pasa? Bueno, oye muchas cosas pero no entiende ni papa, ¿por qué? Porque su mente humana es una mente que no está capacitada para entender lo que una mente de profeta ha visto y ha hablado. Por lo tanto, entonces usted necesita tener la misma mente, la misma mente que estaba en él, usted necesita tenerla.
Por lo tanto, entonces tiene que venir ¿qué? Después del ojo, después entonces tiene que venir la mente, la mente de Cristo para poder operar y dejarnos saber, y dejarnos entender qué fue lo que Él vio y lo que Él nos contó.
Entonces, en esta Edad Perfecta comienza a obrar ¿qué? La mente. La mente de Cristo en operación comienza a obrar a través del Mensajero de esa Edad Perfecta, y entonces cuando comienza a obrar, comienza a darnos a conocer, comienza a enseñarnos todas las cosas que el ojo, el cuarto Elías vio; porque no puede decir otra cosa, sino lo que él vio.
Entonces, fíjese, lo que él vio cómo lo vamos a entender nosotros. Entonces, pues tiene que venir el tiempo de la mente, que es la facultad más alta; la más alta es esa. Por eso, entonces siendo la facultad más alta, es la facultad con la cual se entiende. Lo que usted ve con los ojos, lo tiene que entender después con la mente; porque si no lo puede entender ¿de qué le vale haber visto lo que vio?
Entonces, encontramos, que lo que el Cuerpo Místico de Cristo vio con los ojos, o con el ojo que es Elías, el cuarto Elías, lo tiene que entender con la mente, que es el quinto Elías y el segundo Moisés. Entonces, en la mente es que se entiende, con la mente es que se entiende; si la mente está mal, entiende las cosas mal; si la mente está bien, entiende las cosas bien.
Por eso, ¿qué es lo que ha pasado en este tiempo? Lo que ha pasado en este tiempo es que muchas personas han querido ser esa facultad; muchas personas en este tiempo han querido ser, como en los tiempos pasados… en los tiempos pasados cuando era el tiempo del ojo, de Elías, ¿qué quisieron ser muchos? Muchos quisieron ser ojo, muchos quisieron ser el profeta; y cada cual quería mirar y ver, para entonces contarle a la gente; pero solamente había uno para ello.
Y ahora en este tiempo, ¿cuál es la tendencia de la gente? La tendencia de la gente en este tiempo es ¿qué? Ser mentes. ¿Para qué? Para interpretar lo que la vista vio, para interpretar lo que Elías no dejó ver.
Por lo tanto, entonces, todo está ahí, todo lo que él vio pues lo trajo, lo dio a conocer.
Ahora, entonces, todo eso que está ahí hay que entenderlo. Solamente la mente es lo que puede operar, para entonces que la mente nos deje saber, nos deje conocer lo que significa todo eso que dio.
Y entonces la mente del Cuerpo de Cristo ¿qué será? El ojo del cuerpo era ¿quién? Elías; la mente es Moisés y Elías. Entonces a través de Moisés y Elías es que el pueblo de Dios entenderá lo que nos trajo el cuarto Elías, no hay otra forma. Aún los 144.000, ellos entenderán de acuerdo a ¿qué? De acuerdo a Moisés y Elías le enseñen a ellos.
Así que ellos serán la mente y el cuerpo; no hay otra forma para poderlo entender.
Entonces la mente… esa es la mente de Cristo operando en el Cuerpo de Cristo, que es ¿qué? Que es Su Cuerpo Místico. Y tiene que operar a través de carne. Imagínese córtele la cabeza a una… no le digo que le corte la cabeza a una persona, sino, córtesela usted si quiere, y mire a ver si usted puede pensar o puede darle órdenes al cuerpo suyo sin tener la cabeza pegada al cuerpo; tiene que tener la pegada al cuerpo. Entonces ahí, entonces estando pegada al cuerpo es que puede funcionar bien el cuerpo; así es el Cuerpo de Cristo.
Entonces, encontramos, que nosotros estamos viviendo en este tiempo en que la facultad más alta, que es la mente, es la que tiene que estar operando; y ella tiene que operar ¿cómo? La mente es para darla a conocer, trae conocimiento, ¿ve? Entonces trae entendimiento y es ahí que uno aprende.
Por lo tanto, entonces, no hay otra forma para el pueblo del Señor poder entender correctamente lo que Dios nos trajo a través de nuestro amado hermano Branham. Si no hay otra forma, entonces, realmente tenemos que ser sinceros y humildes en la hora en que vivimos.
Pero el diablo no se queda con los brazos cruzados, porque él sabe que los va a tener cruzados por mil años; y después cuando terminen los mil años, le van hacer sueltos un poquito para después, después no los va a tener que cruzar más. Usted dice: “¿Por qué? ¿Los va a tener sueltos?” No, no va a tener ninguno; no va a tener ninguno. Así que no va a tener que cruzar ningunos brazos, ni va a estar tampoco él estar… él no va a tener brazos y no va a haber dónde ponerle los brazos tampoco; porque ni los brazos de él ni él van a existir.
Bueno, entonces, pero mientras estamos en este tiempo, él no se queda con los brazos cruzados. Él logró en las edades pasadas, él logró hacer mucho daño; porque venía el mensajero de cada edad, captaba el mensaje correspondiente para esa edad, lo daba, el grupo predestinado lo captaba, lo recibía, lo creía, era enseñado, y entonces el diablo venía, se movía, y pervertía el mensaje, y formaba una denominación, ¿ve? Y entonces estaría ligado ¿qué? Trigo y cizaña; la cizaña venía y se colaba en medio del trigo. Los ángeles del Señor vinieron y le dicen al Señor: “Señor ¿Tú quieres que…”. Eso está mal, que haya trigo y cizaña juntas.
Usted sabe, por eso es que en los tiempos… en los tiempos pasados de las edades, pues en medio de las edades habían ¿qué? Gente buena y gente mala; habían santos de Dios pero había hijos del diablo; y sus obras decían quiénes eran ellos. Pero el Señor dijo: “Déjenlo quietecitos ahí; porque arrancando esa cizaña pueden arrancar el trigo, y no es el tiempo de la cosecha; y si no es el tiempo de la cosecha entonces lo que ustedes van a hacer es daño. Dejen que todo camine bien, dejen que todo vaya así, así está bien mientras estén las edades de la Iglesia; pero en el tiempo del fin, cuando llegue el tiempo de la siega (¡je!), cuando llegue el tiempo de la siega yo no voy a enviar un mensajero, yo no voy a enviar uno como estoy enviando uno en cada edad; yo voy a enviar dos con un solo cuerpo, voy a enviar dos mensajeros” [San Mateo 13:29-30].
Porque al tiempo de la siega dice que el Señor enviará Sus ángeles; dos ministerios ¿para qué? Ángeles, y ángeles son mensajeros ¿ve? ¿En qué tiempo? En el tiempo de la siega. Son mensajeros ¿para qué? Para cosechar el trigo, para recoger el trigo y llevarlos, y meterlos al Alfolí, ¿ve? Y la cizaña entonces sería recogida allá en lo que ustedes han visto que es recogida, allá en el Concilio mundial de Iglesias, siendo recogida para ser quemada después, ¿ve? Pero el trigo sería recogido en el Alfolí.
Entonces el trigo y la cizaña no estarían juntos nunca más. Cualquier cosa de cizaña, cualquier cizaña que quiera meterse en medio del trigo, entonces el Señor se encarga de ¿qué? De separarlo. O sea que cuando el diablo entonces en la Edad de la Piedra Angular, es la Edad Perfecta, cuando el diablo trata de meterse, lo primero es que los que están viviendo ahí y que conocen el Mensaje que hay ahí, y que conocen el Plan de Dios para esa Edad de la Palabra, seguida que trata el diablo de meterse ahí en la Edad de la Palabra.
Y recuerde que siempre el diablo trata de meterse a través de carne humana, usando sus instrumentos trata de meterse.
Seguida, seguida los escogidos que están en luz pues lo ven todo y no le pueden meter gato por liebre. Pero la cosa es que no está de parte de los escogidos hacer una cosa o la otra; o sea sacar al diablo. Para eso Dios ha dicho que Él enviaría Sus ángeles. Por lo tanto, ellos son ese ministerio doble en el que se encarga de echar fuera cualquier cosa que se cuele ahí en la Edad de la Piedra Angular; cualquier falsa doctrina, cualquier enseñanza errónea no puede meterse ahí, y si se mete, tiene que ser sacada. No podemos pensar que no traté el diablo de meterse, sí tratara, y aún se meterá, en el sentido de que él se creerá que está adentro.
Pero ¿qué pasa? Siendo una Edad de Luz: la Luz lo manifiesta todo. Y como la Luz lo manifiesta todo, realmente, entonces los hijos de Luz verán lo que no es correcto, y entonces ellos sabrán lo que es la Palabra, el Mensaje para esa Edad y no recibirán ni creerán ninguna otra cosa. O sea que es la edad en que el diablo no podrá tener victoria, porque es el tiempo en que Dios tendrá la tremenda Victoria del Amor Divino. ¿Ve usted?
Y como es una victoria en el amor divino, pues no es una batalla ni es una pelea a los puños literales, sino que es una batalla y una pelea de la dimensión de Dios contra la dimensión del diablo, contra la quinta dimensión.
Entonces el diablo es vencido en esa Edad de la Piedra Angular; el diablo ahí no tiene ni parte ni suerte. El diablo ahí no podrá controlar ni engañar a los escogidos.
Ahora, encontramos que casi… dice que en el tiempo final casi engañaría a los escogidos.
Ahora encontramos que en las edades pasadas el diablo se metió y trajo muchas cosas que no eran correctas. Pero en esta Edad de la Piedra Angular, en esta Edad Perfecta, corresponde un Mensaje perfecto; y si corresponde un Mensaje perfecto cualquier cosa que no sea parte de ese Mensaje, no podrá estar ahí mucho tiempo. ¿Ve usted?
Cualquier cosa equivocada, cualquier enseñanza errónea, con la enseñanza correcta es descubierta, que es una enseñanza errónea que no está de acuerdo al Mensaje de esa Edad Perfecta.
Entonces el diablo, ¿qué puede hacer? ¿Para dónde va a coger? Bueno realmente es el tiempo en que el diablo pasa la vergüenza más grande que él ha pasado en toda su vida; es el tiempo en que el diablo es avergonzado sin ni siquiera hablarle mal a él. Porque nos dice el cuarto Elías que lo único que puede conquistarlo todo es el Amor divino, dice: “Aún lo más malo que haya puede ser conquistado por el amor divino”. Dice: “Las enfermedades, los demonios, el mismo diablo todo será conquistado por el amor divino”, ¿ve?
Entonces ¿quién va a vencer? ¿Qué es lo que va a vencer al diablo? El amor divino. ¿Qué es lo que vence a los falsos ungidos? El amor divino. ¿Y cómo se manifiesta? Recuerde que el amor es correctivo. Entonces, ¿cómo se manifiesta? Se manifiesta a través del mensaje correspondiente para esa edad, porque es la edad del amor. ¿Ve? Entonces al manifestarse ese mensaje, que es el mensaje del amor divino, y es correctivo, entonces automáticamente pues se ve lo que es correcto y lo que es incorrecto, pues se ve también. Y entonces el escogido echa a un lado lo que es incorrecto y se queda con lo que es correcto; y entonces el diablo, ¿qué puede hacer el diablo? “Bueno aquí nadie pues nadie quiere recibir como en las edades, en las edades aunque algunos no podían, aunque algunos no me querían recibir, pero pero me dejaron por allí; y sin embargo siempre pudo hacer algo. Pero en esa Edad de la Piedra Angular, en esa Edad me dicen: quédate ahí si quieres; pero de lo que me traje, de eso nada”.
Así que, se queda con todo el mensaje que quería para engañar a los escogidos; el único qué se queda con ese mensaje es el diablo. Porque los escogidos no lo quieren, porque ellos conocen lo que es la verdad, porque fueron levantados a una Edad Perfecta, y es una Edad de Luz. Y como es de Luz, si es una Edad de Luz, donde único le pueden meter gato por liebre a una persona es en la oscuridad, porque todos los gatos (como dice la gente) son negros, son prietos. Así que no saben, no puede distinguir la persona. Y en la edad de Laodicea donde único le pueden meter gato por liebre a cualquiera ¿ve?
Entonces, ¿qué pasa? Así como hubo una batalla allá literal, literal, pero no en la dimensión terrenal, sino en otra dimensión; hubo una batalla, pero una batalla tremenda: Lucifer y el Arcángel Miguel. Lucifer se levantó en contra de Miguel, hubo una tremenda batalla, ¿y qué pasó? Al terminar la batalla, el diablo había sido derrotado. Lucifer perdió su posición. Lucifer habiendo estado en la posición que estaba, con todo y eso, fue echado de arriba. Entonces fue echado por tierra y la batalla de los ángeles vino a ser la batalla entonces de los hombres.
Por eso fue que cuando entonces Dios colocó a Adán acá en la Tierra y luego le hizo su compañera, ¿qué pasó? El diablo estaba aquí en la Tierra y entonces el diablo continúa o comenzó de nuevo la batalla, aquí en la Tierra. ¿Para qué? Para destruir la Obra de Dios. Y así como fue allá, entonces ¿qué sucede? El diablo continúa en su plan en contra de Dios para tratar de destruir a Dios y al Plan de Dios. Pero eso es imposible.
Cuando entonces comenzó el Día de Pentecostés allá, comenzó en la Iglesia del Señor, el diablo se movió nuevamente para luchar. Vea usted.
Entonces, en las edades de la Iglesia el diablo pues estuvo ahí luchando, estuvo peleando, y estuvo engañando muchos personas; y estuvo persiguiendo a muchos a muchas personas. Y luego ya al final acá, encontramos que el diablo ha tenido conquistado ¿qué? Allá tuvo conquistado dos terceras partes de los ángeles, de las huestes celestiales. Acá al finalizar, ya encontramos que el diablo tiene conquistado ¿qué? El diablo tiene conquistado a los luteranos, a los wesleyanos y a los pentecostales, que eran los últimos que le faltaban para conquistar. Y entonces los está juntando en ese ecumenismo, en el Concilio mundial de Iglesias, ¿para qué? Para lo mismo que él hizo allá en el Cielo, en la otra dimensión, para eso mismo hacerlo aquí en la Tierra. Pero necesita carne humana a través de los cuales obrar y llevar a cabo esa batalla.
Por lo tanto, entonces, ¿qué es lo que tiene? Ángeles caídos a su lado: luteranos, wesleyanos, pentecostales. ¿Ve usted? Ángeles caídos.
Entonces, con esos ángeles caídos es que él se levantan en contra ¿de quién? En contra del Plan de Dios. Se levantan en contra de Miguel y sus ángeles. ¿Ve usted?
Y en el tiempo final sería en que el Arcángel Miguel se levantaría. Es una tremenda batalla que está para ser efectuada; y es conforme a cómo fue allá en Apocalipsis, capítulo 12, lo mismo se vuelve a repetir. Y entonces aquella batalla que fue peleada allá arriba con ángeles, entonces ahora se ha de pelear acá; y pelearán la dimensión de Dios, Miguel y sus ángeles, estarán peleando contra Lucifer y sus ángeles.
Pero ¿qué pasará? Será desarrollada y cumplida a través de carne humana esa pelea. Por lo tanto, entonces, el diablo estará usando a todos los velos de carne humana que están allá metidos en el plan este del Concilio mundial de Iglesias; y son los que él usa para estar en contra ¿de qué? En contra del verdadero grupo de escogidos del Señor. O sea que será una manifestación de la quinta dimensión en contra de los hijos de Dios. Pero, de parte de Dios vendrá la dimensión de Dios. De parte de Dios vendrá el Arcángel Miguel con su ejército; y Él estará a nuestro lado para que no perdamos esa batalla. Será tan real, será tan real como nunca antes había sido tan real una batalla. Será tan real, será aún más fuerte que lo que fue en las edades pasadas.
Ahora fíjese, sabemos que el diablo es echado por Tierra. Y luego ¿qué pasa? Ese hijo, ese grupo de escogidos, son pasados a la dimensión del Señor, son trasladados, nos vamos a la otra dimensión. Y entonces el diablo se pone muy furioso, porque aquí en el diablo quería destruir es ¿a quién? Al grupo escogido …[CORTE DE AUDIO @1:28:57]... es arrebatado ese grupo escogido, entonces ¿qué hace él? Se levanta en contra de ¿quién? De la simiente de la mujer: los que guardan los mandamientos de Dios, que son ¿qué? Los hebreos; y los que tienen el testimonio de Jesucristo, que son gentiles: las vírgenes fatuas.
Entonces se levanta en contra de las vírgenes fatuas y las mata, y se levanta en contra de los 144.000 y los mata también. ¿Ve usted? Pero el grupo escogido, el grupo escogido es pasado a la otra dimensión.
Ahora, fíjese el tiempo en que estamos; el diablo como no le sale bien lo que él tiene planeado, de hacer lo mismo que hizo en las edades, como no le sale bien, entonces trata de destruir a los que pertenecen a esa Edad Perfecta, ¿ve? Trata de meterse y nadie le hace caso.
Al principio, usted sabe, casi engaña a los escogidos; pero cuando el escogido se da cuenta, pues entonces cuando la Luz se enciende y se ven las cosas como son, pues entonces cada cual se alinea con la Palabra. ¿Y quién va a desear el engaño del diablo? Si una persona consciente, y está consciente de que algo es mentira, algo es una falsedad, y con todo y con eso lo acepta, estando consciente de eso, pues es que ama tanto al diablo que es de allá, de la dimensión de él.
Así que no se preocupe entonces la persona, porque pues, cuando se vaya de aquí, él tiene un buen lugar allá.
Pero el verdadero hijo de Dios los que ama es la verdad; lo que aman es la Palabra. Y Él dijo: “Conoceréis la verdad y la verdad os libertará” [San Juan 8:32]. Es en esta hora final, en esta Edad Perfecta en que Dios liberta a Su pueblo; es en esta Edad Perfecta en que sale un Mensaje perfecto.
Recuerde que en las edades de la Iglesia los mensajes eran una porción nada más, ninguno era el mensaje completo; era solamente una porción para cada edad. Pero en la Edad de la Piedra Angular, en la Edad Perfecta, es un Mensaje perfecto, un Mensaje completo.
Siendo un Mensaje completo, es un Mensaje al cual ni se le puede quitar ni se le puede añadir. Y cualquiera que se atreva a quitarle o a añadirle, ya usted sabe la sentencia. El que le quite: su parte será quitada del Libro de la Vida del Cordero, del Libro de la Vida. El que le añada, ¿qué dice? Le serán añadidas las plagas que están en ese libro. El que le quite su nombre será quitado del Libro de la Vida… no del Libro de la Vida del Cordero, del Libro de la Vida, de la sección donde están las vírgenes fatuas, donde están los que les hacen favores a los escogidos, donde están todas las personas que pueden alcanzar salvación.
Pero no de la sección donde están solamente los predestinados, los escogidos. ¿Por qué? Porque ellos ni le pueden quitar ni le pueden añadir. Un verdadero escogido no puede hacer eso. Un verdadero escogido es la Palabra y recibe la Palabra. Por lo tanto, no puede ni quitarle ni puede añadirle.
¿Quiere saber una cosa? Déjeme ver por aquí dónde es que se encuentra. Déjeme ver dónde se encuentra eso. Mire lo que dice aquí; mire lo que dice aquí y usted sabrá entonces de qué está hablando el cuarto Elías aquí. Dice, página 86 [57], del mensaje titulado Tratando de Hacer Servicio a Dios Fuera de Su voluntad. Eso es lo que hacen los falsos ungidos: tratando de hacer servicio a Dios. Bueno, dice:
- “323.* ¡Noten! No agreguen a Ella, no quiten de Ella, porque si lo hacen, Dios sacará su parte del Libro de la Vida. Y esto muestra que no era Su simiente”.
¿Ve usted? No le quiten ni le añada, porque hay una sentencia ahí. Y eso muestra que usted no era ninguna simiente de Dios. ¿Por qué? Porque la Simiente de Dios no le puede ni quitar ni le puede añadir.
Entonces eso es más serio de lo que uno se imagina. Eso es una identificación muy grande en esta hora en que nosotros estamos viviendo, de cómo el diablo tratará de colarse en la Edad de la Piedra Angular: quitándole o añadiéndole. Pero eso muestra que el que le quite o le añada no es simiente de Dios.
Por lo tanto, entonces, los escogidos sabiendo eso, ¿cómo van a recibir una perversión? No pueden recibirla, porque saben entonces que, ¿qué? Que cualquier persona que le quite o le añada no tiene ningún Mensaje para la Edad de la Piedra Angular. Lo que tienen entonces es ¿qué? Una perversión para tratar de engañar a los verdaderos escogidos.
Pero ahí en la Edad de la Piedra Angular habrá un Mensaje completo; y siendo un Mensaje completo, pues no se le puede ni quitar ni se le puede añadir. Nadie puede, nadie puede traer una revelación extra para meterla ahí. Y nadie puede torcer el Mensaje correspondiente para esa Edad Perfecta de la Piedra Angular.
Por lo tanto, siendo una Edad Perfecta, es una Edad Perfecta con un Mensaje perfecto para un pueblo que ha de llegar a la perfección. Solamente metidos en una Edad Perfecta es que podemos ser perfectos.
Por eso fue que en las edades pasadas no pudieron llegar a la perfección, porque no era una edad perfecta. Por lo tanto, no había un Mensaje perfecto para perfeccionarlos a ellos; hasta llevarlos a tal grado, que alcanzaran la estatura completa de un varón perfecto.
Por lo tanto, siendo una Edad Perfecta tiene un Mensaje perfecto para un pueblo que ha de llegar a la perfección, y que ha de tener también un cuerpo perfecto.
Por eso en las edades pasadas ninguno pudo ser ¿qué? Ninguno pudo ser transformado. Ninguno pudo tener un cuerpo perfecto, sino que tuvo que quedarse con el cuerpo de carne, que no es un cuerpo perfecto.
Pero el grupo de esa Edad Perfecta alcanza todas las perfecciones de Dios: alcanza la estatura perfecta de un Varón perfecto, alcanza un Mensaje perfecto, una Edad Perfecta, y alcanza ¿qué? Un cuerpo perfecto. Eso ya es a lo último, usted sabe; pero es promesa de parte de Dios para los escogidos de esa edad.
¿Y por qué todo eso para los escogidos de ahí? Porque es la Edad más gloriosa de todas: una Edad Eterna. Y que los que comparten esa Edad, son personas que han sido predestinadas para vivir en esa edad; o sea, que no son cualquier cosa, como decimos nosotros.
Los escogidos de la primera edad fueron una cosa grande; los de la segunda, los de la tercera, todos los escogidos a través de las edades fueron una cosa grande en esta Tierra. Pero sobre todos ellos, los más grandes, la cosa más grande son los escogidos de este tiempo final, que son los que llegan a la perfección y obtienen el cuerpo perfecto sin tener que ver muerte. ¿Ve usted?
Ahora, fíjese lo glorioso de este tiempo en que nosotros estamos viviendo: Edad Perfecta para un pueblo perfecto, con un Mensaje perfecto, que ha de tener un cuerpo perfecto también.
Así que, vea usted el día en que estamos, un día eterno en el cual no habrá noche, porque es un día que está fuera, está fuera de las edades terrenales.
Usted sabe, fíjese, aquí en la Tierra, pues mientras usted está aquí en la Tierra hay día y hay noche, hay luz y oscuridad. Ahora, ¿quiere que le diga un sitio donde usted puede estar que usted nunca verá ni una sombra de oscuridad? ¿Sabe cómo hacerlo? Salgase de aquí de la Tierra y usted estará siempre de día. ¿Ve usted?
Entonces, si usted logra salir de este planeta Tierra, al salir fuera de aquí, pues entonces todo lo que va a ver es luz, no hay tinieblas, ¿ve? Y así pasa en cuanto a lo espiritual. Al salir de aquí de las edades terrenales, al salir de la última edad que está de noche (que es Laodicea), al salir de aquí y subir hacia arriba a la Edad de la Piedra Angular, salir hacia la Edad del sol, que es la Piedra Angular porque ahí está el Sol de Justicia… Imagínese, fíjese, en la Tierra: cuando la Tierra da la vuelta y pone su cara hacia el sol, pues es de día. Pero cuando ese mismo lado le da la espalda al sol, pues se convierte en un sitio de noche; pero váyase al sol y busque todos los lados del sol a ver dónde usted encuentra que está oscuro. ¿Ve usted?
Por lo tanto, entonces no hay lugar a que venga en ningún tiempo, oscuridad en la edad de la Piedra Angular; porque es la Edad del Sol de Justicia conforme a lo que dijo Malaquías el Señor: “Y a los que temen mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salud; y saldréis, y saltaréis como becerros de la manada” [Malaquías 4:2]. ¿Ve usted?
Hay que salir, salir de algún sitio. Y el llamado a salir ¿de dónde? De Laodicea.
Entonces el Sol de Justicia ilumina a todos los escogidos. Y el Sol de Justicia es Cristo, ilumina a Sus escogidos en esa Edad de la Piedra Angular; y todos estamos en carne humana ahí en esa Edad de la Piedra Angular. Y el Señor también ahí está en esa Edad de la Piedra Angular conforme a Su promesa dándose a conocer, porque Él es la Palabra, ¿ve?
Entonces, Jesús es el mismo que estuvo con el pueblo de Israel guiándolos por el desierto, es el mismo que le apareció a Moisés, es el mismo que después se veló en carne humana y fue conocido por el nombre de Jesús de Nazaret. Pero luego, Él dijo: “Salí de Dios y vuelvo a Dios; salí del Padre y vuelvo al Padre” [San Juan 16:28].
Por lo tanto, después cuando partió luego regresó a… regresó como Él dijo: regresó a Dios, volvió al Padre; y cuando apareció nuevamente le dijo a Saulo:
-“Saulo, Saulo ¿por qué me persigues?”.
Y él miró aquella luz y le dice:
-“¿Quién eres Señor?”.
Él sabía que aquel era el Jehová del Antiguo Testamento. Y entonces aquella Luz, aquel Pilar de Fuego que guio al pueblo de Israel le dice: “Yo soy Jesús a quién tú persigues” [Hechos 9:4-5].
Por lo tanto, entonces ese Pilar de fuego es el que está señalado que regresará en el tiempo final nuevamente para velarse en carne humana, ¿ve? Porque Él es Jesús, ¿ve? Él era Jehová, después Jesús; y entonces cuando regresa, regresa con Su Nombre Eterno, ¿ve? Ese Pilar de Fuego y entonces se da a conocer. Pero tiene, usted sabe, tiene que usar carne humana para poder hacer lo que Él ha prometido que ha de hacer en el tiempo final.
Entonces la Venida de Jesús ¿es qué? La Venida del Pilar de Fuego velándose en carne humana, esa es la Venida de Jesús.
Bueno, encontramos que en esa Edad de la Piedra Angular, es la edad en que el Pilar de Fuego: Jesús, se sienta en Su Trono. En las edades de la Iglesia estuvo parado caminando entre, entre los candeleros, y con las siete estrellas en Su mano. Pero la Edad de la Piedra Angular, la Edad del Trono, ahí Él se sienta sobre Su Trono; o sea, ahí el Pilar de Fuego ya no va a estar caminando más. Él se asienta en el Trono, en el mensajero de esa edad; y entonces es Trono de Juicio y comienza entonces a hablar y a hacer lo que Él desea hacer.
Por eso es que cuando Él se sienta sobre Su Trono, cuando el Pilar de Fuego se sienta ahí sobre Su Trono en esa Edad Perfecta, entonces se oyen ¿qué? Truenos, relámpagos y voces, ¿ve? Por lo tanto, es el tiempo, el tiempo de oírse los Truenos. No es tiempo de las edades de la Iglesia, es el tiempo de la Edad Perfecta, la Edad de la Piedra Angular, ¿ve?
Entonces siendo este el tiempo, pues ¿qué otra cosa podemos oír? Truenos, voces, relámpagos, ¿ve? Cuando usted ve un relámpago ¿qué ve? Luz, ¿ve? Así que hay Truenos (que es la Voz de Dios), hay luz, hay voces. Así que todo eso está ahí conforme a la Palabra de Dios, en esa Edad de la Piedra Angular.
Ahora sabemos que lo que fue oído y visto en los mensajes de las edades de la Iglesia, cada mensajero predicando y llevando el mensaje a cada edad, eso fue ¿qué? Un reflejo de lo que había en la Edad de la Piedra Angular; o sea, una porción de lo que había ahí, se reflejó hacia allá.
Bueno, este es el tiempo en que el Pilar de Fuego se asienta sobre la cima del monte. ¿Qué monte? Sobre la cima del Monte de Sión. ¿Y cuál es el Monte de Sión? El Monte de Sión es Su Novia, Su Iglesia. Es el tiempo en que la parte de arriba, después que la séptima edad ha terminado, en la parte de arriba, entonces ahí estará el Señor obrando, dándose a conocer con un Mensaje completo, porque es el Mensaje de los Siete Truenos; y 7 es número perfecto. Siete Truenos. Truenos en la Voz de Dios y 7 es perfecto. Por lo tanto, ¿qué? La Voz de Dios en toda Su plenitud hablaría y sería un Mensaje completo, perfecto, para los de esa Edad de la Piedra Angular. Un Mensaje Eterno.
Por eso es que las cosas que no pudieron ser dadas allá a conocer en las edades de la Iglesia, y que de ellas solamente se habló un poquito, y que ni la mitad se dijo…, en la Edad de la Palabra, la Edad Perfecta, ahí se dice todo lo que no se dijo en las edades de la Iglesia.
Ahora, una cosa es conocer la historia de las edades de la Iglesia, y otra cosa es vivir la realidad de la Edad Perfecta, la Edad de la Piedra Angular. Una cosa es usted conocer el mensaje que se predicó en las edades pasadas de la Iglesia y otra cosa es conocer el Mensaje de la Edad de la Piedra Angular. Conociendo el mensaje de la primera edad, usted conoce una parte de la Palabra, una parte nada más.
Conociendo todos los mensajes que se predicaron en las siete edades, conoce ¿qué? Solamente una parte de la Palabra de Dios. ¿Por qué? Porque ni la mitad fue dicho en las edades de la Iglesia. Aunque conozca todo el Mensaje que se predicó o los mensajes que se predicaron en las edades, ni la mitad conoce todavía, ¿ve?
Pero cuando usted es colocado por el Señor en esa Edad Perfecta de la Edad de la Piedra Angular, y puede escuchar el Mensaje de ahí, y puede captarlo por revelación, entonces usted conoce ¿qué? Usted llegará al conocimiento de toda la Palabra de Dios en forma gradual. A medida que va viniendo usted la va recibiendo, la va conociendo, se va encarnando en usted y usted se va convirtiendo gradualmente en la Palabra de Dios hecha carne; cada día en un porciento más alto, hasta que llegue a ¿qué? A ser la Palabra encarnada en toda Su plenitud. Entonces cuando llega ahí, pues llegó a la estatura de un Hombre perfecto. ¿Ve usted?
Entonces al llegar ahí, entonces lo que le falta es ¿qué? Lo que le falta es que el cuerpo terrenal que tiene, pues sea cambiado también. Al ser cambiado entonces también tiene el cuerpo perfecto en el cual vivir.
Bueno, entonces ya vimos que esa es la Edad más grande de todas, porque es una Edad Eterna, una Edad Perfecta con un Mensaje perfecto; y ese Mensaje es ¿cuál? El Mensaje de los Truenos. Ese es el Mensaje de la Edad Perfecta, de la Edad de la Piedra Angular. Ese es el Mensaje, lo cual es la Voz de Dios en toda Su plenitud revelando lo que nadie conocía, lo que nadie pudo conocer en tiempos pasados; lo que le fue prohibido escribir en tiempos pasados a los mensajeros del Señor.
Aún al quinto Elías, al cuarto Elías, le fue aún prohibido hablar abiertamente lo que él escuchó. Y aún, hasta le fue prohibido o no le fue permitido entender algunas cosas que fueron habladas ahí en… por esos Siete Truenos, los cuales emiten Sus Voces ¿dónde? En el Cielo.
Vimos que es en el Cielo que emiten Sus Voces; no en edades terrenales, sino en una Edad celestial: en el Cielo.
Pero, ¿dónde es que los Truenos hablan? Hablan en la Tierra. Eso quiere decir que estaremos aquí en la Tierra viviendo todavía cuando escuchemos lo que los Truenos hablaron, en la Tierra viviendo lo literal; pero en lo espiritual viviendo en el Cielo, ¿ve? Porque estamos arriba en lo espiritual. Pero en lo natural estamos aquí todavía.
Y eso, al conocer eso, al oír esas voces de los Truenos, al oír esa Voz de Dios dándonos el Mensaje de esta Edad de la Piedra Angular, ¿qué es lo que hace? Nos da la Fe de rapto; nos da la Fe de rapto.
Por lo tanto, entonces, después que hayamos oído todo lo que los Truenos hablaron, cuando hayamos oído la Voz de Dios en toda Su plenitud, cuando Dios nos haya revelado, nos haya hablado todo lo que Él tiene que hablar para los que están en esa Edad Perfecta, cuando lo hayamos oído todo, ¿qué pasa? Pues entonces, al tener la Fe de rapto, ¿qué pasa? Pues podemos ser transformados y podemos irnos de aquí, ¿ve? Así que estamos en el tiempo más glorioso de todos los tiempos.
Ahora, fíjese, Dios en todos los tiempos… sabemos que Él es un Dios misericordioso, y que Él aún le da tiempo y le da oportunidad a toda persona.
Conforme a como hemos leído en el Mensaje titulado Advertencia, luego el Juicio, dice que toda persona tiene una oportunidad, no importa lo mala que sea esa persona; antes de partir, antes de morir tiene una oportunidad en que Dios le habla a él directamente, en que él oye la Voz de Dios dentro. Y algunos dicen: “Bueno eso es la imaginación. Eso es acá, eso es más bien en los sentidos de acá, del espíritu mío (o sea, la persona dice), uno de los sentidos del espíritu mío que me está, me está hablando eso. Quizás es la conciencia, es uno de esos sentidos funcionando; o quizás es más bien la imaginación…”, son sentidos del espíritu humano.
Pero ¿qué va? No es eso, sino, es asunto que está ocurriendo algo en el alma y Dios le está hablando directamente al alma. No tiene nada que ver con los sentidos y él le achaca la cosa a los sentidos.
Lo rechaza y después que lo ha rechazado, pues ya se puede morir y después de morirse nunca podrá decir en su vida que no tuvo una oportunidad. Toda persona antes de irse de esta Tierra tiene una oportunidad, ¿ve? Una oportunidad la tiene; y la aproveche o no la aproveche, después que Dios se la ha dado, se puede ir en cualquier momento.
Ahora siempre está la advertencia, luego el juicio.
Nosotros sabemos del juicio que viene. Sabemos que lo que Dios tiene en este tiempo final es un Trono de juicio, conforme como Él nos ha dejado saber.
En la Edad de la Piedra Angular lo que hay es Trono de juicio; entonces vemos que antes de Dios traer el hombre a juicio, primero le da una oportunidad de arreglar todo, de poner todo en su lugar, para que le sea agradable el momento que tenga que ser llamado a juicio, ¿ve?
Ahora, fíjese Dios le dio tiempo, Dios le dio tiempo a la Iglesia católica romana de que se arrepintiese allá en aquellos tiempos del oscurantismo, les dio tiempo para que se arrepiente se y se apartará de la idolatría; pero ella no quiso y entonces al no querer, al despreciar a arrepentirse se les pasó el tiempo, y se quedaron así con esas doctrinas. Luego a las hijas, a las hijas de Roma, que son las denominaciones, Dios también le dio tiempo para que se arrepiente se, conforme a la Palabra que dice: “Y les he dado tiempo, les he tiempo para que se arrepiéntiese y no quisieron”. Y dice: “Y a sus hijas las echaré en cama” [Apocalipsis 2:21]. ¿Qué es eso? Muerte espiritual.
Entonces las hijas de la ramera son ¿qué? Echadas en cama, y eso es muerte espiritual.
Ahora imagínese, fíjese lo que puede representar una cama en términos espirituales en el Plan de Dios, ¿ve? Una cama, ahí en ese caso representa ¿qué? Muerte espiritual, ser echados en muerte espiritual.
Por lo tanto, entonces, Dios también a Sus hijas, que son ¿qué? Las denominaciones, las demás denominaciones, les da tiempo para que se arrepientan. Al no arrepentirse, entonces las echa ¿dónde? En cama: en muerte espiritual.
Entonces eso es ¿qué? Eso es separación eterna de Dios. Nunca más podrán llegarse a Dios.
Entonces, vea usted, son echadas en muerte espiritual, entonces la quinta dimensión se apodera de ¿quién? De las hijas de la ramera también. Entonces viven, pero aunque están vivas, tienen un nombre que viven, pero están muertas; están muertas espiritualmente, ¿ve? Están metidas en la quinta dimensión y no lo saben. Y su líder, y a quién adoran es a Lucifer, y no lo saben.
Léase el mensaje titulado El Edén de Satanás y El Dios de Esta Edad Perversa, y ahí usted notará qué es lo que hacen las denominaciones, y no lo saben, ¿ve? Y la gentes ignorantes, y no lo saben; y están metidos en la quinta dimensión.
Ahora encontramos que Dios les dio tiempo y no lo aprovecharon.
En el 1958 cuando le hicieron el reto al hermano Branham, allí fue que Dios le dio el tiempo para arrepentirse, y no lo aprovecharon, y no se arrepintieron. Y después de eso, entonces la última plaga que le cae a la Iglesia gentil, es ¿qué? Muerte; muerte espiritual, antes de ¿qué? Antes de salir el pueblo de Dios en el éxodo, que está señalado para salir …[CORTE DE AUDIO @1:58:21]... muerte espiritual es lo que viene sobre la Iglesia gentil.
Ahora usted puede ver: una cosa es la muerte literal y otra cosa es la muerte espiritual; muerte espiritual es más malo que muerte literal. Porque una persona puede morir en la carne literalmente, sin embargo irse a la sexta dimensión. Pero una persona puede morir espiritualmente y estar vivo, y sin embargo estar metido en la quinta dimensión estando vivo. Eso es más triste y más tremendo, y más terrible que morir literalmente.
Ahora la condición de las hijas de la ramera son… es esa muerte espiritual; están entonces en la quinta, y no lo saben, están muertos para Dios aunque ellas creen que están vivas. Pero están vivas en la quinta dimensión; están vivas no para Dios, sino para Lucifer, para el diablo; y están viviendo en el reino de Lucifer, ¿ve?
Bueno, fíjese, le dio tiempo a la ramera, le dio tiempo a las hijas de la ramera. Él siempre da tiempo, siempre Él da un lapso de tiempo para que se arrepientan todos aquellos que tienen que arrepentirse; el que no lo aprovecha después cuando quiera, ya es demasiado de tarde.
Ahora siempre que ha de venir un juicio, primero hay un tiempo para que los que quieran arrepentirse y aprovechar, y arreglar todo, lo arreglen todo, para que entonces no tengan que pasar por ese momento tan duro.
Dios nos ha estado hablando de que viene juicio, y Apocalipsis 11, y a través de Apocalipsis 11 Dios trae juicio. Juicio para el mundo, juicio para la humanidad. Pero da tiempo, y Él le da tiempo al pueblo de Dios para que arregle todo, para que no sean participantes de sus plagas (de las plagas de ellos), ni de sus pecados, ¿ve?
Entonces hay que salir de todas las cosas que hayan que salir, para entonces que las plagas, los pecados y las plagas que vienen sobre el mundo y la gente del mundo, y de las denominaciones, pues no caigan sobre los escogidos.
Él da tiempo para eso y los escogidos ven el tiempo preciso para arreglarlo todo; lo aprovechan, y después ¿qué pasa? Entonces ya se cierra la puerta, y entonces Dios, entonces comienza a ¿qué? No a anunciar que viene juicio, sino a traer juicio.
Pero ya los hijos de Dios arreglado todo. Y yo creo que eso es lo que ha estado haciendo el Señor: advirtiéndonos que Él nos ha estado dando tiempo para arrepentirnos de toda cosa mal que hemos visto, que hemos hecho. Porque en el tiempo de la Edad de la Palabra, la Edad Perfecta, cuando la Luz ha estado brillando como ha estado brillando, hemos entonces comenzado a ver lo que estaba mal con nosotros, y entonces el otro paso es arreglar lo que esté mal, y luego, luego entonces Dios traerá juicio sobre todos los que estén mal que no hayan arreglado nada.
Por lo tanto, entonces, ese es el motivo por lo cual el verdadero escogido cuando ve la Luz brillando en la cima de la montaña, en la edad que es la Edad de la Palabra, cuando ve la Luz brillando ahí, esa Luz al entrar a su corazón lo ilumina todito ahí, y entonces ve como está eso ahí adentro, ve lo que hay mal ahí…; quizás cosas que no se daban cuenta que estaban mal de momento: “¡Oh pero ahora a través de la Luz de la Palabra, a través del Mensaje que oigo, veo que eso estaba mal dentro de mí. Así que, ¡espérate!, voy a arreglar eso”. Y no puede vivir tranquilo con eso malo ahí dentro, y tiene que hacer algo. ¿ve?
O sea que no es una cosa que alguien estaba forzando a los escogidos a arreglar nada. Es que ellos lo ven, ven lo que está mal y entonces no se pueden aguantar, porque el verdadero escogido no es un hipócrita; él quiere estar bien con Dios y aunque, y aunque tenga que padecer, lo arregla lo que tenga que arreglar, aunque tenga que humillarse hasta donde tenga que humillarse. ¿Por qué? Porque el verdadero escogido no le interesa estar bien con la gente. Con Dios aunque la gente lo miren mal, ¿ve?
Entonces el verdadero escogido es redargüido por el Espíritu de Dios que está ahí. Lo redarguye, le muestra por la Palabra las cosas, y allá entonces cada cual individualmente se da cuenta de lo que está mal con él adentro, y entonces dice:
-“Bueno, yo quiero arreglar todas estas cositas”.
-“Bueno, eso parece pequeño”.
-“Ah, pues, quiero arreglar las cositas pequeñas también”.
¿Ve? El verdadero escogido porque vea que son cosas pequeñas las que están mal no dice: “No eso es una cosa pequeña, no la voy a arreglar”. Dice: “Gracias al Señor, que siendo tan pequeña lo puedo ver (¡je). Siendo cosas tan pequeñas que están mal, gracias al Señor que con la Luz de la Palabra las puedo ver para arreglarla”. Porque las cosas pequeñas, las zorras pequeñas echan a perder todo lo que Dios está haciendo dentro de usted, si usted las deja ahí. ¿Ve usted?
Entonces cada uno individualmente, ¿qué es lo que hace? Escapando por su vida, ¿ve? Nadie lo tiene que forzar.
Sí yo viniera donde usted y supiera que usted tiene algunas cosas que están incorrectas, y vengo donde usted y le digo: “Mire hermano tal y tal cosa, y tal y tal cosa”, eso… bueno, usted, sin arrepentirse, usted puede darse cuenta que las han descubierto. “Bueno, me veo obligado a arreglar esto, porque si sigo así… pues, usted sabe, ya se han dado cuenta y me van a tener como, me van a tener como a uno que no es de esa edad”.
Entonces ¿qué es lo que está pasando ahí? La persona como individuo ha comenzado a moverse, no acá en el alma para arreglar las cosas, sino en los sentidos de su propio espíritu: por el razonamiento, ¿ve? Razona y dice: “Bueno, eso no me conviene por esto, por esto y por esto”. Con el razonamiento, pues descubre que no le conviene. Luego con los sentimientos con el… los diferentes sentidos comienza a ver su condición; y al verla, pues entonces con los mismos sentidos comienza a buscarle una solución, ¿ve? Pero dentro sigue siendo de la misma manera, aunque aparente que lo está arreglando todo; sigue siendo un hipócrita.
Porque el verdadero hipócrita es el que aparenta una cosa, pero en lo último, acá en el alma, es otra cosa, ¿ve?
Entonces, no queremos que usted sea un hipócrita. No queremos trabajar en usted a través de los sentidos del cuerpo suyo o a través de los sentidos del espíritu suyo; queremos trabajar más adentro: en el alma, donde hay solamente un sentido y donde solamente hay un canal por donde entra lo que tiene que entrar allá. Y ahí usted tiene el libre albedrío, y con el libre albedrío usted: o acepta o rechaza. ¿Ve usted?
Por lo tanto, entonces no use otra cosa. El libre albedrío: para aceptar o rechazar.
Siendo usted un escogido, usted se quedará con la Palabra, no porque lo obliguen, sino porque usted tiene el libre albedrío, y lo usa para quedarse con la Palabra. Nadie lo obliga; usted oye la Palabra y después usted sabe que se le dice: “Ahora usted haga lo que usted quiera hacer”. Y se sabe que el escogido sabe lo que va a hacer con ello. Sabe que con su libre albedrío le va a decir “Amén” a la Palabra, y ella va a entrar ahí; y cuando entra ahí, empieza a trabajar y a limpiar todos los demás sentidos, ¿ve? Entonces puede pensar bien, entonces puede razonar bien, pero ya es de acá hacia afuera.
Entonces, la cosa viene de adentro hacia afuera. Entonces sabe lo que debe de hacer; lo hace correctamente para arreglarlo todo, pero nadie lo obligó. Porque es que si se lo obliga, lo estamos manufacturando, le estamos haciendo daño a usted; y usted se está haciendo daño al actuar de esta manera.
Por lo tanto, entonces no queremos… esta no es edad para que haya manufacturados. Los manufacturados se quedan allá en la edad de Laodicea; y el que trate de subir o suba acá a esta Edad de la Palabra, y sea un manufacturado, el mismo va a descubrir que es un manufacturado a través de la Palabra.
Si es un escogido y estaba actuando como un manufacturado, él lo va a arreglar: “Señor, perdóname que… yo creyendo toda la Palabra, sabiendo que es la Palabra, estaba actuando como no debía de actuar. Perdóname, Señor, no volveré a actuar de esa manera”, ¿ve?
Ahora recuerde que una de las cosas que es una buena señal para usted, de que usted es un escogido, es que la cosa en usted Dios le redarguye a usted, ¿ve? Dios lo redarguye, usted y se siente de tal manera como si se fuera a morir cuando hay algo mal en usted, ¿ve? Eso es bueno. Eso es bueno y eso lo ayuda a usted para que usted pueda arreglarlo todo de la manera correcta. Si no fuera de esa manera, usted estaría ¿qué? Manufacturando las cosas, tratando de hacer una cosa cuando dentro, dentro usted lo que le gustaría hacer es ¿qué? Es ser de cierta manera, pero como no se enseña que se haga de esa manera, pues usted no se atreve a hacer de esa manera y está escondido, pero por dentro usted piensa de esa manera, ¿ve?
Bueno, realmente Dios nos está dando tiempo para arreglarlo todo; pero nadie es obligado, nadie es obligado. Yo puedo saber un montón de cosas de usted y de usted, pero con todo y eso, la única forma en que yo pueda ayudarlo a usted es trayéndole la Palabra, pero trayéndosela como Espada de dos filos y metiéndola dentro del corazón suyo. Deje que llegue allá adentro y usted verá lo que esa Palabra va a hacer.
Yo no voy a trabajar o tratar de ayudarle a usted, tratando de convencerlo a usted de que arregle esto, que lo otro, que lo otro, “porque mira que van a decir los demás, o tú que eres tal cosa o lo otro”. Eso yo no lo he hecho con ustedes, no creo que recuerde que lo haya hecho eso con alguno de ustedes, y no pienso tampoco hacerlo. Más bien le digo lo que tengo que decirles desde aquí, y después le digo: “Ahora usted actúe libremente, use ese libre albedrío que Dios le ha dado porque ni Dios mismo se lo puede quitar, ni Dios mismo lo puede obligar a usted a nada”. Es usted que tiene desde adentro, sentirse de esa manera libre para actuar; para actuar de la manera que debe de actuar. ¿Ve usted?
Por lo tanto, cuando uno ve esas cosas y ve que cada uno de ustedes es libres, realmente entonces estamos proclamando el año de la libertad, ¿verdad? Y el año en que el libre albedrío que Dios le ha dado a usted, realmente usted lo usará de la manera correcta en este tiempo. Y realmente es el tiempo más grande, y es el tiempo en que realmente en toda su plenitud usted podrá usar el libre albedrío; que es el sentido éste, el único canal que tiene el alma para usted recibir la Palabra o rechazarla; no tiene otra forma para hacerlo. No busque, no busque sueños para recibir o rechazar la Palabra. No busquen por ningún otro canal, no busque ninguna cosa. Busque, use el libre albedrío para recibir la Palabra.
Si la rechaza, pues ya es problema suyo. “Lo que el hombre sembraré eso es lo que va a cosechar” [Gálatas 6:7]. Así que usted no le podrá echar la culpa a nadie de que usted haya hecho tal cosa fuera de lugar, si usted ha tenido libre albedrío para hacerlo.
Ahora, recuerde cualquier persona o ministerio que le quite libre albedrío a usted se está buscando tremendo problema; porque entonces todas las cosas que usted hace mal, Dios le va a pedir cuenta a él por eso. Y además le va a pedir cuenta usted también, por haber dejado que otro le robara el libre albedrío.
Eso fue lo que le pasó allá en el Huerto del Edén: la serpiente, pues conquistó a Eva y trató de tomar el libre albedrío que ella tenía, en cierta forma astuta, y logró hacer algo. Pero ella tenía el libre albedrío para rechazar o aceptar. Pero ella lo vendió a la serpiente aceptando el plan del diablo. ¿Ve usted?
Pero el escogido de Dios no puede venderle a nadie el libre albedrío, porque lo necesita para recibir la Palabra y rechazar todo lo que sea anti palabra; eso es lo que realmente usted necesita en este tiempo.
Bueno, entonces usted tiene que examinar todo, oír todo lo correspondiente en el tiempo que nosotros vivimos, y quedarse con la Palabra.
Bueno, Dios nos ha estado dando yo creo bastante tiempo (¿verdad?) para arreglarlo todo. Yo no sé cuándo termine ese tiempo. Tampoco yo he querido por mi cuenta hacer nada; que sea el Señor el que haga lo que Él quiera hacer, que lo haga Él, el Señor, lo que Él quiera hacer. Y yo creo que estamos bastante agradecidos, porque lo que merecíamos, lo que merecemos era ¿qué? Era juicio; y no teníamos, o no tenemos excusa de nada, porque siempre hemos tenido libre albedrío. Lo que usted cree, lo cree porque usted lo acepta completamente libre.
Bueno, entonces, yo sé que la otra fase está por comenzar; pero entre la otra fase y esta que terminó no hace mucho, Dios nos ha dado este tiempo ¿para qué? Lo que yo veo es, fíjese: “Si el justo con dificultad se salva, ¿dónde aparecerá el infiel y el pecador?” [Primera de Pedro 4:18]. Y otra cosa también dice, y es para que no, para que no recibamos de sus plagas y de sus pecados, y para que no seamos juzgados con ellos.
Bueno, usted quizás por el momento no capta lo que eso significa. Deje que llegue el tiempo para el Señor hablarle de juicio a este mundo, y usted sabrá entonces por qué el Señor no quería que usted fuera juzgado cuando Él fuera a juzgar al mundo. ¿Por qué? Porque no hay oportunidad para ellos. Pero para nosotros Dios nos ha dado esta oportunidad.
Yo no sé cuándo terminará; pero yo creo que ya usted ha aprovechado, yo creo que ya usted aprovechado bien aprovechada, y estamos agradecidos al Señor por ello.
Así que estemos preparados, en cualquier momento, en cualquier momento Dios va a hacer algo. Cuando Dios lo haga, ya no va a haber tiempo para arreglar nada; no va a haber tiempo, porque ya el tiempo habrá pasado. Solamente enfrentarse al juicio de Dios y a las plagas de Dios; a las plagas que han de ser habladas.
Bueno, mientras tanto estamos en este lapso de tiempo pellizcando por aquí, por acá.
Es un tiempo de introducción, usted sabe; a lo mejor el Señor nos permita algunas cositas de las Trompetas, nos permite algunas cositas de lo que se ha de predicar sobre el Mensaje de las plagas y todas esas cosas, nos permita un poquito aquí, un poquito allá, así, y nos va ya preparando con eso, para cuando venga esos Mensajes entonces ya estemos preparados, ¿ve?
Siempre el Señor hace eso: nos va introduciendo a algo, y de momento cuando nos presenta el cuadro, ya estábamos preparados, ¿ve?
Yo creo que va a ser un tiempito de preparación, que vamos a aprovechar en estos días.
Yo no sé qué estaré predicando. Por supuesto será la Palabra; pero no sé qué tema estaré predicando esta misma noche; hoy mismo ni sabía cómo iba a predicar ni que iba a predicar ,y en estos días he estado así, son días muy duros para mí. Pero yo sé que el Señor me va a ayudar y Él va a hacer lo que Él quiera hacer en estos días, antes de que sea demasiado tarde para los escogidos del Señor.
Bueno, el tema de esta noche ha sido: “LA EDAD PERFECTA”.
Y realmente es una Edad Perfecta, la cual nosotros estamos viviendo. Una edad que nadie antes había vivido; una edad que para saberse de las cosas que se hablan en esta Edad, los que supieron algo allá tuvieron que venir acá en visión, tuvieron que venir acá siendo trasladados por el Señor. Daniel vino acá y oyó lo que los Truenos hablaron. Juan también. El hermano Branham también oyó un sinnúmero de cosas; oyó los Truenos en un idioma desconocido, y todas estas cosas. Pero nosotros no hemos que… no hemos tenido y no tenemos que venir en visión, sino en realidad; porque es tiempo en que será una realidad estar en esa Edad.
Y dice en el Mensaje titulado La Estatura de un Hombre Perfecto, página 4 [2], dice:
- “Estamos acercándonos a Los Siete Sellos. Acabamos de estudiar Las Siete Edades de la Iglesia, y este mensaje de enseñanza ayuda a aparejar a todo aquel que es redimido por la sangre del Señor Jesús, y que estará en aquella Edad de la Iglesia - la Edad Eterna de la Iglesia - al fin de los Sellos”.*
¿Ve? Al fin de los Sellos vendría ¿qué? La Edad Eterna de la Iglesia. Y los Mensajes de enseñanza ayudan a ¿qué? A aparejar a todo aquel que estará en esa Edad.
Bueno, estamos en la Edad Eterna de la Iglesia, la Edad de la Palabra: la Edad de la Piedra Angular, la Edad del Amor Divino; no del amor fraternal, eso fue la edad de Laodicea. Estamos en la Edad del Amor divino. Por lo tanto, entonces démosle gracias al Señor por eso, sea agradecido al Señor de que Él lo haya predestinado para vivir en la edad más grande de todas las edades, porque es una Edad Eterna.
Bueno, entonces, quizás a medida que siga viniendo la Palabra en esta Edad Eterna, será que usted comprenderá la bendición tan grande que le ha tocado a usted. Mire, cualquiera, el más grande de todas las edades de la Iglesia, el más grande de todos ellos, el más grande de los profetas del pasado, hubiera deseado cambiar con usted.
Pero, esto no es un asunto de que uno elige; Él lo eligió a usted desde antes de la fundación del mundo, y aquí está usted en esta hora, no en la edad de Laodicea. Y ¿dónde está? En la Edad Eterna, en la Edad de la Piedra Angular, la Edad Eterna. Dios los bendiga en esta noche.
"LA EDAD PERFECTA"