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title: 'El Ungido'
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date: 1976-08-01
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activity: 1
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city: Ponce
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Vamos a leerla, dice así la profecía, dice así en Isaías 61:
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*“El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel;*
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*a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová, y el día de venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los enlutados…”.*
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Vamos a orar al Señor:
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Padre, he aquí en esta mañana ante Tu presencia estamos y te damos gracias por Tus bendiciones, oh Dios.
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Ahora, te rogamos hables a nuestros corazones y nos enseñes lo que debemos saber en esta mañana. Padre, te lo pido en el Nombre del Hijo de David, Rey de reyes y Señor de señores. Amén, amén.
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En esta mañana vamos a hablar sobre el tema: **“EL UNGIDO”**. “EL UNGIDO”.
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Conforme a Isaías 61, aquí habla del Ungido del cual ha de venir, y conforme como hemos leído aquí es una profecía bíblica la cual tiene cumplimiento, porque nos dice la Palabra de Dios: “Los Cielos y la Tierra pasarán, más mi Palabra no pasará” \[San Lucas 21:33\]. Por lo tanto, la Palabra del Señor permanece para siempre.
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Él también dijo en una ocasión: “Porque ni un tilde ni una jota podrá ser quebrantado” \[REF\], o sea, todo tiene que cumplirse, aun un tilde y una jota de la Palabra de Dios tiene que cumplirse, no puede ser quitado ni una jota ni un tilde de la Palabra de Dios porque todo tiene que llevarse a cumplimiento; o sea que Dios tampoco omite ni un tilde ni una jota.
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Así que fíjese lo importante que es todo esto; porque, fíjese, aquí vamos a encontrar una cosa muy sencilla, lo cual tampoco puede ser omitida sino que tiene que ser cumplido. Aquí leímos donde dice:
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*“… a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová, y el día de venganza del Dios nuestro…”.*
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Año de buena voluntad y día de venganza del Dios nuestro.
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Ahora, vea usted que ahí en la Escritura, cuando leemos ahí: *“… el año de la buena voluntad de Jehová, y el día de venganza”*, solamente está separado por una “coma” y una “y”; esto es así como en el Génesis… Fíjese en el Génesis, en el Génesis, capítulo 1, ahí observe bien; dice \[verso 1\]:
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*“En el principio creó Dios los cielos y la tierra”.*
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Y hay un “punto”; y en el segundo verso dice:
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*“Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas”.*
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Vea usted que ahí lo que separa una cosa de la otra es un “punto” y una “y”; dice:
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*“En el principio creó Dios los cielos y la tierra”*.
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Y hay un “punto”; y después sigue:
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*“Y la tierra estaba…”.*
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“Y” la tierra estaba desordenada y vacía.
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Ya nosotros sabemos por lo que Dios nos ha revelado a través de Elías, que entre el verso número 1 y el verso número 2, pasaron miles o quizás millones de años. Vea usted entre un “punto” y una “y” tantos cientos o miles, o millones de años que pasaron. Así también pasa con esto aquí de Isaías 61, donde dice \[verso 2\]:
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*“…* (para) *proclamar el año de la buena voluntad de Jehová* (“coma”)*,* *y el día de venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los enlutados* (abatidos)*…”.*
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Ahora, vamos a ver cómo se cumple ese pasaje; y entonces vemos el lapso de tiempo que hay entre una cosa y la otra cosa: entre la proclama del año de la buena voluntad y el anuncio del día de venganza.
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Vamos a ver aquí; Jesús hablando en Lucas, capítulo 4, verso 14 en adelante, aquí Él va a tomar la Palabra para Él leer lo que le corresponde Dios cumplir en ese tiempo en que Él está.
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Ahora recuerden ustedes que Isaías 61, esa porción de la Palabra nos habla de la Venida del Señor; pero ahí encontraremos la Venida del Señor en sus dos ocasiones en que Él viene; ahí en ese pasaje bíblico que leímos está la Primera Venida y está la Segunda Venida del Señor. Y solamente la Primera Venida y la Segunda Venida del Señor están separadas por una “coma” y una “y”; así como Génesis, capítulo 1, verso 1, y Génesis, capítulo 1, verso 2, están separados por un “punto” y una “y”. Y entonces entre esa separación ocurrieron miles o millones de años; y aquí también ocurrieron un sinnúmero de cientos de años.
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Dice, comenzando en el verso 14 de Lucas, capítulo 4; dice:
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*“Y Jesús volvió en el poder del Espíritu a Galilea* (¿cómo vino? Vino en el poder del Espíritu)*, y se difundió su fama por toda la tierra de alrededor.*
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*Y enseñaba en las sinagogas de ellos, y era glorificado por todos.*
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*Vino a Nazaret, donde se había criado; y en el día de reposo entró en la sinagoga, conforme a su costumbre, y se levantó a leer.*
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*Y se le dio el libro del profeta Isaías; y habiendo abierto el libro, halló el lugar donde estaba escrito* (halló el lugar donde estaba escrito)*:*
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*El Espíritu del Señor está sobre mí,*
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*Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres;*
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*Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón;*
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*A pregonar libertad a los cautivos,*
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*Y vista a los ciegos;*
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*A poner en libertad a los oprimidos;*
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*A predicar el año agradable del Señor* (y ahí le puso “punto”)*.*
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*Y enrollando el libro, lo dio al ministro, y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él.*
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*Y comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros.*
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*Y todos daban buen testimonio de él, y estaban maravillados de las palabras de gracia que salían de su boca, y decían: ¿No es este el hijo de José?*
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*Él les dijo: Sin duda me diréis este refrán: Médico, cúrate a ti mismo; de tantas cosas que hemos oído que se han hecho en Capernaum, haz también aquí en tu tierra.*
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*Y añadió: De cierto os digo, que ningún profeta es acepto en su propia tierra.*
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*Y en verdad os digo que muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando el cielo fue cerrado por tres años y seis meses, y hubo una gran hambre en toda la tierra;*
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*pero a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda en Sarepta de Sidón.*
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*Y muchos leprosos había en Israel en tiempo del profeta Eliseo; pero ninguno de ellos fue limpiado, sino Naamán el sirio.*
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*Al oír estas cosas, todos en la sinagoga se llenaron de ira;*
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*y levantándose, le echaron fuera de la ciudad, y le llevaron hasta la cumbre del monte sobre el cual estaba edificada la ciudad de ellos, para despeñarle.*
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*Mas él pasó por en medio de ellos, y se fue”.*
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Ahora, vea que como habíamos leído allá en Isaías 61, encontramos que Isaías 61, solamente tiene una “coma” y una “y”. Y ahora, cuando el Señor viene y lee esa Escritura, Él viene y cuando llega al sitio donde está una “coma”, Él viene y le pone un “punto”; y se paró ahí y no siguió hacia adelante.
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Usted sabe que muchas veces los que les toca leer la Escritura, pues cogen un capítulo completo y lo leen, y si no tienen mucho entendimiento, pues siguen leyendo, siguen leyendo sin son ni ton. Eso nos pasa a nosotros como humanos. Pero el Señor encontramos que no era de esa manera, también encontramos al hermano Branham que no era de esa manera, y nosotros pues tenemos una grande enseñanza ahí: solamente leían lo que tenían que leer, lo que les correspondía y el resto lo dejaban quieto.
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Bueno, eso es una gran lección que nos da a nosotros para leer solamente aquello que tenemos que leer y que el Señor quiere vivificar, y el resto lo deja para cuando después el Señor quiera vivificar lo otro. Bueno, cuando llega el tiempo para lo otro entonces se lee.
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Ahora fíjese, vamos a leer aquí en el mensaje titulado: “Hoy se ha cumplido esta Escritura”, página 6, de ahí en adelante vamos a leer; dice:
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*“43. Y tan claro como uno podría escuchar cualquier voz, una Voz me habló, y dijo: ‘Él llegó a Nazaret, donde había sido criado; y entró en la sinagoga, como era Su costumbre. Y el sacerdote le dio las Escrituras para leer, y Él leyó Isaías 61. Y cuando hubo leído las Escrituras, Él se sentó; devolvió la Biblia al sacerdote, el Libro, y se sentó. Y los ojos de todos en la congregación estaban enfocados en Él. Y palabras preciosas procedieron de Su boca. Y Él dijo: ‘Hoy se ha cumplido esta Escritura’”.*
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Este caso fue cuando el hermano Branham predicó el mensaje: “Dolores de Parto” \[REF\], allá en Phoenix (si mal no recuerdo), fue por Phoenix por allá en un culto de los hombres de negocios; y entonces el hermano Branham no conseguía la Escritura que él quería leer, y al no conseguirla, entonces…, él estaba buscando en el evangelio según San Juan, capítulo 16 o capítulo 17 (por ahí), y no encontraba esa Escritura; entonces al no encontrarla, entonces se paró un sacerdote, un ministro católico, un obispo o arzobispo; y vino y le trajo la Biblia católica, y le dijo al hermano Branham: “Hijo, lee tu Escritura de mi Biblia, de mi libro”.
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Entonces el hermano Branham estaba muy preocupado, imagínese, más o menos como nos pasa algunas veces aquí; fíjese, aquí pues hace un momentito yo estaba buscando ahí algunas Escrituras, y estaba pensando que todavía…, mientras ustedes cantaban estaba buscando, y cuando terminaron de cantar todavía estaba buscando pensando que Goyito estaba todavía aquí, y ya había salido; y de momento cuando miré no había nadie aquí y tuve que seguida, pues, venir hacia acá.
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Así que casi siempre pasan cosas raras en algunos momentos; y aquí el hermano Branham en esa ocasión le pasó algo raro; una persona (Elías), imagínese cómo conocía la Palabra y se le ha perdido una Escritura que va a buscar; conociendo cuál es la Escritura que está buscando la busca, y cuando pasa por el lugar donde tiene que estar no lo encuentra, y de un capítulo salta a otro la Biblia que él tiene, y él no comprende eso. Y a lo último después que se cansa buscando ahí delante del pueblo y el pueblo esperando, bueno, a lo último, pues ya imagínese, el pueblo esperando y el hermano Branham buscando ahí en la Palabra y no encuentra esa Escritura. E imagínese la tensión en que estaba todo el pueblo después que él da la Escritura: “Vamos a buscar en tal capítulo…”; (capítulo 16 o 17), uno de esos capítulos era.
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Entonces cuando él da la cita, ¿qué pasa? No encuentra la cita que está buscando (capítulo 16 de San Juan), no la encuentra, y lo que encuentra es capítulo 17; y la congregación esperando. Quizás todos tenían la Escritura menos él, todos habían conseguido la página menos el hermano Branham. Imagínese la situación en que él estaba. Y entonces un ministro se para y le trae la Escritura, le trae su Biblia este ministro católico, un obispo o arzobispo, le dice: “Léala hijo, hijo léela de mi libro, de mi Biblia”. Entonces el hermano Branham toma la Biblia católica y de ahí leyó la Escritura que él tenía.
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Bueno, eso era una cosa rara para el hermano Branham, que le pasara algo así; y él entonces se pone a buscar la Biblia (era una Biblia nueva que la hermana Meda le había regalado), y la hermana Meda le dice: “Bueno…”, después que ya salieron del culto y fueron a un negocio a comprar *hamburger* para los muchachitos, los hijos comer y eso, entonces la hermana Meda le dice: “Billy, lamento mucho, siento mucho que te sucediera eso, y que la Biblia que te regalé, pues le faltara una página, le faltara ese capítulo”.
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Entonces el hermano Branham pues se pone a buscar la Biblia; porque el Señor viene y le habla y le dice que cuando Jesús entró a Nazaret, dice que el ministro, el sacerdote, un sacerdote le dio la Palabra, le dio el rollo, le dio la Biblia para que Él leyese, y leyó Isaías 61; entonces el hermano Branham vemos que se pone a buscar en la Biblia nueva, y encuentra ¿qué? Encuentra la página que estaba buscando, la encuentra en esa ocasión, luego de haber terminado el culto cuando están ya en un sitio donde fueron para comer.
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Entonces al encontrarla, encontramos que ahí estaba el capítulo que él tanto buscaba y no lo encontró. Era que era una Biblia nueva y las páginas se habían pegado, y al estar pegadas, pues él no se daba cuenta, y como son páginas finititas, él no se daba cuenta qué era lo que estaba pasando. Pero vea usted que las cosas que aparentemente son un problema con el cual él se encontró, vinieron a ser ¿qué? Vinieron a ser para una grande revelación que Dios quería dar; y Dios quería enseñarle algo a él, quería darle un Mensaje para que él lo diera al pueblo.
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Entonces, el Ángel del Señor le dice ¿qué? Le dice que cuando Jesús entró a Nazaret (como leímos ya); dice \[“Hoy se ha cumplido esta Escritura”, pág. 6\]:
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*“43. Y tan claro como uno podría escuchar cualquier voz, una Voz me habló, y dijo: ‘Él llegó a Nazaret, donde había sido criado; y entró en la sinagoga, como era Su costumbre. Y el sacerdote le dio las Escrituras para leer, y Él leyó Isaías 61. Y cuando hubo leído las Escrituras, Él se sentó; devolvió la Biblia al sacerdote, el Libro, y se sentó. Y los ojos de todos en la congregación estaban enfocados en Él. Y palabras preciosas procedieron de Su boca. Y Él dijo: ‘Hoy se ha cumplido esta Escritura’.*
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*‘Hoy se ha cumplido esta Escritura’”.*
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Entonces, luego de ese incidente…, es que, fíjese, para los profetas de Dios, todos esos problemas y esas cosas por donde pasan que aparentemente son problemas, Dios los convierte ¿en qué? En bendiciones; porque todas las cosas entonces obran ¿a qué? A bien \[Romanos 8:28\]. Entonces el producto de aquel problema que él tuvo fue este mensaje glorioso titulado: “Hoy se ha cumplido esta Escritura ante vuestros ojos”. “Hoy se ha cumplido esta Escritura”.
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Ahora, veamos que el Señor cuando leyó allá, veamos cómo sigue diciendo:
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*“\[43\]. ‘Hoy se ha cumplido esta Escritura’.*
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*44 ¡Cuán precisa es la Escritura! Noten ustedes esto en Isaías 61:1 al 2, es de donde nuestro Señor estaba leyendo, Isaías 61:1 al 2. Pero a la mitad del segundo versículo de Isaías 61, Él se detuvo. Donde dice: ‘El Espíritu de Jehová está sobre Mí… A proclamar el año de la buena voluntad’, allí se detuvo. ¿Porqué? Porque la otra parte, para traer juicio, no concernía a Su primera venida, sino a Su segunda venida”.*
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¿Ve usted? ¿Por qué no podía seguir adelante? Porque él no podía leer lo que no correspondía —Dios— cumplir en ese tiempo; no podía leer eso otro, porque Él entonces no podía leer eso y decir: *“Hoy se ha cumplido esta Escritura”*. Si leía tenía que leer hasta donde Dios cumplía la Escritura para aquel tiempo; y si llegaba a leer después en alguna otra ocasión, ese pasaje donde decía: “para traer juicio”, Él tenía que señalar a la Segunda Venida. Él tenía entonces que señalar que cuando Él regresase, entonces vendría para proclamar juicio en esta Tierra.
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Así que entonces no podía leerlo y decir que era para aquel día. Jesús se detuvo exactamente donde se paró la Escritura; la Escritura se paró allí para cumplirla en aquel tiempo aquella parte.
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Ahora, eso fue en Su Primera Venida. En la Segunda Venida es cuando Él - es cuando traerá el juicio sobre la Tierra; no en aquel día, eso fue más bien cuando habría de predicar el año agradable.
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*“45 Noten, el Mesías parado allí en la plataforma, para identificarse con la Palabra de promesa para aquella edad”.*
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Identificándose con la Palabra que estaba prometida para aquel tiempo: estaba prometido que el Mesías, el Ungido llegaría y cumpliría aquello; entonces Él leyó lo que Él habría de cumplir, y al leerlo entonces dijo: “Hoy se ha cumplido”. O sea: “Esto es lo que estaba prometido, y aquí estoy para cumplir eso que está prometido”. Entonces Él se paró, y en ese tiempo estuvo predicando ¿qué? El año agradable del Señor. Dice:
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*“\[45\]. ¡Cuán extraño! ¡El Mesías parado ante la iglesia! Y fíjense en estas Palabras tan preciosas, cuando Él dice aquí: ‘Para predicar el año de la buena voluntad’.*
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*46 ‘El año de la buena voluntad’, como todos sabemos, siendo lectores de la Biblia…”.*
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Entonces, vamos a seguir. Déjeme ver dónde podemos continuar.
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Ahora, ¿por qué fue que aquellas gentes de aquel tiempo, cuando el Mesías, el Ungido…? Recuerde que el Mesías es el Ungido, el Cristo es el Ungido; el Cristo es un hombre Ungido con la Palabra de Dios en Su plenitud en Él para cumplir lo que Dios prometió que habría de cumplir.
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Ahora, recuerde que los profetas eran ungidos; ellos eran Cristo, ellos eran los mesías del tiempo en que ellos vivieron, porque ellos eran los ungidos de Dios. Pero ahora recuerde: una cosa es ser ungido con una porción de la Palabra y otra cosa es ser ungido con la plenitud de la Palabra. ¿Ve usted?
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Entonces vemos que los profetas eran los ungidos, porque ellos estaban ungidos con la Palabra para el tiempo en que ellos vinieron. Pero, encontramos en la Palabra de Dios, que de todos los profetas - de todos los profetas habrán solamente tres profetas que tendrán ¿qué? La Palabra completa y serán ungidos con toda la Palabra para cumplir toda la Palabra que está señalada para el tiempo en que ellos han de aparecer. Entienda bien eso.
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Uno de ellos fue Jesús: Él era la Palabra, Él era la Palabra en su Plenitud para aquel tiempo; y esa Palabra en toda su Plenitud estuvo cumplida en Él, y estaba en Él; y por eso Dios todo lo que Él prometió para cumplirlo al final de la primera dispensación para beneficio de la segunda dispensación, todo estaba - toda esa Palabra estaba ¿dónde? Estaba en aquel que era el Ungido. Por eso Él dijo: “El Espíritu del Señor es sobre Mí, porque me ha ungido” \[Isaías 61:1\]. Vea usted, Él no estaba haciendo halagos, Él no estaba haciéndose grande, Él estaba diciendo lo que había en Él.
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Él dijo: “El Espíritu del Señor es sobre Mí, por cuanto me ha ungido”; y entonces explica para qué fue ungido. Él explica entonces el ministerio para lo cual Él fue ungido; y Él fue ungido y el Espíritu de Dios lo ungió para ese trabajo. Él tenía la unción; por lo tanto, Él era el Ungido, Él era el Mesías, Él era el Cristo, Él era el profeta que había sido anunciado por Moisés que dijo: “El Señor nuestro Dios os levantará profeta, como a mí; a él oíd. Y cualquiera que no oyere a ese profeta, el tal será desarraigado del pueblo” \[Hechos 3:22-23\].
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Ahora, recuerde que la Palabra tiene múltiples cumplimientos. Vemos que se cumplió en el primer Ungido, y esa misma Escritura se cumplirá en los otros dos Ungidos; porque los otros dos Ungidos vendrán cumpliendo también Isaías 61. Porque ahí están ¿qué? Las dos Venidas del Señor: está la Primera Venida y la Segunda Venida.
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Ahora, entonces encontramos que el Señor fue ungido, y luego encontramos el fruto de ese ungimiento; luego encontramos la acción del Espíritu de Dios a través de Él, llevando a cabo ¿qué? Llevando a cabo las cosas que habían sido dichas que Él llevaría a cabo.
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¿Por qué fue que no lo pudieron ver? No lo pudieron ver, no lo pudieron captar por causa de la interpretación humana que le habían dado; los líderes religiosos le habían dado una interpretación humana a lo que la Palabra de Dios decía. Y encontramos que ese fue el motivo por lo cual no pudieron ver al Mesías, al Ungido allí en medio de ellos, aun cuando les leyó lo que habría de Él cumplir; y después les dice: “Hoy se ha cumplido esta Escritura ante vosotros (o delante de vosotros)”. Y diciéndoselo no pudieron verlo, no pudieron creer.
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Algunas personas dicen o piensan como decían y pensaban los de aquel tiempo; algunas personas dicen… Fíjese, si… Vamos a hablar acerca de este Ungido: Jesús de Nazaret; si Él decía, si Él hablaba y se identificaba, decían que era que se estaba haciendo Dios \[San Marcos 6:14\], decían que se estaba haciendo algo; y si no hablaba, decían “¿Por qué no habla?”. Si hablaba, pues encontraban que estaba haciendo mal; y si no hablaba, decían: “Bueno, si Tú eres, dínoslo ya y no nos perturbes más el alma”. Y después cuando se los decía, Él le decía: “Bueno, ya se los he dicho y no creéis” \[San Juan 10:25\]. Entonces lo querían matar, lo querían apedrear.
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Vemos que en esta ocasión cuando el Señor se identificó aquí, cuando Él se identificó ahí, vean ustedes lo que pasó cuando Él se identificó ahí; dice… Fíjese cuando Él dice \[San Lucas 4:21\]:
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*“Y comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros”.*
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Y sigue diciendo que todos daban testimonio de Él; dice luego… Él dijo… Fíjese:
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*“Y todos daban buen testimonio de él, y estaban maravillados de las palabras de gracia que salían de su boca, y decían: ¿No es este el hijo de José?”.*
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¿Ve? Enseguida buscándole. Está diciendo que Él es el Ungido, está diciendo que Él ha sido ungido conforme a como está ahí en Isaías 61; y está diciendo que “se ha cumplido esa Escritura delante de vosotros”, está diciendo que en Él se ha cumplido. Y nosotros sabemos que Isaías, capítulo 61, verso 1 y 2, eso es la Venida del Señor; y Él está diciendo que está ungido de esa manera, está diciendo ¿qué? Está diciendo que la Venida del Señor está cumplida en Él.
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Entonces… ¿Ve usted? Ellos, entonces conforme a la interpretación humana de las gentes, pues ellos conforme a la interpretación que daban los líderes religiosos, pues ellos pensaban y decían: “Bueno, cuando el Mesías venga, pues dice que Melquisedec es sin padre, sin madre. Así que cuando venga Él será Melquisedec; así que no será de tal sitio ni de tal sitio, ni tampoco será hijo de Fulano de tal o de Fulano de tal”. Entonces decían las gentes: \[San Mateo 13:55\].
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*“¿No es este el hijo de José?”.*
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Realmente no era el hijo de José; pero ellos decían: “¿No es acaso este el hijo de José? ¿Cómo está queriéndonos meter el paquete de que Él es el Ungido? ¿Cómo está queriendo Este aparentar y decir que el Espíritu del Señor es sobre Él, porque lo ha ungido, y está citando Isaías 61 y diciendo que eso está cumplido en Él? Esa es la Venida del Mesías. ¿Cómo es que este hijo de José está diciendo eso? A Este nosotros lo conocemos, sabemos que es hijo de José. Cuando venga el Mesías, Él no será hijo de ningún hombre”.
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¿Ve usted? Pero Él no era hijo de ningún hombre; Él no era hijo de José. Lo que pasa es que Él apareció en esa forma porque así tenía que aparecer conforme a la Palabra, para venir por la tribu de Judá y de la casa de David, de la línea de David; por eso tenía que aparecer en una familia de la descendencia de David, de la línea de Isaí, que es de la casa de Belén, o sea, de la ciudad de Belén, para cumplir todo lo que estaba escrito que tenía que ser cumplido \[San Lucas 24:44\]. Y por esa causa entonces cuando fue a nacer el Señor, y que sabemos que Él no fue formado por deseo humano, sino que fue creado en el vientre de María por el mismo Dios.
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Así es que fue creado, por lo tanto, María nada tuvo que ver con ese niño que fue creado ahí; ella solamente lo que hizo fue ponerse a la orden del Señor y decir: “He aquí la sierva del Señor; hágase en tu sierva conforme a Tu Palabra” \[San Lucas 1:38\]. Y fue hecho conforme a la Palabra del Ángel, y fue creado en el vientre de ella esa criatura, ese cuerpo.
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Por lo tanto, María no era la madre de Él, ni José tampoco (ni José era el padre de Él); Él vino por creación; en el vientre de María fue hecha esa creación.
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Por eso ya sabemos que Jesús nunca le dijo: “madre”, porque realmente ella no era la madre de Jesús, y a José tampoco le dijo: “padre” nunca, porque José no era el padre de Jesús; aunque aparentaba para la gente, aparentaba que María era la madre y José era el padre. Por eso aquí dicen: “¿No es Este el hijo de José? ¿No es acaso Este el hijo de José? \[San Mateo 13:55\]. Sabemos que cuando el Mesías venga Él no tendrá padre ni madre”. ¿Ve usted? Pero es que tenía que cumplirse la Escritura como estaba prometido y entonces tenía que nacer allá en Belén.
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Por lo tanto, entonces en la casa, en la familia por donde Él apareció, ellos tenían que ser de allá de Belén, para entonces cuando llegara el tiempo de nacer tenía que coger para Belén para que entonces naciera en Belén.
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¿Y cómo iban a coger para Belén María y José cuando ellos estaban viviendo en Nazaret? Pues entonces vino un edicto de parte del gobierno para que todos fuesen —cada cual— a su ciudad natal y allí fuesen registrados. Ese empadronamiento más bien era un censo que se llevaba a cabo y tenía que cada cual ir a su ciudad. Es como en las elecciones, usted sabe en las elecciones llevan a cabo esto de… (¿cómo se llama esto?), de inscripciones; y también luego para las elecciones para votar cada cual tiene que ir a su sitio. ¿Ve? Cada cual tiene que ir a su sitio donde está registrado; y si usted vive en Ponce, pero está registrado por allá en Guayama, pues usted tiene que ir a Guayama allá a votar.
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Entonces ellos tuvieron que ir a Belén, donde estaba siendo llevado ese censo y donde estaban siendo registrados; y entonces allá cuando llegaron allá, esos días eran los días en que María tenía nueve meses, para cualquier persona eso es un tiempo muy malo, para una mujer embarazada tener que caminar tanto.
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Y entonces, imagínese si por la cuenta de cada cual hubiera sido algo voluntario para que el que quisiera ir fuera y el que no quisiera ir no fuera, imagínese, de seguro una mujer embarazada estando en el mes número 9 de seguro no iba a estar. Pero vino una orden directa del gobierno y era obligatorio; no importaba el tiempo que tuviera tenía que caminar, y tuvieron que caminar; y caminando hacia allá le tocó el tiempo de dar a luz cuando llegó allá; y no había sitio allá en el hotel, el mesón allá, es más bien en tiempos modernos un hotel o una casa de hospedaje \[San Lucas 2:1\].
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Entonces no había casa de hospedaje u hotel, estaban todos llenos, imagínese, estaban todos llenos en ese tiempo. Usted sabe que cuando hay algo en una ciudad, entonces los que vienen de visita o vienen para llevar a cabo algo, entonces si se tiene que quedar algunos días haciendo turno, pues tiene que quedarse en algún sitio y entonces los hoteles se llenan.
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Por lo tanto, entonces estaban llenos y no había lugar ya, todo se había llenado; y los que llegaron a tiempo, los que llegaron por adelantado, que tuvieron buen medio de transportación, pues llegaron primero y cogieron todo.
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Entonces José y María se tuvieron que ir ¿dónde? Por allá por un lugar, por un cercado, un cercado de ganado, y allá pues pegado a una montaña así, había en forma de un hueco, de una cuevita ahí (una cuevita pequeña); entonces ahí se acomodaron y por ahí mismo en esa era el área donde estaban los pesebres y donde el ganado venía a comer y esas cosas; y ahí estaban las ovejas, y ahí estaba todo eso. Imagínese el sitio donde comen las reses, es el sitio ahí donde vienen a dormir también; porque ahí es donde vienen y aprovechan, está el pesebre y todas estas cosas.
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Entonces en ese lugar fue el único lugar que encontraron para pasar esa noche, y quizás algunos otros días más que tuvieran que pasar, porque no había lugar y tenían que estar en algún sitio hasta que les tocara su tiempo.
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Entonces ahí pues vino el tiempo de Jesús nacer, y ahí apretó el tiempo de nacimiento; ahí vino el momento y ahí nació. Y dice Dios a través del hermano Branham que no tenía pañales, entonces dice que a los bueyes en aquel tiempo, a los bueyes se les amarraba (no se si todavía se lo amarran) un canto de trapo, de tela en los cuernos, por *aquí* en esta área, ¿para qué? Para ponerle el yugo y después entonces… o con eso, yo no sé si con eso mismo es que le amarran el yugo, o si ponen eso y después ponen el yugo ahí para que no le haga mucho daño; y entonces después hacen el yugo ahí, enyugan al buey ahí, y al otro lo enyugan en el otro lado; entonces dice el hermano Branham que con esa tela fue que le hicieron el pañal a Jesús; con una tela ¿de qué? De yugo o de eso que le ponen para enyugar a los bueyes, esa tela que le ponen ahí. Así que fue de alivio para el buey y fue de alivio para el Señor también \[REF\].
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Bueno, fue un privilegio grande para ese buey, ¿verdad? El buey que era dueño de ese - de ese canto de tela, fue un privilegio para él cedercelo al Señor.
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Bueno, imagínese si el caballo y el perrito del hermano Branham está allá arriba \[REF\], de seguro que ese buey - ese buey seguro lo veremos allá.
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Bueno entonces, vemos cómo fue el nacimiento de Ese que era la Palabra, de Ese que era el Ungido en el cual estaría la Palabra en Su Plenitud, para llevar a cabo ¿qué? Para llevar a cabo y cumplir la Primera Venida del Señor y cumplir lo que Él habría de hacer en Su Primera Venida.
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Entonces, era traer el año de la buena voluntad, proclamar libertad a los cautivos, proclamar libertad a los presos. ¿Ve usted? Y por eso entonces vino…, ¿cómo vino entonces Él? Él vino proclamando esa libertad literal o física, y también espiritual.
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Ahora, vamos a verlo por un momentito haciendo eso en lo natural, haciendo eso sobre el cuerpo de los hijos de Dios. San Lucas, capítulo 7, verso 18 en adelante, dice:
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*“Los discípulos de Juan le dieron las nuevas de todas estas cosas. Y llamó Juan a dos de sus discípulos,*
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*y los envió a Jesús, para preguntarle: ¿Eres tú el que había de venir, o esperaremos a otro?*
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*Cuando, pues, los hombres vinieron a él, dijeron: Juan el Bautista nos ha enviado a ti, para preguntarte: ¿Eres tú el que había de venir, o esperaremos a otro?”.*
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Fíjese, Juan el Bautista había dicho de Jesús cuando lo bautizó, él dijo: “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” \[San Juan 1:29\]. Juan el Bautista había dicho que aquel era el Mesías, que aquel era el Cristo, que aquel era el Cordero de Dios. Cuando estaba Juan bajo la unción, él dijo esas cosas.
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Ahora cuando se encuentra en la cárcel, ahora Juan se encuentra ¿cómo? Se encuentra que ya su ministerio ha terminado; la última parte del ministerio de Juan el Bautista, la última ocasión que vemos que él ministró fue cuando ministró la Palabra, ¿a quién? A pecadores que no se arrepintieron \[San Lucas 3;18\]. Esa es la última parte en donde se ministra la Palabra: a pecadores que no se pueden arrepentir. Le ministró la Palabra ¿a quién? A Herodes y a Herodías, pero no pudieron arrepentirse. ¿Y qué hicieron? Entonces lo metieron a la cárcel para matarlo. ¿Ve usted?
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Ya en esa ocasión entonces, ya Juan en la cárcel, ya su ojo de águila, ya ese ministerio profético ya se estaba apagando; y ya a través del ojo profético, ya pues entonces estaba Juan viéndose como hombre, y se veía ya como hombre como se vio el profeta Elías. Después de haber ministrado la Palabra, cuando la unción le dejó ¿qué le pasó a Elías? Supo que Jezabel lo quería matar y huyó y se escondió \[1 de Reyes 19:1\]. Dice el hermano Branham que eso es lo que pasa cuando la unción deja a un profeta: cuando ha terminado de ministrar y lo deja, queda como un hombre y no sabe ni qué hacer \[REF\].
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Juan se encontraba ya en esa situación y Juan ya no encontraba qué hacer, y entonces cuando oyó que Jesús estaba por tal sitio ministrando y oyó las cosas que estaba haciendo, mandó a sus discípulos a preguntarle a Jesús, les dijo: “Vayan ustedes…”; los discípulos vinieron a donde Juan (Juan estaba en la cárcel), vinieron y estuvieron hablando con él, y Juan les dijo: “Mira, vayan ustedes a donde Jesús de Nazaret, que es uno que está por tal sitio ministrando; vayan donde Él y pregúntenle a Él si Él es el Mesías, si Él es Aquel que va a venir o esperaremos a otro. Vayan y pregúntenle si es Él” \[San Lucas 7:19-20\].
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Aún Juan el Bautista quizás ya habiendo terminado su ministerio, porque él lo terminó y su ministerio terminó cuando le ministró a Herodes y a Herodías, cuando le ministró a ellos, ahí concluyó; le ministró a los perdidos para juicio, no se quisieron arrepentir, ahí terminó y entonces ya estaba listo para morir.
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Entonces, le dice a Sus discípulos: “Miren, ustedes vayan y averigüen si es Él, pregúntenle a Él, pregúntenle si Él es aquel al cual yo precursé, porque yo soy el mensajero para prepararle el camino al Señor, para prepararle el camino a Jehová; pregúntenle a Él si Él es Jehová, o si esperaremos a otro. Pregúntenle a Él si Él es aquel que dice la Escritura que vendría. Porque el Señor vendría a Su templo y Él enviaría Su mensajero delante de Él \[Malaquías 3:1\]. Pregúntenle a Él si Él es ese que vendría después de mí”. ¿Por qué? Bueno, si Jesús no llegara a ser Ese que vendría después de Juan, entonces pues tampoco Juan sería aquel que vendría delante de Él. ¿Qué le parece?
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Ahora vea usted la situación en que estaba Juan. Juan llegó a su fin de su ministerio, y ya en su fin de su ministerio vea usted cómo se encontraba. Pero los discípulos de Juan fueron donde Jesús y le preguntan; y cuando le preguntan, entonces el Señor sabiendo que Juan era profeta y sabiendo que Juan había venido delante de Él o primero que Él para prepararle el camino, entonces mire lo que el Señor le contesta a los discípulos de Juan. Entonces los discípulos de Juan vinieron donde Jesús…, y entonces, fíjese \[San Lucas 7:20\]:
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*“Cuando, pues, los hombres vinieron a él* (a Jesús)*, dijeron: Juan el Bautista nos ha enviado a ti, para preguntarte: ¿Eres tú el que había de venir, o esperaremos a otro?*
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*En esa misma hora sanó a muchos de enfermedades y plagas, y de espíritus malos, y a muchos ciegos les dio la vista.*
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*Y respondiendo Jesús, les dijo: Id, haced saber a Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados, y a los pobres es anunciado el evangelio;*
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*y bienaventurado es aquel que no halle tropiezo en mí”.*
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Mire cómo habla el Ungido; el Ungido cuando le preguntaron si Él era ese Ungido, si Él era ese que habría de venir… cuando leyó la Escritura Él dijo que Él era; Él dijo: “Hoy se ha cumplido”. Pero ahora cuando los seguidores de Juan el Bautista le preguntan —por orden de Juan el Bautista— les dice: “Vayan y díganle lo que ustedes están viendo; vayan y díganle las cosas que ustedes están viendo: los sordos oyen, los ciegos ven, los leprosos son limpiados, los muertos son resucitados y a los pobres es anunciado el Evangelio; vayan y díganle eso a Juan y él va a saber si soy Yo o si no soy Yo” \[San Mateo 11:4\].
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Vea usted, que para un profeta conocer a otro profeta, solamente encontramos que el Señor lo que hace es que le dice: “Vayan y díganle lo que yo estoy haciendo, y él sabrá si soy yo o si no soy yo”. ¿Por qué? Porque un profeta sabe y conoce la Escritura, y sabe lo que el otro profeta tiene que hacer cuando venga. ¿Ve usted?
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Ahora, vea que habló en esta ocasión diferente (en cierto sentido). Él no quiso decir: “Soy Yo”. Él les dijo: “Díganle lo que Yo estoy haciendo, y él sabrá si soy Yo o si no soy Yo”. ¿Por qué? “Porque por sus frutos él sabrá si Yo soy ese árbol o si no soy ese Árbol; él sabrá si es el Árbol de la Vida o no es el Árbol de la Vida ese que está llevando esos frutos”.
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Ahora, también dice: “Y bienaventurado es aquel que no halle tropiezo en mí” \[San Mateo 11:6\]. ¿Ve usted? Aquellos estaban buscando cosas y estaban tropezando en Él; decían: “¿No es este el hijo de José el carpintero?”. Estaban tropezando en Él; y aquí el Señor dice: “Y bienaventurado es aquel que no halle tropiezo en mí”. ¿Ve? Porque cualquier persona que trate de hallar tropiezo va a conseguir en qué tropezar.
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Vea usted entonces que es bienaventurado aquel que no halle tropiezo en el ungido cuando aparece el ungido del tiempo en que uno vive. Él era el Ungido conforme a Isaías 61, para cumplir la mitad de esa profecía, para cumplir la primera parte de esa profecía; porque tenía dos partes: primera y Segunda Venida del Señor.
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Para cumplir la Primera Venida del Señor tenía que aparecer ¿quién? El Ungido; porque el Ungido es en el cual se cumple la Venida del Señor; y así también es la Segunda Venida del Señor. Tiene entonces que aparecer ¿qué? El Ungido en donde se cumple la Segunda Venida del Señor. Y sabemos entonces cuál es el orden de la Segunda Venida del Señor. Y bienaventurado es aquel que no halle tropiezo cuando el Señor cumpla Su Segunda Venida; que no halle tropiezo ¿dónde? Que no halle tropiezo en el Ungido, en el velo de carne donde Dios cumpla Su Segunda Venida.
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Luego entraremos a eso y veremos lo que es el Ungido en cada ocasión: para la Primera Venida y para la Segunda Venida del Señor.
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Vemos entonces la hora en que estamos viviendo; vemos también lo que está dicho: que los Cielos y la Tierra pasarán, pero Su Palabra no pasará \[San Mateo 24:35\]. Y si no ha de pasar Su Palabra, entonces vemos que tiene su cumplimiento en el tiempo que deba de cumplirse.
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Entonces vemos que la primera Venida del Señor tuvo su cumplimiento cuando apareció el velo de carne donde habría de cumplirse; cuando apareció, y entonces fue ungido, ahí entonces, de ahí para adelante Él podía decir en cualquier momento: “El Espíritu del Señor es sobre mí, porque me ha ungido el Señor”. ¿Para qué? Para anunciar el año de la buena voluntad del Señor.
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Ahora, vemos entonces el propósito de la Primera Venida del Señor.
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Ahora, vamos a ver entonces… Encontramos que el Ungido, el Ungido fue crucificado en Su primera Venida, el Ungido fue rechazado; y luego del rechazamiento entonces fue ¿qué? Fue matado. Eso lo hizo ¿qué? El pueblo hebreo utilizando a Roma; el pueblo, la iglesia del Antiguo Testamento utilizando a Roma crucificó, rechazó, y luego crucificó ¿a qué? Mató al Mesías, al Ungido. Entonces vemos a Roma metida siempre cuando aparece el Ungido, el Mesías. ¿Para qué? Para crucificarlo, para matarlo bajo la orden ¿de quién? De la iglesia.
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Ahora, mire aquí en el mensaje titulado: “Qué haré de Jesús llamado el Cristo?”, dice… Página 44 y 45, dice, párrafo 187; dice \[pág. 39\]:
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*“177. Y también Él está en las manos suyas. ¿Ven? Ustedes, saben de lo que estoy hablando. ¿Ven? No solo ustedes, pero en esta cinta. Él está en sus manos. ¿Qué van a hacer ustedes con Él, con este Jesús llamado el Cristo? Cristo es la Palabra Ungida”.*
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¿Quién es Cristo? La Palabra Ungida, ¿cuál es la Palabra Ungida para este tiempo? Malaquías 4, Lucas 17:30.
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*“\[177\]. ¿Ven? ¿Qué van a hacer con eso? Es el Mensaje de la Hora. Aquí está el día, cabalmente probado por la Biblia y por Dios. ¿Qué van a hacer con esto? ¿Cómo van a evadir el tema ahora? ¿Cómo se van a escapar de esto? ¡Él está en sus manos! Y el caso de Oswald será un caso menor, al suyo, aunque sea ministro o quien sea usted.*
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*178. Aquellos judíos eran sacerdotes, y rabinos, maestros, hombres santos; pero Él estaba en sus manos de igual manera. Él era la Palabra, el tema de Dios para ese día…”.*
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¿Qué? El evento de Dios para aquel día. ¿Cuál era el evento de Dios para aquel día? La Primera Venida del Señor en carne humana.
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*“\[178\]. … y ellos fallaron en verlo* (ellos fallaron en ver ¿qué? En ver al Ungido, en ver ¿qué? En ver la Palabra en carne humana, en ver la Venida del Mesías en Su Primera Venida)*. Solo los elegidos le vieron, los que le creyeron.*
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*179. Ahora todos debemos encarar el tema. En cada edad ha sido así, cada vez. A través de la edad de Adán y Eva, viniendo a la edad de Noé, viniendo por el tiempo de Daniel y Beltsasar y Nabucodonosor y llegando hasta el tiempo de Cristo, llegando hasta esta misma hora en que vivimos, ha sido lo mismo, el tema de la Palabra ha surgido. No su credo, ni la denominación, no el dogma, sino el tema de la Palabra ha estado en contra de esas cosas. Igual hoy, está en sus manos ahora* (está en las manos ahora)*.*
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*180. Luego aquellos que intentan el otro plan de Pilato, de deshacerse de Él, pasándolo a alguien más. Pilato dijo: ‘Ahora, ¿saben qué? Yo simplemente lo quitaré de mis manos. Lo lavaré de mis manos con esta agua. Así que yo sólo… Tengo que hacer algo con Él. Entonces ¿qué haré? Lo enviaré al cuartel principal, con el sacerdote’. Sí. Eso es lo que tratan de hacer hoy. ¿Ven? Ellos lo envían a un Cesar. Eso no lo quitó de las manos de Pilato; no lo quita de las manos de nadie. ¿Qué causó? El asunto le salió al revés. Regresa directamente al individuo.*
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*181. Usted dice: ‘Bueno, yo lo haría, yo lo haría. Yo le aceptaría si mi denominación lo aceptara.’ ¡Su denominación está en el Concilio de Iglesias, condenada! ¿Cómo van a recibirlo? El tiro le sale directamente a usted No es lo que diga su denominación, es lo que usted dice. Ellos lo han rechazado; ahora ¿qué va a hacer usted al respecto? Esa es la siguiente cosa. ¿Ven? Eso no lo quita a Él de sus manos. Él está enteramente vindicado. Él está cabalmente identificado, la Palabra de esta hora, la promesa de esta hora. No la promesa para la hora de Lutero, eso fue allá entonces; esa fue la Palabra en la edad de los reformadores. Como todos ustedes que han escuchado los Siete Sellos, durante la edad de los reformadores, el ser viviente con la cara como de hombre (organización) fue introducida; pero ésta es la cara del águila, el ser viviente que salió hoy para hacer el reto.*
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*182. Y ¿quién se atrevería a decir que esa no era la Palabra inspirada de Dios, cuando Él la predijo aquí, y me envió allá a Arizona y la trajo de regreso, aun con la ciencia y todo lo demás, y ha probado que así es? Este Libro ya está abierto, es correcto, solo esperando que el Séptimo Sello sea identificado, de la Venida de Cristo”.*
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¿Qué era lo que estaba siendo esperado? Que el Séptimo Sello fuera identificado con la Venida de Cristo, que el Séptimo Sello fuera identificado con la Segunda Venida del Señor. ¿Y qué es eso? Vamos a ver qué es eso. Estaba esperando que el Séptimo Sello fuera identificado con la Venida del Señor. El Séptimo Sello identificado con la Venida del Señor; entonces la Venida del Señor viene a ser el Séptimo Sello y tiene que ser identificado con la Venida del Señor.
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Ahora entonces, vamos a ver con quién tiene que ser identificado el Séptimo Sello; ¿es con qué? Con Isaías (déjeme leerlo):
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*“\[182\]. … el Séptimo Sello sea identificado, de la Venida de Cristo”.*
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Dice ahí ¿verdad? Entonces el Séptimo Sello tiene que ser identificado con esto que dice así, aquí en Isaías 61, verso 2, la segunda parte dice:
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*“… y el día de venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los enlutados…”.*
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Tiene que ser identificado el Séptimo Sello ¿con qué? Con la Segunda Venida del Señor, que viene ¿para qué? Para anunciar el día de venganza del Dios nuestro. O sea que cuando el Séptimo Sello sea identificado, y el Séptimo Sello es la Segunda Venida del Señor, entonces cuando sea identificado el Séptimo Sello, que es la Segunda Venida del Señor en carne humana, cuando veamos la Venida del Señor en carne humana, estará anunciando ¿qué? Estará dando a conocer o anunciando el día de venganza.
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El Señor a través de carne humana, la Palabra, estará anunciando a través de un velo de carne ¿qué? La… ¿qué? En la Venida del Señor estará anunciando ¿qué? El día de venganza. ¿Qué estará anunciando? El día de la destrucción, estará anunciando el juicio de Dios, estará anunciando la destrucción de todo, estará anunciando la gran tribulación, estará anunciando todas las cosas que han de venir, todos los juicios que han de venir. Esa es una de las cosas que vemos que será anunciada en la Venida del Señor; y es para eso que Él viene en Su Segunda Venida: para dar a conocer, para anunciar la destrucción de esta humanidad.
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Entonces, ¿cómo Él ha de venir para anunciar el día de venganza? Y recuerde lo que leímos ahí: el Séptimo Sello, los Sellos están todos abiertos, el Libro está todo abierto, solamente esperando ser identificado el Séptimo Sello con la Venida del Señor; tiene que ser identificado. Por lo tanto, entonces, tiene que ser dado a conocer ¿qué? La Venida del Señor. ¿Cómo? Como el Séptimo Sello; y el Séptimo Sello ¿es qué? La Segunda Venida del Señor.
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Entonces será dado a conocer ¿qué? La Venida del Señor; cuando se da a conocer la Venida del Señor, se da a conocer la Venida del Señor en carne humana en este tiempo. Y cuando se dé a conocer la Segunda Venida del Señor en carne humana en este tiempo: cómo Él habría de venir y cómo Él cumple lo que Él prometió; y cuando entonces nosotros podamos ver el anuncio del Séptimo Sello en público, cuando nosotros podamos ver el anuncio de la Venida del Señor, cómo Él habría de venir y cómo Él cumpliría eso; cuando nosotros podamos ver la Segunda Venida del Señor, cuando nosotros podamos verla identificada con el Séptimo Sello, entonces estaremos viendo ¿qué? Estaremos viendo lo mismo que se ha estado viendo en el tiempo en que el Señor se paró y dijo: “El Espíritu del Señor es sobre Mí, porque me ha ungido”.
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Entonces, no tendrá que decir: “…para anunciar el año agradable del Señor”, sino: “para anunciar juicio” \[Isaías 61:1-2\].
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Entonces cuando eso sea identificado, el Séptimo Sello sea identificado con la Segunda Venida del Señor, y podemos ver la Segunda Venida del Señor en carne humana, como fue vista la Primera Venida del Señor en carne humana allí leyendo la Palabra y diciendo: “Hoy se ha cumplido esta Escritura ante vuestros ojos” \[San Lucas 4:21\], entonces podremos ver el Ungido de Dios en donde se cumple la Segunda Venida del Señor.
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Ahora, vamos a ver por un momentito, vamos a ver el orden de la Segunda Venida del Señor, vamos a ver la Segunda Venida del Señor y vamos a ver cómo Él viene en Su Segunda Venida, y entonces descubriremos por la Palabra, descubriremos en público y para cada uno de nosotros, descubriremos ¿qué entonces? La Segunda Venida del Señor a través de carne humana. Entonces podremos ver ¿qué? Podremos ver la Venida del Señor en carne humana en este tiempo en que estamos viviendo conforme a lo que estaba prometido.
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¿Por qué no la vieron allá cuando vino la primera vez? Porque le estaban esperando conforme a la interpretación de la gente, de los maestros de aquel tiempo, de los sacerdotes y no conforme a como era en realidad que Él habría de cumplir Su Primera Venida.
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Las gentes fallarán hoy en día en ver la Segunda Venida del Señor conforme a como Él prometió, si están esperando que Él venga de la manera que ellos interpretan. Él tiene que venir de acuerdo a la Palabra, de acuerdo a lo que está prometido; y cuando Él viene de acuerdo a lo que Él prometió viene tan sencillo, tan simple, que las gentes dicen como decían allá: “Bueno, ¿y no es este el hijo de José? ¿No es este el hijo de José? A José conocemos nosotros, ese carpintero de allá de Nazaret, y a María también la conocemos, y a los hijos de María y José también los conocemos; nosotros conocemos a los hermanos de Jesús de Nazaret”. Según ellos; pero Él no era hermano de ellos. ¿Ve usted?
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Así que aparentemente la cosa era: para la gente era una cosa y para Dios era lo que Él había prometido, porque es que Dios oculta en simplicidad Su Palabra. ¿No fue eso lo que dijo el Señor? “Gracias Padre, porque escondiste estas cosas de los sabios y entendidos, y las has revelado a los niños. Porque así te agradó. Y nadie conoció al Padre, sino el Hijo; y nadie conoció al Hijo, sino el Padre, y a aquel a quien el Hijo lo quiere revelar” \[San Mateo 11:25-27\].
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Así que vea usted, que el Hijo era el que revelaba al Padre, y allí estaba el Hijo para revelar al Padre; el Padre era revelado a través del Hijo. Aquello que era hecho a través del Hijo, no lo hacía el Hijo sino que lo hacía el Padre; por eso Él decía: “El Hijo nada puede hacer, sino lo que ve hacer al Padre; \[San Juan 5:19\] por lo tanto, las obras que yo hago, las cosas que yo hago, no las hago de mí mismo, sino el Padre que mora en Mí, Él es el que hace las obras, Él es el que hace estas cosas” \[San Juan 14:10\]. Por lo tanto, el Padre se estaba revelando a través del Hijo y el Hijo estaba revelando o dando a conocer al Padre que estaba dentro de Él.
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Así que entonces vemos que la causa de la interpretación humana fue lo que ocasionó que las gentes de aquel tiempo no pudieran ver ¿a quién? Al Ungido; y el Ungido - aquel era el Ungido, ungido por Dios, para Dios cumplir ¿qué? Su Primera Venida.
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Vea usted, página 7 del mensaje “Hoy se ha cumplido esta Escritura”, dice… Esto es bueno saberlo y atesorarlo en el corazón, no vaya a pasar con nosotros lo mismo que pasó allá; y pasará si tenemos una interpretación humana o intelectual de alguna persona que haya explicado cómo el Señor ha de venir en Su Segunda Venida; y si tomamos la interpretación de cualquier persona y no es la interpretación de Dios, fallaremos en ver cuando el Señor cumpla Su Segunda Venida. Dice:
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*“\[52\]. (…) El Mesías, Él mismo, parado en la presencia de la congregación* (estaba frente a una congregación) *leyendo una Palabra de la Biblia, referente a Sí mismo* (lo que estaba leyendo era tocante a sí mismo)*, y luego dijo: ‘Hoy se ha cumplido esta Escritura’…”.*
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Leyendo algo que se relacionaba con Él, con el cumplimiento, y su cumplimiento era en Él, en el Ungido, en Jesús que era la Palabra en carne humana; y luego diciendo que se había cumplido en Él. “Hoy se ha cumplido esta Escritura”.
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*“\[52\]. … y luego dijo: ‘Hoy se ha cumplido esta Escritura’, y sin embargo ellos fallaron en captarlo.*
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*53. Qué tragedia sería esa…”.*
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Esperando la Venida del Mesías, esperando que Dios cumpliera Isaías 61; y entonces tenían un sinnúmero de interpretaciones: que viene de esta manera, de esta manera, de esta manera y así vendrá (y lo estamos esperando como le habían dicho que vendría); como le habían dicho ¿quién? Como le habían dicho los sacerdotes, los maestros, los fariseos y saduceos que habían dicho: “Así es que va a venir el Mesías, así es que va a venir el Ungido, y va cumplir esto de esta manera. Él dice así, que va - que esto va a cumplirlo, pues lo va a cumplir de esta manera y de esta manera”.
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La profecía que estaba hablada acerca de Él, los que la creían, eso estaba bien; pero lo que le hizo daño a ellos fue creer la interpretación que le habían dado los fariseos y saduceos, los maestros, los doctores de la Ley, los sacerdotes de aquel tiempo; la interpretación que ellos le habían dado a las profecías fue lo que le hizo daño al pueblo para ver cuando Dios cumpliera eso que estaba prometido. Cuando lo cumplió frente a ellos diciéndoles que Él era, ¿qué más claro querían ellos que les hablara? ¿Ve?
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Como les he dicho siempre: las gentes siempre se están quejando (las gentes siempre se están quejando); el que no va a creer y el que no quiere creer siempre está quejándose y protestando y buscándole faltas a lo que Dios prometió que habría de hacer; cuando Dios lo cumple, le buscan faltas. No dice que no cree lo que Dios prometió, lo que él no puede creer es la interpretación que Dios le da cuando lo cumple; no lo puede creer de la manera que Dios lo cumple. Lo puede creer de la manera que le enseña fulano o zutano, pero de la manera que Dios lo enseña cuando lo cumple es que no lo puede creer. ¿Por qué? Porque es un incrédulo. Eso lo identifica como un incrédulo.
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Los manufacturados son incrédulos también; son incrédulos que dicen que creen, que dicen que lo creen todo y tienen toda la letra, toda la Palabra en letra, pero no tienen ¿qué? La interpretación que Dios le da a esa letra.
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Entonces, eso fue una grande tragedia allá: por miles de años esperando el Mesías y después cuando venga que no lo puedan ver; cuando viene y le dice que Él es, que lo rechacen eso es una grande tragedia. Eso es igual que usted esté esperando la hora de comer y esté lleno de hambre esperando la hora de comer, y cuando le traigan la comida la rechace. ¿Ve usted?
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Eso es en lo espiritual, el pueblo de Israel esperando el Mesías, “porque donde estuviere el cuerpo muerto ahí se habían de juntar las águilas” \[San Mateo 24:28\] esperando esa comida, y cuando llega no la quieren. ¿Por qué? Tropezaron ¿en qué? En el velo de carne, en el estuche donde vino, tropezaron en la forma en que Dios cumplió Su Palabra.
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¿Por qué? Porque la interpretación que ellos tenían de lo que Dios habría de hacer era muy diferente; la interpretación que ellos le daban era muy diferente a como Dios cumplió lo que Él prometió. Por eso es que no nos podemos hacer de ideas, no podemos tomar interpretaciones privadas, no podemos tomar interpretaciones que algunas personas le dé o que usted mismo le dé, porque eso mismo será lo que lo va a destruir a usted espiritualmente.
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Por ejemplo…, vamos aprovechar aquí. Por ejemplo, usted dice: “Yo creo esto, creo lo otro; y mire, yo creo todo lo que digan, yo lo creo, pero si llegan a decir ‘esto’ ahí me voy”. Ahí mismo es que usted va a tropezar; porque si eso que usted dice que usted no pasará si llega a ser traído, si llega a ser hablado, si llega a ser enseñado, que usted no lo podrá recibir y no lo creerá, y si Dios en Sus planes tiene eso de esa manera para cumplirlo de esa manera o para hablarlo de esa manera, usted estará diciendo que cree todo hasta que llegue eso; ahí usted tropezará, ¿ve? ¿Por qué? Porque usted ha tomado su propia interpretación como un necio, hombre insensato, en vez de esperar la interpretación que Dios le dará a eso que usted ha torcido. Usted se ha convertido entonces un pervertidor de la Palabra, y usted segará, cosechará lo que usted sembró.
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Por lo tanto, entonces la mejor posición para nosotros es: nada sabemos; esperamos en que el Señor nos enseñe cómo entender eso que está ahí. Y cuando hacemos de esa manera entonces no tropezamos en nada. ¿Por qué? Porque estamos esperando en la interpretación que Dios le da a lo que Él prometió, no buscando una interpretación de algún hombre o de nosotros mismos dándole la nuestra; no señor.
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Vea usted entonces, que ya con la experiencia es suficiente; con la experiencia que usted y yo hemos tenido a través de todos los años que han pasado, es suficiente para ver que toda interpretación que usted o yo tomásemos, cuando Dios cumplió eso que usted y yo creíamos de una manera, entonces cuando Dios lo cumplió y vimos que era de otra manera, tuvimos que echar a un lado la interpretación que teníamos, porque no era la de Dios. ¿Ve usted? Y si nos hubiéramos quedado con la interpretación nuestra, hubiéramos rechazado la de Dios.
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Entonces, gracias al Señor que echamos a un lado la que teníamos, y ya de ahora para adelante no queremos ni tener, ni buscar interpretación privada, sino esperar en la que Dios le da a lo que Él dice ahí en Su Palabra. Esa Palabra tiene un sentido correcto y solamente Dios lo sabe. Dios sabe cuál es la forma correcta de entenderse esa Palabra, Él nos las dará a conocer. Por lo tanto, es mejor esperar en Dios que esperar en hombres; es mejor confiar en Dios que confiar en hombres; porque maldito todo aquel, que ¿qué? Maldito todo aquel que confía en el hombre \[Jeremías 17:5\]. ¿Ve usted?
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Por lo tanto, no confiamos en ningún hombre; confiamos que el Señor sea el que nos deje saber cómo debemos entender lo que ya ha sido revelado por Elías… \[CORTE DE AUDIO @1:19:14\]… porque él enseñó todas las cosas; pero ahora tenemos que saber cómo vamos a entender lo que ya fue revelado.
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*“53. Qué tragedia sería esa, pero así sucedió. Ha sucedido muchas veces. ¿Cómo pudo suceder?”.*
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¿Cuál fue el motivo por el cual sucedió aquello, que esperando el Mesías cuando vino, lo rechazaron? ¿Cuál fue el motivo?
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*“\[53\]. Por supuesto, como ocurrió en otros tiempos* (¿ve? Como siempre)…”.
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Si alguien rechaza la Segunda Venida del Señor conforme a como Él prometió que habría de venir, el motivo será el mismo siempre; y es este:
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*“\[53\]. Por supuesto, como ocurrió en otros tiempos, fue por creer interpretaciones humanas de la Palabra. Esa fue la causa”.*
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Por causa de creer la interpretación humana que algún hombre le dio a la Palabra que Dios había prometido, ¿ve?
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Tenemos prometido ahí que Dios dará a conocer lo que los Truenos hablaron, tenemos prometido ahí que Dios dará a conocer públicamente el misterio del Séptimo Sello, está prometido ahí que Dios dará a conocer el Nombre Nuevo, está prometido ahí que Dios nos dará la fe para el rapto. Y si una persona tiene una interpretación humana que alguna persona intelectual le enseñe una cosa con relación a eso, cuando Dios cumpla eso que Él prometió no podrá ver el cumplimiento de lo que Dios prometió: no podrá ver ni recibir la fe para el rapto, no podrá ver ni recibir el Nombre Nuevo, no podrá ver ni recibir (¿qué?) la revelación con la enseñanza del Séptimo Sello, que es la Segunda Venida del Señor en carne humana; no podrá creer la Venida del Señor en carne humana conforme a como está prometido que Él ha de venir.
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Bueno, ¿y cómo es que Él ha de venir? Recuerde que ellos están esperando ¿qué? Están esperando el momento en que el Séptimo Sello fuera identificado con la Venida del Señor. ¿Ve?
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Entonces tenemos que ver cómo está prometido que ha de venir el Señor en Su Segunda Venida, y cuando venga en Su Segunda Venida conforme a como está prometido, entonces cuando venga entonces podremos ver ¿a quién? Al Ungido; podremos ver al Ungido que puede decir: “El Espíritu del Señor es sobre mí, porque me ha ungido”. \[Inaudible\] en la Palabra, y si lo podemos ver en la Palabra conforme a como está prometido y no darle una interpretación humana sino… \[CORTE DE AUDIO @1:24:55\]… la interpretación que Dios le da, ver las cosas que están prometidas que ha de hacer y verlas cumplidas, y entonces podemos ver y reconocer ¿a quién? Al Ungido.
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Podemos entonces ver y reconocer la Segunda Venida del Señor en carne humana conforme a como está prometido, para Él llevar a cabo lo que Él prometió llevar a cabo.
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Ahora, el Séptimo Sello es la Segunda Venida del Señor, vea usted. Y eso, el Séptimo Sello, está esperando ser ¿qué? Identificado con la Segunda Venida del Señor. Entonces si está esperando ser identificado con la Segunda Venida del Señor, y Él viene en carne humana, entonces está esperando ser identificado, ¿cómo? Está esperando ser identificado y mostrar la Venida del Señor en quien esté cumplida.
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Entonces, vamos a ver: página 59, del mensaje de *Las Edades,* ahí nos dice:
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*“\[70\]. (…) … hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte, hasta que hayan visto al Hijo del hombre viniendo en su reino.*
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*71. Y los tres apóstoles vieron eso: el orden de Su Segunda Venida. Ellos lo vieron transfigurado allí en el monte. Su vestido era resplandecientemente blanco, y Su rostro brillaba como el sol en su cenit. Y cuando Él apareció, allí estaban Moisés y Elías…”.*
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Aquí está mostrando el orden ¿de qué? De la Segunda Venida. Entonces cuando Él aparece en Su Segunda Venida ¿qué pasa?
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*“\[71\]. Y cuando Él apareció, allí estaban Moisés y Elías, uno a cada lado. Así es exactamente como Él vendrá”.*
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¿Cómo es que Él viene otra vez? ¿Y cuando venga qué es lo que vamos a ver? Cuando venga, ¿qué es lo que va a estar aquí en la Segunda Venida del Señor? Cuando el Señor aparezca en Su Segunda Venida allí estarán Moisés y Elías.
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*“\[71\]. Y cuando Él apareció, allí estaban Moisés y Elías, uno a cada lado. Así es exactamente como Él vendrá. En verdad…”.*
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Bueno, dice Moisés y Elías; en Su Segunda Venida, cuando el Señor venga en Su Segunda Venida, allí estará ¿quién? Moisés y Elías.
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¿Ve usted que dice Moisés primero y Elías después? Moisés y Elías. ¿Por qué? Porque eso está conforme a lo que fue visto en el Monte de la Transfiguración y también está conforme a Malaquías 4. En Malaquías 4 también encontramos que nos habla de Moisés primero y de Elías después; dice \[verso 4\]:
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*“Acordaos de la ley de Moisés mi siervo, al cual encargué en Horeb ordenanzas y leyes para todo Israel.*
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*He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible”.*
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¿Ve? Aparece Moisés primero y después aparece Elías; pero dice: “…pero antes que venga el día grande y terrible de Jehová”. ¿Ve usted? “Antes que venga el día grande y terrible de Jehová”.
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Ahora, ¿para qué viene el Señor en Su Segunda Venida? Para anunciar el día grande y terrible de Jehová, el día de venganza.
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Entonces: “Antes que venga el día grande y terrible de Jehová, he aquí, Yo les envió a Elías”. Dice:
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*“El hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición”.*
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¿Ve usted? Entonces ahí aparece Moisés primero y Elías después; pero ahí mismo usted puede ver que cuando aparece Moisés, dice:
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*“Acordaos de la ley de Moisés mi siervo…”.*
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Porque él viene, pero viene con otra Ley, ¿ve? No con la Ley de la primera dispensación, sino que viene con la Ley de la tercera dispensación; y la ley de la tercera dispensación o los mandamientos de la tercera dispensación que son: los Sellos. Él viene con la Ley de Dios, con la Palabra de Dios, con los mandamientos de Dios, que son ¿qué? Los Sellos; los Sellos son los mandamientos del Señor. ¿Ve?
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Moisés vino primero con los mandamientos para la primera dispensación, pero ahora viene con los mandamientos de la tercera dispensación, que son ¿qué? Los Sellos, la revelación de los Sellos. Por eso es que cuando Moisés aparezca, él viene predicando ¿qué? Predicando la revelación de los Sellos; entonces antes que venga Moisés predicando la revelación de los Sellos tiene que venir Elías primero: “Antes Yo les envío a Elías, para restaurar el corazón de los hijos de nuevo a la fe de los padres, los apóstoles”; y entonces Elías revela los Sellos y después viene Moisés predicando los Sellos. ¿Ve usted?
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¿Por qué? Porque entonces fíjese, el Elías de esta edad es el mismo Señor Jesucristo. Entienda bien eso.
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Entonces, ¿de quién recibió Moisés los mandamientos allá? De Dios. ¿De quién recibe Moisés los mandamientos acá? De Dios. Porque el Elías de esta edad es el mismo Señor Jesucristo; es el mismo Dios pero en carne humana. ¿Ve usted?
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Entonces, Moisés acá recibe, la Palabra la recibe de Elías; y entonces viene predicando la Palabra, viene trayendo los mandamientos, que son la Palabra, el Mensaje, y con esa Palabra él entonces la trae, la predica a los escogidos de acá de los gentiles, a las fatuas, al mundo y también a los 144.000.
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Ahora vea, que aunque el ministerio de Moisés para bendición tenía que ser y venía dirigido para los judíos, vemos que entraron algunos gentiles también; Rahab la ramera entró. Vemos también que el ministerio de Moisés tuvo que ver con los gentiles en cierto sentido. ¿En qué sentido? El ministerio de Moisés tuvo que ver con los gentiles para juicio, ¿ve usted? ¿Ve usted de dónde viene el juicio para los gentiles? Del ministerio de Moisés.
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Entonces, encontramos que vemos - aparentemente vemos que Malaquías 4:4 es primero que Malaquías 4:5, pero Malaquías 4:5 va primero que Malaquías 4:4; porque Él dice:
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*“Acordaos de la ley de Moisés mi siervo, al cual encargué en Horeb ordenanzas y leyes para todo Israel”.*
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Está anunciándoles ¿qué? Ahí al recordarle a Moisés, le está recordando (¿que?) la primera venida de Moisés y le está recordando la segunda venida de Moisés. Le está hablando de la primera venida y después le está hablando de la segunda venida de Moisés.
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Entonces, encontramos que antes que ocurra eso, Dios dice: “Y antes que venga el día de Jehová, grande y terrible, Yo les enviaré a Elías, el profeta”. Entonces vemos que antes que aparezca Moisés aparecería Elías, ahí mismo está.
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Entonces, aquí en la página 59 de *Las Edades,* pues vemos también que aquí aparece como Moisés primero; dice:
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*“\[71\]. Y cuando Él apareció, allí estaban Moisés y Elías, uno a cada lado* (¿Ve que aparece Moisés primero y Elías después? Aparentemente)*. Así es exactamente como Él vendrá”.*
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Ahora, ¿cuál de los dos vendrá entonces primero? ¿Moisés o Elías? Si usted se deja llevar por la letra, usted dice: Moisés; pero si usted se deja llevar por la revelación, usted dice lo mismo que dijo Elías. Le tendríamos que preguntar entonces a Elías: “Elías, ¿cuál de los dos vendrá primero: o vienes tú o viene Moisés primero?”. Elías tendrá que decir quién viene primero; y Moisés pues va a decir: “Él viene primero que yo”. Vamos a ver…, él tenía que venir primero. Elías nos dice:
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*“\[71\]. En verdad…”.* \[CORTE DE AUDIO @1:36:04\]…
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¿…en este tiempo? ¿Cuántos saben en esta mañana quiénes tienen el símbolo de la… \[CORTE DE AUDIO @1:35:14\]… ellos no saben lo que tienen; pero tiene que venir algún doctor por ahí, un doctor que sepa el símbolo que lleva.
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Bueno, sabemos que allá había un doctor que sabía el símbolo que llevaba: Moisés. Moisés, ese doctor, sabía ese símbolo que llevaba, ¿ve? Y ese era el símbolo ¿de qué? De sanidad divina; por eso el símbolo de los doctores acá es un símbolo de sanidad divina, y ellos ni lo saben. por eso es que ellos tienen ese trabajo por la sabiduría, con la sabiduría que han obtenido del árbol de ciencia del bien y del mal, entonces ellos utilizan la medicina para buscar sanar a la gente; pero ellos no sanan, el único sanador es Dios; la ciencia no puede sanar. \[CORTE DE AUDIO @1:37:12\].
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Aunque ellos no lo reconozcan, el que sana a la gente es Dios. Ellos pueden sacar, herir, hacer una operación, sacar lo que está malo; ¿pero quién es el que sana eso que está herido ahí? ¿Quién es el que sana todo eso? Es Dios, ¿ve usted? Pero como ellos tienen el símbolo de sanidad divina, entonces ellos están por esa línea de salud para la gente, ¿ve?
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Entonces las gentes, pues buscan - las gentes buscan ¿qué? Buscan los que tienen el símbolo de la vara y la serpiente en ella (¿para qué?) para encontrar sanidad; cuando están enfermos para donde cogen es para un doctor, y el símbolo que tienen ¿es qué? El símbolo de la vara y la serpiente de metal.
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Bueno, eso entonces muestra ¿qué? En alguna ocasión tiene que venir uno que tenga ese símbolo. Cuando venga Moisés tiene que venir, traer ese símbolo. Moisés lo tenía allá, lo llevaba allá; así que cuando venga tiene que venir con ese símbolo; así que tiene que venir con ese doctorado, porque ese es el símbolo de los que tienen ese doctorado: el doctorado de doctor.
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Así que cuando Moisés aparezca, él será ¿qué? Un doctor; pero será un doctor en el campo espiritual. ¿Ve usted? Entonces él tendrá la vara y sobre la vara la serpiente de metal. ¿Qué es eso? ¿No dijo el Señor: “Así como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado?” \[San Juan 3:14\]. Y todos los que en Él creen serán, ¿qué? Salvos; recibirán ¿qué? Sanidad espiritual.
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Ahora vea que allá era para sanidad, para vida. Luego cuando fue levantado nuevamente allá en la Cruz del Calvario, nuevamente para sanidad fue levantado sobre un árbol, sobre una vara; nuevamente para sanidad en la segunda dispensación. En la primera, en la segunda y ahora tiene que venir en la tercera.
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Ahora vemos allá en la segunda, fíjese, en la segunda vino… y Pedro vino con el símbolo también de sanidad divina, vino con el símbolo de la vara y la serpiente. ¿Ve usted? Entonces el Día de Pentecostés él levantó la serpiente sobre la vara. ¿No dijo que el Hijo del Hombre tenía que ser levantado? \[San Juan 3:14\] Fue levantado en la Cruz del Calvario y fue levantado el Día de Pentecostés, fue levantado allí por el apóstol Pedro. ¿Quién fue levantado allí? El Hijo del Hombre fue levantado como el Hijo de Dios (fue proclamado de esa manera), fue levantado sobre la vara: la Palabra; y Pedro tenía la vara, la Palabra, la revelación, y fue levantado el Hijo del Hombre como Hijo de Dios.
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Entonces fue hecho el llamado, fue ofrecido que todo aquel que mirara a esa serpiente de metal: al Hijo del Hombre, que es el Hijo de Dios levantado sobre esa vara, sobre la revelación —que la levantó Pedro allí— sería salvo; todo aquel que en Él creyere sería salvo.
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Por lo tanto fue levantado y comenzaron a ser salvos allí: comenzaron a recibir sanidad espiritual, sanidad del alma; comenzaron a ser sanados del pecado de incredulidad, del pecado allá que había sido sometido, y entonces luego también comenzó a manifestarse sanidad del cuerpo. Vean ustedes bien eso: primero - primero es sanidad espiritual y después sanidad del cuerpo también.
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Ahora vea, que el Hijo del Hombre tenía que ser levantado.
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Ahora vea entonces que nosotros estamos en el tiempo en que el Hijo del Hombre se ha manifestado conforme a Lucas 17:30, en este tiempo; y sabemos que el Hijo del Hombre hoy es el Hijo de David.
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Entonces sabemos que cuando venga Moisés con el símbolo de sanidad divina, que es el símbolo de la serpiente de metal, del Hijo del Hombre levantado sobre la vara, sobre la revelación, sobre la Palabra, puesto en alto, encontraremos entonces que habrá ¿qué? Sanidad espiritual y sanidad física también para todo el que mire hacia esa Palabra, hacia esa vara levantada que tiene levantado en alto ¿a quién? Al Hijo del Hombre como Hijo de David. ¿Quién fue el que la levantó allá? Así como Moisés levantó la serpiente en el desierto.
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Pedro lo hizo también en el Día de Pentecostés así como Moisés lo hizo allá. Y tiene nuevamente que venir Moisés y levantar en alto ¿qué? Al Hijo del Hombre levantarlo en alto, proclamarlo como Hijo de David; y lo levantará en alto sobre la vara, y esa vara es la Palabra, la revelación. Y puesto en alto, todo el que mire hacia allá será sanado: espiritualmente y también tiene sanidad física también.
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¿Ve usted cómo vendrá Moisés? Como doctor; si viene como doctor viene para sanar. ¿Y cómo viene para sanar? Viene para sanar mostrándole el Hijo del Hombre como Hijo de David sobre la vara, la Palabra, la revelación; eso lo pondrá por alto y todo el que mira entonces obtiene sanidad espiritual, ¿ve?
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Si estaba ciego espiritualmente para ver y entender todo lo que había sido revelado en esta hora con la apertura de los Sellos, entonces recibe sanidad y puede ver: sano de los ojos.
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Y vea usted que…, observe usted bien esto: allá en aquel tiempo de Moisés, en aquel tiempo, los milagros eran hechos en grande escala, por cantidades; si cien personas quedaban picados por la serpientes, quedaban enfermos, si las cien a la misma vez miraban, los cien a la misma vez quedaban sanos; y así también tiene que ser cuando regrese Moisés, ¿ve usted? Milagros espirituales y físicos también pueden ser hechos, ¿cómo? A la misma vez; no solamente en una persona sino que a la misma vez: uno, dos, veinte, treinta, cuarenta, cien, doscientos, mil, o los que sean, a la misma vez pueden recibir el mismo milagro.
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Ahora nosotros sabemos que todo eso se mueve en lo espiritual primero y después puede moverse en lo natural, si la persona tiene la misma fe que tuvo para recibir el milagro espiritual; es la misma fe; es más grande el milagro espiritual.
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Así que si con esa fe que obró para que ocurriera el milagro espiritual en nosotros, para que nuestros ojos fueran abiertos, es más fácil entonces para nuestros ojos naturales ser abiertos si alguno tiene necesidad de ese milagro en lo natural. Así que es la misma fe.
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Eso quiere decir para usted, ¿qué? Eso quiere decir para usted que la misma fe que usó y que funcionó para ocurrir un milagro espiritual, si la pone a funcionar, si la usa, va a funcionar para cualquier milagro que usted necesite que ocurra en lo natural, en su cuerpo o en donde sea. ¿Ve usted?
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Así que vea usted que en el tiempo de Pedro, cuando él levantó en alto al Hijo del Hombre como Hijo de Dios, el milagro grande fue en lo espiritual primero, ¿ve? Fueron abierto los ojos de aquellas gentes y dijeron: “¿Qué haremos para ser salvos?” \[Hechos 16:30\]. Un milagro espiritual primero, no lo veían; pero cuando fue levantado en alto entonces lo vieron, lo reconocieron y se arrepintieron. Y luego encontramos que comenzaron a hacer milagros en lo físico también más adelante.
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Así que vemos que lo primero es milagros espirituales, y yo creo que son los más grandes y más importante para la vida espiritual nuestra; por lo tanto, entonces, tenemos que saber cómo es que ha de venir ¿quién? Moisés; él viene como doctor, él tuvo ese símbolo allá. Él tuvo el símbolo de doctor allá, Pedro lo tuvo también; así que cuando aparezca él vendrá con ese símbolo; entonces vendrá ¿qué? Vendrá llevando a cabo milagros de sanidad divina, milagros de sanidad divina en el campo espiritual y en el campo material más adelante; primero los hace en el campo espiritual. Entonces vemos que ese es el ministerio con el cual viene Moisés.
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Ahora, observemos entonces, la Segunda Venida del Señor, ¿cómo viene en Su Segunda Venida? Cuando el Señor aparezca en Su Segunda Venida aparece con Moisés y con Elías; con Elías primero y con Moisés después. Con Elías primero; y cuando venga Elías, pues está en pleno cumplimiento la Segunda Venida del Señor. Cuando aparezca Elías, pues apareció el Señor; luego cuando se vaya Elías, luego ¿qué pasa? Vuelve el Señor en Moisés.
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Ahora, vamos a ver un momentito por aquí acerca de Elías, a ver si cuando vino Elías realmente vino el Señor. Vea usted, cuando vino Elías, yo le he dicho que cuando vino Elías, vino el Señor en Su Segunda Venida; pero también hemos visto que la Segunda Venida del Señor tiene dos partes: viene con Elías o en Elías y viene en Moisés o con Moisés.
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Así que cuando venga el Señor por primera vez, si usted desea ver algo físico, lo que verá primero será a Elías y después lo que verá será a Moisés; en palabras más claras: el velo de carne que Dios usará en Su Segunda Venida será: Elías primero y después Moisés.
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Ahora vea, aquí en la página 152 del libro de *Notas* o de *Citas,* dice, el párrafo 1352; dice:
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*1352 – “En Malaquías 4. Él dijo que Jesucristo descendería* (ahí tiene la Segunda Venida del Señor. ¿Dónde está la Segunda Venida del Señor? En Malaquías 4) *y se personificaría a Sí Mismo en carne humana* (se haría carne, se metería en un cuerpo de carne humana, estaría en forma de un hombre)*, como hizo en Sodoma. Eso es correcto. Él dijo que el mundo estaría en una condición sodomita. Y Él dijo que como fue entonces, el Hijo del Hombre será revelado ese día… Jesús dijo que justo al tiempo que el mundo llegará a una condición sodomita, entonces el Hijo del Hombre se revelaría otra vez. No Hijo de Dios, Hijo del Hombre, ¿ven? Se revelaría. Ahora marquen eso con lo que el último profeta dijo: ‘He aquí yo os envío a Elías el profeta, y el restaurará el corazón de los hijos a la fe de los padres* (los apóstoles)*”.*
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Ahora, vea usted que cuando apareció Elías, ¿qué era? La Segunda Venida del Señor; entonces vino Elías y en Elías se cumplió ¿qué? La Segunda Venida del Señor; y vemos que la Segunda Venida del Señor tiene dos partes. En Elías se cumplió la primer parte de la Segunda Venida del Señor y entonces por eso usted encuentra que Dios a través del hermano Branham nos dice que ya el Señor vino y que está entre el pueblo\[REF\], pero después nos dice que Él vendrá \[REF\].
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Cuando nos dice que vino y que está entre el pueblo, pues es Elías, ¿ve? Dios en Elías. Pero cuando nos dice que vendrá, que viene y cuando venga entonces el misterio del Séptimo Sello, el misterio de los Siete Truenos será dado a conocer al público, entonces cuando nos habla que va a venir para hacer eso, entonces nos está hablando que va a venir en Moisés; y cuando venga en Moisés o a través de Moisés, entonces nos dará públicamente a conocer el misterio del Séptimo Sello; y el misterio del Séptimo Sello ¿es qué? La Segunda Venida del Señor.
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Entonces cuando venga y nos dé a conocer el misterio de la Segunda Venida del Señor, ¿qué es lo que hace? Pues lo que hace sencillamente es que nos dice: “El misterio del Séptimo Sello es la Segunda Venida del Señor viniendo primero con Elías o en Elías, y después viniendo con Moisés”. ¿Quién hará eso? Moisés cuando venga, o cuando venga el Señor en Moisés.
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Y Él es la Palabra, el Señor es la Palabra, por tanto cuando vino la Palabra en Elías era la Venida de la Palabra, la Venida del Señor, la Segunda Venida del Señor. Cuando venga la Palabra en Moisés, pues entonces será la Palabra en Su Segunda Venida cumpliendo la segunda parte; entonces nos dará a conocer, ¿qué? Nos dará a conocer el misterio de la Segunda Venida del Señor. ¿Quién? El Señor a través de Moisés.
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Entonces cuando conozcamos el misterio de la Segunda Venida del Señor, conoceremos entonces que el Señor vino ¿cómo? Que el Señor vino en Elías y después en Moisés; entonces conoceremos ese misterio, ¿cuándo? En el tiempo de Moisés.
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Entonces al conocer ese misterio del tiempo de Moisés, entonces vea - escuche bien: cuando vino la Palabra en carne humana allá y leyó Isaías 61, era la Palabra en carne humana. ¿Ve usted? Y Él dijo: “El Espíritu del Señor es sobre Mí, porque me ha ungido”.
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Vea usted entonces que Jesús, ¿era quién? El Ungido; y el Ungido, el Cristo siempre es ¿qué? Un hombre ungido con la Palabra. Ese siempre es el Mesías, ese siempre es el Cristo. Entonces un hombre ungido con la Palabra en Su plenitud para la edad en que vive, siempre es el Ungido, siempre es el Cristo, porque Cristo es la Palabra en carne humana.
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Ahora vea - vea una cosa: eso sucedió en la Primera Venida, y Él era el Ungido, y Él dijo que era el Ungido.
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Ahora, yo le dije que hay tres personas, tres profetas que son ungidos con la Palabra; por lo tanto, entonces ya vimos uno, que fue ¿quién? Vimos uno que fue Jesús. Vamos a darle un recorridito por aquí para ver los otros dos Ungidos; y esos son los Dos Ungidos; en cualquier momento pueden decir, cuando ellos deseen decirlo, quizás no tengan necesidad de decirlo; pero cuando ellos quieran decirlo lo pueden decir y estarán diciendo la verdad y no se estarán haciendo grandes.
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Ellos estarán diciendo la verdad en el día o en el momento en que ellos lo hagan, no importa cuanta imitación haya habido, ellos sabrán quiénes ellos son. Por lo tanto, cuando ellos hablen estarán hablando ¿qué? Estarán hablando la verdad.
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Entonces, vamos a ver quiénes son entonces los otros dos Ungidos que faltan, vamos a ver quiénes son esos dos Ungidos que faltan. Mire usted: el primer Ungido fue Jesús de Nazaret, en el cual se cumplió la Primera Venida del Señor; los otros dos Ungidos que faltan son ¿quién? Los otros Dos Ungidos que faltan son Moisés y Elías en los cuales Dios cumple Su Segunda Venida.
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Ahora, quiero pasar aquí a Zacarías, capítulo 4, a ver si es verdad que son, que estos son realmente los Ungidos; porque sabemos que estamos viviendo también en el tiempo, en el tiempo que hay muchos falsos ungidos. Por eso el mensaje predicado por Dios a través del hermano Branham titulado: “Los ungidos de los últimos Días”, si habrían muchos ungidos en estos últimos días, entonces tenemos que saber también que tenía que realmente estar sobre la Tierra el verdadero Ungido de Dios.
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¿Usted cree que Dios va a permitir que los hijos de Dios sean engañados por los falsos ungidos? Solamente los escogidos de Dios pueden ser librados de los falsos ungidos a través ¿de qué? De verdadero Ungido; un verdadero Ungido puede librar a los hijos de Dios de los falsos ungidos.
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Vamos a ver si hay promesa de Dios para este tiempo y entonces sabremos la hora en que estamos viviendo.
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Dice aquí en Zacarías 4, verso 11 en adelante, dice:
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*“Hablé más, y le dije: ¿Qué significan estos dos olivos a la derecha del candelabro y a su izquierda?*
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*Hablé aún de nuevo, y le dije: ¿Qué significan las dos ramas de olivo que por medio de dos tubos de oro vierten de sí aceite como oro?*
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*Y me respondió diciendo: ¿No sabes qué es esto? Y dije: Señor mío, no.*
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*Y él dijo: Estos son los dos ungidos que están delante del Señor de toda la tierra”.*
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¿Quiénes son esos Dos Olivos? Los Dos Ungidos que están delante del Señor de toda la Tierra.
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Ahora ya vimos un Ungido, que fue Jesús de Nazaret, cuando leyó la Escritura allá y dijo: “Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vuestros ojos”. ¿Podía Él acaso decir esas cosas? Sí las podía decir y diciéndolas estaba correcto; estaba correcto porque estaba diciendo ¿qué? Estaba diciendo la verdad.
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Siempre que se diga la verdad, aunque parezca dura, aunque parezca grande, aunque parezca inconcebible, es la verdad de Dios conforme a como Él lo prometió.
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Y ahí es entonces en que usted y yo, si teníamos otra idea, tenemos entonces que pararnos y tomar la cosa en serio, y ver la Palabra ungida para el día en que vivimos; y entonces decidir si la pasamos a otro, si la entregamos para que sea crucificada, o si la recibimos nosotros.
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Si nos quedamos con nuestras propias ideas, entonces la pasamos a otro. Si nos quedamos con nuestras propias ideas, o con lo que diga la denominación tal o el ministro tal, entonces usted dirá como muchos otros: “Si mi iglesia o si mi pastor, o si mi denominación, lo acepta y lo cree; yo lo creo entonces”.
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Usted está haciendo como Pilato, usted está tratando de sacarlo de sus manos \[Mt. 27:11-26, Mr. 15:1-15, Lc. 23:13-25, Jn. 19:1-16\]; pero está en las manos de usted y en las manos mías: o lo cree o no lo cree, o se queda con Él y le dice: “Amén” o lo pasa a otro; pero aunque lo pase a otro, regresará a sus manos, y usted será responsable por eso que ha llegado a sus manos.
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Por esa Palabra ungida para la hora en que vivimos que ha llegado a sus manos, y usted la ha oído y sabe lo que ha oído, usted es responsable por esa Palabra que ha oído. Aunque trate de lavarse las manos con cualquier agua denominacional, o con cualquier agua de enseñanza de otro, no se quitará de sus manos; estará en sus manos, como se quedó en las manos de Pilato aunque lo mandó para otro sitio.
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Por lo tanto, entonces, para que… \[CORTE DE AUDIO\]… recibiéndolo y colocándolo en el corazón. ¿Para qué? Para que se encarne ahí en nuestro corazón.
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De las manos usted no lo podrá pasar para otro sitio. O están llenas nuestras manos de la Sangre de la Palabra ungida para esta hora, o nuestro corazón estará… o estará esa Sangre en nuestro corazón. ¿Ve usted?
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Ahí es donde funciona: en el corazón; ahí es donde Él quiere estar. Entonces esa Palabra tiene un lugar, y es el corazón nuestro, para ahí encarnarse.
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Ahora, vamos a ver, ya vimos un Ungido: Jesús de Nazaret, que dijo que Él era ese Ungido.
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Ahora vamos a ver un poquito más; página 31 del mensaje titulado: “Hoy se ha cumplido esta Escritura”, vamos a leer ahí a mitad donde dice… Mire, está identificando por las señales que están siendo hechas, así como Juan lo hizo, así como Jesús lo hizo cuando Juan mandó a preguntar: “¿Eres Tú?”. Ahora mire este Ungido, este Ungido… Sabemos que los otros dos Ungidos, uno es Elías y el otro es Moisés. ¿Cuántos saben quién era Elías? Sabemos que Elías ya vino. Ahora vamos a ver este Ungido identificándose como el Ungido; dice \[pág. 30\]:
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*“243. (…) Si me puedo humillar lo suficiente. Ustedes oren y pídanle a Dios”.*
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*“245. Y ustedes saben que soy completamente un extraño para ustedes Vean, ¡Ustedes de Jeffersonville me conocen! No quiero que participe la gente de Jeffersonville. Deseo más bien que sean los de afuera. ¡Veamos si Dios todavía revela! Veamos si Él todavía es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos.*
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*246. Hagan como hizo aquella mujer. Él pasó por allí, y ella dijo: ‘Yo le creo a este Hombre’. Tenía un asunto de flujo de sangre, y ella dijo: ‘Si yo tan solo pudiese tocar la franja de su vestidura, creo que seré sanada’. ¿Es correcto?*
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*247. A causa de su fe, ese día, la Escritura fue cumplida: ‘Me envió a vendar a los quebrantados, y sanar a los enfermos y a los cojos’.*
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*248. Cuando ella tocó Su vestidura, y se fue a sentarse, Él se dio la vuelta y dijo: ‘¿Quién me tocó?’ ¿Cómo supo Él, entre aquel gentío tan enorme, quizás 30 veces de lo que están aquí esta noche, miles de personas? ¿Cómo lo supo? Dijo: ‘¿Quién me tocó?’ Él no lo dijo solamente por decirlo; pero lo dijo porque era la verdad. Y Él dijo: ‘¿Quién me ha tocado?’ Y de repente miró alrededor y vio la mujer, allí donde se sentaba o de pie, o en la posición que estaba, y le dijo que su flujo de sangre había cesado.*
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*249 Ese fue Jesús ayer. Ese es Él hoy. ¿Lo creen?”.*
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Ese fue Jesús ayer, aquel Ungido, el primer Ungido. Y Él es el mismo hoy, ¿ve? En Su Segunda Venida, en Elías, el segundo Ungido.
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*“250. Yo no lo conozco a usted; pero Dios sí lo conoce. Usted tiene dolores en el costado…”.*
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Ahora está hablando con una señora o una persona; dice:
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*\[250\] Usted tiene dolores en el costado, que le están molestando. Eso es verdad. Usted estaba sentado allí orando al respecto. ¿Soy yo un extraño para usted; somos extraños el uno para el otro? Póngase de pie si así es. Yo no le conozco. Es este hombre aquí en la esquina, este joven. También tiene usted problemas con la garganta. Es la verdad. Está orando por eso. Está muy nervioso acerca de algo. Usted tendrá que irse de la reunión, porque usted es un ministro, y tiene algunos compromisos qué atender. Esa es la verdad. Así es. ¿Cree usted que Dios conoce quién es usted? Es el reverendo Sr. Smith, ahora puede irse y ser sano. Jesucristo lo ha sanado. Vaya a su reunión; su garganta no le molestará.*
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*¿Él a quién tocó?*
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*251. Hay un hombre sentado aquí atrás; está sufriendo. Tiene un tumor en su pulmón izquierdo. Él no… Él no es de aquí. Usted ha sido trabajador en las minas. Eso es correcto. Soy totalmente extraño a usted Si eso es así, mueva la mano. El tumor está en su pulmón izquierdo, y está programado de inmediato para una operación. ¿Es cierto? Usted no es de aquí. Usted viene de otra ciudad. Usted es de Virginia. Eso es correcto. ¿Cree usted que Dios sabe quién es usted? Sr. Mitchell, correcto. Vaya a casa y sea sano, Jesucristo lo sana. ¡Pregúntele a ese hombre! Nunca lo he visto en mi vida. Estaba sentado allí, orando.*
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*¡Este día esta Escritura!*
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*252. \[El hermano Branham da su espalda a la congregación\].*
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*Por acá está sentada una dama, detrás de mí, así como Sara, allá en la tienda. Ella está orando por una hija. Póngase de pie. La hija no está presente, está en otra parte, la hija. Y usted está igual como cuando la mujer vino ante Jesús \[Mateo 15:22\] que tenía una mujer gravemente atormentada por un demonio. La mujer es… la niña está endemoniada. No está aquí. Ella es de… Usted es de Carolina del Norte. ¿Cree usted eso? Y esa es la verdad ¿no es así? Sra. Orders, usted puede regresar a su casa* (le dijo el sitio, su sitio o su lugar, le dijo el nombre, le dijo su problema y todo)*. Si cree con todo su corazón, usted encontrará a su hija como fue encontrada aquella cuando Jesucristo en aquellos días, dice que quedó sana.*
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*253. Hoy, esta Escritura…”.*
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¿Qué le parece? ¿Qué es eso? El segundo Ungido identificándose delante de la congregación.
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*“253. Hoy, esta Escritura: ¡la señal de Sodoma, la señal de la súper Simiente, la señal de la iglesia natural! Hoy esta Escritura se ha cumplido en vuestro medio. ¿Lo creen ustedes?*
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*\[La congregación dice: “Amén”\].*
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*254. ¿Lo aceptan a Él en este momento como su Salvador y Sanador? Pónganse de pie, cada uno de ustedes y digan: ‘Yo acepto mi sanidad; yo lo acepto como mi Salvador. Yo le acepto como mi Rey’.* (No es solamente como Salvador, como Rey también, como Hijo de David, Rey de reyes y Señor de señores)*.* *Cada uno de pie.*
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*¡Este día! Escuchen, amigos.*
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*255. ‘Él leyó la Escritura, devolvió la Biblia al sacerdote’, y dice, ‘todos los ojos del pueblo estaban fijos sobre Él’. Y Él los miró, y dijo: ‘Hoy se ha cumplido esta Escritura’.*
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*256. Yo les he leído las Escrituras, con más de una docena de evidencias que estamos viviendo en los últimos días, en la generación que verá a Jesucristo volver a la tierra. Y esta noche les digo, nuevamente: hoy se ha cumplido esta Escritura ante vuestros ojos”.*
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¿Qué? La generación que vería a Jesucristo, ¿qué? Volver a la Tierra y dice: *“… hoy se ha cumplido esta Escritura ante vuestros ojos”.* ¿Por qué? Porque lo podían ver allí; lo podían ver en carne humana. Porque pasa muchas personas estaban esperando ver a Jesús en el mismo cuerpo que vino la primera vez; pero Él no dijo que vendría en el mismo cuerpo, Él dijo que vendría conforme al orden de Su Segunda Venida: en Elías primero y después en Moisés. Y cuando vino el Elías, Él dijo: “Hoy se ha cumplido esta Escritura en vuestros ojos”; la pueden ver ¿qué? La Segunda Venida del Señor en carne humana ante vuestros ojos.
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Esperan ver ¿qué? ¿Qué esperan ver? Lo que Él dijo que verían sería a Elías; y cuando estuvieran viendo a Elías estarían viendo la Segunda Venida del Señor en carne humana. Y luego cuando se fuera Elías, vendría Moisés; y cuando estuviera Moisés estarían viendo la Segunda Venida del Señor en Su parte final en Moisés. ¿Para qué? Para hacer las cosas que Él prometió que habría de hacer en Su Segunda Venida, las cuales no hizo cuando vino en Elías; las cosas que no hizo cuando vino en Elías las haría ¿en quién? En Moisés.
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Ahora, vemos que todas las cosas que Él prometió que habría de hacer, pero que no fueron dadas a conocer en público en Elías, las daría a conocer en público a través de Moisés. Él dijo: “Yo recorreré este camino una vez más, recorreré esta senda otra vez”. ¿Por qué? Porque Él vendría cabalgando sobre un caballo blanco; dice que vendría cabalgando un jinete sobre un caballo blanco, y Él dijo: “Yo recorreré, cabalgaré este camino, esta senda otra vez, una vez más” \[*Citas*, pág. 168, párr. 1496\] ¿Ve usted?
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Entonces la cabalgó en Elías y después tiene que cabalgarla en Moisés para hacer las cosas que Él dijo que habría de hacer cuando regresara en Moisés. ¿Por qué? Porque es la segunda parte de la Segunda Venida del Señor.
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Cuando se cumplió en Elías y vemos que era el Ungido, Él dijo: “Hoy se ha cumplido esta Escritura ante vuestros ojos”. ¿Qué? La Segunda Venida del Señor en carne humana en Elías. Cuando venga en Moisés, yo creo que ni tendríamos necesidad que Él tuviera que decirlo. ¿Por qué? Porque ya lo podríamos ver haciendo las cosas que Él dijo que habría de hacer; y cuando las viéramos siendo hechas, sabríamos entonces que ha regresado la Palabra y ha comenzado a encarnarse en Moisés, y ha comenzado a hacer esa Palabra lo que dijo que haría esa Palabra.
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Entonces, sigue diciendo:
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*“\[256\]. (…) …hoy se ha cumplido esta Escritura ante vuestros ojos.*
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*257. Ustedes allá en Tucson, ustedes en California, ustedes en Nueva York y a través de estas conexiones telefónicas, hoy se ha cumplido esta Escritura ante vuestros ojos.*
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*258. ¡Gocémonos y alegrémonos, porque las Bodas del Cordero están a la mano, y Su Novia… Su Novia se ha aparejado!”.*
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¿Qué le parece? Entonces sabemos que los tres Ungidos tienen el derecho, tienen la autoridad y la obligación de identificarse con la Palabra y en la Palabra, y darle a conocer al pueblo de Dios qué Palabra se está cumpliendo en el tiempo en que ellos aparecen. ¿Ve usted?
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Cuando vino en Jesús se cumplió Isaías 61: la primer parte de Su Venida; la primer parte porque fue en la Primera Venida; cuando venga el Señor en Su Segunda Venida, Él se identificará en la Palabra y escucharemos al Señor identificándose en la Palabra a través del Ungido, a través de donde Él esté para traer lo que Él prometió traer.
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Entonces, podremos oír nuevamente: “El Espíritu del Señor es sobre Mí, porque me ha ungido”. ¿Para qué? Para anunciar el año de venganza o el día de venganza; y para dar a conocer todas las cosas que Él dijo que habría de dar a conocer cuando venga en la segunda parte de la Segunda Venida.
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Entonces sabremos que los tres Ungidos se identifican con la Palabra que es prometida para el día en que ellos aparecen. No se identifican con la Palabra que fue para otro tiempo, sino con la Palabra que tiene que cumplirse en el tiempo que ellos aparezcan. Entonces cuando aparezcan, cada uno lo veremos identificándose con lo que Dios prometió para el día en que ellos aparecen.
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Entonces, cuando apareció el primero se identificó con la Palabra que era para aquel tiempo; cuando apareció el segundo se identificó con la Palabra que era para ese tiempo. Cuando aparezca el tercero se identificará con Apocalipsis 11, se identificará con Malaquías 4:4, se identificará con Zacarías 4, se identificará como tiene que identificarse, se identificará como estaba prometido que Él habría de venir. Él no dará testimonio de sí mismo sino que Dios por Su Palabra dará testimonio de él, y él citará lo que la Palabra dice acerca de él.
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¿No era eso mismo lo que hacía Jesús el primer Ungido, y lo que hacía el segundo? ¿No decía Jesús: “Porque de Mí escribió Moisés?” \[San Juan 5:46\]. ¿No lo dijo? Y porque de Él escribieron también todos los profetas. ¿No decía también el segundo Ungido que de él había escrito Malaquías y había escrito Lucas 17:30? Y los demás profetas escribieron de él, y Jesús habló de él también.
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Malaquías… Elías podía decir, y vemos que lo decía en forma directa y también en forma indirecta, en todas las formas, decía: “Porque Jesús dijo que Elías vendría primero para restaurar” \[San Mateo 17:11\], ¿ve? Por lo tanto Elías tenía que venir para restaurar. Por lo tanto, entonces vino para restaurar y restauró.
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Jesús habló de él, los profetas hablaron de él; porque fíjese, toda la Biblia habla más de la Segunda Venida del Señor que de la Primera Venida del Señor, toda la Biblia habla más de los Dos Ungidos que han de venir al final, en la Segunda Venida, que del primer Ungido que vino en la Primera Venida.
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Entonces vemos que todos podemos buscar a través de la Escritura, y cuando veamos la aparición de Elías, nosotros lo vimos, vimos la aparición de Elías (ya se fue); podemos decir: “Porque de él habló Moisés, porque de él habló Zacarías, porque de él habló Malaquías, porque de él habló Jesús, porque de él hablaron todos los profetas”, y podemos citar todas las Escrituras que hablaron de Elías.
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Y cuando venga Moisés podremos también decir: “Porque de él habló Moisés, porque de él habló Zacarías, porque de él habló Malaquías, porque de él habló el Señor también, porque de él habló Elías también”; el Elías que habría de venir, pues habló de Moisés, el Elías que habría de venir también habló del Moisés que habría de venir.
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Así que vemos que un profeta cuando aparece en la escena habla del otro profeta que va a venir, si es que viene algún otro profeta.
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Así que Jesús habló de otro profeta que habría de venir: habló de Elías porque habría de venir Elías; entonces vemos que también Elías cuando vino habló de Moisés porque Moisés habría de venir; entonces habló de ese profeta que habría de venir y dijo que vendría ese profeta y sería un profeta con un ministerio doble: sería Apocalipsis 11, y sería ¿qué? Elías y Moisés; un solo profeta con un ministerio doble. ¿Por qué? Porque tendría el Espíritu ministerial de Elías y el Espíritu ministerial de Moisés.
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Entonces, vemos que el Espíritu ministerial del primer Moisés ¿a quién pasa?… \[CORTE DE AUDIO @2:23:06\]…
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… pero mientras más grande y más gloriosa, más simple es lo que Dios hace.
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Entonces, encontramos que cuando esté presente, tenemos que saber y reconocer que la Escritura está cumplida; podemos ver y reconocer y oír las mismas palabras de siempre en los Dos Ungidos primeros. “Hoy se ha cumplido esta Escritura ante vuestros ojos”; la misma Palabra dicha ya, será oída cuando aparezca el tercero que ha de aparecer, ¿ve usted? Dios se perfecciona ¿en cuánto? En tres.
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Así que vemos entonces, que aun ese ministerio que ha de estar manifiesto, aún por las obras que Dios hará en Su Segunda Venida en el ministerio de Moisés, podemos identificar ese ministerio en quien esté; podemos identificarlo por las obras, por las señales. Como Jesús dijo cuando le preguntaron, Juan le mandó a preguntar si era Él o no era Él, Él dijo: “Vayan y díganle: Los sordos oyen, los ciegos ven, los cojos andan, y a los pobres es anunciado el Evangelio”.
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Vea usted entonces, que cuando eso ocurra, nuevamente cuando Moisés aparezca y le pregunten si él es ese Ungido, si él es ese profeta que ha de venir, él puede decirles que miren las cosas que están sucediendo: los ciegos espirituales ven, los sordos espirituales oyen, los cojos espirituales caminan, a los pobres - a los escogidos es anunciado el Evangelio del Reino.
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Y cualquiera que sepa las cosas que estaban prometidas que han de acontecer, entonces sabrán quién es Moisés, sabrán si es o no es. Puede él decirles: “A los pobres es anunciado el Evangelio, a los pobres es anunciado el Nombre Nuevo del Señor, a los pobres es anunciado el Evangelio del Reino, el Evangelio de la tercera dispensación, a los pobres es anunciado todo lo que estaba prometido que sería dado a conocer en la Venida del Señor cuando Él apareciera en Su segunda parte de la Segunda Venida del Señor.
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Los pobres oyen la Voz de los Truenos, que son la Voz de Dios a través de Moisés; los pobres oyen el misterio del Séptimo Sello, ellos oyen ese misterio el cual es la Segunda Venida del Señor, a los pobres se le anuncia la Segunda Venida del Señor; se le anuncia la Segunda Venida del Señor en Elías primero y en Moisés después. ¿Ve?
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No se le anuncia la Venida del Señor de otra manera sino de esa manera, porque es de esa manera que estaba prometido que el Señor regresaría por Segunda Vez, ¿quién anuncia eso? Lo anuncia, le toca anunciarlo el tercer Ungido, ¿ve usted?
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Entonces el tercer Ungido podrá decir: “El Espíritu del Señor es sobre mí, porque me ha ungido para anunciar el día de venganza y también para anunciar estas cosas a los escogidos: anunciar el Evangelio del Reino, anunciar todo lo que tiene que ser anunciado en este tiempo”. Y si algún profeta más ha de venir después de él, él lo tiene que decir. Si en ningún momento dice que ha de venir algún otro profeta, pues no podemos esperar otro profeta; y él solamente puede decir lo que Dios le diga a él, y Dios le dice a él a través de Elías.
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Así que si a través de Elías él no ve que Dios le dice que va a venir otro profeta después de Apocalipsis 11, pues no vendrá otro profeta; así que si no viene otro profeta, pues no viene otro profeta. El último entonces será ¿quién? El quinto Elías y el segundo Moisés.
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Ahora vea usted entonces cómo Dios termina de tratar a través de profetas: termina de tratar con un ministerio doble en un solo hombre; y eso entonces cierra con broche de oro el trabajo, la Obra de Dios. ¿Ve usted? Sella con broche de oro ese trabajo glorioso.
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Solamente encontramos en otra ocasión (para que nadie pudiera hablar nada), encontramos en otra ocasión como tipo y figura, un tiempo en que en un solo hombre hubieron dos ministerios.
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¿Cuántos saben cuándo fue ese tiempo? Levanten las manos los que sepan cuando hubo en un solo hombre dos ministerios a la misma vez. Fue en el tiempo cuando Elías se fue, el Espíritu que estaba en Elías vino sobre otro profeta, entonces tenía un ministerio doble; por eso él dijo: “Yo lo que quiero es una doble porción, yo lo que quiero es un doble ministerio” \[2 Reyes 2:9\], entonces vino el espíritu que estaba en Elías, vino a Eliseo; y entonces los que le veían decían: “El Espíritu que estaba en Elías ha reposado sobre Eliseo” \[2 Reyes 2:15\]. ¿Ve usted? El mismo Espíritu ministerial; por eso entonces hizo el doble de lo que hizo Elías.
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Y entonces vemos que después que Elías se fue, en ese tiempo está prometido que vendrá un ministerio doble, un ministerio en una doble porción sobre un profeta, el cual necesita ¿qué? Necesita una doble porción, un ministerio doble para llevar a cabo el trabajo que tiene que ser hecho; porque tiene que trabajar con gentiles y tiene que trabajar con judíos. ¿Ve usted?
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Entonces vemos que con un ministerio simple no se puede hacer ese trabajo. ¿Ve usted? Entonces, vemos que se requiere un ministerio doble; así que al ver que se requiere un ministerio doble, veremos también que las cosas que serán hechas serán al doble. ¿Ve usted?
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Por lo tanto, entonces veremos todas las cosas que Dios nos habló por Elías y luego todas esas cosas que ya fueron reveladas, habladas, serán habladas nuevamente cuando venga ese profeta con un ministerio doble; y cosas que no pudieron ser dichas allá por Elías serán dichas acá en ese ministerio doble; serán dichas abiertamente, porque Dios estará para respaldarlos.
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Ni una Palabra que venga con ASÍ DICE EL SEÑOR, ni una Palabra caerá por tierra. Bueno, cualquier palabra que traiga de sí mismo ya está por tierra; pero toda Palabra que traiga de Elías, toda Palabra que traiga de ahí y la pase a nosotros, eso será ASÍ DICE EL SEÑOR. Aunque no lo diga lo sabremos. ¿Ve usted?
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Entonces, Él vendrá predicando todo lo que predicó Elías. ¿Por qué? Porque es recorriendo el mismo camino una vez más, recorriendo el mismo camino; y al recorrerlo después pasa a los 144.000. ¿Ve usted?
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Así que vemos que en este tiempo hay mucha Escritura, mucha promesa de Dios para este tiempo.
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Tenemos la promesa de que Dios enviará a Moisés y Elías \[San Mateo24:31\]; eso lo tenemos y eso lo veremos con nuestros propios ojos y veremos cómo se cumplirá, veremos cómo será nuevamente: “Hoy se ha cumplido esta Escritura”; eso lo veremos repetido nuevamente con nuestros propios ojos en carne humana, pero la simplicidad en que se cumpla será ¿qué? Lo que a muchos no le permitirá ver lo que hay detrás; no le permitirá ver que es la Palabra detrás de carne humana dándose a conocer a los escogidos. Y podrán pensar que será ¿qué? Que serán las ideas humanas de un hombre. Eso será para muchos: “Eso es lo que dice fulano de tal, eso es la interpretación que le da fulano de tal”.
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Pero para los que puedan ver el cumplimiento de esa promesa, ellos sabrán que será otro Ungido más que estaba prometido que habría de venir; y será ungido con una doble porción para hacer un doble trabajo, y entonces podrá trabajar con gentiles y judíos, podrá trabajar en el campo espiritual o en el campo físico; todo depende el trabajo que tenga que llevar a cabo en el tiempo en que lo esté llevando a cabo.
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Cuando está trabajando en el campo espiritual, si Dios no le dice que haga algo en el campo material, no va a hacer nada. Pero cuando Dios le diga: “Ahora empieza en el campo literal, en el campo físico”, entonces veremos señales físicas. Pero las señales espirituales son más grandes para nosotros, porque son las que nos transforman por dentro, porque son las que nos permiten ver las cosas que no veíamos antes; son las que nos permiten ver y entender toda la Palabra.
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Cualquiera que rechace, allá él; es asunto personal de la persona, por lo tanto él dará cuenta por sí mismo, porque él tiene el libre albedrío; y cualquiera que lo engañe, dará cuenta por haberlo engañado también.
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Así que no se escapa ni el que rechaza, ni el que engaña a otra persona para que rechace, cada cual dará cuenta por sí mismo, ¿por qué? Porque será el tiempo de la Palabra ungida; primero Jesús, después Elías, y después Moisés y Elías.
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Entonces si no creyeron a Jesús tampoco creyeron a Elías; y si no creyeron ni a Elías ni a Jesús, tampoco podrán creer a Moisés, ¿ve? Si creyeran a Jesús y creyeran a Elías, creerían también en Moisés y Elías.
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Así que viendo nosotros la hora grande en que estamos, la hora maravillosa en que estamos, tenemos entonces que estar en una actitud reverencial, porque de lo que Dios haga a través de Moisés y Elías…, ¿ve? A través de Moisés y Elías, lo que Dios haga a través de él, de eso depende el beneficio que hemos de recibir nosotros, de eso depende nuestro perfeccionamiento, de eso depende nuestra transformación, de eso depende nuestra traslación, de eso depende todo para nosotros.
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Por lo tanto, sabiendo que siempre que Dios se manifiesta, en Su Primera Venida y en Su Segunda Venida lo hace con un propósito; y los que lo reciben, reciben el beneficio para lo cual Él vino. ¿Ve usted?
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Por lo tanto, entonces tenemos que vigilar la hora en que estamos y ver las cosas que están aconteciendo y que Dios nos está dejando saber, y ver las cosas que estaban prometidas que Dios haría; y entonces comparar las cosas que Dios prometió con las cosas que estamos viendo suceder, y ver si concuerdan la una con la otra. Si concuerdan la una con la otra, entonces la hora en que estamos es más grande de lo que nosotros nos imaginamos.
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Por lo tanto entonces estaríamos viviendo nosotros en un hora igual a la que vivió el Señor que dijo: “Hoy se ha cumplido esta Escritura ante vuestros ojos”. Y en la hora en que vivió Elías, que dijo: “Hoy se ha cumplido esta Escritura ante vuestros ojos”. Estaríamos entonces también nosotros viviendo en un tiempo igual a ese; por lo tanto estaríamos viviendo en el tiempo del cumplimiento de la Escritura nuevamente.
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Y cuando lleguemos a eso, podremos oír y decir: “Hoy se ha cumplido esta Escritura ante vuestros ojos”.
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Por lo tanto entonces, vigilemos con cautela, echemos a un lado las interpretaciones humanas o personales de nosotros mismos; no estemos esperando las cosas como nosotros nos imaginemos que Dios las va a hacer, sino cómo Dios ha prometido que Él las va a hacer.
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¿Y cómo sabremos la forma en que Él las va a hacer? Cuando Dios nos las interprete; ¿y cuándo Dios nos las interpretará? Cuando Él lo cumpla. Entonces cuando Él cumpla lo que Él prometió esa es la interpretación de Dios; entonces cuando Él cumpla lo que Él prometió de enviar a Elías y a Moisés, un hombre con un ministerio doble, con dos ministerios, cuando Él lo cumpla entonces estamos en el tiempo de ¿qué? En el tiempo de la misma Palabra que dice: “Hoy se ha cumplido esta Escritura ante vuestros ojos”.
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Entonces, ¿qué haremos con esa Palabra cumplida? Esa sería la otra pregunta para un mensaje como fue predicado por Elías. Elías cuando supo quién él era, cuando él supo que en él se cumplía la primer parte de la Segunda Venida, él predicó: “Acusación” \[REF\], donde acusa a esta generación por crucificar la Palabra, la Palabra por segunda vez, ¿por qué? Porque estaba la Palabra en él, y crucificaron esa Palabra (a Cristo lo crucificaron), y Él estaba en carne humana y lo crucificaron en una forma espiritual, fue crucificada esa Palabra que estaba en él.
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Ahora, fíjese, él dijo que le habían crucificado en el 63. ¿Lo dijo o no lo dijo? En el 63 lo crucificaron. Bueno, lo crucificaron en el 63; eso entonces quiere decir algo ¿verdad? ¿Qué quiere decir eso? Lo habían crucificado en el 63 y cuando predica el mensaje titulado: “¿Qué haré con Jesús?”, (él lo predicó en noviembre 24 del 63), y en julio 7 del 63, como seis meses antes, él había dicho en el mensaje: “Yo acuso a esta generación”, en ese mensaje había dicho que ya habían crucificado a Cristo por segunda vez, y lo habían hecho en el 63.
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Déjeme ver si se lo consigo por aquí, porque quiero mostrarle algo aquí muy importante que ustedes tiene que ver; porque si no lo ven - si no lo ven en vano hemos estado hablando. Vamos a ver por aquí: página 23 del mensaje: “Yo acuso a esta generación” \[63-0707M “La Acusación”, párr. 118\], dice párrafo 95 \[pág. 20, párr. 98\]:
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*“118 Y esta gente mantiene a la congregación lejos de Dios. Y si algo sucede allí y se habla de ello en la congregación, ellos lo condenan desde la plataforma, desde el púlpito, y dicen: ‘Eso es fanatismo, manténgase lejos de ello’. Haciendo así, ellos crucificaron a Jesucristo en 1963, y son tan culpables como aquellos individuos en aquel día* (como los que lo crucificaron la primera vez)*. Esa es una declaración terrible, pero es la verdad”.*
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¿Cuándo? En el 63; y esto lo predica en julio del 63. Y seis meses después, aproximadamente (cinco o seis meses después), ¿qué dice?… Fíjese, ya dice que lo habían crucificado en el 63. Ahora mire, porque el Señor viene en el primer Ungido, viene en el segundo y en el tercero. En el segundo y en el tercero es la Segunda Venida, ¿ve? No es una tercera Venida, es la Segunda Venida misma.
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Ahora, fíjese, en el mensaje titulado “¿Qué haré con Jesús, llamado el Cristo?”, página 56 dice:
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*“226 La decisión está en su mano ahora. Él está en juicio. La Palabra está lista para la crucifixión. Cristo está en juicio. ¿Qué hará usted con Jesús, llamado el Cristo?”.*
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Allá dice que lo habían crucificado, y cinco o seis meses después dice que la Palabra está lista para crucifixión, dice que va a ser crucificada. Y acá dice que ya fue crucificada en el 63. ¿Qué es eso? Fue crucificada en el 63 como fue crucificada en el 33. Vea usted bien eso. Como fue crucificada allá en Jerusalén: Jesús de Nazaret, el Ungido, fue crucificada allá por primera vez; entonces por segunda vez crucificada en el segundo Ungido: en Elías.
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La Palabra fue crucificada, la Palabra que estaba en Elías; en el 63 fue crucificada. Y ahora dice que será crucificada, que está lista para ser crucificada. ¿Qué es eso? Anunciando (¿qué?) crucifixión. ¿Por qué? Porque la Palabra estará en Moisés también; y al estar en Moisés y Elías será crucificada también. ¿Ve usted?
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Entonces, vemos que no solamente será crucificada espiritualmente, sino que también será el cuerpo donde está esa Palabra, conforme a Apocalipsis; dice que será ¿qué? Sus cuerpos serán matados \[Apocalipsis 11:7-10\].
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Así que no solamente lo harán en lo espiritual, sino que también en el cuerpo donde esté esa Palabra han de matarlo. ¿Para qué? Para juicio del mundo.
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Después que mataron al Señor allá en Jerusalén, en el año 70 vino el emperador romano Tito y destruyó al pueblo que crucificó a la Palabra. ¿Ve usted?
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Entonces, ¿de qué le vale que maten el cuerpo donde estará la Palabra? ¿De qué le vale que maten al cuerpo donde estará el ministerio de Moisés y Elías? Le vendrá de juicio, porque entonces la gran tribulación no les dejará ni raíz ni rama \[Malaquías 4:1\].
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Por lo tanto, entonces vemos la hora en que vivimos, vemos las promesas que han sido dadas, y el tema de esta mañana lo podemos ver con claridad en esta hora en que vivimos: **“EL UNGIDO”**.
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Primero - el primero: Jesús, el segundo: Elías, y el tercero: Moisés; porque Moisés vendrá con el espíritu y virtud del primer Moisés, y con el espíritu y virtud del cuarto Elías; y vendrá a ser entonces el quinto Elías y el segundo Moisés.
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Así que, entonces, vemos que todas las cosas que fueron hechas por Elías continuarán en… todas las cosas que estaban siendo hechas y fueron hechas por el cuarto Elías: continuarán en el quinto Elías; es una continuación del ministerio del cuarto Elías. Y el segundo Moisés lo que tiene es una continuación del primer Moisés. ¿Ve usted?
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Así que, entonces, en esta ocasión entonces veremos… Fíjese, Moisés necesitaba tener una continuación. ¿Por qué? Porque Moisés llevó al pueblo hasta la frontera; y él tendrá una continuación y meterá al pueblo dentro de la tierra prometida, ¿ve? El Señor guardó ese ministerio de Moisés para una Obra en el futuro, porque tenía una Obra para hacer, y era ¿qué? Meter al pueblo a la tierra prometida. ¿Ve usted? Por eso dice que el Séptimo Sello (¿qué?) se mete ¿hasta dónde? Hasta el Milenio, se mete hasta el Milenio \[*Los Sellos*, pág. 464, párr. 139\].
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Así que sabemos que el Séptimo Sello es la Segunda Venida del Señor, y es Elías y es Moisés; y se mete ¿hasta dónde? Hasta el Milenio. Por eso es que entonces, cuando venga en Su segunda parte, el Señor en Su Segunda Venida, con Moisés, pues nos mete hasta la tierra prometida. ¿Ve? Nos mete a la tierra prometida en lo espiritual primero, y nos mete a la tierra prometida en lo literal también.
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Así que eso es lo que hace el Séptimo Sello: termina todas las cosas y se mete hasta el Milenio. Bueno, ¿qué es eso entonces? Es entonces…, el Séptimo Sello es los Dos Ungidos que faltaban de venir: primero Elías y después Moisés.
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Ahora, noten bien, observe bien, fíjese: entre el primer Ungido y el segundo Ungido, ¿cuánto tiempo pasó? Casi dos mil años. Por eso es que este es el tiempo más grande y más glorioso; porque entre el primer Ungido y el segundo Ungido pasaron casi dos mil años, pero entre el segundo Ungido y el tercer Ungido no pasa tiempo casi, viene uno ahí pegado al otro, ¿ve usted? No da tiempo para que el diablo pueda hacer de las suyas.
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Entonces, encontramos que es un tiempo más grande y más glorioso el tiempo en que estamos viviendo, es más grande y más glorioso que los tiempos pasados. Los de los tiempos pasados desearon vivir este tiempo; desearon vivir este tiempo, pero no lo vivieron; pero nosotros somos los privilegiados, los predestinados para este tiempo.
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Ahora, como siempre las gentes, como fue leído, las gentes son como siempre han sido: miran la cosa grande que Dios promete, miran lo grande que Dios promete y se regocijan, y se ponen a mirar la cosa grande que Dios prometió y a esperar la cosa grande que Dios prometió; pero no miran para atrás para ver las cosas grandes que Dios prometió allá y ver cómo las cumplió; no miran para ver la forma sencilla, forma simple y con los instrumentos simples que Dios cumplió esas cosas grandes.
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Siempre que usted esté esperando una cosa grande, mire para atrás y vea la forma simple en que Dios la cumplió, porque así Dios la cumplirá nuevamente.
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Entonces, dice ahí mismo, página 16 de *Los Sellos,* dice \[pág. 17, párr. 60\]: “Y de diez cosas prometidas nueve están en medio nuestro, cumplidas en medio nuestro, y no lo saben; y cuando cumpla la otra, la décima, se les pasará por encima”.
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Bueno, si no pueden ver las primeras nueve ¿cómo van a ver la última? Si no pueden ver la Venida del Señor en Elías, ¿cómo van a ver la última en Moisés? ¿Ah? Si de esas cosas que estaban prometidas que Él haría en Su Primera Venida y que Él las cumplió en Elías en la primer parte de Su Segunda Venida, si no pueden ver eso, ¿cómo van a ver cuando Dios cumpla la décima?, ¿cómo van a ver cuando Dios cumpla Su Venida en Moisés si no ven cuando la cumple en Elías? Si no ven las cosas que trajo a través de Elías, ¿cómo van a ver las cosas que Dios va a traer a través de Moisés?
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¿Por qué? Por la forma simple, sencilla, en que Dios lo hizo en Elías, en un velo de carne que estudió como hasta séptimo grado, que no sabía pronunciar muy bien algunas palabras y nombres de la Biblia, ¿ve usted? Que no sabía hablar muy bien su propio idioma inglés; lo hablaba… el inglés de la montaña es el inglés jíbaro, esa era la clase de inglés que él sabía hablar, esa era la forma de él hablar. Entienda usted bien eso. O sea, la forma de hablar del jíbaro puertorriqueño, esa es la forma de hablar también allá del jíbaro americano; y le llaman el *hillbilly*, o sea, de allá de la montaña. ¿Ve?
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Entonces, así como se mofan allá del jíbaro americano se mofan acá, del jíbaro de acá; y la forma de hablar de acá, pues se mofan, y yo hasta he visto personas mofándose de la forma de hablar del jíbaro puertorriqueño, pero realmente ese es el verdadero portorriqueño; ese es el verdadero portorriqueño, así como el verdadero americano es el de allá, el jíbaro de allá.
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Así que…, y el jíbaro de allá, imagínese, en realidad el verdadero americano es el indio, y los indios son de allá de esos sitios de la montaña, de esos sitios, y bajaban al llano con cierto propósito; pero ustedes saben que a los indios siempre les gustaban las montañas.
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Bueno, realmente es algo muy importante de los indios que les gustaban las montañas, y abajo - abajo ellos venían a buscar los animales para comer y eso, pero en realidad su lugar de vivienda eran los sitios altos, ¿ve usted? Sabía más que la gente moderna de hoy ¿verdad? La gente moderna de hoy cuando van a hacer una urbanización, en vez de hacerla en un monte la hacen en un llano, y cuando viene una inundación se los lleva a toditos. ¿Ve usted? Bueno, los indios sabían que los llanos y esos sitios así, era para sembrar y para criar, y los altos para vivir, para coger fresco allá.
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Bueno, entonces estamos en este tema tan importante viendo la hora en que estamos, y viendo que solamente nos falta una promesa para Dios vindicar, para Dios cumplir en medio de nosotros; nos falta una promesa.
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Jesús allá, aquel Ungido, dijo: “Yo soy la Luz del mundo” \[San Juan 8:12\]. Él lo dijo; Él era el Sol de Justicia. Ahora acá cuando vino el segundo Ungido dijo: “Yo soy la Luz de la tarde” \[REF\], cuando venga el tercer Ungido, Él será la luz de la mañana. ¿Por qué? Porque la Venida del Señor, Él es - Él está tipificado con el Sol de Justicia, y cuando Él viene, viene como la Luz del Sol, la Luz espiritual para alumbrar a los hijos de Dios. ¿Ve usted?
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Entonces, la Segunda Venida del Señor como el Sol de Justicia en este tiempo tiene dos partes: la Luz de la tarde que es Elías, y la Luz de la mañana que es Moisés; entonces cuando eso se cumpla será ¿qué? Será entonces: “Hoy se ha cumplido esta Escritura ante vuestros ojos”, ¿para qué? Para alumbrar los ojos de vuestro entendimiento espiritual y poder ver con claridad, con la Luz del Sol de la mañana todas las cosas que el Sol de la tarde alumbró, que el Sol de la tarde reveló, pero que no fueron entendidas.
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Entonces, esa es la hora más grande de todos los tiempos, es la hora más gloriosa. ¿Cómo vino con Elías? Con Elías vino con campañas de sanidad divina; viene siempre con campañas de sanidad divina. Vino sanando a los enfermos, predicando sanidad divina; cuando venga en la mañana, vendrá también con campañas de sanidad divina: sanando a los enfermos espirituales, abriéndoles los ojos a los ciegos espirituales, sanando a los cojos espirituales, resucitando a los muertos espirituales. ¿Ve usted?
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Entonces viene con campañas de sanidad divina, como doctor, con la señal o con el símbolo de (¿qué?) con el símbolo de los doctores. ¿Cuál es el símbolo de los doctores? La serpiente sobre la vara, ¿ve usted? Entonces viene como doctor; no vendrá como evangelista, como evangelista vino en la tarde; vendrá como doctor en la mañana, pero con campañas también de sanidad; porque si es doctor puede llevar a cabo sanidad, puede llevar a cabo campañas de sanidad para sanar espiritualmente a los que no ven la Palabra de Dios.
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¿Sabe usted que doctor y maestro es la misma cosa? ¿Sabía usted bien eso? Por eso es que entonces viene como doctor: para enseñarnos lo que debemos aprender, viene como doctor para con la enseñanza sanarnos; así es como Él sana, ¿ve?
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Por lo tanto, él de sí mismo no es el que sana; es la Palabra. La Palabra, que es Dios, es el único Sanador siempre.
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Por eso él viene como debía de venir. ¿Ve usted? Así viene Moisés. Él fue el que tuvo ese símbolo allá, él es el dueño de esa placa; por lo tanto, él aparecerá nuevamente. Aunque los demás doctores no sepan, no sepan esas cosas, ni sepan el símbolo que llevan, él sí lo sabrá.
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Por eso vigilemos la aparición de Moisés como doctor: llevando a cabo campañas de sanidad. Tiene que empezar obligatoriamente con sanidad espiritual, que es la necesidad más grande; vemos que después, más adelante, lleva también campañas de sanidad en lo físico; y aun con los judíos llevará a cabo milagros físicos también.
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Pero cuando aparezca el milagro más grande: es, en lo espiritual, el que necesita el pueblo de Dios. Ya cuando esté terminando los tres años y medio de ministerio, entonces, cuando ya casi esté terminando, es que entonces los milagros espirituales también entonces los pasará y los convertirá en milagros físicos también.
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Si puede abrir los ojos de un ciego espiritual, ¿qué es más grande?
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Entonces podrá decir como dijo el Señor; aquel Ungido dijo en una ocasión a una mujer: “Tus pecados te son perdonados”. Entonces todos dijeron: “¿Y quién es este hombre para perdonar pecados, si solamente Dios es el único que puede perdonar pecados?” \[San Lucas 7:48-50\].
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O sea que Él haciendo eso, Él estaba colocándose en el lugar de Él; Él estaba mostrando que Él era Dios; Dios pero en carne humana.
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Entonces, aquellas gentes reprenden al Señor por esa cosa que Él hace, por hacer ese milagro espiritual; hizo ese milagro grande espiritual de perdonarle los pecados a esa mujer.
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Entonces se sorprenden aquellas gentes, y Él les dice: “¿Y qué es más grande?, ¿qué es más grande: perdonarle los pecados a esta mujer o a este hombre, o decirle a este hombre: ‘Levántate, toma tu lecho y vete a tu casa’?” \[San Lucas 5:18-25\].
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¿Qué es más grande? Realmente el milagro espiritual que hizo es más grande; porque una persona puede recibir un milagro físico, pero si no recibe el milagro espiritual se pierde, ¿y de qué le valió el milagro físico?
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¿De qué le valía a aquel hombre que el Señor lo sanara en lo físico si no le perdonaba los pecados? Pues siendo sanado en lo físico y sin recibir el milagro espiritual del perdón de los pecados, pues se iba a perder.
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Así que el milagro más grande fue en lo espiritual.
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Entonces el Señor dijo: “Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad para perdonar pecados, para hacer estos milagros en lo espiritual, para perdonar pecados (así identificando que Él era Dios en carne, que Él era el Ungido, el primer Ungido); para que ustedes sepan que el Hijo del Hombre tiene potestad para perdonar pecados, te digo a ti: Toma tu lecho y vete a tu casa”.
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Y el hombre se levantó y se fue a la casa. Le hizo el milagro en lo espiritual primero, y después en lo físico también.
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Así podía hacerlo Elías (el segundo Ungido), y así lo podrá hacer Moisés. Él estará haciendo milagros en lo espiritual; pero cuando llegue el tiempo, cuando llegue el momento, cuando llegue el reto, cuando llegue la apretura, lo que vimos en parte en Elías (él dice) entonces lo veremos en una manera plena en esos días \[*Citas*, pág. 119, párr. 1057\].
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Entonces para verlo en lo físico esos milagros, en una escala mayor, en una escala en que el mundo los podrá ver; entonces cuando lleguemos a la apretura, entonces Moisés podrá decir: “Para que sepan que este Ungido tiene potestad para hacer milagros espirituales, también los haré en lo físico”, y entonces comenzará un ministerio en grande escala en lo físico también.
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Pero, ¿para qué deseamos ver los milagros en lo físico si los que nos benefician son los milagros espirituales? Solamente entonces tendríamos que decirle a él: “Queremos los espirituales, y solamente en lo físico, solamente en los casos que haya necesidad genuina; mientras tanto, nada.
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Entonces en público - en público entonces no desearíamos que hiciera milagros en lo físico hasta que llegue la apretura; entonces cualquier milagro en lo físico que deba ser hecho, entonces diremos, hablaremos personalmente con usted para que ore por nosotros, para que diga la Palabra y la creamos y ocurrirá”. ¿Ve usted?
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Ahora, no iremos donde él si no estamos seguros de que vamos a recibir el milagro en lo físico; no iremos donde él para perder el tiempo. El hermano Branham dice que si uno no tiene fe genuina y sabe seguro que va a recibir la salud, que no debe de moverse. \[REF\] ¿Por qué? Porque si se mueve y después al no tener la fe genuina para recibirlo, pues después se va a desilusionar la persona.
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Si usted no está seguro, su fe firme, sabiendo el Plan de Dios y sabiendo que después que la Palabra es hablada no hay necesidad de poner la mano, sino hablar solamente la Palabra; y si usted sabe lo que es el hablar la Palabra y sabe que después de ser hablada la Palabra ocurre el milagro, no importa lo que sea, usted entonces, si realmente tiene fe, usted se va tranquilo dándole gracias al Señor.
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Aunque después de irse lo que tenía aparentemente se ponga la cosa peor, aunque le venga dolor, aunque tenga que acostarse, aunque tenga que ir para la cama de tan fuerte que le ha atacado lo que tenía, usted con todo y eso sabrá que ya está sano y que eso es natural que ocurra; porque después que el espíritu de enfermedad ha salido entonces la enfermedad, o el cáncer o el tumor, o lo que sea que ese espíritu de enfermedad había formado ahí, empieza entonces a ser eso a pasar por la sangre y la sangre… \[CORTE DE AUDIO @3:10:03\]… trabajar más fuertemente y entonces la persona la persona se siente como más enferma. Pero ¿es qué? Una señal grande de que la persona fue sanada.
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Así dijo Elías… \[CORTE DE AUDIO @3:10:18\]… que entonces, pues Moisés no tendrá que estar en todos los países a la misma vez; porque cuando llegue el pueblo a ese grado, pues aun sin que se ore por ellos reciben el beneficio; y principalmente después él decir la Palabra, va a ser entonces para los otros que vengan: para las vírgenes fatuas, para los judíos y para todos ellos; y nosotros entonces podremos recibirla directamente de ahí de la Palabra, y después cuando lleguemos a cierto lugar no podrá nunca más la persona enfermarse.
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Bueno, sabemos que el ministerio grande de sanidad será desarrollado ¿para quién? Para los de afuera, para las vírgenes fatuas y para los 144.000. El ministerio grande de sanidad divina en lo espiritual: para nosotros.
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Vamos a estar puestos en pie en esta mañana, vamos a cantar un corito, yo creo que hay un himno por ahí que habla del tema: “Hoy se ha cumplido esta Escritura”, ¿verdad? *Hoy se ha cumplido esta Escritura, el Nombre Nuevo del Señor*. Hay otro también que habla del Hijo de David, entonces dice acerca del Hijo de David: *“… mirad y ved”.*
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\[CORTE DE CINTA\].
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