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La Visión del Tabernáculo 1976-06-17 3 Pasto Nariño CO 00:00:00 false

Muy buenas noches amados hermanos, el Señor nos continúe bendiciendo a todos en esta hermosa noche en que podemos nuevamente congregarnos para oir la Palabra de Dios, y primero adorar a nuestro Dios.

En esta noche, pues, estamos aquí ya... no le estamos diciendo adiós, mas bien será hasta luego, ya que algún día vamos a estar, muy pronto, todos congregados en el otro lado del río, en la otra dimensión, y entonces lo que hacemos aquí es decirnos: “hasta la próxima ocasión en que nos volvemos a ver.” Porque tenemos promesa de que nos reuniremos todos, y entonces nos veremos nuevamente. Por supuesto, pues, quisiéramos todos estar juntos, y no despedirnos así, no decirnos hasta luego, pero es que es necesario; pero mientras estamos aquí entre ustedes, pues, lo que el Señor tenga en nuestro corazones para sacarlo de nuestros corazones y pasarlo a ustedes, pues lo hacemos; pues lo que Dios pone en nuestros corazones es Su Palabra, y la encarna ahí, y luego tenemos que darla a ustedes, para que también se encarne en sus corazones.

Así que en esta noche, entonces ya será el último culto de esta gloriosa reunión que hemos estado teniendo, y ha caído esta reunión en el mes de junio; y en el mes de junio del 1933, ya ustedes saben cómo el Angel del Señor le apareció al hermano Branham, cuando él estaba bautizando el número 17, ¿ve?

Nosotros estamos en un tiempo muy glorioso, y estamos también en esta hora bautizando; estamos bautizando en esta hora a todos los creyentes, en el nuevo bautismo, con el Nuevo Nombre. Pero aquellas literales allá, aquellas aguas de allá, representan las aguas de la Palabra donde le sumergimos en el Nombre del Señor, en el Nuevo.

Bueno, y realmente aquello que representaba allá, el ser sumergido en las aguas en el nombre del Señor y salir, ¿representaba qué? Muerte y resurrección. Y así también eso es una realidad ahora para nosotros en este bautismo en las aguas de la Palabra, en la cual hemos sido sumergidos en el Nombre Nuevo del Señor, y hemos muerto a la antigua vida, la cual, pues, era por la permisiva, la cual vino, ese nacimiento, por las edades de la Iglesia, al Mensaje de una edad pasada.

Pero ahora hemos nacido de nuevo por la Palabra, hemos nacido de nuevo en esta hora en que estamos viviendo, hemos nacido de nuevo a un nuevo Mensaje, hemos nacido de nuevo a una nueva vida espiritual, hemos nacido de nuevo a una nueva dispensación con un Nombre Nuevo, ¿ve? Ese es un nuevo nacimiento, el cual ha ocurrido en nuestras vidas en el sentido espiritual, o en el sentido religioso, ¿ve? En el sentido en cuanto a la fe, ¿ve? Hemos nacido a una nueva fe, la fe de esta tercera dispensación.

Bueno, en esta noche vamos a buscar nuestras Biblias y vamos a leer en Exodo capítulo 25... si ustedes desean, podemos leer una partecita del 24, para saber de qué se trata lo que vamos a ver en el capítulo 25.

Esta fue la ocasión en que Dios le dijo a Moisés que subiera al monte y ahí El estaría hablándole y le daría las tablas de la ley. Y ahora, comenzando en el capítulo 24, vamos a ver, verso 9 en adelante, dice:

Y subieron Moisés y Aarón, Nadab y Abiú, y setenta de los ancianos de Israel;

y vieron al Dios de Israel; y había debajo de sus pies como un embaldosado de zafiro, semejante al cielo cuando está sereno.

Mas no extendió su mano sobre los príncipes de los hijos de Israel; y vieron a Dios, y comieron y bebieron.

Entonces Jehová dijo a Moisés: Sube a mí al monte, y espera allá, y te daré tablas de piedra, y la ley, y mandamientos que he escrito para enseñarles (¿para qué son los mandamientos que Dios le da a Moisés? para enseñarle al pueblo de Israel).

Y se levantó Moisés con Josué su servidor, y Moisés subió al monte de Dios.

Y dijo a los ancianos: Esperadnos aquí hasta que volvamos a vosotros; y he aquí Aarón y Hur están con vosotros; el que tuviere asuntos, acuda a ellos.

Entonces Moisés subió al monte, y una nube cubrió el monte.

Y la gloria de Jehová reposó sobre el monte Sinaí, y la nube lo cubrió por seis días; y al séptimo día llamó a Moisés de en medio de la nube.

Y la apariencia de la gloria de Jehová era como un fuego abrasador en la cumbre del monte, a los ojos de los hijos de Israel.

Y entró Moisés en medio de la nube, y subió al monte; y estuvo Moisés en el monte cuarenta días y cuarenta noches.

Jehová habló a Moisés, diciendo:

Di a los hijos de Israel que tomen para mí ofrenda; de todo varón que la diere de su voluntad, de corazón, tomaréis mi ofrenda.

Esta es la ofrenda que tomaréis de ellos: oro, plata, cobre,

azul, púrpura, carmesí, lino fino, pelo de cabras,

pieles de carneros teñidas de rojo, pieles de tejones, madera de acacia,

aceite para el alumbrado, especias para el aceite de la unción y para el incienso aromático,

piedras de ónice, y piedras de engaste para el efod y para el pectoral.

Y harán un santuario para mí, y habitaré en medio de ellos.

Conforme a todo lo que yo te muestre, el diseño del tabernáculo, y el diseño de todos sus utensilios, así lo haréis.

Harán también un arca de madera de acacia, cuya longitud será de dos codos y medio, su anchura de codo y medio, y su altura de codo y medio.

Y la cubrirás de oro puro por dentro y por fuera, y harás sobre ella una cornisa de oro alrededor.

Fundirás para ella cuatro anillos de oro, que pondrás en sus cuatro esquinas; dos anillos a un lado de ella, y dos anillos al otro lado (eh... vamos a seguir leyendo:).

Harás unas varas de madera de acacia, las cuales cubrirás de oro.

Y meterás las varas por los anillos a los lados del arca, para llevar el arca con ellas.

Las varas quedarán en los anillos del arca; no se quitarán de ella.

Y pondrás en el arca el testimonio que yo te daré.

Y harás un propiciatorio de oro fino, cuya longitud será de dos codos y medio, y su anchura de codo y medio.

Harás también dos querubines de oro; labrados a martillo los harás en los dos extremos del propiciatorio.

Harás, pues, un querubín en un extremo, y un querubín en el otro extremo; de una pieza con el propiciatorio harás los querubines en sus dos extremos.

Y los querubines extenderán por encima las alas, cubriendo con sus alas el propiciatorio; sus rostros el uno enfrente del otro, mirando al propiciatorio los rostros de los querubines.

Y pondrás el propiciatorio encima del arca, y en el arca pondrás el testimonio que yo te daré (¿qué? pondrás las tablas de la ley, pondrás la Palabra).

Y de allí me declararé a ti, y hablaré contigo de sobre el propiciatorio, de entre los dos querubines que están sobre el arca del testimonio, todo lo que yo te mandare para los hijos de Israel.”

Ahora, oremos al Señor un momentito.

Padre, he aquí en esta noche ante Tu Presencia estamos, y Te rogamos Tú nos hables, así como Tú hablaste en aquel tiempo desde el lugar santísimo, de entre los dos querubines. Te rogamos en esta noche Tú hables a nosotros, y podamos escuchar Tu Voz, y seamos todos edificados en esta hora, oh Dios eterno. Te lo ruego todo en el Nombre del Hijo de David: William Marrion Branham. Amén, amén.

El tema para esta noche en el cual estaremos estudiando y viendo algo aquí que debemos de ver; ese tema para esta noche será “LA VISION DEL TABERNACULO.”

Ese será el tema alrededor del cual estaremos en esta noche estudiando en la Palabra del Señor. “LA VISION DEL TABERNACULO.”

Vemos en la lectura que hemos tenido, que Dios le dijo a Moisés que subiera a Su monte, el monte de Dios, y le ordenó que subiera a la cima del monte, y allí El le daría las tablas de la Ley escritas en dos tablas de piedra. Y encontramos que también ahí Dios le dio la visión del tabernáculo, el cual Dios le dijo que estableciera, que preparara; y Dios le dijo que El estaría en medio del pueblo de Israel en el tabernáculo. Vemos que Dios le dijo a Moisés que lo hiciera todo conforme a como le fue mostrado.

Ahora vea que allá en la cima del monte Moisés vio en visión, él tuvo la visión, del tabernáculo. Ahora vea que él vio un Tabernáculo, y conforme a ese Tabernáculo que él vio entonces él tuvo que hacer uno acá en la Tierra. Entonces él vio el Tabernáculo de Dios, y vio las partes que tenía el Tabernáculo de Dios; y vio el Lugar Santísimo donde la Presencia de Dios está y donde se encuentra el Arca del Pacto, donde se encuentra la Palabra, y donde se encuentran dos Querubines parados en el Propiciatorio, mirando uno hacia al otro, uno a cada lado y el uno mirando hacia al otro, y lo que está entre medio de ellos dos ¿es qué? está allí la Palabra, los Mandamientos; y desde allí, de en medio de los dos querubines, Dios hablaría. ¿Ve usted?

Entonces vemos que en esa ocasión que Moisés subió para tomar de mano de Dios los Mandamientos en tablas escritas de piedra, fue que él tuvo la visión del tabernáculo; y él vio el Tabernáculo y le fue mandado que hiciera uno conforme a ese que él vio arriba, ¿ve? hiciera uno abajo conforme al que vio arriba en la cima de la montaña.

Bueno, entonces conforme a como es el de arriba, fue preparado el de abajo. Vea usted, si el de abajo tenía dos querubines porque Dios le dijo que lo hiciera, el de arriba también tiene dos Querubines, uno a cada lado; y están ¿qué? ¿guardando qué? la Palabra. Por eso entonces encontramos que es algo muy importante la visión que Moisés tuvo, porque él hizo conforme a como le fue mostrado en la visión.

Ahora, noten ustedes que la Palabra, las tablas de la Ley que Dios le dio a Moisés, o que Dios le dijo que le habría de dar, serían colocadas ¿dónde? en el lugar santísimo, en el lugar del propiciatorio, en el arca donde serían colocadas las tablas de la Ley, y allí estarían dos querubines; estaría también la vara de Aarón que reverdeció y echó hojas, flores y almendros, fruto.

Ahora, encontramos que todo eso que en lo literal le era mandado a Moisés que él hiciera, eso existe ¿en dónde? en el Reino de Dios. El lo vio por visión, y entonces lo hizo de esa manera.

Ahora, escuche bien. El tenía que colocar las tablas de la Ley en el lugar santísimo. Noten ustedes que cuando Moisés bajo... y fíjese, ese tabernáculo iba a ser hecho con ofrendas voluntarias del pueblo. Luego, la Palabra, las tablas de la Ley serían colocadas en el lugar santísimo, en el arca del pacto, en medio de los dos querubines.

Ahora, miren ustedes una cosa, él tuvo la visión del tabernáculo cuando subió la primera vez y recibió las tablas de la Ley. Y las tablas de la Ley eran para ser colocadas en ese tabernáculo, en el lugar santísimo. Pero, ¿notaron ustedes que cuando Moisés bajó, qué pasó? Que el pueblo no estaba preparado para recibir esa Palabra, y entonces él quebró las tablas de la Ley. El no quebró la Palabra, él quebró las tablas de la Ley, las tablas donde estaban escritas ¿qué? las palabras de Dios. Entonces encontramos que él bajó, hizo eso, y luego él tuvo que por segunda vez subir al monte.

El estuvo la primer vez cuarenta días y cuarenta noches sin comer nada, allá en la Presencia de Dios; pero luego, cuando bajó e hizo esto... Y no dice la Escritura que Dios se enojó con Moisés. ¿No notó usted eso? No dice Dios que Moisés hizo mal en hacer aquello. Mas bien lo que nos enseña la Palabra es que el pueblo hizo mal y no pudo recibir la Palabra que venía escrita. El pueblo no estaba en condiciones para recibir y entender eso que Dios había escrito con Su Mano. Y ahora nos dice en el capítulo 10 de Deuteronomio, dice:

En aquel tiempo Jehová me dijo: Lábrate dos tablas de piedra como las primeras, y sube a mí al monte, y hazte un arca de madera (¿arca de qué? de madera. Miren ustedes dónde iban a ser colocadas las tablas de la Ley, ¿dónde iba a ser? en un arca de madera) ...y hazte un arca de madera;

y escribiré en aquellas tablas...”

Vea, las tablas que él tiene que preparar son de piedra, y también le es dicho: “y hazte también un arca de madera.” Vamos a leerlo desde el comienzo. Dice:

En aquel tiempo Jehová me dijo: Lábrate dos tablas de piedra como las primeras, y sube a mí al monte, y hazte un arca de madera;

y escribiré en aquellas tablas las palabras que estaban en las primeras tablas que quebraste; y las pondrás en el arca (en el arca de madera).

E hice un arca de madera de acacia, y labré dos tablas de piedra como las primeras, y subí al monte con las dos tablas en mi mano.

Y escribió en las tablas conforme a la primera escritura, los diez mandamientos que Jehová había hablado en el monte de en medio del fuego, el día de la asamblea (jeh); y me las dio Jehová.

Y volví y descendí del monte, y puse las tablas en el arca que había hecho (arca de madera); y allí están, como Jehová me mandó.”

Entonces sigue diciendo. En el verso 8, dice:

En aquel tiempo apartó Jehová la tribu de Leví para que llevase el arca del pacto de Jehová, para que estuviese delante de Jehová para servirle, y para bendecir su nombre, hasta hoy,

por lo cual Leví no tuvo parte ni heredad con sus hermanos; Jehová es su heredad, como Jehová tu Dios le dijo.

Y yo estuve en el monte como los primeros días, cuarenta días y cuarenta noches; y Jehová también me escuchó esta vez, y no quiso Jehová destruirte.

Y me dijo Jehová: Levántate, anda, para que marches delante del pueblo, para que entren y posean la tierra que juré a sus padres que les había de dar.”

Ahora vea que las tablas de la Ley que Dios le dio la primera vez a Moisés, no fueron las tablas que fueron colocadas en el arca de madera que Dios le dijo a Moisés que preparase.

Ahora fíjese, Dios no se enojo con Moisés porque él quebró las primeras tablas, sino que con quien Dios estaba enojado era con el pueblo. Y le dijo a Moisés: “Mira, apártate de ellos y yo los voy a destruir. Apártate y yo los voy a destruir, y te voy a colocar sobre un pueblo mayor, sobre un pueblo... Yo te voy a hacer una nación.” Dios iba a hacer ¿a quién? a Moisés, ¿lo iba a hacer qué? una nación.

¡Oh, esto es algo tremendo! Pero El podía hacer una nación de Moisés ¿por qué? Porque él tenía la simiente, él tenía la Palabra; y con esa Palabra Dios podía hacer una nueva nación, ¿ve? O sea, como él tenía el Mensaje, él entonces con la predicación de ese Mensaje podía Dios levantar una nación, otra nación, con esa Palabra.

Ahora, encontramos que Moisés intervino y oró a Dios, y Dios entonces no hizo eso en ese tiempo. Si no llega a ser por Moisés... ¡jumj! La ira de Dios estaba en contra, o estaba levantada contra el pueblo de Israel por su condición.

Así que Dios no se enojó contra Moisés porque Moisés quebró las tablas donde estaba la Palabra, sino que con quien estaba enojado era con el pueblo, ¿ve?

Pero luego subió Moisés por segunda vez -ya tenía la visión del tabernáculo-, subió por segunda vez habiendo ya preparado el lugar ese para... de madera, para colocar las tablas de la Ley; y subió allá, y fue con las tablas nuevas sin nada escrito; subió arriba sin nada escrito, y entonces Dios escribió con Su dedo lo mismo que había escrito la primera vez.

Las primeras tablas Dios las hizo y escribió Su Palabra; las segundas, Moisés las hizo y escribió Dios la Palabra. ¿Ve usted? La misma Palabra que estaba en la primera ocasión era la misma Palabra que estaba en la segunda ocasión. Pero vea usted que ambas fueron escritas arriba, en el tope de la montaña, por el dedo de Dios; y fueron escritas en piedras, en tablas de piedra.

Ahora, vea entonces que luego esas tablas fueron bajadas de allá con algo escrito, y colocadas en el arca del pacto; y luego encontramos que el tabernáculo que Dios le mostró a Moisés para que le hiciera, luego encontramos que fue hecho en la ocasión en que Moisés descendió por segunda vez, fue hecho todo el trabajo del tabernáculo que él vio. En la segunda vez fue que fue cumplido todo conforme a la Palabra de Dios, y encontramos que entonces la Presencia de Dios estuvo allí manifiesta.

Pero encontramos que mientras tanto, mientras el tabernáculo no había sido levantado, la visión del tabernáculo no se había cumplido plenamente, Dios hablaba a Moisés y se declaraba a Moisés, y la Columna de fuego era vista por el pueblo.

Bueno, pero ahora veamos un momentito el tiempo en que fue levantado el tabernáculo. Ahora ya estamos aquí en Exodo 40, y comenzamos aquí en el verso 16, donde dice:

Y Moisés hizo conforme a todo lo que Jehová le mandó; así lo hizo.

Así, en el día primero del primer mes, en el segundo año, el tabernáculo fue erigido (levantado).

Moisés hizo levantar el tabernáculo, y asentó sus basas, y colocó sus tablas, y puso sus barras, e hizo alzar sus columnas.

Levantó la tienda sobre el tabernáculo (algo fue levantado sobre el tabernáculo), y puso la sobrecubierta encima del mismo, como Jehová había mandado a Moisés.

Y tomó el testimonio y lo puso dentro del arca, y colocó las varas en el arca, y encima el propiciatorio sobre el arca.

Luego metió el arca en el tabernáculo, y puso el velo extendido, y ocultó el arca del testimonio, como Jehová había mandado a Moisés.”

Ahora vamos a pasar acá al 33:

Finalmente erigió el atrio alrededor del tabernáculo y del altar, y puso la cortina a la entrada del atrio. Así acabó Moisés la obra (¿cuándo la acabó? después que bajó la segunda vez del monte con las tablas nuevas, pero con la misma Palabra escrita en esas nuevas tablas).

Entonces una nube cubrió el tabernáculo de reunión, y la gloria de Jehová llenó el tabernáculo.

Y no podía Moisés entrar en el tabernáculo de reunión, porque la nube estaba sobre él, y la gloria de Jehová lo llenaba.

Y cuando la nube se alzaba del tabernáculo, los hijos de Israel se movían en todas sus jornadas;

pero si la nube no se alzaba, no se movían hasta el día en que ella se alzaba.

Porque la nube de Jehová estaba de día sobre el tabernáculo, y el fuego estaba de noche sobre él, a vista de toda la casa de Israel, en todas sus jornadas (¿ve usted?).”

Ahora, lo que Moisés vio, esa visión que él tuvo, él tuvo esa visión de algo que existía en el Reino de Dios. Y conforme a lo que él vio en el Reino de Dios, lo tuvo que hacer acá en la Tierra. ¿Ve usted?

Ahora entonces, sabemos que estas cosas tienen aplicación espiritual y aplicación en lo natural también, ¿ve? Para que pueda haber algo en lo natural, tiene que haber algo en la otra dimensión; para que pudiera Moisés hacer un tabernáculo natural o literal acá, ¿cómo lo hizo? lo tuvo que ver en otro lugar, y entonces luego lo pudo hacer; por eso le fue dicho: “lo tienes que hacer conforme al modelo que Yo te mostraré.” ¿Ve?

Ahora, vea usted entonces dónde estaba el original. El original lo tiene Dios, ¿ve? Entonces a Moisés...

(fin del lado A -Ed.)

...preparó y la puso aquí en la Tierra, porque eso testificaba de que así como aquí en la Tierra había un tabernáculo donde la Presencia de Dios estaba en el lugar santísimo en medio de los querubines, encontramos que en el Reino de Dios existe ese Tabernáculo, en donde la Presencia de Dios está y se manifiesta. Y encontramos que en ese lugar ¿está qué? la Palabra. Las tablas de la Ley representan, ¿o son qué? dice el hermano Branham que los mandamientos son los Sellos.

Ahora vea usted quién tuvo la visión de un tabernáculo, de hacer un tabernáculo. Y un tabernáculo, ese tabernáculo, ¿era qué? una carpa. Ustedes entienden que eso era... ese tabernáculo era en sí una carpa; porque ellos caminaron por el desierto habitando en tabernáculos, pero estaba también el tabernáculo del Señor, el cual fue el tabernáculo que Moisés levantó. Y Moisés tuvo un ministerio en ese tabernáculo, tuvo un ministerio de carpa, ¿ve usted? él fue el que tuvo esa visión cuando subió la primera vez y bajó.

Pero no pudo llevarlo a cabo y tener todo listo cuando subió y bajó la primera vez, sino que tuvo que subir y bajar por segunda vez para traer por segunda vez los mismos mandamientos; y los mandamientos son los Sellos.

La primera vez, sabemos que los Sellos vinieron, ¿ve? y fueron escritos en tablas también. Pero los Sellos, así como allá, entonces por dos ocasiones tenían que venir acá. Por lo tanto, la primera vez que subió arriba fueron escritos arriba en la Edad de la Piedra Angular; porque esa Edad de la Piedra Angular, esa parte de arriba de la montaña, es lo mismo que fue mostrado y tipificado allá en el monte, en el Sinaí; por eso Dios le dijo a Moisés: “sube a mi santo monte.”

Ahora, ¿cuál es el santo monte del Señor? La Iglesia del Señor, ¿ve? Ese es el Monte de Sion. Y en la cima del Monte de Sion es que la Presencia de Dios estaría manifiesta, así como fue en el monte Sinaí y como fue en el monte de la Transfiguración. Entonces encontramos que allí fueron dados los mandamientos; pero, fíjese, fueron escritos allí.

Ahora, encontramos que tablas de piedras allá en lo literal, ¿representan qué? tablas de carne del corazón del pueblo. ¿Eso no fue lo que dijo San Pablo, mostrando lo literal allá con lo espiritual acá? ¿Y no fue lo dijo Jeremías también, que El escribiría Sus mandamientos en tablas no de piedras, sino en tablas de carne del corazón de Sus hijos?

Ahora vea entonces en dónde estarían escritos esos mandamientos, los Sellos. Entonces vemos que en la primera ocasión vino la visión del tabernáculo, o sea, la visión de esa carpa en la cual estarían esas partes ahí.

Vean que la visión del tabernáculo, ese tabernáculo, tenía unas cuantas partes: tenía lugar santísimo, donde serían colocadas las tablas con la Palabra escrita, los querubines estarían allí, estaría allí la vara de Aarón; y entonces tenía también lugar santo, y tenía también el atrio. Vean ustedes que tiene tres partes. La visión del tabernáculo está compuesta de tres partes, ¿ve usted?

Ahora, vea usted, trayendo aquello de allá, que es el tipo de lo que habría acá, encontramos que los Sellos son los mandamientos, los mandamientos. Y vemos que cuando la Palabra estaba siendo dada, también en ese tiempo vemos la visión del tabernáculo, o la Visión de la Carpa, siendo dada ¿a quién? al que subió allá arriba, ¿ve? Por eso entonces vemos que el hermano Branham tenía ¿qué? tenía y recibió la Visión de la Carpa.

Y noten ustedes que esa Carpa tiene tres partes también, ¿no notaron ustedes eso? Tiene esa parte que es una carpa grande, donde él fue colocado; luego dice que dentro de esa carpa había una carpa más chiquita con una verja como de cuatro pies de alto; y después, dentro de esa carpa pequeña, había un cuartito de madera.

¿Lo ven ustedes que la Palabra...? Le dice Dios a Moisés: “Prepárate un cajoncito de madera, de madera de acacia, y ahí es que vas a meter las tablas con la Palabra escrita.” ¿No ve usted que aquel lugar que Dios le mostró a Moisés, fue ese mismo lugar? ¿Ve? Entonces encontramos que tiene tres partes. Tiene tres partes, pero el lugar donde es colocada la Palabra, que son los Sellos, es el lugar ¿cuál? el lugar más pequeño, el lugar de adentro, en el lugar interior. Lo más grande se ve fácil; pero luego que uno entra, luego ve algo más; y luego que ve eso, luego dentro de eso, ve algo más pequeño.

Ahora, encontramos... ¿A dónde fue que la Presencia de Dios estaría, allá en el tabernáculo de allá? En el lugar santísimo. Y desde ahí se declararía, donde estaban los dos querubines, porque ahí, en medio de ellos, estaba la Palabra, las tablas de la Ley, ¿ve usted?

Entonces ¿hacia dónde fue que el Pilar de fuego voló o se dirigió? Al lugar santísimo. Cuando Salomón edificó el templo, ¿a dónde se metió el Pilar de fuego? Al lugar santísimo, donde estaban lo querubines, y las tablas de la Ley, y la vara de Aarón; porque ese es el lugar más importante de ese gran tabernáculo, ¿ve? Y entonces vemos que el hermano Branham tuvo la visión de un nuevo tabernáculo, ¿ve? El tuvo la visión de un nuevo tabernáculo, y esa visión del nuevo tabernáculo ¿era qué? la visión de una carpa.

Entonces fíjese, cuando él la tuvo y vinieron los mandamientos, los Sellos, por primera vez, no pudo llevarse a cabo el cumplimiento pleno de la Visión de la Carpa, ¿ve usted? Pero luego por segunda vez los Sellos tenían que venir, o están supuestos a venir como allá los mandamientos por segunda vez, están supuestos a venir escritos en las tablas del corazón de los escogidos.

Entonces para eso Dios le dice a Moisés: “vamos, tómate dos tablas igual a las primeras; tómalas, prepáralas como las primeras estaban, y sube con ellas arriba; y entonces Yo escribiré en ellas lo mismo que había escrito en las otras.” Entonces esas tablas vienen a ser las tablas del corazón de los escogidos. “Toma todas esas tablas del corazón de los escogidos, sube con ellos, con esas tablas, con esos corazones de los escogidos, sube arriba a la cima de la montaña, a la cima del santo monte de Dios, a la parte de arriba, sube arriba a la Edad de la Piedra Angular; y ahí Yo escribiré los mismos mandamientos, los mismos Sellos, la misma Palabra, que escribí la primera vez, que traje la primera vez.”

Y entonces Dios escribiendo Sus mandamientos, que son los Sellos, El con Su dedo escribe en el corazón de los escogidos Su Palabra. ¿Y qué pasa? Fíjese, cuando Dios escribió Sus mandamientos, Su Palabra, en tablas de piedra, ¿qué vino a ser la Palabra de Dios entonces? La Palabra de Dios se vino a ser ¿qué? letras escritas en tablas de piedra, la Palabra se vino a convertir en piedra; era la Palabra esculpida en piedra.

Pero ahora cuando las tablas, ahora son el corazón de cada escogido, entonces la Palabra grabada ahí, viene a ser la Palabra no en piedra, sino en carne; entonces viene a ser la Palabra encarnada en el corazón del escogido. ¿Ve usted qué sencillo?

¿Cuándo ocurre eso? La segunda vez en que Dios escribe con Su mano lo mismo que había escrito la primera vez. Lo mismo que había escrito la mano de Dios y había revelado la mano de Dios en la apertura de los Sellos por primera vez, luego por segunda vez vuelve y lo hace, y ahora lo graba en el corazón de los escogidos, y entonces es la Palabra, los mandamientos, grabándose, están grabándose, ¿dónde? En el corazón, que son esas tablas, en el corazón de los escogidos.

¿Y dónde están esas tablas cuando Dios está grabando Su Palabra? Están arriba, en la cima de la montaña, donde la Presencia de Dios está. ¿Quién está ahí? Está ahí el Señor, el Pilar de fuego. Está también ahí presente Moisés. ¿Ve usted?

Entonces encontramos que de la otra dimensión también habían ahí presente. Porque dice que la Ley fue dada por orden de ángeles, por comisión de ángeles, ¿ve usted? Y dice que ahí estaban los ángeles del Señor.

Bueno, y entonces ¿quiénes estarán ahí en la Edad de la Piedra Angular? Tienen que estar ahí en la Edad de la Piedra Angular los ángeles del Señor de las edades de la Iglesia, tienen que estar ahí, ¿ve? Ahí arriba, pero en la otra dimensión; no son visibles a la vista humana.

Pero podemos entonces ver si usted está ahí arriba, si usted, si su corazón son esas tablas en las cuales Dios está escribiendo Su Palabra, grabándola o encarnándola ahí, porque la está grabando, la está haciéndose carne en su corazón. Entonces si usted puede ver la mano de Dios, el dedo de Dios, escribiendo en su corazón Su Palabra, la cual por primera vez fue traída, y ahora por segunda vez, la misma Palabra para ser grabada en el corazón de cada escogido; si usted puede ver la mano de Dios escribiendo en su corazón esa Palabra, usted puede ver la Gloria de Dios manifestada, porque donde único es manifestada es en la Edad de la Piedra Angular, que es el Trono de Dios.

Ahora vea que ahí fue que Dios le mostró la visión a Moisés, la visión de la carpa o la visión del tabernáculo. Vea usted que entonces, ¿dónde fue que él vio el tabernáculo, el nuevo tabernáculo? Allá arriba.

Ahora, tuvo que descender con esa visión para hacerla realidad, hacerla material, abajo, ¿ve? Pero arriba él vio ese tabernáculo.

Ahora, sabemos que el hermano Branham tuvo la visión de un tabernáculo; tuvo él la visión conforme a como Dios se la mostró; y vio, él vio esas tres partes. Y entonces vemos... vamos a ver.

En el libro de notas, página 136 (está predicando en el 1964). Página 136 del libro de Citas, dice en el párrafo 1213:

Ahora, tengo algo más en mi corazón que he sido advertido del Señor que yo haga, alguna mudanza que hacer tocante a este tabernáculo.”

De aquel... una mudanza. Está hablando en el 64. Y él dice: “tengo de parte del Señor algo y es la mudanza de este tabernáculo.”

Ahora, sabemos que en aquel tabernáculo estuvo Dios manifestándose a través de Elías, y revelando ¿qué? los mandamientos, los Sellos, por primera vez; así como Moisés bajó por primera vez con los mandamientos, pero los recibió arriba. Y ahora dice:

Hay alguna mudanza que hacer tocante a este tabernáculo, y esta iglesia; que yo tengo que ir allá o a alguna parte por un tiempo corto (está hablando en el 64).”

El dice que tiene que ir para algún sitio por un tiempo corto, y tiene que hacer una mudanza de tabernáculo, ¿ve? y una mudanza de esa iglesia. Se va a mudar, ¿ah? Se va a mudar de tabernáculo, va a haber una mudanza de tabernáculo y de iglesia.

Es para un propósito, un gran propósito.”

¿Y qué dice el hermano Branham de la tercera etapa? La tercera etapa tiene ¿qué? tres grandes cosas, tiene tres grandes propósitos, ¿ve? Hay tres grandes cosas en la tercera etapa.

Ahora vea que esa mudanza será para un gran propósito, para uno de ellos. Entonces:

un propósito del que Uds. no saben nada (está hablando en el 64).”

Bueno, quien diga que sabe algo de allá, pues, asunto de él. De esto, el hermano Branham les dice: “ustedes de esto no saben nada.” De la visión del nuevo tabernáculo, de eso no saben nada, dice él. Si no saben nada: “sea todo hombre mentiroso, mas Dios verdadero.”

Pero recuerden, yo no estoy obrando incierto, porque actúo como lo estoy. Estoy trabajando en la voluntad del Señor, tanto como sé trabajar en ella. ¿Ven? Eso es la razón, si Uds. creen lo que digo, entonces hagan lo que yo digo que hagan.”

Bueno, vamos a dejarlo aquí, vamos a seguir entonces en otro lugar para verlo a él ya mudado en el otro tabernáculo. Dice que habría una mudanza y que él tenía que llevar a cabo esa mudanza, ¿ve? Bueno, si va a haber una mudanza, donde esté ese otro tabernáculo, allí estará él ¿verdad? El cuarto Elías estará allí. Y si el cuarto Elías estará allí, entonces... Bueno, vamos a ver por aquí la página 74, que es de lo cual él está hablando, lo cual el Señor le advirtió que había una mudanza de tabernáculo. Eso él lo está hablando conforme a la visión que él tuvo del nuevo tabernáculo, que es la visión que Dios le había mostrado. Página 74, párrafo 638, nos dice:

El día que nosotros íbamos a poner la Piedra angular (está hablando de la construcción de aquel de allá, de aquel de Indiana, dice:) El día que nosotros íbamos a poner la Piedra angular, y yo recuerdo esa mañana cuando yo desperté y acostado en el cuarto (el piso de arriba aquí mismo en la calle 7), algo dijo, Levántate a tus pies. Y yo me levanté, y yo vi como si fuera un gran lugar. Y era como un lugar donde que... había un río que corría en el valle. Y yo fui allá abajo al río y yo entendí que ello era un lugar donde Juan el Bautista había estado bautizando la gente, y ellos lo habían convertido en un lote de puerco. Y yo era muy crítico de ello, sólo diciendo que eso no debería ser hecho. Y mientras yo estaba allí, hubo una voz que me habló y me llevó hacia arriba y yo

noté el tabernáculo así como está ahora mismo.”

Cuando subió hacia arriba, fue llevado hacia arriba, entonces notó el tabernáculo como estaba, él dice: “como está ahora mismo.” El está predicándole allí en el Tabernáculo Branham, y él dice: “Y vi el tabernáculo así como está ahora mismo.” Pero vamos a ver:

Pero había tanta gente hasta que ellos estaban empacados (o sea, apiñados) todos en el tabernáculo en esta condición, así como está ahora. Y yo estaba feliz, parado detrás del púlpito diciendo, Dios que bueno eres tú para darme un tabernáculo. Y a ese tiempo el ángel del Señor me habló y dijo (jum), Pero éste no es tu tabernáculo.”

El creía que ese era el tabernáculo de él, él creía que ese era el tabernáculo de Elías; porque el tabernáculo de Indiana, ¿cómo se llama? Tabernáculo Branham. Y él es el Elías que habría de venir, ¿ve? Por lo tanto el nombre que lleva el tabernáculo es el nombre de Elías. Entonces el Angel del Señor le dice: “Pero ese no es tu tabernáculo (ese no es el tabernáculo de Elías, ese no es el tabernáculo Branham).” Bueno, y si no es el tabernáculo de Elías...

Sabemos que cuando los discípulos (Pedro, Jacobo y Juan) estuvieron allí en el monte de la Transfiguración, y vieron el orden de la Segunda Venida del Señor, dice el hermano Branham que ellos vieron el orden de la Segunda Venida del Señor. Entonces ellos quisieron construir tres tabernáculos, uno para cada uno. No lo pudieron hacer allá y tuvieron problema. Pero vemos que cuando se cumple la Segunda Venida del Señor, en la primera parte que aparece Elías, vemos que lo que no pudieron hacer allá, hacerle un tabernáculo a Elías, Elías mismo lo hizo acá. Porque no era para allá, era para acá, ¿ve?

Vean ustedes, página 59 del Mensaje titulado Las Edades de la Iglesia, el Libro de las Edades, dice:

Y los tres apóstoles vieron el orden de Su Segunda Venida. Ellos lo vieron transfigurado allí en el monte. Su vestido era resplandecientemente blanco, y Su rostro brilló como el sol en su cenit. Y cuando El apareció, allí estaban Moisés y Elías, uno a cada lado. Así es exactamente como es que El viene otra vez.”

¿Cómo viene el Señor por segunda vez? El viene en Su Reino. ¿Cómo? El viene en Su Reino conforme al orden de Su Segunda Venida. Viene en Elías primero, ¿ve? Porque el Elías de esta edad es el mismo Señor Jesucristo. Entonces vamos a ver si es verdad que viene en Elías primero:

En verdad, Elías vendrá primero y convertirá los corazones de los hijos (la Novia) de vuelta a la Doctrina Apostólica de la Palabra de los padres.”

¿Qué va a convertir? El corazón. ¿Por qué? Porque él tiene que escribir en el corazón, en esas tablas del corazón, del corazón de la Novia, tiene que escribir ¿qué? los mandamientos.

Pero luego cuando... eso cuando viene la primera vez, la primera parte de la Segunda Venida que es en Elías; y luego falta la segunda parte que es la parte en Moisés. Porque así es el orden: Elías primero y Moisés después. Así se cumple entonces la Segunda Venida del Señor en Su Reino.

Y entonces cuando viene en Moisés, entonces escribe en el corazón de los escogidos como individuos. Primero escribió en el corazón de la Novia como grupo los mandamientos; pero como individuos nadie recibió y entendió los mandamientos, la Palabra, los Sellos, que fueron revelados, ¿ve? Pero cuando viene el tiempo de Moisés, entonces es escrito los mandamientos ¿dónde? en el corazón de los escogidos como individuos.

Porque entonces, fíjese, primero encontramos que la mano de Dios fue quien cortó esas piedras donde El escribió los mandamientos; y la Novia como grupo fue colocada ¿dónde? en la Edad de la Piedra Angular, la Edad de la Novia, arriba. Y luego por segunda vez, entonces los escogidos como individuos son tomados y entonces son subidos arriba, a la Edad de la Palabra, a la cima del monte de Dios; y entonces Dios comienza a escribir Su Palabra, Sus mandamientos, los Sellos, en el corazón de los escogidos, en tablas no de piedra literales, sino en tablas de carne del corazón.

Y entonces encontramos que así como decía San Pablo, así también hoy hay que decir: “Vosotros sois tablas, cartas, leídas de todos los hombres.”

¿Y quién escribió esas cartas? ¿Quién escribió en esas tablas de carne del corazón? ¿Quién es el que está escribiendo? El dedo de Dios, el Espíritu Santo, escribiendo esta Palabra, grabándola ahí en el corazón.

Entonces vemos que cuando por segunda vez entonces fue grabada la Palabra en las tablas que fueron subidas arriba por Moisés, entonces vemos que cuando bajó, esas fueron las tablas que fueron colocadas en el lugar santísimo; y entonces fue que vino a cumplimiento pleno la visión del tabernáculo, el cual Moisés había tenido en la primera ocasión, pero cuando bajó la segunda, fue que plenamente estuvo cumplida y fue levantado ese tabernáculo, ¿ve usted?

Entonces en ese Tabernáculo, la Visión del Nuevo Tabernáculo, en el lugar principal, que es el Lugar Santísimo, donde la Presencia de Dios está, ahí serán colocadas ¿quiénes? las tablas de carne donde están escritos los mandamientos del Señor, que son los escogidos. Y entonces esos escogidos estarán ¿dónde? ellos estarán en ese nuevo tabernáculo que vio el hermano Branham. El tuvo la visión; y el cumplimiento de esa visión en su plenitud se cumple en la segunda ocasión en que el Señor graba la misma Palabra en nuevas tablas, que son los escogidos.

Entonces somos tablas en las cuales el dedo de Dios está escribiendo Sus mandamientos, está grabando Su Palabra, está encarnando Su Palabra, lo está haciendo ahí en el corazón, ¿ve usted?

¿Por qué? Porque la Palabra estará ¿dónde? en el Lugar Santísimo, y el Lugar Santísimo... Usted es un tabernáculo, tiene tres partes: atrio, bueno este es el atrio ¿ve?, la parte física, el cuerpo; luego está el lugar santo, que es el espíritu, ¿ve?; pero luego está el lugar santísimo, que es el alma, el corazón, ¿ve?; ahí entonces es que es grabada y es colocada ¿qué? la Palabra de Dios, ¿ve?

Y entonces eso espiritual que acontece así, cuando venga el cumplimiento literal de la Visión de la Carpa, la Visión del Nuevo Tabernáculo, entonces ahí, en el Lugar Santísimo, en el lugar principal, estarán los escogidos en los cuales ha sido grabada la Palabra, ¿ve?

Luego vemos que tiene tres partes, la Visión de la Carpa tiene tres partes, porque es la Visión del Nuevo Tabernáculo, así como lo que vio Moisés tenía tres partes también: el lugar santísimo (lo principal, donde estaba la Palabra), lugar santo y el atrio, ¿ve usted?

La parte grande es el atrio. ¿Quién quiere ver la parte grande? Lo que deseamos ver es el lugar más pequeño, porque ahí es donde está la Presencia de Dios, ¿ve usted? Entonces los verdaderos escogidos en los cuales la Palabra de Dios, los Sellos, son grabados por el dedo de Dios, por la Voz de Dios, que es los Truenos, entonces encontramos que hubo allá arriba ¿qué? relámpagos, truenos, voces, ¿ve? Por lo tanto es la misma cosa. Cuando los Sellos son abiertos, ¿qué pasa? Los Truenos son oídos.

Así que vemos entonces la hora en que estamos viviendo, vemos lo que significa para nosotros esta hora en que vivimos, y entonces vemos más claramente lo que ha de ser el cumplimiento pleno de la Visión de la Carpa.

Ahora vemos que la última parte que fue levantada en el tiempo de Moisés fue la parte grande, ¿ve?; y la parte grande fue levantada sobre una parte más pequeña; y dentro de esa parte más pequeña estaba una más pequeña que era el arca del pacto, que era el lugar donde estaba esa caja pequeña, donde estaban metidas las tablas de la Ley.

Por lo tanto, entonces, así como en lo espiritual el Tabernáculo del Señor ¿es qué? Su Novia, así también habrá un tabernáculo nuevo, un tabernáculo literal que esperamos muy pronto que sea levantado, y que tendrá tres partes. ¿Qué parte será levantada primero? Conforme allá, se comenzó con la parte pequeña, ¿ve? con la parte pequeña, luego la otra, y por último la más grande. Y luego, cuando eso sucedió, vemos que la Columna de fuego estaba sobre el tabernáculo, y cuando se levantaba la Columna de fuego, entonces ¿qué pasaba? tomaban el tabernáculo y lo movían con todo lo que había adentro hacia donde la Columna de fuego dirigiera; y donde se parara la Columna de fuego, ahí paraban todos y colocaban nuevamente el tabernáculo.

¿Qué es más o menos eso? Pues lo que dice el hermano Branham. ¿Qué es lo que dice el hermano Branham? “Deseo tener esa carpa (que es el nuevo tabernáculo).” ¿Ve? Porque ya entonces no estará ministrando allá. “Y entonces movernos de sitio en sitio.” ¿Ve usted? Pero cuando él estuvo en la primera ocasión, encontramos que no pudo. Y siempre trató, y no pudo. Porque eso sería cuando Moisés apareciera en la escena. Y entonces ¿qué pasaba? Entonces el mismo espíritu ministerial que estaba en el cuarto Elías, volaría y tomaría a otro hombre, y entonces se cumpliría la Visión de la Carpa.

Vemos que él vio todo eso, y cuando él fue levantado para ver esa carpa grande, para ver ese tabernáculo, encontramos que fue levantado bien alto, a otra dimensión, a otro lugar; y entonces vio todo eso, y entró dentro. Y cuando entró, dice que miró y vio mucha gente; vio mucha gente en la carpa grande, vio mucha gente. Luego miró y vio otra carpa más pequeña; ahí no vio mucha gente, ahí solamente vio a una mujer; luego también vio a un hombre fuerte que tomaba a los que estaban en la parte grande, en la parte amplia, en la carpa grande, de ahí los tomaba, los empujaba hacia adentro, los pasaba primero por la carpa pequeña, por esa carpa pequeña, y luego los metían al otro lugar más pequeño, al tercero, tipo del Lugar Santísimo. Entonces era un hombre fuerte, y tomó primero a una mujer en una silla de ruedas, la tomó y la metió por la puerta, por la primer puerta de la carpa más pequeña, y luego la metió por una puerta hacia el lugar más pequeño, que era de madera.

¿No dice que Dios le dijo a Moisés: ese lugar pequeño me lo haces de madera de acacia? Donde estará ¿qué? donde estarán las tablas de la Ley. ¿Ve usted aquello, lo ve ahora acá, en la visión que tuvo el hermano Branham de la Carpa?

Ahora, bueno, el hermano Branham estaba allí presente. Dice que él vio el Pilar de fuego que le acompañaba a él, el Pilar de fuego que acompañaba a Elías, al cuarto Elías, él dice: “yo lo vi que me dejó a mí, y se fue a aquel lugar pequeño.” Y allí estaba hablando a alguien, o con alguien, ¿ve usted?

Y luego él dice que cuando metieron a la mujer paralítica allá adentro... Imagínese quién estaba allí. El Pilar de fuego. El mismo que estaba con el hermano Branham. Y estaba hablándole a alguien allí dentro, ¿ve? Entonces encontramos que la señora paralítica, y luego encontramos también a un hombre con muletas, y fue metido también allí, y salían lo más bien, sanos.

Entonces dice que la mujer que estaba allí, estaba con una grabadora, había una mujer con una grabadora; y recuerde que las mujeres no ministran; pero fíjese, estaba allí; y entonces estaba allí con una grabadora. Bueno, sabemos entonces que hay algo ahí. Estaba allí con una grabadora para grabar una entrevista que le hacía a los que entraban allí dentro y luego salían por la otra puerta. Entonces salían sanos, y entonces se le preguntaba: “¿Cómo ocurrió? ¿Qué fue lo que pasó ahí dentro para que ocurriera ese milagro?” Entonces ¿qué dice el hermano Branham que él oyó? El dice que él oyó que le contestaba, la mujer le contestó, y el hombre también que fue sanado le contestó a aquella mujer, le dijo: “Yo no sé cómo fue.” No sabía cómo había sido. Pero la cosa fue que sucedió. Pero no sabían cómo había sucedido, ¿ve? No entendía lo que había pasado, cómo había pasado, cómo había sido hecho, ¿ve?

¿No dice el hermano Branham que esa es la tercera etapa surgiendo? ¿No dice el hermano Branham que la parte final de la tercera etapa es en un idioma desconocido? Entonces cualquier persona que no hable ese idioma en el cual será ministrado ahí, pues no podrá entender lo que pase, no podrá entender cómo pasó; aunque sea hablado no sabrá cómo pasó, ¿ve? Cómo ha de pasar no sabrá nada.

Ahora, recuerde una cosa, la mujer estaba ¿dónde? No estaba dentro del cuartito pequeño, sino que estaba en la segunda parte, que es el lugar santo, ¿ve usted?

Ahora fíjese, el hermano Branham siempre trató de cumplir en su vida la Visión de la Carpa. Por eso en una ocasión él trató también, y decía: “voy a meter a mi esposa, a Meda, acá en este cuartito,” era el cuartito de la mano derecha, era... Allá en el tabernáculo de Indiana, pues, tienen dos cuartos, uno a la izquierda y otro a la derecha; y ahí en el de la izquierda fue que él vio, o sea, quedaba a la izquierda lo que él vio, ese cuartito; y ahí fue que fue ministrado todo. Y entonces él dijo: “después que termine de predicar me voy a ir allá a ese cuartito, con mi esposa, y vamos a ver qué el Señor va a hacer; porque tengo una visión que... en el cual yo estaré ministrando en un cuartito pequeño.”

¿Ve que él siempre trató de que se cumpliera la Visión de la Carpa mientras él estaba vivo? Bueno, ¿y qué profeta no desea que Dios cumpla todo lo que él ve en su tiempo? Imagínese los profetas del Antiguo Testamento, dice que diligentemente buscaron en qué tiempo habría de venir o de caer el Espíritu Santo. Daniel era un varón de deseo, ¿ve? Y querían saberlo todo, y querían que todo se cumpliera en su tiempo. Por lo tanto todo profeta es de esa manera.

El hermano Branham deseaba que eso fuera hecho, y luchó; pero no pudo ser hecho. ¿Por qué? Porque eso sería más adelante. Cuando él ve todo eso cumplido él no se encuentra en esta dimensión, él estaba ya en otra dimensión; por lo tanto tenía que cumplirse después que él partiese, ¿ve? Entonces fíjese que para el cumplimiento de la Visión de la Carpa el Pilar de fuego lo deja a él. Mientras él estuvo aquí, nunca lo dejó; por lo tanto no se podía cumplir. Lo deja a él y vuela hacia ese lugar pequeño.

Ahora vea que todas estas cosas que se ven en lo literal también se cumplen en lo espiritual; pero depende qué cuadro usted esté mirando.

Si vamos a mirar el cuadro espiritual, pues tenemos que ver las cosas que se ven en una visión. Por ejemplo, fíjese, Dios le mostró a los profetas, por ejemplo, le mostró a Zacarías, le mostró dos olivos, los cuales eran los dos brazos que salían del candelero; y esos dos olivos, ¿eso representaba qué? dos profetas, ¿ve usted?

Por lo tanto no podemos nunca tomar ninguna visión que Dios le da a un profeta, no podemos tomarla y darle nuestra propia interpretación, o decir: “si él vio un árbol, pues tiene que ser un árbol literal.” Tenemos que recordar que Dios dice que Sus hijos son como el árbol plantado junto a arroyos de agua, que da su fruto a su tiempo. Así que de cualquier... si El tiene un plantío de árboles, El puede de ese plantío de árboles, El puede hacer ¿qué? El puede hacer muchas cosas, ¿ve? El puede... De tantos árboles que había, Dios le dijo a Moisés: “Pero no me cojas de cualquier árbol, coge del de acacia, y de ese haces ese lugar pequeño,” ¿ve usted?

Así que si en lo literal lo estamos esperando, pues tenemos que esperar cuando se cumpla la visión en lo literal. Pero antes de las cosas cumplirse en lo literal, primero se cumplen en lo espiritual y después eso se materializa.

Ahora vemos entonces que esas cosas que usted ve ahí, esas cosas, representan cosas espirituales para cuando se cumplan en lo espiritual, y luego entonces lo veremos en lo literal cumplido.

¿Sabe usted que yo he estado mirando, observando, y he estado mirando las imitaciones que está haciendo el diablo de lo que Dios va a hacer? Y a mí me ha sorprendido en grande manera; porque sabemos que cuando el diablo ve que algo viene, él se adelanta para tirarle todo lo que puede tirarle encima, para cuando venga, entonces ya digan: “es la misma cosa.”

En Puerto Rico, no sé si lo ha leído, ahí si ha leído la Visión de la Carpa o algo; yo sé de un ministro, el cual tiene una carpa. ¿Y sabe cómo el puso? ¿Nombre? Carpa Catedral. ¿Ve usted? Es una carpa y es un catedral. ¿Ve? Que el hermano Branham dijo que lo que vio le parecía o una carpa o una catedral. Así que cualquiera de las dos cosas, cuando aparezca, cualquiera de las dos cosas va a ser. Pero el hermano Branham dice que para él parecía más una carpa, ¿ve? Pero entonces sería, entonces la Visión de la Carpa: la Visión de la Carpa Catedral, ¿ve? Cuando se cumpla veremos lo que es.

Ahora, cuando yo vi eso, y luego seguí leyendo, decía: Carpa Catedral. Y entonces el nombre de la persona. ¿Y sabe que una de las partes del nombre de la persona, sabe cuál es? ¿Uno de los apellidos? ¡Madera! A mí me sorprendió eso. Después de eso la mudó de sitio y nunca más se lo ha puesto; pero a mí me sorprendió y me estremeció eso; a mí me estremeció eso, al saber que en la Visión de la Carpa Catedral hay un lugar que es de madera, ¿ve usted?

En lo espiritual, bueno, en lo espiritual pues, ya usted sabe que esa Carpa grande, ese Tabernáculo grande, en lo espiritual ¿es qué? es la Iglesia del Señor, ¿ve?

Hay tres partes. Está el grupo de los escogidos, está el otro grupo, y hay otro grupo más el cual no tiene número; el atrio no tiene número, ¿ve?

Así que a mí me sorprendió eso en grande manera, y a mí me estremeció; porque ya el Señor me había estado mostrando algunas cositas sobre eso. Y fíjese cómo ahí una persona puede tener un nombre que represente o que sea el nombre de... así como ese: Madera. Entonces, Carpa Catedral, Fulano de Tal Madera. Oiga, tenía todo ahí. Pero una cosa es lo genuino cuando aparezca, y otra cosa es una imitación, ¿ve?

Ahora, a lo mejor cuando aparezca el cumplimiento de eso no tiene que decir Madera, ¿ve usted? No necesariamente tenga que decir Madera. A lo mejor lo dice y nadie lo ve; porque vea usted que ese lugar pequeño era de madera, vea usted bien eso. Ahora, el lugar donde estaba la Palabra, sobre, donde estaban los dos querubines ¿era de qué? de madera, vea bien eso; ellos estaban ahí.

Ahora, mire, dice Dios a Moisés: “Yo he conocido tu nombre.” Le dijo Dios a Moisés: “Yo he conocido tu nombre.” ¿Ve usted? Ahora, eso, el nombre de Moisés, Dios lo conoció. Usted cree... el Elías de esta edad es el mismo Señor Jesucristo. ¿Cree usted que el Elías de esta edad conoció el nombre de Moisés? Bueno, yo creo que sí, yo creo que él conoció el nombre de Moisés, porque él vio para dónde se fue el Pilar de fuego; por lo tanto el espíritu ministerial que estaría ahí sería el espíritu ministerial del cuarto Elías convirtiéndose en el quinto Elías, ¿ve usted? ¿O es que va a salir o a dejar un tabernáculo de carne para meterse en uno que no es de carne? ¿Um? Lo que pasa es que tenemos que ver los símbolos que hay en la Palabra, para que así entonces no lo perdamos de vista. Vea usted que deja un tabernáculo: dejó el tabernáculo de Elías, lo deja; en lo literal también, allá el tabernáculo lo dejó. Luego, cuando termina de ministrar a través del tabernáculo de carne, también lo dejó y voló a otro tabernáculo, a otro tabernáculo pequeño, de madera.

Bueno, sale de un tabernáculo y se mete en otro tabernáculo. Sale del tabernáculo de Elías, bueno, tiene que coger para el tabernáculo de Moisés. Y sale del tabernáculo literal de Elías, el literal de allá de Elías, que llevaba el nombre de Elías, y tiene que entonces aparecer y ministrar, en lo literal, en el tabernáculo de Moisés, ¿ve? Porque así como Elías es un tabernáculo, entonces Elías tiene que ministrar en un tabernáculo literal, como ministró ¿qué? los Sellos, ¿ve?

Entonces encontramos que el Pilar de fuego se movería del tabernáculo Elías, como él lo vio que dice que voló de él y se fue a otro tabernáculo, ¿ve? se fue a otro lugar pequeño, de madera.

Bueno, y encontramos que eso... Fíjese como le mostré esa imitación. Entonces encontramos que hay algo ahí, lo cual es algo, lo cual es realmente, lo cual realmente es el nombre del tabernáculo, es... es de madera, dice que es de madera ese pequeño tabernáculo, es un tabernáculo de madera al cual él se fue, ¿ve?

Ahora, sabemos nosotros que los escogidos son tipificados por árboles, ¿ve usted? Así que de cualquiera de los árboles del plantío del Señor, el Señor puede coger a alguno de esos árboles, y de ese árbol hacer un tabernáculo en el cual El estar, ¿ve usted?

Así que vemos entonces que hay dos olivas, ¿ve usted? Hay dos olivas. Y dos árboles de oliva ¿qué son? Dos árboles de madera. Entonces encontramos que Elías era uno de esas olivas, ¿ve usted? Era un tabernáculo.

Entonces vemos que ahí... mire... En Zacarías. Se los voy a leer. Ya estamos terminando. Yo creo que con lo de ahora y con lo que ha estado viniendo en este día durante la mañana, yo creo que hemos predicado bastante de la Visión de la Carpa, lo que pasa es que las cosas se mueven primero en lo espiritual, y después entonces se materializa todo eso, y entonces más adelante es que se ve el cumplimiento de esa visión, que se cumple en lo espiritual y luego en lo literal.

Mire lo que son esos árboles de olivo, dice (Zacarías 4:11):

Hablé más, y le dije: ¿Qué significan estos dos olivos a la derecha del candelabro y a su izquierda?

Hablé aún de nuevo, y le dije: ¿Qué significan las dos ramas de olivo que por medio de dos tubos de oro vierten de sí aceite como oro?

Y me respondió diciendo: ¿No sabes qué es esto? (Bueno, ya nosotros sabemos, ¿verdad? Sabemos que es Apocalipsis 11) Y dije: Señor mío, no.

Y él dijo: Estos son los dos ungidos que están delante del Señor de toda la tierra.”

Bueno, si son los dos ungidos, Apocalipsis 11, los cuales y a través de los cuales vendrá la Palabra, no importa cuántos falsos ungidos hayan, Dios tendrá dos ungidos, ¿ve usted? Y son dos olivas, ¿ve usted? Dos olivas. Entonces encontramos que las olivas, en lo literal, las olivas, pues ¿son de dónde? de los olivares, ¿ve? Entonces dos árboles de oliva pues son dos árboles de madera.

¿Y de dónde son tomados esas olivas? Pues del Monte de Dios, del Monte de las Olivas, ¿ve usted? Entonces ¿son qué? Dos ministros, dos profetas, del santo Monte de Dios, del Monte de Sion, ¿ve usted?

Entonces, vemos que la cosa es tan sencilla, que nosotros muchas veces esperamos que Dios cumpla lo que va después, que lo cumpla antes de lo que va primero. Pero para Dios lo que va primero El lo cumple primero, y lo que va después El lo cumple después.

Primero va el cumplimiento espiritual de todas esas cosas, y después se cumple en lo literal. Por eso es que primero usted tiene que tener un rapto espiritual, para después tener un rapto literal. Primero usted tiene que tener una transformación espiritual por dentro, para luego eso que está por dentro exteriorizarse y producir una transformación literal, ¿ve usted? Por lo tanto, entonces lo espiritual vemos que se mueve, y luego se materializa; y entonces cuando venimos a ver la cosa materializada, hecha realidad, ya hace tiempo que en lo espiritual ha estado ocurriendo.

La transformación cuando venga, hace tiempo que en lo espiritual ya ha estado ocurriendo en nosotros, ¿ve usted? O sea que lo literal es un producto, es el resultado, de lo que acontece en lo espiritual, ¿ve usted?

¿Usted cree que alguna persona que no haya sido raptada de la Edad de la iglesia, de la Edad de Laodicea, y raptada y subida arriba a la Edad de la Palabra, usted cree que va a estar en el rapto literal? No señor. No puede en ninguna manera.

Por lo tanto entonces vemos más claramente, más ampliamente, la Visión de la Carpa. La vemos más ampliamente en lo espiritual, y luego cuando empiece a materializarse, pues, comienza de la misma manera. Comienza de lo pequeño, de la simplicidad, hacia lo grande, ¿ve? Porque entonces Dios estará moviéndose en esa ocasión, y entonces El tendrá a Sus escogidos, donde está la Palabra grabada en sus corazones, los tendrá, y entonces El los tendrá en esa ocasión para El manifestarse poderosamente, para beneficio del resto.

Y fíjese que los más que estaban recibiendo beneficio ¿eran quiénes? los que estaban en la parte amplia, en la carpa grande. Bueno, entonces de los que estaban en la carpa pequeña, en el sitio pequeño, no encontramos que ninguno pues estaba con ninguna necesidad, ¿ve? Y encontramos entonces que todo eso se cumple tan sencillo.

Ahora, estamos esperando el cumplimiento de esa visión de esa carpa grande; pero las cosas grandes comienzan pequeñas. Fíjese, mire, un edificio de cien pisos, una cosa tan grande, ¿cómo comienza? con un piso, ¿ve usted? Una cosa tan grande como esa Visión de la Carpa, esa gigante, comienza la cosa de adentro para afuera; y lo de adentro es pequeñito; después lo que le sigue a eso, un poquito más grande; y después una cosa bien grande.

Bueno, y muchas veces queremos estar en la cosa grande; pero la cosa grande es el atrio, y entonces ahí es para todo el que quiera ser salvo hay una oportunidad para ellos, ¿ve? Pero los predestinados, los escogidos, están adentro, en el lugar pequeño, ¿ve usted? Por lo tanto no hay entonces necesidad de en lo literal esperar una cosa grande, sino algo pequeño, ¿ve usted?

Ahora, sabemos que ha de haber un ministerio de carpa y ha de haber una carpa grande. Entonces las cosas pequeñas introducen las cosas grandes.

Ustedes han oído (¿quién fue?...), yo creo que fue el hermano Bermúdez, ¿verdad? que habló de que íbamos a tener unos cultitos ahí de enseñanza con el propósito de que la Palabra que ha estado viniendo se pueda encarnar en todos los escogidos que no se ha encarnado todavía; y lo que sea predicado ahí, entonces será enviado a los demás escogidos que hayan en los diferentes países para que se encarne también en ellos, ¿ve?

¿Por qué? Porque estaremos trabajando con el grupo de escogidos, para que Dios termine de grabar en el corazón, en esas tablas de carne, termine de grabar Sus mandamientos, Su Palabra, los Sellos; con Su Voz, que es ¿qué? los Truenos; porque la Voz de Dios son los Truenos.

Entonces ese es el propósito nuestro. El propósito nuestro no es ver grandes milagros en lo literal, el propósito nuestro no es ver una cosa muy grande en lo literal, sino unas cosas más grandes que los milagros físicos.

¿Sabe usted que los milagros espirituales son más grandes que los físicos? Ahora, muchas personas están esperando ver paralíticos recibir la sanidad, muertos resucitar, ciegos recibir la vista, ¿pero no sabe usted que los milagros espirituales son más grandes, y que el Señor hará eso en una escala mayor con los escogidos, cuando está tratando con los escogidos?

Y fíjese, en una línea de oración, casi siempre oran individualmente por cada persona que esté enferma. Pero cuando Dios lo hace en lo espiritual, El puede a la misma vez abrirle los ojos a los que están ciegos espiritualmente, para ver al Señor, para ver el Nombre Nuevo, para ver la nueva dispensación, para ver al Señor viniendo en Su Reino con Elías y después con Moisés, ¿ve?

Ahora, ¿no es acaso eso un milagro más grande que un milagro literal? A una persona le pueden ser abiertos los ojos en lo literal, y después perderse. Pero a una persona que le son abiertos los ojos espirituales, él no podrá nunca más ser cegado; porque Dios hizo un milagro, y al hacerlo en el campo espiritual es un milagro eterno, ¿ve?

Dios dijo a través de Elías que la Novia estaba fuera de paso; ahí tiene. Ahí tiene la Novia fuera de paso, caminando mal. Un milagro solamente puede enderezarla. Y el hermano Branham dice, cuando ve la visión de la Novia fuera de paso, él dice: “esto quizás sea cuando ya yo esté al otro lado,” cuando ya él haya partido; y él se encuentra en esa dimensión gritando para que la Novia tome el paso de nuevo.

Bueno, si ya él está en la otra dimensión, entonces tiene que clamar a través de Moisés, ¿ve? Entonces, la Novia ser metida en paso, eso solamente un milagro de Dios lo puede hacer. ¿Ve? Está fuera de paso, dice el hermano Branham. ¿Por qué? Estaba en el séptimo paso, en la Edad de Laodicea metida, la Novia, los escogidos, metidos en la Edad de Laodicea; solamente Dios puede colocarla en el paso que le corresponde, que es el paso eterno, que es el paso de la Edad de la Palabra, que es el paso de la Edad de la Piedra Angular. Entonces puede el mismo Señor, por Su Palabra, El mismo venir nuevamente, y por Su Palabra clamar, y meternos en el paso que nos corresponde a nosotros, ¿ve? meternos a la Edad que nos corresponde.

Dice que los que se salieron de paso estaban mirando para atrás, ¿para dónde? para la edad que ya había pasado, la Edad de Laodicea; y dice que estaban subiendo, mirando para abajo, mirar para Laodicea, ¿ve? Entonces solamente Dios puede hacer un milagro para meternos en paso, para que caminemos como debemos caminar en la Edad que nos corresponde y en la dispensación que nos corresponde.

Entonces yo creo que Dios hará ese milagro, y caminaremos en la Edad de la Piedra Angular, caminaremos en la tercera dispensación y no en la segunda que ya terminó. Solamente Dios lo puede hacer, y el hermano Branham dice que él era el que estaba clamando y gritándole a la Novia; pero él estaba en otra dimensión, ¿ve usted?

Para nosotros oir, para nosotros oirlo a él estando él en la otra dimensión, ¿cómo va usted a hacer eso? Usted no puede pasar a la otra dimensión. El tiene que pasar a esta. Pero su cuerpo, pues, ya terminó su ministerio, no lo puede hacer a través del cuerpo que usó y se manifestó el cuarto Elías; entonces tiene que tomar otro de los cuerpos que esté aquí, y a través de otro de los cuerpos que esté aquí, entonces el ministerio del cuarto Elías manifestarse de nuevo; y será el quinto Elías clamando la misma cosa que había hablado, hablándola de nuevo; y entonces nos meterá en el sitio que nos corresponde, ¿ve? Nos meterá en la Edad que nos corresponde, y en la dispensación que nos corresponde.

Ahora, con esto tenemos que saber que, fíjese, Elías era el mismo Señor Jesucristo, ¿ve? El era la Palabra hecha carne y se expresó a través de él. Pero vemos que Moisés siendo entonces alguien que Dios escoja para manifestarse como se manifestó en Elías, entonces tendrá que ser alguien al cual venga la Palabra, porque la Palabra viene a los profetas.

Entonces la Palabra vendrá gradualmente; o sea que él no será la Palabra en plenitud cuando comienza; él vendrá a ser la Palabra en la plenitud cuando termine, ¿ve? Y no solamente eso. Los que terminen con él, también al terminar vienen a ser la Palabra en su plenitud. Como dice Apocalipsis, que son la Palabra, que vienen en caballos blancos con él.

Entonces vemos que así será con Moisés: él a medida que recibe la Palabra, se va convirtiendo en la Palabra. Es como de la boca de Dios a Moisés, como fue allá, así será acá también; porque la boca de Dios, ¿es quién? Elías. Entonces es de la boca de Elías... ¿Y qué salió de la boca de Elías? La Palabra. Y lo que salió de la boca de Elías, lo cual ya lo tenemos, entonces pasará y vendrá al corazón de otro; y al venir al corazón de otro, entonces luego lo expresa a través, o lo expresa hablándolo o predicándolo; y eso será la misma Palabra que salió de la boca de Dios, que es Elías, ¿ve usted?

Entonces en él, como en nosotros, la Palabra se va a ir encarnando gradualmente, ¿ve? A medida que viene y es recibida, entonces se encarna.

Viene ¿a quién? ¿la Palabra viene a quién? A los profetas. Entonces viene primero a Moisés, la recibe... ¿De dónde viene? La Palabra está aquí, ¿ve? Mire, está aquí, la Palabra. Toda la Palabra está aquí, no tiene que irla a buscar en ningún otro sitio. Todo está ahí. Lo único que necesita es que a medida que está viendo la Palabra, Dios le permita ver lo que significa eso que está viendo. Entonces él tendrá una visión celestial, y la visión será la visión de la Palabra. Entonces él tendrá la visión de esa Palabra, y verá lo que significa esa Palabra. Y cuando lo ve, él le dice: “Amén. Yo lo recibo.” Y cuando dice así, entonces se encarna en él; y luego viene y se para y lo predica. Y cuando usted dice: “Yo lo veo también, amén, yo lo recibo.” Se encarna en usted también.

Primero se encarna en Moisés y luego se encarna en los que lo escuchan. ¿Por qué? Porque el que recibe profeta en nombre de profeta ¿qué recibe? merced de profeta, el beneficio para lo cual Dios ha enviado a ese profeta. Y Dios lo envía ¿para qué? para traernos la Palabra, para que se encarne la Palabra, para traernos los mandamientos, para que sean grabados en las tablas del corazón de carne nuestra, y entonces ahí es grabado cuando usted lo recibe.

Bueno, yo creo que estamos viendo más ampliamente la Visión de la Carpa. La vemos moviéndose siempre en lo espiritual primero y luego en lo literal.

El propósito nuestro con estos cultos que vamos a tener bajo carpa, hemos visto que serán de beneficio para el pueblo del Señor; porque todos en Puerto Rico podemos estar juntos, y así todo lo que Dios por dos años y pico nos ha venido dando, nos ha venido dejando ver, entonces será predicado; y el pueblo está preparado ya para entonces que sea grabado todo eso en el corazón.

Y entonces, mire usted, y entonces todo eso que va a ser predicado, entonces correrá, llegará a manos de los ministros del Señor, para que entonces también sea grabado en los hermanos, en los escogidos de los diferentes países donde hayan escogidos.

Y luego que la Palabra en su plenitud esté grabada en el corazón de cada escogido, entonces ya Dios puede hacer otras cosas, ¿ve? Ya Dios puede entonces hacer otras cosas que El ha prometido que va a hacer; entonces Dios puede tratar con el grupo de las vírgenes fatuas.

Escuche bien: los que no han recibido este Mensaje o esta parte del Mensaje, y no han visto el Nombre Nuevo y todas estas cosas, déjelos quietecitos, no hable de ellos ni de los ministros de ellos, porque su tiempo llega; su tiempo llega y entonces van a tener una oportunidad los que no han cruzado la línea. Entonces lo que ellos no pueden ver ahora, después cuando les llegue la parte a ellos, ellos la van a ver. En los Estados Unidos no pueden ver nada de esto. Deje que llegue la hora, y van a decir: “Ahora sí lo veo.” ¿Ve? Cuando llegue la parte de Dios obrar para los que están en otra parte del Tabernáculo de Dios, ¿ve?

Ahora entonces, mi consejo es: Déjelos quietecitos que su tiempo no ha llegado todavía. Ocúpese de usted, porque este es el tiempo para usted, este es el tiempo en que Dios graba Su Palabra en nuestros corazones, la va encarnando; y después entonces El podrá a través de ese grupo en los cuales se ha encarnado la Palabra, encabezado por Moisés, o Elías y Moisés; entonces podrá Dios obrar para la liberación de los otros grupos; no un sólo grupo: ahí está un grupo de gentiles que va a ser liberado, y está un grupo de judíos, que son 144 mil. Por lo tanto, hay que dejar que cada cosa llegue a su tiempo, para Dios cumplir lo que El ha prometido.

Así que la Visión del Nuevo Tabernáculo, o la Visión del Tabernáculo, ahora lo vemos, en esta hora, un poquito más claro. Por lo tanto entonces seamos reverentes en esta hora en que vivimos.

Usted nunca se hubiera atrevido a decirle al Elías de este tiempo, que vino, que sabemos que fue el hermano Branham, ¿usted se hubiera atrevido a decirle: hermano Elías? No. Dios le permitió tener un nombre, y se llamó hermano Branham; y él dijo: “llámeme hermano Branham, o llámeme hermano Billy.”

Así también debe ser cuando aparezca Moisés en la escena y lo veamos. Lo vamos a ver ya cuando esté terminando, cuando él esté terminando su ministerio lo vamos a ver, cuando esté terminando de traer la Palabra, o sea, cuando esté terminando, cuando ya casi, cuando casi esté terminando de la Palabra encarnarse en él; porque se encarna a medida que la va recibiendo; y a medida que la vaya recibiendo se encarnará en los que le reciben.

Y entonces cuando se haya encarnado en todos nosotros, pues, entonces sabremos quién era Elías y Moisés que habría de venir; aún sabremos su nombre. Pero no le vamos a decir Elías ni le vamos a decir Moisés, le vamos a llamar por su nombre que Dios le permitió tener aquí en la Tierra, ¿ve usted? Entonces, como le dije a los hermanos ministros, dice el hermano Branham que echaron a perder lo de Elías por tanto fanatismo, por tanto hablar. Entonces nosotros tenemos que cuidarnos y no echar a perder lo de Moisés y Elías cuando venga. Entonces nosotros tenemos que tener mucho cuidado en esa hora cuando podamos verlo, porque no es motivo para fanatismo, sino es motivo para recibir lo que él tenga para nosotros. Y lo que tendrá será la Palabra para encarnarse en todos nosotros; pero primero se encarnará en él. Eso será: algo se encarna en él, seguida lo tiene que predicar para que se encarne en los escogidos.

Ahora, mire lo que dice el hermano Branham:

“Y ha surgido tanto fanatismo en cuanto a Elías, hasta que, pues la verdad es que lo han echado a perder con tanto a hablar.”

Si con tanto hablar lo echaron a perder los de Elías. Entonces para no echarlo a perder, ¿qué tenemos que hacer nosotros? Quedarnos calladitos, guardar todas las cosas en el corazón, porque ahí es que tenemos que guardar la Palabra para que se encarne. Y nadie sabrá que Elías y Moisés, cuando lo conozcamos, cuando aparezca, nadie sabrá que Elías y Moisés estará con nosotros; sino que lo único que sabrán es que vamos a oir y a recibir la Palabra que Dios nos traiga por la persona sobre la cual esté ese ministerio doble de Elías y Moisés.

Y cuando hablemos de Elías y Moisés, hablaremos de él mencionando el nombre que tenga, ¿ve? “Nuestro amado hermano Fulano de tal o Fulano de tal,” como él se llame. Pero nunca estaremos diciendo: “Yo tengo el Mensaje de Elías y Moisés,” o “yo sigo el Mensaje de Elías y Moisés,” o... No, no. Nada de eso. Porque cuando hicieron eso, cuando Elías, cuando el cuarto Elías, dice que por tanto estar hablando lo echaron a perder con tanto fanatismo.

Por lo tanto no puede haber fanatismo, sino tenemos que ser realistas; y cuando veamos la Palabra, entonces recibirla sin fanatismo, sino recibirla en el corazón para que se encarne ahí plenamente, porque lo mismo que él sea lo vamos a ser todos nosotros. El es la Palabra a medida que la recibe y nosotros somos la Palabra a medida que la recibimos. Lo único es, la única diferencia es que a él viene primero, y de él pasa a nosotros, más nada. Pero, lo mismo que ocurre con él, ocurre con nosotros. A él viene la Palabra, porque la Palabra viene a los profetas, y solamente los profetas la pueden traer al pueblo; pero cuando venga a él, él la predicará y entonces nosotros...

(cambio de lado de cassette -Ed.)

...jubileo, lo cual estaban celebrando hoy aquí en la ciudad; pues nosotros estaremos en la realidad, viviendo ese glorioso jubileo con Elías y Moisés. Lo mismo que está en él estará en nosotros. No va a ser otra cosa, será la misma cosa.

Por lo tanto usted no tiene que estarle envidiando nada. No tiene nada que envidiarle; porque así como usted es un tabernáculo donde la Palabra se está encarnando, también él lo será. ¿Qué diferencia hay? En que... la diferencia que hay es en que Dios hablará a través de él y traerá lo mismo que trajo por Elías.

Ahora, la responsabilidad está sobre sus hombros, y eso es lo duro para él; la responsabilidad de un ministerio de profeta no es cualquier cosa. Por lo tanto, los mejores que vamos a estar somos nosotros, sentaditos escuchando lo que Dios tenga por él. Así que nosotros no somos los que tenemos que preocuparnos; es él, él por nosotros. Así que el que va a luchar fuertemente es él, por nosotros, y también por los 144 mil.

¿No dice que Elías y Moisés lucharán hasta sacar 144 mil? Así que ¿quién es el que va a luchar? Jacob, que tipifica los 144 mil, la lucha de ellos es la lucha de agarrarse y no soltar a Elías y Moisés; pero la lucha de Elías y Moisés es la lucha de sacarlos a ellos y de bendecirlos con el cambio de nombre, ¿ve? Y los van a cambiar de dispensación y todas estas cosas.

Así que la lucha fuerte no va a ser la del pueblo en sí, sino la de Elías y Moisés, para traernos lo que Dios tenga para nosotros. La parte más sencilla y más fácil es la de nosotros sentarnos para oir lo que Dios tenga. Oh, nosotros no vamos a tener que estar amaneciéndonos rompiéndonos la cabeza: “¿qué querrá decir por aquí esto?” y agotándonos los ojos leyendo todo el día o toda la noche para que Dios nos pueda hablar; porque Dios de esa manera a quien único habla es a profeta; y al pueblo habla a través de profeta.

Por lo tanto usted lee por aquí, leemos por aquí, leemos por allá, ¿no entendió?: “Señor, cuando Tú me enseñes esto y me digas lo que eso significa, me lo vas a decir a través de Elías y Moisés. No voy a conjeturar, no me voy a adelantar a nada.” ¿Ve? Así que la parte más suave es la de nosotros, la de todos nosotros es la parte más suave. ¿Por qué? Porque vamos a esperar que Dios nos hable a través de carne humana en la porción que se haya encarnado en Elías y Moisés; porque Elías y Moisés será un profeta con un ministerio doble, con el ministerio del quinto Elías, y con el ministerio del segundo Moisés.

Elías y Moisés será un sólo profeta; porque ya Elías vino, y ahora Dios no tiene dos profetas mayores a la misma vez; uno vino primero, y luego ese espíritu ministerial pasa a otro, y entonces habrá un ministerio doble, para beneficio de todo el pueblo.

Ahora, si el cuarto Elías y su ministerio fue de grande bendición para el pueblo, ¡cómo será el ministerio del quinto Elías y segundo Moisés! Que lo que no pudimos entender bajo el ministerio del cuarto Elías, lo entenderemos bajo el ministerio del quinto Elías y el segundo Moisés; porque vendrá con el mismo Mensaje, y vendrá hablándonos la misma cosa, pero que lo podemos entender cuando venga.

Así que para nosotros será una etapa y un tiempo de tranquilidad; será el tiempo más tranquilo en lo espiritual que podemos tener, porque no hay porqué preocuparse. No podemos hacer el rapto sin la Palabra.

Pero ¿qué pasaba? Todo el mundo pensaba: “Bueno, tengo que escudriñar por aquí, por acá, para ver qué puedo descubrir que significa eso.” Pero no es esa la forma en que obtenemos la Palabra para encarnarse, sino que Dios tiene Su orden, y ahora sabemos que no nos tenemos que romper la cabeza: “Esto por aquí, hay algo ahí como que quiere decir algo.” Ya pronto entonces, cuando aparezca Moisés y Elías nos va a decir lo que eso significa. Que “Dios habló a través de Elías tal cosa y tal cosa, dijo esto.” No se apure, cuando aparezca Elías y Moisés, él nos explicará los mandamientos; porque los mandamientos fueron dados para ser enseñados al pueblo. Y entonces cuando él nos explique, entonces entenderemos lo que no entendíamos cuando podíamos leer pero no entendíamos. Como le pasaba al eunuco: ¿entiendes lo que lees?” -“¡Y cómo voy a entender, si no hay quién me explique!” ¿Ve? Gracias al Señor que Dios tiene a Moisés y a Elías para que nos explique lo que está ahí escrito, lo que está ahí prometido.

Así que la Visión de la Carpa es más sencillo de lo que usted y yo nos podemos imaginar. Quien ministra en la Visión de la Carpa, cuando se cumpla en lo literal, será Moisés, con el espíritu y virtud de Elías y de Moisés; y ahí estará ¿quién? hermano Branham dijo que él iba a estar ahí. No solamente él, van a estar los ángeles de las siete edades de la Iglesia, van a estar también todos los santos de las edades de la Iglesia, va a estar el Pilar de fuego, que es el primero que se mueve.

Y después, dice el hermano Branham: “Después yo caminé con el Angel del Señor.” Con aquel hombre fuerte (Jej), con aquel hombre fuerte como de 200 libras, del mismo color de nosotros. Oiga, hasta el Angel tiene el color de todos nosotros. ¿No dice el hermano Branham que su color era un color trigueño, un color de piel quemada? Tenía un color latino el Angel del Señor que le apareció en el 46 al hermano Branham. Bueno, cómo todo está a favor, ¿de quién? de todos nosotros, los latinoamericanos.

Bueno, sabemos que lo primero que vuela hacia allá es el Pilar de fuego. Luego el hermano Branham se queda mirando todo y el Angel del Señor le dice: “Esa es la tercera etapa.” ¿Ve? Cuando empieza a surgir la tercera etapa, comienza así, de esa manera, en un idioma desconocido, velado así. Entonces el hermano Branham dice que la gente no lo van a ver a él, sino que solamente van a oir su voz; él va a estar escondido, o metido, o velado, ¿dónde? En un tabernáculo pequeño.

Entonces encontramos que luego el Angel del Señor camina con el hermano Branham. El hermano Branham dice: “Y el Angel del Señor y yo caminamos para allí.” Y dice: “Y las cosas que El me dijo allá adentro, eso yo no se lo puedo decir a ustedes.” Bueno, las cosas que él oyó allá, él no las pudo decir, ¿ve? Pero si él estaba allí metido y oyó aquellas cosas, si nosotros somos metidos ahí dentro, vamos a oir lo mismo que él oyó, ¿ve usted?

Entonces sabemos que la cosa es más grande y más gloriosa de lo que nosotros nos podemos imaginar; pero todo será en simplicidad, porque esa es la forma de Dios siempre obrar, y esa es la forma en que Dios se vela, en que Dios se oculta; y Dios así lo prometió y así lo tiene que cumplir.

Así que mire quiénes van a estar ahí: el Pilar de fuego, el Angel fuerte poderoso, y también el cuarto Elías, ¿ve usted? Así que vemos que la cosa es más grande y más gloriosa de lo que nosotros nos podemos imaginar.

La gente lo están esperando actuando en una carpa grande, y él dice que él donde se metió fue en un lugar chiquito, y ministraría en un lugar chiquito, ¿ve usted? Por lo tanto los que están en un lugar grande, o acomodados en un lugar grande, recibirán el beneficio a través de un lugar pequeño. Tienen que pasar de lo grande a lo mediano, y de lo mediano a lo pequeño; ese es el orden que ha de haber. Pero primero, fíjese, Dios viene y se mueve a la parte pequeña; y para el pueblo que está en la parte grande recibir el beneficio, tiene que empezar a bajar de lo grande a lo mediano, y de lo mediano a lo pequeño, ¿ve usted? Así que mejor vemos siempre a Dios de la manera que El dijo que El ha de moverse, y es en simplicidad.

LA VISIÓN DEL TABERNACULO.”

Bueno, ¿ha tenido usted ahora una vista clara de la Visión del Tabernáculo? Solamente estamos tocando algunas cosas de las cuales hemos ya visto que son de esa manera, y sabemos que Dios vindica lo que es Su plan cuando está desarrollándose. El lo vindica y no hay quién se pueda parar frente para interrumpir el plan de Dios. Imagínese, si está el Pilar de fuego y después está el cuarto Elías, y también el Angel fuerte, ¿quién podrá estar en pie en contra de algo así? No puede ser.

Bueno, en la página 32 -ya se me iba a quedar esto, pero ya estamos concluyendo.- Página 32 del Mensaje titulado “¿Por qué tuvieron que ser pastores?” dice:

Usted dice, ¿Qué les pasó a ellos? Están eternamente perdidos (página 32, párrafo 153 en adelante; está hablando del pueblo de Israel y de los que se revelaron contra Dios. Ahora mire, dice, hablando de ellos, dice:) están eternamente perdidos.

¿Todos ellos hermano Branham? Jesús dijo eso.

Ellos dijeron, Nuestros padres comieron el maná en el desierto, y bebieron de la Roca.

Y El... Jesús dijo: Y ellos están todos muertos. Eternamente separados, ¿ve? todos ellos.

Note, ellos se quejaron acerca de la manera provista por Dios, esa fue la razón por la cual murieron ellos. (Ahora, atentamente, que no se les escape estas últimas observaciones). ¡Ellos se quejaron! Lo que los hizo morir en el desierto, fue que ellos se quejaron acerca de la manera provista de Dios: un profeta, el liderato de un hombre. Dígame cuándo Dios ha usado antes, un grupo para lidiar. Usted no lo encontrará en la Biblia. Un hombre (eso es lo que Dios ha usado siempre, nos dice el hermano Branham). ¡La Palabra vino a Moisés!

Coré; todos conocemos que él se juntó él mismo (Coré se juntó, él mismo, ¿y qué hizo?) y se quejó de que Dios no era justo, en hacer una cosa como esa, de hacer un hombre con un mensaje (¿ve?). El dijo: Somos todos santos. ¿Por qué no podemos tener una denominación? ¿Y porqué no podemos arreglar esto, y hacer esto y aquello?

Dios le dijo a Moisés, Sepárate tú de él, he tenido suficiente de esto. Y recuerde, Judas habla acerca de la misma cosa, en los días finales. Eso es correcto. Ellos perecieron en la contradicción de Coré. También sabemos lo que sucedió a Coré y al resto de aquellos quienes cuestionaron a la Palabra de Dios y la Sabiduría de Dios de aquel liderato de un hombre: Cada uno de ellos pereció.”

¿Ve usted? Ellos se quejaron del liderato de Dios en Moisés, y él dice: “Y Judas (no Judas el Iscariote, sino el otro Judas, dice:) y él habla de eso mismo para estos días finales.”

Así que Moisés nuevamente, el primer Moisés y el ministerio que estuvo en el primer Moisés, estará entonces por segunda vez en la Tierra, y será entonces el segundo Moisés o la segunda ocasión en que el espíritu ministerial que estuvo en Moisés obrará.

Y ahí entonces ¿quién se ha de quejar? Pues Datán y Coré: “No, nosotros también somos santos, somos ministros como tú, tenemos los Sellos, vemos, entendemos. ¿Cómo Dios puede poner a un sólo hombre para darnos a conocer a todos nosotros lo que está hablado ahí por Dios que es el Elías de esta edad? ¿Cómo puede Dios tomar a un sólo hombre para El darle a conocer Su Palabra y dárnosla a conocer a nosotros? ¿Cómo puede salir la Palabra de la boca de Dios a Moisés, y por qué nosotros no podemos ministrar? Si somos santos como Moisés; sabemos lo mismo o quizás más.” ¿Ve? Moisés era medio tartamudo.

Bueno, sabían más que Moisés en lo natural, eran gente santas; conocían la Escritura, sabían la letra; pero Dios dijo que era Moisés, y punto. Ese es el liderato de Dios siempre: a través de un hombre, para El guiar a Su pueblo. Y entonces si esa es la forma de Dios... Ellos se quejaron y perecieron. Nosotros no nos vamos a quejar, porque nosotros queremos entrar a donde El nos va a llevar. El nos va a llevar, El nos va a sacar de esta Tierra y nos va a llevar a la otra dimensión, con la Palabra; así como lo hace en lo espiritual, lo tiene que hacer en lo literal también.

Así que ¿qué es lo que estamos estudiando o viendo en el Mensaje de esta noche? El Tabernáculo, o la Visión del Tabernáculo.

Dios nos bendiga y Dios nos guarde en esta noche.

LA VISION DEL TABERNACULO.”