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|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
| La Santa Convocación | 1975-12-25 | 1 | Fajardo | PR | 00:00:00 | false |
Muy buenas noches, amados hermanos, el Señor nos continúe bendiciendo a todos en esta noche.
Bueno, en esta noche vamos a buscar en nuestras Biblias, vamos a buscar en Segunda de Tesalonicenses, capítulo 2, leeremos el verso 1. Y Levítico, capítulo 23. Las dos cosas están conectadas una con la otra, por lo tanto vamos a usar las dos: Segunda de Tesalonicenses, capítulo 2, verso 1 y Levítico 23, del 33 al 37. Y dice la Palabra de Dios en Tesalonicenses, Segunda carta, capítulo 2, verso 1, dice:
- “Pero con respecto a la venida de nuestro Señor Jesucristo, y nuestra reunión con él…”*
Nos paramos ahí. Leímos ya:
- “Pero con respecto a la venida de nuestro Señor Jesucristo, y nuestra reunión con él.”*
Vamos a pararnos ahí, y vamos a ir a Levítico, comenzaremos en el verso 33, como les dije, y dice así la Palabra:
- “Y habló Jehová a Moisés, diciendo:*
- Habla a los hijos de Israel y diles: A los quince días de este mes séptimo será la fiesta solemne de los tabernáculos a Jehová por siete días*
- El primer día habrá santa convocación; ningún trabajo de siervos haréis.*
- Siete días ofreceréis ofrenda encendida a Jehová; el octavo día tendréis santa convocación, y ofreceréis ofrenda encendida a Jehová; es fiesta, ningún trabajo de siervos haréis.*
- Estas son las fiestas solemnes de Jehová, a las que convocaréis santas reuniones, para ofrecer ofrenda encendida a Jehová, holocausto y ofrenda, sacrificio y libaciones, cada cosa en su tiempo.”*
Oremos al Señor:
- Padre nuestro que estás en el Cielo, Dios eterno, he aquí en esta noche ante Tu Presencia estamos, Te damos gracias por Tus bendiciones. Gracias por esta bendición de poder estar aquí para adorar y glorificar Tu Nombre y escuchar Tu gloriosa Palabra, Señor, la cual fue revelada por Tu manifestación en carne; y ahora, Señor, la podemos escuchar nuevamente a través de carne humana, para bendición de nuestras almas y el perfeccionamiento de cada uno de Tus hijos.*
- Ahora, Señor, Te rogamos hables a nuestros corazones y nos edifiques a todos, porque deseamos ser edificados y llegar a la perfección. Abre, Señor, nuestra boca a todo lo que deba ser hablado, y ciérrala a lo que no deba ser hablado. En esta noche, Señor, enséñanos Tu gloriosa Palabra, ¡oh Dios eterno! Tú eres nuestro maestro; pero, Señor, sabemos que Tú operas a través de carne humana, sabemos que Tú, Señor, todas las cosas que haces, las haces a través de carne humana, y nada haces si no es a través de carne humana.*
- Por lo tanto, Te rogamos en esta noche, nos enseñes a través de carne humana Tu Palabra gloriosa, de modo que la podamos entender, Señor, que la veamos en esta noche como realmente es. Dios eterno, Te lo pido todo en Tu Nombre eterno y glorioso, el Hijo de David, Rey de reyes y Señor de señores, para quien sea la gloria y la honra por toda la eternidad. Amén.*
Este púlpito me gusta, pues cabe aquí todo lo que uno trae en el maletín; así que, es un púlpito para predicadores de esta nueva dispensación, que siempre traen tanto equipo para predicar, tanta Palabra en forma de letra, para luego darle al pueblo esa Palabra en forma de letra, dársela de la manera que es, para que el pueblo pueda entender esa letra que tenemos.
Todo esto lo aquí lo tenemos, tenemos la letra, pero necesitamos que Dios nos enseñe esa letra para poder entender correctamente lo que esa letra dice, porque de otra manera la letra nos mataría sin saber, si no sabemos lo que eso significa.
Nos pasaría igual que a las denominaciones que con la letra de ir a bautizar, están bautizando equivocadamente, porque no tienen la revelación o la vida; la vida de esa letra es la forma correcta de entender esa letra. Uno puede tener la letra y no tener la vida de esa letra, y de nada le sirve. Bueno, todavía están bautizando equivocadamente, aunque lo ven ahí, y ven que los que tenían, el Espíritu, el Día de Pentecostés bautizaban en el Nombre del Señor. Ellos prefieren decir que se equivocaron, pero nunca quieren aceptar que esa es la forma correcta de entender esa letra.
Y nosotros en esta nueva dispensación en que estamos, queremos entender esa letra de la manera correcta, porque en vez de sernos de bendición nos es de juicio; porque torcer esa letra, torcer el significado de esa letra, eso es añadirle o quitarle. Y no queremos caer en un error como ése, sino que queremos realmente lo que significa realmente esa letra.
En esta noche vamos a hablar sobre el tema: “LA SANTA CONVOCACIÓN”, de la cual en esta noche estamos siendo participantes, desde hace bastante tiempo en esta nueva dispensación. Vamos a darle un repasito, y veremos entonces de qué se trata esta Santa Convocación de la cual la Biblia nos habla.
Como leímos aquí en Levítico, en el capítulo 23, nos dice:
- “Siete días ofreceréis ofrenda encendida a Jehová; el octavo día tendréis santa convocación, y ofreceréis ofrenda encendida a Jehová; es fiesta, ningún trabajo de siervos haréis.”*
Hemos visto que las cosas del Antiguo Testamento eran tipos y figuras de las cosas que Dios habría de hacer en el futuro. Entonces estas fiestas solemnes que encontramos (y cada una en su tiempo), como leímos hace un momentito, aquí mismo lo dice:
- “Estas son las fiestas solemnes de Jehová, a las que convocaréis santas reuniones, para ofrecer ofrenda encendida a Jehová, holocausto y ofrenda, sacrificio y libaciones, cada cosa en su tiempo.”*
Cada cosa en su tiempo, así que estas fiestas, cada una de estas fiestas tendría un tiempo en el cual serían llevadas a cabo. Y también, tipificando estas fiestas solemnes, cosa que Dios haría en el futuro, en otras dispensaciones que habrían de venir; encontramos que cada una de estas fiestas tipificaba algo que Dios haría, y cada una de esas cosas sería, cada una en un tiempo.
Ahora, encontramos que en el pueblo de Israel había siete fiestas solemnes que el pueblo llevaba a cabo, y esas fiestas solemnes, cada una de ellas representaba algo que Dios habría de llevar a cabo en la dispensación que seguiría a esa primera dispensación.
Fíjense, en esa primera dispensación: en La Ley, todas estas fiestas solemnes eran llevadas a cabo en una forma literal, tipificando algo espiritual del futuro. Lo espiritual es más importante que lo literal, o sea, que lo físico, porque lo físico tiene que ver con las cosas físicas, pero lo espiritual tiene que ver con las cosas espirituales.
Entonces, encontramos que esas siete fiestas, aquí en el mensaje titulado: “El futuro hogar,” y en el mensaje titulado: “Fiesta de las trompetas,” y en algunos más; aquí en el mensaje: “Ya salido el sol,” Dios a través del hermano Branham nos habla acerca de estas siete fiestas, y también nos dice lo que estas siete fiestas representan en lo espiritual.
Ahora vamos a leer en el mensaje titulado: “El futuro hogar de la Novia,” página 31; y vamos a ver por un momentito lo relacionado a estas fiestas, siete fiestas, que eran llevadas a cabo en el pueblo de Israel. Dice verso 174, lo tenemos hasta por verso, es la Palabra:
- “Vamos a Levítico - otra vez en el capítulo 23 de Levítico. En Levítico deseo que noten a donde nos hallábamos el domingo pasado, o el último... Esto es lo que me da la idea aquí mismo* (fíjese, esto es lo que me da la idea aquí mismo). El capítulo 23 de Levítico y el versículo 26. Ahora recuerden, hay siete días festivos: la Fiesta de las Trompetas, la Fiesta de los Tabernáculos, la Fiesta de la gavilla mecida, todo esto. Hay siete grandes días festivos que solamente eran un tipo de las Siete Edades de la Iglesia.”
¿Ve usted estas fiestas que eran llevadas a cabo allá? Representan las siete edades de la Iglesia; así como los siete días de la semana, también representan las siete edades de la Iglesia. Y el siete, el séptimo, es sábado, y ese séptimo siempre representa la última edad, o sea, la edad de Laodicea.
También el pueblo de Israel pasó por siete edades de la Iglesia, porque el pueblo de Israel es la Iglesia del Antiguo Testamento, porque Iglesia quiere decir: “los sacados fuera,” y ellos fueron sacados ¿de dónde? Sacados fuera de Egipto, y entonces fueron establecidos en la Palestina como la Iglesia del Señor, o sea, los sacados de Egipto y colocados en la tierra nueva.
Entonces, ellos pasaron por siete edades también de la Iglesia como ha pasado la Iglesia del Nuevo Testamento. Y el Señor apareció y el mensajero, el precursor del Señor, apareció finalizando la última edad de la Iglesia hebrea. ¿Ve usted? Entonces esa es la parte donde acaba, donde acaba una dispensación y comienza otra. Siete siempre es completación. Ahí se completa todo, se acabó todo, y entonces se comienza de nuevo. Porque los días de la semana... ¿cuántos días de la semana hay? Hay solamente siete días de la semana. Pero usted encuentra que el Señor, habla por aquí (está aquí debajo), todo es Palabra: está la Palabra regada en todo el púlpito, aquí en la parte de arriba del púlpito, en la Piedra Angular. Dice:
- “Siete días ofreceréis ofrenda encendida al Señor: al octavo día tendréis santa convocación.”*
Y son siete días nada más, y habla de un octavo día. Siempre que se habla de un octavo día, se está hablando de domingo, porque la semana empieza con domingo y termina sábado. Y cuando usted se encuentra otra vez en domingo, usted se encuentra en el día octavo que viene a ser el primer día también de la semana que viene. Pero viene a ser el día octavo, si usted dice: “De esta semana que está pasando este es el día octavo. El siete fue el sábado y ahora el día octavo es el ocho.” Pero sin embargo usted sabe que no pertenece a esa semana, porque octavo representa eternidad, es tipo de eternidad.
Entonces encontramos, que en este octavo día era que era llevada a cabo la ofrenda encendida delante de Dios para que fuésemos aceptos. Y esto era tipificado allá en aquél tiempo en esta fiesta, la última fiesta, la última fiesta que era llevada a cabo, la última fiesta era la Fiesta de los Tabernáculos, eran siete fiestas tipificando siete edades. Luego de esas siete fiestas, entonces al octavo día venía la Santa Convocación, que no pertenecía a las fiestas ya pasadas, sino que pertenecía a otro tiempo.
Ahora, por aquí voy a terminar esto, y a leer luego acá para que veamos más claro el cuadro, y veamos entonces dónde estamos hoy nosotros viviendo, y qué se ha cumplido y qué no se ha cumplido en medio del pueblo del Señor hoy. Dice:
- “Hay siete grandes días festivos que solamente eran un tipo de las Siete Edades de la Iglesia. Y ustedes recuerdan: ¿cuántos sábados hubieron entre el uno y el otro? Ven, siete sábados entre Pentecostés y las Trompetas, lo cual eran Siete Edades de la Iglesia. Y ahí hubieron siete días festivos que representan las Siete Edades de la Iglesia. Mantengan sus números al corriente* (mantengan sus números al día).
- Ahora bien, Hermano Branham, de hecho se le agotó. Usted tiene su siete.’ Muy bien, vamos a tomar la última fiesta, la cual era la Fiesta de los Tabernáculos. Ahora noten aquí en el versículo 36:*
- Siete días ofreceréis ofrenda encendida al Señor: al octavo día tendréis santa convocación (viene otro tiempo santo)... santa convocación, y ofreceréis ofrenda encendida al Señor, es fiesta, ningún trabajo de siervos haréis.’*
- Ahora, tenemos un octavo día. Ahora, solamente hay siete días, mas aquí hablamos de la santa convocación del octavo día - combinación* (o del octavo día). Noten, no trabajen en él. ¿Qué es el octavo día? ¡Otra vez al primer día! Claro, habla de la Eternidad, mientras ella rueda a la redonda sin un lugar de parada. ¡Amén! ¿Lo ven ustedes?”
Ahora, vamos a bajar un poquito, vamos a bajar en la otra página, en la página 32, dice, bajando al final en el 181, dice:
- “¿Qué es los siete días? Lo cual pasa o he dicho, cambiará hacia otro. Ocho días tiene que ver con nueva creación. ¿Ven? No la vieja creación. Ocho días es nueva creación, porque fue en el octavo día que nuestra santidad, no considerando los sábados del todo, o la fiesta de Los Tabernáculos...”*
La Fiesta de los Tabernáculos es la fiesta del día sábado, o sea, la Fiesta de los Tabernáculos es la fiesta pentecostal, o sea, la fiesta última de Laodicea. Laodicea, la fiesta que cayó en el tiempo de Laodicea, es la Fiesta de los Tabernáculos.
- “La fiesta de esto, la fiesta de Pentecostés, en el octavo día Jesús se levantó de los muertos para nuestra justificación, después del séptimo sábado o siete días, las siete edades de la Iglesia* (¿notaron ustedes eso?), después del séptimo día Jesucristo se levantó de entre los muertos (o sea, después del séptimo día es domingo).”
Entonces domingo de resurrección Él se levantó, Él apareció domingo de resurrección.
Ahora, sépanse ustedes bien una cosa, y es que siempre los días conforme al calendario hebreo comienzan cuando termina uno, comienza el otro, y los días allá en medio del pueblo hebreo, conforme a la Palabra que Dios le dio a ellos allá en el Génesis, encontramos que los días comenzaban y terminaban por la tarde. Para los gentiles comienzan y terminan a medianoche, pero para los hebreos comienzan y terminan a eso de la caída del sol (póngale a las 6:00 de la tarde).
Ya el sábado, el sábado ése en que celebraban una gran fiesta en medio del pueblo de Israel, ese sábado terminaba a las 6:00 de la tarde. Por eso ése sábado había comenzado, el viernes por la tarde, comenzó el sábado, y sábado por la tarde terminó ese sábado y comenzó domingo. Ya el sábado a las 6:00 de la tarde, a las 6:01 de la tarde ya era domingo. Ya el octavo día de la semana había comenzado en la tarde.
O sea, que los días conforme a la Palabra de Dios, lo primero que un día tiene ¿qué es? La noche. Y después viene el día. Para los gentiles pues no es así. Pero estamos en la Palabra de Dios, así que estamos hablando de la Palabra de Dios, vamos a quedarnos para ver la enseñanza como es; vamos a quedarnos con la enseñanza del Génesis, y vemos que en Génesis dice: “Y fue la tarde y el día, el primer día; y fue la tarde y el día, el segundo día; y fue la tarde y el día, el tercer día,” y así por el estilo; no dice “y fue el día y la tarde.” Y dice: “Y fue la tarde y el día.” Porque siempre el día comienza por la tarde, o sea, la noche viene primero.
Ahora vemos, que el Señor resucitó y ascendió a los Cielos ¿cuándo? Al terminar el séptimo día, al terminar el sábado, ahí comenzó domingo. Y entonces, domingo resucitó el Señor. Por la mañanita ya comenzaron a verlo, comenzaron las noticias de que había resucitado. ¿Ve usted? Ahora mientras era de tarde, mientras era oscuro, todavía nadie decía que había resucitado. Todos estaban esperando algo, pero por la mañanita, por la madrugada, se oyeron las noticias de que había resucitado.
En una ocasión encontramos que había dos Ángeles de Dios allí, dándole esa noticia a los primeros que llegaron. Así que, Ángeles: dos mensajeros dando esas noticias. Ahora vea usted, que al final del séptimo día (y mire de lo que el hermano Branham está hablando aquí), porque esas fiestas están tipificando lo que pasaría acá, entonces dice:
- “… o la Fiesta de los Tabernáculos, la fiesta de Pentecostés. ¡En el octavo día Jesús se levantó de los muertos para nuestra justificación! Después del Séptimo sábado o siete días, las Siete Edades de la Iglesia. ¡Jesús se levantó de los muertos! Octavo día, lo cual es una Santa Convocación (¿Ven?), lo cual es el primer día. Ven, usted de hecho pasó a lo largo del tiempo y cayó en la Eternidad nuevamente, no guardando días y guardar sábados y lunas nuevas y cosas como esas, mas han pasado; cambió tu forma.”*
“Cambió Tu forma,” cambió hasta la forma de adoración (al mismo Dios), pero no como era en el séptimo día, o como era en el sexto y así por el estilo. ¿Ve? Porque en la Fiesta de la Santa Convocación, en ese día octavo habría un cambio, un cambio de forma. Entonces dice:
- “Cambió tu forma, no aniquilado (¡Gloria!), ¡mas pasó de muerte a Vida eterna! ¡Oh, lo que la Biblia nos enseña! Pasó de una a otra.*
- Muy bien, el antiguo Sabbath pasó. Jesús se levantó en el octavo día. Aquel fue un día solemne, Santo, y no era un día, porque DÍA, ‘un tiempo’ de hecho acabó. Pasó a la Eternidad. Volvimos directo al primer día de nuevo.”*
Entonces, aquí, un poquito más abajo:
- “Y cuando el hombre vino a la tierra y cayó, un corderito derramó su sangre: eso hablaba del gran Cordero que vendría para derramar Su Sangre. El Calvario levantó la Cruz, eso ató para el Antiguo Testamento a los que justificó* (a los que justificó, lo buscaron)…eso ató para el Antiguo Testamento a los que justificó, lo buscaron. Y en esta Nueva Dispensación a la Venida del Señor, en la Nueva Tierra, la soga de Salvación, la Sangre, el poder redimido del cual estoy hablando, es a través del mismo sistema que ha redimido a ambos: al hombre y a la tierra (al hombre y a la Tierra), enseguida se levantará a la eternidad nuevamente. Y el lago de fuego consumirá todo lo que es impío y no predestinado para ello. ¿Lo ven ustedes?
- Noten, al octavo día Jesús se levantó para nuestra Justificación, el Rey Eterno con el Reino Eterno, para ser bautizado en ello para Vida eterna. No siete días, no tuvo nada que ver con ninguno de los días. Está hablando de otro eternal venidero, hablando de un tiempo eternal –el mundo del cual estoy hablando.”*
Ahora vea que al octavo día el Señor se levantó resucitado después del séptimo día, y después de la séptima edad de la Iglesia, de la edad de Laodicea, el Señor se levantó, el Cristo glorificado se levantó como Rey de reyes y Señor de señores con el Reino eterno. Entonces, ¿qué es lo que sucede? Vea usted que luego, porque la cosa, el plan de Dios siempre es el mismo, y se va desarrollando en diferentes dispensaciones la misma forma, pero en tiempos diferentes.
Vea usted el mismo plan que Él está desarrollando hoy en día, Él lo desarrollo en la segunda dispensación. También lo desarrollo allí en la primera. Pero fíjense, ¿cómo lo desarrollo en la primera? A través de tipos y figuras para nosotros. Allá lo hacían en forma literal, ellos tenían tal fiesta en lo literal, y ellos se regocijaban literalmente, haciendo y comiendo las cosas que tenían que hacer y comer y oír en ese tiempo. Pero después cuando la cosa, el mismo plan, entonces cayó en otra dispensación, ese mismo plan se desarrolla en una escala espiritual. Entonces, el gozo y el regocijo vendría a ser un gozo y regocijo espiritual para cada uno de los hijos de Dios, no con cosas físicas o literales para comer, sino cosas espirituales en las cuales comer y en las cuales fiestear y regocijarnos.
Ahora, fíjese aquella Santa Convocación que ellos llevaban a cabo, esto era tipo de una Santa Convocación que habría de llevarse a cabo en el tiempo de esta dispensación en la cual nosotros estamos viviendo: al terminar la séptima edad de la Iglesia; porque la séptima edad de la Iglesia es el día séptimo y es la fiesta séptima, que es la Fiesta de los Tabernáculos.
Pero ahora tenemos que ver una cosita, y es que fíjese: el Señor, el Señor vino e hizo la misma cosa allá. El Señor vino, luego se levantó en el octavo día, y luego los discípulos recibieron el bautismo del Espíritu Santo el Día de Pentecostés.
Ahora, usted vea todo eso allá cumplido, en la segunda dispensación, y mire para la primera, y vea y dese cuenta que fue la misma cosa pasada allá. El día ocho representando el día que el Señor habría de resucitar. Y también el día cincuenta fue el día en que recibieron el bautismo del Espíritu Santo el Día de Pentecostés. Cincuenta, en ese día número cincuenta, para los discípulos fue el día cincuenta y fue el día número diez también, fue el día cincuenta desde que el Señor resucitó hasta que vino en Espíritu dentro de ellos, y fue el día número diez para los discípulos, el día número diez de estar en el Aposento Alto.
Ahora, vamos a ver algo aquí que debemos de ver, para que no se nos pase por alto. Fue el día número ocho en que el Señor resucitó. Y fue el día número ocho hoy, en que el Señor se levantó. El Cristo glorificado y resucitado, y vimos Su gloria como la gloria del Todopoderoso manifiesta en carne humana en este tiempo. Fue después del día número siete, o sea, después de la séptima edad, fue que entonces hemos visto al Cristo resucitado y lo hemos visto manifiesto.
Ahora veamos, en el octavo, resucitó el Señor. Luego encontramos que en el día cincuenta (cincuenta quiere decir “Pentecostés”), Pentecostés, y entonces en ese día cincuenta era el día de la Santa Convocación, era el día de una gloriosa reunión.
Entonces, vamos a mirar aquí en “La fiesta de las trompetas,” que hay algo más; hay tres mensajes donde habla mucho de esto, de la misma cosa. Por eso, hay que ir a todos estos mensajes para ver el cuadro completo. El otro es: “Ya salido el sol.” Dice en la página 37, aquí no tenemos, el versículo (cuando salga acá estará también). Dice:
- “Noten, ahora de prisa Apocalipsis 9: Debajo de la Séptima Trompeta…”*
Él está hablando aquí de sus reyes, de los abismos sin fondo, hablando allá de (usted sabe de quién es)… del que comanda esos espíritus malos.
- “Y en Levítico ahora, cuan perfecta la interpretación, cuan perfecta La Palabra. Porque ¿ven? Inmediatamente siguiendo el jubileo de Pentecostés, siguió el día de una Expiación. El orden del tiempo de Fiesta entre la Fiesta de Pentecostés a la Expiación, el son de las trompetas para La Expiación era la Fiesta de Pentecostés, el largo período de tiempo.*
- Miren, había un largo periodo de tiempo entre la Fiesta de Pentecostés, hasta el son de las trompetas o hasta la llamada al son de las trompetas, para ser tocadas un largo periodo de tiempo.*
- Francamente había cincuenta días de la Fiesta de Pentecostés a la fiesta de La Expiación. Había cincuenta días. Ahora cincuenta días son exactamente siete sábados, y siete sábados son los siete años de la Iglesia. Edades de La Iglesia, ¿entienden?”*
¿Entendieron ustedes? Los siete años o los siete sábados son las siete edades de La Iglesia.
Encontramos que en el Antiguo Testamento cada siete años, fíjese, una vez en semana tenían una fiesta: el día sábado. Pero también todos los años tenían esta fiesta, pero también cada seis años era tiempo de trabajar, y el séptimo año, era un año de fiesta completo, era un año en que no había que hacer nada, sino recibir de lo que ya estaba sembrado.
Entonces luego que terminaba ese año número siete, entonces el año que le seguía empezaban otra vez y ya terminaba la fiesta, y empezaba la cosa normal otra vez; y luego cuando llevaban ya seis años, ya cuando se llegaba al sexto año y estaba terminando, ya todo el mundo estaba preparado para entrar a la fiesta del año número siete. Y así por el estilo hasta que pasaban siete fiestas, que equivalían a siete años de fiesta.
Pero para ocurrir esos siete años de fiesta, tenían que pasar ¿cuántos años? Cuarenta y nueve años. El último año de fiesta era el año número cuarenta y nueve, y después que terminaban esos siete años de fiesta, habían transcurrido cuarenta y nueve años. Y después de ese último año de fiesta, ¿qué era lo que venía? Lo que venía era el año número cincuenta.
Y el año número cincuenta también era de fiesta, porque era el año de la Santa Convocación. Después que ya todas las fiestas anteriores habían terminado, entonces se entraba en la Santa Convocación, en donde todos los esclavos eran libertados automáticamente sin pagar nada, donde todo quedaba completamente libre: el que había vendido su propiedad, cuando llegaba el año número cincuenta automáticamente quedaba libre, no tenía que pagar ni un centavo, sino que el que la tenía, sabía que la tenía hasta que llegara el año número cincuenta.
Bueno, si la compró, o si la negoció, o si la hizo un negocio en donde cayó en las manos de otra persona... bueno, si le cayó en las manos… en el año cincuenta, al terminar el año cincuenta, entonces, comenzaba el mismo ciclo hasta llegar a cincuenta años otra vez, para volver al año cincuenta. Si cayó en las manos empezando, lo tendría en las manos por cuarenta y nueve años. Pero si le cayó en las manos en el año número cuarenta y ocho, pues el dueño podría decir: “No te apures, ella regresa otra vez para acá sin darte ni un centavo. El año que viene, o de aquí a dos años, la tendré nuevamente.” ¿Ve usted? Entonces, ahí era el tiempo en que todo retornaba a su dueño original, automáticamente por la Palabra de Dios.
Ahora, vea usted que esto está tipificando lo que acontecería en forma automática, cuando terminaran los siete años festivos que representan las siete edades de la Iglesia. Todo lo que pertenecía, o pertenece a los hijos de Dios (no que pertenecía, siempre ha pertenecido). Todo lo que pertenece a los hijos de Dios, porque esa es herencia eterna y perpetua, y somos herederos y coherederos ¿con quién? Con Cristo en Dios. Entonces, todo pertenece a los hijos de Dios, todo es de Dios y Sus hijos. Son una sola Familia.
Entonces cuando terminase la última fiesta, que es la séptima fiesta, que es el año número siete, tipificando la séptima edad de la Iglesia, después de la séptima edad de la Iglesia, ¿qué vendría? Vendría entonces... porque la séptima edad de la Iglesia, el día ese de fiesta, el año ese de fiesta, viene a ser el año número cuarenta y nueve en donde es celebrada la fiesta. Aunque están incluidos esos últimos siete años, incluye a la edad completa de Laodicea, pertenece a la edad completa de Laodicea esos siete años, pero el último año es la fiesta.
Entonces, encontramos que después de esa fiesta, ¿qué es lo que viene? Lo que viene después de esa fiesta número siete, lo que viene es el día o el año número ocho, que no pertenece a los siete, no pertenece a esas fiestas de las edades de la Iglesia; no pertenecería la fiesta o la Santa Convocación, no tendría nada que ver con las edades pasadas, no tendría nada que ver absolutamente, es una fiesta muy diferente a las fiestas que ya pasaron.
Entonces cuando esa fiesta llegase, es porque la otra ya habría terminado. Al llegar esa fiesta entonces sería tocada la Trompeta, la Trompeta para convocar al pueblo a la Santa Convocación. Sería realmente algo en lo cual la gente que no entendería, creería que era una Trompeta igual a la Trompeta de las edades de la Iglesia, o sea, creerían que lo que saldría por esa Trompeta: “Bueno, es un mensaje como fue el de las edades de la Iglesia.” Pero realmente sería algo muy diferente a lo de las edades de la Iglesia, por cuanto nada tiene que ver con las edades de la Iglesia, sino que es algo muy diferente, y más importante para el pueblo de Dios de lo que era en las edades de la Iglesia.
Estoy buscando algo por aquí también a la misma vez que quiero mostrarles, pero parece que no lo tengo muy a la mano; estaba leyendo hoy, allá en casa, acerca de lo que Dios dice con relación a esa Trompeta. Vamos a dejarlo pendiente.
Encontramos, que fíjese: fue tocada la Trompeta para el año de fiesta de la primera edad, fue tocada la Trompeta para la fiesta de la segunda edad, y así por el estilo hasta la fiesta de la séptima edad o del séptimo año que fue la Fiesta Pentecostal.
Pero luego sería tocada otra Trompeta para la Santa Convocación. Otra Trompeta. Entonces esa Trompeta es la misma Trompeta, la cual pasa a los judíos, esa Trompeta, ¿y usted quiere saber lo que la Trompeta dice? Si usted quiere saber lo que la Trompeta dice lea, lea lo que la página de música dice, y entonces usted sabe lo que la Trompeta está diciendo para el tiempo en que uno está viviendo.
La Trompeta para convocar al pueblo para la Santa Convocación, es la Trompeta que es tocada en la Edad de la Palabra, o sea, la Edad de la Piedra Angular.
La Trompeta que fue tocada en la Edad pentecostal, convoca al pueblo ¿para qué? Para pentecostalismo. Entonces, si yo le vengo a ustedes dándole a conocer la música de la Trompeta tocada para el pentecostalismo, ¿qué entonces tendré yo que enseñarles? Pues pentecostalismo. Pero si le vengo hablando acerca de lo que dice o de lo que dijo la Trompeta para la Santa Convocación, entonces le tengo que estar hablando de lo que está adentro de la Fiesta o de la Santa Convocación, que es en el día octavo.
Por lo tanto, no pertenece a la dispensación que ya pasó: la segunda dispensación, ni pertenece a la primera dispensación, sino que pertenece a la dispensación tercera, porque es el primer día de la tercera dispensación; y como es día octavo y es un día perfecto, y es una Edad perfecta, ¿qué pasa entonces? Después de ese día octavo no viene más ningún día, ¡porque entramos a eternidad! O sea, que no vienen más edades. En esa tercera dispensación solamente hay una edad, y es la Edad de la Palabra, y la Palabra es eterna, por lo tanto esa Edad es eterna.
La edad de Laodicea no fue una edad perfecta, no fue una edad eterna, porque no tenía la plenitud de la Palabra; pero esta Edad si la tiene. ¿Ve usted? Por eso no hay más edades. Es la Edad de la Palabra, la Edad de la Novia, es el tiempo de la Santa Convocación, o sea, el día octavo. El día octavo o Edad octava.
Entonces comienza a contar ahí en la pirámide, y esta partecita aquí, equivale al número ocho, representando la Edad octava donde habría una Santa Convocación, y el pueblo de Dios conocería lo que la Trompeta de Dios ha hablado para esta Edad o este día octavo, lo cual nada tiene que ver con lo que fue hablado para el día séptimo, o el día sexto, y así por el estilo. ¿Y usted quiere saber lo que la Trompeta dijo? ¿O lo que la Trompeta estaba diciendo? ¿Quiere saber lo que la Trompeta dice? Entonces mire la hoja de música para esta hora. Y si usted puede ver la hoja de música, y ver lo que la hoja de música dice, entonces usted sabe qué melodía está tocando la Trompeta de la Santa Convocación.
Entonces, fíjese que todo esto ocurre ¿cuándo? Todo esto ocurre en el tiempo en que la edad de Laodicea para Dios ya terminó; para ella y para sus líderes continúa. Pero, ¿de qué le vale que continúe para ellos si para Dios murió ya? Si para Dios ya terminó. Por eso es que hay personas vivas y están muertas, personas vivas en la carne, pero delante de Dios murieron, porque hasta sus nombres fueron borrados del Libro de la Vida. Así que entonces usted puede ver de qué es de lo que estamos hablando.
Hemos visto en este tiempo final que estamos en una nueva dispensación. Hemos visto que el Señor se ha levantado después que terminó la séptima edad de la Iglesia. Ya en la tardecita, cuando estaba pasando la séptima edad de la Iglesia, y entrando la Edad octava, o sea, la Edad de la Palabra, comenzaron a oírse unos rumores, que Él vivía, que Él vivía; pero lo venimos a ver, a entender, después que se entró por completo a la nueva Edad en esta tercera dispensación; porque ver es entender. Así que ninguna persona puede decir: “Yo veo esto.” Si no lo entiende, no lo ve. Porque usted puede ver la letra. Pero ver la letra es una cosa, y entender lo que esa letra dice es otra.
Entonces usted puede ver, y viendo no ver nada. Y se cumple la Escritura que dice: “Viendo no ven, y oyendo no oyen. Para que se cumpla lo que dijo el profeta Isaías: Este pueblo de corazón, su corazón está engrosado, y oyendo oyen pesadamente, y no entienden.” [San Mateo 13:13-15]. ¿Ven? Oyen pesadamente y ven, pero lo que ven es la letra, y lo que oyen es la Palabra; pero no entienden el significado de lo que están oyendo o de lo que están viendo. Y eso de nada les sirve.
Entonces encontramos que algo más grande de lo que nosotros nos podemos imaginar ha estado ocurriendo en este tiempo, y es el sonido o el sonar de la Trompeta para la Santa Convocación, la cual hemos estado observando en esta ocasión, y hemos visto que ha estado tocando y muchas personas no se han dado cuenta de lo que ha estado pasando.
Vamos a leer un poquito por aquí en la página 70, del mismo mensaje titulado: “Futuro hogar de la Novia,” que fue predicado en el ‘64, en el ‘63 fueron abiertos Los Sellos, porque fíjese usted una cosa; quiero que vean esto para que puedan ver esto ahora:
- “El Señor es nuestro Redentor, en la cruz del Calvario Él nos redimió. Él nos salvó. Aun antes de la fundación del mundo, Él nos salvó. Pero luego lo realizo, se materializo en la Cruz del Calvario. Luego, nosotros estamos salvos desde antes de la fundación del mundo, siempre hemos estado salvos y en la Cruz del Calvario el Señor nos salvó. Y allí estábamos nosotros con El, El salvándonos a nosotros.*
- Pero sin embargo usted no había venido a existencia en carne humana aquí en la tierra, sin embargo, allá en la cruz Él lo estaba salvando a usted. Pero luego usted siendo un hijo de Dios pues es eterno, lo único que le pasaba a uste era que no tenía carne todavía. Pero usted estaba en Dios, era uno de los atributos de Dios y estaba en forma de genes. Así como usted estaba en forma de genes, su cuerpo terrenal estaba en forma de genes en su papá, y antes de estar en su papá estaba en su abuelo y antes de estar en su abuelo, estaba en su bisabuelo, y así por el estilo hasta que llega al primer hombre que hubo aquí en la tierra, que fue Adán.”*
Entonces, encontramos que luego usted se materializó, o Dios lo materializó a usted enviándolo aquí a la Tierra, apareció en forma de carne, velado en carne humana, usted es un hijo de Dios velado en carne humana, usted es un hijo de Dios velado en carne humana, la gente tropieza y dice: “¿Cómo esta gente, cómo usted puede ser un hijo de Dios? ¡Todos somos hijos de Dios!” No, no todos son hijos de Dios, porque no todos son de la dimensión de Dios.
Entonces para ser un hijo de Dios tiene uno que haber venido de la dimensión de Dios. Tiene que haber venido de Dios, para poder ir de regreso a Dios, porque redimir es regresar nuevamente a su lugar original. Eso fue lo que hizo Jesucristo en la Cruz del Calvario: regresarnos nuevamente a nuestro lugar original, a nuestro Padre celestial.
Entonces, usted encuentra que la gente tropieza cuando usted en algún momento dice: “Yo soy un hijo de Dios.” La gente lo mira y no entiende ni papa; pero usted que sabe quién es usted, usted sí sabe que es un hijo de Dios. Pero la gente tropieza en ese velo en donde usted está metido. Si usted fuera una persona como un artista de Hollywood: bien parecido, bien hermoso y bien rico, decía: “Yo soy un hijo de Dios.” Y la gente decía: “Parece un hijo de Dios, yo creo que ése es un hijo de Dios.” Es más y comienzan a mirarlo y dicen: “Lo miro de esta forma y tiene la cara de ángel, se parece a un ángel.” Pero la cosa no es que se parezca o no se parezca, la cosa es si es un hijo, o no es un hijo de Dios.
Y Dios es un Dios poderoso, que Él puede hacer lo que Él desea hacer. Si Él se vela en carne humana y se vela en simplicidad, Él ha velado a Sus hijos en simplicidad y en carne humana también. No con atractivo a la vista humana, sino que Él ha colocado a Sus hijos en cuerpos terrenales sin la apariencia que al mundo le gusta. Y así los hijos de Dios mientras menos bonitos son, menos problemas causan. Porque el velo de carne no le es de molestia para nadie. Nadie es tentado con un velo de carne feísimo, ¿ve usted? Así que no hay problema en esa parte.
Entonces vemos que no es cosa de que si el velo es bonito, o si tiene mucho dinero, si es rico o si es pobre, lo importante es lo que está dentro de ese velo de carne. Si eso que está dentro es eterno, entonces la cosa cambia; es que vino de la dimensión de Dios. Si lo que está dentro, no es eterno, entonces tuvo principio, es de otra dimensión, o sea, de la quinta dimensión.
Entonces, ¿de dónde era Judas? Dice que se fue a su lugar. ¿Y para dónde tomó Judas? Para la quinta dimensión, para el infierno. ¡Oh! Entonces ¿hay aquí sobre la Tierra gente que es de la quinta dimensión y están en carne aquí, y hay otros que son de la dimensión de Dios y están también aquí? Bueno, lo importante es saber de dónde somos nosotros; porque todo lo que tuvo principio tiene fin. Pero usted no tuvo principio, no tiene fin. Dios vino a restaurarlo nuevamente y a retornarlo a su lugar original. Pero fíjese: usted fue redimido en la Cruz del Calvario, allí fue efectuada la redención, efectuada, o sea, realizada en carne humana y a través de carne humana. Pero usted todavía no estaba viviendo aquí en la Tierra. Pero Dios lo había predestinado para vivir en este Siglo XXI. Entonces, aunque fue realizada allá hace casi dos mil años cuando usted apareció acá, entonces recibió el beneficio al aceptarla. Mientras no la aceptaba, todavía para usted, aunque había sido hecha, todavía no era efectiva en usted.
Ahora, veamos que la Santa Convocación, y la Trompeta de la Santa Convocación puede haber sonado hace tiempo, pero hasta que es reconocida y aceptada, usted no entra en ella, no entra en la Santa Convocación. No importa cuánto tiempo haya pasado, cuánto tiempo haya que estar en la Edad de la Palabra; hasta que la persona acepta y entra, aunque para unos sea efectivo, para otros no es efectivo. Aunque para unos sea efectiva la Edad de la Palabra y estén en la Edad de la Palabra, en la Santa Convocación, para otros, los que no aceptan, entonces están en la edad de Laodicea, que es la séptima edad, porque en alguna hay que estar.
Entonces vemos que en este tiempo, en este tiempo, que es el tiempo de la Santa Convocación, es el tiempo en que el apóstol San Pablo habló acerca de la Venida del Señor y nuestro recogimiento a Él. ¿Ve usted? Una Santa Convocación para recoger el pueblo a Él: a Cristo, la Palabra.
Y esto es lo que en Los Sellos nos habla Dios a través del hermano Branham, acerca de lo que hace la apertura de Los Sellos. Es Cristo el León de la Tribu de Judá viniendo. ¿Para qué viene Él? Para reclamar, ¿y qué es lo que reclama? Él lo que reclama es lo que Él redimió: Sus atributos. Al reclamar Sus atributos, entonces Sus atributos son los hijos de Dios, los cuales estaban en Dios desde antes de la fundación del mundo, y que han sido manifiestos en carne humana, y que el Libro de la Redención es el Libro sellado con Siete Sellos. Pero que hasta que ese Libro de la Redención es abierto, entonces nadie va a responder al llamado para la Santa Convocación; porque es en el tiempo de la Santa Convocación, en que la Trompeta de Dios suena y es llamado el pueblo a la Santa Convocación. Entonces todos los que están en el Libro de la Vida escritos, ellos responden al llamado de la Trompeta. Ellos responden al llamado, ellos son la Palabra y responden a la Palabra. Entonces ellos responden al Nombre de la Palabra, porque ellos también reciben el Nombre de la Palabra.
Entonces, Él viene para reclamar todos Sus derechos, para reclamar aquellos que Él redimió.
Y ahora, ¿qué es lo que pasa? Luego del tiempo largo de las siete edades de la Iglesia, a través de ese tiempo, Él estuvo llevando a cabo el Plan de Redención, o sea, aunque Él hace dos mil años murió, luego de haber muerto, entonces fue proclamada la Trompeta de Redención. Entonces todo a través de las edades era para llevar a cabo la Redención. O sea, para que al oír los hijos de Dios, que vivían a través de las edades, al oír la Palabra de Dios y la Venida del Señor en Su Primera Venida, y el propósito para lo cual Él vino, cuando ellos oían esa Trompeta de Dios, ellos la recibían, la aceptaban lo que esa Trompeta decía: el mensaje de Redención, y al aceptarlo quedaban redimidos; o sea, la Redención se materializaba en ellos, porque una cosa es saber que Cristo murió en la Cruz del Calvario; pero hasta que la persona no lo acepta, no se efectúa en él la Redención, aunque ya el Señor la hizo, porque todo depende de la persona aceptarla, recibirla, verla y recibirla, sino no ocurre nada en la persona.
Y ahora que hemos llegado a la etapa de la Reclamación, es de la misma manera. La Reclamación ya fue hecha en el ‘63; pero todavía puede* haber personas que no estén en la reclamación, porque una cosa es cuando el Señor la hace y otra cosa es cuando la persona lo acepta, entonces entra en el Plan de la Reclamación. Entonces, allá durante las edades de la Iglesia, el pueblo estaba siendo convocado para las diferentes fiestas que eran efectuadas una en cada edad; y entonces en cada edad venía la Trompeta de Dios, era tocada a través del mensajero, y era llevada a cabo una fiesta espiritual donde el pueblo del Señor se gozaba espiritualmente (los de cada edad en cada edad).
Pero ahora estamos en la Santa Convocación, la Trompeta ha sonado, y entonces el pueblo está en este proceso de reclamación, y a medida que cada uno individualmente lo ve, entra en el Plan de la Reclamación y entonces ya queda reclamado, y lo que está ocurriendo en cada uno de los escogidos de Dios, es que va recibiendo el beneficio espiritual de la reclamación; y luego vienen también los beneficios físicos que nos corresponden en el Plan de la Reclamación; porque en el plan de la redención, o sea, con lo que Dios hizo en la Cruz del Calvario, Él nos redimió, Él quitó todo pecado de nosotros, nos lavó con Su Sangre.
Pero ahora, encontramos que dice Dios en Su Palabra a través de nuestro hermano Branham, que el Elías de esta Edad redime a la Iglesia. Y redimir… mucha gente se asusta cuando uno usa esa palabra, esa frase, pero la gente no comprende que redimir es volver otra vez al lugar original. Entonces el Elías de esta edad toma a la Iglesia y la saca de la condición en que se encuentra, y la coloca otra vez en su lugar original. Eso es la restauración.
Muchas veces predicamos y hablamos de restauración, restauración, y ni sabemos ni lo que es la restauración. Vamos a ver en algún sitio por aquí, hay un lugar donde Dios a través del hermano Branham nos dice qué es la restauración. La restauración... si la Iglesia habría de ser restaurada, Ella habría de ser llevada otra vez a su lugar original. Entonces vamos a ver la página 37 del mensaje titulado: “He aquí un hombre que puede encender la luz,” dice verso 177 al 178, dice:
- “Notó usted y observe con cuidado allí en Malaquías ¿cómo El indicó eso: La fe de los padres a los hijos y la de los hijos a los padres?* (¿Y la de los hijos a los padres?) ¿Ve el mismo espíritu donde se levantó allá y donde se levanta aquí nuevamente? La misma cosa. Vea exactamente viceversa, volviendo atrás nuevamente. ¿Por qué? ¿Por qué? Porque Oriente y Occidente se han encontrado. Vea exactamente (bajo las mismas narices) o bajo nuestras narices y aun así no lo ven.
- ¿Por qué? No en balde Jesús dijo: ¡Dejadlos! Ellos están ciegos y guiando a ciegos, ambos caerán en el hoyo.*
- La luz de otras Edades solamente reflejaron esta luz, ¿ve? el sol de hoy solamente es* (el reflejo) la reflexión del sol que estará este julio o agosto para la cosecha. Y el sol de Lutero, Martín Lutero y Wesley y Saquee y Fini y Nosg y Calvin y Muvee, todos los otros, aquellos grandes hombres que tuvieron aquellas lucesy Jonh Smith de la Iglesia Bautista y Alexander Campbell de la Iglesia Campbelita y los así llamados Los discípulos de Cristo Iglesia Cristiana y cualquiera otro nombre que ellos tienen (por ellos) para ellos, todos aquellos hombres allá en sus Edades estaban tan solo reflejando lo que había de ser aquí en el fin.
- Y entonces aquí los hijos inmediatamente después que aquellos fundadores ¿qué hacen ellos? ellos no permanecieron en el tallo, ellos se apartaron de él y se hicieron a sí mismo una pequeña cosa como cáscara, de donde usted se aparta de la fuente real de vida, usted no tiene vida. Jesús tiene una mesa preparada donde los Santos de Dios son alimentados del alimento maduro del día por la luz del Evangelio que lo vindica que Él está aquí hoy. Los Santos comen el pan.”*
Hay una mesa preparada en la Santa Convocación, (es una fiesta).
Ahora vamos a ver la página 53 comenzando, dice:
- “Usted no va a engañar a un Bautista con una doctrina Luterana* (con una doctrina luterana), ¿ve? y tampoco va usted a recibir el mensaje, engañar el mensaje ahora en esta Palabra por alguna doctrina Pentecostal de falso padre, hijo y espíritu santo y toda esta cosa como eso. Y allá atrás y aquellos credos que ellos tienen en ese programa de organización. No, a usted nunca los engañará ¿por qué? porque los elegidos no serán engañados. ¿Qué es? ¿Qué es? Engañosos, estos resplandores ¿qué están haciendo? Ellos están llevando a la Iglesia al matadero del Concilio por los resplandores. Esa será la última matanza cuando ella y Roma se conecten juntos, cuando ellos formen la imagen de la bestia, esa es la matanza final. Y estos resplandores que ustedes tienen ahora, vea lo que está haciendo: guiando al pueblo. Es un cabro.”
Los resplandores, o sea, resplandores son los reflejos, y viene a ser un espejismo. Por ejemplo: el mensaje de Lutero, yo predicarles hoy a ustedes el mensaje de Lutero en esta noche, es un espejismo o un reflejo. Y entonces, es un reflejo, a usted lo que hace es engañarlo y llevarlo hacia el error. Un reflejo viene a ser un cabro: un cabro guiando al pueblo de Dios, a las ovejas mal guiadas, guiándolas al matadero, a la destrucción; porque el mensaje de una edad pasada ya está dañado, ya está envenenado, ya está denominacionalizado, entonces ya es un veneno que va a matar a aquellos que lo reciban.
Y si una oveja recibe un mensaje de una edad pasada, como ya todas las edades pasadas se convirtieron en denominaciones... la última era Laodicea y es una denominación más mala que las demás. Vea usted entonces, ¿qué haría el que se le predicara a usted un mensaje que ya pasó? Ahora, ¿sabe usted que eso es lo que está diciendo el hermano Branham aquí? Que engañarán si es posible aun a los escogidos, ¿quién? Los falsos ungidos con un mensaje de una edad que ya pasó. Cualquier predicador que le predique un mensaje de una edad que ya pasó es un falso ungido. ¿Qué le parece?
Esos son los falsos ungidos de los últimos días, que donde único le tuercen la Palabra, tienen toda la letra, pero se lo aplican para una edad que ya pasó. Entonces eso es un falso ungido con una buena unción y con la letra de la Palabra conociéndola hasta mejor que los mismos verdaderos ungidos, pero ¿qué es lo que hace? Tornándolo hacia una edad que ya pasó y hacia un mensaje que ya pasó. Tornando la misma Palabra de esta Edad de la Palabra, metiéndola para una edad que ya pasó.
Entonces, fíjese: si nosotros hoy en día nos metiéramos a las cosas que corresponden al mensaje de la primera dispensación, ¿qué pasaría con nosotros? Estaríamos guardando las cosas de la primera dispensación; viviendo nosotros en una tercera dispensación donde ha sido llevado a cabo o efectuada la Santa Convocación.
Entonces, vea usted que la Santa Convocación está tipificada por la fiesta cincuenta, o sea, por el año número cincuenta; y así también lo que comenzó en el Día de Pentecostés, de allá comenzó en el día cincuenta. Entonces esa fiesta pentecostal: el Día de Pentecostés, el Día de Pentecostés comenzó allí, y siguió ese día pentecostal, continuó hasta la séptima edad de la Iglesia; porque abarcó las siete edades de la Iglesia, fueron abarcadas por la fiesta pentecostal que empezó el Día de Pentecostés en el Aposento Alto, porque esa era la fiesta número cincuenta, del día número cincuenta.
Pero ahora nosotros estamos entrando y hemos entrado a la fiesta del año cincuenta; que la fiesta del Día de Pentecostés, del Aposento Alto que comenzó allí, viene a señalar la fiesta que ocurriría acá en el año número cincuenta; o sea, que viene a ser también la Edad de la Palabra, la Edad número ocho, o sea, la Edad de la Santa Convocación.
Entonces, vea usted que los siete años festivos, que en el lapso de tiempo de cuarenta y nueve años eran llevados a cabo, cada seis años venía el año número siete, y era una fiesta, y así hasta que se cumplieron cuarenta y nueve años, y en cuarenta y nueve años hubieron siete años. De los cuarenta y nueve años hubieron siete años que eran siete años de fiesta. ¡Y cómo se gozaban en esa tremenda fiesta! Pero lo más grande para ellos era el año número cincuenta, porque ahí era que todos los esclavos quedaban libres, y todo lo que pertenecía al pueblo de Dios retornaba libre totalmente al pueblo de Dios.
Y en este tiempo, después de la fiesta número siete, que es la fiesta pentecostal, ha venido la fiesta número ocho, que es la fiesta de la Santa Convocación donde todos los cautivos quedan libres. ¿Estábamos cautivos o no estábamos cautivos allá en las denominaciones? O se tuvieron que abrir las puertas de las denominaciones y decirnos: ¡Váyanse de aquí, no los queremos aquí! Es que sin saberlo, estaban haciendo lo que tenían que hacer. Todo regresa al pueblo de Dios y a las manos de Dios, y todo regresa al dueño original que es Dios.
Los hijos de Dios regresando a Dios, las denominaciones tenían que soltarlos. Y entonces todo lo que pertenece a los hijos de Dios: regresando a Dios; este es el tiempo en que lo que perdió Adán, ha regresado a las manos de los hijos de Dios. El Título de Propiedad que Adán tenía, que es la Palabra, y la Palabra es los Sellos, ha regresado a las manos de los hijos de Dios, ese es el Libro de la Vida.
El Libro de la Vida Adán lo perdió, porque hizo un negocio, Eva hizo un negocio allá, y entonces Adán, se tiró a salvarla a ella, y el Título de Propiedad Dios lo agarró. El diablo hizo un negocio sucio allá, pero el diablo no pudo agarrar el Título de Propiedad, no lo pudo agarrar.
Por eso es que cuando el Título de Propiedad: los Sellos, el Libro de la Vida es abierto, entonces hoy se sabe que pertenece a los hijos de Dios. Y al ser el tiempo de la Santa Convocación, el tiempo del Jubileo, ¡es Tiempo de Jubileo! Entonces todo regresa a las manos de los hijos de Dios, y el diablo no puede hacer nada para aguantar la herencia que les corresponde a los hijos de Dios. La herencia de los hijos de Dios: la Palabra, el Libro de la Vida, el Título de Propiedad ha regresado.
Por eso es que en esta hora final en la cual estamos nosotros viviendo, es la hora más grande de la historia del Universo, es la hora más gloriosa para todos los hijos de Dios, es la hora en que todos los hijos de Dios desearon vivir, y usted sin hacer nada ha estado viviendo en esta hora, y debe estar más que contento y más que agradecido al Señor de estar viviendo en esta hora en que vive, porque es la hora más grande de todos los tiempos.
La primera fiesta, fue una fiesta maravillosa; la segunda fiesta de la segunda edad, fue una fiesta maravillosa, ¿cuántos hubieran deseado vivir en la primera fiesta? En la primera edad donde se fiesteó en la Palabra de Dios. Pero con todo y eso, era una porción de la Palabra. Y así en la fiesta de Lutero, era una porción de la Palabra; y así por el estilo en todas las fiestas.
Pero en la Santa Convocación, en la Santa Convocación, todo lo que pertenece a los hijos de Dios regresa a las manos de Dios. Así que, ¿qué es la pertenencia o lo que le pertenece a los hijos de Dios? El Libro de la Vida, que es la Palabra; y entonces el Título de Propiedad, por lo tanto, regresa a las manos de los hijos de Dios en esta Edad de la Palabra.
Ahora, recuerde una cosa bien: recuerde que todo tiene un proceso. Y que todo tiene un lapso de tiempo en el cual se efectúan las cosas. Fíjese: la redención fue hecha hace casi dos mil años, pero por dos mil años estuvo la redención funcionando para que los hijos de Dios la fueran recibiendo a medida que aparecían y oían acerca de la redención; y así es la reclamación, así es esta Santa Convocación, en donde allá el Día de Pentecostés tipificaba esta Santa Convocación acá.
Ahora, vea usted entonces cómo comenzó allá el año cincuenta, el año Pentecostés que es cincuenta, cómo comenzó allá, y entonces nosotros estamos nuevamente en un Pentecostés. Por eso es que el Señor a través del hermano Branham, en el mensaje titulado: “Por qué pequeña Belén,” él dice: “¡Yo quiero un trago fresco de genuina agua Pentecostal!” ¿Por qué? Porque es que aquel Pentecostés de allá, tipificaba el Pentecostés de acá. El Pentecostés de acá es en el octavo día también, y es en la Edad de la Palabra, y es la Santa Convocación donde todo regresaría a sus dueños originales. Toda la herencia de los hijos de Dios nuevamente regresando a los hijos de Dios.
Ahora usted vea cómo todo funcionó allá, y cómo entonces todos los hijos de Dios fueron, después que los primeros recibieron, recibieron el Pentecostés los primeros ciento veinte, entonces después lo iban recibiendo los otros a través de los que ya lo habían recibido. Por eso en una ocasión, ¿quién fue? Yo creo que fue Felipe, o alguno de ellos, fue por allá por Samaria o algún lugar así; y predicó y se bautizaron en el Nombre del Señor, pero todavía no habían recibido el Espíritu. Entonces tuvieron que llevar a Pedro y a Juan (me parece que fue), para que fueran para orar por ellos e imponer las manos sobre ellos, para que también recibieran el Pentecostés: el bautismo del Espíritu Santo, lo cual también nos señala para este tiempo en que estamos nosotros viviendo.
Entonces, vea usted que después de diez días en el Aposento Alto, después esa dispensación o esa Santa Convocación comenzó abiertamente allí y públicamente. Mientras tanto la cosa estaba en secreto, pero después comenzó públicamente para los hijos de Dios. Y recuerde que los hijos de Dios, el pueblo de Dios eran los judíos. Y después de algún tiempo fue que comenzó la cosa abiertamente para los gentiles, cuando Dios levantó a San Pablo (a Saulo), entonces comenzó abiertamente para los gentiles. Pero mientras tanto, mientras no apareció Pablo, la cosa no estaba abierta completamente para los gentiles. Digo: ¡completamente! Quedó abierta la puerta, pero no estaba completamente libre las cosas para llegar a los gentiles.
Entonces encontramos que como fue allá, es acá: diez días en el Aposento Alto después que se fue el Señor, después que ascendió a los Cielos. Encontramos también que fue cincuenta días después del Señor haber resucitado, cincuenta días después vino el Día de Pentecostés, porque Pentecostés es cincuenta.
Ahora, veamos los diez días, fíjese: desde el ‘63 en que el Señor, en que la Palabra, fue crucificado por segunda vez hasta el ‘73, van diez días, o sea, diez años. Y también encontramos que desde el ‘33 al ‘73 van cuarenta años; entonces el pueblo de Israel entró a la tierra prometida ¿cuándo? Después de los cuarenta años. La tierra prometida es tipo ¿de qué? La tierra prometida… por aquí lo tengo, en el mensaje titulado: “La unión invisible de Cristo y la Novia,” (está en inglés). Página 9 y página 48. La tierra nueva o la tierra prometida es el mensaje, los Sellos. Una cosa es salir hacia un lugar y otra cosa es llegar. Los que salieron en el primer éxodo, de los que salieron... ¿cuántos entraron? Solamente dos. El resto fue los que nacieron por el camino. De los que salieron en el segundo éxodo, ¿cuántos entraron? Muy pocos. ¿Cuántos entraron, cuántos llegaron al Día de Pentecostés? Muy pocos, porque la tierra nueva en el segundo éxodo representa el bautismo del Espíritu Santo en el Día de Pentecostés.
Luego, también la tierra nueva ahora, en este tiempo en el cual nosotros estamos viviendo representa la Palabra, el mensaje, los Sellos y también representa el milenio allá. Primero tenemos que entrar a la tierra nueva en forma de Palabra, el mensaje, en forma de mensaje y luego entraremos a la tierra nueva del milenio en lo literal. Primero tenemos que entrar en lo espiritual y después en lo literal.
Así que no podemos entrar al milenio primero para después entrar al mensaje, tenemos que entrar al mensaje de esta hora, de esta tercera dispensación, al mensaje que la Trompeta de Dios ha proclamado para la Santa Convocación para congregar al pueblo, porque esto es lo que reúne a los escogidos: el mensaje de esta Edad de la Palabra, o sea, el mensaje de aquí arriba: de la Piedra Angular es lo que congrega o reúne a los escogidos. A nadie más. El resto se queda abajo en Laodicea. Entonces los reúne aquí, y entran a la tierra nueva, a la tierra de promisión; y al entrar entonces, luego podemos entrar al milenio, luego que pase la tribulación.
Ahora, dice Dios a través del hermano Branham, que la evidencia de la tierra nueva, ¿sabe cuál es la evidencia de la tierra nueva? La evidencia de la tierra nueva es el Hijo del Hombre. Hemos visto al Hijo del Hombre manifiesto hoy en día en este tiempo final en el séptimo mensajero; el Hijo del Hombre siempre es un profeta, Dios en toda Su plenitud en un hombre, en un profeta. ¿Lo hemos visto?
Hemos visto la evidencia de la tierra nueva, y la evidencia de la tierra nueva allá, eran las uvas maravillosas que traían Josué y Caleb, y acá entonces encontramos que el hermano Branham hablándonos acerca de la tierra nueva, y de la evidencia dice que es: el Hijo del Hombre.
Entonces, también hay otro lugar donde nos habla de la tierra nueva y del Nombre nuevo del Señor. Y nos dice acerca del Nombre nuevo del Señor, nos dice: “Esto algo así como Josué y Caleb cuando trajeron la muestra de la tierra nueva.” O sea, la evidencia de la tierra nueva. O sea, el Nombre nuevo del Señor, tipificado en aquellas uvas que traían Josué y Caleb de la tierra nueva. Porque el Nombre nuevo ¿dónde estaba? El Nombre nuevo estaba en la evidencia, y la evidencia es la manifestación del Hijo del Hombre.
Entonces, de las uvas, ¿qué es lo que se saca de las uvas? Vino, y el vino estimula. Entonces habría de haber un estímulo tremendo en medio del pueblo del Señor, “y no hagáis daño ni al vino ni al aceite.” ¿Ve? Al estímulo.
Entonces, esos son los escogidos que tienen el vino y el aceite, tienen el Espíritu y tienen el estímulo causado por la Revelación de la Palabra, del mensaje que corresponde para el tiempo en que viven y están bien estimulados. Entonces, ¿qué es lo que ha causado tanto estimulo en medio del pueblo del Señor? Hay un pueblo bien estimulado. Lo que ha causado tanto estímulo es lo que corresponde a esta hora en la cual estamos viviendo, porque Dios a través del hermano Branham dijo que la Novia no ha tenido un avivamiento, pero dijo:
- “¡Los Truenos producirán un avivamiento a la novia! Cuando los Truenos sean dados a conocer, cuando los truenos hablen, entonces habrá un avivamiento en medio de la Novia, ella tendrá un avivamiento. ¡Mucha gente cree que avivamiento es ruido pero avivamiento es vida!”*
Entonces, fíjese la hora tan importante en que nosotros estamos viviendo, es una hora muy sencilla porque todas las cosas que están aconteciendo hoy, están aconteciendo en el campo espiritual, y por eso mucha gente se pone a buscar las cosas, verlas en el campo literal o físico y se pierden de vista; porque si usted quería ver alguna cosa en la forma física, tenía que estar en la primera dispensación para poderlas ver, porque allá eran hechas físicamente. Todas estas fiestas que eran efectuadas allá, eran literalmente efectuadas; pero ahora estamos... después que han terminado las fiestas de las edades, ahora estamos en la Santa Convocación. Y al estar en la Santa Convocación esto es un tiempo espiritual en el cual nosotros estamos viviendo, y en el cual el pueblo escogido está siendo llamado a la Santa Convocación, para regresar de nuevo a su lugar o posición original.
Ahora, lo que pasa hoy es siempre lo que ha pasado. Siempre pasa la misma cosa.
Mire, en el tiempo en que el Señor vino, las religiones estaban esperando, estaban esperando al Mesías, pero tropezaron en el mismo Mesías, tropezaron en la Palabra hecha carne, tropezaron en el cumplimiento de lo que ellos estaban esperando. Y luego, cuando se cumplió lo que dijo el profeta Joel, que en los postreros días derramaría de Su Espíritu sobre toda carne, y entonces profetizarían; y por ahí por el estilo encontramos que el apóstol Pedro comenzó a citarles las Escrituras, entonces también en lengua de tartamudo y extraña lengua le hablaría a ese pueblo. Cuando esa promesa se cumplió, la gente decía: “¡Esa gente está borracha!” Y no sabían que era el cumplimiento de lo que Dios había prometido. Se les fue por encima la Venida del Señor, la Primera, y después se le fue por encima lo que Él prometió que habría de enviar a los que habrían de recibirlo en Su Primera Venida.
Entonces, fíjese: allí la primera Venida de Cristo, la primera Venida de Cristo mientras el Señor estuvo aquí en la Tierra, la primera Venida de Cristo estuvo cerrada o sellada. Era conocida solamente por algunos. Por ejemplo, Natanael, cuando el Señor le dijo: “Cuando estabas debajo de la higuera te vi.” Natanael le dijo: “Tú eres el Cristo.” Cuando estuvo hablando con la mujer samaritana y le discernió los secretos del corazón, ella le reconoció, porque discernía los secretos del corazón.
Cuando el Señor también hizo las cosas que Él estaba haciendo en medio de los escogidos, ellos le reconocieron. Y cuando el Señor preguntó: “¿Quiénes dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?” Uno de entre ellos dijo quién era, por revelación de lo alto.
Ahora, en esa ocasión, pues nadie podía levantarse: “¡No, yo lo había dicho primero! Yo...” Natanael podía decir: “¡No, si eso mismo había dicho yo, que Tú eras el Cristo! Así que la Revelación yo la recibí primero que éste.” O en el Aposento Alto podían ponerse a pelear: “¡Ah, no, no, no, no! Tú no puedes tener las llaves porque yo recibí eso primero que tú.” Porque otros habían visto que aquél era el Mesías también. No es cuando una persona pueda hacer tal o cual cosa, sino cuando llegue el momento en que Dios pregunta, cuando Dios pregunta algo, y entonces la persona lo contesta por revelación de lo alto, ahí es que cuenta para Dios. “¡No, si yo sabía eso!”
Bueno, si lo sabía, ¿qué hizo con lo que sabía? Nosotros no sabíamos nada, pero cuando Dios se plació en revelárselo, entonces lo supimos, y al saberlo lo recibimos y caminamos para adelante, poniendo cada cosa en el lugar que nos corresponde en esta nueva dispensación, en esta nueva edad, en esta Santa Convocación; que no tiene nada que ver con las fiestas que ya pasaron, y con las cosas que correspondían a cada fiesta, porque cada cosa era para cada tiempo.
Entonces, el orden correspondía a cada una de esas fiestas, pero el orden de la Santa Convocación es diferente.
Entonces vemos que allá en el tiempo de los apóstoles, pues la cosa tenía un orden también, Dios siempre es un Dios de orden. Y siempre tropezamos en la forma en que Dios se mueve, porque es que siempre miramos para atrás y decimos: “¡Yo creo esto, yo creo esto que Dios hizo, que Dios hizo! ¡Y yo creo esto que Dios va a hacer, que Dios va a hacer!” Pero Dios siempre está haciendo en todos los tiempos algo, Él está haciendo lo que Él dijo por Su Palabra que Él habría de hacer. Y ahí es siempre donde la gente tropieza, porque no pueden ver lo que Dios está haciendo, sino que miran para el futuro para ver lo que Dios va a hacer, y cuando Dios lo hace, todavía se quedan mirando para el futuro.
Bueno, fíjese: ¿no dijo Dios a través del hermano Branham que el Séptimo Sello no sería dado a conocer al público o que no sería revelado en público? Y después más adelantito dice: “Será revelado en público cuando llegue esa hora.”
Entonces, si no fue revelado en público mientras estuvo el hermano Branham aquí, entonces ¿qué pasa? Había que estar mirando para el futuro para cuando él lo revelase en público.
Si Dios lo había revelado en público, pues no sé cuál es la idea de muchas personas en muchos países; yo creo que la idea de muchas personas es que están esperando al hermano Branham para que lo venga a revelar en público, porque no lo reveló en público. Él trajo la revelación pero no habló públicamente o abiertamente de la revelación que él trajo. Él dijo que el Séptimo Sello era la Venida del Señor. Él dijo que ese fue el misterio que los Truenos dieron a conocer.
Pero él trajo todo eso, pero no lo trajo abiertamente, o sea, públicamente es abiertamente: “Esto es esto, esto es esto.” Así que, en la página 482, dice [Los Sellos]:
- “Entonces encontramos que nos ha sido abierto el sexto Sello, y lo vemos. Sabemos que el séptimo Sello no puede ser abierto al público hasta que llegue esa hora. Ahora, hubo alguna razón por la cual Dios permitió la declaración de estos Siete Truenos, porque tiene que venir. Hallamos que Cristo, el Cordero, tomó el Libro en Su mano y abrió el séptimo Sello, pero es un misterio escondido; nadie lo conoce, y eso cuadra exactamente con lo que Él dijo, que nadie conocería cuándo sería Su venida.”*
¿Ve usted? ¿Qué es el Séptimo Sello? Su Venida, Su primera Venida fue en carne humana, Su segunda sería en carne humana. En Su primera trajo el Nombre para Redención y en Su segunda trae el Nombre eterno con el cual Él reclama todo lo que le pertenece. Dice:
- “Tampoco conocerían nada acerca de este misterio de los Siete Truenos. Entonces esas dos cosas están unidas, de eso ya tenemos conocimiento, porque lo demás nos ha sido abierto, pero esto no. Pero sentado allá en el cuarto, vi esto abrirse y mostrar estos Siete Truenos. Ahora no más hasta allí podemos llegar.”*
Le fue abierto, él supo lo que era; aun dice que es la Venida del Señor, dice que viene a reclamar Su propiedad con el Libro en la mano, pero abiertamente no dice que eso se cumplió en él, porque Dios Se encarnó en él y que el Nombre que tenía Dios lo puso en él. Y todas esas cosas, y demás cosas que nosotros sabemos. Entonces, esas cosas nunca fueron habladas abiertamente en público. Igual que la primera Venida del Señor, públicamente el Señor no hablo abiertamente, pero los discípulos tenían la revelación, entonces comenzando en el Día de Pentecostés, se comenzó a predicar públicamente la Venida del Señor y el Nombre para redención. Y así también pasa con el Séptimo Sello y con los truenos.
Ahora, vamos a tocar un poquito aquí, dice [Página 474]:
- “Ahora noten: Es por Dios que yo les digo la verdad, ya que estas cosas me son Espiritualmente discernidas; son discernidas por el Espíritu Santo. Y cada cosa ha identificado su lugar en la Biblia. Ahora, el gran secreto bajo este Sello* (el Séptimo), yo no lo conozco. ¡No lo conozco! No lo pude descifrar; no pude captar lo que decía. Pero yo sé que eran los Siete Truenos tronando rápidamente uno tras otro, haciendo siete estruendos, y eso se abrió hacia algo más que vi. Cuando vi eso, busqué la interpretación y me pasó tan rápidamente que no lo pude descifrar. Eso es correcto. Todavía no es la hora para eso...”
¿Cuándo no era la hora? Cuando estaba en pleno cumplimiento en carne humana el Séptimo Sello cumpliéndose.
- “Todavía no es la hora para eso, pero está llegando a ese ciclo...”*
¿Ve? Es como un ciclo. Entonces hasta que no llegue ese ciclo y esa hora de ese ciclo públicamente no puede haber nada.
- “Está llegando cerca. Entonces lo que hay que hacer es recordar que les estoy hablando en el Nombre del Señor. Estén preparados, porque no saben en qué hora algo pueda suceder.*
- Ahora, cuando esta cinta esté en circulación, quizás sea el instrumento para correr a diez mil de mis amigos, porque van a decir: ‘El hermano Branham está tratando de hacerse un siervo o profeta ante Dios.’ Déjenme decirles esto, mis hermanos: Eso es un gran error. Yo únicamente les estoy diciendo lo que vi y las cosas que me han sido dichas. Usted haga lo que guste. Yo no sé quién será, ni qué va a suceder. ¡No sé! Solamente sé que esos Siete Truenos contienen el misterio por cuya razón hubo silencio en el Cielo. ¿Todos entienden?*
- Quizás sea ahora el tiempo y la hora cuando aparezca esta gran persona que hemos estado esperando. Quizás este ministerio, por el cual he tratado de convertir a la gente a la Palabra, ha servido de fundamento. Si así es, entonces les estaré dejando para siempre. No habrá dos aquí al mismo tiempo. Y aun si así fuera, él crecerá y yo menguaré. ¡Yo no sé! Pero Dios me ha dado el privilegio de mirar y ver lo que es; lo vi abrirse hasta donde lo vi. Eso es correcto. Y estoy seguro que ustedes han notado las cosas que han sucedido en esta semana.”*
Y entonces comienza a relatar acerca de los casos que Dios ha llevado a cabo, la sanidad de algunas personas y niños.
Entonces, hay un sitio, no recuerdo bien; hace tiempo no, no tocaba esto. Hay un sitio donde dice, que cerca de la Venida del Señor, por ahí, entonces es que sería dado a conocer. Dice, o cerca de la Venida del Señor o lo que haya de tomar lugar, esto sería dado a conocer. Por aquí lo tengo ya, en la página 482 y 483, dice:
- “Está hablando de Israel en su propia patria. Pero, ¿notaron que El no habla nada de la revelación de este séptimo Sello; y también acá en Apocalipsis en la apertura de los Sellos, también lo omitió? Vemos pues que es un misterio por completo, y la hora todavía no ha llegado para que se diera a conocer este misterio. Hemos llegado hasta aquí, y lo demás* (y lo demás ¿Vieron ustedes?)…”
“Hemos llegado hasta aquí,” que en público él no lo daría a conocer. Hemos llegado hasta aquí, la cosa se queda sin darse a conocer hasta ese tiempo.
- “… y lo demás nos será dado allí en el tiempo* (¿cuándo?) cuando aparezca Jesús nuevamente sobre la tierra para llamar a Su Novia, o lo que llegue a suceder en ese tiempo.”
Entonces, hasta que llegue ese tiempo. Entonces hasta que llegue ese tiempo esperen ustedes para conocer el misterio del Séptimo Sello, y todo lo que conlleva el misterio del Séptimo Sello. Todo lo que conlleva la Venida del Señor. Esperen ustedes hasta el tiempo en que el Señor aparezca para llevarse Su Iglesia de la Tierra, o lo que venga a acontecer.
Él vino en carne y reclamó. Vino el mismo Señor, porque muchas veces decimos: “Cuando el Señor venga…” y tenemos que mirar al Señor como fue dos mil años atrás. Pero no, el Señor se va velando a través de los tiempos. Se veló en la Columna de Fuego, se velaba en los profetas, una porción de Dios se velaba en los profetas, después se veló en Jesús, después se veló en los discípulos, es el mismo Dios. Después se veló en el hermano Branham y así por el estilo, y se sigue velando. Él es la Palabra. La Palabra y Él es el mismo, el mensaje y el mensajero son la misma cosa. El Señor y el mensaje son lo mismo.
Entonces, si viene el Señor, mucha gente quiere verlo físicamente. Pero el mensaje y el mensajero y el Señor son la misma persona. ¿Usted cree que el mensaje ha estado viniendo, el mensaje correcto de esta nueva dispensación? Pues ha estado viniendo el Señor. Primero vino en carne, ahora viene en forma de mensaje, y después vendrá en forma de Espíritu dentro de nosotros. Ahora ha venido ¿para qué? Porque nos va a raptar; y es más, y espiritualmente ya nos raptó. ¿Dónde usted está? Aquí, fue raptado de Laodicea a acá. Entonces han estado aconteciendo muchísimas cosas, las cuales a muchos se les ha pasado por encima.
Fíjese: el Séptimo Sello públicamente nunca había sido dado a conocer mientras el hermano Branham estuvo aquí en la Tierra. Pero después que se fue, podemos hasta ponerle fecha cuando públicamente lo vimos; hasta el Nombre nuevo del Señor, que nunca antes lo sabíamos, cómo lo vimos, cómo Dios lo mostró y todo, ¿por qué? Todo eso Dios lo mostró diez años después de que el Séptimo Sello fue abierto privadamente, porque el Séptimo Sello era Dios en carne humana; y estaba allí. Y no pudo hablarlo, él no pudo hablar de sí mismo. El hermano Branham nos dice: “El Señor Jesucristo nunca se identificó como Hijo de Dios, sino que se identificaba como el Hijo del Hombre.” Por eso usted encuentra al hermano Branham siempre hablando el Hijo del Hombre, el Hijo del Hombre, y el Hijo del Hombre discierne y hace esto, y entonces mostrando al Hijo del Hombre; pero nunca dijo nada de sí mismo, acerca del Hijo de David. Nunca dijo que en él estaba la manifestación del Hijo de David.
Porque eso, así como fue dado a conocer por los discípulos después que aquel Jesús de Nazaret, el Hijo del Hombre, era el Hijo de Dios al cual habían matado en la Cruz del Calvario, eso correspondía también para luego los ministros de este tiempo, a quien le tocara la suerte de Dios usarlo, entonces identificar al Hijo del Hombre que se manifestó hoy, como el Hijo de David.
Entonces eso fue lo que hizo Pedro allá en el día número cincuenta, en el Día de Pentecostés. Y el año número cincuenta, el año de Jubileo o de la Santa Convocación hoy es la Edad de la Palabra, es el día número ocho.
Entonces, ya eso está en pleno cumplimiento en medio nuestro hace tiempo; ya estamos caminando hacia delante, dejando los primeros pasos para seguir hacia delante, hacia algo más que Dios ha prometido. Lo que ha pasado siempre, lo que ha pasado hoy en día es siempre lo que pasa: que siempre la gente tropieza en la forma en que Dios cumple lo que Él prometió, porque cada cual se pone a interpretar lo que Dios dijo: “Y esto va a ser así, y esto va a ser así, y esto va a ser de esta manera y esto va a ser de otra.”
Entonces, fíjese: Dios a través del hermano Branham y al hermano Branham le reveló los Sellos. No a muchas personas; otras personas, muchas personas adivinaron muchas cosas. Cuando la cosa se trata de mucho y han descubierto algunas cosas, y que cuando Dios lo hace muchos ya habían hablado de eso y habían dicho eso, entraron en adivinación por los sentidos, por las conjeturas, entraron y adivinaron esto, lo otro; así como los sabatistas adivinaron que el 666 era allá… quien ustedes saben que es. Pero el hermano Branham dice: “Ellos adivinaron.” Con las conjeturas, con el intelecto lograron conseguir esto, lo otro.
Pero, una cosa es adivinar y otra cosa es cuando viene la revelación, porque cuando es por revelación es de lo alto, y eso ya no es adivinación. Y entonces eso es lo que es de beneficio para los oyentes. La conjetura, lo que usted logra conseguir por conjetura... si yo vengo con conjetura y les predico esto, y lo otro y lo otro. Y después diga al poco tiempo y revela, a través de quien Él quiera revelar algo o enseñar correctamente, y usted dice: “Pero ya eso yo lo había aprendido.” ¿Y cómo lo aprendió? “Ah, lo aprendí a través de una enseñanza intelectual, por conjetura.”
Eso de nada le sirvió a usted, eso lo que le ha hecho es daño. Eso lo que le ha hecho es daño para usted poder ver cuándo Dios se movería en el tiempo en que Él se movería. Entonces como ya usted dice: “Bueno, ya esto yo lo había recibido.” Así pueden decir los sabatistas y toda esta gente: “¡Ya, el libro de Daniel, el libro de Los Sellos, si nosotros tenemos hasta libros ya predicados de eso!” Entonces, ¿de qué les sirve a ellos? De nada. ¿De qué les sirve a los otros tener una enseñanza o un conocimiento intelectual a través de predicaciones intelectuales? De nada. Porque eso no beneficia a nadie, sino que lo que beneficia es la Vida de esa Palabra que tiene que venir por revelación de lo alto; y cuando viene, por el que venga, tiene que ser valiente y decirle: “Esto no son ni conjeturas, ni es mi cabeza, ni es la cabeza de nadie, sino que esto lo recibí por revelación.”
Ahora, cuando alguien se para así, y dice algo así: “Mira, lo mismo que yo predicaba o decía, ahora éste viene y lo dice, y dice que fue por revelación. Y entonces lo mío, ¿por qué vino?”
Entonces, allá Natanael podía decirse: “Bueno, por revelación, pero si yo también la tengo, si yo lo supe antes de tú decir aquello, ya yo lo había dicho, que Éste era el Cristo.”
Entonces, pero por revelación Pedro recibió allí, que Aquél era el Cristo: el Hijo de Dios, el otro Título que le acompañaba al Hijo del Hombre. Nunca, nunca habíamos sabido hasta que no llegamos a la Santa Convocación, no entramos a ella; nunca antes habíamos sabido que al Hijo del Hombre lo acompañaba el Título de Hijo de David, y que esa manifestación en carne humana que tuvo era Hijo del Hombre pero que era Hijo de David también, y que no se lo daba a conocer a nadie, solamente lo predicó y nadie se dio cuenta de eso, y que tenía el Nombre nuevo, del Señor Jesús que es el Nombre eterno de Dios.
Entonces nadie se daba cuenta de eso, hasta que el Séptimo Sello fue predicado en público, y públicamente dado a conocer, y entonces se abrió la puerta y comenzamos a ver todo lo que estamos viendo hasta ahora, porque el día de Pentecostés allá, la puerta fue abierta y fue metida la llave, y fue abierta la puerta para que vieran y entendieran lo que había pasado en cuanto a la primera Venida de Cristo y el Nombre para Redención. Y entonces después todo el mundo podía ver y recibir el beneficio, y así ha pasado hoy en día en esta Santa Convocación, que es la fiesta o el tiempo glorioso luego de la séptima edad de la Iglesia.
Ahora estamos en lugares celestiales, en Cristo Jesús, en términos espirituales. Entonces, luego, pronto, nuestro cuerpo terrenal será transformado y hemos de desaparecer de aquí. Pero vea usted lo sencillo que todo esto ha ocurrido en este tiempo.
Ahora, imagínese lo sencillo que ocurrirá el resto, porque Dios obra en forma tan sencilla, de que cuando Dios hace algo, ya la gente tiene planeado todo de cómo Dios va a hacer las cosas, y cuando Dios viene y lo hace la cosa es tan sencilla que todo el mundo la esperaba de otra manera.
Hoy en día estamos en la Santa Convocación, se está proclamando el Mensaje, la Trompeta que corresponde a esta Santa Convocación que no tiene nada que ver con pentecostalismo, ni con ninguna de las demás edades. Y que no podemos traer nada de allá. Mire, todavía los de la segunda dispensación, hay muchos que traen el Nombre de la primera dispensación. Hoy en día no podemos arrastrar con nada de la primera ni con nada de la segunda; todavía guardan hasta días que eran guardados en la primera, en la segunda muchos todavía, cuando ya pasamos hasta la tercera. O sea, que las cosas que eran un tipo allá, todavía las tienen como una cosa real para ellos, cuando espiritualmente deberían estar disfrutando de esos tipos en forma espiritual, entonces sería una realidad espiritual para ellos.
Ahora fíjese, lo que Dios ha de hacer y está haciendo en este tiempo, Dios tiene que haberlo hablado a través de los labios de Su instrumento donde Él se manifestó en carne humana y cumplió Su segunda Venida. Y si Dios ha prometido que ha de hacer algo, y lo hace, entonces tenemos que ser reverentes para reconocerlo. Y si no podemos reconocerlo, quedarnos callados la boca porque Dios es Su propio intérprete.
Entonces siempre cuando Dios promete algo, también el diablo se levanta con muchas imitaciones, y entonces, pues todos los predicadores empiezan a atacar lo que es falso, y se les va de la mente o del alma de que si el diablo está haciendo muchas imitaciones, y personificando cosas y saliendo con cosas, es porque viene algo genuino y el diablo está preparando el terreno para que cuando venga lo genuino la gente lo rechace. Entonces, nosotros como predicadores si no sabemos eso, ¿qué nos pasa? Empezamos a atacar lo falso, porque lo falso viene de ahí primero, preparando mal el terreno. Cuando fue a venir Jesús, ¿quién vino primero? Vino Teudas y Judas.
Entonces vinieron preparando el terreno en contra del Señor. Cuando vino Jesús, ¿qué decían? Bueno, si primero vino Teudas y Judas, se llevó uno cuatrocientos, y otro llevó no sé si quinientos u ochocientos, algo así, y cuando murieron, todo se acabó.
Así que… “esto es la misma cosa,” decían algunos. Y Gamaliel dijo: “Bueno, si ustedes dejen a estas personas quietas... que si esto es lo mismo a aquello, si esto es otra falsificación, eso se va a deshacer, Dios no va a respaldar eso. Pero si es genuino, ¡tengan cuidado, no vayan a estar resistiendo a Dios! Se ponen a atacar eso, como atacaron lo de Teudas y Judas, diciendo que es la misma cosa… si lo hacen y eso es de Dios ¡ustedes están resistiendo a Dios!”
Pablo, cuando el Señor se encontró con él dijo: “¡Dura cosa te es dar coces contra el aguijón! ¡Lo que estás resistiendo no es lo de Teudas y Judas!” Entonces, hoy en día pasa lo mismo. ¿Por qué se han levantado tantos falsificadores? Porque Dios tendría ministros que proclamarían el mensaje que correspondía a la Santa Convocación. Por eso es que han aparecido tantos falsificadores diciendo que tienen la revelación de los truenos, del Séptimo Sello y todas esas cosas; y cuando uno los busca... [CORTE DE AUDIO].
… del plan de Dios para cuando Dios cumpla eso que Él prometió, que habría de darnos a conocer públicamente a todos cuál era el misterio del Séptimo Sello, y nos daría a conocer todas estas cosas, cuando dijeran: “¡Miren, si es la misma cosa! Es más, primero vinieron los importantes, los grandes con cosas falsas, ahora aparecen los chiquitines con cosas falsas también. Si los grandes no pudieron engañarnos, menos los chiquitos podrán engañarnos.” Cuando el diablo levantó los grandes, entonces después cuando Dios levanta Sus hijos pequeños: ministros con la revelación, pues los catalogan de la misma manera. Pero los escogidos ven lo que Dios prometió, y si Dios lo prometió, en algún tiempo Él tiene que cumplirlo y tiene que cumplirlo al pie de la Palabra, y hacer lo que Él dijo que habría de hacer cuando cumpla eso.
Entonces fíjese, cuando el Señor murió, después las cosa no se quedó sola, vino el Señor y estuvo guiando a Su pueblo a través de los discípulos. El Señor era el mensajero del Rey, y Él era el mensaje del Rey, el Señor: Jesús. Pero después cuando se fue, entonces el Día de Pentecostés se levantó uno con el mensaje del Rey también, con el cetro en la mano, identificando al Rey de reyes y Señor de señores, y proclamándole.
Y ahora, mire lo que dice aquí:
- “Hoy en día también pasa la misma cosa, el Mensajero del Rey, pero también Él es El Mensaje del Rey* (Él es el Rey de reyes y Señor de señores. Entonces, fíjese:).
- Recuerdo la historia de un pequeño Conie, nombre dado a un nativo de Londres Inglaterra. Él era un nombre ordinario y se dice que uno de los reyes en esos días pasados tenía un mensaje urgente…”*
Un mensaje urgente como el mensaje de la Santa Convocación, como el mensaje que corresponde a la Edad de la Palabra, como el mensaje que correspondía a la Edad de la Palabra en el Día de Pentecostés; había un mensaje urgente que había que dar a conocer al pueblo de Israel, y ese mensaje comenzó a ser dado a conocer el Día de Pentecostés. Dice:
- “… tenía un mensaje urgente para enviar con relación al enemigo. El rey vio a este hombrecito parado allí y le dijo: mira lleva este mensaje a tal y tal lugar y ordena tal y tal cosa que sea hecha.”*
Fíjese, el rey, el rey tipificando al Rey de reyes y Señor de señores. “Toma este mensaje, ve a tal y tal sitio, ordena que se haga esto y que se haga esto.” No dice: “Mira, a ver si puede, si ellos quieren…” No. “¡Ordena que se haga esto, y esto y esto! ¡Esto sea hecho así, esto sea hecho así, esto sea hecho así, esto sea hecho así. Ordénese así, adórese así, esto es así, úsese esto así, todas estas cosas!” Entonces, dice:
- “Toma mi cetro en tu mano y te vindicará que ha sido enviado de mí.”*
¿Qué es el cetro? La Palabra. Toma mi Palabra, eso te vindica que tú has sido enviado de Mí.
- “Así que el pequeño Conie lo metió debajo de su manto y se fue. Los guardias por donde quiera procuraban pararle pero él proclamaba: ¡tengo el mensaje del rey! ¡Apártense! ¡Soy el mensajero del rey! ¡Soy el mensajero del rey! ¡La Palabra vindicada! Entonces pensé: ¡quítate de mi camino! ¡Satanás, quítate de mi camino, yo tengo el Mensaje del Rey! ¡Yo tengo que ir! Una vez cuando mataron al Príncipe de Paz, le pusieron en la tumba y sellaron la tumba, la muerte lo retuvo por tres días y noches. Pero en la mañana de la resurrección Él sostuvo el cetro en Su mano y clamó: ¡Muerte: apártate. Tumba: apártate, ábrete. Yo Soy el Mensaje del Rey!*
- Yo tengo que salir para probar esta resurrección. Yo soy la resurrección ¡Aleluya! Ahora, ahora si me siento bien, es el Mensaje del Rey. Reconozcamos amigos porqué hemos sido llamados para reunirnos para el Sonido de la Trompeta. Porque la Trompeta del Señor sonará y el tiempo ya no será más.”*
¿Qué trompeta? La Trompeta de la Santa Convocación. Hay un sin número de mensajes más que nos habla acerca de la Santa Convocación y la Trompeta que era tocada en ese tiempo. En el mensaje titulado: “Hoy se ha cumplido esta Escritura,” página 6 y página 7, ahí habla de la fiesta ésta de la Santa Convocación. También el mensaje: “Las Fiestas de las Trompetas,” página 37, también en el mensaje: “Ya Salido El Sol,” página 14, 15 y 16. En el mensaje: “El Rapto,” página 29, 31, 34 y 39. En “Los Sellos,” página 274, en “Los Sellos,” también página 91 nos habla de un jubileo tremendo que sería llevado a cabo. En “Cristo, el Misterio de Dios revelado,” nos habla de que seríamos reunidos o convocados y luego entonces ocurriría el rapto. Página 33 nos dice:
- “Ahora, ¿cómo será cuando se reúna todo aquel grupo a una vez, en donde la revelación será perfectamente en armonía, y Dios expresado por medio de Su Palabra en las mismas acciones y hechos como cuando hizo la Palabra manifiesta? ¡Oh, si la Iglesia únicamente conociera su posición! Así será algún día, entonces acontecerá el rapto, o sea cuando ella reconozca lo que es.”*
¿Ve usted lo qué ha estado ocurriendo? Ha estado ocurriendo una Santa Convocación ¿dónde? Ha estado ocurriendo una Santa Convocación en la Edad de la Palabra. No en la edad de Laodicea, no bajo la fiesta séptima, sino en el día octavo: una Santa Convocación. Seríamos convocados en la Santa Convocación, y la Trompeta sonaría para llamarnos, y ya hemos sido llamados.
Ahora vea en la página 70 del mensaje titulado: “Futuro hogar de la Novia,” predicado en el ‘64, fíjese, en el ‘64. Dice, párrafo 356, dice:
- “Sólo un poquito y seremos convocados, entonces vendrá el Rapto.”*
¿Ve usted que la Santa Convocación es primero y después el rapto? Hablando de rapto espiritual y rapto literal. Para poder estar en el rapto espiritual, hay que estar en la Santa Convocación, hay que entrar a la Santa Convocación; y para irse en el rapto literal, o sea, la traslación, ser transformados y raptados o trasladados literalmente, tenemos que estar dentro de la Santa Convocación, donde seríamos convocados o seríamos llamados a una Santa Convocación. Eso lo está diciendo en el ‘64, y poniendo la convocación seremos convocados, poniéndolo para el futuro dice: “Sólo un poquito y seremos convocados.” Más adelante, dentro de poco vamos a ser convocados.
Sabe que la Trompeta, cuando siempre sonaba la trompeta ¿para qué era? Para reunir al pueblo, para reunirlo para algo. Y la Trompeta aquí suena en esta Edad de la Palabra, en este día número ocho, no en el siete, que es Laodicea, en el ocho, la Trompeta de Dios suena, es la misma; entonces suena para convocar al pueblo en la Santa Convocación, acá, meterlos acá arriba.
Ya hemos visto que Dios a través del hermano Branham pone la Santa Convocación para dentro de poco, para el futuro: una Santa Convocación.
Entonces también hemos visto que para la Santa Convocación es la Trompeta, una Trompeta era tocada, y una trompeta siempre llama al pueblo a una reunión o convocación para algo que tiene que ser hecho; y esto es para una fiesta donde no haremos obra de siervo. Así que es una fiesta espiritual gloriosa a la cual hemos sido llamados, hemos sido convocados; por eso es que toda obra de siervo que estábamos haciendo allá en las denominaciones, mientras estábamos en la edad de Laodicea, toda obra de siervo y de dogmas, credos y tradiciones, practicando todas esas cosas; practicando hasta paganismo, sin saberlo; todo eso es obra de siervo. Entonces, nada de eso tenemos que hacer ahora.
Mire, ahora en estos días salió en el periódico, que ahí sobre las navidades, que ahí en Palestina eso no existe, allá en Palestina no se ve nada de eso. Y entonces ahí en el mismo periódico prueban, que eso comenzó por allá por el Siglo IV en Roma. Fue Roma, la iglesia en Roma fue la primera que comenzó con esos dogmas, con esos credos, con ese paganismo. Lo sacaron del paganismo, de las fiestas que llevaban a cabo celebrándosela al dios sol, entonces eso la iglesia de Roma lo agarró y lo metió al Cristianismo, pero eso no salió de los apóstoles, ni del Cristianismo, eso salió del paganismo y fue metido a la Iglesia, después de la Iglesia estar engañada.
Y ahora nosotros no tenemos que estar en obras de siervos, sino en la Palabra, en la Santa Convocación porque hemos sido libertados de todas esas cosas que nos tenían atados allá; y ahora estamos totalmente libres y tenemos el Título de Propiedad en nuestra mano: la Palabra, para vivir conforme a la Palabra, para que el diablo no nos engañe más con dogmas, credos y tradiciones, y falsas doctrinas, falsas enseñanzas, lo cual de nada nos aprovecha, sino que nos aparta, las cosas falsas nos apartan de la Palabra del Señor.
Así que estamos en esta hora tan gloriosa, tan hermosa, en esta Santa Convocación, y todos los escogidos, los predestinados están siendo convocados, llamados a esta Santa Convocación. El llamado de Dios ahora, actualmente, fíjese: el llamado fue salir de Egipto, salir de allá. Y de allá salieron en el primer éxodo. Pero después, cuando Moisés se fue, el llamado era entrar a la tierra prometida.
Cuando Cristo vino en el segundo éxodo, el llamado era salir del Judaísmo, y después cuando estuvo… o sea, el Señor salió, entonces el llamado era entrar a la tierra prometida del bautismo del Espíritu Santo. Por eso, ¿qué era lo que predicaban los discípulos?
“Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo (¿para qué?) para perdón de los pecados.” ¿Y qué van a recibir? El don del Espíritu Santo: ¡entraréis a la tierra prometida! Y entonces, hoy en día en este tercer éxodo hemos salido, pero ahora es tiempo de entrar. El llamado para los hijos de Dios hoy es: entrar a la tierra prometida que es la Palabra, entrar a la tierra prometida en esta Santa Convocación, donde todos los escogidos están siendo llamados y nadie más podrá entrar, sino los escogidos, porque es el llamado para los hijos de Dios.
Esto toma un tiempo, es un lapso de tiempo que no sabemos cuánto tiempo pasa, así como la redención ocurrió hace dos mil años cuando el Señor murió, pero el lapso de tiempo que tomó para todos los hijos de Dios entrar al Plan de Redención tomó casi dos mil años, dos mil años aproximadamente; y así también pasa en este tiempo. El lapso de tiempo para todos los hijos de Dios entrar, no sabemos cuánto es, pero no nos vamos de aquí hasta que todos oigamos el mensaje que corresponde a la Santa Convocación, a la Edad de la Palabra, del día ocho, y todos entremos y entonces nos iremos en el rapto literal, luego de entrar y pasar por el rapto espiritual.
Así que primero lo espiritual y después lo físico en este tiempo entre nosotros.
Así que estamos yo creo, bastante adelantados, pero también tenemos que mirar que hay otros hijos de Dios en diferentes lugares, que todavía ni siquiera han oído, ni siquiera saben lo que la Trompeta ha dicho, porque para que se sepa lo que la Trompeta ha dicho, la música que ha tocado la Trompeta, dice el hermano Branham: “Lo que se necesita es buscar la hoja de música y leerla, y entonces se sabe.” El Señor está leyéndonos la hoja de música para que sepamos lo que dijo la Trompeta, para que sepamos qué música o qué pieza musical fue tocada en este tiempo, y qué pieza musical le corresponde a esta Edad de la Palabra, o a este día ocho o a esta Santa Convocación.
Bueno, en esta noche yo creo que ustedes han entendido bastante bien la Santa Convocación, y no solamente eso, sino que han entendido que están dentro de esa Santa Convocación al oír lo que la Trompeta ha tocado para este tiempo en que estamos viviendo, y hemos sabido lo que ha tocado cuando hemos estado viendo la página de la música de este tiempo, de la pieza musical para este tiempo cuando nos ha estado siendo leída.
Entonces, hemos estado viendo qué es lo que dijo la Trompeta. Eso representa para nosotros: liberación; representa para nosotros retorno nuevamente al original; representa para nosotros que toda la herencia nuestra: el Libro de la Vida ha retornado a nuestras manos. El Título de Propiedad está en sus manos: es la Palabra, es los Sellos, es el Libro de la Vida.
Así que Dios nos bendiga en esta noche, Dios nos guarde.
“LA SANTA CONVOCACIÓN.”