obsidian/es/conferencias/1975/09/spa-1975-09-11--el_tercer_exodo-CAYPR.md

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title: 'El Tercer Éxodo'
date: 1975-09-11
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Muy buenos días, amados hermanos y amigos que en esta mañana se han reunido en este lugar para glorificar a Dios y oír Su Palabra; es una grande bendición poder estar reunidos.

Vamos inmediatamente a buscar el libro del Éxodo, en el capítulo 12; leeremos comenzando en el verso 37, dice la Escritura de la siguiente manera:

*"Partieron los hijos de Israel de Ramesés a Sucot, como seiscientos mil hombres de a pie, sin contar los niños.*

*También subió con ellos grande multitud de toda clase de gentes, y ovejas, y muchísimo ganado.*

*Y cocieron tortas sin levadura de la masa que habían sacado de Egipto, pues no había leudado, porque al echarlos fuera los egipcios, no habían tenido tiempo ni para prepararse comida.*

*El tiempo que los hijos de Israel habitaron en Egipto fue cuatrocientos treinta años.*

*Y pasados los cuatrocientos treinta años, en el mismo día todas las huestes de Jehová salieron de la tierra de Egipto.*

*Es noche de guardar para Jehová, por haberlos sacado en ella de la tierra de Egipto. Esta noche deben guardarla para Jehová todos los hijos de Israel en sus generaciones."*

**Que Dios bendiga Su Palabra en nuestros corazones.**

En esta ocasión nos llama la atención el éxodo que tuvo el pueblo de Israel hace miles de años atrás. Encontramos que Dios le había hablado al profeta Abraham acerca de este éxodo, nuestro tema entonces será: **"ÉXODO."**

Porque es un tema en donde podemos ver a Dios manifestándose conforme a como Él prometió. Podemos nosotros leer en Génesis, capítulo 15, y verso 13, donde Dios le habló a Abraham y le dijo:

*"Entonces Jehová dijo a Abram: Ten por cierto que tu descendencia morará en tierra ajena, y será esclava allí, y será oprimida cuatrocientos años.*

*Mas también a la nación a la cual servirán, juzgaré yo; y después de esto saldrán con gran riqueza.*

*Y tú vendrás a tus padres en paz, y serás sepultado en buena vejez.*

*Y en la cuarta generación volverán acá; porque aún no ha llegado a su colmo la maldad del amorreo hasta aquí."*

Podemos aquí ver que Dios ya le había hablado a Abraham acerca de que el pueblo hebreo sería cautivo en tierra extraña, pero estaría allí por cuatrocientos años; y luego de eso entonces Dios los libertaría y a la nación que los había tenido cautivos, Dios la castigaría.

Podemos ver que esto fue una realidad en los días en que Moisés apareció en la escena; podemos ver que cuando Moisés apareció por primera vez para libertar al pueblo de Israel era el tiempo en que lo que el profeta Abraham había dicho se estaba cumpliendo, pero el pueblo no pudo ver, no pudo entender que aquel Moisés sería el instrumento de Dios para aquella gran liberación, para aquel gran éxodo que había sido prometido para el pueblo hebreo; había llegado el tiempo, Dios estaba en la escena, Dios tenía al hombre allí, pero el pueblo no comprendió.

Luego, el pueblo al rechazarlo, Moisés el profeta de Dios, tuvo que irse lejos a causa de la situación; porque si lo tomaba el rey, si faraón lo tomaba preso lo iba a matar; pero Moisés huyó para salvar su vida como huyó también Elías después para salvar su vida. Elías huyó ¿hacia dónde? Hacia el monte, monte Sinaí, ¿hacia dónde huyó Moisés? Moisés huyó cerca del monte Sinaí y después pastoreando las ovejas de su suegro, subió al monte de Horeb, al Sinaí, donde se encontró con Dios, allí también más tarde el profeta Elías huyendo también se encontró con Dios.

Bueno, ya ustedes saben la historia del pueblo de Israel, ustedes saben que el pueblo de Israel fue cautivo en la tierra de Egipto cuando en los días de José el pueblo hebreo, representado por los hermanos de José vendieron a José. José fue llevado a Egipto, sufrió muchísimo allí entre de los gentiles, pero Dios lo levantó hasta el trono del faraón. Luego allá en el trono del faraón José tenía autoridad para hacer todo lo que había que hacer en aquel reino. Vino un tiempo de hambre, Dios le había revelado que sería así, se lo hizo conocer al faraón y José le interpretó el sueño; y conforme al sueño del faraón, y la interpretación de José así estaba aconteciendo. Primeros siete años buenos, de abundancia sobre la tierra. Muchas personas no entienden que cuando hay abundancia, después de la abundancia lo que viene es la escasez; y la misericordia de Dios trajo una abundancia tan grande para aquellos días para que las gentes pudiesen guardar alimento para los días que habría una escasez.

Muchas personas deben comprender eso para cuando vienen esos días buenos aprovecharlos para guardar, para reservar y no malgastar lo que tienen; porque muchas veces lo que hacen es malgastar las cosas; pero el uno debe vivir y usar lo necesario; y si hay abundancia solamente usar lo que necesita y almacenar lo otro para cuando viene el tiempo malo. Si nosotros queremos almacenar, podemos hacerlo, depende dónde usted quiera almacenar; usted puede almacenar en un banco, usted puede almacenar en un almacén que hay en su casa, puede almacenar alimentos para cuando venga el tiempo malo, o puede almacenar en el Reino de Dios para que cuando venga el tiempo malo, el tiempo de los juicios de Dios sobre la Tierra, todo lo tenga usted almacenado y nada se vaya a perder; y así cuando esté en la eternidad puede entonces disfrutar todo eso que usted almacenó como dijo al Señor: "Haced tesoros (¿en dónde?) en el Cielo."

Dios nos dá grandes bendiciones y algunas veces no la sabemos aprovechar, y almacenamos o malgastamos en lo que no tenemos que gastar; y almacenamos en donde hay peligro de perderse todo; pero tenemos la promesa que podemos almacenar en el Cielo, y sabiendo la manera de hacerlo todos lo estamos haciendo; y algún día disfrutaremos de todo ese tesoro que hemos estado almacenando en el Cielo.

Aquí podemos ver en lo que estábamos hablando acerca de José allí en Egipto, que José preparó los almacenes para almacenar alimentos que habrían en esos siete años de abundancia; había recibido autoridad del faraón para gobernar en su casa, y para hacer todo aquello que él sabía que debía de hacer, pues él le había dicho a faraón: "Es bueno que se consigan un hombre para que haga todo esto, para que haga almacenes, almacene todo el alimento que va a venir en esos siete años, para cuando vengan los siete años malos, los siete años de escasez entonces haya alimento en abundancia, que no se vayan a morir las gentes.

Así fue que José pudo visualizar la solución al problema de los siete años de escasez; y cuando vino todo eso ya José tenía almacenado todo el alimento, no era que habían dejado de comer las gentes en aquellos siete años anteriores, comieron normalmente; pero el sobrante, lo que estaba en abundancia, la bendición que Dios había enviado era una bendición para almacenarla para el futuro; y cuando la almacenaron por dirección de José, al llegar el tiempo malo había alimento en Egipto, en las demás tierras no había alimento, nada sabían de lo que estaba aconteciendo; pero ya de antemano un profeta había visto y sabía lo que habría de venir; y cuando hay un profeta en la escena es que Dios tiene algo para dar a conocer a las gentes, depende donde lo envíe; donde lo envía ahí es el centro de operaciones de Dios y desde ahí es que se puede recibir lo que ha de acontecer en ese tiempo, en el tiempo del ministerio de ese profeta.

Encontramos que venían a José para comprar alimentos, José les daba, cada año tenía asignado el alimento que habría de distribuir; porque él sabía que eran siete años, en el primer año no podía gastar todo el alimento porque para el segundo año entonces todo el mundo se moriría. Así es en lo espiritual.

Ahora veamos que el pueblo de Israel o los hermanos de José vinieron a José para comprar alimentos y se encontraron con José; pero no se llamaba José, su nombre le había sido cambiado porque eso es en tipo y figura de Cristo y el Señor Jesucristo vino al pueblo hebreo con un nombre pero después cuando el pueblo hebreo le ve entre los gentiles ya Él tendrá un nuevo Nombre. Él dice en la Escritura que Él tiene un nuevo Nombre que recibió de Dios un nuevo Nombre, ese es el mismo nombre que el pueblo hebreo oirá y por ese Nombre le conocerá en medio de los gentiles. El pueblo hebreo no sabía que José era su propio hermano, ellos no lo sabían, pero ellos sabían que aquel era un rey, era un príncipe, era un gobernador, era el que estaba a cargo de todos los negocios del rey, era el que había sido adoptado en aquellos días para aquel tiempo de abundancia y luego la crisis.

Un hijo adoptado y sentado sobre el trono para dirigir todos los negocios del rey representa al Señor que fue adoptado ¿para qué? Para dirigir todos los negocios de Dios; por eso es que Él los dirige y en Su Venida entonces Él estará administrando los negocios del Padre celestial, ¿por qué? Porque le ha sido encomendado; y Él entonces llevará a cabo la labor y en esa labor serán beneficiados gentiles y hebreos, serán beneficiados con ese alimento espiritual, porque la humanidad se encuentra en crisis espiritual, necesita alimento espiritual, hay hambre sobre toda la Tierra así lo dijo el profeta, y encontramos que como dijo el profeta Amós, en el capítulo 8 y verso 11, así está aconteciendo en toda la Tierra, hay hambre en toda la tierra.

Pero encontramos que así como José estaba en el trono y él tenía el alimento literal porque lo había almacenado, y podía alimentar a todo el mundo; así el Señor en Su segunda Venida, Él entonces tiene el alimento espiritual para todas las gentes, es que Él dijo: "No solamente de pan vivirá el hombre, sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios." Él tendrá entonces la Palabra de Dios para alimentar el alma de todo ser humano, ese alimento espiritual tiene más valor que todo el alimento literal que hay sobre la tierra para alimentar los cuerpos terrenales.

Encontramos que el pueblo hebreo se encontró frente a José, el pueblo hebreo representado en los hermanos de José, porque ellos son las personas que representan a todo el pueblo hebreo, cada tribu lleva el nombre de cada uno de los hijos de Jacob.

Encontramos que todo eso es un cuadro que acontecerá en los días finales; podemos ver que luego de José haberles dado alimentos, luego él averiguó cómo estaba su papá, averiguó también cómo estaba su hermano menor el cual era Benjamín. Hizo que Benjamín también fuese traído, luego cuando fue traído se dio a conocer a todos sus hermanos; podemos ver también que mandó a buscar a Jacob y a toda su familia para que vivieran en Egipto.

En los días de José vivieron muy bien, tuvieron todo lo que necesitaban; luego de eso cuando murió José y murió aquel faraón que había colocado a José en el trono, el pueblo hebreo comenzó a sufrir, porque vino otro faraón que no conocía a José el cual comenzó a cautivar al pueblo hebreo, comenzó a esclavizarlos, los tomaron como esclavos; y viendo que el pueblo hebreo crecía, se multiplicaba comenzaron a tener temor de que el pueblo hebreo pudiese desarrollarse a tal grado que pudiese llevar a cabo una revolución y tumbar al faraón, y colocar a un hebreo sobre el trono del faraón, y el pueblo hebreo entonces gobernar sobre el pueblo egipcio; y comenzaron entonces a maltratar al pueblo hebreo, comenzaron a evitar que naciesen hijos varones, comenzaron a matar a los hijos varones; y comenzaron a hacerlos tan esclavos que ellos se aborrecían por lo que estaban pasando.

En el tiempo en que nació Moisés, en aquellos días los sabios de Egipto, astrólogos y demás científicos habían visto en el cielo una señal, y ellos decían: "Esa es la señal de que el Libertador que está esperando el pueblo hebreo ha nacido sobre la tierra, en medio del pueblo hebreo." Y cuando supieron eso, entonces todos los niños de dos años hacia abajo los mandaban a matar; y allí se estaba cumpliendo lo que estaba escrito.

Encontramos que Dios, vigilando por el libertador que había enviado en aquellos días, hizo que lo enviaran en una cesta, en una canasta por el río hasta llegar al reino de faraón, al trono de faraón.

Encontramos que Dios lo llevó porque donde mejor estaba escondido era en medio de aquellos que lo estaban buscando para matarlo. Así Dios hizo, nadie se había dado cuenta de lo que estaba aconteciendo. Moisés creció hasta que llegó a una edad en que sintió esa inquietud espiritual, y él supo que él era hebreo, él sabía que por lo que estaba pasando el pueblo hebreo, él visitó a su pueblo, vio la esclavitud en que se encontraba y comenzó a sentir esa cosa que siente todo libertador, comenzó a sentir el deseo de libertarlos, de libertarlos de esa esclavitud en que estaban, y cuando trató de comenzar la liberación tuvo obstáculos.

El tiempo ya estaba en esos días, y como estaba el tiempo, y estaba el profeta que Dios habría de usar, el profeta comenzó a sentir esa inquietud; de seguro la madre de Moisés le había leído que a los cuatrocientos años Dios había prometido a Abraham que el pueblo sería libertado. Moisés, recuerden que fue criado por su madre, aunque en Egipto no sabían que esa era su madre; su madre estaba cuidándolo como una niñera en la casa de faraón; Dios hace las cosas de una manera que muchas personas ni se imaginan; hoy lo sabemos por la historia, pero el faraón de aquellos días no lo sabía.

Encontramos que Moisés tenía conocimientos de las promesas divinas a favor del pueblo hebreo; y Moisés comenzó a sentir ese impacto de la Palabra de Dios que hablaba de la nación de Israel, y él estando en una posición en que podía hacer algo a favor del pueblo hebreo, comenzó para hacer algo. Comenzando, el pueblo hebreo lo rechazó, se tuvo que ir huyendo, luego de haber matado a aquel egipcio; pero eso no importaba, él era el profeta de Dios enviado por Dios para llevar a cabo la liberación del pueblo hebreo para efectuar el éxodo que estaba prometido, no importaba que Moisés hubiera tenido aquel problema; había matado por defender a unos de los hebreos, él había hecho eso pero él era el profeta de Dios.

Un profeta enviado por Dios para un propósito, sigue siendo profeta para ese propósito no importa los problemas que haya tenido en el pasado o que tenga en el presente en el que él vive, o que tenga en el futuro: sigue siendo el profeta enviado de Dios, o es acaso que Dios no sabía que iba a tener esos problemas, ¿le sorprendería a Dios lo que le sucedía a Moisés? Dios lo sabía antes de enviarlo; pero con todo y eso lo envió y Dios permitió que esas cosas ocurrieran en su vida.

Muchas personas miran las fallas de un enviado de Dios, en vez de mirar el propósito para lo cual Dios lo envía, el propósito es lo más importante; porque problemas todo el mundo tiene, aun los enviados de Dios a través de toda la historia han tenido problemas, si vamos a esperar un enviado de Dios sin problemas nunca nos va a llegar, ¿por qué? Porque si Dios envía a un hombre ¿para qué? Para un propósito. Un hombre siempre tiene problemas, todo hombre en esta tierra ha tenido problemas; por eso entonces tenemos que mirar siempre el propósito para lo cual Dios envía a un mensajero.

El pueblo hebreo estuvo en el tiempo en que su mensajero, su libertador estaba con ellos, estaba entusiasmado, quería llevar a cabo la liberación de Israel; pero el pueblo no la reconoció, al no reconocerle él tuvo que irse huyendo; porque el pueblo hebreo no estaba con él; y el pueblo egipcio tampoco iba a estar con él, porque había matado a un egipcio y eso requería la muerte de Moisés; él se fue huyendo, el pueblo se quedó solo pero la promesa de Dios nunca puede fallar.

Encontramos que después de cuarenta años de Moisés estar por Madián, Dios se recordó de la promesa que le había hecho a Abraham; y cuando Dios descendió sobre el monte Sinaí, Moisés estaba en los alrededores pastoreando las ovejas de su suegro Jetro. Cuando Moisés vio eso, la manifestación de Dios en el monte, aquel fuego en aquel árbol, Moisés subió hasta la cima del monte para ver aquella visión, para verla de cerca, para ver lo que estaba aconteciendo. Moisés todavía seguía creyendo, seguía creyendo en Dios; Moisés subió, al subir Dios le habló, desde aquel fuego salió la Voz de Dios que le llamó y le habló, le dijo: "Quítate las sandalias, que el lugar donde estás parado es una Tierra Santa." ¿Por qué? Porque allí estaba el Santo de los Santos.

Encontramos que allí Moisés recibió la comisión para ir al pueblo hebreo, ir al lugar donde le habían rechazado; usted puede ver que no importa las veces que rechacen al que Dios envía, Dios vuelve y lo envía y en algún momento lo tienen que recibir, y Dios ha dicho que lo van a recibir y que Dios va a hacer algo con ellos; porque para Dios hacer algo necesita un hombre, necesita un profeta, un mensajero enviado y el que lo escoge y lo envía es Dios; nadie puede decir: "Tú fulano de tal, vé para que seas el profeta, el mensajero que nos ha de llevar al lugar donde Dios ha dicho." No, Dios ha dicho que Él va a llevar a Su pueblo a tal lugar, y Él escoge la persona, el profeta a través del cual lo va a hacer.

Ninguna persona puede decir que quiere ser esa persona que Dios va a usar, Dios es el que le dice al que va a usar: "Tú eres esa persona," y él mismo se sorprende cuando Dios se lo dice, él sabe cuál es la responsabilidad de un enviado de Dios, él entonces se pone muy nervioso que no sabe ni qué hacer; y entonces Dios le dice: "Yo te diré lo que tú tienes que hacer." Así fue con Moisés, Dios le dijo: "Desciende a Egipto para que liberes a mi pueblo." Moisés se sorprendió, Moisés decía: "Ese es un pueblo duro," ya él lo sabía; por poco lo matan allá en Egipto a causa del pueblo de Israel, por defender al pueblo.

Encontramos que Moisés no quería ir, pero Dios le dijo: "Vé, Yo estaré contigo, Yo pondré en tu boca las palabras que tú tengas que hablar." ¿Ve usted? Moisés no tenía que decir nada de sí mismo, solo lo que Dios le dijera que hablase y aun pidió un ayudante, ¿para qué? Para que el ayudante le hablase al pueblo; porque él decía que él no sabía hablar bien. Moisés descendió y el éxodo fue llevado a cabo, los juicios de Dios fueron hablados por Moisés. Y el pueblo egipcio, aquel reino, fue destruido casi, casi totalmente por las palabras que el profeta Moisés habló, porque eran palabras de juicio sobre el reino de los gentiles, \*por aquellos días que había martirizado, que había hecho cautivo, que había esclavizado, que había maltratado al pueblo de Dios.

Dios había dicho a Abraham: "La nación que los esclavizará será castigada por mí por hacer eso." Y Dios lo hizo, Dios castigó aquella nación; pero necesitó un profeta que hablase aquellas palabras de juicio sobre el pueblo de Egipto; y la liberación para el pueblo hebreo también fue hablada por el profeta Moisés. Moisés traía un mensaje de bendición para el pueblo hebreo y de juicio divino para el reino de Egipto.

Podemos ver que la noche que salió el pueblo de Israel de Egipto fue una ocasión en donde la última plaga, la plaga de la muerte había azotado hasta el trono, porque el hijo del faraón había muerto por esa plaga de muerte en aquella en noche, aquella noche fue que vino aquella plaga. Y recuerden, en estos días finales la humanidad está en medianoche, medianoche espiritual; es un tiempo en que en un éxodo está prometido en estos días finales.

Encontramos que en aquel éxodo salió multitud de gentes también, de toda clase de gentes.

Encontramos entonces, que el mensaje de Moisés también fue creído por una multitud de gentes, una multitud de gentes de toda clase de gentes que vieron en Moisés el mensajero de Dios, el hombre que tenía la Palabra de Dios, de esto quisiera hablar; porque esto se repetirá en estos días finales. En los días de Jesús también hubo un éxodo, Él sacó al pueblo con Su mensaje, muchos no creyeron pero otros sí creyeron, aquel fue otro éxodo, un éxodo espiritual. En este tiempo final también esta la promesa de un éxodo, y este éxodo final tendrá que ver con lo espiritual; y luego se materializará y tendrá que ver más luego con lo literal también.

Primeramente encontramos en la Escritura que Dios llama a Su pueblo a salir de Babilonia, eso está en Apocalipsis, en el capítulo 18, he de leerlo en estos momentos, para que ustedes puedan ver lo que es este éxodo en estos días finales. Leyendo en el capítulo 18, verso 4 y 5, dice de la siguiente manera:

*"Y oí otra voz del cielo, que decía: Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus pecados, ni recibáis parte de sus plagas;*

*porque sus pecados han llegado hasta el cielo, y Dios se ha acordado de sus maldades.*

*Dadle a ella como ella os ha dado, y pagadle doble según sus obras; en el cáliz en que ella preparó bebida, preparadle a ella el doble."*

Aquí podemos ver como Dios habla de Babilonia. Babilonia hasta el tiempo presente está en la escena; pero Babilonia en los días finales está prometido que caerá; y Dios llama a todos Sus Hijos, a todo Su pueblo en medio de Babilonia para salir en un éxodo, en el éxodo final.

Encontramos en el capítulo 7, de Apocalipsis, nos enseña que hay una multitud de todo pueblo, nación y lengua que nadie podía contar; y esos son aquellos que son liberados, que salen en ese éxodo conforme a la promesa de Dios. Capítulo 7, verso 9 en adelante, ahí está esa gran multitud que nadie podía contar.

También encontramos en el capítulo 15, de Apocalipsis, que esa multitud; ya entonces ha de estar cantando un nuevo cántico, dice:

*"Vi en el cielo otra señal, grande y admirable: siete ángeles que tenían las siete plagas postreras; porque en ellas se consumaba la ira de Dios.*

*Vi también como un mar de vidrio mezclado con fuego; y a los que habían alcanzado la victoria sobre la bestia y su imagen, y su marca y el número de su nombre, en pie sobre el mar de vidrio, con las arpas de Dios.*

*Y cantan el cántico de Moisés siervo de Dios, y el cántico del Cordero, diciendo: Grandes y maravillosas son tus obras, Señor Dios Todopoderoso; justos y verdaderos son tus caminos, Rey de los santos."*

Aquí podemos ver que esa multitud que está sobre el mar de vidrio con arpas en sus manos, esa multitud, canta el cántico de Moisés y del Cordero; y también le reconoce como Rey de los santos.

Aquí podemos ver que esa multitud viene a reconocer al Señor en Su Venida con Moisés y también con Elías. Podemos ver que tendrá una revelación correcta conforme a lo que Dios prometió para este tiempo, esa multitud es una multitud la cual conocemos como la Iglesia que pasará por la gran tribulación; esos no son los escogidos, esos no son lo elegidos, es una multitud que recibirá el mensaje, la Palabra que escapará de Babilonia en el éxodo final, en el éxodo que Dios ha prometido para estos días. Pudimos ver también en el capítulo 7, que es una multitud de todo pueblo, nación y lengua.

¿Y cómo surgirán? \*Veamos Apocalipsis 10, donde nos dice en el verso 11:

*"Y él me dijo: Es necesario que profetices otra vez sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes."*

Ahí podemos ver que un mensaje profético está prometido para todo pueblo, nación, lengua y reyes; es el mensaje final de Dios, es el mensaje del éxodo final; y ese mensaje ha de producir en ese éxodo una multitud que nadie podrá contar de todo pueblo, nación y lengua; y esa multitud ha de salir porque Dios lo ha dicho.

Así como salió el pueblo hebreo de la tierra de Egipto, saldrá una multitud en este tiempo final; entre ellos o antes que ellos, estará el grupo escogido que será el grupo que estará brazo a brazo trabajando en esa labor junto al que tenga que profetizar en esos días finales; ellos estarán brazo a brazo para que ese mensaje llegue a todo pueblo, a toda nación, y a toda lengua, ¿para qué? Para que produzca ese éxodo final que Dios ha prometido en estos días finales, eso será el resultado de los resultados positivos para muchas personas; el resultado negativo para muchas gentes será el juicio divino que será hablado y que ha de caer sobre esta humanidad, sobre el reino de los gentiles, y no les dejará ni raíz ni rama, porque así dice la Escritura; es que vendrá un mensaje, un mensaje profético conforme a la promesa que traerá bendición y también traerá juicio para el reino de los gentiles.

Estamos en ese tiempo conforme a la promesa de Dios, no hay otra cosa para Dios hacer, pues todo lo que Dios iba a hacer ya lo hizo y solamente le falta eso, solamente le falta hacer lo que Él ha prometido hacer en estos días finales; y ya ha comenzado a hacerlo.

Entonces eso nos llena de alegría, sabiendo que Dios se ha recordado de Su promesa de llevar a cabo un éxodo en estos días finales; ese éxodo y en ese éxodo Dios llama a Su pueblo a salir de Babilonia, tanto los escogidos como al otro pueblo, pueblo de Dios aunque no sean de los elegidos de los días finales; porque habrá una multitud que nadie podrá contar que sus nombres están escritos en el Cielo y estando allí, entonces Dios está responsabilizado en traerles ese mensaje, hacer que llegue a ellos para que puedan escapar, para que puedan escapar de la bestia, de la imagen de la bestia, del número de la bestia, del sello de la bestia.

Y dice la Escritura que los que han de tener esa victoria sobre la bestia, la imagen de la bestia y el número de la bestia; ellos estarán sobre un mar de vidrio y tendrán arpas en sus manos. Si la Escritura dice que va a haber una multitud que nadie podrá contar que va a escapar, entonces hay que llevarles el mensaje que ellos necesitan para ellos entender y al entender; entonces escaparán. ¿Cómo van a escapar de una cosa que ellos no conocen, que está en contra de Dios? Pero cuando Dios les hace llegar el mensaje utilizando a los instrumentos que Dios tenga en este tiempo para llevar el mensaje, entonces el éxodo se extenderá a otras naciones, pueblos, lenguas, gentes y una multitud que nadie podrá contar estará en ese éxodo.

Estamos viviendo en el tiempo de ese gran éxodo, estamos viviendo en el tiempo en que la humanidad está en media noche, media noche espiritual, y estamos en el tiempo de un éxodo espiritual y ese éxodo espiritual luego nos llevará a un éxodo literal que será el gran Milenio que Dios ha prometido para todos Sus hijos; pero primero el éxodo espiritual es manifestado, en ese éxodo espiritual al ser llevado a un lugar, a una tierra espiritual, que es la Edad de la Piedra Angular, entonces tenemos la promesa de que tendremos la transformación de nuestros cuerpos, habrá entonces un milagro grande: entraremos a una nueva Tierra.

Tenemos esta tierra, *esto* que tenemos es tierra, del polvo fue tomada; todos los hombres o los cuerpos terrenales vinieron de la tierra; tenemos esta tierra pero tenemos la promesa de que entraremos a una nueva Tierra, a una tierra Prometida; y en este Tercer éxodo, en este éxodo final entraremos a esa tierra Prometida, a ese cuerpo prometido; y luego de eso entraremos a una nueva Tierra, a un nuevo Reino, al Reino del Señor, al Reino milenial. Saldremos de estos reinos terrenales en los cuales vivimos, y entraremos al glorioso Reino de Cristo que será por mil años como prueba de que todo ha sido resuelto y seguiremos por toda la eternidad.

Podemos ver que este éxodo del cual estamos hablando es muy importante, y hay lugar para toda persona, hay lugar para lo elegidos, los que están escritos en el Libro de la Vida del Cordero; y también hay lugar para los que están escritos en la otra sección que se llama el Libro de la Vida. Aunque es un solo Libro tiene dos secciones; y esperamos que en este tiempo y en este éxodo la Palabra, el llamado de Dios llegue al oído y al corazón de cada persona que tiene su nombre escrito allí, ¿para qué? Para que sepa que un éxodo está aconteciendo y tengan la oportunidad de salir en ese éxodo hacia una nueva Tierra, hacia un nuevo futuro, ¿por qué? Porque Dios lo ha prometido, es una promesa de Dios.

Y para el reino de los gentiles en este tiempo final está dicho que Dios le pedirá cuenta, que Dios traerá juicio, que Dios castigará al reino de los gentiles y a través de todas estas generaciones pasadas han tenido en cautiverio, en esclavitud a todos los hijos de Dios que han vivido sobre esta tierra, los han tenido en cautiverio sometidos ¿a qué? Sometidos a las reglas terrenales y muchas de ellas contrarias al plan de Dios; los han tenido sometidos, esclavizados a todas las cosas de esta tierra, pero ha prometido Dios en estos días finales que Él llevará a cabo un éxodo para llevar a todos Sus Hijos al glorioso Milenio.

Han de acontecer ciertas cosas que nos prepararán para poder recibir un nuevo cuerpo y después poder ir al glorioso Reino milenial, en donde no habrá problemas, no habrán necesidades, sino que todo lo que habrá es lo que cada hijo de Dios ha estado deseando en su corazón pero que no lo ha podido obtener en esta tierra; porque eso solamente estará en el Reino de Dios y estará sobre la Tierra conforme a la promesa.

Si usted lo pudiese obtener aquí en estos reinos terrenales, usted no clamaría por algo que usted desee en su corazón porque ya lo tiene acá; pero lo que Dios va a dar allá, los reinos terrenales no lo pueden ofrecer; por eso es que nuestro corazón clama por ese Reino que está prometido en la Palabra de Dios; por eso es que lo que dijo el Señor: "Orad," y una de las cosas que dijo que orasen fue: "Venga tu Reino, y sea hecha tu voluntad aquí en la Tierra como en el Cielo." Y eso será una realidad, una realidad mundial en el Reino milenial; porque será hecho en la Tierra la voluntad de Dios como es hecho en el Cielo.

Pero el Reino es una de las cosas que le ha sido prometido a los hijos de Dios, y ya estamos en camino, estamos en ese éxodo; y en ese éxodo hay muchas etapas por las cuales tenemos que pasar. Tenemos que ser pacientes, cada cosa ocurrirá en el lugar señalado por Dios, no podemos desesperarnos, aunque deseamos ya estar en el Milenio, pero tenemos que vivir el tiempo, el momento y la etapa en que nos toca en el presente.

Si quisiéramos vivir en este tiempo como será en el Milenio y en cuanto a la alimentación, sería muy difícil; la alimentación allí no será como es acá y si queremos acá tener la alimentación que ha de haber allá, se nos haría muy difícil tener todos los alimentos y que nos salgan a buen precio como ha de ser allá. No podemos ser fanáticos, tenemos que dejar cada cosa para el tiempo correspondiente de Dios.

Allá habrán muchas cosas que no serán como son aquí, pero si usted quiere vivir acá como si estuviera allá en el Milenio; si usted quisiera por lo menos no tener un automóvil porque piensa que no va a tener un automóvil allá, usted no podría ir al trabajo, ¿por qué? Porque necesita un automóvil o un autobús, o algún otro instrumento de transportación para llegar al trabajo; pero allá caminaremos con el pensamiento o como el pensamiento.

Así que, si eso usted no lo puede tener acá todavía, todavía necesita de las cosas de acá en lo que llega lo que es perfecto; porque cuando llegue lo que es perfecto en ese sentido ya no va a necesitar estas cosas de acá que son de la imperfección. Hay muchas cosas que tenemos nosotros que estar vigilando para no ser fanáticos, tenemos que poner cada cosa en su sitio, tenemos que ver que hay muchas cosas que han de ser allá que acá todavía no pueden ser, pero tenemos la promesa que ha de ser allá.

Por ejemplo tenemos cosas muy delicadas que muchas personas no ven y no son cuidadosas en ellas. Por ejemplo en los tiempos del apóstol San Pablo, muchas personas decían: "Ya la resurrección ocurrió, ya no tenemos que trabajar," y se pasaban visitando a los hermanos, quizás a los que trabajaban; y entonces se iban a comer allá y ellos no trabajaban entonces había que mantenerlos; por eso fue que el apóstol Pablo dijo: "El que no trabaja, que no coma."

Y entonces cuando el apóstol Pablo instruyó a los creyentes para que esto fuera arreglado, entonces los que no trabajaban se veían en problemas, tenían que ir a trabajar porque sino se iban a morir de hambre; usted ve, trataron de hacer algo que no les correspondía hacer.

Siempre que hay un éxodo, siempre que Dios está haciendo algo hay muchas personas que lo que hacen es interrumpir el plan de Dios: es motivo de escándalo, es motivo de tropiezo para el pueblo que quiere caminar hacia adelante en ese éxodo. Hubieron otras cosas que acontecieron en aquellos tiempos, también en estos días finales deben de haber muchas cosas que han de ocurrir que personas ignorantes tratarán de interpretar con su propia manera.

Encontramos que en los días el precursor de la segunda Venida del Señor hubieron muchas personas que mal interpretaron el mensaje por su propia conveniencia, hubieron personas que vinieron donde el hermano Branham y le dijeron: "El Milenio está ocurriendo." ¿Y cómo saben que está ocurriendo el Milenio? Y comenzaron a hablarle y él les decía: "Yo no se nada de eso," y cuando le decía que él era el hermano Branham, algunos se sorprendían, pero es que el hermano Branham no había dicho esas cosas, eran algunas personas de los que habían recibido el mensaje del hermano Branham pero que después se ponían a añadirle y les gustaba decir otras cosas, y se rumoreaba que el Milenio estaba yendo debajo del puente o al otro lado del puente. Es que en Indiana, Jeffersonville hay un puente sobre un río que divide Louisville (Kentucky), de Jeffersonville (Indiana); y muchas personas creían que el Milenio ya había comenzado; y allí cerca del puente es que el hermano Branham estaba bautizando en el ´33.

Así que, muchas personas estaban malinterpretando lo que estaba ocurriendo en el plan de Dios, y esas cosas son las que hacen daño; porque esas cosas son fanatismo; aunque muchas personas no entiendan que eso es fanatismo; porque no podemos ir más allá de lo que Dios está haciendo.

También han habido cosas que el precursor de la segunda Venida del Señor dijo que muchas personas malinterpretaron; por ejemplo él dijo: "Cuando estemos allá el que no tenga la esposa correcta, la va a tener allá." Allá, acá no, es allá, pero quizás cualquier persona puede malinterpretar eso y pensar que no tenga la esposa correcta y se ponga a buscar la esposa correcta acá; sino la encontró cuando se casó no la encontrará jamás aquí, tendrá que esperar allá, cuando estemos allá entonces Dios le señalará cual es la esposa correcta; mientras tanto cada cual tiene que creer que la que tiene es la esposa correcta. Y así nunca tendrá el problema de divorciase o de traerles problemas a su esposa porque no es la esposa correcta; porque entonces lo que hace es interrumpir el plan de Dios, entonces qué va a pensar la gente. Es que es en el Milenio veremos las cosas como serán allá, pero acá tenemos que ver las cosas como son acá, cada cual tiene que vivir como le corresponde vivir acá, cualquier otra manera estará en contra del plan de Dios.

Queremos que toda persona viva de acuerdo a la Palabra de Dios, queremos que toda persona haga lo que dice la Palabra de Dios; y las bendiciones que hay para disfrutar acá todas las disfrutemos, y las que hay para disfrutar en el Milenio esperemos que llegue el Milenio, y para la eternidad, después, esperemos que llegue la eternidad; pero las de acá, las de este tiempo disfrutémosla llenos de alegría, lleno de felicidad y cuidemos de hacer cosas que sean desagradables a Dios como ocurrió en el primer éxodo.

En el primer éxodo es cuando Moisés estuvo dirigiendo al pueblo, el pueblo hizo muchas cosas en las cuales desagradó a Dios, aun trató de matar a Moisés por diez veces; la Escritura lo dice, y era su mensajero eso desagradó a Dios, aun fue el pueblo el que causó que Moisés hiriera a la peña cuando Dios le dijo que le hablase, eso a Moisés le costó que no pudiera entrar a la tierra, a la tierra prometida en el cuerpo terrenal en que estaba sino que tuvo que morir para luego entrar a la tierra.

Moisés entró, pero no pudo entrar sin ver muerte primero; tenemos nosotros que tener mucho cuidado porque ante Dios cualquier cosa que sea contraria al plan de Dios le afectará a la persona que haga la cosa contraria al plan de Dios, aun el mismo Moisés fue afectado por su propio pueblo, pero en una ocasión Moisés cuando vio que Dios quería destruir al pueblo; Moisés le dijo a Dios: "Ráeme de tu Libro, y deja al pueblo; porque va a decir la gente que sacaste a este pueblo de allá de Egipto para matarlos acá en el desierto." Moisés se preocupaba mucho por lo que las demás naciones habrían de decir con relación a Dios. Moisés estaba dispuesto a morir, a morir por el pueblo y que Dios no destruyera el pueblo, a lo último vemos que Moisés murió a causa del pueblo, el pueblo lo llenó de coraje, de ira.

Moisés, dice la Biblia que era el más manso de todos y le dio coraje por causa del pueblo; tener un pueblo molestoso, un pueblo que a cada momento está protestando y no puede entender que Dios está dirigiendo las cosas, no puede entender que tiene que pasar por diferentes pruebas, por diferentes problemas para llegar adonde Dios ha dicho que tenemos que llegar, entonces tener un pueblo que no puede comprender esas cosas es tener un pueblo molestoso, es tener un pueblo que no puede comprender el plan de Dios, y no puede comprender lo que es el ministerio de un profeta que Dios ha colocado en su medio; y con un pueblo así ¿quién puede trabajar? Moisés por cuarenta años estuvo soportando a su pueblo, si Dios no llega a intervenir en una de las diez ocasiones, lo hubieran matado.

Encontramos, que Moisés sabía que iba a desagradar a Dios al herir la piedra, pero lo hizo y eso le costó en ese momento no poder entrar a la tierra, sino morir para después entrar. Yo creo que eso es una enseñanza para este tiempo final.

Esperamos que Dios nos ayude para que podamos comprender el tiempo en que vivimos, podamos comprender que estamos en un éxodo y que tenemos que vivir, y tenemos que cuidarnos, pero hay que hacer como dice la Escritura. Siempre en los éxodos hay grandes bendiciones, hay grande regocijo, pero también hay etapas de desaliento, también hay etapas en que el pueblo en muchas ocasiones deja al mensajero de Dios como hizo con Moisés, como hizo con Jesús también; y los que quedan, los pocos que quedan también quedan protestando. Así pasó con el Señor Jesús, cuando se fueron las gentes quedaron los doce discípulos, y quedaron pensando en su corazón: "Dura es esta Palabra, ¿quién la podrá recibir?"

Estaban desalentados porque se habían ido las gentes; pero el Señor les dijo: "¿Se quieren ir ustedes también?" Ellos entonces dijeron: "¿Y a quién iremos? Si solamente Tú tienes Palabras de Vida eterna." Ahí se dieron cuenta de que el alimento espiritual para aquel tiempo lo tenía el Señor Jesús, en aquel éxodo lo tenía el Señor Jesús al alimento. En el primer éxodo Moisés era el que tenía el alimento y por la palabra de Moisés era que caía el maná del cielo cada día.

Cada mensajero dispensacional en cada éxodo es el que tiene el alimento, ya sea alimento literal o el alimento espiritual, todo depende de qué clase de éxodo sea; si es un éxodo espiritual, es alimento espiritual que tiene el mensajero para ese éxodo; no habrá otro lugar donde buscar alimento, el alimento espiritual lo tendrá siempre el mensajero; él tendrá entonces la Palabra de Vida eterna para este tiempo, para ese éxodo, sería perder el tiempo para el pueblo buscar alimento espiritual en otro sitio, porque más nadie lo tendrá. Así fue en el tiempo de Moisés, Moisés tenía alimento espiritual también, tenía el mensaje, la Palabra, y ese alimento era alimento espiritual para cada persona.

Nuestro tema en esta ocasión ya ustedes saben cual es, es: **"ÉXODO."**

Estamos en un éxodo, en el éxodo de los días finales, y en este éxodo habrá una multitud, habrá una multitud de gentes, estarán los escogidos y también estará el resto de las gentes que están escritos en el Libro de la Vida; y como hay tantas gentes, usted no las ve, pero si usted mira donde yo miro usted los ve; yo miro el capítulo 7, de Apocalipsis, también miro en el capítulo 18, donde Dios llama a salir de Babilonia a todo Su pueblo; y también miro en otro lugar, miro en el capítulo 15, de Apocalipsis, en donde hay una multitud con arpas en sus manos y cantan el cántico de Moisés y del Cordero; y cuando miro ahí yo veo esa multitud, lo que falta es que se materialice conforme a como está prometido; y para eso tiene que ser materializado por la Palabra. La Palabra tiene que ser traída y entonces se verá la multitud que Dios ha dicho: estamos nosotros, lo más importante es que estemos nosotros; si ya estamos nosotros detrás de nosotros van a venir el resto, van a venir los demás; porque nosotros los ayudaremos, les haremos saber lo que está aconteciendo, lo daremos a conocer que estamos en el tiempo de un éxodo, un éxodo espiritual que Dios ha prometido en Su Palabra; y cuando los demás escuchen sobre eso los que están escritos en el Libro de Dios, saldrán también en ese éxodo.

Por eso es, que a través de la radio traemos el mensaje, damos el mensaje de este éxodo final; por eso es que a través de la prensa y a través de folletos también traemos el mensaje, y en eso estamos trabajando todos juntos, ustedes conmigo y yo con ustedes en esta gran labor de este éxodo final que está ocurriendo.

Dios les bendiga a todos, Dios les guarde; y regocíjense en este éxodo que estamos, denle gracias a Dios que ya ustedes están dentro y hagamos todo lo que Dios nos dirija a hacer para que entren lo demás que faltan; y será hasta el próximo domingo Dios mediante en este mismo lugar en donde espero estar con ustedes para traerles la Palabra, la Palabra que me sea dada para ustedes el domingo próximo.

Pronto también estará nuestro hermano Bermúdez con nosotros, él estuvo los Estados Unidos con el hermano Julio Cruz, revelando las películas; él está muy contento y muy agradecido y yo también con lo que ustedes hicieron en estos días pasados para que se pudieran sacar esas películas y él desde Nueva York, pasó a Venezuela, no pasó por Puerto Rico, si pasa por Puerto Rico quizás yo hubiera tratado de aguantarlo un poquito y hubiera estado con nosotros hoy domingo, pero la transportación hacia Puerto Rico estaba bastante difícil, había muchos tráfico aéreo, había muchos pasajeros y para Venezuela fue más fácil, así que él tiene mucho trabajo allá; porque de seguro él llevó muchísimas películas y las tiene que montar, y de seguro cuando regrese acá a Puerto Rico, nos traerá algunas de las películas que haya montado, y las veremos todos juntos aquí.

Así que, esperamos que Dios le bendiga en grande manera a nuestro hermano Bermúdez y le prospere en grande manera allá en Maturín, donde él está trabajando, donde está levantando una obra, tienen una carpa nueva; ese fue uno de los lugares en donde yo estuve cuando estuve en Venezuela hace poco, allí trasmitimos a través de la radio todas las actividades y fue llevada a cabo una gran cosecha en aquellos días; y ese lugar es un lugar donde Dios tiene grandes bendiciones. También nuestro hermano Bermúdez ha estado muy preocupado en ese lugar porque hace muchos años atrás, no se cuántos, pero muchos, quizás más de 15, él estuvo en ese lugar, vivió en ese lugar y allí tenía una congregación de más de 500 personas; pero cuando salió al campo evangelístico la entregó en las manos de otro pastor, un pastor muy inteligente con sus estudios de seminario; y lo que sucedió fue que después, a los pocos años, la congregación desapareció.

El hermano Bermúdez tiene fe que Dios le puede dar el pueblo que él tenía en sus manos y aún puede añadirle muchos más; y ya comenzó a trabajar allí, porque tiene su corazón allí y él algunas veces piensa que fue un poco negligente al encomendar esa congregación en las manos de otro pastor que no pudo mantener esa congregación como debió haberla mantenido espiritualmente. El hermano Bermúdez tiene esa carga sobre su corazón, y quiere levantar nuevamente allí una congregación que glorifique a Dios y que lleve hacia adelante el mensaje; ya comenzó y no hay quién lo detenga, ya tiene una carpa, ya tiene todo, tiene un solar que ya lo está preparando para instalar esa carpa porque donde la habíamos instalado era un parque público o una plaza pública y allí estaba todavía en lo que terminaba de preparar el lugar.

Así que, en estos días, quizás muy pronto cuando la cambien de lugar al lugar que va a estar siempre, de seguro me invitará para estar con ellos; y tendré que dejarles a ustedes, quizás por una semana; pero ya ustedes sabrán que es que estaré colaborando con nuestro hermano Bermúdez para que él allí levante la congregación que tenía, y aún más le sea añadido a nuestro hermano Bermúdez allí. Así que, cuando ya esté todo listo, cuando ya tenga esa congregación que él desea tener allí, ustedes la verán en películas.

Bueno, les dejo a ustedes en esta mañana, vamos a pedirle a nuestro hermano Pedro Márquez pase por aquí, y así concluiremos en esta mañana. Hasta el domingo próximo, Dios mediante.