--- title: 'El Cristo resucitado hoy' date: 2006-04-16 activity: 1 place: city: Cayey state: country: PR duration: 00:00:00 public: false youtube: translations: files: --- Muy buenos días, amables amigos y hermanos presentes, y los que están a través de internet o del satélite en diferentes naciones. Un saludo muy especial para la congregación mesiánica de Sion en Ceiba, que nos visita en esta ocasión junto a su rabino Enrique Montañés Feliciano. También un saludo para mi amigo, el rabino, Cándido Montañés Feliciano; y también para el rabino Edwin Montañés Feliciano. Estuvimos escuchando al reverendo, rabino, Enrique Montañés Feliciano en un saludo que nos dio, y también en el tocar de la trompeta, del shofar, en donde escuchamos esos diferentes sonidos; y el último que escuchamos fue el de la paz, que es tan hermoso, porque la paz es lo que toda persona desea tener en la vida. Vamos a leer la Escritura de San Mateo 28. Me quedó una partecita aquí... La congregación mesiánica Sion de Ceiba y sus representantes son bienvenidos aquí en nuestro medio. Y que Dios les bendiga grandemente. Shalom para vosotros. San Mateo 28, verso 1 al 15, dice: “*Pasado el día de reposo, al amanecer del primer día de la semana, vinieron María Magdalena y la otra María, a ver el sepulcro.* *Y hubo un gran terremoto; porque un ángel del Señor, descendiendo del cielo y llegando, removió la piedra, y se sentó sobre ella.* *Su aspecto era como un relámpago, y su vestido blanco como la nieve.* *Y de miedo de él los guardas temblaron y se quedaron como muertos.* *Mas el ángel, respondiendo, dijo a las mujeres: No temáis vosotras; porque yo sé que buscáis a Jesús, el que fue crucificado.* *No está aquí, pues ha resucitado, como dijo. Venid, ved el lugar donde fue puesto el Señor.* *E id pronto y decid a sus discípulos que ha resucitado de los muertos, y he aquí va delante de vosotros a Galilea; allí le veréis. He aquí, os lo he dicho.* *Entonces ellas, saliendo del sepulcro con temor y gran gozo, fueron corriendo a dar las nuevas a sus discípulos. Y mientras iban a dar las nuevas a los discípulos,* *he aquí, Jesús les salió al encuentro, diciendo: ¡Salve! Y ellas, acercándose, abrazaron sus pies, y le adoraron.* *Entonces Jesús les dijo: No temáis; id, dad las nuevas a mis hermanos, para que vayan a Galilea, y allí me verán.”* Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén. Nuestro tema es: **“EL CRISTO RESUCITADO HOY.”** “EL CRISTO RESUCITADO.” A través de la Escritura podemos ver que el Cristo vendría a la Tierra y pondría Su Vida en Expiación por el pecado del ser humano, porque el Cristo, el cual vendría a la Tierra es el Primogénito de Dios; y por consiguiente todo Primogénito tiene que pasar por la etapa de muerte y resurrección. Y ahora, veamos nuestro tema: **“EL CRISTO RESUCITADO HOY.”** Todo primogénito es rey, todo primogénito tiene una doble porción de herencia, todo primogénito tiene que pasar por la muerte y resurrección, para ser glorificado y recibir su herencia, y ser rey en función. Todo primogénito tiene su nombre escrito en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, y por consiguiente todo primogénito es un escogido de Dios. Está el Primogénito como el Hijo de Dios: Jesús, y están los primogénitos como los hijos e hijas de Dios, que son todos los creyentes en Jesucristo nuestro Salvador, todos los creyentes nacidos de nuevo. También tenemos a estos primogénitos, que así como Jesucristo, el Hijo Primogénito y Unigénito tuvo que morir, así también estos creyentes en Cristo pasan por muerte, sepultura y resurrección, en términos espirituales; y algunos hasta en términos físicos también, porque viven en la Tierra, mueren, pero luego van a ser resucitados en cuerpos glorificados. Recuerden que la resurrección es para ser glorificados y entrar en su función físicamente como reyes que heredan la herencia de Su Padre Celestial. Tenemos promesas para los creyentes en Cristo, los cuales han estado agarrados de esas promesas en el tiempo en que ellos han vivido en este planeta Tierra. Y los que viven en la actualidad, también están agarrados de esas promesas de una glorificación. Si mueren físicamente, tienen la promesa de una resurrección en un cuerpo glorificado, como el cuerpo glorificado de Jesucristo, el Hijo de Dios. También tenemos al pueblo hebreo, del cual Dios dice en el Éxodo, capítulo 4, verso 22 en adelante... dijo Dios a Moisés de la siguiente manera: “*Y dirás a Faraón: Jehová ha dicho así: Israel es mi hijo, mi primogénito.* *Ya te he dicho que dejes ir a mi hijo, para que me sirva, mas no has querido dejarlo ir; he aquí yo voy a matar a tu hijo, tu primogénito.”* Aquí está la sentencia de Dios para el faraón, en donde le dice Dios a Moisés que le diga que deje ir a Israel, el cual es el Hijo Primogénito de Dios como pueblo y no lo ha querido dejar ir. Y Dios dice: “Yo voy a matar tu hijo,” o sea, el hijo de faraón va a morir, el hijo primogénito del faraón. Y ahora, hay primogénitos como individuos y hay primogénitos como pueblo, como nación. Y los primogénitos tienen que pasar por esta etapa, tanto espiritualmente como también físicamente. Y ahora, una nación, un pueblo, para pasar por esta etapa, muere como nación, y después resucita como nación, para ser una nación glorificada, para obtener la herencia de Dios, porque todo primogénito tiene una herencia doble, tanto para un hijo primogénito de Dios como individuo, como para una nación primogénita de Dios. Para Israel como nación encontramos que ya ha pasado la etapa que fue vista por el profeta Ezequiel en el capítulo 37, versos 1 al 14, donde él vio un valle de huesos secos y Dios le dijo: “Esta es la casa de Israel.” Y luego le pregunta al profeta: “¿Vivirán estos huesos?” Y el profeta le dice: “Señor, Tú lo sabes.” Pues el ser humano por más que sepa, no sabe muchas cosas, y mucho menos acerca de la resurrección. Pero como no hay nada imposible para Dios, si Dios dice que van a vivir, que van a resucitar, van a resucitar, van a vivir. Para poder vivir tiene que venir una resurrección. Y ahora, Dios le habla al Profeta Ezequiel y le dice la forma para esa resurrección, para esa restauración, para ser restaurados a como eran, pero en una fase más alta; porque será una restauración, una resurrección para nunca más morir, una resurrección para la nación hebrea ser cabeza de todas las naciones, ser el Distrito Federal del planeta Tierra completo; porque el Reino del Mesías va a ser establecido en la Tierra, y el Distrito Federal de ese Reino será el territorio de Israel y la Capital será Jerusalén. Por lo tanto, Jerusalén será la ciudad más importante, por eso es la Ciudad eterna. Y todo el territorio de Israel tendrá la bendición de ser el Distrito Federal de ese Reino, y por consiguiente de Israel saldrá toda la enseñanza para todas las naciones, la enseñanza de Dios, o sea, la parte religiosa y también la parte que tiene que ver con la política de ese Reino que va a ser establecido. Por eso es que el Monoteísmo obtendrá la victoria. La victoria está ya profetizada para el Monoteísmo en Zacarías, capítulo 14, verso 9, donde dice (y voy a leer ese pasaje para que tengan el cuadro claro de lo que está escrito): “*Y Jehová será rey sobre toda la tierra. En aquel día Jehová será uno, y uno su nombre.”* En aquél día el Señor, el Eterno, será uno y uno Su Nombre. ¿Ven? Ahí tenemos la victoria del Monoteísmo hebreo, el cual será establecido en y para todas las naciones, porque de Israel, de Jerusalén saldrá la ley y la Palabra del Señor. Por lo tanto, toda la enseñanza que tendrá la humanidad bajo el Reino del Mesías Judío, será, vendrá del pueblo hebreo. Y todas las naciones que sobrevivirán a la etapa de la gran tribulación, tendrán la bendición y privilegio de ser enriquecidas con la enseñanza del Mesías Príncipe que estará dando en medio del pueblo hebreo, y a través del pueblo hebreo se extenderá para todas las naciones. Eso es lo que está prometido para Israel. Ya Israel ha comenzado en una etapa muy importante del Programa Divino, ya se encuentra en su tierra un grupo grande de hebreos que son reconocidos como una nación libre y soberana, con su propia bandera y su propia moneda y su propio idioma, y su propia religión; su propia religión como la religión del estado: El Judaísmo. Y ahora está esperando en el programa de restauración o resurrección, una fase muy importante, en donde le llevará la bendición que más ha deseado Israel en toda su existencia (y aun la deseó Jacob, Isaac y Abraham también): Es la esperanza del Mesías Príncipe que está prometido para venir y establecer Su Reino en la Tierra de Israel, y establecer Su Trono, tomar Su Trono, al cual Él es heredero, el cual es el Trono de David; porque el Mesías Príncipe es un descendiente del rey David. Y ahora, ¿qué está esperando Israel? Israel está esperando algo que Dios le prometió. No podemos esperar de Dios cosas que Él no ha prometido que nos dará. Usted tiene que tener la Escritura que respalda lo que usted le va a pedir a Dios, para que así lo que usted pida sea de acuerdo a la voluntad de Dios, por consiguiente tiene que estar de acuerdo a la Palabra de Dios. Ahora, ¿qué está esperando Israel? ¿Qué está esperando el pueblo hebreo? En este libro: *“La religión de Israel,”* el cual es un libro hebreo, en la página 73, dice lo que está esperando para luego recibir al Mesías. Dice: “*Cuando llegue el tiempo del reino de la fe israelita, Dios enviará a su profeta Elías que ‘unirá el corazón de los padres al de sus hijos, y el corazón de los hijos al de los padres,’ y proclamará así la paz universal imperecedera. Ese es el verdadero precursor del Mesías judío, el ángel de la unión y de la concordia en el mundo.”* Vean lo que está esperando el pueblo hebreo, y eso es lo que está prometido en Malaquías, capítulo 4, versos 5 al 6, donde dice Dios (y vamos a leerlo para que tengamos claro el porqué el pueblo hebreo está esperando al Profeta Elías). Capítulo 4, verso 5 al 6 de Malaquías, dice: “*He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible.”* O sea, antes que venga la gran tribulación, el Día de venganza del Dios nuestro, el Día ardiente como un horno, conforme a Malaquías, capítulo 4, verso 1, antes que venga ese momento, Dios envía al Profeta Elías. El pueblo hebreo lo está esperando. Si Dios lo dice aquí en Su Palabra, Dios lo tiene que cumplir y alguien lo tiene que estar esperando. Y quien lo está esperando, tiene que ser una persona que cree lo que Dios dice en Su Palabra. El que no cree lo que Dios dice en Su Palabra, pues no lo está esperando. Y ahora, será antes que venga ese tiempo de la gran tribulación, dice: “*He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible.* *El hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición.”* Antes de Dios herir la Tierra con maldición durante la gran tribulación, enviará a Elías, a ese profeta, para, por medio de ese Profeta Dios en Espíritu Santo hacer la Obra que Él ha prometido en favor del pueblo hebreo, para una restauración del pueblo hebreo a lo que era en el tiempo del rey David y a lo que era en el tiempo del rey Salomón, tiempos en donde vivieron la edad de oro. Aquél fue el tiempo de la edad de oro del pueblo hebreo. Y viene de nuevo la edad de oro para el pueblo hebreo, bajo el reinado del Mesías Príncipe prometido para establecer Su Reino en este planeta Tierra. Será el Reino de Dios, el Reino que había sido dado al rey David y luego al rey Salomón, ese Reino será restaurado y el Trono de David será ocupado nuevamente por un descendente del rey David; y así será que el pueblo hebreo como nación, el pueblo primogénito de Dios tendrá la total restauración, la total resurrección, y estará la nación hebrea siendo glorificada por Dios, porque Dios glorificará la casa de Su morada. Y por consiguiente, la nación hebrea será la más importante en ese reino mesiánico, a tal grado que todas las naciones irán de año en año en la Fiesta de los Tabernáculos para adorar a Dios en Jerusalén. Y la nación que no vaya, o sea, que no esté representada allí en esa Fiesta de los Tabernáculos, dice que Dios no enviará lluvia sobre esa nación, y las consecuencias serán terribles para una nación sobre la cual no llueva durante un año o más años. Por lo tanto, la resurrección de Israel como nación es muy importante, porque es la nación primogénita de Dios. Ya pasó por la etapa de muerte, porque Jerusalén fue destruida y el templo también, y luego fueron esparcidos por la Tierra, y ya eso fue muerte de Israel como nación. Pero ya desde el año 1947 y 1948 hemos visto cómo las Naciones Unidas declararon que Israel tenía que tener un lugar, y fue declarado así por las Naciones Unidas, para Israel volver a su tierra y ser establecidos como una nación libre y soberana. Y luego en el año 48 fue declarada la nación hebrea como una nación libre y soberana; fue totalmente establecida la descendencia de Abraham en su tierra, ya entró en esa etapa de restauración, esa etapa que le llevará a la meta de Dios, que es la misma meta que la nación hebrea tiene y que todo hebreo tiene: la restauración del Reino de David, para volver el pueblo hebreo a la Monarquía, y tener así un descendiente de David como rey sobre todo Israel, juntando los dos reinos: el reino del Sur que está en la mano de Judá (ese reino que tiene dos tribus: la tribu de Judá y la tribu de Benjamín), y el reino del Norte, que consta de las otras diez tribus, y que le fue dado a Jeroboam, un descendiente de Efraín. Esos dos reinos van a ser juntados y serán un solo reino en la mano de Dios, y por consiguiente en la mano del Mesías Príncipe que gobernará sobre ese Reino; y ese Reino será mundial. Todas las naciones van a pertenecer a ese Reino, porque el Mesías Príncipe no solamente es Rey del pueblo hebreo sino de todas las naciones. Él es el Rey de reyes y Señor de señores. Y por cuanto Él es el Hijo del Hombre, Él es Rey, Heredero y Rey del planeta Tierra completo. Y por esa causa es que el rey que se sentará sobre el Trono de David, que es el Mesías Príncipe, tenía que venir a la Tierra y morir, porque el Reino del Mesías Príncipe no es de este mundo, dijo Jesús. Su Reino, Él dijo: “Mi Reino no es de este mundo” \[San Juan 18:36\] , o sea, que no es de este sistema mundial político del reino de los gentiles. El Reino del Mesías es el Reino de Dios que será establecido en este planeta Tierra, para que se haga la voluntad como en el Cielo, aquí en la Tierra. Y bajo el Reino del Mesías es que se podrá hacer la voluntad de Dios como en el Cielo, aquí en la Tierra. Ese Reino será la cosa más grande y hermosa que Israel y toda la humanidad tendrá. Nunca ha tenido algo tan glorioso. Será restaurada la raza humana a lo que era en el Huerto del Edén. Y ahora, el Mesías Príncipe que ha de sentarse sobre el Trono de David, tenía que venir y morir como el Sacrificio de Expiación por nuestros pecados, tenía que morir por Israel y también por toda persona escrita en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, que vendría a formar parte de la Iglesia del Señor Jesucristo. Por lo tanto, el Mesías Príncipe moriría por Israel y por la Iglesia del Señor Jesucristo, por Su Iglesia. Y por consiguiente Su Iglesia sería la Reina con el Mesías Príncipe que estará como Rey. Y los miembros de esa Iglesia, que serían los hijos del Rey y la Reina, serían Príncipes. Por eso dice Apocalipsis, como también Cristo mismo dijo, vean... Cristo vamos a ver lo que dijo en el capítulo 26 de San Mateo, versos 26 en adelante, dice: “*Y mientras comían, tomó Jesús el pan, y bendijo, y lo partió, y dio a sus discípulos, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo.* *Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio, diciendo: Bebed de ella todos;* *porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados.”* Y ahora, Él muestra aquí con el pan que Su cuerpo va a ser crucificado. Así como Él parte el pan... por eso el pan tipifica el cuerpo de Cristo, el pan de la Santa Cena, como el pan de esta última cena que tomó el Señor con Sus discípulos; y el vino representa la Sangre de Cristo. Es el vino el tipo y figura de la Sangre de Cristo. Y ahora, en el libro del Apocalipsis nos dice en el capítulo 1, verso 5 al 6: “*Y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre,* *y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre; a él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amén.”* Y ahora, Cristo nos lavó de nuestros pecados con Su Sangre y nos hizo Reyes y Sacerdotes para Dios Su Padre. Y ahora, todos los redimidos por la Sangre de Cristo son Reyes y Sacerdotes, no de un orden terrenal sino del Orden Celestial del Templo Celestial en el Reino Celestial, que es el Orden de Melquisedec. Por lo tanto, a ese Orden Celestial de Melquisedec pertenezco yo. ¿Y quién más? Cada uno de ustedes también. Y por consiguiente también como Sacerdotes pertenecemos a ese orden, como Reyes también pertenecemos a ese Orden Celestial que va a ser establecido aquí en la Tierra. Por eso es la Venida del Reino de Dios con todo el Orden del Reino Celestial de Dios; y por esa causa es que estaremos como Reyes y Sacerdotes en ese Reino Milenial del Señor, y por toda la eternidad. En Apocalipsis, capítulo 5 también nos habla de lo que somos y porqué es que somos Reyes y Sacerdotes; porque tenemos que saber porqué es que somos Reyes y Sacerdotes. Dice el capítulo 5, verso 8 en adelante, dice (esto fue cuando ya Cristo tomó el Libro de los Siete Sellos de la Diestra del que estaba sentado en el Trono). Dice: “*Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero; todos tenían arpas, y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos;* *y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación;* *y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra.”* Vamos a reinar sobre la Tierra con Cristo cuando el Reino de Dios sea establecido literalmente en esta Tierra, entonces literalmente estaremos como Reyes y Sacerdotes. Pero el Reino de Dios está con nosotros en la forma espiritual; y en esa forma espiritual también nosotros somos Reyes y Sacerdotes para hacer y presentar sacrificios agradables a Dios de alabanzas, de sacrificios espirituales. En Apocalipsis, capítulo 20, verso 4 al 6, dice: “*Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años.* *Pero los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años. Esta es la primera resurrección.* *Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años.”* ¿Ven? Serán Sacerdotes de Dios y de Cristo y reinarán con Él mil años, Sacerdotes según el Orden de Melquisedec, y Reyes según el Orden de Melquisedec también; porque Melquisedec, el cual le apareció a Abraham, en el capítulo 14 del Génesis, es Rey de Salem, o sea, de Jerusalén, y Sacerdote del Dios Altísimo, es un Rey Sacerdote. Y así también es el Mesías Príncipe: un Rey Sacerdote. Y así también son todos los redimidos por la Sangre de Jesucristo: Reyes y Sacerdotes: Reyes Sacerdotes que reinarán con Cristo en Su Reino Milenial y después por toda la eternidad. Y ahora, podemos ver porqué es que Jesucristo tuvo que venir a la Tierra y tuvo que ser cegado el pueblo hebreo, para no ver y reconocer a Jesús como el Mesías Príncipe. O sea, sus lideres religiosos fueron cegados para que no comprendieran que ése era el Mesías Príncipe y se pudiera efectuar el Sacrificio de Expiación por el pecado. Dios cegó a Su propio pueblo para que se pudiera llevar a cabo el Sacrificio de Expiación por el pecado del ser humano: por Israel y por el pueblo gentil, por Israel y por la Iglesia del Señor Jesucristo. Tenía que ser el Sacrificio del Mesías Príncipe en medio de un pueblo que Dios dijo que era un pueblo de Sacerdotes, los cuales cuando estaban en Egipto, cada padre de familia sacrificó un cordero pascual y se convirtió en un sacerdote: el sacerdote de su familia, de su casa. Y ahora, Cristo fue crucificado a pedido de los líderes religiosos del pueblo hebreo, a pedido que hicieron a Pilato y por consiguiente al imperio romano, representado en Pilato, y le fue concedido el pedido. Y todo eso aconteció para que se cumpliera la Escritura. Cristo dijo: “Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, él solo queda; pero si cae en tierra y muere, mucho fruto lleva.” \[San Juan 12:24\] Jesucristo está tipificado en el grano de trigo. Y si un grano de trigo usted lo tiene y lo coloca en un envase de cristal, siempre lo puede tener con usted, pero tendrá un solo grano de trigo. Pero si usted siembra ese grano de trigo, usted dejará de ver el grano de trigo, pero comenzará a ver una planta de trigo que nace, porque la planta de trigo, ¿de dónde viene? Del grano de trigo. Así como Eva, ¿de dónde vino Eva? De adán. ¿Ven? Y ahora, la planta de trigo estaba en el grano de trigo, juntamente con todos los granos de trigo que iba a tener esa planta de trigo. Así como estaba en el hombre, Eva, y también todos los hijos que Adán y Eva iban a tener, y aun los nietos, los bisnietos y así por el estilo. Y Cristo tipificado en el grano de trigo - cuando la persona siembra el grano de trigo, nace una planta de trigo y crece y luego tiene muchos granos de trigo iguales al grano de trigo que fue sembrado en tierra. Y Cristo siendo el Grano de Trigo, murió en la Cruz del Calvario, y el Día de Pentecostés nació la Planta de Trigo, Su Iglesia, para llevar muchos Granos de Trigo, muchos hijos e hijas de Dios. Pero Él tenía que morir. Y ahora, la muerte de Cristo era necesaria. Si Cristo no moría, la raza humana no existiría en la actualidad. Aquel tiempo era la etapa en donde Dios derramaría Su juicio divino sobre la humanidad. Pero Jesús tomó los pecados del ser humano, se hizo pecado por el ser humano, y en forma vicaria murió por nosotros en la Cruz del Calvario. Por lo tanto, nuestro representante ante Dios es Jesucristo. Él es nuestro pariente Redentor, Él es el único que podía salvar la raza humana, Él es el único que podía salvar el alma del ser humano; y Él sabía todas estas cosas, aunque Sus discípulos no las comprendían, pues su corazón y su mente estaban cerrados, ciegos, por lo cual no comprendían el porqué Jesús hablaba de que tenía que morir. Pero también Él decía que iba a resucitar, porque Jesús sabía, conocía todo el Programa de Redención para el cual Él vino a la Tierra. “Este mandamiento (Él dijo) recibí de mi Padre.” Por lo tanto, Él sabía para qué había venido a la Tierra. Y cada persona debe saber para qué ha venido a la Tierra. Él vino a la Tierra para morir como el Sacrificio de Expiación por nuestros pecados; y nosotros hemos venido a la Tierra para recibir ese Sacrificio de Expiación por nuestros pecados, para ser limpiados con Su Sangre de todo pecado. El Ángel que removió la piedra, y por consiguiente el que produjo aquel terremoto, dijo a estas mujeres creyentes en Cristo que fueron a la tumba muy de mañana, cuando estaba rayando el alba - y en algunos lugares dice que estaba todavía oscuro - cuando ellas llegan, el Ángel les dice, dice a ellas a lo que ellas venían. Y dice el Ángel a ellas: \[San Mateo 28:5-7\] *“Mas el ángel, respondiendo, dijo a las mujeres: No temáis vosotras; porque yo sé que buscáis a Jesús, el que fue crucificado.* *No está aquí, pues ha resucitado, como dijo...”* Ahora, miren, este Ángel sabía lo que Jesús había dicho a los discípulos antes de morir, conocía todo el Programa de Dios. Ellas vieron ese Ángel y escucharon el Mensaje de ese Ángel, que fue el primer mensaje de resurrección que se habló, que se predicó; y lo predicó este Ángel a aquellas mujeres madrugadoras, porque, ¿saben ustedes una cosa? Que en la mayor parte de los casos, las mujeres son más madrugadoras que los hombres. Algunas personas pueden decir: “En el campo el dueño de la finca se levanta muy temprano, madruga mucho para ir a trabajar.” Pero muchas veces más madruga la esposa para prepararle el café. Así que en este caso las mujeres le ganaron a los varones. Y fueron las mujeres las que escucharon el primer mensaje de resurrección, y fueron ellas las que vieron al Ángel primero que los mismos Apóstoles. Nos preguntamos: ¿Sería el mismo Ángel que libertó a Pedro de la cárcel? ¿El mismo Ángel que le habló también a San Pablo cuando estaba en el barco o embarcación que luego fue destruida en aquella tempestad? Nos gustaría saber el nombre de ese Ángel. A mí me gustaría. Ahora, este Ángel fue el primero que trajo el primer Mensaje, la primera predicación del Evangelio de resurrección, de la resurrección de nuestro amado Salvador, y les dio detalles, les dijo que fueran a Jerusalén o que fueran de Jerusalén a Galilea, y allí le verían. Pero vean: “*E id pronto y decid a sus discípulos que ha resucitado de los muertos, y he aquí va delante de vosotros a Galilea; allí le veréis...”* O sea, ese fue el Mensaje que les dio el Ángel para que lo dieran a los discípulos del Señor, pero a ellas Jesús también les apareció, o sea, que fue también a las mujeres que madrugaron a las primeras que apareció Jesús ya resucitado, y las primeras que adoraron a Jesús ya resucitado. O sea, vean, fueron las primeras que llegaron a la tumba y la vieron abierta, las primeras que vieron al Ángel, las primeras que escucharon al Ángel y escucharon el Mensaje del Ángel, el Mensaje de resurrección, y las primeras que fueron enviadas para llevar a los discípulos ese Mensaje, y las primeras que vieron a Jesús ya resucitado, y las primeras que adoraron a Jesús; o sea, ya en tres cosas o cuatro le llevaron la delantera a los varones discípulos del Señor Jesucristo. Es que las mujeres son muy trabajadoras en la Obra del Señor, lo eran en el tiempo del Antiguo Testamento, lo fueron en el tiempo de Jesús, y lo han sido a través de las diferentes edades o etapas de la Iglesia. ¿Y lo serán en este tiempo también? Claro que sí, son muy trabajadoras en la Obra del Señor en nuestro tiempo. Que Dios bendiga a todas las mujeres trabajadoras en la Obra del Señor Jesucristo. Y a las que no trabajan mucho, que Dios las bendiga grandemente y les dé una visión más amplia para que trabajen más en Su Obra. Y a los varones que Dios los bendiga a todos, nos bendiga a todos grandemente y nos dé una visión más amplia de Su Programa para nuestro tiempo y nos dé también fuerzas para trabajar cada día más y más en la Obra del Señor. Los varones han trabajado todo el tiempo mucho en la Obra del Señor, y han sido los que han sido colocados en el ministerio a través de las diferentes etapas de la Iglesia. Cristo escogió varones para el Apostolado sin menospreciar a las mujeres, y dándole a las mujeres la parte que les correspondía para trabajar en Su Obra, aunque no las colocó en el Apostolado; y en la Iglesia primitiva tampoco fueron colocadas como pastoras, pero tenían una labor muy importante en la Obra del Señor Jesucristo en la Iglesia primitiva. Ahora, hay que decir las cosas como son, para que tengamos un cuadro claro de todo el Programa Divino. No podemos quitarle o añadirle. Ahora, Jesús ya resucitado fue glorificado para sentarse en el Trono de Dios y recibir la herencia que a Él le corresponde, y para hacer la Obra de Intercesión, la Obra Intercesora como Sumo Sacerdote en el Templo Celestial. Y Él ha estado intercediendo por todos los que tienen sus nombres escritos en el Cielo, que son los primogénitos de Dios escritos en el Cielo, en El Libro de la Vida del Cordero, los cuales escuchan en el tiempo en que viven la predicación del Evangelio de Cristo, nace la fe de Cristo en su alma y reciben a Cristo como único y suficiente Salvador, y son bautizados en agua en Su Nombre, y Cristo los bautiza con Espíritu Santo y Fuego y produce en ellos el nuevo nacimiento y nacen a una nueva vida: a la Vida eterna con Cristo en Su Reino eterno, y así quedan asegurados en el Reino de Cristo; y así han sido trasladados del reino de las tinieblas al Reino de Jesucristo, el Hijo de Dios, para vivir con Cristo todos los días de su vida, y servirle a Cristo; porque todo Primogénito es libertado para servir a Dios. Por lo tanto, siendo que el Cristo ha resucitado y no ha muerto sino que está vivo, y está en el Cielo con Su cuerpo glorificado como Sumo Sacerdote haciendo Intercesión por cada persona que escucha la predicación del Evangelio de Cristo, y lo recibe como único y suficiente Salvador. Yo escuché la predicación del Evangelio de Cristo y lo recibí como mi único y suficiente Salvador, porque nació la fe de Cristo en mi alma, y di testimonio público de mi fe en Cristo, y lo recibí como mi único y suficiente Salvador, y fui bautizado en agua en Su Nombre, y Él me bautizó con Espíritu Santo y Fuego y produjo en mí el nuevo nacimiento, nací a la Vida eterna en Su Reino eterno. ¿Y quién más? Cada uno de ustedes también. Todo esto lo ha hecho el Cristo resucitado, porque el Cristo resucitado está vivo, no ha muerto más, y no morirá más. Él murió una sola vez; para poder llevar nuestros pecados, murió el Justo Jesucristo por los injustos, para llevarnos a Dios. Esa es la única forma en que podían regresar a Dios todos los hijos e hijas de Dios, todas las ovejas del Padre siendo entregadas a Cristo, para que Cristo muriera y así redimiera a todos los hijos e hijas de Dios. Y ahora, todos los escogidos de Dios han estado esperando una resurrección (los que han muerto creyendo en Cristo mientras vivieron en la Tierra), y los que vivimos en nuestro tiempo estamos esperando la resurrección de los muertos en Cristo y luego la transformación de nosotros los que vivimos, los que permanezcamos vivos hasta ese momento. Y entonces con esa resurrección de los muertos en Cristo y transformación de los vivos, saldremos de la etapa de la muerte física de la raza humana, de la muerte física de este reino temporal, y ya entonces seremos inmortales físicamente. Por lo tanto, en la etapa de restauración a la Vida eterna, en la etapa a la glorificación, todavía nos falta la parte física, que será nuestra transformación si permanecemos vivos hasta que Cristo complete Su Iglesia; y para los que han partido será la resurrección en cuerpos eternos. Todavía faltan algunos escogidos, elegidos de Dios, ovejas del Señor, de escuchar la Voz del Buen Pastor, de Cristo, y venir a los Pies de Cristo. Por esa causa es que todavía estamos aquí en estos cuerpos mortales, por eso es que todavía no nos hemos ido con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero. Pero vamos a ser transformados y vamos a ir con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero, a esa gran Fiesta Celestial, que será la Fiesta más grande que se haya efectuado en el Cielo. Si hay alguna persona que todavía no ha recibido a Cristo, pero nació la fe de Cristo en su alma mientras escuchaba la predicación del Evangelio de Cristo, puede venir para dar testimonio público de su fe en Cristo, recibiéndole como su único y suficiente Salvador, y yo oraré por usted en esta ocasión. Pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo. Cristo tiene muchas almas, muchos hijos e hijas de Dios en esta ciudad y en todo Puerto Rico, y en todos los países latinoamericanos y caribeños y en todas las naciones, y los está llamando en este tiempo final. Usted está escuchando la predicación del Evangelio de Cristo en estos momentos, porque el nombre suyo está escrito en el Cielo, en el Libro de la Vida, y por esa causa usted ha venido para escuchar la predicación del Evangelio de Cristo, ustedes que se encuentran aquí presentes y los que se encuentran en otras naciones también, ustedes tienen sus nombres escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida, y por esa causa han venido para escuchar la predicación del Evangelio de Cristo. Dios por medio de Su Espíritu Santo les ha traído, han sido guiados por el mismo Dios para escuchar y para que nazca la fe de Cristo en su alma y reciban a Cristo como único y suficiente Salvador. Pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo los que faltan por venir, los aquí presentes y los que están también en otras naciones. Los que están en otras naciones pueden también pasar al frente para que queden incluidos en esta oración que estaré haciendo dentro de algunos minutos. “**EL CRISTO RESUCITADO HOY.”** El Cristo resucitado hoy es nuestro amado Señor Jesucristo, Él está vivo, fue resucitado y todavía vive y continuará viviendo por toda la eternidad, está glorificado. Su cuerpo es un cuerpo glorificado inmortal y joven para toda la eternidad; y esa misma es la clase de cuerpo que Él me va a dar a mí. ¿Y a quién más? A cada uno de ustedes también. Porque esa es la clase de cuerpo para toda persona primogénita de Dios, para todo hijo e hija de Dios. Todos los primogénitos de Dios van a ser glorificados, como fue glorificado Jesucristo, el Hijo de Dios. “EL CRISTO RESUCITADO.” Ese es nuestro amado Señor Jesucristo. Todavía si falta alguna persona por venir a los Pies de Cristo, puede venir. Algunas veces hay personas que son tímidas y les da vergüenza o timidez pasar al frente para recibir a Cristo como único y suficiente Salvador. Pero no nos podemos avergonzar de Cristo. Él dijo: “El que se avergonzare de mí delante de los hombres, yo me avergonzaré de Él delante de mi Padre que está en los Cielos.” Y también dijo: “El que me confesare delante de los hombres, Yo le confesaré delante de mi Padre que está en los Cielos.” O sea, que para el que confiesa públicamente a Cristo como su único y suficiente Salvador, Cristo lo confiesa delante del Padre Celestial que está en los Cielos, porque Cristo está en el Cielo como Sumo Sacerdote haciendo Intercesión por nosotros ante Dios. Él es nuestro Abogado delante del Padre Celestial. Eso es lo que está en San Mateo, capítulo 33, verso 32 al 33: “El que me confesare delante de los hombres, Yo le confesaré delante de mi Padre que está en los Cielos. Mas al que me negare delante de los hombres, Yo le negaré delante de mi Padre que está en los Cielos”. ¿Qué desea usted que Cristo haga delante del Padre Celestial por usted? ¿Qué lo niegue o que lo confiese como un creyente en Cristo? Todos queremos que Él nos confiese como creyentes en Él y en Su Sacrificio en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de la Expiación por nuestros pecados. Vamos ya a orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo, vamos a estar puestos en pie; los que están en otras naciones también puestos en pie, y con nuestras manos levantadas al Cielo a Cristo, nuestros ojos cerrados, y repitan conmigo. Los que han venido a los Pies de Cristo repitan conmigo esta oración: ***Señor Jesucristo, he escuchado la predicación de Tu Evangelio y nació Tu fe en mi corazón, creo en Ti de todo corazón, creo en Tu muerte en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de Expiación por mis pecados, y creo en Tu Nombre como el único nombre bajo el Cielo dado a los hombres en que puedo ser salvo.*** ***Señor Jesucristo, reconozco que soy pecador y necesito un Salvador, reconozco que Tú eres mi único y suficiente Salvador, doy testimonio público de mi fe en Ti y Te recibo como mi único y suficiente Salvador. Salva mi alma, Señor Jesucristo, Te lo ruego; perdona mis pecados y con Tu Sangre límpiame de todo pecado, y bautízame con Espíritu Santo y Fuego, luego que yo sea bautizado en agua en Tu Nombre, y produzcas en mí el nuevo nacimiento. Me entrego a Ti en alma, espíritu y cuerpo; sálvame, Te lo ruego en Tu Nombre eterno y glorioso. Señor Jesucristo. Amén y amén.*** Y con nuestras manos levantadas al Cielo a Cristo, todos decimos: **¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! Amén y amén.** Cristo les ha perdonado y con Su Sangre les ha limpiado de todo pecado, porque ustedes escucharon la predicación del Evangelio de Cristo, nació la fe de Cristo en vuestra alma, y dieron testimonio público de su fe en Cristo recibiéndole como único y suficiente Salvador. Por lo tanto, ustedes me dirán: “Ya he recibido a Cristo como mi único y suficiente Salvador.” Él dijo: “*Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.* *El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”* \[San Marcos 16:15-16\] Usted me dirá: “Escuché la predicación del Evangelio de Cristo, nació la fe de Cristo en mi alma, creí y lo recibí como mi único y suficiente Salvador. Pero todavía me falta una cosa: ser bautizado en agua en Su Nombre.” Y me preguntarán ustedes: “¿Cuándo me pueden bautizar?” Por cuanto ustedes han creído en Cristo de todo corazón, bien pueden ser bautizados en agua en estos momentos. Y que Jesucristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego. Y ahora, hay agua, hay bautisterios, hay ropas bautismales también y hay personas que les bautizarán, el ministro que les bautizará , y también personas que les ayudarán para ir a los vestidores de ropa y colocarse las ropas bautismales, también cuidarán de vuestras ropas mientras ustedes son bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo. Y que Jesucristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en ustedes el nuevo nacimiento, nazcan a una nueva vida: a la Vida eterna con Cristo en Su Reino eterno. El creyente en Cristo al recibirlo como Salvador, muere al mundo, porque todo primogénito tiene que morir, es una muerte espiritual, muere al mundo. Y cuando el ministro lo sumerge en las aguas bautismales, lo está tipológicamente sepultando. Y cuando lo levanta de las aguas bautismales está tipológicamente resucitando, levantándose a una nueva vida: a la Vida eterna con Jesucristo en Su Reino eterno. Estábamos con Él cuando Él estuvo en la Tierra, y cuando Él murió, estábamos muriendo con Él; cuando Él fue sepultado, estábamos siendo sepultados con Él; cuando Él resucitó, estábamos resucitando con Él, como la planta de trigo o los granos de trigo estaban en el grano de trigo; y la Iglesia con todos los creyentes en Cristo estábamos en Cristo y ahora estamos manifestados en este planeta Tierra, para obtener el nuevo nacimiento en el Reino de Cristo, nacer por medio de esta unión de Cristo y Su Iglesia en donde Él por medio de Su Palabra y de Su Espíritu produce el nuevo nacimiento en todos aquellos que lo reciben como único y suficiente Salvador. Bien pueden ser bautizados en agua en estos momentos. ***Y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en ustedes el nuevo nacimiento. Y a vuestros familiares Cristo los traiga a Sus Pies y les dé también la salvación y Vida eterna. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.*** Y ahora, dejo al reverendo José Benjamín Pérez para que continúe y les indique hacia dónde caminar para llegar a los vestidores de ropa y colocarse las ropas bautismales y ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo. Ha sido para mí un privilegio grande y bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, dándoles testimonio de nuestro tema: **“EL CRISTO RESUCITADO HOY.”** Muchas gracias por vuestra amable atención. Y Dios les bendiga a todos. “**EL CRISTO RESUCITADO HOY.”**