--- title: 'Escogiendo la mejor parte' date: 2006-03-03 activity: 1 place: city: Ciudad de Guatemala state: Guatemala country: GT duration: 00:00:00 public: false youtube: translations: files: --- Muy buenas noches, amables amigos y hermanos presentes; es una bendición y privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión aquí en Guatemala, Guatemala, y también con cada uno de ustedes en los diferentes países que están a través de internet o del satélite. ***Que las bendiciones de Jesucristo, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también, y en esta noche nos abra las Escrituras y nos hable directamente a nuestra alma. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén y amén.*** Para esta ocasión leemos en San Lucas, capítulo 10, versos 38 al 42, y dice de la siguiente manera: “*Aconteció que yendo de camino, entró en una aldea; y una mujer llamada Marta le recibió en su casa.* *Esta tenía una hermana que se llamaba María, la cual, sentándose a los pies de Jesús, oía su palabra.* *Pero Marta se preocupaba con muchos quehaceres, y acercándose, dijo: Señor, ¿no te da cuidado que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude.* *Respondiendo Jesús, le dijo: Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas.* *Pero sólo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada.”* Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla. Nuestro tema para esta ocasión es: **“ESCOGIENDO LA MEJOR PARTE.”** La mejor parte es la Palabra. Dios habló a existencia todas las cosas, y todas las cosas vinieron a existencia, así fue como Dios creó los Cielos y la Tierra. Y el Señor Jesucristo dijo a Nicodemo, hablándole acerca del nuevo nacimiento en el capítulo 3 de San Juan, verso 5, dice: “*Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.”* Nacer del Agua es nacer de la Palabra del Evangelio de Cristo, y nacer del Espíritu es nacer del bautismo del Espíritu Santo. Para nacer del Agua, que es nacer de la Palabra, la persona escucha la predicación del Evangelio de Cristo, y nace la fe de Cristo en su alma, y cree en Cristo de todo corazón y lo recibe como su único y suficiente Salvador, por consiguiente la Palabra le trae la fe de Cristo. No es con fe humana que la persona recibe a Cristo, sino, es la fe de Cristo viniendo al alma de la persona, y viene por medio de la Palabra de Dios, la cual es traída por el Espíritu Santo hablando a través de un hombre, de un Mensajero en cada tiempo, de un ministro de Dios. También nos dice el mismo Cristo en San Juan, capítulo 5, verso 24: “*De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida.”* Y ahora vean, por medio de escuchar la Palabra de Cristo viene la bendición de la Vida eterna, porque viene la fe de Cristo al alma de la persona, y al creer de todo corazón en Cristo, con el corazón se cree para justicia, y luego con la boca se confiesa para salvación, la persona da testimonio público de su fe en Cristo para recibir salvación y Vida eterna. En una ocasión Cristo al ver que todos se iban y Sus discípulos comenzaron a murmurar entre ellos: “Dura es esta Palabra, ¿quién la puede recibir?” Cristo dijo a Sus discípulos: “¿Quieren también ustedes irse? ¿Quieren irse ustedes también?” Pedro le dice: “¿Y a quién iremos? Tú tienes palabras de Vida eterna.” Y ahora, podemos comprender porqué la Palabra de Cristo es la mejor parte para todo ser humano, porque esa Palabra es una Palabra de Vida eterna, para que la persona pueda recibir Vida eterna. San Juan, capítulo 6, verso 63 fue donde Pedro dijo, y donde Cristo dice: “*El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida.”* Eso lo dijo Cristo en San Juan, capítulo 6, verso 63. Y ahora, viendo que es por medio de escuchar la Palabra de Dios que viene la fe de Cristo al alma de la persona, y la persona cree en Cristo, y lo recibe como Salvador y obtiene la salvación y Vida eterna, lo más importante por consiguiente es la Palabra de Cristo, la Palabra de Dios. Y escoger la Palabra de Cristo, la Palabra de Dios, es escoger la mejor parte. Encontramos en Deuteronomio, capítulo 8, verso 3, que dice: “*Y te afligió, y te hizo tener hambre, y te sustentó con maná, comida que no conocías tú, ni tus padres la habían conocido, para hacerte saber que no sólo de pan vivirá el hombre, mas de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre.”* **¿Y qué es lo que sale de la boca de Dios?** Su Palabra. Por eso Cristo en San Mateo, capítulo 4, cuando tuvo ese enfrentamiento en contra del diablo, en el capítulo 4, verso 4, cuando el diablo le hizo una proposición a Cristo, que convirtiera las piedras en pan, porque Cristo tenía hambre luego de haber estado sin comer, haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches. Vamos a ver el pasaje, capítulo 4, verso 1 en adelante, para tener el cuadro claro, dice: “*Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo.* *Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre.* *Y vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, dí que estas piedras se conviertan en pan.* *El respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.”* Y ahora, así como para vivir físicamente comemos, y mantenemos nuestra vida terrenal, somos sustentados; para la vida espiritual, para el alma, el alimento es la Palabra de Dios. Vean, en Amós, capítulo 8 nos habla de esto, y nos dice el Profeta Amós en el capítulo 8, verso 11 en adelante: “*He aquí vienen días, dice Jehová el Señor, en los cuales enviaré hambre a la tierra, no hambre de pan, ni sed de agua, sino de oír la palabra de Jehová.”* Así como nuestro cuerpo físico siente hambre, nuestra alma siente hambre también; pero usted no le puede dar un pedazo de pan al alma para que coma, porque así como hay alimento para el cuerpo físico (un alimento físico), hay alimento para el espíritu de la persona, y también hay alimento para el alma de la persona. Y el alimento para el alma es la Palabra de Dios. No hay otro alimento que usted pueda colocar en su alma para que le dé vida. Y ahora, Dios dijo que habrá hambre sobre la Tierra, no hambre de pan ni sed de agua, sino de oír la Palabra de Dios. ¿Y dónde podremos encontrar en este tiempo final ese Alimento Espiritual, la Palabra de Dios? ¿Para escoger qué? La mejor parte, la Palabra de Dios para nuestro tiempo. De etapa en etapa, de edad en edad y de dispensación en dispensación, encontramos que el pueblo hebreo ha pasado por diferentes etapas en su trayectoria de vida, y en esas etapas Dios les ha alimentado no solamente físicamente, sino también espiritualmente, y el alimento espiritual es la Palabra de Dios, y por esa causa ha enviado Profetas en los diferentes tiempos, en los cuales Él ha colocado Su Palabra, y ellos han hablado esa Palabra y ese ha sido el alimento para el pueblo. ¿Dónde encontraremos la Palabra de Dios para escoger la Palabra, que es la mejor parte? ¿Dónde la encontró María la hermana de Lázaro y Marta? La encontró en Jesús. Y ahora, veamos aquí en Deuteronomio, capítulo 18, verso 18 al 19, dice: “*Profeta les levantaré de en medio de sus hermanos, como tú* (o sea, le dice Dios a Moisés)*; y pondré mis palabras en su boca* (¿dónde Dios coloca Sus palabras? En la boca del Profeta que Él envía)*, y él les hablará todo lo que yo le mandare.”* Y ahora, ese Profeta tiene que hablar todo lo que Dios le mande, y todo lo que Dios le mande es lo que Dios coloca en su boca: “*...y él les hablará todo lo que yo le mandare.* *Mas a cualquiera que no oyere mis palabras que él hablare en mi nombre, yo le pediré cuenta.”* Todo ser humano está responsabilizado delante de Dios, de escoger la mejor parte, que es la Palabra de Dios, estar atento a la Palabra de Dios, la cual siempre ha venido de etapa en etapa por medio de un Mensajero de Dios. Y ahora, veamos otros lugares para que tengamos el cuadro claro. En Ezequiel y también en Jeremías está. En Ezequiel, capítulo 3 dice, verso 1 en adelante: “*Me dijo: Hijo de hombre, come lo que hallas; come este rollo...”* Antes, en el Antiguo Testamento la Biblia no estaba en la forma que en la actualidad la tenemos, sino en rollos de pieles, y todavía entre los hebreos tienen rollos que contienen la Sagrada Escritura. Por eso dice: “*...come este rollo, y vé y habla a la casa de Israel.* *Y abrí mi boca, y me hizo comer aquel rollo.* *Y me dijo: Hijo de hombre, alimenta tu vientre...”* Y ahora vean, es un alimento para el interior de la persona; cuando se habla aquí de alimentar su vientre no es que le está dando un rollo literal para que se lo coma, sino que por cuanto Ezequiel es un Profeta y puede ver en diferentes dimensiones, puede ver los Ángeles y puede ver también todo esto que le está siendo mostrado, y puede comer esa Palabra que es invisible; no es tangible para los demás seres humanos, la cual está en este rollo, pero un rollo de otra dimensión; así como el espíritu del ser humano es de otra dimensión y el cuerpo de los Ángeles es de otra dimensión. Y ahora, vamos a ver: “*Y me dijo: Hijo de hombre, alimenta tu vientre, y llena tus entrañas de este rollo que yo te doy. Y lo comí, y fue en mi boca dulce como miel.* *Luego me dijo: Hijo de hombre, vé y entra a la casa de Israel, y habla a ellos con mis palabras.”* **¿Dónde estaban las palabras?** Ahí en el rollo que él se comió: “*Porque no eres enviado a pueblo de habla profunda ni de lengua difícil, sino a la casa de Israel.* *No a muchos pueblos de habla profunda ni de lengua difícil, cuyas palabras no entiendas; y si a ellos te enviara, ellos te oyeran.* *Mas la casa de Israel no te querrá oír, porque no me quiere oír a mí; porque toda la casa de Israel es dura de frente y obstinada de corazón.* *He aquí yo he hecho tu rostro fuerte contra los rostros de ellos, y tu frente fuerte contra sus frentes.* *Como diamante, más fuerte que pedernal he hecho tu frente...”* O sea, como diamante; y el diamante es muy duro, con el diamante se puede partir la roca, los cristales y así por el estilo; pero con una piedra usted no puede romper un diamante. Ahora, esto no quiere decir que aquí el Profeta va a tener la frente literal dura, sino que será su mente, su conocimiento, será una persona dura, él será una persona que tendrá la revelación de Dios. Y ahora, sigue diciendo: “*...no los temas, ni tengas miedo delante de ellos, porque son casa rebelde.”* Y ahora, aquí vemos que el Profeta se comió el rollo para profetizar. También en Jeremías, capítulo 1 dice (verso 4 en adelante): “*Vino, pues, palabra de Jehová a mí, diciendo:* *Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones.* *Y yo dije: ¡Ah! ¡ah, Señor Jehová! He aquí, no sé hablar, porque soy niño.* *Y me dijo Jehová: No digas: Soy un niño; porque a todo lo que te envíe irás tú, y dirás todo lo que te mande.* *No temas delante de ellos, porque contigo estoy para librarte, dice Jehová.* *Y extendió Jehová su mano y tocó mi boca, y me dijo Jehová: He aquí he puesto mis palabras en tu boca.”* **¿Dónde Dios coloca Sus palabras para que puedan ser dadas a los seres humanos?** En la boca del Profeta que Él envía, Dios por medio de Su Espíritu Santo coloca Su Palabra en la boca del Mensajero correspondiente a cada tiempo: “*Mira que te he puesto en este día sobre naciones y sobre reinos, para arrancar y para destruir, para arruinar y para derribar, para edificar y para plantar.”* Y ahí podemos ver dónde Dios coloca Su Palabra, que es el Alimento Espiritual para el alma de todo ser humano, y es lo más importante que usted puede escuchar. Usted puede escuchar música buena y eso está bien; usted puede escuchar muchos políticos hablar, que sean buenos oradores y eso está bien; puede escuchar a científicos hablar cosas grandes y eso está bien. **Pero, ¿usted quiere escuchar algo más grande?** Escuche la Palabra de Dios para el tiempo en que usted vive. Eso es lo más grande que usted puede escuchar. Las demás cosas le pueden traer alegría o molestia, pero la Palabra de Dios le trae Vida eterna, porque por medio de la Palabra es revelado el misterio de la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario, para que así nazca la fe de Cristo en su alma y usted lo reciba y obtenga la salvación y Vida eterna; por eso es que el escogimiento más grande que usted puede hacer, es escoger la Palabra de Dios. Y al escoger la Palabra de Dios, usted recibe a Cristo como su único y suficiente Salvador. Cristo dijo en San Juan, capítulo 10, versos 14 en adelante. “*Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen,* *así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas.* *También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor.”* **¿Quiénes escucharían la Voz de Cristo el Buen Pastor?** Las ovejas que el Padre le dio para que las busque y les dé Vida eterna. **¿Y quiénes son y dónde están esas ovejas?** Aquí estamos; aquí estamos en el tiempo que nos ha tocado vivir, escuchando la Voz de Dios, la Palabra de Cristo, para así poder dar testimonio que hemos escogido la mejor parte: escuchar la Voz de Jesucristo en este tiempo final. También dice el mismo Cristo en San Juan, capítulo 10, verso 24 en adelante dice... Ahora vean, Él se encuentra en Jerusalén; allá en Jerusalén es que Él está hablando acerca de las ovejas que el Padre le dio; por lo tanto las ovejas que escucharán Su Voz y que no son de aquel redil, cuando lo aplicamos a los dos grupos, a los dos reinos, entonces el otro redil es el reino del Norte que está compuesto por las diez tribus del Norte, pero que fueron esparcidas por el mundo entero, pero Cristo dijo: “Id primero a las ovejas perdidas de Israel.” Y ahora, Cristo buscaría todas esas ovejas perdidas de las diez tribus del Norte, las cuales fueron desarraigadas de Israel, y actualmente todos los que viven en Israel y que son reconocidos como judíos, y todos los que viven en otras naciones y que tienen evidencia de que son judíos descendientes de Israel o Jacob, y que tienen sus papeles arreglados, su identificación de que son judíos, todos ellos dicen que son de la tribu de Judá o de la tribu de Benjamín, que son las dos tribus del reino del Sur, porque dicen que las otras tribus desaparecieron, se perdieron. Pero a Dios no se le pierde nada, a Dios no se le han perdido las diez tribus, Él las colocó entre los gentiles, y de entre los gentiles Él estaría llamando todos los miembros elegidos de esas diez tribus; y por eso la Iglesia del Señor Jesucristo, la cual comenzó con judíos o hebreos de diferentes tribus allá en la tierra de Israel. La mayor parte de los discípulos del Señor Jesucristo no eran del reino del Sur, sino del reino del Norte. Pero ahora se extiende el Evangelio de la tierra de Israel a los gentiles, y millones de seres humanos reciben a Cristo como su único y suficiente Salvador; y de entre esos millones, hay un por ciento muy alto que son miembros de las diez tribus de Israel, pero que ni saben que son descendientes de Israel. O sea, la mayor parte no sabe que descienden de Israel. Pero eso no es ningún problema, lo importante es escoger la mejor parte, escoger, escuchar el Evangelio de Cristo y recibirlo como único y suficiente Salvador, luego cuando ya estemos transformados y estemos en el Reino Milenial, ya cada uno sabrá de qué tribu descendía físicamente. Luego, en el Reino Milenial los creyentes en Cristo nacidos de nuevo, ocuparán la mejor parte, porque escogieron ¿qué? La mejor parte también; por lo tanto, ocuparán la mejor parte, que es ser miembros de la Realeza del Reino del Mesías y por consiguiente, ser coheredero con Cristo en Su Reino. Esas personas tendrán cuerpos inmortales, incorruptibles y glorificados, como el cuerpo glorificado de nuestro amado Señor Jesucristo, y representarán de 18 a 21 años de edad, estarán por toda la eternidad en la flor de la juventud, nunca se pondrán viejos, nunca les saldrá cabello blanco; tendrán el color del cabello que reciban cuando reciban el cuerpo nuevo, y ese color permanecerá por toda la eternidad. No tendrán arrugas, no sentirán cansancio, no se pondrán viejos. Por lo tanto, vale la pena escoger la mejor parte, que es escuchar a Cristo, escuchar Su Voz, escuchar Su Palabra y recibirlo como único y suficiente Salvador. En el libro del Apocalipsis dice: “*La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto; y la declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan,* *que ha dado testimonio de la palabra de Dios, y del testimonio de Jesucristo, y de todas las cosas que ha visto.* *Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía.”* Son bienaventurados los que leen y los que oyen las palabras de esta profecía, porque esta es la Voz de Jesucristo por medio de Su Espíritu Santo hablando aquí a través de Su Ángel. Por eso ustedes encuentran en el capítulo 2 y capítulo 3 del Apocalipsis, que ya al final del mensaje correspondiente a cada Iglesia, dice: “*El que tiene oídos para oír, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.”* Es Cristo en Espíritu Santo en medio de Su Iglesia, hablándole a Su Iglesia por medio de los diferentes Mensajeros que Él envía a Su Iglesia; por eso cada persona que en el tiempo que le ha tocado vivir escucha la Voz de Cristo por medio del Mensajero enviado para ese tiempo, está escuchando, no un hombre, sino a Cristo, pero hablando a través de un hombre. Cristo dijo que Sus ovejas escucharían ¿qué? Su Voz, y Cristo está en medio de Su Iglesia en Espíritu Santo hablando de etapa en etapa, de edad en edad, a través de Sus diferentes Mensajeros que Él envía a Su Iglesia. Por eso en San Juan, capítulo 13, verso 20, dice: “*De cierto, de cierto os digo: El que recibe al que yo enviare, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió.”* Tan simple como eso. Los que en el día que Pedro predicó, estaban escuchándolo, estaban escuchando a Cristo en Espíritu Santo manifestado a través de San Pedro; y los que recibieron a Pedro, al recibir su mensaje, lo recibieron como Mensajero de Dios, como Apóstol de Cristo, estaban recibiendo a Cristo manifestado en San Pedro; y también así sucedió con San Pablo; era una manifestación de Cristo en Espíritu Santo en esos grandes Apóstoles de Cristo. Y ahora, hemos visto que siempre Dios por medio de Su Espíritu Santo ha hablado a través de un hombre de carne y hueso, así ha sido en todos los tiempos. Por lo tanto, para oír la Palabra de Dios, para cada tiempo hay un Mensajero de Dios, y el que es de Dios, oye la Voz de Dios. San Juan, capítulo 8, verso 47: “*El que es de Dios, las palabras de Dios oye...”* Y aquellos que no querían escuchar las palabras de Dios que salían de la boca de Jesús, dice: “*...por esto no las oís vosotros, porque no sois de Dios.”* Y esas palabras son duras para los que no escuchan la Voz de Dios; pero para los que escuchan la Voz de Dios, las palabras son hermosas: “*Mis ovejas oyen mi Voz y me siguen.”* \[San Juan 10: 27\] De esto también habló para aquellas personas que no querían escuchar la Voz de Cristo y no comprendían que era la Voz de Dios a través de un hombre, Cristo dice a ellos, vean, estas son las personas que estaban allí en la celebración de la Fiesta de la Dedicación. Dice capítulo 10, verso 22 en adelante: “*Celebrábase en Jerusalén la fiesta de la dedicación. Era invierno,* *y Jesús andaba en el templo por el pórtico de Salomón.* *Y le rodearon los judíos y le dijeron: ¿Hasta cuándo nos turbarás el alma? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente.”* No toda persona que quiere saber quién es esa persona que habla la Palabra de Dios, no toda persona quiere saber quién es esa persona para recibirlo, sino que algunos quieren saber para criticar; pero otros quieren saber para creer en él y en su mensaje. “*Jesús les respondió: Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ellas dan testimonio de mí;* *pero vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas, como os he dicho.”* Hay ovejas de Dios dadas a Cristo, para que las busque y les dé salvación y Vida eterna conforme a San Lucas, capítulo 19, verso 10: “*Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.”* Él vino a salvar lo que se había perdido, que son las ovejas que el Padre le dio, que son esas almas de Dios escritas en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero; pero también hay otras personas de las cuales Cristo dice: “Ustedes no pueden escuchar mi Voz, porque ustedes no son de mis ovejas.” Y ahora, esta es una realidad de la cual Cristo habló, pero el que es de Dios, la Voz de Dios oye. Escoge la mejor parte, que es escuchar la Voz de Cristo. Yo escuché la Voz de Cristo bajo la predicación del Evangelio de Cristo y escogí la mejor parte: recibí Su Palabra, creí en Él de todo corazón y fui bautizado en agua en Su Nombre, y Él me bautizó con Espíritu Santo y Fuego y recibí el nuevo nacimiento, y Él me colocó en Su Redil, Su Iglesia, Él me colocó en Su Reino y ahora tengo Vida eterna. ¿Y quién más? Cada uno de ustedes también, porque ustedes escogieron la mejor parte, la cual no les será quitada. Si hay alguno que todavía no ha escogido la mejor parte de escuchar la Voz de Cristo y recibirlo como único y suficiente Salvador, lo puede hacer en estos momentos y yo oraré por usted; puede venir *acá* al frente para orar por usted. Vamos a dar unos minutos en lo que ustedes llegan *acá* al frente para orar por ustedes. Los que están en otras naciones también pueden venir a los Pies de Cristo, para que queden incluidos en esta oración. Vamos a dar unos minutos en lo que llegan. Lo más importante es la Vida eterna para la persona, y para eso es que Cristo ordenó ir por todo el mundo predicando el Evangelio a toda criatura, y dijo: “*El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”* (San Marcos, capítulo 16, versos 15 al 16). Pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo. Ustedes están aquí presentes en esta actividad, porque el nombre de ustedes está escrito en el Cielo en el Libro de la Vida, y el de ustedes también que están a través de internet o del satélite, escuchando la predicación del Evangelio de Cristo en esta ocasión, y los que escucharán esta predicación del Evangelio de Cristo en alguna otra ocasión. Ustedes están escuchando porque el nombre de ustedes está escrito en el Cielo, en el Libro de la Vida, y por eso Dios les ha traído para escuchar Su Palabra y producir en el alma de ustedes la fe de Cristo, para que usted crea en Cristo y lo reciba como único y suficiente Salvador, dando testimonio público de vuestra fe en Cristo, y así dando testimonio público, confesando con su boca a Cristo como su único y suficiente Salvador. ¿Para qué? Para salvación y Vida eterna. Pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo, Cristo les está llamando. “Si oyes hoy Su Voz, no endurezcas tu corazón.” En hebreos, capítulo 3, verso 7; y Hebreos, capítulo 4, verso 7, nos dice así San Pablo. Es un asunto de Vida eterna escuchar la Voz de Cristo y recibirlo como único y suficiente Salvador. Vean, aquí en San Juan, capítulo 3, verso 36, dice: “*El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él.”* El que rehúsa creer en Cristo no verá la Vida eterna, sino que la ira de Dios está sobre él, y nunca podrá vivir esa persona eternamente. Pero el que cree vivirá eternamente. También Cristo dijo en San Juan, capítulo 6, versos 39 en adelante: “*Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada* (todo lo que le diere, todas las ovejas que el Padre le dio, todas esas almas de Dios)*, sino que lo resucite en el día postrero* (está hablando de personas)*.* *Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.”* Cristo ha prometido resucitar a toda persona que ha creído en Él y lo ha recibido como único y suficiente Salvador; por lo tanto, después que la persona ha recibido a Cristo como Salvador, si muere no tiene ningún problema, Cristo lo va a resucitar en el Día Postrero, en un cuerpo nuevo, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado y joven para toda la eternidad, un cuerpo igual al cuerpo que Jesucristo tiene, que es un cuerpo glorificado. También Cristo dijo en San Juan, capítulo 11, verso 24 al 29 de San Juan... Marta le dice de la siguiente manera, en el cuarto día que ya tenía Lázaro de haber muerto, le dice: “*Marta le dijo: Yo sé que resucitará en la resurrección, en el día postrero.”* Vean, ya Cristo había enseñado que a todos los creyentes en Él, Él los va a resucitar en el Día Postrero. **¿Qué es el Día Postrero?** El milenio postrero. “Porque delante del Señor un día es como mil años, y mil años como día,” dice el Profeta Moisés en el Salmo 90, verso 4; y dice Segunda de Pedro, capítulo 3, verso 8. Y ahora: “*Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.* *Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?* *Le dijo: Sí, Señor; yo he creído que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, que has venido al mundo.”* Y ahora, todo aquel que vive en este planeta Tierra y cree en Cristo, no morirá eternamente; si muere su cuerpo físico, no permanecerá muerta la persona, en alma y espíritu va a vivir a otra dimensión: al Paraíso; y cuando complete Él Su Redil, Sus ovejas, Él resucitará a todos los creyentes en Él que han muerto físicamente, los resucitará en cuerpos eternos y glorificados, y a los que permanezcamos vivos hasta ese momento, nos transformará. Por consiguiente la elección de la Palabra, es la elección más gloriosa que yo hice cuando escuché la predicación del Evangelio de Cristo, creí y recibí a Cristo como mi único y suficiente Salvador. ¿Y quién más? Cada uno de ustedes también. Tenemos que asegurar nuestro futuro eterno. ¿Y cómo lo vamos a asegurar? Con Cristo, al escuchar Su Palabra y escoger así la mejor parte, y recibir a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador. Él es el Verbo, la Palabra. Por lo tanto, usted que ha escuchado y no ha recibido a Cristo todavía como Salvador, puede venir para que quede incluido en esta oración; ya usted escuchó la Palabra, nació la fe de Cristo en su alma, y ya usted está creyendo y tiene ahora la oportunidad de dar testimonio público de su fe en Cristo, recibiéndole como su único y suficiente Salvador para que así Cristo le dé la Vida eterna. Recibimos a Cristo como Salvador para que Él nos dé la Vida eterna, Dios le ha dado a Jesucristo la exclusividad de la Vida eterna. Ninguna otra persona le puede dar a usted la Vida eterna, solamente Jesucristo. Cristo dijo: “Yo Soy el Camino, la Verdad, y la Vida; y nadie viene al Padre, sino por mí.” (San Juan, capítulo 14, verso 6). Tenemos que asegurar nuestro futuro eterno, ¿cómo? Recibiendo a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador, y eso usted lo tiene que hacer antes que terminen sus días aquí en la Tierra, antes que usted muera, porque si muerte sin Cristo, perdió la esperanza de vivir eternamente. Estamos en esta Tierra para obedecer a la Palabra de Dios y recibir a Cristo como Salvador, para ser rociados con la Sangre de Jesucristo y ser limpiados de todo pecado. De esto es que habla en Primera de Pedro, capítulo 1, verso 2. Por lo tanto, vivir en este planeta Tierra es un privilegio y una oportunidad única para recibir la Vida eterna a través de Jesucristo nuestro Salvador. No hay otro nombre dado a los hombres, en que podamos ser salvos, solamente hay uno, y ese Nombre es SEÑOR JESUCRISTO: “*Porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.”* Dice San Pedro en el libro de los Hechos, capítulo 4, verso 12. Y si no hay otro Nombre en el cual podamos ser salvos, entonces buscamos al Señor Jesucristo, al que tiene ese Nombre de salvación y Vida eterna. Si falta alguna persona por venir a los Pies de Cristo, puede venir para que quede incluido en esta oración. También de los que están en otras naciones, pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo; y los niños de diez años en adelante, también pueden venir a los Pies de Cristo. Vamos a estar puestos en pie para orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo. Si todavía falta alguna persona, puede venir para que asegure su futuro eterno con Jesucristo nuestro Salvador. Vamos a levantar nuestras manos al Cielo a Cristo, y vamos a orar, los que están aquí presentes y los que están en otras naciones también. Todos los que han venido a los Pies de Cristo para dar testimonio público de su fe en Cristo, con nuestros ojos cerrados todos, repitan conmigo esta oración, los que han venido a los Pies de Cristo aquí en Guatemala y los que están en otras naciones también. Repitan conmigo esta oración: ***Señor Jesucristo, he escuchado la predicación de Tu Evangelio y nació Tu fe en mi corazón, creo en Ti de todo corazón, creo en Tu Primera Venida, creo en Tu Nombre como el único Nombre bajo el Cielo dado a los hombres, en que podamos ser salvos. Creo en Tu muerte en la Cruz del Calvario como el único y suficiente Sacrificio de Expiación por mis pecados. Reconozco que soy pecador y necesito un Salvador.*** ***Señor Jesucristo, salva mi alma Te lo ruego; doy testimonio público de mi fe en Ti y Te recibo como mi único y suficiente Salvador. Perdona mis pecados Te lo ruego, y con Tu Sangre límpiame de todo pecado y bautízame con Espíritu Santo y Fuego luego que yo sea bautizado en agua en Tu Nombre, y sea producido en mí el nuevo nacimiento. Quiero nacer a la Vida eterna en Tu Reino eterno, porque quiero vivir eternamente contigo en Tu Reino, salva mi alma Te lo ruego. En Tu Nombre eterno y glorioso Señor Jesucristo. Amén y amén.*** Y con nuestras manos levantadas a Cristo al Cielo, todos decimos: **¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! Amén y amén.** Y ahora, usted ya escuchó la predicación del Evangelio de Cristo, nació la fe de Cristo en su alma, y creyó y lo recibió como su único y suficiente Salvador; y usted me dirá: “Ahora quiero ser bautizado en agua lo más pronto posible, porque Él dijo: ‘El que creyere y fuere bautizado, será salvo.’ Quiero cumplir el mandato de Cristo completo. ¿Cuándo me pueden bautizar?” Es la pregunta de ustedes. Por cuanto ustedes han creído en Cristo de todo corazón, los que están aquí presentes que recibieron a Cristo y los que están en otras naciones que recibieron a Cristo, bien pueden ser bautizados en agua en estos momentos en el Nombre del Señor Jesucristo. ***Y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en ustedes el nuevo nacimiento. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.*** ***Y a vuestros familiares Cristo les traiga a Sus Pies y les dé también la salvación y Vida eterna, para que estén con ustedes en el Reino eterno de Cristo viviendo por toda la eternidad. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.*** Y ahora, pregunto al reverendo Esteban Golón Sanik, si hay agua: hay agua, hay bautisterios. ¿Hay ropas bautismales también? Hay ropas bautismales también. ¿Hay vestidores de ropa, donde pueden colocarse las ropas bautismales? También en ambos lados hay vestidores de ropa, lugar donde colocarse las ropas bautismales. ¿Hay personas también que les ayudarán? Hay personas también que les ayudarán. ¿Y hay también ministros que les bautizarán? También hay ministros que les bautizarán. Por lo tanto, bien pueden ser bautizados en agua en estos momentos en el Nombre del Señor Jesucristo, como se hacía en el tiempo de los Apóstoles, de San Pedro y San Pablo y demás Apóstoles. El próximo domingo estaré ¿dónde? Estaré el próximo domingo en la mañana, a las 9:00 de la mañana en el Gimnasio “Teodoro Palacios Flores.” ¿Cuántos saben dónde es? Bueno, ya ustedes saben. Y como yo no sé llegar allá, pues me van a llevar para estar con ustedes en la actividad del próximo domingo. Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes, dándoles testimonio de nuestro tema: **“ESCOGIENDO LA MEJOR PARTE.”** Y ustedes han escogido la mejor parte: escuchar la Voz de Cristo y recibirlo como vuestro único y suficiente Salvador. Muchas gracias por vuestra amable atención, y continúen pasando una noche llena de las bendiciones de Jesucristo nuestro Salvador, y nos continuaremos viendo por toda la eternidad, porque ustedes han escogido la mejor parte. Que Dios les bendiga y les guarde, y con ustedes el reverendo Esteban Golón. “**ESCOGIENDO LA MEJOR PARTE.”**