--- title: 'Jesucristo, el hombre perfecto' date: 2009-05-21 activity: 1 place: city: Medellín state: Antioquia country: CO duration: 00:00:00 public: false youtube: translations: files: --- Muy buenas noches, amados amigos y hermanos, y ministros en todas las naciones y los aquí presentes; es un privilegio y bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final. Aprecio y agradezco mucho todo lo que están haciendo por el proyecto de La gran Carpa-Catedral en Puerto Rico, y también por lo que están haciendo por AMISRAEL. Que Dios les bendiga y que les quede registrado en el Reino de los Cielos, como tesoros que ustedes están haciendo en el Reino de los Cielos. Pues Cristo dijo: “Haced tesoros en el Cielo,” y esa es una forma de hacer tesoros en el Cielo: trabajando, colaborando para la Obra del Señor. Para esta ocasión leemos en Segunda de Corintios, capítulo 5, verso 14 al 21, y dice así el apóstol Pablo por el Espíritu Santo: “*Porque el amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: que si uno murió por todos, luego todos murieron;* *y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos.* *De manera que nosotros de aquí en adelante a nadie conocemos según la carne; y aun si a Cristo conocimos según la carne, ya no lo conocemos así.* *De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.* *Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación;* *que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación.* *Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios.* *Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.”* Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla. “**JESUCRISTO EL HOMBRE PERFECTO.”** Es nuestro tema para esta ocasión. El ser humano pecó en el Huerto del Edén a causa de dejar la Palabra de Dios, dejar de escuchar la Voz de Dios que le había hablado, que no comiera del árbol de ciencia del bien y del mal. Y escuchó entonces la palabra de la serpiente, a través del cual y en la cual estaba el diablo, Satanás, hablándole a Eva. A través de la serpiente vino la palabra contraria a la de Dios, solamente cambiándole una palabra o añadiéndole una palabra. Dios dijo: “Morirás,” y la serpiente le dijo: “No morirás (o no moriréis).” No se puede añadir o quitar a la Palabra de Dios, como Ella dice, así es, y no le podemos quitar ni añadir. Hay una sentencia para el que le quite o le añada a la Palabra de Dios, y está en Apocalipsis, capítulo 22. Y ahora, un hombre perfecto se requería para redimir al ser humano que había caído, había pecado y había perdido la bendición de Dios, había perdido esa relación con Dios que primero tenía; y había perdido la Vida eterna. Porque el ser humano cuando pecó murió en ese momento, aunque a través de la historia bíblica encontramos que Adán continuó viviendo, y vivió unos 930 años, pero de ahí en adelante la vida que vivió no fue Vida eterna, sino vida temporera que se le terminó; pero él había muerto a la Vida eterna cuando pecó él y Eva también; y por consiguiente, la descendencia de Adán y Eva apareció en la Tierra sin Vida eterna, solamente con vida temporera que fue lo que le quedó a Adán y a Eva. Pero ahora para el ser humano regresar a la Vida eterna y por consiguiente al Reino de Dios, que es de Vida eterna, se requería un hombre perfecto que redimiese al ser humano, que lo retornara al Reino de Dios y por consiguiente a la Vida eterna; y comenzó Dios a mostrar los tipos y figuras de ese hombre perfecto que se requería para redimir al ser humano; fue representado en corderitos, carneros, y así por el estilo. Comenzando desde el animalito que tuvo que morir en manos de Dios para dar las vestiduras a Adán y a Eva, de pieles de un animal que tuvo que morir por el ser humano. Ya allí está representado el Varón perfecto que tenía que venir a la Tierra para morir por el ser humano y redimirlo, tomando Él nuestros pecados, haciéndose pecado por nosotros, pero sin Él tener de Sí mismo pecado. Tenía que ser un varón perfecto. Y ahora, encontramos que en el Antiguo Testamento, Adán, Abel y todos estos hombres de Dios efectuaban sacrificios de animalitos por sus pecados, y Dios los aceptaba porque eran el tipo y figura del Sacrificio perfecto que realizaría un hombre perfecto, el cual sería el eslabón entre Dios y el ser humano. Y ahora, encontramos a Abraham, como también a Noé, ofreciendo sacrificios a Dios, con los cuales sus pecados eran cubiertos, no quitados, porque la sangre de animales no puede quitar los pecados, porque el animal no tiene alma y no puede venir el espíritu del animal a la persona que ofrece esos sacrificios. Pero ahora, por cuanto todos esos sacrificios eran el tipo y figura del Sacrificio perfecto que efectuaría un hombre perfecto, el cual sería el Hijo de Dios, encontramos que funcionaban en esa forma: solamente cubriendo los pecados del ser humano, pero no quitándolos. Pero Dios miraba y no veía los pecados, porque esa sangre estaba cubriendo esos pecados, por cuanto esa era la sangre que tipificaba la Sangre del hombre perfecto que vendría algún día, y con Su Sangre limpiaría al ser humano de todo pecado. En San Lucas, capítulo 1, aparece el Ángel Gabriel, seis meses después que había aparecido al sacerdote Zacarías, y le había hablado de un hijo que iba a tener Zacarías y su esposa, el cual sería grande delante de Dios, y sería profeta de Dios, y vendría con el espíritu de Elías para tornar el corazón de los padres a los hijos, y prepararle el camino: un pueblo bien preparado al Señor. Ese sería el precursor de la primera Venida de Cristo. Y el Ángel Gabriel le dijo al sacerdote Zacarías que le pusiera por nombre, Juan. Luego de seis meses aparece a una joven virgen de la familia o descendencia de David, la virgen María, que estaba desposada con un varón, un hombre llamado José, que también era descendiente del rey David; era de la casa, de la familia de David. Por lo tanto, eran príncipes, María era una princesa y José era un príncipe; aunque eran pobres, pero la pobreza no quita lo que uno es delante de Dios. Y ahora, le aparece el Ángel Gabriel en San Lucas, capítulo 1, a la virgen María, le da un saludo que ella no comprendía, ella se sorprendió y el Ángel le habla que es bienaventurada. Leamos el pasaje, capítulo 1, verso 26 en adelante de San Lucas: “*Al sexto mes el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret,* *a una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la casa de David; y el nombre de la virgen era María.* *Y entrando el ángel en donde ella estaba, dijo: ¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres.* *Mas ella, cuando le vio, se turbó por sus palabras, y pensaba qué salutación sería esta. Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios.* *Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS.* *Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre;* *y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin* *Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? pues no conozco varón.* *Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios.* *Y he aquí tu parienta Elisabet, ella también ha concebido hijo en su vejez; y este es el sexto mes para ella, la que llamaban estéril;* *porque nada hay imposible para Dios.* *Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra. Y el ángel se fue de su presencia.”* Y ahora, con lo que le dice el Ángel a María: que su parienta Elisabet también ha concebido en su vejez, la que llamaban estéril, le levanta la fe para aceptar, recibir, creyendo esa promesa de que va a tener un hijo, y que ése será el Hijo de Dios, el Mesías Príncipe heredero al Trono de David, al cual Dios le dará el Trono de David, y se sentará sobre ese Trono y reinará sobre Israel, sobre la casa de Israel: “*Y su reino no tendrá fin.”* Ese es el Reino del Mesías, del hombre perfecto, que ha sido tipificado a través de la Escritura en corderitos, en machos cabríos y así por el estilo. Pero Él para tomar ese Reino y ese Trono y reinar sobre Jacob, la casa de Jacob, tiene primero que llevar a cabo la Obra de Redención, porque Su Reino no es de este mundo, no es de los sistemas mundiales. Su Reino es el Reino de Dios que será restaurado en la Tierra. El Reino que estaba en el tiempo de Adán y luego el ser humano cayó, salió de ese Reino; luego en el tiempo del rey David, el Reino de Dios estaba en la Tierra, pues David y su reino fueron adoptados, recibió la adopción como el Reino de Dios en la Tierra, y por eso cuando el rey David va a colocar a su hijo Salomón como el heredero en su Trono, dice la Escritura que David hablando ese día para colocar a su hijo en el trono... Vean lo que dice en Primera de Crónicas, capítulo 28, verso 4 en adelante, dice: “*Pero Jehová el Dios de Israel me eligió de toda la casa de mi padre, para que perpetuamente fuese rey sobre Israel; porque a Judá escogió por caudillo, y de la casa de Judá a la familia de mi padre; y de entre los hijos de mi padre se agradó de mí para ponerme por rey sobre todo Israel.* *Y de entre todos mis hijos (porque Jehová me ha dado muchos hijos), eligió a mi hijo Salomón para que se siente en el trono del reino de Jehová sobre Israel.”* ¿En qué trono se sentó el rey Salomón? En el Trono de Dios sobre Israel. En el Trono del Reino de Dios, porque el Reino de Dios en la Tierra es el Reino de David, y el Trono de Dios en la Tierra es el Trono de David. Por eso la promesa que hace el Ángel aquí a la virgen María es que a ese niño que ella va a tener, que será llamado Hijo del Altísimo, Hijo de Dios, le pondrá por nombre Jesús, y dice que Dios le va a dar el Trono de David Su padre, y se va a sentar sobre el Trono de David y reinará sobre Jacob para siempre. Ese es el hombre perfecto, ese es el Mesías Príncipe del cual habla la Escritura cuando dice: “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, el principado sobre su hombro; se llamará Su Nombre Padre eterno, Príncipe de paz,” y así por el estilo. Y nos dice que la paz... vamos a leerlo aquí, para tenerlo claro y tal como está en la Escritura; capítulo 9, verso 6 al 7 de Isaías: “*Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz.* *Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto.”* Y ahora, eso no será una obra humana, sino una obra divina que va a ser llevada a cabo conforme a la promesa mesiánica que Dios a hecho para Su pueblo, y que impactará benéficamente a toda la humanidad. Será de bendición, de beneficio para todos los pueblos. Por eso el Mesías Príncipe, el Hombre perfecto es el Deseado de todas las naciones, “y vendrá el Deseado de todas las naciones.” Y ahora, veamos un poco más de este Reino en Primera de Crónicas, capítulo 29, versos 22 en adelante, cuando por segunda vez le dan la investidura a Salomón por rey, dice capítulo 29, verso 22 en adelante de Primera de Crónicas: “*Y comieron y bebieron delante de Jehová aquel día con gran gozo; y dieron por segunda vez la investidura del reino a Salomón hijo de David, y ante Jehová le ungieron por príncipe, y a Sadoc por sacerdote.* *Y se sentó Salomón por rey en el trono de Jehová en lugar de David su padre, y fue prosperado; y le obedeció todo Israel.”* ¿Dónde se sentó? ¿En qué trono se sentó?: “*Y se sentó Salomón por rey en el trono de Jehová en lugar de David su padre...”* El Trono de Dios en la Tierra es el Trono de David, el Reino de Dios en la Tierra es el Reino de David. Por eso fue que el Ángel le dijo a la virgen María que Dios le daría el Trono de David su Padre, y reinará sobre toda la casa de Jacob, de Israel. Ese es el hombre perfecto: el Señor Jesucristo, el cual se hizo pecado por nosotros siendo perfecto, siendo sin pecado, habiendo nacido por creación divina. Dios fue el que efectúo todo en el vientre de la virgen María para que naciera el Hombre perfecto, el Hijo de Dios, el cual vivió en esta Tierra sin pecado, y nació sin pecado. Pero tomó nuestros pecados para poder quitar de nosotros nuestros pecados y morir por nosotros en la Cruz del Calvario. Si no tomaba nuestros pecados no podía morir, porque la causa de la muerte es el pecado; y si no tenía pecado no podía morir; por eso Él decía: “Nadie me quita la vida, Yo la pongo por mí mismo para volverla a tomar.” (San Juan, capítulo 10, verso 14 al 18). Él dice: “El buen Pastor su vida da por las ovejas,” dio Su vida terrenal, y ahora nunca más podrá vivir con aquel cuerpo de carne en la condición en que estaba primero, sino que ahora tiene el cuerpo glorificado. Está en una forma superior a como estaba cuando estuvo en la Tierra: fue glorificado. Así también los creyentes en Cristo al ser redimidos por Cristo serán transformados en el Día Postrero los que estén vivos, y los que murieron van a ser resucitados en cuerpos eternos, y ya nunca más viviremos en este cuerpo imperfecto que es mortal, viviremos en el cuerpo glorificado y eterno que Cristo nos dará, igual a Su cuerpo glorificado, joven, inmortal, glorificado. Y así seremos todos a imagen y semejanza del Señor Jesucristo, y así estaremos con Él en Su Reino por toda la eternidad como Reyes, como Sacerdotes y Jueces. Eso es nada menos que la familia de Dios, los hijos e hijas de Dios, los miembros de la realeza celestial, esos son los creyentes en Cristo juntamente con Jesucristo nuestro hermano mayor. Él es el Hombre perfecto, y ha prometido hacer perfecto a todo aquel que lo recibe como su único y suficiente Salvador. Él es el camino a la Vida eterna, porque Él es la Vida eterna, Él es el único camino a Dios, el Padre celestial. Él mismo lo dijo cuando dijo: “Yo Soy el camino, la verdad y la vida; y nadie viene al Padre, sino por mí.” No hay otro camino a Dios. Hay muchas religiones, pero hay un solo camino a Dios, ese es el Hombre perfecto, el Señor Jesucristo, el Hijo de Dios. Y toda persona que quiere acercarse a Dios para recibir la Vida eterna lo hace acercándose a Jesucristo, recibiéndolo como su único y suficiente Salvador. No hay otra forma de llegar a Dios, no hay otra forma de obtener la salvación y Vida eterna, porque “no hay otro Nombre bajo el cielo dado a los hombres, en que podamos ser salvos.” Libro de los Hechos, capítulo 4, verso 12. Eso fue el mensaje de San Pedro allá en su segundo sermón. Y ahora, como no hay otro camino al Padre, no hay otro camino a la Vida eterna, no hay otro camino al Cielo, todos necesitamos para llegar al Cielo, para llegar a Dios, para obtener la Vida eterna, todos necesitamos a Jesucristo como nuestro único y suficiente Salvador. Él es el que nos reconcilia con Dios, el que nos une a Dios, Él es el eslabón entre Dios y el ser humano, para unir al ser humano con Dios. A través de la predicación del Evangelio de Cristo el ser humano escucha el misterio de la primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario, y así nace la fe de Cristo en su alma, cree en su corazón, y da testimonio público de su fe en Cristo confesándolo como su único y suficiente Salvador, pues la fe viene por el oír la Palabra: “Con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.” Confiesa a Cristo, confiesa el Nombre del Señor para salvación y Vida eterna, “porque todo el que invocare el Nombre del Señor será salvo.” Yo invoqué el Nombre del Señor para salvación y Él me salvó. ¿Y a quién más? A cada uno de ustedes también. Si hay alguna persona que todavía no lo ha hecho, puede hacerlo en estos momentos y estaremos orando por usted, para lo cual puede pasar acá al frente para orar por usted. Y los que están en otras naciones también pueden pasar al frente donde se encuentran, en los auditorios, en el auditorio que se encuentre o en la Iglesia que se encuentre, para que quede incluido en esta oración que estaremos haciendo por usted. Vamos a dar unos minutos mientras llegan las personas que quieren llegar a Dios a través de Jesucristo, para recibir la Vida eterna que Cristo ha prometido para todos aquellos que reciben Su mensaje, que escuchan Su Voz y lo siguen. Cristo dijo: “Mis ovejas oyen mi voz y me siguen, y Yo las conozco, y Yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás. Y nadie las puede arrebatar de mi mano; mi Padre que me las dio es mayor que todos.” Y nadie las puede arrebatar de Su mano. Es Vida eterna lo que Cristo dice que le da a las ovejas, a Sus ovejas que escuchan Su Voz y le siguen. Usted ha estado escuchando el Evangelio de Cristo, que es la Voz de Cristo, porque el nombre suyo está escrito en el Libro de la Vida. Usted es una oveja del Señor, y por eso ha estado escuchando la Voz del Señor, el Evangelio de Cristo y ha nacido la fe de Cristo en vuestra alma. Cristo tiene mucho pueblo, muchos hijos, muchas ovejas en la República de Colombia, y los está llamando. Tiene mucho pueblo aquí en Medellín, y los está llamando. Cristo dijo en San Juan, capítulo 10, verso 14 en adelante: “Mis ovejas oyen mi voz y me siguen, y Yo las conozco.” Y Él dijo: “También tengo otras ovejas que no son de este redil (o sea, que no están allá en la tierra de Israel, no eran de los que estaban allí presentes), las cuales también debo traer; y oirán mi voz, y habrá un rebaño y un pastor.” Esas son todas las personas que han estado escuchando el Evangelio de Cristo a través de estos dos mil años que han transcurrido, y han estado recibiendo a Cristo como su único y suficiente Salvador, y han estado siendo colocadas esas ovejas en el Redil del Señor, que es la Iglesia del Señor Jesucristo, y el buen Pastor es nuestro amado Señor Jesucristo, y las ovejas ¿quiénes son? Nosotros. Pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo los que faltan por venir, y los que están en otras naciones conectados con el satélite Amazonas en el Canal WSS o por internet, pueden también continuar viniendo a los Pies de Cristo para que Cristo les reciba en Su Reino, les perdone y con Su Sangre les limpie de todo pecado, sean bautizados en agua en Su Nombre y Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en ustedes el nuevo nacimiento, y así nazcan en el Reino de Cristo a la Vida eterna. Todavía vienen más personas que como ustedes quieren entrar al Reino de Dios a través de Cristo nuestro Salvador. Vamos a estar puestos en pie para orar por las personas que están viniendo a los Pies de Cristo en esta ocasión. Lo más importante es la Vida eterna, y solamente la podemos obtener a través del Señor Jesucristo: el Hombre perfecto que murió en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de Expiación por nuestros pecados. Ya no se requieren sacrificios de animalitos, ya fue efectuado el Sacrificio perfecto por el Hombre perfecto: Jesucristo nuestro Salvador. Por cuanto la salvación viene de Israel, de ahí vino la salvación y Vida eterna para todos los seres humanos por medio del Sacrificio de Cristo en la Cruz del Calvario. Vamos a tener nuestras manos en alto y nuestros ojos cerrados, y los que han venido a los Pies de Cristo en estos momentos, aquí presentes y en otras naciones, repitan conmigo esta oración: ***Señor Jesucristo, escuché la predicación de Tu Evangelio y nació Tu fe en mi corazón; creo en Ti con toda mi alma, creo en Tu primera Venida, creo en Tu Nombre como el único Nombre bajo el Cielo dado a los hombres en que podemos ser salvos; creo en Tu muerte en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de Expiación por nuestros pecados. Reconozco que soy pecador y necesito un Salvador, un Redentor. Doy testimonio público de mi fe en Ti, y Te recibo como mi único y suficiente Salvador.*** ***Señor, Te ruego perdones mis pecados y con Tu Sangre me limpies de todo pecado, y me bautices con Espíritu Santo y Fuego y produzcas en mí el nuevo nacimiento.*** ***Señor, sálvame, Te lo ruego en Tu Nombre eterno y glorioso, Señor Jesucristo. Amén.*** Y con nuestras manos levantadas al Cielo, todos decimos: **¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! Amén.** Cristo les ha recibido en Su Reino, ha perdonado vuestros pecados y con Su Sangre les ha limpiado de todo pecado, porque ustedes le han recibido como vuestro único y suficiente Salvador. Ustedes me dirán: “Quiero ser bautizado en agua en Su Nombre lo más pronto posible, porque Él dijo:*‘El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.’* (San Marcos, capítulo 16, verso 15 al 16). ¿Cuándo me pueden bautizar?” Es la pregunta desde lo profundo de vuestro corazón. Por cuanto ustedes han creído en Cristo, bien pueden ser bautizados. **Y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en ustedes el nuevo nacimiento.** El bautismo en agua es tipológico. El agua no quita los pecados, es la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador. El mismo Señor Jesucristo fue bautizado por Juan el Bautista, y los discípulos del Señor Jesucristo también fueron bautizados por Juan el Bautista. Y cuando Jesucristo predicaba, todos los que creían eran bautizados, los apóstoles los bautizaban. Si Jesucristo y también los apóstoles necesitaron ser bautizados para cumplir toda justicia, cuánto más nosotros. Él dijo: “El que creyere y fuere bautizado, será salvo.” El bautismo en agua es un mandamiento del Señor Jesucristo que ha sido obedecido desde los tiempos del mismo Señor Jesucristo y de los apóstoles, y así ha sido a través de la historia del Cristianismo. Y ahora, en nuestro tiempo también es obedecido el mandato, el mandamiento del Señor Jesucristo del bautismo en agua en Su Nombre. En el bautismo en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, la persona se identifica con Cristo en Su muerte, sepultura y resurrección. Cuando la persona recibe a Cristo como Salvador, muere al mundo; y cuando el ministro lo sumerge en las aguas bautismales, tipológicamente está siendo sepultado; y cuando es levantado de las aguas bautismales, está resucitando a una nueva vida: a la Vida eterna con Cristo en Su Reino eterno. Tan simple como eso es el simbolismo del bautismo en agua. Conociendo ya la tipología, el simbolismo del bautismo en agua, en el cual nos identificamos con Cristo en Su muerte, sepultura y resurrección, pueden ser bautizados. **Y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en ustedes el nuevo nacimiento.** Y para que tengan más fundamentado el tema del bautismo en agua, vean lo que sucedió el Día de Pentecostés cuando Pedro predicó y como tres mil personas creyeron en Cristo. Capítulo 2, verso 36 en adelante del libro de los Hechos dice... 34: “*Porque David no subió a los cielos; pero él mismo dice:* *Dijo el Señor a mi Señor:* *Siéntate a mi diestra,* *Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies.”* Y ahora, Cristo está sentado a la diestra de Dios en el Cielo: “*Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo.”* Por eso llamamos a Jesús: Señor Jesucristo, porque Dios lo ha hecho Señor y Cristo: “*Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos?* *Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.* *Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.* *Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa generación.* *Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas.”* Y ahora, bien pueden ser bautizados. **Y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en ustedes el nuevo nacimiento; y nos continuaremos viendo por toda la eternidad en el glorioso Reino de nuestro amado Señor Jesucristo, el Hombre perfecto.** Nos continuaremos viendo en el Reino del Hombre perfecto, de nuestro amado Señor Jesucristo, que es el hombre perfecto. Continúen pasando todos una noche feliz, llena de las bendiciones de Cristo nuestro Salvador. Dejo con ustedes al reverendo David, para que les indique hacia dónde dirigirse y colocarse las ropas bautismales y ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo. Con nosotros el reverendo David Ríos, para indicarles hacia dónde dirigirse; y en las demás naciones dejo al ministro correspondiente para que haga en la misma forma. Dios les bendiga y les guarde a todos. “**JESUCRISTO EL HOMBRE PERFECTO.”**