--- title: 'La redención de los primogénitos' date: 2007-11-23 activity: 1 place: city: Bogotá D.C. state: Cundinamarca country: CO duration: 00:00:00 public: false youtube: translations: files: --- Muy buenas noches, amables amigos y hermanos presentes, y los que están a través del satélite Amazonas o de internet; y también para ti Misionero Miguel Bermúdez que te encuentras en Puebla, República Mexicana: que Dios te bendiga y te use grandemente en Su Obra en este tiempo final. También para todos los que están en Puerto Rico y demás naciones: que las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes. Y ahora, en esta ocasión leemos un pasaje bíblico que se encuentra en San Lucas, capítulo 21, versos 25 en adelante, son palabras proféticas del Rabí Jesús de Nazaret, el cual vivió en Su cuerpo de carne en esta Tierra en medio del pueblo hebreo, dice: “*Entonces habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, confundidas a causa del bramido del mar y de las olas;* *desfalleciendo los hombres por el temor y la expectación de las cosas que sobrevendrán en la tierra; porque las potencias de los cielos serán conmovidas.* *Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en una nube con poder y gran gloria.* *Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca.”* Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla. Nuestro tema para esta ocasión es: **“LA REDENCIÓN DE LOS PRIMOGÉNITOS.”** A través de la historia bíblica en el Antiguo Testamento, encontramos la liberación del pueblo hebreo, el cual estaba esclavizado en Egipto por unos cuatrocientos treinta años viviendo allí en una tierra extraña, y esto fue conforme a lo que Dios le había hablado a Abraham, el patriarca Abraham en el capítulo 15, versos 12 en adelante del Génesis, donde dice: “*Mas a la caída del sol sobrecogió el sueño a Abram, y he aquí que el temor de una grande oscuridad cayó sobre él.* *Entonces Jehová dijo a Abram: Ten por cierto que tu descendencia morará en tierra ajena, y será esclava allí, y será oprimida cuatrocientos años.* *Mas también a la nación a la cual servirán, juzgaré yo; y después de esto saldrán con gran riqueza.* *Y tú vendrás a tus padres en paz, y serás sepultado en buena vejez.* *Y en la cuarta generación volverán acá; porque aún no ha llegado a su colmo la maldad del amorreo hasta aquí.”* Aquí está la profecía divina de que la descendencia de Abraham, la simiente de Abraham sería esclava en una tierra ajena por 400 años, y esto se cumplió cuando los descendientes de Abraham: Jacob con sus hijos, fue a Egipto a vivir donde estaba su hijo José como príncipe; allí él era el primer ministro o virrey de ese reino, y por consiguiente él era el segundo en el imperio o reino del faraón. Cuando llegaron allí todo estaba bien para ellos, pero luego que murió el faraón, y vino a ocupar el lugar del trono otro faraón que no conocía a José, entonces oprimió a los hebreos y vivieron como esclavos por unos cuantos siglos. Pero luego cuando llegó el tiempo que Dios estableció para la liberación de ellos, Dios le apareció a Moisés y lo envió a Egipto, para libertar a Su pueblo Israel. Moisés tenía problemas para hablar, pero lo importante era que él lo que iba hablar era la Palabra de Dios, y cuando se dice que iba hablar la Palabra, iba a hablar una Palabra creadora y todo lo que él iba a hablar se iba a materializar. Como cuando Dios dijo: “Sea la luz,” y fue la luz, esa es la Palabra creadora de Dios, era Dios hablando, y Dios iba a hablar a través del Profeta Moisés y al hablar las cosas sucedían. Y ahora, siendo que Israel desciende de Abraham a través de Isaac y Jacob, tiene una promesa muy grande; en el capítulo 4 del Éxodo nos dice de la siguiente manera, y vamos a leerlo para que tengamos un cuadro claro. Capítulo 4, verso 22, dice: “*Y dirás a Faraón: Jehová ha dicho así: Israel es mi hijo, mi primogénito.* *Ya te he dicho que dejes ir a mi hijo, para que me sirva, mas no has querido dejarlo ir; he aquí yo voy a matar a tu hijo, tu primogénito.”* Y ahora, aquí Dios identifica a Israel como Su hijo primogénito. Dios trata con el pueblo hebreo como nación, por lo tanto Israel como nación es el pueblo primogénito de Dios y por consiguiente es el pueblo que Dios ha creado para Sí mismo, es el primer pueblo, es el primogénito, y por consiguiente tiene todos los derechos de la primogenitura y tiene el derecho a la redención, tiene el derecho a ser restaurado a todo lo que le corresponde como hijo primogénito de Dios en su condición de pueblo de Dios. Tiene el derecho a ser restaurado a su tierra, tiene el derecho a su tierra, pues ese territorio Dios lo dio al pueblo descendiente de Jacob llamado Israel; es la heredad, el territorio que Dios le ha dado como heredad. Recuerden que los padres reparten su herencia, y al primogénito en el Antiguo Testamento, le era dada una doble porción. Y ahora, a Israel le fue dada como herencia todo ese territorio que fue mencionado por Dios en el Antiguo Testamento, y por consiguiente por decreto divino todo ese territorio le pertenece a Israel. Algunas personas pueden decir: “Antes de Israel llegar allí hubo otro pueblo, otros pueblos viviendo allí.” Pero eso es sencillo: una persona puede tener muchas propiedades, puede tener muchos terrenos, y en esos terrenos estar viviendo algunas familias, pero luego cuando reparte la herencia, el dueño de todos estos terrenos le asigna a sus hijos, si está vivo, o si hace un testamento, le asigna a sus hijos la parte correspondiente a cada uno. Al primogénito en el Antiguo Testamento le tocaba una doble porción. Y ahora, no importa quién esté viviendo, y aún quiénes hayan nacido primero, y quiénes estén viviendo antes de nacer esos hijos de ese dueño de todo ese terreno, no importa, el terreno pertenece al dueño y él lo reparte por herencia a sus hijos, no importa quiénes estén viviendo en ese lugar. Dios es el dueño no solamente del planeta Tierra, sino del Universo completo, del mundo visible y del mundo invisible también; y Dios es el Padre, y por consiguiente el Padre de familia reparte a Sus hijos la herencia como Él desea. Así que podemos ver que el territorio que le fue asignado a Abraham, a Isaac y a Jacob, y a la descendencia de Jacob, ante la corte divina, legalmente corresponde a Israel, la corte divina está sobre toda corte terrenal, y sobre todas las leyes terrenales están las leyes celestiales del Reino de Dios. Por lo tanto, no hay forma de reclamo en cuanto al territorio que le corresponde a Israel, nadie, ninguna otra nación puede reclamarlo como suyo, pues las personas y naciones lo han tenido prestado, porque todo pertenece a Dios. Y cuando llega el tiempo del Padre de familia repartir la herencia, Él la reparte como Él desea. Ahora, el problema del Medio Oriente, es un problema que en su origen es religioso, y de ahí se ramifica, pero su origen es religioso, y tiene que ver con la primogenitura. Todo ese territorio de Israel estaba al alcance de Esaú que había nacido primero, y luego perdió la primogenitura y entonces Jacob ganó la primogenitura y por consiguiente todo lo que hay en la primogenitura: todo ese territorio está dentro de la Bendición de la Primogenitura. Si Esaú no perdía la Bendición de la Primogenitura ¿saben ustedes una cosa? El Reino de Dios tenía que ser establecido en la Tierra con la descendencia de Esaú y el Mesías Príncipe sería de la descendencia de Esaú y no de la descendencia de Israel. Pero vean, cuando se pierde una bendición, se pierde todo lo que hay dentro de esa bendición. Por eso no podemos perder la bendición y todo lo que hay dentro de la bendición de la redención, de la salvación que por medio de Jesucristo Dios le da al ser humano. En esa bendición está la Vida eterna, en esa bendición está el futuro eterno para cada persona y su descendencia. Usted no puede conseguir la Vida eterna en un consultorio médico, en un hospital o en algún laboratorio, la Vida eterna viene de Dios para el ser humano por medio de Jesucristo, no hay otra forma en que el ser humano puede obtener la Vida eterna. No hay otra forma en que el ser humano puede ser redimido y ser por consiguiente restaurado a la Vida eterna. Y ahora, tenemos que comprender también que son los primogénitos escritos en el Cielo en el Libro de la Vida del Cordero, los que tienen el derecho a la redención, así como Israel al ser el pueblo primogénito de Dios, tenía el derecho a la redención, a ser restaurado a su tierra. Y ahora, vean aquí en el capítulo 12 de Hebreos, versos 22 en adelante, dice: “*Sino que os habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles,* *a la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos...”* ¿Dónde están registrados los nombres de los primogénitos? En el Cielo, esas personas son redimidas por Cristo por medio del Sacrificio que Cristo realizó en la Cruz del Calvario, el cual no fue comprendido por los hebreos de aquel tiempo, pero Él si sabía porqué tenía que morir y estaba así en la Escritura, en el Antiguo Testamento. Vean, en Isaías, capítulo 53, dice (y lo vamos a leer), el verso 10, dice: “*Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento. Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada.”* Cuando haya puesto Su vida en Expiación, ¿por qué? Por el pecado, el Mesías Príncipe al venir tenía que poner Su vida en Expiación por el pecado; así como se sacrificaba un animalito por el pecado del pueblo el día de la expiación, así Cristo tenía que hacer; aquello era tipo y figura de lo que el Mesías Príncipe haría para redimir a todos los primogénitos escritos en el Cielo en el Libro de la Vida del Cordero. Dice: “*Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada* (vivirá por largos días)*.”* Luego que Cristo murió, al tercer día resucitó y está en un cuerpo glorificado, eterno, inmortal y joven, y ya lleva dos mil años en ese cuerpo y está tan joven como cuando se fue, y continuará viviendo por toda la eternidad con y en ese cuerpo glorificado, y esa es la clase de cuerpo que Él le ha de dar a todos los creyentes en Él nacidos de nuevo, y esos son los primogénitos escritos en el Cielo en el Libro de la Vida del Cordero. Ese es el pueblo elegido de Dios celestial, sus nombres están escritos en el Cielo, sus almas han venido del Cielo para vivir en esta Tierra una temporada para recibir la redención, obtener la salvación y Vida eterna por medio de Cristo, para escuchar la predicación del Evangelio de Cristo, nacer la fe de Cristo en su alma, creer en Cristo de todo corazón y dar testimonio público de su fe en Cristo recibiéndole como su único y suficiente Salvador, y ser bautizados en agua en Su Nombre y Cristo los bautiza con Espíritu Santo y Fuego y produce el nuevo nacimiento en esas personas, y así se lleva a cabo la redención de esas personas. Y ahora, por cuanto el Reino de Dios está en la esfera espiritual, entran al Reino de Dios en la esfera espiritual y por consiguiente ya tienen Vida eterna, ya han asegurado su futuro eterno con Cristo en Su Reino eterno, ya la redención en la esfera espiritual se ha realizado en esas personas, pero falta la redención física que será la transformación de nuestros cuerpos, y para los muertos en Cristo la resurrección en cuerpos eternos y glorificados y jóvenes, como el cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador. Esa es la redención para los creyentes en Cristo, para los que forman la Iglesia del Señor Jesucristo. Por eso San Pablo decía: “Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios con el cual fuisteis sellados para el día de la redención.” Efesios, capítulo 4, verso 30. Y ahora, ya hemos obtenido la redención en la esfera espiritual, pero nos falta la esfera física, que será la redención del cuerpo, en donde obtendremos un cuerpo eterno, como el cuerpo de Jesucristo nuestro Salvador. Y ya en ese cuerpo no tendremos que preocuparnos de los años que nos pasarán: cincuenta años y estaremos tan jóvenes como cuando recibimos ese cuerpo nuevo, y nos pasarán 1000 años y todavía nos miraremos en el espejo y nos veremos tan jóvenes como cuando recibimos el cuerpo, y nos pasará un millón de años y estaremos tan jóvenes como cuando recibimos el cuerpo. Así está Jesucristo, está tan joven como cuando fue glorificado, y continuará joven por el milenio y por toda la eternidad, y yo también. ¿Y quién más? Cada uno de ustedes también. Por eso Cristo dijo que cuando veamos suceder estas cosas, estas señales que Él enumeró en el pasaje que leímos al principio, levantemos nuestras cabezas al Cielo, o sea, nuestra forma de pensar, que nuestra forma de pensar sea del Cielo, que estemos pensando y caminando en el Programa Divino, siguiendo a Dios a través de Jesucristo nuestro Salvador. ¿Y por qué hay que creer en Dios a través de Jesucristo, y por qué la redención Dios la lleva a cabo a través de Jesucristo? En el Antiguo Testamento dice que Dios es el Redentor de Israel, pero ahora cuando Dios se hace carne en medio del pueblo hebreo, allí está el Redentor de Israel en la forma de un hombre llamado Jesús. Ese es nada menos que el Redentor no solo de Israel sino de Su Iglesia, de todos los primogénitos escritos en el Cielo en el Libro de la Vida del Cordero, Él es nuestro Redentor, Él nos liberta, Él nos salva, Él nos saca del reino de las tinieblas y nos coloca en Su Reino eterno con Vida eterna, para que podamos vivir por toda la eternidad. Todavía no tenemos el cuerpo eterno, pero lo vamos a tener, por eso cuando una persona muere, si es creyente en Cristo nacido de nuevo, va al Paraíso, eso es la sexta dimensión en donde vive en su cuerpo angelical, cuerpo como el de los Ángeles, y espera allí hasta la resurrección en cuerpo eterno y glorificado, para luego estar nuevamente con nosotros, pero jóvenes. Si un familiar suyo ya anciano murió y era un creyente en Cristo nacido de nuevo, recuerden que cuando regrese será un jovencito y tendrá un cuerpo eterno; así que cuando los veamos seremos transformados. Y ahora, la redención de los primogénitos, vean ustedes, es un derecho para todos aquellos que tienen sus nombres escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, esos son los que formarían la Iglesia del Señor Jesucristo, y esos son los que han sido lavados con la Sangre de Cristo y han sido hechos Reyes y Sacerdotes y reinarán con Cristo por mil años y luego por toda la eternidad. Ese es el gabinete del Reino de Cristo en donde yo tengo un lugar. ¿Y quién más? Cada uno de ustedes también; no es que yo me lo he ganado y no es que usted se lo ha ganado, es que usted es un primogénito y yo también y por consiguiente tenemos una herencia que el Padre celestial tiene para nosotros. La Escritura dice, vean aquí, para que tengamos un cuadro claro y entendamos el privilegio tan grande que tienen los primogénitos de Dios escritos en el Cielo, en Romanos, capítulo 8, verso 14 en adelante, dice: “*Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios.”* Y los que no son guiados por el Espíritu de Dios ¿qué son? Pues si dice que los que son hijos de Dios son los que son guiados, pues entonces los que no son guiados, no son, aquí también en el verso 9 de este mismo capítulo dice, capítulo 8, verso 9 dice para que lo tengan claro. Dice: “*Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él.”* Y ese es San Pablo hablando, conocedor de toda la Escritura divina. Y ahora, continuemos acá en el verso 15: “*Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!* *El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.* *Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados.”* Así como Cristo fue glorificado, vamos a ser glorificados nosotros, porque somos herederos de Dios y coherederos con Cristo, Él es nuestro hermano mayor, Él es el primogénito de todos los hijos de Dios, Él es también, dice la Escritura, el unigénito, y si es el unigénito, es el único. ¿Y entonces cómo vinieron los otros? Pues a través de Cristo. Y ahora, Él es nuestro hermano mayor, el cual pagó el precio de nuestra redención en la Cruz del Calvario, para que nosotros podamos ser restaurados a la Vida eterna, y por consiguiente obtener toda la herencia que nos corresponde en el Reino de Dios. Por ser primogénitos nuestra herencia es doble, herencia en el Cielo y aquí también en la Tierra, por eso estaremos con Cristo en la Tierra en Su Reino Milenial, como Reyes, como Sacerdotes y como Jueces, seremos los miembros de la realeza de ese Reino, seremos también los miembros del sacerdocio de la religión o de la parte religiosa de ese Reino, y seremos también los miembros de la corte suprema de ese Reino. Y Cristo es el Juez Supremo de esa corte en Su Reino, Él es Rey, Él es Sumo Sacerdote y Él es Juez también, Él es el Rey de reyes y Señor de señores y nosotros somos Reyes, Sacerdotes y Jueces con Él, de Su Reino. Ahora, vean toda la bendición tan grande que hay en la Bendición de la Primogenitura para todos los creyentes en Cristo, es que el nombre de esos creyentes en Cristo nacidos de nuevo está en el Cielo en el Libro de la Vida del Cordero. Por eso es que Cristo en la última cena en San Mateo, capítulo 26, verso 26 en adelante, dice: “*Y mientras comían, tomó Jesús el pan, y bendijo, y lo partió, y dio a sus discípulos, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo.* *Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio, diciendo: Bebed de ella todos;* *porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados.”* Por muchos es derramada, por todos aquellos que lo recibirían como su único y suficiente Salvador, esos son los que Él menciona en San Juan, capítulo 10, como las ovejas que el Padre le dio para que las busque y les dé Vida eterna, Él dijo: “*También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor.”* (San Juan, capítulo 10, versos 14 en adelante). El Rebaño es la Iglesia del Señor Jesucristo, el Pastor es Jesucristo, Él es el Buen Pastor, el mismo lo dijo, Él dijo: “Yo soy el Buen Pastor.” Y las ovejas ¿quiénes son? Nosotros, todos los que escuchan Su Voz y lo reciben como único y suficiente Salvador. También ahí mismo en el capítulo 10 de San Juan, verso 27 en adelante dice: “*Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen,* *y yo les doy vida eterna.”* O sea, que las personas que escuchan la predicación del Evangelio de Cristo, lo reciben como Salvador, lo siguen para que les dé Vida eterna: “*Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen,* *y yo les doy vida eterna...”* Es para recibir Vida eterna que Cristo ordenó que se predique el Evangelio a toda criatura, y dijo: “*El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”* San Marcos, capítulo 16, versos 15 al 16. El que cree y es bautizado y recibe el Espíritu de Cristo, es una oveja del Señor, es una alma o un alma que vino del Cielo, de Dios, a esta Tierra para ese propósito, para escuchar la predicación del Evangelio de Cristo, nacer la fe de Cristo en su alma y dar testimonio público de su fe en Cristo recibiéndole como único y suficiente Salvador. Por lo tanto, la redención de los primogénitos de Dios es para mí, ¿y para quién más? Para cada uno de ustedes también, esto es la redención para los primogénitos como individuos; y para el pueblo hebreo como pueblo primogénito, eso es como pueblo, un pueblo primogénito, eso es Israel; y le corresponden las bendiciones de la primogenitura como pueblo, pero a los creyentes en Cristo les corresponden las bendiciones de la Primogenitura como individuos. Y ahora, estamos viviendo en un tiempo en que grandes bendiciones de Dios vienen para los primogénitos, los hijos e hijas de Dios, y la más grande de ellas será la transformación de los creyentes en Cristo nacidos de nuevo, y para los muertos creyentes en Cristo la resurrección en cuerpos eternos. Luego, la primogenitura para la parte religiosa, grupos religiosos. De todos los grupos religiosos el grupo religioso o pueblo religioso o grupo de creyentes que tienen la Bendición de la Primogenitura, que son los primogénitos, es la Iglesia del Señor Jesucristo, ese es el grupo primogénito de Dios en el aspecto religioso, y por consiguiente le corresponde tener a los individuos que tienen la Bendición de la Primogenitura. Por eso es que el Evangelio de Cristo se predica en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo, y de ahí se extiende a todas las naciones, y es en la Iglesia del Señor Jesucristo donde nacen de nuevo todos los primogénitos de Dios. Usted si mira a la naturaleza y mira hacia una planta de trigo y hacia otros árboles o plantaciones, y usted va a buscar trigo. ¿Usted diría a un árbol de mango o de aguacate, y decir: “Aquí vengo a recoger trigo”? No, tiene que ir a una planta de trigo. Y ahora, Cristo dijo: “Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, él solo queda; pero si cae en tierra y muere, mucho fruto lleva.” En estas palabras tan sencillas Cristo está mostrando que Él tenía que morir, Él es la simiente original, y Él comparó a todos los hijos e hijas de Dios en trigo: el trigo son los hijos del Reino. Y por lo tanto, Él es la semilla de todo ese trigo que aparecería. Y ahora, un grano de trigo si usted lo tiene, solamente tiene uno, pero una persona le dice a usted: “Mira, tú tienes ahí millones de granos de trigo.” Y usted lo mira y usted dice: “No, solamente yo tengo uno.” Pero él conoce el misterio de la siembra y de la cosecha y por consiguiente de la reproducción del grano de trigo, potencialmente hay millones de granos de trigo en un solo grano de trigo. Para eso tiene que pasar por el proceso de siembra, para que al sembrarlo luego nazca una planta de trigo que no se parece al grano de trigo, pero que es la planta a través de la cual viene o vendrán los granos de trigo, esa es la forma en que se va a reproducir el grano de trigo. Y Cristo es el grano de trigo que fue sembrado en tierra, que murió, y el Día de Pentecostés nació la planta de trigo que es la Iglesia del Señor Jesucristo, y los granos de trigo son los hijos e hijas de Dios. Tan simple como eso. No van a nacer fuera de la Iglesia del Señor Jesucristo. Tan sencillo como eso, como lo es la reproducción de un grano de trigo a través de una planta de trigo. Por eso Cristo habló de Su Iglesia, y por eso los apóstoles hablaron de la Iglesia del Señor Jesucristo. Y ahora, podemos ver dónde estarían todos los primogénitos de Dios escritos en el Cielo en el Libro de la Vida del Cordero, aparecerían manifestados como hijos e hijas de Dios en la Iglesia del Señor Jesucristo, ahí es donde obtendrían el nuevo nacimiento, ahí es donde entrarían al Reino de Dios que está en la esfera espiritual, y por eso es que los creyentes en Cristo, los cuales son los miembros de la Iglesia, tienen la promesa de una resurrección en cuerpos eternos si mueren, o una transformación si permanecen vivos hasta ese momento de la transformación, que será la redención del cuerpo. O sea, que esa es la adopción de cada primogénito en el reino de Dios como un hijo o una hija de Dios; a esas personas no hay que obligarlas, esas personas no saben que son primogénitos de Dios, no saben que sus nombres están escritos en el Cielo hasta que reciben a Cristo como Salvador, esas personas no saben quiénes son hasta que escuchan el Evangelio de Cristo, les llega *acá* al alma y ellos experimentan que ese mensaje está llegando a su alma y que está despertando su alma a la realidad. Y cuando reciben a Cristo entonces entran al Programa Divino para recibir el nuevo nacimiento y por consiguiente entrar al Reino de Dios y obtener la redención, la redención de los primogénitos. Vimos la redención de los primogénitos como pueblo: el pueblo hebreo, como pueblo celestial: la Iglesia de Jesucristo, como grupo de creyentes: la Iglesia de Jesucristo, y como individuos: los creyentes en Cristo, y como Reino: el Reino de Dios que es el Reino de David que será restaurado y por consiguiente Israel será redimido, será restaurado nuevamente al Reino de Dios en la Tierra, que será el Reino de David que será restaurado: eso será la restauración de Israel en el Reino de Dios. Y ahora, estando en la esfera espiritual, están entrando al Reino de Dios millones de seres humanos desde el Día de Pentecostés, y por consiguiente están entrando a formar parte de la Iglesia del Señor Jesucristo, y algunos dicen: “Yo no entiendo todas estas cosas.” Jesús le dijo a Pedro: “Lo que no entiendes ahora, lo entenderás después.” Es como los niños cuando van a la escuela y regresan a la casa: “Mami, yo no entiendo nada lo que me dijeron allá,” está comenzando, tiene que continuar escuchando para ir aprendiendo y después dirá: “Ahora sí que lo entiendo.” Por lo tanto, tenemos que ir en forma progresiva para alcanzar un conocimiento pleno del Programa Divino, y todo esto en el Reino de Cristo que está en la esfera espiritual, o sea, en la Iglesia del Señor Jesucristo. “**LA REDENCIÓN DE LOS PRIMOGÉNITOS.”** Esas son las personas escritas en el Cielo, quizás algunos en algunos países no fueron registrados en su país, y aunque están vivos no aparecen como ciudadanos de su país; pero a Dios no se le olvidó escribir nuestros nombres en el Cielo en el Libro que está en la Jerusalén celestial, y lo escribió antes de nosotros aparecer en esta Tierra. Por lo tanto, estamos seguros y por esa causa es que también San Pablo dice: “Nuestra ciudadanía está en los Cielos, donde está nuestro Señor, y de donde vendrá nuestro Salvador.” Eso es en la Jerusalén celestial, en donde Él está como Sumo Sacerdote haciendo intercesión con Su Sangre por toda persona que lo recibe como su único y suficiente Salvador. Yo lo recibí como Salvador y Él hizo intercesión por mi con Su propia Sangre, y ha estado haciendo intercesión por mi en todo momento que cometo algún error, falta o pecado, y lo confieso a Cristo, Él hace intercesión por mí y me limpia con Su Sangre de todo pecado, Él me mantiene limpio con Su Sangre, me mantiene limpio de todo pecado. ¿Y a quién más? A cada uno de ustedes también. Si alguno de ustedes no lo ha recibido como Salvador, en estos momentos tiene la oportunidad de hacerlo, para lo cual puede pasar acá al frente y yo estaré orando por usted para que Cristo le reciba en Su Reino. Usted está aquí escuchando el Evangelio de Cristo porque su nombre está escrito en el Cielo, en el Libro de la Vida, aunque usted no lo sabía. ¿Y por qué usted no lo sabía? Porque usted no fue el que lo escribió, fue Dios. Así que, tiene la oportunidad ahora de pasar acá al frente y estaré orando por usted para que Cristo le reciba en Su Reino, los que están en otras naciones también pueden venir a los Pies de Cristo, para que Cristo les reciba en Su Reino y se haga una realidad en usted la redención como un primogénito de Dios escrito en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero. Dios nos ama tanto, a tal grado que mostró Su amor hacia nosotros al dar a Su Hijo unigénito para que muriera por nosotros en la Cruz del Calvario. “*Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.”* Dios envió a Jesucristo a esta Tierra para que muriera, para así nosotros podamos tener Vida eterna. Dios nos ha dado Vida eterna, y esta Vida eterna está en Su Hijo Jesucristo, “el que tiene al hijo (o sea, a Jesucristo porque lo recibió como Salvador), tiene la Vida eterna; mas el que no tiene a Su hijo Jesucristo (porque no lo ha recibido como Salvador), pues no tiene la Vida eterna,” lo que tiene es vida temporal y no sabe cuándo se le va a terminar. Y cuando se le termine si no ha recibido a Cristo, pues se le terminó el tiempo para obtener la Vida eterna. El tiempo de vivir en estos cuerpos mortales es para que hagamos contacto con Cristo y obtengamos la Vida eterna. En los demás países que están a través del satélite Amazonas o de internet, pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo para que queden incluidos en esta oración que estaré haciendo en esta ocasión. Los niños de diez años en adelante también pueden venir a los Pies de Cristo, porque Cristo tiene lugar en Su Reino para los niños también. Vamos a estar puestos en pie para orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo, vamos a pedirle a los que están en el sistema de internet o del satélite, que nos indiquen si ya están listos en la República Mexicana, en Venezuela, en Puerto Rico y en los demás países, para orar por todos los que ya han pasado (han venido a los Pies de Cristo). Vamos a dar unos segundos en lo que nos avisan. Si el doctor Miguel Bermúdez Marín desde Puebla, República Dominicana, nos puede avisar si ya allá están listos allá también. Ya nos van a avisar. En todos los países en estos momentos todos los países que están conectados con el satélite Amazonas o con internet, están también escuchando la predicación del Evangelio y han estado viniendo a los Pies de Cristo en diferentes países, y dentro de unos minutos o de unos segundos ya estaremos orando por ustedes también que están en otros países, para que Cristo les reciba en Su Reino. Ya México está listo. La decisión más grande que un ser humano hace es recibir a Cristo como su único y suficiente Salvador, esa es la única decisión que coloca al ser humano en la Vida eterna; no hay otra decisión que lo pueda colocar en la Vida eterna. Ustedes han hecho la decisión correcta, recibir a Cristo como único y suficiente Salvador, por lo tanto, vamos a orar, repitan conmigo esta oración que estaré haciendo. Con nuestras manos levantadas al Cielo, a Cristo y nuestros ojos cerrados repitan conmigo esta oración: ***Señor Jesucristo, escuché la predicación de Tu Evangelio y nació Tu fe en mí, creo en Ti, creo en Tu Primera Venida, creo en Tu Nombre, como el único Nombre bajo el Cielo dado a los hombres en que podemos ser salvos, creo en Tu muerte en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de Expiación por mis pecados y por los de todo ser humano. Reconozco que soy pecador y necesito un Salvador, un Redentor. Señor, me rindo a Ti, me entrego a Ti en alma, espíritu y cuerpo, y doy testimonio público de mi fe en Ti recibiéndote como mi único y suficiente Salvador, Redentor. Te ruego perdones mis pecados y con Tu Sangre me limpies de todo pecado y me bautices con Espíritu Santo y Fuego luego que yo sea bautizado en Tu Nombre, y sea producido en mi el nuevo nacimiento. Quiero nacer en Tu Reino, quiero vivir eternamente contigo en Tu Reino.*** ***Señor, Te ruego me salves: sálvame Señor, Te lo ruego en Tu Nombre eterno y glorioso, Señor Jesucristo. Amén.*** Y con nuestras manos levantadas al Cielo, a Cristo, todos decimos: **¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! Amén y amén.** Cristo les ha recibido en Su Reino, ha perdonado vuestros pecados y con Su Sangre les ha limpiado de todo pecado, porque ustedes escucharon la predicación del Evangelio de Cristo y nació la fe de Cristo en vuestra alma y lo han recibido como vuestro único y suficiente Salvador. Él dijo: “*Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.* *El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”* Ustedes me dirán: “Escuché la predicación del Evangelio, creí, lo he recibido como mi Salvador y ahora quiero ser bautizado en agua lo más pronto posible, porque Él dijo: ‘El que creyere y fuere bautizado, será salvo.’ ¿Cuándo me pueden bautizar?” Es la pregunta de ustedes. Por cuanto ustedes han creído en Cristo de todo corazón, bien pueden ser bautizados en agua en estos momentos, y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en ustedes el nuevo nacimiento. En el bautismo en agua la persona se identifica con Cristo en Su muerte, sepultura y resurrección. El bautismo en agua es tipológico. Cuando la persona recibe a Cristo como Salvador, muere al mundo. Cuando el ministro lo sumerge en las aguas bautismales, tipológicamente está siendo sepultado. Y cuando es levantado de las aguas bautismales, está resucitando a una nueva vida con Cristo en Su Reino eterno. Por lo tanto, bien pueden ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, sabiendo lo que es el bautismo en agua. El agua no quita los pecados, es la Sangre de Cristo la que nos limpia de todo pecado. Pero el bautismo en agua es un mandato de Cristo, el cual ha estado siendo obedecido y continúa siendo obedecido en este tiempo final en el cual nosotros estamos viviendo. **Y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en ustedes el nuevo nacimiento, y nos continuaremos viendo por toda la eternidad en el glorioso Reino de nuestro amado Señor Jesucristo.** Dejo al doctor Camilo Montoya para que les indique hacia dónde caminar para colocarse las ropas bautismales y ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo. También los que están en otras naciones pueden ser bautizados en estos momentos, pues hay ropas bautismales y bautisterios y ministros que les bautizarán en los diferentes países que están en estos momentos conectados con el satélite Amazonas o con internet, en esta actividad que estamos llevando a cabo. Que Dios les continúe bendiciendo a todos, y nos continuaremos viendo por toda la eternidad. Con ustedes el doctor Camilo Montoya. “**LA REDENCIÓN DE LOS PRIMOGÉNITOS.”**