--- title: 'La plenitud de los gentiles' date: 2007-05-16 activity: 1 place: city: Quito state: Pichincha country: EC duration: 00:00:00 public: false youtube: rm: true translations: files: --- Muy buenas tardes, ministros compañeros en el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo; es para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final. Para lo cual leemos en la carta de San Pablo a los Romanos, capítulo 11 (hablando de Israel) verso 20 en adelante, dice: “Bien; por su incredulidad fueron desgajadas, pero tú por la fe estás en pie. No te ensoberbezcas, sino teme. Porque si Dios no perdonó a las ramas naturales, a ti tampoco te perdonará. Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios; la severidad ciertamente para con los que cayeron, pero la bondad para contigo, si permaneces en esa bondad; pues de otra manera tú también serás cortado. Y aun ellos, si no permanecieren en incredulidad, serán injertados, pues poderoso es Dios para volverlos a injertar. Porque si tú fuiste cortado del que por naturaleza es olivo silvestre, y contra naturaleza fuiste injertado en el buen olivo, ¿cuánto más éstos, que son las ramas naturales, serán injertados en su propio olivo? Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles; y luego todo Israel será salvo, como está escrito: Vendrá de Sion el Libertador, Que apartará de Jacob la impiedad. Y este será mi pacto con ellos, Cuando yo quite sus pecados. Y este será mi pacto con ellos, Cuando yo quite sus pecados. Así que en cuanto al evangelio, son enemigos por causa de vosotros; pero en cuanto a la elección, son amados por causa de los padres. Porque irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios. Pues como vosotros también en otro tiempo erais desobedientes a Dios, pero ahora habéis alcanzado misericordia por la desobediencia de ellos, así también éstos ahora han sido desobedientes, para que por la misericordia concedida a vosotros, ellos también alcancen misericordia. Porque Dios sujetó a todos en desobediencia, para tener misericordia de todos. ¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos! Porque ¿quién entendió la mente del Señor? ¿O quién fue su consejero? ¿O quién le dio a él primero, para que le fuese recompensado? Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén”. Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla. Nuestro tema es: “LA PLENITUD DE LOS GENTILES”. ¿Quién entendió la Mente de Dios? Nos habla San Pablo de la plenitud de los gentiles y usa el pasaje de Isaías, capítulo 59, verso 17; y vean cómo en ese pasaje está ahí el misterio que San Pablo enseña como el misterio con relación a Israel y con relación a los gentiles, a la Iglesia del Señor Jesucristo. Ahora, ¿quién entendió la Mente de Dios? Nadie entendió la Mente de Dios, sino el Espíritu de Dios, que es el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, el cual es Cristo en Su cuerpo angelical. Vean, aquí está, dice capítulo 2 de Primera de Corintios, verso 6 en adelante: “Sin embargo, hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez; y sabiduría, no de este siglo, ni de los príncipes de este siglo, que perecen. Mas hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria, la que ninguno de los príncipes de este siglo conoció; porque si la hubieran conocido, nunca habrían crucificado al Señor de gloria. Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, Ni han subido en corazón de hombre, Son las que Dios ha preparado para los que le aman. Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios. Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él?”. ¿Quién conoce las cosas del hombre? El espíritu que está en la persona. ¿Y quién conoce las cosas de Dios? El Espíritu de Dios. El Espíritu siempre encontramos que es un cuerpo de otra dimensión, un cuerpo angelical; por eso el Ángel del Pacto o Ángel de Jehová es el cuerpo angelical de Dios, es Cristo en Su cuerpo angelical, el Cristo, el Mesías, el Ángel ungido con la presencia de Dios. Por eso cuando aparecía en el Antiguo Testamento hablaba algunas veces en primera persona y otras en segunda persona. Y ahora, vean, cuando le apareció a Moisés, le dijo: “Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob”, y era el Ángel que estaba hablando, pero era Dios a través de Su Ángel, Dios en ese cuerpo teofánico, ese cuerpo angelical. Sigue diciendo \[1 Corintios 2:11\]: “Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios”. Por eso es que todas las cosas que fueron creadas, las creó Dios por medio de Su Espíritu, que es el Verbo, el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová. Miren aquí en Zacarías, capítulo 7, la forma en que Dios le hablaba al pueblo hebreo, capítulo 7, versos 11 al 12, dice: “Pero no quisieron escuchar, antes volvieron la espalda, y taparon sus oídos para no oír; y pusieron su corazón como diamante, para no oír la ley ni las palabras que Jehová de los ejércitos enviaba por su Espíritu, por medio de los profetas primeros; vino, por tanto, gran enojo de parte de Jehová de los ejércitos”. ¿Cómo venía al pueblo la Palabra de Dios? Venía a través de Su Espíritu, que es el Ángel del Pacto, el cuerpo angelical de Dios, el Verbo que era con Dios y era Dios; en Ezequiel, capítulo 9 es el Varón vestido de lino con el tintero de escribano en su cintura. Y ahora, ese Ángel del Pacto es el que conoce las cosas de Dios, porque ese cuerpo angelical es el cuerpo espiritual, es la imagen del Dios invisible, es el ángel del cual Moisés vio la espalda (o sus espaldas), es el ángel a través del cual Dios le dio a Moisés, para el pueblo hebreo, las tablas de la ley. Por eso dice la Escritura que la ley fue dada por comisión de ángeles. Eso está en el capítulo 7 del libro de los Hechos, y también en el capítulo 2 de Hebreos. En Hebreos, capítulo 2, dice \[verso 2\]: “Porque si la palabra dicha por medio de los ángeles fue firme, y toda transgresión y desobediencia recibió justa retribución”. Ahora, “la Palabra dicha por los Ángeles”. Y en Hechos, capítulo 7, verso 53, nos habla diciendo (aquí Esteban predicando), dice: “Vosotros que recibisteis la ley por disposición de ángeles, y no la guardasteis”. Ahora, aquí podemos tener un cuadro claro de la forma en que vino la Ley para el pueblo hebreo, en la misma forma en que fue llevada a cabo toda la Creación, fue Dios por medio de Su Ángel, por medio de Su cuerpo angelical, por medio de Cristo, Cristo en Su cuerpo angelical. Cristo en Su cuerpo angelical es el Espíritu Santo, porque esa es la imagen del Dios invisible, así como la imagen de cada uno de nosotros es nuestro cuerpo angelical, nuestro cuerpo espiritual, ese es el espíritu nuestro. El ser humano es trino como Dios. Así como Dios es Padre, Hijo y Espíritu Santo, o sea, alma eterna, cuerpo angelical y cuerpo físico llamado Jesús, el cuerpo de carne, el cual ya está glorificado. Por eso la Escritura dice que Cristo es la imagen de Dios, del Dios viviente. Eso está en Hebreos, capítulo 1, verso 3. Y el verso 1 y 2 dice que: “Dios habló a los padres por los profetas, y en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo y por quien asimismo hizo el universo”. ¿Ven? Por medio de Cristo hizo el universo, y luego dice: “Él es la imagen del Dios invisible”. Colosenses, capítulo 1 también, verso 1 al 24, nos habla de Cristo como la imagen del Dios invisible. Y ahora, el misterio de la imagen de Dios, miren la forma tan sencilla en que Dios nos revela ese misterio, en el capítulo 1, verso 15, de Colosenses, Pablo dice: “Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación…”. Él es la imagen, Él es el cuerpo angelical, Él es el Ángel del Pacto, Él es el Espíritu Santo: Padre (el alma eterna, el Dios eterno), Espíritu (el cuerpo angelical de Dios, el Ángel del Pacto o Ángel de Jehová), y la semejanza física de Dios es el cuerpo de carne llamado Jesús, el cual ya está glorificado desde que resucitó. El ser humano es también alma, espíritu y cuerpo. Lo más grande, lo mayor que tiene el ser humano, es su alma, eso es lo que en realidad es el ser humano: alma viviente; pero tiene un espíritu que es un cuerpo de otra dimensión; si muere, sigue viviendo en ese cuerpo en otra dimensión; y tiene un cuerpo físico de carne que es la semejanza física, como la semejanza física de Dios es un cuerpo físico llamado Jesús. La semejanza física suya, es el cuerpo que fue registrado en el gobierno, y le pusieron un nombre. Y ahora, ya vamos comprendiendo el misterio de Dios y de Cristo, como dice el mismo Colosenses, capítulo 2, verso 2 al 3, donde dice: “Para que sean consolados sus corazones, unidos en amor, hasta alcanzar todas las riquezas de pleno entendimiento, a fin de conocer el misterio de Dios el Padre, y de Cristo, en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento”. Sabiduría y conocimiento están escondidos en Dios el Padre y Cristo, a tal grado que creó los Cielos y la Tierra Dios por medio de Cristo. ¿Y para quién? Para Cristo. Él es el heredero de toda la Creación. Y ahora, continuando aquí con Corintios, capítulo 2, donde estábamos. Leímos hasta donde dice \[verso 11\]: “Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios”. Toda revelación de los misterios de Dios, tiene que venir por medio del Espíritu de Dios, por la revelación divina (en la sabiduría de Dios, no de los hombres). “Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios, más las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre, para que cumplamos todas las palabras de esta ley”. \[Deuteronomio 29:29\] ¿Ven? Las cosas ocultas pertenecen a Dios, y para conocerlas, las revela por medio de Su Espíritu, que es Cristo en Su cuerpo angelical \[1 Corintios 2:12\]: “Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual. Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. En cambio el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie. Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo”. Y ahora, en este misterio del cual dice San Pablo que nosotros debemos conocer, en cuanto a Israel, y que todo Israel será salvo cuando entre la plenitud de los gentiles; la plenitud de los gentiles es cuando la Iglesia del Señor Jesucristo sea completada, entonces se habrá completado la Iglesia del Señor Jesucristo, que es el pueblo celestial, digamos el Israel del Cielo. Está el Israel de la Tierra que es importante, pero el más importante es el Israel del Cielo. Como el sumo sacerdote Aarón era el sacerdote más importante en la Tierra, pero más importante que él es el Sumo Sacerdote del Templo celestial, porque es Sumo Sacerdote para siempre. Aarón fue por un tiempo. Tenemos que saber la diferencia entre lo terrenal y lo celestial. La Escritura nos habla de un pueblo celestial reflejado en el pueblo terrenal de Israel, y nos dice que ese pueblo sería redimido. Vamos a buscarlo en Hebreos, capítulo 9, dice \[verso 18\]: “De donde ni aun el primer pacto fue instituido sin sangre. Porque habiendo anunciado Moisés todos los mandamientos de la ley a todo el pueblo, tomó la sangre de los becerros y de los machos cabríos, con agua, lana escarlata e hisopo, y roció el mismo libro y también a todo el pueblo, diciendo: Esta es la sangre del pacto que Dios os ha mandado. Y además de esto, roció también con la sangre el tabernáculo y todos los vasos del ministerio (roció todas las cosas que estaban en el tabernáculo, roció al tabernáculo y también al pueblo). Y casi todo es purificado, según la ley, con sangre; y sin derramamiento de sangre no se hace remisión. Fue, pues, necesario que las figuras de las cosas celestiales fuesen purificadas así…”. ¿Ven? Todo lo que estaba en el tabernáculo y después en el templo, era los tipos y figuras de las cosas que están en el Templo celestial, y aun el pueblo terrenal sobre el cual Moisés también roció la sangre, ese pueblo terrenal representa al pueblo celestial. “Fue, pues, necesario que las figuras de las cosas celestiales fuesen purificadas así; pero las cosas celestiales mismas, con mejores sacrificios que estos”. O sea, con el Sacrificio de Cristo, en donde la Sangre del Nuevo Pacto fue derramada en la Cruz del Calvario y esa es la Sangre que es rociada sobre cada persona que recibe a Cristo como Salvador, sobre cada persona creyente en Cristo. Por eso San Pablo dice que nuestra ciudadanía ¿dónde está? En el Cielo. Filipenses 3, versos 20 al 21. ¿Por qué? Porque la Iglesia del Señor Jesucristo compuesta por los creyentes en Cristo es un pueblo celestial, es del Cielo, son los elegidos, los predestinados, los escogidos de Dios, que han tenido que pasar por este planeta Tierra para ser rociados con la Sangre de Cristo, luego de escuchar la predicación del Evangelio de Cristo y recibir a Cristo como Salvador: esas personas son almas de Dios. El alma es lo más importante. El espíritu y el cuerpo físico son dos cuerpos, pero el alma es lo que en realidad es la persona; por eso el alma es mayor que el espíritu y es mayor que el cuerpo, porque el espíritu es un cuerpo de otra dimensión, y el cuerpo físico es un cuerpo de esta dimensión. Por eso es que Cristo dice: “El Padre es mayor…” ¿que quién? Cristo dice: “El Padre es mayor que yo” \[San Juan 14:28\]. Así es también en el ser humano, el alma es mayor que el cuerpo físico y que el espíritu angelical de la persona. Y ahora, estamos viendo que la plenitud de los gentiles, la plenitud de la Iglesia de Jesucristo entre los gentiles tiene que completarse; y cuando entre hasta el último escogido que está escrito en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero desde antes de la fundación del mundo. Cuando uno sabe que desde antes de la fundación del mundo, nuestro nombre está escrito en ese Libro de la Vida del Cordero, que es el Libro de los Siete Sellos, uno tiene paz, uno tiene tranquilidad, y entonces uno sabe de dónde ha venido y sabe porque está aquí: para escuchar el Evangelio de Cristo y que nazca la fe de Cristo en su alma, lo reciba como Salvador, sea bautizado en agua en Su Nombre y Cristo lo bautice con Espíritu Santo y sea restaurado al Reino de Dios y por consiguiente a la vida eterna. Y ahora, no dependemos de que haya un templo terrenal allá en Jerusalén y de que haya un sumo sacerdote allá en Jerusalén para ser reconciliados con Dios y ser limpios de todo pecado, porque el templo nuestro está en el Cielo, nuestro Sumo Sacerdote está en el Cielo: Jesucristo, el Melquisedec que le apareció a Abraham, Él es ese Melquisedec en Su cuerpo angelical. Y la Escritura dice que “Él con Su Sangre nos ha lavado de nuestros pecados y nos ha hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes”. Apocalipsis, capítulo 1, versos 5 al 6; y Apocalipsis, capítulo 5, versos 8 en adelante; y también Apocalipsis, capítulo 20, verso 4 al 6. En todas esas Escrituras nos habla de los creyentes en Cristo, los cuales han sido lavados con la Sangre de Cristo de todo pecado y han sido hechos para nuestro Dios reyes y sacerdotes. Por lo tanto, son las personas que forman el gabinete de Cristo, del Cielo; y cuando el Reino de Dios sea establecido en la Tierra, ahí también estarán esas personas como reyes, pero el Rey mayor es Jesucristo, el Rey de reyes y Señor de señores, estarán también como sacerdotes, pero el Sumo Sacerdote de todos ellos será Jesucristo. Son los miembros del orden sacerdotal celestial, los miembros del Orden sacerdotal de Melquisedec, no de Aarón; y son también los miembros del Reino celestial de Melquisedec, y también son los miembros del poder judicial celestial de Melquisedec. Él es el Juez, por eso dice la Escritura que Dios ha hecho a Jesús Señor y Cristo, o sea, en Él encontramos la Trinidad de Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Y ahora, dice San Pablo que Dios ha puesto a Jesús como Juez de los vivos y de los muertos; por lo tanto, el orden judicial celestial de Melquisedec, encontramos que pertenece a Cristo, Cristo es ese Melquisedec, Él es ese cuerpo angelical en el cual estaba Dios y que le apareció a Abraham en el capítulo 14 del Génesis, y le dio pan y vino. Pan y vino: eso nos habla del Cuerpo y la Sangre que Cristo dijo y representó en el pan y el vino cuando dijo: “Este es mi cuerpo que por vosotros es partido”. Y luego tomando la copa y dando gracias, dijo: “Tomad de ella todos, esta es la Sangre del Nuevo Pacto que por muchos es derramada (por muchos, por todos los hijos e hijas de Dios, los que serían redimidos, los que podían ser redimibles, porque serían restaurados al lugar al cual pertenecen: al Reino de Dios y a la vida eterna)” \[San Mateo 26:26-28\]. Y ahora, hemos visto quien es ese Melquisedec: es Dios en Su cuerpo angelical, Dios en el cuerpo angelical de Cristo, es Dios en Espíritu Santo, porque un cuerpo angelical es un espíritu de otra dimensión. Y ahora, ha estado llevando a cabo el recogimiento de todos los hijos del Reino de Dios, del Reino celestial, con los cuales luego tendrá Su Reino aquí en la Tierra y serán ellos el gabinete de Cristo, del Mesías, que se sentará en el Trono de David. Lo celestial gobernará, reinará, sobre lo terrenal. Y en el Reino Milenial las cosas serán perfectas para nosotros, pero mientras estamos en estos cuerpos mortales, tenemos que luchar, tenemos que trabajar, tenemos luchas, surgen problemas algunas veces, pero no podemos desanimarnos, pues pertenecemos al Reino celestial, Reino que va a ser establecido en la Tierra, y eso será la restauración del Reino de Dios en la Tierra, que era en los tiempos del rey Saúl, del rey David y del rey Salomón; llamado en los días de David y en los días de Salomón, y luego de ahí en adelante, llamado en la misma forma: el Reino de David y Trono de David, del cual el Ángel Gabriel, o sea, otro personaje en cuerpo angelical o espiritual, le dice a la virgen María en San Lucas, capítulo 1, verso 31 en adelante, dice: “Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS”. Si ustedes observan bien esto que sucedió con la virgen María es tipo y figura de la Iglesia-Novia de Jesucristo, representada en María, y Cristo aquí representado o representando aquí también la Segunda Venida; tiene que cumplirse la Segunda Venida de Cristo, la Venida del Señor, para llevarse a Su Iglesia, tiene que cumplirse ¿dónde? En Su Iglesia. Ese es un misterio grande que los teólogos han tratado de descifrar, pero es un misterio del cual Cristo dijo: “Ni los ángeles saben cuándo será el día y la hora” \[San Marcos 13:32\]. Todo el misterio relacionado a Su Segunda Venida, dice: “Ni el Hijo”. ¿Y qué significa eso? Que ni Jesucristo sabía: ni Jesucristo en Su cuerpo de carne, ni Jesucristo en Su cuerpo angelical, porque ese era un misterio que estaba en la mente del Eterno, de Dios, del Padre. Pero luego que murió y resucitó, luego supo ya todo ese misterio, fue pasado de Dios el Eterno, al cuerpo angelical. Y ahora, ustedes encuentran acerca de esto por la página 186, 187 y 188 hasta la 191 del libro de Las Edades, en español, y también el libro de Los Sellos, por ahí en la página 368, por ahí debe ser, donde dice: “La Iglesia está embarazada (algo así, más o menos)”, y nos habla de dolores de parto. Vamos a ver para darles de una vez, página 368 del libro de Los Sellos, en español, en esta versión, dice: “188. Y eso no es solamente en este país, sino por todo el mundo. Todo está contaminado, el mundo, toda la naturaleza”. ¿Quién lo contaminó? El ser humano. Apocalipsis 11, versos 15 en adelante al 19, habla de que Dios destruirá a los que destruyen la Tierra. “\[188\]. ¡Dios tenga misericordia! El mundo entero está con dolores de parto. El mundo está haciendo el esfuerzo, está en angustias, como dijo Isaías. Pero, ¿por qué? Es que está tratando de dar a luz un mundo nuevo para el Milenio, donde no existirá el pecado; está tratando de dar a luz un mundo nuevo para un pueblo nuevo que no pecará ni lo corromperá. Correcto. Todo está en angustias. 189. Por eso nosotros también estamos en angustias. La Novia está en angustia para dar a luz a Cristo Jesús. Todo está en angustia gi­miendo, porque algo está a punto de acontecer. Y este sexto Sello da lugar a todo eso (el sexto sello son Moisés y Elías; por eso bajo el ministerio de Moisés y Elías vendrán los juicios divinos, como fue en Egipto). \[189\]. Y este sexto Sello da lugar a todo eso. ¡Oh, hermano! Será un tiempo cuando acontecerán todos los terremotos, las estrellas caerán del cielo, habrán erupciones volcánicas, y en eso la tierra se renovará. La lava volcánica brotará del centro de la tierra y entonces se regara por todos lados mientras la tierra gira”. Ahí podemos ver lo que está por acontecer. El ser humano ha contaminado la Tierra y con todo lo que ha estado haciendo, ha estado causando graves problemas al planeta Tierra, y por consiguiente a la raza humana. Y ahora, el Programa Divino es en la Iglesia del Señor Jesucristo, durante la Dispensación de la Gracia, y cuando haya entrado hasta el último escogido de Dios, se habrá completado la plenitud de los gentiles, la plenitud de la Iglesia de Jesucristo entre los gentiles; y luego todo Israel será salvo, dice San Pablo, luego ahí es que 144.000 judíos o hebreos, 12.000 de cada tribu, serán impactados completamente. Pero antes de eso, algo tiene que estar sucediendo, preparando el camino para ese evento tan grande que ha de venir, y esperamos trabajar en aquello que preparará el camino para lo que ha de venir, y también ver ese entrelace de los judíos con la Iglesia de Jesucristo. Todo eso tiene que acontecer en la Edad de la Piedra Angular, porque ya no hay otra edad, ya las siete edades pasaron; y ahora todo lo que Dios ha de hacer, lo hará en la Edad de la Piedra Angular, esa etapa de la Iglesia de Jesucristo. Por eso en el libro de Las Edades, ustedes encontrarán en esas páginas que les di: 186 a la 191, que Él todo lo hará por medio de Su Iglesia, porque Dios no hace nada fuera del hombre, tiene que ser por medio de seres humanos en diferentes tiempos, la manifestación y Obra de Dios correspondiente a cada edad o dispensación. Y ahora, estamos muy cerca de ver la plenitud de los gentiles entrando, estar la Iglesia completa; y a cualquiera de nosotros nos gustaría traer el último escogido; pero no esté buscando el último, busque los que van antes del último, para que pueda aparecer el último escogido. Bueno, ¿y dónde están los escogidos? ¿Cómo usted lo sabe? ¿Cómo usted sabe si en una ciudad o en una comunidad o en un país hay escogidos? Llevando el Mensaje del Evangelio de Cristo; llevando el Evangelio de Cristo se sabe si hay escogidos o no, porque el que es de Dios, oye la Voz de Dios. Por lo tanto, no vamos a esperar que lleguen por su cuenta, sino que bajo la labor que hagamos, Dios los añada a Su Iglesia. La Escritura dice que en los días de San Pedro y de San Pablo, Dios añadía a Su Iglesia los que serían salvos, y para eso tuvieron que trabajar San Pedro y San Pablo y los demás apóstoles. Y ahora, a nosotros nos ha tocado el fin del negocio, que es mejor que el principio. Cuando se complete la plenitud de los gentiles en la Iglesia de Jesucristo, entonces la plenitud de Dios será manifestada, los muertos en Cristo serán resucitados en cuerpos eternos y nosotros los que vivimos seremos transformados, entonces es que Cristo toma el Título de Propiedad y lo abre en el Cielo y hace Su Obra de Reclamo, cuando se complete Su Iglesia. Estamos viviendo en un momento muy importante, en donde de un momento a otro se completará la Iglesia, y entonces Cristo tomará el Título de Propiedad; y ya de ahí en adelante ya no habrá oportunidad de salvación, porque ya Cristo no estará como Sumo Sacerdote en el Cielo. Él tomará ese Título de Propiedad, lo traerá a la Tierra en Apocalipsis 10, y luego lo entregará a un hombre en el cual se hará carne; y por consiguiente ese hombre tendrá la Palabra, el Título de Propiedad, para la restauración a la vida eterna de cada escogido de Dios. Y eso será la Espada; la Espada que cayó en la mano del reverendo William Branham en aquella visión que tuvo. Y la Espada es la Palabra de Dios, esa es la Espada del Rey. Y el Libro de los Sellos, ese Título de Propiedad, es la Palabra de Dios. Y, por consiguiente, tendrá la Espada en su mano y también saliendo de su boca. Por eso el reverendo William Branham dijo: “Permite que yo entregue esta Espada a uno que sea fiel, cuando me llegue el tiempo, cuando me lleguen las olas, y tenga que partir”. Eso está por ahí por la página 470 y algo, por ahí, de Los Sellos. O sea que esa Palabra creadora, que vimos manifestada en el reverendo William Branham, con la cual al hablarla podía crear, estará en otra persona que obtendrá esa Espada, la Palabra creadora de Dios. Por eso la Visión de la Carpa se cumplirá en el tiempo en que esté en la Tierra esa persona a la cual le haya sido entregada esa Espada, la Palabra de Dios, para el Día Postrero. Y la Trompeta sonando, eso es la Voz de Dios hablando a través de ese instrumento. Esa es la Gran Voz de Trompeta con la cual serán llamados y juntados todos los escogidos, 144.000 hebreos; pero primero los escogidos de la Iglesia, para que se complete la plenitud de los gentiles en la Iglesia de Jesucristo, para que se complete la Iglesia de nuestro amado Señor Jesucristo. Por lo tanto, trabajemos con amor y dedicación y fe en la Obra del Señor, evangelizando en ese programa de evangelización, para que Cristo traiga a Su Iglesia hasta el último de los escogidos y haya entrado a Su Iglesia la plenitud de los gentiles, hasta el último escogido; y luego habrá el cambio de la Iglesia a Israel, pero ya para esos días estará el camino preparado de antemano. Trabajemos también por aquello que fue visto por el reverendo William Branham en donde se estará cumpliendo la Tercera Etapa; y él nos dio detalles. Por lo tanto, trabajemos en ese programa también. Vean el Séptimo Sello: el Séptimo Sello en esa fase de la Tercera Etapa, dice el reverendo William Branham que la Tercera Etapa es para la Iglesia-Novia, es para la Iglesia (o sea, el cristianismo), y es para el mundo; y por supuesto también para Israel. ¿Pero por qué solamente nos habla de la Novia, la Iglesia y el mundo? Es que para Israel es la Séptima Trompeta. Lo que es el Séptimo Sello para la Iglesia del Señor Jesucristo, para la Iglesia gentil, es la Séptima Trompeta para Israel, eso está en la página 128, 129, 130 y 149 del Libro de Citas, y todo eso nos habla de este tiempo final. Cuando estemos viendo ese acercamiento de los judíos y cuando estemos viendo también los judíos regresando a su tierra (lo cual ya hemos visto), y lo hemos visto a Israel establecido como una nación libre y soberana, pero todavía falta más. Ellos reconocen solamente a la tribu de Judá, a la tribu de Benjamín y a la tribu de Leví, como los que están habitando en la Tierra; o sea, el reino del sur con los sacerdotes. Pero las tribus del norte son más. Conforme a la promesa divina serán llamados todos los escogidos de Dios con la Gran Voz de Trompeta, y serán recogidos. Nos habla de 144.000 hebreos, 12.000 de cada tribu. La Gran Voz de Trompeta es la Voz de Dios hablando por medio del ministerio que estará en el Día Postrero, en donde estará Dios operando el ministerio de los Dos Olivos. Por consiguiente, en este tiempo ocurrirán todas estas cosas que han sido prometidas. Al reverendo William Branham no le fue permitido ir a Jerusalén, a Israel, para llevar a cabo esas actividades que él pensaba, porque no era el tiempo para eso, porque el tiempo para eso es en la etapa de la Edad de la Piedra Angular. Y ahora, Cristo dijo que cuando nosotros veamos estas señales, la higuera reverdeciendo, sus ramas reverdeciendo y echando hojas, y los demás árboles también, que levantemos nuestras cabezas al Cielo, porque nuestra redención está cerca, nuestra transformación, para los que vivimos, y la resurrección de los muertos en Cristo, la redención del cuerpo, obtendremos la redención del cuerpo, lo cual es obtener el cuerpo eterno, inmortal y glorificado, igual al cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador. Ya hemos recibido la redención espiritual y ya estamos en el Reino de Dios, pero la física la estamos esperando, y entonces tendremos la plenitud de Dios, tendremos la doble porción: el cuerpo angelical y luego el cuerpo físico glorificado, ambos cuerpos eternos, y entonces seremos a imagen y semejanza de Jesucristo nuestro Salvador. Vigilemos porque estamos viviendo en un tiempo en que todas estas profecías correspondientes a este tiempo final tienen que cumplirse; y yo espero no llegar a 100 años, sin ver esas profecías cumplidas, todas esas profecías serán cumplidas en este nuevo milenio que ha comenzado y que ya estamos en el año 2007, conforme al calendario gregoriano. Y aún más, no solamente en este milenio que comenzó, sino en este siglo que comenzó; por lo tanto, estemos preparados. Yo espero no verlos a ustedes con un bastoncito caminando, sino verlos jovencitos y glorificados con todos los miembros de la congregación que Dios les ha dado. Yo espero que pronto se complete la Iglesia, yo espero que pronto entre, haya entrado, la plenitud de los gentiles; y entonces las cosas serán perfectas para nosotros, porque recibiremos el cuerpo perfecto. Viene una manifestación grande prometida como la manifestación de la Tercera Etapa en una carpa gigante, que fue vista por el reverendo William Branham a donde Dios lo llevó para que viera lo que sería esa manifestación de la Tercera Etapa; y él dice que la Tercera Etapa será cuando venga la apretura, o sea, esa manifestación plena. Y también en el libro “Almas Encarceladas”, que corresponde también a la página 114 del Libro de Citas, dice que habrá un ministerio que mostrará grandes señales, pero que ya no habrá tiempo para arrepentimiento. También él dice que lo que vimos en parte manifestado en él, todo ese Poder que fue visto en él, será manifestado en toda su plenitud, sin limitaciones. Estamos esperando esas bendiciones también, y para que veamos lo que vio el reverendo William Branham cuando estuvo presente en esa actividad, tiene que comenzar antes, o tuvo que haber comenzado antes de ese momento en que él vio (o sea, era un ministerio que estaba operando); y él fue a una de las actividades y vio todas esas cosas. Había predicación, llamamiento al altar y también oración por los enfermos, pero de una forma completamente privada, para que no surgieran imitaciones. Y allí estaría la Columna de Fuego, allí aparecería también el Ángel que acompañaba al reverendo William Branham; y él también entró (el reverendo William Branham) a ese lugar. Y después él dice que lo que él vio allí, tendrá que guardarlo en su corazón para siempre; es que si lo daba a conocer, entonces muchos aparecerían haciendo imitaciones. Y lo otro, él dijo por ahí por la página 26 y página 40 del Libro de Citas, le dice el Ángel: “¿Recuerdas el nombre que tú buscabas cuando tú viste la Visión de la Carpa?” O sea, que él buscaba un nombre. Allí hay un nombre. Y la promesa es que para el Vencedor: Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo”. \[Apocalipsis 3: 2\]. Esa manifestación de la Tercera Etapa estará bajo ese Nombre Nuevo, esa manifestación de la Tercera Etapa dará a conocer un Nombre Nuevo, esa manifestación de la Tercera Etapa la necesita la Iglesia y la necesita el pueblo hebreo. Trabajemos también para la preparación de ese lugar, porque tiene que ser preparado antes. Cuando ya esté en esa etapa que vio el reverendo William Branham, pues ya se le ha hecho tarde al que quería trabajar, ayudar, orar y ayudar en todas las formas, para que surgiera ese edificio, o carpa o auditorio que él vio. Por lo tanto, después que ya esté y comience esa Tercera Etapa, ya es tarde para la persona decir: “Ahora yo quiero colaborar para que se haga ese edificio”. Ya estará hecho. Podrá colaborar para otra cosa, pero para la construcción de ese edificio tiene que ser antes de que comience esa Tercera Etapa a operar en ese lugar. Él fue transportado en espíritu a ese lugar, y él también en una ocasión en Los Sellos, dice que la Tercera Etapa es en un idioma desconocido: desconocido para él, pero era conocido para los que estaban allí presentes; y luego si habían personas que no conocían ese idioma, entonces tendrían intérpretes o traductores para que todos entendieran. En esa Tercera Etapa se podrá transmitir a otras naciones, porque no van a caber en un solo sitio tanta gente. Será a nivel mundial; y por consiguiente se estará usando la televisión, los satélites y todas estas cosas, para que todos puedan ver en los diferentes países. No vamos a estar llevando a todas nuestras congregaciones a ese sitio. Si usted las lleva tendrá que encargarse de los pasajes, de la comida, de la cama, del hotel; así que es más fácil tener preparadito el auditorio de ustedes, con el equipo de satélite; y desde ya estar teniendo esas transmisiones del satélite, para que cuando llegue el momento, ya sea algo normal para ustedes, y ya lo hayan perfeccionado para ver y escuchar bien. Cada ministro está llamado a tenerle lo mejor a su congregación, lo mejor para escuchar la Palabra, el Mensaje, lo mejor para la lectura del Mensaje en los folletos, en la Biblia también, y lo mejor para ver. No comprarle a la congregación un televisor o pantalla chiquitita, y tener en su casa una pantalla grande. Eso es egoísmo y falta de entendimiento de la bendición y privilegio grande que Dios les ha dado a cada uno de ustedes para estar atendiendo a las ovejas del Señor; no son suyas, son del Señor. Por lo tanto, lo mejor debe ser para las ovejas, para la Iglesia del Señor Jesucristo. El sonido es muy importante en cada congregación, para que se escuche y se entienda bien y sea agradable la voz, que no tenga ruidos adicionales a la voz, o sea, lo que le llaman feedback, ¿o cómo le llaman acá? feedback o retorno de la voz. Es importante que le tengamos lo mejor a las ovejas, son las ovejas del Señor. Así como a usted le agrada que cuando sus hijos van a otro lugar, a otra casa, o algún lugar, le den lo mejor; y después ustedes le agradecen a la persona por haberlos tratado bien y darles de lo mejor; mucho más a las ovejas del Señor. Cristo mismo dijo: “Por cuanto lo hicisteis a unos de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis (y lo mejor es para el Señor)” \[San Mateo 25:40\]. Y haciendo en favor de las ovejas del Señor todas estas cosas, estamos haciéndolo para el Señor. Su Iglesia es el Cuerpo Místico de Jesucristo. Y ahora, trabajamos para que pronto entre la plenitud de los gentiles, la plenitud de la Iglesia del Señor Jesucristo; o sea, se complete la Iglesia con todas esas almas que vienen del Cielo a vivir en esta Tierra en cuerpos físicos, mortales, para hacer contacto con la vida eterna y obtener su redención, ser lavados con la Sangre de Cristo, ser bautizados en agua en Su Nombre y ser bautizados por el Espíritu Santo y obtener así la salvación y vida eterna, obtener así el nuevo nacimiento. La meta es que cada uno nazca de nuevo, nazca en el Reino de Dios. Es como cuando nos casamos, que la meta es tener hijos e hijas; y el propósito no es tener o ver a la esposa encinta 20 meses o 25 meses, sino el tiempo que le corresponde, porque la meta es tener hijos, que nazcan los hijos; pero tiene que pasar por ese proceso. Y así también es el nuevo nacimiento: La meta es que nazcan los hijos e hijas de Dios en el Reino de Dios, que está en la esfera espiritual, en la forma de la Iglesia del Señor Jesucristo. Los miembros de la Iglesia de Jesucristo nacidos de nuevos son los hijos del Reino, son los hijos e hijas de Dios; y por consiguiente son las personas más importantes que pisan este planeta Tierra, juntamente con Jesucristo, que es el más importante de todos, Él es nuestro hermano mayor. Si los gobiernos supieran que las personas más importantes que pisan este planeta Tierra son Jesucristo y todos los creyentes en Cristo nacidos de nuevo, estarían rindiendo homenajes y ayudando a todos los miembros de la Iglesia de Jesucristo. Habrá un premio, un galardón en el juicio, en donde Cristo dice: “Por cuanto lo hicisteis a unos de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis”. Y dirá: “Entrad al Reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo” \[San Mateo 25:34\]. Así que es importante comprender estas cosas, entender quiénes somos en el Programa Divino, y entender que todavía no se ha completado la Iglesia de Jesucristo; por lo cual al sentir amor los unos por los otros, también sentimos amor por los que todavía no han llegado; y si por amor Dios dio a Su Hijo Unigénito para que todo aquel que en Él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna, entonces por amor también llevamos el Evangelio de Cristo, para que todos puedan escuchar, creer y ser bautizados en agua en Su Nombre y recibir Su Espíritu y obtener la vida eterna. O sea, que la evangelización es una Obra de amor, amor a Dios y a nuestro prójimo, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles; y luego pasará el Evangelio a los judíos, y todo Israel, 144.000 judíos, 12.000 (decimos judíos, pero son hebreos) de cada tribu, serán salvos. Así como en los días del profeta Elías, el cual creía que él había quedado solo, pues él decía que habían matado a todos los profetas y él solo había quedado, y el Señor le mostró en el Monte Sinaí, le mostró que no estaba solo, le dijo: “Yo tengo o he dejado siete mil que no han doblado sus rodillas a Baal” \[1 Reyes 19:18\]. Y para este tiempo final, ¿cuántos Él tendrá? 144.000, 12.000 de cada tribu; o sea, que ahora tendrá de cada tribu más de los que tenía en los días del profeta Elías. Allá eran solamente siete mil, pero ahora acá de cada tribu son 12.000. Pero el grupo grande es el de la Iglesia del Señor Jesucristo, que por dos mil años han estado siendo llamados y juntados con la Voz de Cristo, la Trompeta de Dios para cada edad, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles; y entonces se tornará Dios a Israel, entonces el Espíritu de Dios regresará a Israel. Como en la visión de los huesos secos que luego de estar ya como un ejército grande en píe, no tenía espíritu, hasta que fue llamado el Espíritu para regresar a Israel, no tenían vida, porque el cuerpo sin espíritu está muerto. Eso fue en Ezequiel, capítulo 37, versos 1 al 14, y 15 al 29. Y luego en Oseas, capítulo 6, versos 1 al 3, nos habla de la restauración de Israel, nos habla de la Lluvia Temprana y Tardía, nos habla también de que como la aurora nacerá para ellos la Venida del Señor; y así por el estilo: “Vendrá a vosotros como la lluvia, como la Lluvia Tardía y Temprana a la Tierra y a su tiempo” \[Joel 2:23\]. O sea, que ellos están esperando la Venida del Señor en esa forma, y está muy cerca de ese momento. Dice el reverendo William Branham: “El Sexto Sello, los Dos Olivos, Moisés y Elías, lo pueden abrir cuando ellos quieran, pues tienen el poder para hacerlo”. Así hablaba el reverendo William Branham cuando habló del Sexto Sello y la apretura. En aquel tiempo él habló del Sexto Sello, pero viene a ser una profecía de algo que va a suceder más adelante, como el Séptimo Sello también y los demás sellos; porque todo esto luego es abierto (todo) y cumplido cuando se completa la Iglesia, cuando entre la plenitud de los gentiles. También el sello número uno, número dos y número tres, nos muestra lo que ya ha sucedido. Pero el Título, el Libro, todavía está en la Mano de Dios. Cuando el Cordero, Cristo, sale del Trono de Intercesión y lo toma, ya es el León (como dijo el anciano). Y ahora, todavía eso no ha sucedido; pero se ha estado cumpliendo desde las diferentes edades de la Iglesia, el contenido de ese Libro de los Sellos; pero todavía está en la Diestra de Dios. Y Cristo ha estado intercediendo por todas las personas que tienen sus nombres escritos en ese Libro de la Vida del Cordero, que es el Libro de los Siete Sellos. Él conoce las personas que están escritas en ese Libro. Estamos en el tiempo más glorioso de todos los tiempos, en que de un momento a otro Cristo se levantará del Trono del Padre; eso es cuando haya entrado la plenitud de los gentiles, o sea, se haya completado Su Iglesia, haya sido redimido hasta el último escogido de Dios, y entonces tomará el Título de Propiedad, lo abrirá en el Cielo, hará Su Obra de Reclamo, lo traerá a la Tierra y lo entregará a un hombre, para que así se cumpla todo el Programa Divino de la redención de los hijos e hijas de Dios, que es la adopción física como hijos e hijas de Dios; porque ya la adopción espiritual se ha llevado a cabo, que es el nuevo nacimiento, en donde la persona ha obtenido el cuerpo angelical. Y ahora, estamos en el tiempo en que de un momento a otro se completará la plenitud de los gentiles, o sea, entrará hasta el último escogido, entrará la plenitud de los gentiles, “Cuando haya entrado la plenitud de los gentiles entonces todo Israel será salvo” \[Romanos 11:25-26\]. Mientras tanto se prepara el camino para lo que va a suceder con Israel, y se prepara el camino para lo que va a suceder en la Tercera Etapa, en el cumplimiento de la Visión de la Carpa. Siempre tiene que ocurrir una preparación antes del cumplimiento de las grandes promesas divinas. Yo aprecio mucho y agradezco mucho el que ustedes estén orando y estén brazo a brazo en todas esas labores del Cuerpo Místico de Cristo y estén alimentando las ovejas del Señor con la Palabra de Dios para nuestro tiempo, que no les falte el Alimento espiritual. Y también estén orando y trabajando para que vengan las que faltan (las ovejas que faltan) por venir, trabajando en la obra misionera y evangelística; y también orando por todas estas labores que se están realizando para que surja en la escena un edificio, auditorio, catedral o carpa, como la vio el reverendo William Branham; y también trabajando para que haya ese acercamiento y surja ese entrelace con el pueblo hebreo; de lo cual no se puede hablar mucho para que no hayan imitadores que vayan a interrumpir el Programa. Yo les agradezco todo lo que están haciendo por Puerto Rico, vuestras oraciones, y todo lo que ustedes hacen para que allí se levante un auditorio grande. También, esta Tercera Etapa no sabemos si también la veremos en otros países o si solamente será en un solo sitio; pero siempre la persona desea lo mejor para su país; pero puede ocurrir que en algunos países también haya algunos momentos en que esa Tercera Etapa sea vista. Pero va a ser vista en todos los países a la misma vez: a través del satélite y de las pantallas que tendrán en diferentes países, iglesias, gobiernos también, y todas esas cosas. Cuando llegue ese momento, de seguro las compañías de radio y televisión van a querer conectarse a esas transmisiones. O sea que viene un momento en que todo eso va a suceder. También va a ser visto todo ese cambio, esa conexión con Israel, va a ser visto por televisión también. Así que tenemos que tener nuestros ojos abiertos; porque antes de usted tener la estatura que tiene, comenzó pequeñito. Vigilemos el comienzo en forma sencilla; vigilemos cómo luego va a ir creciendo, creciendo, hasta que llegue al tope, llegue a cumplir lo que fue profetizado. Pero primero tiene que comenzar en simplicidad. Dice el reverendo William Branham que el Séptimo Sello cuando comience será algo sencillo, simple, pero será un secreto por completo \[Los Sellos, pág. 427, párr. 164\]. Así que el mundo no va a saber lo que estará pasando en el comienzo del Séptimo Sello, y las iglesias tampoco; y si nosotros nos descuidamos tampoco veremos, tampoco comprenderemos esa etapa primera que viene en sencillez, en simplicidad. Pero luego que sea abierto por completo, ya cualquiera lo va a ver. Y algunas personas dirán: “Ahora sí lo veo”. Es que no tuvo buena vista, estaba dormido, en la etapa sencilla cuando comenzó. Bueno, estamos esperando que entre hasta el último escogido a la Iglesia del Señor Jesucristo, estamos esperando que entre la plenitud de los gentiles; y luego todo Israel será salvo. Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, y ya nos veremos en la noche, Dios mediante. Estén brazo a brazo con el misionero, reverendo Miguel Bermúdez Marín en las labores que él está haciendo en favor de la Iglesia del Señor Jesucristo; y también las labores que él está haciendo en favor de que surja un edificio, catedral, o auditorio o carpa que se ajuste a lo que vio el reverendo William Branham. Estén brazo a brazo con él en ese proyecto, en ese programa para que así puedan decir: “Tenemos juntamente con nuestra congregación una parte en todo lo que se está haciendo”. Ya sabemos que todo tiene que ser cumplido en la Edad de Oro, la Edad de la Piedra Angular. Por lo tanto, nosotros trabajamos en la Obra del Señor a la segura en todos los proyectos que trabajamos, los cuales están basados en lo que está prometido para este tiempo final, prometido para la Iglesia-Novia, prometido para el cristianismo, prometido para el mundo y prometido para el pueblo hebreo. O sea, que en ese Programa, que tiene muchas ramas, estamos trabajando de todo corazón con amor a Cristo y Su Obra en este tiempo final, y agradeciéndole a Cristo la oportunidad que nos da de trabajar en Su Obra y de atender Su Rebaño, Sus ovejas. Bueno, que Dios les continúe bendiciendo a todos y ya nos veremos en la próxima actividad hoy, que será a las 6:00 de la tarde, o sea, dentro de algunas horas, ya estaremos nuevamente. ¿Qué hora tenemos? Las 2:30, o sea, que nos da tiempo a tener algo liviano, una comida (o lo que sea); y luego a las 6:00 estaremos aquí nuevamente para escuchar sobre el tema: “HOY ES EL DÍA DE SALVACIÓN” o “EL DÍA DE SALVACIÓN”. Que Dios les bendiga y les guarde, y dejo con ustedes a la persona a cargo. Que Dios les bendiga y les guarde, y que Dios te bendiga a ti también. “LA PLENITUD DE LOS GENTILES”.