--- title: 'De regreso al hogar' date: 2006-11-26 activity: 1 place: city: Osasco state: São Paulo country: BR duration: 00:00:00 public: false youtube: translations: files: --- Muy buenas tardes, amados amigos y hermanos presentes, y los que están a través del satélite Amazonas o de internet en diferentes naciones; es una bendición y privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final. Como han visto, en esta ocasión me acompaña mi esposa Erica, junto a mis hijas América y Yahannah Gabriela. Solamente vieron a Erica y América, no vieron algunas personas a Yahannah. Si América la trae por aquí (esta es Yahannah Gabriela). Ya tiene 5 añitos, pero todavía es muy arisca para las cámaras y para el micrófono. Cuando América tenía esa edad, y aún desde antes de saber hablar, si tomaba un micrófono era difícil quitárselo; pero Yahannah es diferente. Para esta ocasión leemos en San Lucas, capítulo 15, versos 11 al \*32, donde dice (esta es la parábola del hijo pródigo): “*También dijo: Un hombre tenía dos hijos;* *y el menor de ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte de los bienes que me corresponde; y les repartió los bienes.* *No muchos días después, juntándolo todo el hijo menor, se fue lejos a una provincia apartada; y allí desperdició sus bienes viviendo perdidamente.* *Y cuando todo lo hubo malgastado, vino una gran hambre en aquella provincia, y comenzó a faltarle.* *Y fue y se arrimó a uno de los ciudadanos de aquella tierra, el cual le envió a su hacienda para que apacentase cerdos.* *Y deseaba llenar su vientre de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba.* *Y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre!* *Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti.* *Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros.* *Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó.* *Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo.* *Pero el padre dijo a sus siervos: Sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies.* *Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta;* *porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse.* *Y su hijo mayor estaba en el campo; y cuando vino, y llegó cerca de la casa, oyó la música y las danzas;* *y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello.* *El le dijo: Tu hermano ha venido; y tu padre ha hecho matar el becerro gordo, por haberle recibido bueno y sano.* *Entonces se enojó, y no quería entrar. Salió por tanto su padre, y le rogaba que entrase.* *Mas él, respondiendo, dijo al padre: He aquí, tantos años te sirvo, no habiéndote desobedecido jamás, y nunca me has dado ni un cabrito para gozarme con mis amigos.* *Pero cuando vino este tu hijo, que ha consumido tus bienes con rameras, has hecho matar para él el becerro gordo.* *El entonces le dijo: Hijo, tú siempre estás conmigo, y todas mis cosas son tuyas.* *Mas era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este tu hermano era muerto, y ha revivido; se había perdido, y es hallado.”* Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla. Nuestro tema es: **“DE REGRESO AL HOGAR.”** Estos dos hijos representan: el mayor al pueblo hebreo, o sea, a los judíos como hoy en día son llamados; porque Israel o los judíos bajo la Ley es la Iglesia de Dios del Antiguo Testamento. Y la Iglesia de Dios del Nuevo Testamento es la Iglesia del Señor Jesucristo formada por todas las personas que han sido llamadas y juntadas en el Cuerpo Místico de Cristo, o sea, que son todos los creyentes en Cristo. La Iglesia del Señor Jesucristo nació el Día de Pentecostés, por lo tanto está representada en el hijo menor. Y ahora, encontramos que el hijo mayor es el pueblo hebreo. Y ahora, encontramos que el hijo menor estaba perdido, estaba muerto entre las diferentes naciones, pero la promesa era que el Buen Pastor buscaría Sus ovejas entre todas las naciones y las encontraría. Por eso el Salmo 23, dice: “Jehová es mi Pastor.” Y Cristo en el capítulo 10 de San Juan, dice: “Yo Soy el Buen Pastor.” Es Dios en Cristo, el Buen Pastor, que vino a buscar y a salvar lo que se había perdido. En San Lucas, capítulo 19, verso 10, dice: “Porque el Hijo del hombre vino, ¿a qué vino? A buscar y a salvar lo que se había perdido;” vino a buscar y a salvar al hijo pródigo; y por consiguiente cuando es hallado cada individuo, representado en una oveja del Señor, hay gozo en el Cielo; porque hay gozo en el Cielo cuando un pecador se arrepiente, porque no es la voluntad de nuestro Padre Celestial que se pierda uno de estos pequeñitos, uno de éstos que pertenecen al hijo menor del Padre de Familia. Por lo tanto, el hijo perdido, el hijo pródigo, al escuchar la predicación del Evangelio de Cristo, nace la fe de Cristo en su alma, cree en Cristo y regresa al hogar, reconoce que es una oveja de Dios que ha venido del Cielo, de esa dimensión celestial para vivir en esta Tierra, y regresar a la Casa de nuestro Padre Celestial por el Camino que lleva a la Casa del Padre de Familia; y el camino, Jesucristo dijo cuál es. Él dijo: “Yo Soy el Camino, la Verdad y la Vida; y nadie viene al Padre sino por mí.” \[San Juan 14:6\] Por lo tanto, para el regreso al Hogar, a la Casa de nuestro padre Celestial hay un camino, que es Cristo. A través de Cristo regresamos al Hogar, a la Casa de nuestro Padre Celestial. Cristo dijo, hablando de esas personas, dijo: “No son del mundo, como tampoco Yo soy del mundo.” \[San Juan 17:16\] O sea, que no son de este reino terrenal, no son del reino de las tinieblas, son del Reino de Dios, de donde han venido; y se han encontrado perdidos en el reino de las tinieblas; pero la promesa es que Cristo, el Buen Pastor, ha venido a buscar y a salvar lo que se había perdido. Siendo Cristo el Camino, por ese Camino, que es Cristo, se regresa a la Casa de nuestro Padre Celestial, de donde hemos venido. A través de Cristo, el único Camino que lleva a Dios el Padre, es que el hijo pródigo puede regresar a la Casa, al Hogar, de donde había salido; puede regresar al Reino de Dios. Cristo dijo en el capítulo 18 de San Juan, hablando en esa ocasión con Pilato, vean lo que dice capítulo 18 de San Juan, versos 36 al 37: “*Respondió Jesús: Mi reino no es de este mundo* (o sea, que el Reino de Cristo, del cual Cristo es el Rey, no es de este mundo, o sea, no es del reino de las tinieblas)*.”* Ese reino de las tinieblas fue el reino que el diablo le ofreció a Cristo en San Mateo, capítulo 4 y San Lucas, capítulo 4; pero por cuanto Cristo es Rey, pero no del reino de las tinieblas, sino del Reino de Dios. A ese Reino de Dios es que Cristo regresa a todo hijo pródigo que vino de Dios y se encuentra en este planeta Tierra perdido en el tiempo que le toca vivir. Y ahora, Él dice que Su Reino no es de este mundo, no es de este sistema terrenal, no es del sistema del reino de los gentiles representado en la estatua que vio el rey Nabucodonosor y que le interpretó el profeta Daniel, el cual también fue gobernador de la provincia de Babilonia. En ese sueño que tuvo el rey Nabucodonosor y que luego Daniel le interpretó, estaba una profecía política en donde muestra dos reinos: el reino de las tinieblas, representado en la estatua que vio Nabucodonosor; y el Reino de Dios, representado en la piedra no cortada de manos, que en el tiempo de los pies de hierro y de barro cocido, en la etapa final del reino de los gentiles, viene esa etapa de esa piedra no cortada de manos, lo cual es la Segunda Venida de Cristo y hiere el reino de los gentiles en esa etapa final y desmenuza los pies de hierro y de barro cocido, las piernas de hierro, los muslos y el vientre de bronce, el pecho y los brazos de plata, y la cabeza de oro. O sea, que todo lo que ha quedado de esos imperios pasados: del imperio babilónico, del imperio medopersa, del imperio griego y del imperio romano, será desmenuzado en la etapa de los pies de hierro y de barro cocido, en la Segunda Venida de Cristo. Y por consiguiente los territorios donde se cumplieron esas etapas del reino de los gentiles tendrán una situación muy difícil. Y ahora, la piedra no cortada de manos luego crece. Ahora, usted no ha visto una piedra creciendo, aunque pueden crecer. Pero siendo que Cristo es la Piedra no cortada de manos, cuando nació, nació pequeño y fue creciendo; y ahora, todos los hijos e hijas de Dios son Piedras Vivas que nacen pequeños y crecen y llegan a la edad de adultos; y en términos espirituales nacen de nuevo, crecen espiritualmente hasta que lleguen a su madurez y sean adoptados en el Reino de Dios físicamente. Espiritualmente, al recibir el Espíritu de Cristo, han recibido la Adopción espiritual, y por consiguiente han entrado al Reino de Dios, porque han nacido del Agua, o sea, del Evangelio de Cristo y del Espíritu, del Espíritu Santo. Al recibir el Espíritu Santo han obtenido el nuevo nacimiento en el Reino de Dios, han nacido en el Reino del cual Jesucristo es el Rey. Por eso San Pablo dice de la siguiente manera en Colosenses, capítulo 1, verso 12 al 14: “*Con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz;* *el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas* (o sea, nos ha librado del poder del príncipe de las tinieblas y de su reino)*, y trasladado al reino de su amado Hijo* (y ahora nos ha colocado en el Reino de Jesucristo, que es el Reino de Dios, el cual se encuentra en la etapa o fase espiritual)*.”* Y ahora, continúa diciendo: “*...en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados.”* Es a través de Jesucristo y Su Sangre derramada en la Cruz del Calvario, que tenemos redención y perdón de pecados. Es a través de Jesucristo y Su Sangre que somos regresados al Reino de Dios, de donde vinimos, regresamos a la Casa de nuestro Padre Celestial, como hijos pródigos pidiendo perdón a Dios, a nuestro Padre Celestial por haber pecado contra el Padre Celestial y contra Sus Leyes, y por consiguiente contra el Cielo. Así es el regreso al Hogar de cada hijo e hija de Dios, representado en aquel hijo menor que se había ido de la casa de su padre y había malgastado toda su herencia. Pero cuando el padre lo ve venir arrepentido por haber pecado contra el Padre y contra el Cielo, es movido a misericordia, lo cual representa a Dios movido a misericordia cuando nos ve regresando por el Camino, que es Cristo. No hay otro camino de regreso a la Casa de nuestro Padre Celestial. Y ahora, sale de Su Casa el Padre Celestial, lo recibe, lo abraza, lo besa, y ordena a su siervo que le coloquen la mejor vestidura, le coloquen un anillo en su mano y calcen sus pies. Eso representa que le colocan el vestido del Bautismo del Espíritu Santo en donde obtiene una vestidura blanca, que es el cuerpo angelical, y en donde recibe el anillo, el Espíritu Santo que nos habla del Pacto de Dios, del nuevo Pacto; porque el anillo de matrimonio, cuando una pareja se casa, representa el pacto al cual han entrado en esa unión matrimonial, hasta que la muerte los separe. Y le es ordenado al siervo que le coloque el calzado en sus pies, calzados con el Evangelio de Cristo, el calzado del Evangelio, para caminar llevando el Evangelio de Cristo por todos los lugares, el Evangelio de la paz, el Evangelio de la reconciliación con Dios. Así como fue reconciliado con su padre, el hijo pródigo, el hijo menor de la familia. “**DE REGRESO AL HOGAR.”** Han estado llegando a la Casa de Dios miles o millones de personas representados en el hijo pródigo; desde el Día de Pentecostés, los encontramos regresando al Reino de Dios, a la Casa de nuestro Padre Celestial, y obteniendo el amor y la misericordia del Padre Celestial, el cual ha sido movido a misericordia al verlos regresar por el único Camino que lleva al Padre, que lleva a Dios; y ese Camino es Cristo, el Camino de regreso al Padre Celestial, para recibir la misericordia, el perdón, la vestidura del Espíritu Santo, y recibir el anillo que nos habla del Espíritu Santo sellándonos bajo un nuevo Pacto y colocándonos el apresto del Evangelio, calzando nuestros pies con el apresto del Evangelio. Para que caminemos en el Evangelio de Cristo y llevemos también el Evangelio de Cristo para que otros hijos pródigos también regresen por el Camino, que es Cristo, al Padre Celestial, y obtengan la misericordia del Padre Celestial. Yo escuché la predicación del Evangelio de Cristo y tomé el Camino de regreso a la Casa de mi Padre celestial, de donde vine, y he regresado a la Casa de nuestro Padre celestial, al Reino de Dios que se encuentra en la esfera espiritual, ¿y quién más? Cada uno de ustedes también. Si hay alguno que todavía no ha regresado a la Casa de nuestro Padre celestial, puede hacerlo en estos momentos y yo estaré orando por usted. Puede tomar el Camino de regreso al Padre Celestial y por consiguiente a nuestro Hogar Celestial, tomando el Camino de regreso, que es Cristo, viniendo al Padre a través de Cristo. Él dijo: “Yo Soy el Camino, la Verdad y la Vida; y nadie viene al Padre sino por mí.” \[San Juan 14:6\] No hay otra forma, no hay otro camino para regresar al Hogar de nuestro Padre Celestial. Cristo es el Camino angosto, pero es el único camino que nos lleva al Padre celestial y por consiguiente al Hogar Celestial. Si hay alguno que todavía no ha regresado al Hogar de nuestro Padre Celestial, lo puede hacer en estos momentos, puede venir acá al frente para tomar el Camino que le llevará al Padre Celestial, tomar el Camino, que es Cristo, recibiéndolo como su único y suficiente Salvador. Pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo en estos momentos para que Él les reciba en Su Hogar, en Su Reino y haya gozo en el Cielo, regocijo en el Cielo como está prometido; porque cuando un pecador se arrepiente hay gozo en el Cielo, dijo Jesucristo. Y Jesucristo dice en San Mateo, capítulo 10, versos 32 al 33, de la siguiente manera y vamos a leerlo: “*A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos.* *Y a cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también le negaré delante de mi Padre que está en los cielos.”* ¿Qué desea usted que Jesucristo haga en el Cielo por usted: que lo niegue delante de nuestro Padre celestial o que lo confiese delante de nuestro Padre Celestial? Pues todos queremos que Jesucristo hable en favor de nosotros delante del Padre Celestial, pues Jesucristo es el Juez, y también Jesucristo es nuestro Abogado. Un abogado en corte habla en favor de su cliente; y Jesucristo habla en favor de todos aquellos que lo reciben como su único y suficiente Salvador. Dice la Escritura: “Si alguno ha pecado, Abogado tenemos para con el Padre: a Jesucristo Su Hijo.” \[Primera de Juan2:1\] Él es el único Abogado en el Cielo que lo puede defender a usted. Me ha defendido a mí, ¿y a quién más? A cada uno de ustedes también. Todavía pueden continuar viniendo las personas que faltan por venir. Los niños de diez años en adelante también pueden venir a los Pies de Cristo. Los que se encuentren en otras naciones a través del satélite Amazonas, que cubre todo el continente americano, desde la parte Norte hasta la parte Sur, pueden continuar viniendo también a los Pies de Cristo en las diferentes naciones. Los que están a través de internet también pueden venir a los Pies de Cristo en las diferentes naciones. Los niños de diez años en adelante también pueden venir a los Pies de Cristo. Vamos a estar puestos en pie para orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo. Algunas veces hay personas que son tímidas y les da vergüenza venir a los Pies de Cristo porque piensan que las demás personas lo van a ver viniendo a los Pies de Cristo y entonces se avergüenzan de Cristo. Pero Él dijo: “El que se avergonzare de mí, Yo me avergonzaré de él delante de mi Padre, delante de Dios y de Sus Ángeles.” Eso está en San Marcos, capítulo 8. Vamos a leerlo para que tengamos el cuadro claro de cómo es en el Cielo y cómo es delante de Dios el momento que Dios le da a las personas para recibir a Cristo como Salvador. Capítulo 8 de San Marcos, dice verso 35 en adelante: “*Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará* (o sea, pierde la vida terrenal o temporal, pero gana la Vida eterna, que es la que tiene valor)*.* *Porque ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?”* O sea, que no vale nada, no vale nada convertirse en una persona multimillonaria en la Tierra y perder su alma, porque el alma es lo más importante que tiene la persona; eso es lo que en realidad es la persona: alma viviente viviendo en un cuerpo de carne con un espíritu dentro de ese cuerpo; pero es alma viviente. El hombre es trino, como también encontramos que Dios es trino: Padre, Hijo y Espíritu Santo. El hombre es alma, espíritu y cuerpo, pues Dios creó al hombre a Su imagen y a Su semejanza. Y ahora, lo más importante, lo más grande, lo mayor es el alma de la persona. Cristo hablando del Padre dijo: “El Padre mayor es que Yo.” ¿Ven? Lo que es el Padre es equivalente al alma en la persona. Por lo tanto, ¿de qué le vale al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? De nada le habrá servido vivir en este planeta Tierra, se conformó con una vida temporal y no se interesó en la Vida eterna y por consiguiente él, la persona que es alma viviente, perdió el derecho a vivir eternamente; dejará de existir, pero aquellos que han recibido a Cristo, han confirmado su derecho a la Vida eterna, para vivir con Cristo en Su Reino por toda la eternidad. Sigue diciendo: “*¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?”* ¿Qué recompensa puede dar? La salvación del alma, la Vida eterna para el alma, no la puede comprar en una farmacia, en un supermercado o en algún otro lugar. La Vida eterna es de Dios, y le ha dado la exclusividad de la Vida eterna a Jesucristo. Toda persona que quiera la Vida eterna, necesita recibir a Cristo para que Él le dé la Vida eterna. Jesucristo dijo: “Mis ovejas oyen mi Voz y Yo las conozco como el Padre me conoce, y Yo les doy Vida eterna.” Eso está en San Juan, capítulo 10, versos 27 en adelante. Y dice: “Y no perecerán jamás, y nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre mayor es que yo; y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre. Yo y el Padre una cosa somos.” Porque el cuerpo físico de Jesús es la casa terrenal donde estaba morando Dios, Dios morando, el cual es alma eterna morando con Su cuerpo angelical, llamado: “El Ángel del Pacto,” morando dentro de aquel cuerpo de carne. Por eso Él decía que no hacía nada de Sí mismo, Él decía que era el Padre que moraba en Él el que hacía las obras. Así como usted y yo podemos decir que no hacemos nada de nosotros mismos, hablando en términos físicos. Cualquier persona puede decir hablando de nuestro cuerpo físico, que fue nuestro cuerpo físico el que hizo las cosas. Pero no, porque el cuerpo sin espíritu, está muerto; y por consiguiente fue la persona que es alma viviente, con su cuerpo espiritual obrando a través del cuerpo físico; y por consiguiente el que obra es el alma de la persona a través de su cuerpo espiritual, usando el cuerpo de carne. Si sale del cuerpo de carne, está muerto al cuerpo físico y usted le dice: “Quiero saludarte, dame la mano.” No se la puede dar, ¿por qué? Porque ya la persona, que es alma viviente, salió de ese cuerpo físico, pero continuó viviendo con su cuerpo espiritual, que es parecido al cuerpo físico, pero que es de otra dimensión. “**DE REGRESO AL HOGAR.”** Ustedes han tomado el Camino que les lleva de regreso al Hogar de nuestro Padre Celestial, ustedes han tomado el Camino, que es Cristo, el único Camino. No hay otro camino. “Yo Soy el Camino, la Verdad y la Vida; y nadie viene al Padre, sino por mí.” Ahí muestra que no hay otro camino. Algunas personas piensan que todos los caminos llevan a Dios. Pero solamente hay un camino que lleva a Dios, y es Jesucristo. En las demás naciones pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo los que faltan por venir, y los que son tímidos, que están en diferentes naciones o aquí presentes; y todavía no han venido a los Pies de Cristo, camine hacia adelante y diga: “Yo quiero vivir eternamente, yo quiero regresar, al Hogar de mi Padre Celestial, por el Camino que lleva al Padre, que es Jesucristo, quiero tomar el Camino, a Jesucristo, para regresar al Hogar Celestial.” Vamos a orar, levantemos nuestras manos al Cielo los que están presentes, los que están en otras naciones. Y los que han venido a los Pies de Cristo y están aquí presentes, y los que están en otras naciones también que han venido a los Pies de Cristo, con nuestros ojos cerrados todos repitan (los que han venido a los Pies de Cristo), repitan esta oración que estaré haciendo por ustedes: ***Señor Jesucristo, escuché la predicación de Tu Evangelio y nació Tu fe en mi corazón, creo en Ti de todo corazón, creo en Tu Primera Venida, creo en Tu Nombre como el único Nombre bajo el Cielo dado a los hombres en que podemos ser salvos; creo en Tu muerte en la Cruz del Calvario, como el único Sacrificio de Expiación por mis pecados, para ser perdonado y limpio de todo pecado, y regresar al hogar de mi Padre Celestial.*** ***Señor Jesucristo, reconozco que soy pecador y necesito un Salvador, y doy testimonio público de mi fe en Ti, y Te recibo como mi único y suficiente Salvador. Me rindo a Ti, me entrego a Ti en alma, espíritu y cuerpo.*** ***Sálvame, Señor, Te ruego perdones mis pecados y con Tu Sangre me limpies de todo pecado, y me bautices con Espíritu Santo y Fuego, luego que yo sea bautizado en agua en Tu Nombre, y produzcas en mí el nuevo nacimiento. Quiero nacer a la Vida eterna en Tu Reino eterno, quiero regresar a Tu Casa, ¡oh Dios! ¡Oh Padre Celestial! Quiero regresar a la Casa de donde salí, quiero regresar a mi Casa, que es Tu Casa, ¡oh, Padre Celestial! Quiero regresar, estoy regresando a través del Camino que me lleva a Tu Casa, el cual es Cristo.*** ***Señor, sálvame, recíbeme en Tu Reino, en Tu Casa, Te lo ruego en Tu Nombre eterno y glorioso. Señor Jesucristo. Amén y amén.*** Y con nuestras manos levantadas al Cielo todos decimos: **¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! Amén y amén.** Cristo les ha recibido en Su Reino. El Padre de Familia ha sido movido a misericordia al ustedes tomar el Camino al Padre, que es Cristo. Él dijo: “*Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.* *El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”* Ustedes me dirán: “Escuché la predicación del Evangelio de Cristo, nació la fe de Cristo en mi corazón y lo he recibido como mi único y suficiente Salvador. “Y ahora, por cuanto Él dijo: El que creyere y fuere bautizado, será salvo.’ Quiero ser bautizado en agua en Su Nombre lo más pronto posible; quiero cumplir su mandato completo lo más pronto posible. ¿Cuándo me pueden bautizar?” Es la pregunta de ustedes. Por cuanto ustedes han creído en Cristo de todo corazón, bien pueden ser bautizados en estos momentos en agua en el Nombre del Señor Jesucristo. **Y que Jesucristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en ustedes el nuevo nacimiento.** Pregunto al reverendo aquí presente si hay agua: hay agua, me dice el ministro, hay bautisterios. ¿Hay ropas bautismales también? Hay ropas bautismales también. ¿Hay vestidores de ropa? Hay vestidores de ropa también dónde colocarse las ropas bautismales. ¿Hay personas que les ayudarán a llegar al lugar de los vestidores de ropa? También hay. ¿Hay ministros que les bautizarán? Hay ministros también que les bautizarán. Por lo tanto, bien pueden ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo. **Y que Jesucristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en ustedes el nuevo nacimiento, y así entren a la Casa de Dios, la Casa de nuestro Padre Celestial, y así regresen al Hogar de nuestro Padre Celestial.** Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, dándoles testimonio del regreso al Hogar, y de cómo regresar al Hogar de nuestro Padre Celestial por el Camino, que es Cristo; porque no hay otro camino, no hay otro camino para regresar a la Casa de nuestro Padre Celestial. Los que se encuentran en otras naciones, también pueden ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo los que han recibido a Cristo como Salvador en estos momentos. **Y que Cristo también les bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en ustedes el nuevo nacimiento; y nos continuaremos viendo por toda la eternidad en la Casa, en el Reino de nuestro Padre Celestial, porque de allí es que hemos venido y ahora estamos de regreso a la Casa de nuestro Padre Celestial, porque esa es nuestra Casa y nuestra Familia, la Casa de nuestro padre Celestial, la Familia de nuestro Padre Celestial.** Que Dios les continúe bendiciendo a todos y produzca en ustedes el nuevo nacimiento. Muchas gracias por vuestra amable atención. Dejo al reverendo aquí presente para que les indique hacia dónde caminar para colocarse las ropas bautismales, y ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo. Y en las demás naciones dejo al ministro correspondiente para que les indique hacia dónde caminar para colocarse las ropas bautismales y ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo. Pedro dijo: “*Arrepentíos , y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.”* El agua no quita el pecado, el bautismo en agua es simbólico. En el bautismo en agua la persona se identifica con Cristo en Su muerte, sepultura y resurrección; cuando la persona recibe a Cristo, muere al mundo; y cuando la persona es sumergida en las aguas bautismales, está siendo sepultado tipológicamente; y cuando el ministro lo levanta de las aguas bautismales está siendo resucitado, tipológicamente está resucitando, se está levantando a una nueva vida en un nuevo Reino, en el Reino de Jesucristo nuestro Salvador; y por consiguiente está entrando a la Casa de nuestro Padre Celestial. Que Dios les continúe bendiciendo a todos y nos continuaremos viendo por toda la eternidad en la Casa de nuestro Padre Celestial en el Reino de Dios. Muchas gracias. “**DE REGRESO AL HOGAR.”**