--- title: 'La Restauración de Israel' date: 2006-08-02 activity: 1 place: city: Pachuca de Soto state: Hidalgo country: MX duration: 00:00:00 public: false youtube: translations: files: --- Para esta ocasión tenemos en la publicación de la invitación a través de la prensa, el tema: **“LA RESTAURACIÓN DE ISRAEL.”** Cuando hablamos de la restauración de Israel, necesariamente necesitamos saber quién es Israel. Hay muchas personas que tienen por nombre “Israel” o “Jacob,” pero ahora veamos quién es Israel y porqué, y qué, será la restauración de Israel. En el libro del Éxodo, capítulo 4, verso 22 al 23, cuando llegó el tiempo para la liberación de los hebreos que estaban como esclavos en Egipto, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob le apareció a un hombre muy importante, el cual tenía una posición muy grande en Egipto; pero luego por causa de ciertos problemas que tuvo, tuvo que huir a Madián, donde luego se casó con la hija de un sacerdote llamado Jetro, tuvo dos hijos y fue pastor de ovejas, y durante 40 años permaneció en Madián entre los gentiles. Pero, transcurrido el tiempo Dios le apareció en una luz sobre un árbol (un árbol sencillo), y le habló acerca de la liberación del pueblo hebreo, en donde Moisés tuvo gran temor, pues él ya tenía unos 40 años que no veía a sus familiares y tampoco al pueblo hebreo que estaba esclavo en Egipto, y Dios le dijo que había descendido para libertar al pueblo hebreo, a la descendencia de Abraham conforme a lo que Él le había prometido, y entre las cosas que le dijo a Moisés, para que le hablara al faraón, fue la siguiente con relación al pueblo hebreo. Dice en el capítulo 4, verso 22 al 23 del Éxodo. “*Y dirás a Faraón: Jehová ha dicho así: Israel es mi hijo, mi primogénito.”* No solamente Israel es la nación, el pueblo hijo de Dios, sino el pueblo hijo de Dios primogénito, o sea, es la primera nación creada por Dios; pero Dios crearía otras naciones que serían naciones hijas de Dios, pero la primogénita es Israel. Por eso es que en el Programa Divino Israel es tan importante: “Israel es mi hijo, mi primogénito.” Cuando en una familia se tiene al hijo primogénito, luego vendrán más adelante otros hijos, pero serán como el primero, pero el primero tiene la Bendición de la Primogenitura (es el mayor), y es el ejemplo para todos los demás hijos de esa familia, de ese matrimonio; y los demás hijos o hermanos lo imitarán, así sucede siempre con el primogénito, viene a ser el modelo para los demás hermanos que van a nacer. Y así es Israel para las demás naciones hijas de Dios que van a nacer en este planeta Tierra. Sigue diciendo: “*Ya te he dicho que dejes ir a mi hijo, para que me sirva...”* ¿Para qué Dios tiene hijos? Para que le sirvan, Dios tiene naciones hijas ¿para qué? Para que le sirvan a Dios, sirvan al propósito divino, porque tanto Israel como la nación primogénita, como las demás naciones que surgirían, que nacerían, que vendrían a existencia, han sido establecidas por Dios en este planeta Tierra para que le sirvan a Dios, y por consiguiente al propósito que Dios tiene para la raza humana. Por lo tanto, lo que ha sido dicho para Israel como nación, es también para los individuos; y de entre los individuos hay hijos e hijas primogénitos, que son los que vienen a formar parte de la Iglesia del Señor Jesucristo, los cuales son el modelo para todos los demás que estarán viviendo en la Tierra, para que crean como éstos hijos primogénitos de Dios que tienen una bendición doble: bendición terrenal y bendición celestial. Todo primogénito pasa por las mismas etapas que la nación primogénita de Dios: el hijo primogénito de Dios, que es el Mesías Príncipe, el cual para el cristianismo es el Señor Jesucristo, Yeshua, el cual nació en Belén de Judea y es un descendiente del rey David. Para la nación judía como nación, todavía ellos no lo han reconocido como su Mesías, y están esperando que venga el Mesías, lo cual para el pueblo hebreo, para los judíos será un hombre que aparecerá en esta Tierra proclamando la paz universal y anunciando el Reino de Dios, en donde Israel será restaurado, en donde Israel recibirá la completa restauración. Por esa misma trayectoria que pasa el hijo de Dios, el primogénito de Dios: Jesucristo, y que pasa el pueblo, la nación primogénita de Dios, los judíos o Israel, también estará pasando cada primogénito de Dios, cada hijo primogénito de Dios como individuo; y por consiguiente lo que es para el primogénito, es aplicado para individuos y para la nación de Israel, lo mismo que para el Mesías y para todos los creyentes en Cristo. Y el pueblo de Israel, o sea, la nación de Israel, el Mesías Príncipe y cada creyente, todos al pasar por esa misma etapa, pero en la forma correspondiente a cada uno, tendrán una restauración: restauración a como era originalmente en el Programa Divino. Para el Mesías Príncipe encontramos (el cual) que para el Cristianismo es Jesucristo, vino a la Tierra, Dios se manifestó en Él y a través de Él, tuvo un ministerio de tres años y medio, luego murió, fue sepultado, resucitó y ascendió al Cielo victorioso y glorificado para nunca más morir. Para cada creyente en Cristo nacido de nuevo, el cual es como individuo un primogénito de Dios escrito en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, la promesa es que tendrá una restauración pero pasará por una etapa en este planeta Tierra. En lo espiritual la persona al escuchar la predicación del Evangelio de Jesucristo, para lo cual Jesucristo dijo: “*Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.* *El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”* Tan simple como eso. Todos los primogénitos de Dios como individuos son también representados en ovejas, y Jesucristo, el Mesías Príncipe es representado en el Buen Pastor que da Su vida por las ovejas que el Padre le dio para que las buscara y les diera Vida eterna; y esas personas al escuchar la predicación del Evangelio de Cristo nace la fe de Jesucristo en su alma, creen en Cristo de todo corazón y dan testimonio público de su fe en Cristo, recibiéndolo como único y suficiente Salvador. Eso, es lo que ustedes han visto en las actividades religiosas en donde se ha predicado el Evangelio de Cristo, y luego se le ha dado la oportunidad a las personas para que reciban a Cristo como único y suficiente Salvador, porque después de escuchar la predicación del Evangelio de Jesucristo y haber nacido la fe de Cristo en su alma, esas personas están creyendo en Cristo, porque la fe viene por el oír la Palabra de Dios, el Evangelio de Jesucristo. “Y con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.” \[Romanos 10:10\] Por lo tanto, se le da la oportunidad a las personas que den testimonio público con su boca de su fe en Cristo, para que reciban a Cristo como único y suficiente Salvador y obtengan la salvación y Vida eterna, obtengan la redención, en donde la persona al recibir a Cristo como Salvador danto testimonio público de su fe en Cristo, muere al mundo y luego es bautizado en agua en e Nombre del Señor Jesucristo, en donde la persona es sumergida en las aguas bautismales, en donde tipológicamente la persona es sepultada (como Jesucristo fue sepultado en el sepulcro que era una cueva perteneciente a un hombre rico y miembro del concilio del sanedrín, llamado José de Arimatea), y luego el ministro levanta a la persona de las aguas bautismales y la persona nace a una nueva vida, a una vida espiritual, nace a la Vida eterna, en un Reino eterno, que es el Reino de Jesucristo el Hijo de Dios, ese es el Reino de Dios que se encuentra en la esfera espiritual. Jesucristo hablando a Nicodemo le dijo: “De cierto, de cierto te digo, que el que no nazca del Agua y del Espíritu, no entrará al Reino de Dios.” No puede entrar al Reino de Dios la persona que no nazca del Agua y del Espíritu. Toda persona desea entrar al Reino de Dios porque desea vivir eternamente, porque el que entra al Reino de Dios, entra a la Vida eterna. Pero se requiere que la persona nazca del Agua y del Espíritu, nazca de la predicación del Evangelio de Jesucristo, nazca la fe de Cristo en su alma, crea de todo corazón en Cristo, lo reciba como único y suficiente Salvador y sea bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo. Eso es nacer del Agua. Y nacer del Espíritu, es recibir el Espíritu Santo en donde la persona por consiguiente obtiene el nuevo nacimiento, ha nacido del Agua y del Espíritu, del Evangelio de Jesucristo y del Espíritu de Cristo, el Espíritu Santo, ha nacido a una nueva vida en un nuevo reino: el Reino de nuestro amado Señor Jesucristo, que es el Reino de Dios. Y ha sido por consiguiente añadido a la Iglesia del Señor Jesucristo, compuesta por todos los creyentes en Cristo, que son los miembros del Reino de Dios, del Reino de Cristo. Por eso es que en la parábola del sembrador, Jesucristo dijo que los hijos del Reino al escuchar la Palabra del Reino, la reciben y llevan unos fruto a treinta, otros a sesenta y otros a ciento por uno. Por lo tanto, los hijos del Reino de Dios son aquellos que escuchan la predicación del Evangelio de Cristo, porque esa es la Palabra del Reino, creen y reciben a Cristo como único y suficiente Salvador, ¿para qué? Para llevar fruto en el Reino de Cristo, para servir a Cristo y dar fruto unos a 30, unos a 60 y otros a ciento por uno, porque Dios redime, liberta a Sus hijos primogénitos para que le sirvan, para que lleven fruto en el Reino de Dios. Por eso fue que Cristo en la parábola de la vid verdadera, Él dijo: “Yo soy la vid verdadera, mi Padre es el labrador, vosotros los pámpanos,” o sea, esas ramas de la planta de uvas. Y ahora, Él dice: “Todo pámpano que en mí (o sea, toda rama), que en mí no lleva fruto, será cortada y echada en el fuego,” y también dice que el que lleva fruto el Padre lo limpiará para que lleve más fruto, “porque en esto se agrada el Padre: en que llevemos mucho fruto.” Eso se encuentra en San Juan, capítulo 15, verso 1 en adelante. Por lo tanto, los hijos del Reino son aquellos que escuchan la Palabra de Dios y son libertados del Reino de las tinieblas, como Israel fue libertado del reino o imperio del faraón; el faraón representa al maligno llamado el diablo o Satanás, y el imperio del faraón representa el imperio o reino de las tinieblas. Y del reino de las tinieblas, es que Dios por medio de Jesucristo liberta a todos los hijos del Reino de Dios, a todas esas personas que están escritas en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, los liberta para que le sirvan conforme al propósito divino, para el cual Dios los envió a este planeta Tierra. No podemos vivir en el planeta Tierra sin comprender, cuál es el propósito por el cual estamos presentes en esta Tierra, no es solo para nacer, comer, dormir, crecer, estudiar, trabajar y después morir; hay un propósito divino por el cual yo estoy en este planeta Tierra. ¿Y quién más? Cada uno de ustedes también, ése es el propósito que usted necesita conocer, para que su vida aquí en la Tierra tenga el sentido correcto para el cual Dios lo envió. Vean, hablándonos del propósito por el cual vivimos en este planeta Tierra, el Apóstol Pedro dice lo siguiente en su primera carta, Primera de Pedro, capítulo 1, verso 2, dice que hemos sido elegidos: “*Elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo...”* ¿Para qué estamos aquí? ¿Cuál ha sido el propósito? Hemos sido elegidos para obedecer, obedecer ¿qué? La predicación del Evangelio de Jesucristo, la Palabra de Dios, y recibir a Cristo como único y suficiente Salvador, “para ser rociados con la Sangre de Jesucristo,” y por consiguiente limpiados de todo pecado. “Porque la Sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado.” Lo dice en Primera de Juan, capítulo 1, verso 7. La Venida de Jesucristo en la Tierra, Su ministerio, Su muerte en la Cruz del Calvario, y Su sepultura y resurrección, tuvieron un propósito divino, el cual fue tipificado en el sacrificio del macho cabrío de la expiación, que se efectuaba el día diez del mes séptimo de cada año en medio del pueblo hebreo, conforme a Levítico, capítulo 23, versos 26 al 28, lo cual fue para la reconciliación de cada hebreo con Dios. Y la muerte de Jesucristo en la Cruz del Calvario en la víspera de la pascua, fue para la reconciliación del ser humano con Dios, por eso es que Él ordenó predicar Su Evangelio a toda criatura en el mundo entero. “Para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” “*Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito , para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.”* (San Juan, capítulo 3, verso 16). El que no cree, se pierde la bendición y privilegio de vivir eternamente en el Reino eterno de Jesucristo, porque nadie puede entrar al Reino de Dios sin nacer de nuevo, nacer del Agua y del Espíritu, escuchar la predicación del Evangelio de Jesucristo, nacer la fe de Cristo en su alma, creer y recibirlo como único y suficiente Salvador, y ser bautizado en agua en Su Nombre, y entonces Jesucristo lo bautiza con Espíritu Santo y Fuego y produce en la persona el nuevo nacimiento, y así entra al Reino de Dios, es restaurada la persona al Reino de Dios, y es contada como un hijo primogénito de Dios, o hija primogénita de Dios. Con los cristianos, con los gentiles Dios trata con individuos; con el pueblo hebreo Dios trata como nación. Y ahora, Israel como nación va a ser restaurada al y en el Reino de Dios, y el Reino de Dios va a ser restaurado en medio de Israel, porque Israel es la nación primogénita de Dios: “Israel es mi hijo, mi hijo primogénito,” dice Dios en el Éxodo, capítulo 4, versos 22 al 23 que leímos al principio. Y ahora, así como Jesucristo el Hijo primogénito ha pasado por etapas muy difíciles, pero luego que murió, resucitó y fue restaurado a la Vida eterna en el Reino eterno de Dios. También así será para cada creyente en Cristo. Los cristianos a través de estos dos mil años que han transcurrido, han pasado por etapas muy difíciles de pruebas, de persecuciones a muerte en diferentes siglos, y también han experimentado la muerte tanto en las persecuciones como también la muerte natural, por causa o de enfermedades o por causa de la edad. Pero van a ser restaurados los que han muerto físicamente, porque ya fueron restaurados espiritualmente, fueron restaurados el Reino de Dios y por consiguiente a la Vida eterna; y por consiguiente todo creyente en Cristo nacido de nuevo tiene Vida eterna, está en el Reino de Dios, el cual está en la esfera espiritual. Y cuando sea establecido en la Tierra el Reino de Dios físicamente, ahí estarán todos los creyente en Cristo nacidos de nuevo, aunque hayan muerto en el pasado, van a ser resucitados en cuerpos inmortales, cuerpos eternos, cuerpos glorificados, igual al cuerpo glorificado de nuestro amado Señor Jesucristo, para nunca más morir. Y los que estamos vivos y permanezcamos vivos hasta el momento de la resurrección de los muertos en Cristo, entonces seremos transformados, esa transformación producirá un cuerpo nuevo, eterno, inmortal, joven y glorificado, como el cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador, y entonces nunca más habrá muerte para los primogénitos de Dios, miembros de la Iglesia del Señor Jesucristo. Ahora, Israel como nación va a ser restaurada al Reino de Dios, y el Reino de Dios va a ser restaurado a la nación hebrea, a Israel. El Señor Jesucristo cuando estuvo en la Tierra y luego que resucitó, le preguntaron sus discípulos en el libro de los Hechos, capítulo 1: “¿Restaurarás tú el Reino a Israel en este tiempo?” Él les dijo: “No toca a vosotros conocer los tiempos y las sazones que el Padre puso en su sola potestad.” O sea, que a los creyentes en Cristo de Cristo de aquel tiempo no les tocaba conocer el tiempo de la restauración de Israel porque eso sería para el fin del tiempo; por lo tanto, la personas que estarían viviendo en el fin del tiempo, entonces conocerían el misterio de la restauración de Israel, en donde Israel será restaurado al Reino de Dios, y el Reino de Dios será restaurado a Israel. En medio del pueblo hebreo, en medio de Israel, estuvo el Reino de Dios en los tiempos del rey David y el rey Salomón, aquel reino era el Reino de Dios; y el Trono de David, en el cual luego se sentó el rey Salomón, era el Trono terrenal de Dios, ése es el Reino que va a ser restaurado a Israel, en donde el Mesías Príncipe, el Hijo de David, se sentará sobre el Trono de David y reinará sobre Israel y sobre todas las naciones. Y entrará Israel al Reino de Dios en esa forma, para vivir en amor, en paz y tener prosperidad para siempre, y los vecinos de Israel todos lo amarán y estarán en armonía con Israel; porque la prosperidad para los otros pueblos, otras naciones hijas de Dios, depende de la bendición de la nación primogénita de Dios, porque el Distrito Federal del Reino de Dios, que será el Reino de David restaurado a Israel, el Distrito Federal será todo el territorio de Israel, y la Capital será Jerusalén. De Jerusalén saldrá la Palabra de Dios, saldrá la ley de Dios para todas las naciones. El Departamento de enseñanza y todos los demás Departamentos de gobierno estarán ¿dónde? En Jerusalén, y las Embajadas también, y de ahí saldrá la paz, la prosperidad, la enseñanza y el amor para todas las naciones. Si en la actualidad todas las naciones comprendieran quién es Israel, el hijo primogénito de Dios, comprenderían que todas las naciones dependen de Israel para la paz, la prosperidad y la felicidad, porque Israel es el pueblo, la nación primogénita de Dios. “Israel es mi hijo, mi primogénito,” ha dicho Dios. Algún día los vecinos de Israel lo comprenderán, y espero que sea muy pronto, porque mientras más pronto lo comprendan, más pronto terminan los problemas en el Medio Oriente, porque los problemas en el Medio Oriente es por falta de comprender el Programa Divino. Israel será cabeza de todas las naciones, para bendición de todas las naciones. Si todas las naciones comprendieran esto, lucharían en favor de la restauración total de Israel, que será la restauración a la monarquía de David, en donde un descendiente de David se sentará sobre el Trono de David. Será uno de la dinastía de David y por consiguiente tendrá el título de David, como los reyes o emperadores romanos llevaban el título de “el César”, de cierto tiempo en adelante. Así es para la dinastía de David, cada descendiente de David que se sentó en el Trono de David, era un David, el David del tiempo que le tocó reinar sobre el pueblo hebreo. Así será también en el Reino de David restaurado, cuando Israel sea totalmente restaurado, por eso hay que orar por la restauración de Israel con la cual terminarán todos los problemas del Medio Oriente, los problemas también de toda la humanidad, porque entonces habrá paz, no solamente en Israel sino en el Medio Oriente y en todas las naciones. Esa será la paz imperecedera, la paz de Dios bajo un Nuevo Pacto. La restauración de Israel entonces es algo por lo cual todos tenemos que orar, para que pronto se convierta en una realidad. Pero más que eso, usted tiene que comprender que como individuo usted necesita ser restaurado al y en el Reino de Dios, para que el Reino de Dios sea restaurado a usted acá en su alma, y usted tenga la paz de Dios, de la cual Cristo dijo: “Mis paz os dejo, mi paz os doy; yo no la doy como el mundo la da.” La que el mundo da es temporal, la que Dios da es eterna. Él nos da la paz acá en el alma, y aunque surjan guerras, surjan terremotos, tormentas, maremotos o problemas económicos o sociales en las diferentes naciones, usted permanece con la paz *acá*, porque Dios la colocó en su corazón, porque usted entró al Nuevo Pacto y fue cubierto con la Sangre del Nuevo Pacto, que es la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador. Yo recibí a Jesucristo como mi único y suficiente Salvador, fui bautizado en agua en Su Nombre, Él me bautizó con Espíritu Santo y Fuego y produjo en mi el nuevo nacimiento, y me colocó en Su Reino con Vida eterna, y me dio Su paz, la paz de Dios, la paz perfecta para el alma de todo ser humano para mí. ¿Y para quién más? Para cada uno de ustedes también. Si hay alguna persona que todavía no ha dado testimonio público de su fe en Cristo, para obtener la salvación y Vida eterna lo puede hacer en estos momentos y yo estaré orando por usted, para lo cual usted puede pasar al frente, para que quede incluido en esta oración que estaré haciendo por todos los que han escuchado la predicación del Evangelio de Cristo, ha nacido la fe de Cristo en su alma y ahora tienen la oportunidad, privilegio y bendición de dar testimonio público de su fe en Cristo, recibiéndolo como único y suficiente Salvador, para lo cual tienen ahora la oportunidad de pasar al frente para que Cristo les reciba en Su Reino. Vamos a dar unos minutos. También para los que estén a través del satélite Amazonas en el canal WSS, “el Mensajero de la Paz,” o estén a través de internet, también pueden venir a los Pies de Cristo los que estén en diferentes auditorios o lugares públicos o Iglesias, para que queden incluidos también en esta oración que estaré haciendo. Recibir a Cristo es un asunto de Vida eterna, para ser restaurados a la Vida eterna y vivir eternamente con Jesucristo en Su Reino eterno. Antes del Reino de Dios ser restaurado a Israel, el Reino de Dios tiene que ser restaurado a usted en su corazón, y usted ser restaurado en y al Reino de Dios. Todavía pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo, pues Dios tiene muchos hijos primogénitos en esta hermosa Ciudad de Pachuca, Estado de Hidalgo, y en toda la República Mexicana, y en toda la América Latina y el Caribe y en muchas otras naciones, y los está llamando en este tiempo final. “Si oyes hoy Su Voz, no endurezcas tu corazón,” Él te está llamando para restaurarte a la Vida eterna, para que quede asegurado tu futuro eterno con Jesucristo en Su Reino eterno. Así es como desaparecerá la angustia existencial que está en el corazón de los seres humanos, porque no saben de dónde han venido, no saben porqué están aquí en la Tierra, y no saben hacia dónde van cuando muera su cuerpo físico; porque cuando el ser humano muere físicamente, lo que murió fue su cuerpo físico, pero la persona sigue viviendo en alma y espíritu; o sea, el ser humano es trino, es alma, espíritu y cuerpo. El cuerpo es temporal, lo tenemos por un tiempo para tener la oportunidad de escuchar la predicación del Evangelio de Cristo, creer en Él y recibirlo como Salvador, y asegurar así nuestro futuro eterno con Cristo en Su Reino eterno. Si la persona no aprovecha su estadía en este planeta Tierra, perdió entonces la oportunidad de vivir eternamente; y no habrá otra oportunidad. La persona no sabe cuándo va a morir físicamente, por lo tanto, tiene que asegurar su futuro lo más pronto posible, en el momento que escucha el llamado de Dios *acá* en su corazón, porque no sabe si en el próximo minuto tiene que dejar este planeta Tierra. El ser humano siendo alma, que es lo más importante... eso es lo que es la persona: alma viviente; pero tiene un espíritu que es un cuerpo espiritual de otra dimensión, parecido a nuestro cuerpo físico pero de otra dimensión; y el cuerpo físico, del cual usted puede ver parte del cuerpo y en el espejo su rostro. El cuerpo espiritual llamado: “el espíritu,” permanece con la persona, aunque la persona muera físicamente; en ese cuerpo continúa viviendo en otra dimensión, hasta que llega el tiempo del juicio final. Pero si es un primogénito, un creyente en Cristo nacido de nuevo, antes de la gran tribulación o juicio divino que ha de caer sobre la Tierra, será resucitado si ha muerto físicamente, vendrá del Paraíso a esta Tierra de nuevo, en donde vendrá con un cuerpo nuevo y eterno; y los que estarán vivos creyentes en Cristo nacidos de nuevo, serán transformados, para ir con Cristo a la fiesta más grande que se haya llevado a cabo en el universo. En la Casa de Dios, del Padre Celestial, en la séptima dimensión va a llevarse a cabo la fiesta más importante que se haya realizado, llamada: “la Cena de las Bodas del Cordero,” de la cual dice que es bienaventurado el que es convidado a la Cena de las Bodas del Cordero. Yo fui convidado y acepté la invitación. ¿Y quién más? Cada uno de ustedes también; por lo tanto, iremos con Cristo en cuerpos glorificados antes de la gran tribulación, antes que caigan los juicios divinos sobre el planeta Tierra, y estaremos con Jesucristo en el Reino celestial, en la Nueva Jerusalén, en la Casa de nuestro Padre Celestial; en la séptima dimensión estaremos con Él en esa gran fiesta, en donde también estarán los patriarcas, Abraham, Isaac, Jacob, y los doce patriarcas y los Profetas, y los jueces, y Moisés, y Josué, y el Profeta Elías; todos ellos estarán en esa gran fiesta celestial; y allí estaré yo con un cuerpo nuevo, eterno, inmortal y glorificado, como el cuerpo glorificado de Jesucristo. ¿Y quién más? Cada uno de ustedes también. Ustedes que están viniendo a los Pies de Jesucristo, están aceptando la invitación para ir a la Cena de las Bodas del Cordero, están aceptando la invitación de Cristo para obtener el perdón de vuestros pecados, ser limpiados con la Sangre de Cristo de todo pecado, ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y recibir el Espíritu de Cristo, que es la vestidura de boda, es la vestidura que toda persona necesita para entrar al Reino de Dios y para luego ir a la Cena de las Bodas del Cordero. Sin esa vestidura del bautismo del Espíritu Santo, en donde la persona obtiene un cuerpo angelical y eterno, un cuerpo espiritual, no se puede ir a la Cena de las Bodas del Cordero, y luego recibiremos el cuerpo nuevo y eterno para poder ir con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero. Todavía faltan algunas personas que vienen de camino, y por eso estamos esperando unos momentos en lo que llegan, porque Dios tiene muchos hijos, hay muchos hijos del Reino de Dios aquí en la Ciudad de Pachuca, Estado de Hidalgo, República Mexicana, y los está llamando a Su Reino por medio de Su Palabra, de Su Evangelio, el Evangelio de Jesucristo. Es un asunto de salvación y Vida eterna recibir a Cristo como único y suficiente Salvador. “Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y salvar lo que se había perdido,” vino para buscarme a mí y salvarme a mí. ¿Y a quién más? A cada uno de ustedes también. Ya vamos a orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo. Todavía vienen más personas llegando. Mientras estamos todos en pie, pueden continuar viniendo las personas que ya han experimentado la Voz de Cristo en su alma y nació la fe de Cristo en su alma, ahora tienen la oportunidad de dar testimonio público de su fe en Cristo, recibiéndolo como único y suficiente Salvador; y los que están en otras naciones también. Vamos ya a orar por las personas que han venido a los Pies de nuestro amado Señor Jesucristo. Todavía veo que vienen personas caminando. Si falta alguno por llegar, puede llegar. Los niños de diez años en adelante también pueden venir a los Pies de Jesucristo. Ya están llegando las personas que venían de camino; si falta alguno, puede llegar también. Vamos ya a orar, vamos a levantar nuestras manos al Cielo; y los que han venido a los Pies de Cristo aquí en esta Ciudad y en este hermoso lugar, repitan conmigo esta oración con nuestros ojos cerrados, y los que están también en otras naciones. Repitan conmigo: ***Señor Jesucristo, escuché la predicación de tu Evangelio y nació tu fe en mi corazón, creo en ti de todo corazón, creo en tu Primera Venida, creo en tu muerte en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de Expiación por mis pecados, creo en tu Nombre como el único nombre dado a los hombres en que podemos ser salvos.*** ***Señor Jesucristo, reconozco que soy pecador y necesito un Salvador, doy testimonio público de mi fe en ti y te recibo como mi único y suficiente Salvador, ten misericordia de mi, salva mi alma, perdona mis pecados y con tu Sangre límpiame de todo pecado y bautízame con Espíritu Santo y Fuego, luego que yo sea bautizado en agua en tu Nombre. Quiero nacer en tu Reino eterno, quiero vivir eternamente. Señor, salva mi alma, Te lo ruego. En tu Nombre eterno y glorioso, Señor Jesucristo. Amén y amén.*** Y con nuestras manos levantadas al Cielo, todos decimos: **¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! Amén y amén.** Pueden ser bautizados en agua en el auditorio o Iglesia que les anunciarán en esta noche, para que así luego Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en ustedes el nuevo nacimiento. En el bautismo en agua la persona se identifica con Cristo en Su muerte, sepultura y resurrección. Así que pueden ser bautizados en agua lo más pronto posible en la Iglesia correspondiente. El ministro aquí presente les va a anunciar auditorios o Iglesias en donde ustedes podrán asistir y ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, para que Jesucristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en ustedes el nuevo nacimiento. Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes, dándoles testimonio de: **“LA RESTAURACIÓN DE ISRAEL.”** Lo mismo que es para Israel, es para cada uno de los seres humanos. Muchas gracias por vuestra amable atención, y continúen pasando una noche llena de las bendiciones del Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, y nos continuaremos viendo por toda la eternidad en el Reino de Dios. Muchas gracias y buenas noches. Con nosotros el reverendo Miguel. Con ustedes el reverendo Miguel Martínez Arellano para indicarles dónde pueden ser bautizados en estos días venideros. Dios les bendiga. “**LA RESTAURACIÓN DE ISRAEL.”**