--- title: 'La Venida del Reino' date: 2005-08-24 activity: 2 place: city: San Luis Potosí state: San Luis Potosi country: MX duration: 00:00:00 public: false youtube: translations: files: --- Muy buenas noches, amables amigos y hermanos presentes aquí en San Luis, Potosí, República Mexicana; es para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final. Para lo cual leemos en la Escritura en San Mateo, capítulo 6, verso 10, donde Cristo dice: “*Venga tu reino.* *Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.”* Y en San Mateo, capítulo 6, verso 33, dice: “*Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.”* Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla. Para esta ocasión nuestro tema es: **“LA VENIDA DEL REINO,”** o sea, la Venida del Reino de Dios a la Tierra. El Reino de Dios del cual habla Jesucristo aquí es el Reino que va a ser establecido en la Tierra, en donde el Trono que será ocupado es llamado: “El Trono de David.” Y el Reino es el Reino de David, porque el Reino de David es nada menos que el Reino de Dios en este planeta Tierra, en medio del pueblo hebreo; y por consiguiente el Trono es el Trono de Dios en la Tierra, Trono terrenal de Dios para gobernar sobre el pueblo hebreo. Vean aquí en Primera de Crónicas, capítulo 28, versos 4 en adelante (4 al 6), cuando el rey David otorgó el trono a Salomón, dice: “*Pero Jehová el Dios de Israel me eligió de toda la casa de mi padre, para que perpetuamente fuese rey sobre Israel; porque a Judá escogió por caudillo, y de la casa de Judá a la familia de mi padre; y de entre los hijos de mi padre se agradó de mí para ponerme por rey sobre todo Israel.* *Y de entre todos mis hijos (porque Jehová me ha dado muchos hijos), eligió a mi hijo Salomón para que se siente en el trono del reino de Jehová sobre Israel.”* Y ahora, Dios aquí le había revelado al rey David que ese Trono, el Trono de David, es nada menos que el Trono del Reino de Jehová sobre el pueblo hebreo. Por lo tanto, ese es el Trono más importante y el Reino más importante, ése es el Reino con el Trono de Dios en la Tierra, en medio del pueblo hebreo; y por consiguiente ése es el único Trono y único Reino que por decreto divino está señalado para gobernar sobre el pueblo hebreo y sobre todas las naciones; y por consiguiente el rey que se sienta en ese Trono por decreto divino gobierna sobre el pueblo hebreo, y gobernará sobre todas las naciones. Es el único reino con el único trono que por decreto divino está señalado para gobernar sobre la raza humana. El Reino de David o Reino de Jehová es el Reino llamado: Reino de David y Trono de David, es el Trono de Dios en esta Tierra. Pero Dios tiene Su Trono en el Cielo. Pero el Trono terrenal de Dios, que es la representación del Trono Celestial, es el Trono de David. Y la representación del Reino Celestial es el Reino de David. Ahora, veamos aquí en el capítulo 29 de Primera de Crónicas, verso 22 en al 23, cuando le dieron por segunda vez la investidura al rey Salomón, dice: “*Y comieron y bebieron delante de Jehová aquel día con gran gozo; y dieron por segunda vez la investidura del reino a Salomón hijo de David, y ante Jehová le ungieron por príncipe, y a Sadoc por sacerdote.* *Y se sentó Salomón por rey en el trono de Jehová en lugar de David su padre, y fue prosperado; y le obedeció todo Israel.”* ¿En qué trono se sentó el rey Salomón? En el Trono de Jehová en lugar de su padre David. Por lo tanto, ya hemos visto cuál es el Trono de ese Reino que será restaurado en este planeta Tierra. Y veamos lo que dice el Arcángel Gabriel acerca de ese Trono en San Lucas, capítulo 1, versos 32 al 33, cuando estuvo hablando a la virgen María, hablándole del niño que la virgen María iba a tener, le dice: “*Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS.* *Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre;* *y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.”* Y ahora, podemos ver que el Reino de David, y por consiguiente el Trono de David lo hereda nuestro amado Señor Jesucristo. Él es el Hijo de David. La virgen María es descendiente del rey David a través del hijo de David: Natán. Y José, el marido de la virgen María es descendiente del rey David por medio de Salomón, el hijo de David; y por consiguiente, Jesús es Hijo de David y heredero al Trono de David. En los días del ministerio de nuestro amado Señor Jesucristo en medio del pueblo hebreo, le preguntaban a Jesús cuándo sería o cuándo vendría el Reino de Dios. Allí estaba el Rey, y por consiguiente ellos esperaban la restauración del Reino de Dios en medio del pueblo hebreo, lo cual es la restauración del Reino de David y el Trono de David. Por eso cuando Jesús entró a Jerusalén, todos estaban muy gozosos alabando a Dios y clamando, clamando todos, porque estaban viendo al Hijo de David, a Jesús entrando a Jerusalén como Rey; pues la Escritura dice que el Mesías entraría a Jerusalén (vendría a Jerusalén, vendría al pueblo hebreo), y dice cómo entraría a la ciudad. Vean aquí en el capítulo 9, verso 9 de Zacarías, dice: “*Alégrate mucho, hija de Sion; da voces de júbilo, hija de Jerusalén; he aquí tu rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna.”* Así entraría el Rey de Israel a Jerusalén. Y ahora, veamos el cumplimiento de esta profecía en aquellos días, dice capítulo 21 de San Mateo, verso 4 en adelante. Dice: “*Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el profeta, cuando dijo:* *Decid a la hija de Sion:* *He aquí, tu Rey viene a ti,* *Manso, y sentado sobre una asna,* *Sobre un pollino, hijo de animal de carga.* *Y los discípulos fueron, e hicieron como Jesús les mandó;* *y trajeron el asna y el pollino, y pusieron sobre ellos sus mantos; y él se sentó encima.* *Y la multitud, que era muy numerosa, tendía sus mantos en el camino; y otros cortaban ramas de los árboles, y las tendían en el camino.* *Y la gente que iba delante y la que iba detrás aclamaba, diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!¡Hosanna en las alturas!”* Las personas sencillas y humildes que iban con Jesús estaban aclamándolo como el Hijo de David, como el Rey que vendría conforme a como había sido prometido, y decían: “*¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!¡Hosanna en las alturas!* *Cuando entró él en Jerusalén, toda la ciudad se conmovió, diciendo: ¿Quién es éste?* *Y la gente decía: Este es Jesús el profeta, de Nazaret de Galilea.”* Y ahora, no lo reconocieron como Rey, la religión hebrea encabezada por el sumo sacerdote con setenta sabios como miembros del concilio del sanedrín, no reconoció a Jesús como el Rey que vendría a ellos; y en Su entrada triunfal lo rechazaron, y rechazaron por consiguiente el Reino que estaba en medio de ellos en la persona de Jesucristo, porque allí estaba el Rey de ese Reino, el heredero al Trono de David y por consiguiente el heredero al Reino de David, que es el Reino de Jehová sobre la Tierra, en medio del pueblo hebreo. De ese reino es que le preguntaban a Jesús, diciéndole a Jesús o preguntándole a Jesús cuándo vendría el Reino de Dios. Cristo les dijo: “El Reino de Dios entre vosotros está.” Y también les dijo: “El Reino de Dios se ha acercado a vosotros.” Pero ellos lo rechazaron y por consiguiente rechazaron todas las bendiciones del Reino de Dios. Ahora, el Reino de Dios tiene dos fases muy importantes: la fase espiritual y la fase física. La fase espiritual es la fase en donde las personas buscan el Reino de Dios y entran al Reino de Dios, conforme a las palabras que Cristo habló a Nicodemo en el capítulo 3 de San Juan, en donde dice a Nicodemo, a este hombre grande, importante, de los hebreos, que vino a Jesús de noche para hablar con Jesús. Dice capítulo 3, verso 1 en adelante, dice: “*Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos.* *Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él.* *Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.* *Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer?* *Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.* *Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.* *No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo.”* Y ahora, siendo que toda persona que ha escuchado acerca del Reino de Dios desea entrar al Reino de Dios y vivir eternamente, y Cristo dice: “Buscad primeramente el Reino de Dios y Su justicia,” ¿para qué? Para entrar al Reino de Dios. Y toda persona desea entrar al Reino de Dios, porque desea vivir eternamente en ese Reino eterno. Y se preguntan las personas: “¿Cómo puedo entrar al Reino de Dios?” Cristo dijo a Nicodemo la forma para entrar al Reino de Dios: naciendo del Agua y del Espíritu. Esto es escuchando la predicación del Evangelio de Cristo y naciendo la fe de Cristo en el alma, y creyendo la persona de todo corazón en Cristo, recibiéndole como su único y suficiente Salvador, y siendo bautizado en agua en Su Nombre. Eso es nacer del agua. Y nacer del Espíritu es nacer del Espíritu Santo, porque Cristo bautiza a toda persona que lo recibe como Salvador, lo bautiza con Espíritu Santo y Fuego, y produce en la persona el nuevo nacimiento. Y así la persona nace en el Reino de Dios, nace en ese Reino eterno, y por consiguiente nace a una nueva vida, a la Vida eterna con Cristo en Su Reino eterno. Esa es la fase espiritual del Reino de Dios, y la entrada al Reino de Dios. En palabras más claras: todos los que van a estar en el Reino de Dios literal que será establecido en este planeta Tierra, primero han estado en la fase espiritual, que es la fase de la profesión Cristiana, la fase en donde las personas escuchan la predicación del Evangelio de Cristo, creen en Cristo como Salvador, dan testimonio público de su fe en Cristo y lo reciben como Salvador, son bautizados en agua en Su Nombre, y Cristo los bautiza con Espíritu Santo y Fuego, y produce en las personas el nuevo nacimiento. La persona nació en el Reino de Dios, entró al Reino de Dios, ya es un miembro del Reino de Dios, y ya ha asegurado su futuro eterno con Cristo en Su Reino eterno; por consiguiente cuando el Reino de Dios literalmente sea establecido en la Tierra, esa persona también estará en ese Reino literal. Y ahora, el Reino en su fase espiritual es el Cristianismo, es la persona estar en la Iglesia del Señor Jesucristo, y por consiguiente estar en el Cristianismo sirviendo a Dios por medio de Jesucristo nuestro Salvador, y viviendo conforme a Su Palabra, conforme a las Leyes divinas; y así esa persona pertenece al pueblo de Dios, a la Iglesia del Señor Jesucristo; y por consiguiente esa persona está dentro del Reino de Dios, y tiene Vida eterna. Y ahora, la parte física del Reino de Dios prometido para venir a la Tierra y ser establecido en este planeta Tierra, será esa parte el establecimiento de este Reino en la Tierra, después de la gran tribulación. Después de la gran tribulación será establecido el Reino de Dios en la Tierra, y por consiguiente todos los que en la fase espiritual estuvieron en el Reino de Dios, estarán también en la fase física, para con Cristo estar como Reyes y como Sacerdotes reinando sobre todas las naciones, incluyendo el pueblo hebreo. Y Cristo estará sobre el Trono de David reinando sobre el pueblo hebreo, ahí estará el Mesías Príncipe, el Mesías hebreo sobre el Trono de David al cual Él es heredero. Y nosotros somos coherederos con Cristo de ese Reino y de ese Trono, por consiguiente yo estaré con Cristo en Su Trono y en Su Reino, reinando por mil años y luego por toda la eternidad. ¿Y quién más? Cada uno de ustedes también, porque somos coherederos con Cristo de ese Reino, de ese Trono y de todas las bendiciones que hay en ese Reino de Dios que será establecido en este planeta Tierra. Ese es un Reino Universal, porque no solamente gobernará sobre el pueblo hebreo sino sobre todas las naciones. Es un Reino que tiene mandato divino para reinar sobre toda la humanidad; y por consiguiente el Rey de ese Reino tiene el mandato divino para gobernar sobre toda la raza humana. Vean aquí en el Salmo número 2, verso 6 en adelante, dice: “*Pero yo he puesto mi rey* *Sobre Sion, mi santo monte.* *Yo publicaré el decreto;* *Jehová me ha dicho:* *Mi hijo eres tú;* *Yo te engendré hoy.* *Pídeme, y te daré por herencia las naciones,* *Y como posesión tuya los confines de la tierra.”* O sea, que todas las naciones serán dadas al Rey de ese Reino de Dios que será establecido en la Tierra. “*Los quebrantarás con vara de hierro;* *Como vasija de alfarero los desmenuzarás.”* Y Dios ha dicho que el Mesías Príncipe, que es la Piedra no cortada de la profecía de Daniel, capítulo 2, dice que quebrantará con vara de hierro a todas las naciones. Y ahora, eso concuerda con las palabras de Daniel, capítulo 2, donde dice interpretándole este sueño al rey Nabucodonosor, el sueño de la estatua de la imagen que el rey vio. Ahora, vean aquí en el capítulo 2, verso 34 al 35, dice: “*Estabas mirando, hasta que una piedra fue cortada, no con mano, e hirió a la imagen en sus pies de hierro y de barro cocido, y los desmenuzó.* *Entonces fueron desmenuzados también el hierro, el barro cocido, el bronce, la plata y el oro, y fueron como tamo de las eras del verano, y se los llevó el viento sin que de ellos quedara rastro alguno. Mas la piedra que hirió a la imagen fue hecha un gran monte que llenó toda la tierra.”* Y ese monte que llena toda la Tierra es el Reino del Mesías hebreo, el Reino de nuestro amado Señor Jesucristo. Él establecerá Su Reino en este planeta Tierra y cubrirá, llenará toda la Tierra. Todas las naciones estarán gobernadas por el Mesías Príncipe en ese Reino de Dios que será restaurado en la Tierra en medio del pueblo hebreo. Y el Trono de David sobre el cual estará sentado el Mesías será el que gobernará sobre todas las naciones. El Mesías sobre el Trono de David, por consiguiente ése es un Reino universal, el Reino del Mesías, el Reino de Dios que será restaurado en este planeta Tierra, en medio del pueblo hebreo. Jerusalén será la capital del mundo y todo el territorio de Israel será el Distrito Federal. Es una promesa divina para el pueblo hebreo y para la raza humana, porque bajo ese Reino es que el pueblo hebreo tendrá la paz que tanto anhela, la paz de Dios; y estará bajo el Nuevo Pacto, ese Reino estará bajo el Nuevo Pacto, y por consiguiente Cristo, el Príncipe de Paz le dará bajo el Nuevo Pacto, la Paz del Nuevo Pacto al pueblo hebreo; y del pueblo hebreo la Paz será extendida a todas las naciones; por consiguiente la Paz para Israel está en el Reino de Dios prometido para venir; la Paz que en ese Reino el Mesías dará al pueblo hebreo bajo el Nuevo Pacto, el Pacto de Paz, y de en medio del pueblo hebreo la extenderá a todas las naciones. Por lo tanto, la Paz que tanto anhela el pueblo hebreo, y la paz que tanto anhela la humanidad, todas las naciones, vean dónde está: está bajo del Nuevo Pacto, el Pacto de Paz en el Reino de Dios que será restaurado en este planeta Tierra. Pero por cuanto el Reino de Dios en su fase espiritual está manifestado en los creyentes en Cristo, por consiguiente Cristo está como Rey *acá* en el Trono de nuestro corazón, de nuestra alma, y nos ha dado Su Paz. Él dijo: “Mi Paz os dejo, mi Paz os doy; no como el mundo la da, Yo os la doy.” \[San Juan 14:27\] Por lo tanto, la Paz de Cristo prometida para los creyentes en Él, ya está *acá* en el alma; pero habrá una paz física terrenal en esta Tierra, pero será en el Reino del Mesías, el Reino del Mesías que será restaurado en este planeta Tierra. La Escritura dice que no hay paz para el impío \[Isaías 57:21\]. Por lo tanto, el reino terrenal que en la actualidad gobierna las naciones, no tiene paz y no puede otorgarle paz a las naciones. Y cuando digan, cuando crean que obtendrán la paz y digan: “Paz y seguridad,” entonces vendrá destrucción repentina; y no escaparán; vendrá destrucción repentina como los dolores a la mujer encinta y no escaparán. Eso está en Primera de Tesalonicenses, capítulo 5, verso 1 al 10. Por lo tanto, la paz que está buscando la humanidad por medio de tratados humanos no es la paz verdadera, no es la paz de Dios, es una paz que cuando crean que la han obtenido, luego vendrá destrucción repentina sobre ellos, o sea, una tercera guerra mundial, la cual será atómica y no escaparán; y eso será lo que va a contribuir para que en la Tierra haya un día ardiente como un horno, y todos los soberbios y todos los que hacen maldad serán estopa, dice Malaquías, capítulo 4, verso 1. “Y no les dejará ni raíz ni rama.” Por lo tanto, eso corresponde al tiempo de la gran tribulación donde los juicios divinos caerán sobre el Reino de los gentiles que estará siendo gobernado por el anticristo, por el hombre de pecado. Por lo tanto, no habrá paz para el mundo, no habrá paz para las naciones y no habrá paz para las personas que no han recibido a Cristo como Salvador, porque no habrá paz para el impío dice la Escritura. Aunque traten de conseguir la paz, cuando crean que la han obtenido vendrá destrucción repentina, dice San Pablo en Primera de Tesalonicenses, capítulo 5, verso 1 al 10. Pero para los hijos e hijas de Dios creyentes en Cristo que ya tienen la paz de Cristo en su alma, dice: “*Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os sorprenda como ladrón.* *Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas.”* Por lo tanto, no somos del reino de las tinieblas, no somos de la noche, no somos de la oscuridad. Por lo tanto, esos dolores que vendrán como a la mujer encinta, no serán para los creyentes en Cristo, sino para el mundo con sus reinos terrenales. “*Por tanto, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios.* *Pues los que duermen, de noche duermen, y los que se embriagan, de noche se embriagan.* *Pero nosotros, que somos del día, seamos sobrios, habiéndonos vestido con la coraza de fe y de amor, y con la esperanza de salvación como yelmo.* *Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo.”* Por lo tanto, Dios no nos ha puesto para permanecer aquí en la gran tribulación; cuando comience la gran tribulación, antes de eso Él nos llevará de aquí de la Tierra, nos transformará y nos llevará con Él a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo, a esa gran Fiesta a la cual hemos sido convidados. Y por consiguiente no pasaremos por ese día ardiente como un horno, no pasaremos por la gran tribulación donde los juicios divinos serán derramados sobre la raza humana. ¿Por qué? Porque hemos recibido a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador, y le hemos pedido perdón a Cristo por nuestros pecados, Él ha perdonado nuestros pecados y con Su Sangre nos ha limpiado de todo pecado, y hemos sido bautizados en agua en Su Nombre, en donde nos hemos identificado con Su muerte, sepultura y resurrección; porque toda persona que recibe a Cristo como Salvador muere al mundo. Y toda persona que luego es bautizada en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, cuando el ministro lo sumerge en las aguas bautismales, está siendo sepultado el viejo hombre, está siendo sepultado como Cristo fue sepultado; y luego cuando el ministro lo levanta de las aguas bautismales, la persona está resucitando a una nueva vida como Cristo resucitó para no morir más, para vivir eternamente. Por lo tanto, en el bautismo en agua, el recibir a Cristo y ser bautizados en agua en Su Nombre, estamos representados o estamos identificándonos con Cristo en Su muerte, sepultura y resurrección. Por eso Él dijo: “*Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.* *El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”* Tan simple como eso (San Marcos, capítulo 16, versos 15 al 16). Cuando se predica el Evangelio de Cristo dando a conocer el misterio de la Primera Venida de Cristo y Su muerte en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de la Expiación por nuestros pecados, nace la fe de Cristo en el alma de la persona, nace la fe de Cristo, el Hijo de Dios, cree la persona en Cristo de todo corazón; y luego le toca dar testimonio público de su fe en Cristo recibiéndolo como su único y suficiente Salvador, entregándole su vida a Cristo, para que Cristo lo reciba, lo perdone y con Su Sangre lo limpie de todo pecado, y sea luego bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo lo bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca el nuevo nacimiento en la persona; y luego la persona nace por consiguiente en un Reino Nuevo, en el Reino de Cristo, el Reino de Dios, nace a una nueva vida, a la Vida eterna con Jesucristo en Su Reino eterno; y ya entró al Reino de Dios, como dijo Cristo a Nicodemo: “De cierto, de cierto te digo, que el que no nazca del Agua y del Espíritu no puede entrar al Reino de Dios.” Y hemos visto lo que es nacer del Agua y del Espíritu: nacer de la predicación del Evangelio de Cristo, y recibir a Cristo como Salvador y ser bautizado en agua en Su Nombre arrepentidos de nuestros pecados; y nacer del Espíritu es recibir el Espíritu de Cristo, y así obtener el nuevo nacimiento. Así obtenemos el nuevo nacimiento, así nacemos de nuevo y nacemos por consiguiente a la Vida eterna en el Reino eterno de Jesucristo. Esa es la fase espiritual del Reino de Dios y de la entrada al Reino de Dios de millones de seres humanos que han recibido a Cristo como su único y suficiente Salvador. Cristo en la parábola del hombre que le preparó cena de boda a su hijo dice que los que eran dignos no quisieron ir a la cena, y envió a su siervo con sus siervos por todos los lugares, y todas las plazas y por los caminos, y por los vallados, a buscar personas para que entraran al Reino de Dios, para que entraran a la casa y se llenara la casa para llevarse a cabo la gran Cena de Boda. Y luego que el siervo, que es el Espíritu Santo, regresó diciendo que se había hecho como él había ordenado, y todavía había lugar; le fue dicho: “Ve por los caminos y vallados, y busca a los cojos, a los mancos y a los ciegos, a todos, y fuérzalos a entrar, para que se llene mi casa.” Y fue el siervo, el Espíritu Santo con los Mensajeros, con los siervos llevando el Mensaje, y luego se llenó la Casa de Dios, o sea, la Iglesia del Señor Jesucristo se completó. Estamos en el tiempo del llamado final, de ese llamado final en donde todavía hay lugar en la Casa de Dios, la Iglesia del Señor Jesucristo; y han sido enviados los Mensajeros de Dios, el Espíritu Santo ha enviado Su Mensajero final con los Mensajeros que en el tiempo final estarían brazo a brazo con ese Mensajero de Cristo, y han estado buscando por los caminos y collados, y por todos los lugares a todos los que desean entrar a las bodas, a la Cena de las Bodas del Cordero, a todos los que desean entrar al Reino de Dios para estar en la gran Fiesta de la Cena de las Bodas del Cordero, y por consiguiente entrar al Reino de Dios. Estamos en ese llamado final, y ya son miles los que han entrado y todavía continúan entrando. Ya yo escuché la Voz, el llamado del Espíritu Santo y entré a la Casa de Dios, la Iglesia del Señor Jesucristo. ¿Y quién más? Cada uno de ustedes también. Si hay alguna persona que todavía no ha entrado a la Casa de Dios, la Iglesia del Señor Jesucristo, y por consiguiente no ha entrado al Reino de Dios en la fase espiritual en que se encuentra, puede en estos momentos entrar, ¿cómo? Ya ha escuchado la predicación del Evangelio de Jesucristo, ha escuchado que Jesucristo es el Hijo de Dios que vino a este planeta Tierra para morir en la Cruz del Calvario, como el Sacrificio de Expiación por nuestros pecados. Y ahora, ya el ser humano no necesita sacrificar animalitos por sus pecados, porque ya fue sacrificado el Cordero de Dios, que es Jesucristo nuestro Salvador. Juan cuando lo vio dijo: “He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo (señalando a Jesucristo).” \[San Juan 1:29\] Y ahora, ya Cristo murió por nosotros en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de la Expiación por nuestros pecados, para que todos podamos obtener el perdón de nuestros pecados y ser limpios de todo pecado con Su Sangre, y ser bautizados en agua en Su Nombre, y recibir Su Espíritu Santo y obtener el nuevo nacimiento y por consiguiente obtener la reconciliación con Dios; y estar reconciliados con Dios para vivir por toda la eternidad en Su Reino eterno. Ése es el único Reino que tiene Vida eterna, el Reino de Dios. Por lo tanto, si alguno todavía no ha entrado al Reino de Dios y desea entrar al Reino de Dios de todo corazón, puede hacerlo a través de nuestro amado Señor Jesucristo recibiéndolo como su único y suficiente Salvador, dando testimonio público de su fe en Cristo. Ya la fe de Cristo nació en vuestra alma, en vuestro corazón, ya usted está creyendo en Cristo de todo corazón; porque la fe viene por el oír la Palabra de Dios, el Evangelio de Cristo; y con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. En estos momentos usted tiene la oportunidad de confesar públicamente a Cristo como su único y suficiente Salvador, o sea, dar testimonio público de su fe en Cristo, para salvación. Por lo tanto, tiene la oportunidad en estos momentos, puede venir acá al frente para dar testimonio público de su fe en Cristo, recibiendo a Cristo como vuestro único y suficiente Salvador, entregando Su vida a Jesucristo para que Él le dé la salvación y Vida eterna, para que así usted entre al Reino de Dios en la fase espiritual en que se encuentra en este tiempo. Pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo los que faltan por venir a los Pies de Cristo, para que Cristo le dé la entrada al Reino de Dios, para que entre al Reino de Dios a través de la Puerta, que es Cristo nuestro Salvador. Cristo dijo: “Yo Soy la Puerta, el que por mí entrare será salvo.” \[San Juan 10:10\] Por lo tanto, Cristo es la Puerta al Reino de Dios. Cristo dijo en San Juan, capítulo 10, verso 9 que Él es la Puerta. Y en San Juan, capítulo 14, verso 6, Él dijo: “Yo Soy el Camino, la Verdad y la Vida; y nadie viene al Padre sino por mí.” Por lo tanto, usted no puede llegar a Dios, y usted no puede entrar al Reino de Dios, a menos que sea a través de Jesucristo nuestro Salvador. También encontramos que para el ser humano ser reconciliado con Dios tiene que tener un Sacrificio por sus pecados, y el Sacrificio por nuestros pecados es el Sacrificio de Cristo en la Cruz del Calvario, para por medio de ese Sacrificio ser reconciliados con Dios. Cristo dijo en San Mateo, capítulo 10, versos 32 al 33, de la siguiente manera: “*A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos.* *Y a cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también le negaré delante de mi Padre que está en los cielos.”* Si le negamos, Él nos negará delante de nuestro Padre Celestial que está en los Cielos. Si lo confesamos, Él nos confesará delante de nuestro Padre Celestial como personas que hemos creído en Él y lo hemos recibido como nuestro único y suficiente Salvador, y el Padre nos dará la entrada a Su Reino eterno, y por consiguiente obtendremos la Vida eterna, y así aseguraremos nuestro futuro eterno con Jesucristo en Su Reino eterno. Tenemos que asegurar nuestro futuro eterno con Cristo en Su Reino eterno. Nuestra vida terrenal es corta, pero fue dada para que nosotros estando en esta Tierra escuchemos la predicación del Evangelio de Cristo y creamos y obedezcamos a la Palabra de Dios, el Evangelio de Cristo, y recibamos a Cristo como nuestro Salvador, y obtengamos el perdón de nuestros pecados, seamos rociados con la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador: para eso es que Dios lo envió a usted a vivir en este planeta Tierra. Usted necesita comprender el motivo de su existencia en este planeta Tierra, para que así pueda escuchar y creer en Cristo y recibirlo como su único y suficiente Salvador. El motivo de nuestra existencia en la Tierra es para que nosotros escuchemos la predicación del Evangelio de Cristo, creamos en Él, lo recibamos como nuestro Salvador, pidamos perdón a Cristo por nuestros pecados, Él nos perdone, con Su Sangre nos limpie de todo pecado, seamos bautizados en agua en Su Nombre, y Él nos bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en nosotros el nuevo nacimiento; y así todos nazcamos en el Reino de Dios, y obtengamos por consiguiente la Vida eterna, y así estemos seguros en el Reino de Dios. Y cuando el Reino de Dios literalmente sea establecido en la Tierra, ahí yo estaré. ¿Y quién más? Cada uno de ustedes también. Por lo tanto, no hay otra cosa más importante que el ser humano pueda hacer, que recibir a Cristo como su único y suficiente Salvador. De todas las decisiones grandes que el ser humano hace hay solo una que es la más grande, es esa la única decisión que coloca al ser humano en la Vida eterna, y esa decisión es recibir a Cristo como su único y suficiente Salvador. No hay otra decisión que coloque al ser humano en la Vida eterna. Todavía hay más personas que quieren entrar al Reino de Dios porque quieren vivir eternamente con Cristo en Su Reino, y vamos a darle la oportunidad que lleguen hasta este lugar para orar por ustedes, para que ustedes así den testimonio público de vuestra fe en Cristo, recibiéndole como vuestro único y suficiente Salvador. Los que están en otras naciones a través de internet o del satélite, también pueden venir a los Pies de Cristo, y yo estaré orando por ustedes también, quedarán incluidos en esta oración que estaré haciendo. Así que los que están en otras naciones en estos momentos escuchando la predicación del Evangelio de Cristo, pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo en esta noche, en esta ocasión, para que Cristo les reciba en Su Reino, les perdone y con Su Sangre les limpie de todo pecado. Todavía continúan viniendo a los Pies de Cristo más personas aquí en el lugar donde estamos reunidos, aquí en el Auditorio Miguel Barragán, en San Luis, Potosí, República Mexicana. Y también en las demás naciones continúan viniendo a los Pies de Cristo más personas. Por lo tanto, pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo los que faltan por venir en las demás naciones que están a través de internet o del satélite o de algún otro medio de comunicación. Los niños de diez años en adelante también pueden venir a los Pies de Cristo para que Cristo les reciba en Su Reino. Cristo dijo: “Dejad a los niños venir a mí y no se lo impidáis porque de los tales es el Reino de los Cielos.” Por lo tanto, Cristo tiene lugar en Su Reino para los niños también. Pueden venir los niños de diez años en adelante a los Pies de Cristo, pues ya tienen edad en la cual tienen conocimiento del bien y del mal. Todavía continúan viniendo más personas a los Pies de Cristo porque Dios tiene mucho pueblo en esta ciudad de San Luis, Potosí, y los está llamando. Si oyes hoy Su Voz, no endurezcas tu corazón. Dice San Pablo en Hebreos, capítulo 3, verso 7; y hebreos, capítulo 4, verso 7. Por lo tanto, es la Voz de Cristo por medio de la predicación del Evangelio de Cristo llamándote, ¿para qué? Para que entres al Reino de Dios, para que así tengas asegurado tu futuro eterno con Jesucristo en Su Reino eterno. Vamos a estar puestos en pie mientras llegan las demás personas que faltan por venir a los Pies de Cristo. Daremos unos segundos y luego oraremos por las personas que han venido a los Pies de Cristo aquí, y también por los que han venido a los Pies de Cristo en las demás naciones que están a través de internet o del satélite. Algunas veces hay personas que son tímidas y luego de escuchar la predicación del Evangelio de Cristo, nace la fe de Cristo en su alma, en su corazón, creen de todo corazón en Cristo. Pero cuando les toca pasar al frente para dar testimonio público de su fe en Cristo son tímidos y les da timidez, y también les da vergüenza de que lo vean pasar al frente para recibir a Cristo como su único y suficiente Salvador. Cristo dijo “El que se avergonzare de mí delante de los hombres, el Hijo del Hombre se avergonzará de él delante de los Ángeles de Dios.” Por lo tanto, no nos podemos avergonzar de Cristo para recibirlo como nuestro único y suficiente Salvador. No queremos que Cristo se avergüence de nosotros, por lo tanto, damos testimonio público de nuestra fe en Cristo, recibiéndole como nuestro único y suficiente Salvador. Todos queremos vivir eternamente con Cristo en Su Reino. Todavía si falta alguna persona puede venir, pase al frente y diga: “Yo he creído, he escuchado la predicación del Evangelio de Cristo, nació la fe de Cristo en mi alma, creo en Cristo de todo corazón y paso al frente y doy testimonio público de mi fe en Cristo, y lo recibo como mi único y suficiente Salvador.” Y Cristo delante del Padre Celestial da testimonio público (delante del Padre Celestial y de Sus Ángeles), y dice delante del Padre: “Esta persona ha creído en mí, y me ha recibido como su único y suficiente Salvador. Padre, recíbelo en Tu Reino.” Y el Padre le recibe en Su Reino eterno. Vamos ya a orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo. Todavía vienen más personas de camino, vamos a dar unos segundos en lo que llegan. En el Cielo hay gozo en esta noche, pues Cristo dijo que cuando un pecador se arrepiente hay gozo en el Cielo, y en esta noche son muchos los que han venido a los Pies de Cristo arrepentidos de sus pecados. Por lo tanto, el gozo es grande en el Cielo, el nombre de ustedes está escrito en el Cielo, en el Libro de la Vida. Por esa causa ustedes han escuchado, han creído en Cristo, porque nació la fe de Cristo en su alma y han venido para dar testimonio público de vuestra fe en Cristo, y darle su alma, su espíritu, su cuerpo a Cristo, para que Cristo lo reciba y le dé la salvación y Vida eterna. Venimos a los Pies de Cristo para que Él nos dé la Vida eterna. ¿Qué otra persona puede darle a usted la Vida eterna? No hay otra persona, solamente Jesucristo. La exclusividad de la Vida eterna Dios la ha dado a Jesucristo. Toda persona que quiere la Vida eterna, la recibe gratuitamente a través de Jesucristo. Cristo tiene mucho pueblo en esta ciudad, por eso es que están viniendo a los Pies de Cristo: porque Cristo tiene mucho pueblo en esta ciudad. Usted no sabía que su nombre estaba escrito en el Cielo, en el Libro de la Vida, pero en esta noche sí lo sabe, y usted ha escuchado la Voz de Cristo por esa causa. Todavía si falta alguna persona por venir, puede venir. Veo que vienen más personas de camino, es que Dios tiene mucho pueblo en esta ciudad, y los está llamando y están viniendo a los Pies de nuestro amado Señor Jesucristo. La ciudad de San Luis, Potosí, es bienaventurada porque tiene muchos hijos e hijas de Dios. Por amor a esos hijos e hijas de Dios, Dios envía bendición sobre esta ciudad y sobre la ciudades cercanas que también tienen hijos e hijas de Dios; y también sobre toda la República Mexicana, porque Dios tiene muchos hijos e hijas en la República Mexicana. Si falta alguna persona por venir a los Pies de Cristo, puede venir, ya vamos a orar por los que han venido a los Pies de Cristo, rendidos a Él. Vamos a levantar nuestras manos. Si todavía falta alguno aquí o en las naciones que están a través de internet, pueden venir a los Pies de Cristo, si falta alguno. Vamos a orar, levantemos nuestras manos a Cristo al Cielo, los que están aquí presentes y los que están en otras naciones, y los que han venido a los Pies de Cristo. Con nuestros ojos cerrados, y todos con nuestros ojos cerrados (los que están en la congregación también), y nuestras manos levantadas a Cristo, repitan conmigo esta oración los que han venido a los Pies de Cristo en esta noche. ***Señor Jesucristo, he escuchado la predicación de Tu Evangelio, y ha nacido Tu fe en mi alma, en mi corazón, creo en Ti de todo corazón, creo en Tu Primera Venida, creo en Tu muerte en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de la Expiación por mis pecados. Reconozco que soy pecador.*** ***Señor Jesucristo, reconozco que necesito un Salvador, creo que Tú eres mi Salvador, doy testimonio público de mi fe en Ti, y Te recibo como mi único y suficiente Salvador.*** ***Señor Jesucristo, Te ruego perdones mis pecados y con Tu Sangre me limpies de todo pecado, y me bautices con Espíritu Santo y Fuego, luego que yo sea bautizado en agua en Tu Nombre. Y produzcas en mí el nuevo nacimiento. Quiero entrar a Tu Reino, quiero nacer en Tu Reino, quiero nacer en la Vida eterna, quiero vivir Contigo por toda la eternidad.*** ***Señor Jesucristo, Hijo de Dios, Ten Misericordia de mí, salva mi alma. En Tus Manos encomiendo mi alma. En Tu Nombre eterno y glorioso. Señor Jesucristo. Amén y amén.*** Y con nuestras manos levantadas a Cristo al Cielo, todos decimos: **¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado!** **¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado!** **¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! Amén y amén.** Cristo les ha recibido en Su Reino, ha perdonado vuestros pecados y con Su Sangre les ha limpiado de todo pecado, porque ustedes escucharon la predicación del Evangelio de Cristo, nació la fe de Cristo en vuestra alma, creyeron en Él de todo corazón y lo recibieron como vuestro único y suficiente Salvador, arrepentidos de vuestros pecados. Y ahora, ustedes me dirán: “Cristo dijo: ‘Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura, el que creyere y fuere bautizado será salvo.’ Yo escuché y creí, y ahora me falta ser bautizado en agua en Su Nombre, ¿cuándo me pueden bautizar? Quiero ser bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo lo más pronto posible.” Por cuanto ustedes han creído en Cristo de todo corazón, lo han recibido como vuestro Salvador, han entregado su vida a Cristo, bien pueden ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo en estos momentos. Para lo cual pregunto al ministro aquí, Reverendo Pedro Martínez Aguilar si hay agua: hay agua, hay bautisterios en ambos lados. ¿Hay ropas bautismales también? Hay ropas bautismales también. ¿Hay vestidores de ropa, dónde cambiarse de ropa y colocarse las ropas bautismales? También hay vestidores de ropas a ambos lados. ¿Hay personas también que les bautizarán en el Nombre del Señor Jesucristo en agua? También hay personas que les bautizarán en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, donde ustedes se identificarán con Cristo en Su muerte, sepultura y resurrección. ¿Hay personas que les ayudarán también a llegar a los vestidores? También hay personas que les ayudarán y también cuidarán de vuestras ropas. Por lo tanto, bien pueden ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo en estos momentos. ***Y que Jesucristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego y produzca en ustedes el nuevo nacimiento. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.*** ***Y a vuestros familiares Cristo los traiga a Sus Pies y les dé también la salvación y Vida eterna para que estén con ustedes en el Reino eterno de Jesucristo por toda la eternidad. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.*** Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, dándoles testimonio de la Venida del Reino de Dios. Muchas gracias por vuestra amable atención amables amigos y hermanos presentes. ***Y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego, luego que ustedes sean bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.*** Dejo al Reverendo Pedro Martínez Aguilar para que les indique hacia dónde caminar las damas para colocarse las ropas bautismales y ser bautizadas en agua en el Nombre del Señor Jesucristo; y hacia dónde caminar los caballeros para colocarse las ropas bautismales y ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo. Que Dios les continúe bendiciendo a todos. Con nosotros el Reverendo Pedro Martínez Aguilar. “**LA VENIDA DEL REINO.”**