--- title: 'El Tiempo de la Cosecha' date: 2005-07-14 activity: 1 place: city: Governador Valadares state: Minas Gerais country: BR duration: 00:00:00 public: false youtube: translations: files: --- Muy buenas noches, Reverendo, Pastor Carlos Enrique de Souza, y todos los pastores aquí presentes, y a toda esta Iglesia Pentecostal Eben-ezer, y a todos los presentes; que las bendiciones de Jesucristo, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también. Para esta ocasión leemos en el Evangelio según San Mateo, en el capítulo 13, versos 36 en adelante: “*Entonces, despedida la gente, entró Jesús en la casa; y acercándose a él sus discípulos, le dijeron: Explícanos la parábola de la cizaña del campo.* *Respondiendo él, les dijo: El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre.* *El campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del reino, y la cizaña son los hijos del malo.* *El enemigo que la sembró es el diablo; la siega es el fin del siglo; y los segadores son los ángeles.* *De manera que como se arranca la cizaña, y se quema en el fuego, así será en el fin de este siglo.* *Enviará el Hijo del Hombre a sus ángeles, y recogerán de su reino a todos los que sirven de tropiezo, y a los que hacen iniquidad,* *y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes.* *Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre. El que tiene oídos para oír, oiga.”* Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla. Para esta ocasión nuestro tema es: “EL TIEMPO DE LA SIEGA,” o sea: **“EL TIEMPO DE LA COSECHA.”** Cristo abriendo Su boca enseñaba en parábolas a las personas las cosas del Reino de Dios. Esta parábola, encontramos que contiene misterios del Reino de Dios. En este mismo pasaje del capítulo 13, versos 34 al 35, dice: “*Todo esto habló Jesús por parábolas a la gente, y sin parábolas no les hablaba;* *para que se cumpliese lo dicho por el profeta, cuando dijo:* *Abriré en parábolas mi boca;* *Declararé cosas escondidas desde la fundación del mundo.”* Por cuanto en estas parábolas de Jesucristo están siendo habladas cosas que han estado escondidas desde la fundación del mundo, tenemos que prestar atención a las parábolas del Señor Jesucristo. Esta parábola del Señor Jesucristo, en donde nos habla del trigo y nos habla de la cizaña, y nos habla del fin del tiempo, y nos habla de la gran cosecha, y nos habla de los Ángeles del Hijo del Hombre que son enviados para realizar esa labor de esa gran cosecha. Por lo tanto, en esa parábola Jesucristo señala el tiempo también para el cumplimiento de la siega o cosecha; por lo tanto, tenemos que estar apercibidos para poder ver y comprender este misterio, y el cumplimiento de este misterio, de esta parábola para este tiempo final. Siendo que nos habla del tiempo de la siega, tenemos que tomar, prestar atención a las palabras de Proverbios, capítulo 10, verso 5, donde nos dice: “*El que recoge en el verano es hombre entendido;* *El que duerme en el tiempo de la siega es hijo que avergüenza.”* Por lo tanto, no podemos estar dormidos en el tiempo de la siega, tenemos que estar despiertos, porque es el tiempo más glorioso de todos los tiempos. Encontramos en esto de la agricultura, que es un tiempo muy hermoso: preparar el terreno, ararlo, luego sembrar las semillas, luego ver cómo crecen las semillas; si no hay lluvia, echarle agua, todo eso es hermoso, es una parte del trabajo. San Pablo decía: “Yo sembré, Apolo regó, pero uno es el que da el crecimiento (o sea, Dios).” Y ahora, todo esto es aplicado a la Iglesia del Señor Jesucristo. Cristo dijo en San Juan, capítulo 12, verso 24, comparándose con un grano de trigo; porque Jesucristo es la simiente de Dios, la cual se multiplicaría, así como un grano de trigo se multiplica; pero tiene que ser conforme al programa de reproducción. Por lo tanto, Cristo comparándose con un grano de trigo, dice: “Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, él solo queda; pero si cae en tierra y muere, mucho fruto lleva (o sea, muchos granos de trigo). Así como el grano de trigo que es sembrado en tierra nace en la forma de una planta de trigo, y luego en esa planta de trigo lleva muchos granos de trigo, y luego en el tiempo del verano viene la cosecha. En el tiempo del verano es el tiempo de la siega. En el tiempo del verano está señalando el tiempo de la Venida del Reino de Dios, para recoger todo el fruto, todos los hijos e hijas de Dios en el Reino de Dios. Y ahora, en lo espiritual (que es lo primero) encontramos que Cristo murió como el grano de trigo, también fue mecido el domingo de resurrección como las primicias; y luego encontramos que el Día de Pentecostés, allí ciento veinte creyentes en Cristo recibieron el Espíritu de Cristo y obtuvieron el nuevo nacimiento, nacieron en el Reino de Dios, y por consiguiente nacieron a la Vida eterna como grano de trigo, como hijos e hijas de Dios, y allí nació la Iglesia gloriosa del Señor Jesucristo; allí nació la Planta de Trigo, que es el producto de Cristo, el Grano de Trigo que murió. Y ahora, todos los granos de trigo ¿dónde van a estar? ¿Dónde usted consigue grano de trigo? ¿En un árbol de aguacate? No. ¿En un árbol de naranjas? No, sino en una planta de trigo. ¿Y dónde usted consigue hijos e hijas de Dios nacidos de nuevo? En la Iglesia del Señor Jesucristo. La Iglesia del Señor Jesucristo es lo más grande que Cristo tiene en la Tierra, porque es el Cuerpo Místico de Jesucristo; así como una planta de trigo es el cuerpo del grano de trigo que fue sembrado para reproducirse en muchos granos de trigo. Y Jesucristo, el Grano de Trigo, el Hijo de Dios, se reproduce en hijos e hijas de Dios, en Su Iglesia, que es la Planta de Trigo. Y ahora, encontramos que todo esto se ha estado moviendo en la esfera espiritual, han estado naciendo en la Iglesia del Señor Jesucristo millones de hijos e hijas de Dios, por lo tanto, millones de granos de trigo. Ninguna persona puede nacer de nuevo fuera de la Iglesia del Señor Jesucristo, es imposible; tiene que nacer en la Iglesia del Señor Jesucristo, que es la Planta de Trigo; como los granos de trigo no pueden nacer en un árbol de aguacate o en un árbol de mango o en un árbol de naranja, tienen que nacer en la planta de trigo. Por lo tanto, cada simiente tiene que reproducirse de acuerdo a lo que es. Y ahora, la Iglesia del Señor Jesucristo siendo el Cuerpo Místico de Cristo, es la Planta de Trigo; y los granos de trigo ¿quiénes son? Todos nosotros. Y ahora, encontramos que por dos mil años en la esfera espiritual ha estado sucediendo eso, millones de seres humanos han estado naciendo de nuevo del Agua y del Espíritu, de la predicación del Evangelio de Cristo y del Espíritu Santo, y así han nacido como granos de trigo en la Planta de Trigo, la Iglesia del Señor Jesucristo. Ahora vean, una cosa tan grande como esa, Cristo la representó en un grano de trigo siendo sembrado en tierra, y reproduciéndose en muchos granos de trigo a través de la planta de trigo. Y ahora, Cristo representa a todos los creyentes en Él en granos de trigo, y como individuos también son plantas de trigo; y la Iglesia del Señor Jesucristo es la planta de trigo. Y ahora, podemos ver que con esa parábola tan sencilla Cristo ha mostrado un misterio muy grande del Reino de Dios, ha mostrado el misterio de la Creación de una Nueva Raza con Vida eterna. Esa Nueva Raza está compuesta por todos los creyentes en Cristo, son hijos e hijas de Dios, como Jesucristo es el Hijo de Dios; Jesucristo siendo el Hijo de Dios, se reproduce en hijos e hijas de Dios. Y ahora, podemos ver porqué también Jesucristo ordenó a Sus discípulos a ir por todo el mundo y predicar el Evangelio a toda criatura. “Y el que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.” Eso está en San Marcos, capítulo 16, versos 15 al 16. Ahora, podemos ver el motivo por el cual Cristo ordenó ir por todo el mundo predicando el Evangelio y bautizando a las personas en agua; por eso San Pedro el Día de Pentecostés luego de predicar el Evangelio de Cristo, luego ordenó a los que creyeron y preguntaron: “¿Qué haremos?” Pedro les dijo: “*Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.”* En el libro de los Hechos encontramos esas palabras, en el capítulo 2, ahí tenemos esas palabras del Mensaje que el Espíritu Santo habló a través de San Pedro, en el capítulo 2, versos 36 al 41, y como tres mil personas creyeron y fueron bautizadas y fueron añadidas a la Iglesia de Jesucristo, porque Cristo los bautizó con Espíritu Santo y Fuego. Ninguna persona puede ser añadida a la Iglesia de Jesucristo, a menos que nazca de nuevo; así como ninguna persona puede ser añadida a una familia como un verdadero hijo o una verdadera hija, a menos que nazca en esa familia. Es por medio de nacer que la persona pertenece a una familia y pertenece también a la raza humana; pero ahora, para pertenecer a la Familia de Dios, para pertenecer a esta Raza Celestial con Vida eterna, hay que nacer de nuevo. Eso dijo Cristo a Nicodemo en el capítulo 3, verso 1 al 6 de San Juan. “*El que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.”* Se nace del Agua y del Espíritu, de la predicación del Evangelio de Cristo, en donde la fe de Cristo nace en el alma de la persona, y la persona cree en Cristo de todo corazón y lo recibe como su único y suficiente Salvador, y es bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo arrepentido de sus pecados, y Cristo lo bautiza con Espíritu Santo y Fuego y obtiene la persona el nuevo nacimiento, y así ha nacido como un hijo o una hija de Dios en el Reino de Dios, y la persona tiene Vida eterna porque nació en un Reino eterno: el Reino de Dios, así como al nacer en esta Tierra físicamente obtuvimos vida; el que no nació, no vivió; el que no nació, pues no está vivo en esta Tierra. Para usted tener vida, usted tuvo que nacer en esta Tierra; pero la vida que obtuvimos fue una vida temporal, porque la raza humana representada en Adán y Eva, pecó y perdió la Vida eterna, y solamente le quedó vida temporal a Adán y a Eva para ellos y sus descendientes. Pero gracias a Dios por esta vida temporal, porque tenemos así la oportunidad de hacer contacto con Jesucristo para obtener la Vida eterna y obtener la inmortalidad de nuestra alma, y Cristo nos dará luego un cuerpo físico, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado, como Su cuerpo glorificado en Su Venida para este tiempo final. Por lo tanto, le damos gracias a Dios por esta vida terrenal. Tenemos que aprovechar el tiempo que Dios nos ha dado para vivir en esta Tierra en estos cuerpos mortales. Hay personas que no comprenden cuál es el propósito de su vida en este planeta Tierra. Cristo dijo: “Buscad primeramente el Reino de Dios y su justicia.” Lo primero que un ser humano tiene que buscar es el Reino de Dios, para confirmar su lugar en el Reino eterno de Dios y así tener la Vida eterna. Si no lo hace, perdió la oportunidad, privilegio y derecho de la Vida eterna. El propósito de nuestra existencia en esta Tierra es que nosotros recibamos a Cristo. Vean aquí en Primera de Pedro, capítulo 1, verso 2, dice: “*Elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo.”* **¿Para qué hemos sido elegidos?** Para obedecer al Evangelio de Cristo y ser rociados con la Sangre de Jesucristo, y ser limpios de todo pecado y obtener el Espíritu de Cristo y por consiguiente obtener la Vida eterna. Estamos de paso por esta Tierra; por lo tanto, donde esté nuestro tesoro, ahí estará nuestro corazón; y donde esté nuestro corazón, ahí estará nuestro tesoro. Por lo tanto, tenemos que comprender que somos peregrinos aquí en la Tierra por un y para un propósito divino: que obtengamos el nuevo nacimiento a través de Jesucristo. Sin Jesucristo el ser humano está perdido y sin esperanza de vivir eternamente, pero con Cristo la persona está segura en la Vida eterna y con la esperanza de vivir en un cuerpo eterno, como el cuerpo eterno y glorificado de Jesucristo nuestro Salvador, en un cuerpo joven y glorificado. Esa es la esperanza para todos los creyentes en Cristo. Estamos en esta Tierra para un propósito divino; y en este tiempo encontramos que por dos mil años han estado siendo llamados y juntados en la Iglesia del Señor Jesucristo millones de seres humanos; y la fase espiritual de ese Programa de Vida eterna, se ha estado llevando a cabo. Ninguna persona podrá ser transformada y obtener el cuerpo físico eterno, si primero no ha pasado por la fase espiritual, si primero no ha recibido a Cristo como Salvador y no ha recibido el Espíritu de Cristo. Si no ha recibido el Espíritu de Cristo, no ha nacido de nuevo y por consiguiente no hay esperanza de una transformación si está viva la persona; y si murió, no hay esperanza de una resurrección en un cuerpo eterno y glorificado. Pero para los creyentes en Cristo, sea que mueran físicamente o continúen viviendo, hasta el momento en que Cristo reclamará a todos los creyentes en Él, y los resucitará a los que ya murieron, en cuerpos glorificados los resucitará, igual al cuerpo glorificado que Jesucristo tiene, un cuerpo joven que representará de 18 a 21 años de edad. Y a los que vivimos, si permanecemos vivos hasta ese momento, nos transformará, y entonces todos seremos jóvenes con cuerpos eternos y glorificados, y ahí todos los problemas se habrán terminado y entonces seremos inmortales físicamente también. Ya somos inmortales *acá* en nuestra alma porque Cristo nos ha dado Vida eterna; pero físicamente, todavía somos mortales físicamente, pero vamos a ser inmortales físicamente, vamos a tener un cuerpo eterno y glorificado. Esta es la promesa para todos los creyentes en Cristo nacidos de nuevo; para ese propósito fue que Cristo vino a la Tierra dos mil años atrás y murió por mí en la Cruz del Calvario. ¿Y por quién más? Por cada uno de ustedes también. Por lo tanto, cuando Cristo complete Su Iglesia, luego nos transformará, luego que resucite a los muertos creyentes en Él en cuerpos glorificados, y entonces toda la Iglesia del Señor Jesucristo estará en cuerpos inmortales y glorificados, y habrá un glorioso tiempo aquí en la Tierra antes de ser arrebatados con Cristo. Recuerden que Cristo luego que resucitó y resucitaron con Él los santos del Antiguo Testamento, Él estuvo con Sus discípulos unos cuarenta días apareciendo en diferentes ocasiones, hablándoles acerca del Reino y también realizando maravillas y milagros con Sus discípulos. Por lo tanto, también para la Iglesia del Señor Jesucristo habrá una bendición grande, y ya transformados, adoptados, estaremos aquí por unos días, y Dios estremecerá este mundo; esa será la manifestación de los hijos e hijas de Dios en cuerpos inmortales. Esa es la Adopción, la Redención del cuerpo, de la cual nos habla San Pablo en Romanos, capítulo 8, versos 14 al 29; y ese tiempo será el tiempo más glorioso de todos los tiempos para los creyentes en Cristo, será el tiempo que todos han deseado ver y vivir. Y ahora, ese será el tiempo más glorioso de la Iglesia del Señor Jesucristo; y para que venga ese tiempo, los creyentes en Cristo de todos los grupos estarán unidos en Amor Divino, escuchando la Palabra de Dios; y estarán guiados por el Espíritu Santo, y el Espíritu Santo hablándole a Su Iglesia todas las cosas que deben suceder pronto en este tiempo final. Y la Iglesia del Señor Jesucristo estará recibiendo la Lluvia Tardía y la Lluvia Temprana a la misma vez: la Lluvia de la Enseñanza de la Primera Venida de Cristo, y la Lluvia de la Enseñanza de la Segunda Venida de Cristo; esa es la Lluvia del Espíritu Santo para la Iglesia del Señor Jesucristo: Lluvia Tardía y Lluvia Temprana a la misma vez. Y bajo esa Lluvia Tardía y Temprana, la Iglesia del Señor Jesucristo estará siendo restaurada a como era en el tiempo de los Apóstoles, la Iglesia que el Señor Jesucristo se llevará, será una Iglesia igual a la Iglesia del tiempo de los Apóstoles. Así como Dios va a restaurar al pueblo hebreo y va a restaurar el Reino al pueblo hebreo, el Reino de Dios, así también antes de eso Cristo restaura a Su Iglesia. Vean aquí en Joel, capítulo 2, versos 23 en adelante, dice: “*Vosotros también, hijos de Sion, alegraos y gozaos en Jehová vuestro Dios; porque os ha dado la primera lluvia a su tiempo, y hará descender sobre vosotros lluvia temprana y tardía como al principio.”* Vean, en cosas naturales que los seres humanos conocen, Cristo está mostrando en la parábola del trigo y la cizaña misterios del Reino de Dios; y aquí también el Espíritu Santo por medio del Profeta Joel, con cosas naturales de la agricultura que el pueblo hebreo conoce, está mostrando las cosas espirituales que Dios estará haciendo, tanto con el pueblo hebreo como con la Iglesia del Señor Jesucristo. Dice: “*Las eras se llenarán de trigo, y los lagares rebosarán de vino y aceite.* *Y os restituiré los años que comió la oruga, el saltón, el revoltón y la langosta, mi gran ejército que envié contra vosotros.”* Ahí podemos ver una restauración para el pueblo hebreo y una restauración también para la Iglesia del Señor Jesucristo; porque en el pueblo hebreo se reflejó la Iglesia del Señor Jesucristo. En Zacarías, capítulo 10, verso 1, dice: “*Pedid a Jehová lluvia en la estación tardía.”* Y la lluvia en la estación tardía, es la Lluvia Tardía, esa es la Lluvia de la cosecha y para la cosecha: “*Jehová hará relámpagos, y os dará lluvia abundante, y hierba verde en el campo a cada uno.”* Ahora, en ese pasaje hemos visto lo que está prometido para la Iglesia y para el pueblo hebreo. Ahora, veamos lo que el pueblo hebreo está esperando; y antes de Dios tratar con el pueblo hebreo nuevamente, Él estará tratando con Su Iglesia, porque Él comenzó a tratar con Su Iglesia desde el Día de Pentecostés. Por lo tanto, Él no podrá tratar con el pueblo hebreo, hasta que complete Su Iglesia. Dios trata con Su Iglesia con individuos. Dios trata con el pueblo hebreo como nación. Ahora, en Oseas, capítulo 6, verso 1 al 3 (de Oseas), dice. “*Venid y volvamos a Jehová; porque él arrebató, y nos curará; hirió, y nos vendará.* *Nos dará vida después de dos días; en el tercer día nos resucitará, y viviremos delante de él.”* “Un día para el Señor es como mil años, y mil años como un día.” Segunda de Pedro, capítulo 3, verso 8; y el Salmo 90, verso 4, que es un Salmo del Profeta Moisés. Y ahora, ya han transcurrido dos mil años de Cristo hacia acá, dos días delante de Dios. El pueblo hebreo está esperando la restauración, está esperando la restauración del Reino de Dios en medio de ellos. Y ahora, en el tercer día está prometida aquí esa resurrección para el pueblo hebreo como nación. El pueblo hebreo tendrá nuevamente el Reino de Dios en medio de ellos. Ellos perdieron la bendición del Reino de Dios cuando rechazaron a Cristo, el Rey de ese Reino, y Él dijo que el Reino de Dios sería quitado de en medio de ellos y dado a gente que iban a producir el fruto de ese Reino. Eso está en San Mateo, capítulo 21, versos 41 al 46. Y ahora, el Reino de Dios va a ser restaurado al pueblo hebreo, y por consiguiente eso será el cumplimiento pleno del Reino de David y Trono de David, al cual Jesucristo es heredero conforme a San Lucas, capítulo 1, versos 30 al 36, en las palabras que el Arcángel Gabriel le habló a la virgen María diciéndole que iba a tener un niño, y que sería llamado Hijo de Dios, y que Dios le daría el Trono de David Su Padre, y reinaría sobre la casa de Jacob para siempre. Y ahora, aquí continuando en el capítulo 6 de Oseas, sigue diciendo: “*Y conoceremos, y proseguiremos en conocer a Jehová; como el alba está dispuesta su salida.”* O sea, como nos dice Malaquías, capítulo 4, verso 2: “*Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación.”* Así es la Venida de Cristo el Mesías para el pueblo hebreo para el tiempo final: como el alba; por consiguiente es para un nuevo Día Dispensacional y para un nuevo Día Milenial. “*Y vendrá a nosotros como la lluvia, como la lluvia tardía y temprana a la tierra.”* **¿Cómo será la Venida del Señor al pueblo hebreo?** Será como el alba, como la mañana, porque Cristo es el Sol de Justicia que sale con salvación en Sus alas, el Hijo del Hombre viene con Sus Ángeles, y Sus Ángeles son las alas del Hijo del Hombre. Por eso en diferentes lugares Cristo habla del Hijo del Hombre con Sus Ángeles; en la parábola del trigo y de la cizaña nos habla de los Ángeles como los segadores. Por consiguiente la cosecha, la siega, no la puede hacer cualquier persona, es conforme a como está prometido, y esto es para este tiempo final. Los Ángeles del Hijo del Hombre son los ministerios de los dos Olivos, los ministerios de Moisés y Elías para el tiempo final, ellos son los que se ocuparán de esa cosecha, de la gran siega para este tiempo final. Será el Espíritu de Dios obrando a través de los dos Olivos, los cuales son los dos Ungidos que están delante de la presencia de Dios, en Zacarías, capítulo 4, verso 1 al 14; y Apocalipsis, capítulo 11, verso 3 en adelante. Si ustedes han visto algún cuadro de estos que pintan, en donde pintan el tabernáculo que construyó Moisés o el templo que construyó el rey Salomón, en algunos ustedes encontrarán que colocan en el lugar santísimo a Moisés y a Elías, colocan a los dos Ungidos en el templo; y el templo tipifica la Iglesia del Señor Jesucristo. Y el Lugar Santísimo es la etapa final de la Iglesia del Señor Jesucristo. Moisés y Elías le van a predicar a Cristo al pueblo hebreo, para lo cual tienen que ser creyentes en Cristo, y tienen que predicar a Cristo también. El pueblo hebreo va a llorar y va a ver la Expiación por sus pecados, que es el Sacrificio de Cristo en la Cruz del Calvario, van a ver, van a entender, van a creer en aquel que crucificaron, van a ver al que hirieron en la Cruz del Calvario por medio del ejército romano. Por medio del ejército romano fue que fue efectuada la crucifixión de Cristo a petición del pueblo hebreo. Pero todo esto estaba en el Programa de Dios; por lo tanto, no vamos a pelear contra el pueblo hebreo para decir: “¿Por qué lo mataron a través de los romanos?” Más bien decimos: “Gracias a Dios que Cristo murió crucificado como el Sacrificio de la Expiación por nuestros pecados.” Cristo dijo: “Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, él solo queda.” O sea, que todavía estaría viviendo en la Tierra, pero solo, el resto de la humanidad tenía que morir por sus pecados. Pero Cristo tomó nuestros pecados y murió en lugar de nosotros, y eso fue lo que le ha dado la oportunidad a la humanidad de continuar viviendo; y la humanidad todavía no sabe que el que salvó la humanidad de la destrucción de la muerte, fue Jesucristo muriendo en la Cruz del Calvario, pero eso es lo que se da a conocer a través de la predicación del Evangelio de Jesucristo nuestro Salvador. Estamos en un tiempo muy importante, en un tiempo en donde Cristo está por medio de Su Espíritu Santo llamando y juntando Sus últimos escogidos de Su Iglesia; y pronto va a completar Su Iglesia. El pueblo hebreo está a la expectativa, el pueblo hebreo está esperando que Dios restaure Su Reino en medio del pueblo hebreo. ¿Y saben ustedes una cosa? Vean aquí lo que dice... vamos a ver si lo puedo leer y ustedes lo pueden entender. Esto es de *“Da Federação Israelita Do Centro Oeste.”* Es una publicación de los hebreos ortodoxos, no de los hebreos mesiánicos. Dice una parte aquí: “*No Brasil cerca de 75 milhões de cidadãos integram esse* *contingente de judeus que poderão estar desligando-se do povo de Israel. Muitos deles estão procurando o retorno a suas origens por razões culturais ou religiosas.”* \[Traducción: En el Brasil cerca de 75 millones de ciudadanos integran ese contingente de judíos que podrán estar separándose del pueblo de Israel. Muchos de ellos están buscando el retorno a sus orígenes por razones culturales o religiosas\] Y luego dice... recuerden que leímos que 75 millones de descendientes hebreos hay en el Brasil. Casi la mitad del Brasil que tienen sangre hebrea y ni lo sabían. Y luego en esta misma publicación, dice: “*Sabendo que a liberação dos descendentes de marranos de sefarat (Portugal e Espanha) é o ultimo evento que ocorrerá antes do Eterno tornar-se Rei do Monte Sião.”* \[Traducción: Sabiendo que la liberación de los descendientes de Marranos de Sefarat (Portugal y España) es el último evento que ocurrirá antes del Eterno tornarse Rey del Monte de Sión\] Y ahora, están preocupados y alerta, porque ellos creen que el último evento antes del Mesías sentarse allá en el Trono de David, colocarse, tornarse el Dios eterno en Rey en el Monte de Sion, el evento que sucede antes es el recogimiento de los descendientes hebreos que están en el Oeste, y del cual el Brasil tiene unos setenta y cinco millones. Así que, vean ustedes cómo están todas estas cosas moviéndose en el Programa Divino. Por lo tanto, el pueblo hebreo, sus líderes religiosos creen y saben que sin los latinoamericanos y caribeños el Dios eterno no se puede tornar en Rey sobre el Monte de Sion allá en Israel; en palabras más claras: no puede venir el Reino Milenial del Mesías sin antes el recogimiento de los descendientes de Abraham, que están en la América Latina y el Caribe. Pero Cristo está llamando y juntando a todos Sus escogidos, Cristo murió para juntar a todos los hijos de Dios que estaban dispersos. Por lo tanto, estamos viviendo en tiempo de recogimiento, tiempo de cosecha, siendo recogidos en el Reino de Cristo en la fase espiritual; y luego vendrá la fase física, con la resurrección de los muertos en Cristo en cuerpos glorificados y la transformación de nosotros los que vivimos, y que permanezcamos vivos hasta ese momento. Por lo tanto, estamos viviendo en el tiempo más glorioso de todos los tiempos, el tiempo más glorioso de la historia de la Iglesia del Señor Jesucristo. Y ahora, ya Cristo ha llamado y juntado millones de hijos e hijas de Dios, ya Él me llamó a mí y me juntó con Él en Su Cuerpo Místico de creyentes. ¿Y a quién más? A cada uno de ustedes también. Si hay alguna persona que todavía no había escuchado la Voz de Cristo, del Espíritu Santo, la predicación del Evangelio de Cristo, y en esta noche ha escuchado y ha nacido la fe de Cristo en su alma, puede dar testimonio público de su fe en Cristo, recibiéndole como su único y suficiente Salvador, y yo oraré por usted para que Cristo le reciba en Su Reino, le perdone, y con Su Sangre le limpie de todo pecado, y pueda ser bautizado en agua en Su Nombre y Él le bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en usted el nuevo nacimiento. Para lo cual tendremos unos minutos en lo que usted puede venir a los Pies de Cristo y yo oraré por usted. Si hay alguna persona que no había recibido a Cristo como Salvador, puede venir para dar testimonio público de su fe en Cristo y yo oraré por usted. Cristo dijo: “El que me confesare delante de los hombres, Yo le confesaré delante de mi Padre que está en los Cielos. Pero el que me negare delante de los hombres, Yo le negaré delante de mi Padre que está en los Cielos.” (San Mateo, capítulo 10, verso 32 al 33). Por lo tanto, es importante que demos testimonio público de nuestra fe en Cristo. La fe viene por el oír la Palabra de Dios. “Y con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.” \[Romanos 10:10\] Por lo tanto, es necesario confesar públicamente a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador para obtener la salvación de nuestra alma. Si hay alguna persona que escuchó y nació la fe de Cristo en su alma, y no había recibido a Cristo como Salvador, puede venir y yo oraré por usted, puede venir a los Pies de Cristo en esta ocasión. Recuerden que es un asunto de Vida eterna recibir a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador. Vamos a esperar unos momentos. Cristo tiene mucho pueblo en la República del Brasil, por lo tanto, los está llamando en este tiempo final para darles Vida eterna. No hay otra forma en que la persona pueda obtener la Vida eterna, solamente a través de Jesucristo. Si falta alguna persona por recibir a Cristo, puede venir y yo oraré por usted. Vamos a dar unos segundos y luego oraremos por los que vengan a los Pies de Cristo. Vamos a estar puestos en pie. Si todos ya son creyentes en Cristo, pues ya tienen la bendición de la Vida eterna. Si hay alguno que todavía no ha recibido a Cristo, asegure su futuro eterno con Jesucristo. Usted no sabe cuántos días de vida le quedan en el cuerpo físico, asegure su futuro eterno con Jesucristo en Su Reino eterno. Vamos a inclinar nuestros rostros, vamos a orar: ***Dios eterno, en el Nombre del Señor Jesucristo vengo a Ti, dándote gracias por la bendición de estar en esta iglesia hablando Tu Palabra, Tu Evangelio; a todos los que están escuchando, los entrego a todos en Tus manos. Te ruego los confirmes en Tu fe; y a los que no Te han recibido todavía, Señor, tráelos a Tus Pies.*** ***En Tus manos los encomiendo. En el Nombre del Señor Jesucristo, para quien sea la gloria y la honra por los siglos de los siglos. Amén y amén.*** Si hay alguna persona, puede venir y oraré por usted para que Cristo le reciba en Su Reino. Que Dios les continúe bendiciendo a todos. Muchas gracias por vuestra amable atención, y dejo nuevamente al Reverendo Salomón Cunha para concluir nuestra parte en esta ocasión. Mientras él llega, hemos visto: “EL MISTERIO DE LA COSECHA.” Hemos visto lo sencillo que es todo, y nos hemos visto como los granos de trigo en la Planta de Trigo, la Iglesia del Señor Jesucristo, así como Cristo se vio como el Grano de Trigo que sería sembrado en la tierra. Que Dios les bendiga a todos. Muchas gracias por vuestra amable atención. Y también muchas gracias al ministro aquí presente, y a todos los ministros aquí presentes por haberme invitado para estar aquí con todos ustedes. Que Dios les continúe bendiciendo a todos. Dejo al Reverendo Salomón Cunha para finalizar nuestra parte en esta noche. “**EL TIEMPO DE LA COSECHA.”**