--- title: 'El Camino de Dios' date: 2005-03-22 activity: 1 place: city: San José state: country: CR duration: 00:00:00 public: false youtube: translations: files: --- Muy buenas noches, amables amigos y hermanos presentes, y los que están a través de internet y del satélite en otras naciones conectados con esta actividad y esta conferencia que estará siendo dictada. ***Que las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también. Y nos abra Cristo las Escrituras y el entendimiento para escuchar y entender la Palabra de Dios. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén y amén.*** Para esta ocasión leemos en las Escrituras, en el Evangelio según San Juan, capítulo 14, versos 1 en delante, donde dice: “*No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí.* *En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros.* *Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis.* *Y sabéis a dónde voy, y sabéis el camino.* *Le dijo Tomás: Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino?* *Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.”* Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla. Nuestro tema es: **“EL CAMINO DE DIOS.”** ¿Por qué Cristo aquí se identifica como el Camino, la Verdad y la Vida? ¿Qué significan estas Palabras de Cristo? Para poder comprender este misterio de Cristo como el Camino y como la Verdad y la Vida, tenemos que ir a las profecías bíblicas para ver qué es y de qué es que Cristo nos está hablando aquí cuando nos dice que Él es el Camino. En Jeremías, capítulo 32, nos dice en el verso 39: “*Y les daré un corazón, y un camino, para que me teman perpetuamente, para que tengan bien ellos, y sus hijos después de ellos.* *Y haré con ellos pacto eterno, que no me volveré atrás de hacerles bien, y pondré mi temor en el corazón de ellos, para que no se aparten de mí.* *Y me alegraré con ellos haciéndoles bien, y los plantaré en esta tierra en verdad, de todo mi corazón y de toda mi alma.”* Y ahora, aquí Dios dice que les dará un corazón y un camino para que le teman, para que teman a Dios, y dice que hará con ellos Pacto eterno. Y ahora, aquí el Profeta Jeremías nos habla de un camino que Dios le va a dar al pueblo de Dios, y por consiguiente a toda persona que quiere caminar en el Camino de Dios. En el capítulo 21, verso 8 de Jeremías, también nos habla acerca de lo que Dios ha hecho para el pueblo. Dice capítulo 21, verso 8: “*Y a este pueblo dirás: Así ha dicho Jehová: He aquí pongo delante de vosotros camino de vida y camino de muerte.”* Y ahora, aquí Dios promete poner delante de Su pueblo camino de Vida y camino de muerte; o sea, la persona escogerá o el camino de Vida, que es el camino de Dios, o el camino de muerte. El camino de muerte llevará a la persona al lago de fuego donde dejará de existir, morirá para siempre; y el camino de Vida lo llevará a Dios, y por consiguiente a la Vida eterna. En Isaías también nos habla de este Camino, en el capítulo 11, verso 16 de Isaías, dice: “*Y habrá camino para el remanente de su pueblo, el que quedó de Asiria, de la manera que lo hubo para Israel el día que subió de la tierra de Egipto.”* Y ahora, Dios promete un camino para Su pueblo. Veamos también en Isaías, capítulo 35, verso 8, dice: “*Y habrá allí calzada y camino, y será llamado Camino de Santidad; no pasará inmundo por él, sino que él mismo estará con ellos; el que anduviere en este camino, por torpe que sea, no se extraviará.”* Y ahora, aquí es un Camino de santidad; ya no se refiere a un camino literal de tierra o de piedras, o de concreto o de brea, sino que se refiere a un Camino espiritual. Y ahora, en el capítulo 30 de Isaías, verso 21, nos da más información acerca de este Camino, y nos dice: “*Entonces tus oídos oirán a tus espaldas palabra que diga: Este es el camino, andad por él; y no echéis a la mano derecha, ni tampoco torzáis a la mano izquierda.”* Y ahora, por este Camino Dios ordena que todo ser humano ande. Y ahora, también en el capítulo 43, verso 16, nos dice Isaías, dice: “*He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz; ¿no la conoceréis? Otra vez abriré camino en el desierto, y ríos en la soledad.”* Del verso 16 al verso 19, dice: “*Así dice Jehová, el que abre camino en el mar, y senda en las aguas impetuosas.”* Y ahora, aquí la promesa es que Dios abrirá un Camino para que Su pueblo camine por esa senda, ese Camino: es el Camino de Dios. Y por eso nuestro amado Señor Jesucristo se identifica como ese Camino, y dice: “Yo Soy el Camino, la Verdad y la Vida; y nadie viene al Padre sino por mí.” Cristo es el Camino de la Vida eterna, Cristo es el Camino que lleva a Dios, para el ser humano obtener la Vida eterna. El camino de la Vida es hacia arriba, y el camino de la muerte es hacia abajo. Por lo tanto, Cristo, vean ustedes, cuando murió, resucitó, luego subió al Cielo hacia arriba. Y toda persona que camina en el camino de la Vida eterna, el camino que lleva a Dios, llegará a Dios, vivirá eternamente con Dios en Su Reino. No hay otro camino que lleve al ser humano hacia Dios. Vean, en San Mateo, capítulo 7, Cristo hablándonos dice... capítulo 7 de San Mateo, versos 13 al 14, dice: “*Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella;* *porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.”* Y ahora, el Camino que lleva a la Vida, que lleva a Dios es angosto; y la Puerta por la cual se entra es angosta; y ambos: la Puerta y el Camino son Jesucristo. Cristo dijo en San Juan, capítulo 10, verso 9: “*Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos.”* Vean cómo Cristo se identifica como la Puerta. Él es la Puerta angosta, y el que entra por esa Puerta entra por Cristo, o sea, recibe a Cristo como su único y suficiente Salvador al escuchar la predicación del Evangelio de Cristo, y arrepentido de sus pecados pide perdón a Cristo por sus pecados, Cristo lo recibe, lo perdona y con Su Sangre lo limpia de todo pecado, es bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo por un ministro, y Cristo lo bautiza con Espíritu Santo y Fuego y produce en la persona el nuevo nacimiento, y la persona obtiene la Vida eterna, la persona entra al Reino de Dios. Cristo dijo a Nicodemo en el capítulo 3, versos 1 al 6 de San Juan: “De cierto, de cierto te digo que el que no nazca de nuevo, no puede ver el Reino de Dios.” Y Nicodemo le pregunta: “¿Cómo puede hacerse esto? ¿Puede acaso ya el hombre siendo viejo entrar en el vientre de su madre y nacer?” Cristo le dice: “De cierto, de cierto te digo que el que no nazca del Agua y del Espíritu, no puede entrar al Reino de Dios.” Él dice: “Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del espíritu, espíritu es. No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo.” Y ahora, nacer del Agua y del Espíritu es un requerimiento establecido por Cristo para la persona entrar al Reino de Dios y tener la Vida eterna y vivir eternamente. Por lo tanto, toda persona necesita saber qué es nacer del Agua y del Espíritu, porque toda persona desea entrar al Reino de Dios para vivir eternamente en el Reino de Dios con nuestro amado Señor Jesucristo. Nacer del Agua es nacer de la predicación del Evangelio de Cristo; porque la fe viene por el oír la Palabra de Dios, el Evangelio de Cristo. Y la fe nace acá en el alma, viene acá, viene por el oír el Evangelio de Cristo, por el escuchar el Evangelio de Cristo, en donde se da a conocer el misterio de la Primera Venida de Cristo y la muerte de Cristo en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de la Expiación por nuestros pecados. Y al escuchar la persona ese misterio abierto: que Cristo en Su Primera Venida al morir en la Cruz del Calvario es el Sacrificio de la Expiación por nuestros pecados, entonces la persona sabe que hay un sacrificio por sus pecados, el cual es el Sacrificio de Cristo en la Cruz del Calvario; y por consiguiente la persona sabe que puede obtener el perdón de sus pecados, puede ser limpio de todo pecado con la Sangre de Jesucristo, y puede ser bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo lo bautiza con Espíritu Santo y Fuego, y produce en la persona el nuevo nacimiento, y así la persona nace a una nueva vida, a la Vida eterna en el Reino eterno de Dios, que es el Reino de nuestro amado Señor Jesucristo. Por lo tanto, la persona al escuchar la predicación del Evangelio de Cristo, recibe la bendición de la fe de Cristo en su alma. Y la persona ya al obtener la fe de Cristo en su alma, dice: “Yo creo en Cristo, creo en Su Primera Venida, creo en Su Muerte en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de la Expiación por mis pecados; creo que la muerte de Cristo en la Cruz del Calvario no fue ni un accidente ni una tragedia para Él ni para alguna persona.” No fue una tragedia en la Familia, sino que fue una bendición de Dios que Cristo tomara nuestros pecados y muriera por nosotros en la Cruz del Calvario para darnos la Vida eterna. Cristo murió para que nosotros podamos vivir eternamente. Por lo tanto, ya en el Nuevo Testamento no se requieren sacrificios de animalitos por los pecados, como se hacía en medio del pueblo hebreo en el Antiguo Testamento, ya Dios no acepta sacrificios de animalitos; solamente es aceptado un solo sacrificio por los pecados del ser humano: es el Sacrificio de Cristo en la Cruz del Calvario. Ese Sacrificio de la Expiación por nuestros pecados es para hebreos y para gentiles también. Y nadie puede llegar a Dios, a menos que sea a través de Jesucristo; y nadie puede obtener el perdón de sus pecados, a menos que sea a través de Jesucristo; y nadie puede (arrepentido de sus pecados) obtener el perdón de sus pecados, a menos que sea a través de Jesucristo. Por lo tanto, la persona escucha la predicación del Evangelio de Cristo, y escucha la predicación del arrepentimiento y el perdón de los pecados en el Nombre del Señor Jesucristo. Vean, una persona puede arrepentirse de sus pecados, pero si no lo hace con Cristo, confesando a Cristo sus pecados, de nada le sirve delante de Dios; no obtiene el perdón de sus pecados. Pero si con Cristo, él confiesa sus pecados, Cristo extiende Su Misericordia, Amor, hacia la persona, y perdona sus pecados y con Su Sangre lo limpia de todo pecado. Por eso Cristo en San Lucas, capítulo 24, ordenó a Sus discípulos a ir por todo el mundo predicando, y ordenó que se predicase en Su Nombre el arrepentimiento y el perdón de los pecados. En el capítulo 24, verso 46 en delante de San Lucas, dice: “*Y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día;* *y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén.* *Y vosotros sois testigos de estas cosas.”* ¿Ven? En la predicación del Evangelio de Cristo se predica el arrepentimiento y el perdón de los pecados en el Nombre del Señor Jesucristo. Por eso fue que Cristo en San Marcos, capítulo 16, versos 15 al 16, dijo: “*Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.* *El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”* El que no cree, pues escoge el camino de la muerte; el que cree, escoge el Camino de la Vida eterna, que es nuestro amado Señor Jesucristo. Y por eso vean aquí a Pedro predicando el Día de Pentecostés, el cual tenía la llave del Reino de los Cielos, y abrió la Puerta del Reino de los Cielos, o sea, abrió el misterio de la Primera Venida de Cristo y de la muerte de Cristo en la Cruz del Calvario, para que las personas entraran al Reino de los Cielos, para que entraran por la Puerta, que es Cristo. En el libro de los Hechos, capítulo 2, versos 36 en adelante, dice: “*Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo.”* Llamamos a Jesús SEÑOR JESUCRISTO: porque Dios ha hecho a Jesús **Señor** y **Cristo**. También el Ángel que le apareció a José, el marido de la virgen María, le dijo que el niño que estaba en el vientre de María era del Espíritu Santo. Vean, aquí en San Mateo, capítulo 1, verso 18 en adelante, dice: “*El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando desposada María su madre con José, antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo.* *José su marido, como era justo, y no quería infamarla, quiso dejarla secretamente.* *Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es.* *Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.”* El único que puede salvar al ser humano de sus pecados es nuestro amado Señor Jesucristo. Usted no puede ir a la farmacia o al supermercado y pedir un detergente o un blanqueador, algo para usted bañarse y quitarse los pecados. No lo hay. Solamente hay un blanqueador que limpia a la persona de todo pecado y lo deja completamente limpio, blanco delante de Dios. Si tus pecados fuesen rojos como la grana, como blanca nieve vendrán a ser; o sea, quedarás completamente blanco, limpio de todo pecado. ¿Y qué es lo que limpia al ser humano de todo pecado? La Sangre de nuestro amado Señor Jesucristo. La Sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado. No hay otra cosa con la cual usted pueda ser limpio de todo pecado. Por eso Jesús es el que salvaría a Su pueblo de sus pecados, moriría como el Sacrificio de la Expiación por nuestros pecados, derramaría Su Sangre, con la cual nos limpiaría de todo pecado. Él es **Señor** y **Cristo**. No hay ninguna persona más grande, más importante, que haya pisado este planeta Tierra que nuestro amado Señor Jesucristo; y vino con una comisión divina: morir por nosotros en la Cruz del Calvario. Cuando Cristo nació en Belén de Judea, aparecieron los Ángeles a los pastores allá en Belén de Judea, y le dieron una gran noticia; el Ángel principal de ese grupo de Ángeles que apareció cantando, dijo a aquellos que estaban allá en Belén de Judea, dio las buenas nuevas, y dijo así... dice en San Lucas, capítulo 2, verso 8 en adelante: “*Había pastores en la misma región, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño.* *Y he aquí, se les presentó un ángel del Señor, y la gloria del Señor los rodeó de resplandor; y tuvieron gran temor.* *Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo:* *que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor.”* Y ahora, el Ángel aquí dice que el que nació JESÚS, es Cristo el Señor; porque Dios ha hecho a Jesús **Señor** y **Cristo**, y es el Salvador del mundo. “Él vino para buscar y salvar lo que se había perdido,” dice San Lucas, capítulo 19, verso 14. Cristo vino con una comisión divina: vino para buscar y salvar lo que se había perdido, para lo cual Él tenía que morir como el Sacrificio de la expiación por nuestros pecados, para producir la salvación y Vida eterna para todo aquel que lo recibe como su único y suficiente Salvador. Por eso sigue diciendo San Pedro aquí en el capítulo 2 del libro de los Hechos, pasamos al verso 37: “*Al oir esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos?* *Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.* *Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.* *Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa generación.* *Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas.”* Como tres mil personas creyeron y fueron bautizadas en agua en el Nombre del Señor Jesucristo; como tres mil personas que estaban escritas en el Cielo, en el Libro de la Vida creyeron, escucharon la predicación del Evangelio de Cristo a través de San Pedro, a través del cual el Espíritu Santo estaba manifestándose, y nació la fe de Cristo en sus almas y dieron testimonio público de su fe en Cristo recibiendo a Cristo como su único y suficiente Salvador, y fueron bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo. Cristo dijo: “*Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.* *El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”* ¿Ven lo sencillo que es todo el Programa Divino para el ser humano? Dios lo ha hecho tan sencillo, tan simple, que hasta las personas que nunca han ido a la escuela para estudiar, pueden entender ese Programa Divino; fue reflejado en el Antiguo Testamento en medio del pueblo hebreo en el sacrificio de la expiación por los pecados que el pueblo hebreo ofrecía a Dios, sacrificaba el día diez del mes séptimo de cada año, conforme a Levítico, capítulo 23, versos 26 al 29. Ese sacrificio para la expiación, el sacrificio de la expiación por los pecados del pueblo para ser reconciliados con Dios, era tipo y figura del Sacrificio de Cristo en la Cruz del Calvario. Por eso ya estando realizado en Sacrificio de Cristo en la Cruz del Calvario, ya no hay otro sacrificio por los pecados del ser humano, y ya el pueblo hebreo no tiene sacrificio de la expiación por los pecados, porque ya el templo fue quitado; ya no está el templo allí y ya no hay sacrificio. Solamente hay un Sacrificio por los pecados del ser humano, y es el Sacrificio de Jesucristo nuestro Salvador en la Cruz del Calvario. Y el que quiere vivir eternamente, toma el Camino de Dios, el Camino de la Vida eterna, que es Jesucristo nuestro Salvador. “Nadie viene al Padre, sino por mí,” dijo Jesucristo. Por lo tanto, Él es el Camino a Dios, el Camino de Dios, y el Camino por consiguiente a la Vida eterna y de la Vida eterna. Por lo tanto, toda persona que en su alma anhela vivir eternamente, toma el Camino de Dios, ese es el buen Camino, el Camino de la Vida eterna, nuestro amado Señor Jesucristo. Tan simple como eso. El que no le interesa vivir eternamente, sino que se conforma con esta vida terrenal y después no le interesa si va al Cielo o si va al infierno, pues no toma el Camino de la Vida eterna; y por consiguiente automáticamente tomó el camino de la muerte que le llevará al infierno y luego al lago de fuego, donde dejará de existir. Tan simple como eso El camino de la muerte lo lleva al lago de fuego, el Camino de la Vida eterna lo lleva a Dios, al Cielo y por consiguiente a la Vida eterna, para vivir eternamente con Dios en Su Reino. Yo escuché la predicación del Evangelio de Cristo y tomé el Camino de Dios, el Camino de la Vida eterna, a Jesucristo nuestro Salvador, lo recibí como mi único y suficiente Salvador y confesé a Cristo mis pecados, y fui bautizado en agua en Su Nombre, Él perdonó mis pecados y con Su Sangre me limpió de todo pecado y me bautizó con Espíritu Santo y Fuego, y produjo en mí el nuevo nacimiento, y nací a la Vida eterna en el Reino eterno de Jesucristo nuestro Salvador; porque tomé el Camino de Dios, el Camino de la Vida eterna, y viviré con Cristo por toda la eternidad. ¿Y quién más? Cada uno de ustedes también. Si hay alguna persona que todavía no ha tomado el Camino de Dios, el Camino de la Vida eterna, no ha recibido a Cristo como su único y suficiente Salvador, que es el Camino de la Vida eterna, lo puede hacer en esta noche, y yo oraré por usted para que Cristo le reciba en Su Reino, le perdone y con Su Sangre le limpie de todo pecado, y Cristo lo bautice con Espíritu Santo y Fuego, luego que sea bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y produzca en usted el nuevo nacimiento, y así usted nazca del Agua y del Espíritu, de la predicación del Evangelio de Cristo y del Espíritu Santo, del Espíritu de Cristo, y nazca a la Vida eterna, y así usted se encuentre en el Camino de Dios, el Camino de la Vida eterna, el Camino que lleva al Padre, que es nuestro amado Señor Jesucristo; y así usted tenga la esperanza de vivir eternamente con Cristo en Su Reino. Es imposible que una persona obtenga la esperanza de vivir eternamente sin haber tomado el Camino de la Vida eterna, que es nuestro amado Señor Jesucristo. Cristo dijo: “Nadie viene al Padre sino por mí.” Por lo tanto, hay solamente un Camino a Dios, hay solamente un Camino a la Vida eterna, y es nuestro amado Señor Jesucristo. Vamos a dar unos minutos en lo que vienen las personas que quieren vivir eternamente con Cristo en Su Reino, que no habían recibido a Cristo como su único y suficiente Salvador, para que en esta noche Cristo les reciba en Su Reino, les perdone y con Su Sangre les limpie de todo pecado, y sean bautizados en agua en Su Nombre y Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en usted el nuevo nacimiento, y así usted nazca en el Reino eterno de Jesucristo nuestro Salvador, usted nazca en y a la Vida eterna, y así usted sepa que vivirá eternamente con Jesucristo en Su Reino eterno. Así es como se asegura el futuro eterno una persona. Ya yo aseguré mi futuro eterno con Jesucristo nuestro Salvador, que es el Camino de Dios, el camino que lleva a Dios, el Camino a la Vida eterna. Asegure usted también su futuro eterno con Jesucristo nuestro Salvador tomando el Camino de Dios, tomando a Jesucristo como su único y suficiente Salvador. Pueden venir a los Pies de Cristo en esta noche los que todavía no ha recibido a Cristo como Salvador, todavía no han tomado el Camino de la Vida eterna, pueden venir para tomar el Camino de la Vida eterna, y yo oraré por ustedes en esta noche. Vamos a dar unos minutos en lo que vienen a los Pies de Cristo, y yo oraré por ustedes. También los niños de diez años en adelante pueden venir a los Pies de Cristo, para que Cristo les reciba, les perdone, y con Su Sangre les limpie de todo pecado. Dios tiene mucho pueblo en esta ciudad de San José, Costa Rica, y en toda la República de Costa Rica, y los está llamando para que tomen el Camino de Dios, el Camino de la Vida eterna, que es nuestro amado Señor Jesucristo. Necesitamos asegurar nuestro futuro eterno, necesitamos estar seguros de que vamos a vivir eternamente. ¿Y qué otra persona le puede asegurar a usted que usted vivirá eternamente? Solamente hay UNO y Su Nombre es SEÑOR JESUCRISTO, porque Él es el Camino a la Vida eterna y de la Vida eterna; y Él es la Puerta, y el que entra por Él, lo recibe como Salvador, entra a la Vida eterna. Tenemos que estar seguros de que cuando terminemos nuestra vida en esta Tierra, en estos cuerpos físicos, iremos al Paraíso, al Cielo, donde están los Apóstoles y donde están todos esos santos de Dios de tiempos pasados. Después que la persona muere ya se le acabó el tiempo, y si no aseguró su futuro eterno con Cristo en Su Reino eterno, ya se le hizo tarde y ya no hay oportunidad. Si no tomó el Camino de la Vida eterna, que es Cristo, no irá al Cielo, ¿por qué? Porque el único Camino que lleva al Cielo es Jesucristo nuestro Salvador. El que no toma el Camino de la Vida eterna, que es Cristo, pues por consiguiente ha tomado el camino de la muerte que lo llevará al infierno y luego al lago de fuego. Y lamentablemente la persona que estando en esta Tierra viviendo no toma el camino de la Vida eterna, a Cristo, después que muere ya no hay oportunidad para tomar el Camino de la Vida eterna. Le sucede a la persona como le sucedió al rico que no tomó el Camino de la Vida eterna, y cuando murió, llegó al infierno; porque fue llevado por los ángeles malignos del maligno, fue llevado al infierno. Pero cuando Lázaro el mendigo murió, el cual había tomado el Camino de la Vida eterna, cuando murió Lázaro el mendigo, llegó al Paraíso, al Seno de Abraham, y allí era consolado. ¿Ven? O sea, usted llegará al lugar que le lleva el camino que usted ha tomado. Usted, por ejemplo, si usted toma el camino en su automóvil que va hacia Guatemala, usted, pues no va llegar a otro lugar, usted va llegar a Guatemala, no va llegar a otro lugar; si usted toma el camino para ir hacia su casa, ¿a dónde usted va llegar? A su casa. Y si usted toma el Camino para llegar al Cielo, usted toma a Cristo, que es el Camino, ¿a dónde usted va llegar? Al Cielo, a la Casa de nuestro Padre Celestial. Si usted no toma el Camino que lleva al Cielo, que es Jesucristo, pues nunca va a llegar al Cielo, nunca va a llegar a la Casa de nuestro Padre celestial, nunca va a llegar a Dios. Hay que tomar el camino correcto para llegar al sitio que deseamos llegar; y todos queremos llegar al Cielo, todos queremos llegar a la Casa de nuestro Padre celestial, todos queremos llegar a Dios, por consiguiente tomamos el Camino de Dios, que es nuestro amado Señor Jesucristo. Pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo los que faltan por venir, si quieren tomar el Camino que les lleva a la Vida eterna, les lleva al Padre, les lleva a Dios, les lleva al Cielo, y la oportunidad que tenemos para tomar ese camino es mientras vivimos en este planeta Tierra, en estos cuerpos físicos; después que la persona muere, pues llega al lugar correspondiente, de acuerdo al camino que había tomado. Vamos estar puestos en pie para orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo. Si falta alguno todavía puede venir a los Pies de Cristo, puede venir para asegurar su futuro eterno con Cristo en Su Reino eterno. Recuerden que es un asunto de Vida eterna tomar el Camino de Dios, tomar a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador. El nombre de ustedes está escrito en el Cielo, en el Libro de la Vida, y por esa causa es que Dios les guió para estar en esta actividad y escuchar la predicación del Evangelio de Cristo, para obtener el conocimiento de cómo llegar al Cielo, cómo llegar a Dios el Padre, cómo obtener la Vida eterna; porque todos queremos vivir eternamente con Jesucristo en Su Reino eterno. Y es el Espíritu de Cristo, el Espíritu Santo el que nos guía a toda justicia y a toda verdad, nos guía en el Camino de Dios, que es nuestro amado Señor Jesucristo. Por lo tanto, es el Espíritu Santo es el que les ha guiado para estar en esta actividad, para que tomen el Camino que les lleva a la Vida eterna, el cual es nuestro amado Señor Jesucristo. Vamos ya a orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo en esta noche, los que están aquí presentes y los que están a través de internet o del satélite en otras naciones. También pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo los que están en otras naciones para que queden incluidos en esta oración que haré por todas las personas que están recibiendo a Cristo como su único y suficiente Salvador. También los niños de diez años en adelante que están en otras naciones escuchando esta predicación del Evangelio de Cristo, también pueden venir a los Pies de Cristo. Algunas veces cuando se predica el Evangelio de Cristo y se le da la oportunidad a las personas para que vengan a los Pies de Cristo dando testimonio público de su fe en Cristo, y lo reciban como su único y suficiente Salvador, hay personas que son tímidas, y les da timidez y se avergüenzan de que los vean pasar al frente para recibir a Cristo como su único y suficiente Salvador. Pero Cristo dijo: “El que se avergonzaré de mí delante de los hombres, Yo me avergonzaré de él delante de Mi Padre que está en los Cielos.” Por lo tanto, no nos podemos avergonzar de recibir a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador. Él dijo: “El que me confesare delante de los hombres, Yo le confesaré delante de Mi Padre que está en los Cielos.” Y el Padre le da la entrada al Reino de Dios, para que vivan eternamente con Cristo en Su Reino eterno. No podemos entonces ser tímidos para recibir a Cristo para que nos dé la Vida eterna. Recuerden que recibir a Cristo como Salvador significa: Vida eterna para nosotros. Es para que nos dé la Vida eterna que recibimos a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador. Ya vamos a orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo. Si falta alguno por venir, puede venir. Recuerden que es un asunto de Vida eterna recibir a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador, es un asunto de Vida eterna tomar el Camino de Dios, el cual es Cristo nuestro Salvador: “Yo Soy el Camino, la Verdad y la Vida, y nadie viene al Padre sino por mí.” Por lo tanto, no hay otro camino que nos lleve a Dios, no hay otro camino que nos lleve a la Vida eterna, y no hay otro camino que nos lleve al Pacto eterno y nos coloque en ese Pacto eterno bajo la Sangre del Pacto eterno, que es la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador. Ya vamos a orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo. Vamos a levantar nuestras manos al Cielo a Cristo, los que están aquí presentes y los que están en otras naciones, y vamos a cerrar nuestros ojos y repitan conmigo esta oración que estaré haciendo por ustedes ante Cristo. Repitan conmigo: ***Señor Jesucristo, vengo a Ti habiendo escuchado la predicación de Tu Evangelio, ha nacido Tu fe en mi alma, en mi corazón, y doy testimonio público de mi fe en Ti; creo en Ti de todo corazón, creo en Tu Primera Venida, creo en Tu Muerte en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de la Expiación por mis pecados, y doy testimonio público de mi fe en Ti reconociendo que soy pecador, y Te recibo como mi único y suficiente Salvador.*** ***Señor Jesucristo, en Tus manos encomiendo mi alma. Salva mi alma, Señor Jesucristo, Te lo ruego; perdona mis pecados y con Tu Sangre límpiame de todo pecado, y bautízame con Espíritu Santo y Fuego luego que yo sea bautizado en agua en Tu Nombre, y Te ruego produzcas en mí el nuevo nacimiento. Quiero nacer en Tu Reino eterno, quiero nacer a la Vida eterna, quiero vivir eternamente Contigo en Tu Reino eterno.*** ***Señor Jesucristo, en Tus manos encomiendo mi alma. Salva mi alma, Te lo ruego. En Tu Nombre eterno y glorioso, Señor Jesucristo. Amén y amén.*** Y todos con nuestras manos levantadas a Cristo al Cielo, decimos: **¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado! Amén y amén.** Cristo les ha recibido en Su Reino, ha perdonado vuestros pecados y con Su Sangre les ha limpiado de todo pecado; porque ustedes escucharon la predicación del Evangelio de Cristo y creyeron y lo recibieron como vuestro único y suficiente Salvador. Él dijo: “*Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.* *El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”* Ustedes han creído en Cristo de todo corazón, pero me dirán: “Pero todavía me falta una cosa: me falta ser bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, porque Él dijo: ‘El que creyere y fuere bautizado, será salvo.’ Y yo quiero cumplir el mandato de Cristo completo, porque yo quiero la salvación y Vida eterna, quiero vivir con Cristo en Su Reino eterno por toda la eternidad.” Ustedes me preguntarán: “¿Cuándo me pueden bautizar en agua en el Nombre del Señor Jesucristo?” Por cuanto ustedes han creído en Cristo de todo corazón, bien pueden ser bautizados en agua esta misma noche en el Nombre del Señor Jesucristo. ***Y que Jesucristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en ustedes el nuevo nacimiento; y a vuestros familiares Cristo los traiga a Sus Pies y les dé la salvación y Vida eterna también, para que vivan con Cristo en Su Reino eterno junto a ustedes, vivan por toda la eternidad. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén y amén.*** Y ahora, pregunto al ministro aquí, el Reverendo William Sibaja si hay agua: ¿Hay agua? ¿Hay bautisterios? Hay bautisterios a ambos lados. ¿Hay ropas bautismales? Hay ropas bautismales también. ¿Hay vestidores de ropa? Hay vestidores de ropa también, donde pueden colocarse las ropas bautismales y ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo. Habrá personas también que les ayudarán y también cuidarán vuestras ropas en lo que ustedes son bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y luego regresarán a los cambiadores de ropa, o sea, a los vestidores, y se colocarán de nuevo las ropas de ustedes, y regresarán a sus hogares gozosos y agradecidos a Dios por la salvación de vuestra alma. ***Y que Cristo les continúe bendiciendo grandemente a todos, y les guíe todos los días de vuestra vida en el Camino de la Vida eterna, que es nuestro amado Señor Jesucristo.*** También los que están en otras naciones: también pueden ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo esta misma noche en esta misma ocasión. ***Y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en ustedes también el nuevo nacimiento. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.*** Y ahora, dejo en las diferentes naciones que están conectados por internet o por el satélite, al ministro correspondiente, a cargo, para que les indique hacia dónde caminar para ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo. Y también aquí en San José, Costa Rica, dejo al ministro a cargo, al Reverendo William Sibaja, para que les indique hacia dónde caminar las damas y hacia dónde caminar los caballeros para cambiarse de ropa, colocarse las ropas bautismales y ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo. Y que Dios les continúe bendiciendo a todos. Muchas gracias por vuestra amable atención, y continúen pasando una noche llena de las bendiciones de Jesucristo nuestro Salvador. Con nosotros el Reverendo William Sibaja para continuar. “**EL CAMINO DE DIOS.”**