--- title: 'La Comision de la Iglesia' date: 2004-06-18 activity: 1 place: city: Brasília state: Distrito Federal country: BR duration: 00:00:00 public: false youtube: translations: files: --- Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes; es para mí una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios. En esta noche me acompaña mi esposa Erica, mis hijas América y Yahannah Gabriela. No están aquí al frente, parece que salieron. Están a la parte de atrás. Y el domingo próximo también estaremos aquí reunidos, y América y Yahannah estarán también con Erica, aquí reunidos, para todos juntos compartir unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios. Para esta ocasión, leemos en San Marcos, capítulo 16, versos 9 al 20, donde dice: “*Habiendo, pues, resucitado Jesús por la mañana, el primer día de la semana, apareció primeramente a María Magdalena, de quien había echado siete demonios.* *Yendo ella, lo hizo saber a los que habían estado con él, que estaban tristes y llorando.* *Ellos, cuando oyeron que vivía, y que había sido visto por ella, no lo creyeron.* *Pero después apareció en otra forma a dos de ellos que iban de camino, yendo al campo.* *Ellos fueron y lo hicieron saber a los otros; y ni aun a ellos creyeron.* *Finalmente se apareció a los once mismos, estando ellos sentados a la mesa, y les reprochó su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que le habían visto resucitado.* *Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.* *El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.* *Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas;* *tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán.* *Y el Señor, después que les habló, fue recibido arriba en el cielo, y se sentó a la diestra de Dios.* *Y ellos, saliendo, predicaron en todas partes, ayudándoles el Señor y confirmando la palabra con las señales que la seguían. Amén.”* Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla. Nuestro tema para esta ocasión es: **“LA COMISIÓN DE LA IGLESIA.”** Nuestro amado Señor Jesucristo había hablado en San Mateo capítulo 16, que Él establecería Su Iglesia sobre la Roca, que es la Revelación, la Revelación de Jesucristo. Por lo tanto, la Iglesia del Señor Jesucristo tendría siempre la Revelación de Jesucristo. La Iglesia del Señor Jesucristo estaría establecida sobre la Revelación. Ninguna otra agrupación religiosa está establecida, fundada, sobre la Revelación. Solamente la Iglesia del Señor Jesucristo está establecida sobre la Revelación de quien es Jesucristo. Pedro recibió la Revelación de quien era Jesucristo: el Hijo del Dios viviente. Por lo tanto, cada miembro de la Iglesia del Señor Jesucristo, tendría Revelación, la Revelación de Jesucristo. Y ahora, Dios dio una comisión a Su Iglesia. Jesucristo habló a Sus discípulos, a los creyentes en Él, dándoles la comisión de ir por todo el mundo predicando el Evangelio a toda criatura. *“Y el que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”* Esta comisión ha estado siendo cumplida por la Iglesia de Jesucristo. **¿Y por qué Él ordenó a predicar el Evangelio a toda criatura?** Para que toda persona conociera el misterio de la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario, en donde Él llevó nuestros pecados, y murió por nuestros pecados en la Cruz del Calvario, para que nosotros podamos vivir eternamente. Estas buenas noticias son dadas a conocer a la humanidad por la Iglesia del Señor Jesucristo, llena del Espíritu Santo, para que toda persona conozca que hay un Nuevo Pacto, y que hay una Sangre correspondiente a ese Nuevo Pacto, de la cual Jesucristo dijo en San Mateo, capítulo 26, versos 26 al 29 (en la última Cena Él dijo ciertas palabras importantes a Sus discípulos): “*Y mientras comían, tomó Jesús el pan, y bendijo, y lo partió, y dio a sus discípulos, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo.* *Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio, diciendo: Bebed de ella todos;* *porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados.”* Y aquí nos muestra Cristo que hay un Nuevo Pacto y que la Sangre de ese Nuevo Pacto es Su Sangre que Él derramaría en la Cruz del Calvario. De ese Nuevo Pacto nos habló Dios por medio del Profeta Jeremías, en el capítulo 31, verso 31 en adelante, donde dice: “*He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá.* *No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová.* *Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo.”* Aquí tenemos la profecía de un Nuevo Pacto que Dios establecería con su pueblo, no como el pacto antiguo, el cual el pueblo hebreo lo invalidó. Y ahora, bajo este Nuevo Pacto no habrá animales siendo sacrificados, sino que el sacrificio por el pecado será efectuado por el Mesías, un hombre, el cual fue tipificado en aquellos animales que eran sacrificados por el pecado del pueblo. En el libro de Levítico, capítulo 23, verso 26 en adelante, Dios le habló al profeta Moisés lo siguiente (lo cual él lo comunicó al pueblo hebreo): “*También habló Jehová a Moisés, diciendo:* *A los diez días de este mes séptimo será el día de expiación; tendréis santa convocación, y afligiréis vuestras almas, y ofreceréis ofrenda encendida a Jehová.* *Ningún trabajo haréis en este día; porque es día de expiación, para reconciliaros delante de Jehová vuestro Dios.* *Porque toda persona que no se afligiere en este mismo día, será cortada de su pueblo.”* En el Antiguo Testamento, conforme a la Ley que Dios dio a través del Profeta Moisés, el día diez del mes séptimo de cada año se sacrificaba un macho cabrio por Jehová, es la expiación por el pecado del pueblo. Todo hebreo tenía que arrepentirse de sus pecados, afligido en su alma por haber pecado contra Dios, y tenía que pedirle perdón a Dios por haber pecado, para que Dios lo perdonara y quedara cubierto con la sangre de la expiación. Aquel sacrificio era el sacrificio de la expiación por los pecados de cada hebreo y por la nación hebrea. Toda persona que no se arrepentía de sus pecados y no pedia perdón a Dios, no quedaba perdonado, y por consiguiente Dios lo cortaba del pueblo, porque no quedaba reconciliado con Dios para tener derecho a continuar viviendo, a vivir un año más; porque cada año tenían que efectuar ese sacrificio por el pecado. ¿Y por qué cada año? Porque los animales no tienen alma, y por lo tanto la sangre de esos animales no es perfecta, y no puede quitar el pecado, solamente lo cubría, en lo que llegaba un Sacrificio Perfecto, el cual sería el Sacrificio del Mesías por el pecado del ser humano, para ser reconciliado el ser humano con Dios, no por un año más, sino por toda la eternidad; y así el ser humano tener derecho a vivir eternamente con Jesucristo en Su Reino, porque ese Reino es el Reino de Dios, para lo cual toda personas tiene que tener el Sacrificio por sus pecados. Y ahora, no es un animalito literal, es el Sacrificio de Jesucristo en la Cruz del Calvario. Por esa causa cuando Juan el Bautista en San Juan, capítulo 1 (de San Juan), vio a Cristo que se acercó, dice capítulo 1, verso 26 en adelante: “*Juan les respondió diciendo: Yo bautizo con agua; mas en medio de vosotros está uno a quien vosotros no conocéis.* *Este es el que viene después de mí, el que es antes de mí, del cual yo no soy digno de desatar la correa del calzado.* *Estas cosas sucedieron en Betábara, al otro lado del Jordán, donde Juan estaba bautizando.* *El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.* *Este es aquel de quien yo dije: Después de mí viene un varón, el cual es antes de mí; porque era primero que yo.”* Aquí lo presentó como el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Desde la muerte de Cristo en la Cruz del Calvario, Dios no acepta sacrificios de animalitos por el pecado del ser humano, solamente Dios acepta un solo sacrificio, y ése es el Sacrificio de Jesucristo en la Cruz del Calvario. Por lo tanto, ese es el Sacrificio que toda persona tiene que tener por sus pecados, para ser limpio de todo pecado con la Sangre de ese Sacrifico, con la Sangre de Jesucristo derramada en la Cruz del Calvario, para así obtener la persona el perdón de sus pecados, ser limpio con la Sangre de Jesucristo de todo pecado, ser bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo lo bautiza con Espíritu Santo y Fuego, y produce en la persona el nuevo nacimiento, y así la persona nace a una nueva vida, a la Vida eterna; pues el ser humano desde que pecó en el Huerto del Edén perdió la Vida eterna, y por consiguiente toda persona que nace en esta Tierra, nace a la vida, pero a la vida temporera, no a la Vida eterna. Para nacer a la Vida eterna y poder vivir eternamente, la persona tiene que nacer de nuevo, como dijo Cristo a Nicodemo: “De cierto, de cierto te digo, que el que no nazca del Agua y del Espíritu, no puede entrar al Reino de Dios.” El Reino de Dios es un Reino eterno, y para vivir eternamente hay que entrar al Reino eterno, que es el Reino de Dios, el cual es el Reino de Jesucristo del cual Cristo es el Rey. **¿Y cómo se entra a ese Reino eterno para vivir eternamente?** Naciendo del Agua y del Espíritu, naciendo de la predicación del Evangelio de Cristo, al escuchar la predicación del Evangelio de Cristo, y escuchar que Cristo murió en la Cruz del Calvario por todos nosotros, y Él es el Sacrificio por el pecado del ser humano. “Para que todo aquel que en Él cree no se pierda, mas tenga Vida eterna.” “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a Su Hijo Unigénito, para que todo aquel que en Él cree no se pierda, mas tenga Vida eterna,” obtenga la reconciliación con Dios, obtenga el perdón de sus pecados, sea limpio de todo pecado con la Sangre de Cristo y quede reconciliado con Dios y restaurado a la Vida eterna, en el Reino eterno de Jesucristo nuestro Salvador; y así la persona ha asegurado su futuro en el Reino eterno de Jesucristo nuestro Salvador; pero todavía continuamos con la vida temporal o temporera, y mortal, en este cuerpo físico. Pero en algún momento terminará esa vida en el cuerpo temporero. Pero cuando termine (si todavía Cristo está en el Trono de Intersección), pues vamos a vivir al Paraíso, en el cuerpo angelical, y ahí esperamos hasta que Cristo complete Su Iglesia, y entonces se levante del Trono del Padre, tome el Título de Propiedad, que es el Libro de los Siete Sellos de Apocalipsis, capítulo 5, versos 1 en adelante, lo abra en el Cielo, y haga Su Obra de Reclamo, como León de la Tribu de Judá, reclame todo lo que Él ha redimido con Su Sangre preciosa, resucite a los muertos creyentes en Él, en cuerpos glorificados y eternos como el cuerpo del Señor Jesucristo, y a nosotros los que vivimos (si permanecemos vivos hasta ese momento) nos transformará, y entonces tendremos un cuerpo glorificado, eterno y joven para toda la eternidad, para vivir con Cristo en Su Reino eterno. En ese cuerpo es que iremos con Él a la Cena de las Bodas del Cordero, en el arrebatamiento de Su Iglesia, llamado también: “El Rapto de la Iglesia de Jesucristo,” e iremos también a la Casa de nuestro Padre Celestial, a la Gran Cena de las Bodas del Cordero, que durarán tres años y medio, mientras en la Tierra la humanidad estará pasando por el tiempo de la gran tribulación que durará tres años y medio. Para los hijos e hijas de Dios hay grandes bendiciones, en el presente y en el futuro también, porque han escuchado la predicación del Evangelio de Cristo, y han creído, y han sido bautizados en agua en Su Nombre, y Cristo los ha bautizado con Espíritu Santo y Fuego, y han obtenido el nuevo nacimiento, han nacido a la Vida eterna en el Reino eterno de Jesucristo nuestro Salvador. Y todo esto sucede bajo la comisión que Cristo dio a Su Iglesia, en el cumplimiento de esa comisión por la Iglesia del Señor Jesucristo, llevando el Evangelio de Cristo por toda nación, pueblo y lengua, para que todo aquel que en Él cree no se pierda, mas tenga Vida eterna; para eso dio esta comisión Cristo a Su Iglesia: de ir por todo el mundo predicando el Evangelio a toda criatura, y el que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado, pierde el derecho a vivir eternamente con Cristo en Su Reino. Así como en el Antiguo Testamento las personas que no se afligían por sus pecados, en ese día diez del mes séptimo de cada año, no quedaban perdonados, y no quedaban reconciliados con Dios, y Dios los cortaba de en medio del pueblo, o sea, perdían el derecho a continuar viviendo. Pero el que se había arrepentido de sus pecados y había pedido perdón a Dios, quedaba perdonado y reconciliado con Dios, y aquel sacrificio por el pecado era el sacrificio por los pecados de la persona. Y Ahora, el Sacrificio por nuestros pecados (en el Nuevo Testamento) es el Sacrificio de Cristo en la Cruz del Calvario. Toda persona que vive en la Tierra, durante el tiempo de su vida terrenal está llamado a escuchar la predicación del Evangelio de Cristo, a arrepentirse de sus pecados, recibir a Cristo como Salvador y Cristo lo perdona y con Su Sangre lo limpia de todo pecado, es bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo y Cristo lo bautiza con Espíritu Santo y Fuego, y así ha producido el nuevo nacimiento en la persona, ha nacido a la Vida eterna en el Reino eterno de Jesucristo nuestro Salvador; y pertenece a una Nueva Raza, a una Nueva Raza con Vida eterna, a la Raza de los Inmortales, a la Raza de Jesucristo, que es el principio de la Creación de Dios, el cual está tan joven como cuando ascendió al Cielo. Jesucristo murió, pero resucitó para no morir más. Y todos nosotros pertenecemos a Jesucristo, que es la Cabeza de Su Iglesia, de esa Nueva Raza con Vida eterna. La muerte entró por un hombre, Adán, a la raza humana; la raza humana estaba representada en Adán. Y ahora, la Vida eterna ha entrado por otro hombre, por Jesucristo nuestro Salvador; así ha entrado a la raza humana la Vida eterna. “Para que todo aquel que en Él crea no se pierda, mas tenga Vida eterna.” Es por medio de Jesucristo que el ser humano recibe la salvación y Vida eterna. En Primera de Juan, capítulo 5, nos dice de la siguiente manera. Capítulo 5, verso 10 en adelante de Primera de Juan: “*El que cree en el Hijo de Dios, tiene el testimonio en sí mismo; el que no cree a Dios, le ha hecho mentiroso, porque no ha creído en el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo.* *Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo.”* Ninguna persona puede recibir la Vida eterna, a menos que sea a través de Jesucristo, el Hijo de Dios. “*El que tiene al Hijo, tiene la vida* (o sea, tiene la Vida eterna el que tiene a Jesucristo, el Hijo de Dios, porque lo ha recibido como su Salvador)*; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida.”* No tiene la Vida eterna, lo que tiene es una vida temporera que se le va a terminar en algún momento, ¿y después qué? No tiene otra vida, no tiene una Vida eterna, no tiene esperanza para volver a vivir en un cuerpo físico y eterno, se le terminaron los días de la vida terrenal, el tiempo de la vida terrenal es para que lo aprovechemos haciendo lo que Cristo dijo: “Buscad primeramente el Reino de Dios y Su justicia.” ¿Para qué? Para entrar al Reino de Dios y tener Vida eterna. Y no se entra al Reino de Dios, a menos que sea naciendo del Agua y del Espíritu, escuchando la predicación del Evangelio de Cristo y creyendo de todo corazón en Cristo, siendo bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo; y Cristo nos bautiza con Espíritu Santo y Fuego, y así produce el nuevo nacimiento, y así hemos nacido del Agua y del Espíritu, y hemos entrado al Reino eterno de Cristo, hemos nacido a la Vida eterna, y hemos asegurado nuestro futuro eterno con Jesucristo en Su Reino eterno. El que no ha recibido a Cristo y se le acaban sus días aquí en la Tierra (sin recibir a Cristo), se le acaba la oportunidad de la Vida eterna. La Vida eterna se recibe recibiendo a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador. El que no lo recibe como su Salvador, no queda perdonado y no queda reconciliado con Dios, y pierde el derecho a vivir eternamente con Cristo en Su Reino. “*Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios.”* La buena noticia para los creyentes en Cristo es que tenemos Vida eterna, Cristo nos ha dado Vida eterna, Él nos ha reconciliado con Dios, Él ha perdonado nuestros pecados, y con Su Sangre nos ha limpiado de todo pecado; y así Él ha asegurado nuestro futuro eterno en Su Reino eterno, y por consiguiente tenemos Vida eterna; aunque nuestro cuerpo físico no tiene Vida eterna, pero vamos a tener un cuerpo físico con Vida eterna, un cuerpo inmortal y glorificado, y joven para toda la eternidad, igual al cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador. Esto es así para toda persona que escucha la predicación del Evangelio de Cristo, lo ha recibido como su Salvador, ha pedido perdón a Cristo por sus pecados, ha sido bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y por consiguiente Cristo con Su Sangre lo ha limpiado de todo pecado, y Cristo lo bautiza con Espíritu Santo y Fuego, y ha producido el nuevo nacimiento en la persona, ha nacido a la Vida eterna, ha obtenido el derecho a vivir eternamente con Cristo en Su Reino, no puede ser cortado de la Vida, vivirá eternamente. El que no ha recibido a Cristo no tiene Vida eterna, y no tiene derecho a vivir eternamente; solamente vive una cantidad de tiempo aquí en la Tierra, que ni siquiera sabe cuánto tiempo es. Pero el creyente en Cristo vivirá eternamente con Cristo; para eso fue que Cristo dio la comisión a Su Iglesia de ir por todo el mundo predicando el Evangelio a toda criatura; y el que creyere y fuere bautizado, será salvo; y el que no creyere, será condenado. Tan simple como eso. Es un asunto de fe, de fe positiva para la salvación y Vida eterna; y de fe negativa para condenación. ¿Y qué es la fe negativa? La incredulidad; porque la persona dice: “Yo no creo eso.” ¿Ve? Es una forma de creer, pero de creer en forma negativa. Eso es la incredulidad. Pero la fe positiva es la que dice: “Yo lo creo con toda mi alma, yo creo en Cristo con todo mi corazón, yo lo recibo como mi único y suficiente Salvador, Él es mi Sacrificio por el pecado. Él es el Sacrificio de la Expiación por mis pecados.” Y ahora, vemos que no hay más sacrificios de animalitos. Para todo ser humano: hebreos y gentiles, hay un solo sacrificio por el pecado: el Sacrificio de Jesucristo en la Cruz del Calvario. Y la Sangre de ese Sacrificio es la Sangre del Nuevo Pacto. Desde la muerte de Cristo en adelante el Nuevo Pacto fue establecido; por lo tanto, bajo el Nuevo Pacto están las bendiciones de Dios para hebreos y para gentiles. Por eso Cristo comisionó a Su Iglesia, a los creyentes en Él, a ir por todo el mundo, y predicar el Evangelio a toda criatura, y el que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado. Para ser salvo hay que entrar al Nuevo Pacto, y ser cubierto con la Sangre del Nuevo Pacto, la cual nos limpia de todo pecado. Ahora, hemos visto porqué Cristo comisionó a Su Iglesia a ir por todo el mundo predicando el Evangelio a toda criatura, para que el que creyere y fuere bautizado, sea salvo; y para que el que no cree, sea condenado, porque no ha creído en Jesucristo, el Unigénito Hijo de Dios. “**LA COMISIÓN DE LA IGLESIA.”** Esta comisión de la Iglesia es para traer el conocimiento del Nuevo Pacto y del Sacrificio del Nuevo Pacto, y dar a conocer cómo el ser humano puede obtener el perdón de sus pecados, y pueda obtener la salvación y Vida eterna, y pueda entrar al Nuevo Pacto y ser cubierto con la Sangre del Nuevo Pacto, que es la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador. Hemos visto: “LA COMISIÓN DE LA IGLESIA DEL SEÑOR JESUCRISTO,” para traer las bendiciones de Dios a través de Cristo a todo ser humano, dando a conocer todo el Programa Divino para la salvación y Vida eterna de toda persona que recibiría a Cristo como su único y suficiente Salvador. Y ahora, bajo la Comisión de la Iglesia, ¿cuántos han recibido a Cristo como su Salvador? Por lo tanto, la Iglesia del Señor Jesucristo ha estado llevando a cabo la Comisión que Cristo le dio: de ir a todo el mundo predicando el Evangelio a toda criatura, para que el que crea y sea bautizado obtenga la salvación y Vida eterna. Si hay alguna persona que todavía no ha recibido a Cristo como Salvador, puede hacerlo en esta noche, y yo estaré orando por usted, para que Cristo le reciba, y perdone sus pecados y con Su Sangre le limpie de todo pecado, y pueda ser bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo lo bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en usted el nuevo nacimiento, y nazca a la Vida eterna en el Reino eterno de Jesucristo nuestro Salvador, y quede dentro del Nuevo Pacto, cubierto con la Sangre del Nuevo Pacto, la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador. Si hay alguna persona, puede levantar su mano y yo estaré orando por usted en esta ocasión. Si hay alguna, persona puede pasar al frente y estaré orando por usted en estos momentos. Lo más importante para el ser humano es la salvación y Vida eterna. El ser humano es **cuerpo**, **espíritu y alma**; y lo más importante del ser humano es su alma. Por eso Cristo habla de la salvación del alma, y pregunta en una ocasión: “¿De que le vale al hombre si ganare todo el mundo y pierde su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?” El alma es lo que en realidad es la persona, y está dentro del cuerpo. Por lo tanto, tenemos que asegurar el futuro eterno de nuestra alma, para así asegurar que viviremos eternamente con Jesucristo en Su Reino eterno, ese es el único Reino que existirá por toda la eternidad. Por lo tanto, todos necesitamos entrar al Reino de Cristo, para vivir eternamente con Jesucristo nuestro Salvador. En la comisión dada por Cristo a Su Iglesia está dar a conocer el Misterio de la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario, para todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga Vida eterna. Pueden continuar pasando para orar por ustedes en esta ocasión. Vamos a estar puestos en pie en lo que pasan las otras personas que desean asegurar su futuro eterno con Cristo en Su Reino eterno, desean que Cristo les perdone y con Su Sangre les limpie de todo pecado, porque desean vivir eternamente con Jesucristo en Su Reino eterno. Es un asunto de Vida eterna, recibir a Cristo como Salvador. No es un asunto de sectarismos religiosos. Recibir a Cristo es un asunto de Vida eterna. Por eso es tan serio el asunto de la Comisión que Cristo dio a Su Iglesia de ir por todo el mundo predicando el Evangelio a toda criatura: es para que las personas puedan recibir a Cristo como Salvador. “Porque la fe viene por el oír, por el oír la Palabra de Dios.” “¿Y cómo van a oír si no hay quien les predique? ¿Y cómo van a predicar si no fueren enviados?” Ahora, Cristo envía a predicar el Evangelio a toda criatura, para que así nazca la fe en el alma de la persona para creer en Cristo como su único y suficiente Salvador. La fe viene por el oír la Palabra de Dios, el Evangelio de Cristo. “Con el corazón se cree para justicia.” Cuando se ha escuchado la predicación del Evangelio. “Y con la boca se hace confesión para Salvación.” Por lo tanto, la persona mientras escucha la predicación del Evangelio de Cristo, comienza a sentir que algo está sucediendo en su alma. Dios está creando esa fe por medio de la predicación del Evangelio, y la persona siente esa experiencia hermosa en la cual dice: “Yo creo de todo corazón lo que es predicado.” Cree en Cristo como su Salvador; fue creada esa fe en su alma, nació ahí esa fe, Cristo la creó por medio de Su Palabra creadora, y luego la persona ya sabe que tiene esa fe, que ha creído de todo corazón; y ahora se levanta y hace confesión pública de su fe en Cristo, recibiendo a Cristo como Salvador; por consiguiente está confesando públicamente su fe en Cristo para Salvación de su alma. “Porque con la boca se confiesa para Salvación.” Cristo dijo: “El que me confesare delante de los hombres, Yo le confesaré delante de mi Padre, y delante de Sus Ángeles; mas el que me negare delante de los hombres, Yo le negaré delante de mi Padre.” Pero nadie quiere que Cristo lo niegue delante del Padre Celestial, todos queremos que Cristo diga de nosotros: “Esta persona es un creyente en mí, Yo lo he perdonado y con mi Sangre Yo lo he limpiado de todo pecado; esta persona ha creído en mí de todo corazón, y ha sido bautizado en agua en mi Nombre. Padre, Yo confieso a Ti esta persona como un creyente en mí, que ha creído y ha sido bautizado.” Y por consiguiente Dios otorga la salvación y Vida eterna a la persona por medio de Jesucristo. Todos queremos que Cristo nos confiese delante del Padre Celestial, todos queremos vivir eternamente con Jesucristo en Su Reino. Todavía si faltan más personas que han escuchado la predicación del Evangelio de Cristo y han creído de todo corazón, les falta confesar públicamente su fe en Cristo, que han recibido a Cristo de todo corazón, creen de todo corazón en Cristo y públicamente confiesan que lo reciben como su único y suficiente Salvador, para que Él salve su alma, le dé la salvación y Vida eterna. “No hay otro nombre bajo el Cielo, dado a los hombres en que podamos ser salvos,” solamente hay un nombre de Salvación, y ese nombre es SEÑOR JESUCRISTO. “**LA COMISIÓN DE LA IGLESIA.”** Esto es para que todos conozcan el Misterio de la Primera Venida de Cristo y Su muerte en la Cruz del Calvario, para redimir a todo creyente en Cristo, para darnos la salvación y Vida eterna. Solamente a través de Jesucristo podemos obtener la salvación y Vida eterna, solamente a través de Jesucristo podemos obtener la reconciliación con Dios, para vivir por toda la eternidad en el Reino de Jesucristo; y eso es lo que todos queremos: vivir eternamente con Jesucristo en Su Reino. Para eso es que Dios por medio de Cristo ha hecho el Programa de salvación, por medio de la muerte de Cristo en la Cruz del Calvario. Si falta alguna otra persona, puede pasar al frente para que quede incluida en esta oración, pues ya creyó de todo corazón mientras se predicaba el Evangelio de Cristo, solamente le falta confesar públicamente a Cristo como su único y suficiente Salvador, pero ya creyó de todo corazón, mientras escuchaba la predicación del Evangelio de Cristo. Vamos a dar unos segundos y luego oraremos por los que ya han pasado. Recuerden que Dios ha dado libre albedrío a todo ser humano, para que de su propia voluntad reciba a Cristo como su único y suficiente Salvador. Él es nuestra solución para que podamos vivir eternamente con Jesucristo en Su Reino eterno. Unos segundos y ya oraremos por los que han pasado. En el alma de la persona siempre hay una lucha grande o pequeña cuando le toca hacer la decisión más grande en su vida. ¿Y cuál es la decisión más grande de su vida? No hay otra más grande que recibir a Cristo como su único y suficiente Salvador, porque esa es la única decisión que coloca al ser humano en la Vida eterna con Cristo en Su Reino eterno. No hay otra decisión más grande que esa. Y no hay una cosa más grande e importante para el ser humano que la Vida eterna, y solamente a través de Jesucristo puede recibir la Vida eterna. Vamos a inclinar nuestros rostros para orar en estos momentos, por los que han pasado al frente en esta noche. Inclinemos nuestros rostros y repitan conmigo esta oración las personas que han pasado al frente: ***Señor Jesucristo, he escuchado la predicación de Tu Evangelio en esta noche; y mientras escuchaba, nació en mí la fe para creer en Ti como mi único y suficiente Salvador. Señor Jesucristo, yo creo en Ti de todo corazón, Tú eres el único Salvador. Señor Jesucristo, públicamente yo confieso mi fe en Ti, y Te recibo como mi único y suficiente Salvador.*** ***Señor Jesucristo, salva mi alma, Te lo ruego, perdona mis pecados, y con Tu Sangre límpiame de todo pecado, y bautízame con Espíritu Santo y Fuego, luego que yo sea bautizado en agua en Tu Nombre. Te ruego produzcas en mí el nuevo nacimiento, quiero nacer en Tu Reino eterno, quiero vivir contigo por toda la eternidad en Tu Reino. En Tus manos encomiendo mi alma, salva mi alma, Señor Jesucristo, Te lo ruego. En Tu Nombre eterno y glorioso Señor Jesucristo. Amén y amén.*** Y ahora repitan conmigo: **La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado. La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado. La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado.** Cristo les ha recibido en Su Reino, ha perdonado vuestros pecados y con Su Sangre les ha limpiado de todo pecado; les falta una parte de la Orden Divina. Cristo dijo: “El que creyere y fuere bautizado, será salvo.” Ustedes me dirán: “¿Y cuándo pueden bautizarme en agua en el Nombre del Señor Jesucristo para cumplir completamente la Orden de Jesucristo?” No sé si aquí hay agua. ¿Hay bautisterio aquí? ¿Aquí? Hay agua aquí, hay bautisterio, ¿hay ropas bautismales también? Hay ropas bautismales también, para que así cumplan la orden de Cristo completamente, y reciban la bendición y Vida eterna de parte de Jesucristo nuestro Salvador. Ha sido para mí un privilegio y bendición grande estar con ustedes en esta noche. El domingo próximo estaré nuevamente en este mismo lugar. ¿A qué hora? A las 9:00 de la mañana, en donde esperamos grandes bendiciones de parte de Jesucristo nuestro Salvador. Inviten a sus amistades y a sus familiares para que estén el domingo próximo a las 9:00 de la mañana, para escuchar la predicación del Evangelio de Cristo. Que las bendiciones de Jesucristo, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también. Muchas gracias por vuestra amable atención, y dejo al Rvdo. Salomón Cunha, para continuar, para que les indique hacia dónde pasar para cambiarse de ropas y ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo. “El que creyere y fuere bautizado, será salvo.” Esa fue la orden de Cristo para los que escucharían la predicación del Evangelio de Cristo. Vamos a inclinar nuestros rostros para orar: ***Padre nuestro que estás en el Cielo, traigo ante Tu presencia todas las personas que han pasado al frente para recibir a Cristo, Tu Hijo amado, como su único y suficiente Salvador, recíbeles en Tu Reino, cuídales; y Te ruego produzcas en ellos el nuevo nacimiento; y Te ruego también traigas a sus familiares a los pies de Jesucristo, para que reciban la salvación y Vida eterna, y vivan eternamente junto a ellos en el Reino de Jesucristo nuestro Salvador. Padre, Te lo ruego en el Nombre del Señor Jesucristo, Tu Hijo amado. Amén y amén.*** Muchas gracias por vuestra amable atención, y continúen pasando una noche llena de las bendiciones de Jesucristo nuestro Salvador. Con nosotros nuevamente el Rvdo. Salomón Cunha. “**LA COMISIÓN DE LA IGLESIA.”**