--- title: 'Desde este día os bendeciré' date: 2003-03-27 activity: 1 place: city: Belo Horizonte state: Minas Gerais country: BR duration: 00:00:00 public: false youtube: translations: files: --- Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes aquí en Belo Horizonte, Mina Gerais, República del Brasil; es para mí una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final. Reciban también saludos de mi esposa Erica, quien esta *aquí* en el centro, y de mis niñas América y Yahannah Gabriela, América está *acá* y *aquí* está Yahannah Gabriela. América les envió muchos saludos a los niños, y esperamos que los niños reciban esos saludos y reciban también bendiciones de parte de Dios. Para esta ocasión leemos en la Escritura, en Hageo, capítulo 2, verso 18 al 19. Esto fue cuando el pueblo hebreo regresó del cautiverio, había sido llevado cautivo por Babilonia, pero conforme a las profecías el pueblo hebreo estaría setenta años en Babilonia cautivo, pero luego Dios lo libertaría; por lo tanto, este pasaje bíblico nos habla del pueblo hebreo ya en su tierra, luego de los setentas años de cautiverio. Dice en el capítulo 2, verso 18 al 19 de Hageo: “*Meditad, pues, en vuestro corazón, desde este día en adelante, desde el día veinticuatro del noveno mes, desde el día que se echó el cimiento del templo de Jehová; meditad, pues, en vuestro corazón.* *¿No está aún la simiente en el granero? Ni la vid, ni la higuera, ni el granado, ni el árbol de olivo ha florecido todavía; mas desde este día os bendeciré.”* Nuestro tema es: **“DESDE ESTE DÍA OS BENDECIRÉ.”** En este pasaje bíblico he leído lo relacionado a la restauración del pueblo hebreo y la restauración del templo de Dios; por lo tanto, la restauración del pueblo hebreo como nación es un templo que fue restaurado, porque un templo es un lugar de morada de Dios, y Dios moraba en medio del pueblo hebreo. Por lo tanto, el pueblo hebreo como nación es el único pueblo Templo de Dios, y Dios creó al pueblo hebreo para Dios morar en medio del pueblo hebreo; por eso es que en medio del pueblo hebreo tenemos la capital: Jerusalén, que es el lugar más importante, la ciudad más importante, porque es la ciudad donde Dios colocó Su Nombre y donde fue colocado el templo de Dios, el cual construyó el rey Salomón; por lo tanto es llamada la ciudad santa y también es llamada la ciudad eterna, es la ciudad donde Dios colocó Su Trono. ¿Que Dios colocó Su Trono en Jerusalén? Claro que sí, Su Trono terrenal y el Reino terrenal de Dios fue colocado en medio del pueblo hebreo, ese es el reino de David, y el trono de David es el Trono de Dios terrenal. Vamos a ver algunas Escrituras para que podamos comprender este misterio del Reino de Dios en la Tierra y el Trono de Dios en la Tierra. En Primera de Crónicas, capítulo 28, verso 5 en adelante, dice la Escritura; o sea, esto es David hablando, diciendo que Dios le ha dado muchos hijos, pero que de entre todos los hijos Dios escogió a uno de ellos (que fue Salomón), para sentarse en el trono de David y ser el heredero al trono de David, y por consiguiente ser el heredero al reino de David. Y ahora, veamos lo que el rey David dice de ese reino y de ese trono. Dice: “*Y de entre todos mis hijos (porque Jehová me ha dado muchos hijos), eligió a mi hijo Salomón para que se siente en el trono del reino de Jehová sobre Israel.”* Y ahora, el trono del Reino de Dios sobre el pueblo hebreo es el trono de David, el cual heredó Salomón, el hijo de David. Sigue diciendo: “*Y me ha dicho: Salomón tu hijo, él edificará mi casa y mis atrios; porque a éste he escogido por hijo, y yo le seré a él por padre.* *Asimismo yo confirmaré su reino para siempre, si él se esforzare a poner por obra mis mandamientos y mis decretos, como en este día.”* Luego en el capítulo 29 de Primera de Crónicas también, o sea, en el próximo capítulo; ya leímos en el 28, ahora leemos en el capítulo 29, verso 22 al 25 dice, ese día que Salomón recibió por segunda vez la investidura del reino, dice: “*Y comieron y bebieron delante de Jehová aquel día con gran gozo; y dieron por segunda vez la investidura del reino a Salomón hijo de David, y ante Jehová le ungieron por príncipe, y a Sadoc por sacerdote.* *Y se sentó Salomón por rey en el trono de Jehová en lugar de David su padre, y fue prosperado; y le obedeció todo Israel.”* Ahí hemos leído que Salomón se sentó en el Trono de Jehová en lugar de su padre David, ese es el trono terrenal del Reino terrenal de Dios sobre el pueblo hebreo. Ahora, podemos ver que el Reino de Dios estaba en medio del pueblo hebreo, y David y luego Salomón reinaron para Dios; el rey del Reino de Dios sentado sobre el Trono de Jehová en medio del pueblo hebreo era ungido para reinar para Dios, no para reinar para sí mismo, sino para reinar para Dios. Y ahora, veamos en San Lucas, capítulo 1, versos 30 en adelante, lo que dice el Arcángel Gabriel, al que siempre le he llamado “el Arcángel Profeta de la sexta dimensión,” dice a la virgen María: “Ahora concebirás...” dice: “*Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios.* *Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS.* *Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre;* *y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.”* Cristo como Hijo de David, por cuanto nació a través de una virgen descendiente del rey David es el Heredero al Trono de David, y por consiguiente El es el Heredero al Reino terrenal de Dios; por lo tanto, es Cristo el que hereda el Reino terrenal de Dios y por consiguiente el trono de David, que es el trono de ese Reino de Dios, donde se sentó el rey David y donde se sentó el rey Salomón. Y ahora, ese reino va a ser restaurado en esta Tierra, por eso Cristo enseñando a orar a Sus discípulos les dijo en la oración que pidieran a Dios la venida del Reino de Dios: “Venga Tu Reino, hágase Tu voluntad como en el Cielo también en la Tierra.” Por eso cuando sea restaurado el Reino de Dios en la Tierra, el Trono terrenal de Dios (que es el trono de David) será ocupado por Cristo, el Mesías, y gobernará sobre el pueblo hebreo y sobre todas las naciones. El pueblo hebreo ha deseado gobernar sobre todas las naciones, porque es una promesa divina, es profecía bíblica, pero eso será bajo el Reino de Dios restaurado en la Tierra, en el cual Cristo, el Mesías, se sentará sobre el trono de David, y como Hijo de David reinará sobre el pueblo hebreo; y como Hijo del Hombre reinará sobre el mundo entero. Cristo es el Hijo de David, por lo tanto El gobernará, reinará sobre el pueblo hebreo; El es el **Hijo de Abraham**, por lo tanto El es el Heredero a toda la herencia que Dios le dio a Abraham; y Cristo como **Hijo de David** es Heredero al Reino de Dios sobre el pueblo hebreo y al trono de David, que es el trono de ese reino; Cristo como **Hijo del Hombre** es Heredero del planeta Tierra completo; por lo tanto, Cristo es el Rey del planeta Tierra con todos sus habitantes. Durante el Reino Milenial Cristo estará reinando sobre el pueblo hebreo como Hijo de David y sobre el mundo entero como Hijo del Hombre; y Cristo también es el Hijo de Dios, como **Hijo de Dios** El es el Heredero de los Cielos y de la Tierra, El es el Heredero de toda la creación. Por lo tanto, Jesucristo es el Rey de toda la creación, Jesucristo es el Rey de reyes y Señor de señores, Rey de la séptima dimensión, Rey de la sexta dimensión (Rey teofanía), y El es Rey de esta dimensión terrenal, El es Rey de reyes y Señor de señores; por eso Cristo habla en el capítulo 3, verso 21 del Apocalipsis acerca de ese trono, y vean lo que dice: “*Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono.”* Así como Cristo ascendió al Cielo victorioso y se sentó en el Trono del Padre, el Trono celestial, y por eso Cristo es el Rey del Universo completo y es el Heredero de toda la creación. Ahora, Cristo tiene un trono terrenal, porque en el trono que Cristo se ha sentado no es el trono de Cristo, es el Trono del Padre, el Trono celestial; pero ahora Cristo aquí habló acerca de Su trono, al cual El es Heredero, del cual el Arcángel Gabriel dijo a la virgen María que Dios le dará el trono de David Su padre. En este trono es que El sentará con El al vencedor, en la misma forma que el Padre celestial sentó a Jesús en Su Trono celestial, corre paralelo a lo que sucedió con Cristo siendo sentado en el Trono celestial por el Padre celestial. Ahora, para eso se requiere la restauración del pueblo hebreo (como nación) y la restauración del Reino de Dios en la Tierra en medio del pueblo hebreo. Jerusalén será la capital del pueblo hebreo y del mundo entero, y el territorio de Israel vendrá a ser el distrito federal del Reino de Dios, que gobernará el planeta Tierra completo, por lo tanto eso va a ser así cuando el Reino de Dios sea restaurado en este planeta Tierra, cuando venga literalmente el Reino de Dios a este planeta Tierra en cumplimiento a la petición que Cristo dijo que hiciéramos a Dios pidiéndole que viniera Su Reino, para que se haga la voluntad de Dios, como se hace en el Cielo se haga también la voluntad de Dios aquí en la Tierra. Por lo tanto, estarán establecidas las Leyes divinas en ese Reino para el pueblo hebreo y para todas las naciones, por eso de Jerusalén saldrá la Ley divina, de Jerusalén saldrá la enseñanza divina también, tanto en el campo religioso como en el campo político, como también en el campo judicial; todas las leyes saldrán de Jerusalén, porque Jerusalén es la capital de ese Reino Milenial de Cristo, el Mesías; por eso es que hay tantos problemas con la ciudad de Jerusalén, pero es que esa es la ciudad de Dios. Ahora, Israel así como fue restaurado en aquel tiempo, y el templo terrenal tenía que ser restaurado, para este tiempo final Israel será restaurado totalmente, y físicamente y espiritualmente, y el pueblo hebreo va a entrar al conocimiento de la venida del Mesías, va a recibir la Primera Venida de Cristo, va a creer en ella (en Su Primera Venida), y también va a creer y a recibir la Segunda Venida de Cristo. Todo eso está en el Programa de Dios en favor del pueblo hebreo. Ahora, encontramos que en el tiempo de Hageo, que fue también el tiempo de Zacarías y de Habacuc, en aquel tiempo el pueblo hebreo había retornado a la tierra de Israel, y el templo estaba destruido y tenía que ser restaurado, la Casa de Dios, el lugar de morada de Dios tenía que ser restaurado, para Dios morar en ese templo, y El dijo que la gloria postrera sería mayor que la primera; eso está ahí en Hageo, capítulo 2, verso 6 en adelante, dice: “*Porque así dice Jehová de los ejércitos: De aquí a poco yo haré temblar los cielos y la tierra, el mar y la tierra seca* (esta profecía tiene doble cumplimiento: fue cumplida en aquel tiempo y será cumplida en este tiempo final)*;* *y haré temblar a todas las naciones, y vendrá el Deseado de todas las naciones; y llenaré de gloria esta casa, ha dicho Jehová de los ejércitos.* *Mía es la plata, y mío es el oro, dice Jehová de los ejércitos.* *La gloria postrera de esta casa será mayor que la primera, ha dicho Jehová de los ejércitos; y daré paz en este lugar, dice Jehová de los ejércitos.”* Ahora, aquí nos muestra que la gloria postrera será mayor que la primera. Y ahora, por cuanto el templo es la casa de morada de Dios, y esta restauración del templo es muy importante, ahora siendo que el ser humano fue creado por Dios para ser un templo de Dios, para Dios morar en el ser humano y así el ser humano ser un templo viviente, un templo andante, un templo de carne en donde Dios moraría. Y ahora, encontramos que Dios en Su Programa tenía la restauración del ser humano como templo de Dios, para Dios morar en el ser humano en Espíritu Santo y manifestarse a través del ser humano. Y ahora, en la restauración del ser humano como casa de Dios, tenemos las profecías del Antiguo Testamento que nos habla que Dios va a morar nuevamente en el ser humano. Dice Proverbios, capítulo 1, verso 23: “*Volveos a mi reprensión;* *He aquí yo derramaré mi espíritu sobre vosotros,* *Y os haré saber mis palabras.”* También a través del Profeta Joel Dios habla acerca de que El va a derramar de Su Espíritu Santo. En el capítulo 2 de Joel, verso 23 en adelante, dice: “*Vosotros también, hijos de Sion, alegraos y gozaos en Jehová vuestro Dios; porque os ha dado la primera lluvia a su tiempo, y hará descender sobre vosotros lluvia temprana y tardía como al principio.”* La lluvia temprana y tardía que caía sobre las siembras hebreas es tipo y figura de la lluvia temprana y tardía espiritual que caería sobre el ser humano; por lo tanto, la lluvia temprana de la enseñanza del Evangelio de la Gracia revela el misterio de la Primera Venida de Cristo para la restauración del ser humano como templo de Dios, y el ser humano al escuchar la predicación del Evangelio de la Gracia, que presenta a Cristo como nuestro Salvador, para que todo aquel que en El cree no se pierda, mas tenga Vida eterna, la persona al escuchar la predicación del Evangelio escucha que Jesucristo murió por nosotros en la Cruz del Calvario llevando nuestros pecados, para que nosotros podamos obtener el perdón de nuestros pecados y podamos vivir eternamente. Por lo tanto, el ser humano al escuchar todas estas verdades bíblicas comprende que necesita un Salvador que quite sus pecados, y el único Salvador que quita los pecados del ser humano es Jesucristo. Ninguna otra persona puede perdonar los pecados suyos o los míos, y tampoco puede quitar nuestros pecados, excepto Jesucristo, el cual perdona nuestros pecados cuando los confesamos a El y con Su Sangre nos limpia de todo pecado. El es el que nos salva de todos nuestros pecados. En San Mateo, capítulo 1, verso 21, dice el Arcángel Gabriel a José (el esposo de María), dice: “*Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.”* Cristo es el único que puede salvar al ser humano de sus pecados, para eso vino Jesucristo, el cual no tenía pecado, pero fue hecho pecado por nosotros, porque tomó nuestros pecados; por lo tanto, El es el que ha quitado nuestros pecados, y cuando la persona recibe a Cristo como su Salvador confesando a Cristo sus pecados, Cristo toma esos pecados de la persona y con Su Sangre los desaparece, limpia a la persona de todo pecado y la persona queda sin pecados, queda justificada (como si nunca en la vida hubiese pecado). Cuando la persona escucha estas verdades bíblicas se da cuenta que hay un Salvador, que hay una persona que lo puede salvar y puede darle Vida eterna, ¿y la persona qué hace? Dice: “Yo creo en Jesucristo, yo creo que El es mi Salvador, y yo lo recibo como mi Salvador y confieso a Cristo mis pecados;” ¿y qué hace Cristo? Perdona a la persona y con Su Sangre lo limpia de todo pecado, y la persona es bautizada en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo bautiza a la persona con Espíritu Santo y Fuego, y la persona recibe el nuevo nacimiento, la persona nace del agua y del Espíritu, nace de la Palabra del Evangelio (el cual ha creído) y del Espíritu Santo, el cual Cristo le da. ¿Y qué hace? Produce el nuevo nacimiento en la persona, y queda la persona restaurada como un templo para Dios morar en él en Espíritu Santo; y así es como se lleva acabo la restauración del ser humano como templo de Dios. San Pablo decía: “¿No saben ustedes que ustedes son templos de Dios y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?” Y ahora, podemos ver la restauración del templo de Dios como ser humano. En aquellos días de Hageo las personas decían: “No es tiempo para la restauración del templo,” pero Dios dijo que era tiempo. Y ahora, desde que Cristo murió en la Cruz del Calvario, fue sepultado, resucitó y ascendió al Cielo, y luego el Día de Pentecostés vino el Espíritu Santo sobre ciento veinte personas, comenzó el tiempo para la restauración del ser humano como templo de Dios. El ser humano es un templo humano, en el cual Dios mora cuando la persona es restaurada, lo cual ocurre cuando la persona recibe a Cristo como su Salvador, lava sus pecados en la Sangre de Cristo, es bautizada en agua en el Nombre del Señor Jesucristo y Cristo lo bautiza con Espíritu Santo y Fuego, y la persona ha obtenido el nuevo nacimiento y ha sido restaurado espiritualmente como templo de Dios, y Dios mora en Espíritu Santo en esa persona, porque esa persona es un templo de Dios, para Dios habitar en él y derramar Sus bendiciones sobre esa persona. Nuestro tema es: “DESDE ESTE DÍA OS BENDECIRÉ.” Desde el Día de Pentecostés Dios está bendiciendo al ser humano, restaurando al ser humano como templo de Dios, y Dios ha estado habitando en millones de seres humanos que han sido restaurados como templo de Dios, y Dios ha estado en Espíritu Santo manifestado en millones de creyentes en Cristo. Es un templo espiritual cada creyente en Cristo; ya hemos recibido una restauración espiritual, ahora nos falta una restauración física. Recuerden que la restauración espiritual que hemos recibido nos ha colocado en la Vida eterna, ya tenemos Vida eterna, ya nuestra alma no perecerá jamás, ya tiene Vida eterna, esas son las ovejas que el Padre le dio a Cristo para que les dé Vida eterna. No puede recibir Vida eterna a menos que sea a través de Jesucristo, y así son restaurados esos creyentes en Cristo a la Vida eterna como templos espirituales de Dios. Y ahora, nos falta la restauración física que será nuestra transformación para nosotros los que vivimos, para ser iguales a Jesucristo en cuerpos físicos, inmortales y glorificados, como el cuerpo glorificado de nuestro amado Señor Jesucristo, y así tener la plenitud de Dios en nosotros, Dios morando en nosotros en toda Su plenitud, tener las dos porciones, la doble porción. La primera porción es el bautismo del Espíritu Santo como las primicias del Espíritu, en donde hemos obtenido el nuevo nacimiento y hemos obtenido un cuerpo angelical de la sexta dimensión, el cual es llamado el Ángel de Jehová que acampa en derredor de los que le temen y los defiende. Hemos recibido un cuerpo angelical, igual al cuerpo angelical de Jesucristo nuestro Salvador, el cual fue llamado en el Antiguo Testamento el Ángel de Jehová; y así como Cristo en el Antiguo Testamento es el Ángel de Jehová, cada creyente en Cristo nacido de nuevo tiene su ángel, que es su cuerpo angelical que ha recibido de parte de Cristo; y así como Cristo, el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová luego recibió un cuerpo físico, el cual nació a través de la virgen María, todos nosotros vamos a recibir un cuerpo físico glorificado, igual al cuerpo físico glorificado de nuestro amado Señor Jesucristo, y entonces la plenitud de Dios estará en todos nosotros como en Jesucristo, y seremos un templo literal, como ser humano, en donde morará Dios en toda Su plenitud, y la gloria postrera será mayor que la gloria primera, que hubo en Adán, el templo humano del principio. Y ahora, la gloria postrera es mayor para el templo de Dios restaurado como ser humano, como creyentes en Cristo. Y ahora, la Iglesia del Señor Jesucristo como Cuerpo Místico de creyentes es también un templo espiritual donde Dios ha estado morando en Espíritu Santo de etapa en etapa; en el tiempo de los Apóstoles, en el Día de Pentecostés, allí fue colocado el fundamento. Vean en Efesios, capítulo 2, verso 19 en adelante, dice San Pablo: “*Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios.”* Somos miembros de la Familia de Dios, somos hijos e hijas de Dios, por lo tanto nuestra posición con Dios es la posición más alta que puede tener una persona: la de hijo o hija de Dios: “*Edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo.”* Y ahora, vean ustedes, el fundamento: *“siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo.”* O sea, que El es la persona principal. Y ahora, la Iglesia como templo espiritual de Dios está edificada sobre el fundamento de los Apóstoles y Profetas, y como principal piedra del ángulo Jesucristo mismo, fue colocado el fundamento de ese Templo espiritual, de la Iglesia del Señor Jesucristo. Por lo tanto, desde ese momento en adelante, desde el Día de Pentecostés en adelante la promesa: “Desde este día os bendeciré,” en la Iglesia de Jesucristo se ha estado cumpliendo desde el Día de Pentecostés, Dios bendiciendo a todos los que han recibido a Cristo como su Salvador, y llenándolos del Espíritu Santo, que es la bendición más grande que una persona pueda recibir, tener a Dios morando en él; por lo tanto, la persona es un templo de Dios, un templo del Espíritu Santo. Ser un templo de Dios es la cosa más grande que puede ser una persona. Por lo tanto, desde el Día de Pentecostés comenzó Dios a derramar Sus bendiciones desde el Cielo para todos los que reciben a Cristo como su Salvador; por lo tanto desde ese día fue colocado el fundamento, Dios comenzó a bendecir a todos los que reciben a Cristo como su Salvador personal. Y ahora, ¿dónde estaría la bendición de Dios? En el Templo de Dios, que es la Iglesia del Señor Jesucristo en el Nuevo Testamento bajo el Nuevo Pacto, y cubierta la Iglesia con la Sangre del Nuevo Pacto, la Sangre del Señor Jesucristo. Por lo tanto, todos los miembros de la Iglesia de Jesucristo están cubiertos con la Sangre del Nuevo Pacto, la Sangre del Señor Jesucristo, y por consiguiente toda bendición de Dios viene a los miembros de la Iglesia de Jesucristo, porque los miembros de la Iglesia de Jesucristo pertenecen al Templo de Dios como Iglesia, como Cuerpo Místico de creyentes; y cada miembro de la Iglesia como individuo también es un templo espiritual, donde mora Dios en Espíritu Santo por medio del bautismo del Espíritu Santo. Ahora, hemos visto este misterio del templo de Dios siendo restaurado, en donde Dios envía Su bendición. La bendición de Dios no está en otro lugar, está en la Iglesia del Señor Jesucristo, y por consiguiente en cada miembro de la Iglesia del Señor Jesucristo, porque la Iglesia del Señor Jesucristo es el nuevo templo, o sea, el templo de Dios restaurado en el Nuevo Testamento. Ya no está el templo que construyó el rey Salomón, ni tampoco está el tabernáculo que construyó el Profeta Moisés, ni tampoco está el templo que le fue construido en los días de Hageo, Zacarías y Nehemías, y estos hombres de Dios, ni siquiera está el templo que construyó el rey Herodes para el pueblo hebreo, pero hay un templo: la Iglesia del Señor Jesucristo, ese es un templo divino, donde mora el Espíritu de Dios, y en el cual de edad en edad ha estado enviando Su bendición, y ha estado enviando un Mensajero en el cual Cristo en Espíritu Santo ha estado manifestado hablándole a Su Iglesia, y llamando y juntando Sus escogidos correspondientes a cada edad. Ese es el templo donde está la bendición de Dios, ese es el templo que desde el Día de Pentecostés estaría recibiendo la bendición de Dios y por consiguiente todos los miembros de ese templo estarían recibiendo la bendición de Dios. “DESDE ESTE DÍA OS BENDECIRÉ.” Desde ese Día de Pentecostés ha estado viniendo la bendición del bautismo del Espíritu Santo para todos los creyentes en Cristo que lo han recibido como su Salvador, han lavado sus pecados en la Sangre de Cristo, han sido bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo los ha bautizado con Espíritu Santo y Fuego, y esas personas han sido restauradas como templos espirituales de Dios, y por consiguiente han venido a formar parte de la Iglesia de Jesucristo, que como Cuerpo Místico de creyentes es el templo espiritual del Señor Jesucristo. Ahora, podemos ver dónde está la bendición de Dios, de la cual El dijo: “Desde este día os bendeciré.” La bendición de Dios está en la Iglesia del Señor Jesucristo y por consiguiente en cada miembro de la Iglesia de Jesucristo, en cada creyente en Cristo; por lo tanto, la bendición de la Vida eterna está en cada creyente en Cristo que ha nacido de nuevo y por consiguiente ha nacido en la Iglesia del Señor Jesucristo. Ahí es donde está la bendición de Dios, ahí es donde Dios nos bendice. Fuera de la Iglesia de Jesucristo no hay bendición para ninguna persona, la bendición de Dios está en el templo de Dios espiritual que es la Iglesia de Jesucristo, y en cada creyente en Cristo nacido de nuevo; ellos son los que tienen en sus almas la bendición de Dios, y tienen Vida eterna y tienen el Espíritu de Dios morando en sus almas, por lo tanto son templos de Dios, templos humanos donde mora Dios en Espíritu Santo; para eso es que El nos ha llamado y nos ha colocado en Su Iglesia. Ahora, continuemos leyendo en Efesios, capítulo 2, donde leímos: “*Edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo,* *en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor.”* Y ahora, como individuos vamos creciendo para ser un templo santo al Señor; y la Iglesia como Cuerpo Místico de creyentes va creciendo para ser un templo santo en el Señor, va creciendo a medida que Dios va llamando y juntando a Sus hijos en Su Iglesia, y va creciendo en conocimiento de Dios también: “*En quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu.”* Somos edificados como una casa espiritual, como un templo espiritual, para Dios morar en Espíritu Santo en nosotros. También en Hebreos, capítulo 3, dice el Apóstol San Pablo en el verso 5 y 6: “*Y Moisés a la verdad fue fiel en toda la casa de Dios, como siervo, para testimonio de lo que se iba a decir;* *pero Cristo como hijo sobre su casa, la cual casa somos nosotros, si retenemos firme hasta el fin la confianza y el gloriarnos en la esperanza.”* Y ahora, San Pablo dice que nosotros somos esa Casa de Dios, somos esa Familia de Dios, donde Dios mora en Espíritu Santo en nuestras almas como individuos y mora en Su Iglesia, a la cual pertenecemos al ser creyentes en Cristo que lo hemos recibido como nuestro Salvador, hemos lavado nuestros pecados en Su Sangre, El nos ha limpiado de todo pecado y hemos sido bautizados en agua en Su Nombre, y El nos ha bautizado con Espíritu Santo y fuego, y El mora en nosotros y nosotros somos una casa espiritual, un templo espiritual, un templo humano donde mora Dios en la parte más importante de ese templo espirital. ¿Dónde Dios moraba en el tabernáculo que construyó el Profeta Moisés? ¿Y dónde moraba en el templo que construyó el rey Salomón? En el lugar santísimo, sobre el propiciatorio que es la tapa del arca, Dios moraba en medio de los dos querubines de oro que estaban sobre el propiciatorio. El lugar santísimo es lo más importante del templo que construyó Salomón y del tabernáculo que construyó el Profeta Moisés; el ser humano está creado por Dios en la misma forma, porque el ser humano es un templo espiritual; así como el tabernáculo que construyó Moisés y el templo que construyó el rey Salomón tenía atrio, lugar santo y lugar santísimo, el ser humano tiene atrio, tiene lugar santo y lugar santísimo. El atrio del ser humano es su cuerpo físico, el lugar santo del ser humano es su espíritu y el lugar santísimo es su alma, y Dios mora en el alma, que es el lugar santísimo del ser humano como templo de Dios; por eso cuando llamamos a la persona a recibir a Cristo le decimos que le dé su alma, su corazón a Cristo, para que Cristo entre a su alma, a su corazón, entre al lugar santísimo suyo como templo espiritual, el cual tiene que ser restaurado; y eso es lo que Dios está haciendo por medio de Cristo en estos últimos dos mil años aproximadamente desde el día del Sacrificio de Cristo en adelante, El está restaurando al ser humano a ser un templo humano de Dios donde Dios mora en Espíritu Santo, así como moró en Jesucristo nuestro Salvador. Luego que se complete el número de los escogidos de Dios, de estos templos humanos espirituales, luego El transformará nuestros cuerpos físicos y resucitará a los muertos creyentes en El en cuerpos glorificados y eternos, y entonces la gloria de Dios estará en usted y en mí en toda Su plenitud, y la gloria postrera será mayor que la primera, con cuerpos eternos y jóvenes para toda la eternidad, y Dios morando en nosotros en Espíritu Santo en toda Su plenitud. Y ahora, hemos visto que la gloria postrera verdaderamente es mayor que la primera; Adán no tuvo esa bendición que está prometida para todos nosotros, primero recibimos la bendición espiritual al obtener el nuevo nacimiento y al obtener el Espíritu de Dios, y luego recibiremos la parte física que será nuestra transformación, donde obtendremos el cuerpo nuevo, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado, igual al cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador; eso es lo que Cristo tiene para ustedes y para mí, eso es la bendición más grande. “DESDE ESTE DÍA OS BENDECIRÉ.” Miren la bendición tan grande de parte de Dios en el Programa de la restauración del templo de Dios. Y ahora, somos un templo de Dios como individuos, un templo restaurado espiritualmente y falta la parte física que pronto vendrá, pronto vendrá esa parte física y entonces la gloria de Dios será mayor que la primera en el templo espiritual como ser humano y en el templo espiritual como la Iglesia del Señor Jesucristo. “DESDE ESTE DÍA OS BENDECIRÉ,” dice nuestro Dios. Hemos visto la bendición que El ha prometido para mi, ¿y para quién más? Para todos ustedes también. Todos los que ya han recibido a Cristo como su Salvador, han confesado a Cristo sus pecados, Cristo los ha perdonado, y Cristo con Su Sangre los ha limpiado de todo pecado, porque la Sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado; es lo único que puede limpiar de todo pecado al ser humano. En Primera de Juan, capítulo 1, verso 7, dice: “*Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.”* Es lo único que puede limpiarlo a usted de todo pecado. Y ahora, toda persona que ha recibido a Cristo como su Salvador y ha confesado a Cristo sus pecados, Cristo lo ha perdonado y lo ha limpiado de todo pecado con Su Sangre preciosa; luego, el otro paso ha sido ser bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo. Dice Cristo en San Marcos, capítulo 16, verso 15 al 16: “*Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.* *El que creyere y fuere bautizado, será salvo...”* Ahí está la bendición: *‘El que creyere y fuere bautizado, será salvo.”* Vean, Dios bendiciendo a todos aquellos que lo reciben como su Salvador, reciben una restauración espiritual: “*mas el que no creyere, será condenado.”* Así que es un asunto de creer y ser salvo, o de no creer y ser condenado. Pero nadie quiere ser condenado, todos quieren ser salvos; por lo tanto, todos están llamados a recibir a Cristo como su Salvador, lavar sus pecados en la Sangre de Cristo, ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo los bautizará con Espíritu Santo y Fuego. Las personas que todavía no han recibido a Cristo como su Salvador no están salvos, no tienen salvación y Vida eterna, no tienen Vida eterna. Por lo tanto no tienen esperanza de una vida futura luego que termine esta vida terrenal. Pero los que sí han creído en Cristo tienen la esperanza de volver a vivir en un nuevo cuerpo, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado, vivir con Vida eterna, con un cuerpo joven para toda la eternidad, y vivir con Cristo en Su Reino y ser Reyes, Sacerdotes y Jueces en Su Reino. Esa es la posición que Cristo tiene para todos los creyentes en El. Porque Dios dijo: “Desde este día yo os bendeciré.” Por lo tanto la bendición de Dios está en recibir a Cristo como nuestro Salvador, para ser restaurados como templo espiritual para Dios morar en nosotros en Espíritu Santo, ahí está la bendición de Dios para ustedes y para mí. Y ahora, ¿cuántos ya han sido restaurados como templo espiritual de Dios? Todos nosotros, porque hemos recibido a Cristo como nuestro Salvador personal, hemos confesado a Cristo nuestros pecados, Cristo nos ha perdonado y nos ha limpiado con Su Sangre preciosa, nos ha justificado, nos ha dejado como si nunca en la vida hubiésemos pecado, y ahora somos un templo humano espiritual restaurado, donde Dios envía Sus bendiciones, “y desde ese día, yo os bendeciré.” Desde el día en que se comenzó la restauración del Templo. Y desde el día en que la persona recibe a Cristo, desde ahí comienza a recibir la bendición de Dios. Fuera de Cristo no hay bendición para ninguna persona. Toda persona que quiere la bendición de Dios necesita recibir a Cristo como su Salvador. Por lo tanto, toda persona que todavía no ha recibido a Cristo como su Salvador, no tiene Vida eterna; los que lo han recibido sí tienen Vida eterna y no perecerán jamás, ya esas son ovejas que el Padre dio a Cristo para que las busque y les dé Vida eterna, y ya han sido halladas por Cristo y han sido restauradas a la Vida eterna. Pero El todavía está llamando y buscando las ovejas que faltan por ser colocadas en el Templo Espiritual de Cristo, esas son las ovejas que el Padre le dio para que les dé Vida eterna. El vino a buscar y a salvar lo que se había perdido: esas ovejas del Padre. Y ahora, cada persona necesita a Cristo, necesita recibirlo como su Salvador para ser restaurado a la Vida eterna como un templo espiritual de Dios. Por lo tanto en esta noche toda persona que todavía no ha recibido a Cristo como su Salvador, escuche claramente lo que Cristo dice: “*El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”* ¿Qué desea usted para su futuro: desea usted dejar de existir, ser echado en el lago de fuego y quemado en cuerpo, espíritu y alma, o desea vivir con Cristo en Su Reino? Para vivir con Cristo en Su Reino hay que creer y ser bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo. Pero el que no quiere vivir eternamente con Cristo en Su Reino, pues no tiene que creer en Cristo, y no tiene que recibirlo como su Salvador, y no tiene que ser bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo. Esa persona por cuanto no ha creído, es condenada y no podrá vivir eternamente en el Reino de Cristo. Ahora, veamos lo que San Pedro dice en el libro de los Hechos, capítulo 2, verso 34 en adelante: “*Porque David no subió a los cielos; pero él mismo dice:* *Dijo el Señor a mi Señor:* *Siéntate a mi diestra,* *Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies.* *Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo.”* Por eso a Jesús lo llamamos “Señor Jesucristo,” porque Dios lo ha hecho Señor y Cristo. También dice la Escritura que no hay otro nombre dado a los hombres en que podamos ser salvos (capítulo 4, verso 12 del libro de los Hechos): “*Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos?* *Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.”* Pedro llamó a las personas al arrepentimiento para obtener el perdón de los pecados, y los llamó a ser bautizados en el Nombre del Señor Jesucristo para recibir el Espíritu Santo: “*Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.”* Es para todos los que Cristo llama la bendición del bautismo del Espíritu Santo, para que se produzca en la persona el nuevo nacimiento, nazca del Agua y del Espíritu y entre al Reino de Dios, nazca en el Reino de Cristo como un bebé, y así haya nacido en la Iglesia de Jesucristo, donde está la bendición de Dios: “*Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa generación.* *Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas.”* Enseguida que la persona recibe a Cristo como su Salvador, es necesario que sea bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, para Cristo bautizarlo con Espíritu Santo y Fuego. Sigue diciendo en el verso 47 cómo luego estaban todas esas personas gozosas durante todos los demás días que vinieron. Dice que estaban: “*alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos.”* Todos los que han de ser salvos son añadidos a la Iglesia del Señor Jesucristo, porque ahí es donde está la bendición de Dios, porque la Iglesia como Cuerpo Místico de creyentes es un Templo Espiritual; y cada persona que es restaurada como templo espiritual, como individuo, es colocada esa persona en la Iglesia del Señor Jesucristo, ahí es donde nace como un creyente en Cristo. También en el capítulo 13 del libro de los Hechos, dice San Pablo en los versos 47 al 49: “*Porque así nos ha mandado el Señor, diciendo:* *Te he puesto para luz de los gentiles,* *A fin de que seas para salvación hasta lo último de la tierra.* *Los gentiles, oyendo esto, se regocijaban y glorificaban la palabra del Señor, y creyeron todos los que estaban ordenados para vida eterna.”* ¿Quiénes serán los que creerán siempre? Los que están ordenados para Vida eterna, están escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero. Cristo murió por esas personas para restaurarlos a la Vida eterna. Por lo tanto, siempre van a creer los que están escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, esos son los que están ordenados para Vida eterna, para vivir eternamente en un cuerpo glorificado y ser con Cristo Reyes, Sacerdotes y Jueces, ser el gabinete de Cristo, de Su gobierno. Así que toda persona que recibe a Cristo como su Salvador, lava sus pecados en la Sangre de Cristo, es bautizado en agua en Su Nombre y Cristo lo bautiza con Espíritu Santo y Fuego, esa persona está ordenada para Vida eterna, escrita en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero desde antes de la fundación del mundo. Y ahora, ¿dónde están los que han creído en Cristo como su Salvador? ¿Por qué ustedes han creído? Porque están ordenados para Vida eterna desde antes de la fundación del mundo, y Cristo añade a Su Iglesia los que están ordenados para Vida eterna desde antes de la fundación del mundo, creen todos aquellos que están ordenados para Vida eterna, para salvación. Y ahora, en esta noche toda persona que todavía no ha recibido a Cristo como su Salvador y ha escuchado la Palabra de Cristo, la predicación del Evangelio, tiene la oportunidad de recibir a Cristo como su Salvador, levantando su mano para orar por usted, estaré orando por usted y así Cristo lo recibirá y enviará Su bendición a usted, y lo restaurará a la Vida eterna, lo restaurará como un templo espiritual humano para Dios morar en usted en Espíritu Santo por toda la eternidad. En esta noche tienen la oportunidad de levantar su mano los que desean recibir a Cristo como su Salvador personal, y estaré orando por ustedes. Pueden también pasar al frente y aquí estaré orando por ustedes en estos momentos. Vamos a ver por aquí quién levanta su mano para orar por usted. Por aquí ya han levantado su mano algunas personas, pueden pasar acá al frente y estaré orando por ustedes para que Cristo les reciba y envíe Su bendición a ustedes, porque Dios ha dicho: “Desde este día yo os bendeciré.” Y nosotros queremos la bendición de Dios, y ya hemos visto cómo obtener la bendición de Dios: recibiendo a Cristo como nuestro Salvador personal, arrepentidos de nuestros pecados y confesando a Cristo nuestros pecados, y pidiéndole perdón a Cristo, Cristo nos perdona, nos limpia con Su Sangre preciosa y somos bautizados en agua en Su Nombre, y Cristo nos bautiza en Espíritu Santo y Fuego y así obtenemos el nuevo nacimiento, así es como nacemos del Agua y del Espíritu, nacemos en el Reino de Cristo, como unos bebés del Reino de Cristo. Dice Cristo que en el Cielo hay más gozo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve que no necesitan arrepentirse (o sea, que ya están en el redil del Señor). Vamos a esperar que lleguen los otros que están caminando hacia acá, para orar por todos ustedes para que Cristo les reciba, porque El vino a buscar y a salvar lo que se había perdido, vino a buscarnos y a salvarnos porque éramos como ovejas que nos habíamos perdido, pero nuestros nombres están escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero como las ovejas del Padre Celestial. Y a través de Cristo es que viene la salvación para esas ovejas, le han sido dadas a Cristo esas ovejas para que Cristo les dé Vida eterna. Por lo tanto cuando recibimos a Cristo, lo recibimos para que El nos dé Vida eterna. Ninguna otra persona le puede dar a usted Vida eterna, solamente Jesucristo nuestro Salvador. Y ahora, ¿falta alguno más por pasar? Los que falten por pasar, pasen para ya orar por todos ustedes para que Cristo tenga misericordia de ustedes, les perdone y envíe Su bendición a todos ustedes, porque El dijo: “Desde este día, os bendeciré.” Y todos queremos la bendición de Dios. Ya vamos a orar; si queda alguno más por pasar, puede pasar. Recuerden que venimos a Cristo para que El nos bendiga con Vida eterna, para así tener la esperanza de volver a vivir una nueva vida con un cuerpo nuevo, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado con Cristo en Su Reino por toda la eternidad, con El es que queremos nosotros vivir eternamente, y eso es lo que El ha prometido para todos nosotros. Ya vamos a orar por todos ustedes, vamos a inclinar nuestros rostros para orar a Dios: ***Padre nuestro que estás en el Cielo, santificado sea Tu Nombre, venga Tu Reino, hágase Tu voluntad como en el Cielo también en la Tierra, el pan nuestro de cada día dánoslo hoy, y perdona nuestras deudas, nuestros pecados, como nosotros perdonamos a nuestros deudores.*** ***Padre Celestial, vengo a Ti en el Nombre del Señor Jesucristo, con todas estas personas que han recibido a Cristo como su Salvador.*** ***Señor, perdona sus pecados, límpiales con Tu Sangre preciosa, y Señor, envía Tu bendición a sus almas y bautízales con Espíritu Santo y Fuego cuando ellos sean bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y sean así añadidos a Tu Iglesia en esta noche todas estas personas, como fueron añadidos el Día de Pentecostés como tres mil personas, cuando Pedro predicó y recibieron a Cristo como tres mil personas y fueron bautizadas en el Nombre del Señor Jesucristo.*** ***Señor, Dios Eterno, encomiendo en Tus manos todas estas personas que han pasado al frente en esta noche, para recibirte en esta noche. En el Nombre del Señor Jesucristo Padre Celestial, los encomiendo en Tus manos, salva sus almas en esta noche ¡Oh, Dios Eterno! En el Nombre del Señor Jesucristo yo te lo ruego Padre Celestial.*** Y ahora, repitan conmigo esta oración: ***Padre Celestial, en el Nombre del Señor Jesucristo vengo a Ti reconociendo que soy un pecador, Te ruego perdones mis pecados, y Te ruego me limpies con la Sangre preciosa de Cristo derramada en la Cruz del Calvario, y Te ruego Dios Eterno, me bautices con Tu Espíritu Santo y produzcas en mí el nuevo nacimiento.*** ***He de ser bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, como testimonio de que cuando Jesucristo murió yo estaba muriendo con El, porque yo estaba en El; y cuando fue sepultado, yo fui sepultado con El; y cuando El resucitó yo resucité con El; y cuando ascendió al Cielo, yo ascendí al Cielo con El.*** ***Y ahora, Dios Eterno, en el bautismo estaré representando también que he muerto a la vieja vida, a la vida del viejo hombre, y que ha sido sepultado el viejo hombre y que ha sido resucitado un nuevo hombre. Por lo tanto, al ser bautizado en agua por el ministro, el cual invocará el Nombre del Señor Jesucristo sobre mí, Tú has dicho que todo aquel que invocare el Nombre del Señor será salvo.*** ***Será invocado el Nombre del Señor Jesucristo sobre mí en el bautismo, y al ser sumergido en las aguas estará siendo representado que ha sido sepultado el viejo hombre, y cuando sea levantado de las aguas, estará siendo simbolizado que he resucitado a un nuevo hombre o a una nueva mujer, he resucitado a una nueva vida, a una vida cristiana para vivir con Cristo por toda la eternidad.*** ***Todo esto está representado en el bautismo en agua en el cual seré bautizado, Te ruego que luego me bautices con Espíritu Santo y Fuego, y así produzcas en mí el nuevo nacimiento y así entre yo al Reino de Dios. Te lo ruego todo, ¡oh, Padre Celestial! En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén y amén.*** Y ahora, así como los que recibían a Cristo como su Salvador, siendo que Cristo dijo: “El que creyere y fuere bautizado será salvo.” Enseguida querían ser bautizados en agua y así cumplir el mandato de Cristo, para que luego Cristo los bautizara con Espíritu Santo y Fuego, como tres mil personas fueron bautizadas en el Día de Pentecostés. Por lo tanto luego del mensaje de San Pedro tomaron muchas horas para bautizar como tres mil personas, y ese día fueron todos bautizados. Luego encontramos también al eunuco al cual Felipe le predicó, y luego el eunuco dijo: “He aquí hay agua, ¿qué impide que yo sea bautizado?” Felipe le dijo: “Si crees, bien puedes.” Y el eunuco le dijo: “Sí, yo creo.” El creyó en Jesucristo y fue bautizado enseguida que creyó. Y ahora, ustedes preguntan: “¿Y cuándo yo seré bautizado?” si has creído bien puedes, y ustedes han creído en esta noche. Por lo tanto bien pueden ser bautizados en esta noche, hay agua para que puedan ser bautizados, allá tienen un bautisterio con agua. ¿Impide alguna cosa que ellos sean bautizados? Nada impide que sean bautizados, por lo tanto pueden ser bautizados todos en esta noche. Hay ropas también para colocarse para ser bautizados, por lo tanto tienen todo para que puedan ser bautizados y cumplir la orden de Cristo: “*El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”* Pero ustedes han creído, por lo tanto son bautizados y obtienen salvación y Vida eterna. Eso es lo que Cristo ha prometido para todos los creyentes en El, esa es la bendición grande de parte de Dios desde el Día de Pentecostés en adelante. “DESDE ESTE DÍA YO OS BENDECIRÉ.” Y ahora, dejo al ministro para que les indique dónde conseguir las vestiduras bautismales, para que sean bautizados inmediatamente y así vayan felices, llenos de la bendición de Cristo, porque Cristo dijo: “Desde este día yo os bendeciré.” Ha sido para mí una bendición grande estar con ustedes dándoles testimonio de esta bendición tan grande que Dios prometió, la cual El está cumpliendo desde el Día de Pentecostés hacia acá, y nosotros estamos recibiendo Su bendición en este tiempo final. Ya tenemos al Reverendo a cargo para darles a conocer dónde conseguir las vestiduras bautismales, para ser bautizados en el Nombre del Señor Jesucristo en esta noche. ***Que Dios les bendiga, les guarde, les fortalezca; y pronto se complete el número de los escogidos de Dios y pronto todos seamos transformados. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén y amén.*** Bueno, por aquí tenemos al Rvdo. Olegario para continuar. Dios les bendiga, y pasen todos muy buenas noches. “**DESDE ESTE DÍA OS BENDECIRÉ.”**