--- title: 'Trae tu carga a Jesucristo' date: 2003-02-21 activity: 1 place: city: Callambe state: country: EC duration: 00:00:00 public: false youtube: translations: files: --- Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes; es para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo. Reciban todos saludos de mi esposa Erica y también de mis niñas América y Yahannah Gabriela. Para esta ocasión leemos en San Mateo, capítulo 11, versos 28 al 30, donde dice nuestro amado Señor Jesucristo: “*Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.* *Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas;* *porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.”* Nuestro tema es: **“TRAE TU CARGA A JESUCRISTO.”** ¿Por qué Jesucristo hizo este llamado de venir a El, y traer la carga a Cristo y El hará descansar a la persona, y la persona hallará descanso? En estas palabras de nuestro amado Señor Jesucristo está un misterio muy grande, que sería manifestado en toda persona que recibiría a Cristo como su Salvador. En este pasaje que hemos leído también dice: “*Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas.”* Y ahora, todo el contenido de este pasaje que hemos leído tiene que ver con el descanso del alma del ser humano, y para que el ser humano pueda hallar descanso en su alma necesita venir a Cristo, confesando a Cristo sus pecados, y arrepentido de sus pecados recibir a Cristo como su Salvador, ser bautizado en agua en Su Nombre, y Cristo lo bautizará con Espíritu Santo y Fuego, y la persona obtendrá el nuevo nacimiento y la persona obtendrá el descanso para su alma. En el Antiguo Testamento ya Dios había prometido derramar de Su Espíritu Santo sobre el ser humano. Por ejemplo, en Proverbios, capítulo 1, verso 23 dice: “*Volveos a mi reprensión;* *He aquí yo derramaré mi espíritu sobre vosotros,* *Y os haré saber mis palabras.”* Esta es una promesa de parte de Dios de que El va derramar de \[corte\].... el ser humano que atiende la reprensión de Dios y se arrepiente de sus pecados y El le hace conocer Sus palabras a la persona que viene a Cristo. En Joel, capítulo 2, verso 28 dice: “*Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones.* *Y también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días.”* Ahora, vean que es una promesa de parte de Dios, de que Dios va derramar de Su Espíritu Santo sobre el ser humano, sobre toda carne que viene arrepentida a los pies de Cristo trayendo su carga a Cristo y Cristo perdonará sus pecados, Cristo lo limpiará con Su Sangre preciosa, la persona será bautizada en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo lo bautizará con Espíritu Santo y Fuego; y así esa persona será uno de aquellos de los cuales Dios dijo: “Y derramaré de mi Espíritu sobre toda carne.” Esa persona en su cuerpo de carne es poseedor del Espíritu de Dios, y por consiguiente esa persona ha entrado en el descanso de Cristo, en el reposo de Cristo, el cual fue tipificado en el día sábado, el día de reposo. Así como el ser humano fue ordenado a reposar el séptimo día, allá bajo la Dispensación de la Ley, ahora en el Nuevo Testamento el ser humano ha recibido la orden de parte de Dios de reposar, de descansar, tener su reposo, y ya no será un día de semana, sino que será Cristo; porque Jesucristo, conforme a San Lucas, capítulo 6, verso 5, El es nuestro reposo. Cristo es Señor del Sábado, y si El es Señor del sábado, entonces Cristo es nuestro sábado. Por lo tanto, Cristo es nuestro reposo, nuestro descanso. Y cuando la persona ha recibido a Cristo, ha sido bautizada en agua en Su Nombre, y ha recibido Su Espíritu Santo, la persona ha entrado en el verdadero reposo, está en descanso su alma, su alma está descansando, reposando en Cristo, nuestro reposo; y Cristo está dentro de la persona en Espíritu Santo, porque Cristo en Espíritu Santo es el reposo, el descanso. Por lo tanto, el que recibe a Cristo y Cristo lo bautiza con Espíritu Santo y Fuego, ha entrado en el reposo de Dios. Así como el pueblo hebreo tuvo la promesa de entrar en el reposo de Dios; Dios levantó Su mano jurando que entrarían a Su reposo, pero los que se revelaron contra Dios no pudieron entrar en el reposo de Dios. Por lo tanto, toda persona que no escucha la Voz de Dios no puede entrar al reposo de Dios, solamente los que escuchan la Voz de Cristo y lo reciben como su Salvador. Lo que estaría pasando en el Nuevo Testamento con el ser humano, fue lo que pasó con el pueblo hebreo, allá fue tipificado; por eso el pueblo hebreo tipifica la Iglesia del Señor Jesucristo. Ahora, encontramos que cuando Dios ordenó a Moisés que enviara espías a la tierra de Canaán, para que luego trajesen, trajeran el reporte de cómo era la tierra, fueron enviados de cada tribu una persona, un príncipe, y cuando fueron a la tierra prometida, encontraron que la tierra era maravillosa: fluía leche y miel (como Dios les había dicho) cortaron un racimo de uvas y lo trajeron en una vara, porque pesaba mucho; y eso fue Josué y Caleb, los que trajeron ese racimo de uvas como muestra de que la tierra era buena: una tierra que fluía leche y miel. También vieron gigantes allá en la tierra, y luego cuando regresaron, vinieron dando un reporte en cuanto a la tierra, dijeron: “La tierra es como Dios dijo, es una tierra buena que fluye leche y miel.” Y con la muestra del racimo de uvas, de seguro las uvas \[corte\] Ahora, el pueblo ve que la tierra es buena, pero diez de los doce espías dijeron al pueblo: “La tierra sí es buena (como también dijeron Josué y Caleb), pero hay un problema: No podremos entrar a ella y poseer la tierra, porque hemos visto allá a sus moradores que son gigantes, y nosotros parecemos langostas frente a ellos.” Langostas son los saltamontes, esos que se comen la vegetación. Así se comparaban aquellos diez espías frente a los moradores de la tierra de Canaán. Y el pueblo, el cual estaba muy contento cuando escucharon la noticia que la tierra era buena, cuando escucharon que no podían ir, porque estaba poseída esa tierra por gigantes, entonces se decepcionaron, y en vez de mantener su fe en alto se llenaron de incredulidad, pero Josué y Caleb \[corte\]... el pueblo quería apedrear a Moisés y a Aarón, ¿por la noticia de que la tierra era buena? No, por la noticia de que no podía poseer la tierra porque estaba llena de moradores grandes, gigantes. Pero, ¿saben quién es el gigante de todos los gigantes? Dios. ¿No dice que El sale como gigante para recorrer la Tierra? Ahora, si Dios fue el que hizo la Tierra, pues Dios es más grande que la Tierra, si Dios hizo el Universo, Dios es más grande que el Universo; por lo tanto, el único gigante es Dios. Ahora, encontramos que en esa situación en que se encontraban, y el pueblo ya en una revolución contra Moisés a causa de la información dada con un propósito y sentido negativo; porque se podía dar esa misma información: la tierra es buena, está llena de frutos buenos, fluye leche y miel, allí los moradores que hemos visto son gigantes, pero Dios ha dicho que nos va dar esa tierra; por lo tanto, Dios es el gigante de todos los gigantes, y los va a vencer, por lo tanto el milagro va ser más grande de lo que nosotros pensamos. Pero aquellos miedosos dijeron: “No podemos.” Los que no podían eran ellos, porque eran unos miedosos. Ahora, Josué y Caleb, quizás no eran gigantes físicamente, pero eran gigantes en la fe, y eso es lo importante. Como David, David era pequeño físicamente comparado con Goliat, ¿pero quién era más grande de los dos? David, el grande era David, el enano era Goliat; porque lo que cuenta delante de Dios es la fe. Todas las promesas divinas usted las puede recibir por medio de una sola cosa: la fe. Sin fe es imposible agradar a Dios, y si no agrada a Dios ¿cómo Dios le va a dar a usted algo, si usted no agrada a Dios? Por lo tanto, se requiere la poderosa mano de la fe para tomar todas las promesas divinas. Pero aquellos diez espías que dieron la noticia con una intención mala: de que el pueblo se levantara en contra de Moisés, no tenían la mano poderosa de la fe, ellos eran personas llenas de incredulidad; por lo tanto, eran personas sin mano para tomar la promesa de Dios. Pero Josué y Caleb viendo la situación se levantaron y dijeron a todo el pueblo que hicieran silencio, que se callara toda persona y escuchara, y Josué y Caleb dijeron: “Son nuestro pan, la tierra Dios la va a dar a nosotros; El lo ha prometido.” Y con esas buenas noticias de Josué y Caleb. Vamos a leerlo aquí, capítulo 13, verso 26 en adelante dice... vamos a ver, verso 23 en adelante dice: “*Y llegaron hasta el arroyo de Escol, y de allí cortaron un sarmiento con un racimo de uvas, el cual trajeron dos en un palo, y de las granadas y de los higos.* *Y se llamó aquel lugar el Valle de Escol, por el racimo que cortaron de allí los hijos de Israel.”* (Estamos leyendo en Números, capítulo 13, verso 23 en adelante, ahora pasamos al verso 25: “*Y volvieron de reconocer la tierra al fin de cuarenta días.”* Cuarenta días; y luego a causa de la incredulidad de ellos tuvieron que pasar cuarenta años, un año por cada día, por el desierto, hasta que muriera toda aquella generación de veinte años hacia arriba. Y ese lapso de tiempo de cuarenta años, del pueblo hebreo por el desierto, tipifica el lapso de tiempo del cristianismo, desde Cristo hasta nuestro tiempo. “*Y anduvieron y vinieron a Moisés y a Aarón, y a toda la congregación de los hijos de Israel, en el desierto de Parán, en Cades, y dieron la información a ellos y a toda la congregación, y les mostraron el fruto de la tierra.* *Y les contaron, diciendo: Nosotros llegamos a la tierra a la cual nos enviaste, la que ciertamente fluye leche y miel; y este es el fruto de ella.* *Mas el pueblo que habita aquella tierra es fuerte, y las ciudades muy grandes y fortificadas; y también vimos allí a los hijos de Anac* (Anac el gigante) *Amalec habita el Neguev, y el heteo, el jebuseo y el amorreo habitan en el monte, y el cananeo habita junto al mar, y a la ribera del Jordán.* *Entonces Caleb hizo callar al pueblo delante de Moisés, y dijo: Subamos luego, y tomemos posesión de ella; porque más podremos nosotros que ellos.”* ¿Ven? Caleb está hablando en forma positiva. “*Mas los varones que subieron con él, dijeron: No podremos subir contra aquel pueblo, porque es más fuerte que nosotros.* *Y hablaron mal entre los hijos de Israel, de la tierra que habían reconocido, diciendo: La tierra por donde pasamos para reconocerla, es tierra que traga a sus moradores; y todo el pueblo que vimos en medio de ella son hombres de grande estatura.* *También vimos allí gigantes, hijos de Anac, raza de los gigantes, y éramos nosotros, a nuestro parecer, como langostas; y así les parecíamos a ellos.* *Entonces toda la congregación gritó, y dio voces; y el pueblo lloró aquella noche.* *Y se quejaron contra Moisés y contra Aarón todos los hijos de Israel; y les dijo toda la multitud: ¡Ojalá muriéramos en la tierra de Egipto; o en este desierto ojalá muriéramos!* *¿Y por qué nos trae Jehová a esta tierra para caer a espada, y que nuestras mujeres y nuestros niños sean por presa? ¿No nos sería mejor volvernos a Egipto? Y decían el uno al otro: Designemos un capitán, y volvámonos a Egipto.* *Entonces Moisés y Aarón se postraron sobre sus rostros delante de toda la multitud de la congregación de los hijos de Israel.* *Y Josué hijo de Nun y Caleb hijo de Jefone, que eran de los que habían reconocido la tierra, rompieron sus vestidos,* *y hablaron a toda la congregación de los hijos de Israel, diciendo: La tierra por donde pasamos para reconocerla, es tierra en gran manera buena.* *Si Jehová se agradare de nosotros, él nos llevará a esta tierra, y nos la entregará; tierra que fluye leche y miel.* *Por tanto, no seáis rebeldes contra Jehová, ni temáis al pueblo de esta tierra; porque nosotros los comeremos como pan; su amparo se ha apartado de ellos, y con nosotros está Jehová; no los temáis.”* ¿Ven las palabras de Josué y de Caleb? Palabras positivas; no dejaron de reconocer que los habitantes eran gigantes, pero dieron testimonio de que el Dios que estaba con ellos, Jehová, el Dios de Abraham, es más poderoso que todas aquellas naciones, y que Dios les daría aquella tierra. Ahora, Dios, por cuanto se revelaron en contra de Moisés y Aarón, y por consiguiente en contra de Dios, Dios dijo en este mismo capítulo 14, verso 27, dice: “*¿Hasta cuándo oiré esta depravada multitud que murmura contra mí, las querellas de los hijos de Israel, que de mí se quejan?* *Diles: Vivo yo, dice Jehová, que según habéis hablado a mis oídos, así haré yo con vosotros.* *En este desierto caerán vuestros cuerpos; todo el número de los que fueron contados de entre vosotros, de veinte años arriba, los cuales han murmurado contra mí.* *Vosotros a la verdad no entraréis en la tierra, por la cual alcé mi mano y juré que os haría habitar en ella; exceptuando a Caleb hijo de Jefone, y a Josué hijo de Nun.* *Pero a vuestros niños, de los cuales dijisteis que serían por presa, yo los introduciré, y ellos conocerán la tierra que vosotros despreciasteis.* *En cuanto a vosotros, vuestros cuerpos caerán en este desierto.* *Y vuestros hijos andarán pastoreando en el desierto cuarenta años, y ellos llevarán vuestras rebeldías, hasta que vuestros cuerpos sean consumidos en el desierto.* *Conforme al número de los días, de los cuarenta días en que reconocisteis la tierra, llevaréis vuestras iniquidades cuarenta años, un año por cada día; y conoceréis mi castigo.”* Ahora vean, cómo los que no creyeron no pudieron entrar a la tierra prometida, por cuanto no creyeron; pero los que creyeron sí pudieron entrar a la tierra prometida. Y ahora en el capítulo, o Salmo 95, también en el verso 10 al 11 dice... vamos a ver, verso 6 al 11, dice: “*Venid, adoremos y postrémonos;* *Arrodillémonos delante de Jehová nuestro Hacedor.* *Porque él es nuestro Dios;* *Nosotros el pueblo de su prado, y ovejas de su mano.* *Si oyereis hoy su voz,* *No endurezcáis vuestro corazón, como en Meriba,* *Como en el día de Masah en el desierto,* *Donde me tentaron vuestros padres,* *Me probaron, y vieron mis obras.* *Cuarenta años estuve disgustado con la nación,* *Y dije: Pueblo es que divaga de corazón,* *Y no han conocido mis caminos.* *Por tanto, juré en mi furor* *Que no entrarían en mi reposo.”* Y ahora vean, está ahí citando lo que sucedió con el pueblo allá en el desierto. Y ahora, en Hebreos, capítulo 3, verso 7, dice: “*Por lo cual, como dice el Espíritu Santo:* *Si oyereis hoy su voz,* *No endurezcáis vuestros corazones,* *Como en la provocación, en el día de la tentación en el desierto,* *Donde me tentaron vuestros padres; me probaron,* *Y vieron mis obras cuarenta años.* *A causa de lo cual me disgusté contra esa generación,* *Y dije: Siempre andan vagando en su corazón,* *Y no han conocido mis caminos.* *Por tanto, juré en mi ira:* *No entrarán en mi reposo.* *Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo.”* Ahora, vean ustedes, en el Nuevo Testamento, ahora el pueblo está llamado a escuchar la Voz de Dios, la Voz de Cristo, y el que no escucha la Voz de Cristo llamándolo en este tiempo, el que endurece su corazón, ¿qué le sucede? Le sucede lo mismo que le sucedió a aquellos que no escucharon la Voz de Dios y se rebelaron en contra de Dios: no pudieron entrar al reposo, no pudieron entrar a la tierra prometida. Ahora, veamos en el capítulo 4 también de Hebreos, lo que corresponde al Nuevo Testamento, con relación a escuchar la Voz de Dios. Dice capítulo 4 de Hebreos, verso 1 en adelante, dice: “*Temamos, pues, no sea que permaneciendo aún la promesa de entrar en su reposo, alguno de vosotros parezca no haberlo alcanzado.* *Porque también a nosotros se nos ha anunciado la buena nueva como a ellos; pero no les aprovechó el oír la palabra, por no ir acompañada de fe en los que la oyeron.* *Pero los que hemos creído entramos en el reposo, de la manera que dijo: Por tanto, juré en mi ira,* *No entrarán en mi reposo; aunque las obras suyas estaban acabadas desde la fundación del mundo.* *Porque en cierto lugar dijo así del séptimo día: Y reposó Dios de todas sus obras en el séptimo día.* *Y otra vez aquí: No entrarán en mi reposo.* *Por lo tanto, puesto que falta que algunos entren en él, y aquellos a quienes primero se les anunció la buena nueva no entraron por causa de desobediencia,* *otra vez determina un día: Hoy, diciendo después de tanto tiempo, por medio de David, como se dijo: Si oyereis hoy su voz, No endurezcáis vuestros corazones.* *Porque si Josué les hubiera dado el reposo, no hablaría después de otro día.* *Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios.* *Porque el que ha entrado en su reposo, también ha reposado de sus obras, como Dios de las suyas.* *Procuremos, pues, entrar en aquel reposo, para que ninguno caiga en semejante ejemplo de desobediencia.”* Y ahora, en el Nuevo Testamento hay un reposo para los que vienen a Cristo y traen su carga a Cristo. Los que no entraron al reposo en el Antiguo Testamento del pueblo hebreo que iba por el desierto, fueron aquellos que por desobediencia e incredulidad no escucharon la Voz de Dios y no la creyeron; los que escucharon y creyeron como Josué y Caleb, entraron a la tierra prometida donde reposó el pueblo, ya no tenían que estar viajando más por el desierto. Ahora, en el Nuevo Testamento entramos a nuestro reposo, ¿cómo? Recibiendo a Cristo como nuestro Salvador, lavando nuestros pecados en Su Sangre, arrepentidos de nuestros pecados y siendo bautizados en agua en Su Nombre, y Cristo nos bautiza con Espíritu Santo y Fuego. Y ser bautizado con Espíritu Santo y Fuego es recibir la Promesa del Padre que fue hecha para todos los creyentes en Cristo, y por consiguiente eso es entrar en el reposo, el alma nuestra entra en ese reposo al recibir el Espíritu Santo, y entra por consiguiente al Reino de Cristo. Cristo dijo: “El que no nazca del agua y del Espíritu, no puede entrar al Reino de Dios.” Pero el que nace del agua y del Espíritu, el que escucha la Palabra y la cree y viene a los pies de Cristo, y trae su carga de pecado a Cristo, para que Cristo con Su Sangre lo limpie de todo pecado, y Cristo lo bautice con Espíritu Santo y Fuego; esa persona ha entrado al reposo de Cristo que El prometió, cuando dijo: *“Venid a mí todos los trabajados y cargados, y yo os haré descansar.”* Y así entramos en el reposo de Cristo, y por consiguiente obtenemos el nuevo nacimiento y obtenemos un cuerpo angelical de la sexta dimensión, y así entramos a la tierra prometida de un nuevo cuerpo espiritual, un cuerpo angelical, y entramos a la tierra prometida de un nuevo reino espiritual. Cristo nos saca del reino de las tinieblas, del diablo, y nos coloca Cristo en Su Reino; así como sacó al pueblo hebreo del reino del faraón, de aquel reino de las tinieblas y los llevó a la tierra prometida, donde Dios estableció Su Reino con el pueblo hebreo. Y ahora, cada persona tiene la oportunidad de recibir este descanso para el alma, entrando al reposo, que es Cristo, recibiendo a Cristo como su Salvador personal, lavando sus pecados en la Sangre de Cristo y siendo bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo bautiza así a la persona con Espíritu Santo y Fuego, y la persona entra al reposo de Dios, que es el bautismo del Espíritu Santo; y así el alma de la persona entra en el reposo de Dios. Ya no es un día de la semana, no es el séptimo día de la semana, sino que es Cristo, nuestro Salvador. Y Cristo entrando a nuestra alma, en el bautismo del Espíritu Santo, nos da el descanso, el reposo para nuestra alma, y quita nuestra carga de pecado al limpiarnos con Su Sangre preciosa. Y ahora, veamos lo que nos dice Cristo luego de resucitado en San Lucas, capítulo 24, versos 46 al 48: “*Y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese y resucitase de los muertos al tercer día;* *y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén.* *Y vosotros sois testigos de estas cosas.”* Y ahora, el arrepentimiento y el perdón de los pecados, por orden de Cristo, se predica en el Nombre del Señor Jesucristo, para que toda persona se arrepienta de sus pecados, viniendo a Cristo y colocando sus pecados en las manos de Cristo, para que Cristo con Su Sangre nos limpie de todo pecado. “Por sus llagas fuimos nosotros curados,” curados espiritualmente y físicamente también; el castigo de nuestra paz fue sobre El. Para nosotros tener paz en nuestra alma, y tener reposo en nuestra alma, tuvo que Cristo morir por nosotros; El llevó nuestros pecados. Por lo tanto, El lleva los pecados de la persona que viene a El, a Cristo, trayendo su carga de pecados a Cristo, para que Cristo la tome y con Su Sangre lo limpie de todo pecado. Y ahora, en San Marcos, capítulo 16 (Cristo dice luego de resucitado), verso 15 al 16: “*Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.* *El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”* Los que no crean se colocan en la misma posición en que se colocaron aquellas personas del Antiguo Testamento, que no creyeron y desobedecieron a Dios, y se rebelaron en contra de Dios. Pero los que creen se colocan en la posición de Josué y Caleb, los cuales luego entraron a la tierra prometida, entraron al descanso que Dios les había prometido. Y ahora, los que creen se colocan en la posición de Josué y Caleb para entrar al descanso que Cristo ha prometido, a ese reposo; por lo tanto, estas son las personas que creen y son bautizadas en agua en el Nombre del Señor Jesucristo. Los que no creen, pues no reciben a Cristo como su Salvador, y por consiguiente tampoco son bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo. El Profeta Joel dijo que todo aquel que invocare el Nombre del Señor será salvo. Ahora, veamos San Pedro, hablando el Día de Pentecostés dice: “*Porque éstos no están ebrios* (capítulo 2, verso 15 en adelante (Nota - libro de los Hechos)*...* “*Porque éstos no están ebrios , como vosotros suponéis, puesto que es la hora tercera del día.* *Mas esto es lo dicho por el profeta Joel:* *Y en los postreros días, dice Dios,* *Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne,* *Y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán;* *Vuestros jóvenes verán visiones,* *Y vuestros ancianos soñarán sueños;* *Y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días* *Derramaré de mi Espíritu, y profetizarán.* *Y daré prodigios arriba en el cielo,* *Y señales abajo en la tierra,* *Sangre y fuego y vapor de humo;* *El sol se convertirá en tinieblas,* *Y la luna en sangre,* *Antes que venga el día del Señor,* *Grande y manifiesto;* *Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.”* Toda persona que recibe a Cristo como su Salvador y trae su carga de pecados a Cristo, para que Cristo la tome y con Su Sangre la quite, esa persona ha invocado el Nombre del Señor, pidiéndole a Cristo que los salve. Como dijo Pedro cuando estaba en el mar embravecido, caminando sobre el mar y luego se hundió, porque primero tuvo fe, y luego cuando su fe falló, cuando luego que tuvo fe, luego al ver las olas le vino incredulidad, entonces se estaba hundiendo y gritó, clamó a Cristo: “Señor sálvame que perezco.” Cristo le dice: “Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?” ¿Ven? La fe lo hizo caminar sobre las aguas, luego la duda hizo que se hundiera en las aguas, pero la mano del Señor fue extendida y lo salvó. Y todo ser humano que viene a vivir en este planeta Tierra se encuentra como Pedro en las aguas embravecidas, y pueblos, naciones y lenguas son aguas donde están los seres humanos, son aguas embravecidas. Vean, huelgas por todas las naciones, guerras y rumores de guerras por todas las naciones, ¿cómo están las aguas, las naciones? Embravecidas, y ahí están personas como Pedro que están hundiéndose, pero claman a Cristo y Cristo extiende Su mano y los levanta, los salva. Y ahora, éstas son las personas que vienen a Cristo, trayendo su carga a Cristo, su carga de pecados, para que Cristo los perdone y los limpie con Su Sangre preciosa; y así los coloque en el reposo, que es el bautismo del Espíritu Santo. Pedro el Día de Pentecostés, en el capítulo 2, verso 35 en adelante dice... 34 en adelante dice: (Nota - libro de los Hechos). “*Porque David no subió a los cielos; pero él mismo dice:* *Dijo el Señor a mi Señor:* *Siéntate a mi diestra,* *Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies.* *Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo.* *Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos?* *Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.”* Vean, los que arrepentidos de sus pecados piden perdón a Cristo, y vienen a los pies de Cristo, trayendo su carga de pecados a Cristo, Cristo los perdona, son bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo y Cristo los bautiza con Espíritu Santo y Fuego y entran en el reposo de Dios, entran en el descanso de Dios: “Hallaréis descanso para vuestras almas.” Esa es la forma en que el ser humano puede hallar descanso para su alma. Y recuerden que el ser humano no es lo que todos vemos y miramos como ser humano; lo que nosotros vemos es solamente el cuerpo de la persona, pero el ser humano es alma viviente, y la persona como alma viviente (que es lo más importante que hay en la persona, y que es en realidad lo que es la persona) tiene un cuerpo físico de carne, eso es una casa terrenal, en la cual vive él como alma viviente, y también tiene otra casa, la cual es una casa espiritual, la cual es llamada el espíritu de la persona. Esa casa espiritual es un cuerpo, pero de otra dimensión. Cuando la persona muere, lo que muere es solamente la casa terrenal, el cuerpo físico, pero la casa espiritual, que es el espíritu de la persona sigue viviendo, por lo tanto el alma de la persona sigue viviendo en ese cuerpo espiritual, y va a vivir a la dimensión que le corresponde. Si es una persona como aquellos que no escucharon la Voz de Dios y se rebelaron en contra de Dios allá en el desierto, van a vivir a la quinta dimensión, que es el infierno, donde fue el hombre rico de la parábola que Cristo dio, cuando habló del hombre rico y de Lázaro el mendigo. Pero si es un creyente en Cristo, la persona ha entrado en el reposo de Dios y su alma está reposando en Cristo, porque ha recibido el Espíritu de Cristo, que es el reposo, el descanso para la persona, y esa persona ha recibido un cuerpo angelical, teofánico de la sexta dimensión. Por consiguiente si muere su cuerpo físico no tiene ningún problema, la persona sigue viviendo en el cuerpo espiritual, cuerpo angelical, un cuerpo como el cuerpo de los Ángeles, un cuerpo como el cuerpo espiritual de Jesucristo, llamado en el Antiguo Testamento: El Ángel de Jehová; y la persona sigue viviendo en ese cuerpo espiritual parecido a nuestro cuerpo, pero joven y eterno, y va a vivir a la sexta dimensión, que es el Paraíso, y permanece allí viviendo en esa sexta dimensión, que es otro mundo en donde hay árboles, donde hay lagos de agua, ríos también, y donde hay animales, donde hay peces, donde hay aves y donde hay millones de personas que murieron en edades pasadas, pero que fueron creyentes en Jesucristo nuestro Salvador. O sea, que la persona va al lugar donde está San Pedro y los Apóstoles y los Ángeles Mensajeros con los creyentes de la edad en que ellos vivieron. Y allí se vive sin los afanes que vivimos acá en esta Tierra; allí se está descansando de los trabajos terrenales. Las personas allí ni trabajan, ni duermen, ni comen, ni tienen prisa allí tampoco; no viven una vida de prisa como aquí vivimos en estos cuerpos terrenales, y allí no se cansan ellos de estar allá; ellos allí tienen sus actividades, y también escuchan cuando se predica la Palabra de Dios en y de la edad que esté vigente en cada ocasión. Ahora, toda persona quiere ir a ese lugar, porque toda persona desea la salvación de su alma. Ninguna persona quiere ir al infierno donde fue el hombre rico, y no quiere ir al lago de fuego, donde será destruida toda persona en cuerpo, espíritu y alma, y donde será destruido el diablo y los ángeles que con él se revelaron en contra de Dios; toda persona quiere ir con Cristo al Reino de Cristo para vivir por toda la eternidad. Por lo tanto, toda persona entonces está llamada a traer su carga, ¿a quién? A Cristo, El es el único que puede tomar la carga de pecado de cada persona y quitársela a la persona y limpiar la persona con Su Sangre preciosa de todo pecado, y la persona entra en el reposo de Cristo; Cristo lo bautiza con Espíritu Santo y Fuego, y la persona tiene reposo en su alma, ya no tiene el problema y la incertidumbre de: “¿Si muero a dónde voy a ir?” Pues la persona ya, por cuanto entró en el reposo del Señor dice: “Si muero, pues voy al Cielo, al Paraíso, donde están allá los Apóstoles y todos los creyentes de las diferentes edades.” Y puede decir como decía San Pablo: “Para mí el morir es Cristo.” O sea: “El vivir es Cristo y el morir es ganancia.” O sea, que no le tiene miedo a la muerte. Pero el que no ha entrado en el reposo del Señor vive una vida con la preocupación de a dónde ha de ir cuando termine sus días aquí en la Tierra, ¿cuando muera a dónde voy a ir? Pero cuando ya la persona ha traído su carga a Jesucristo y Cristo ha quitado su carga de pecado, y ha entrado la persona en el reposo de Cristo, que es el bautismo del Espíritu Santo, la persona vive feliz aquí en la Tierra, sabiendo que tiene su futuro bien asegurado con Cristo. El único que le puede asegurar a usted el futuro suyo, para vivir eternamente es Jesucristo nuestro Salvador, El es el único que tiene el seguro de la Vida eterna. “*El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida.”* Por lo tanto, toda persona necesita traer su carga al Señor Jesucristo. “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar,” dijo nuestro amado Señor Jesucristo. ¿Cuántos han traído su carga a Cristo? Por lo tanto, El nos ha hecho descansar, estamos descansando en y con Jesucristo, nuestro Salvador, y tenemos Vida eterna. Viviremos con Cristo en Su Reino físico por el Milenio y por toda la eternidad, y ya estamos en el Reino de Cristo en la esfera espiritual. Porque el Reino de Cristo está en esa etapa espiritual, pero va ser materializado y va estar en la etapa física-tangible durante el Reino Milenial. Por lo tanto, para poder estar en el glorioso Reino Milenial de Cristo, tenemos que primero estar en el Reino de Cristo en la forma espiritual en que estamos; y la Iglesia del Señor Jesucristo es el Reino de Cristo en su estado espiritual. Por lo tanto, cada persona nacida de nuevo, ha nacido en la Iglesia del Señor Jesucristo, ha nacido en el Reino espiritual de nuestro amado Señor Jesucristo, y tiene descanso en su alma, halló descanso para su alma. Y ahora, ¿dónde están los que todavía no han hallado descanso para su alma, porque no han recibido a Cristo como su Salvador, no han traído sus cargas a Cristo? Todos los que todavía no han traído sus cargas a Cristo, para hallar descanso para su alma, pueden levantar sus manos en esta noche y el Rvdo. Miguel Bermúdez Marín estará orando por ustedes, para que Cristo tome su carga de pecado y con Su Sangre borre todos esos pecados, lo limpie de todo pecado a usted, y usted sea bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo lo bautice con Espíritu Santo y Fuego, y así usted entre al reposo de nuestro amado Señor Jesucristo y su alma tenga descanso y reposo; descanso y reposo espiritual. “**TRAE TU CARGA A JESUCRISTO.”** Ese es el llamado, el mismo llamado que hizo Cristo, nuestro Salvador: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.” Ese es el descanso, el reposo que Cristo tiene para usted cuando viene a El: el bautismo del Espíritu Santo; así entra usted en el reposo del Señor Jesucristo, y así su alma descansa, reposa en Cristo. Y El es nuestro sábado. El sábado que era el día de descanso tipifica a Cristo, que es el descanso para nuestra alma, como el sábado era el descanso para el cuerpo, Cristo es nuestro sábado, el descanso para nuestra alma. Por lo tanto, trae tu carga a Jesucristo y El te hará descansar, te dará descanso para tu alma. Dejo al Rvdo. Miguel Bermúdez Marín, para orar por todas las personas que traerán su carga a Cristo en esta ocasión. También los que se hayan apartado de Cristo pueden regresar a Cristo, trayendo su carga a Cristo, su carga de pecados y Cristo lo hará descansar. Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta noche, dándoles testimonio de nuestro tema: **“TRAE TU CARGA A JESUCRISTO.”** ***Que Dios les continúe bendiciendo a todos y les guarde, y les mantenga Cristo en Su reposo. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén y amén.*** Muchas gracias por vuestra amable atención, y continúen pasando una noche llena de las bendiciones de Jesucristo, nuestro Salvador. Ya tenemos al Rvdo. Miguel Bermúdez Marín aquí, para orar por todos los que levantarán sus manos para traer su carga a Cristo, para hallar descanso para su alma. Con nosotros el Rvdo. Miguel Bermúdez Marín nuevamente. Que Dios les bendiga y les guarde a todos. “**TRAE TU CARGA A JESUCRISTO.”**