--- title: '¿Que pensáis del Cristo?' date: 2003-02-19 activity: 1 place: city: Tulcán state: Carchi country: EC duration: 00:00:00 public: false youtube: translations: files: --- Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes; es para mí un privilegio y bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, en esta noche, aquí en Tulcán, Ecuador, para compartir con ustedes en esta ocasión unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final. También reciban un saludo de mi esposa Erica y de mis niñas América y Yahannah Gabriela. Los niños reciban (todos) saludos de América, quien les envió muchos saludos. Leemos en San Mateo 22, versos 41 al 46, donde dice: “*Y estando juntos los fariseos, Jesús les preguntó,* *diciendo: ¿Qué pensáis del Cristo? ¿De quién es hijo? Le dijeron: De David.* *El les dijo: ¿Pues cómo David en el Espíritu le llama Señor, diciendo:* *Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi Diestra, Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies?* *Pues si David le llama Señor, ¿cómo es su hijo?* *Y nadie le podía responder palabra; ni osó alguno desde aquel día preguntarle más.”* Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla. Nuestro tema es: **“¿QUÉ PENSÁIS DEL CRISTO?”** Es necesario que usted esté consiente de lo que usted piensa acerca de Cristo, de quién es Cristo para usted. Por eso \*en San Mateo 16, que Cristo preguntó directamente a Sus Discípulos quién ellos creían que era el Cristo. Ahora veamos, en esta pregunta Cristo pregunta también qué creían la gente acerca de El, del Hijo del Hombre, y luego pregunta a Sus discípulos que ellos creían acerca del Hijo del Hombre, quién decían los discípulos que era Jesucristo, el Hijo del Hombre. Porque es muy importante saber quién es el Señor Jesucristo para cada uno de nosotros. Es muy importante que usted sepa quién es el Señor Jesucristo para usted. Y yo, pues tengo que saber quién es el Señor Jesucristo para mí. Ahora, veamos aquí en San Mateo, capítulo 16, versos 13 en adelante, donde dice: “*Viniendo Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?* *Ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los profetas.”* Esa era la opinión de la gente acerca de Jesús. Ellos dijeron a Jesús: “Bueno, unos piensan que Tú eres Juan el Bautista, otros piensan que Tú eres Elías (o sea, el Profeta Elías), y otros piensan que Tú eres Jeremías, y otros piensan que Tú eres alguno de los Profetas, pero no saben cuál de los Profetas.” Ahora, vean cómo la opinión acerca de quién es Jesucristo estaba dividida entre los que vivían en la tierra de Israel. Pero ahora Jesús quiere saber qué creen y qué piensan ellos acerca de El, acerca del Hijo del Hombre: “*El les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?”* Esa es una pregunta directa a cada individuo, a cada seguidor de Cristo. “*Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.* *Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos.”* Esta es la revelación grande de quién es el Señor Jesucristo: El es el Cristo, el Hijo de Dios, El es el Ungido Hijo de Dios, El es el Ungido con el Espíritu Santo en medio del pueblo hebreo en Su ministerio terrenal. Y ahora, Cristo le dice: “*Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades* (o sea, del infierno) *no prevalecerán contra ella.* *Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos.* *Entonces mandó a sus discípulos que a nadie dijesen que él era Jesús el Cristo.”* Esta revelación de quién es Jesucristo, el cuál es el Cristo, el Hijo del Dios viviente, era la revelación que tenía Pedro, la cual había recibido del Cielo. Y es muy importante tener esta misma revelación; saber que Jesús es el Cristo, el Ungido con el Espíritu Santo, el Hijo del Dios viviente. Para muchas personas Jesús es un hebreo, nacido en la tierra de Israel, el cual fue un buen hombre, y el cual fue un Profeta; pero los creyentes en Cristo, seguidores de Cristo dicen: “¡Y más que Profeta, El es el Cristo, el Hijo del Dios Viviente!” Y ahora, esta revelación ha venido del Cielo, y es la revelación que fue abierta el Día de Pentecostés por el Apóstol San Pedro, cuando predicó en el libro de los Hechos en el capítulo 2, su primer Mensaje, en el cual anunció el misterio de quién es Jesucristo, el Hijo del Dios viviente. Vean, en el capítulo 2 del libro de los Hechos, verso 32 en adelante, dice: “*A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos.* *Así que, exaltado por la diestra de Dios, y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís.* *Porque David no subió a los cielos; pero él mismo dice:* *Dijo el Señor a mi Señor:* *Siéntate a mi diestra,* *Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies.* *Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo.”* Y ahora, **¿quién es Jesús?** Es el Señor y Cristo, hecho Señor y Cristo por Dios, el Padre Celestial. “*Al oir esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos?* *Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.* *Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.* *Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa generación.* *Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas.”* Pedro aquí el Día de Pentecostés abre el misterio de quién es Jesús: El es el Cristo, el Hijo del Dios viviente, El es Señor y Cristo. Por lo tanto, El ha sido sentado a la diestra de Dios en el Cielo, y está haciendo intercesión en el Cielo por todos los que lo reciben como su Salvador. Para muchas personas Jesús es un buen hombre, que vivió en la tierra de Israel, para otros es un gran maestro. Pero, **¿para usted, quién es el Señor Jesucristo? ¿Qué piensa usted acerca de Jesús?** Toda persona que está escrita en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, y ha sido enviada a la Tierra, ha sido enviada a la Tierra para recibir a Cristo como su Salvador; por lo tanto, para esas personas, ¿qué piensan esas personas de Cristo? Que Cristo es nuestro Salvador, que El es nuestro Señor, El es nuestro Señor, nuestro Salvador, nuestro Redentor, El es el Hijo del Dios Viviente que vino a la Tierra para llevar nuestros pecados y morir por ellos en la Cruz del Calvario, y así redimir nuestras almas y darnos salvación y Vida eterna. El (Jesús), el Hijo del Hombre, vino a buscar y a salvar lo que se había perdido. Ahora, vean todo lo que es Jesucristo para los creyentes en Cristo: El es nuestro Señor, El es nuestro Salvador, El es nuestro Redentor, El es nuestro Buen Pastor, El es la Vida eterna para todos nosotros, El es el Camino al Padre. El es el Camino angosto que fue abierto y por ese Camino (el Camino, que es Cristo) caminan todos los hijos e hijas de Dios. Todos caminan en Cristo, y eso es caminar en el Camino angosto que es el Camino de la Vida eterna, el cual es hacia arriba; porque el camino de la Vida es hacia arriba, hacia Dios, hacia el Cielo. El también es la Puerta angosta para las ovejas que el Padre le dio, El es la puerta angosta del Redil; y el Redil es la Iglesia del Señor Jesucristo. Y ahora, vean todo lo que Cristo es para ustedes y para mí. El también dijo: “Yo Soy la Luz del mundo.” Por lo tanto, El es nuestra Luz, El es el que nos alumbra el alma, el entendimiento, y todo nuestro ser, para caminar en el Camino de Dios, que es Cristo el Camino de la salvación y Vida eterna. No hay otro Camino. El dijo: “Yo Soy el Camino, la Verdad.” Solamente hay un Camino y es el Camino angosto, y es Cristo, y solamente hay una Verdad, que es Cristo. Cualquier otra cosa que le diga a usted que lo llevará a la Vida eterna, que salvará su alma, no es la verdad, solamente hay una verdad y es Cristo. Cristo es el único que salva su alma y salva mi alma. El es la Vida eterna, no hay otra Vida eterna fuera de Jesucristo. Por lo tanto, para la persona recibir Vida eterna tiene que venir a Cristo arrepentido de sus pecados y recibirlo como su Salvador, y pedirle perdón a Cristo por sus pecados y Cristo perdonará sus pecados y lo salvará, le dará perdón y Vida eterna. Vean, en San Lucas, capítulo 19, El tuvo un propósito en venir. La Venida del Hijo del Hombre dos mil años atrás tuvo el siguiente propósito: capítulo 19, verso 10 de San Lucas: “*Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.”* **¿Qué se había perdido?** Las ovejas del Padre. Por eso en San Juan, capítulo 10, versos 14 en adelante dice: “*Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen,* *así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas.* *También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor.* *Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar.* *Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre.”* Y ahora, vean ustedes cómo Cristo, el Buen Pastor, ha recibido de parte del Padre Celestial, esas ovejas que escucharían Su Voz y vendrían a El y vendrían por consiguiente al Buen Pastor, y el Buen Pastor (Cristo) las colocaría en Su Redil, que es Su Iglesia. También en este mismo capítulo 10, verso 22 en adelante, vean lo que aquí dice: “*Celebrábase en Jerusalén la fiesta de la dedicación. Era invierno,* *y Jesús andaba en el templo por el pórtico de Salomón.* *Y le rodearon los judíos y le dijeron: ¿Hasta cuándo nos turbarás el alma? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente.* *Jesús les respondió: Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ellas dan testimonio de mí;* *pero vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas, como os he dicho.* *Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen,* *y yo les doy vida eterna.”* Reciben Vida eterna, cuando oyen la Voz de Cristo y siguen a Cristo, recibiendo a Cristo como nuestro Salvador personal. “Y Yo les doy Vida eterna.” Ninguna persona puede tener Vida eterna, a menos que sea a través de Jesucristo, el cual es la Vida eterna. “Y Yo les doy Vida eterna.” Muchas personas cuando escuchan que se hace el llamado para recibir a Cristo como su Salvador, piensan que es para meterse a una secta religiosa, pero no. La Escritura nos enseña que recibimos a Cristo como nuestro Salvador, para recibir Vida eterna de parte de Cristo, para recibir lo más preciado gratuitamente. No hay nada más importante para el ser humano que la Vida eterna, para el ser humano no hay nada más importante. El ser humano puede tener muchos estudios y ser una persona muy educada con grandes doctorados, pero se muere y después que muere, ¿qué sucedió con los doctorados? Se quedaron aquí en la Tierra. La persona puede luchar, trabajar, y convertirse en una persona muy rica, o heredar una gran fortuna y ser una persona muy rica, pero cuando se muere, ¿qué sucedió con las riquezas? Se quedaron aquí, y la persona, en cuanto a su cuerpo físico, terminó sus días aquí en la Tierra, pero la persona sigue viviendo en otro mundo, en otra dimensión. Si no había recibido a Cristo como su Salvador, pues no puede ir al Cielo, al Paraíso a vivir, tiene que ir entonces a la quinta dimensión, que es el infierno, y que viene a ser como una cárcel, en donde permanecerá hasta que sea llamada la persona para el juicio final. En la parábola del hombre rico y de Lázaro el mendigo, Cristo enseñó que murió el mendigo, el cual se sentaba frente a la puerta de la casa del rico, deseando comer de las migajas que caían de la mesa del hombre rico, el cual celebraba cada día banquetes muy esplendorosos Y un día murió el mendigo y fue llevado por los Ángeles al Seno de Abraham, al Paraíso, el cual se encontraba en ese lugar en aquel tiempo. Y luego murió el hombre rico, y cuando se vino a dar cuenta de donde había llegado, dice la Escritura que el hombre rico murió y fue sepultado. Ahora, así como a Lázaro el mendigo lo llevaron los Ángeles de Dios al Seno de Abraham, al Paraíso, al hombre rico lo llevaron los ángeles caídos, que son los demonios, los ángeles que se revelaron en contra de Dios en unión al diablo. Y cuando se encontró en el infierno, levantando sus ojos vio hacia el otro lado, que es el Paraíso, lo cual estaba dividido; el Paraíso y el infierno, estaban divididos por una grande sima, por un grande abismo. En aquel tiempo el Paraíso, pues estaba en ese lugar; luego de la muerte y resurrección de Cristo, ya no está allá. Ahora, el hombre rico miró y vio a Lázaro en el Seno de Abraham, y clamó a Abraham, y dijo: “Padre Abraham, envía a Lázaro con su dedo, la punta de su dedo mojado en agua, para que la coloque sobre mi lengua, porque estoy atormentado en este lugar.” Vean a dónde fue el hombre rico, y sus riquezas no se las pudo llevar. No tenía ni un centavo para comprar un vaso de agua; y tampoco allí hay agua para tomar. Y pedía por el dedo de Lázaro mojado en agua para que lo colocara sobre su lengua y tampoco le fue concedido. Tampoco tenía dinero allí, no podía decir: “Yo te pagaré Abraham, padre Abraham yo te pagaré tantos miles de dólares para que envíes a Lázaro con su dedo mojado en agua y lo coloque sobre mi lengua.” ¿Ven? Allí el hombre rico no decía que él era rico. Los que van al infierno por más ricos que hayan sido en la Tierra, son tan pobres que no tienen ni para un vaso de agua en el infierno. Por lo tanto, si fueron ricos en la Tierra, después son pobres en la vida que sigue a esta vida terrenal. Pero vean, Lázaro había sido pobre en la Tierra, pero había servido a Dios; por lo tanto, Lázaro fue llevado por los Ángeles al Seno de Abraham y allí estuvo disfrutando las bendiciones divinas junto a Abraham y a los patriarcas. Por lo tanto, es mejor ser pobre, pero estar en el Camino de Dios sirviendo a Cristo, y luego cuando terminen nuestros días en la Tierra ir al Paraíso para vivir. Y luego cuando Cristo cumpla Su Segunda Venida, cuando termine Su Obra de Intercesión en el Cielo y cumpla en Su plenitud Su Segunda Venida, entonces Cristo los resucitará, a los muertos creyentes en El que están en el Paraíso, porque El pasará por el Paraíso y los traerá en la resurrección en cuerpos eternos y jóvenes para toda la eternidad. Y a nosotros los que vivimos, si permanecemos vivos hasta ese momento, nos transformará y entonces tendremos un nuevo cuerpo eterno inmortal, incorruptible y glorificado, igual al cuerpo glorificado de nuestro amado Señor Jesucristo, y entonces seremos eternos físicamente. Ahora, esto es para aquellos que Cristo es el Hijo del Dios Viviente, y por consiguiente El es nuestro Señor y Salvador. Vean lo que es Cristo para nosotros: El es nuestro Señor y Salvador. Porque no hay otro nombre dado a los hombres en que podamos ser salvos. No lo hay. Por lo tanto, no buscamos otro nombre, sino el Nombre del Señor Jesucristo, El es el único Salvador, El es el único que perdona nuestros pecados y sana nuestras dolencias. Por lo tanto, El es el único Ser para nosotros, que nos ha salvado en la Cruz del Calvario, ya El realizó esa Obra de Redención en la Cruz del Calvario. El es la Persona más importante en nuestra vida, El es nuestro Señor, El es nuestro Redentor, El es nuestro Salvador, El es el Hijo de Dios, que vino al mundo y murió por nosotros como Cordero de Dios en la Cruz del Calvario, El es la Expiación por nuestros pecados, El es el Cordero Pascual, como Juan lo presentó, cuando dijo: “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.” Así lo presentó Juan el Bautista. El también es el Macho Cabrío de la expiación, el cuál quitó nuestros pecados con Su Sangre preciosa. Vean quién es nuestro amado Señor Jesucristo para todos nosotros; y por consiguiente para la Iglesia del Señor Jesucristo El es su Señor, o sea, su Esposo, su Cabeza y su Salvador. Para el pueblo hebreo El es su Rey, pero lo rechazaron en Su Primera Venida, rechazaron a su propio Rey. Ahora para la Iglesia, Cristo es nuestro Rey espiritual en un Reino espiritual que está en efecto en la actualidad. El Reino de Cristo está en forma espiritual con nosotros, y nosotros estamos en Su Reino, hemos sido trasladados del reino de las tinieblas al Reino del Hijo de Dios. Como nos dice el Apóstol San Pablo en Colosenses, capítulo 1, versos 12 en adelante, donde dice: “*Con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz;* *el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo.”* Vean, hemos sido trasladados al Reino de Jesucristo, el Hijo de Dios. “*...en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados.”* Y ahora, hemos sido colocados en el Reino de Jesucristo, nuestro Salvador, que está en una forma espiritual, en la forma de la Iglesia del Señor Jesucristo; estar colocados en la Iglesia de Jesucristo es estar en el Reino de Cristo, en el Redil del Buen Pastor. Y para poder ser colocados en ese Reino, que es el Reino de Dios, la persona tiene que nacer del agua y del Espíritu, dijo Cristo a Nicodemo en San Juan, capítulo 3, verso... capítulo 3 de San Juan. Vamos a leer ese pasaje, que es muy importante. Capítulo 3, verso 3 en adelante dice Cristo a Nicodemo: “*Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios* (o sea, no puede entender, comprender, el Reino de Dios). *Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer?* *Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.”* **¿Cómo se entra al Reino de Dios?** Naciendo de nuevo, naciendo del agua y del Espíritu. “*Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.* *No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo.”* Y ahora, toda persona que desea entrar al Reino de Dios necesita nacer de nuevo. **¿Y cómo podemos obtener el nuevo nacimiento?** El que recibe a Cristo como su Salvador, ése está en el Camino al Reino, a entrar al Reino de Dios. Vean, en San Marcos, capítulo 16, verso 15 al 16, Cristo, luego de resucitado dijo a Sus discípulos: “*Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.* *El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”* Y ahora, **¿cómo es que entramos al Reino de Cristo?** Creyendo en nuestro amado Señor Jesucristo como nuestro Salvador, recibiéndolo como nuestro Salvador personal, arrepentidos de nuestros pecados, confesando a Cristo nuestros pecados y siendo bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo. Por eso Cristo dijo: *“El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”* Los que creen recibiendo a Cristo como nuestro Salvador, lavando nuestros pecados en Su Sangre y siendo bautizados en agua en Su Nombre, somos salvos, y entramos al Reino de Cristo, y Cristo nos bautiza con Espíritu Santo y Fuego; y así hemos nacido del agua y del Espíritu, y así hemos entrado al Reino de Cristo, hemos nacido en el Reino de Cristo, la Iglesia del Señor Jesucristo, y hemos obtenido un cuerpo angelical teofánico de la sexta dimensión, hemos nacido del Cielo, es un nacimiento espiritual celestial, en el Reino de Cristo. Por eso San Pablo dice que nuestra ciudadanía, ¿está dónde? En los Cielos. “*...de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo;* *el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual también puede sujetar a sí mismo todas las cosas.”* Esto está en Filipenses, capítulo 3, verso 20 al 21. Todas las personas creyentes en Cristo, bautizadas en agua en el Nombre del Señor Jesucristo y llenos del Espíritu Santo, bautizados por Cristo, por el Espíritu Santo, han nacido de nuevo y están en el Reino de Cristo con Vida eterna. Por eso cuando Pedro predicando les dijo en el capítulo 2, verso 36 en adelante del libro de los Hechos: “*Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo.* *Al oir esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos?* *Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.* *Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.”* Y ahora, Pedro muestra aquí a Cristo como única forma de perdón y salvación para todo ser humano. Y en el capítulo 4, verso 12 del libro de los Hechos Pedro dice: “*Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.”* Y ahora, **¿qué pensáis del Cristo? ¿Qué piensan ustedes del Cristo?** Que no hay otra salvación, otro Salvador, que El es el Hijo del Dios viviente, que El es el Cristo, el Mesías, el Ungido, El es el único Salvador del ser humano, El es el único que puede salvar tu alma. No hay otro salvador. Para Israel El es su Rey, pero lo rechazaron. **¿Y quién es y qué es Jesucristo para el mundo?** Algunos lo ven como un hombre bueno, otros lo ven como un Profeta, y así por el estilo. Pero Cristo para el mundo es el Juez, El es Juez de los vivos y de los muertos, dice San Pablo en el libro de los Hechos, capítulo 10, verso 42. Dice: “*Y nos mandó que predicásemos al pueblo, y testificásemos que él es* (o sea, que Cristo) *que él es el que Dios ha puesto por Juez de vivos y muertos.* *De éste dan testimonio todos los profetas, que todos los que en él creyeren, recibirán perdón de pecados por su nombre.”* Todos los que en Cristo creerían, recibirían perdón de pecados por Su Nombre. Y ahora, **¿qué piensa el mundo acerca de Cristo?** Piensan que fue un hombre bueno (así piensan muchas personas), otros piensan que fue un Profeta, otros piensan que fue un engañador; como también los líderes religiosos del pueblo hebreo de aquel tiempo, en su mayoría, pensaban que Jesucristo era un engañador, pero era su Rey, era su Dios en carne humana, Dios manifestado en carne visitando a Su pueblo, era nada menos que Emanuel: “Dios con nosotros.” Pero ellos no lo comprendieron. Y ahora, **¿qué es Cristo, el Cristo, para usted y para mí?** Cristo es el Hijo del Dios viviente, nuestro Salvador, nuestro Redentor y nuestro Señor. El es nuestra Cabeza; nosotros como miembros del Cuerpo Místico de Cristo, que es la Iglesia, y la Iglesia es la Novia-Esposa de Cristo, el Cordero; y El es la Cabeza, el Esposo, el Novio de Su Iglesia. En lo espiritual ya estamos casados con El, físicamente cuando seamos transformados, entonces la Iglesia estará casada con Cristo totalmente; pero ya en lo espiritual la Iglesia está casada con Cristo. Y ahora, para la Iglesia Cristo es su Esposo, su Cabeza y su Novio también. Para la Iglesia Cristo es lo más importante que hay. ¿Y para ustedes? (Nota - La congregación responde: “¡Amén!”) ¡Amén también! Por lo tanto, Cristo es el todo para nosotros. **¿Y dónde están las personas para las cuales Cristo es su Salvador, su Redentor, su Señor y es el Hijo de Dios y el Cordero de Dios, y el Macho Cabrío de la expiación, nuestra expiación?** (Nota - La congregación responde: “¡Amén!”) Para todos ustedes y para mí también. Por lo tanto, ustedes y yo tenemos a Cristo como nuestro Señor y Salvador, nuestro Redentor; El es la persona más grande e importante para todos nosotros. El que creyere y fuere bautizado será salvo, mas el que no creyere será condenado. ¿Dónde están todos los que han creído y son salvos? (Nota - La congregación responde: “¡Amén!”) Aquí estamos glorificando a Dios por Cristo nuestro Salvador. Y los que todavía no han recibido a Cristo como su Salvador, están perdidos, están sin Vida eterna. Por lo tanto, Cristo para usted es su Juez, quién lo condenará, lo juzgará y lo condenará. **¿Pero cómo podemos hacer o cómo usted puede hacer para que Cristo como Juez, no lo vaya a juzgar a usted y lo vaya a condenar?** Pues entonces tiene que tener a Cristo como su Salvador, como su Redentor, como su Cordero Pascual, y Su expiación por el pecado. Por lo tanto, en esta noche usted puede cambiar su situación delante de Dios, recibiendo a Cristo como su Salvador personal, porque no hay otro nombre en que podamos ser salvos; la salvación está y viene de Jesucristo nuestro Salvador. Por lo tanto, en esta noche los que todavía no han recibido a Cristo como su Salvador, pueden recibirlo y entonces Cristo será para usted su Cordero Pascual, el Macho Cabrío de la Expiación, será su Salvador, el Hijo de Dios que ha venido para salvar el alma suya, el Hijo del Hombre que vino a buscar y a salvar lo que se había perdido, será para usted Cristo, el Buen Pastor; y usted será para Cristo una de las ovejas que el Padre le dio, para que le dé salvación y Vida eterna. Por lo tanto, en esta noche todos los que quieren recibir a Cristo como su Salvador, sabiendo que no hay otro nombre dado a los hombres en que podamos ser salvos, pueden levantar sus manos y el Rvdo. Miguel Bermúdez Marín estará orando por ustedes, para que Cristo les reciba, perdone sus pecados y con Su Sangre le limpie de todo pecado y sean bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo los bautice con Espíritu Santo y Fuego, y así entren al Reino de Cristo, que es la Iglesia del Señor Jesucristo, y vengan a ser miembros de la Iglesia del Señor Jesucristo con Vida eterna. Es muy importante que usted asegure su Vida eterna con Cristo mientras está vivo en esta Tierra, porque después que usted muera ya no hay oportunidad. Es mientras estamos en la Tierra viviendo en estos cuerpos, que tenemos la oportunidad de recibir a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador; lo cual ya muchos de ustedes que me escuchan lo han hecho. **¿Dónde están los que ya lo hicieron?** Todos ustedes y yo también. Y ahora, los que todavía no lo han hecho, no han recibido a Cristo como su Salvador, en esta noche pueden recibirlo, levantando sus manos y el Rvdo. Miguel Bermúdez orará por ustedes, para que Cristo les perdone, les limpie con Su Sangre preciosa y sean bautizados en agua en Su Nombre y Cristo los bautice con Espíritu Santo y Fuego, y así obtengan el nuevo nacimiento y entren al Reino de Dios. El que no nazca del agua y del Espíritu no puede entrar al Reino de Dios. En esta noche tienen todos la oportunidad de entrar al Reino de Dios, los que levanten sus manos para recibir a Cristo como su Salvador, laven sus pecados en la Sangre de Cristo y sean bautizados en agua en Su Nombre, y Cristo los bautice con Espíritu Santo y Fuego. “El que creyere y fuere bautizado será salvo, mas el que no creyere será condenado.” El que deja pasar la oportunidad de salvación, pues no puede ser salvo. Nuestro tema ha sido: **“¿QUÉ PENSÁIS DEL CRISTO?”** Y ahora, **¿qué piensan ustedes del Cristo?** Yo pienso que El es mi Salvador, y lo he creído con toda mi alma; por lo tanto, para todos ustedes también es igual: El es el Hijo de Dios que ha venido al mundo para buscar y salvar las ovejas del Padre que se habían perdido, El vino para salvar nuestras almas. Por lo tanto, en esta noche todos los que todavía no han recibido a Cristo, reciban a Cristo en esta noche, para que Cristo salve sus almas y les dé salvación y Vida eterna. Muchas gracias por vuestra amable atención. Nuestro tema ha sido: **“¿QUÉ PENSÁIS DEL CRISTO?”** Dejo al Rvdo. Miguel Bermúdez Marín nuevamente, para orar por todas las personas que levantarán sus manos, para que él ore por todos los que levantarán sus manos en esta noche, para recibir a Cristo como su Salvador personal. Que Dios les bendiga, y continúen pasando una noche llena de las bendiciones de Jesucristo nuestro Salvador. Y muchas gracias por vuestra amable atención. “**¿QUÉ PENSÁIS DEL CRISTO?”**