--- title: 'Mirando hacia el Cielo' date: 2003-01-10 activity: 1 place: city: Cayey state: country: PR duration: 00:00:00 public: false youtube: translations: files: --- Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes; es para mí una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final. Para lo cual leemos en Colosenses, capítulo 3, verso 1 en adelante, donde dice: “*Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios.* *Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra.* *Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.* *Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria.”* Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla. Nuestro tema es: **“MIRANDO HACIA EL CIELO.”** En San Lucas, capítulo 21, versos 27 al 33, dice: “*Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en una nube con poder y gran gloria.* *Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca.”* Y ahora, aquí también Cristo nos dice que levantemos nuestras cabezas al Cielo, dice: “Erguíos y levantad vuestras cabezas, porque vuestra Redención está cerca.” Y ahora, la enseñanza es que estemos mirando hacia el Cielo, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios, sabiendo que las cosas terrenales son temporales, pero las celestiales son eternas. Por lo tanto, dice San Pablo: “Buscad las cosas de arriba.” Ahora, aquí en la Tierra toda persona aparece, y aparece buscando las cosas de la Tierra. Por ejemplo, la vida la ocupan en las cosas terrenales. Cristo dijo en San Mateo 16, versos 26 en adelante: “¿De qué le vale al hombre si ganare todo el mundo y perdiere su alma?” O sea, ¿de qué le vale a una persona si se ocupa de las cosas terrenales y no se ocupó de las cosas celestiales? Esa persona si no se ocupó de las cosas del Cielo, de las cosas celestiales, pues pierde su alma, pierde el derecho a su alma, que es lo que es en realidad la persona: vivir eternamente en el Reino de Cristo; porque esa persona no miró ni buscó las cosas del Cielo, las cosas celestiales, que son las cosas de Dios. Dios está llevando a cabo una labor todo el tiempo, y el Reino de Dios, que es Celestial, ha estado funcionando siempre y El tiene un gabinete de gobierno en ese Reino Celestial. Si no tuviera un gabinete de gobierno, pues no sería un reino. Por lo tanto, El, el cual es el Rey de los Cielos y de la Tierra, tiene un gabinete de gobierno; y en ese Reino ustedes encuentran Ángeles, Arcángeles, Ángeles, Querubines, Serafines, y así por el estilo. Por ejemplo, tenemos el caso cuando Dios fue a libertar al pueblo hebreo: El envió Su Ángel, el Ángel de Jehová, el cual libertó al pueblo hebreo. Y luego encontramos que las Leyes en el Monte Sinaí, dice San Pablo en el libro de los Hebreos, capítulo 2, verso 2, y también es dicho en el libro de los Hechos, capítulo 7, verso 53, que la Ley fue dada por comisión de Ángeles. Vean, dice capítulo 7, verso 53 del libro de los Hechos, esto fue Esteban predicando, y Saulo estaba allí presente, el cual no era un convertido todavía, dice: “*Vosotros que recibisteis la ley por disposición de ángeles, y no la guardasteis.”* Y en la carta a los Hebreos Pablo dice... miren, Pablo escuchó a Esteban diciendo que la Ley fue dada por comisión de Ángeles, y ahora miren a San Pablo en Hebreos, capítulo 2, verso 2, dice: “*Porque si la palabra dicha por medio de los ángeles fue firme, y toda transgresión y desobediencia recibió justa retribución,* *¿cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? La cual, habiendo sido anunciada primeramente por el Señor, nos fue confirmada por los que oyeron.”* Y ahora, aquí Pablo también da testimonio que la Palabra dicha por los Ángeles fue firme, y toda desobediencia a esa Palabra trajo, recibió, justa retribución. Dios dio Su Palabra al pueblo por comisión de Ángeles ministradores que trajeron la Palabra allá en el Monte Sinaí. Ahora, allí estaba el Ángel de Jehová, el Ángel del Pacto, que es Cristo en Su cuerpo angelical, el cual le dio al pueblo hebreo la Ley; porque El es el Ángel del Pacto. Ahora, encontramos por ejemplo en Éxodo, capítulo 23, verso 20 en adelante, dice: “*He aquí yo envío mi Angel delante de ti para que te guarde en el camino, y te introduzca en el lugar que yo he preparado.* *Guárdate delante de él, y oye su voz; no le seas rebelde; porque él no perdonará vuestra rebelión, porque mi nombre está en él.* *Pero si en verdad oyeres su voz e hicieres todo lo que yo te dijere, seré enemigo de tus enemigos, y afligiré a los que te afligieren.* *Porque mi Angel irá delante de ti, y te llevará a la tierra del amorreo, del heteo, del ferezeo, del cananeo, del heveo y del jebuseo, a los cuales yo haré destruir.”* Ahora, vean cómo por medio del Ángel de Jehová (que es Cristo en Su cuerpo angelical) Dios libertó al pueblo hebreo, y luego los llevó por el desierto hacia la tierra prometida; fue el Ángel de Jehová el que le dio la Ley al pueblo hebreo (o sea, Cristo). Ahora vean, aquí en el capítulo 33 del Éxodo también dice, verso 2: “*Y yo enviaré delante de ti el ángel, y echaré fuera al cananeo y al amorreo, al heteo, al ferezeo, al heveo y al jebuseo.”* Ahí podemos ver que el Ángel se encargaba de esa labor: de echar fuera a esas naciones que tenían que ser quitadas de allí, para el pueblo hebreo ocupar ese lugar. También el capítulo 32 del Éxodo, verso 34, dice: “*Vé, pues, ahora, lleva a este pueblo a donde te he dicho; he aquí mi ángel irá delante de ti; pero en el día del castigo, yo castigaré en ellos su pecado.”* Y ahora, encontramos que hay una forma en que Dios gobierna Su Reino. Así como en todas las naciones hay una forma de gobierno, en donde hay un rey o un presidente, pero él tiene un gabinete de gobierno; y Dios es el Rey de los Cielos y de la Tierra, y El se ha creado un gabinete de gobierno; como lo hacen los reyes y como lo hacen los presidentes: que se crean, se forman, su gabinete de gobierno; y él coloca en diferentes posiciones a esas personas que fueron escogidas para esas labores. Por ejemplo, coloca, digamos, en un país como Puerto Rico, donde no hay presidente sino gobernador, hay también un gabinete de gobierno: está el gobernador y están también los diferentes secretarios, el secretario de tal cosa, de salud, el secretario de hacienda, el secretario de la autoridad de energía eléctrica, y así por el estilo diferentes secretarios. Ahora, veamos aquí en el Reino de Dios algo, para que tengamos aquí un cuadro más claro. En el capítulo \*16 del Apocalipsis, capítulo \*16, verso 3 en adelante, dice: “*El segundo ángel derramó su copa sobre el mar, y éste se convirtió en sangre como de muerto; y murió todo ser vivo que había en el mar.* *El tercer ángel derramó su copa sobre los ríos, y sobre las fuentes de las aguas, y se convirtieron en sangre* (esto es como sucedió allá en Egipto cuando Dios fue a libertar al pueblo hebreo)*.* *Y oí al ángel de las aguas* (y ahora vean: ‘Y oí al ángel de las aguas.’ Es como diríamos *acá* en la Tierra: ‘Y oí al secretario de acueductos y alcantarillados, o al director.’ ¿Ven?)*...* *Y oí al ángel de las aguas, que decía: Justo eres tú, oh Señor, el que eres y que eras, el Santo, porque has juzgado estas cosas.* *Por cuanto derramaron la sangre de los santos y de los profetas, también tú les has dado a beber sangre; pues lo merecen.* *También oí a otro, que desde el altar decía: Ciertamente, Señor Dios Todopoderoso, tus juicios son verdaderos y justos.”* También encontramos en otros lugares Ángeles en ciertos lugares. Por ejemplo, en el capítulo 19 del Apocalipsis, verso 17, dice: “*Y vi a un ángel que estaba en pie en el sol, y clamó a gran voz, diciendo a todas las aves que vuelan en medio del cielo: Venid, y congregaos a la gran cena de Dios.”* Ahora, podemos ver que para cada cosa Dios tiene personas del mundo espiritual, Ángeles, colocados en diferentes posiciones. Por eso la Escritura nos habla de principados, eso ya se refiere a los Arcángeles que están en una posición de principados, que están a cargo de posiciones grandes. Por lo tanto, ellos tienen su gabinete, y ellos son un príncipe con el grupo de Ángeles que Dios le ha dado. Hay potestades. Eso es: los principados, eso es como reyes o presidentes, de entre los cuales dice el Arcángel Gabriel que Miguel es el príncipe que está por los hijos de Israel. Vean, para la ministración del Reino de Dios en la Tierra, para bregar con el pueblo hebreo, todas las cosas que tienen que ver con el pueblo hebreo, vean, el príncipe del pueblo hebreo, el Arcángel príncipe del pueblo hebreo es Miguel, es el príncipe que está por los hijos de Israel. Todas las naciones están bajo un príncipe de un mundo, del mundo espiritual. Ahora, encontramos que Dios ha colocado principados (eso es lo más alto), potestades, eso viene a ser... por ejemplo, en una nación que tienen la monarquía: el principado pues lo tiene el rey, ese es el príncipe, y sus hijos son príncipes y sus hijas son princesas; esa es la parte más alta de ese reino. Y en el Reino de Dios, encontramos que Dios es el Rey y El tiene Ángeles, Príncipes, y los Ángeles, pues vienen de Dios. Ahora, Cristo es el que Dios ha colocado por Príncipe. Por lo tanto, El lo ha colocado sobre todo principado. Todos los Ángeles y todos los Arcángeles, todos esos príncipes y todos esos gobiernos del mundo espiritual están bajo el mandato de Cristo, el Príncipe de todos los príncipes. Dios lo ha colocado sobre todo principado y sobre toda potestad, sobre todos los príncipes del mundo espiritual, y todos los gobernantes, y todos (digamos) - el rey o presidente de esos principados y de esos reinos espirituales, y también sobre gobernadores y alcaldes (diríamos, como los gobernadores y alcaldes), pues sobre todo está Cristo como el máximo Príncipe, el Príncipe de todos los príncipes; porque es un Reino total el Reino de Dios, pero está distribuido en esa forma, esa es la forma en que El tiene Su gabinete de gobierno. Cuando el pueblo hebreo recibió el Maná del Cielo y recibió también carne del Cielo, aves, todo eso lo envió Dios a través de los Ángeles que El envió. ¿Ven? O sea, que Dios tiene un gabinete de gobierno. Si tiene que enviar lluvia, no va a enviar un Ángel que tiene que ver con siembra, sino con agua. Si va a enviar fuego, pues va a enviar un Ángel que tiene que ver con el fuego, no con el agua; y así por el estilo. Es igual que si se va a tener, o el presidente de una nación tiene una actividad que tenga que ver con los sistemas de agricultura, pues no va a enviar al secretario de estado o no va a enviar a un general del ejército, que tiene que ver con ejército; va a enviar al secretario de agricultura. ¿Ven? Y así también Dios tiene todo ordenado en Su Reino. Ahora, encontramos que todas las cosas que suceden en la Tierra se mueven desde otra dimensión. Así como también en los reinos se puede levantar en contra del rey o en contra del presidente algún secretario de alguna agencia, digamos, el secretario de agricultura o de alguna otra rama; así sucedió en el Reino de Dios: se levantó en contra de Dios, Lucero, que era un ángel muy importante, y se levantó y conquistó también a muchos ángeles, los cuales lo siguieron. Es como cuando forman una huelga en un país, pues se levanta una sección del pueblo, pueden ser los trabajadores de la autoridad de acueductos, o puede ser de la autoridad de energía eléctrica o de la telefónica, o así por el estilo; y luego ellos tratan de que en todas las ciudades se junten todas esas personas que trabajan en esa rama, se junten en esa huelga, o sea, hagan un paro también; y luego tratan también que otros trabajadores de otras agencias, como... si es de la energía eléctrica la huelga, entonces tratan que los trabajadores de autoridad de acueductos también se junten a ellos, y tratan también que la asociación o los trabajadores de educación, del departamento de educación, se junten a ellos, y tratan que también se junten a ellos los trabajadores de los puertos; y que se junten a ellos para hacer una huelga mayor, y tratar de conseguir lo que ellos quieren. Pues algo parecido hizo Lucero, y consiguió un sinnúmero de ángeles con sus príncipes también. Ahora, él les prometió muchísimas cosas. Ahora, encontramos que aun con todo y eso el diablo está sujeto a Dios. El diablo, vean, cuando fue donde Job, fue a pedirle permiso a Dios. ¿Ven? Ahora, Cristo está sobre el diablo y sobre todos los príncipes que tenga el diablo, y también está sobre todos los Ángeles y Arcángeles buenos que se quedaron junto a Dios. Ahora, en la Tierra tienen que materializarse estos reinos: el Reino de Dios se tiene que materializar en la Tierra, y el maligno, Lucero, que se convirtió en el diablo, también ha estado materializando su reino en la Tierra. La Escritura dice que lo que se ve es hecho de lo que no se veía. El mundo físico es hecho del mundo espiritual, del mundo invisible. Por lo tanto, en el mundo invisible está lo bueno y está lo malo, como luego en la Tierra vemos lo bueno y lo malo. Ahora, lo visible es temporal, dice en Segunda de Corintios, capítulo 4, verso 18, dice San Pablo: “*No mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven.”* Y esto para algunas personas les suena raro, porque pueden decir: “Yo lo único que puedo ver es lo que se ve. ¿Cómo voy a mirar las cosas que no se ven?” Ahí está lo importante: usted poder ver lo que no se ve; lo que otros no pueden ver usted puede verlo. “*No mirando nosotros las cosas que se ven* (o sea, nosotros no poniendo nuestra vista en las cosas visibles que son temporales)*, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.”* Por lo tanto, las cosas del Reino de Dios son eternas, aunque son invisibles a la vista humana, pero tenemos que tener nuestra mirada hacia el Cielo, para ver qué está sucediendo en el Reino de Dios, qué está sucediendo en el Cielo, lo cual tiene un impacto aquí en la Tierra en medio de la raza humana. Muchas personas miran las cosas que están sucediendo en la Tierra, y dicen: “No sabemos porqué están sucediendo tantas cosas en la Tierra, y tantas guerras.” Pero si miramos al Cielo, entonces podemos ver que hay un mundo espiritual, hay un reino espiritual, y de ese mundo espiritual viene a materializarse aquí en la Tierra las cosas que se ven. Ahora, tenemos que tener nuestra mirada hacia el Cielo, Cristo dijo: “Levantad vuestras cabezas, porque vuestra Redención está cerca.” Esto es cuando veamos estas cosas que Cristo profetizó que estarían siendo cumplidas en la Tierra. Por lo tanto, cuando estas cosas son vistas, entonces en el Cielo estarán pasando ciertas cosas allá en el Templo Celestial de Dios, lo cual será que se estará completando la Obra de Intercesión de Cristo en el Cielo, y ya estarán entrando los últimos escogidos al Cuerpo Místico de Cristo. Y eso significa que cuando entre hasta el último escogido de Dios al Cuerpo Místico de Cristo, entonces nuestra Redención, la Redención del cuerpo, a la cual ahí se refiere, será llevada a cabo, lo cual será la resurrección de los muertos en Cristo en cuerpos glorificados y la transformación de nosotros los que vivimos. Ahora, nosotros tenemos que estar al tanto de las cosas celestiales. Por lo tanto, nosotros tenemos que tener nuestra mirada puesta en el Cielo, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios, para nosotros estar trabajando de acuerdo a la voluntad de Cristo. De acuerdo a lo que El está haciendo allá, nosotros tenemos que trabajar acá. Y si El está haciendo intercesión por todos los que están escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, hasta que entre hasta el último escogido, pues nosotros tenemos que estar trabajando acá, en armonía con esa labor que El está haciendo allá. Si El está llamando y juntando a Sus escogidos y está completando Su Iglesia, pues nosotros tenemos que estar acá trabajando en esa labor, para que les llegue el Mensaje a todas las personas, y los que son escogidos escuchen la Voz de Cristo, Su Palabra, Su Mensaje, y reciban a Cristo como su Salvador. Ahora, así como el sumo sacerdote entraba al lugar santísimo con la sangre de la expiación, Cristo entró al Cielo con la Sangre de la Expiación. Pero luego que el sumo sacerdote en la Tierra, en el templo terrenal, terminaba sus labores en ese día, ya en la tardecita, y salía, y se colocaba las vestiduras doradas, en donde era llamado: “El novio de Israel.” ¿Ven? Cristo cuando termine en el Cielo Su Obra de Intercesión, entonces ya saldrá para hacer Su Obra de Reclamo. Y ahora, Dios nos ha dado un tiempo —digamos— extra, una extensión de Su Misericordia, por amor a los escogidos de este tiempo final; porque todavía no estaba completo el Cuerpo Místico de Cristo cuando el Rvdo. William Branham estaba aquí en la Tierra. El pensaba que para cierto tiempo ya todo habría terminado, pero Dios extendió Su Misericordia a nosotros, y ya eso estaba contenido allá cuando fue hecho el llamado en el capítulo 5 del Apocalipsis, para que alguien se presentara y tomara el Libro de los Siete Sellos, de la diestra del que está sentado en el Trono y lo abriera en el Cielo. Y Juan lloraba mucho porque no aparecía ninguno digno, eso es un lapso de tiempo de espera en el Cielo, lo cual representa un lapso de tiempo de espera aquí en la Tierra. Ya siendo tiempo de que el libro sea tomado y abierto y se haga la Obra de Reclamo, no aparece nadie para tomar ese Libro allá en el Cielo, porque Cristo todavía está haciendo intercesión por los últimos escogidos que tienen que entrar; y los últimos escogidos son los escogidos de la Edad de la Piedra Angular. Por lo tanto, tenemos que trabajar todos unidos en la labor de evangelización, para que llegue el Mensaje hasta los últimos escogidos, y entren, y podamos ser transformados nosotros y los muertos en Cristo puedan ser resucitados en cuerpos glorificados. Por eso es tan importante estar mirando hacia el Cielo, estar mirando las cosas de Dios. Muchas personas lo único que están mirando son las cosas terrenales, están mirando sus estudios, su trabajo, su ropa, qué comer, qué vestir, su profesión, y así por el estilo; estar mirando esas cosas es estar mirando las cosas terrenales; el carro, la casa, todo eso es terrenal. Pero estar interesado en las cosas de Dios y estar buscando las cosas de Dios, y estar en las cosas de Dios, eso es tener la vista, ¿dónde? En el Cielo, en las cosas de Dios, las cosas celestiales, estar buscando las cosas celestiales, que son eternas. Muchas personas luchan por conseguir mucho dinero y almacenar dinero, guardar dinero, están haciendo tesoros ¿dónde? *Aquí* en la Tierra. Pero los que tienen su vista puesta en el Cielo, están luchando por hacer más en la Obra y ayudar económicamente más a la Obra, y eso estar haciendo tesoros ¿dónde? En el Cielo, porque tienen su mirada puesta en el Cielo; y por consiguiente esas personas están haciendo tesoros en el Cielo, y los van a disfrutar en el Reino Milenial. Los que no hacen nada en el Programa de Dios, ¿cuánto tienen? No tienen nada, porque no almacenaron nada; por consiguiente es importante hacer tesoros en el Cielo, y mantener nuestra mirada en el Cielo, en Cristo y todo Su Programa, y estar firmes en la Iglesia del Señor Jesucristo, trabajando en Su Obra todos los días de nuestra vida; y estar escuchando Su Voz, para saber cómo están las cosas ¿dónde? En el Cielo, para saber cómo están las cosas en el Reino de Cristo nuestro Salvador. En Filipenses el Apóstol San Pablo en el capítulo 3, verso 20, nos dice (20 al 21): “*Mas nuestra ciudadanía* (¿está dónde?)*... Mas nuestra ciudadanía* *está en los cielos...”* Así como cuando las personas se encuentran en un país extraño viviendo o de paseo, prenden la radio o la televisión o buscan el periódico, y dicen: “Quiero saber cómo están las cosas en mi país.” Y ahora, cuando también ya están en su país, buscan las noticias para saber cómo están las cosas en su país. No van a un supermercado para procurar el periódico de otra nación, de otro país, van a procurar el periódico de su país, para saber cómo están las cosas en su país, porque tienen su mirada ¿dónde? En su país. De ahí es que reciben los beneficios del trabajo, el fruto del trabajo que es el dinero, y con el dinero compran comida, ropa, auto, casa, y así por el estilo, ¿ven? Porque de su país es que le viene todo ese beneficio. Y ahora, los ciudadanos celestiales ¿de dónde les vienen los beneficios espirituales celestiales? Del Cielo. Por lo tanto, siempre queremos saber cómo están las cosas en el lugar de donde nosotros somos ciudadanos. Nosotros, espiritualmente, somos ciudadanos celestiales, del Cielo, de donde está Cristo sentado a la diestra de Dios, somos ciudadanos de la Nueva Jerusalén. Por lo tanto, buscamos las cosas del Cielo: “*Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo;* *el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.”* ¿De dónde vendrá nuestra transformación y la resurrección de los muertos en Cristo? No viene de la Tierra ni del reino terrenal, viene del Cielo, y la realizará nuestro amado Señor Jesucristo. Ahora, encontramos que para cada tiempo, para cada edad y cada dispensación Dios ha enviado espíritus ministradores, que son espíritus de Profetas, los cuales vienen en carne humana, y esos son espíritus ministradores, Ángeles ministradores. Estando - antes de estar en carne, teniendo cuerpo espiritual, son llamados: “Ángeles.” Pero esos son espíritus de Profetas, espíritus de hombres que van a aparecer en la Tierra en medio del pueblo de Dios. Pero mientras están sin el cuerpo físico, pues son señalados como Ángeles; vean el Ángel de Jehová: pero cuando se hizo carne, entonces lo conocemos a través de la Biblia como nuestro amado Señor Jesucristo, era un espíritu de hombre, el cual se haría carne y habitaría en medio de la raza humana, ese era el Ángel de Jehová. Ahora, así también encontramos al Ángel de Jesús. Dice el Rvdo. William Branham: “Este es un espíritu de Profeta.” O sea, un espíritu de hombre, un espíritu de Profeta, por lo tanto, ese espíritu de Profeta en alguna ocasión en medio de la Iglesia de Jesucristo, va a estar ¿cómo? manifestado en carne; porque si es un espíritu de hombre, de Profeta, tiene que hacerse carne en medio de la raza humana en alguna ocasión. Ahora, encontramos que Dios tiene una forma de gobierno. Por lo tanto, Cristo en medio de Su Iglesia también tiene una forma de gobierno, la cual es la representación de la forma de gobierno Celestial. Cristo a Su Iglesia ha enviado Apóstoles, Profetas, Evangelistas, Pastores y Maestros. Y Cristo a Su Iglesia ha enviado los Apóstoles, ha enviado a los Ángeles Mensajeros de edad en edad, y para el Día Postrero El dice: “*Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias.”* (Apocalipsis 22, verso16). Esos son espíritus ministrados que en la Iglesia de Jesucristo se harían carne, cada uno en su tiempo. Así como un reino, ya sea de la línea de la Monarquía o sea, de la Democracia o de alguna otra línea, vean, está el rey o el presidente o el primer ministro, pero tiene un gabinete de gobierno; y ese líder trabaja con ese gabinete de gobierno toda la labor de ese reino de ese país; y así Cristo también hace en Su Iglesia: El envía a Su Iglesia espíritus ministradores de etapa en etapa. Así como una nación, por ejemplo, a otra nación, envía un embajador; coloca una embajada en un país, y coloca un embajador. Esa embajada tiene una forma de gobierno ahí local; y esa forma de gobierno ahí local, representa la forma de gobierno de su país. El embajador que ha sido enviado a un país, es el representante del país que lo envió y del presidente o rey que lo envió; por lo tanto, es la voz del presidente y de la nación que lo envió; es la persona más importante en ese otro país, porque representa al país que lo envió. Pero bajo la dirección de ese embajador hay un grupo de personas, como el cónsul, el cual tiene también en consulado, pero ese consulado está bajo la dirección de la embajada; y tiene un sinnúmero de personas que trabajan en esa embajada, la cual el consulado es una de sus ramificaciones. Y ahora, Cristo ha enviado desde el Cielo embajadores de edad en edad, a Su consulado que ha colocado en la Tierra, y el consulado es la Iglesia del Señor Jesucristo, ese es el consulado del Reino Celestial aquí en la Tierra: la Iglesia del Señor Jesucristo. Por lo tanto, es el Reino de Cristo, la Iglesia, donde El coloca a todos los que El llama y lava con Su Sangre preciosa, por los cuales hace intercesión en el Cielo. Cuando las personas, por ejemplo, en un país, entran a los terrenos de la embajada, están ya en el otro país, aunque ese terreno aparentemente es de esa nación en donde está la embajada, pero no, ese terreno es un lugar ya como si fuera la nación que está representada en esa embajada; por eso es que van y buscan asilo en las embajadas, y de ahí no los pueden sacar, porque ya eso es como si estuviera en la otra nación. Y las personas cuando han recibido a Cristo como su Salvador, han buscado asilo, asilo en Cristo, y han recibido asilo; vean, es como un asilo político, han salido del reino de las tinieblas, han sido sacados del reino de las tinieblas y han sido colocados en el Reino de Cristo, el cual está manifestado en la forma de Su Iglesia, por lo tanto, están seguros ahí. Desde la embajada se pueden llevar a las personas que están ahí asilados, se los pueden llevar al país que tiene esa embajada ahí, en un helicóptero, en un avión, y nadie puede impedirlo. Y Cristo se va a llevar a todos los que están en Su embajada, que es Su Iglesia. Los que ya partieron no tienen ningún problema, El los va a resucitar y se los va a llevar a la Cena de las Bodas del Cordero en cuerpos glorificados, y a nosotros los que vivimos nos va a transformar, y nos va a llevar con El a la Cena de las Bodas del Cordero. Por eso estamos seguros en Su embajada, porque Su embajada, que es Su Iglesia, representa el Reino Celestial, donde Cristo está sentado a la diestra de Dios. Por lo tanto, la Iglesia del Señor Jesucristo es un Reino Espiritual aquí en la Tierra; y en ese Reino Espiritual nosotros vemos todas las cosas del Cielo manifestadas en ese Reino Espiritual, que es la Iglesia del Señor Jesucristo; y es ahí donde Cristo se manifiesta y donde siempre tiene un embajador, que es el Mensajero de cada edad. No hay nadie de un nivel más alto en cada edad, que el Mensajero de su edad, porque es el embajador. En una embajada cualquier persona que haga... que trabaje ahí y haga algo mal, tendrá problemas, en su récord aparecerá todo, y el embajador determinará si le quita todos los privilegios y lo saca de la embajada; porque el embajador es la autoridad máxima en esa embajada. Así es en cada edad; es una forma de gobierno. Por lo tanto, cada edad con el Espíritu Santo, Cristo en Espíritu Santo en el Mensajero de cada edad es una forma de gobierno del Cielo manifestado en la Tierra, en la Iglesia del Señor Jesucristo; por lo tanto, es un gobierno espiritual, un reino espiritual, pero que pronto va a materializarse para el Reino Milenial cuando seamos transformados, cuando tengamos el nuevo cuerpo nosotros los que vivimos, y los muertos en Cristo cuando resuciten, y entonces establecerá un Reino físico, un Reino literal en este planeta Tierra; y ése será el Reino de Dios establecido en la Tierra, materializado en la Tierra; y ese será el Reino de Cristo, terrenal, que estará fusionado con el Reino Celestial. Y por consiguiente el Trono terrenal de Cristo, que es el Trono de David, estará fusionado con el Trono Celestial de Dios; por lo tanto, vendrán todas las bendiciones del Cielo a la Tierra, a la raza humana en ese Reino Milenial de Cristo nuestro Salvador. Y los que en el Reino de Cristo, mientras ha estado en la etapa espiritual desde el Día de Pentecostés hacia acá, los que han trabajado en ese Reino tendrán parte cuando se materialice ese Reino físico, se haga físico, que será el Reino Milenial, ahí tendrán una parte muy importante. Los que pensaron que eso nunca iba a suceder, los que pensaron que solamente era un asunto religioso, de uno meterse a una iglesia para uno saber algo acerca de la Biblia, y no le dieron la importancia que tenían que darle, y no pusieron su mirada en el Cielo, pues no van a tener parte en ese Reino, y mucho menos una parte importante. Pero los que con su mirada puesta en el Cielo, lucharon y trabajaron, y vieron de antemano lo que será el Reino Milenial, entonces trabajaron; así como una persona lucha por las cosas terrenales. Una persona desde niño o niña ya, algunos dicen: “Yo voy a ser abogado o abogada.” Otros dicen: “Yo voy a ser médico.” Otros dicen: “Yo voy a ser enfermera o enfermero.” Otros dicen: “No, yo voy a ser arquitecto.” Otros dicen: “Yo voy a ser ingeniero.” ¿Ven? Ya están visualizando lo que van a ser cuando sean grandes. Pero para eso tienen que meterse en el programa que los va a llevar a eso, que son los estudios, y tienen que trabajar en esa labor, estudiando; eso es estar trabajando para llegar a una meta que quieran. Y cuando terminen sus estudios y se gradúen, y luego le den el diploma, y luego saque la licencia, entonces ya fueron adoptados para ocupar esa posición o de médico o de abogado o de ingeniero o de arquitecto, o así por el estilo. Mientras tanto no son lo que ellos han luchado por ser, porque no han terminado la carrera. Y así es la carrera cristiana. Todos estamos en el Reino de Cristo, y en esta lucha y labores que llevamos a cabo en el Reino de Cristo, tenemos una meta que Cristo ha colocado, y es ser a imagen y semejanza de Cristo, para reinar con Cristo literalmente en el Reino Milenial. Por lo tanto, nosotros vamos hacia adelante, mirando la meta que Cristo ha colocado para todos nosotros sin desanimarnos. Nadie se desanime, porque si Cristo llegó, fue adoptado y se sentó en el Trono de Dios, todos nosotros también vamos a ser adoptados y vamos a reinar con Cristo en el Reino Milenial. Por lo tanto, tenemos que entender que ya eso es un Programa hecho por Dios, el cual Cristo lo está materializando, realizando. Por lo tanto, ninguno de los escogidos se puede perder. Cristo dijo que sus ovejas oyen Su Voz y le siguen, y dijo que nadie las arrebatará de Su mano, y dice que el Padre que se las dio es mayor que todos, y que nadie las puede arrebatar de la mano de Su Padre. Por lo tanto, tenemos seguridad, seguridad con Cristo. Nos toca a nosotros dejar que Cristo en Espíritu Santo en nosotros haga la Obra en nosotros, para que vayamos cada día siendo perfeccionados hasta que lleguemos a la total perfección que será nuestra transformación; eso será la Adopción de cada uno de nosotros. Y cuando ya estemos adoptados físicamente, ya usted estará como un Rey o una Reina, listo para gobernar con Cristo. Pero vean, cuando una persona sale electa para ser el gobernador o el presidente, antes de eso hacen una fiesta. Y Dios tiene una fiesta para todos aquellos que serán adoptados para reinar con Cristo en el Milenio, la Fiesta es la Gran Fiesta de la Cena de las Bodas del Cordero. Así que mirando al Cielo todos los días de nuestra vida, porque nuestra Redención, nuestra transformación está cerca. Mirando al Cielo todos los días de nuestra vida para estar en el Reino de Cristo todos los días de nuestra vida, con nuestra mirada puesta en las cosas celestiales, en las cosas de Cristo. En las cosas de la Tierra pues nosotros luchamos y trabajamos, pero nuestro corazón no está en ella, sino que está nuestro corazón en las cosas ¿de dónde? Del Cielo, que son las eternas. Y ahora, continuamos mirando hacia el Cielo, mirando las cosas de Dios. La Iglesia es celestial, todos los creyentes en Cristo son celestiales. Por lo tanto, ocupémonos de las cosas celestiales en la Iglesia del Señor Jesucristo todos los días de nuestra vida. Esas son las cosas que permanecerán para usted y para mí. En cuanto a lo que es terrenal, el trabajo, eso se va a acabar; en cuanto a las propiedades, ya se acabarán, los autos se acaban, se ponen viejos y se acaban, el cuerpo físico se pone viejo y se acaba. Pero Cristo tiene un nuevo cuerpo para ustedes y para mí también. Así que en el Reino de Cristo, El tiene para nosotros todas las cosas nuevas, porque son cosas eternas que El tiene para ustedes y para mí. Por eso es tan importante estar siempre con la mirada en el Cielo, en las cosas celestiales, con nuestra mirada siempre en el Reino de Cristo nuestro Salvador; y así vendrá un momento en que el Reino de Cristo que está en una etapa espiritual, produciendo conforme al orden divino de la ley de la reproducción, produciendo ¿qué? Hijos e hijas de Dios. Vean cómo está el Cielo funcionando, produciendo hijos e hijas de Dios, y esto es Cristo reproduciéndose en hijos e hijas de Dios, ¿dónde? En Su Iglesia, que es un Reino Celestial, el cual se va a convertir pronto en un Reino físico aquí en el planeta Tierra. Ahora, en esta nueva creación de la cual Cristo es el Segundo Adán, el Segundo Adán se está reproduciendo en hijos e hijas de Dios, dándonos primero el cuerpo angelical teofánico, y después nos va a dar el cuerpo físico glorificado. Y cuando tengamos el cuerpo físico glorificado, entonces ya todos estaremos iguales a Jesucristo nuestro Salvador, y todos habremos llegado a la estatura de un varón perfecto, habremos llegado todos a la perfección; porque tendremos un cuerpo físico, perfecto, inmortal, incorruptible y glorificado. Nuestro cuerpo físico actual no es perfecto, si fuera perfecto sería inmortal, pero por cuanto no es perfecto es mortal. Pero El ha prometido un cuerpo perfecto, un cuerpo inmortal para todos nosotros, para todos los que tengan su mirada en el Cielo, buscando siempre las cosas del Cielo, las cosas de Dios. Cristo dijo a María en una ocasión, cuando ella dice: “¿Por qué nos has hecho esto?” Cuando El se quedó en Jerusalén: “Te hemos estado buscando.” El dice: “¿No sabías que en los negocios de mi Padre me conviene estar?” Y a nosotros nos conviene estar en los negocios del Cielo, que son los negocios del Padre que le ha dado a Cristo para que los lleve a cabo. En esos negocios es que nos conviene estar, y Cristo está en esos negocios, realizando la creación de una Nueva Raza, que es la Iglesia del Señor Jesucristo. Todos los miembros de la Iglesia de Jesucristo pertenecen a esa Nueva Raza, que reciben primero el nuevo nacimiento y reciben el cuerpo angelical, y después recibirán el cuerpo físico glorificado. Por lo tanto, todos tenemos que estar mirando al Cielo, lo dijo Cristo y lo dijo San Pablo también, y lo decimos nosotros en esta ocasión. Y ahora, continuaremos mirando hacia el Cielo. ***Que las bendiciones de Cristo nuestro Salvador sean sobre todos ustedes y sobre mí también; y pronto se complete la Iglesia del Señor Jesucristo, y Cristo resucite a los muertos creyentes en El y a nosotros nos transforme y nos lleve con El a la Cena de las Bodas del Cordero. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén y amén.*** Ha sido para mí una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, dándoles testimonio de nuestro tema: **“MIRANDO HACIA EL CIELO.”** El próximo domingo tendremos el tema: “LA TRAYECTORIA DEL ESPÍRITU SANTO.” En donde esperamos ver cómo el Espíritu Santo ha estado obrando, tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento, y sobre todo estaremos viendo cómo ha estado obrando en el Nuevo Testamento en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo; veremos esa trayectoria de edad en edad, hasta llegar a nuestro tiempo. Y si en algún momento nos permite ver un poquito más acerca del misterio del Espíritu Santo, tendremos un cuadro más claro de la Obra del Espíritu Santo, y de las grandes bendiciones que EL tiene para ustedes y para mí. Recuerden que el Espíritu Santo es el que está a cargo de la Iglesia del Señor Jesucristo, el cuerpo físico glorificado de Cristo está en el Cielo en el Trono de Intercesión. Así que veremos entonces el próximo domingo, a Cristo, el Espíritu Santo, en Su trayectoria. Vamos a ver cuál fue el tema que les dí: “LA TRAYECTORIA DEL ESPÍRITU SANTO.” Eso es la trayectoria de Cristo en Espíritu Santo aquí en la Tierra, en Su Iglesia. Así que oren mucho por mí, para que El me dé todo lo que yo debo hablar el próximo domingo. Todavía me quedan unos viernes acá, y estaré con ustedes estos viernes que me quedan también acá, y esperamos que Dios nos bendiga grandemente en todos estos viernes que vamos a estar aquí en este lugar, y también los domingos que nos faltan de estar allá en el otro auditorio. Vamos a ver para el próximo domingo hasta dónde Dios nos permite ver, vamos a ver cómo se conecta al tema que tuvimos el domingo pasado con el del próximo domingo; y ahí, si Dios nos permite, vamos a ver cómo el Espíritu Santo ha enviado espíritus ministradores, Ángeles desde el Cielo. Eso lo vamos a dejar para el domingo próximo. Así que oren mucho por mí. Todas estas cosas pertenecen al Cielo, y por consiguiente al Reino de los Cielos, que es el Reino de Cristo nuestro Salvador. Bueno: **“MIRANDO AL CIELO.”** Y eso no significa que tenemos que estar caminando todos los días con la cabeza hacia arriba, sino mirando a Cristo y Su Reino, mirando las cosas de Cristo, mirando el Programa de Cristo para el tiempo que nos ha tocado vivir, mirando todas las cosas de Dios correspondientes a nuestro tiempo, las cuales Dios está realizando en nuestro tiempo. Y para poder ver las cosas del Cielo hay que estar dentro de la embajada, estar dentro de la Iglesia del Señor Jesucristo. Bueno, ha sido para mí una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, dándoles testimonio de nuestro tema: **“MIRANDO AL CIELO.”** Muchas gracias por vuestra amable atención, y continúen pasando una noche llena de las bendiciones de Cristo nuestro Salvador. Y nos veremos el domingo próximo en la mañana, Dios mediante. Que Dios les bendiga y les guarde a todos. Con nosotros el Rvdo. José Benjamín Pérez de nuevo. “**MIRANDO HACIA EL CIELO.”**